ANTOLOGIA
ANTOLOGIA
ANTOLOGIA
Donde la ciencia dice <<no sé>>, la teología dice <<Dios>> (...) Pero me temo
que aquí ya no es posible la discusión racional, el diálogo. O lo creemos o no lo
creemos, pero, por definición, no podemos esperar argumentos racionales.
El principio agustiniano (...) afirma que si una teoría científica está probada, es
decir, si es verdadera, el texto bíblico correspondiente también contiene y afirma esa
misma verdad, y el asunto queda aclarado y zanjado de una vez por todas. En cambio
Juan Pablo II no quiere comprometerse con ningún sentido concreto de los textos
bíblicos. Sólo a posteriori, cuando todo el mundo considere una teoría como una
verdad establecida, entonces la Iglesia simplemente dará por supuesto que dicha
teoría es perfectamente compatible con los textos bíblicos, que estos ya la contenían.
Pero, por más similitudes que hayan descubierto entre la teología y la ciencia,
hay una característica que las sigue diferenciando y que quiero mencionar aquí. Tanto
los propios científicos como los filósofos y sociólogos de la ciencia de distintas
escuelas aceptan que una característica esencial de la ciencia es su falsabilidad. No
hace falta en absoluto ser un popperiano para aceptar que incluso las teorías más
asentadas hoy, seguramente están equivocadas y serán sustituidas por otras. Creo
que hoy es un principio poco menos que universal.
Beltrán está objetando a la Iglesia que haga lo que la propia ciencia no hace: si
la Iglesia se compromete con un sentido bíblico según las teorías científicas, estaría
comprometiéndose a dogmatizar también la teoría científica en cuestión –cosa que ya
ocurriría con Aristóteles y se le echa en cara a la Iglesia toda esa época como
contenido de la tesis del conflicto. Y esto sólo si se compromete a posteriori, mientras
que el carácter falsable de la teoría no lo hace viable desde la propia ciencia. Esto es,
Beltrán pone un cepo a la Iglesia: que se comprometa con un sentido bíblico y se
atenga, si lo hace a priori, a que no haya teoría científica correspondiente; y si a
posteriori, a que dicha teoría quede refutada mañana por otra.
Lo que sin duda hace el principio agustiniano en lo que aquí se debate es retar
al atrevimiento de ambas partes, y que alguna dé la cara frente a la otra. Pero por ello
mismo, lo que se logra es que cada una quede quieta, excusándose en la falsabilidad
o en la ambigüedad de una lectura por analogía de la Biblia. En resumidas cuentas, lo
que parecía un principio de diálogo, lo devuelve todo al conflicto que ya establecimos
entre ciencia e Iglesia. Y me parece tremendo que Beltrán exija lo que exige sin ver la
incompatibilidad de San Agustín y Karl Popper en cuanto a sus principios.
Pero aún hay algo más grave en el discurso de Beltrán, que anda relacionado
con lo dicho sobre la falsabilidad. En el último punto de la parte que trato del libro de
Beltrán –esto es, el capítulo 7, ciencia y religión, punto 6- éste sostiene que en el
posible diálogo entre teología y ciencia, la primera no aporta nada, donde percibo yo
en ese verbo “aportar” bastante de pretensión progresiva del conocimiento científico.
Beltrán está pretendiendo que la teología empape su discurso de aportaciones que
hagan “progreso” tal como la ciencia; mejor dicho, que la teología se haga ciencia. Si
bien veo esto difícil, más aún me parece sostener esa idea de aportación y progreso
junto a la falsabilidad científica. Esto es, Beltrán está poniendo implícitamente el
carácter de “progresión” como columna vertebral de un diálogo entre ciencia y
teología. Parece necesario que en el diálogo se aporte por parte de ambos algo para
que éste exista y sea válido. Está imponiendo al diálogo caracteres que son propios de
la ciencia, sumiendo a la teología a la bota científica.
¿Qué aportan cada una de ellas?, nos podemos preguntar. La ciencia aporta
teorías curiosamente demostradas y establecidas cuya duración en el tiempo es
dudosa pues siempre es aceptado su refutabilidad. La teología aporta verdades
supuestas, en principio indemostrables, sumergidas entre misterios cuya piedra
angular para su establecimiento no es la demostración, sino la fe, esto es, no es
conocimiento seguro sino creencia. Luego parecen tener bastante en común, y tan
sólo se diferencian en esa falsabilidad de la ciencia y la infalibilidad de Dios y el Papa.
Pero aún podemos desentrañar algo más en torno a la tesis del conflicto si
tomamos en la mano el texto de Lindberg y Numbers. Al descorrer el telón aparece el
verdadero escenario de la posibilidad del conflicto: la ciencia y la Iglesia –esta última
con la voz propia de la teología. O lo que es lo mismo: la razón explicativa y humana
de la naturaleza y la razón al servicio de la Palabra.
En la introducción de los Historical Essays on the Encounter between
Christianity and Sciencie, nos encontramos un recorrido por distintos autores y épocas,
cuyo conjunto propone, a lo que nos interesa en los años cercanos a nosotros, las
siguientes posturas, que afirman que la tesis del conflicto no es más que una cuestión
retórica exagerada por una actitud polemista, y redefinen la situación a una
Y por otro, se pone de manifiesto que el conflicto no sería más que con estas
doctrinas metafísicas, lo cual se pudo en claro desde la proclamación del positivismo
en el Círculo de Viena.
Luego, los verdaderos actores de algún posible conflicto, están en las tesis
metafísicas de la filosofía y las tesis de una razón positiva en ciernes. Desde una
perspectiva así, la Iglesia queda tan sólo como mera transmisora e intermediaria entre
la antigüedad y la modernidad científicas. Es decir, en última instancia, el
enfrentamiento entre el progresismo y el conservadurismo eclesial es sólo un efecto
secundario de una batalla aún mayor.
Posicionarse entre la armonía o el conflicto, en una postura creyente o atea, es
sólo arañar muy de pasada el asunto sin profundizar en su trasfondo. Se trata de la
revolución intrínseca a la ciencia misma, y su reacción emancipadora del discurso
metafísico del que ella nace. La Iglesia tan sólo aportó la dosis suficiente de
dogmatismo –siguiendo su principio de infalibilidad- para que las posturas chocasen
violentamente. Un choque que no se puede negar; una intermediación eclesial que
tampoco podemos eliminar; pero un choque que al estudiarse, no debe caer en el error
de implicar al mensajero más de lo que en realidad participó.
II. El problema de la demarcación de la ciencia: evidencia y objetividad
Ahora bien, la cuestión fundamental, a parte de una alianza con el poder, está,
para Feyerabend, en saber qué es aquello que valida por encima de cualquier
conocimiento al científico y relega a otro tipos de conocimiento a un segundo plano
casi desapercibido. ¿A qué se debe esta tiranía en una supuesta sociedad libre? De
otro modo, ver si existe algún criterio y descripción que efectivamente muestre la
superioridad de la ciencia por encima de los demás conocimientos, además de esa
estrecha relación que hay con el estado.
Imre Lakatos empieza la Introducción de sus Escritos filosóficos planteando la
cuestión en sus directrices más específicas y en sus soluciones más recurridas.
Primero atiende a la más recurrida y la enuncia del siguiente modo:
Sin embargo, no hace falta tener muchas luces para darse cuenta de lo
insostenible de un criterio parecido: atendiendo sólo al número de personas creyentes
en Dios, los enunciados que a la religión pertenecen serían conocimiento. Por otro
lado, ¿cuántas veces se ha creído numerosamente en cosas absurdas? Así, un
enunciado que realmente fuera científico y otro que fuera pseudocientífico, podrían
intercambiar sus papeles en caso de que el segundo tuviera mayoría de adeptos. En
conclusión:
Con una puntualización, y es que el hecho de que una teoría sea regresiva en
un momento dado, no quiere decir que no pueda ser válida. Para Lakatos, un
programa regresivo puede ser sostenido para convertirlo en progresivo.
De alguna manera, Lakatos logra concordar a Popper y la falsabilidad para
distinguir, no ciencia y pseudociencia, sino un estado progresivo o regresivo de una
teoría con respecto a su citación frente a los hechos. Por otro, logra quitar algo de
hierro al asunto que Feyerabend ponía a la cara a la ciencia: la tiranía de sus
concepciones y métodos. Lakatos, además, no podría aceptar una situación de
relativismo, en tanto que está tomando en consideración a la teoría científica en su
movimiento interno junto a los hechos, y no en cuanto a su estatismo explicativo de los
mismos; esto último aún mantendría que los hechos han de apoyar la teoría.
Luce, sin embargo, la situación problemática en esta relación entre hechos y
teoría que Chalmers pone de manifiesto: el problema de la percepción. Pareciera
como si la validación de una teoría como científica y su verdad estuviera dependiente
de la percepción subjetiva que el científico tuviera de los hechos y de cómo enjuicie la
relación entre teoría y hechos. Lakatos se apresura a rechazar la influencia subjetiva:
El valor cognoscitivo de una teoría nada tiene que ver con su influencia
psicológica sobre las mentes humanas. (...) El valor científico y objetivo de una teoría
es independiente de la mente humana que la crea o la comprende. Su valor científico
depende solamente del apoyo objetivo que prestan los hechos a esa conjetura.
Aunque todavía creo que hay muchas cosas acertadas en esa crítica de los
supuestos empiristas respecto a los fundamentos del conocimiento, deseo oponerme a
una conclusión que a menudo se saca de ella y que, por ejemplo, mis estudiantes
extraen repetidamente, a saber, que la observación es, necesariamente, subjetiva, de
modo que los “hechos” observables son relativos a los observadores y dependen de
su psicología, su historia y su cultura.
Por lo que un fenómeno puede ser estudiado bajo las mismas condiciones una
y otra vez obteniendo el mismo resultado, creando así, leyes que rijan esta
ciencia. Por otro lado, el hombre si posee esta característica, lo cual lo hace
impredecible e inexacto. No todas las personas (o estas conjuntadas en
sociedades), tienen las mismas reacciones a una contrariedad. Mario Bunge
menciona que “el naturalismo social contemporáneo se presenta en dos
variables principales: el determinismo geográfico y el biologismo. El primero
sostiene que la organización social es una adaptación al medio ambiente
fisico...y el determinismo biológico, o el punto de vista que las personas son
integramente productos de la herencia y la sociedad es una excrecencia
biológica, y sólo un dispositivo para satisfacer necesidades biológicas” Por lo
tanto el determinismo biológico contiene sólo una pizca de verdad y las
ciencias sociales sobrepasan a las ciencias naturales, pero sin pasar por alto la
biología y nunca tornarse irrealista. Conclusiones Las ciencias naturales siguen
un patrón rígido y monótono y hasta cierto punto sus resultados experimentales
pueden ser predecibles y las ciencias sociales nunca siguen un patrón definido,
lo queramos o no. Así que no pueden verse de una única manera a lo largo del
tiempo. Por otro lado es necesario tener un sistema que compruebe que lo que
se hace tiene una explicación racional, lógica y sistemática. Así que
deberíamos hacer referencia a un solo método maleable, no tan estricto, que
se modifique a las circunstancias que se presentan. La poca precisión de las
ciencias sociales no debe ser un obstáculo para continuar con la investigación,
ya que tiene fines reales y prácticos.
Ésta es la gran paradoja de las ciencias sociales: que son más difíciles pero
parecen más fáciles que la física o la química. Como dice Edward O. Wilson,
esta familiaridad confiere comodidad, y la comodidad engendra descuido y
error.
Ésta es parte de la razón, por ejemplo, por la que los científicos sociales
sobrestimaron la fuerza del régimen comunista y subestimaron la fuerza de la
hostilidad étnica.
Las ciencias sociales todavía no han urdido una red de explicación causal que
corte con éxito a través de los niveles de organización que van desde la
sociedad a la mente y al cerebro. Por ello carecen de lo que puede llamarse
una verdadera teoría científica.
Sin embargo,se cree que las ciencias naturales progresan a partir de análisis
de datos, observación, experimentación y comprobación, prueba-error-
acierto..., que es algo bastante fácil de realizar una vez se adquiere la técnica y
se dispone de los medios (lo cual no quiere decir que hallar resultados
interesantes sea fácil, ni que no requiera constancia, esfuerzo, intuición,
imaginación y mucho trabajo improductivo hasta logar algo... XDD) mientras
que las ciencias sociales avanzan a partir del estudio de experiencias
anteriores más un profundo esfuerzo de imaginación y razonamiento, debate y
discusión. Son dos caminos bien distintos y me da igual que se llame científicos
o no a unos u otros; pero el procedimiento es diferente y el avance también.
Realmente me parece más difícil avanzar en ciencias sociales, de ahí que
hayamos progresado tan poco desde Platón. En ciencias naturales se avanza a
fuerza de formar buenos profesionales y de presupuesto de I+D; en ciencias
sociales se avanza por un esfuerzo más individual y aislado y menos
subvencionado. Los piques entre unos u otros me parecen sencillamente eso:
piques. Pero unos estudian el medio externo, las leyes que lo rigen y sus
elementos y otros estudian al ser humano como elemento y factor de ese
medio.
No admito el CS vs CN porque no deja de ser un "a ver quien es más
importante" aunque reconozco que sí existe ese enfrentamiento entre
precísamente los menos aconsejables representantes del bloque CS o el CN.
Sin embargo hay enormes diferencias entre las ciencias naturales y las
ciencias sociales. Lo estaba intentando explicar en una respuesta a Kramer. Lo
explico ahora.
El problema con las ciencias sociales no son las ciencias naturales, sino las
matemáticas o, más bien, la mala calidad de la enseñanza de las matemáticas
en primaria y secundaria. Así, cuando alguien debe decidir una orientación
suele elegir letras o ciencias en función de si le va mal o bien en matemáticas.
¿Acaso se permite que accedan a la formación en ciencias naturales a alguien
que no sabe leer ni escribir? Este es el principal escollo a superar si se quiere
integrar las ciencias sociales en un complejo de conocimientos que abarque lo
máximo posible sin dejar nada de lado y permitiendo una ágil comunicación
entre distintas partes. De igual modo que los puentes de Venecia unen los
distintos islotes del archipiélago en una sola ciudad.
Del concepto de educación ideal, prosigue D., deriva un error aún más
grave, y es que el hombre cae en la ilusión de que determinar voluntariamente
el fin de la educación y elegir el sistema que le conduzca a ese fin.
Es decir, lo ideal, que D. pugna por rechazar, reaparece una y otra vez,
pese a sus esfuerzos por mantener la pura realidad de los hechos educativos
como hechos sociológicos.
Las costumbres que están vigentes en una sociedad, son producto de las
generaciones anteriores, no las hemos determinado nosotros individualmente
(cfr. p. 42).
Los fines de la educación, así entendida, según D., serán: a) suscitar cierto
número de estados físicos y mentales, que la sociedad a la que se pertenece,
considera indispensable en todos sus miembros (cfr. p. 48) y que se expresa
en un conjunto de ideas, no extraídas de creencias religiosas, y que
constituyen nuestro "espíritu nacional" (p. 47); b) el mismo fin pero referido, no
ya a la sociedad en general, sino a un grupo particular.
Así considera que la educación reúne los caracteres para ser ciencia y serían:
1°.- Referirse a hechos incontestables, realizados, pasibles de observación.
2°.- Que el hecho presente una homogeneidad entre sí para poder clasificarse
en una misma categoría.
3°.- Y que la ciencia estudia esos hechos para conocerlos
desinteresadamente.
Luego delimita la agenda de los problemas a la que tendría que estar
abocada que sería:
1°.- La comparación de distintas organizaciones educativas para delimitar
semejanzas y diferencias con la intención de constituir tipos genéricos que
corresponden a distintas “especies” de sociedades.
2°.- Una vez que los tipos están establecidos es necesario explicar cada tipo
con el fin de obtener leyes que dominen la evolución de los sistemas
educativos; y así tendríamos herramientas para comprender cómo se han
constituido nuestras instituciones pedagógicas en el pasado –asunto teórico
fecundo en aplicaciones prácticas-.
3°.- Y por último investigar el modo de que funcionan las instituciones
pedagógicas del presente: qué resultados producen y cuáles condiciones
hacen variar dichos resultados. En este marco ve a la Estadística Escolar como
herramienta necesaria.
Pero en dicha agenda, queda pendiente todavía dos rasgos característicos de
las teorías pedagógicas:
Por eso, la pedagogía no será útil solo en los periodos críticos sino siempre.
Pero para comprender esta frase es necesario advertir que el autor supone que
a partir del Renacimiento occidente está inscripto en una evolución social que
hace necesario un estado de maleabilidad que permita el cambio. Por ello, si
bien la pedagogía ha sido intermitente a lo largo de la historia, “ella tiende cada
vez a convertirse en una función de la vida social” (Durkheim, 1977, pág.
154). Aunque para ello tiene que estar sometida a una cultura apropiada.
La cultura pedagógica debe tener una amplia base histórica. La tarea del
pedagogo tiene que estar aplicada a comprender y conocer el sistema
educativo de su época y juzgar lo que pueda haber en él de inadecuado. Esto
significa, considerarlo como un producto de la historia. Entonces la historia de
la enseñanza es la primera propedéutica de la cultura pedagógica. Y la historia
de la pedagogía tiene que estar unida a la historia de la enseñanza.
La educación es la acción ejercida sobre los niños por los padres y los
maestros. Esta acción es de todos los instantes, y es general. No hay período,
en la vida social; no hay, por decirlo así, ningún momento en el día en que las
generaciones jóvenes no estén en contacto con sus mayores, y en que, por
consiguiente, no reciban de éstos el influjo educador. Porque este influjo no se
hace sentir solamente en los instantes, muy cortos, en que los padres o los
maestros comunican conscientemente, y por medio de una enseñanza
propiamente dicha, los resultados de su experiencia a aquellos que vienen
detrás de ellos. Hay una educación inconsciente que no cesa jamás. Con
nuestro ejemplo, con las palabras que pronunciamos, con los actos que
realizamos, se moldea de una manera continua el alma de nuestros niños.
Con la pedagogía, las cosas pasan muy diversamente. Esta consiste, no en
acciones, sino en teorías. Estas teorías son maneras de concebir la educación,
no maneras de practicarla. En ocasiones, distínguese de las prácticas al uso, a
tal punto que hasta se oponen a ellas. La pedagogía de Rabelais, la de
Rousseau o la de Pestalozzi, están en oposición con la educación de su
tiempo. Así, la educación no es más que la materia de la pedagogía. Esta
consiste en una cierta manera de considerar las cosas de la educación.
Admitido esto, tenemos que buscar cuáles son los caracteres de la reflexión
pedagógica y de sus productos. ¿Hemos de ver en ello doctrinas propiamente
científicas, y debe decirse de la pedagogía que es una ciencia, la ciencia de la
educación? ¿O conviene darle otro nombre, y cuál? La naturaleza del método
pedagógico será entendida muy diversamente, según la respuesta que se dé a
esta cuestión.
1.- Hace falta que versen sobre hechos adquiridos, realizados, ofrecidos a la
observación. En efecto, una ciencia se define por su asunto; supone, por
consiguiente, que este asunto existe, que se le puede indicar con el dedo, de
algún modo, señalando el sitio que ocupa en el conjunto de la realidad;
2.- Hace falta que estos hechos presenten entre sí la suficiente homogeneidad
para que se les pueda clasificar en una misma categoría. Si fueran irreductibles
los unos frente a los otros, habría no una ciencia, sino tantas ciencias
diferentes como especies distintas de cosas que estudiar. Ocurre con
frecuencia a las ciencias que están a punto de nacer y constituirse, el abarcar
con cierta confusión una pluralidad de asuntos diferentes; es el caso, por
ejemplo, de la geografía, de la antropología, etc. Pero esto nunca es más que
una fase transitoria en el desarrollo de las ciencias;
3.- En fin: estos hechos los estudia la ciencia para conocerlos, y sólo para
conocerlos, de una manera absolutamente desinteresada. Nos servimos
adrede de esta palabra, un poco general y vaga, de conocer, sin precisar de
otro modo en qué pueda consistir el conocimiento llamado científico. Poco
importa, en efecto, que el sabio se aplique a constituir tipos, más bien que a
descubrir leyes, que se limite a describir o, más bien, que trate de explicar. La
ciencia empieza desde que el saber, cualquiera que sea, se busca por el saber
mismo. Indudablemente, el sabio sabe que sus descubrimientos serán
probablemente susceptibles de ser utilizados. Hasta puede ocurrir que él dirija
de preferencia sus investigaciones a uno u otro punto porque presienta que
serán así más provechosos, que permitirán dar satisfacción a necesidades
urgentes. Pero desde que se entrega a la investigación científica, se
desinteresa de las consecuencias prácticas. Dice lo que es, o, más bien, he ahí
lo que sería la ciencia de la educación.
Pero del esbozo mismo que acabamos de trazar se desprende con evidencia
que las llamadas teorías pedagógicas son especulaciones de un orden
completamente distinto. En efecto, ni persiguen el mismo objeto, ni emplean los
mismos métodos. Su objetivo no es describir o explicar lo que es o lo que fue,
sino determinar lo que debe ser. No están orientadas ni hacia el presente ni
hacia el pasado, sino hacia el porvenir. No se proponen expresar fielmente
ciertas realidades dadas, sino establecer principios de conducta. No nos
dicen: he ahí lo que existe y cuál es su porqué, sino he aquí lo que hay que
hacer. Los teóricos de la educación no hablan generalmente de las prácticas
tradicionales del presente y del pasado sino con un desdén casi sistemático.
