Villa, Arévalo, Castro 2011
Villa, Arévalo, Castro 2011
Villa, Arévalo, Castro 2011
Abstract
Deben señalarse dos características del modelo walrasiano: i) todos los agentes
reciben una señal de precios y toman decisiones racionales sobre las cantidades
que desean comprar y vender a esos precios; ningún agente envía una señal de
cantidades al mercado; y ii) en el modelo walrasiano las señales de precios en-
viadas por el mercado a veces se han interpretado como señales que envía un
agente ficticio de mercado llamado 'subastador' que representa la famosa 'mano
invisible'. Sin embargo, tal como había observado Arrow:
Así, se podría decir que los agentes además de conocer las características de las mercancías que
desean vender o comprar, sólo necesitan conocer el sistema de precios para coordinarse. De ma-
nera que los requerimientos de información son mínimos.
14 CUADERNOS DE ECONOMÍA No. 35 , 2001
Es por esto que el agente de mercado llamado subastador es tan sólo una figura
ficticia (no aparece explícitamente en la formulación del modelo tal como De-
breu [1959] lo expone por ejemplo), que trata de simplificar, aunque en dicho
proceso oculte, el verdadero proceso de formación de precios por parte de los
agentes.'
Sin embargo, esta concepción walrasiana es sólo una clase de equilibrio que no
debe ser el único marco de análisis para el estudio de los mercados, ya que es
claro que pueden existir muchos de éstos donde permanentemente oferta y
demanda agregada no estén balanceadas. Una situación en la cual oferta y de-
manda agregada no se igualen a un precio dado se ha considerado una situación
de 'desequilibrio' en la tradición walrasiana. No obstante, en la teoría no walra-
siana que estudiaremos, dicha situación se trata de interpretar como un equilihrio
ron maonarmeuo, Un equilibrio no walrasiano puede verse como una generaliza-
ción (no una negación) del concepto de equilibrio tradicional walrasiano.
Cuando se modela una situación con excesos de demanda u oferta como un
equilibrio con racionamiento se puede estudiar por ejemplo el caso del desem-
pleo involuntario [Malinvaud 1977], donde se pone de manifiesto que en el
mercado de trabajo la oferta agregada excede a la demanda, lo que significaque
algunos agentes están racionados, es decir, desempleados.
Ver Hahn [1987] para una discusión sobre las interpretaciones que ha tenido esta figura ficticia en
la literatura.
EQUILIBRIO GENERAL CON FORMACIÓN ENDÓGENA DE PRECIOS 15
El modelo walrasiano se ha interpretado tanto como modelo descentralizado así como modelo
centralmente planeado. La interpretación en cada caso depende de cómo se interprete al agente
de mercado ficticio: i) como modelo descentralizado, el subastador representa las fuerzas del
mercado; y ii) como modelo centralmente planeado, el subastador representa un 'planeador bené-
volo'. Ambas opciones están presentes en la literatura, y no se podría decir, a priori, cuál de ellas
es la correcta. Sin embargo, la de modelo centralmente planeado que proviene de Lange [1936] ha
venido perdiendo relevancia por toda la literatura sobre diseño de mecanismos originada en el
trabajo seminal de Hurwicz [1972, 1987].
16 CUADERNOS DE ECONOMÍA No. 35 • 2001
Una motivación continua y temprana de esta teoría ha sido el deseo de dar una
micro fundamentación seria a la macroeconomía, Cuando empezó esta agenda
de investigación existía una división profunda entre la microeconomía y la ma-
croeconomia; además de la división entre los enfoques de competencia perfecta
e imperfecta.
Seguiremos a dower [1967] que da el criterio para distinguir una de otra.este es, la
relación de intercambio de la economía, es decir, la lista de los pares de bienes que
pueden ser intercambiados directamente uno por el otro. Para cada par corresponde
un mercado. En este formato para una economía de trueque corresponde una rela-
ción de intercambio máxima: cada bien puede ser intercambiado por cualquier otro.
