Villa, Arévalo, Castro 2011

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EQUILIBRIO GENERAL NO

COMPETITIVO CON FORMACIÓN


ENDÓGENA DE PRECIOS

Edgar Villa, Julián Arévalo y


Angélica Castro

E. Villa es estudiante del doctorado en Economía en la Universidad de Boston, J. Arévalo es estu-


diante de la Maestría en Teoría y Política Económica en la Universidad Nacional de Colombia; y A.
Castro es estudiante del Magíster en Economía de la Universidad de Los Andes. Este artículo se reci-
bió el 25 de agosta del 2000 y fue aprobado por el Comité Editorial el 15 de septiembre de 2000.
Resumen

Villa, Edgar, Julián Arévalo y Angélica Castro. "Equilibrio gene-


ral no competitivo con formación endógena de precios", Cuadernos
de Economía, v. xx, n. 35, Bogotá, 2001, páginas 11-47

En este artículo se presenta una -concepción de equilibrio que, a


diferencia de la tradicional walrasiana, permi te el desbalance
entre oferta y la demanda en los diferentes mercados facilitando
el análisis de situaciones en las cuales estas difieren persis-
tentemente, como en el caso del mercado laboral. De igual forma,
se hace endógeno el proceso de formación de precios y se muestra
que un equilibrio con formación de precios endógena es un caso
particular de un equilibrio de precio fijo. Hacia el final se
presentan algunos ejemplos que ayudan a sustentar estos argumen-
tos.

Palabras claves: modelo, precios, equilibrio no walrasiano.

Abstract

Villa, Edgar, Julián Arévalo and Angélica Castro. "Non competi-


tive general equilibrium with endogenous price setting", Cuader-
nos de Economía, v. xx, n. 35, Bogotá, 2001, pages 11-47

This article presents an equilibrium concept that, contrary to


the traditional walrasian one, allows for the unbalance between
supply and demand in different markets, making easier the analy-
sis of those situations in which they differ persistently, as in
the case of the labor market. Furthermore, the process of price
setting becomes endogenous and it i s shown that an equilibrium
with endogenous price setting is a particular case of an equilib-
rium of fixed prices. Toward the end some examples are presented
which help us to sustain these arguments.

Key words: model, prices, equilibrium non-walrasian.


1. INTRODUCCIÓN

En la concepción tradicional walrasiana se define un equilibrio como un siste-


ma de precios a los cuales las ofertas y demandas agregadas de todos los agen-
tes se igualan simultáneamente, dado que cada uno de los consumidores y pro-
ductores están maximizando utilidad y beneficios a esos precios, sobre sus res-
tricciones presupuestarias y tecnológicas, respectivamente. La consistencia de
las acciones de todos los agentes se alcanza 'únicamente' por medio de ajustes
de precios de la siguiente manera: todos los agentes reciben una 'señal de pre-
cios' -un precio por mercado- que suponen que está dada, y que podrán inter-
cambiar o transar lo que deseen a ese sistema de precios.' Así, los agentes for-
man sus funciones (o correspondencias) de demandas y ofertas walrasianas en
función únicamente de la señal de precios. Las transacciones deseadas por ellos
y que se pueden llevar a cabo en equilibrio, coinciden con las demandas y
ofertas agregadas a ese sistema de precios de equilibrio. Ningún tipo de racio-
namiento se experimentaría ya qu~ a los precios de equilibrio las demandas y
ofertas agregadas coinciden en todos los mercados.

Deben señalarse dos características del modelo walrasiano: i) todos los agentes
reciben una señal de precios y toman decisiones racionales sobre las cantidades
que desean comprar y vender a esos precios; ningún agente envía una señal de
cantidades al mercado; y ii) en el modelo walrasiano las señales de precios en-
viadas por el mercado a veces se han interpretado como señales que envía un
agente ficticio de mercado llamado 'subastador' que representa la famosa 'mano
invisible'. Sin embargo, tal como había observado Arrow:

Así, se podría decir que los agentes además de conocer las características de las mercancías que
desean vender o comprar, sólo necesitan conocer el sistema de precios para coordinarse. De ma-
nera que los requerimientos de información son mínimos.
14 CUADERNOS DE ECONOMÍA No. 35 , 2001

[...] existe un vacío lógico en la formulación usual de la teoría de las economías


perfectamente competitivas, que consiste en que no existe una decisión racional
con respecto a los precios como si ocurre con las cantidades; [y más específica-
mente] se supone que cada individuo participante en la economía toma como da-
dos los precios y determina su elección [óptima] para comprar y vender lo que de-
sea; pero no existe nadie cuyo trabajo sea tomar una decisión sobre el precio
[Arrow 1959].

Es por esto que el agente de mercado llamado subastador es tan sólo una figura
ficticia (no aparece explícitamente en la formulación del modelo tal como De-
breu [1959] lo expone por ejemplo), que trata de simplificar, aunque en dicho
proceso oculte, el verdadero proceso de formación de precios por parte de los
agentes.'

Sin embargo, esta concepción walrasiana es sólo una clase de equilibrio que no
debe ser el único marco de análisis para el estudio de los mercados, ya que es
claro que pueden existir muchos de éstos donde permanentemente oferta y
demanda agregada no estén balanceadas. Una situación en la cual oferta y de-
manda agregada no se igualen a un precio dado se ha considerado una situación
de 'desequilibrio' en la tradición walrasiana. No obstante, en la teoría no walra-
siana que estudiaremos, dicha situación se trata de interpretar como un equilihrio
ron maonarmeuo, Un equilibrio no walrasiano puede verse como una generaliza-
ción (no una negación) del concepto de equilibrio tradicional walrasiano.
Cuando se modela una situación con excesos de demanda u oferta como un
equilibrio con racionamiento se puede estudiar por ejemplo el caso del desem-
pleo involuntario [Malinvaud 1977], donde se pone de manifiesto que en el
mercado de trabajo la oferta agregada excede a la demanda, lo que significaque
algunos agentes están racionados, es decir, desempleados.

La teoría no walrasiana toma muy en serio el problema lógico señalado arriba


por Arrow y su propósito es construir una teoría consistente del funciona-
miento de economías descentralizadas cuando la idea de balance en todos los
mercados (igualdad entre oferta y demanda agregada) no se asume axiomática-
mente [Bénassy 1982, 1986]. Un resultado adicional inmediato es que el racio-
namiento puede aparecer y que las señales de cantidades tendrán que ser intro-
ducidas junto con las señales de precios. El utilizar este conjunto de señales
aumentado permite generalizar el concepto de equilibrio walrasiano en varias
direcciones [Bénassy 1990]:

Ver Hahn [1987] para una discusión sobre las interpretaciones que ha tenido esta figura ficticia en
la literatura.
EQUILIBRIO GENERAL CON FORMACIÓN ENDÓGENA DE PRECIOS 15

i. Pueden considerarse esquemas de formación de precios más generales,


desde rigidez total a flexibilidad total, con formas intermedias de com-
petencia imperfecta.
ii. La teoría de la oferta y demanda debe ser sustancialmente modificada
para tomar en cuenta las señales de cantidades. Se obtiene una teoría de
la demanda efectiva, generalizando la demanda walrasiana que sólo tiene
en cuenta señales de precios.
iii. Debe modificarse también la teoría de precios en una forma que integre
la posibilidad de mercados no balanceados, la presencia de señales de
cantidades, y que los agentes mismos sean responsables de la formación
de precios.
iv. Finalmente, las expectativas, que en la tradición walrasiana sólo involu-
cran precios, ahora deben incorporar también señales de cantidades.