Señalan principalmente sus imperfecciones. Casi todos los grandes
pedagogos, Rabelais, Montaigne, Rousseau, Pestalozzi, son espíritus
revolucionarios, rebeldes contra las costumbres de sus contemporáneos. No
mencionan los sistemas antiguos o existentes más que para condenarlos, para
declarar que no tienen fundamento en la naturaleza. De todo ello hacen, más o
menos, completamente tabla rasa, y tratan de construir en su lugar algo
completamente nuevo.
Si a todas las razones que se han dado en apoyo de esta concepción hace
falta añadir otras nuevas, basta darse cuenta de la fuerza imperativa con que
estas prácticas se nos imponen. Es futil creer que educamos a nuestros hijos
como queremos. Estamos obligados a seguir las reglas que rigen en el medio
social en que vivimos. La opinión nos las impone; y la opinión es una fuerza
moral cuyo poder coercitivo no es menor que el de las fuerzas físicas.
Costumbres a las que ella presta su utoridad están, por lo mismo, exentas, en
un alto grado, de la acción de los individuos. Podemos oponemos a ello, pero
en este caso las fuerzas morales contra las que así nos rebelamos, reaccionan
contra nosotros y es difícil que, con motivo de su superioridad, no seamos
vencidos. Así podemos rebelamos contra las fuerzas materiales de que
dependemos; podemos intentar vivir diversamente de lo que implica la
naturaleza de nuestro medio físico; pero entonces la muerte o la enfermedad
son la sanción de nuestra rebeldía. Del mismo modo estamos sumergidos en
una atmósfera de ideas y de sentimientos colectivos que no podemos modificar
a nuestro gusto, y sobre ideas y sentimientos de este género es sobre lo que
se apoyan las prácticas educativas, Estas son, pues, cosas distintas de
nosotros, puesto que nos resisten: realidades que tienen por sí mismas una
naturaleza definida, adquirida, que se nos impone; por consiguiente, puede ser
oportuno observarla, tratar de conocerla con el solo fin de conocerla.
Por otro lado, todas las prácticas educativas, sean cuales fueren, cualquiera
que sea la diferencia existente entre ellas, tienen de común un carácter
esencial: resultan todas de la acción ejercida por una generación sobre la
generación siguiente, en vista de adaptar ésta al medio social en que está
llamada a vivir. Son, pues, en su totalidad, modalidades diversas de esa
relación fundamental. Por consiguiente, son hechos de una misma especie,
pertenecen a una misma categoría lógica; pueden, pues, servir de objeto a una
sola y misma ciencia, que sería la ciencia de la educación.
No es imposible indicar desde este momento, con el solo fin de precisar las
ideas, algunos de los principales problemas de que esta ciencia tendría que
tratar.
Las prácticas educativas no son hechos aislados unos de otros, sino que, para
una cierta sociedad, se dan unidas en un mismo sistema, cuyas partes
concurren, todas ellas, a un mismo fin: es el sistema de educación propio de
ese país y de ese tiempo. Cada pueblo tiene el suyo, como tiene su sistema
moral, religioso, económico, etc. Pero, por otra parte, pueblos de la misma
especie, es decir, pueblos que se parecen por caracteres esenciales de su
constitución, deben practicar sistemas de educación comparables entre si. Las
semejanzas que presenta su organización general deben necesariamente
ocasionar otras, de igual importancia, en la organización educativa. Por tanto,
se puede con seguridad, por comparación, poniendo de relieve las semejanzas
y eliminando las diferencias, constituir tipos genéricos de educación que
correspondan a las diferentes especies de sociedades. Por ejemplo; bajo el
régimen de la tribu, la educación tiene por característica esencial el ser difusa;
se la da indistintamente a todos los miembros del clan. No hay maestros
determinados, ni vigilantes especiales encargados de la formación de la
juventud; son todos los individuos mayores, es el conjunto de las generaciones
anteriores quienes desempeñan este papel. Ocurre todo lo más que, para
ciertas enseñanzas, particularmente fundamentales, algunos de esos
individuos son mas especialmente designados.
Ahora bien, esta primera característica diferencial trae consigo otras. Cuando la
vida religiosa, en lugar de seguir, por su parte, completamente difusa, como lo
es en un principio, se crea un órgano especial encargado de dirigirla y
administrarla; es decir, cuando se forma una clase o casta sacerdotal, lo que
hay de propiamente especulativo e intelectual en la religión toma un desarrollo
hasta entonces desconocido. En estos medios sacerdotal es es donde
aparecieron los primeros prodromos, las formas primarias y rudimentarias de la
ciencia: astronomía, matemáticas, cosmología. Es un hecho que Comte había
notado hacia mucho tiempo, y que se explica fácilmente.
Es muy natural que una organización que tiene por efecto concentrar en un
grupo restringido todo lo que a la sazón existe de vida especulativa, estimule y
desarrolle esta última. Por consecuencia, la educación ya no se limita, como al
principio, a recomendar ciertas prácticas al niño, a instruirle en ciertas maneras
de acción. Hay desde ese momento materia para una cierta instrucción. El
sacerdote enseña los elementos de esas ciencias que están en vía de
formación. Sólo que esta instrucción, estos conocimientos especulativos no son
enseñados por ellos mismos, sino con motivo de las relaciones que tienen con
las creencias religiosas; tienen un carácter sagrado, están llenos de elementos
propiamente religiosos, porque se formaron en el seno mismo de la religión y
son inseparables de ella.
Es inútil multiplicar estos ejemplos, que no tienen más que un simple interés de
ilustración. Ellos bastan para mostrar cómo, comparando sociedades de la
misma especie, se podrían constituir tipos de educación, lo mismo que se
constituyen tipos de familia, de Estado o de religión. Además, esta clasificación
no agotaría los problemas científicos que pueden ponerse sobre el asunto de la
educación; no hace más que suministrar los elementos necesarios para la
solución de otro, más importante.
Una vez establecidos los tipos, habría que explicarlos, es decir, tratar de qué
condiciones dependen las propiedades características de cada uno de ellos y
cómo se derivaron los unos de los otros. Así se obtendrían las leyes que
dominan la evolución de los sistemas de educación. Podría verse entonces no
sólo en qué sentido la educación se desarrolló, sino cuáles son las causas que
determinaron ese desarrollo, y lo explican. Cuestión, en verdad, absolutamente
teórica; pero cuya solución, que puede entreverse sin dificultad, sería fecunda
en aplicaciones prácticas.
Todas las cuestiones que se plantean a propósito de las faltas del adulto
pueden proponerse aquí con no menor utilidad. Hay una criminología del niño,
como hay una criminología del hombre hecho. Y la disciplina no es la única
institución educativa que podría estudiarse por este método. No hay ningún
método pedagógico cuyos efectos no pudieran medirse del mismo modo,
suponiendo, entiéndase bien, que se haya formado el instrumento necesario
para semejante estudio, es decir, una buena estadística.
II. He aquí, pues, dos grupos de problemas cuyo carácter puramente científico
no puede negarse. Los unos son relativos a la génesis; los otros, al
funcionamiento de los sistemas de educación. En todas estas investigaciones
se trata simplemente o de describir cosas presentes o pasadas, o de investigar
sus causas, o de determinar sus efectos. Constituyen una ciencia; he ahí lo que
es, averigua lo que son las cosas, y ahí se queda. No se preocupa de saber si
las verdades que descubre serán agradables o desconcertantes, si es bueno
que las relaciones que establece permanezcan lo que son, o si sería mejor que
fueran de otra manera. Su función es expresar la realidad, no juzgarla.
Con este supuesto, no hay razón para que la educación no venga a ser objeto
de una investigación que satisfaga a todas estas condiciones y que por
consecuencia, presente todos los caracteres de una ciencia.
Importa, pues, no designar con una misma palabra dos formas de actividad tan
diferentes. Hace falta, tengámoslo por seguro, reservar el nombre de arte a
todo lo que es práctica pura sin teoría. Así como, todo el mundo se entiende
cuando se habla del arte del soldado, del arte del abogado, del arte del
maestro.
Pero entre el arte así definido y la ciencia propiamente dicha, hay lugar para
una actitud mental intermedia. En lugar de actuar sobre las cosas o sobre los
seres siguiendo determinadas maneras, se reflexiona sobre los procedimientos
de acción, que se emplean así; con vistas, no a conocerlos y a explicarlos, sino
a apreciar lo que valen; si son lo que deben ser; si no será útil modificarlos, y
en qué manera, hasta sustituirlos totalmente por procedimientos nuevos. Estas
reflexiones toman la forma de teorías; son combinaciones de ideas, no
combinaciones de actos, y, por lo mismo, se acercan a la ciencia. Pero las
ideas, que están combinadas así, tienen por objeto, no expresar la naturaleza
de las cosas dadas, sino dirigir la acción. No son movimiento, pero están muy
cercanos al movimiento, que ellas tienen por función orientar. Si no son
acciones, son, por lo menos, programas de acción y, por lo mismo, se acercan
al arte. Tales son las teorías médicas, políticas, estratégicas, etc.
III. Pero la pedagogía así entendida está expuesta a una objeción, cuya
gravedad no puede disimularse. Indudablemente, se dice, una teoría práctica
es siempre posible y legítima cuando puede apoyarse sobre una ciencia
constituida e indiscutible, de la cual no es más que la aplicación. En este caso,
en efecto, las nociones teóricas de donde se deducen las consecuencias
prácticas tienen un valor científico que se comunica a las conclusiones
sacadas. Así, la química aplicada es una teoría práctica que no es más que el
desarrollo activo de las teorías de la química pura. Pero una teoría práctica no
vale más que lo que valen las ciencias de donde saca sus nociones
fundamentales. Ahora bien, ¿sobre qué ciencias puede apoyarse la
pedagogía? Debería haber primero la ciencia de la educación. Porque, para
saber lo que debe ser la educación, haría falta, antes que nada, saber cuál es
su naturaleza, cuáles son las diferentes condiciones de que depende, las leyes
según las cuales ha evolucionado en la historia. Pero la ciencia de la educación
no existe más que en estado de proyecto. Quedan, de una parte, las otras
ramas de la sociología, que podrían ayudar a la pedagogía a fijar el objeto de la
educación con la orientación general de los métodos; de otra parte, la
psicología, cuyas enseñanzas podrían ser muy útiles para la determinación,
detalladamente, de los procedimientos pedagógicos. Pero la sociología es una
ciencia que está naciendo; sólo cuenta un número reducido de proposiciones
establecidas, si es que las hay. La misma psicología, aunque se haya
constituido más pronto que las ciencias sociales, es objeto de toda clase de
controversias; no hay cuestiones psicológicas sobre las que no se sostengan
todavía las tesis más opuestas. Por lo tanto, ¿qué pueden valer unas
conclusiones prácticas que se apoyan en datos científicos, a la vez tan
inseguros y tan incompletos? ¿Qué puede valer una especulación pedagógica
que carece de todas las bases, o cuyas bases, cuando no faltan por completo,
carecen de tal punto de solidez?
El hecho que se invoca así para negar todo crédito a la pedagogía es, en sí
mismo, indiscutible. Es cierto que la ciencia de la educación está enteramente
por hacer, que la sociología y la psicología están todavía muy poco
adelantadas. Por tanto, si nos fuese permitido esperar, sería prudente y
metódico tener paciencia hasta que estas ciencias hubiesen hecho progresos y
pudiesen utilizarse con más seguridad. Pero es que, precisamente, no nos está
permitido tener paciencia. No tenemos libertad para plantearnos el problema o
aplazarlo; nos está planteado, o, más bien, nos es impuesto por las cosas
mismas, por los hechos, por la necesidad de vivir. La cuestión no está
completa. Nos embarcamos y tenemos que seguir. Sobre muchos puntos,
nuestro sistema tradicional de educación no está ya en armonía con nuestras
ideas y nuestras necesidades. Sólo nos queda, pues, elegir entre los dos
partidos siguientes: o tratar de mantener, a pesar de todo, las prácticas que nos
legó el pasado, aunque ya no correspondan a las exigencias de la situación, o
emprender resueltamente el restablecer la perturbada armonía, buscando
cuáles son las modificaciones necesarias.
Pero la pedagogía no será sólo útil en estos períodos críticos en que hace falta,
con toda urgencia, poner un sistema escolar en armonía con las necesidades
del tiempo; hoy día, por lo menos, se ha hecho un auxiliar constantemente
indispensable de la educación.
Es que, en efecto, si el arte del educador está formado, antes que por nada,
por instintos y por hábitos que se hicieron casi instintivos, es, sin embargo,
necesario que la inteligencia no se desentienda de todo ello. La reflexión no
podría reemplazar a este arte; pero este arte no podrá pasar sin la reflexión,
por lo menos a partir del momento en que los pueblos alcanzaron un cierto
grado de civilización.
En efecto, desde que la personalidad individual se hizo elemento esencial de la
cultura intelectual y moral de la humanidad, el educador debe tener en cuenta
el germen de la individualidad existente en cada niño. Debe buscar por todos
los medios posibles favorecer su desarrollo. En lugar de aplicar a los dos una
manera invariable, la misma reglamentación impersonal y uniforme, deberá, por
el contrarío, variar, diversificar los métodos según los temperamentos y la
estructura de cada inteligencia. Mas para poder acomodar con discernimiento
las prácticas educativas a la variedad de los casos particulares, hace falta
saber a lo que tienden aquéllas, cuáles son las razones de los diferentes
procesos que las constituyen, los efectos que producen en las diferentes
circunstancias; hace falta, en una palabra, haberlas sometido a la reflexión
pedagógica.
Ahora bien, el único medio de impedir que la educación caiga bajo el yugo de la
costumbre y degenere en automatismo maquinal e inmutable, es el de tenerla
siempre despierta, mediante la reflexión. Cuando el educador se da cuenta de
los métodos que emplea, de su objeto y de su razón de ser, está capacitado
para juzgarlos, y, por lo tamo, propenso a modificados, si llega a convencerse
de que el objeto que se pretende, ya no es el mismo, o que los medios que
tienen que emplearse han de ser diferentes. La reflexión es, por excelencia, la
fuerza antagonista de la rutina, y la rutina es el obstáculo para los progresos
necesarios.
Por estas dos razones tenía menos necesidad de ser guiado por el
pensamiento pedagógico. Pero con el Renacimiento todo cambia: las
personalidades individuales se separan de la masa social, donde se
encontraban hasta entonces absorbidas y confundidas, los espíritus se
diversifican; al mismo tiempo, el desarrollo histórico se acelera; una nueva
civilización se constituye. Para responder a todos estos cambios, la reflexión
pedagógica se despierta, y, aunque no siempre haya brillado con el mismo
resplandor, no volverá ya, sin embargo, a apagarse por completo.
IV: Mas para que la reflexión pedagógica pueda producir los efectos útiles que
hay derecho a esperar de ella, hace falta que se encuentre sometida a una
cultura apropiada.
Mas para poder comprenderlo, no basta considerarlo tal como es hoy día,
porque este sistema de educación es un producto de la historia, que sólo la
historia puede explicar. Es una verdadera institución social. Ni siquiera existe
otra en la que venga toda la historia del país a repercutir tan integralmente. Las
escuelas francesas traducen, expresan el espíritu francés. No se puede, pues,
entender nada de lo que son, del objeto que persiguen, si no se sabe lo que
constituye nuestro espíritu nacional, cuáles son sus diversos elementos, cuáles
los que dependen de causas permanentes y profundas; los que, por el contrario
son debidos a la acción de factores más o menos accidentales o pasajeros:
cuestiones todas que sólo el análisis histórico puede resolver. Se discute con
frecuencia para saber qué lugar debe corresponder a la escuela primaría en el
conjunto de nuestra organización escolar y en la vida general de la sociedad.
Pero el problema es insoluble si se ignora cómo se formo nuestra organización
escolar, de dónde proceden sus caracteres distintivos, lo que determinó, en el
pasado, el lugar que en ella se hizo a la escuela elemental, cuáles son las
causas que han favorecido o impedido su desarrollo, etc.
Pero este modernismo no puede, según creemos, hacer otra cosa que
empobrecer una de las principales fuentes de que debe alimentarse la reflexión
pedagógica.
En efecto: las doctrinas mas recientes no han nacido ayer; son el resultado de
las que las precedieron, sin las cuales, por consiguiente, no pueden ser
comprendidas; y así, paso a paso, para descubrir las causas determinantes de
una corriente pedagógica de alguna importancia, hace falta, en general, andar
mucho para atrás. Hasta es con esta condición como podemos tener alguna
seguridad de que los nuevos puntos de vista que más apasionan los espíritus,
no son brillantes improvisaciones, destinadas a caer rápidamente en el olvido.
Por ejemplo: para poder comprender la tendencia actual a la enseñanza por las
cosas, a lo que puede llamarse el realismo pedagógico, no hemos de limitarnos
a ver cómo ella aparece expresada por tal o cual contemporáneo; hay que
remontar hasta el momento en que nace esa tendencia, es decir, a mediados
del siglo XVIII, en Francia, y hacia fines del XVII, en ciertos países
protestantes. Por el solo hecho de que se la considera así unida a sus primeros
orígenes, la pedagogía realista se presentará bajo un aspecto absolutamente
distinto; nos daremos mejor cuenta de que ella depende de causas profundas,
impersonales, que actúan en todos los pueblos de Europa. Y, al mismo tiempo,
estaremos en mejores condiciones para descubrir cuáles sean esas causas y,
por consiguiente, para juzgar del verdadero alcance de este movimiento. Mas,
por otro lado, esta corriente pedagógica se constituyó en oposición a una
corriente contraria, la de la enseñanza humanista y libresca. No podrá, pues,
apreciarse debidamente la primera, sí no es a condición de conocer también la
segunda; y así, nos vemos obligados a remontarnos todavía mucho más lejos
en la historia.
Esta historia de la pedagogía, para dar todos sus frutos, no debe separarse
tampoco de la historia de la enseñanza. Aunque las hayamos distinguido en la
exposición, son, en realidad, solidarias la una de la otra. Porque en cada
momento del tiempo, las doctrinas dependen del estado de la enseñanza que
ellas reflejan, aun cuando reaccionan contra él; y, por otro lado, en la medida
en que ejercen una acción eficaz, contribuyen a determinarlo.
La cultura pedagógica debe, pues, tener una base ampliamente histórica. Sólo
con esta condición podrá la pedagogía esquivar la censura que muchas veces
se le ha dirigido con gran desprestigio de su reputación. Demasiados
pedagogos, y entre ellos los más ilustres, han pretendido construir sus
sistemas haciendo abstracción de todo lo existente antes de ellos. El
tratamiento al cual Ponocrates somete a Gargantúa antes de iniciarle en los
métodos nuevos es, en este punto, significativo: le limpia el cerebro avec
élébore d'Anticyre, con objeto de hacerle olvidar tout ce qu'il avoit apprins
soubz ses anticques precepteurs. Quería esto decir, bajo forma alegórica, que
la nueva pedagogía no debía tener nada de común con la que le había
precedido. Pero era a la vez colocarse fuera de las condiciones de la realidad.
El porvenir no puede evocarse de la nada: no podemos construirlo más que
con los materiales que nos legó el pasado. Un ideal que se construye en
oposición al estado de cosas existente, no es realizable, puesto que no tiene
raíces en la realidad. Además, es claro que el pasado tenía sus razones de ser;
no habría podido durar si no hubiese respondido a necesidades legítimas que
no podrían desaparecer de un día para otro; no se puede, pues, hacer tan
radicalmente tabla rasa de todo ello sin desatender necesidades vitales.
En efecto: el ideal pedagógico de una época representa, antes que nada, todo
el estado de la sociedad en la época que se estudia. Mas para que ese estado
se convierta en realidad, es necesario que esté conforme con él la conciencia
del niño. Ahora bien: la conciencia tiene sus leyes propias, que han de
conocerse para poder modificarlas; por lo menos, si se quieren evitar, en la
medida de lo posible, los tanteos empíricos que la pedagogía tiene
precisamente por objeto reducir al mínimo. Para poder excitar la actividad a
desarrollarse en una cierta dirección, hace falta además saber cuáles son los
resortes que la mueven y cuál es su naturaleza, puesto que sólo con esta
condición será posible aplicarle, con conocimiento de causa, la acción
conveniente.
Hay una forma especial de la psicología que tiene para el pedagogo una
importancia particularísima: es la psicología colectiva.
Tales son las principales disciplinas que pueden despertar y cultivar la reflexión
pedagógica. En lugar de empeñarnos en formular, para la pedagogía, un
código abstracto de reglas metodológicas -empresa que, en un modo de
especulación tan variado y tan complejo, no es suficientemente realizable-, nos
ha parecido preferible indicar de qué manera entendemos que debería
formarse el pedagogo. Queda así determinada una cierta actitud del espíritu
frente a los problemas que le corresponde tratar.
2. NATURALEZA Y OBJETO DE LA EDUCACION.
1. Introducción.
― El hombre y su entorno
Con la filmina anterior sólo pretendo resaltar que la educación es una, un único
proceso, aunque su concreción operativa en la práctica del día a día, haya sido
etiquetada con denominaciones diferentes. Estas etiquetas han abultado la
fase o
modalidad de educación que se desarrolla dentro del sistema escolar (formal),
llegando
a confundirlo con todo el proceso educativo, y, en consecuencia, a una
desvirtuación de
la educación que se desarrolla fuera del sistema escolar, tal como analicé en J.
V.
