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SOLICITUD DE NULIDAD SENTENCIA DE LA CORTE


CONSTITUCIONAL-Procedencia excepcional

SOLICITUD DE NULIDAD SENTENCIA DE LA CORTE


CONSTITUCIONAL-Requisitos formales y materiales de
procedencia

SOLICITUD DE NULIDAD SENTENCIA DE LA CORTE


CONSTITUCIONAL POR INDEBIDA CONFORMACION
DEL CONTRADICTORIO-Rechazar por cuanto no se cumple el
requisito de oportunidad

SOLICITUD DE NULIDAD SENTENCIA DE LA CORTE


CONSTITUCIONAL-Improcedencia por falta de carga
argumentativa

SOLICITUD DE NULIDAD SENTENCIA DE LA CORTE


CONSTITUCIONAL-Rechazar por cuanto no se cumplen los
requisitos de oportunidad, legitimación y carga argumentativa

SOLICITUD DE NULIDAD SENTENCIA DE LA CORTE


CONSTITUCIONAL-Negar por cuanto cargos planteados son
infundados y se pretende reabrir debate jurídico

Expediente: T-7.585.858.

Referencia: Solicitudes de nulidad de la


sentencia SU-150 de 2021, proferida por la
Sala Plena de la Corte Constitucional

Solicitantes: Departamento Administrativo


de la Presidencia de la República, Juan
Manuel Charry, Carlos Hugo Ramírez,
Rodrigo Pombo Cajiao, Oscar Ortiz
González, Lorena Garnica y David
Peinado Babilonia.

Magistrado Ponente:
ALEJANDRO LINARES CANTILLO

Bogotá D.C., veintisiete (27) de octubre de dos mil veintiuno (2021)


La Sala Plena de la Corte Constitucional, en ejercicio de sus facultades
constitucionales y legales, específicamente las previstas en los artículos
49 del Decreto 2067 de 1991 y 106 del Acuerdo 02 de 2015, procede a
pronunciarse respecto de las solicitudes de nulidad presentadas por el
apoderado del Departamento Administrativo de la Presidencia de la
República; y los señores Juan Manuel Charry, Carlos Hugo Ramírez,
Rodrigo Pombo Cajiao, Oscar Ortiz González, Lorena Garnica y David
Peinado Babilonia, en contra de la sentencia SU-150 de 2021 proferida el
21 de mayo del año en cita.

I. ANTECEDENTES

Decisión adoptada por la Corte y solicitudes de nulidad

1. El día 21 de mayo de este año, la Sala Plena de la Corte


Constitucional profirió la sentencia SU-150 de 2021, providencia por
medio de la cual decidió tutelar “el derecho fundamental al debido
proceso en el trámite legislativo del senador Roy Leonardo Barreras
Montealegre, así como los derechos a la reparación integral, a la
igualdad y a la participación política de las víctimas, estos últimos
objeto de agencia oficiosa por el citado congresista, en favor de varias
organizaciones de derechos humanos que las representan, y promovidos
por los accionantes de las dos tutelas que le fueron acumuladas,
radicadas por la Fundación Lazos de Honor y por los señores Carlos
Manuel Vásquez Cardozo y Víctor Manuel Muñoz Mendivelso, por las
razones expuestas en esta providencia. Esta decisión tiene efectos inter
pares”1.

1 Como consecuencia de lo anterior, en la parte resolutiva de la sentencia se ordenó lo siguiente:


“Tercero.- En virtud de lo anterior y como orden de amparo, DESE por aprobado el proyecto de Acto
Legislativo 05 de 2017 Senado, 017 de 2017 Cámara, “por el cual se crean 16 Circunscripciones
Transitorias Especiales de Paz para la Cámara de Representantes en los períodos 2018-2022 y 2022-
2026”. // Cuarto.- Como consecuencia de la decisión adoptada en el numeral tercero de la parte
resolutiva de esta sentencia, en el plazo máximo de cuarenta y ocho (48) horas siguientes a la
notificación de este fallo, se ORDENA que se proceda por el área respectiva tanto del Senado de la
República como de la Cámara de Representantes, a desarchivar y ensamblar el documento final
aprobado del proyecto de Acto Legislativo 05 de 2017 Senado, 017 de 2017 Cámara, “por el cual se
crean 16 Circunscripciones Transitorias Especiales de Paz para la Cámara de Representantes en los
períodos 2018-2022 y 2022-2026”, conforme al texto conciliado por ambas Cámaras y que fue
publicado en las Gacetas del Congreso 1100 y 1102 del 27 de noviembre de 2017 respectivamente, en
el que se debe actualizar la prescripción por virtud de la cual estas circunscripciones aplicarán para
los períodos constitucionales 2022-2026 y 2026-2030, según se incluye en el Anexo número 1° de esta
sentencia. // Quinto.- Una vez haya sido satisfecha la orden dispuesta en el numeral 4 de la parte
resolutiva de esta sentencia, en el plazo máximo de cuarenta y ocho (48) horas siguientes a su
ocurrencia, se ORDENA que se proceda con la suscripción del proyecto de Acto Legislativo por parte
de los Presidentes y Secretarios Generales, tanto del Senado de la República como de la Cámara de
Representantes, como Acto Legislativo. // Sexto.- Vencido el plazo que se dispone en el numeral 5 de la
parte resolutiva de esta sentencia, en el término máximo de cuarenta y ocho (48) horas siguientes a su
ocurrencia, se ORDENA que el texto suscrito sea enviado por el Secretario General del Senado al
Presidente de la República, para que éste proceda a cumplir con el deber de publicidad, mediante su
promulgación en el Diario Oficial. Luego de lo cual, una copia auténtica del Acto Legislativo deberá
ser remitida por la Secretaría Jurídica de la Presidencia a este tribunal, para adelantar el control
2. Primera solicitud de nulidad. El 26 de mayo de 2021, el ciudadano
Juan Manuel Charry Urueña, alegando su calidad de tercero con interés,
solicitó a la Sala Plena la declaratoria de nulidad de la sentencia SU-150
de 2021.

3. En su criterio, con la providencia censurada se vulneró el debido


proceso, en la medida en que (i) no fueron vinculados terceros afectados
con la decisión (ciudadanos en general y partidos políticos y bancadas
que votaron en contra del proyecto de Acto legislativo 05 de 2017
Senado, 017 de 2017 Cámara, por medio del cual se crean 16
Circunscripciones Transitorias Especiales de Paz para la Cámara de
Representantes)2; (ii) se usó el amparo con el fin de controvertir la
interpretación razonable de una norma legal o reglamentaria compatible
con la Constitución (esto es, las disposiciones que refieren a las figuras
del quórum y las mayorías)3; (iii) se desconocieron los presupuestos de
procedencia de la acción de tutela, en concreto, los requisitos de
inmediatez4 y de subsidiariedad5; (iv) se valoraron de forma indebida las
pruebas, ya que se omitió tener en cuenta que en las plenarias del
Congreso se aprobaron textos diferentes en sede de conciliación; y (v) se
interfirió en la formación del proceso constituyente, “dándole órdenes al
ejecutivo y al constituyente derivado, [al] dispone[r] crear curules para
el período 2026-2030[,] excediendo el término constitucionalmente
automático y único de constitucionalidad, que se prevé en el literal k), del artículo 1°, del Acto
Legislativo 01 de 2016. // Séptimo.- Con miras a dar cumplimiento efectivo a la presente decisión,
igualmente se ORDENA a la organización electoral llevar a cabo las medidas especiales necesarias
para permitir la inscripción y elección de candidatos para las Circunscripciones Transitorias
Especiales de Paz para la Cámara de Representantes en el certamen electoral del 13 de marzo de
2022 y, en este sentido, en el plazo máximo de diez (10) días siguientes a la notificación de este fallo,
se ORDENA al Registrador Nacional del Estado Civil modificar la Resolución 2098 del 12 de marzo
de 2021 expedida por la Registraduría Nacional del Estado Civil y “por la cual se fija el calendario
electoral para las elecciones del Congreso de la República que se realizarán el 13 de marzo de 2022”

2 Expresamente, se señala que: “De acuerdo a lo anterior, la falta de notificación de los


terceros afectados, partidos políticos y bancadas que votaron en contra, y ciudadanos en
general no es otra cosa que la vulneración de los derechos de los que estos son titulares, es
claro el interés legítimo en las actuaciones surtidas dentro del proceso de la referencia, a
quienes se les debe garantizar el derecho al debido proceso”. Folio 2 de la solicitud de
nulidad. Énfasis por fuera del texto original.
3Al respecto, se dice lo siguiente: “En el presente caso, el fallo versa sobre la interpretación
del quórum y mayorías en un trámite parlamentario, asunto [que] no puede ser resuelto en
sede de tutela por no tratarse de una vulneración de derechos fundamentales”. Folio 3 de la
solicitud de nulidad.
4 Sobre el particular, se expresa que: “(…) en el presente caso, la acción de tutela resulta
abiertamente improceden[te] por ausencia de inmediatez dado que transcurrieron más de 6
meses entre los hechos y la tutela”. Folio 3 de la solicitud de nulidad.
5 En este punto, se menciona lo siguiente: “(…) es importante indicarle al despacho que
actualmente cursa en la Jurisdicción Contencioso-Administrativa una demanda frente al acto
de archivo del Congreso, por lo que la presente acción de tutela resulta improcedente, existen
medios de defensa judicial idóneos para el fin perseguido con la presente acción”. Folio 4 de
la solicitud de nulidad.
aprobado”6, lo que constituye un exceso de las competencias otorgadas
al juez de tutela.

4. Segunda solicitud de nulidad. Los señores Carlos Hugo Ramírez,


Rodrigo Pombo Cajiao, Óscar Ortiz González y Lorena Garnica,
mediante escrito conjunto remitido el 26 de mayo de 2021, solicitaron la
anulación de la sentencia SU-150 de 2021. En su criterio, la Sala Plena
incurrió en una violación del debido proceso, por cuanto (i) no integró en
debida forma el contradictorio, al no vincular a los terceros con interés
legítimo, los cuales, para el presente caso, corresponden “[a] todos los
senadores que votaron de manera afirmativa o negativa el informe de
conciliación del proyecto de Acto Legislativo No. 05 de 2017 Senado -
017 Cámara, e incluso los que se abstuvieron de votar”7.

5. Además, con la decisión adoptada, (ii) se desconoció que la tutela


era improcedente, por incumplir los requisitos de legitimación en la causa
por activa8, subsidiariedad9 e inmediatez10; (iii) se desbordó el margen de
6Folio 4 de la solicitud de nulidad.

7Folio 2 de la solicitud de nulidad.

8Puntualmente, se señala que: “(…) el senador Roy Barreras no estaba legitimado por activa
para interponer la acción de tutela en calidad de agente oficioso de los 6.670.368 habitantes
que conformarían las CTEPCR. El accionante no acreditó el cumplimiento de los requisitos
que, de acuerdo con la jurisprudencia de esta Corte, deben cumplirse para que un tercero
pueda agenciar la protección de derechos fundamentales de las víctimas y sujetos de especial
protección; no manifestó la calidad de agente oficioso en la acción de tutela ni presentó
evidencia que probara que el titular o titulares de los derechos fundamentales supuestamente
vulnerados no estaban en condiciones de defenderlos”. Folios 4 y 5 de la solicitud de
nulidad.
9Al respecto, se manifiesta lo siguiente: “Las razones que soportan esta afirmación (…) se
resumen así: * Tal y como lo reconoció la Corte, existen en trámite otros mecanismos de
defensa judicial ante el H. Consejo de Estado; * Tal y como incompresiblemente lo
desconoció la Corte, existen otros mecanismos de defensa judicial como la acción pública de
inconstitucionalidad, esta sí una acción principal, autónoma e independente de rango
constitucional; * Tal y como incomprensiblemente lo desconoció la Corte, existen otros
mecanismos de solución política como el trámite constituyente para agenciar esa o cualquier
otra reforma constitucional. // Fallar una tutela, en ese sentido y con ese alcance so pretexto
de advertir que se cumplen los requisitos formales de procedencia, entre ellos y muy
especialmente el de la subsidiariedad y el carácter residual, equivale a desconocer
competencias de las otras altas cortes; trasgredir impunemente y bajo la falacia de la auto
legitimación sus propias actos; agredir el precedente constitucional horizontal que la ata y la
limita y, equivale además a violentar competencias de otras ramas del poder público como
las constituyentes relegadas exclusivamente, para el caso, al Congreso de la República”.
Folio 9 de la solicitud de nulidad.
10Se señala, por una parte, que no existe un daño actual ni permanente al derecho a la
participación política de las víctimas, por cuanto esta reivindicación se “concreta en la
posibilidad que tienen de votar en elecciones locales, departamentales y nacionales, así
como en usar los mecanismos legales de participación ciudadana, como [ocurre con] el resto
de la población, en condiciones de igualdad”; y, por la otra, en que no puede avalarse el
cumplimiento del requisito de inmediatez respecto del senador Roy Barreras Montealegre,
“(…) contando el plazo razonable a partir de la notificación por edicto de la sentencia C-
080 de 2019 que tuvo lugar apenas el 15 de enero de 2019, [pues] transcurrieron más de
competencias de la Corte previsto en el Texto Superior, al variar, alterar y
modificar la literalidad del período de duración de las CTEPCR 11; (iv) se
invadió la esfera de actuación del poder constituyente, al intervenir en el
proceso de aprobación del acto legislativo 12; (v) se incurrió en el error de
asimilar los conceptos de quórum y mayorías, cuando el artículo 134 de
la Constitución limita su aplicación al primero de ellos 13; (vi) se le dio
validez a un texto conciliado que fue votado dos veces 14; y (vii) no se
acreditó la violación de algún derecho fundamental15.

6. En el escrito de nulidad se alude a la existencia de incoherencias


de unos peticionarios, por cuanto, en un momento determinado,
nueve meses desde la publicación del comunicado de la Corte sobre esta sentencia, que como
consta en [un] tuit fue plenamente conocido por el senador Barreras en lo que interesa para
el presente caso (…)”. Folios 21 y 22 de la solicitud de nulidad.
11 En uno de los apartes se resume el alcance de la irregularidad planteada, en el siguiente
sentido: “No encontramos motivación y argumentación distinta que la de advertir que la
Corte se dejó llevar por unos impulsos y pasiones que, a su entender, resultan justas y
convenientes pero que en la práctica judicial no pasan de ser razones suficientes para
advertir las vías de hecho que ha cometido. Todo lo dicho por las siguientes razones: (i) por
apartarse de sus competencias; (ii) por usurpar las competencias constituyentes del
Congreso y (iii) por trasgredir la Constitución Política al desconocer la tridivisión de
poderes; la separación y contrapesos de poderes y la legitimidad que implica una decisión
política que, en la práctica, conlleva una indiscutible sustitución constitucional, como el caso
de las 16 curules especiales”. Folios 12 y 13 de la solicitud de nulidad.
12Al respecto, se alega que: “Si los jueces, entre ellos la Corte Constitucional como tribunal
de cierre, por vía de decisiones de tutela interviene en los procesos legislativos y
constituyentes, asume una competencia que solo le fue conferida para el trámite y decisión
de los mecanismos de control judicial abstracto de constitucionalidad y con ello invade una
órbita constitucional que no le fue conferida por la Constitución Política, la cual está
obligada a guardar y respetar en los términos que ella establece”. Folio 13 de la solicitud de
nulidad.
13 Textualmente, se señala lo siguiente: “La mayoría absoluta está referida al número de
curules que integran cada una de las comisiones y cámaras que votan y deciden sobre el
respectivo proyecto. El Senado está integrado constitucionalmente por 102 miembros, de
conformidad con lo ordenado por el artículo 171. // La mayoría absoluta en el Senado se
conforma con la voluntad de 52 senadores. En consecuencia, para que se pueda aprobar un
proyecto de acto legislativo es indispensable que mínimo 52 senadores voten
afirmativamente. Sentencia C-784 de 2014: ‘36.4 En la plenaria del Senado, integrada por
102 miembros, la mayoría absoluta se conforma con la voluntad de 52 senadores’. // La
Constitución al expresar un amplio consenso político de la sociedad debe recoger una
proporción equivalente a más de la mitad de la representación ciudadana en cada una de las
cámaras que componen el Congreso de la República en su diseño integral sin referirse a
alteraciones en el número de servidores públicos de elección popular que no puedan votar en
virtud de la restricción conocida como la silla vacía. // Lo anterior explica y justifica que el
acto legislativo que creó la regla para quórum en casos de silla vacía no haya modificado las
exigencias de mayorías, como lo es la mayoría absoluta de las curules que conforman la
representación, para aprobar reformas a la Constitución. Esta mayoría absoluta es una
garantía para los ciudadanos. (…) // En conclusión, el jueves 30 de noviembre de 2017 en
plenaria del Senado hubo quórum decisorio (más de 50 presentes) de conformidad con el
artículo 134 de la Constitución […Para efectos de conformación de quórum…]; pero no
existió la voluntad afirmativa de la mayoría absoluta (52 votos aprobatorios) exigida para el
trámite de reformas constitucionales, según el Acto Legislativo 1 de 2016”. Folios 16 y 17 de
la solicitud de nulidad.
aceptaron el archivo del proyecto de Acto Legislativo 05 de 2017
Senado, 017 de 2017 Cámara16; como se trata de un cuestionamiento que
no puede predicarse de lo resuelto en la sentencia SU-150 de 2021, se
rechazará de plano su examen por ser notoriamente improcedente, en los
términos del numeral 2° del artículo 43 del Código General del Proceso 17.

7. Tercera solicitud de nulidad. Por medio de escrito remitido el 13 de


junio de 202118, el señor David Peinado Babilonia solicitó la nulidad de
la sentencia SU-150 de 2021, alegando que la Sala Plena de la Corte

14Al respecto, se dice que: “Ni la Constitución, ni la ley orgánica del Congreso establecen
que se pueda votar dos veces el texto conciliado. La Constitución en el artículo 161 no crea
el repechaje o la repetición de la votación para el caso de que un proyecto sea negado. En el
Congreso solo se puede votar dos veces el mismo punto en caso de empate. // Por lo anterior,
el proyecto de Acto Legislativo fue negado desde el martes 28 de noviembre cuando 38
senadores votaron sí y 16 votaron no, con lo cual al no obtener la mayoría absoluta se negó
y, en consecuencia, se causó el efecto del archivo, de ninguna forma el de una repetición de
la votación que es inconstitucional de manera ostensible”. Folio 17 de la solicitud de
nulidad.
15Sobre el particular se afirma que, al haberse aprobado por cada Cámara un informe de
conciliación diferente los días 15 y 29 de noviembre de 2017, el proyecto fue negado y
procedía su archivo, según lo dispone el artículo 161 de la Constitución. Por lo demás, no
cabía la aplicación del artículo 189 de la Ley 5ª de 1992, por cuando las diferencias que
existían entre ambos textos eran fundamentales al sentido del proyecto de Acto Legislativo.
De esta manera, “no procedía reabrir el debate para volver a discutir y aprobar un texto
negado, como irregularmente se hizo en la plenaria del Senado de la República el 30 de
noviembre de 2017”. Bajo esta consideración, se sostiene que: “De una actuación
defectuosa, irregular, grosera, inválida, que por lo mismo no produce efecto alguno, según lo
dispone el artículo 149 de la Constitución, no surge derecho alguno y, por lo mismo, no
puede protegerse lo que no existe mediante el amparo constitucional”. Folios 17 y 18 de la
solicitud de nulidad.
16El aparte en mención se limita a manifestar lo siguiente: “El mismo Ministro del Interior
que días después de la sesión plenaria solicitó desconocer la decisión adoptada por la
plenaria del Senado, el jueves 30 de noviembre de 2017 reconoció en declaraciones públicas
que el proyecto de acto legislativo había sido negado por no reunir los 52 votos
indispensables para su aprobación. // El senador Roy Barreras que insta a adoptar la misma
antijuridicidad requerida por el Ministro reconoció el mismo jueves 30 de noviembre de 2017
que el proyecto fue negado. Lo expresó así en su red social Twitter: ‘Pido al Gobierno en
nombre de los 8 millones de víctimas y de quienes firmamos esta paz que provea las curules
de paz por estado de excepción! (sic) // El senador Carlos Fernando Galán señaló
públicamente que[,] ante sus advertencias de hundimiento y vicios del proyecto, el senador
Barreras, le dijo que era preferible que el proyecto fuera tumbado por la Corte
Constitucional a que fuera negado en el Congreso. // ¿Desde la entrada en vigencia de la
Constitución de 1991, cuáles proyectos de Acto Legislativo han sido aprobado por el Senado,
en la segunda vuelta o mediante el procedimiento denominado fast track, por un número
inferior a 52 votos?” Folios 17 y 18 de la solicitud de nulidad.
17La norma en cita establece que: “Artículo 43. El juez tendrá los siguientes poderes de
ordenación e instrucción: (…) 2. Rechazar cualquier solicitud que sea notoriamente
improcedente o que implique una dilación manifiesta.”
18 El escrito fue radicado en el Consejo de Estado, corporación judicial que decidió remitirlo
por competencia a la Corte Constitucional el 15 de junio de 2018.
Constitucional desconoció el principio de separación de poderes e
invadió el margen de competencias del Congreso de la República 19.

Cuestión previa: el desistimiento de una cuarta solicitud de nulidad

8. El día 26 de mayo de 2021, el Departamento Administrativo de la


Presidencia de la República (DAPRE), actuando a través de apoderado
judicial, solicitó la declaratoria de nulidad de la sentencia SU-150 de
2021. En términos generales, (i) señaló que la Sala Plena con su decisión
excedió las competencias previstas en la Carta para la jurisdicción
constitucional, afectando el principio de separación de poderes. A lo cual
agregó (ii) la improcedencia de la acción de tutela para cuestionar la
interpretación razonable de las normas; (iii) la infracción del requisito de
subsidiariedad en el caso bajo examen; y (iv) la indebida apreciación de
las pruebas, por cuanto el proyecto había sido negado en la instancia de
conciliación.

9. A pesar de lo anterior, el 9 de junio de 2021, la citada autoridad


decidió desistir del incidente de nulidad propuesto, sobre la base de lo
reglado en el artículo 26 del Decreto 2591 de 1991 20 y del artículo 316
del Código General del Proceso, el cual admite la procedencia de la
citada figura respecto de los incidentes21.
19La solicitud planteada se limita a sostener lo siguiente: “Señor Presidente de la Corte
Constitucional ínclito discernidor de justicia, con todo el debido respeto que me merece usted
me contesta, con ocasión de las respuestas que me dio a las sugerencias respetuosa que su
función se limita al art. 241 de la Constitución, pero legislan al decir que hay que crear 16
curules para las víctimas, con todo el debido respeto esa no es sus funciones (sic), más
cuando ostentan la más alta alcurnia de administrar justicia entre sus congéneres y la
guarda de la Constitución, lo que tenían que realizar era requerir al Congreso de la
República para que anulara el rechazo del acta que hundió esas 16 curules y expresar que
jurídicamente debían crear esas otras curules, pero no dar órdenes al Congreso que se
admitan las 16 curules, aquí hay una violación a la Constitución, usted en su respuesta me
dice que solo tienen que ver con la guarda de la Constitución; aquí están invadiendo la
función legislativa que le compete exclusivamente al Congreso de la República, hay que
tener encuentra (sic) la separación de poderes, a ustedes la Constitución no les permite
legislar. Que bien que se creen esas 16 curules para las víctimas, pero debe ser para las que
se hayan en la Fundación Rosa Blanca que fueron violadas, las obligaron a sacarse sus
hijos, muchas fueron fusiladas porque no accedieron a abortar, mientras tanto los victimarios
se ganan más de 36 millones de pesos y son los padres de la patria. // Por lo anterior le
solicito muy respetuosamente que la Corte Constitucional decrete la nulidad de la creación
de esas 16 curules, y la remita al Congreso para que en un término de 10 días calendario a
partir de la notificación, admitan las 16 curules para las víctimas, en lo posible para que
sean de la Fundación Rosa Blanca (…)”. Folio único de la solicitud de nulidad.
20En el aparte pertinente, la norma en cita dispone que: “(…) El recurrente podrá desistir de
la tutela, en cuyo caso se archivará el expediente. // Cuando el desistimiento hubiere tenido
origen en una satisfacción extraprocesal de los derechos reclamados por el interesado, el
expediente podrá reabrirse en cualquier tiempo, si se demuestra que la satisfacción acordada
ha resultado incumplida o tardía”.
21“Artículo 316. Desistimiento de ciertos actos procesales. Las partes podrán desistir de los
recursos interpuestos y de los incidentes, las excepciones y los demás actos procesales que
hayan promovido. No podrán desistir de las pruebas practicadas. // El desistimiento de un
10. Esta corporación, apoyada en posiciones de carácter doctrinario 22,
ha considerado que el desistimiento “es una declaración de voluntad y
un acto jurídico procesal, que contiene la manifestación de separarse de
la acción intentada o deducida, de la oposición que se ha formulado, del
incidente que se ha promovido o del recurso que se haya interpuesto” 23.
En el ordenamiento jurídico colombiano, la figura del desistimiento tiene
dos posibles alcances: (i) uno amplio, en el que el interesado renuncia a
todas las pretensiones formuladas y, por ende, se da por terminado el
proceso y; (ii) otro restringido, cuando se depone un recurso, un trámite
incidental o algunas pretensiones de la demanda, sin que por ello se
ponga fin a la actuación judicial.

