A828 21
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Expediente: T-7.585.858.
Magistrado Ponente:
ALEJANDRO LINARES CANTILLO
I. ANTECEDENTES
8Puntualmente, se señala que: “(…) el senador Roy Barreras no estaba legitimado por activa
para interponer la acción de tutela en calidad de agente oficioso de los 6.670.368 habitantes
que conformarían las CTEPCR. El accionante no acreditó el cumplimiento de los requisitos
que, de acuerdo con la jurisprudencia de esta Corte, deben cumplirse para que un tercero
pueda agenciar la protección de derechos fundamentales de las víctimas y sujetos de especial
protección; no manifestó la calidad de agente oficioso en la acción de tutela ni presentó
evidencia que probara que el titular o titulares de los derechos fundamentales supuestamente
vulnerados no estaban en condiciones de defenderlos”. Folios 4 y 5 de la solicitud de
nulidad.
9Al respecto, se manifiesta lo siguiente: “Las razones que soportan esta afirmación (…) se
resumen así: * Tal y como lo reconoció la Corte, existen en trámite otros mecanismos de
defensa judicial ante el H. Consejo de Estado; * Tal y como incompresiblemente lo
desconoció la Corte, existen otros mecanismos de defensa judicial como la acción pública de
inconstitucionalidad, esta sí una acción principal, autónoma e independente de rango
constitucional; * Tal y como incomprensiblemente lo desconoció la Corte, existen otros
mecanismos de solución política como el trámite constituyente para agenciar esa o cualquier
otra reforma constitucional. // Fallar una tutela, en ese sentido y con ese alcance so pretexto
de advertir que se cumplen los requisitos formales de procedencia, entre ellos y muy
especialmente el de la subsidiariedad y el carácter residual, equivale a desconocer
competencias de las otras altas cortes; trasgredir impunemente y bajo la falacia de la auto
legitimación sus propias actos; agredir el precedente constitucional horizontal que la ata y la
limita y, equivale además a violentar competencias de otras ramas del poder público como
las constituyentes relegadas exclusivamente, para el caso, al Congreso de la República”.
Folio 9 de la solicitud de nulidad.
10Se señala, por una parte, que no existe un daño actual ni permanente al derecho a la
participación política de las víctimas, por cuanto esta reivindicación se “concreta en la
posibilidad que tienen de votar en elecciones locales, departamentales y nacionales, así
como en usar los mecanismos legales de participación ciudadana, como [ocurre con] el resto
de la población, en condiciones de igualdad”; y, por la otra, en que no puede avalarse el
cumplimiento del requisito de inmediatez respecto del senador Roy Barreras Montealegre,
“(…) contando el plazo razonable a partir de la notificación por edicto de la sentencia C-
080 de 2019 que tuvo lugar apenas el 15 de enero de 2019, [pues] transcurrieron más de
competencias de la Corte previsto en el Texto Superior, al variar, alterar y
modificar la literalidad del período de duración de las CTEPCR 11; (iv) se
invadió la esfera de actuación del poder constituyente, al intervenir en el
proceso de aprobación del acto legislativo 12; (v) se incurrió en el error de
asimilar los conceptos de quórum y mayorías, cuando el artículo 134 de
la Constitución limita su aplicación al primero de ellos 13; (vi) se le dio
validez a un texto conciliado que fue votado dos veces 14; y (vii) no se
acreditó la violación de algún derecho fundamental15.
14Al respecto, se dice que: “Ni la Constitución, ni la ley orgánica del Congreso establecen
que se pueda votar dos veces el texto conciliado. La Constitución en el artículo 161 no crea
el repechaje o la repetición de la votación para el caso de que un proyecto sea negado. En el
Congreso solo se puede votar dos veces el mismo punto en caso de empate. // Por lo anterior,
el proyecto de Acto Legislativo fue negado desde el martes 28 de noviembre cuando 38
senadores votaron sí y 16 votaron no, con lo cual al no obtener la mayoría absoluta se negó
y, en consecuencia, se causó el efecto del archivo, de ninguna forma el de una repetición de
la votación que es inconstitucional de manera ostensible”. Folio 17 de la solicitud de
nulidad.
15Sobre el particular se afirma que, al haberse aprobado por cada Cámara un informe de
conciliación diferente los días 15 y 29 de noviembre de 2017, el proyecto fue negado y
procedía su archivo, según lo dispone el artículo 161 de la Constitución. Por lo demás, no
cabía la aplicación del artículo 189 de la Ley 5ª de 1992, por cuando las diferencias que
existían entre ambos textos eran fundamentales al sentido del proyecto de Acto Legislativo.
De esta manera, “no procedía reabrir el debate para volver a discutir y aprobar un texto
negado, como irregularmente se hizo en la plenaria del Senado de la República el 30 de
noviembre de 2017”. Bajo esta consideración, se sostiene que: “De una actuación
defectuosa, irregular, grosera, inválida, que por lo mismo no produce efecto alguno, según lo
dispone el artículo 149 de la Constitución, no surge derecho alguno y, por lo mismo, no
puede protegerse lo que no existe mediante el amparo constitucional”. Folios 17 y 18 de la
solicitud de nulidad.
16El aparte en mención se limita a manifestar lo siguiente: “El mismo Ministro del Interior
que días después de la sesión plenaria solicitó desconocer la decisión adoptada por la
plenaria del Senado, el jueves 30 de noviembre de 2017 reconoció en declaraciones públicas
que el proyecto de acto legislativo había sido negado por no reunir los 52 votos
indispensables para su aprobación. // El senador Roy Barreras que insta a adoptar la misma
antijuridicidad requerida por el Ministro reconoció el mismo jueves 30 de noviembre de 2017
que el proyecto fue negado. Lo expresó así en su red social Twitter: ‘Pido al Gobierno en
nombre de los 8 millones de víctimas y de quienes firmamos esta paz que provea las curules
de paz por estado de excepción! (sic) // El senador Carlos Fernando Galán señaló
públicamente que[,] ante sus advertencias de hundimiento y vicios del proyecto, el senador
Barreras, le dijo que era preferible que el proyecto fuera tumbado por la Corte
Constitucional a que fuera negado en el Congreso. // ¿Desde la entrada en vigencia de la
Constitución de 1991, cuáles proyectos de Acto Legislativo han sido aprobado por el Senado,
en la segunda vuelta o mediante el procedimiento denominado fast track, por un número
inferior a 52 votos?” Folios 17 y 18 de la solicitud de nulidad.
17La norma en cita establece que: “Artículo 43. El juez tendrá los siguientes poderes de
ordenación e instrucción: (…) 2. Rechazar cualquier solicitud que sea notoriamente
improcedente o que implique una dilación manifiesta.”
18 El escrito fue radicado en el Consejo de Estado, corporación judicial que decidió remitirlo
por competencia a la Corte Constitucional el 15 de junio de 2018.
Constitucional desconoció el principio de separación de poderes e
invadió el margen de competencias del Congreso de la República 19.
recurso deja en firme la providencia materia del mismo, respecto de quien lo hace. Cuando
se haga por fuera de audiencia, el escrito se presentará ante el secretario del juez de
conocimiento si el expediente o las copias para dicho recurso no se han remitido al superior,
o ante el secretario de este en el caso contrario. (…)”.