De otra parte, en una economía monetaria, sólo un bien: el dinero, puede ser inter-
cambiado por cualquier mercancía y los demás bienes no pueden ser intercambiados
entre ellos. En una economía monetaria existen tantos mercados como bienes no
monetarios, uno para cada bien. Esto se ha denominado popularmente la 'restricción
de Clower' que significa que los bienes no se intercambian por bienes, sólo el dinero
se intercambia por bienes. Así, el dinero es el medio de intercambio, reserva de valor
y numerario de la economía.
sultar las obras de Bénassy [1986, 1990, 1993]. En la segunda parte de este artí-
culo se presentará la caracterización de un equilibrio donde no necesariamente
los mercados se balancean y se analizará cómo un sistema de precios diferente
al del equilibrio walrasiano genera racionamiento en una economía. La tercera
parte está orientada a hacer endógeno el proceso de formación de precios, tarea
que será asignada al oferente de cada bien, para lo cual trabajaremos en un es-
cenario de competencia monopolística.t Aquí se analizará el enfoque de curva
de demanda objetiva, para finalmente observar la racionalidad económica de la
rigidez nominal de precios. Para terminar se presentarán las conclusiones.
2. EQUILIBRIO NO WALRASIANO
«.,
1,
=v.,
1,
-S'h1, [1]
Xi =m¡ +Z¡
4 A este respecto debemos tener en cuenta que el modelo también permite la formación de los pre-
cios por el lado de la demanda, así podría hablarse de competencia monopsonística.
20 CUADERNOS DE ECONOMÍA No. 35 , 2001
Asumiendo que cada consumidor tiene una. función de utilidad que depende
positivamente de las tenencias finales de dineros y bienes, el problema normal
de los consumidores en la teoría walrasiana es:
Maxu¡(x¡,m¡)
xi,mi
s.a
La inclusión del dinero en la función de utilidad siempre ha sido controversial y no existe acuerdo
unánime sobre si se debe realizar, sobre todo cuando se busca entender el valor del dinero. Sin
embargo, se puede interpretar en una economía monetaria, como mayor disponibilidad de tiempo
para el trabajo (o para el ocio), debido a la facilidad para realizar transacciones que este genera
por su característica de medio de pago. Para una discusión acerca del valor del dinero en equili-
brio general ver Hahn [1965, 1982] Y Lozano-Villa-Monsalve [1997a, 1997b].
EQUILIBRIO GENERAL CON FORMACIÓN ENDÓGENA DE PRECIOS 21
Las primeras son señales que los agentes envían al mercado (es decir, a los
otros agentes) antes de llevar a cabo cualquier intercambio y por lo tanto no se
balancean necesariamente. Las segundas son los intercambios realizados en el
mercado y por tanto están sujetas a todas las identidades contables tradiciona-
les. Como es de esperarse, por ser una identidad contable, las transacciones
netas agregadas siempre se balancearán ya que toda compra para un agente es
una venta para otro, y viceversa. De esta forma tenemos
11 11
Por lo tanto
°
11
L...,¡ 1,1
"Z~I = parah =1, ... , l. [3]
;=!
Sin embargo, las demandas netas pueden no balancearse debido a que no existe
nada que garantice que los deseos de compra y venta entre los agentes se igua-
len. Lo que puede resultar en
11
¿z;,¡, *0 [4]
;=!
De esta forma, habrá agentes para los cuales sus transacciones netas sean infe-
riores a sus demandas netas
*
Z, t. '
1,11
> Z'h:
1,
Una vez que exista la posibilidad de que las demandas deseables no se balan-
ceen agregadamente como en [4] debe existir un mecanismo o proceso de in-
tercambio que compatibilice las transacciones para satisfacer [3]. En la vida real '
esto se puede lograr a través de muchos procedimientos, como racionamiento
22 CUADERNOS DE ECONOMÍA No. 35 , 2001
tal que
n
para todo ZI,,, , .... , Z",,, . Normalmente se supone que Fi,h es una función conti-
nua, no decreciente en Z;,h' no creciente en sus otros argumentos. Desde lue-
go, el esquema de racionamiento que se aplica debe cumplir con ciertas caracte-
rísticas, a saber:
lo Re¡,la del lado corto. Las transacciones siempre son determinadas por la parte
del mercado que tiene menores deseos de transar. Esto se conoce como la
regla del lado corto. En la figura 1, las curvas eba y db: representan las fun-
ciones de oferta y demanda de los agentes respectivamente, y las líneas
fuertes representan las transacciones que se realizan en la economía, esto
es, si la oferta es mayor que la demanda, esta última determina el nivel de
transacciones, mientras que si es mayor la demanda, es la oferta la que de-
termina este nivel. Por ejemplo, al nivel de precios P¡, los oferentes quisie-
ran vender hasta Y2, sin embargo, a este nivel de precios, los demandantes
sólo quisieran comprar hasta Yl. Como los deseos de estos últimos son
menores (lado corto del mercado), ellos son los que determinan las tran-
sacciones de la economía, Podemos generalizar diciendo que cuando el
precio se ubica por encima del nivel de precios de equilibrio walrasiano (PE)
los demandantes determinan las transacciones. Si este precio se encuentra
por debajo, son los oferentes los que las determinan.
p Figura 1 o
................................