11. En lo que corresponde a la figura del desistimiento en el trámite de


la acción de tutela, a partir de la interpretación del citado artículo 26 del
Decreto 2591 de 1991, la Corte ha establecido que el accionante tiene la
posibilidad de acudir a este instrumento procesal 24. Sin embargo, también
ha señalado que su aceptación depende de la etapa en la que se encuentre
el proceso, así como de la naturaleza y la relevancia de los derechos
discutidos25. En este orden de ideas, por ejemplo, no es procedente acudir
al desistimiento respecto de un expediente seleccionado para revisión, en
la medida en que no se trata de una instancia propiamente dicha, sino de
un trámite de interés público, cuyo fin no es solo garantizar la protección
de los derechos subjetivos, al extenderse a la labor de unificar y
consolidar la jurisprudencia en materia de derechos fundamentales 26.

12. En línea con lo anterior, esta corporación igualmente ha precisado


que el desistimiento no puede ser admitido en el trámite de instancia de
las acciones de tutela, en las que se buscan proteger los derechos de un
grupo de personas o un asunto de interés general, pues un único sujeto no

recurso deja en firme la providencia materia del mismo, respecto de quien lo hace. Cuando
se haga por fuera de audiencia, el escrito se presentará ante el secretario del juez de
conocimiento si el expediente o las copias para dicho recurso no se han remitido al superior,
o ante el secretario de este en el caso contrario. (…)”.
22 Pardo Antonio J., Tratado de Derecho Procesal Civil, T.II. Este concepto fue citado por la
Corte Constitucional en la sentencia T-146 A de 2003 y el auto 163 de 2011, reiterado con
posterioridad en los autos 008 de 2012, 114 de 2013, 588 de 2016, 362 de 2017, 480A de
2020, 088 de 2021 y 178 de 2021.
23 Corte Constitucional, auto 114 de 2013.

24 Corte Constitucional, sentencias T-550 de 1992, T-260 de 1995, T-575 de 1997, T-010 de
1998 y T-129 de 2008.
25 Corte Constitucional. autos 345 de 2010, 163 de 2011, 008 de 2012, 114 de 2013, 588 de
2016, 362 de 2017, 480A de 2020, 088 de 2021 y 178 de 2021.
26Ibidem.
puede disponer de las prerrogativas de otros, ni impedir un
pronunciamiento de fondo cuando este sea imperativo27.

13. En cuanto al desistimiento de las solicitudes de nulidad del proceso


que se formulan con ocasión de una sentencia de tutela, este tribunal ya
ha permitido y dado viabilidad a su procedencia en tres casos que sirven
de precedente, esto es, en los autos 345 de 2010, 163 de 2011 y 008 de
2012.

14. Así, en el auto 345 de 2010, se aceptó el desistimiento realizado


por el accionante del proceso de tutela contra la solicitud de nulidad por
él formulada frente a la sentencia T-910 de 2009, en la que se había
declarado la improcedencia de la acción, ya que entre las partes se
procedió a la superación de los hechos que dieron lugar a la promoción
del amparo, a través de la realización de un acuerdo de carácter
contractual28.

15. En otra ocasión, en el auto 163 de 2011, se admitió el desistimiento


radicado frente a la solicitud de nulidad parcial impetrada por el actor
contra la sentencia T-628 de 2009, providencia en la que se había
ordenado una reliquidación pensional, descontando el pago de las
prestaciones que hubiesen sido afectadas por el fenómeno de la
prescripción. En dicha ocasión, el accionante consideró que el fallo
impugnado, en lo que atañe a este último punto, había desconocido el
precedente constitucional sobre la materia. Al momento de resolver el
asunto, la Sala Plena admitió la procedencia de la solicitud dirigida a
deponer el trámite del incidente, en la medida en que se advirtió que se
trataba de una declaración expresa e incondicionada del interesado
dirigida a renunciar a sus pretensiones29.
27 Corte Constitucional, auto 345 de 2010.

28 En la parte motiva del auto en cita se dijo que: “(…) cuando ocurren hechos a partir de
los cuales el accionante en tutela depone su aspiración, sea espontáneamente o porque
obtiene una satisfacción del derecho que reclamaba mediante la acción constitucional,
desaparece la razón de ser de la demanda de amparo y no tiene justificación alguna que el
juez constitucional insista en pronunciarse, ya que en tal escenario su decisión no contribuye
a la protección de los derechos invocados, que ya no se requiere, pudiendo incluso constituir
un elemento inoportuno o perturbador de la situación ya superada. // Teniendo en lo cuenta
lo anterior y constatado que no existe en el presente caso situación alguna que amerite
protección constitucional, como tampoco la eventual anulación de la sentencia T-910 de
2009 que en su momento se solicitó, la Sala se abstendrá de decidir sobre el incidente de
nulidad propuesto por el apoderado del señor Jaime Gilinski Bacal.” Sobre la base de lo
expuesto, en la parte resolutiva se decretó lo siguiente: “Primero.- Abstenerse de decidir
sobre la solicitud de nulidad promovida contra la sentencia T-910 de 2009, proferida el 7 de
diciembre de 2009 por la entonces Sala Séptima de Revisión de Tutelas, presentada el 12 de
abril de 2010 por el apoderado del accionante Jaime Gilinski Bacal.”
29Sobre el particular, se expuso lo siguiente: “De esta manera, y en el contexto de las
consideraciones atrás expuestas, se advierte que la manifestación expresa de desistir del
incidente de nulidad corresponde a la renuncia de sus pretensiones y de la acción que las
contiene, razón por la cual dicha acción carece actualmente de objeto. Así, cualquier
16. Finalmente, en el auto 008 de 2012, esta corporación admitió el
desistimiento en relación con la solicitud de nulidad del auto 275 de
2011, providencia que sancionó a la entidad demandada por incumplir lo
ordenado en la sentencia T-724 de 2003 y en el auto 268 de 2010, sobre
la protección de la población recicladora en la Licitación Pública No. 001
de 2011, referente a la prestación del servicio público de aseo en la
ciudad de Bogotá. La Corte aceptó la deposición del incidente, tanto por
su carácter voluntario como por la circunstancia de que quien lo
promovió estaba cumpliendo las órdenes decretadas en el auto
impugnado30.

17. En resumen, la Sala Plena considera que es posible admitir el


desistimiento de una solicitud de nulidad interpuesta con ocasión de una
sentencia de tutela proferida por la Corte, cuando tal manifestación (i) se
produzca de manera incondicional; (ii) se haga de forma voluntaria; y
(iii) suponga una renuncia del interesado a considerar vulnerado su
derecho al debido proceso, ya sea asumiendo el contenido de lo resuelto
(v.gr., en casos de improcedencia)31 o dando lugar a la satisfacción de las
órdenes libradas en la respectiva providencia32.

18. En el caso sometido a decisión, este tribunal advierte que el día 9


de junio de 2021, el Departamento Administrativo de la Presidencia de la
República (DAPRE), actuando a través del mismo apoderado especial,
remitió escrito en el que desiste del incidente de nulidad planteado el 26
de mayo de 2021 en contra de la sentencia SU-150 del año en cita. Se
trata de una manifestación libre, incondicional y realizada de forma
voluntaria, la cual se encuentra expresamente atribuida al mandatario en
el acto de apoderamiento33 y que, por lo tanto, implica que no exista
motivo alguno para no proceder a su aceptación, más aún, cuando se
advierte que la Presidencia de la República, en los días siguientes a esta
solicitud, procedió a dar cumplimiento a lo resuelto en la citada

pronunciamiento que pudiera emitir la Sala, tanto estimatorio de la nulidad parcial


solicitada como denegatorio, no tendría ya sentido alguno, máxime cuando la sentencia T-
628 de 2009, cuya nulidad parcial pretendía el accionante, había amparado sus derechos
fundamentales.”
30 Con fundamento en lo anterior, en la parte resolutiva se dispuso que:
“Primero.- Abstenerse de decidir sobre la solicitud de nulidad promovida contra el Auto 275
de 2011, proferido por la Sala Tercera de Revisión de esta Corporación.”
31 Corte Constitucional, autos 345 de 2010 y 163 de 2011.

32Corte Constitucional, auto 008 de 2012.

33En el acto de apoderamiento se expresa lo siguiente: “El apoderado queda investido de las
facultades previstas en el artículo 77 del Código General del Proceso, incluidas las de
conciliar, presentar recursos, desistir, sustituir y recibir”. Folio 9 del oficio del 9 de junio de
2021. Énfasis por fuera del texto original.
sentencia, con la promulgación del Acto Legislativo 02 de 2021 en el
Diario Oficial No. 51.777 del pasado 25 de agosto34.

19. En este sentido, se encuentra que perdió objeto el pronunciamiento


frente a los argumentos propuestos por parte de dicha entidad y,
siguiendo los antecedentes sobre la materia, en la parte resolutiva de este
auto, la Corte se abstendrá de pronunciarse sobre el particular.

Cuestión previa: Coadyuvancia en el incidente de nulidad

20. El 26 de agosto de 2021, el senador Ernesto Macías Tovar presentó


escrito de coadyuvancia en favor de quienes propusieron el incidente de
nulidad. De manera puntual, alega que (i) no se integró en debida forma
el contradictorio, pues debió vincularse al trámite de tutela a “(…) cada
uno de los senadores que [hicieron] parte de la discusión y votación del
proyecto [de Acto Legislativo 05 de 2017 Senado, 017 de 2017 Cámara]
(…) [por] (…) tener un interés legítimo en las resultas del proceso” 35. En
su criterio, “(…) [l]a sentencia SU-150 de 2021 vulneró el principio
democrático y del derecho al debate y contradicción que tenemos los
congresistas dentro del trámite de cualquier decisión legislativa, pues en
nuestro entender y en el mío en particular, el proyecto de acto legislativo
NO FUE APROBADO. Sin embargo, la Corte Constitucional sin si
quiera oír a quienes tomamos dicha decisión decide judicialmente una
reforma de la Constitución que el constituyente derivado consideró no
aprobada (…)”36.

21. Además, sostiene que (ii) se desconoció el precedente respecto de la


procedencia de la acción de tutela, por cuanto en la sentencia SU-150 de
2021 se concluyó que el amparo era viable, “aun cuando el actor no hizo
uso de los mecanismos ordinarios, en este caso del recurso de apelación
ante la plenaria del Senado, consagrado en el artículo 44 del
Reglamento del Congreso, Ley 5ª de 1992”37. Sobre el particular, y sin
mediar concepto alguno, menciona como vulneradas las sentencias: SU-
508 de 2020, T-554 de 2019, T-375 de 2018, C-132 de 2018, SU-115 de
2018, T-036 de 2017, T-610 de 2015, T-127 de 2014, T-113 de 2013, T-
1008 de 2012, T-480 de 2011, T-451 de 2010, T-189 de 2009, T-125 de
2008, T-651 de 2004 y C-543 de 1992.

34http://svrpubindc.imprenta.gov.co/diario/
index.xhtml;jsessionid=46cec3eabbd2f1564e43c5bfeea3
35Folio 12 del escrito de coadyuvancia.

36Folio 13 del escrito de coadyuvancia.

37Folio 14 del escrito de coadyuvancia. Para mayor claridad, cabe recordar que el artículo 44
de la Ley 5ª de 1992 dispone que: “Artículo 44. Decisiones presidenciales. Las decisiones de
los Presidentes son apelables inmediatamente ante la respectiva Corporación Legislativa.”
22. En palabras del coadyuvante, el senador Roy Barreras Montealegre
“(…) participó y consintió (…) la adopción de la decisión controvertida
en sede de tutela. Ningún congresista se opuso al anuncio hecho por la
mesa directiva[,] en primer lugar[,] en cuanto a que el número de votos
necesarios era de 52 y no de 50 y[,] en segundo lugar[,] cuando se
anunció el archivo del proyecto y se procedió al siguiente punto del
orden del día, en ese preciso momento se entendió que la Plenaria aceptó
y los congresistas (incluido) el accionante consintieron la actuación. //
Es un despropósito que el accionante hubiera pretendido revertir, en sede
de tutela, decisiones de las que hizo parte y que incluso consintió en el
trámite legislativo, sin haber manifestado ninguna oposición. (…)”38.

23. Finalmente, plantea que (iii) este tribunal desconoció el equilibrio


de poderes y los valores democráticos, al ordenar aprobar el contenido de
una reforma constitucional, por fuera de lo dispuesto en el artículo 374 de
la Carta. Para el coadyuvante, “(…) la Corte asumió por decisión propia
funciones constituyentes siendo un órgano que no goza de legitimidad
democrática (…) y en perjuicio de las funciones propias del
constituyente. La Corte tenía alternativas menos invasivas para
propender por un cambio del contenido del proyecto de Acto Legislativo
05/17 Senado -017/17 Cámara. Por ejemplo, hubiera podido impartir
una instrucción al Congreso de la República para decidir en ejercicio
[del] ámbito de configuración que le reconoce la Carta”39.

24. En el reciente auto 700 de 2021, la Sala Plena señaló que se


denomina coadyuvante a la persona que interviene “en un proceso
velando por sus intereses legítimos, pero en una posición subordinada a
una de las partes principales a la que ayuda de forma instrumental,
adhiriéndose a sus pretensiones y sin poder actuar con autonomía
respecto de ella.”40

25. En tratándose de la acción de tutela, la coadyuvancia está prevista


en el artículo 13 del Decreto 2591 de 199141. No obstante, es de resaltar
que dicha norma solo habilita al interesado para coadyuvar la demanda,
más no indica que dicha facultad se extienda a los trámites incidentales 42.
38Folio 15 del escrito de coadyuvancia.

39Folio 23 del escrito de coadyuvancia.

40 En el mismo sentido se puede consultar el auto 513 de 2015.

41 El precepto en mención dispone que: “Artículo 13. Personas contra quien se dirige la
acción e intervinientes. (…) Quien tuviere un interés legítimo en el resultado del proceso
podrá intervenir en él como coadyuvante del actor o de la persona o autoridad pública
contra quien se hubiere hecho la solicitud.”
42 Así, por ejemplo, en el auto 401 de 2020, la Corte explicó que. “(…) de conformidad con
la jurisprudencia constitucional, la coadyuvancia tiene las siguientes reglas: (i) la
participación del coadyuvante debe estar acorde con las posiciones y pretensiones
presentadas por el accionante o el accionado en el trámite de tutela, es decir, no puede
26. Ante dicho vacío normativo, como se advirtió en el citado auto 700
de 2021, esta corporación ha entendido que es plausible admitir una
coadyuvancia en el incidente de nulidad derivado de una sentencia
adoptada por la Corte43, siempre que se acredite, por virtud del mandato
de adherencia, que existe plena uniformidad con la posición del
incidentante. De lo contrario, en caso de plantearse nuevas
irregularidades o de darle un contenido diferente a aquellas que ya fueron
invocadas, “(…) se apreciará [dicha actuación] (…) como un escrito
independiente, por cuanto la manifestación de coadyuvar no puede
suponer una transformación (…) de lo establecido en la solicitud de
nulidad, a partir de nuevas pretensiones o razones cardinalmente
distintas a las presentadas por el nulicitante.”44

27. La plena uniformidad de criterio resulta trascendente al momento de


examinar el requisito de oportunidad para la presentación del incidente
de nulidad, pues si dicho acto debe llevarse a cabo en el término
ejecutoria de la sentencia, cuando la irregularidad que vulnera el debido
proceso deviene de dicha actuación 45, no es posible habilitar el uso de la
coadyuvancia para alegar irregularidades distintas o para ampliar el
contenido de aquellas que fueron planteadas en término.

28. En este orden de ideas, aun cuando la coadyuvancia será oportuna


con independencia de la fecha de radicación del incidente de nulidad 46,
pues su único límite temporal es el que no se haya proferido la
providencia que le ponga fin al trámite incidental, para que esta regla
opere, y como se ha insistido, es necesario que la intervención se ajuste a
formular pretensiones propias de amparo a sus derechos fundamentales; [y] (ii) la
coadyuvancia puede ser llevada a cabo hasta antes de que se expida la sentencia que finalice
el proceso de tutela, es decir, hasta antes de la sentencia de única, de segunda instancia o de
revisión ante la Corte Constitucional, según sea el caso.”
43 Véase, al respecto, los autos 386 de 2016, 523 de 2016 y 186 de 2017.

44 Énfasis por fuera del texto original. En línea con lo anterior, y solo como ejemplo, el
Código General del Proceso dispone que: “(…) [E]l coadyuvante tomará el proceso en el
estado en que se encuentre en el momento de su intervención y podrá efectuar los actos
procesales permitidos a la parte que ayuda, en cuanto no estén en oposición con los de ésta y
no impliquen disposición del derecho en litigio”.
45Sobre el particular, en el auto 031A de 2002, esta corporación sostuvo: “[V]encido en
silencio el término de ejecutoria cualquier eventual nulidad queda automáticamente
saneada, no sólo por la carencia de legitimidad para pedirla, sino, además, por las
siguientes razones: (i) en primer lugar, atendiendo el principio de seguridad jurídica y de
necesidad de certeza del derecho (…); (ii) en segundo lugar, ante la imposibilidad de
presentar acción de tutela contra las providencias de tutela (…). Y finalmente, (iii) porque es
razonable establecer un término de caducidad frente a las nulidades de tutela, si incluso esa
figura aplica en las acciones de inconstitucionalidad por vicios de forma.” Énfasis por fuera
del texto original.
46En los autos 523 de 2016, 186 de 2017 y 700 de 2021, al pronunciarse sobre la figura de la
coadyuvancia, la Corte no exigió un plazo específico para presentar escritos en tal sentido.
lo que involucra la coadyuvancia, por lo que toda pretensión debe
subordinarse al incidente principal. Cualquier actuación distinta o que se
exceda de lo propuesto será tomada como un escrito independiente47, o
lo que es lo mismo, como una nueva solicitud de nulidad, la cual deberá
acreditar los requisitos de (i) oportunidad, (ii) legitimación y (ii) carga
mínima argumentativa, de los cuales depende su procedencia.

29. Conforme a lo anterior, frente al asunto que ocupa la atención de la


Sala Plena, se concluye que de las tres irregularidades planteadas por el
coadyuvante, dos de ellas guardan plena uniformidad con las razones que
se invocan por los incidentantes para justificar la nulidad solicitada,
mientras que la restante se sustenta en una acusación distinta a las
expuestas en las peticiones de nulidad radicadas por los señores Juan
Manuel Charry Urueña, Carlos Hugo Ramírez, Rodrigo Pombo Cajiao,
Óscar Ortiz González, Lorena Garnica y David Peinado Babilonia, tal
como se demuestra en el siguiente cuadro:

Incidentes de nulidad Coadyuvancia


Causal 1. No se vincularon a Causal 1. No se integró de
terceros afectados con la decisión, forma debida el contradictorio,
esto es, a la ciudadanía en general, a pues debió vincularse al trámite
los partidos políticos, a las bancadas de tutela a cada uno de los
que se pronunciaron en contra del senadores que hicieron parte de
proyecto y a los senadores la discusión y votación del
individualmente considerados (tanto proyecto.
aquellos que votaron afirmativa y
negativamente a la iniciativa, como
los que se abstuvieron de
participar)48.

Causal 2. Se usó el amparo con la


finalidad de controvertir la
interpretación razonable de una
norma legal o reglamentaria
compatible con la Constitución
(esto es, con las disposiciones que se
refieren a las figuras del quórum y
las mayorías), asunto que no puede
ser resuelto en sede de tutela, por
no tratarse de una violación de
derechos fundamentales49.

47 Expresión utilizada en el reciente auto 700 de 2021.

48 Esta causal es común a las solicitudes formuladas por los señores Juan Manuel Charry
Urueña, Carlos Hugo Ramírez, Rodrigo Pombo Cajiao, Óscar Ortiz González y Lorena
Garnica.
Causal 3. Se desconocieron los Causal 2. Se desconoció el
siguientes presupuestos de precedente respecto de la
procedencia de la acción de tutela: procedencia de la acción de
tutela, por cuanto en la sentencia
3.1. La legitimación en la causa por SU-150 de 2021 se concluyó que
activa, porque el senador Roy el amparo era viable, “aun
Barreras Montealegre no acreditó la cuando el actor no hizo uso de
condición de agente oficioso, al no los mecanismos ordinarios, en
invocar dicha calidad, ni al probar este caso del recurso de
que los titulares de los derechos apelación ante la plenaria del
agenciados estaban en imposibilidad Senado, consagrado en el
de defenderlos50. artículo 44 del Reglamento del
Congreso, Ley 5ª de 1992”57.
3.2. La subsidiariedad con sustento
en que:

(i) El Consejo de Estado estaba


tramitando el medio de control de
nulidad frente a la respuesta dada
por el Presidente del Senado el día 6
de diciembre de 2017, a varias
peticiones que se radicaron con el
propósito de dar curso a la
promulgación de la reforma51.

(ii) Existe otro medio de defensa


judicial, principal y autónomo, como
es la acción pública de
inconstitucionalidad .52

(iii) Existen mecanismos de solución


política, como el trámite
constituyente para agenciar esa o
cualquier otra reforma a la Carta53.

49 Solicitud de nulidad del señor Juan Manuel Charry Urueña.

50 Solicitud de nulidad de los señores Carlos Hugo Ramírez, Rodrigo Pombo Cajiao, Óscar
Ortiz González y Lorena Garnica.
51 Esta causal es común a las solicitudes formuladas por los señores Juan Manuel Charry
Urueña, Carlos Hugo Ramírez, Rodrigo Pombo Cajiao, Óscar Ortiz González y Lorena
Garnica.
52 Solicitud de nulidad de los señores Carlos Hugo Ramírez, Rodrigo Pombo Cajiao, Óscar
Ortiz González y Lorena Garnica.
53 Solicitud de nulidad de los señores Carlos Hugo Ramírez, Rodrigo Pombo Cajiao, Óscar
Ortiz González y Lorena Garnica.
57 Folio 14 del escrito de coadyuvancia. Énfasis por fuera del texto original.
3.3. La inmediatez con sustento en
que:

(i) Pasaron más de seis años entre los


hechos y la tutela54.

(ii) No existe un daño actual ni


permanente al derecho a la
participación política de las víctimas,
ya que esta reivindicación se
concreta en el derecho a elegir y ser
elegido, y en activar mecanismos de
participación55.

(iii) No debió contarse el plazo


razonable para evaluar la inmediatez
respecto de los derechos alegados
por el senador Roy Barreras, a partir
de la notificación por edicto de la
sentencia C-080 de 2019, sino
desde la publicación del comunicado
de la Corte sobre esa providencia, el
cual fue conocido por el congresista
como consta en un tuit56.

Causal 4. Se valoraron en forma


indebida las pruebas, ya que se
omitió tener en cuenta que en las
plenarias del Congreso se
aprobaron textos diferentes en sede
de conciliación58.

Causal 5. Se le dio validez a un


texto conciliado que fue votado dos
veces, cuando tal práctica no consta
en la Constitución, ni en el
Reglamento del Congreso, el cual
solo permite votar dos veces el

54 Solicitud de nulidad del señor Juan Manuel Charry Urueña.

55 Solicitud de nulidad de los señores Carlos Hugo Ramírez, Rodrigo Pombo Cajiao, Óscar
Ortiz González y Lorena Garnica.
56 Solicitud de nulidad de los señores Carlos Hugo Ramírez, Rodrigo Pombo Cajiao, Óscar
Ortiz González y Lorena Garnica.
58 Solicitud de nulidad del señor Juan Manuel Charry Urueña.
mismo punto en caso de empate59.

Causal 6. Se desbordó el margen de Causal 3. La Corte infringió el


competencias de la Corte previsto equilibrio de poderes y los
en el Texto Superior, al variar o valores democráticos, al ordenar
modificar el período de duración de aprobar el contenido de una
las CTEPCR, con ello se infringió el reforma constitucional, por fuera
principio de separación de poderes, de lo dispuesto en el artículo 374
se invadieron las competencias del de la Carta. Para el coadyuvante,
Congreso, se interfirió en el proceso “(…) la Corte asumió (…)
constituyente y se afectó el esquema funciones constituyentes siendo
de frenos y contrapesos60. un órgano que no goza de
legitimidad democrática (…) y
en perjuicio de las funciones
propias del constituyente. La
Corte tenía alternativas menos
invasivas para propender por un
cambio del contenido del
proyecto de Acto Legislativo
05/17 Senado -017/17 Cámara.
Por ejemplo, hubiera podido
impartir una instrucción al
Congreso de la República para
decidir en ejercicio [del] ámbito
de configuración que le reconoce
la Carta”61.