22 Pardo Antonio J., Tratado de Derecho Procesal Civil, T.II. Este concepto fue citado por la
Corte Constitucional en la sentencia T-146 A de 2003 y el auto 163 de 2011, reiterado con
posterioridad en los autos 008 de 2012, 114 de 2013, 588 de 2016, 362 de 2017, 480A de
2020, 088 de 2021 y 178 de 2021.
23 Corte Constitucional, auto 114 de 2013.
24 Corte Constitucional, sentencias T-550 de 1992, T-260 de 1995, T-575 de 1997, T-010 de
1998 y T-129 de 2008.
25 Corte Constitucional. autos 345 de 2010, 163 de 2011, 008 de 2012, 114 de 2013, 588 de
2016, 362 de 2017, 480A de 2020, 088 de 2021 y 178 de 2021.
26Ibidem.
puede disponer de las prerrogativas de otros, ni impedir un
pronunciamiento de fondo cuando este sea imperativo27.
28 En la parte motiva del auto en cita se dijo que: “(…) cuando ocurren hechos a partir de
los cuales el accionante en tutela depone su aspiración, sea espontáneamente o porque
obtiene una satisfacción del derecho que reclamaba mediante la acción constitucional,
desaparece la razón de ser de la demanda de amparo y no tiene justificación alguna que el
juez constitucional insista en pronunciarse, ya que en tal escenario su decisión no contribuye
a la protección de los derechos invocados, que ya no se requiere, pudiendo incluso constituir
un elemento inoportuno o perturbador de la situación ya superada. // Teniendo en lo cuenta
lo anterior y constatado que no existe en el presente caso situación alguna que amerite
protección constitucional, como tampoco la eventual anulación de la sentencia T-910 de
2009 que en su momento se solicitó, la Sala se abstendrá de decidir sobre el incidente de
nulidad propuesto por el apoderado del señor Jaime Gilinski Bacal.” Sobre la base de lo
expuesto, en la parte resolutiva se decretó lo siguiente: “Primero.- Abstenerse de decidir
sobre la solicitud de nulidad promovida contra la sentencia T-910 de 2009, proferida el 7 de
diciembre de 2009 por la entonces Sala Séptima de Revisión de Tutelas, presentada el 12 de
abril de 2010 por el apoderado del accionante Jaime Gilinski Bacal.”
29Sobre el particular, se expuso lo siguiente: “De esta manera, y en el contexto de las
consideraciones atrás expuestas, se advierte que la manifestación expresa de desistir del
incidente de nulidad corresponde a la renuncia de sus pretensiones y de la acción que las
contiene, razón por la cual dicha acción carece actualmente de objeto. Así, cualquier
16. Finalmente, en el auto 008 de 2012, esta corporación admitió el
desistimiento en relación con la solicitud de nulidad del auto 275 de
2011, providencia que sancionó a la entidad demandada por incumplir lo
ordenado en la sentencia T-724 de 2003 y en el auto 268 de 2010, sobre
la protección de la población recicladora en la Licitación Pública No. 001
de 2011, referente a la prestación del servicio público de aseo en la
ciudad de Bogotá. La Corte aceptó la deposición del incidente, tanto por
su carácter voluntario como por la circunstancia de que quien lo
promovió estaba cumpliendo las órdenes decretadas en el auto
impugnado30.
33En el acto de apoderamiento se expresa lo siguiente: “El apoderado queda investido de las
facultades previstas en el artículo 77 del Código General del Proceso, incluidas las de
conciliar, presentar recursos, desistir, sustituir y recibir”. Folio 9 del oficio del 9 de junio de
2021. Énfasis por fuera del texto original.
sentencia, con la promulgación del Acto Legislativo 02 de 2021 en el
Diario Oficial No. 51.777 del pasado 25 de agosto34.
34http://svrpubindc.imprenta.gov.co/diario/
index.xhtml;jsessionid=46cec3eabbd2f1564e43c5bfeea3
35Folio 12 del escrito de coadyuvancia.
37Folio 14 del escrito de coadyuvancia. Para mayor claridad, cabe recordar que el artículo 44
de la Ley 5ª de 1992 dispone que: “Artículo 44. Decisiones presidenciales. Las decisiones de
los Presidentes son apelables inmediatamente ante la respectiva Corporación Legislativa.”
22. En palabras del coadyuvante, el senador Roy Barreras Montealegre
“(…) participó y consintió (…) la adopción de la decisión controvertida
en sede de tutela. Ningún congresista se opuso al anuncio hecho por la
mesa directiva[,] en primer lugar[,] en cuanto a que el número de votos
necesarios era de 52 y no de 50 y[,] en segundo lugar[,] cuando se
anunció el archivo del proyecto y se procedió al siguiente punto del
orden del día, en ese preciso momento se entendió que la Plenaria aceptó
y los congresistas (incluido) el accionante consintieron la actuación. //
Es un despropósito que el accionante hubiera pretendido revertir, en sede
de tutela, decisiones de las que hizo parte y que incluso consintió en el
trámite legislativo, sin haber manifestado ninguna oposición. (…)”38.
41 El precepto en mención dispone que: “Artículo 13. Personas contra quien se dirige la
acción e intervinientes. (…) Quien tuviere un interés legítimo en el resultado del proceso
podrá intervenir en él como coadyuvante del actor o de la persona o autoridad pública
contra quien se hubiere hecho la solicitud.”
42 Así, por ejemplo, en el auto 401 de 2020, la Corte explicó que. “(…) de conformidad con
la jurisprudencia constitucional, la coadyuvancia tiene las siguientes reglas: (i) la
participación del coadyuvante debe estar acorde con las posiciones y pretensiones
presentadas por el accionante o el accionado en el trámite de tutela, es decir, no puede
26. Ante dicho vacío normativo, como se advirtió en el citado auto 700
de 2021, esta corporación ha entendido que es plausible admitir una
coadyuvancia en el incidente de nulidad derivado de una sentencia
adoptada por la Corte43, siempre que se acredite, por virtud del mandato
de adherencia, que existe plena uniformidad con la posición del
incidentante. De lo contrario, en caso de plantearse nuevas
irregularidades o de darle un contenido diferente a aquellas que ya fueron
invocadas, “(…) se apreciará [dicha actuación] (…) como un escrito
independiente, por cuanto la manifestación de coadyuvar no puede
suponer una transformación (…) de lo establecido en la solicitud de
nulidad, a partir de nuevas pretensiones o razones cardinalmente
distintas a las presentadas por el nulicitante.”44
44 Énfasis por fuera del texto original. En línea con lo anterior, y solo como ejemplo, el
Código General del Proceso dispone que: “(…) [E]l coadyuvante tomará el proceso en el
estado en que se encuentre en el momento de su intervención y podrá efectuar los actos
procesales permitidos a la parte que ayuda, en cuanto no estén en oposición con los de ésta y
no impliquen disposición del derecho en litigio”.
