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Capítulo 1.

Situación del
cáncer bacterial en Chile
Andrés France I.
Ingeniero Agrónomo, M.Sc., Ph.D.
Fitopatólogo/ INIA Quilamapu
afrance@inia.cl

Paz Millas O.
Ingeniero Agrónomo, Dr. Cs.
Fitopatóloga/ INIA Quilamapu
pmillas@inia.cl

El cáncer bacterial del cerezo es producido por una bacteria de amplia distribución
y se caracteriza por ser el principal problema sanitario de los huertos de cerezos
en Chile. Prácticamente se presenta en todos los huertos, excepto en algunos
de los más nuevos, pero que igualmente tendrán la enfermedad durante
su desarrollo. Sin control la enfermedad atizona tejidos productivos y la planta
puede llegar a morir, disminuyendo en este proceso el rendimiento, calidad de
la fruta y la pérdida de árboles, que deja al huerto económicamente inviable.
Su control no es fácil, por lo cual se requiere que el agricultor conozca bien la
enfermedad, que no la confunda con otras patologías y que intervenga en los
momentos oportunos y con las mejores alternativas posibles.

Agente Causal
La enfermedad es producida por la bacteria Pseudomonas syringae, especie de
distribución mundial que se disemina en forma endémica en cursos de agua, suelo,
sobre plantas huéspedes y no huéspedes, en gotas de lluvia y granizo. Esta especie
posee más de 50 patovares o variantes patológicas que le dan características de
patogenicidad y especificidad hacia diferentes huéspedes. En el caso del cerezo es
afectado por dos patovares: syringae y morsprunorum, en Chile sólo se encuentra
presente el primero, pero recientemente se ha detectado el segundo, en un primer
reporte. Esta habilidad que tiene la especie de adaptarse a diferentes ambientes
explica la facilidad con la cual se infectan las plantas de cerezo y la imposibilidad
de impedir que el patógeno ingrese al huerto (capítulo 2).

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Pseudomonas syringae es una bacteria con forma de bastón y que posee flagelos
polares, lo que le permite movilizarse por sí misma dentro de una película de
agua, de manera de llegar hasta las fuentes de alimento (Figura 1). La bacteria
puede vivir sobre las plantas de cerezo sin causar daños, a expensas de secreciones
de nutrientes que afloran por la epidermis de hojas y tallos tiernos.
Sobre estos tejidos P. syringae forma colonias estructuradas que se denominan
“quorum sensing” y que al igual que un coro armónico, cada individuo cumple
una función dentro de la colonia, tales como protección por aquellas que se
encuentran en la superficie de la colonia, alimentación en aquellas que están
junto al huésped, transporte de nutrientes u oxigenación en aquellas que se
encuentran en el centro de la colonia. Estos quorum son una forma exitosa de
sobrevivir a condiciones adversas y es una de las causas de la dificultad de
control que tiene la enfermedad.

Figura 1. Estructura física de Pseudomonas syringae

Los principales reservorios de bacterias son los tejidos enfermos, cancros,


dardos y ramas afectadas por la enfermedad (Figura 2). Otros reservorios son las
yemas, el interior de los árboles enfermos y la superficie de la planta. Desde esos
lugares, la bacteria se moviliza ayudada por sus flagelos, siempre y cuando exista
agua libre sobre ella, hacia aberturas naturales o artificiales que tenga la planta,
iniciando el proceso de patogénesis. A diferencia de los hongos fitopatógenos, las
bacterias no tienen los mecanismos para ingresar directamente a través de un
tejido sano, por lo cual tienen que usar estas aberturas.

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A B

Figura 2. Reservorio de bacterias A) Dardos atizonados B) Bajo la corteza.

Ciclo de la enfermedad
Los principales puntos de ingreso de la bacteria al interior de la planta son las
heridas, causadas por podas, injertación, daño de alambres, clavos, inducción
de yemas, incluso las heridas químicas que producen los herbicidas de amplio
espectro en plantas nuevas. De todas estas heridas, la más compleja es el corte
de poda, por lo severo que resulta y lo lento que es la cicatrización, permitiendo
un tiempo prolongado para el ingreso de bacterias u otros patógenos de madera
(Figura 3). Otra herida compleja y que facilita el ingreso de bacterias son las
amarras de alambres, ya sea por ortopedia o por sistemas de conducción que
obligan a relizar amarras severas, como ocurre con los sistemas UFO o KGB.

Figura 3. Daños mecánicos. Puntos de ingreso de la bacteria Pseudomonas syringae.

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En estos sistemas los alambres
mantienen una herida permanente,
sobre todo cuando no tienen protección,
debido al movimiento que hace el árbol
cada vez que corre viento. En general,
los sistemas de conducción que más
deforman el crecimiento normal del
árbol, tienen más cáncer bacterial que
aquellos que crecen sin ortopedia y
conducción. Por consiguiente, en zonas
con mucha presión de la enfermedad,
desde el punto de vista sanitario, no
se recomiendan estos sistemas de
conducción.