1.1 La utilidad del equilibrio no-walrasiano

El concepto de equilibrio no-walrasiano o equilibrio con racionamiento es cla-


ramente una generalización del concepto de equilibrio walrasiano. Pero esto no
implica, per se, que sea más relevante. Sin embargo, se pueden examinar dife-
rentes contextos en los cuales existen razones para que el equilibrio no-
walrasiano sea importante:

i. Pueden existir muchos mercados que persistentemente no balanceen


oferta y demanda agregada, limitando el alcance del equilibrio walrasiano.
ii. Existen economías centralmente planeadas donde la determinación de los
precios no se deja a las fuerzas del mercado- sino que los precios se de-
terminan por una autoridad central para un período dado. En tales eco-
nomías la teoría no walrasiana resulta una herramienta de análisis útil.
iii. Varios desarrollos teóricos en los últimos 20 años en organización indus-
trial, economía laboral, mercados financieros y crediticios apuntan a la po-
sibilidad de que los mercados no se balanceen, debido a consideraciones
de la formación de precios en contextos estudiados por la teoría de juegos

El modelo walrasiano se ha interpretado tanto como modelo descentralizado así como modelo
centralmente planeado. La interpretación en cada caso depende de cómo se interprete al agente
de mercado ficticio: i) como modelo descentralizado, el subastador representa las fuerzas del
mercado; y ii) como modelo centralmente planeado, el subastador representa un 'planeador bené-
volo'. Ambas opciones están presentes en la literatura, y no se podría decir, a priori, cuál de ellas
es la correcta. Sin embargo, la de modelo centralmente planeado que proviene de Lange [1936] ha
venido perdiendo relevancia por toda la literatura sobre diseño de mecanismos originada en el
trabajo seminal de Hurwicz [1972, 1987].
16 CUADERNOS DE ECONOMÍA No. 35 • 2001

O de imperfecciones en la información, como de información asimétrica.


'Pór tanto, se necesita una teoría que acomode en un formato de equilibrio
general la posibilidad de estas situaciones de des balance de los mercados.
iv. Aunque gran parte de la literatura macroeconómica moderna se ha desa-
rrollado tratando de mostrar cómo las fluctuaciones de empleo y pro-
ducto pueden hacerse consistentes con mercados que se balancean conti-
nuamente, hay importante evidencia empírica que apunta a que las predic-
ciones del modelo de ciclo real son contra fácticas [Mankiw 1989, Romer
1996].

1.2 Antecedentes y alcance de la teoría no walrasiana

Una motivación continua y temprana de esta teoría ha sido el deseo de dar una
micro fundamentación seria a la macroeconomía, Cuando empezó esta agenda
de investigación existía una división profunda entre la microeconomía y la ma-
croeconomia; además de la división entre los enfoques de competencia perfecta
e imperfecta.

La microeconomía de la competencia perfecta fue construida sobre unos prin-


cipios rigurosos en un formato de equilibrio general y culminó con la noción de
equilibrio walrasiano en su formulación moderna [Arrow-Debreu 1954, Debreu
1959]. De otra parte, la competencia imperfecta exceptuando el trabajo seminal
de Negishi [1961], fue tratada en un modelo de equilibrio parcial marshalliano
en la línea del trabajo de Coumot [1838], Bertrand [1883] y Chamberlin [1933].
Por otra parte, la macroeconomía había sido dominada por el paradigma ke-
ynesiano, particularmente en su versión Is-LM [Keynes 1936 y Hicks 1937]. Era
claro en esos tiempos que el modelo keynesiano no tenía microfundamentos y
que su largo y persistente empleo por parte de los economistas, a diferencia del
modelo walrasiano, era su capacidad de tratar problemas como el desempleo
involuntario y las políticas económicas que se necesitaban para corregirlo.

Varios autores trataron de cerrar la brecha entre la microeconomía y la macro-


economía keynesiana. Los primeros trabajos que se realizaron fueron los de
Patinkin [1956], Clower [1965] y Leijonhufvud [1968] enfatizando que el para-
digma keynesiano sólo tendría sentido en un mundo donde los agentes tuvieran
'restricciones en cantidades' (por ejemplo, desempleo involuntario en mercados
laborales) y donde los ajustes en cantidades reemplazarían en forma parcial los
ajustes en precios (como en las diversas versiones de los multiplicadores keyn-
sianos). Posteriormente Barro y Grossman [1971, 1976] formularon el primer
modelo de equilibrio general donde los precios eran dados exógenamente a un
EQUILIBRIO GENERAL CON FORMACIÓN ENDÓGENA DE PRECIOS 17

nivel donde los mercados no necesariamente se balanceaban, pero seguían


asumiendo el supuesto walrasiano de que los agentes eran precio aceptantes.
En este punto del tiempo era obvio que faltaba un modelo de equilibrio general
tipo Arrow-Debreu que pudiera acomodar la formación endógena de precios
de forma racional.

Siguiendo a Bénassy [1993] el objetivo primordial del programa de investiga-


ción no walrasiano era el de cerrar las brechas que existían entre la teoría del
equilibrio walrasiano, la macroeconomía keynesiana y la competencia imper-
fecta generando un formato de análisis que pudiera fusionar estas tres líneas de
trabajo utilizando lo más interesante de cada una, así: i) del paradigma walrasia-
no se mantuvo su enfoque de equilibrio general, ii) del keynesiano la posibili-
dad del imbalance de los mercados, las señales de cantidades y ajustes parciales
en cantidades, y iii) del paradigma de la competencia imperfecta la formaliza-
ción explícita de la formación de precios por parte de los agentes internos al
sistema. Específicamente, esta síntesis entre las tres líneas de pensamiento se
alcanzó a través de una generalización de la teoría walrasiana permitiendo, pri-
mero, que los agentes reaccionaran ante señales de cantidades así como ante
señales de precios, y segundo, haciendo endógena la formación de precios a
través de una maximización explícita de los agentes.

Generalizar el modelo walrasiano para admitir el imbalance de los mercados no fue


la única posibilidad de reconciliarla microeconomía con la macroeconomía. A
principio de los años 70, particularmente en Estados Unidos, apareció un nuevo
pensamiento macroeconómico denominado la Nueva Macroeconomía Clásica que
tomó la dirección contraria, rechazando en cierta forma el keynesianismo y la
competencia imperfecta, construyendo modelos macroeconómicos basados en el
balance de los mercados en todo momento. Este pensamiento ha tenido un gran
éxito, basado en el hecho de que combinó la hipótesis del balance de los mercados
con la hipótesis popular de las expectativas racionales [Muth 1961]. Es claro ahora
que la característica primordial de la Nueva Macroeconomía Clásica no es tanto la
hipótesis de las expectativas racionales sino la hipótesis walrasiana del balance ge-
neral de los mercados en todo momento.

1.3 El enfoque de equilibrio general y el rol del dinero

Se debe enfatizar el hecho de que el enfoque es de equilibrio general, desagre-


gando consumidores y productores, y no utilizando un agente representativo
tipo Robinson Crusoe. Aunque con un agente representativo se pueden obte-
ner ciertas conclusiones interesantes [Romer 1996], sólo cuando se trabaja de-
IR CUADERNOS DE ECONOMÍA No, 35 , 2001

sagregadamente se pueden entender los microfundamentos subyacentes. El en-


foque de equilibrio general permite mostrar las interrelaciones de los mercados
bajo rigideces nominales de algunos precios, las extemalidades o spilloter eJ/irts
que sufren algunos mercados y que en un enfoque de equilibrio parcial no se
podrían analizar.