45Sobre el particular, en el auto 031A de 2002, esta corporación sostuvo: “[V]encido en
silencio el término de ejecutoria cualquier eventual nulidad queda automáticamente
saneada, no sólo por la carencia de legitimidad para pedirla, sino, además, por las
siguientes razones: (i) en primer lugar, atendiendo el principio de seguridad jurídica y de
necesidad de certeza del derecho (…); (ii) en segundo lugar, ante la imposibilidad de
presentar acción de tutela contra las providencias de tutela (…). Y finalmente, (iii) porque es
razonable establecer un término de caducidad frente a las nulidades de tutela, si incluso esa
figura aplica en las acciones de inconstitucionalidad por vicios de forma.” Énfasis por fuera
del texto original.
46En los autos 523 de 2016, 186 de 2017 y 700 de 2021, al pronunciarse sobre la figura de la
coadyuvancia, la Corte no exigió un plazo específico para presentar escritos en tal sentido.
lo que involucra la coadyuvancia, por lo que toda pretensión debe
subordinarse al incidente principal. Cualquier actuación distinta o que se
exceda de lo propuesto será tomada como un escrito independiente47, o
lo que es lo mismo, como una nueva solicitud de nulidad, la cual deberá
acreditar los requisitos de (i) oportunidad, (ii) legitimación y (ii) carga
mínima argumentativa, de los cuales depende su procedencia.
48 Esta causal es común a las solicitudes formuladas por los señores Juan Manuel Charry
Urueña, Carlos Hugo Ramírez, Rodrigo Pombo Cajiao, Óscar Ortiz González y Lorena
Garnica.
Causal 3. Se desconocieron los Causal 2. Se desconoció el
siguientes presupuestos de precedente respecto de la
procedencia de la acción de tutela: procedencia de la acción de
tutela, por cuanto en la sentencia
3.1. La legitimación en la causa por SU-150 de 2021 se concluyó que
activa, porque el senador Roy el amparo era viable, “aun
Barreras Montealegre no acreditó la cuando el actor no hizo uso de
condición de agente oficioso, al no los mecanismos ordinarios, en
invocar dicha calidad, ni al probar este caso del recurso de
que los titulares de los derechos apelación ante la plenaria del
agenciados estaban en imposibilidad Senado, consagrado en el
de defenderlos50. artículo 44 del Reglamento del
Congreso, Ley 5ª de 1992”57.
3.2. La subsidiariedad con sustento
en que:
50 Solicitud de nulidad de los señores Carlos Hugo Ramírez, Rodrigo Pombo Cajiao, Óscar
Ortiz González y Lorena Garnica.
51 Esta causal es común a las solicitudes formuladas por los señores Juan Manuel Charry
Urueña, Carlos Hugo Ramírez, Rodrigo Pombo Cajiao, Óscar Ortiz González y Lorena
Garnica.
52 Solicitud de nulidad de los señores Carlos Hugo Ramírez, Rodrigo Pombo Cajiao, Óscar
Ortiz González y Lorena Garnica.
53 Solicitud de nulidad de los señores Carlos Hugo Ramírez, Rodrigo Pombo Cajiao, Óscar
Ortiz González y Lorena Garnica.
57 Folio 14 del escrito de coadyuvancia. Énfasis por fuera del texto original.
3.3. La inmediatez con sustento en
que:
55 Solicitud de nulidad de los señores Carlos Hugo Ramírez, Rodrigo Pombo Cajiao, Óscar
Ortiz González y Lorena Garnica.
56 Solicitud de nulidad de los señores Carlos Hugo Ramírez, Rodrigo Pombo Cajiao, Óscar
Ortiz González y Lorena Garnica.
58 Solicitud de nulidad del señor Juan Manuel Charry Urueña.
mismo punto en caso de empate59.
59 Solicitud de nulidad de los señores Carlos Hugo Ramírez, Rodrigo Pombo Cajiao, Óscar
Ortiz González y Lorena Garnica.
60 Esta causal es común a las solicitudes formuladas por los señores Juan Manuel Charry
Urueña, Carlos Hugo Ramírez, Rodrigo Pombo Cajiao, Óscar Ortiz González, Lorena
Garnica y David Peinado Babilonia.
61Folio 23 del escrito de coadyuvancia.
62 Solicitud de nulidad de los señores Carlos Hugo Ramírez, Rodrigo Pombo Cajiao, Óscar
Ortiz González y Lorena Garnica.
decisión y que (i) se desbordó el margen de competencias de la Corte
previsto en la Carta; lo cierto es que, frente al supuesto desconocimiento
de los presupuestos de procedencia de la acción de tutela y, en concreto,
al requisito de subsidiariedad, los argumentos expuestos son
radicalmente distintos. En efecto, los nulicitantes alegan que en el
examen realizado fueron omitidos: (a) el medio de control de nulidad
ante el Consejo de Estado, (b) la acción pública de inconstitucionalidad y
(c) el mecanismo de solución política consistente en dar trámite a esa u
otra reforma a la Carta, mientras que el coadyuvante manifiesta que el
desconocimiento del citado requisito de subsidiariedad, se deriva de que
el actor no hizo uso de los mecanismos ordinarios, en este caso del
recurso de apelación ante la plenaria del Senado, conforme a la
atribución que se consagra en el artículo 44 de la Ley 5ª de 1992.
65Al respecto, se explica que: “[Una solicitud de nulidad] (…) no es una nueva instancia
procesal en el proceso de revisión de tutelas que adelanta la Corte Constitucional. Por ello,
solo es posible debatir las eventuales violaciones al derecho del debido proceso, por lo cual,
son improcedentes todos los argumentos sustanciales que ya fueron debatidos en la
sentencia. // En este sentido, deben ser rechazados todos los argumentos que respalden la
nulidad fundados en elementos procesales o sustanciales que ya hayan sido motivados en la
sentencia, así como todos los que devenguen de momentos procesales previos a ella, dado
que su momento para debatirlos ya culminó con la sentencia expedida. (…) // [En el caso
bajo examen,] (…) se considera que todos los argumentos expuestos fueron abordados y
aclarados en la providencia expedida, siendo [las nulidades radicadas un conjunto de]
argumentos que intentan revivir un debate sustancial y probatorio ya finalizado con la
expedición de la sentencia, por lo cual se sugiere (…) denegar por improcedentes estas
solicitudes (…)”. Folios 7 y 8 del escrito de intervención.
solicitantes no cuentan con legitimación en la causa, por no haber sido
parte o haber intervenido en el marco del proceso de tutela de la
referencia66.
II. CONSIDERACIONES
A. COMPETENCIA
69 Decreto 2067 de 1991: “Artículo 49. Contra las sentencias de la Corte Constitucional no procede
recurso alguno. // La nulidad de los procesos ante la Corte Constitucional sólo podrá ser alegada
antes de proferido el fallo. Sólo las irregularidades que impliquen violación del debido proceso
podrán servir de base para que el pleno de la Corte anule el proceso.” En desarrollo de lo anterior, el
Acuerdo 02 de 2015, en el aparte pertinente, dispone que: “Una vez presentada oportunamente una
solicitud de nulidad y previa comunicación a los interesados, la misma deberá ser resuelta por la Sala
Plena de acuerdo con las siguientes reglas: (…) b. Si la nulidad se invoca con respecto a la sentencia,
la misma será decidida en auto separado, en el término máximo de tres meses, contado desde el envío
de la solicitud al magistrado ponente por la secretaría general. Sin perjuicio de lo anterior, el
proyecto se deberá registrar por lo menos quince días antes de su vencimiento”.