Merino, (2003 y 2005). La referencia a estos trabajos me libera ahora de
profundizar
más en este sentido. No obstante, permítanme reproducir los dos textos con los
que
inicio el trabajo citado que titulé “la educación fuera del sistema educativo”. Cito
textualmente:
LA SOCIEDAD EDUCADORA
1.- INTRODUCCIÓN
El universo educativo excede en mucho los límites impuestos por la familia y la
escuela. Además de estas instituciones hay que pensar en la virtualidad
formadora de los medios de comunicación, del Estado, de la Iglesia, de
la sociedad civil, de los centros de trabajo, etc. Las condiciones sociales que se
adivinan en el título de este artículo pueden antojarse utópicas y, sin embargo,
necesarias. En la medida en que lautopía representa una corrección o
formulación ideal de una situación social existente el planteamiento aquí vertido
lo es, pero se trata en todo caso de una aspiración cada vez más extendida.
Cada vez se toma más conciencia del influjo totalizador que los distintos
estímulos (familiares, escolares, mediáticos, sociales...) tienen en
eldesarrollo personal. Esta paidocenosis -influencia conjunta del ambiente en
la formación humana-, nos lleva a demandar por vía de urgenciaque los
distintos agentes y ámbitos aúnen esfuerzos en beneficio de la educación.
Ofrecemos seguidamente algunas reflexiones que esperamos animen
a construir una genuina “sociedad educadora”.
Cuando la familia es fiel a sí misma las notas que presiden la convivencia entre
sus miembros son la intensidad, la intimidad y la profundidad. Acaso
la realidad radical que mejor la define sea el amor. La familia, de hecho,
a través de las relaciones paterno-filiales y fraternales desempeña un papel
fundamental en la educación de la afectividad, sin que se soslayen otras
influencias formativas.
Si bien la familia tiene más potencia formativa que ningún otro grupo social, en
la actualidad se observan signos evidentes de desconciertoderivado de los
profundos cambios operados en su seno.
Otro tanto hay que decir del trabajo, pues es evidente que no puede haber
fortalecimiento de la sociedad civil si un elevado número de personas están
en camino de exclusión social por su condición de desempleados.
Lo mismo cabe decir de la radio, tan ágil, actual y accesible como sugestiva, lo
que la convierte en un medio idóneo para la actividadeducativa, incluso desde
el centro escolar.
9.- CONCLUSIONES
BIBLIOGRAFÍA
Libros:
Los efectos profundos de ciertos libros están fuera de discusión. Por ejemplo,
son de mencionarse El Capital de Marx, y la Biblia.
Otros muchos libros han promovido reformas sociales, apoyando acciones
que cambiaron el curso de la historia y, desde luego, han difundido el
pensamiento y la cultura, sin embargo, la medida de sus proyecciones escapa
a este trabajo. Las ediciones de libros tipo rústico han popularizado difusión en
gran escala.
Los periódicos: son principalmente vehículos de noticias. se ha creído
encontrar su influencia principal en la orientación de la conducta política.
La noticia constituye una forma de conocimiento en tanto es resultado de la
sistemática investigación de la naturaleza.
Revistas:
Se imprimen en el caso de los diarios o periódicos, en dos o más colores, o en
blanco y negro; pueden editarse mediante impresión offset y /o retrogradado.
En las tres ultimas décadas, el uso de estos medios ha permitido llegado como
nunca antes en la historia de la humanidad, a públicos tan numerosos
provocando reacciones generalizadas en los siguientes ordenes:
Psicoconductualista;
Niveles actitudinales homogéneos;
Provocación de reacciones uniformes para hábitos de consumo;
Fundamentación de ideologías a nivel masivo;
Orientación de grupos de poder y presión;
Control de tarifas publicitarias, que a la postre se han convertido en factores
inflacionarios;
Manejo monopolio de los medios;
Capacidad de penetración con patrones socioeconómicos predefinido;
Manejo de la opinión publica.
Cinematografía:
El cine el primer elemento histórico de la comunicación masiva electrónica se
ha convertido en un emporio de alcances mundiales. Su importancia,
proyección y ámbito de impactación y penetración constituye el medio masivo
por excelencia, que, orientado debidamente, permite el mundo de lo colectivo.
La cinematografía tiene importancia para el administrador este en el sector
público o privado, por que:
Facilita la emisión de mensajes al mas alto grado de objetividad
Permite la asimilación del, mensaje en los niveles consiente y subconsciente
e incluso subliminal.
Mueve a la acción inmediatamente, pues recurre, propone y deleita, enseña
y trasmite información.
Provoca el cambio actitudinal mediante la planeación de secuencia con el
fin citado.
Obtiene reacciones en dos sentidos: individual existencial y social.
Difunde patrones de hábitos, consumo y uso, y
Origina la concentración de grandes públicos que, al entrar en contacto
físico, reaccionan en sentido gregario y facilitan la penetración e impacto del
mensaje.
La radio:
Tiene una gran importancia por su penetración y alcance, mayor que el de la
cinematografía. Recordemos que han existido eventos relevantes que
simultáneamente han llegado a cerca de 500 millones de personas.
Posee características de ser contemporánea, disponible, personalmente
atractiva y omnipresente. Se le ha considerado como medio de información
superior a las cartas circulares, las exhibiciones, letreros y otros tipos de
comunicación.
Parece ser que los receptores muestran una tendencia a creer y aceptar
gran parte del material que se trasmite, aunque las ideas resultan
contradictorias.
Dependiendo del alcance de estas ondas y de su fidelidad hay dos tipos de
emisoras:
• Emisoras AM (modulación de amplitud): son las de mayor alcance y menor
calidad de sonido.
• Emisoras FM (modulación de frecuencia): su alcance es menor pero, dada su
mayor calidad, emiten en estéreo y sus contenidos son más especializados,
con particular atención a la programación musical, información local y
entretenimiento.
La televisión:
Constituye el medio de más rápido desarrollo, con la tendencia de desplazando
a los otros medios. Tiene enormes posibilidades en el campo de la educación y
en la transmisión de información. Los efectos de la visión más notorios en las
actividades destinadas a las horas libres son de descenso en la asistencia al
cine y eventos deportivos, sustitución del habito de escuchar la radio o leer; la
disminución de visitas de conversación.
• Televisión en abierto. El acceso a su programación es universal y gratuito, y
sus contenidos, poco especializados.
• Televisión de pago. Presenta obstáculos técnicos para su recepción
(codificación) y los espectadores han de pagar una cuota mensual para su
disfrute. A cambio ofrece contenidos más específicos, como canales temáticos
de música, documentales, cine, etcétera.
Internet:
Internet es una Red de Redes porque está hecha a base de unir muchas redes
locales de ordenadores, o sea de unos pocos ordenadores en un mismo
edificio o empresa. Además, ésta es "La Red de Redes" porque es la más
grande.
Internet es un método de interconexión descentralizada de redes de
computadoras implementado en un conjunto de protocolos denominado TCP/IP
y garantiza que redes físicas heterogéneas funcionen como una red lógica
única, de alcance mundial. Sus orígenes se remontan a 1969, cuando se
estableció la primera conexión de computadoras, conocida como ARPANET,
entre tres universidades en California y una en Utah, EE.UU.
1. Conocimiento del medio de comunicación prensa
3. BIBLIOGRAFÍA
TEMA:
INTRODUCCIÓN
Esto es importante, ya que, por ejemplo, a la hora de opinar sobre una noticia
determinada, hemos de tener presente qué medio de comunicación nos ha
informado, la ideología que posee, la línea editorial... sin lo cual no podemos
hacernos realmente idea de lo sucedido.
La rapidez y dramatismo con que los MCM (Medios de Comunicación para las
Masas) se han ido incorporando en nuestra realidad, no nos dio tiempo para
adaptarlos y adaptarnos. Ante ellos nos es difícil tomar una actitud serena: o
nos aferramos a un mundo estático, pre-industrial; o nos desarraigamos por
completo quedando a merced de las novedades o estímulos superficiales, e
ignorando el pasado.
Los antropólogos opinan que el hombre prehistórico entró en la era del habla y
del lenguaje alrededor de 40.000 años atrás. Para el hombre Cromagnon el
lenguaje ya era de uso común. Hace 5.000 años se produjo la transformación
hacia la era de la escritura, la que se constituyó en una progresiva herramienta
del progreso humano. Llegar a la escritura significó pasar antes por las
representaciones pictográficas que reflejaban ideas hasta la utilización de letras
que significaran sonidos específicos.
Sobre todo a partir de los inicios de siglo XX, los periódicos, revistas y libros
leídos en el mundo produjeron cambios en el modo de actuar y sentir de los
hombres. La eficacia de la letra impresa fue contundente, y la demostró sin rival
hasta la aparición de otros medios masivos de comunicación que compitieron
en la información.
Las luchas por aumentar las tiradas y las cifras de circulación, y por
consiguiente mayores ingresos publicitarios y beneficios, produjeron un
fenómeno nuevo con la utilización de ciertos materiales, trucos, recursos y
estilos para hacerse más atractivos al público. Un periódico publicaba una
historia llamada "Niño amarillo", y esto dio lugar a la denominación de
periodismo amarillo. Ésta aún subsiste con su cuota de sensacionalismo, su
despreocupación por la estética y por su vocación de transformar los dramas
de la vida en un melodrama.
Pudiera darse una cierta tendencia a imitar los modelos presentados por T.V. y
esto constituiría de alguna manera una limitación de nuestra libertad. El mayor
riesgo de influencia lo corren los niños y los ignorantes, las personas que por
falta de experiencia, no han adoptado aún una postura personal definida ante
los problemas claves de la existencia, o aquellas personas en las que la falta
de cultura determina una carencia de decisión personal fácilmente influenciable
por los programas de T.V.
La T.V ofrece un mensaje indiscriminado en calidad y ritmo. En el caso extremo
se encuentran las tensiones generalizadas a grandes masas, cuyo defecto
sobre los individuos solo pueden ser reguladas a posteriori por la gente cuando
hacen un uso racional de los aparatos receptores. Pero al decir que los padres
pueden elegir los programas más adecuados a la formación de sus hijos, se
suele olvidar que a veces faltan en los mismos padres la formación o
preparación suficiente como para determinar cuales son los más apropiados.
Propaganda.
Prensa.
Esto implica que los niños pueden utilizar las similitudes entre los
personajes cinematográficos y las personas reales, para establecer
generalidades del comportamiento humano.
Tanto la radio como la televisión cumplen una función que se les designa: la
educativa, la formativa o socializadora.
Ahora bien, cada medio tiene su forma de tratar el material informativo, así la
emisión de una noticia en televisión puede durar una media de uno o dos
minutos, en ese tiempo hay que comunicar al telespectador el que, el como el
cuando y el porque de la noticia, inevitablemente el hecho se va a ver
seccionado o mutilado, ya que, por muy buena que sea la labor de síntesis,
siempre van a faltar elementos, entendemos que imprescindibles que permitan
al telespectador formarse un juicio exacto del hecho difundido.
En el mundo de hoy hay muy pocas grandes agencias de prensa. Está Reuter,
controlada por una comisión paraestatal de la Commonwealth; está la
Asociated Press (AP), que es una cooperativa formada por los principales
diarios de Nueva York; está la United Press International (UPI), que es de
capital privado norteamericano, y está la France Press, que es de propiedad
pública francesa. La vieja Tass soviética se ha fragmentado y ha perdido buena
parte de la influencia que tuvo. En el ámbito internacional de habla española, la
agencia española Efe cuenta con considerable acogida.
Aunque no hay cifras oficiales sobre ello, se calcula que unas dos mil personas
trabajan diariamente para alimentar de noticias a estas agencias. Pero a esa
cifra hay que sumar muchos miles más de periodistas que no son de plantilla,
pero suministran noticias a las agencias (o, eventualmente, a los propios
periódicos), sea de modo habitual, sea esporádicamente.
Esta enorme concentración de las principales fuentes de información conduce
necesariamente a una equivalente homologación de los periódicos que se
elaboran con ellas. Y, si bien las grandes agencias tienen a gala utilizar un
estilo de redacción aséptico, sin valoraciones explícitas ni adjetivaciones, es
obvio para cualquier persona avisada que la propia selección de lo que se
considera noticia y los aspectos que se resaltan dentro de ella constituyen un
filtro condicionante de las valoraciones que cada periodista y cada medio de
prensa en concreto, y finalmente cada persona que lee, pueden establecer con
relación a los hechos relatados.
Hoy en día han cobrado gran importancia también los servicios llamados
sindicados, que son agencias dedicadas a proporcionar a los periódicos
pequeños artículos de análisis, columnas de opinión y hasta editoriales, por
extraño que esto último pueda parecer. Un gran número de periódicos locales
se abastecen así hoy en día de opinión homogénea servida desde los grandes
centros opinantes.
Pero todas las ventajas que nos brindan los medios de comunicación masivos
pueden convertirse en graves inconvenientes si no son utilizados
correctamente. En la actualidad este problema preocupa a la mayoría de la
población, ya que se los utiliza para manipular a la sociedad. Además
disminuye las relacione afectivas, la sociabilización y el contacto con lo natural.
Cuando hablamos de globalización, se piensa en un conjunto de relaciones
económicas, políticas y sociales que han modificado sustancialmente a la
estructura mundial.
Donde más claramente se nota estos cambios son en los medios masivos de
comunicación, a partir de los avances tecnológicos y de las modificaciones
políticas y económicas operadas en el nivel mundial.
CONCLUSIÓN
En la actualidad, los medios de comunicación han arrasado con todos nosotros;
tanto así que han contribuido en la enseñanza y procesos educativos. Los
docentes deben emplear estos medios como herramientas fundamentales que
conlleven al estudiante a interesarse por nuevas cosas y así adquirir
capacidades formando personas competitivas en el mundo actual. Gracias a
los avances a pasos agigantados que ha tenido la tecnología, muchas
personas se benefician facilitando procesos de enseñanza-aprendizaje; uno de
estos medios y de los más importantes es el famosísimo "Internet", allí
encontramos la respuesta a muchos de nuestros interrogantes creando en el
aprendiz nuevas dudas conduciéndolo a su preocupación por el "saber", ese
saber que cada vez que es resuelto, surgen más y más preguntas en nuestra
sociedad influyendo de positivamente en la formación de cada uno de
nosotros. Por lo anterior, podemos deducir que este instrumento empleado
para la enseñanza no lo podemos dejar pasar por desapercibido. Es por esto,
que el papel del docente debe ser muy importante e influyente de forma
positiva en la escuela mejorando las posibilidades que los nuevos medios nos
brindan y de igual forma creando nuevas estrategias que conduzcan al
aprendizaje. Las nuevas tecnologías se han vuelto inseparables de nuestra
vida cotidiana; cada día podemos hacer más actividades gracias al uso
tecnología permitiendo desarrollar nuevas competencias de una forma
dinámica y motivadora para el estudiante.
El concepto de cultura
En el siglo XX, por influencia del alemán y del inglés, la palabra cultura toma
una nueva significación propuesta por los etnólogos norteamericanos como
Malinowsky y Mead. Ésta es definida de una manera general como “el conjunto
de representaciones y de comportamientos adquiridos por el hombre en cuanto
ser social“ y, de una manera más específica, conjunto históricamente y
geográficamente definido de instituciones características de una sociedad
dada, que designa “no solamente las tradiciones artísticas, científicas,
religiosas y filosóficas de una sociedad, sino también sus técnicas propias, sus
costumbres políticas y los miles de usos que caracterizan la vida cotidiana”.
El concepto de Civilización
Educación viene del participo pasado del verbo latino Educare (nutrir, instruir),
pero está también el verbo educere (esta vez no se trata de nutrir sino de
“conducir fuera de”, o mejor, “conducir fuera de sí mimo”, de ahí conducir,
deducir, introducir, derivado de dux, ducis (jefe). El autor latino Catulo utiliza el
verbo educere por “hacer nacer, abrirse, emerger” y, posteriormente, Virgilio le
da el sentido de “educar a un niño”. Pensamos que los dos orígenes del
concepto Educación no son incompatibles. En términos actuales podríamos
decir que el hecho de nutrir sería la acción de proponer contenidos diversos
para la socialización y conducir fuera sería la acción de que el educando
construya formas específicas de apropiarse teóricamente y prácticamente estos
conceptos/acciones a través de innumerables mediaciones, todas de carácter
social.
En la Edad Media la educación era ante todo cristiana 2. En las dos épocas los
hombres eran la imagen de los Dioses o de Dios. A partir del Renacimiento la
educación tiene una carácter más laico, más literario ( el humanismo). Pero en
esa misma época comienzan a emerger las ciencias naturales (hoy ciencias
de la vida y de la tierra). Nace entonces lo que podríamos llamar el
cientificismo, que se opone a una educación humanista ya que la educación
empieza a poner el acento en la enseñanza aprendizaje de las ciencias
modernas. El advenimiento de la Revolución Francesa traerá una nueva
concepción de la sociedad y del hombre que tiene por consecuencia el
nacimiento de nuevos conceptos de Educación.
1
Hegel sostenía que en esa época el Espíritu absoluto se expresaba por el arte.
2
Según Hegel el Espíritu absoluto se expresa, en la Edad Media, a través de la religión y en la
edad moderna a través la filosofía (ciencia)
En la época contemporánea, filósofos, educadores, psicólogos han planteado
diferentes conceptos de educación. Entre otros Kant, Durkheim, Dewey, Piaget.
Todos esos conceptos apuntan a un conjunto de actividades con el fin de
socializar a los educandos, proponiéndoles los conocimientos desarrollados por
sus culturas (y a menudo por otras cultura), sean ellos de carácter moral,
estético, científico, político, económicos, etc.
Es evidente entonces que la educación hace parte de la cultura (¡de todas las
Culturas!) y es un instrumento para la socialización de la misma. Además, la
cultura necesita un proceso educativo que depende de las características
propias de cada una de ellas. Es verdad que la cultura forma el pensamiento,
pero a su vez el pensamiento forma las culturas. El pensamiento es un
pensamiento que actúa y que actuando se crea.
El adjetivo cultural
Bibliografía
Braudel, F. Las civilizaciones actuales, estudio de historia económica y social.
Madrid: Tecnos, 1993.
A partir del problema que plantea la sociedad se definen las relaciones que se
establecen entre todos los componentes del proceso docente educativo y
esencialmente se trazan los objetivos, componentes rectores del proceso.
Conocimientos
Hábitos
Capacidades
Habilidades
Convicciones Sentimientos
Actitudes
Motivos e intereses
Enseñanza formal
Enseñanza material
La primera plantea que la esencia del contenido de enseñanza es el
desarrollo de capacidades intelectuales, los segundos priorizan la adquisición
de conocimientos con un sentido utilitarista. Este análisis fue variando a fines
del siglo XX y principios del XXI, pues esta forma aislada y segmentada del
ver el contenido separado del pensamiento resultaba inoperante. También
este debate fue importante porque demostró la importancia de ambas pero en
estrecha unidad.
En los últimos años se ha vista vigorizado este debate por los problemas que
el desarrollo de la Revolución científico técnica y el aumento del volumen de
conocimientos le han planteado a la educación.
CONOCIMIENTOS HABILIDADES
SISTEMA DE
SISTEMA DE
NORMAS DE
EXPERIENCIAS
RELACIONES
DE LA ACTIVIDAD
CON EL MUNDO
CREADORA
Factores que
determinan la
selección del
Lógicos: Se relacionan con la determinación de los
contenido
sistemas de conocimientos y de habilidades. Tiene
PROCESO DE ENSEÑANZA-APRENDIZAJE
Rapidez con que crece el volumen de información en relación con la aplicación de los
resultados de las investigaciones y el desarrollo de la ciencia y la tecnología.
Rapidez con que cambia el significado del contenido, si el profesor no se actualiza
puede llevar errores o conceptos y metodologías desactualizadas en el tratamiento de
un tema.
La importancia cada vez mayor que adquiere en el proceso de enseñanza-aprendizaje
saber separar lo esencial de lo no esencial
La selección del contenido de enseñanza y su ordenamiento es de vital
El contenido
los modos del Por
de actuación. proceso de enseñanza-aprendizaje
ello puede decirse que: es siempre
seleccionado, ordenado y secuenciado.
CIENTIFICIDAD
ACTUALIDAD
ASEQUIBILIDAD
ARTICULACIÓN VERTICAL
ARTICULACION HORIZONTAL
Vía deductiva: de lo
general a lo particular Se ofrece la definición para llegar a
las características, causas,
consecuencias.
♦ intelectuales
♦ prácticas.
Hay otros criterios que especifican más y señalan que pueden ser:
NIVELES
DE
En el segundo nivel hay un proceso de comprensión y ordenamiento
COMPLEJI
de la información, por ejemplo: clasificación interpretación,
DAD DE
identificación y definiciones entre otras.
LAS HABILI
DADES
DEL PENSA
En el tercer nivel se producen procesos de asimilación que permiten
que se comiencen a establecer relaciones que propician el desarrollo
de las redes conceptuales, como por ejemplo: analizar, sintetizar,
generalizar, explicar, argumentar y comparar, entre otras.
En relación con esto resulta importante analizar las etapas del proceso de
asimilación:
FORMACIÓN DE CONOCIMIENTOS Y
2.-TRABAJO CONJUNTO 3.- TRABAJO
1.- DEMOSTRACIÓN
DEL DOCENTE. PROFESOR- INDEPENDIENTE DEL
ESTUDIANTE.