¡...
o
L_ ~ ~ ~ ~
y
forma: a¡,h = G¡~h(Z_¡,h) y S¡,h = G!,h (Z_¡,h)' donde Z_¡,h = {Zj,h / j:;t:i} son to-
das las demanda netas en el mercado h excepto la del agente i. Estas restriccio-
nes en cantidades a ih y Si h representan las cantidades máximas que el agente i
puede comprar Y vender, respectivamente, en el mercado h. Podemos notar que
estas restricciones se relacionan naturalmente con la idea de una curva de de-
manda objetiva como veremos, ya que la demanda objetiva para un vector de
precios representa precisamente la cantidad máxima que un formador de pre-
cios puede vender a ese precio.
Figura 2
Esquema no manipulable
•
Zi,h
//////
.. '--------
d. 1,
"'.
......... + S.
1,
..............................
......
EQUILIBRIO GENERAL CON FORMACIÓN ENDÓGENA DE PRECIOS 25
Figura 3
Esquema manipulable
Z.
1,
si es demandante, o,
S ~,!I = min (
SII,!I' ¿ J
11-)
pI
d¡'!1 si es oferente.
Ahora bien, las funciones G¡ que definen las demandas y ofertas máximas (res-
tricciones percibidas en cantidades) que puede llevar a cabo el i-ésimo agente se
definen a su vez por medio del esquema de racionamiento de la siguiente forma
26 CUADERNOS DE ECONOMÍA No. 35 , 2001
por tanto G¡~h (Z_¡,h) ~ O Y G!,h ('Z'_¡,h) ~ o. Diremos que el esquema de racio-
namiento en el mercado h es no manipulable si se puede escribir para cada
agente i = 1, ..., n,
min['Z'¡,h'ot, ('Z'_¡,h)] ~
Fh('Z"h''Z'_'h)
1, 1, 1, ={ [ S ()~ SI
max 'Z'¡,h,-G¡,h 'Z'_¡,h
s.a: m¡ = m - pZ¡ ¿ O
- Su ~ Z¡,k ~ d¡,k' para k"* h
1,..., l.
Notemos que la función en [5] tiene una única solución si ~¡~h es interior al in-
consumidor i esta restringido en su demanda del bien h si y sólo si ~,J, > d¡,J"
consumidor i esta restringido en su oferta del bien h si y sólo si ~ ,h < -S ¡,J,.
a)z¡ = ~(p,d¡,sj
b)z· = F(z.,z .),
. 1 1 1 -1
i = 1,.... n
Schulz [1983] mostró que dado un sistema de precios positivo y esquema de ra-
cionamiento, el equilibrio no walrasiano es único dado que los spillocer effirts de
un mercado en otro son menores a un ciento por ciento en términos de valor
(Ver Bénassy [1993]). Así, bajo la condición de Schulz denotaremos como
:ti (p), 15¡(p), S¡ (p), Z¡' (p), D¡' (p), Si' (p), D¡ (p), S¡ (p), respectiva-
mente los valores de z¡, d¡, S¡, z; , d ¡' ,s; ,a .s
¡ ¡ de un equilibrio no walrasiano
en función del vector de precios p asociado.
Figura 4
Consumidor B
e
Consumidor A x
m A( P x ' P ni
)= 4 ~Px
- ~-~
+ P,
. B B
SUjeto a Pxx + m = P;
4 1
zt(Px,l)= ( -_ -)-+ -1= O
p , 4+px 1+4px
A 4 A 1 B 1 B 4
x= m= x= m
5' 5' 5' 5
Figura 5
ú) Xa = 1/5 B
A x
Figura 6
XB= 1/3
B
Equilibrio no Walrasiano
cca p; = 1/2
m'¿ = 1/2
mA =0.11
A x 1,0
Las transacciones que A puede llevar a cabo las dete~a el lado corto de la
demanda y así A quedará racionado y B no. El consumidor A obtendrá sólo
2/3 de cada bien mientras que B obtendrá lo que desea, es decir, 1/3 de cada
bien.