Causal 7. Se incurrió en el error de


asimilar los conceptos de quórum y
mayorías, cuando el artículo 134 de
la Constitución limita su aplicación
al primero de ellos62.

30. Como se infiere de lo expuesto, si bien los escritos coinciden en las


causales referentes a que (i) no se vincularon a terceros afectados con la

59 Solicitud de nulidad de los señores Carlos Hugo Ramírez, Rodrigo Pombo Cajiao, Óscar
Ortiz González y Lorena Garnica.
60 Esta causal es común a las solicitudes formuladas por los señores Juan Manuel Charry
Urueña, Carlos Hugo Ramírez, Rodrigo Pombo Cajiao, Óscar Ortiz González, Lorena
Garnica y David Peinado Babilonia.
61Folio 23 del escrito de coadyuvancia.

62 Solicitud de nulidad de los señores Carlos Hugo Ramírez, Rodrigo Pombo Cajiao, Óscar
Ortiz González y Lorena Garnica.
decisión y que (i) se desbordó el margen de competencias de la Corte
previsto en la Carta; lo cierto es que, frente al supuesto desconocimiento
de los presupuestos de procedencia de la acción de tutela y, en concreto,
al requisito de subsidiariedad, los argumentos expuestos son
radicalmente distintos. En efecto, los nulicitantes alegan que en el
examen realizado fueron omitidos: (a) el medio de control de nulidad
ante el Consejo de Estado, (b) la acción pública de inconstitucionalidad y
(c) el mecanismo de solución política consistente en dar trámite a esa u
otra reforma a la Carta, mientras que el coadyuvante manifiesta que el
desconocimiento del citado requisito de subsidiariedad, se deriva de que
el actor no hizo uso de los mecanismos ordinarios, en este caso del
recurso de apelación ante la plenaria del Senado, conforme a la
atribución que se consagra en el artículo 44 de la Ley 5ª de 1992.

31. De lo anterior se acredita, con evidente claridad, que frente al último


de los vicios alegados, los argumentos expuestos entre uno y otro caso
son esencialmente distintos. Por esta razón, mientras los dos primeros
defectos serán abordados en su estudio como una coadyuvancia, en tanto
guardan plena uniformidad de criterio; ello no ocurre así, en lo referente
al presunto desconocimiento del requisito de subsidiariedad, en donde la
Sala Plena procederá a examinar el documento presentado por el senador
Ernesto Macías Tovar como una solicitud de nulidad independiente.

Cuestión previa: Otras intervenciones relacionadas con el incidente de


nulidad

32. El 28 de junio de 2021, el coordinador del equipo jurídico de la


Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento
(CODHES), entidad que fungió como coadyuvante en el proceso de
tutela, solicitó a la Sala Plena de la Corte Constitucional denegar las
solicitudes de nulidad interpuestas, argumentado que estas (i) pretenden
reabrir el debate zanjado en sede de revisión65 y, además, (ii) varios de los
63 Solicitud de nulidad de los señores Carlos Hugo Ramírez, Rodrigo Pombo Cajiao, Óscar
Ortiz González y Lorena Garnica.
64 Folio 18 de la solicitud de nulidad.

65Al respecto, se explica que: “[Una solicitud de nulidad] (…) no es una nueva instancia
procesal en el proceso de revisión de tutelas que adelanta la Corte Constitucional. Por ello,
solo es posible debatir las eventuales violaciones al derecho del debido proceso, por lo cual,
son improcedentes todos los argumentos sustanciales que ya fueron debatidos en la
sentencia. // En este sentido, deben ser rechazados todos los argumentos que respalden la
nulidad fundados en elementos procesales o sustanciales que ya hayan sido motivados en la
sentencia, así como todos los que devenguen de momentos procesales previos a ella, dado
que su momento para debatirlos ya culminó con la sentencia expedida. (…) // [En el caso
bajo examen,] (…) se considera que todos los argumentos expuestos fueron abordados y
aclarados en la providencia expedida, siendo [las nulidades radicadas un conjunto de]
argumentos que intentan revivir un debate sustancial y probatorio ya finalizado con la
expedición de la sentencia, por lo cual se sugiere (…) denegar por improcedentes estas
solicitudes (…)”. Folios 7 y 8 del escrito de intervención.
solicitantes no cuentan con legitimación en la causa, por no haber sido
parte o haber intervenido en el marco del proceso de tutela de la
referencia66.

33. Aun cuando se señala que las nulidades no fueron planteadas en el


momento procesal oportuno, porque se formularon con base en el
comunicado en el que se dio a conocer el sentido de la decisión, en
palabras del CODHES, tal circunstancia no afecta su procedencia, pues
más allá de que ese hecho solo demuestra que las irregularidades que se
invocan son ajenas al examen de sentencia, lo cierto es que, a pesar de su
carácter anticipado, deben tramitarse después del vencimiento del plazo
que, según la jurisprudencia, se concede para impetrar este incidente, ya
que “(…) solo en ese momento se cumplirán todas las condiciones que
permiten pronunciarse sobre las nulidades propuestas”67.

34. Finalmente, luego de que el pasado 5 de agosto de 2021, la


Secretaría General de la Corte pusiera en conocimiento de las partes e
interesados las solicitudes de nulidad que fueron interpuestas, solo se
recibió un escrito de intervención por parte del Presidente del Congreso
de República, en el que señala que se procedió al cumplimiento de lo
resuelto en la sentencia SU-150 del año en cita, luego de la apertura de
una actuación administrativa con el propósito de evaluar las acciones
tendientes a lograr tal objetivo. En concreto, se anexa el auto 002-2021,
en el que se dispone lo siguiente:

“Primero: DAR CUMPLIMIENTO inmediato a la sentencia


SU-150 de 2021 proferida por la Corte Constitucional y al fallo
de 1° de julio de 2021 dictado por la Sección Primera del
Consejo de Estado dentro del medio de control de nulidad No.
11001-03-24-000-2017-00474-00.

Segundo: Consecuencialmente, atiéndase, de manera


inmediata, y en estricto orden, las siguientes diligencias:

i. Por la Secretaría General del Senado de la República y de la


Cámara de Representantes, realícese el desarchivo del proyecto
de Acto Legislativo 05 de 2017 Senado, 017 de 2017 Cámara,
´por el cual se crean 16 Circunscripciones Transitorias
66Al respecto, se afirma que: “De las tres solicitudes de nulidad evidenciadas en el sistema
de secretaría de la Corte, se observa que la correspondiente al ciudadano Juan Manuel
Charry Urueña, corresponde a una persona externa al trámite del proceso, pues él ni es
parte del mismo y tampoco intervino en él en modo alguno, al menos de lo que puede
evidenciarse del sistema secretarial referido (…). Igual suerte debe correr la solicitud de los
ciudadanos Carlos Hugo Ramírez Z, Rodrigo Pombo Cajiao, Óscar Ortiz González y Lorena
Garnica, (…) pues no se observan como partes procesales ni intervinientes en el trámite de
revisión (…)”. Folios 5 y 6 del escrito de intervención.
67Folio 5 del escrito de intervención.
Especiales de Paz para la Cámara de Representantes en los
períodos 2018-2022 y 2022-2026.

ii. Por la Secretaría General del Senado de la República y de la


Cámara de Representantes, ensámblese el documento
contentivo del texto aprobado del proyecto de acto legislativo
para la firma de los Presidentes y Secretarios Generales tanto
del Senado de la República como de la Cámara de
Representantes, en documento oficial del Congreso de la
República, cuyo texto corresponderá al del anexo número 1° de
la sentencia SU-150 de 2021, que en su tenor literal expresa:
(…)

iii. Procédase a la suscripción del texto ensamblado del


proyecto de acto legislativo por parte de los Presidentes y
Secretarios Generales tanto del Senado de la República como
de la Cámara de Representantes.

iv. Mediante comunicación conjunta de los Presidentes y


Secretarios Generales tanto del Senado de la República como
de la Cámara de Representantes, remítase, por conducto del
Secretario General del Senado, el texto suscrito del mencionado
proyecto de acto legislativo al Presidente de la República, para
que este proceda a cumplir con el deber de publicidad,
mediante su promulgación en el Diario Oficial.

Tercero: Contra la presente decisión no procede recurso


alguno”68.

II. CONSIDERACIONES

A. COMPETENCIA

35. La Sala Plena de la Corte Constitucional es competente para


conocer de esta solicitud de nulidad, de acuerdo con lo dispuesto en los
artículos 49 del Decreto Ley 2067 de 1991 y 106 del Acuerdo 02 de
201569.
68Folios 12, 13, 22 y 23 del escrito de intervención.

69 Decreto 2067 de 1991: “Artículo 49. Contra las sentencias de la Corte Constitucional no procede
recurso alguno. // La nulidad de los procesos ante la Corte Constitucional sólo podrá ser alegada
antes de proferido el fallo. Sólo las irregularidades que impliquen violación del debido proceso
podrán servir de base para que el pleno de la Corte anule el proceso.” En desarrollo de lo anterior, el
Acuerdo 02 de 2015, en el aparte pertinente, dispone que: “Una vez presentada oportunamente una
solicitud de nulidad y previa comunicación a los interesados, la misma deberá ser resuelta por la Sala
Plena de acuerdo con las siguientes reglas: (…) b. Si la nulidad se invoca con respecto a la sentencia,
la misma será decidida en auto separado, en el término máximo de tres meses, contado desde el envío
de la solicitud al magistrado ponente por la secretaría general. Sin perjuicio de lo anterior, el
proyecto se deberá registrar por lo menos quince días antes de su vencimiento”.
B. SOBRE EL RÉGIMEN DE NULIDAD DE LOS
PROCESOS CON OCASIÓN DE LA SENTENCIAS
PROFERIDAS POR LA CORTE CONSTITUCIONAL.

36. El artículo 49 del Decreto 2067 de 1991 prevé que “contra las
sentencias de la Corte Constitucional no procede recurso alguno”. A
pesar de lo anterior, en varias oportunidades, este tribunal ha admitido la
procedencia excepcional del régimen de nulidad en los procesos de
tutela, entre otras, con ocasión de las sentencias que le ponen fin a dicho
proceso70.

37. Así las cosas, de manera reiterada, la jurisprudencia constitucional


ha señalado que la nulidad del proceso con fundamento en una sentencia
de tutela se erige en un instrumento que media, por una parte, entre los
efectos de la cosa juzgada constitucional, inscritos en la teoría de los
órganos límite, que obliga a que una vez la sentencia cobra ejecutoria sea
inmodificable y se ejecuten las decisiones u órdenes que fueron
aprobadas; y, por la otra, en la necesidad de garantizar la eficacia del
derecho fundamental al debido proceso (CP art. 29), cuando este es
afectado por la determinación que se adopta por esta corporación71.

38. En este sentido, es innegable que la procedencia de las solicitudes


de nulidad interpuestas con ocasión de una sentencia adoptada por la
Corte no constituye la regla general, sino que, por el contrario, se trata de
una hipótesis excepcional. Por ello, a partir de la aplicación del inciso 2°
del artículo 49 del Decreto Ley 2067 de 1991, la Corte ha señalado que
únicamente procede la nulidad del proceso con fundamento en una
sentencia de tutela, cuando se ha incurrido en una anomalía con la
entidad suficiente para afectar el debido proceso72.

39. No sobra aclarar que el hecho de que se pueda promover un


incidente de nulidad originado en una sentencia proferida por la Corte
Constitucional no significa que exista un recurso contra ella o que surja
una nueva oportunidad para controvertir un debate ya concluido. En estos
casos, el examen de este tribunal se circunscribe a determinar si el
incidente fue interpuesto en término, si en realidad se produjo o no el
defecto procesal alegado y si efectivamente existe un desconocimiento

70 Véase, entre otros, los siguientes autos: 012 de 1996, 021 de 1996, 056 de 1996, 013 de 1997, 052
de 1997, 053 de 1997, 003A de 1998, 011 de 1998, 012 de 1998, 026A de 1998, 013 de 1999, 074 de
1999, 016 de 2000, 046 de 2000, 050 de 2000, 082 de 2000, 162 de 2003, 139 de 2004, 082 de 2006,
244 de 2007, 279 de 2007, 006 de 2008, 007 de 2008, 105 de 2008, 280 de 2009, 027 de 2010, 107 de
2011, 083 de 2012, 167 de 2013, 255 de 2013, 043A de 2014, 537 de 2015, 554 de 2015 y 361 de
2017.

71 Corte Constitucional, auto 350 de 2010.

72 Corte Constitucional, autos 067 de 2019 y 096 de 2019.


del derecho al debido proceso73. Estas exigencias se sustentan en razones
de seguridad jurídica y de certeza como pilares del ordenamiento
jurídico, en el entendido que el trámite de un incidente de nulidad que se
origina en una sentencia, en la práctica tendría la virtualidad de afectar
una decisión que ha hecho tránsito a cosa juzgada, como se explicó con
anterioridad.

40. En línea con lo expuesto, en el auto 406 de 2020, este tribunal


señaló que:

“De manera reiterada, la jurisprudencia constitucional ha


reconocido que la declaratoria de nulidad de las sentencias de la
Corte Constitucional es un mecanismo excepcional y riguroso,
que no está diseñado para que quienes se encuentren
inconformes con la decisión adoptada por este tribunal, utilicen
tal procedimiento para reabrir los debates ya agotados en el
seno de la corporación, a tal punto que cuestionen los
fundamentos de una sentencia que adquirió la fuerza jurídica de
la cosa juzgada constitucional, incluso si la inconformidad frente
a lo decidido, se encuentra fundamentada en las respetables
opiniones expresadas por los Magistrados en aclaraciones y
salvamentos de voto. Así, las solicitudes de nulidad de las
sentencias no constituyen materialmente una impugnación de lo
decidido o un recurso de apelación, en el que se permita (i)
controvertir lo decidido, (ii) cuestionar el razonamiento jurídico
en que se funda la decisión o (iii) proponer nuevas cuestiones
que no hicieron parte del proceso que condujo a la adopción de
la sentencia sino que, se trata de un mecanismo excepcional que
únicamente busca garantizar la eficacia del derecho fundamental
al debido proceso, cuando es afectado por la decisión de la
Corte74. En otras palabras, la mera inconformidad de los
solicitantes con el sentido del fallo75 o con sus efectos, sus
fundamentos teóricos, probatorios o procesales76, su redacción o
estilo argumentativo, no son motivos válidos para decretar la
nulidad de la sentencia y, por consiguiente, el debate debe
circunscribirse a la eventual vulneración del derecho al debido

73 Al respecto, se pueden consultar los autos 002A de 2002, 031A de 2002, 063 de 2004, 131 de 2004,
025 de 2007 y 008 de 2005.

74 Corte Constitucional, auto 350 de 2010.

75 Corte Constitucional, auto 238 de 2012, citando apartes del auto 264 de 2009.

76 En el auto 149 de 2008 este tribunal explicó: “Lo expuesto, significa que no es suficiente
el expresar razones o interpretaciones diferentes a las de la Sala que obedezcan al disgusto o
inconformismo del solicitante con la decisión adoptada”.
proceso materializada en la decisión adoptada por la Corte
Constitucional77. (…)

En razón de lo anterior, esta corporación ha sido enfática en


señalar que la regla general es la improcedencia de la nulidad
contra las sentencias de la Corte Constitucional y, por
consiguiente, su anulación constituye una decisión
verdaderamente excepcional, cuando se advierta un vicio
procedimental de entidad suficiente, que no haya sido posible
alegarlo o ponerlo de presente antes de la adopción de la
sentencia y que, por lo tanto, sea imputable a la providencia
misma, al mismo tiempo que sea de tal magnitud, que incida de
manera directa en la decisión que se haya adoptado.”

41. En desarrollo de lo expuesto, esta corporación ha sostenido que


existe un conjunto de reglas aplicables a la declaratoria de nulidad, cuyo
examen ha sido agrupado por la Corte en los (i) requisitos formales y (ii)
en los presupuestos sustanciales. Los primeros determinan la procedencia
de la solicitud para habilitar un análisis de fondo, es decir, que en caso de
que los mismos sean inobservados, lo lógico será el rechazo del
incidente; mientras que, los segundos, abarcan las circunstancias
materiales de las cuales depende la prosperidad de la nulidad, esto es, la
ocurrencia de alguna actuación que, a partir del carácter excepcional de
este instrumento, dé lugar a que exista una afectación del derecho al
debido proceso, la cual debe ser “ostensible, probada, significativa y
trascendental, es decir, que tenga repercusiones sustanciales y directas
en la decisión”78.

42. De conformidad con la jurisprudencia reiterada por la Corte, los


requisitos formales que deben concurrir para que sea posible estudiar la
nulidad alegada, son los siguientes:

(i) Oportunidad: La declaratoria de nulidad de un proceso con ocasión de


una sentencia proferida por la Corte Constitucional, como ya se ha dicho,
solo procede de manera excepcional. Para tal efecto, es necesario que la
solicitud se presente en el término de ejecutoria de la decisión adoptada,
o lo que es lo mismo, en los tres días siguientes a la notificación del fallo
objeto de cuestionamiento. Vencido dicho plazo, se entiende que

77“(…) en tratándose del incidente de nulidad, la acusación debe limitarse a la


confrontación entre el contenido normativo de las garantías fundamentales del debido
proceso presuntamente vulneradas y la sentencia acusada, sin que, por ningún motivo, pueda
el debate incidental, convertirse en la herramienta para reabrir la discusión que fue objeto
de pronunciamiento o para analizar y/o presentar nuevos hechos o pruebas que escapen al
ámbito exclusivo de legalidad del fallo”. Corte constitucional, auto 131 de 2004.
78 Corte Constitucional, autos 031A de 2002, 067 de 2019 y 096 de 2019.
cualquier irregularidad queda automáticamente saneada 79. No obstante, es
preciso aclarar que, si la nulidad tiene su origen en un vicio anterior a la
sentencia, solo podrá ser alegada antes de que ésta se profiera, pues de lo
contrario, quienes hubieran intervenido durante el trámite de la acción
pierden, a partir de ese momento, toda legitimidad para invocarla 80.

(ii) Legitimación: El incidente de nulidad debe ser propuesto por quien


haya sido parte81 o por un tercero con interés legítimo en el proceso 82. En
relación con este último, en el auto 043A de 2014, reiterado en el auto
188 de 2015, se expuso que:

“El concepto de interés legítimo en el proceso surge como


respuesta al carácter restrictivo de la noción de partes, cuya
definición se limita al demandante y al demandado, como sujetos
que sostienen una relación jurídico-procesal. El interés legítimo
reconoce que existen otros sujetos procesales a los cuales
igualmente les asiste legitimación para alegar la ocurrencia de
una nulidad, cuando, por alguna razón, se han visto afectados en
sus garantías procesales. Una de tales hipótesis se presenta, por
ejemplo, cuando en la parte resolutiva de las sentencias de tutela
se dan órdenes a terceros que no fueron informados del proceso y
que, por ende, jamás tuvieron la oportunidad de defender sus
derechos83.

El [citado] concepto (…) ha sido objeto de delimitación en su


contenido y alcance, con el propósito de distinguirlo de
cualquier persona que pueda tener conocimiento de una decisión
judicial o que simplemente sea nombrada en una sentencia, sin
que por tal efecto se genere algún tipo de vinculación al proceso
o se extiendan las consecuencias del fallo. Por esta razón, la
doctrina ha dicho que es tercero con interés: “todo sujeto
procesal que, sin estar mencionado como parte demandante o
parte demandada en la demanda, ingresa al proceso por
reconocérsele una calidad diversa de la de litisconsorte

79 Sobre el particular, en el auto 031A de 2002, esta corporación sostuvo que: “[V]encido en silencio
el término de ejecutoria cualquier eventual nulidad queda automáticamente saneada (…)”

80 Corte Constitucional, autos 013 de 2002, 020 de 2002 y 397 de 2014.

81 En materia de tutela, en los términos previstos en el artículo 86 de la Constitución Política,


se establece que el amparo constitucional debe estar encaminado a precaver la vulneración o
amenaza de los derechos fundamentales de las personas, frente a acciones u omisiones de las
autoridades públicas y, en ciertos casos, de los particulares. Por esta razón, se admite que en
este proceso intervienen como partes, “la autoridad o el particular contra quien se dirija la
acción, y quien reclama la protección de sus derechos (…)”. Corte Constitucional, auto 270
de 2011.
82 Véanse, entre otros, los autos 302 de 2006, 102 de 2010 y 270 de 2011.

83 Véase, entre otras, el auto 022 de 1999.


necesario, facultativo o cuasinecesario y que de acuerdo con la
índole de su intervención pueden quedar o no vinculados por la
sentencia”84. (…)

A partir de lo expuesto, en criterio de la Corte, es claro que el


incidente de nulidad en los procesos de tutela se puede promover
por las partes, esto es, por los sujetos enfrentados en el juicio de
amparo (directamente o a través de sus apoderados), o por
aquellos terceros que, sin importar si quedan o no vinculados
por la sentencia, (i) ingresaron al proceso o (ii) se hallan
jurídicamente relacionados con una de las partes o con la
pretensión que se debate, de suerte que puedan verse afectados
desde una perspectiva o relación sustancial con los efectos
jurídicos del fallo. En este sentido, el concepto de tercero con
interés excluye a quienes, más allá de no tener ninguna
participación en sede judicial, son totalmente ajenos a lo que se
debate y por quienes se debate, por lo que carecen de cualquier
tipo interés real en la causa que se controvierte.” Énfasis por
fuera del texto original.

(iii) Carga argumentativa: La solicitud debe plantear (1) un argumento


que ilustre de manera cierta, clara, precisa, pertinente y suficiente, la
irregularidad que justifica la violación del debido proceso 85. Lo anterior
significa que, para que esta corporación pueda entrar a analizar una
petición de nulidad, (2) no basta con expresar razones diferentes a las de
la providencia cuestionada, o de formular interpretaciones normativas
distintas que obedezcan al simple disgusto o inconformismo del
solicitante con el fallo adoptado, sino que es necesario (3) dar cuenta de
las circunstancias que configuran la violación, de los preceptos de
carácter constitucional que fueron transgredidos86, de la incidencia de
dicha infracción en la decisión adoptada 87 y de su carácter ostensible,
84 López Blanco, H.F, Instituciones de Derecho Procesal Civil Colombiano, Tomo I, Parte
General, Bogotá, Dupré Editores 2005, p. 323. Subrayas fuera del original.
85Estas cargas fueron compendiadas en el auto 043 de 2021, entendiendo por claridad, “que
la argumentación planteada por el solicitante [presente] una exposición lógica de las
razones por las cuales cuestiona la providencia”; señalando que es cierta, cuando “la
argumentación se fund[a] en contenidos objetivos y ciertos de la providencia cuestionada, no
así en interpretaciones subjetivas de la decisión o de la jurisprudencia constitucional”;
identificando que es precisa, en la medida en “que los cuestionamientos que se hagan a la
sentencia (…) [sean] concretos, y (…) no simples juicios generales e indeterminados acerca
de la presunta irregularidad de la providencia”; considerando que es pertinente, si “los
cuestionamientos a la sentencia [están] referidos a una presunta vulneración grave al debido
proceso, [y] no a reabrir el debate jurídico o probatorio concluido”; y concluyendo que es
suficiente, cuando “la argumentación desplegada [aporta] los elementos necesarios que
permitan evidenciar la existencia de una presunta irregularidad violatoria del debido
proceso.”
86Corte Constitucional, auto 406 de 2020.

87Corte Constitucional, auto 149 de 2008.


probada, significativa y transcendental, es decir, que tenga repercusiones
sustanciales y directas en la decisión88.

43. Una vez se acreditan los requisitos formales del incidente, la


solicitud de nulidad debe ajustarse a los siguientes presupuestos
sustanciales:

(a) Como se indicó anteriormente, el fundamento esencial de la solicitud


de nulidad debe ser la afectación del derecho al debido proceso. Por esta
razón, es claro que los criterios de forma como la redacción, el estilo y la
argumentación utilizada en una sentencia no constituyen una vulneración
del citado derecho.

(b) Por lo demás, la jurisprudencia constitucional ha decantado una serie


de eventos, indicativos y no taxativos, en los cuales se configura una
violación del debido proceso que, conforme a las particularidades del
caso, podrían dar lugar a la declaratoria de nulidad de un proceso con
ocasión del fallo adoptado. Estos eventos se enuncian así:

“(i) Cuando una decisión de la Corte es aprobada sin contar


con la votación favorable de las mayorías previstas en la ley o
en el reglamento89.

(ii) Cuando la parte resolutiva de una sentencia de revisión de


tutela da órdenes a particulares que no fueron vinculados o
informados del proceso, y por ello no tuvieron la oportunidad
procesal de ejercer sus derechos a la defensa y al debido
proceso90.