ALUMNO
ACTITUDES
ASPIRA
SENTIMIENTOS
CIONES
VALORES
IDEALES
GUSTOS
CONVICCIONES
OPINIONES DE UN FILÓSOFO
La educación como problema
Por José Sánchez Tortosa
En filosofía suele hablarse de problemas, en la medida en que el pensamiento
racional (el filosófico, pero, en rigor, también el científico) no puede ofrecer
respuestas cerradas que clausuren definitivamente el objeto que esté sometido
a estudio.
Suele concederse desde distintos ámbitos que existe cierta preocupación por la
educación, incluso un "compromiso con la educación". Para empezar, habría
que precisar qué se concibe exactamente bajo esa fórmula. Hay palabras que
por el peso de una hegemonía terminológica determinada están revestidas de
una aureola casi taumatúrgica que produce el consenso y la aceptación
incondicional en el espectador en el momento mismo de ser pronunciadas, sin
necesidad de más precisiones. Compromiso es una de estas palabras mágicas.
Basta con adjetivar a alguien o a uno mismo como "comprometido" para
ganarse la admiración y el respaldo del que escucha sin la molestia del trabajo
conceptual ("El esfuerzo del concepto", que diría Hegel) ni coste argumental
alguno. Pero no estaría de más contraponer al empleo acrítico del término la
pregunta filosófica, es decir, mostrar lo vacío que el vocablo está en el discurso
hegemónico y transformar el compromiso, como respuesta cerrada, en
problema abierto, huyendo de su carácter catártico, ése que consiste en
generar aceptación masiva (pletórica). De modo que preguntamos: ¿qué tipo
de compromiso? Y, aun más, ¿compromiso con qué educación? Así pues, no
es aceptable la mera fórmula "compromiso con la educación" sin
definir educación.
Si se opta por situar lo académico en segundo plano, y dado que todo individuo
psicológico está igualmente dotado de (sometido a) afectos (sentimientos,
deseos, etc.), se tenderá, consecuentemente, a facilitar un igualitarismo, esto
es, una igualdad en los resultados (o indiferencia con respecto a los mismos),
una imposición de lo relativo en la que nadie puede destacar por su esfuerzo e
intelecto. Si, además, se fomenta el componente psicológico sin una formación
intelectual que permita una maduración del sujeto, los alumnos son
condenados a una infantilización perpetua en la que el joven es el protagonista,
incluso el agente, del cambio.
Como también se comprende al punto que, por su virtud vivificante, haya ido
despertando en las inteligencias la idea de que la educación, no la mera
instrucción, ha de ser siempre el fin de la enseñanza (Discurso inaugural del
curso 1880-81 en la Institución Libre de Enseñanza, por Giner de los Ríos;
enEnsayos sobre educación, Ediciones de la Lectura, 1916, Madrid, Iª parte,
pág. 22).
El maestro no olvidará nunca que si tiene ante sí en cada niño a un ser a quien
ha de instruir, tiene sobre todo ante sí a un ser a quien ha de educar. El
maestro ha de ser fundamentalmente un educador. Ha de llegar hasta el fondo
íntimo de la personalidad infantil, favoreciendo, ayudando, contribuyendo a que
esa personalidad alcance libremente su plenitud (Rodolfo Llopis, "Circular
acerca de la promulgación de la Constitución de 1931", en op. cit., capítulo X,
pp. 220-222).
También lo hacen el franquismo:
Yo espero que la nueva España sabrá formar hombres con cultura moral y con
cultura intelectual; pero hemos de conceder la prioridad a la formación moral
de los elementos docentes de la juventud(Pedro Sainz Rodríguez, La escuela y
el Estado Nuevo, Hijos de Santiago Rodríguez, Burgos, 1938, p. 13).
Y la Logse:
En esa sociedad del futuro, configurada progresivamente como una sociedad
del saber, la educación compartirá con otras instancias sociales la transmisión
de información y conocimientos, pero adquirirá aún mayor relevancia su
capacidad para ordenarlos críticamente, para darles un sentido personal y
moral, para generar actitudes y hábitos individuales y colectivos, para
desarrollar aptitudes, para preservar en su esencia, adaptándolos a las
situaciones emergentes, los valores con los que nos identificamos individual y
colectivamente (Ley de Ordenación General del Sistema Educativo, Ley
Orgánica 1/1990, de 3 de octubre de 1990, Preámbulo).
Y, sin embargo, a pesar de que parece vislumbrarse una tendencia general,
común a los tres casos ejemplificados, a coordinar políticamente los sistemas
educativos dentro del engranaje de sistemas gubernativos desarrollados y con
un sesgo ideológico muy acentuado, particularmente en los momentos más
críticos (inestabilidad política, antagonismo social, incluso, guerra civil), hay
similitudes significativas en los dos primeros que no se dan en el tercero, lo
cual nos lleva, por decirlo ya, al tránsito de la educación ideológica o doctrinal
al relativismo Logse.
Esta confusión que traslada a lo ideológico las cuestiones técnicas tiene como
correlato necesario la confusión que traslada a la enseñanza parámetros
políticos que no pertenecen a ese ámbito: así, se pretende construir una
supuesta escuela democrática en lugar de una escuela técnicamente
preparada para propiciar una sociedad democrática. En este punto, la clave
aparece en la forma del mito de una democracia natural oespontánea, que
anidaría en los jóvenes por el mero hecho de serlo (como en ellos reside
también la semilla de la revolución socialista o nacionalcatólica: efebolatría):
Así, Rusia, desde el primer momento, en medio de sus convulsiones y
dificultades, lanza un grito de guerra, que es su bandera pedagógica. Ese grito
perdura a lo largo de la revolución e informa toda la vida escolar del pueblo
ruso. Es el grito de Zinovief, que dice: "¡Cueste lo que cueste, hay que
apoderarse del alma de los niños!"(Rodolfo Llopis, op. cit., p. 12);
El alma de un niño de la España de hoy, es, pues, más sagrada que el alma de
un hombre y más sagrada que nunca (M. Domingo, La escuela en la
República. La obra de ocho meses. Aguilar, Madrid, 1932, pról., pág. 11);
Radica aquí uno de los hechos más sorprendentes del actual momento
histórico-universal, que consiste, esquemáticamente, en que los hijos han de
convertirse en educadores, en conductores de los padres, porque éstos no
alcanzan a percibir las exigencias providenciales de la nueva época. (...) La
juventud es siempre promesa fecunda, simiente prolífica de nuevas y más
justas formas de vida lo saben bien porque lo dicta el corazón, que no engaña
jamás (Adolfo Maíllo, inspector de primera enseñanza y pedagogo del
franquismo, Educación y revolución. Los fundamentos de una educación
nacional, Editora Nacional, Madrid, 1943, pp. 82-83).
Del mismo modo se formula una supuesta igualdad de derechos (no de
deberes) frente a una igualdad de oportunidades (o igualdad de partida).
En una escuela pública con semejantes características son los sujetos sin
recursos económicos (condenados a la enseñanza estatal) los que se ven
reducidos a mano de obra barata o sin cualificación, mientras que aquellos con
posibilidades materiales optarán por la escuela privada. Bajo la retórica del
progreso, la igualdad y la solidaridad se condena a los individuos de las clases
menos desahogadas a la ignorancia, la dependencia y la miseria intelectual,
humana y social.
INTRODUCCIÓN
POSICIONES Y CONTEXTO
Por otro lado, la teoría crítica de la sociedad expresó una posición reflexiva
ante la eventual sustitución del natural desempeño del hombre por parte de la
implantación de elementos técnicos y productos tecnológicos: el automóvil, la
escalera eléctrica y los electrodomésticos, por citar algunos ejemplos de la
nueva etapa de civilización, causaron impacto en la conciencia crítica social de
principios del siglo pasado en la sociedad occidental, pues resignificaban la
actividad física humana en aras de un confort instrumental, estimulado por
elleit motiv de la sociedad de consumo. Esto propició una experiencia
movilizadora de preceptos que habían permanecido inmóviles por un lapso de
tiempo sostenido, y agudizó posiciones encontradas al respecto de si la
tecnología se presentaba como un atenuante del reino de la necesidad,
favorecedor del acceso al reino de la libertad:
APLICACIONES
CIERRE
REFERENCIAS
Hoyos M., C.A. (1998), "Sujeto, kitsch y alter logos", Perfiles Educativos, núm.
81, pp. 35–49. [ Links ]
NOTAS
1
Acción: "Única actividad que se da entre los hombres sin el intermedio de
cosas o materia; corresponde a la condición humana de la pluralidad, al hecho
de que los hombres, no el Hombre, vivan en la tierra y habiten en el mundo.
Mientras que todos los aspectos de la condición humana están de algún modo
relacionados con la política, esta pluralidad es específicamente la condición —
no sólo la conditio sine qua non, sino la conditio per quam— de toda vida
política" (Arendt, 1993: 19). "Sólo la acción es prerrogativa exclusiva del
hombre" (Arendt, 1993: 39–40). "...en el conformismo inherente a la sociedad
[moderna] la conducta ha reemplazado a la acción como la principal forma de
relación humana" (Arendt, 1993: 63).
2
"Se trata... de la producción de un saber técnicamente utilizable... En la esfera
funcional de la actividad instrumental, la realidad se constituye como la suma
de lo que puede ser experimentado bajo el punto de vista de la manipulación
técnica posible: a la realidad objetivada en condiciones trascendentales
corresponde una experiencia restringida... Según su forma lógica, se trata de
cálculos que podemos generar y reconstruir en todo momento manipulando
unos signos según ciertas reglas... Igual que la actividad instrumental misma,
también el uso lingüístico integrado en ella es monológico" (Habermas, 1990:
194–195).
3
"El concepto de interés no debe sugerir una reducción naturalista de
determinaciones lógico–trascendentales a determinaciones empíricas; al
contrario, se trata de prevenir una reducción semejante. Los intereses rectores
del conocimiento ejercen una mediación... entre la historia natural de la especie
humana y la lógica de su proceso de formación; pero no se puede hacer uso de
ellos para reducir la lógica a algún tipo de base natural. Llamo intereses a las
orientaciones básicas que son inherentes a determinadas condiciones
fundamentales de la reproducción y la autoconstrucción posibles de la especie
humana, es decir, al trabajo y la interacción. Esas orientaciones básicas miran,
por tanto, no a la satisfacción de necesidades inmediatamente empíricas, sino
a la solución de problemas sistemáticos en general" (Habermas, 1990: 199).
4
"Los pensadores de la Ilustración con la mentalidad de un Condorcet, aún
tenían la extravagante expectativa de que las artes y las ciencias no sólo
promoverían el control de las fuerzas naturales, sino también la comprensión
del mundo y del yo, el progreso moral, la justicia de las instituciones e incluso la
felicidad de los seres humanos. El siglo XX ha demolido este optimismo. La
diferenciación de la ciencia, la moralidad y el arte ha llegado a significar la
autonomía de los segmentos tratados por el especialista y su separación de la
hermenéutica de la comunicación cotidiana. Esta división es el problema que
ha dado origen a los esfuerzos para negar 'la cultura de los expertos'"
(Habermas, 1988: 28).
5
"...la planificación pierde su papel como instrumento para la solución de los
problemas en el sentido de objetivos elegidos libremente y extra técnicos; ya no
está situada por encima de la técnica sino que está subordinada a ella" (Rapp,
1981: 158).
6
Por el momento dejamos para una discusión aparte el cuestionamiento al
ejercicio de autoritarismo en el aula por parte de cuerpos docentes con
problemática de personalidad y bajo nivel de formación.
7
"El nuevo logos, la nueva configuración temporo–espacial, coloca al sujeto y
conjunto de sujetos... mediados por la comunicación lejana pero intensamente
cercana, abierta pero algorítmicamente anónima que proveen los ordenadores,
en una red comunal, instantánea, como miembros de una más amplia
estructura que aquélla configurada por la expresión del deseo del individuo
solipsista. Tal razonamiento de constatación empírica es extensivo a la
innegable potenciación que el sujeto individual logra mediante su inclusión en
la intrincada red de los servidores: en la época actual, el display de los
ordenadores es parte constitutiva del display existencial del sujeto" (Hoyos,
1998: 41).
8
"La red, se dice con frecuencia, es de todos, nadie es dueño de la misma.
Pero una porción significativa de la infraestructura que la hace posible es
propietaria y por ende está sujeta a intereses económicos y/o políticos. Y ese
carácter que reviste el desempeño de la red se refleja al momento de abordar
temas como la infraestructura que la hace factible, los nombres de dominio, el
acceso a Internet, la diversidad de contenidos que lo habitan, etcétera... En
diferentes foros internacionales se hace alusión a la necesidad de encarar el
papel de la administración del sistema de dominios que actualmente recae en
la ICANN (Corporación de Internet para la asignación de nombres y números),
organismo vinculado al Departamento de Comercio de Estados Unidos. Lo
contradictorio es que dicha instancia 'regula' una infraestructura que es de
carácter internacional y con aspiraciones completamente globales... se trata de
un órgano 'técnico'. Pero sus decisiones son eminentemente políticas... sobre
el contenido de Internet... Eso supera el papel de regulador que debe jugar la
ICANN, que se vuelve regulador de contenidos del ciberespacio" (Sánchez,
2007b: 39).
En estos contextos se vive una realidad, una cultura, que reclama una serie de
condiciones, recursos y principios que hagan posible que sus actores se
vuelvan sujetos autónomos y comprometidos para actuar en una sociedad en la
que cada persona se sienta mejor comprendida. Así, como resultado de las
reflexiones generadas en el curso del estudio realizado, la autora ha construido
una Pedagogía para la Comprensión, la cual es ofrecida como un modelo
didáctico (Ver gráfico Nº 1) para la educación superior y constituye una
interpretación de los acontecimientos que tuvieron lugar en el aula donde se
llevó a cabo la investigación que sirvió de base para su desarrollo.
Gráfico Nº 1
1. La dimensión epistemológica
4. Se va profundizando.
Al principio no veía los problemas de fondo sino que veía los más superficiales,
pero que cada vez que me hacía preguntas como, ¿por qué?, ¿debido a qué?,
¿gracias a que?, se me iban aclarando más las ideas y me daba cuenta que lo
que veía superficialmente al principio tenía su base estructural mucho más
profunda (Luis).
2. La dimensión teleológica
El proceso fue saludable, pues hubo una discusión en el grupo sobre qué Item
utilizar para la escala, primero propusimos, luego fuimos simplificando hasta
llegar a unos pocos (más específicos). Pensar es definitivamente evocar ideas,
hacer un llamado a nuestros archivos mentales y relacionarlos con la situación
específica que se nos presenta (Jorge)
3. La dimensión axiológica
Desde el punto de vista profesional los actores del hecho escolar (tanto
alumnos como docente) son asumidos como personas con una necesidad de
formación y preparación continua para la vida ciudadana (Morin, 2000). Por
ello, ha de brindárseles la oportunidad de participar en experiencias
contextualizadas que les permitan apropiarse del significado de la expresión
«ser un ciudadano profesional», es decir, diestro y con competencias que les
permitan aprender y desaprender constantemente.
Mis conocimientos se aclaran cada vez que pregunto y escucho las opiniones
de mis compañeros de clase y mi profesora, que espero, me siga apoyando
como hasta ahora (Milagros).
4. La dimensión ontológica
Esto suena así como profundo, pensar cómo uno piensa; pero si vamos a eso,
mi punto de vista es que uno evoca las ideas, de las ideas uno va
desmenuzando las palabras, es un proceso y en la dualidad del pensamiento y
el lenguaje uno se interconecta con lo que uno cree que es, y vas poco a poco
como si estuvieras deshilachando una tela, vas sacando las ideas principales
para obtener el mejor conocimiento de lo que uno quiere (Jorge).
5. La dimensión metodológica
La inmersión como estrategia. Esta plantea la necesidad de que los actores del
hecho escolar se sumerjan en las experiencias sociales que se organicen tanto
dentro como fuera del aula, así como también, en el contenido disciplinario
objeto de estudio. El desarrollo conceptual de este principio se caracteriza de la
siguiente manera: sumergirse para subjetivar la vivencia del otro o captar el
sentir de otra persona, es decir, percibir el significado que ésta persona le
atribuye al otro desde su propio marco de referencia es un proceso complejo,
debido a que demanda un conjunto de cualidades humanas y profesionales,
entre las que cabe mencionar, entre otras, la entrega, la comunión y la
contemplación, las cuales se refieren, respectivamente, a la disposición a
renunciar al punto de vista propio y entregarse al del otro; a la voluntad de
hacer común con «el nuestro» el planteamiento o la visión de «el otro»; y a la
posibilidad de vivenciar, íntima, consciente y respetuosamente la experiencia
del otro como si fuera propia. Así, en el proceso de formación es importante
que se le procure al alumno o aprendizla posibilidad de sumergirse con otros
en un contexto de experiencias compartidas de modo que pueda apropiarse del
significado y del sentido colectivo que dichas experiencias tienen para todos los
implicados en ella. Un modo de lograr esto se expone seguidamente.
Identificar las expectativas que cada uno de los protagonistas tiene. Para esto
se requiere definir y dar a conocer tanto los intereses como las necesidades de
los actores del aula (alumnos y docente). Es preciso que cada quien las haga
conscientes para sí mismo y que, además, procure que sean partícipes de ellas
los demás integrantes del grupo con quienes se comparte la asignatura: cada
quien sabe lo que quiere y los demás saben lo que cada quien quiere.
Entre las actividades que se pueden llevar a cabo fuera del aula se pueden
mencionar las siguientes:
Así, tomando en cuenta los diferentes matices que exhibe toda realidad, se
propone el estudio de los fenómenos atendiendo a la variabilidad de modos de
expresión con los que puede hacerse referencia a una situación o cosa. Se
parte de la convicción de que esta variedad constituye una oportunidad que se
brinda a cada participante para atender las expectativas de los demás,
planteadas según las perspectivas de éstos. Así que esta variedad ofrece
diferentes opciones que invitan a los participantes a involucrarse de modos
distintos en la búsqueda de respuestas y/o soluciones a las interrogantes y/o
problemas planteados en torno a una determinada situación, con lo cual se
tiene la expectativa de que cada sujeto desarrolle procesos de actuación
cognitivos y sociales ilimitados.
(a) es más fácil mantenerse en un mismo esquema que movilizarse a otro; (b)
lo permanente, lo estable, es comodidad; por el contrario, cambiar significa
readaptación; (c) cambiar involucra nuevo aprendizaje y esto conlleva una
reorganización; es decir, un cambio en los procesos y los esquemas para
aprehender el objeto, lo cual exige la eliminación o re-acondicionamiento del
saber que se poseía antes. Ante todo lo anterior, el individuo tiene la tendencia
a resistirse, pues existe la creencia de acuerdo con la cual eliminar es perder,
reacomodar es trabajo y generalmente no son sencillos los argumentos para
justificar un cambio en aquello que antes ha funcionado.
Entre las competencias actitudinales se pueden apreciar las asociadas con los
valores y afectos que se implican en su desarrollo. Como valor se conciben
aquellos ideales que movilizan o motivan al alumno a favor de la investigación.
2. Sí tener sensibilidad para oír las palabras que emite el silencio, pues el
silencio también puede implicar opresión.
4. Sí expresar respeto por aquello que otros hayan hecho y reconocer que sus
producciones son los impulsadores de posteriores logros.
8. Sí involucrarse con procesos que afectan a las minorías, pues las minorías
son el corazón de las corrientes políticas.
Del saber decir al saber técnico. Ello implica que se hace necesario cubrir las
etapas que implican la apropiación y dominio de una técnica: (a) Conocimiento:
poseer información acerca de las instrucciones que se han de seguir para
dominar y desarrollar las acciones; (b) Aplicación: ejercitarse en el uso de la
técnica; y, (c) Transferencia: perfeccionarse en el dominio, extendiendo el
conocimiento a otros contextos o tareas. En el caso de la investigación como
proceso, el saber técnico se asocia con la habilidad para usar las técnicas que
permitan involucrarse en el hecho, analizar e interpretar los hallazgos y
comunicar los resultados. Así, este saber puede ser objetivado en el dominio
de técnicas para:
2. Describir con detalle una situación. Esta descripción implica captar el mayor
número de indicadores de la acción u objeto que la expresa, distinguir las
semejanzas y diferencias e integrar todos sus componentes a fin de construir la
imagen que representa dicha realidad.
Contribuye a mejorar las relaciones entre los pares o superiores. Una pregunta
abre el vínculo comunicacional entre los miembros participantes de una
actividad. Esto facilita la objetivación del conocimiento, el saber qué y cómo
sabe el otro.
Una de las mayores habilidades que se requiere para usarlas como método, es
saber formular buenas preguntas. En ese caso, se hace necesario reconocer
que hay preguntas que estimulan el pensamiento divergente y otras el
convergente. Las preguntas divergentes están ofreciéndole opciones para que
cada uno de sus beneficiarios pueda crear su propia respuesta. Y se supone
que la respuesta subjetiva su necesidad. La reafirma y la valora. Las preguntas
que estimulan el pensamiento convergente, por el contrario, se hacen con la
intención de buscar consenso, tomar decisiones o explorar las tendencias.
En la cotidianidad del aula, se hace necesario que, ante los fenómenos que
regularmente ocurren como parte o no del programa de actividades
académicas, cada vez que el alumno quiera expresar su opinión o indicar la
lectura que se hace sobre el objeto, lo haga apoyado en la argumentación que
mueve su actitud, su percepción y acción sobre el mismo. Se hace evidente
que las opiniones o juicios que se argumenten permiten apreciar las razones
que llevan a la persona a tomar o tener una determinada percepción, actitud o
acción. Evidencia, también, la capacidad crítica de la persona que argumenta.