Muchos modelos walrasianos de equilibrio general no involucran explícitamente el


ambiente institucional en el que se lleva a cabo el intercambio entre agentes. En el
modelo inicial de Walras, él mismo se refirió a economías de trueque con un mer-
cado para cada par de bienes. Sin embargo, el dinero considerado explícitamente, a
parte de ser más realista, permite entender más fácilmente el intercambio y la idea
de racionamiento que definiremos. Para ser precisos debemos definir lo que signi-
fica una econorrúa de trueque y una econorrúa monetaria.

Seguiremos a dower [1967] que da el criterio para distinguir una de otra.este es, la
relación de intercambio de la economía, es decir, la lista de los pares de bienes que
pueden ser intercambiados directamente uno por el otro. Para cada par corresponde
un mercado. En este formato para una economía de trueque corresponde una rela-
ción de intercambio máxima: cada bien puede ser intercambiado por cualquier otro.
De otra parte, en una economía monetaria, sólo un bien: el dinero, puede ser inter-
cambiado por cualquier mercancía y los demás bienes no pueden ser intercambiados
entre ellos. En una economía monetaria existen tantos mercados como bienes no
monetarios, uno para cada bien. Esto se ha denominado popularmente la 'restricción
de Clower' que significa que los bienes no se intercambian por bienes, sólo el dinero
se intercambia por bienes. Así, el dinero es el medio de intercambio, reserva de valor
y numerario de la economía.

Vale mencionar que Clower [1965] introdujo la "hipótesis de la decisión dual".


Para este autor al no incluir el dinero en los modelos tradicionales de trueque
los planes de compra y venta de los individuos se dan simultáneamente en un
sólo plan, a través del intercambio de bienes y/o servicios. Clower denominó
este hecho como "hipótesis de la decisión unificada". En una econorrúa mo-
netaria los individuos separan sus decisiones en dos partes: ofrecen servicios o
bienes por un lado, con los cuales reciben dinero, lo que les permite, por otro
lado, tomar sus decisiones de compra. Es decir, se discriminan las acciones de
compra y venta. Clower se refirió a este caso como "hipótesis de la decisión
dual".

Este artículo no es un tratamiento exhaustivo del tema, es más expositivo sobre


las ideas básicas de 13;teoría y es por ello que nos limitaremos a econorrúas de
intercambio puro. El lector interesado en un tratamiento detallado debe con-
EQUILIBRIO GENERAL CON FORMACIÓN ENDÓGENA DE PRECIOS 19

sultar las obras de Bénassy [1986, 1990, 1993]. En la segunda parte de este artí-
culo se presentará la caracterización de un equilibrio donde no necesariamente
los mercados se balancean y se analizará cómo un sistema de precios diferente
al del equilibrio walrasiano genera racionamiento en una economía. La tercera
parte está orientada a hacer endógeno el proceso de formación de precios, tarea
que será asignada al oferente de cada bien, para lo cual trabajaremos en un es-
cenario de competencia monopolística.t Aquí se analizará el enfoque de curva
de demanda objetiva, para finalmente observar la racionalidad económica de la
rigidez nominal de precios. Para terminar se presentarán las conclusiones.

2. EQUILIBRIO NO WALRASIANO

En esta parte se presentará un modelo de equilibrio general no walrasiano o


con racionamiento, o a veces denominado equilibrio de precio fijo, donde
mostraremos que un esquema de racionamiento es. fundamental para la defini-
ción del equilibrio. Seguidamente se dará una definición de equilibrio más gene-
ral que la walrasiana, y hacia el final haremos el desarrollo de algunos ejemplos.

2.1 Presentación del modelo

Consideramos una economía monetaria de intercambio puro conformada por n


hogares notados por i == 1,... , n y 1 bienes diferentes al dinero notados por h
== 1,... , l. El dinero actúa como rnédio de intercambio, reserva de valor y nume-
rario (su precio es igual a la unidad). El precio de cada bien esta dado por Ph.
Denominamos mi la 'dotación inicial de bienes del hogar i, y mi su dotación
inicial de dinero. Las compras netas del hogar i del b-ésirm bien (Zi,h) son iguales
a sus compras de este bien (di/:¡) menos sus ventas del mismo (Si,h)

«.,
1,
=v.,
1,
-S'h1, [1]

De esta forma, podemos llamar Zi el vector de transacciones netas del hogar i y


determinar sus tenencias finales de bienes (Xi) Y dinero (mi)

Xi =m¡ +Z¡

m¡ =m¡ - pZ¡ [2]

4 A este respecto debemos tener en cuenta que el modelo también permite la formación de los pre-
cios por el lado de la demanda, así podría hablarse de competencia monopsonística.
20 CUADERNOS DE ECONOMÍA No. 35 , 2001

Asumiendo que cada consumidor tiene una. función de utilidad que depende
positivamente de las tenencias finales de dineros y bienes, el problema normal
de los consumidores en la teoría walrasiana es:

Maxu¡(x¡,m¡)
xi,mi

s.a

donde asumimos U¡ continua y cóncava en sus argumentos. En el modelo


walrasiano, el vector de precios de equilibrio r
es aquél para el cual todos los
mercados se balancean, es decir,
n
¿z¡(p*)= O.
¡=J

2.2 Demandas, transacciones y esquemas de racionamiento

Dado que trabajaremos con un nuevo concepto de equilibrio en el cual los


mercados no se balancean, es necesario hacer una distinción entre demandas (y
ofertas) y transacciones, definiendo las primeras como las compras (y ventas)
que los consumidores 'desean realizar', notadas como d¡,h y S¡,h' las segundas
como las transacciones 'realizables', las cuales denotaremos como e, y S;,h'

Definición 1 (Demandas netas y transacciones netas)

i) La demanda neta de un consumidor i del h-ésimo bien es


z. h = d. h -
1, 1,
S. h •
1,

ii) La transaaion naa de un consumidor i del h-ésimo bien es z;,,, = d¡'" -


,
S¡,h'

La inclusión del dinero en la función de utilidad siempre ha sido controversial y no existe acuerdo
unánime sobre si se debe realizar, sobre todo cuando se busca entender el valor del dinero. Sin
embargo, se puede interpretar en una economía monetaria, como mayor disponibilidad de tiempo
para el trabajo (o para el ocio), debido a la facilidad para realizar transacciones que este genera
por su característica de medio de pago. Para una discusión acerca del valor del dinero en equili-
brio general ver Hahn [1965, 1982] Y Lozano-Villa-Monsalve [1997a, 1997b].
EQUILIBRIO GENERAL CON FORMACIÓN ENDÓGENA DE PRECIOS 21

Las primeras son señales que los agentes envían al mercado (es decir, a los
otros agentes) antes de llevar a cabo cualquier intercambio y por lo tanto no se
balancean necesariamente. Las segundas son los intercambios realizados en el
mercado y por tanto están sujetas a todas las identidades contables tradiciona-
les. Como es de esperarse, por ser una identidad contable, las transacciones
netas agregadas siempre se balancearán ya que toda compra para un agente es
una venta para otro, y viceversa. De esta forma tenemos

11 11

¿d;~¡, = ¿s;,¡, parah =1, ... , l.


;=! ;=!

Por lo tanto

°
11

L...,¡ 1,1
"Z~I = parah =1, ... , l. [3]
;=!

Sin embargo, las demandas netas pueden no balancearse debido a que no existe
nada que garantice que los deseos de compra y venta entre los agentes se igua-
len. Lo que puede resultar en
11

¿z;,¡, *0 [4]
;=!

De esta forma, habrá agentes para los cuales sus transacciones netas sean infe-
riores a sus demandas netas

*
Z, t. '
1,11
> Z'h:
1,

A aquellos agentes que no satisfacen su oferta o demanda les llamaremos raio-


mulos, así, un demandante racionado es aquel cuya compra es menor que su
demanda, y un oferente racionado es aquel cuya venta es menor que su oferta.
Por lo tanto, es necesario describir un esquema de racionamiento que se apli-
que a esta economía.