B. SOBRE EL RÉGIMEN DE NULIDAD DE LOS
PROCESOS CON OCASIÓN DE LA SENTENCIAS
PROFERIDAS POR LA CORTE CONSTITUCIONAL.
36. El artículo 49 del Decreto 2067 de 1991 prevé que “contra las
sentencias de la Corte Constitucional no procede recurso alguno”. A
pesar de lo anterior, en varias oportunidades, este tribunal ha admitido la
procedencia excepcional del régimen de nulidad en los procesos de
tutela, entre otras, con ocasión de las sentencias que le ponen fin a dicho
proceso70.
70 Véase, entre otros, los siguientes autos: 012 de 1996, 021 de 1996, 056 de 1996, 013 de 1997, 052
de 1997, 053 de 1997, 003A de 1998, 011 de 1998, 012 de 1998, 026A de 1998, 013 de 1999, 074 de
1999, 016 de 2000, 046 de 2000, 050 de 2000, 082 de 2000, 162 de 2003, 139 de 2004, 082 de 2006,
244 de 2007, 279 de 2007, 006 de 2008, 007 de 2008, 105 de 2008, 280 de 2009, 027 de 2010, 107 de
2011, 083 de 2012, 167 de 2013, 255 de 2013, 043A de 2014, 537 de 2015, 554 de 2015 y 361 de
2017.
73 Al respecto, se pueden consultar los autos 002A de 2002, 031A de 2002, 063 de 2004, 131 de 2004,
025 de 2007 y 008 de 2005.
75 Corte Constitucional, auto 238 de 2012, citando apartes del auto 264 de 2009.
76 En el auto 149 de 2008 este tribunal explicó: “Lo expuesto, significa que no es suficiente
el expresar razones o interpretaciones diferentes a las de la Sala que obedezcan al disgusto o
inconformismo del solicitante con la decisión adoptada”.
proceso materializada en la decisión adoptada por la Corte
Constitucional77. (…)
79 Sobre el particular, en el auto 031A de 2002, esta corporación sostuvo que: “[V]encido en silencio
el término de ejecutoria cualquier eventual nulidad queda automáticamente saneada (…)”
88 Corte Constitucional, autos 393 de 2020, 043 de 2021, 204 de 2021 y 700 de 2021.
97 Corte Constitucional, auto 188 de 2015, que sigue el esquema planteado desde el auto 105A de
2000.
45. Legitimación en la causa: En el asunto bajo examen, como se
aprecia de los antecedentes expuestos, ninguna de las partes cuestionó la
validez de la sentencia SU-150 de 2021. Así, por un lado, quienes
actuaron en calidad de demandantes, esto es, el senador Roy Barreras
Montealegre, la Fundación Lazos de Honor y los señores Carlos Manuel
Vásquez Cardozo y Víctor Manuel Muñoz Mendivelso no se
pronunciaron sobre el particular; y, por el otro, la Mesa Directiva del
Senado de la República procedió a dar cumplimiento a las órdenes
adoptadas, como se constata en el auto 002-2021 del 2 de agosto de este
año, previamente citado.
47. Así las cosas, se impone a la Sala Plena verificar si quienes plantean
los incidentes de nulidad tienen la condición de terceros con interés. Ello
implica constatar, como previamente se reseñó con la cita al auto 043A de
2014, que (i) los incidentantes ingresaron con anterioridad al proceso, por
ejemplo, en calidad de coadyuvantes, o (ii) que se trata de sujetos que se
encuentran jurídicamente relacionados con una de las partes o con la
pretensión que se debate, de suerte que puedan verse afectados desde una
perspectiva o relación sustancial, de carácter personal, con los efectos
jurídicos del fallo.
Por esta razón, dado que los señores Óscar Ortiz González y Lorena
Garnica no acreditaron la condición de terceros con interés, (i) al
no haber sido reconocidos como coadyuvantes y (ii) al no haberse
visto afectados desde una perspectiva o relación sustancial, de
carácter personal, con los efectos jurídicos del fallo, se procederá
respecto de ellos a rechazar la solicitud de nulidad impetrada en
contra de la sentencia SU-150 de 2021.
52. Sobre este particular, en el auto 235 de 2015, la Corte sostuvo que
con base en el comunicado no es posible pronunciarse sobre la solicitud
de nulidad de un proceso o de la sentencia que le puso término, ya que si
se le otorgara al comunicado la capacidad para afectar la providencia
cuya adopción se limita a anunciar, se le conferiría una fuerza que, fuera
de no corresponderle, “(…) enervaría la sentencia misma y la vaciaría
de su contenido y de su valor, al punto que sería inútil dotarla de
carácter documental y presentarla suscrita por los magistrados que
intervinieron en su debate y aprobación”. Lo anterior significa que tan
solo a partir del conocimiento del texto completo de la sentencia
104 Textualmente se menciona que: “(…) se deja constancia que la notificación se surtió el
29 de julio de 2021. Por lo anterior, es a partir del día siguiente de la mentada notificación,
que se deben contabilizar los términos a los que haya lugar, para ello, se anexan las capturas
de pantalla de las respectivas notificaciones efectuadas por el despacho. (…)”
105Lo anterior, dado que el incidente propuesto por el señor David Peinado Babilonia fue
descartado por falta de legitimación, conforme se explicó en el acápite anterior de esta
providencia.
impugnada es que cabe el pronunciamiento de la Corte sobre la solicitud
de nulidad. Al respecto, la jurisprudencia ha explicado lo siguiente:
106 Corte Constitucional, auto 283 de 2009. Énfasis por fuera del texto original.
107 Causal alegada por los señores Juan Manuel Charry Urueña, Carlos Hugo Ramírez y
Rodrigo Pombo Cajiao.
56. Para la Sala Plena, el artículo 16 del Decreto Ley 2591 de 1991 108 y
el artículo 2.2.3.1.1.4 del Decreto 1069 de 2015 109 establecen la
obligación de notificar las providencias que se dicten en materia de tutela
a las partes e intervinientes. En cuanto a estos últimos, se exige la
vinculación al proceso de los terceros con interés legítimo en el asunto,
noción que, si bien se relaciona con la coadyuvancia, en tanto suele
utilizarse esa vía para hacerse partícipe de un proceso, su definición ha
sido desarrollada por la Corte, con un alcance particular y concreto, con
miras a precisar la exigencia de integrar en debida forma el
contradictorio.