Ello permite exhibir una manera de concebir, de pensar y por lo tanto de
relacionarse y comportarse. Por su puesto, el argumento no tiene fin en sí
mismo, lo que se espera es que el actor del argumento previamente haya
analizado y estudiado con sentido profundo el hecho u objeto con el propósito
de evitar intervenciones con un contenido ajeno al significado específico, sino
que, por el contrario, se posibilite el desarrollo del conocimiento. Por tanto,
argumentar requiere de un proceso de formación que le permita al sujeto
administrar adecuadamente el pensamiento a través del argumento. En el
proceso de la argumentación se pueden identificar las siguientes fases:
Segunda: Análisis de los elementos que actúan y definición del principio que
los integra a fin de superar el conflicto o desequilibrio cognitivo.
Por otro lado, para el profesor, el diario de clase es, también, una fuente
inagotable de conocimiento, pues permitirá que el docente se retroalimente
sobre la experiencia de clase. En él se registrarán los significados que los
aprendices le han asignado a los contenidos abordados, a las estrategias
desarrolladas, a los mundos vividos y experimentados por los alumnos. Así, el
diario de clase será un vínculo de relación dialéctica intersubjetiva profesor-
alumno. Dialéctico e intersubjetivo porque, a través del mismo, será conocido
aquel conocimiento compartido por ambos. Mucho del saber surgido de la
experiencia será propiciado por el mundo del diario. Ya que el mundo del diario,
será una vivencia que de otra forma difícilmente puede ser compartida.
Entonces, profesor-diario-alumno triangulan el saber que acontece en el aula.
Ya que sin el diario, muchas veces, ni su autor, ni su lector, se hubiesen
percatado de tal existencia. De allí que el cuaderno ya no será un anónimo con
letras y frases sin ilación y coherencia. Este por si mismo cobrará vida. Y cada
lector que tenga la oportunidad de sumergirse en él tendrá la posibilidad de
compartir el mundo vivido por los actores de clase y sus roles. Cualquier lector,
hojeando sus páginas y leyéndolo tendrá la sensación de haber estado allí.
En consecuencia, para promover el uso del diario se debe tomar en cuenta que
(a) hay que empezar a escribir así no se esté muy seguro de qué y cómo
escribir; (b) escribir diariamente para desarrollar el hábito y fortalecer la
competencia; (c) hacerlo revisar periódicamente, compartirlo con alguien, de
manera de controlar si atiende a la propuesta inicial; y, (d) que la evaluación del
diario se oriente a identificar las fortalezas que tiene el autor con el fin de
animarlo a continuar en ese aspecto y/o con ese estilo.
Ya en el final de curso, durante las últimas tres clases, los alumnos mostraron
un protagonismo casi absoluto. Ya todo lo que requerían estudiar lo han podido
interpretar con mayor satisfacción para el docente y sus pares. Finalmente,
prepara y construye la comunicación de su experiencia y su producto. Durante
esta actividad exhibe el control que ejerce sobre el curso. Este control refleja
que domina el contenido y la estrategia que vino a aprender. En consecuencia,
se observa como una clase apoyada en el desarrollo del conocimiento
autónomo de los alumnos, se navega desde un control bastante tímido en un
principio del curso a uno de protagonismo relevante. Por su parte, el docente
pasa desde una actuación impulsada activamente por hipótesis que facilita un
ambiente académico particular a una de expectante regocijado. Hay una
transferencia del control del docente al alumno. Por su parte, a través de una
práctica guiada, el alumno va progresivamente asumiendo el control de
proceso en el aula. Todo ello muestra la fuerza del control del conocimiento y
cómo el significado de los estados interiorizados del sujeto se expresan por sí
mismos, impactando en el clima del aula.
REFERENCIAS
1. Campos, M. y Gaspar, S. (1999). Representación y Construcción de
Conocimiento. Perfiles Educativos, 21 (83-84) 27-49. [ Links ]
4. Faure, E.; Herrera, F.; Kadoura, A.; Lopes, H.; Petrovski, A.; Rahnema, M.;
Champion, F. (1996). Aprender a Ser. Madrid, España: Alianza
Universidad. [ Links ]
13. Morin, E. (2000). Los siete saberes necesariospara la educación del futuro.
Caracas: Ediciones Faces Universidad Central de Venezuela. [ Links ]
15. Nuñez, V. (2003). Los nuevos sentidos de la tarea de enseñar: Más allá de
la dicotomía de enseñar vs asistir.Revista Iberoamericana de
Educación 33: 17-35. [ Links ]
16. Oliveira, M.; Segurado, M. y Ponte, J. (2004). Tarefas de Investigação em
Matemática: Histórias da Sala de Aula, (107-125) En Actas del VI Encontro de
Investigação em Educação Matemática, Portalegre: SPCE-SEM. [ Links ]
27. Stake, R. (1995). The art of case study research. Thousand Oaks, CA:
Sage. [ Links ]
II. ANTECEDENTES
Siguiendo esta lógica, para que sea posible alcanzar los resultados esperados
se requiere la existencia de dos condiciones necesarias: la primera, que haya
una articulación entre formación inicial y ejercicio profesional; y la segunda, que
la formación inicial ejerza un impacto significativo en la configuración de las
características de las prácticas pedagógicas de los profesores y profesoras en
la escuela.
Ya hacia 1996, Torres dio cuenta de una baja correlación entre formación
docente y aprendizaje escolar en la educación básica, lo que es retomado en
1999 en los análisis y propuestas de la Comisión Centroamericana sobre la
Reforma para la Educación (PREAL 1999) para señalar que, si bien existía un
consenso regional acerca de la importancia decisiva de la educación y la
formación docente, lo que se estaba haciendo hasta ese momento era
marcadamente insuficiente.
Una de las ventajas del modelo es que los criterios y categorías definidas
permiten caracterizar y analizar las racionalidades presentes en las prácticas
pedagógicas, tanto del campo de la formación inicial como del campo del
ejercicio docente en la escuela, lo que hace posible avanzar en el desarrollo de
un análisis comparativo.
Los tres postulados o principios básicos sobre los cuales se funda la Teoría de
la Elección Racional (Boudon 2003) refieren a que toda "acción individual"1 es
resultado de una combinación de acciones, decisiones, actitudes,
comportamientos y creencias individuales; toda acción individual es susceptible
de ser comprendida (entendiendo por ello la posibilidad de reconstruir el
sentido que tienen esas acciones para los actores que las realizan), lo que
implica reconocer que cada individuo cuando realiza una acción o cree en
alguna cosa lo hace porque dicha acción o dicha creencia tienen sentido para
él y él significa, adhiere o actúa en función de este sentido, porque tiene
"buenas razones" para ello.
Así, toda acción individual puede tener, a los ojos de un observador, "buenas
razones" que la fundamenten, lo que falta es que a los ojos del observador se
haga inteligible la racionalidad presente.
Los efectos que las acciones de las prácticas pedagógicas docentes producen
en los estudiantes a los cuales están dirigidas son tan relevantes como las
acciones pedagógicas mismas. Esto implica situar a las prácticas pedagógicas,
como objeto de estudio y análisis, en un nivel pragmático donde la
comprensión de su sentido y finalidad tiene que ver con los vínculos existentes
entre las acciones realizadas, sus objetivos y sus efectos; es decir, en sus
niveles de coherencia/incoherencia interna y con el contexto en el cual dichas
prácticas están situadas.
Cuadro 1
Justamente, en ese espacio que surge de la distancia entre las teorías y las
prácticas de un actor es donde se encuentra la racionalidad del actor individual,
pues frente a cada una de las situaciones en las cuales un actor se encuentra
implicado y debe tomar una decisión respecto a qué hacer, acude a fuentes de
información y a criterios de sentido, a partir de los cuales elabora una cierta
orientación para actuar de una manera particular.
A partir del reconocimiento de las diferencias que existen entre las acciones
que realizan los profesores como actores pedagógicos, Mialaret (1995) plantea
la necesidad de establecer criterios que permitan hacer la distinción entre tipos
de prácticas pedagógicas distintas.
Para esa etapa del trabajo se plantea la posibilidad de utilizar la técnica del
análisis de similitud (Latorre 2001), cuya mayor ventaja consiste en hacer
emerger la estructura contenida en un corpus de información, respetando las
asociaciones de significado e interpretación que atribuyen los sujetos y no el
investigador.
NOTAS
1
La noción de "acción individual" corresponde a la acción que realiza cada
individuo y es aplicable tanto a un actor único o como a un grupo o colectivo.
En el contexto de un colectivo, cada actor es y puede seguir siendo un
individuo pensante, capaz de razonar y decidir, lo que le permite "personalizar"
el rol que debe desempeñar y continuar siendo un actor y no pasar, por este
solo hecho, a ser un "agente".
BIBLIOGRAFIA
Dupuy, J. P., P. Livret (coord.) (1997). Les limites de la rationalité tomo 1. Paris:
La Decouverte. [ Links ]
Durand, J. P., R. Weil (1993). Sociologie contemporaine. Paris:
Vigot. [ Links ]
Latorre, M. (2002). Saber pedagógico en uso: análisis del saber actuante en las
prácticas pedagógicas de profesores en ejercicio. Tesis de Doctorado en
cotutela, presentada a la Pontificia Universidad Católica de Chile y la
Universidad René Descartes-Paris 5-Sorbonne. [ Links ]
Ello supone un replanteamiento de las relaciones y del equilibrio entre dos tipos
de formación, que se enderezan a la consecuencia de dos objetivos, aunque no
necesariamente contrapuesta ni fácilmente disociables: la Formación
Religiosa que aspira a conducir el hombre a la plenitud de tipo sobrenatural y la
formación humana, relacionada con la plenitud de este en tanto que ser
humano.
El sabio moderno persigue, sin embargo, una finalidad adicional, que con cierta
frecuencia oscurece a la primera: le interesa conocer, pero con elobjetivo de
dominar el mundo y aprovechar sus recursos. Ellos suponen, sin embargo, la
progresiva perdida de la unidad del saber científico y a mas largo plazo su
definida fragmentación, cuyos efectos se harán sentir con claridad a partir del
siglo XVIII.
La enseñanza y el cultivo de la ciencia ya no son un asunto del que se ocupen
casi en exclusiva los eclesiásticos, como en la edad media.
Durante la Edad Moderna: se asiste también al
progreso desarrollo del individualismo, cuyos orígenes podrían situarse en la
ultima etapa de la edad media.
Mientras el hombre medieval vivía inmerso en un a comunidad rural de tamaño
reducido en la cual se integraba de un modo casi natural, el hombre moderno
forma parte de estructuras políticas y sociales mas complejas, que reclaman el
establecimiento de vínculos mas sutiles y menos directos.
Por otro lado, el conjunto de transformaciones de todo tipo que hemos descrito
y la nueva mentalidad imperante proporcionan a las personas el tiempoy las
condiciones adecuadas para la introspección y generan en ellas el deseo de
autoconocimiento.
Con el tiempo todos estos pequeños cambios acabaran transformando por
completo la vida diaria de los europeos. Aun constituyendo una unidad de
fondo, es posible dividir la Edad Moderna en tres fases históricas de
características bien diferenciadas: la época del humanismo estrecha asociada
alRenacimiento, el periodo de las reformas religiosas, que en el terreno cultural
coincidirían con el Barroco y la era de la ilustración.
No obstante, d modo general, puede decirse que el Humanismo comienza a
imponerse como movimiento cultural a partir de la segunda mitad del siglo XV.
La transición del Renacimiento al Barroco tendría lugar durante la segunda mita
del siglo XVI, que podría tomarse como fecha de referencia la celebración del
concilio de Trento (1545-1563), si bien las ideas del humanismo permanecen
aun vivas en la primera mita de la nueva Centuria.
Desde el punto de estrictamente pedagógico es posible delinear tres grandes
concepciones educativas que se corresponden con los tres movimientos
culturales reseñados y cuya vigencia viene a coincidir, a grosso modo con la de
estos.
La pedagogía del humanismo sirve de transición entre la educación medieval y
la moderna, y anima la educación europea desde finales del siglo XV hasta
finales del siglo XVI, aunque es su ultima etapa. Convive con las nuevas
concepciones pedagógicas de inspiración religiosa.
Esta última son las que imperan durante el siglo XVII y buena parte del siglo
XVIII y dar lugar al llamado realismo o diciplinarismo pedagógico.
1.
2. Las Doctrinas Pedagógicas del Humanismo
Por Concepción Cárceles
2.1. Contexto Histórico
Origen y Evolución del Humanismo Pedagógico
1. El Humanismo Histórico: es el movimiento cultural que marca la transición
entre la edad media y la Edad Moderna, alcanza su plenitud en los siglos XV y
XVI y comienza a declinar en el siglo XVII.
Son las raíces medievales que anuncian el nacimiento
del humanismo renacentista, uno de cuyos mayores manifiestos, es la obra de
Lorenzo Valla (1406-1457), La elegancia de la lengua latina.
Valla es el iniciador de una corriente filosófica que enfatiza el lugar
del lenguaje en la formación. La lengua y sobre todo la lengua de la cultura, la
latina, es el instrumento de la comunicación, la clave del conocimiento y la
manifestación más acabada de la perfección humana.
Pero ahora se abre una nueva época de esplendor cultural en la que existe una
clara conciencia de ruptura con los siglos medievales y de restauración de la
vida intelectual.
El florecimiento de las letras ha extendido sus beneficios, según Bodin, a todo
el entramado social. Es el reconocimiento de estar viviendo una época de
esplendor que por encima de los siglos medievales entronca con las raíces de
la civilización occidental.
Pero los humanistas no buscan solamente una renovación intelectual. Lo
que preconizan realmente es una reforma de la vida y de las costumbres. Esta
dimensión ética es la verdadera clave del humanismo y la que le confiere un
neto carácter pedagógico.
También en esta línea hay que buscar los orígenes en Italia. Allí, en la primera
mita del siglo XV, se encuentra un núcleo de humanistas, iniciadores de una
corriente pedagógica que al igual que la nueva cultura, pronto se va a extender
al resto de Europa.
Autores como Pier Paolo Vergerio (1370-1444), Leonardo Bruni (1369-1444),
Leon Batista Alberti (1404-1472, Eneas Silvio Piccolomini (1405-1464) o Maffeo
Regio (1407-1458) escriben obras en las que se encuentran las ideas maestras
que configuran la educación moderna.
En España concretamente, se puede hablar de un círculo de escritores que
en torno a Alfonso de Cartagena (1384-1456) anuncia ya la restauración del
clasicismo. En ella brillan con luz propia algunos
grandes tratados pedagógicos, pero sobre todo, prolifera una multitud de
escritos parciales, a veces secundarios, que refleja hasta que punto el mundo
intelectual ha hecho suya la causa de la educación. El racionalismo , el
desarrollo de las cienciasempíricas, la fe en el progreso y en la posibilidad de
dominar la naturaleza son las nuevas fuerzas que acabaran desplazando a la
educación humanista.
Si algo caracteriza al humanismo desde sus orígenes, es el deseo de volver a
las fuentes de la cultura occidental en busca de la verdadera filosofía y de una
piedad más sencilla y autentica. Pero sobre todo el humanismo asume
la responsabilidad de invocar el espíritu de una cultura antigua precristiana o no
pero en todo caso pagana.
Según una corriente del pensamiento cristiano, la asimilación de los
clásicos gentiles encerraba el peligro de desvirtuar el mensaje bíblico y
evangélico, el riesgo de un sincretismo e incluso la revitalización del espíritu
pagano. Así hace el humanista y teólogo Cordobés Juan Gines de Sepúlveda
en unacarta dirigida a otro doctor en teología que sostiene la opinión contraria.
Apoyándose en la autoridad de San Pedro, San Pablo, San Agustín y Tomas
de Aquino afirma que Dios ha extendido la posibilidad de salvación a todo
elgénero humano. Quien haya llevado una vida recta y virtuosa ha vivido de
acuerdo con la voluntad divina.
Y sin dudas ese fue el caso de grandes filósofos de la antigüedad, por que si
no habrían sido verdaderos filósofos sino meros charlatanes. Es la defensa
teológica del mundo clasifico que acaba en la alabanza de Aristóteles no solo
vivió alejado del vicio, sino que llevo una vida de verdadera perfección.
Los humanistas en efecto tienen que defenderse de las posturas más
intransigentes y justificar una cultura que no deja de levantar recelos. Cuando
la cultura se concreta en educación cuando sale del círculo erudito para
convertirse en la base de la formación humana, todos los cuidados son pocos,
porque el niño y el joven no tiene esos estómagos robustos que a veces
requieren ciertas lecturas.
Naturalmente, quienes con más facilidad reúnen estas condiciones son los
clásicos cristianos, escritores como Prudencio, Arador, Sedulio o Juvenlo que
entre los siglos IV y VI, componen obras a imitación de Virgilio o de Horacio,
pero cuya epopeya es la historia de la salvación.
Son ejemplo de un esfuerzo que forma parte del espíritu de restauración de la,
cultura que caracteriza al humanismo. Pero también forma parte de su deseo
de encontrar textos literarios que combinen la elegancia y la piedad.
Porque, como dice Nebrija:
Nosotros no buscamos o no debemos buscar solamente las fuerza del latín,
sino el conocimiento de muchas otras cosas que aumentan el caudal de ideas y
de palabras; y no vamos a perder por un purísimo mal entendido los tesoros
que hay en otros autores y principalmente en los cristianos.
Esta es una reflexión habitual que se enfatiza ante lo que supone es un plan de
estudios. Ello sigue siendo la base de los programas. Lo único que es equilibrar
su influencia y en definitiva hacer realidad la verdadera aspiración de este
movimiento que es integrarlos en la cultura cristiana.
En todo caso, lo que se quiere dejar claro es que la educación es y por lo tanto
los estudios que se basa en una cultura que puede ordenarse a la formación
ética y religiosa.
2.2 Introducción a la Historia de la Educación
Concepto de Educación
No hay por tanto una diferencia radical respecto a la concepción cristiana del
hombre y del mundo. Lo que cambia es el enfoque que se da ahora al
antropológico. La lógica en la búsqueda de la verdad cede el paso a la retórica.
Desde esta perspectiva retórica, hay que comprender el nuevo tratamiento
antropológico que tiene su más clara manifestación en los tratados sobre
ladignidad del hombre o en los múltiples pasajes de las obras en la que se
describen las perfecciones con que Dios le ha dotado.
En estos textos, el principal sentimiento es la admiración por la obra de Dios,
todo lo que ha salido de sus manos, tanto la creación visible, como la invisible,
es digno de asombro.
El hombre es un ser privilegiado, ya que es capaz de comprender la sabiduría
divina. La importancia que el humanista italiano del siglo XV y el humanista
francés del siglo XVI concede al lenguaje no es gratuito. En su reflexión se
contiene la clave del humanismo, la definición de la mas honda aspiración de
este movimiento que es volver a la palabra, al verbo, el protagonismo en la
historia de la cultura.
Esta idea que tanto se repite de los escritos humanísticos, es la que sirve de
esquema a la fabula del hombre (1518), de Luís Vives, un breve escrito
dejuventud extraño a su pensamiento posterior en la que el hombre representa
una pantomima ante los dioses del olimpo, es decir la montaña mas alta de
crecía. Es el motivo literario que le permite describir la perfección del cuerpo y
de la mente y su sabia disposición para llevara al ser humano, si el lo quiere a
las mas altas cimas de su realización personal.
El alma a su vez se considera dividida en dos partes, una parte superior por la
que somos semejantes a Dios, donde se encuentra la razón y el juicio, y una
parte inferior. Pero el hombre no esta solo, ni en su grandeza ni en su miseria,
su naturaleza perfecta como obra del creador, esta debilitada por elpecado.
Pero Dios que lo ha creado, también lo ha salvado por medio de su hijo por que
lo ama.
Son cuestiones concretas, suscitadas por el propio desarrollo de la educación,
en las que el humanismo moderno abre nuevos cauces al conocimiento del
hombre. Lo que se inicia ahora, en resumen en una investigación psicológica
cada vez mas alejada de las cuestiones metafísicas que sirva de bases
alproceso de desarrollo humano.
Factores del Perfeccionamiento Humano
El humanismo concibe la educación como formación en el sentido exacto del
término. Educar es formar, moldear al hombre de acuerdo con todas las
perfecciones que hay implícitas en su naturaleza.
Educarse es recorrer nuevamente este camino asimilando los frutos del
esfuerzo colectivo; es formarse de acuerdo con al cultura que ha producido la
razón humana.
El hombre puede por tanto, educarse por que posee la razón, pero también por
que es un ser social capaz de comunicarse con otros hombres y compartir sus
conocimientos.
Introducción a la Historia de la Educación
La educación se concibe como un proceso de asimilación de la cultura que
incorpora al hombre a la humanidad, que la humaniza. La cultura es la que
desbastando toda su rudeza, afirma el entendimiento y le hace más apto para
guiar a la voluntad al ejercicio de la virtud.
En definitiva, según comenta Maravall, la clave de la educación está, por tanto,
e la libertad y en el uso que de ella se haga.
Porque ni la razón ni la cultura bastan para hacer del hombre una obra de arte,
aunque le facilite el camino.
Aunque la formación depende en última instancia de la libertad, el humanismo
concibe grandes esperanzas en el poder de la educación intelectual como base
y fermento de la educación moral.
La educación se concibe en definitiva como un proceso en el que cada ser va
desplegando todos los recursos de sus naturaleza y en el que con la ayuda de
Dios, de otros hombres y de sus determinación, se moldea de acuerdo con su
propia humanidad.