Una vez que exista la posibilidad de que las demandas deseables no se balan-
ceen agregadamente como en [4] debe existir un mecanismo o proceso de in-
tercambio que compatibilice las transacciones para satisfacer [3]. En la vida real '
esto se puede lograr a través de muchos procedimientos, como racionamiento
22 CUADERNOS DE ECONOMÍA No. 35 , 2001

uniforme, racionamiento proporcional, sistemas de prioridad, etc., dependiendo


del esquema particular de organización de cada mercado. Denominaremos un
est¡UEJ'l1a de racionamientn la representación matemática del proceso de intercambio
en el h-ésimo mercado. Un esquema de racionamiento convierte demandas y
ofertas posiblemente inconsistentes en transacciones consistentes.

Definición 2 (Esquema de racionamiento)

Un esquema de racionamientn en el mercado h se describe por el conjunto de n


funciones

tal que
n

IF¡,h (zl,I, ,.... , Z",h) == O


;=1

para todo ZI,,, , .... , Z",,, . Normalmente se supone que Fi,h es una función conti-
nua, no decreciente en Z;,h' no creciente en sus otros argumentos. Desde lue-
go, el esquema de racionamiento que se aplica debe cumplir con ciertas caracte-
rísticas, a saber:

lo Re¡,la del lado corto. Las transacciones siempre son determinadas por la parte
del mercado que tiene menores deseos de transar. Esto se conoce como la
regla del lado corto. En la figura 1, las curvas eba y db: representan las fun-
ciones de oferta y demanda de los agentes respectivamente, y las líneas
fuertes representan las transacciones que se realizan en la economía, esto
es, si la oferta es mayor que la demanda, esta última determina el nivel de
transacciones, mientras que si es mayor la demanda, es la oferta la que de-
termina este nivel. Por ejemplo, al nivel de precios P¡, los oferentes quisie-
ran vender hasta Y2, sin embargo, a este nivel de precios, los demandantes
sólo quisieran comprar hasta Yl. Como los deseos de estos últimos son
menores (lado corto del mercado), ellos son los que determinan las tran-
sacciones de la economía, Podemos generalizar diciendo que cuando el
precio se ubica por encima del nivel de precios de equilibrio walrasiano (PE)
los demandantes determinan las transacciones. Si este precio se encuentra
por debajo, son los oferentes los que las determinan.

u. Intercttmbio wluntari.o. Ningún agente puede ser forzado a intercambiar más


de lo que quiere, o a cambiar el signo de sus transacciones. Esta propiedad
EQUILIBRIO GENERAL CON FORMACIÓN ENDÓGENA DE PRECIOS 23

se puede expresar algebraicamente como ¡z¡,,, ~ <,,' y z; h . Z¡ h ~ O. Su-


pondremos que esta propiedad siempre se satisface.

p Figura 1 o

................................
¡...
o
L_ ~ ~ ~ ~
y

tu. Mercados eficientes. Llamamos' un mercado eficiente a aquél que no permite


la presencia de oferentes y demandantes del mismo bien que queden ra-
cionados en sus transacciones simultáneamente. Este supuesto implica
que hay suficiente información en el mercado tal que si existe un agente
racionado en sus ventas y otro en sus compras del mismo bien, éstos lo-
gran conocerse y llevar a cabo un intercambio mutuamente beneficioso.

tu. No manipulabilidad. Consideramos que los agentes no pueden alterar las


restricciones a las cuales se enfrentan. Formalmente,

donde du¡ Y Si'!¡ percibidas en cantidades que enfrenta el


son las restricciones
agente i, y son determinadas por todos los agentes excepto i de la siguiente
24 CUADERNOS DE ECONOMÍA No. 35 , 2001

forma: a¡,h = G¡~h(Z_¡,h) y S¡,h = G!,h (Z_¡,h)' donde Z_¡,h = {Zj,h / j:;t:i} son to-
das las demanda netas en el mercado h excepto la del agente i. Estas restriccio-
nes en cantidades a ih y Si h representan las cantidades máximas que el agente i
puede comprar Y vender, respectivamente, en el mercado h. Podemos notar que
estas restricciones se relacionan naturalmente con la idea de una curva de de-
manda objetiva como veremos, ya que la demanda objetiva para un vector de
precios representa precisamente la cantidad máxima que un formador de pre-
cios puede vender a ese precio.

En las figuras 2 y 3 se observa la condición de no manipulabilidad. En la pri-


mera, el agente i puede vender o comprar tanto como las restricciones que en-
frenta le permitan, mientras en la segunda, el agente i puede comprar o vender
más allá de sus restricciones manipulando el esquema de racionamiento. '

Figura 2
Esquema no manipulable


Zi,h

//////

.. '--------
d. 1,
"'.

......... + S.
1,

..............................

......
EQUILIBRIO GENERAL CON FORMACIÓN ENDÓGENA DE PRECIOS 25

Figura 3
Esquema manipulable

Z.
1,

Un esquema de racionamiento frecuente es el de fila de espera, donde los agentes


se ordenan de menor a mayor de acuerdo a sus deseos de transar, directamente
proporcional al tiempo que llevan haciendo fila, y a cada uno, en orden, se le da
una cantidad que corresponde al mínimo entre lo que desea y lo que los agentes
anteriores a él le han dejado. Formalmente:

si es demandante, o,

S ~,!I = min (
SII,!I' ¿ J
11-)

pI
d¡'!1 si es oferente.

Ahora bien, las funciones G¡ que definen las demandas y ofertas máximas (res-
tricciones percibidas en cantidades) que puede llevar a cabo el i-ésimo agente se
definen a su vez por medio del esquema de racionamiento de la siguiente forma
26 CUADERNOS DE ECONOMÍA No. 35 , 2001

Por la propiedad de intercambio voluntario tenemos que Fi» (O, 'Z'_¡,h) = OY

por tanto G¡~h (Z_¡,h) ~ O Y G!,h ('Z'_¡,h) ~ o. Diremos que el esquema de racio-
namiento en el mercado h es no manipulable si se puede escribir para cada
agente i = 1, ..., n,

min['Z'¡,h'ot, ('Z'_¡,h)] ~
Fh('Z"h''Z'_'h)
1, 1, 1, ={ [ S ()~ SI
max 'Z'¡,h,-G¡,h 'Z'_¡,h

o equivalentemente según las definiciones que hemos dado

• __ {min['Z'¡,h' d¡,h] } 'Z'¡,h ~ O


r.,=» SI
1, max ['Z'¡,h,-S¡,h ] 'Z'¡,h ~ O

o en forma más compacta Z;,h = min {d¡, max[- s¡ , 'Z'¡,h] .

Después de haber presentado el modelo básico, y haber mostrado las caracte-


rísticas del esquema de racionamiento, podemos entrar a definir un equilibrio
no-walrasiano.