Otras vías de ingreso comunes para la


bacteria, y no menos importantes, son
las heridas naturales, como la caída de
Figura 4. Cambio de color de la madera en
hojas y la brotación, con el agravante punto de ingreso donde antes había una hoja.
de que ambas ocurren en periodos de
alta presión de inóculo, por lo cual es Una vez dentro de la planta la bacteria
obligatorio el control en ambos estados. coloniza en forma localizada alrededor
Como estos eventos fenológicos no del punto de ingreso hasta alcanzar
ocurren en forma concentrada, las el sistema vascular, el cual la moverá
aplicaciones preventivas deben ser
a distancia dentro del árbol. La
repetidas hasta que concluya la caída
planta, por su lado, trata de impedir
de hojas y la brotación de yemas.
el avance de la bacteria produciendo
También se puede considerar como gomas y compuestos fenólicos,
heridas naturales aquellas causadas estos últimos le dan el color oscuro
por el granizo y las heladas, éstas a la madera y la gomas secretadas
últimas pueden ser particularmente (Figura 5). Si la planta es exitosa en
complicadas dependiendo de lo severo su defensa puede dejar encerrada a
que sea la baja de temperatura y la la bacteria y detener la enfermedad.
condición en la cual esté la planta en Sin embargo, la mayoría de las veces
ese momento, siendo más complejo no lo es, producto que las plantas se
cuando la helada ocurre con la planta encuentran muy forzadas en crecer
ya brotada, en lugar de estar en receso y dar fruta, con excesos de nutrientes
invernal. En el primero de los casos el y estimulantes de crecimiento, lo cual
control preventivo es obligatorio y debe crea una planta suculenta que mueve
realizarse el mismo día de la helada. muchos nutrientes, principalmente

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cortex bajo la corteza y el floema,
donde se pueden observar las zonas
necrosadas y el borde de avance
de la enfermedad. Esta coloración
se ha usado tradicionalmente
para realizar podas sanitarias y
usar la necrosis como referencia
para eliminar ramas enfermas, sin
embargo, no es el único lugar donde
se puede localizar la bacteria la
cual, eventualmente, puede estar
en forma sistémica si ha alcanzado
el floema o xilema (Figura 6).

Los tejidos que desarrollan síntomas


de la enfermedad, como cancros y
Figura 5. Coloración oscura de la madera y
reacción de la planta con producción de goma. dardos muertos, se vuelven fuentes
de inóculo de nuevas bacterias,
nitrogenados, y se vuelve un substrato las que serán diseminadas con las
ideal para ser colonizado por lluvias y vientos hasta alcanzar nuevos
patógenos. Los principales tejidos tejidos y continuar con el ciclo de la
colonizados por la bacteria son el enfermedad.

Figura 6. Avance sistémico de las bacterias, bajo la corteza.

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Sintomatología
Los síntomas que produce el cáncer
bacterial están, en parte, relacionados
a los mecanismos de defensa de la
planta, como son la secreción de gomas
y necrosis de la madera. En general el
cerezo es una planta que se caracteriza
por producir grandes cantidades de
goma, como un mecanismo de defensa
frente a diferentes condiciones que
afecten físicamente la planta, como
son las heridas mecánicas, ortopedia, Figura 7. Goma de color claro. Madera sin
cambio de color. Síntomas no atribuibles a
daño de insectos y las enfermedades. cáncer bacterial.
No todas las secreciones de gomas se
deben relacionar con cáncer bacterial, La necrosis de la madera es otro
situación que es muy común entre los de los síntomas importantes del
agricultores, por lo cual es bueno cáncer bacterial, esto se produce por
diferenciar las gomas buenas de aquellas acumulación de fenoles por parte del
que produce esta enfermedad. Cuando árbol en las zonas que la bacteria está
la secreción de gomas es producto colonizando, si bien es un mecanismo
de la colonización de P. syringae pv. de defensa, ésta no le sirve mucho al
syringae, éstas son oscuras, opacas, árbol ya que no alcanza el nivel de
con olor a fermentado o tonos ácidos toxicidad para matar las bacterias,
y que se generan en torno a una lesión además, este microorganismo se las
oscura de la madera. Mientras que las arregla para movilizarse por debajo
gomas no relacionadas con cáncer de la corteza, más allá de la zona
son de tonos claros, transparentes, necrosada. Producto de esta necrosis,
sin olores ácidos o de fermentación los tejidos dejan de crecer mientras
y no necesariamente tienen relación que el resto del tallo no colonizado lo
con necrosis en la madera (Figura 7). sigue haciendo, esto termina por crear
Sobre esto último, es importante una zona hundida que se desprende de
mencionar que existe una enfermedad la corteza, la cual en algún momento
fungosa denominada “cancro común”, se termina partiendo, producto de que
el cual también produce necrosis de no hay un tejido subyacente que la
la madera y secreciones de goma, alimente. Esta partidura de la corteza
pero en estos casos no hay olores a se conoce como cancro y es lo que le da
fermentación y las gomas son más el nombre a la enfermedad (Figura 8). Los
bien claras y transparentes. cancros se pueden producir en dardos,

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Incluso los cancros en el eje principal
pueden terminar quebrando el árbol y
causarle la muerte.