(iii) Cuando existe incongruencia entre la parte motiva de una


sentencia y la parte resolutiva de la misma, que hace
anfibológica o ininteligible la decisión adoptada 91. De igual
manera, en aquellos eventos en los que el fallo se contradice
abiertamente, siempre que ello tenga incidencia sobre la
decisión; o cuando ésta carece por completo de
fundamentación92.

88 Corte Constitucional, autos 393 de 2020, 043 de 2021, 204 de 2021 y 700 de 2021.

89 Corte Constitucional, auto 062 de 2000.

90 Corte Constitucional, auto 022 de 1999.

91 Corte Constitucional, auto 091 de 2000.

92 Corte Constitucional, auto 305 de 1996.


(iv) Cuando de manera arbitraria se dejan de analizar asuntos
de relevancia constitucional que tienen efectos
93
transcendentales para el sentido de la decisión .

(v) Cuando la sentencia proferida por una sala de revisión


desconoce la cosa juzgada constitucional, pues ello significa
una extralimitación en el ejercicio de sus atribuciones94; y

(vi) Cuando una sala de revisión desconoce la jurisprudencia


en vigor, bien haya sido definida por la Sala Plena de la Corte
o por una línea jurisprudencial decantada por las distintas
salas de revisión. Al respecto, vale la pena señalar que el
artículo 34 del Decreto 2591 de 1991 establece que todo
cambio de jurisprudencia debe ser decidido por la Sala Plena.
En consecuencia, si una de las Salas de Revisión se apropia de
dicha función, es claro que se extralimita en el ejercicio de sus
competencias con grave violación del debido proceso 95. A
pesar de lo anterior, es preciso tener en cuenta que no toda
discrepancia implica una infracción del precedente, puesto
que el mismo debe guardar relación directa con la ratio
decidendi de una o varias sentencias de las cuales se predica
la ocurrencia de esta infracción96. En caso contrario, como lo
ha dicho la Corte, “[l]as situaciones fácticas y jurídicas
analizadas en una sentencia de una Sala de Revisión y que
sirven de fundamento para proferir un fallo son intangibles,
[ya que] son connaturales a la libertad, autonomía e
independencia que posee el juez para evaluarlas y
juzgarlas”97.

44. En conclusión, la declaratoria de nulidad de un proceso con sustento


en una sentencia proferida por esta corporación únicamente está llamada
a prosperar cuando, en atención al carácter excepcional y extraordinario
de este incidente, se acredita el cumplimiento de los requisitos formales y
de los presupuestos materiales, previamente expuestos.

C. DEFINICIÓN DEL CASO CONCRETO

Verificación de los requisitos formales de los incidentes de nulidad


propuestos contra la sentencia SU-150 DE 2020
93 Corte Constitucional, auto 031A de 2002.

94 Corte Constitucional, auto 082 de 2000.

95 Corte Constitucional, autos 052 de 1997, 003A de 1998 y 082 de 2000.

96 Corte Constitucional, auto 053 de 2001.

97 Corte Constitucional, auto 188 de 2015, que sigue el esquema planteado desde el auto 105A de
2000.
45. Legitimación en la causa: En el asunto bajo examen, como se
aprecia de los antecedentes expuestos, ninguna de las partes cuestionó la
validez de la sentencia SU-150 de 2021. Así, por un lado, quienes
actuaron en calidad de demandantes, esto es, el senador Roy Barreras
Montealegre, la Fundación Lazos de Honor y los señores Carlos Manuel
Vásquez Cardozo y Víctor Manuel Muñoz Mendivelso no se
pronunciaron sobre el particular; y, por el otro, la Mesa Directiva del
Senado de la República procedió a dar cumplimiento a las órdenes
adoptadas, como se constata en el auto 002-2021 del 2 de agosto de este
año, previamente citado.

46. Por lo demás, se advierte que la Presidencia de la República desistió


del incidente de nulidad que había propuesto y, en su lugar, promulgó el
Acto Legislativo 02 de 2021 en el Diario Oficial No. 51.777 del pasado
25 de agosto.

47. Así las cosas, se impone a la Sala Plena verificar si quienes plantean
los incidentes de nulidad tienen la condición de terceros con interés. Ello
implica constatar, como previamente se reseñó con la cita al auto 043A de
2014, que (i) los incidentantes ingresaron con anterioridad al proceso, por
ejemplo, en calidad de coadyuvantes, o (ii) que se trata de sujetos que se
encuentran jurídicamente relacionados con una de las partes o con la
pretensión que se debate, de suerte que puedan verse afectados desde una
perspectiva o relación sustancial, de carácter personal, con los efectos
jurídicos del fallo.

48. Como consecuencia de este ejercicio, se concluye lo siguiente:

(i) La primera solicitud de nulidad formulada por el señor Juan


Manuel Charry Urueña es procedente, en la medida en que fue
admitido como coadyuvante de la parte demandada, al momento
de resolver la solicitud de impugnación planteada por la parte
actora, en sentencia del 6 de agosto de 2019, por la Subsección B,
de la Sección Cuarta, del Tribunal Administrativo de
Cundinamarca98. De esta manera, consta que acompañó la petición
de ratificación a lo resuelto por el juez de primera instancia, en
escrito del 10 de julio de 201999.

(ii) La segunda solicitud de nulidad planteada por los señores


Carlos Hugo Ramírez, Rodrigo Pombo Cajiao, Óscar Ortiz
González y Lorena Garnica es igualmente procedente, pero
únicamente respecto de los dos primeros sujetos mencionados, en

98 Lo anterior consta en los folios 14, 26 y subsiguientes del cuaderno 2.

99 Folios 12 a 14 del cuaderno 2.


tanto fueron admitidos en calidad de coadyuvantes de la parte
demandada, desde el inicio del juicio de amparo, por el Juzgado 16
Administrativo de Oralidad del Circuito Judicial de Bogotá, como
juez de tutela de primera instancia. Precisamente, en el expediente
se advierten intervenciones de su parte de los días 11 de junio de
2019100, 10 de julio de 2019101 y 18 de febrero de 2020 102, y su
reconocimiento como coadyuvantes por parte de la citada
autoridad judicial en la sentencia del 12 de junio de 2019103.

Por esta razón, dado que los señores Óscar Ortiz González y Lorena
Garnica no acreditaron la condición de terceros con interés, (i) al
no haber sido reconocidos como coadyuvantes y (ii) al no haberse
visto afectados desde una perspectiva o relación sustancial, de
carácter personal, con los efectos jurídicos del fallo, se procederá
respecto de ellos a rechazar la solicitud de nulidad impetrada en
contra de la sentencia SU-150 de 2021.

(iii) La tercera petición de nulidad formulada por el señor David


Peinado Babilonia es improcedente, dado que tampoco acreditó la
condición de tercero con interés, pues (i) no fue admitido como
coadyuvante y (ii) no tiene una relación sustancial, por virtud de la
cual se vea afectado con los efectos jurídicos de la sentencia SU-
150 de 2021. De esta manera, en la parte resolutiva del presente
auto, se procederá a rechazar su solicitud.

49. En conclusión, una vez examinado el requisito de legitimación en la


causa, tal exigencia únicamente se acredita por parte de los señores Juan
Manuel Charry Urueña, Carlos Hugo Ramírez y Rodrigo Pombo Cajiao,
en los términos previamente expuestos, por lo que en seguida se
adelantará el examen del resto de requisitos de procedencia frente a sus
100 Se trata de la intervención inicial en la que invocan la calidad de coadyuvantes de la
Mesa Directiva del Senado, Folios 414 a 416 del cuaderno 1. Allí, se dice textualmente lo
siguiente: “Según lo estipulado en el artículo 13 del Decreto 2591 de 1991, los abajo
firmantes, en nuestra calidad de ciudadanos y con interés legítimo en el resultado de la
presente acción por los resultados que la misma podría tener para el orden institucional,
intervenimos como coadyuvantes de la Mesa Directiva del Senado de la República (…)”
(Énfasis por fuera del texto original). Este documento se suscribe por Sandra Barrera,
Rodrigo Pombo Cajiao, Augusto Jiménez Mejía, Virginia Garcés, Carlos Holguín, Alejandra
Carvajal, Jorge H. Botero, Jaime Castro, Carlos H. Ramírez y dos firmas ilegibles.
101 El escrito de esta fecha le solicita al juez de segunda instancia confirmar la
improcedencia de la acción de tutela, en los términos resueltos por el Juzgado 16
Administrativo de Oralidad del Circuito Judicial de Bogotá. Folios 12 a 14 del cuaderno 2.
Este documento lo suscriben Jaime Castro, Alejandra Carvajal, Carlos Holguín, Juan Manuel
Charry Urueña, Sandra Barrera, Andrea Espinosa Fernández, Carlos H. Ramírez y una firma
ilegible.
102Corresponde a un escrito radicado por Carlos H. Ramírez, en el que le pide al
magistrado Antonio José Lizarazo Ocampo declararse impedido.
103Folio 430 del cuaderno 1.
alegaciones formuladas, las cuales corresponden en su integridad a las
ocho causales de nulidad previstas en el numeral 29 del presente auto,
pues el vicio endilgado por el señor David Peinado Babilonia (esto es, se
desbordó el margen de competencias de la Corte previsto en el Texto
Superior) fue también invocado por el resto de incidentantes.

50. Oportunidad: En lo que atañe a la presentación oportuna de las


solicitudes de nulidad, de acuerdo con la constancia secretarial expedida
por el Juzgado 16 Administrativo de Oralidad del Circuito Judicial de
Bogotá, la sentencia SU-150 de 2021 fue notificada el día 29 de julio del
año en cita104. Por virtud de lo anterior, y para efectos de examinar si los
dos incidentes que aún son objeto de estudio se propusieron en
término105, debe tenerse en cuenta que el límite máximo para su
invocación lo constituía el 3 de agosto de 2021, lo que corresponde a los
tres días hábiles siguientes a la notificación del fallo objeto de
cuestionamiento.

51. Sobre la base de lo anterior, se constata que, en principio, las dos


solicitudes de nulidad fueron interpuestas en término, (esto es, las
concernientes a los señores Juan Manuel Charry Urueña, Carlos Hugo
Ramírez y Rodrigo Pombo Cajiao), pese a que ello ocurrió con
anterioridad a la notificación de la sentencia cuestionada. En efecto,
mientras este último acto tuvo lugar el pasado 13 de agosto, ambas
peticiones fueron radicadas el día 26 de mayo de 2021. De ahí que, como
lo afirma el CODHES, el soporte sobre el que se proponen es el
comunicado y no el fallo judicial que fue dado a conocer el 29 de julio
del año en curso.

52. Sobre este particular, en el auto 235 de 2015, la Corte sostuvo que
con base en el comunicado no es posible pronunciarse sobre la solicitud
de nulidad de un proceso o de la sentencia que le puso término, ya que si
se le otorgara al comunicado la capacidad para afectar la providencia
cuya adopción se limita a anunciar, se le conferiría una fuerza que, fuera
de no corresponderle, “(…) enervaría la sentencia misma y la vaciaría
de su contenido y de su valor, al punto que sería inútil dotarla de
carácter documental y presentarla suscrita por los magistrados que
intervinieron en su debate y aprobación”. Lo anterior significa que tan
solo a partir del conocimiento del texto completo de la sentencia

104 Textualmente se menciona que: “(…) se deja constancia que la notificación se surtió el
29 de julio de 2021. Por lo anterior, es a partir del día siguiente de la mentada notificación,
que se deben contabilizar los términos a los que haya lugar, para ello, se anexan las capturas
de pantalla de las respectivas notificaciones efectuadas por el despacho. (…)”
105Lo anterior, dado que el incidente propuesto por el señor David Peinado Babilonia fue
descartado por falta de legitimación, conforme se explicó en el acápite anterior de esta
providencia.
impugnada es que cabe el pronunciamiento de la Corte sobre la solicitud
de nulidad. Al respecto, la jurisprudencia ha explicado lo siguiente:

“[A]ntes de la notificación de la sentencia y de la oportunidad


procesal dispuesta para solicitar la correspondiente nulidad no
es posible emitir pronunciamiento alguno sobre las nulidades
solicitadas, motivo por el cual, en atención al derecho a la
igualdad y al debido proceso, las peticiones de esta índole que
se presenten anticipadamente, se tramitarán después del
vencimiento del término que, según la jurisprudencia, se
concede para solicitar la nulidad , pues sólo en ese momento se
cumplirán todas las condiciones que permiten pronunciarse
sobre las nulidades propuestas”106.

53. En el caso bajo examen, tal como ya se anunció, las solicitudes de


nulidad fueron radicadas precisamente de manera anticipada, por lo que,
en principio, cabe entender que cumplen con el requisito de oportunidad,
de suerte que le corresponde a este tribunal proceder a su definición,
dado que ya se conoce el texto definitivo de la sentencia SU-150 de
2021, pues el mismo fue debidamente notificado y venció su término de
ejecutoria.

54. No obstante, antes de proceder en dicho sentido, es preciso


examinar si se cumple el requisito de oportunidad, por una parte,
respecto de la causal 1 de nulidad alegada, referente a que no se
vincularon a terceros afectados con la decisión y, por la otra, en cuanto a
la solicitud de nulidad independiente que se invocó por el senador
Ernesto Macías Tovar, concerniente a la infracción del principio de
subsidiariedad.

55. Estudio de la causal 1: No se vincularon a terceros afectados con


la decisión. Tanto los incidentantes107 como el coadyuvante consideran
que debió vincularse al trámite de tutela a la ciudadanía en general, a los
partidos políticos, a las bancadas que se pronunciaron en contra del
proyecto y a los senadores individualmente considerados (tanto aquellos
que votaron afirmativa y negativamente a la iniciativa, como los que se
abstuvieron de participar).

106 Corte Constitucional, auto 283 de 2009. Énfasis por fuera del texto original.

107 Causal alegada por los señores Juan Manuel Charry Urueña, Carlos Hugo Ramírez y
Rodrigo Pombo Cajiao.
56. Para la Sala Plena, el artículo 16 del Decreto Ley 2591 de 1991 108 y
el artículo 2.2.3.1.1.4 del Decreto 1069 de 2015 109 establecen la
obligación de notificar las providencias que se dicten en materia de tutela
a las partes e intervinientes. En cuanto a estos últimos, se exige la
vinculación al proceso de los terceros con interés legítimo en el asunto,
noción que, si bien se relaciona con la coadyuvancia, en tanto suele
utilizarse esa vía para hacerse partícipe de un proceso, su definición ha
sido desarrollada por la Corte, con un alcance particular y concreto, con
miras a precisar la exigencia de integrar en debida forma el
contradictorio.

57. Bajo este entendido, en el auto 583 de 2015, este tribunal señaló
que el interés legítimo implica “(…) la vinculación de todas las
personas que[,] por tener interés directo en el debate[,] están llamadas
como sujetos activos o pasivos y, por consiguiente, en el curso o al final
de la acción[,] se dirigen las órdenes tendientes a la protección de
derechos fundamentales. (…) De lo anterior se colige que la
intervención de un tercero en el proceso de tutela puede desplazar a
quien tenía la calidad de parte y convertirlo en el titular de los derechos
fundamentales invocados, con exclusión del accionante primigenio, o, lo
que es más frecuente, constituirlo en el obligado a responder por la
vulneración de derechos, excluyendo a quienes inicialmente fueron
convocados como accionados. En otros eventos, el vinculado se contará
como otro accionado sobre el cual recaerán las consecuencias del
amparo constitucional, pues a pesar de no haber sido señalado por el
accionante como el llamado a resarcir sus derechos amenazados o
vulnerados, la sustancial y estrecha relación entre causa y efecto,
conlleva su concurrencia al proceso.”

58. En el asunto bajo examen, ninguna de las dos solicitudes de


nulidad, a pesar de referir de manera general al deber del juez de tutela
de notificar los actos procesales a las partes y terceros con interés,
expone razón o motivo alguno para justificar, precisamente, la condición
de terceros con interés de (i) la ciudadanía en general, (ii) los partidos
políticos, (iii) las bancadas que se pronunciaron en contra del proyecto y
(iv) los senadores individualmente considerados (tanto aquellos que

108“Artículo 16. Notificaciones. Las providencias que se dicten se notificarán a las partes o
intervinientes, por el medio que el juez considere más expedito y eficaz”.
109“Artículo 2.2.3.1.1.4. De la notificación de las providencias a las partes. De
conformidad con el artículo 16 del Decreto 2591 de 1991 todas las providencias que se
dicten en el trámite de una acción de tutela se deberán notificar a las partes o a las
intervinientes. Para este efecto son partes la persona que ejerce la acción de tutela y el
particular, la entidad o autoridad pública contra la cual se dirige la acción de tutela de
conformidad con el artículo 13 del Decreto 2591 de 1991. // El juez velará porque de
acuerdo con las circunstancias, el medio y la oportunidad de la notificación aseguren la
eficacia de la misma y la posibilidad de ejercer el derecho de defensa”.
votaron afirmativa y negativamente a la iniciativa, como los que se
abstuvieron de participar).

59. Así, por una parte, el señor Juan Manuel Charry Urueña se limita a
manifestar que: “(…) la falta de notificación de los terceros afectados,
partidos políticos y bancadas que votaron en contra, y ciudadanía en
general no es otra cosa que la vulneración de los derechos de los que
éstos son titulares, es claro el interés legítimo en las actuaciones
surtidas dentro del proceso de la referencia, a quienes se les debe
garantizar el derecho al debido proceso” 110; y, por la otra, los señores
Carlos Hugo Ramírez y Rodrigo Pombo Cajiao sostienen que: “(…)
todos los senadores que votaron de manera afirmativa o negativa el
informe de conciliación (…), e incluso los que se abstuvieron de votar,
debían hacer sido notificados sobre la presente acción de tutela para
integrar debidamente el contradictorio, considerando su calidad de
terceros con interés legítimo en el resultado de la acción”111.

60. El interés legítimo no es asimilable al conocimiento u oposición


que se tenga respecto de una pretensión debatida en una causa judicial, ni
al grado de cercanía o participación que exista frente a un debate
jurídico, sino a la circunstancia de que el sujeto involucrado pueda verse
obligado a responder por la vulneración de los derechos, o pueda
imponerse a su cargo el cumplimiento de órdenes dirigidas al amparo de
estos. Por ello, en el auto 546 de 2018 se expuso que: “(…) la no
vinculación de terceros que resultan directamente afectados, (…) con
un fallo de decisión y quienes, en consecuencia, no tuvieron la
oportunidad de ejercer sus derechos de defensa y contradicción,
constituye una grave violación del derecho al debido proceso que no
puede ser ignorada por el pleno de esta corporación.”112

61. Como se deriva de lo expuesto, más allá de referir a las


declaraciones de oposición que existían respecto del proyecto de acto
legislativo113, y al hecho de que se controvertía una actuación de un
órgano de la Rama Legislativa, en la que los senadores participaron en la
construcción de una voluntad colectiva114; ninguno de los incidentantes
explica por qué los sujetos invocados, en su condición de tales, tenían la
calidad de terceros con interés legítimo y debían ser vinculados
obligatoriamente al proceso, esto es, en qué medida la ciudadanía en
general, los partidos políticos, las bancadas y los senadores se vieron
110 Folio 2 de la solicitud de nulidad.

111 Folio 2 de la solicitud de nulidad.

112Énfasis por fuera del texto original.

113 Conforme a lo manifestado por el señor Juan Manuel Charry Urueña.

114 De acuerdo con lo señalado por los señores Carlos Hugo Ramírez y Rodrigo Pombo
Cajiao.
afectados de manera directa con el fallo adoptado en la sentencia SU-150
de 2021 y fueron llamados a responder por los derechos amparados.

62. Como se observa, la violación que se alega no es precisa, cuando se


constata que se queda en la simple formulación de juicios generales y de
meras insinuaciones sobre la presunta irregularidad cometida, y tampoco
es suficiente, cuando no aporta elementos básicos que permitan
evidenciar una afectación al debido proceso. Sin ir más lejos, en ningún
apartado de la sentencia SU-150 de 2021 se cuestiona acto u omisión
alguna de la ciudadanía en general, de los partidos políticos, de las
bancadas o de los senadores individualmente considerados. Por esta
razón, sobre ellos no se realiza ningún juicio de valor y, menos aún,
recaen las consecuencias del amparo constitucional otorgado.

63. La única autoridad cuya legitimación por pasiva se acreditó en el


curso del proceso fue la Mesa Directiva del Senado de la República, en
tanto que fue ella quien dio por no aprobado el informe de conciliación
al proyecto de Acto Legislativo 05 de 2017 Senado, 017 de 2017
Cámara, incluso se advirtió que dicha condición no se extendía a la
Cámara de Representantes, ni a la Presidencia de la República, ni a la
Procuraduría General de la Nación, por no tener un comportamiento
reprochable en relación con la causa que fue sometida a decisión. En este
orden de ideas, en la sentencia SU-150 de 2021 se manifestó que:

“En el asunto bajo examen, se considera que la Mesa Directiva


del Senado cumple con los citados requisitos para entenderse
como legitimada en la causa por pasiva, por una parte, porque
es un sujeto plausible de ser demandado por vía del amparo
constitucional, como lo ha señalado la jurisprudencia
constitucional115; y, por la otra, porque la conducta que se
entiende que genera la violación de los derechos al debido
proceso en el trámite legislativo, a la igualdad, a la
participación política y a la reparación integral de las víctimas,
se centraliza en su decisión de dar por no aprobado el informe

115 Tal como ya se advirtió, en la sentencia T-430 de 1992, se expuso lo siguiente: “La
acción de tutela es reconocida por la Constitución a favor de todas las personas cuando
quiera que sus derechos fundamentales resulten vulnerados o amenazados por la acción o la
omisión de cualquier autoridad pública, sin distinguir entre ellas, de tal forma que, en
principio, es posible intentarla contra actos emanados de servidores pertenecientes a
cualquier rama u órgano del poder público y aún de las corporaciones públicas (artículo 123
de la Constitución). // Así, pues, considera la Corte que asiste la razón al accionante cuando
afirma que también los actos producidos por la Rama Legislativa son susceptibles de esta
acción. Tanto las cámaras como las comisiones permanentes que dentro de ellas se
conforman de acuerdo con lo previsto por el artículo 142 de la Constitución y sus mesas
directivas tienen aptitud efectiva para proferir actos o incurrir en omisiones por cuyo
medio se vulnere o amenace vulnerar un derecho fundamental, siendo lógico entonces que
éste sea protegido por la vía de la acción de tutela, de manera definitiva o al menos
transitoria en orden a evitar un perjuicio irremediable”. Énfasis por fuera del texto original.
de conciliación al proyecto de Acto Legislativo 05 de 2017
Senado, 017 de 2017 Cámara, pese a haber obtenido, conforme
se alega por los accionantes, las mayorías requeridas para el
efecto.

Ahora bien, cabe advertir que el juez de tutela de primera


instancia, en auto del 9 de junio de 2019, vinculó a esta causa a
la Cámara de Representantes, a la Presidencia de la República y
a la Procuraduría General de la Nación. Sin embargo, no es
posible tener a dichas autoridades como legitimados por pasiva,
en tanto que no se aprecia que con su comportamiento hayan
suscitado una hipótesis de amenaza o vulneración respecto de los
derechos que motivan este juicio de tutela. (…)”.

64. Ningún argumento se ofrece por los incidentantes para controvertir


el raciocinio realizado por la Corte, en relación con la identificación y
precisión de la parte demandada. Incluso, en el caso de los senadores,
este tribunal en ningún momento desconoció sus votos a favor o en
contra de la iniciativa de acto legislativo, pues su examen se
circunscribió a la vía de hecho que se alegaba respecto de la Mesa
Directiva del Senado. Dicho en términos más concretos, el voto de cada
congresista permaneció incólume.

65. Ahora bien, más allá de lo expuesto, y de las dificultades que


existen para darle curso a una nulidad que no se justifica ni se explica,
esta causal alegada debe ser objeto de rechazo por el incumplimiento del
requisito de oportunidad, como se explica con fundamento en las tres
razones que se exteriorizan a continuación:

(i) En primer lugar, la única autoridad llamada a responder por los


derechos fundamentales invocados como vulnerados era la Mesa
Directiva del Senado, y para efectos de su notificación, todo acto
debía comunicarse, como se hizo, al presidente de esa corporación,
en los términos de los artículos 41 y 43 de la Ley 5ª de 1992116.