2.3 Demandas efectivas y equilibrio no-walrasiano

En la teoría walrasiana las demandas y ofertas de los consumidores provienen


de maximizar la utilidad sujeta a su restricción presupuestaria y resultan ser
funciones (o correspondencias) en función sólo de los precios y las dotaciones
iniciales. Sin embargo, los consumidores pueden percibir unas resriaiones en can-
tidades que modifican sus demandas y ofertas. Por ello necesitamos modificar la
noción de demanda y oferta para incorporar estas restricciones en cantidades.
Al problema tradicional de maximización de utilidad del consumidor i se le de-
be agregar una restricción adicional, que consiste en limitar sus demandas netas
a las restricciones percibidas de cantidades en los demás mercados S¡,k ,d¡,k •
EQUILIBRIO GENERAL CON FORMACIÓN ENDÓGENA DE PRECIOS 27

Así, se pueden integrar los efectos de los demás mercados en la determinación


de la demanda efectiva del mercado h, es decir, se deben tener en cuenta los spi-
llar.:ereJfo:ts entre mercados. De esta forma, el problema de un consumidor queda:

s.a: m¡ = m - pZ¡ ¿ O
- Su ~ Z¡,k ~ d¡,k' para k"* h

Bajo concavidad estricta de u¡ la solución a este problema es única, de modo


que resulta ser una función de demanda que depende tanto de los precios como
de las restricciones en cantidades y que la denotaremos ;;;,1, (p,d¡,sJ. Esta
función la llamaremos función de "demanda neta efectiva" del consumidor i en
el mercado h. Repitiendo el procedimiento para todo mercado generamos
;;;(p, d ¡, s J el vector de demandas netas efectivas del consumidor i para h =

1,..., l.

Sin embargo, en el sistema con racionamiento que hemos considerado, un con-


sumidor no puede escoger directamente el nivel de su demanda neta efectiva,
ya que va a ser determinada en cada mercado por las demandas netas efectivas
anunciadas por los demás consumidores. De otra forma, bajo un esquema de
racionamiento, las transacciones netas que el consumidor puede realizar de-
penden de las demandas netas efectivas que los demás consumidores han
anunciado. El siguiente resultado muestra la función de transacciones netas
óptimas que puede realizar un consumidor bajo no manipulabilidad del esque-
ma de racionamiento.

Lema 1 (Transacciones netas óptimas de un consumidor)

Si u, es cóncava estricta en x, y cóncava en mi entonces bajo no manipulabilidad


del esquema de racionamiento para cualquier (p, d¡, s,) tenemos que

min{a¡,h' max[- S¡,h';;;,h (P,d¡,s-¡)n = q¡~,,(p,a¡,s¡)


para todo h = 1,.....,l [5]

o en forma más compacta

min{d¡ ,max[- Si';;; (p,d¡ ,Si )]} = q¡. (p, a¡,s¡)


28 CUADERNOS DE ECONOMÍA No. 35 , 2001

Prueba. Ver Bénassy [1986].

Notemos que la función en [5] tiene una única solución si ~¡~h es interior al in-

tervalo [- si.h ,d ¡,h]' pero tiene infinitas soluciones si (h es igual a - s¡,h o


d¡,h' Además, la función vectorial ~(P,d¡,s¡) revela cuando un consumidor
esta restringido ya que

consumidor i esta restringido en su demanda del bien h si y sólo si ~,J, > d¡,J"
consumidor i esta restringido en su oferta del bien h si y sólo si ~ ,h < -S ¡,J,.

Por tanto, un consumidor anunciando su demanda efectiva al mercado envía


una señal de imbalance para el mercado si el consumidor se encuentra rfStringido
en su demanda u oferta del bien. Tal tipo de señal es bastante útil para evitar
equilibrios triviales donde nadie intercambiaría porque nadie envía una señal
que muestre sus deseos de intercambiar.

Ahora definiremos precisamente lo que significa un equilibrio no walrasiano.

Definición 3 (Equilibrio no walrasiano)

Un equilibrio no walrasiano- o con racionamiento o de precio fijo (equilibrio


K), asociado con un sistema de precios p y esquema de racionamiento repre-
sentado por las funciones F¡, donde i=l, ... , n, es un conjunto de demandas
netas efectivas z¡, transacciones netas z¡" y restricciones en cantidades percibi-
das d¡ y S¡ tales que

a)z¡ = ~(p,d¡,sj
b)z· = F(z.,z .),
. 1 1 1 -1
i = 1,.... n

Cabe anotar que el equilibrio no walrasiano, a diferencia del walrasiano, es váli-


do para todos los sistemas de precios positivos y esquemas de racionamiento

Debemos notar que no es la única definición de equilibrio no walrasiano o con racionamiento.


Existe una definición alternativa dada por Dreze [1975]. Ver Bénassy [1990, 1993] para este caso
alternativo,
EQUILIBRIO GENERAL CON FORMACIÓN ENDÓGENA DE PRECIOS 29

no manipulables y de intercambio voluntario, es decir, es válido incluso para


sistemas de precios donde oferta y demanda efectivas no se balancean.

La existencia de un equilibrio no walrasiano para cualquier p positivo y esquema


de racionamiento que satisfacen intercambio voluntario y no manipulabilidad
fue realizada por Bénassy [1982]. Los datos exógenos son el sistema de precios
y los esquemas de racionamiento Fi,h.

Teorema 1 (Existencia de un equilibrio no-walrasiano)

Si se satisface que Ph > O para todo h, u, función continua, cóncava en Xi, mi y


estrictamente cóncava en x, para todo i y F; es continua y no manipulable, en-
tonces un equilibrio no walrasiano existe para p y {Fi}, i = 1, ..., n dados. Prue-
ba: Ver Bénassy [1986].

Schulz [1983] mostró que dado un sistema de precios positivo y esquema de ra-
cionamiento, el equilibrio no walrasiano es único dado que los spillocer effirts de
un mercado en otro son menores a un ciento por ciento en términos de valor
(Ver Bénassy [1993]). Así, bajo la condición de Schulz denotaremos como
:ti (p), 15¡(p), S¡ (p), Z¡' (p), D¡' (p), Si' (p), D¡ (p), S¡ (p), respectiva-
mente los valores de z¡, d¡, S¡, z; , d ¡' ,s; ,a .s
¡ ¡ de un equilibrio no walrasiano
en función del vector de precios p asociado.

Veamos una ilustración geométrica simple de un equilibrio no walrasiano en


una caja de Edgeworth, con una mercancía X en las abscisas y el dinero M en
las ordenadas, como se ilustra en la figura 4. Las dotaciones iniciales es el punto
OJ y la relación de precios es la recta OC. El agente A es un demandante neto
del bien x, ya que desea más de lo que tiene, mientras B es un oferente neto del
mismo bien, ya que desea menos de lo que tiene. Sin embargo sus demandas
netas efectivas no se balancean, debido a que lo que quiere vender B es mayor
que a lo que quiere comprar A. Por el esquema de racionamiento y bajo no
rnanipulabilidad, eficiencia e intercambio voluntario el consumidor A satisface
su demanda efectiva del bien X (ZX,A = Z:,A ) mientras que B queda raciona-

do en sus ventas del bien X (Zx,B > Z:,B ).