Otro síntoma que produce el cáncer


bacterial son las pústulas foliares, las
cuales se caracterizan por ser más
o menos circulares, con el centro
necrosado y un halo clorótico alrededor
de la necrosis (Figura 9). Este síntoma
es producto de un sistema eficiente
de defensa de las hojas, las cuales
necrosan la zona de colonización de
la bacteria y producen un borde de
absición que termina por desprender
el tejido alrededor de la lesión,
dejando la hojas con perforaciones.
Figura 8. Cancro. Herida y zona colonizada Si bien estéticamente no se ve bien la
por la bacteria.
hoja perforada, el objetivo de eliminar
ramillas, ramas y tronco principal, el patógeno se logra completamente y
mientras más grueso es el tallo con se evita que se disemine dentro de la
cancros, mayor es el daño en la planta. lámina foliar.

Figura 9. Pústulas foliares como mecanismo de defensa de la planta.

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Etiología y Manejo
Controlar bacterias en plantas es difícil, las condiciones favorables para su
desarrollo son numerosas y los controles en general son incompletos. Además,
estos microorganismos tienen la facilidad de formar colonias complejas que
permiten que parte de sus individuos puedan sobrevivir a los tratamientos.
También se debe considerar que cuando este patógeno alcanza el interior de
la madera se escapa a todos los tratamientos superficiales, ya que ahora se
encuentra protegido por la corteza e inmerso en un tejido poco accesible a los
productos que la controlan. Por consiguiente, la mejor medida es la prevención,
de manera de evitar en lo posible que el patógeno ingrese a la planta.

Las primeras fuentes de inóculo para un huerto nuevo son las plantas de vivero,
las que ya pueden venir contaminadas con bacterias en sus hojas. Este tipo de
contaminación mueve poblaciones de bacterias a grandes distancias, producto
del traslado de plantas enfermas, incluso dejando instalada una población de
Pseudomonas que ya puede traer resistencia a cobre y antibióticos, producto
de las reptidas aplicaciones de estos productos que puede estar realizando el
vivero. Si no son las plantas de vivero, el huerto igualmente se va a contaminar
si existen otros cerezos o especies frutales hospederos de la bacteria, cercanos,
o con las lluvias y vientos que trasladan estas bacterias. Por consiguiente, no es
necesario esperar a que existan síntomas para iniciar un programa de control,
éste debe iniciarse incluso antes de plantar.

En general, cualquier condición que estrese a la planta favorece la colonización


de Pseudomonas, por lo cual se debe evitar el plantar en suelos con problemas,
como texturas arcillosas, con mal drenaje, con poblaciones de nemátodos
fitoparásitos, entre otras condiciones desfavorables. Al elegir el sistema de
conducción se debe tener claro que mientras más se fuerce la planta a crecer con
sistemas ortopédicos deformantes, mayores son las posibilidades de terminar
con el huerto plagado de cáncer bacterial. En este sentido sistemas como UFO o
KGB son complejos de manejar en zonas de mayor desarrollo de la enfermedad,
como aquellas donde hay mayores precipitaciones.

Como medida de prevención, en los huertos ya establecidos, están la oportunidad


y protección de las heridas, como aquellas causadas por podas, inducción de
yemas, ortopedia, etc. Las labores que producen heridas se debieran hacer, de
preferencia, cuando el clima no es favorable para la bacteria, como es el verano
donde la alta radiación ultravioleta y temperaturas no dan posibilidades a que
las bacterias sobrevivan en superficie. Además, en verano las heridas cicatrizan

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más rápido que en invierno, siendo un momento ideal para todas aquellas podas
y ortopedias de ramas más gruesas. Más aún, heridas que se hacen fuera del
verano se deben proteger con mayor premura (ver el capítulo 6, Detección en
campo y opciones de control. - Curaciones de cancros).

