ICSE Capitulo VII
ICSE Capitulo VII
ICSE Capitulo VII
Liberalización o
Transición a la
democracia Consolidación a la democracia:
Restriccion
(sentido instalado el régimen democrático, surgen nuevos
es políticas
estricto): desafíos, aparece incertidumbre sobre el éxito o
y represión
apertura política y fracaso de la democracia.
negociación hasta
las elecciones.
5. A modo de cierre
El presente capítulo comprende el periodo 1966-1976 en el que la
Argentina transitó por tres periodos. El primero se extendió hasta
1970 y fue el marcado por el intento de imponer un régimen
autoritario para aplicar una política liberal. Aquel gobierno planteó
aplicar un plan de tres etapas sin importar cuánto tiempo le
demandara la tarea. El segundo es el periodo que abarca hasta las
elecciones de 1973 en las que gobierno militar diseña mecanismos
institucionales para la transición a la democracia y el tercero el que
cubre los gobiernos democráticos de Cámpora y Juan Domingo
Perón-María Estela Martínez de Perón.
En el mundo, los avances científico-tecnológicos fueron
delineando los primeros indicios de lo que hoy llamamos
globalización. El modelo industrial fordista que había funcionado
desde la década de 1920, dejaba paso a uno más complejo y
acorde a los tiempos modernos: el toyotismo. Los países
desarrollados se lanzaron a la lucha por la conquista del espacio y
lograron significativos avances en medicina, comunicaciones,
transporte, desarrollo informático, programación, y cientos de
disciplinas que se modernizaron gracias al uso de las computadoras
y todos sus derivados.
En América Latina, estos avances sucedían lejos y consolidaban
el papel secundario de economías pequeñas como la local. Los
cambios estructurales acontecidos en las décadas del sesenta y
setenta desfavorecieron la región latinoamericana debido a que, en
el mercado mundial, aumentaron fuertemente los precios del
petróleo y descendieron los de los productos agrícolas, que era lo
que se exportaba desde la región.
Este contexto de retracción económica se combinó con el
incremento de las acciones revolucionarias de parte de
organizaciones nutridas por jóvenes influidos por las luchas por las
independencias en Asia y África, la revolución china y la cubana.
También la resistencia a la Guerra de Vietnam y la lucha por los
derechos civiles en EE.UU. influyeron en un clima de época en el
que se vivieron grandes cambios y se soñaron muchos más.
La primera etapa comprende la dictadura de Onganía que aplicó
un plan de estabilización económica basado en las recetas del FMI.
Principalmente se orientó a bajar el déficit fiscal (ver glosario) y la
inflación aplicado bajo un fuerte Estado represivo que, al cabo de
unos años, logró contener ambas variables. En el año 1969, el plan
dio su mejor resultado: la inflación bajo al 8% y el país creció un
8,5% (Cuadro 1). Fueron números muy buenos que no volverían a
verse en Argentina hasta el siglo XXI.
Sin embargo, la situación política fue la que hizo naufragar al
proyecto de instaurar un Estado burocrático-autoritario (O’Donnell,
1982). Los sectores populares reaccionaron fuertemente contra el
gobierno militar y se produjeron levantamientos: el Cordobazo de
1969 fue el más importante y marcó el final del gobierno de
Onganía.
Con la asunción de Levingston comenzó el segundo periodo, el
del largo camino hacia la fallida transición a la democracia de 1973
y, a la vez, el largo declive económico que tendría su pico en 1975
con el “rodrigazo” y que se extendió hasta finales de la década del
ochenta (Halperín Dongui, 2012). Finalmente fue Lanusse, quien
intentó una salida negociada y le planteó a Juan Domingo Perón un
escenario de negociación en el que este último se impuso al final del
proceso.
El camino hasta las elecciones de 1973 estuvo lleno de dudas y
cambios de estrategias. Por un lado, el gobierno militar saliente
fijaba las reglas de juego que los partidos acataron (decretos Ley
19.862 y 19.945 de 1972); por el otro y paralelamente, los partidos
tejían una serie de acuerdos incompletos que empezaron a
devolverle a clase política el protagonismo que los sucesivos
gobiernos militares les habían vedado y que se vería plasmado para
1983, cuando la democracia sí pudo empezar a consolidarse. El
sector sindicalista-empresario acompañó la ilusión que se abría con
el regreso de Juan Domingo Perón y el fin de las restricciones
políticas que se habían sucedido las últimas décadas. Pero este
escenario ideal duró poco, en el tercer periodo se desvanecieron
rápido las ilusiones y la realidad comenzó a golpear duro, sobre todo
desde 1976.
Perón empezó fuerte con el 62% que sacó en las elecciones de
septiembre de 1973, pero fue perdiendo el control rápidamente de la
situación: sindicatos, empresarios, organizaciones juveniles –
armadas o no– y todos los sectores que habían luchado por el
regreso del general en el exilio, no acataron sus órdenes. Perón no
estaba en condiciones de controlar aquello que había instigado para
forzar su regreso. Luego de su muerte, creció la violencia, la
economía se deterioró más y los partidos quedaron al margen. La
democracia y los derechos humanos empezaban a vivir su era más
oscura. Asomaba un nuevo golpe militar, el más siniestro y oscuro
de la Historia argentina.
Bibliografía