30 CUADERNOS DE ECONOMÍA No. 35 , 2001

Figura 4

Consumidor B

e
Consumidor A x

Ejemplo 1 (Equilibrio walrasiano y no walrasiano en una economía mo-


netaria de intercambio puro)

Consideremos una economía monetaria de intercambio puro conformada por


una mercancía X, yel dinero M cuyo precio es la unidad por ser el numerario
(p", = 1). Consideremos dos agentes A y B. Las preferencias de los dos agen-
tes están representadas por las siguientes funciones de utilidad

uA (XA ,mA)= 2{XA ys + {mA)Yi


uB{xB,mB)={xB)Yi +2{mBYS
Las dotaciones iniciales de los dos agentes son

úJA = (0,1), úJB =(1,0)


a. Enammmos el equilibrio ualrasiano para esta exmonia

Calculamos las demandas Marshallianas tradicionales de X y M de los dos


agentes.
EQUILIBRIO GENERAL CON FORMACIÓN ENDÓGENA DE PRECIOS 31

• El problema del agente A es


I\¡1ax
x·· .m"
ú" (XA ,mA)= 2{XA ~ + (mA ~

SUjeto a Pxx
A
+mA =1
Como la función de utilidad es cóncava entonces el problema lo podemos so-
lucionar por los multiplicadores de Lagrange. La función de Lagrange corres-
pondiente al agente A es

Por las condiciones de primer orden se obtiene que

Reemplazando este par de ecuaciones en la restricción presupuestaria de A, se


obtienen sus funciones de demanda

m A( P x ' P ni
)= 4 ~Px
- ~-~
+ P,

• El problema del agente B es

. B B
SUjeto a Pxx + m = P;

La función de Lagrange correspondiente al problema del agente B es

Por las condiciones de primer orden se obtiene que


32 CUADERNOS DE ECONOMÍA No. 35 • 2001

Reemplazando estas dos ecuaciones en la restricción presupuestaria de B se


obtienen sus funciones de demanda

Calculemos el precio del equilibrio walrasiano P» a través de los excesos de de-


manda. Por la ley de Walras dado que pm = 1 entonces basta ver cuando zx(px,
1) = O,es decir,

4 1
zt(Px,l)= ( -_ -)-+ -1= O
p , 4+px 1+4px

Esto implica que la relación de precios del equilibrio walrasiano es P» = 1o


equivalentemente en precios relativos (Px / Pm) = 1. A estos precios de equi-
librio, las demandas de A y B por X y M son

A 4 A 1 B 1 B 4
x= m= x= m
5' 5' 5' 5

Con las cuáles las utilidades obtenidas son

Este equilibrio walrasiano es único en este ejemplo, como se ve en la figura 5.


EQUILIBRIO GENERAL CON FORMACIÓN ENDÓGENA DE PRECIOS 33

Figura 5
ú) Xa = 1/5 B

Equilibrio Walrasiano ----. I


m; = 1/5······ - _.. _··················1-····· mB = 4/5

A x

Notemos como en este ejemplo, para el nivel de precios Px = 1, ninguno de los


dos agentes queda racionado, tal como ocurre en todo equilibrio walrasiano.
Aquí tanto sus demandas netas como sus transacciones netas son iguales.

b. Enamtrenos dos equilibrios no ualrasianos para esta exnarda rnneana de intenam-


biopuro

Supongamos que el precio del bien X es fijado exógenamente a los niveles P» =


1/2,px = 2.

• Encontremos el equilibrio no walrasiano para P» = 1/2. En este caso eva-


luando las demandas obtenemos
A A B 1 B 1
x = 1.77, m = O.l1,x = -,m =-
3 3
34 CUADERNOS DE ECONOMÍA No. 35 , 2001

Sin embargo estas demandas para el consumidor A, representadas en la figura 6


por A, no son las demandas efectivas, ya que el consumidor A debería tener en
cuenta que sus demandas no son factibles, es decir, las restricciones de cantida-
des. Así las demandas efectivas del consumidor A y que se representan en la fi-
gura 6 por A' son x A' = 1, m/" = 1/ 2.

Figura 6

XB= 1/3

B
Equilibrio no Walrasiano
cca p; = 1/2

m'¿ = 1/2

mA =0.11

A x 1,0

Las transacciones que A puede llevar a cabo las dete~a el lado corto de la
demanda y así A quedará racionado y B no. El consumidor A obtendrá sólo
2/3 de cada bien mientras que B obtendrá lo que desea, es decir, 1/3 de cada
bien.

• El equilibrio no walrasiano para P» = 2. Evaluando las demandas obtene-


mos:

A 1 A 1 B 1 B 16
x= m= x= m=
3' 3' 9' 9

Similar al caso anterior, estas demandas para el consumidor B, representadas en


la figura por B, no son las demandas efectivas, ya que el consumidor B debería
tener en cuenta las restricciones de cantidades. Así las demandas efectivas del
consumidor B y que se representan en la figura 7 por B' son xB' = 1/2, mB' = 1.
EQUILIBRIO GENERAL CON FORMAOÓN ENDÓGENA DE PRECIOS 35

Figura 7

ro Xa'= 1/2 Xa = 1/9


0,1 e__--------;-----,.-----, B

i Equilibrio no
i walrasiano con
m

mA = 1/ ..

ma'= 1
A 1,0

Las transacciones que el consumidor B puede llevar a cabo las determina el la-
do corto de la demanda y así B quedará racionado y A no. El consumidor B
obtendrá sólo 2/3 de cada bien mientras que A obtendrá lo que desea, es decir,
113 de cada bien.
36 CUADERNOS DE ECONOMÍA No, 35 , 2001

Hasta aquí hemos mostrado tres casos en los que se trabaja con la metodología
de equilibrio no walrasiano expuesta arriba. En dos casos obtuvimos equilibrio
con racionamiento y en el tercero se obtuvo el equilibrio walrasiano. Sin em-
bargo en ninguno de los tres casos hemos determinado un mecanismo de for-
mación de precios sino que los hemos fijado exógenamente y todos los agentes
han actuado como precio-aceptantes. En la siguiente sección se hace endógeno el
proceso de formación de precios.

3. EQUILIBRIO NO WALRASIANO CON FORMACIÓN


ENDÓGENA DE PRECIOS
"

El problema que aún no hemos enfrentado es el de la formación de precios.


Hasta ahora hemos supuesto que los agentes son precio aceptantes y no se ha
hecho explícito un mecanismo apropiado de formación de precios. El supuesto
de que los agentes son precio aceptantes dentro de la tradición walrasiana ha
llevado a la interpretación de que la formación de precios recae en un agente de
mercado ficticio llamado el subastador. Tal como señaló Arrow [1959] "se su-
pone que cada individuo participante en la economía toma como dados los
precios y determina su elección [óptima] para comprar y vender lo que desea;
pero no existe nadie cuyo trabajo sea tomar una decisión sobre el precio". Ese
problema 'lógico de la formación de precios ha generado la inclusión del su-
bastador como remedio teórico, pero como bien señala Hahn [1987] este artifi-
cio es producto realmente de una 'laguna teórica' "el postulado de un subasta-
dor evita entender [...] como los precios se cambian realmente. Ha permitido a
los teóricos ignorar el papel de la conpaenaa monopolística en el proceso de la
formación de precios". Añade además que "el subastador es un d(J{S ex machina
coordinador y que oculta lo que es central" . '

Estas críticas a la interpretación del subastador como formador de precios en la


teoría del equilibrio general competitivo (críticas realizadas por parte de los
mismos teóricos que contribuyeron a su construcción), permite entender el
gran reto de incorporar endógenamente la formación de precios. A pesar de
ésto no es fácil deshacerse del agente de mercado ficticio, tal como Hahn
[1987] señala: "existen dificultades teóricas formidables que se deben enfrentar
para eliminar al subastador. Ya sea que pensemos que los precios se formen
por medio de un proceso de negociación o de competencia monopolística o en
algún proceso de subasta, consideraciones estratégicas, es decir, herramientas de teo-
ría de juegos, se han de requerir", Esto es inevitable, ya que la tarea implícita del
subastador en los modelos walrasianos es evitar que los agentes entren en con-
sideraciones estratégicas con respecto a la formación de precios. Así, no es de
EQUILIBRIO GENERAL CON FORMACIÓN ENDÓGENA DE PRECIOS 37

extrañar que se utilicen herramientas de la teoría de juegos para entender y


formalizar la formación de precios en equilibrio general.