57. Bajo este entendido, en el auto 583 de 2015, este tribunal señaló
que el interés legítimo implica “(…) la vinculación de todas las
personas que[,] por tener interés directo en el debate[,] están llamadas
como sujetos activos o pasivos y, por consiguiente, en el curso o al final
de la acción[,] se dirigen las órdenes tendientes a la protección de
derechos fundamentales. (…) De lo anterior se colige que la
intervención de un tercero en el proceso de tutela puede desplazar a
quien tenía la calidad de parte y convertirlo en el titular de los derechos
fundamentales invocados, con exclusión del accionante primigenio, o, lo
que es más frecuente, constituirlo en el obligado a responder por la
vulneración de derechos, excluyendo a quienes inicialmente fueron
convocados como accionados. En otros eventos, el vinculado se contará
como otro accionado sobre el cual recaerán las consecuencias del
amparo constitucional, pues a pesar de no haber sido señalado por el
accionante como el llamado a resarcir sus derechos amenazados o
vulnerados, la sustancial y estrecha relación entre causa y efecto,
conlleva su concurrencia al proceso.”
108“Artículo 16. Notificaciones. Las providencias que se dicten se notificarán a las partes o
intervinientes, por el medio que el juez considere más expedito y eficaz”.
109“Artículo 2.2.3.1.1.4. De la notificación de las providencias a las partes. De
conformidad con el artículo 16 del Decreto 2591 de 1991 todas las providencias que se
dicten en el trámite de una acción de tutela se deberán notificar a las partes o a las
intervinientes. Para este efecto son partes la persona que ejerce la acción de tutela y el
particular, la entidad o autoridad pública contra la cual se dirige la acción de tutela de
conformidad con el artículo 13 del Decreto 2591 de 1991. // El juez velará porque de
acuerdo con las circunstancias, el medio y la oportunidad de la notificación aseguren la
eficacia de la misma y la posibilidad de ejercer el derecho de defensa”.
votaron afirmativa y negativamente a la iniciativa, como los que se
abstuvieron de participar).
59. Así, por una parte, el señor Juan Manuel Charry Urueña se limita a
manifestar que: “(…) la falta de notificación de los terceros afectados,
partidos políticos y bancadas que votaron en contra, y ciudadanía en
general no es otra cosa que la vulneración de los derechos de los que
éstos son titulares, es claro el interés legítimo en las actuaciones
surtidas dentro del proceso de la referencia, a quienes se les debe
garantizar el derecho al debido proceso” 110; y, por la otra, los señores
Carlos Hugo Ramírez y Rodrigo Pombo Cajiao sostienen que: “(…)
todos los senadores que votaron de manera afirmativa o negativa el
informe de conciliación (…), e incluso los que se abstuvieron de votar,
debían hacer sido notificados sobre la presente acción de tutela para
integrar debidamente el contradictorio, considerando su calidad de
terceros con interés legítimo en el resultado de la acción”111.
114 De acuerdo con lo señalado por los señores Carlos Hugo Ramírez y Rodrigo Pombo
Cajiao.
afectados de manera directa con el fallo adoptado en la sentencia SU-150
de 2021 y fueron llamados a responder por los derechos amparados.
115 Tal como ya se advirtió, en la sentencia T-430 de 1992, se expuso lo siguiente: “La
acción de tutela es reconocida por la Constitución a favor de todas las personas cuando
quiera que sus derechos fundamentales resulten vulnerados o amenazados por la acción o la
omisión de cualquier autoridad pública, sin distinguir entre ellas, de tal forma que, en
principio, es posible intentarla contra actos emanados de servidores pertenecientes a
cualquier rama u órgano del poder público y aún de las corporaciones públicas (artículo 123
de la Constitución). // Así, pues, considera la Corte que asiste la razón al accionante cuando
afirma que también los actos producidos por la Rama Legislativa son susceptibles de esta
acción. Tanto las cámaras como las comisiones permanentes que dentro de ellas se
conforman de acuerdo con lo previsto por el artículo 142 de la Constitución y sus mesas
directivas tienen aptitud efectiva para proferir actos o incurrir en omisiones por cuyo
medio se vulnere o amenace vulnerar un derecho fundamental, siendo lógico entonces que
éste sea protegido por la vía de la acción de tutela, de manera definitiva o al menos
transitoria en orden a evitar un perjuicio irremediable”. Énfasis por fuera del texto original.
de conciliación al proyecto de Acto Legislativo 05 de 2017
Senado, 017 de 2017 Cámara, pese a haber obtenido, conforme
se alega por los accionantes, las mayorías requeridas para el
efecto.
120 En escrito del 11 de junio de 2019 se solicita declarar la improcedencia del amparo; en
oficio del 10 de julio del mismo año se pide confirmar lo resuelto por el juez de tutela de
primera instancia, para quien la acción resultaba improcedente; y en escrito del 18 de febrero
de 2020 se invita al magistrado Antonio José Lizarazo Ocampo a declararse impedido.
121 Folios 257 a 270 del cuaderno 1.
quienes la oportunidad en la interposición del incidente sí cuenta
desde el momento de notificación de la providencia que origine la
controversia. En efecto, en la primera hipótesis se impone una carga
procesal de diligencia, que no puede extenderse a la segunda de las
situaciones expuestas.
(v) En tercer y último lugar, según el artículo 135 del CGP, la causal de
nulidad invocada solo se puede alegar por la persona que se haya
visto afectada con su ocurrencia123, dado que el sujeto involucrado,
como ya se explicó, puede verse obligado a responder por la
vulneración de los derechos. De esta manera, bajo ninguna
consideración los señores Juan Manuel Charry Urueña, Carlos
Hugo Ramírez, Rodrigo Pombo Cajiao pueden asumir directamente
la aparente defensa de los derechos de los partidos políticos, de las
bancadas que se pronunciaron en contra del proyecto y de los
senadores individualmente considerados, pues no acreditaron que
tengan su representación legal o judicial.
122 Corte Constitucional, autos 013 de 2002, 020 de 2002 y 397 de 2014.
123 Textualmente, la norma en cita, en el aparte pertinente, dispone que: “(…) La nulidad
por indebida representación o por falta de notificación o emplazamiento sólo podrá ser
alegada por la persona afectada (…)”. Énfasis por fuera del texto original.
69. Deber de argumentación: Siguiendo los antecedentes expuestos
en esta oportunidad y, como lo sostiene el CODHES, el conjunto de
cargos formulados por los incidentantes no cumple con la estricta carga
de argumentación que le es exigible, por lo que se procederá a rechazar
las nulidades interpuestas, de conformidad con los fundamentos que
pasan a exponerse.