(ii) En segundo lugar, en el régimen ordinario de nulidad, el cual aplica


para los juicios de tutela117, el vicio referente a la falta de
integración y notificación del contradictorio se considera como una
116 Así, por ejemplo, el numeral 7 del artículo 43 de la ley en cita dispone que: “Los
Presidentes de las Cámaras Legislativas cumplirán las siguientes funciones: (…) 7. Llevar la
debida representación de la Corporación. (…)”.
117 En el auto 159 de 2018 se expuso que: “(…) al no existir una norma que consagre cuál
es el régimen de nulidad que se aplica en el proceso de tutela, con ocasión de las
actuaciones que se desarrollan por los jueces de instancia, la Corte ha decidido acoger –por
vía analógica– las causales que se consagran en el sistema procesal general, que hoy en día
se encuentran previstas en el artículo 133 del Código General del Proceso.” Énfasis por
fuera del texto original.
nulidad saneable, en los términos del parágrafo del artículo 136 del
Código General del Proceso (en adelante “CGP”)118. Por esta razón,
dicha irregularidad se estima saneada, “(…) cuando la parte que
podía alegarla no lo hizo oportunamente o actuó sin proponerla”119.

(iii) En el caso sub-examine, sumadas las actuaciones de los señores


Juan Manuel Charry Urueña, Carlos Hugo Ramírez y Rodrigo
Pombo Cajiao consta que intervinieron al menos tres veces en el
curso del proceso, antes de que se profiriera la sentencia SU-150 de
2021120, y en ninguna de esas intervenciones plantearon la
existencia de una irregularidad procesal o la necesidad de vincular a
alguno de los sujetos que ahora reclaman. De ahí que, y siguiendo
lo indicado en el CGP, es claro que no puede invocarse la
ocurrencia de un vicio cuando, teniendo la oportunidad para
alegarlo, se guarda silencio o se actúa sin proponerlo. Esta misma
consideración se extiende a lo esbozado en la coadyuvancia del
senador Ernesto Macías Tovar, quien, al contestar la demanda de
tutela, en calidad de presidente del Senado, se abstuvo de plantear
la irregularidad que actualmente implora121.

(iv) En este orden de ideas, como se manifestó con anterioridad en esta


providencia, la Corte ha reiterado que si la nulidad tiene su origen
en una anomalía anterior a la sentencia, como lo es la derivada de la
aparente falta de vinculación de terceros con interés, este vicio solo
podrá ser alegado antes de que este tribunal profiera dicho acto, por
quienes han tenido la oportunidad para ello, como ocurre con los
ahora incidentantes y el coadyuvante, pues de lo contrario, quienes
hubieran intervenido en el trámite de la acción pierden, a partir de
ese momento, toda legitimidad para cuestionar la validez del
proceso122. Esta hipótesis difiere de quienes no participaron en el
trámite y solo se enteran del fallo adoptado con la sentencia, para
118Así lo advirtió la Corte en el auto 247 de 2021: “Por virtud del artículo 2.2.3.1.1.3 del
Decreto 1069 de 2015, en aquellos aspectos que el Decreto 2591 de 1991 no regula, debe
acudirse a lo normado en el Código General del Proceso. Esta codificación, en el artículo
133, prevé las causales taxativas de nulidad, siendo una de ellas no haber realizado la
citación de las personas que deben comparecer al proceso. No obstante, siguiendo lo
consagrado en el parágrafo del artículo 136 de esa misma regulación, esta irregularidad
no constituye un vicio insanable, por lo que se permite la adopción de medidas por parte
del juez para corregir formalmente el procedimiento.” (Énfasis por fuera del texto original).
La norma que se cita dispone que: “Artículo 136. (…) Parágrafo.- Las nulidades por
proceder contra providencia ejecutoriada del superior, revivir un proceso legalmente
concluido o pretermitir íntegramente la respectiva instancia, son insaneables”.
119 CGP, art. 136, núm., 1.

120 En escrito del 11 de junio de 2019 se solicita declarar la improcedencia del amparo; en
oficio del 10 de julio del mismo año se pide confirmar lo resuelto por el juez de tutela de
primera instancia, para quien la acción resultaba improcedente; y en escrito del 18 de febrero
de 2020 se invita al magistrado Antonio José Lizarazo Ocampo a declararse impedido.
121 Folios 257 a 270 del cuaderno 1.
quienes la oportunidad en la interposición del incidente sí cuenta
desde el momento de notificación de la providencia que origine la
controversia. En efecto, en la primera hipótesis se impone una carga
procesal de diligencia, que no puede extenderse a la segunda de las
situaciones expuestas.

(v) En tercer y último lugar, según el artículo 135 del CGP, la causal de
nulidad invocada solo se puede alegar por la persona que se haya
visto afectada con su ocurrencia123, dado que el sujeto involucrado,
como ya se explicó, puede verse obligado a responder por la
vulneración de los derechos. De esta manera, bajo ninguna
consideración los señores Juan Manuel Charry Urueña, Carlos
Hugo Ramírez, Rodrigo Pombo Cajiao pueden asumir directamente
la aparente defensa de los derechos de los partidos políticos, de las
bancadas que se pronunciaron en contra del proyecto y de los
senadores individualmente considerados, pues no acreditaron que
tengan su representación legal o judicial.

66. En conclusión, por el conjunto de razones expuestas, la causal de


nulidad relacionada con la supuesta la falta de vinculación de terceros
afectados con la decisión no cumple con el requisito de presentación
oportuna, por lo que se procederá a su rechazo.

67. Estudio de la nulidad independiente que se invocó por el senador


Ernesto Macías Tovar, concerniente a la infracción del principio de
subsidiariedad. Como se explicó en los numerales 20 a 31 de esta
providencia, la alegación realizada por el senador Ernesto Macías Tovar
referente al presunto desconocimiento del requisito de subsidiariedad,
por no haberse hecho uso de la atribución prevista en el artículo 44 de la
Ley 5ª de 1992, corresponde a una solicitud de nulidad independiente,
pues su alegación no guarda plena uniformidad de criterio con los vicios
que fueron alegados por los incidentantes y que se buscan coadyuvar por
el citado congresista.

68. Conforme a esta argumentación, se advierte que la solicitud


autónoma de nulidad remitida por el senador Ernesto Macías Tovar fue
enviada el 26 de agosto de 2021. Esto quiere decir, que es extemporánea,
dado que superó los tres días posteriores a la notificación de la sentencia,
por cuanto, el término de ejecutoria se cumplió durante los días 30 de
julio y 2 y 3 de agosto de 2021. Por ende, la Sala Plena procederá a
rechazar esta solicitud.

122 Corte Constitucional, autos 013 de 2002, 020 de 2002 y 397 de 2014.

123 Textualmente, la norma en cita, en el aparte pertinente, dispone que: “(…) La nulidad
por indebida representación o por falta de notificación o emplazamiento sólo podrá ser
alegada por la persona afectada (…)”. Énfasis por fuera del texto original.
69. Deber de argumentación: Siguiendo los antecedentes expuestos
en esta oportunidad y, como lo sostiene el CODHES, el conjunto de
cargos formulados por los incidentantes no cumple con la estricta carga
de argumentación que le es exigible, por lo que se procederá a rechazar
las nulidades interpuestas, de conformidad con los fundamentos que
pasan a exponerse.

70. Según se ilustró en el numeral 29 de esta providencia, al agrupar los


incidentes de nulidad formulados por los señores Juan Manuel Charry
Urueña, Carlos Hugo Ramírez y Rodrigo Pombo Cajiao, el total de
vicios que se plantean corresponden a ocho causales de nulidad, aun
excluyendo de este trámite la actuación realizada por los señores Óscar
Ortiz González, Lorena Garnica y David Peinado Babilonia, por razones
de falta de legitimación. No obstante, dado que en el acápite anterior de
este auto se examinó la causal 1 y se descartó por falta de cumplimiento
del requisito de oportunidad, el examen que en seguida se adelantará
partirá de la causal 2 hasta la causal 8.

71. Estudio de la causal 2: Se usó el amparo con la finalidad de


controvertir la interpretación razonable de una norma legal o
reglamentaria compatible con la Constitución (esto es, con las
disposiciones que se refieren a las figuras del quórum y las mayorías.

72. Tal como se advierte del contenido de lo planteado, esta alegación lo


único que exterioriza es la mera inconformidad de los solicitantes con el
sentido del fallo, advirtiendo, además, que ni siquiera se tiene en cuenta
en su formulación, las razones que llevaron a la Corte a reconocer que la
interpretación sobre el alcance del artículo 134 de la Carta, suscitaba un
problema constitucional que iba más allá de la consideración netamente
gramatical alegada por la parte demandada y sus coadyuvantes. Sobre
este punto, se dijo que:

“(…) se sostiene que se trata de una interpretación razonable,


por responder a la literalidad de la Constitución, por buscar un
mayor consenso en la aprobación del acto legislativo y por
fortalecer a los grupos congresionales minoritarios, lo cual
desconoce que los principios de unidad constitucional, de
interpretación sistemática y de efecto útil conducen a un
resultado distinto, y que estos mandatos preservan la
integridad de la Carta, por encima de una consideración
netamente gramatical de la norma, como se explicó en el
numeral 323 de esta sentencia. Por lo demás, el ajuste en la
composición del número de miembros de una corporación no
conduce a que se deje de aplicar la exigencia de la mayoría
absoluta, por lo que se seguirán requiriendo los consensos y se
mantendrá la importancia de las minorías en la obtención dicho
objetivo.”124 Énfasis por fuera del texto original.

73. En la medida en que la alegación realizada se limita a manifestar


una simple inconformidad con lo resuelto, se procederá por la Sala Plena
de la Corte a rechazar igualmente su procedencia.

74. Estudio de la causal 3: Se desconocieron los presupuestos de


procedencia de la acción de tutela relativos a la legitimación en la
causa por activa, subsidiariedad e inmediatez.

75. Para dar respuesta a este interrogante planteado en los incidentes de


nulidad, basta con señalar que lejos de proponer la ocurrencia de un
vicio, lo que se exterioriza es la intención o móvil de pretender reabrir un
debate ya zanjado, como se constata con el siguiente cuadro comparativo,
(i) que puntualiza la irregularidad que se alega y (ii) al mismo tiempo
pone de presente la forma como la Corte abordó la solución a dicha
temática en la sentencia SU-150 de 2021.

124 En el numeral 323 de la sentencia SU-150 de 2021 se explicó que: “(…) son tres las razones que
emanan de la propia Carta y que se fortalecen con el tránsito normativo que condujo a la expedición
de la norma actualmente en vigor, las que explican el por qué la fórmula de reducción de los
integrantes de una corporación se aplica no solo para la definición del quórum sino igualmente para
la determinación de las mayorías: // (i) En primer lugar, el principio de unidad constitucional
excluye que el inciso 3° del artículo 134 de la Carta, se restrinja a un sentido limitado únicamente a la
conformación del quórum. En efecto, los artículos 145 y 146 del Texto Superior, previamente
explicados, para efectos de regular el proceso de conformación de la voluntad democrática, referente
a la determinación del número mínimo de congresistas que se requiere para deliberar y tomar una
decisión, apelan a un esquema de orden consecuencial, en el que sobre la base de la acreditación
tanto del quórum deliberatorio como decisorio, se habilita continuar con el acto de votación y, por
ende, se permite verificar si una decisión obtuvo el número de votos mínimos requeridos para efectos
de su lograr aprobación. Una lectura contraria generaría que existieran dos formas de entender la
integración de una corporación pública, una para el quórum, y otra para la mayoría, lo cual
desconoce el esquema concurrente y sincrónico de actuación ideado por el Constituyente, y que se
reconoce por el legislador orgánico en el encabezado del artículo 117 de la Ley 5ª de 1992, el cual,
como ya se ha visto, establece que: “Las decisiones que se adoptan a través de los diferentes modos de
votación surten efectos en los términos constitucionales. La mayoría requerida, establecido el quórum
decisorio, es la siguiente: (…)”. // (ii) En segundo lugar, limitar la fórmula para determinar los
miembros de las corporaciones públicas tan solo al quórum es contraria al principio de efecto útil, ya
que permitiría que los partidos y movimientos políticos sancionados con la pérdida de curules, por
actos merecedores de reproche jurídico y moral (v.gr., por incurrir en delitos de pertenencia,
promoción o financiación de grupos armados ilegales), puedan seguir impactando en el
funcionamiento del órgano, al prolongar el cálculo de sus votos para la consolidación de las
mayorías, a pesar de que la medida implementada por la figura de la silla vacía, (i) buscara eliminar
totalmente su influencia en las decisiones a tomar, y (ii) disminuir el poder de decisión de los partidos
y movimientos que infringieron sus deberes de diligencia y cuidado en la integración de las listas,
como consta de forma expresa en los antecedentes del acto de reforma, previamente transcritos. // (iii)
En tercer lugar, el principio de interpretación sistemática conduce a advertir que la norma
constitucional pretende eliminar todo tipo de injerencias en el proceso de formación de la voluntad
democrática (esto es, en la fijación del quórum y de las mayorías), sin desconocer que dicha
determinación repercute en el principio democrático, especialmente en lo referente al mandato de
representación. Por ello, el último inciso del artículo 134 del Texto Superior, prevé una regla de
reconfiguración de las cámaras, cuando las circunscripciones electorales, por efecto de la silla vacía,
se reduzcan en sus miembros a la mitad o menos. Nótese que, si las curules siguiesen teniendo un
valor para el cálculo de las mayorías, la norma en comento carecería de sentido, ya que no se
presentaría un vacío en la representación.”
Irregularidad que se alega Solución de la sentencia SU-150
de 2021
Se incumple con la legitimación “[a]un cuando podría
en la causa por activa, porque el considerarse que se satisface el
senador Roy Barreras primer requisito de la agencia
Montealegre no acreditó la oficiosa, consistente en invocar o,
condición de agente oficioso, al al menos inferir, que se actúa en
no invocar dicha calidad, ni al tal calidad, por cuanto desde el
probar que los titulares de los inicio de la demanda, el senador
derechos agenciados estaban en Roy Barreras Montealegre ha
imposibilidad de defenderlos. manifestado que su interés es el de
realizar los derechos de las
víctimas que habitan los 166
municipios que conformarían las
CTEPCR, lo cierto es que no se
advierte la situación de
desamparo e indefensión en la que
se encuentran los titulares de los
derechos que se reclaman, y que
justificaría que otra persona lo
haga en su nombre.

A pesar de lo anterior, y como ya


se expuso, la agencia oficiosa
tiene otro elemento de análisis que
resuelta esencial, por virtud del
cual se entiende que el tercero se
encuentra legitimado en la
actuación propuesta, cuando el
interesado en la protección de los
derechos ratifica expresa o
tácitamente y acompaña las
gestiones adelantadas y reafirma
la pretensión de amparo
formulada ante el juez de tutela.

Tal circunstancia es la que ocurre


en el asunto sub-judice, como a
continuación pasa a demostrarse:

(i) Primero, en el expediente se


advierte que 15 organizaciones
que representan los derechos de
las víctimas se pronunciaron de
forma expresa sobre la
actuación adelantada e
impulsada por el senador Roy
Barreras Montealegre, y
manifestaron su coadyuvancia
respecto de la pretensión de
amparo por él promovida.

(ii) Segundo, dichas


organizaciones han sido
efectivamente reconocidas
como representantes por las
víctimas del conflicto armado
interno ante uno de los
componentes del Sistema
Integral de Verdad, Justicia,
Reparación y no Repetición
(SIVJRNR), como lo es la
Jurisdicción Especial para la
Paz (JEP).

(iii)Tercero, en la medida en
que esas organizaciones
representan a las víctimas y que
ellas coadyuvaron la demanda
de tutela presentada por el
senador Roy Barreras
Montealegre, se entiende que su
actuación ha sido ratificada y
que ello ha ocurrido por
quienes tienen el interés
legítimo y directo de promover
el amparo de sus derechos
fundamentales a la igualdad, a
la participación política y a la
reparación integral.

(iv)Cuarto, se entiende
entonces que el senador Roy
Barreras Montealegre sí tiene
la condición de agente oficioso
y que la ejerce de forma
expresa frente a las 15
organizaciones de derechos
humanos que representan a las
víctimas, y que explícitamente
coadyuvaron su actuar durante
el trámite de la tutela, a lo que
se debe añadir las
manifestaciones que en el
mismo sentido se realizaron por
los ciudadanos Juan Carlos
Quintero Sierra y José Aldemar,
quienes igualmente invocaron y
acreditaron la condición de
víctimas.

(v) Quinto, no es ajeno a la


Corte que la ratificación que se
produce respecto del actuar del
senador Roy Barreras
Montealegre, como agente
oficioso de las 15
organizaciones que representan
a las víctimas y de los
ciudadanos Quintero Sierra y
José Aldemar que tienen dicha
condición, se explica porque
siendo el proyecto de Acto
Legislativo 05 de 2017 Senado,
017 de 2017 Cámara, de
iniciativa exclusiva y privativa
del Gobierno Nacional, el
citado congresista –como ya se
señaló con anterioridad– actuó
(1) como coordinador ponente125
y (2) fue vocero del Senado de
la República en el trámite de
conciliación126. Además, (3)
asumió la defensa de los
derechos de las víctimas y de
las garantías ofrecidas por el
AF, cuando participó
activamente en su etapa de
negociación, siendo
plenipotenciario desde el 20 de
abril de 2016.

125 Gaceta del Congreso 384 de 2017, p. 5; y Gaceta del Congreso 476 de 2017, p. 16.

126 Gaceta del Congreso 1050 de 2017, p. 9.


En conclusión, se satisface el
requisito de legitimación en la
causa por activa, respecto del
senador Roy Barreras
Montealegre, tanto en la
protección de su propio derecho al
debido proceso en el trámite
legislativo, como frente a los
derechos a la igualdad, a la
participación política y a la
reparación integral de las
víctimas, en relación con los
cuales el citado congresista actúa
como agente oficioso de varias
organizaciones de derechos
humanos (15 en total) que
representan a las víctimas, y que
expresamente ratificaron su
actuar durante el trámite de
tutela, incluyendo las
coadyuvancias de los ciudadanos
Juan Carlos Quintero y José
Aldemar, quienes igualmente
invocaron y acreditaron la
condición de víctimas.”
Subrayado por fuera del texto
original.

Se incumple el requisito de “En el asunto bajo examen, la


subsidiariedad con sustento en entidad accionada como sus
que: coadyuvantes afirman que se
incumple con el citado requisito,
(i) El Consejo de Estado estaba en tanto que a la fecha se
tramitando el medio de control de encuentra en curso en la Sección
nulidad frente a la respuesta dada Primera del Consejo de Estado,
por el Presidente del Senado el día un proceso iniciado por el
6 de diciembre de 2017, a varias entonces Ministro del Interior,
peticiones que se radicaron con el Guillermo Rivera Flórez, en
propósito de dar curso a la ejercicio del medio de control de
promulgación de la reforma. nulidad, respecto de la decisión de
archivo manifestada en
(ii) Existe otro medio de defensa declaración del 6 de diciembre de
judicial, principal y autónomo, 2017, por quien actuaba en aquel
como es la acción pública de momento como Presidente del
inconstitucionalidad. Senado. (…)
(iii) Existen mecanismos de A juicio de la Sala Plena de esta
solución política, como el trámite corporación, tal mecanismo no es
constituyente para agenciar esa o idóneo ni eficaz para solucionar
cualquier otra reforma a la Carta. de manera integral y oportuna la
disputa constitucional que es
objeto de conocimiento.

En primer lugar, en cuanto a la


falta de idoneidad, ella se deriva
de la naturaleza misma de los
actos objeto de conocimiento en
cada actuación judicial. En efecto,
en la presente acción de tutela, lo
que se cuestiona es la decisión
legislativa de dar por no
aprobado el informe de
conciliación al proyecto de Acto
Legislativo 05 de 2017 Senado,
017 de 2017 Cámara, adoptada
por la Mesa Directa del Senado,
con fundamento en que –en la
sesión del 30 de noviembre de
2017– la iniciativa no obtuvo las
mayorías requeridas para el
efecto, cuando, por el contrario, a
juicio de los accionantes, sí se
cumplió cabalmente con todos los
requisitos que se prevén en la
Constitución y la ley, al contar
con el voto favorable de 50
senadores, en los términos
dispuestos en el artículo 134 del
Texto Superior. Dicha decisión es
la que se considera contraria al
derecho al debido proceso en el
trámite legislativo y a los
derechos a la igualdad, a la
participación política y a la
reparación integral de las
víctimas.

Por el contrario, en el juicio de


nulidad que es objeto de
conocimiento en el Consejo de
Estado, según se advierte en el
texto de la demanda, lo que se
cuestiona: “(…) [es] el acto
administrativo verbal proferido el
6 de diciembre de 2017
consistente en negar la remisión
del Acto Legislativo 017 de 2017
Cámara, 05 de 2017 Senado, ‘Por
medio del cual se crean 16
Circunscripciones Transitorias de
Paz para la Cámara de
Representantes en los períodos
2018-2022 y 2022-2016’ para
promulgación y posterior control
de constitucionalidad, proferido
por el Dr. Efraín Cepeda Sarabia,
Presidente del Senado de la
República (…)”.

Como se infiere de lo expuesto, se


trata claramente de dos actos
distintos, formados de igual modo
en dos momentos distintos, y por
dos autoridades diferentes. Nótese
como, en la tutela, (i) se cuestiona
la decisión legislativa adoptada
en sesión del 30 de noviembre de
2017 por la Mesa Directiva del
Senado, consistente en dar por no
aprobado el proyecto de Acto
Legislativo 05 de 2017 Senado,
017 de 2017 Cámara; (ii)
mientras que, en el juicio de
nulidad simple, lo que se
controvierte es el presunto acto
administrativo verbal proferido
por el Presidente de dicha
Cámara, el día 6 de diciembre de
2017, por virtud del cual se negó
a continuar con los actos de
promulgación y posterior control
de constitucionalidad respecto del
citado proyecto.

La diferencia se torna aún más


evidente, cuando se tiene en
cuenta que la decisión legislativa
no es susceptible de control en lo
contencioso administrativo, por
cuanto no corresponde a ninguna
de las materias que se disponen en
el artículo 104 del CPACA, pues
no concierne a un litigio
originado “en actos, contratos,
hechos, omisiones y operaciones,
sujetos al derecho administrativo,
en los que estén involucradas las
entidades públicas (…)”.
Precisamente, la labor de
aprobación y expedición de un
acto legislativo, al igual que
ocurre con las leyes, se rige tan
solo por la Constitución y por el
reglamento del Congreso (en
esencia, la Ley 5ª de 1992), y sus
actos no se sujetan a las reglas del
derecho administrativo, ni
envuelven el ejercicio de una
función administrativa. (…)

Aunado a lo anterior, el juicio de


nulidad simple que se invoca
también es ineficaz, cuando se
advierte el contexto en que ha
tenido lugar su trámite, pues se
trata de una actuación que inició
desde el 7 de diciembre de 2017 y
que al día de hoy no ha sido
resuelta. Si la eficacia alude
entonces a la protección oportuna
de los derechos amenazados o
vulnerados, tal circunstancia está
claramente desvirtuada respecto
de una actuación que, como ya se
mencionó, lleva tres años y cuatro
meses sin obtener una respuesta
de fondo. (…)

En tercer lugar, y sin perjuicio del


desarrollo que sobre este punto se
adelantará más adelante, tampoco
es posible descartar la
procedencia de la tutela, con
motivo de la existencia de la
acción pública de
inconstitucionalidad, pues la
prosperidad de esta última exige
que exista un acto legislativo,
como acto de reforma
constitucional, tal y como lo
disponen los artículos 241.1 y 379
de la Carta, sin que pueda
acudirse a esta vía para
cuestionar las violaciones a los
derechos fundamentales que se
produzcan con ocasión del trámite
del procedimiento legislativo,
mientras el acto objeto de control
no haya sido promulgado y, en
consecuencia, siga teniendo la
categoría de proyecto.
Precisamente, en la sentencia C-
474 de 2013, la Corte se inhibió
para adoptar una decisión de
fondo respecto de una demanda
promovida contra el proyecto de
Acto Legislativo 143 de 2011
Cámara, 007 de 2011 Senado,
“por medio del cual se reforman
artículos de la Constitución
Política en relación a la
Administración de Justicia y se
dictan otras disposiciones”, al
considerar que: (…) “Analizadas
estas circunstancias a la luz de las
normas constitucionales, esta
corporación [concluye] que el
archivo definitivo del proyecto de
acto legislativo implica que esa
preceptiva jamás fue incorporada
al ordenamiento jurídico; así no
existió, para el caso, un acto
reformatorio de la Constitución,
ni fue promulgado, lo que
inexorablemente conduce a un
fallo inhibitorio, por cuanto no se
reúnen las exigencias previstas
en los artículos 241.1 y 379 de la
Carta Política (…)”
En quinto y último lugar, no cabe
negar la procedencia de la acción
de tutela, por la sola
circunstancia de que el Congreso
puede tramitar y aprobar
reformas constitucionales que
impacten en los derechos de las
víctimas. En efecto, se advierte
que la función constituyente y el
control concreto de
constitucionalidad que se ejerce a
través del recurso de amparo son
atribuciones distintas, que no se
superponen, que cumplen sus
propios fines y que son
desempeñadas por autoridades
diferentes en el ámbito específico
de sus competencias.