Las heridas naturales, como caída de hojas, brotación y daño por heladas, deben
ser protegidas a medida que se van produciendo. De todas éstas, la más compleja
es la caída de hojas, ya que no se produce en un solo evento y obliga a realizar
varias aplicaciones para cubrir dicho periodo. Los productos que obligan a la caída
de hojas son importantes para disminuir la ventana de infección. La brotación
es otro periodo importante de protección, y que tampoco se produce en una
sola fecha, pero al menos es más corta que la caída de hojas y normalmente
se cubre con dos aplicaciones a intervalos de 7 a 10 días, dependiendo de las
temperaturas y avance de la brotación.

En estos periodos de caída de hojas y brotación normalmente se utilizan


productos a base de cobre, con los cuales existe toda una confusión respecto a
cuál formulación es la que se debe usar. La efectividad de los productos basados
en cobre pasa por la velocidad en la cual entregan el ion Cu y el tamaño de la
partícula que contiene este cobre, mientras más pequeña mayor es la liberación.
También el pH contribuye a esta liberación, ya que mientras más ácido mayor es
la entrega. No siempre la liberación rápida es deseable, por ejemplo en la caída
de hojas es mejor dejar un depósito de cobre sobre las plantas, para que éste
se vaya liberando lentamente mientras ocurre esta caída. Por el contrario, ante
el evento de una helada se necesita actuar rápido ya que se están generando
heridas que requieren ser protegidas. Otra de las confusiones que generan
algunos proveedores es la forma y cantidad de ingrediente activo, ya que se
informa o publicita el contenido de la molécula que contiene el cobre, con lo
cual se logran altos porcentajes, en lugar de indicar sólo el contenido del cobre
metálico, que es en última instancia el que hará el control.

Respecto a las recomendaciones de cobre existen demasiadas que no tienen


ningún respaldo científico y se basan en conceptos erróneos como que el cobre
no produce resistencia, o que se debe aplicar cada vez que llueve, con lluvias
sobre 10 mm, o cada 20 días, etc. Nada de esto es cierto, ya que la bacteria
no necesita una lluvia para iniciar su ciclo, sólo agua libre que puede ser
proporcionada por el rocío, neblina o lluvias. Además, la frecuencia excesiva
ha generado poblaciones de Pseudomonas resistentes al cobre (ver capítulo 4,
resistencia-Susceptibilidad al cobre de aislamientos bacterianos asociados al
cáncer bacterial), perdiéndose un producto importante para el control de esta

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enfermedad, además de contaminaciones indeseables del suelo y agua. Otro
mito es que el cobre es un fungicida de amplio espectro que elimina bacterias y
hongos, lo cual no es efectivo ya que existen algunos hongos que son resitentes
o necesitan dosis muy altas para ser controlados, y que producto de las
aplicaciones repetidas van quedando sin competencia microbiana y terminan
siendo un problema patológico mayor. Al respecto vale la pena mencionar el
caso del cancro común, el cual se desarrolla en forma descontrolada en huertos
que abusan del cobre y que terminan matando las plantas. Esta enfermedad
causa síntomas parecidos al cáncer bacterial, por lo cual la muerte de plantas se
termina atribuyendo erróneamente a esta última enfermedad. Lamentablmente
esta confusión es muy frecuente sobre todo hacia la zona sur.

Durante caída de hojas y brotación hay recomendaciones que incluyen los


antibióticos, estos productos que no están permitidos por los países Europeos,
tienen la facilidad de ser sistémicos y moverse por la planta, por lo cual la mejor
época para su uso es cuando existen hojas que puedan absorber y traslocar. Es
importante seguir las recomendaciones de las etiquetas y no repetir más de dos
veces en la temporada ya que generan resistencia con mucha facilidad, por lo
cual hay que elegir muy bien en qué momento se deben aplicar.

Dentro del manejo de la enfermedad está la eliminación de cancros, ya que


son una importante fuente de inóculo. Al respecto existen buenas alternativas
que ayudan a eliminar la bacteria de estas heridas, con pastas a base de
productos químicos o biológicos. Lo importante en el control de cancros es
que se deben hacer todos los veranos (ver capítulo 6, detección en campo y
opciones de control). Junto con la limpieza y curación de cancros se debe hacer
la poda sanitaria, eliminando todas las ramas y árboles muertos o débiles.
Estos materiales deben ser quemados o “chipeados” y compostados, y nunca
dejarlos sobre el suelo, aunque sea distante del huerto, ya que son fuentes de
inóculo que las lluvias y viento reintroducirán al huerto.

Durante el otoño es importante pintar los troncos hasta una altura de


60 centímetros, con sulfato de cobre, se prefiere este producto por su mayor
tenacidad y persistencia ante las lluvias. La finalidad de esta pintura es
proteger la base de los árboles de salpicaduras de bacterias desde el suelo
producto de las lluvias. No es conveniete pintar a mayor altura, como se puede
ver en algunos huertos, donde incluso los pintan completos, ya que facilitan el
ingreso de hongos de madera resistentes al cobre.

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