La educación debe pues adaptarse a las capacidades y tendencias
individuales, lo que exige un buen conocimiento y seguimiento personal. La
pedagogía del humanismo no solo reconoce las diferencias, sino que incluso
acentúa la necesidad de orientar de acuerdo a las inclinaciones personales.
El Sujeto de la Educación
Los métodos en la educación nueva van desde una acentuación del carácter
individual (plan Dalton) del trabajo escolar hasta aquellos en los que el acento
se pone en el aspecto colectivo y social (técnicas Freinet, método
Cousinet). Desde el punto de vista de la edad algunos se refieren a la primera
infancia (Montessori), otros a la escolaridad primaria (Decroly, Cousinet) y otros
a la adolescencia (plan Dalton, método de proyectos). Algunos métodos que
tienen en cuenta la corriente de la psicología de la forma insisten en la
globalización de la enseñanza (método Decroly). En cuanto a
las instituciones que se fundaron sobre los principios de la escuela activa o
nueva podemos distinguir: 1) Las escuelas nuevas propiamente dichas, que se
inspiran en las primeras escuelas inglesas; 2) Las escuelas experimentales de
tipo pedagógico y técnico, cuya expresión es la escuela laboratorio de Dewey;
3) Las escuelas inspiradas y fundadas por creadores de nuevos métodos como
la de Montessori o Decroly ambas en 1907; 4) las escuelas de ensayo y de
reforma dentro de los planes escolares oficiales como las instrumentadas por
Kerschensteiner en Munich, las reorganizadas por Sickinger en Mannhein o las
del Sistema Winnetka en Chicago.
El educando:
El maestro:
El ambiente:
El material didáctico:
Para Dewey la escuela debe formar a sus alumnos para una vida
íntegra en la sociedad actual. Para ello el concepto central es el de la
experiencia aplicada en la escuela. Experiencia en relación a situaciones de
vida y resolución de problemas. La experiencia no conduce a verdades y
valores definitivos y absolutos sino que es el medio para la resolución de
cuestiones puntuales en cinco pasos o momentos:1) la situación misma, que de
algún modo sugiere una solución, una idea de cómo resolver; 2) el desarrollo
de la sugerencia mediante el raciocinio; 3) la observación y el experimento; 4)
la reelaboración intelectual de las hipótesis originarias y formulación de nuevas
ideas; 5) la verificación de las ideas, por la aplicación práctica o nuevas
observaciones o experimentos.
2. los maestros son guías de trabajo; no hay clases sino laboratorios a cargo de
especialistas en las diversas materias y donde se encuentra toda la
documentación para realizar el trabajo personal.
Desde fines del siglo XIX, el interés de los estados por el tema
educativo se expresó a través de legislación al respecto. La preocupación por
mantener sistemas nacionales de educación es característica de nuestro siglo:
el Estado se convierte en un agente educador importante, por lo tanto la
planificación educativa es tarea y preocupación del gobierno. Los gobiernos
orientan, supervisan, administran y financian los sistemas de educación
pública, cada uno según su peculiar modalidad.
BIBLIOGRAFÍA
SUMARIO
Introducción 9
I. Las sociedades del conocimiento 13
II. La innovación para el bienestar común 39
III. Gobernanza, pertinencia y calidad educativa en las institucionesde
educación superior 65
IV. Ejes rectores de la educación superior en el marcode las sociedades del
conocimiento 87
V. La educación superior en México 109
VI. La educación superior en la Universidad Nacional Autónomade México 153
Epílogo. Preparándonos para el futuro 179
Anexo. “Kista Science City”: ciudad sueca basada en el conocimiento 185
Referencias bibliográficas 197
7
Introducción
La denominada sociedad del conocimiento se mundializa de una manera
asimétrica y, junto con ella, las disparidades entre los países más ricos y los
más pobres; asimismo, las desigualdades entre los sectores sociales se incre-
mentan día con día. Ante esa alarmante situación, es necesario reflexionar
profundamente en cuál es el papel que le corresponde a la educación superior
y a la investigación científica, tecnológica y humanística en el marco del pre-
sente panorama global y complejo.
Los grandes avances de la ciencia y la tecnología, así como los actuales
problemas ambientales, económicos, culturales y políticos, obligan a nuestro
país a dirigir su atención hacia sus diversas fuentes de conocimientos y
capacidades para comenzar a hacer uso de ellos en beneficio concreto de su
sociedad.
Para encontrar en los saberes algunas de las respuestas a los grandes pro-
blemas nacionales (tales como la pobreza y la injusticia social, la falta de de-
sarrollo de fuentes alternativas de energía y la carencia de una cultura de uso y
explotación sostenible del agua, entre otros), es necesaria una mejora edu-
cativa que implique profundas transformaciones en la generación, reorgani-
zación, articulación e innovación del conocimiento. Se requiere una reestruc-
turación en la que se conformen nuevos modelos educativos que configuren
una nueva identidad de la educación superior mexicana, la cual debe influir
significativamente en el desarrollo de las potencialidades de crecimiento pro-
pias de nuestro país.
En el contexto global, la educación superior tiende cada vez más a su co-
mercialización y privatización; existe una mayor demanda de los servicios
educativos y la matrícula en ese ciclo se está incrementando. A ello se suma el
que, en los tiempos actuales, nuestros modos de vivir, entender, enseñar y
aprender están cambiando y, ante tales transformaciones mundiales, debemos
trabajar para reducir las brechas internacionales y nacionales a fin de encontrar
un punto de equilibrio en el complejo juego entre lo local y lo global. A
9
10 INTRODUCCIÓN
partir de ese punto de equilibrio será posible construir en nuestro país la lla-
mada “sociedad del conocimiento”.
Este libro tiene la intención de contribuir al diseño de instrumentos que,
desde la educación superior, puedan apoyar la configuración de nuestro país
como una sociedad basada en el conocimiento.
El punto de partida del presente libro son las propuestas promovidas por la
Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura
(unesco), la cual ha señalado que las brechas cognitivas, tecnológicas y de
bienestar social que separan a México de los países más desarrollados pueden
reducirse mediante la valoración de los conocimientos existentes. Ello implica
aprovecharlos de modo compartido y sostenible e integrarlos a un proyecto
nacional plural e inclusivo.
Con el fin de señalar la dirección que debe tomar la educación superior
mexicana, los conceptos sobre los que se reflexiona en el texto abarcan desde
la innovación (en algunas de sus modalidades) y la vinculación de la educación
superior con la ciencia y la tecnología hasta la pluralidad y la diversidad
cultural, en su relación con la equidad y la justicia social.
Esos conceptos se discuten a lo largo de cinco capítulos que se entretejen
en planos que van de una visión y análisis global a lo nacional y de lo nacional
a lo local, para finalizar con la presentación del caso particular de la Universi-
dad Nacional Autónoma de México (unam).
En los primeros tres capítulos se delinean las ideas generales que confor-
man el cuerpo teórico a partir del cual se discuten los problemas y las propues-
tas educativas para México. El capítulo I se enfoca en el análisis del concepto
de las “sociedades del conocimiento” y se distingue dicho concepto de las “eco-
nomías del conocimiento” y de la “sociedad del conocimiento” en singular.
La relación entre la educación superior y los atributos que describen a las
sociedades del conocimiento se define a través de una serie de condiciones
vinculadas a propuestas específicas para que las instituciones de educación
superior públicas (ies) del futuro puedan enfrentar la complejidad y las ten-
dencias del mundo moderno.
Para que la educación superior pueda transformar las maneras de pensar,
las instituciones de educación superior públicas tienen que contribuir a resolver
los problemas de la globalización, de la excesiva especialización, de la
exclusión de los grupos minoritarios, de la integración de las nuevas tecnolo
INTRODUCCIÓN 11
gías de la información y la comunicación (tic) y, sobre todo, el reto de saber
articularse con la ciencia, la tecnología y los sistemas de saberes tradicionales
de las comunidades indígenas mexicanas.
En el capítulo II se discuten las formas de innovación para el bienestar
común; se distingue la información del conocimiento y el conocimiento de la
innovación y se sitúa a esta última como uno de los elementos fundamentales
dentro del marco de las sociedades del conocimiento.
Además de reconocer la importancia del conocimiento científico y tec-
nológico, se propone la revaloración de otros tipos de saberes legítimos que
permiten ampliar la noción de innovación a terrenos como lo social, lo huma-
nístico y lo educativo.
La importancia de motivar la capacidad creativa de sus alumnos es una
tarea que ya no puede ser ignorada por las instituciones de educación superior
públicas, que tienen como reto el fortalecimiento de la transferencia tecnológica
y el desarrollo de microsistemas de innovación que puedan reflejarse en el
incremento del bienestar común. Es necesario que, de manera horizontal,
simétrica y dialógica, las instituciones de educación superior públicas se com-
prometan con el desarrollo de políticas institucionales para la innovación.
De esa manera, en el capítulo iii se analizan los nuevos modelos de go-
bernanza de las instituciones de educación superior públicas, entendida la
gobernanza como un tipo de organización institucional más horizontal y de-
mocrática para la toma de decisiones en torno a la planeación, administración y
dirección educativas. Asimismo, se sostiene que en la integración de un mo-
delo más interactivo e incluyente de gobierno se considera de gran relevancia
la participación multisectorial, principalmente ciudadana.
En el capítulo iv se caracteriza la serie de innovaciones educativas que
podrían ser fomentadas por las instituciones de educación superior públicas y
que se denominan ejes rectores de la educación superior en el marco de las
sociedades del conocimiento. La consideración de dichos ejes puede servir
como guía para mejorar la calidad educativa y la formación de los profesionales
de alto nivel que demandan las sociedades del conocimiento y que pueden
generar grandes beneficios para nuestra sociedad.
En los últimos dos capítulos, la discusión sobre la educación superior en el
marco de las sociedades del conocimiento se lleva al ámbito nacional. Por un
lado, se hace un diagnóstico general de la ciencia, la tecnología y la educación
12 INT RODUCC IÓN
superior en el país y, por el otro, se propone el caso de la unam como una
vía alternativa para superar algunos de los rezagos reflejados, de manera
general, en el diagnóstico nacional.
En el capítulo V se analiza el panorama de la educación superior, la ciencia
y la tecnología en México a través de un conjunto de indicadores generales y
básicos. Aunque el panorama es bastante amplio, da cuenta en buena medida
de los rezagos y las áreas de oportunidad que tiene nuestro país para potenciar
sus niveles de competitividad y desarrollo social. En la última parte de ese
capítulo, se analizan y discuten las innovaciones educativas que el sistema
educativo superior ha emprendido a escala nacional.
En el capítulo vi se abordan algunos de los lineamientos que ha seguido la
unam como un esfuerzo continuo por mantenerse al día frente a los cambios.
Las innovaciones puestas en práctica en la unam adquieren su sentido en el
marco más amplio de las sociedades del conocimiento, porque dan cuenta de
los ejes que articulan la educación superior en ese contexto; además, abarcan
todos los planos estructurales y educativos que conforman la universidad y
contribuyen a que el país se transforme en una sociedad basada en el conoci-
miento.
I. LasSociedadesdelConocimiento
Hablar de sociedades del conocimiento (sc) implica hablar de profundos
procesos de transformación mundial en la que se han enmarcado tanto la apa-
rición como el desarrollo de nuevas y diversas formas de organización social,
cultural, económica y política de los países. Entre esas nuevas formas de or-
ganización, el conocimiento se ha vuelto un rasgo constitutivo de las nuevas
realidades sociales (Stehr, 2001).
En las sociedades del conocimiento, resultan primordiales la producción y la
transferencia del conocimiento.1 El capital intelectual y la competencia
innovadora de las personas altamente capacitadas se valoran de manera signi-
ficativa de acuerdo con el impacto que tienen en el crecimiento de un país; en
las sociedades del conocimiento, el aprovechamiento sostenible y compartido
del saber es la fuente principal de desarrollo humano (López y Leal, 2002).
El bienestar colectivo de un país recae, en gran medida, en la fortaleza de
sus sistemas de educación superior, así como en sus actividades de
investigación científica y tecnológica, pues de ellas depende la creación de
innovaciones a partir de las cuales una sociedad puede reconstruirse a sí
misma en todos sus ámbitos.
No existe un modelo unitario y monolítico de “sociedad del conocimiento”,
sino distintas expresiones con que cada nación elabora, adquiere, recrea,
distribuye y aprovecha sus múltiples fuentes de conocimientos en beneficio de
su población. En ese sentido, como señala Jandhyala Tilak (2002), cada co-
munidad tiene la responsabilidad de revalorar sus propios saberes para cons-
tituirse como una sociedad autónoma de conocimiento. De ahí que hablar de
“sociedades de conocimiento” resulte preferible frente al vacío en el que puede
desembocar la simple noción de “sociedad del conocimiento” como única y
definitiva de lo que son esas nuevas formas de estructura social de cada país.
1 Entre los trabajos pioneros en los que se reflexiona sobre la idea de las
sociedades del conocimiento, se encuentran el de Bell (1973) y el de Drucker
(1994). Con los términos “sociedad postcapitalista” y “postindustrial”,
respectivamente, esos autores ofrecen una caracterización de lo que hoy se
debate como “sociedad del conocimiento”.
13
14 LAS SOCIEDADES DEL CONOCIMIENTO
1. Conceptualizaciones de las sociedades de conocimiento
En 1973, Daniel Bell supuso que el siglo xxi comenzaría con la emergencia de
un nuevo tipo de sociedad a la que llamó “sociedad postindustrial”, la cual
representaba un cambio en la estructura social, variable según las diferentes
configuraciones políticas y culturales de los distintos pueblos.
Para Bell (1973), la sociedad postindustrial es una sociedad en donde las
fuentes de innovación derivan cada vez más de la investigación y el desarrollo
como resultado de una nueva relación entre la ciencia y la tecnología y donde
la proporción del producto interno bruto de cada nación corresponde cada vez
más al campo del saber.
A partir del trabajo de Bell, se ha intentado caracterizar la llamada sociedad
del conocimiento desde distintos ángulos.2 En la figura i.1 se muestra que la
noción de conocimiento se vuelve el recurso estratégico del crecimiento
económico y de la elevación progresiva del bienestar social y se coloca en el
centro del espectro de definiciones de lo que significa ese nuevo tipo de socie-
dad (David y Foray, 2002).
Si los países con bajos ingresos y en vías de desarrollo no dirigen su aten-
ción al campo del conocimiento, serán los más expuestos a quedar excluidos
de la dinámica mundial en torno a la producción, transmisión, uso y transfe-
rencia del saber. La fuga del capital humano, la falta de solución a conflictos
locales o nacionales, el incremento de problemas de salud pública y ambienta-
les, entre otras, serán algunas de las consecuencias de la carencia de una
visión de prosperidad basada en el aprovechamiento del capital intelectual3
existente y de su promoción en los planos educativo, industrial, sanitario,
alimenticio, comercial, económico y político.
Las restricciones impuestas por las instituciones crediticias internacionales
a las políticas económicas nacionales han tenido un efecto negativo en el
fortalecimiento de las capacidades intelectuales e investigativas de los países
en desarrollo, lo cual ha forzado a que las actividades científicas deban respon-
der a las demandas de la economía.
2 Pueden encontrarse algunas referencias en Casas y Dettmer (2005).
LAS SOCIEDADES DEL CONOCIMIENTO 15
En ese contexto, es posible observar fuertes disparidades entre países y
regiones; los países desarrollados y aquellos en desarrollo difieren en aspectos
sustanciales vinculados con el logro de un óptimo nivel de desarrollo humano
sostenible.
Ante ese panorama de desigualdades, para que el despertar y el floreci-
miento cognitivo e intelectual ocurra en los miembros de una sociedad, la
unesco señala tres grandes iniciativas para edificar auténticas sociedades del
conocimiento (2005, p. 207):
1. Una mejor valoración de los conocimientos existentes para luchar contra
la brecha cognitiva. Cada sociedad debe aprender a identificar los
conocimientos y capacidades potenciales de que dispone, valorarlos y
ponerlos al servicio de su desarrollo. Para ello es importante, en primer
lugar, lograr que cada cultura adquiera plena conciencia de la riqueza de
saberes de que es depositaria.
Figura i.1. Flujos interdependientes de una sociedad dinámicadel
conocimientoUso y apropiación socialGeneraciónEnseñanzaTransferenciae
innovaciónConocimiento:Principal fuentede desarrollo
3 Entendido como el conjunto de conocimientos, destrezas y competencias
que poseen las personas y que las capacita para la ejecución de tareas
específicas a través de la movilización de recursos personales y del entorno. El
capital intelectual incluye saberes de diversos tipos que intervienen en la
resolución de problemas complejos, tales como: saber qué, por qué, cómo,
cuándo, dónde, para qué; asimismo, alude a las competencias de los individuos
para aprender a aprender, para aplicar conocimientos a contextos prácticos,
para analizar, sintetizar y seleccionar información, para adaptarse con
flexibilidad a nuevas situaciones, generar nuevas ideas, comunicarse por vía
oral y escrita, tomar decisiones y trabajar en equipo, entre otras.16 LAS
SOCIEDADES DEL CONOCIMIENT O
2. Un enfoque más participativo del acceso al conocimiento. Una vez re-
conocido y analizado el patrimonio y potencial de conocimientos con que
cuenta cada sociedad, se debe aprender a aprovechar de modo
compartido y sostenible ese saber para sacar el máximo beneficio po-
sible de las múltiples dinámicas que tienen lugar en el contexto mundial.
La toma de conciencia de esa riqueza social exige la movilización de
todos sus protagonistas. Los diversos actores que conforman la nación,
y que se encargan de dirigir los procesos de innovación y flujo de
conocimientos, tienen que participar activamente, poniendo en
circulación los saberes generados desde diferentes instancias, entre
ellas las instituciones de educación superior (ies), hacia otros sectores
sociales, y viceversa.
3. Una mejor integración de las políticas del conocimiento. Un proyecto
integral, plural e inclusivo de sociedad depende, en última instancia, de
la formulación de políticas de largo plazo que permitan afrontar los
desafíos planteados por el contexto internacional, sin desatender las
necesidades locales.
La formulación de dichas políticas requiere que se amplíen las investiga-
ciones y análisis de los procesos mediante los cuales se produce y usa el cono-
cimiento para satisfacer las necesidades, no sólo tecnológicas, sino también
éticas, estéticas, históricas, sociales y culturales (Olivé, 2005).
Para poder diseñar políticas acordes con las iniciativas globales sugeridas
por la unesco, es necesario considerar la realidad única configurada por cada
sociedad y recordar que existen diversos enfoques sobre las ventajas y
desventajas que conllevan la producción y el uso social del conocimiento. El
apego a las iniciativas globales no garantiza la edificación de una sociedad del
conocimiento, puesto que “los progresos realizados por algunos países son en
una gran medida el resultado de decenios de esfuerzos pacientes y
concertados en ámbitos como la educación en todos sus ciclos, la recuperación
del retraso tecnológico en los sectores estratégicos, la investigación científica o
la creación de sistemas de innovación de alto rendimiento” (unesco, 2005, p.
22).
Es por ello que resulta difícil definir los límites conceptuales de una so-
ciedad del conocimiento y, en su lugar, se recurre a una serie de caracteriza-
ciones en la literatura sobre el tema, caracterizaciones que, en determinado
LAS SOCIEDADES DEL CONOCIMIENT O 17
momento, han sido descritas para contextos locales con el afán de delinear
los atributos fundamentales de ese nuevo orden social.
2. Principales característicasde las sociedades del conocimiento
Aun cuando desde tiempos remotos se ha reconocido el conocimiento como
una cualidad inherente a la humanidad o –en los últimos siglos– como un rasgo
adaptativo de ésta, sólo fue hace tres décadas cuando se comenzó a re-
flexionar sobre las implicaciones de una nueva configuración social emergente,
distinta de la industrial y distinta de los tipos de sociedades que la precedieron,
que tiene como fundamento la relación directa entre el conocimiento y el
incremento del bienestar económico y social derivado de su aplicación. En este
sentido, mucho se ha hablado de la necesidad de conformar “economías
basadas en el conocimiento” como un pilar para impulsar el crecimiento eco-
nómico y la competitividad nacional.
Las economías del conocimiento se distinguen de otras porque pasan de la
explotación de los recursos naturales, característica de la era industrial, a la
explotación del capital intelectual. En esas nuevas economías, el conocimiento
se vuelve el bien más importante, ya sea, por ejemplo, en la forma de patentes,
marcas, denominaciones de origen, diseños industriales (esto es, como cono-
cimiento codificado y protegido legalmente para su explotación comercial) o,
bien, como conocimiento tácito acumulado en las experiencias cotidianas y
transmitido en las prácticas sociales que se reproducen a través de las genera-
ciones. En la medida en que el saber se convierte en una mercancía, el
concepto de “economía del conocimiento” adquiere su más amplio sentido.
Diversos trabajos han criticado la noción de “economía del conocimiento”,
ya que ésta contiene, de manera implícita, una reducción mercantilista de la
concepción del conocimiento (unesco, 2005). Pero la crítica a este concepto no
se extingue en lo anterior. Brint (2001), por ejemplo, ha considerado que el
concepto de “economías del conocimiento” se ha convertido en una generali-
zación exagerada, puesto que, en virtud de que la gran mayoría de las indus-
trias no son parte del sector basado en lo que él llama “conocimiento científico
y profesional”, es necesario reconocer que la economía basada en ese tipo de
18 LAS SOCIEDADES DEL CONOCIMIENT O
conocimiento debe referirse más bien al “sector basado en el conocimiento
científico y profesional”.