De ahí que, cuando se hace uso de


la función constituyente se busca
por el Congreso reformar la
Constitución mediante actos
legislativos, actuación que en
nada implica (i) el ejercicio de un
medio de defensa judicial para
dar solución a un problema
jurídico puntual como el que aquí
se plantea; (ii) que se traduce en
el deber de la Corte de velar por
la supremacía de la Carta, a
través de su rol de proteger los
derechos constitucionales
fundamentales, frente a la acción
o la omisión de cualquier
autoridad pública, como es la
Mesa Directiva del Senado (CP
arts. 86 y 241), (iii) y que no
puede desconocerse por la
posibilidad abstracta de que en un
futuro se regule sobre una
materia, como ocurre con las
CTEPCR, que en este caso son
objeto de controversia, y que
hacen parte de un litigio concreto
que implica la obligación de
administrar justicia, así el mismo
esté relacionado con una
actuación adelantada en el ámbito
de expedición de una reforma
constitucional, en el que se estima
por los accionantes que una
decisión legislativa resulta
arbitraria e inconstitucional y
que, por ello, a su juicio, conduce
a la violación del derecho al
debido proceso en el trámite
legislativo de un congresista, y a
los derechos a la igualdad, a la
participación política y a la
reparación integral de las
víctimas.

Nótese que no se trata de


cuestionar, limitar o coartar el
ejercicio de la función
constituyente, sino simplemente de
dar respuesta a una dispuesta
relacionada con la obligación de
amparar derechos fundamentales,
si efectivamente se advierte que
ellos han sido vulnerados, sin
importar el escenario en el que se
invoque la ocurrencia de la
violación, sobre todo cuando la
misma se endilga de una
autoridad pública que representa
al Estado.”

Se incumple el requisito de “La inmediatez frente a los


inmediatez con sustento en que: derechos a la igualdad, a la
participación política y a la
(i) Pasaron más de seis años entre reparación integral de las
los hechos y la tutela. víctimas. Como punto de partida,
la Sala Plena de la Corte estima
(ii) No existe un daño actual ni necesario reiterar lo señalado con
permanente al derecho a la anterioridad, en el sentido de que
participación política de las la pretensión propuesta respecto
víctimas, ya que esta de estos derechos de las víctimas
reivindicación se concreta en el corresponde a un interés
derecho a elegir y ser elegido, y en homogéneo, en el que, a partir de
activar mecanismos de la solicitud de un solo individuo
participación. con características uniformes, el
amparo se extendería por igual a
(iii) No debió contarse el plazo todos los que se hallen en la
razonable para evaluar la misma situación.
inmediatez respecto de los
derechos alegados por el senador Ahora bien, como se advierte de lo
Roy Barreras, a partir de la expuesto por el juez de tutela de
notificación por edicto de la segunda instancia, es claro que,
sentencia C-080 de 2019, sino frente a los derechos a la
desde la publicación del igualdad, a la participación
comunicado de la Corte sobre esa política y a la reparación integral
providencia, el cual fue conocido de las víctimas, la violación que se
por el congresista como consta en alega es actual y permanente, y,
un tuit. como previamente se señaló
(supra, numeral 167), con base en
la jurisprudencia de la Corte, en
tal caso se exceptúa la
exigibilidad del requisito de
inmediatez, pues el amparo
conserva la potencialidad de
brindar una protección inmediata.

En efecto, como se ha advertido,


las CTEPCR fueron ideadas como
una medida de satisfacción y una
garantía de no repetición a favor
de las víctimas para tener
aplicación en dos períodos
constitucionales del Congreso de
la República: 2018-2022 y 2022-
2026. En cuanto al primer
período, se observa que su
existencia se encuentra cerca de
fenecer; y, respecto del segundo,
como lo advierte la Vista Fiscal,
ya se fijó el calendario electoral
del próximo año por parte de la
Registraduría Nacional del Estado
Civil, a través de la Resolución
2098 del 12 de marzo de 2021.

Lejos de que esta situación pueda


ser advertida por la Corte como
un límite para adoptar un fallo de
fondo, como lo propone la
Procuradora General de la
Nación, entre otras cosas, por la
amplitud de los poderes de que
goza este tribunal para tomar las
medidas necesarias que permitan
restablecer efectivamente los
derechos que se invocan como
vulnerados, lo cierto es que, en la
actualidad, las víctimas aún
siguen sin poder acceder a la
citada medida de satisfacción y
garantía de no repetición ideada
a su favor, con ocasión de la
decisión que se cuestiona, por lo
que frente a sus derechos a la
igualdad, a la participación
política y a la reparación integral,
la conducta que origina la
solicitud de amparo continua
proyectando sus efectos en el
tiempo, de suerte que, como ya se
dijo, no cabe duda de que la
violación que se alega es actual y
permanente, y que ella seguirá
siendo así, hasta tanto no
concluya el período máximo para
el cual se proyectaron las
CTEPCR. (…)

La inmediatez frente al derecho al


debido proceso en el trámite
legislativo. Como se ha explicado
en esta providencia, el congresista
Roy Barreras Montealegre se
encuentra habilitado para
solicitar el amparo de su derecho
al debido proceso en el trámite
legislativo, en nombre propio, de
forma directa y por su condición
de senador de la República,
coordinador ponente y
conciliador, frente a la decisión
adoptada por la Mesa Directiva
del Senado de no dar por
aprobado el proyecto de Acto
Legislativo 05 de 2017 Senado,
017 de 2017 Cámara, a pesar de
que, a su juicio, sí alcanzó las
mayorías requeridas para el
efecto, al momento en que se votó
el informe de conciliación, sobre
la base de que dicha
determinación lesiona de forma
negativa en el núcleo esencial de
su función representativa
concrecionar.

Con miras a determinar el


cumplimiento del requisito de
inmediatez respecto del citado
derecho, cabe señalar que, bajo
una consideración meramente
abstracta, el hecho generador de
la vulneración que se alega tuvo
ocurrencia el 30 de noviembre de
2017 y la acción de tutela se
interpuso hasta el 31 de mayo de
2019, esto implica que transcurrió
un año y seis meses entre ambas
fechas, plazo que, en principio, se
consideraría como irrazonable.

No obstante, en el caso puntual de


la alegación que se realiza,
revisado igualmente el contexto de
lo ocurrido, se llega por parte de
la Sala Plena a una conclusión
radicalmente distinta. (…)

Con sujeción a los citados


elementos, la Corte encuentra lo
siguiente:

(i) Si bien el estudio del


requisito de inmediatez, al estar
de por medio una disputa
relacionada con la aprobación
de un acto legislativo, como lo
afirma la Procuradora General
de la Nación y lo ha
manifestado este tribunal, exige
un análisis con mayor rigor,
por el impacto que tiene en el
ordenamiento jurídico la
materia objeto de debate, ya
que de concederse el amparo se
alteraría la composición de la
estructura del Estado
colombiano, en particular, de
una de las cámaras que
integran la Rama Legislativa
del poder público, no es menos
cierto que, esta corporación
también ha señalado que no
existen reglas estrictas e
inflexibles para determinar la
razonabilidad del plazo, sino
que es al juez de tutela a quien
le corresponde evaluar, a la luz
de las circunstancias de cada
caso concreto, lo que constituye
un término razonable. Esto
implica que el amparo
constitucional no puede ser
rechazado con fundamento en
el simple paso del tiempo, sino
que, como se ha insistido en
este fallo, se debe estudiar el
contexto en el que se produce la
alegación, con el propósito de
analizar la lógica del tiempo
transcurrido para interponer la
acción.

(ii) En el presente caso, el


contexto previamente descrito
exterioriza que no ha existido
inactividad por parte del actor,
y que tal circunstancia es la que
lleva a que se entienda que la
discusión siempre ha estado
latente, haciendo que la
inmediatez deba calcularse
frente a uno de los dos últimos
actos que se ponen de presente
por el accionante como
sustento de su alegación.

(iii)En efecto, aun cuando la


actuación que se cuestiona es
del 30 de noviembre de 2017 y
la tutela es del 31 de mayo de
2019, el senador Roy Barreras,
en un primer momento, acudió
al ejercicio del derecho de
petición para lograr la
satisfacción de lo pretendido, y
si bien obtuvo una respuesta
negativa el 6 de diciembre de
2017, a los pocos días se
produjeron dos fallos judiciales
que enervaron su pretensión y
que fueron activados en favor
de los derechos de las víctimas,
tanto por la vía de la acción de
tutela como con ocasión de una
acción de cumplimiento. Los
fallos en mención conducían a
promulgar el acto legislativo y
a activar su control por parte
de este tribunal, poniéndole fin
a esta controversia
constitucional. Estas decisiones
estuvieron vigentes hasta el 7
de marzo de 2018.

(iv) A partir de esa fecha, se


podría considerar que
nuevamente estaban dadas las
condiciones para que el
accionante reclamara su
pretensión, lo cual, aunque no
ocurrió por vía judicial, sí se
destaca que se realizó otra vez
directamente ante la Mesa
Directiva del Senado.
Precisamente, transcurridos
cinco meses de lo sucedió en el
párrafo anterior, y sobre la
base del comunicado No. 32 del
15 de agosto de 2018, que da
cuenta de lo resuelto en la
sentencia C-080, el senador
Roy Barreras solicitó
nuevamente dar por aprobado
el proyecto de Acto Legislativo
05 de 2017 Senado, 017 de
2017 Cámara, al entender que
la Corte le había dado razón a
su reclamación, respecto de la
forma como se debía calcular el
quórum y las mayorías. Esta
solicitud fue resuelta de nuevo
de forma negativa el día 28 de
agosto de 2018.

(v) Ahora bien, la citada


sentencia C-080 de 2018, la
cual se invoca por el actor
como sustento de su
reclamación, solo fue objeto de
conocimiento público y los
ciudadanos pudieron acceder a
ella, hasta el momento en que
se llevó a cabo su publicación
por edicto, como se dispone en
el artículo 16 del Decreto 2067
de 1991. Esta actuación ocurrió
el 15 de enero de 2019.

(vi) Con posterioridad, la


posición que allí fue adoptada
por la Corte se reiteró en el
auto 282 del 29 de mayo de esa
misma anualidad, que también
se invoca por el actor como
sustento de su reclamación, y
cuya notificación se realizó el
día 31 del mes y año en cita,
fecha que coincide plenamente
con aquella en la que se radicó
la demanda de tutela.

(vii) Lo anterior
demuestra que la discusión
sobre la materia siempre ha
estado latente y que no se trata
de una causa de la que se
pueda predicar una
improcedencia sustentada en el
simple paso del tiempo, y
menos aún frente a la cual se
pueda decir que existe
inactividad por parte del
accionante. Por el contrario, se
advierte un comportamiento
activo y diligente por parte del
senador Roy Barreras
Montealegre, el cual ha sido
consistente con la disputa que,
en los mismos términos, se ha
impulsado por las víctimas, con
miras a encontrar una solución
definitiva en derecho.

(viii) Sobre la base de lo


anterior, para efectos de definir el
momento a partir del cual es
pertinente contabilizar el plazo en
el ejercicio de la acción, la Corte
debe tener en cuenta los
principios de prevalencia de la
justicia material, de efectividad de
los derechos fundamentales y de
publicidad. En virtud de ellos, (a)
no es posible realizar el cómputo
con anterioridad al 7 de marzo de
2018, pues para esa época, con
ocasión de los fallos de tutela y de
cumplimiento, se había enervado
la pretensión del actor; (b)
tampoco cabe tomar como
parámetro esta última fecha, ya
que se advierte que el accionante
continuó gestionando la defensa
de sus derechos, obteniendo para
el 28 de agosto de 2018, una
nueva respuesta contraria a sus
intereses; (c) finalmente, se
excluye este último suceso, puesto
que el sustento de la reclamación
judicial que se realiza por el
senador, es lo resuelto por este
tribunal en la sentencia C-080 de
2018, cuya notificación por edicto
se realizó hasta el 15 de enero de
2019.
(ix) (ix) Es este el momento a partir
del cual cabe valorar la
observancia del requisito de
inmediatez, por las siguientes
razones: (a) porque respeta las
distintas actuaciones previas
que se fueron agotando de
manera directa para lograr la
efectividad de los derechos
fundamentales, las cuales, de
haber prosperado, habrían
conducido a la superación de
esta controversia; (b) porque se
aleja de la consideración
meramente formal sobre el paso
del tiempo, para tener en
cuenta la prevalencia de la
justicia material, que se vincula
con el examen de contexto; y (c)
porque admite que, sin la
publicidad de la sentencia C-
080 de 2018, el actor carecía de
certeza para sustentar la
reclamación que ahora realiza,
pues se trata de un hecho
nuevo que, en su criterio, le da
sustento a su pretensión. (…)”.

76. En conclusión, tal y como lo ha reiterado esta corporación, no cabe


hacer uso del incidente de nulidad buscando una nueva oportunidad para
controvertir un debate ya concluido, como lo es, en este caso, el referente
al cumplimiento de los requisitos de legitimación en la causa por activa,
subsidiariedad e inmediatez, pues la Corte se pronunció de forma
expresa sobre los motivos que suscitan la inconformidad de los
nulicitantes y descartó las razones que por ellos fueron alegadas,
concluyendo en la sentencia SU-150 de 2021 que el amparo sí era
procedente. Por esta razón, también se rechazará por la Sala Plena esta
causal de nulidad invocada.

77. Estudio de la causal 4: Se valoraron en forma indebida las


pruebas, ya que se omitió tener en cuenta que en las plenarias del
Congreso se aprobaron textos diferentes en sede de conciliación.

78. Nuevamente se trata de la invocación de una causal que desconoce


la estricta carga de argumentación que le es exigible a los incidentes de
nulidad, por lo que se procederá a su rechazo. En efecto, en ningún
momento la Corte dejó de valorar que, en una instancia del trámite
legislativo, se aprobaron dos textos diferentes en sede de conciliación,
solo que concluyó que, teniendo en cuenta lo ocurrido, cabía la
reapertura del debate en una de las plenarias, para considerar un mismo
texto y cumplir con las exigencias del artículo 161 de la Constitución.
Para este tribunal, tal formula se ajustaba en mayor medida a los
mandatos constitucionales y al espíritu democrático que los inspira. Al
respecto, se manifestó lo siguiente en la sentencia atacada:

“Ahora bien, como se explicó en los numerales 346 a 351 de esta


sentencia, no existe reparo alguno en la circunstancia de que se
hayan presentado varios informes de conciliación, y que en ellos
se hayan propuesto y adoptado ajustes para superar las
discrepancias existentes entre las cámaras, tal y como lo admitió
la Corte en la sentencia C-084 de 2018. No obstante, y como se
constata en este caso, en la medida en que la deliberación sobre
el texto conciliado puede llevarse a cabo por las plenarias en un
mismo momento o de forma subsiguiente, la pregunta que surge,
con base en el límite que guía la actuación de las comisiones de
conciliación, en la que se entiende que su labor concluye cuando
las plenarias asumen el conocimiento del asunto y toman una
determinación sobre el proyecto, consiste en determinar: ¿en qué
momento se presenta un pronunciamiento definitivo en sede de
conciliación, si previamente se radicaron distintos informes para
superar las diferencias?

Para dar una solución a este interrogante, debe tenerse en


cuenta que, en principio, la conciliación no promueve que se
aprueben dos textos distintos, dada la posibilidad de que una
cámara discuta y apruebe uno, y que la otra cámara discuta y
apruebe otro, cuando se han radicado diferentes informes en el
tiempo, por razones vinculadas con la corrección del trámite, la
preservación de la unidad temática, o la consecución de
consensos, como se invoca en este caso en las Gacetas del
Congreso 1100 y 1102 de 2017.

De esta manera, una primera alternativa sería la advertida en la


citada sentencia C-084 de 2018, en la que la comisión de
conciliación sustituyó un informe por otro, y sobre la base de
este último ambas cámaras abordaron su discusión y aprobación.
En este caso, no se observa dificultad alguna, por cuanto la
votación que se realizó por las plenarias se hizo sobre un mismo
informe, el tercer informe de conciliación, y ello condujo a que
se preservara el consenso entre ambas corporaciones
legislativas. Esto significa que en una hipótesis como la
expuesta, el pronunciamiento definitivo se produce cuando
ambas cámaras formalizan su consentimiento en el mismo texto.

Una segunda alternativa consistiría en que, con ocasión de la


sustitución entre los informes radicados, cada cámara
emprendiese la discusión y aprobación de uno distinto. Frente a
esta posibilidad, a juicio de la Corte, cabrían dos opciones
válidas de respuesta:

(i) En primer lugar, entender que, al aprobar cada plenaria un


informe distinto, la consecuencia que se generaría no sería la de
afectar la validez de la ley (o la de un acto legislativo) ni la de
desconocer los resultados que se hayan producido, sino la de
admitir que persistieron las diferencias, pese a la labor
desarrollada por la comisión de conciliación, en cuyo caso, la
solución desde el punto de vista del iter legislativo, la brinda el
artículo 161 de la Carta, en armonía con el citado artículo 189
de la Ley 5ª de 1992, conforme al cual: “Si repetido el segundo
debate en las cámaras persistieren las diferencias sobre un
proyecto de ley, se considerará negado en los artículos o
disposiciones materia de discrepancia, siempre que no fueren
fundamentales al sentido de la nueva ley.”

Para el efecto, como ya se explicó en esta sentencia, se


impondría el criterio de separabilidad, excluyendo únicamente
los textos respecto de los cuales existan discrepancias, y
preservando la integridad del resto de la iniciativa, salvo que
ellos sean fundamentales al sentido del proyecto, caso en el cual
éste se entendería como negado. Sin embargo, para arribar a tal
conclusión, se impone un análisis detallado por parte del juez
constitucional, con base en los criterios, cuantitativo y material,
previamente descritos.

(ii) En segundo lugar, considerar que, pese a la alternativa


preexistente, cuya aplicación no se descarta, un
pronunciamiento definitivo sobre la iniciativa solo se
produciría, cuando ambas cámaras han decidido manifestarse de
forma autónoma sobre el mismo texto conciliado, a partir del
informe que, con igual contenido, sea radicado ante las
plenarias de cada corporación, haciendo uso de las
herramientas que para el efecto brinda el procedimiento
legislativo y la práctica parlamentaria.

Nótese que si la premisa sobre la cual se estaría actuando,


consiste en que cada cámara discute y aprueba en diferentes
momentos, informes distintos, cuyos textos conciliados varían, se
estaría en presencia de una actuación que, en principio, no se
ajusta al objeto mismo de la conciliación, cuyo propósito no es el
de discutir en cada corporación documentos disímiles, sino el de
tener un mismo y único texto unificado a consideración de las
plenarias.

Si bien las cámaras pueden optar por entender que la primera


alternativa se justifica porque existen discrepancias entre ellas
de carácter insuperable, que hacen que se active con todo rigor
lo previsto en los artículos 161 de la Carta y 189 de la Ley 5ª de
1992, nada excluye que, en virtud de la autonomía e
independencia que caracteriza al órgano legislativo, se decida,
con miras a lograr un pleno consenso entre ambas cámaras,
disponer la reapertura de la discusión y votación del informe de
conciliación por parte de una de ellas, para que ambas
corporaciones se pronuncien sobre el mismo texto unificado. Tal
lógica operará esencialmente respecto del órgano que haya
adoptado un texto, el cual es posteriormente modificado
mediante un nuevo informe. Recuérdese que el cambio puede
originarse por una corrección en el trámite, por la necesidad de
preservar la unidad temática de la iniciativa o por la
importancia de obtener mayores consensos, objetivos que
salvaguardan el principio de instrumentalidad de las formas.

En todo caso, cabe aclarar que, aun cuando el reglamento del


Congreso advierte que el resultado de una votación es inmutable
y definitivo, en tanto incorpora una manifestación de voluntad
que abre paso a la ejecución del principio democrático, en la
hipótesis en que se toma la decisión de disponer la reapertura de
la discusión y votación de un nuevo informe de conciliación no
se estaría vulnerando esta regla, pues el acto objeto de
pronunciamiento es distinto y sobre él la respectiva cámara no
ha adoptado determinación alguna.

Por lo demás, pese a que ni la Constitución ni la Ley 5ª de 1992


regulan el fenómeno de la reapertura, tal herramienta ha sido
identificada como una práctica congresional, avalada en varios
pronunciamientos de la Corte, como se advierte en las sentencias
C-140 de 1998127, C-277 de 2007128, C-240 de 2012129 y C-590 de
2019130. De ellas se infiere que (1) la decisión de optar por una
reapertura se sujeta a la valoración autónoma de cada cámara;
(2) no existe una instancia procesal que esté excluida de la
misma; y (3) la materia objeto de resolución debe ser distinta,
con miras a no desconocer el carácter inmutable y definitivo del
resultado de una votación preexistente, así como en respuesta a
que, por vía reglamentaria, solo se admite una segunda votación
del mismo tema en casos de empate131.

127 En esta oportunidad, la Corte aclaró que la decisión de reabrir un debate sobre un
contenido material que requería de mayoría absoluta para su aprobación, no implicaba que la
determinación de reapertura tuviese que acreditar la misma mayoría. Puntualmente, se dijo
que: “La solicitud de reabrir el debate de un artículo no requiere de su aprobación por
mayoría absoluta, pues se trata de una determinación distinta e independiente del contenido
de la norma que se propone analizar nuevamente.”
128 En esta ocasión, este tribunal advirtió que una decisión de reapertura solo es válida,
cuando el acto sometido a decisión es distinto del que inicialmente fue considerado por una
cámara. Textualmente, se explicó que: “Se podría pensar también que el Reglamento del
Congreso en su artículo 135 sólo autoriza repetir una votación en caso de empate o
igualdad, y que esta situación no se dio en el presente caso, como lo alegan algunos
intervinientes. Pero, lo cierto es que la Corte ha demostrado que precisamente no se trata de
una repetición de la votación, pues lo que se votó una y otra vez fue distinto. En dicho
sentido es errado afirmar que se votó dos veces la eliminación de la mesada catorce, que es
la interpretación de quienes encuentran configurado el supuesto vicio de procedimiento
alegado en la demanda. Es errado, porque a juicio de esta la Sala Plena, en la segunda
votación se aprobó la eliminación de la mesada catorce salvo en los casos de personas que
percibieran 3 o menos salarios mínimos y que su pensión se causara entes de una fecha
determinada. Lo que en definitiva es distinto a haber votado la eliminación total de la
mesada catorce. (…)”.
129 En este caso, la Corte admitió la validez del procedimiento de reapertura en la votación
de un artículo, pese a que su consideración se interrumpió y se llevó a cabo en otra sesión. Al
respecto, se dijo que: “(…) con relación al inciso impugnado, en el Senado se decidió reabrir
su discusión, acogiendo incluso una propuesta del Presidente de esa corporación, en
concordancia con la petición del entonces Ministro del Interior y de Justicia, siendo todo
avalado por la mayoría respectiva. // Aunque en el presente evento la votación se adelantó en
varias sesiones, desconociendo en principio que por disposición expresa del artículo 137 de
la Ley 5ª de 1992 aquella “no podrá interrumpirse, salvo que el Congresista plantee una
cuestión de orden sobre la forma como se está votando”, tal defecto no tiene la entidad para
afectar la validez del inciso demandado. (…) [pues] (…) resulta inequívoca la voluntad del
legislador de dotar de facultades extraordinarias al Presidente (…)”.
130 En el presente caso, la Corte abordó el examen sobre el cumplimiento del principio de
consecutividad respecto de un artículo incorporado a las reglas de procedimiento de la JEP. Si
bien se advirtió que se había vulnerado tal mandato, al no haberse acreditado que el tema
había sido tratado por las comisiones constitucionales permanentes, el precepto legal
demandado había sido introducido en una de las plenarias por la vía de la reapertura,
procedimiento frente al cual no se formuló ningún reparo.
131 El artículo 135 de la Ley 5ª de 1992 dispone que: “Artículo 135. Empates. En caso de
empate o igualdad en la votación de un proyecto, se procederá a una segunda votación en la
misma o en sesión posterior, según lo estime la Presidencia. En este último caso, se indicará
expresamente en el orden del día que se trata de una segunda votación. Si en esta
oportunidad se presenta nuevamente empate, se entenderá negada la propuesta. (…)”.
Por consiguiente, en aquellos casos en que cada cámara discute
y aprueba en diferentes momentos informes de conciliación
distintos, nada obsta para que, sobre la base del último de ellos,
se corrija dicha situación y se disponga la reapertura de la
votación, con el fin de acoger entre ambas corporaciones el
mismo texto unificado. Tal y como ya se dijo, esta actuación no
implica desconocer el resultado de una votación preexistente,
puesto que, al tratarse de informes distintos, no se estaría
propiamente repitiendo una votación.