3.1 Competencia monopolística y curva de demanda objetiva

Tal como se señaló arriba, existen a priori muchas formas de tratar de hacer en-
dógena la formación de precios. Por eso la forma que expondremos es tan sólo
una posibilidad, quizás la más fácil de modelar este problema fundamental del
equilibrio general: trabajaremos en un escenario de competencia monopolística.
Aquí es importante entender que la competencia monopolística permite man-
tener la idea de mercancía tipo Arrow-Debreu. Las mercancías son caracteriza-
das, al igual que en el modelo Arrow-Debreu, por sus propiedades físicas, espa-
ciales y temporales pero incluyendo además una cuarta característica, que con-
siste en diferenciar los productos de acuerdo al ágente que los vende o los de-
mande, es decir, mercancías con características físicas iguales, ofrecidas en el
mismo lugar y en la misma fecha, se consideran mercancías diferentes si son
ofrecidos o demandadas por agentes distintos. Así, sea H, el subconjunto (po-
siblemente vacío) de mercancías cuyos precios son determinados por el agente
i. Como las mercancías se diferencian por el agente que fija su precio podemos
concluir que los conjuntos H, son disjuntos:

H(l H, = {0} para todo j ::/:i

donde cada formador de precio está sólo en su lado del mercado. Subdividien-
do el conjunto H, en Hi5 (mercancías ofrecidas por i) y Hll ~ercancías deman-
dadas por z). El agente i aparece formalmente como un monopolista en los
mercados h E Hz, Y como monopsonista en los mercados h E Hiel. Conse-
cuentemente, las restricciones que percibe el agente i toman la forma sencilla

Si,/¡ = ¿d)'!1 para todo h E Hi5 [6]


J#

di,/¡ = ¿Si,/¡ para todo h E H¡d [7]


i=!

La idea básica que presentaremos es que el agente i utiliza los precios que él
controla para manipular sus restricciones. Sea Pi el conjunto de precios que controla
el agente i
38 CUADERNOS DE ECONOMÍA No. 35 , 2001

Pi = {Ph / h E Hi}.

Para formular el problema de la elección óptima de precios por parte del agente
i necesitamos conocer cómo cambian las restricciones percibidas por el agente
en [6] Y [7] cuando cambia Pi. Es decir, necesitamos construir la curva de de-
manda que enfrenta el agente i. Desde luego, construir estas curvas de demanda
no es tarea fácil. El primer enfoque con el que se trató de trabajar fue el de
'curva de demanda subjetiva' [Bénassy 1976,1977, Grandmont y Laroque 1976,
Negishi 1978, 1979, Hahn 1987. Este enfoque consistía en estimar una curva
de demanda vinculada a la pareja ordenada precio-cantidad corrientes (que hace
parte de la curva de demanda verdadera) y a partir de este punto se hacían
conjeturas para derivar la curva de demanda. El problema con esta metodología
es que permite la existencia de infinitas curvas generando multiplicidad de
equilibrios como se ilustra en la figura 8.

Figura 8

Po
......":::;.""."""",,.
" .

"""'"

00 o
Debido a este problema apareció el enfoque de la "curva de demanda objeti-
va".7 Para entender este enfoque debemos adelantar que la estructura de equili-

Cabe anotar que los enfoques de curvas de demanda subjetiva y objetiva no son antagónicos, de
hecho la estimación de la curva de demanda a través del primer enfoque puede generar el mismo
resultado que a través del segundo. La diferencia está en que las curvas de demanda objetiva se
pueden entender como información completa por parte de los agentes formadores de precios
cuando no se puede aprender más sobre la demanda, mientras que las curvas de demanda subje-
tivas son tan sólo conjeturas que tienen los agentes y que pueden ser actualizadas a través de un
proceso de aprendizaje, por parte de los agentes hasta que este proceso converja a la curva de de-
EQUIUBRIO GENERAL CON FORMAOÓN ENDÓGENA DE PRECIOS 39

brio que se busca es la de un equilibrio de Nash en precios, que corresponde


implícitamente a la idea de que existen muchos formadores de precios como en
el caso de competencia monopolística. Cada agente escoge su propio vector Pi
tomando como dado los precios elegidos de los demás y que denotaremos poi

La idea detrás de la aproximación de la curva de demanda objetiva es que el


agente conoce la economía suficientemente bien para poder computar las res-
tricciones de cantidades que enfrentaría en toda circunstancia. En particular,
debe ser capaz de computar Si,h Y di,h en [6] y [7] para cualquier P = (Pi, poi).
Veíamos en la sección 2.3 que bajo unicidad del equilibrio no walrasiano (con-
dición de Schulz) podíamos computar las demandas, ofertas y estas restriccio-
nes de cantidades Si,h Y di,h en función del vector P = (Pi,P-i). En particular los
valores de (Ji' Si' di' Si eran denotadas Di (p), Si (p), Di (p), Si (p) respecti-
vamente y por tanto la curva de demanda djetiw ¡>arael bien h E HiS es:

[61

y simétricamente la curva de oferta ciJ_jetim para el bien h E Hid es:

IS¡,,,(p) = Di,,,(p) [7']


j:#i

Observemos que estas ecuaciones son análogas a las ecuaciones [6] y [7] pero
con la diferencia de que las restricciones están en función de los precios. Luego
de precisar lo que es la curva de demanda y oferta objetiva qu~~nfrenta un
formador de precios estamos en posición de definir un equilibrio general no
competitivo con formación endógena de precios. . ¡ 'i
3.2 Formación de precios y equilibrio de Nash

Antes de definir un equilibrio con formación de precios necesitamos hacer ex-


plícito el problema que enfrenta un formador de precios. Una vez que se supo-
ne que el agente i conoce la funciones Di (p), Si (p) de (6') y (7') el problema
de escoger óptimamente el precio Pi por parte del agente i es:

manda objetiva, Sin embargo, estos procesos de aprendizaje aún no se han formalizado para en-
tenderlos formalmente,
40 CUADERNOS DE ECONOMÍA No. 35 , 2001

Max u¡(m¡ +zpmJ


Pi

s.a: m¡ =m- pz ¡
- S¡,h (P) ~ Z¡,h(p) ~ D¡,h (P) para h = 1, ...,1.

10 que da el precio óptimo del agente i como función de los demás precios es-
cogidos por los demás agentes, es decir, es la mejor respuesta en precios a los
precios escogidos de los demás agentes dada sus restricciones en cantidades.

Pi = ~i(P.i)

Ahora si podemos definir el equilibrio con formación de precios:

Definición 4 (Equilibrio no-walrasiano con formación de precios)

Un equilibrio con formación de precios está caracterizado por un conjunto de


. precios r: demandas efectivas netas z¡, transacciones netas z: y restricciones
de cantidades s., d¡ tal que:

i) pt ~i(P.t) para todo i


=

ii) z¡, z:, s ¡, d ¡ (i = 1, .., n) forman un equililmo no ualrasiano para el


vector de precios p* = (pt, pI), es decir, son iguales a Z¡ (p * ),
Z¡* (p o), D¡(p o), S¡(p *).

Veíamos más arriba las condiciones bajo las cuales un equilibrio no walrasiano
existe parH~"úll?vector de precios positivos. Sin embargo, la existencia de un
equilibrio nd:WiLrasiano ronformación de precios no es 10 mismo. Bénassy [1988] defi-
nió la curva de demanda y oferta objetiva tal como la hemos presentado y pro-
bó la existencia de un equilibrio no walrasiano con formación de precios para
una 'economía con producción' por lo que se sale del alcance de este artículo.
Las condiciones que utilizó no son tan restrictivas y básicamente la prueba es
aplicar como siempre un teorema de punto fijo a las correspondencias de pre-
cios. Los supuestos que utilizó fueron la continuidad de la función Z¡* (p *) pa-
ra todo i, la convexidad de la correspondencia ~i(P.i),y que los precios de reser-
va de los consumidores estuvieran acotados.
EQUIUBRIO GENERAL CON FORMAOÓN ENDÓGENA DE PRECIOS ~l

Podemos representar geométricamente un equilibrio no walrasiano con forma-


ción de precios. Consideremos de nuevo una economía de intercambio puro
con una mercancía y dinero y dos consumidores A y B. En una caja de
Edgeworth se puede representar esta economía como en la figura 9.