Aunado a las críticas que Brint y la unesco señalan, es importante recalcar
que el concepto de “economías del conocimiento” también está ligado a una
ideología capitalista neoliberal para la que las demandas globales del mercado
orientan los rumbos que han de seguir las economías locales, lo que da como
resultado que sean las grandes empresas los principales beneficiados de la
capitalización del saber.
Ante esa situación, el concepto de “sociedad del conocimiento” surge como
una noción alternativa que, aunque no puede ser definida de una manera
universal, busca extender los beneficios del saber más allá de los sectores
productivos considerados en la noción de “economías del conocimiento”.
Es por ello que la “sociedad del conocimiento” obedece a un proyecto
democrático de nación que, aunque no se puede desvincular de la
configuración de una economía globalizada basada en el conocimiento (pues
constituye su epicentro), busca reducir las asimetrías económicas, políticas,
sociales y culturales que se fomentan en el modelo económico universal
basado en la explotación comercial del saber.
Las sociedades del conocimiento se han bosquejado desde distintas pers-
pectivas y, aunque no es la intención de este libro proveer de una forma única
de sociedad de conocimiento, puede resultar fructífero revisar algunas de las
caracterizaciones propuestas en la literatura con el propósito de orientar la
construcción de lo que podría constituir las herramientas generales para la
construcción de un modelo mexicano de dicha sociedad.
Entre las primeras caracterizaciones de las sociedades del conocimiento se
encuentra la propuesta de Daniel Bell (1973). Para Bell, una sociedad pos-
tindustrial es aquella que se ha transformado, de una economía productora de
mercancías, en una productora de servicios (sanitarios, educativos y guber-
namentales, entre otros), en los que predominan las clases profesionales de
científicos, tecnólogos y administradores.
Bell destaca que, mientras que “la sociedad industrial se caracterizaba por
la coordinación de máquinas y hombres para la producción de bienes, la so-
ciedad postindustrial se organiza en torno al conocimiento [codificado y teórico]
para lograr […] la dirección de la innovación y el cambio; y esto, a su vez, da
lugar a nuevas relaciones sociales y nuevas estructuras que tienen que ser
dirigidas políticamente…” (Bell, 1973, p. 34).LAS SOCIEDADES DEL
CONOCIMIENT O 19
En las sociedades del conocimiento, de acuerdo con Bell, el sector industrial
se caracteriza por estar dominado, cada vez más, por las industrias basadas en
la ciencia (en los ramos de computación, electrónica, óptica y polímeros, entre
otros); por lo tanto, la ciencia se convierte en una necesidad institucional que
obliga a los científicos a involucrarse en la toma de decisiones políticas,
asumiendo papeles distintos de los tradicionales de la investigación científica y
configurando nuevas relaciones de poder.
Entre los puntos decisivos sobre los que se deberá tomar decisiones crucia-
les en la sociedad del conocimiento, Bell menciona los conjuntos de problemas
relacionados con el financiamiento de la educación superior, la evaluación del
conocimiento, las condiciones de la creatividad, la transferencia de tecnología y
el ritmo de producción del conocimiento, entre otros (1973, p. 309).
A partir del trabajo de Bell han surgido diferentes maneras recientes de
caracterizar a las sociedades del conocimiento. José Silvio (2000), por ejemplo,
inspirado en el esquema de Don Tapscott, proporciona doce características
para las sociedades del conocimiento: conocimiento, digitalización,
virtualización, molecularización, reticularidad, desintermediación, convergencia
tecnológica, innovación, prosumición,4 inmediatez, globalización y
discordancia.5
Otros autores, más que enumerar atributos, reflexionan sobre el significado
del conocimiento en el contexto de las sociedades del conocimiento. Para Stehr
(2001), en las sociedades del conocimiento, este último, cuyo volumen crece
exponencialmente, no es sólo un rasgo constitutivo de nuestra economía, sino
un principio básico organizacional de la vida cotidiana y la fuerza directriz de
los actuales cambios sociales. Stehr define el conocimiento como la “capacidad
para actuar”, una capacidad que le da esa posición de privilegio en las
sociedades del conocimiento, puesto que permite extender las oportunidades
para la acción. En las sociedades del conocimiento se da una circulación
intensa de bienes, servicios y gente que transforma los significados del tiempo
y el espacio, generando una tendencia hacia la simultaneidad global de
eventos acompañada de una territorialidad y regionalización de los conflictos
(Stehr, 2001).
4 Nombre con el que Silvio quiere dar cuenta del paso del agente como
receptor pasivo al agente como productor interactivo.
5 Diferencias entre los países de distinto grado de desarrollo y entre grupos,
organizaciones y clases sociales dentro de un mismo país, que dan lugar a una
división entre los inforricos y los infopobres.20 LAS SOCIEDADES DEL
CONOCIMIENT O
Para Stehr, las sociedades del conocimiento del futuro son frágiles en el
sentido de estar caracterizadas por una amplia gama de eventos impondera-
bles, mas no en el sentido político, dado que sólo el saber es capaz de incre-
mentar el potencial democrático de las sociedades. Stehr reconoce que, aun
cuando cada vez es mayor el número de profesionales involucrados en trabajar
con el conocimiento, queda abierta la cuestión política sobre quién deberá
controlarlo.
Una cuarta caracterización de las sociedades del conocimiento es la pro-
puesta por David y Foray (2002). Para esos autores, una sociedad del cono-
cimiento se distingue por: a) la acelerada producción, acumulación y depre-
ciación del saber y su puesta en circulación por redes de individuos; b) la ex-
pansión del capital intelectual en el plano macroeconómico, es decir, la con-
sideración del capital humano como parte integral en la productividad y la
riqueza; c) la innovación se convierte en la actividad dominante y sus fuentes
se amplían; y d) la revolución de los instrumentos del saber, que, con la en-
trada en la era digital trajo, consigo la creación de una abundancia potencial de
información, el aumento en potencia de las interrelaciones creativas y el
incremento de la capacidad de manejo de enormes bases de datos.
David y Foray señalan que se debe distinguir entre conocimiento e in-
formación y le otorgan un valor a los saberes tácitos en la medida en que sea
posible codificarlos. La codificación permite la reproducción, el intercambio y el
flujo de saberes a través de comunidades, cuya extensión depende, a su vez,
del empleo de las tecnologías de la información y la comunicación (tic). A
medida que esas comunidades se multipliquen, se podrá dar la transición de
una economía fundada en el saber a una sociedad del conocimiento.
Finalmente, para Tilak (2002), el progreso social y económico se ha logrado
en muchos países, principalmente mediante el avance y la aplicación del
conocimiento. Tilak reconoce tres características con respecto al conocimiento
en las sociedades del conocimiento: a) la incrementada velocidad de su
producción y obsolescencia; b) la distinción entre conocimiento erudito y po-
pular; y c) la relevancia del sistema educativo superior como fuente principal
tanto de capital humano altamente educado como de conocimiento erudito, el
cual puede ser transmitido porque está sistematizado.
Tilak (2002, p. 299) señala tres atributos básicos de las sociedades del co-
nocimiento: a) la capacidad creativa, b) el talento innovador y c) la capacidad
LAS SOCIEDADES DEL CONOCIMIENT O 21
para determinar la relevancia de las capacidades creativas y los talentos
adecuados a las necesidades específicas de cada sociedad.
Los atributos señalados con anterioridad pueden constituir la base para la
caracterización de una sociedad de conocimiento adecuada a realidades mul-
ticulturales como la mexicana.
Desde nuestra perspectiva, en su construcción, las sociedades del conoci-
miento en entornos pluriculturales deben tomar en cuenta como mínimo las
siguientes características:
1. El conocimiento. El conocimiento debe situarse como el recurso más
importante para lograr el desarrollo sostenible. Esto no se limita so-
lamente al conocimiento científico, sino también incluye los sistemas
tradicionales de saberes endógenos como fuente potencial de riqueza
económica y cultural en la medida en que dejen de subordinarse.
2. Las nuevas tecnologías. El saber, tanto tácito como codificado, se gene-
ra, se transmite y se renueva con una velocidad creciente. Las tecnolo-
gías de la información y la comunicación deben desempeñar un papel
central como herramientas que permiten almacenar, sistematizar y
difundir rápidamente grandes cantidades de información y de cono-
cimiento. Lo anterior amplía las formas, los lugares y los momentos para
tener acceso a la información y el conocimiento.
3. Las redes de actores y de saberes. La creación de redes de
conocimiento, entendidas como sistemas de transacción y coordinación
que vinculan a diversos actores, es fundamental para la producción de
nuevos saberes e innovaciones y obliga a la generación de nuevas
formas de gestión.
4. Los individuos altamente especializados. Es fundamental que los indi-
viduos altamente especializados aporten sus capacidades de innovación
y conocimiento, tanto en la identificación como en la prevención y
solución de los problemas nacionales.
5. El aprendizaje permanente y continuo. Debe atenderse la demanda
creciente de aprendizaje permanente y continuo, de las capacidades
necesarias para la formación de personas críticas y creativas, prepara-
das para construir, organizar, recrear y aprovechar los saberes con un
compromiso ético y social.22 LAS SOCIEDADES DEL CONOCIMIENT
O
6. La renovación de la educación superior. Es indudable la relevancia de las
instituciones de educación superior (ies)6 en la producción, enseñanza y
transferencia del conocimiento. La renovación imprescindible de dichas
instituciones debe orientarse a que los saberes que se produzcan en
ellas sean altamente reconocidos, demandados y utilizados en la
solución de los problemas sociales.
7. La innovación para el bienestar común. La innovación, en cualquiera de
sus manifestaciones (tecnológica, educativa, humanística, económica),
representa una plataforma para el crecimiento de un país. Es necesaria
la articulación de los avances y de las políticas educativas, científicas,
tecnológicas y de innovación con las esferas sociales, culturales y
económicas en la búsqueda por consolidar una perspectiva nacional
integral para el desarrollo sostenible del país.
3. Áreas estratégicas y problemas prioritariosde desarrollo en las sociedades
del conocimiento
Las naciones interesadas en transitar hacia las sociedades del conocimiento
han centrado su atención en el desarrollo de ciertas áreas estratégicas, las
cuales, en su interacción, deberían buscar y encontrar las soluciones a los pro-
blemas considerados como prioritarios por su trascendencia social. Las áreas
estratégicas se encuentran en las ciencias:
1. Ambientales y genómicas;
2. De la información y la comunicación;
3. Médicas y biotecnológicas;
4. Físicas y de la nanotecnología;
5. Del espacio y de la óptica electrónica;
6. Aunque el término instituciones de educación superior (IES) hace
referencia a un conglomerado heterogéneo de categorías entre las que se
encuentran las universidades, politécnicos e institutos tecnológicos, entre otras,
y éstas a su vez pueden pertenecer al sector público o al privado, para los fines
de este libro, al hablar de instituciones de educación superior nos referiremos
únicamente a aquellas instituciones públicas de educación superior que,
financiadas por el Estado, tienen la obligación moral de formar profesionales
comprometidos con el bienestar colectivo.LAS SOCIEDADES DEL
CONOCIMIENT O 23
6. Sociales y de las humanidades; y
7. Educativas.
Entre los problemas prioritarios que requieren atención, tanto a nivel in-
ternacional como nacional, destacan:
1. La salud humana;
2. Las migraciones y la pobreza;
3. La agricultura sostenible y la alimentación;
4. El desarrollo de infraestructura urbana y rural;
5. El desarrollo local y regional;
6. El descubrimiento y el desarrollo de fuentes alternativas de energía;
7. El desarrollo de la cultura del uso y explotación sostenible del agua;
8. El manejo sostenible de los ecosistemas;
9. El desarrollo de políticas culturales y de preservación del patrimonio
cultural e histórico;
10. La gestión del conocimiento y la innovación; y
11. La distribución equitativa de la riqueza y la justicia social.
Es necesario considerar que los contextos nacionales y regionales son di-
versos y dinámicos y que los problemas que los aquejan son cambiantes.
La diversidad implícita en la definición misma de sociedad del conocimiento
contempla el surgimiento contextual de nuevos problemas y campos de
conocimiento.
Las interacciones interdisciplinarias y transdisciplinarias, cada vez más
necesarias, obligan a las sociedades del conocimiento a diseñar mecanismos
adecuados para el diagnóstico de problemas emergentes y para la toma ade-
cuada de decisiones en la solución de esos problemas.
4. La educación superioren las sociedades del conocimiento
En el marco de las sociedades del conocimiento, la educación en general y la
educación superior en particular se encuentran de nueva cuenta ante una 24
LAS SOCIEDADES DEL CONOCIMIENT O
situación de desafío en un escenario complejo que cuestiona el curso que de-
berán seguir las instituciones de educación superior. Estas últimas han des-
empeñado un papel activo en la constitución de las nuevas modalidades de
producción, gestión, distribución y uso del conocimiento distintivas de las so-
ciedades del conocimiento que las obliga a su renovación permanente.7
Las instituciones de educación superior tienen que enfrentarse ahora a nivel
mundial a un contexto dinámico caracterizado por una serie de condiciones a
partir de las que se puede construir un programa en torno a las perspectivas de
la educación superior ante los retos del siglo xxi. Esas condiciones establecen
la relación entre la educación como un proceso en constante definición y los
atributos, también dinámicos, deseables para las sociedades del conocimiento;
y ponen a las instituciones de educación superior en una encrucijada en la que
tienen que decidir entre la inercia del mundo moderno y la posibilidad de
transformarlo para el bienestar común. Esas condiciones son:
1. Las transformaciones de la manera de pensar;
2. La planetariedad;
3. La transdisciplinariedad;
4. La realidad virtual en la educación;
5. La equidad como principio ético de la educación; y
6. La vinculación con la ciencia, la tecnología y los sistemas de saberes
tradicionales.
7 Aunque hoy en día algunos autores como Gibbons et al. (1997) han
señalado un cambio significativo en los modos de producción del conocimiento
en los países desarrollados, que va del “Modo 1” (caracterizado por responder
a los intereses de la comunidad académica, por ser disciplinar, homogéneo y
jerárquico y para el que el contexto social resulta casi irrelevante) al llamado
“Modo 2” (realizado en contextos de aplicación, transdisciplinar, heterárquico y
transitorio, socialmente responsable y reflexivo), en el caso particular de
México, no obstante, las instituciones financiadas por el Estado siguen siendo
las que mayormente producen conocimiento (de forma primordial conforme al
Modo 1). En ese grupo, destacan aquellas que se dedican no solamente a la
investigación, sino también a la formación académica de nuevos profesionales
–como son las instituciones de educación superior públicas. Eso, sin embargo,
no excluye el reconocimiento de que en la actualidad, en nuestro país, se están
multiplicando de manera gradual los contextos de generación de conocimiento
conforme al Modo 2; e incluso algunas empresas, así como también
instituciones de educación superior privadas, han comenzado a configurar
estrategias para impulsar sus áreas de investigación y desarrollo.LAS
SOCIEDADES DEL CONOCIMIENT O 25
a) Las transformaciones de la manera de pensar
El proceso de globalización ha posibilitado dos posiciones con respecto a la
educación. La primera contempla la necesidad de una educación capaz de
romper mitos y tabúes para la explicación y construcción de una sociedad con
mayor flexibilidad y con mayor justicia social. La segunda pugna por una
educación sólo útil al sistema hegemónico, toma sólo en cuenta la oferta y la
demanda profesional del mercado y conforma un desarrollo tecnológico aislado
(Chávez, 2004).
Con todo, ya no se puede pensar en la educación en los mismos términos
en los que se ha hecho desde la Ilustración. En el mundo actual, la educación
ya no puede constituirse como una institución inquisicional de los saberes
tradicionales ni su labor debe responder únicamente a las demandas del mer-
cado. Es necesario, por lo tanto, modificar a fondo las lógicas de pensamiento
para dar lugar a nuevas formas de racionalidad que sean capaces de construir
una idea realmente innovadora de la educación.
Esa tarea representa un enorme reto en un contexto como el actual, en el
que la educación para el mercado adquiere cada vez mayor influencia.
Pareciera que lo que interesa a las instituciones de educación superior de hoy
es simplemente formar técnicos y profesionales prácticos destinados a ejercer
una profesión de manera inmediata. Y aunque esa función es de gran
importancia, lo que se requiere actualmente son instituciones de educación
superior globales con perspectivas científicas, tecnológicas y humanísticas más
amplias, que formen profesionales conscientes de su misión social,
comprometidos con su actualización permanente y con sensibilidad a la di-
versidad cultural.
La misión de las instituciones de educación superior debe dirigirse a la
renovación y creación intelectual para una mejor sociedad. Ese es el primer
reto de la educación en la época actual y, para encararlo, se requieren inno-
vaciones y cambios en las formas de producción del conocimiento científico,
tecnológico y humanístico, así como una adecuada valoración de los sistemas
tradicionales de saberes.
Un primer elemento prometedor de ese nuevo paradigma de la educación
es la idea de que las instituciones de educación superior se repiensen cons-
tantemente a sí mismas, lo cual significa estar en movimiento permanente, en
26 LAS SOCIEDADES DEL CONOCIMIENT O
disposición de allegarse nuevas formas de experiencia y conocimiento para
desarrollar nuevas capacidades (Luengo, 2004).
El modelo de educación que se requiere en las sociedades del conocimien-
to tiene como premisa fundamental las transformaciones de nuestra manera de
pensar que den como resultado un equilibrio entre la creación y aplicación de
nuevos saberes y la preparación de individuos para la vida profesional me-
diante el ejercicio de la crítica y la creatividad.
b) La planetariedad
El derrumbamiento de las fronteras del quehacer cotidiano en las distintas
dimensiones de la economía, la información, la ecología, la técnica, la cultura y
la sociedad civil son características de la globalización en la que se encuentra
inmersa la educación (Giddens, 2003). La globalización ha sido definida por el
Fondo Monetario Internacional como la interdependencia económica creciente
en el conjunto de los países del mundo, provocada por el aumento del volumen
y la variedad de las transacciones transfronterizas de bienes y servicios, así
como de los flujos internacionales de capitales, al mismo tiempo que por la
difusión acelerada y generalizada de la tecnología (Gandarilla, 2003, p. 2).
También se hace referencia a la globalización cuando se habla de la in-
tensificación a nivel mundial de las relaciones sociales que vinculan lugares
distantes de tal manera que los acontecimientos locales están moldeados por
acontecimientos que ocurren a muchos kilómetros de distancia, y viceversa, lo
que ha desembocado en una tensión entre la dinámica global y local en
virtualmente cada decisión en las esferas social, cultural y económica (Torres,
2001, p. 95).
Otros autores, como González Casanova, han considerado que los estudios
sobre la globalización deben acompañarse de una reflexión sobre los pro-
blemas mundiales y regionales desde distintas perspectivas geográficas y cul-
turales en posiciones que no sean “eurocentristas” y que tampoco invoquen las
especificidades de cada cultura y civilización para ignorar el carácter universal
y plural del mundo (citado en González, 2000).
En ese sentido, la globalización implica la existencia de fuerzas exógenas
que marcan de manera rigurosa y específica las directrices por seguir en mate-
LAS SOCIEDADES DEL CONOCIMIENT O 27
ria de política económica e internacional: se trata de una noción excluyente
de las fuerzas sociales y de la dinámica interna de la sociedad civil respectiva,
que es precisamente la más afectada por esas formas de globalización
(González, 2000).
Las asimetrías derivadas de las crecientes tensiones entre lo local y lo glo-
bal pueden ser superadas por la renovación de los sistemas educativos de to-
dos los sectores, tanto los favorecidos como los desfavorecidos por la globali-
zación.
La educación en un mundo globalizado debería incorporar la problemática
ambiental, las perspectivas de la sostenibilidad, la justicia y la equidad, la
ecopedagogía, los problemas de pobreza, salud y alimentación de las grandes
mayorías, los problemas políticos y la enseñanza de valores para la demo-
cracia, entre otros, como temas centrales para formar ciudadanos críticos y
constructivos, que hagan frente a las grandes crisis y desigualdades de nuestra
época.
Una educación en esos términos rompería con la limitada idea de globali-
zación para conformar, en su lugar, un escenario de planetariedad, en el que la
sociedad demande nuevas definiciones y paradigmas para edificar un mundo
más equitativo e igualitario. Las contribuciones de la educación deben poder
apreciarse en los modos de vida y en el bienestar de las personas. Cuando ello
ocurra, sabremos que estamos transitando de una globalización competitiva a
una planetariedad cooperativa, basada en una ética que impulsa la solidaridad
y la espiritualidad humana y que educa para la ciudadanía global.
En ese mismo sentido se ha pronunciado la Comisión Internacional sobre la
Educación para el siglo xxi de la unesco, presidida por Jacques Delors (2003,
p. 47):
La utopía orientadora que debe guiar nuestros pasos consiste en lograr que
el mundo converja en un mayor entendimiento mutuo, en un mayor sentido
de la responsabilidad y en una mayor solidaridad sobre la base de la
aceptación de nuestras diferencias espirituales y culturales. Al permitir a
todos el acceso al conocimiento, la educación tiene un papel muy concreto
que tiene que desempeñar en la realización de esta tarea universal: ayudar
a comprender el mundo y a comprender a los demás para comprenderse
mejor a sí mismo.28 LAS SOCIEDADES DEL CONOCIMIENT O
Uno de los objetivos principales de la educación en las sociedades del co-
nocimiento deberá ser la conformación de una sociedad planetaria, cooperativa
y solidaria, subordinada a los distintos juegos de valores sostenidos por la
pluriculturalidad.
c) La transdisciplinariedad
En el contorno descrito en los apartados precedentes, es indudable que la edu-
cación debe cambiar las maneras de pensar y debe poner atención al contexto,
a lo global, a lo multidimensional y a lo complejo (Morín, 1999). La complejidad
a la que hace alusión Morín se refiere también a la concepción del hombre
como ser pluridimensional, es decir, como ser biológico y espiritual, como ser
bioanatómico y social y como ser económico y religioso. Ante la realidad
compleja del ser humano, las ciencias no han hecho otra cosa que dividirlo y
quedarse con una de las partes. En ese sentido, los paradigmas que hasta
ahora se han construido, sobre todo aquellos basados en la disyunción, han
contribuido a que la percepción del ser humano sea fraccionada.