124 En el numeral 323 de la sentencia SU-150 de 2021 se explicó que: “(…) son tres las razones que
emanan de la propia Carta y que se fortalecen con el tránsito normativo que condujo a la expedición
de la norma actualmente en vigor, las que explican el por qué la fórmula de reducción de los
integrantes de una corporación se aplica no solo para la definición del quórum sino igualmente para
la determinación de las mayorías: // (i) En primer lugar, el principio de unidad constitucional
excluye que el inciso 3° del artículo 134 de la Carta, se restrinja a un sentido limitado únicamente a la
conformación del quórum. En efecto, los artículos 145 y 146 del Texto Superior, previamente
explicados, para efectos de regular el proceso de conformación de la voluntad democrática, referente
a la determinación del número mínimo de congresistas que se requiere para deliberar y tomar una
decisión, apelan a un esquema de orden consecuencial, en el que sobre la base de la acreditación
tanto del quórum deliberatorio como decisorio, se habilita continuar con el acto de votación y, por
ende, se permite verificar si una decisión obtuvo el número de votos mínimos requeridos para efectos
de su lograr aprobación. Una lectura contraria generaría que existieran dos formas de entender la
integración de una corporación pública, una para el quórum, y otra para la mayoría, lo cual
desconoce el esquema concurrente y sincrónico de actuación ideado por el Constituyente, y que se
reconoce por el legislador orgánico en el encabezado del artículo 117 de la Ley 5ª de 1992, el cual,
como ya se ha visto, establece que: “Las decisiones que se adoptan a través de los diferentes modos de
votación surten efectos en los términos constitucionales. La mayoría requerida, establecido el quórum
decisorio, es la siguiente: (…)”. // (ii) En segundo lugar, limitar la fórmula para determinar los
miembros de las corporaciones públicas tan solo al quórum es contraria al principio de efecto útil, ya
que permitiría que los partidos y movimientos políticos sancionados con la pérdida de curules, por
actos merecedores de reproche jurídico y moral (v.gr., por incurrir en delitos de pertenencia,
promoción o financiación de grupos armados ilegales), puedan seguir impactando en el
funcionamiento del órgano, al prolongar el cálculo de sus votos para la consolidación de las
mayorías, a pesar de que la medida implementada por la figura de la silla vacía, (i) buscara eliminar
totalmente su influencia en las decisiones a tomar, y (ii) disminuir el poder de decisión de los partidos
y movimientos que infringieron sus deberes de diligencia y cuidado en la integración de las listas,
como consta de forma expresa en los antecedentes del acto de reforma, previamente transcritos. // (iii)
En tercer lugar, el principio de interpretación sistemática conduce a advertir que la norma
constitucional pretende eliminar todo tipo de injerencias en el proceso de formación de la voluntad
democrática (esto es, en la fijación del quórum y de las mayorías), sin desconocer que dicha
determinación repercute en el principio democrático, especialmente en lo referente al mandato de
representación. Por ello, el último inciso del artículo 134 del Texto Superior, prevé una regla de
reconfiguración de las cámaras, cuando las circunscripciones electorales, por efecto de la silla vacía,
se reduzcan en sus miembros a la mitad o menos. Nótese que, si las curules siguiesen teniendo un
valor para el cálculo de las mayorías, la norma en comento carecería de sentido, ya que no se
presentaría un vacío en la representación.”
Irregularidad que se alega Solución de la sentencia SU-150
de 2021
Se incumple con la legitimación “[a]un cuando podría
en la causa por activa, porque el considerarse que se satisface el
senador Roy Barreras primer requisito de la agencia
Montealegre no acreditó la oficiosa, consistente en invocar o,
condición de agente oficioso, al al menos inferir, que se actúa en
no invocar dicha calidad, ni al tal calidad, por cuanto desde el
probar que los titulares de los inicio de la demanda, el senador
derechos agenciados estaban en Roy Barreras Montealegre ha
imposibilidad de defenderlos. manifestado que su interés es el de
realizar los derechos de las
víctimas que habitan los 166
municipios que conformarían las
CTEPCR, lo cierto es que no se
advierte la situación de
desamparo e indefensión en la que
se encuentran los titulares de los
derechos que se reclaman, y que
justificaría que otra persona lo
haga en su nombre.
(iii)Tercero, en la medida en
que esas organizaciones
representan a las víctimas y que
ellas coadyuvaron la demanda
de tutela presentada por el
senador Roy Barreras
Montealegre, se entiende que su
actuación ha sido ratificada y
que ello ha ocurrido por
quienes tienen el interés
legítimo y directo de promover
el amparo de sus derechos
fundamentales a la igualdad, a
la participación política y a la
reparación integral.
(iv)Cuarto, se entiende
entonces que el senador Roy
Barreras Montealegre sí tiene
la condición de agente oficioso
y que la ejerce de forma
expresa frente a las 15
organizaciones de derechos
humanos que representan a las
víctimas, y que explícitamente
coadyuvaron su actuar durante
el trámite de la tutela, a lo que
se debe añadir las
manifestaciones que en el
mismo sentido se realizaron por
los ciudadanos Juan Carlos
Quintero Sierra y José Aldemar,
quienes igualmente invocaron y
acreditaron la condición de
víctimas.
125 Gaceta del Congreso 384 de 2017, p. 5; y Gaceta del Congreso 476 de 2017, p. 16.
(vii) Lo anterior
demuestra que la discusión
sobre la materia siempre ha
estado latente y que no se trata
de una causa de la que se
pueda predicar una
improcedencia sustentada en el
simple paso del tiempo, y
menos aún frente a la cual se
pueda decir que existe
inactividad por parte del
accionante. Por el contrario, se
advierte un comportamiento
activo y diligente por parte del
senador Roy Barreras
Montealegre, el cual ha sido
consistente con la disputa que,
en los mismos términos, se ha
impulsado por las víctimas, con
miras a encontrar una solución
definitiva en derecho.
127 En esta oportunidad, la Corte aclaró que la decisión de reabrir un debate sobre un
contenido material que requería de mayoría absoluta para su aprobación, no implicaba que la
determinación de reapertura tuviese que acreditar la misma mayoría. Puntualmente, se dijo
que: “La solicitud de reabrir el debate de un artículo no requiere de su aprobación por
mayoría absoluta, pues se trata de una determinación distinta e independiente del contenido
de la norma que se propone analizar nuevamente.”
128 En esta ocasión, este tribunal advirtió que una decisión de reapertura solo es válida,
cuando el acto sometido a decisión es distinto del que inicialmente fue considerado por una
cámara. Textualmente, se explicó que: “Se podría pensar también que el Reglamento del
Congreso en su artículo 135 sólo autoriza repetir una votación en caso de empate o
igualdad, y que esta situación no se dio en el presente caso, como lo alegan algunos
intervinientes. Pero, lo cierto es que la Corte ha demostrado que precisamente no se trata de
una repetición de la votación, pues lo que se votó una y otra vez fue distinto. En dicho
sentido es errado afirmar que se votó dos veces la eliminación de la mesada catorce, que es
la interpretación de quienes encuentran configurado el supuesto vicio de procedimiento
alegado en la demanda. Es errado, porque a juicio de esta la Sala Plena, en la segunda
votación se aprobó la eliminación de la mesada catorce salvo en los casos de personas que
percibieran 3 o menos salarios mínimos y que su pensión se causara entes de una fecha
determinada. Lo que en definitiva es distinto a haber votado la eliminación total de la
mesada catorce. (…)”.
129 En este caso, la Corte admitió la validez del procedimiento de reapertura en la votación
de un artículo, pese a que su consideración se interrumpió y se llevó a cabo en otra sesión. Al
respecto, se dijo que: “(…) con relación al inciso impugnado, en el Senado se decidió reabrir
su discusión, acogiendo incluso una propuesta del Presidente de esa corporación, en
concordancia con la petición del entonces Ministro del Interior y de Justicia, siendo todo
avalado por la mayoría respectiva. // Aunque en el presente evento la votación se adelantó en
varias sesiones, desconociendo en principio que por disposición expresa del artículo 137 de
la Ley 5ª de 1992 aquella “no podrá interrumpirse, salvo que el Congresista plantee una
cuestión de orden sobre la forma como se está votando”, tal defecto no tiene la entidad para
afectar la validez del inciso demandado. (…) [pues] (…) resulta inequívoca la voluntad del
legislador de dotar de facultades extraordinarias al Presidente (…)”.