Figura 9

Curva de demanda objeti-


va que enfrenta B

m Equilibrio
Walrasiano

A x

El punto (1) representa las dotaciones iniciales de los consumidores y las líneas
punteadas representan los precios del equilibrio walrasiano denotado p* y las
curvas de indiferencia de los dos consumidores en dicho equilibrio. Si supone-
mos ahora que es el consumidor B, el vendedor en este caso, el que fija el pre-
cio del bien X, la curva de demanda objetiva que él enfrenta es simplemente la
curva de demanda del consumidor A y que gráficamente corresponde a todos
los puntos de tangencia entre las diferentes rectas presupuestarias y sus curvas
de indiferencia. Como se puede observar el consumidor B establecerá un precio
para el bien X por encima del walrasiano, ya que en el punto B' el consumidor
B obtiene una mayor utilidad que en el equilibrio walrasiano. La recta que pasa
por (1) y B'y que denotamos PB es el precio óptimo que fija el consumidor B.

Ejemplo 2 (Equilibrio no-walrasiano con formación de precios en una


economía monetaria de intercambio puro)

Consideremos de nuevo la economía monetaria de intercambio puro del ejem-


plo 1. Sea el consumidor B el formador de precios de la mercancía Xy enfrenta
42 CUADERNOS DE ECONOMÍA No. 35 • 2001

la curva de demanda del consumidor A dad por xA(px, pm) y mA(px, pm) encon-
tradas más arriba.

Suponiendo que pm = 1, el problema del consumidor Bes:

4
sujeto a: XA (Px' PIII) = (4 )
Px + Px

m ¡f (
PX,PIII )
= 4 Pr.
+ P,
XB = l-x A

m" =1-m A

Reemplazando estas restricciones en la función de utilidad el problema resulta ser:

I I

~}~xu/J(x/J,mB)=[I_
.
(4.
P, 4 + Px
)]2 +2[1- 4 +e,Px ]2
Como el objetivo de B es encontrar el precio Px que le maximiza sus benefi-
cios, hallamos primero la condición de primer orden respecto a esta variable.

auB -
apx
1 [
- 2 1- Px(4 +pJ
4 l-~[ 4(4+2p) ] [ p l-~[-(4+P
(pJ(4+;J + 1- 4+~x
-p )]
(4+;J .\

Igualando a cero y desarrollando obtenemos


EQI .nnnuo GENERAL CON FORMACIÓN ENDÓGENA DE PRECIOS 43

[ 1- p,(4+
4
PI)
1 2

2(p,y
1
4+2p,
[
1- r, ]-2
4+ p,

despejando se llega al polinomio en p;

4(p, r + 16(p,)4 -16(p,)3 -16(p,)2 - 64 p, - 64 = O

resolviendo esta expresión obtenemos como resultado p, = 2 . No es difícil


demostrar que

< O, por lo que p« = 2 es un máximo local.


px=1

Habíamos mostrado más arriba dos equilibrios no walrasianos para la econo-


mía del ejemplo 1, donde uno de ellos era cuando px = 2, precisamente el que
obtenemos aquí. Por tanto, el equilibrio con formación de precios es el equili-
brio no walrasiano encontrado más arriba con la particularidad de que el con-
sumidor B escogió óptimamente el precio del bien X. Sabemos que en este
equilibrio no walrasiano el consumidor B era el que quedaba racionado ya que
las transacciones que el consumidor B podía llevar a cabo las determinaba el la-
do corto de la demanda haciendo que él obtuviera sólo 2/3 de cada bien mien-
tras que A podía obtener lo que desea, es decir, 1/3 de cada bien.

Resumiendo, el equilibrio no walrasiano con formación de precios es

.1.1.2.2
P» = 2,pm = 1,x 1= ,/nA = ,xB = ,/nB =
. 3 3 3 3

En este equilibrio la utilidad alcanzada para ambos consumidores es uA(1/3,


1/3) = 1.7321 Y uB(2/3, 2/3) = 2.449. Este resultado tiene una intuición muy
sencilla: el consumidor B, que es el que quiere vender el bien X, puede fijar un
precio suficientemente alto para compensar el racionamiento que va a experi-
mentar. De hecho, la utilidad que el consumidor B obtiene en el equilibrio no
44
CUADERNOS DE ECONOMÍA No. 35 , 2001

walrasiano con P» = 2 es mayor a la utilidad que podría obtener en el equilibrio


walrasiano con px = 1 ya que en este equilibrio uB(1/5, 4/5) = 2.22.

Es interesante notar que a pesar de que existan excesos de demanda en el equi-


librio no walrasiano con P» = 2, el precio del bien X no va a cambiar, como se
esperaría que ocurriese en un contexto walrasiano. Esto es lo que explica la rigi-
efe¿ rummal de los preios que tanto énfasis han hecho autores de pensamiento
neo-keynesiano.

De hecho, por la definición del equilibrio general no competitivo con forma-


ción de precios que hemos dado, que no es más que un equilibrio de Nash, po-
demos argumentar que en el caso general, en que los precios no coincidan con
el equilibrio walrasiano, los fijadores de precios a pesar de estar en presencia de
excesos de demanda, no van a cambiar los precios.

CONCLUSIONES

En este artículo mostramos el funcionamiento de una economía monetaria de


intercambio puro cuando no se supone axiomáticamente la igualdad entre
oferta y demanda agregada de todos los mercados, para 10 cual fue necesario
dar una definición de equilibrio con racionamiento que cobijara los casos en los
que oferta y demanda agregada no coincidían pero que permitiera entender di-
cha situación como un equilibrio. Esto permitió generalizar el modelo de equi-
librio general walrasiano.

De igual forma, se relajó el supuesto walrasiano de que 'todos' los agentes son
precio-aceptantes modelando la formación de precios. explícitamente en un
contexto de competencia monopolística o monopsonística. Para 10 cual defini-
mos la curva de demanda u oferta que enfrenta el formador de precios y defi-
nimos un equilibrio no walrasiano con formación de precios como un 'equili-
brio de Nash en precios'.

Con la definición de equilibrio no walrasiano con formación de precios como


un equilibrio de Nash, se puede entender claramente la rigidez nominal de pre-
cios en un escenario de equilibrio general, a diferencia de las teorías basadas en
costos de menú [Mankiw 1985] y fallos de coordinación [Cooper y John 1988],
donde no sólo las condiciones para la rigidez son bastante fuertes sino que
además son estudiadas en un escenario de equilibrio parcial. Cabe agregar que
las aplicaciones macroeconómicas de estos equilibrios en tópicos como el ciclo
real, el desempleo involuntario, el crecimiento económico, etc. tienen conse-
EQUILIBRIO GENERAL CON FORMAOÓN ENDÓGENA DE PRECIOS 45

cuencias cruciales para la teoría y la política económica. El lector interesado de-


bería consultar el trabajo de Malinvaud [1977] y Bénassy [1986, 1990, 1995].

Por último, es importante esta línea de trabajo porque reconcilia la microeco-


nOITÚay la macroeconomía. Más aun, liga de forma importante la aproximación
de equilibrio general con la competencia imperfecta. .

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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