Por último, como la reapertura corresponde a una figura cuyas


formas han sido delineadas por la práctica parlamentaria, su
desarrollo no depende de la observancia de una determinada
solemnidad. De manera que, así como (i) es válido llegar a esta
decisión mediante la presentación de una proposición que
explícitamente sea aprobada por las mayorías requeridas,
también es posible (ii) arribar a este mismo resultado de modo
implícito, esto es, a través de la votación del nuevo informe, en el
que se reemplace el preexistente y se logre el fin de aprobar un
mismo texto unificado, siempre que se cumpla con el quórum y
las mayorías requeridas. Al ser ello así, (a) no cabe duda de que
se impone el principio democrático y (b) que se acoge un nuevo
texto, en el que tácitamente se da el beneplácito a la reapertura.

Aun cuando ambas alternativas son válidas, lo cierto es que, si el


Congreso optó por la segunda posibilidad previamente
mencionada, que implica la reapertura del debate para
considerar el informe de conciliación que conduzca a que ambas
corporaciones se pronuncien sobre el mismo texto conciliado,
tal decisión debe ser especialmente protegida por el juez
constitucional, por las razones que en seguida se exponen: (i) en
primer lugar, porque el artículo 161 de la Constitución impone a
la comisión de conciliación la obligación de presentar a las
plenarias un mismo texto unificado, y es sobre la base de ese
“texto escogido” que se adelanta el debate y la aprobación en
cada cámara132. No se aviene con la idea misma de lo que
significa una conciliación, la circunstancia de que cada
corporación se pronuncie sobre un informe distinto, por más de
que dicha situación pueda llegar a presentarse en la práctica; y
(ii) en segundo lugar, porque esta instancia del trámite
legislativo se caracteriza por tener un carácter dinámico, que se
expresa en buscar todas las alternativas posibles para construir
consensos, de suerte que si la mayoría aprueba una reapertura y

132 En el aparte pertinente, el artículo 161 de la Constitución establece que: “Previa


publicación por lo menos con un día de anticipación, el texto escogido se someterá a debate
y aprobación de las respectivas plenarias. (…)”.
el texto sometido a votación consigue la finalidad de superar
toda discrepancia, no cabe duda de que la preferencia en su
realización salvaguarda con mayor rigor la expresión del
principio democrático.

En el asunto bajo examen, se constata que precisamente la


plenaria del Senado de la República optó por esta segunda
alternativa, es decir, pese a que había debatido y aprobado el
primer informe de conciliación publicado en la Gaceta del
Congreso 1050 de 2017, decidió implícitamente reabrir esta
instancia del trámite legislativo, para considerar el mismo tercer
informe que había sido aprobado en la plenaria de la Cámara
de Representantes el día 29 de noviembre de 2017, con el
propósito de “solucionar por completo (…) las discrepancias
surgidas en los textos aprobados por una y otra cámara”133.

Esta alternativa –como acaba de explicarse– es ajustada a


derecho y responde al carácter dinámico de la instancia de
conciliación, así como a la búsqueda del objetivo de lograr la
existencia de acuerdos que protejan el principio democrático, en
los términos previstos en el artículo 161 del Texto Superior.
Adviértase, por lo demás, (1) que el texto aprobado el 30 de
noviembre de 2017 es distinto al que fue inicialmente
considerado el día 15 del mes y año en cita, por lo que no existe
una repetición de la votación, siendo sus diferencias plasmadas
con anterioridad en esta sentencia (supra, numeral 439); (2) que
si bien no se advierte una decisión explícita de reabrir el debate,
tal determinación puede adoptarse de forma implícita, a partir
de la consideración y votación de otro informe, con las mayorías
requeridas; y (3) que frente al texto que sustituye al preexistente
y que busca unificar el consentimiento de las dos cámaras, la
votación se realizó y aprobó conforme al quórum y las mayorías
requeridas, como ya se puso de presente en este fallo.

Entiéndase entonces que el Acto Legislativo 05 de 2017 Senado,


017 de 2017 Cámara fue debidamente aprobado y que la
negativa a admitir tal situación, con el argumento de que
supuestamente no se cumplió con la mayoría requerida, en una
abierta vulneración de lo previsto en el artículo 134 de la
Constitución, supone un actuar que desconoce las formas
propias de un proceso reglado, protegido por el artículo 29 de la
Constitución (…)”.

79. Por consiguiente, la Sala Plena considera que debe rechazarse


igualmente la procedencia de la causal alegada, pues además de que no se
133 Gaceta del Congreso 1100 de 2017. Énfasis por fuera del texto original.
omitió la valoración respecto de la aprobación de textos diferentes, lo que
subyace en la formulación de este supuesto vicio es la pretensión de
polemizar sobre los fundamentos teóricos y argumentativos que llevaron
a la solución adoptada en la sentencia SU-150 de 2021, propósito
totalmente ajeno a la consagración excepcional del régimen de nulidad.

80. Estudio de la causal 5: Se le dio validez a un texto conciliado que


fue votado dos veces, cuando tal práctica no consta en la Constitución,
ni en el Reglamento del Congreso, el cual solo permite votar dos veces
el mismo punto en caso de empate.

81. Esta causal también debe ser objeto de rechazo, ya que lejos de
plantear una eventual vulneración al debido proceso, lo que se infiere de
ella es su intención de impugnar lo decidido, ya que la Corte explicó los
motivos por cuales cabía la reapertura de la votación del informe de
conciliación en la plenaria del Senado, con sustento en la jurisprudencia
constitucional y teniendo en cuenta la hipótesis del empate prevista en el
Reglamento. Lo anterior, conforme a la trascripción realizada al
momento de pronunciarse sobre la causal de nulidad previamente
estudiada, de la cual se reitera el siguiente aparte:

“En todo caso, cabe aclarar que, aun cuando el reglamento del
Congreso advierte que el resultado de una votación es inmutable
y definitivo, en tanto incorpora una manifestación de voluntad
que abre paso a la ejecución del principio democrático, en la
hipótesis en que se toma la decisión de disponer la reapertura de
la discusión y votación de un nuevo informe de conciliación no
se estaría vulnerando esta regla, pues el acto objeto de
pronunciamiento es distinto y sobre él la respectiva cámara no
ha adoptado determinación alguna.

Por lo demás, pese a que ni la Constitución ni la Ley 5ª de 1992


regulan el fenómeno de la reapertura, tal herramienta ha sido
identificada como una práctica congresional, avalada en varios
pronunciamientos de la Corte, como se advierte en las
sentencias C-140 de 1998134, C-277 de 2007135, C-240 de 2012136
y C-590 de 2019137. De ellas se infiere que (1) la decisión de
optar por una reapertura se sujeta a la valoración autónoma de
cada cámara; (2) no existe una instancia procesal que esté
excluida de la misma; y (3) la materia objeto de resolución debe
ser distinta, con miras a no desconocer el carácter inmutable y
definitivo del resultado de una votación preexistente, así como en
respuesta a que, por vía reglamentaria, solo se admite una
segunda votación del mismo tema en casos de empate 138. (…)”
Énfasis por fuera del texto original.

134 En esta oportunidad, la Corte aclaró que la decisión de reabrir un debate sobre un
contenido material que requería de mayoría absoluta para su aprobación, no implicaba que la
determinación de reapertura tuviese que acreditar la misma mayoría. Puntualmente, se dijo
que: “La solicitud de reabrir el debate de un artículo no requiere de su aprobación por
mayoría absoluta, pues se trata de una determinación distinta e independiente del contenido
de la norma que se propone analizar nuevamente.”
135 En esta ocasión, este tribunal advirtió que una decisión de reapertura solo es válida,
cuando el acto sometido a decisión es distinto del que inicialmente fue considerado por una
cámara. Textualmente, se explicó que: “Se podría pensar también que el Reglamento del
Congreso en su artículo 135 sólo autoriza repetir una votación en caso de empate o
igualdad, y que esta situación no se dio en el presente caso, como lo alegan algunos
intervinientes. Pero, lo cierto es que la Corte ha demostrado que precisamente no se trata de
una repetición de la votación, pues lo que se votó una y otra vez fue distinto. En dicho
sentido es errado afirmar que se votó dos veces la eliminación de la mesada catorce, que es
la interpretación de quienes encuentran configurado el supuesto vicio de procedimiento
alegado en la demanda. Es errado, porque a juicio de esta la Sala Plena, en la segunda
votación se aprobó la eliminación de la mesada catorce salvo en los casos de personas que
percibieran 3 o menos salarios mínimos y que su pensión se causara entes de una fecha
determinada. Lo que en definitiva es distinto a haber votado la eliminación total de la
mesada catorce. (…)”.
136 En este caso, la Corte admitió la validez del procedimiento de reapertura en la votación
de un artículo, pese a que su consideración se interrumpió y se llevó a cabo en otra sesión. Al
respecto, se dijo que: “(…) con relación al inciso impugnado, en el Senado se decidió reabrir
su discusión, acogiendo incluso una propuesta del Presidente de esa corporación, en
concordancia con la petición del entonces Ministro del Interior y de Justicia, siendo todo
avalado por la mayoría respectiva. // Aunque en el presente evento la votación se adelantó en
varias sesiones, desconociendo en principio que por disposición expresa del artículo 137 de
la Ley 5ª de 1992 aquella “no podrá interrumpirse, salvo que el Congresista plantee una
cuestión de orden sobre la forma como se está votando”, tal defecto no tiene la entidad para
afectar la validez del inciso demandado. (…) [pues] (…) resulta inequívoca la voluntad del
legislador de dotar de facultades extraordinarias al Presidente (…)”.
137 En el presente caso, la Corte abordó el examen sobre el cumplimiento del principio de
consecutividad respecto de un artículo incorporado a las reglas de procedimiento de la JEP. Si
bien se advirtió que se había vulnerado tal mandato, al no haberse acreditado que el tema
había sido tratado por las comisiones constitucionales permanentes, el precepto legal
demandado había sido introducido en una de las plenarias por la vía de la reapertura,
procedimiento frente al cual no se formuló ningún reparo.
138 El artículo 135 de la Ley 5ª de 1992 dispone que: “Artículo 135. Empates. En caso de
empate o igualdad en la votación de un proyecto, se procederá a una segunda votación en la
misma o en sesión posterior, según lo estime la Presidencia. En este último caso, se indicará
expresamente en el orden del día que se trata de una segunda votación. Si en esta
oportunidad se presenta nuevamente empate, se entenderá negada la propuesta. (…)”.
82. Estudio de la causal 6: Se desbordó el margen de competencias
de la Corte previsto en el Texto Superior, al variar o modificar el
período de duración de las CTEPCR. Con ello se vulneró el equilibrio
de poderes, se invadieron las competencias del Congreso y se interfirió
en el proceso constituyente.

83. Esta causal alegada también debe ser objeto de rechazo, pues lo
único que se limita a cuestionar es el razonamiento jurídico en que se
funda la decisión adoptada en la sentencia SU-150 de 2021, planteando
una mera inconformidad con los fundamentos teóricos del fallo, lo que
no satisface el deber mínimo de argumentación que exige una solicitud
de nulidad.

84. En efecto, por una parte, en la sentencia cuestionada se explicaron


las razones por las cuales cabía la procedencia de la acción de tutela en el
caso concreto y, por la otra, se justificó la necesidad de reajustar el
período de duración de las CTEPCR, como medida de reparación a favor
de los derechos de las víctimas, ante la omisión en que había incurrido la
Mesa Directiva del Senado, al no dar por aprobado un texto que había
obtenido la mayoría requerida. En cuanto al primer punto, se destacan los
siguientes apartes:

“El escenario excepcional es el de acudir al amparo


constitucional por la vía de la acción de tutela. A través de ella,
como lo ha advertido este tribunal, se pueden cuestionar las
diferentes funciones encomendadas al Congreso, cuando quiera
que desconozcan derechos fundamentales, como lo sería el
debido proceso, siempre que dicha vulneración tenga efectos
relevantes sobre la función representativa de los congresistas 139.
Se trata de una vía extraordinaria por tres razones: (i) la primera,
porque solo cobijaría actos congresionales previos a la
aprobación de una ley o de un acto legislativo, y su procedencia
expiraría una vez éstos ingresen al ordenamiento jurídico (por
cuanto allí la vía idónea es la acción pública de
inconstitucionalidad); (ii) la segunda, porque su prosperidad
exige verificar que, con anterioridad, se hayan utilizado los
mecanismos de revisión o de contradicción que ofrece el
reglamento, como expresión de la teoría de los interna corporis
acta, salvo en las dos excepciones previamente explicadas
(supra, numeral 289); y (iii) la tercera, porque para que la

139 En la sentencia T-382 de 2006, como ya se ha dicho, se afirmó que: “(…) frente a las
diferentes funciones encomendadas al Congreso, la acción de tutela podría ejercerse cuando
quiera que se desconozcan los derechos fundamentales que conforman el procedimiento
legislativo y que tengan efectos relevantes sobre la función representativa, de acuerdo a las
normas orgánicas aplicables a esa Corporación”.
violación trascienda a una discusión de carácter constitucional
debe impactar en la función representativa. Así se destacó
expresamente en las sentencias T-983A de 2004 y T-382 de 2006.

Ahora bien, más allá de que esta alternativa haya sido reconocida
por la jurisprudencia constitucional, la pregunta que surge es si
tal conclusión goza de respaldo en los mandatos de la Carta.
A juicio de este tribunal, la respuesta a este interrogante es
afirmativa, por las siguientes razones:

(i) En principio las irregularidades que impliquen la


violación del derecho al debido proceso en el trámite
legislativo, desde la órbita de actuación judicial, salvo en los
casos en que se disponen manifestaciones de control
automático de constitucionalidad140, se controvierten a través
de la acción pública de inconstitucionalidad, porque así lo
fija expresamente el Texto Superior, requiriendo, como
condiciones previas, que el acto haya sido promulgado y que
el mismo esté produciendo efectos jurídicos. Al respecto, los
numerales 1° y 4 del artículo 241 de la Constitución fijan la
posibilidad de interponer la acción pública de
inconstitucionalidad contra “los actos reformatorios de la
Constitución” y “contra las leyes”, en ambos casos, por
eventuales “vicios de procedimiento en su formación”, sobre
la base de lo establecido en el numeral 3° del artículo 242 de
la Carta, en el que se indica que: “Las acciones por vicios de
forma caducaran en el término de un año, contado desde la
publicación del respectivo acto”141. Como se infiere de lo
expuesto, este control no puede promoverse frente a
irregularidades que se presentan en el trámite de un proyecto
de ley o de reforma constitucional, dado que dicha alternativa
no está prevista en el régimen constitucional (supra,
numerales 220 y 287).

(ii) Ahora bien, el hecho de que la citada acción no proceda


frente a proyectos de ley o de reforma constitucional, no
puede significar en un Estado Social de Derecho que un acto
que lesione el citado derecho fundamental al debido proceso
en el trámite legislativo –en una instancia anterior a la
promulgación y cuando no exista una modalidad de control
previo automático– carezca de control, o peor aún, que se
piense que el Congreso de la República actúa como un
cuerpo soberano, al que no le es exigible al sometimiento a

140 Así se advierte en los artículos 153, 167, 214.6, 215 (par) y 241, núms. 2, 7 y 8.

141Énfasis por fuera del texto original.


ningún límite y al que no cabe endilgársele ningún tipo de
responsabilidad, cuando con el comportamiento de sus Mesas
Directivas vulnera las reglas procesales que subordinan la
expedición de sus actos y que se fijan en la Constitución y se
desarrollan en la ley. Lo anterior resulta especialmente
complejo cuando se advierte que, como se ha mencionado en
esta sentencia, el procedimiento legislativo exterioriza el
principio democrático y sienta las bases para la expresión de
la regla de la mayoría y el amparo de las minorías, el
pluralismo y la oposición.

(iii) Una conclusión como la expuesta, esto es, que invitaría


a considerar que el actuar del Congreso de la República no es
susceptible de control, ya que solo existiría la posibilidad de
que el juez constitucional active mecanismos de control
judicial abstracto frente a procesos legislativos o
constituyentes, además de basarse en una lectura exegética de
la Carta, (a) permitiría alterar el principio de supremacía
constitucional por el de soberanía parlamentaria, (b)
desconocería el valor y peso de la Constitución como norma
jurídica de aplicación y exigibilidad directa, y (c) permitiría
que un órgano constituido quede libre de censura en sus
actuaciones, sin límites al ejercicio de su poder y con la
posibilidad de incurrir en actos arbitrarios y caprichosos
contrarios a derecho.

(iv) Frente el primer punto, en la sección anterior de esta


providencia, se resaltó como la soberanía parlamentaria
expresada en figuras como las cuestiones políticas no
justiciables, dentro de cuales tradicionalmente se incluía al
procedimiento legislativo, se ha reemplazado por el principio
de supremacía constitucional, haciendo que, por virtud de
este último, se torne exigible garantizar la efectividad de los
mandatos de la Carta, incluido su catálogo de derechos
fundamentales. Es categórica la sentencia T-382 de 2006, al
poner de presente que: “El parlamento, como órgano
democrático, no es inmune a la capacidad normativa de la
Constitución ni al conjunto de principios previstos en ésta y,
de manera excepcional, puede ser sujeto pasivo de la acción
de tutela cuando quiera que desconozca las potestades
mínimas o el núcleo esencial de las garantías u obligaciones
previstas para el ejercicio de cualquiera de sus
funciones”142.

142Énfasis por fuera del texto original.


(v) En cuanto al segundo punto, el principio supremacía
constitucional requiere que la Carta deje de ser tomada como
un simple documento declarativo, para admitir que
corresponde a un texto normativo, aplicable de modo directo
y exigible judicialmente. En virtud de lo anterior, por una
parte, todo acto de carácter estatal o de origen privado debe
ajustarse a ella; y por la otra, su realización se impone, en
especial, en lo que se refiere a la salvaguarda y protección de
los derechos fundamentales, incluso con carácter previo a su
desarrollo legislativo, en lo que se ha denominado como la
soberanía de los derechos143. Entender que existen esferas de
actuación del Congreso que no son objeto de control, pese a
tener la potencialidad de vulnerar derechos, por desconocer
las reglas de procedimiento que rigen su actuar, no conduce a
nada distinto que a desechar el valor y peso de la
Constitución como norma jurídica. La respuesta que debe
brindar el ordenamiento jurídico es y debe ser totalmente
contraria, esto es, permitiendo la procedencia excepcional de
una acción que, como la tutela, fue prevista por el
Constituyente para amparar garantías iusfundamentales y
para velar por la capacidad normativa de la Carta.

(vi) En cuanto al tercer punto, la Constitución no es


concebible como norma y deja de tener valor en un Estado
Social de Derecho, sino descansa en la existencia y
efectividad de los controles, los cuales no pueden ser
entendidos como una simple formalidad textual a la cual
recurrir, sino que deben ser vistos como garantías de una real
limitación del poder, en términos de unidad y de
complementariedad. No es posible concebir, como lo ha
señalado la Corte, que existan competencias “omnímodas y
sin control”144, razón por la cual se han desarrollado institutos
como las competencias atípicas145, los límites a los actos de
reforma constitucional146, o como ocurre en este caso, la
armonización de acciones sobre la base de los supuestos que
permiten la procedencia de cada una de ellas, toda vez que,
cuando no existe control, simplemente, no existe
Constitución147.

143 GOZAÍNI, O.A., Introducción al Derecho Procesal Constitucional, Rubinzal Culzoni


Editores, Buenos Aires, 2006, pp. 109-110.
144 Corte Constitucional, sentencias C-534 de 2000 y C-049 de 2000.

145 Corte Constitucional, sentencia C-132 de 2014.

146 Véanse, entre otras, las sentencias C-551 de 2003, C-970 de 2004, C-1040 de 2005, C-
588 de 2009, C-288 de 2012, C-579 de 2013, C-084 de 2016 y C-554 de 2017.
(vii) En consecuencia, no cabe reparo alguno para entender
que la acción de tutela resulta procedente para proteger el
derecho al debido proceso en el trámite legislativo de forma
excepcional y extraordinaria, como ya se ha explicado
(supra, numeral 292), sobre todo cuando este recurso judicial,
por mandato constitucional (CP art. 86), se impone frente a
toda autoridad pública y en el ámbito de cualquiera de sus
actuaciones, siempre que tengan la capacidad de amenazar o
vulnerar derechos fundamentales. En este orden de ideas, en
la sentencia SU-813 de 2007, la Corte manifestó que: “la
procedencia de la acción de tutela se basa en que la
Constitución es la máxima norma del orden jurídico, con la
máxima eficacia jurídica; en que todos los poderes públicos
deben respetar los derechos fundamentales; y en que el
supremo intérprete de la Constitución es el Tribunal
Constitucional. (…) el Estado moderno fue instituido para
garantizar y proteger los derechos, y es ésa precisamente su
razón de ser y su fundamento último. Por tanto, se puede
concluir que la legitimidad de las autoridades públicas, y por
ende del Estado, deriva del cumplimiento de estos mandatos
y que el respeto, cumplimiento y realización de los derechos
fundamentales es un deber no solo del legislador, del
gobierno y de los jueces, sino de todas las autoridades”148.

(viii) Finalmente, el alcance del control se sujeta al ámbito de


protección del derecho al debido proceso, y a la necesidad de
hacerlo efectivo, dentro de la dinámica de garantizar, así
mismo, la expresión del principio mayoritario y la
salvaguarda de otros principios democráticos, adoptando las
órdenes que, por vía de acción o de omisión, se autoricen en
el ordenamiento jurídico, para corregir o subsanar las
irregularidades procesales en que se hayan incurrido (supra,
numeral 245), sin que se pueda asumir por esta vía una labor
de control material a los textos propuestos y que se
encuentran en discusión y aprobación, para lo cual, en el
evento de la ley, ello solo tendría lugar en el caso de que se
dé la sanción y promulgación del acto, a través de la acción
pública de inconstitucional, y en tratándose de reformas
constitucionales, tal alternativa está excluida del
ordenamiento jurídico, al permitir tan solo el control por

147 En esta misma línea, la doctrina ha dicho que: “Cuando no hay control, no ocurre sólo
que la Constitución vea debilitadas o anuladas sus garantías, o que se haga difícil o
imposible su realización; ocurre, simplemente, que no hay constitución”. ARAGÓN, M.,
Constitución y control del poder, Ediciones Ciudad Argentina, Buenos Aires, 2006, p. 65.
148Énfasis conforme al texto original. En el mismo sentido se pueden consultar, entre otras,
las sentencias C-543 de 1992, T-1063 de 2012, T-010 de 2017 y C-132 de 2018.
vicios meramente procesales o de competencia, lo que
incluye el juicio de sustitución149.

85. Por su parte, en lo que atañe a la justificación de la medida de


reparación adoptada, se expuso que:

“(…) Ahora bien, para que el amparo dispuesto en esta sentencia


frente al derecho al debido proceso en el trámite legislativo, se
torne efectivo y adecuado respecto de la protección que reclaman
las víctimas de sus derechos a la igualdad, a la participación
política y a la reparación integral, y se logre preservar la
integridad y valor de una medida para restablecer su dignidad,
para permitirles recobrar su condición de ciudadanos y para
lograr su reincorporación a la democracia, es forzoso que se
adopte por esta corporación una orden extraordinaria y
estructural, consistente en disponer que las Circunscripciones
Transitorias Especiales de Paz para la Cámara de Representantes
apliquen para los períodos constitucionales 2022-2026 y 2026-
2030.

Para justificar esta decisión, cabe exponer los siguientes


argumentos:

(i) Como se explicó en el acápite sobre el daño consumado,


frente al período constitucional 2018-2022, aun cuando el mismo
está cerca de fenecer, no es posible entender que por ello se
estructura la citada figura, pues el juez de tutela está habilitado
para adoptar las órdenes de protección que estime pertinentes,
facultando el uso de la modulación constitucional, con el objeto
de garantizar al agraviado en el goce pleno de sus derechos
fundamentales. Incluso, el artículo 23 del Decreto 2591 de 1991
dispone que: “(…) Cuando lo impugnado hubiere sido la
denegación de un acto o una omisión, el fallo ordenará
realizarlo o desarrollar la acción adecuada, para lo cual
otorgará un plazo prudencial perentorio”150. En este caso, se
encuentra que, si la orden se limita a dar por aprobado el
proyecto de acto legislativo sin ninguna consideración adicional,
en la práctica se estaría eliminando uno de los dos períodos
constitucionales para los cuales se dispuso la creación de las
CTEPCR, en contravía de lo que fue aprobado por el Congreso,
con miras a implementar una herramienta de transición para
dignificar a las víctimas. Por ello, la medida adecuada a
desarrollar es la de actualizar el texto, descontando el tiempo que

149 Como se ha explicado a partir de la sentencia C-551 de 2003.

150Énfasis por fuera del texto original.


ha perdurado esta disputa y manteniendo en su integridad la
voluntad del constituyente, lo que implica reemplazar el
período a punto de fenecer por uno nuevo, que mantenga la
integridad de los dos períodos constitucionales que fueron
pactados por las partes del Acuerdo Final y aprobados por el
Congreso.

