GENESIS UNIDAD 03 - Leccion N. 02 DIOS TIENE UN PLAN
GENESIS UNIDAD 03 - Leccion N. 02 DIOS TIENE UN PLAN
GENESIS UNIDAD 03 - Leccion N. 02 DIOS TIENE UN PLAN
como señal del pacto que debía hacerse en niños de ocho días para
indicar su integración al pueblo del pacto (Gen. 17:1-14).
Dios le cambia el nombre a Saraí “princesa mía”, por Sara “princesa”; y
le confirma a Abraham la promesa de un hijo, pero el duda y dice que
son muy viejos, y que ya tiene a Ismael. Pero Dios confirma su decisión
y anticipa el nombre y fecha del nacimiento del niño. Dios continuaría
su plan con Isaac. Abraham obedece, y en un mismo día circuncida a su
hijo, sus siervos y a él mismo ( Gen. 17:15-27).
D E S A R R O L L O:
"y Saraí, mujer de Abram, no le había dado a luz hijo alguno; y tenía
ella una sierva egipcia que se llamaba Agar."
Anteriormente hicimos notar que Abraham había salido de Egipto
trayendo cosas o personas que le producirían problemas. En la parte
material, llevó consigo grandes riquezas y, a nivel personal, una
esclava Egipcia. En relación con aquella mujer, dice el versículo 2:
"Entonces Saraí dijo a Abram: He aquí que el Señor me ha impedido
tener hijos. Llégate, te ruego, a mi sierva; quizá por medio de ella yo
tenga hijos. Y Abram escuchó la voz de Saraí."
Lo que Saraí sugirió era una costumbre habitual en aquellos tiempos.
Cuando una mujer no podía tener un hijo, se recurría a la concubina.
Dios no aprobaba esas prácticas y, en este caso, fue una idea de Saraí
que Abraham escuchó. Él fue más lejos y, cediendo su posición como
líder de la familia, aprobó la sugerencia de ella.
Agar dio a luz un hijo a Abram. En ese momento Abram tenía 86 años,
y hacia 11 que había salido de su tierra en obediencia al llamado de
Dios. De acuerdo con lo indicado por el ángel a Agar, Abram nombra a
su hijo Ismael, que quiere decir “Dios escucha”, pues Dios había
escuchado la aflicción de Agar.
"Y dijo Abraham a Dios: ¡Ojalá que Ismael viva delante de ti! Pero Dios
dijo: No, sino que Sara, tu mujer, te dará un hijo, y le pondrás el
nombre de Isaac; y estableceré mi pacto con él, pacto perpetuo para
su descendencia después de él."
Aquí vemos que Abraham se acuerda de su hijo Ismael, a quien
seguramente amaba mucho. Y, preocupado por cual iba a ser su futuro,
pregunta por él. Pero Dios aclara que el hijo de la promesa sería Isaac,
y sería con él que confirmaría el pacto que afectaría a su descendencia.
En esta situación Abraham habrá recordado aquel error que cometió al
traer a la esclava Agar de Egipto, las decisiones tomadas para
apresurar el nacimiento de un hijo y los problemas surgidos en el hogar
con ocasión del nacimiento de Ismael. El pecado, ciertamente, no es
algo sin importancia, que puede pasar inadvertido ante Dios. Como
dice el apóstol Pablo en su carta a los Gálatas, capítulo 6:7,
"No os dejéis engañar, de Dios nadie se burla; pues todo lo que el
hombre siembre, eso también segará."
El ser humano, no es que coseche algo parecido o similar a lo que
sembró. Cosechará precisamente lo mismo que ha sembrado.
Abraham, en sus conflictos familiares y en su angustia personal, ya
había comenzado a cosechar el fruto de su siembra. Y ¿qué decir de los
conflictos posteriores, y de la rivalidad entre los descendientes de
ambos hijos de Abraham? Leamos los versículos 20 al 22, en los que
Dios le tranquilizó, porque
Ismael llegaría a ser una gran nación
"Y en cuanto a Ismael, te he oído; he aquí, yo lo bendeciré y lo haré
fecundo y lo multiplicaré en gran manera. Engendrará a doce príncipes
y haré de él una gran nación. Pero mi pacto lo estableceré con Isaac, el
cual Sara te dará a luz por este tiempo el año que viene. Cuando
terminó de hablar con él, ascendió Dios dejando a Abraham."
Dios se mantuvo fiel a la promesa que había hecho, que se cumpliría
tal como él indicó. Él no iba a ser disuadido para apartarse de sus
promesas ni impulsado a aplazar su cumplimiento por las
circunstancias humanas. El habló como si Isaac ya hubiese nacido y se
encontrase allí. Y después del anuncio de las bendiciones a Ismael y a
su descendencia Dios confirmó, sin embargo, que su pacto operaría a
través de Isaac. Quizás Abraham había esperado que Dios desarrollase
el pacto por medio de su hijo Ismael. La respuesta de Dios fue negativa
y concluyente; no hubo lugar ni ocasión para que el patriarca insistiese