130 En el presente caso, la Corte abordó el examen sobre el cumplimiento del principio de
consecutividad respecto de un artículo incorporado a las reglas de procedimiento de la JEP. Si
bien se advirtió que se había vulnerado tal mandato, al no haberse acreditado que el tema
había sido tratado por las comisiones constitucionales permanentes, el precepto legal
demandado había sido introducido en una de las plenarias por la vía de la reapertura,
procedimiento frente al cual no se formuló ningún reparo.
131 El artículo 135 de la Ley 5ª de 1992 dispone que: “Artículo 135. Empates. En caso de
empate o igualdad en la votación de un proyecto, se procederá a una segunda votación en la
misma o en sesión posterior, según lo estime la Presidencia. En este último caso, se indicará
expresamente en el orden del día que se trata de una segunda votación. Si en esta
oportunidad se presenta nuevamente empate, se entenderá negada la propuesta. (…)”.
Por consiguiente, en aquellos casos en que cada cámara discute
y aprueba en diferentes momentos informes de conciliación
distintos, nada obsta para que, sobre la base del último de ellos,
se corrija dicha situación y se disponga la reapertura de la
votación, con el fin de acoger entre ambas corporaciones el
mismo texto unificado. Tal y como ya se dijo, esta actuación no
implica desconocer el resultado de una votación preexistente,
puesto que, al tratarse de informes distintos, no se estaría
propiamente repitiendo una votación.
81. Esta causal también debe ser objeto de rechazo, ya que lejos de
plantear una eventual vulneración al debido proceso, lo que se infiere de
ella es su intención de impugnar lo decidido, ya que la Corte explicó los
motivos por cuales cabía la reapertura de la votación del informe de
conciliación en la plenaria del Senado, con sustento en la jurisprudencia
constitucional y teniendo en cuenta la hipótesis del empate prevista en el
Reglamento. Lo anterior, conforme a la trascripción realizada al
momento de pronunciarse sobre la causal de nulidad previamente
estudiada, de la cual se reitera el siguiente aparte:
“En todo caso, cabe aclarar que, aun cuando el reglamento del
Congreso advierte que el resultado de una votación es inmutable
y definitivo, en tanto incorpora una manifestación de voluntad
que abre paso a la ejecución del principio democrático, en la
hipótesis en que se toma la decisión de disponer la reapertura de
la discusión y votación de un nuevo informe de conciliación no
se estaría vulnerando esta regla, pues el acto objeto de
pronunciamiento es distinto y sobre él la respectiva cámara no
ha adoptado determinación alguna.
134 En esta oportunidad, la Corte aclaró que la decisión de reabrir un debate sobre un
contenido material que requería de mayoría absoluta para su aprobación, no implicaba que la
determinación de reapertura tuviese que acreditar la misma mayoría. Puntualmente, se dijo
que: “La solicitud de reabrir el debate de un artículo no requiere de su aprobación por
mayoría absoluta, pues se trata de una determinación distinta e independiente del contenido
de la norma que se propone analizar nuevamente.”
135 En esta ocasión, este tribunal advirtió que una decisión de reapertura solo es válida,
cuando el acto sometido a decisión es distinto del que inicialmente fue considerado por una
cámara. Textualmente, se explicó que: “Se podría pensar también que el Reglamento del
Congreso en su artículo 135 sólo autoriza repetir una votación en caso de empate o
igualdad, y que esta situación no se dio en el presente caso, como lo alegan algunos
intervinientes. Pero, lo cierto es que la Corte ha demostrado que precisamente no se trata de
una repetición de la votación, pues lo que se votó una y otra vez fue distinto. En dicho
sentido es errado afirmar que se votó dos veces la eliminación de la mesada catorce, que es
la interpretación de quienes encuentran configurado el supuesto vicio de procedimiento
alegado en la demanda. Es errado, porque a juicio de esta la Sala Plena, en la segunda
votación se aprobó la eliminación de la mesada catorce salvo en los casos de personas que
percibieran 3 o menos salarios mínimos y que su pensión se causara entes de una fecha
determinada. Lo que en definitiva es distinto a haber votado la eliminación total de la
mesada catorce. (…)”.
136 En este caso, la Corte admitió la validez del procedimiento de reapertura en la votación
de un artículo, pese a que su consideración se interrumpió y se llevó a cabo en otra sesión. Al
respecto, se dijo que: “(…) con relación al inciso impugnado, en el Senado se decidió reabrir
su discusión, acogiendo incluso una propuesta del Presidente de esa corporación, en
concordancia con la petición del entonces Ministro del Interior y de Justicia, siendo todo
avalado por la mayoría respectiva. // Aunque en el presente evento la votación se adelantó en
varias sesiones, desconociendo en principio que por disposición expresa del artículo 137 de
la Ley 5ª de 1992 aquella “no podrá interrumpirse, salvo que el Congresista plantee una
cuestión de orden sobre la forma como se está votando”, tal defecto no tiene la entidad para
afectar la validez del inciso demandado. (…) [pues] (…) resulta inequívoca la voluntad del
legislador de dotar de facultades extraordinarias al Presidente (…)”.
137 En el presente caso, la Corte abordó el examen sobre el cumplimiento del principio de
consecutividad respecto de un artículo incorporado a las reglas de procedimiento de la JEP. Si
bien se advirtió que se había vulnerado tal mandato, al no haberse acreditado que el tema
había sido tratado por las comisiones constitucionales permanentes, el precepto legal
demandado había sido introducido en una de las plenarias por la vía de la reapertura,
procedimiento frente al cual no se formuló ningún reparo.
138 El artículo 135 de la Ley 5ª de 1992 dispone que: “Artículo 135. Empates. En caso de
empate o igualdad en la votación de un proyecto, se procederá a una segunda votación en la
misma o en sesión posterior, según lo estime la Presidencia. En este último caso, se indicará
expresamente en el orden del día que se trata de una segunda votación. Si en esta
oportunidad se presenta nuevamente empate, se entenderá negada la propuesta. (…)”.
82. Estudio de la causal 6: Se desbordó el margen de competencias
de la Corte previsto en el Texto Superior, al variar o modificar el
período de duración de las CTEPCR. Con ello se vulneró el equilibrio
de poderes, se invadieron las competencias del Congreso y se interfirió
en el proceso constituyente.
83. Esta causal alegada también debe ser objeto de rechazo, pues lo
único que se limita a cuestionar es el razonamiento jurídico en que se
funda la decisión adoptada en la sentencia SU-150 de 2021, planteando
una mera inconformidad con los fundamentos teóricos del fallo, lo que
no satisface el deber mínimo de argumentación que exige una solicitud
de nulidad.