A 1 A 1 B 1 B 16
x= m= x= m=
3' 3' 9' 9
Figura 7
i Equilibrio no
i walrasiano con
m
mA = 1/ ..
ma'= 1
A 1,0
Las transacciones que el consumidor B puede llevar a cabo las determina el la-
do corto de la demanda y así B quedará racionado y A no. El consumidor B
obtendrá sólo 2/3 de cada bien mientras que A obtendrá lo que desea, es decir,
113 de cada bien.
36 CUADERNOS DE ECONOMÍA No, 35 , 2001
Hasta aquí hemos mostrado tres casos en los que se trabaja con la metodología
de equilibrio no walrasiano expuesta arriba. En dos casos obtuvimos equilibrio
con racionamiento y en el tercero se obtuvo el equilibrio walrasiano. Sin em-
bargo en ninguno de los tres casos hemos determinado un mecanismo de for-
mación de precios sino que los hemos fijado exógenamente y todos los agentes
han actuado como precio-aceptantes. En la siguiente sección se hace endógeno el
proceso de formación de precios.
Tal como se señaló arriba, existen a priori muchas formas de tratar de hacer en-
dógena la formación de precios. Por eso la forma que expondremos es tan sólo
una posibilidad, quizás la más fácil de modelar este problema fundamental del
equilibrio general: trabajaremos en un escenario de competencia monopolística.
Aquí es importante entender que la competencia monopolística permite man-
tener la idea de mercancía tipo Arrow-Debreu. Las mercancías son caracteriza-
das, al igual que en el modelo Arrow-Debreu, por sus propiedades físicas, espa-
ciales y temporales pero incluyendo además una cuarta característica, que con-
siste en diferenciar los productos de acuerdo al ágente que los vende o los de-
mande, es decir, mercancías con características físicas iguales, ofrecidas en el
mismo lugar y en la misma fecha, se consideran mercancías diferentes si son
ofrecidos o demandadas por agentes distintos. Así, sea H, el subconjunto (po-
siblemente vacío) de mercancías cuyos precios son determinados por el agente
i. Como las mercancías se diferencian por el agente que fija su precio podemos
concluir que los conjuntos H, son disjuntos:
donde cada formador de precio está sólo en su lado del mercado. Subdividien-
do el conjunto H, en Hi5 (mercancías ofrecidas por i) y Hll ~ercancías deman-
dadas por z). El agente i aparece formalmente como un monopolista en los
mercados h E Hz, Y como monopsonista en los mercados h E Hiel. Conse-
cuentemente, las restricciones que percibe el agente i toman la forma sencilla
La idea básica que presentaremos es que el agente i utiliza los precios que él
controla para manipular sus restricciones. Sea Pi el conjunto de precios que controla
el agente i
38 CUADERNOS DE ECONOMÍA No. 35 , 2001
Pi = {Ph / h E Hi}.
Para formular el problema de la elección óptima de precios por parte del agente
i necesitamos conocer cómo cambian las restricciones percibidas por el agente
en [6] Y [7] cuando cambia Pi. Es decir, necesitamos construir la curva de de-
manda que enfrenta el agente i. Desde luego, construir estas curvas de demanda
no es tarea fácil. El primer enfoque con el que se trató de trabajar fue el de
'curva de demanda subjetiva' [Bénassy 1976,1977, Grandmont y Laroque 1976,
Negishi 1978, 1979, Hahn 1987. Este enfoque consistía en estimar una curva
de demanda vinculada a la pareja ordenada precio-cantidad corrientes (que hace
parte de la curva de demanda verdadera) y a partir de este punto se hacían
conjeturas para derivar la curva de demanda. El problema con esta metodología
es que permite la existencia de infinitas curvas generando multiplicidad de
equilibrios como se ilustra en la figura 8.
Figura 8
Po
......":::;.""."""",,.
" .
"""'"
00 o
Debido a este problema apareció el enfoque de la "curva de demanda objeti-
va".7 Para entender este enfoque debemos adelantar que la estructura de equili-
Cabe anotar que los enfoques de curvas de demanda subjetiva y objetiva no son antagónicos, de
hecho la estimación de la curva de demanda a través del primer enfoque puede generar el mismo
resultado que a través del segundo. La diferencia está en que las curvas de demanda objetiva se
pueden entender como información completa por parte de los agentes formadores de precios
cuando no se puede aprender más sobre la demanda, mientras que las curvas de demanda subje-
tivas son tan sólo conjeturas que tienen los agentes y que pueden ser actualizadas a través de un
proceso de aprendizaje, por parte de los agentes hasta que este proceso converja a la curva de de-
EQUIUBRIO GENERAL CON FORMAOÓN ENDÓGENA DE PRECIOS 39
[61
Observemos que estas ecuaciones son análogas a las ecuaciones [6] y [7] pero
con la diferencia de que las restricciones están en función de los precios. Luego
de precisar lo que es la curva de demanda y oferta objetiva qu~~nfrenta un
formador de precios estamos en posición de definir un equilibrio general no
competitivo con formación endógena de precios. . ¡ 'i
3.2 Formación de precios y equilibrio de Nash
manda objetiva, Sin embargo, estos procesos de aprendizaje aún no se han formalizado para en-
tenderlos formalmente,
40 CUADERNOS DE ECONOMÍA No. 35 , 2001
s.a: m¡ =m- pz ¡
- S¡,h (P) ~ Z¡,h(p) ~ D¡,h (P) para h = 1, ...,1.