(ii) A lo anterior cabe agregar que, las CTEPCR se previeron


para dos períodos constitucionales, y no solamente para uno, de
suerte que la integralidad en la protección de los derechos
fundamentales de las víctimas a la igualdad, a la participación
política y a la reparación integral, exige no pasar por alto dicha
situación y preservar su condición de sujeto de especial
protección constitucional. Así las cosas, ante dos soluciones
posibles, el juez de tutela debe optar por aquella que conduzca a
una mejor protección de sus derechos fundamentales,
descartando la que restrinja o limite su ejercicio. Por esta razón,
cabe actualizar el período de duración de estas circunscripciones,
ya que de esa manera no solo se preserva la voluntad expresada
por el Congreso al ejercer la función constituyente, sino que
también se asegura que el amparo otorgado responda
integralmente al fin reparador que justifica su implementación.

(iii) Por último, no debe olvidarse que el proyecto de acto


legislativo es un medio dirigido al cumplimiento del Acuerdo
Final, lo que implica el compromiso de implementar de buena fe
y en el marco del principio de integralidad, lo que fue acordado
como política de Estado. Así lo dispuso la Corte en la sentencia
C-630 de 2017, al declarar la constitucionalidad del artículo 1°,
inciso 2°, del Acto Legislativo 02 de 2017, conforme al cual:
“Las instituciones y autoridades del Estado tienen la obligación
de cumplir de buena fe con lo establecido en el Acuerdo Final.
En consecuencia, las actuaciones de todos los órganos y
autoridades del Estado, los desarrollos normativos del Acuerdo
Final y su interpretación y aplicación deberán guardar
coherencia e integralidad con lo acordado, preservando los
contenidos, los compromisos, el espíritu y los principios del
Acuerdo Final”.

En el citado documento expresamente se señaló que las 16


CTEPCR se implementarían de manera temporal “y por 2
períodos electorales”151, por lo que, a fin de preservar el
compromiso y el espíritu de lo pactado, y para no menoscabar la
integralidad del Acuerdo, la orden debe conducir a realizar el
referido mandato de los dos períodos, al entender que se trata de
151 AF., p. 54.
un claro esfuerzo dirigido a impulsar la paz y a lograr una
sociedad más democrática, participativa y pluralista. Además, tal
y como se expuso con anterioridad, las circunscripciones tienen
sentido en la dinámica dirigida a la implementación del AF y
dentro de los tiempos dispuestos para ello, de modo que, si no se
asegura en los dos períodos siguientes su aplicación, habrá
vencido el plazo que se ideó para el efecto, conforme al artículo
2° del Acto Legislativo 02 de 2017152.

Por consiguiente, a la orden de amparo previamente descrita en el


numeral 449 de esta sentencia, debe agregarse la decisión de que
en la labor que se adelantará por las áreas respectivas del
Congreso, dirigida a ensamblar el texto final aprobado del
proyecto de Acto Legislativo 05 de 2017 Senado, 017 de 2017
Cámara, se incluya la actualización consistente en disponer que
las CTEPCR apliquen para los períodos constitucionales 2022-
2026 y 2026-2030, según el documento que se incluirá en esta
sentencia como definitivo (Anexo número 1°).”

86. Adicional a los argumentos expuestos, este tribunal explicó de


forma expresa los motivos por los cuales no invadía las competencias del
Congreso, ni tampoco afectaba el proceso constituyente. Al respecto, dijo
que:

“A diferencia de lo que se señala por la Mesa Directiva del


Senado, por sus coadyuvantes y por la Procuradora General de la
Nación, la decisión de tutelar los derechos fundamentales
invocados en los recursos de amparo y que han sido objeto de
conocimiento en esta sentencia, lejos de ser constitutiva de una
intervención de la Corte en un asunto ajeno a su competencia, y
de desconocer una expresión política propia de la democracia, lo
que produce es un efecto totalmente distinto, pues, en primer
lugar, lo que hace es salvaguardar que la decisión adoptada por el
Congreso con las mayorías de ley se cumpla, conforme al
principio mayoritario y como expresión de la voluntad
democrática, y no, por el contrario, que se imponga el criterio
particular que se expresa por la Mesa Directiva y que no se ajusta
a lo previsto en la Constitución.

En segundo lugar, la atribución para resolver la controversia


propuesta se enmarca dentro del escenario de procedencia
excepcional y extraordinaria de la acción de tutela, para proteger

152 Como ya se ha dicho, la norma en cita dispone que: “El presente Acto Legislativo deroga
el artículo 4 del Acto Legislativo número 01 de 2016 y rige a partir de su promulgación hasta
la finalización de los tres periodos presidenciales completos posteriores a la firma del
Acuerdo Final.”
el derecho al debido proceso en el trámite legislativo y, de
contera, los derechos de las víctimas a la igualdad, a la
participación política y a la reparación integral, conforme se
explicó en los numerales 292 y 293 de esta sentencia, con miras a
garantizar el principio de supremacía constitucional, de darle
valor a la Constitución como norma jurídica de aplicación y
exigibilidad directa; y de reconocer que, en un Estado Social de
Derecho, como lo ha señalado la Corte, no puede un órgano
constitucional estar libre de censura en sus actuaciones, sin
límites al ejercicio de su poder y con la posibilidad de incurrir en
actos arbitrarios contrarios a los derechos fundamentales. Sobre
todo, cuando, como se ha insistido, el amparo constitucional
procede frente a toda autoridad pública, en el ámbito del ejercicio
de cualquiera de sus atribuciones (CP art. 86).

En tercer lugar, ninguna de las órdenes adoptadas invade


formalmente el proceso constituyente, por cuanto la prescripción
que impone dar por aprobado el proyecto de acto legislativo, y de
continuar con los pasos subsiguientes hasta llegar a su control
automático de constitucionalidad, no hace nada distinto a rescatar
y proteger la actuación realizada por el Congreso en ejercicio de
la función constituyente, y que pretendía ser reemplazada por la
Mesa Directiva del Senado de la República, a través de una
infracción directa del artículo 134 del Texto Superior, en armonía
con lo previsto en el artículo 161 de la Carta. Como se explicó en
este fallo, tal proceder vulneró los derechos fundamentales que
son objeto de amparo, pues se separó del deber de preservar el
debido proceso y de proteger especialmente a las víctimas, con
un impacto profundo en el principio democrático, que permite
canalizar la voluntad popular, a través del mandado de
representación que asumen los congresistas.

En cuarto y último lugar, el alcance del control realizado se


sujeta al ámbito de amparo de los derechos invocados, y a la
necesidad de garantizar su protección efectiva, adoptando las
órdenes que, por vía de acción o de omisión, se autorizan en el
ordenamiento jurídico. Bajo ninguna circunstancia se asume por
esta vía (i) una labor de control material a los textos, y tampoco
(ii) se sustituye al Congreso, con la orden de actualización de los
períodos constitucionales para la aplicación de las CTEPCR, ya
que, como previamente se explicó, tal proceder lo único que hace
es mantener la integridad de lo aprobado por dicho órgano, en
ejercicio de la función constituyente, pues expresamente votó por
la existencia de esas circunscripciones por dos períodos
constitucionales, y no solamente por uno. A lo anterior se añadió
que, con la determinación adoptada y como consecuencia de ella,
(a) se resguarda de forma integral los derechos de las víctimas y
(b) se cumple de buena fe con lo pactado en el Acuerdo Final y
con lo previsto en el Acto Legislativo 02 de 2017. Como se
deriva de lo expuesto, el actuar de la Corte se limita al ámbito de
sus competencias, puesto que no modifica sustancialmente lo
aprobado por el Congreso (por el contrario, resguarda su labor) y
tampoco se abroga poderes constituyentes que no tiene, ni debe
tener.”

87. Como se concluye de lo expuesto, la nulidad planteada pretende


reabrir un debate que ya fue agotado en el seno de esta corporación, en el
que se expusieron los motivos para justificar la procedencia de la acción
de tutela, en donde se brindaron los argumentos que legitiman la orden
que fue proferida, y en cuya argumentación se pusieron de presente las
razones para excluir los alegatos que ahora se formulan en los incidentes
objeto de estudio respecto de la aparente violación del principio de
separación de poderes, de la invasión de competencias del Congreso y de
la interferencia en el proceso constituyente. Por lo anterior, esta causal
también debe ser objeto de rechazo, puesto que no cumple con el mínimo
de argumentación requerida, al plantear una mera inconformidad frente a
lo decidido.

88. Estudio de la causal 7: Se incurrió en el error de asimilar los


conceptos de quórum y mayorías, cuando el artículo 134 de la
Constitución limita su aplicación al primero de ellos.

89. La simple invocación de esta causal exterioriza el incumplimiento


de la carga mínima de argumentación que se requiere para la procedencia
de un incidente de nulidad, pues lo que se cuestiona es el sentido del fallo
y el razonamiento jurídico en el que se funda. Precisamente, en la
sentencia SU-150 de 2021, la Corte explicó detalladamente los motivos
por los cuales el artículo 134 de la Constitución, incluye tanto los
conceptos de quórum como de mayorías, y ello resultaba armónico con
lo ya resuelto por este tribunal en la sentencia C-080 de 2018 y en el auto
282 de 2019. Tal explicación ya fue transcrita en la nota a pie # 121 de
esta providencia, y allí se constata que para llegar a tal conclusión se
tuvieron en cuenta los principios de unidad constitucional, de
interpretación sistemática y de efecto útil. Así las cosas, esta causal
alegada de nulidad también debe ser objeto de rechazo, ya que tan solo
busca reabrir un debate que ya fue concluido.

90. Estudio de la causal 8: No se acreditó la violación de algún


derecho fundamental, si se tiene en cuenta que al haberse aprobado por
cada Cámara un informe de conciliación diferente los días 15 y 29 de
noviembre de 2017, el proyecto fue negado y procedía su archivo, según
lo dispone el artículo 161 de la Constitución. Por lo demás, no cabía la
aplicación del artículo 189 de la Ley 5ª de 1992, por cuando las
diferencias que existían entre ambos textos eran fundamentales al sentido
del proyecto de acto legislativo. Bajo esta consideración, se sostiene que:
“De una actuación defectuosa, irregular, grosera, inválida, que por lo
mismo no produce efecto alguno, según lo dispone el artículo 149 de la
Constitución, no surge derecho alguno y, por lo mismo, no puede
protegerse lo que no existe mediante el amparo constitucional”153.

91. Al igual que se explicó con la causal anterior, la irregularidad que


se alega no es nada distinto a controvertir lo decidido, proponiendo una
fórmula de solución diferente a la adoptada por la Corte, lo cual en nada
se relaciona con una eventual vulneración al debido proceso. Por esta
razón, esta causal también será objeto de rechazo por improcedente.

92. En conclusión, y visto lo anterior, salvo la causal 1 que fue


descartada por falta de oportunidad, no cabe duda de que el conjunto de
cargos formulados por los señores Juan Manuel Charry Urueña, Carlos
Hugo Ramírez y Rodrigo Pombo Cajiao no cumple con la estricta carga
de argumentación que le es exigible a una solicitud de nulidad, por lo que
se procederá a rechazar las nulidades interpuestas, de conformidad con
los fundamentos que ya fueron expuestos.

Por virtud de lo anterior, la Corte Constitucional, administrando justicia,


en nombre del pueblo y por mandato de la Constitución,

RESUELVE:

Primero.- ACEPTAR el desistimiento radicado el 9 de junio de 2021


por el apoderado especial del Departamento Administrativo de la
Presidencia de la República (DAPRE) y, por ende, ABSTENERSE de
decidir sobre la solicitud de nulidad promovida contra la sentencia SU-
150 de 2021 por parte de dicha autoridad.

Segundo.- RECHAZAR por falta de legitimación en la causa las


solicitudes de nulidad formuladas por los señores Óscar Ortiz González,
Lorena Garnica y David Peinado Babilonia.

Tercero.- RECHAZAR por extemporánea la solicitud de nulidad


formulada por los señores Juan Manuel Charry Urueña, Carlos Hugo
Ramírez y Rodrigo Pombo Cajiao, referente a que no se vincularon a
terceros afectados con la decisión.

Cuarto.- RECHAZAR por extemporánea la solicitud formulada por el


senador Ernesto Macías Tovar, referente al presunto desconocimiento del
153 Folio 18 de la solicitud de nulidad.
requisito de subsidiariedad, por no haberse hecho uso de la atribución
prevista en el artículo 44 de la Ley 5ª de 1992, la cual corresponde a una
petición de nulidad independiente, pues su alegación no guarda plena
uniformidad de criterio con los vicios que fueron alegados por los
incidentantes, en los términos expuestos en esta providencia.

Quinto.- RECHAZAR de plano la causal relacionada con la existencia


de incoherencias de unos peticionarios, formulada por los señores Carlos
Hugo Ramírez y Rodrigo Pombo Cajiao, por ser notoriamente
improcedente, en los términos del numeral 2° del artículo 43 del Código
General del Proceso.

Sexto.- RECHAZAR por falta de carga argumentativa mínima las


solicitudes de nulidad formuladas por los señores Juan Manuel Charry
Urueña, Carlos Hugo Ramírez y Rodrigo Pombo Cajiao, y que fueron
descritas con los siguientes cargos: (i) se utilizó el amparo con la
finalidad de controvertir la interpretación razonable de una norma legal o
reglamentaria compatible con la Constitución; (ii) se desconocieron los
presupuestos de procedencia de la acción de tutela, referentes a la
legitimación en la causa por activa, a la subsidiariedad y a la inmediatez;
(iii) se valoraron de forma indebida las pruebas, ya que se omitió tener en
cuenta que en las plenarias del Congreso se aprobaron textos diferentes
en sede de conciliación; (iv) se le dio validez a un texto conciliado que
fue votado dos veces; (v) se desbordó el margen de competencias de la
Corte, se invadieron las atribuciones del Congreso y se interfirió en el
proceso constituyente; (vi) se incurrió en el error de asimilar los
conceptos de quórum y mayorías, cuando el artículo 134 de la
Constitución limita su aplicación al primero de ellos; y (vii) no se
acreditó la violación de algún derecho fundamental.

Séptimo.- COMUNICAR, a través de la Secretaría General de la Corte,


el contenido de esta decisión, indicando que contra esta no procede
recurso alguno.

Notifíquese, comuníquese, cúmplase,

ANTONIO JOSÉ LIZARAZO OCAMPO


Presidente
Con impedimento aceptado

DIANA FAJARDO RIVERA


Magistrada
JORGE ENRIQUE IBÁÑEZ NAJAR
Magistrado
Con salvamento parcial de voto

ALEJANDRO LINARES CANTILLO


Magistrado

PAOLA ANDREA MENESES MOSQUERA


Magistrada
Con salvamento parcial de voto

GLORIA STELLA ORTÍZ DELGADO


Magistrada
Con salvamento parcial de voto

CRISTINA PARDO SCHLESINGER


Magistrada

JOSÉ FERNANDO REYES CUARTAS


Magistrado

ALBERTO ROJAS RÍOS


Magistrado

MARTHA VICTORIA SÁCHICA MÉNDEZ


Secretaria General
SALVAMENTO PARCIAL DE VOTO DE LA MAGISTRADA
PAOLA ANDREA MENESES MOSQUERA
AL AUTO 828/21

Expediente: Solicitudes de nulidad


contra la sentencia SU-150 de 2021

M.P. Alejandro Linares Cantillo

Con el debido respeto por las decisiones adoptadas por la Corte


Constitucional, suscribo el presente salvamento parcial de voto en
relación con el auto 828 de 2021. Si bien comparto los resolutivos
primero a quinto154, discrepo del resolutivo sexto, porque, en mi criterio,
las causales de nulidad invocadas por Juan Manuel Charry Urueña,
Carlos Hugo Ramírez y Rodrigo Pombo Cajiao, relacionadas con (i) el
desconocimiento de los requisitos de procedibilidad de la acción de tutela
(causal 3ª) y (ii) el desbordamiento de las competencias de la Corte
Constitucional (causal 6ª), no solo satisfacían la carga argumentativa
mínima, sino que, además, se configuraban. Por lo tanto, considero que la
sentencia SU-150 de 2021 debió haber sido anulada por la Sala Plena.

I. Las causales 3ª y 6ª de nulidad satisfacían la carga


argumentativa mínima

La mayoría de la Sala Plena concluyó que las causales 3ª y 6ª de nulidad


propuestas por Juan Manuel Charry Urueña, Carlos Hugo Ramírez y
Rodrigo Pombo Cajiao no satisfacían el requisito de carga argumentativa
y, de este modo, eran improcedentes. Lo anterior, debido a que “la Corte
se pronunció de forma expresa sobre los motivos que suscitan la
inconformidad de los nulicitantes”. En criterio de la mayoría, esto
demostraba que los peticionarios sólo habían planteado “una mera
inconformidad con los fundamentos teóricos del fallo” y buscaban “una
nueva oportunidad para controvertir un debate ya concluido”, lo cual no
era procedente. Discrepo de la posición de la mayoría, por dos razones.

154 Lo anterior, debido a que (i) el desistimiento presentado por el DAPRE era procedente
(resolutivo primero), (ii) las solicitudes de nulidad presentadas por Óscar Ortiz González,
Lorena Garnica y David Peinado Babilonia eran improcedentes por falta de legitimación en la
causa (resolutivo segundo), (iii) la solicitud de nulidad presentada por Juan Manuel Charry
Urueña, Carlos Hugo Ramírez y Rodrigo Pombo Cajiao, referente a que no se vincularon a
terceros afectados con la decisión, así como la solicitud de nulidad formulada por el senador
Macías Tovar, eran extemporáneas (resolutivos tercero y cuarto) y (iv) la causal de nulidad
relacionada con la “existencia de incoherencias de unos peticionarios”, era abiertamente
improcedente.
Primero, la decisión de improcedencia adoptada en este caso se
fundamentó en una aproximación al requisito de carga argumentativa que
no se deriva de la jurisprudencia constitucional y que limita de forma
desproporcionada la posibilidad de los ciudadanos de presentar
solicitudes de nulidad en contra de las decisiones de la Sala Plena. La
Corte Constitucional ha sostenido que, para que una solicitud de nulidad
sea procedente, no basta con que el peticionario manifieste su desacuerdo
o inconformismo con lo decidido en la sentencia recurrida 155. En este
sentido, el requisito de carga argumentativa exige que el solicitante
exponga de forma clara, precisa, pertinente y suficiente (i) los preceptos
constitucionales transgredidos por la decisión, (ii) la incidencia que los
yerros que denuncia tienen en la decisión proferida, y (iii) las razones por
las cuales dichos yerros vulneran el debido proceso156.

En este caso, la mayoría interpretó que las solicitudes de nulidad que se


refieran a temas que fueron tratados y resueltos en la sentencia son
improcedentes. Discrepo de esta aproximación, porque el requisito de
carga argumentativa mínima desarrollado por la jurisprudencia
constitucional no tiene por objeto sustraer del trámite de nulidad las
materias que fueron abordadas en la decisión que se cuestiona,
únicamente califica el estándar de demostración de la causal que es
exigido a los peticionarios, que es cosa distinta. Por esta razón, el hecho
de que una causal de nulidad se refiera a temas tratados en la sentencia o
reitere argumentos expuestos durante el trámite de tutela no implica, per
se, la improcedencia de la solicitud. En tales términos, encuentro que el
criterio adoptado por la mayoría es problemático porque (i) implicaría
que las causales de nulidad sólo pueden referirse a materias no tratadas
en la sentencia, lo cual limita desproporcionadamente la facultad de los
afectados de controvertir la decisiones de la Sala Plena; y (ii) permitiría
que razonamientos abiertamente contrarios a la Constitución con
incidencia en las decisiones de la Corte quedaran inmunes de control
constitucional, por el simple hecho de que fueron abordados en la
decisión recurrida, lo cual no es razonable.

Segundo, considero que las causales de nulidad relacionadas con el


desconocimiento de los requisitos de procedibilidad de la acción de tutela
(causal 3ª) y el desbordamiento de las competencias de la Corte (causal
6ª), satisfacían la carga argumentativa mínima. De un lado (causal 3ª), los
peticionarios explicaron que la Corte había desconocido el artículo 86 de
la Constitución porque se había pronunciado de fondo, a pesar de que las
acciones de tutela eran abierta y manifiestamente improcedentes por
incumplimiento de los requisitos de legitimación en la causa por activa,
inmediatez, y subsidiariedad. La argumentación de los demandantes no
155 Id.

156 Corte Constitucional, autos 063 de 2004, 165 de 2005, 049 de 2006, 181 de 2007, y 009
de 2010.
expresaba un simple desacuerdo con el examen de procedibilidad
efectuado en la sentencia. Por el contrario, exponía razones que permitían
concluir, por lo menos prima facie, que la decisión de la mayoría
desconocía de manera directa la jurisprudencia constitucional en relación
con el alcance de cada uno de esos requisitos y, además, vulneraba el
derecho fundamental al debido proceso de los accionados.

A su turno (casual 6ª), los solicitantes explicaron las razones por las
cuales consideraban que la Corte había desconocido el artículo 374 de la
Constitución. En concreto, señalaron que, al haber modificado los
periodos de las CTEPCR, este tribunal había asumido “funciones
constituyentes siendo un órgano que no goza de legitimidad
democrática”. En mi criterio, esta causal satisfacía la carga
argumentativa, y no evidenciaba un mero inconformismo con lo
decidido, porque los peticionarios precisaron la disposición
constitucional transgredida y expusieron argumentos de naturaleza
constitucional que permitían concluir que la decisión desconocía el
derecho al debido proceso y había transgredido importantes principios
constitucionales.

En tales términos, considero que las causales 3ª y 6ª de nulidad


satisfacían la carga argumentativa mínima y, por lo tanto, debían haber
sido estudiadas de fondo por la Sala Plena.

II. La sentencia SU-150 de 2021 debió haber sido anulada

Considero que la sentencia SU-150 de 2021 debió haber sido anulada


porque la Corte desconoció la jurisprudencia constitucional en relación
con la procedibilidad de la acción de tutela y excedió abiertamente los
límites de las competencias que ostenta como juez de tutela.

Tal y como lo expuse en el salvamento de voto a la sentencia SU-150 de


2021, la Corte ignoró la jurisprudencia constitucional en relación con los
requisitos de subsidiariedad e inmediatez. De un lado, desconoció el
requisito de subsidiariedad, porque la protección de los derechos
fundamentales y la satisfacción de las pretensiones de los accionantes
podía obtenerse mediante los medios de control de nulidad por
inconstitucionalidad, nulidad simple y nulidad y restablecimiento del
derecho previstos por los artículos 137 y 138 del CPACA, los cuales ya
se encontraban en curso. La idoneidad y eficacia de los medios ordinarios
quedó demostrada mediante la sentencia del 1º de julio de 2021 que
profirió la Sección Primera de la Sala de lo Contencioso Administrativo
del Consejo de Estado. En esta decisión, la Sección Primera resolvió
declarar la nulidad del acto administrativo verbal de fecha 6 de diciembre
de 2017, a través del cual el presidente del Senado de la República negó
la remisión del Proyecto de Acto Legislativo 017 de 2017 Cámara–005
de 2017 Senado, para su promulgación y control de constitucionalidad.
De otro lado, la sentencia SU-150 de 2021 desconoció el requisito de
inmediatez porque las acciones de tutela fueron interpuestas los días 31
de mayo, 10 de junio y 11 de agosto de 2019, esto es, más de un año y
medio después del hecho vulnerador, término que, bajo ningún punto de
vista, podía ser considerado razonable de acuerdo con la jurisprudencia
constitucional.

Segundo, coincido con los solicitantes en que la Corte excedió


abiertamente las facultades que el constituyente le confirió como juez de
tutela, desconoció el principio de separación de poderes e intervino
ilegítimamente en el proceso constituyente. Lo anterior, porque (i)
examinó de oficio el iter legislativo del acto legislativo, a pesar de que
dicho control debía ser realizado en sede de control abstracto de
constitucionalidad, no en sede de tutela; (ii) ejerció una competencia
privativa del Congreso de la República pues dispuso la forma en que
debían resolverse las discrepancias sustanciales que existían entre los
textos de los informes de conciliación aprobados por el Senado de la
República y la Cámara de Representantes; y (iii) modificó los periodos
de las Circunscripciones Transitorias Especiales de Paz, a pesar que la
Sala Plena no tiene la facultad de modificar un proyecto de reforma
constitucional que impacta significativamente el funcionamiento del
sistema democrático y las dinámicas electorales.

Con fundamento en estas consideraciones, concluyo que la sentencia SU-


150 de 2021 debió haber sido anulada y, por esta razón, salvo
parcialmente mi voto.

PAOLA ANDREA MENESES MOSQUERA


Magistrada

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