139 En la sentencia T-382 de 2006, como ya se ha dicho, se afirmó que: “(…) frente a las
diferentes funciones encomendadas al Congreso, la acción de tutela podría ejercerse cuando
quiera que se desconozcan los derechos fundamentales que conforman el procedimiento
legislativo y que tengan efectos relevantes sobre la función representativa, de acuerdo a las
normas orgánicas aplicables a esa Corporación”.
violación trascienda a una discusión de carácter constitucional
debe impactar en la función representativa. Así se destacó
expresamente en las sentencias T-983A de 2004 y T-382 de 2006.
Ahora bien, más allá de que esta alternativa haya sido reconocida
por la jurisprudencia constitucional, la pregunta que surge es si
tal conclusión goza de respaldo en los mandatos de la Carta.
A juicio de este tribunal, la respuesta a este interrogante es
afirmativa, por las siguientes razones:
140 Así se advierte en los artículos 153, 167, 214.6, 215 (par) y 241, núms. 2, 7 y 8.
146 Véanse, entre otras, las sentencias C-551 de 2003, C-970 de 2004, C-1040 de 2005, C-
588 de 2009, C-288 de 2012, C-579 de 2013, C-084 de 2016 y C-554 de 2017.
(vii) En consecuencia, no cabe reparo alguno para entender
que la acción de tutela resulta procedente para proteger el
derecho al debido proceso en el trámite legislativo de forma
excepcional y extraordinaria, como ya se ha explicado
(supra, numeral 292), sobre todo cuando este recurso judicial,
por mandato constitucional (CP art. 86), se impone frente a
toda autoridad pública y en el ámbito de cualquiera de sus
actuaciones, siempre que tengan la capacidad de amenazar o
vulnerar derechos fundamentales. En este orden de ideas, en
la sentencia SU-813 de 2007, la Corte manifestó que: “la
procedencia de la acción de tutela se basa en que la
Constitución es la máxima norma del orden jurídico, con la
máxima eficacia jurídica; en que todos los poderes públicos
deben respetar los derechos fundamentales; y en que el
supremo intérprete de la Constitución es el Tribunal
Constitucional. (…) el Estado moderno fue instituido para
garantizar y proteger los derechos, y es ésa precisamente su
razón de ser y su fundamento último. Por tanto, se puede
concluir que la legitimidad de las autoridades públicas, y por
ende del Estado, deriva del cumplimiento de estos mandatos
y que el respeto, cumplimiento y realización de los derechos
fundamentales es un deber no solo del legislador, del
gobierno y de los jueces, sino de todas las autoridades”148.
147 En esta misma línea, la doctrina ha dicho que: “Cuando no hay control, no ocurre sólo
que la Constitución vea debilitadas o anuladas sus garantías, o que se haga difícil o
imposible su realización; ocurre, simplemente, que no hay constitución”. ARAGÓN, M.,
Constitución y control del poder, Ediciones Ciudad Argentina, Buenos Aires, 2006, p. 65.
148Énfasis conforme al texto original. En el mismo sentido se pueden consultar, entre otras,
las sentencias C-543 de 1992, T-1063 de 2012, T-010 de 2017 y C-132 de 2018.
vicios meramente procesales o de competencia, lo que
incluye el juicio de sustitución149.
152 Como ya se ha dicho, la norma en cita dispone que: “El presente Acto Legislativo deroga
el artículo 4 del Acto Legislativo número 01 de 2016 y rige a partir de su promulgación hasta
la finalización de los tres periodos presidenciales completos posteriores a la firma del
Acuerdo Final.”
el derecho al debido proceso en el trámite legislativo y, de
contera, los derechos de las víctimas a la igualdad, a la
participación política y a la reparación integral, conforme se
explicó en los numerales 292 y 293 de esta sentencia, con miras a
garantizar el principio de supremacía constitucional, de darle
valor a la Constitución como norma jurídica de aplicación y
exigibilidad directa; y de reconocer que, en un Estado Social de
Derecho, como lo ha señalado la Corte, no puede un órgano
constitucional estar libre de censura en sus actuaciones, sin
límites al ejercicio de su poder y con la posibilidad de incurrir en
actos arbitrarios contrarios a los derechos fundamentales. Sobre
todo, cuando, como se ha insistido, el amparo constitucional
procede frente a toda autoridad pública, en el ámbito del ejercicio
de cualquiera de sus atribuciones (CP art. 86).
RESUELVE:
154 Lo anterior, debido a que (i) el desistimiento presentado por el DAPRE era procedente
(resolutivo primero), (ii) las solicitudes de nulidad presentadas por Óscar Ortiz González,
Lorena Garnica y David Peinado Babilonia eran improcedentes por falta de legitimación en la
causa (resolutivo segundo), (iii) la solicitud de nulidad presentada por Juan Manuel Charry
Urueña, Carlos Hugo Ramírez y Rodrigo Pombo Cajiao, referente a que no se vincularon a
terceros afectados con la decisión, así como la solicitud de nulidad formulada por el senador
Macías Tovar, eran extemporáneas (resolutivos tercero y cuarto) y (iv) la causal de nulidad
relacionada con la “existencia de incoherencias de unos peticionarios”, era abiertamente
improcedente.
Primero, la decisión de improcedencia adoptada en este caso se
fundamentó en una aproximación al requisito de carga argumentativa que
no se deriva de la jurisprudencia constitucional y que limita de forma
desproporcionada la posibilidad de los ciudadanos de presentar
solicitudes de nulidad en contra de las decisiones de la Sala Plena. La
Corte Constitucional ha sostenido que, para que una solicitud de nulidad
sea procedente, no basta con que el peticionario manifieste su desacuerdo
o inconformismo con lo decidido en la sentencia recurrida 155. En este
sentido, el requisito de carga argumentativa exige que el solicitante
exponga de forma clara, precisa, pertinente y suficiente (i) los preceptos
constitucionales transgredidos por la decisión, (ii) la incidencia que los
yerros que denuncia tienen en la decisión proferida, y (iii) las razones por
las cuales dichos yerros vulneran el debido proceso156.
156 Corte Constitucional, autos 063 de 2004, 165 de 2005, 049 de 2006, 181 de 2007, y 009
de 2010.
expresaba un simple desacuerdo con el examen de procedibilidad
efectuado en la sentencia. Por el contrario, exponía razones que permitían
concluir, por lo menos prima facie, que la decisión de la mayoría
desconocía de manera directa la jurisprudencia constitucional en relación
con el alcance de cada uno de esos requisitos y, además, vulneraba el
derecho fundamental al debido proceso de los accionados.
A su turno (casual 6ª), los solicitantes explicaron las razones por las
cuales consideraban que la Corte había desconocido el artículo 374 de la
Constitución. En concreto, señalaron que, al haber modificado los
periodos de las CTEPCR, este tribunal había asumido “funciones
constituyentes siendo un órgano que no goza de legitimidad
democrática”. En mi criterio, esta causal satisfacía la carga
argumentativa, y no evidenciaba un mero inconformismo con lo
decidido, porque los peticionarios precisaron la disposición
constitucional transgredida y expusieron argumentos de naturaleza
constitucional que permitían concluir que la decisión desconocía el
derecho al debido proceso y había transgredido importantes principios
constitucionales.