10 que da el precio óptimo del agente i como función de los demás precios es-
cogidos por los demás agentes, es decir, es la mejor respuesta en precios a los
precios escogidos de los demás agentes dada sus restricciones en cantidades.
Pi = ~i(P.i)
Veíamos más arriba las condiciones bajo las cuales un equilibrio no walrasiano
existe parH~"úll?vector de precios positivos. Sin embargo, la existencia de un
equilibrio nd:WiLrasiano ronformación de precios no es 10 mismo. Bénassy [1988] defi-
nió la curva de demanda y oferta objetiva tal como la hemos presentado y pro-
bó la existencia de un equilibrio no walrasiano con formación de precios para
una 'economía con producción' por lo que se sale del alcance de este artículo.
Las condiciones que utilizó no son tan restrictivas y básicamente la prueba es
aplicar como siempre un teorema de punto fijo a las correspondencias de pre-
cios. Los supuestos que utilizó fueron la continuidad de la función Z¡* (p *) pa-
ra todo i, la convexidad de la correspondencia ~i(P.i),y que los precios de reser-
va de los consumidores estuvieran acotados.
EQUIUBRIO GENERAL CON FORMAOÓN ENDÓGENA DE PRECIOS ~l
Figura 9
m Equilibrio
Walrasiano
A x
El punto (1) representa las dotaciones iniciales de los consumidores y las líneas
punteadas representan los precios del equilibrio walrasiano denotado p* y las
curvas de indiferencia de los dos consumidores en dicho equilibrio. Si supone-
mos ahora que es el consumidor B, el vendedor en este caso, el que fija el pre-
cio del bien X, la curva de demanda objetiva que él enfrenta es simplemente la
curva de demanda del consumidor A y que gráficamente corresponde a todos
los puntos de tangencia entre las diferentes rectas presupuestarias y sus curvas
de indiferencia. Como se puede observar el consumidor B establecerá un precio
para el bien X por encima del walrasiano, ya que en el punto B' el consumidor
B obtiene una mayor utilidad que en el equilibrio walrasiano. La recta que pasa
por (1) y B'y que denotamos PB es el precio óptimo que fija el consumidor B.
la curva de demanda del consumidor A dad por xA(px, pm) y mA(px, pm) encon-
tradas más arriba.
4
sujeto a: XA (Px' PIII) = (4 )
Px + Px
m ¡f (
PX,PIII )
= 4 Pr.
+ P,
XB = l-x A
m" =1-m A
I I
~}~xu/J(x/J,mB)=[I_
.
(4.
P, 4 + Px
)]2 +2[1- 4 +e,Px ]2
Como el objetivo de B es encontrar el precio Px que le maximiza sus benefi-
cios, hallamos primero la condición de primer orden respecto a esta variable.
auB -
apx
1 [
- 2 1- Px(4 +pJ
4 l-~[ 4(4+2p) ] [ p l-~[-(4+P
(pJ(4+;J + 1- 4+~x
-p )]
(4+;J .\
[ 1- p,(4+
4
PI)
1 2
2(p,y
1
4+2p,
[
1- r, ]-2
4+ p,
.1.1.2.2
P» = 2,pm = 1,x 1= ,/nA = ,xB = ,/nB =
. 3 3 3 3
CONCLUSIONES
De igual forma, se relajó el supuesto walrasiano de que 'todos' los agentes son
precio-aceptantes modelando la formación de precios. explícitamente en un
contexto de competencia monopolística o monopsonística. Para 10 cual defini-
mos la curva de demanda u oferta que enfrenta el formador de precios y defi-
nimos un equilibrio no walrasiano con formación de precios como un 'equili-
brio de Nash en precios'.
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