En el contexto de las sociedades del conocimiento, todo lo humano debe
poder abordarse desde sus múltiples ángulos; ya no hay lugar para las concep-
ciones fragmentadas de las realidades que se construyen. Es necesario
avanzar hacia la transdisciplinariedad, entendida como la construcción
metodológica y conceptual conjunta, derivada de una perspectiva común que
rebasa las fronteras entre disciplinas y genera nuevo conocimiento y resultados
emergentes de la investigación que no habrían surgido de la acción aislada de
una sola disciplina.
La educación debe ser de carácter general, es decir, no enfocada
solamente en el espacio cerrado de las disciplinas tradicionales, sino ser capaz
de reagrupar y hacer interactuar a las disciplinas en sus distintas zonas de
contacto, redefiniendo y creando nuevas áreas de conocimiento. Tal sería el
caso, por ejemplo, de los campos orientados al desarrollo y la gestión
interculturales, que requieren la relación de disciplinas como la antropología, la
sociología, la filosofía, la geografía, la economía o la historia. Asimismo, en las
ciencias ambientales y el manejo sostenible de ecosistemas interactúan
enfoques derivados de la ecología, la genética, la sociología, la antropología, la
economía o el derecho, mientras que, en estudios como los de la bioética, se
reconoce LAS SOCIEDADES DEL CONOCIMIENT O 29
la clara relación entre la medicina, el derecho, la biología, la antropología, la
psicología, la filosofía, por mencionar sólo algunos.
El sistema educativo de las sociedades del conocimiento debe considerar
que la solución a los problemas prácticos de la vida actual requiere el manejo y
la interpretación de diferentes áreas del conocimiento.
d) La realidad virtual en la educación
La digitalización es una característica de las sociedades de la información y del
conocimiento; en ellas, toda la información que describe fenómenos, procesos
y objetos de cualquier esfera social es representable electrónicamente median-
te numeración digital (ceros y unos). La realidad virtual es una extensión na-
tural de la digitalización que abre el debate actual sobre la educación y el uso
de los avances en las telecomunicaciones dentro del aula (Gadotti, 2003).
En el escenario de la realidad virtual se inscribe la formación a distancia, la
cual puede reportar enormes beneficios en la educación superior, pues a través
de ella se puede construir una pedagogía escolar que trascienda el aula.
Además de facilitar la educación a distancia, también la modalidad presencial
con apoyo tecnológico puede beneficiarse enormemente de los materiales di-
dácticos en entornos virtuales.
La educación, así, tiene la oportunidad de aprovechar los avances de la
tecnología y de emplearla como instrumento para desarrollar de manera más
eficaz su cometido. Los adelantos tecnológicos como la Internet nos acercan a
nuevas fuentes de información, baratas y actuales. Efectivamente, la informa-
ción más precisa y reciente se puede poner a disposición de cualquier persona
en cualquier parte del mundo de manera inmediata e incluso simultánea.
e) La equidad como principio ético de la educación
En las sociedades del conocimiento, la equidad8 se erige como uno de los prin-
cipios éticos fundamentales para garantizar que todos los individuos (sin im
8 Entendida como la distribución justa de las oportunidades y de los bienes
necesarios para satisfacer las necesidades legítimas básicas de los miembros
de una sociedad (Olivé, 2007).30 LAS SOCIEDADES DEL CONOCIMIENT O
portar el género, la lengua, la etnia, las creencias o el grupo humano al que
pertenezcan) puedan gozar de condiciones iguales en el ejercicio pleno de sus
derechos humanos, en su posibilidad de contribuir al desarrollo nacional po-
lítico, económico, social y cultural y de beneficiarse de sus resultados.
Lograr la equidad requiere cambios en las prácticas institucionales y en las
relaciones sociales que, actualmente, refuerzan y legitiman las disparidades
sociales.
Una de las principales preocupaciones de la unesco (2001), por ejemplo, ha
sido lograr integrar una perspectiva de género en la política, en la planeación,
en la programación, en la implementación y en las actividades de evaluación de
todas las áreas de competencia de la unesco, con la finalidad de promover el
fortalecimiento y cumplimiento de un esquema más equitativo.
Para consolidar una sociedad donde prevalezcan la justicia y la equidad se
debe tomar en cuenta las especificidades, las condiciones de vida, las
relaciones de poder y las problemáticas entre los grupos minoritarios y
hegemónicos.
El acceso universal a la educación debe ser un requisito fundamental para
reducir las asimetrías prevalecientes en las relaciones sociales entre grupos.
En ese sentido, además de apoyar su trabajo académico cotidiano en la re-
flexión, el análisis y la imaginación para aportar a la sociedad los resultados de
la creación, transmisión y difusión de conocimientos, las instituciones de educa-
ción superior no pueden quedar al margen de un tópico de tanta relevancia.
La función cultural, científica y humanística que desempeñan dichas ins-
tituciones, parte del principio elemental de que la equidad es básica para el
desarrollo humano y la paz. Todos los grupos sociales, sin distinción, deberían
jugar un papel en la construcción de una sociedad más justa, en la que todo el
mundo sea igualmente valorado por sus contribuciones.
En el ámbito de la educación, las desigualdades entre los grupos han sig-
nificado para muchos un menor acceso a las fuentes de conocimiento y a la
toma de decisiones. Como consecuencia de lo anterior, a muchos individuos y
grupos se les ha restringido el acceso a empleos dignos y a condiciones la-
borales justas.
En consecuencia, se deben desarrollar políticas educativas fundamentadas
en el principio ético de la equidad.
Las instituciones de educación superior deben impulsar acciones estraté-
gicas tales como:LAS SOCIEDADES DEL CONOCIMIENT O 31
Fomentar el empoderamiento• 9 de los grupos más desfavorecidos, para
lograr su acceso equitativo a recursos, oportunidades y toma de deci-
siones;
Impulsar la participación y el reconocimiento de todos los grupos so• ciales
en los distintos campos de las ciencias, las artes, las humanidades y las
tecnologías;
Promover la gestión, enseñanza, uso y transferencia de los conocimien• tos
a partir de las necesidades e intereses propios de cada grupo, abriendo
nuevas orientaciones interdisciplinarias y transdisciplinarias;
Establecer canales formales de diálogo entre los grupos, las organiza•
ciones sociales y las instancias gubernamentales para promover la par-
ticipación de todos en el desarrollo científico, humanístico, artístico y
tecnológico del país;
Desarrollar programas que incrementen el acercamiento y la parti• cipación
de todas las personas, sin importar su edad, en las distintas esferas de
conocimientos y saberes;
Emprender una campaña de concientización y divulgación que pro• mueva
la equidad en todos los aspectos del desarrollo del país.
f) La vinculación con la ciencia, la tecnologíay los sistemas de saberes
tradicionales
La educación superior tiene que integrarse al impacto del acelerado desarrollo
científico, tecnológico y humanístico, ya que, junto con los laboratorios de
investigación y con las instituciones públicas y privadas dedicadas a generar
conocimientos, las instituciones de educación superior cuentan con personal
altamente calificado e infraestructura para desarrollar investigación de punta.
Para lograr vincularse con la ciencia, la tecnología y los sistemas de sabe-
res tradicionales, las instituciones de educación superior tienen que esforzarse
por su transformación para convertirse en piezas claves en la producción de
9 Para Burguete y Torres (2007), el “empoderamiento” busca dar cuenta de
procesos que suponen la transformación de las relaciones de poder en favor de
aquellos que con anterioridad tenían escasa autoridad sobre sus propias vidas;
se trata de un conjunto de acciones para ganar control y poder que se traduce
en la capacidad de decidir y definir de manera autónoma el rumbo del propio
desarrollo personal y colectivo.32 LAS SOCIEDADES DEL CONOCIMIENT O
nuevos conocimientos y en el desarrollo de nuevos sistemas sociales y
culturales.
En la medida en que las políticas de educación superior hagan converger
las tareas de investigación académica con los intereses sociales y los
problemas fundamentales que enfrenta la humanidad, contribuirán
significativamente a la búsqueda global por una mejor calidad de vida. Por su
parte, los investigadores deben reconocer que existe un amplio rango de
usuarios y consumidores de conocimiento que va más allá del sector
económico.
Las actividades generadas por las instituciones de educación superior pú-
blicas (investigación, docencia y difusión) deben, por lo tanto, responder a su
compromiso ético y social, adquirido por el hecho de ser financiadas con
recursos públicos. De esa manera, el gran desafío que impone tal paradigma
implica la construcción de una nueva ética civilizatoria que cristalice en un
contrato social global, caracterizado en lo general porque “lo económico co-
mience a adquirir su carácter instrumental al servicio del bien común” (Go-
rostiaga, 1999).
5. Las instituciones de educación superior del futuro
Las instituciones de educación superior representan una forma de acceso y
permanencia en las sociedades del conocimiento y, para enfrentar los nuevos
desafíos, deben:
1. Fomentar y promover la democracia, la pluralidad y la equidad. Los años
que están por venir representan la posibilidad de que la educación
superior inicie la transición hacia las sociedades del conocimiento,
consolidando el ideal de democracia planteado por ellas.
La democracia no puede ser reducida a garantizar sólo la cobertura
universal de la educación básica. Se debe asegurar la educación formal
en todos sus ciclos, incluidos el superior y el de posgrado, y se deben
aprovechar los recursos tecnológicos para formar a todos los individuos
en una educación para la democracia y en la democracia misma.
Se debe propiciar la reorientación del sistema de valores, entre ellos
la cultura de la paz, la convivencia, la equidad y la justicia.LAS
SOCIEDADES DEL CONOCIMIENT O 33
La difícil transición a la democracia que estamos viviendo exige la
construcción de una cultura incluyente y participativa, capaz de coexistir
con disensos y capaz de integrar los diversos subsistemas de co-
nocimiento; una cultura donde la democracia, la pluralidad y la equidad
no sean buenos deseos, sino una forma de relación humana que
conduzca a incorporar propuestas fundamentadas en la construcción de
un nuevo proyecto social.
Lograr que la educación superior promueva la democracia, la plu-
ralidad y la equidad implica resolver al menos los siguientes tres grandes
problemas (Blanco, 2008):
Primero, cómo hacer que los aprendizajes sean culturalmente per-
tinentes y cómo educar en la interculturalidad, es decir, cómo acrecentar
la autovaloración y la propia identidad y cómo valorar, al mismo tiempo,
las diferencias culturales y utilizarlas como recurso pedagógico.
Segundo, cómo educar a personas de distinta procedencia, de di-
ferentes etnias y con distintas potencialidades y capacidades en los va-
lores de la convivencia pacífica y del trabajo solidario.
En tercer lugar, cómo puede la escuela propiciar una educación in-
cluyente que atienda la diversidad del alumnado, reduciendo al máximo
la desigualdad de oportunidades con que ingresan y permanecen en
ella, cualquiera que sea su condición cultural o social o sus carac-
terísticas individuales.
2. Universalizar la educación superior. Supone la ampliación del acceso a la
educación de calidad para todos a través de la elaboración de diversos
materiales educativos (impresos, audiovisuales y digitales).
Ese enfoque garantiza la ampliación de la cobertura de la educación
superior en países como México, porque su capacidad de competitividad
internacional depende del desarrollo urgente de esquemas alternativos
que satisfagan la enorme demanda no atendida de estudios superiores,
tanto en los grupos de población joven como en aquellos otros que,
siendo de egresados, requieren actualizarse permanentemente debido al
acelerado desarrollo científico y tecnológico y la transformación del
mercado de trabajo. Las instituciones de educación superior con este
nuevo perfil serán más diversificadas en sus 34 LAS SOCIEDADES DEL
CONOCIMIENT O
funciones, su conformación demográfica, sus líneas de investigación
y su organización académica.
3. Desarrollar en los individuos la cultura del aprendizaje permanente y mul-
tifuncional. El acelerado desarrollo del conocimiento implica asumir el
enfoque basado en la actualización permanente de los planes de estudio
y promover la apropiación crítica de competencias académicas que
capaciten a los estudiantes a buscar, seleccionar, aplicar y generar
nueva información y conocimientos para resolver problemas específicos.
El énfasis de la cultura del aprendizaje permanente está en el do-
minio de competencias académicas, personales y sociales que aseguren
que un estudiante no sólo sepa mucho de lo que está obligado a
aprender por el carácter y orientación de su ciclo de estudios, sino que
tenga, además, sensibilidad respecto a la reconfiguración global de la
sociedad, la emergencia de problemas nuevos y la determinación de las
condiciones necesarias para generar esquemas y modelos alternativos
de convivencia humana.
De esa manera, habrá que diseñar ofertas curriculares flexibles que
faciliten a un estudiante el dominio del núcleo de conocimientos que le
den identidad profesional, pero que al mismo tiempo le ofrezcan la
posibilidad de combinar su formación básica con otras ramas del saber
que le permitan generar una sólida plataforma de comprensión de los
problemas que tendrá que resolver en el futuro.
4. Asumir la responsabilidad social de sus funciones. La responsabilidad
social no sólo es correspondencia con el sector productivo ni se refiere
sólo a la perspectiva social-institucional; es, ante todo, una correspon-
dencia entre las necesidades sociales e individuales que se pretende
satisfacer con las tareas de la educación superior y lo que realmente se
llega a alcanzar (de Sousa, 2005).
La responsabilidad social se define como la relación entre el papel
desempeñado, de hecho por las instituciones de educación superior y lo
que la sociedad demanda; su resultado se objetiva en el diseño y puesta
en marcha de proyectos que influyen, de manera efectiva, en el
desarrollo humano sostenible.
En consecuencia, es necesario que la educación superior considere
los retos y las demandas de la sociedad en su conjunto, frente a las LAS
SOCIEDADES DEL CONOCIMIENT O 35
grandes transformaciones contemporáneas, y que aproveche en
beneficio de todos sus recursos tecnológicos, científicos y humanísticos
de vanguardia.
5. Fortalecer la investigación y el trabajo multidisciplinario, interdisciplinario
y transdisciplinario. Los problemas del siglo xxi exigen aproximaciones
cada vez más holísticas que implican la interacción entre diferentes
disciplinas y saberes. Ante ello, las instituciones de educación superior
deben reestructurar los esquemas curriculares que hasta ahora han sido
fragmentados y extremadamente disciplinares y rígidos en la mayor
parte de las ofertas educativas del ciclo superior en México.
La formación que se promueva desde esta nueva perspectiva tendrá
que ampliar su abanico de opciones, articulando orgánicamente los
siguientes planos: el dominio de distintos tipos de conocimientos
científicos y tradicionales, la comprensión de los lenguajes de las dis-
tintas disciplinas y culturas, el uso crítico de las tecnologías y el desa-
rrollo de la sensibilidad a las humanidades y las artes.
El fortalecimiento del trabajo multidisciplinario, interdisciplinario y
transdisciplinario corresponde tanto a los alumnos como a los docentes
e investigadores que conforman las comunidades educativas.
6. Desarrollar programas de innovación educativa y de flexibilidad
curricular. Los nuevos modelos educativos deben basarse en la creación
de currículos flexibles y generar un cambio sustantivo en el perfil
docente, asumir la investigación como el eje del desarrollo académico y
transformar las estructuras universitarias tradicionales y sus formas de
gobierno.
Los modelos innovadores de aprendizaje interactivo y la modificación
radical de la relación maestro-alumno transforman el eje de articulación
de la vida académica que pasa, de la enseñanza orientada a la
transmisión del conocimiento por parte de un docente, al aprendizaje de
carácter autodidacta basado en el dominio crítico de la capacidad de
aprender a aprender. Ese cambio implica transferir el énfasis puesto en
la enseñanza al diseño de programas que se centran fundamentalmente
en el dominio de competencias para el aprendizaje (Herrera y
Didriksson, 1999).
La educación debe trascender la rigidez que impone la normatividad
administrativa (exámenes, créditos, semestres, formas de titula36 LAS
SOCIEDADES DEL CONOCIMIENT O
ción) para dar lugar a programas de formación más flexibles e
integrales que aseguren la conformación de individuos críticos y
polivalentes cuya capacidad de innovación se traduzca en la
configuración de nuevos escenarios de participación profesional.
7. Incorporar las nuevas tecnologías de la información y la comunicación.
Las nuevas tecnologías conectan a las instituciones de educación su-
perior con las redes internacionales de conocimiento y con los bancos
de información de todo el mundo. Las tecnologías de la información y la
comunicación (tic) están introduciendo una revolución en la enseñanza
abierta y a distancia. Los conceptos de enseñanza asincrónica derivados
de esa revolución reflejan las nuevas necesidades de la sociedad. Ese
cambio porta el germen de una verdadera revolución pedagógica que
generará estructuras móviles y flexibles, en las que las instituciones de
educación superior tendrán que mantener su importante papel en la
circulación, coordinación y administración del conocimiento.
La incorporación de las tecnologías de la información y la comu-
nicación no es sinónimo de reducción de la educación a experiencias
virtuales; en todo caso, su objetivo será el potenciar la creatividad en
una sociedad que exige modos alternativos de comprender y resolver
sus graves problemas, desde una perspectiva que anteponga la ética, la
ciencia y la cultura a las estrictas reglas del mercado y de la economía.
8. Renovar su organización y sus formas de gobierno. Las instituciones de
educación superior del futuro se van articulando en torno a un nuevo
conjunto de valores donde la innovación y el sentido emprendedor
constituyen la base de los nuevos cambios organizacionales. De
acuerdo con Clark (2000), el sentido emprendedor e innovador de las
instituciones de educación superior cristaliza en cinco rasgos:
a) el fortalecimiento de un núcleo directivo incluyente;
b) la expansión de los límites de las instituciones de educación
superior hacia la periferia;
c) la diversificación de la base financiera, debido a que el fi
nanciamiento público de la educación, incluyendo específica-
mente el nivel superior y la investigación, es un deber del que
LAS SOCIEDADES DEL CONOCIMIENT O 37
los gobiernos de los países en desarrollo se han tratado de desligar;
d) el estímulo a la participación administrativa del núcleo académico;
y
e) la conformación de una cultura educativa innovadora e integrada.
Las instituciones de educación superior deben desarrollar orga-
nizaciones horizontales que tengan mayor capacidad de cambio y
sensibilidad a la complejidad del entorno y, además, deben construir
sistemas de evaluación que aseguren altos grados de calidad y perti-
nencia (Reséndiz, 2000), pues sus tareas no se agotan donde terminan
sus límites físicos y por ello sus programas, proyectos y propuestas
deberán contemplar los cambios globales que perfilan a las sociedades
del conocimiento.
9. Desarrollar redes de conocimiento. La creación y fortalecimiento de redes
de conocimiento hacen posible la existencia de sistemas científicos
sólidos, independientemente de las fronteras geopolíticas o culturales.
Ello propicia la colaboración entre países y regiones, a pesar de que
algunos no cuenten con fuertes tradiciones académicas y científicas.
En el contexto actual, son múltiples las innovaciones derivadas del
desarrollo de redes de conocimiento y de la libre circulación del cono-
cimiento, los estudiantes y los investigadores. El establecimiento de vín-
culos con las instituciones públicas y privadas ha dado lugar a un siste-
ma complejo nunca antes visto que indica la existencia de mecanismos
más flexibles para producir y distribuir el conocimiento a una mayor
velocidad y en función de las nuevas necesidades de la sociedad.
10. Construir espacios comunes de educación superior e investigación. La
construcción de los espacios comunes de educación superior e inves-
tigación es, sin duda, un proyecto ambicioso que supone una reflexión y
un análisis en profundidad sobre las necesidades de la educación y su
perspectiva ante las exigencias de un mundo globalizado.
El desarrollo de redes de cooperación entre instituciones de edu-
cación superior incrementa la competitividad de los sistemas de edu-
cación superior, puesto que fomenta la interacción entre distintas tra-
diciones culturales y científicas.38 LAS SOCIEDADES DEL
CONOCIMIENT O
Los espacios comunes tienen que desarrollarse en torno a ciertos
valores académicos fundamentales, cumplir las expectativas de las
partes interesadas y, en particular, dar pruebas de buena calidad. Es
necesario diseñar sistemas de certificación, que garanticen la movilidad
académica, la flexibilidad curricular y la construcción de trayectorias
personales innovadoras, siempre en el marco de programas
institucionales de alta calidad académica.
Los espacios comunes: a) requieren un equilibrio entre innovación y
tradición, excelencia académica y pertinencia social y económica, así
como coherencia de los currículos; b) comprenden la función docente e
investigadora, aunque también la dirección y la administración y la
capacidad de respuesta a las necesidades de los estudiantes, así como
la prestación de otros servicios, además de los educativos; y c)
contemplan la perspectiva de la convergencia, de los denominadores
comunes en una disciplina determinada, y consideran la diversidad
como cualidad positiva y no como motivo de no reconocimiento o de
exclusión.
En la construcción y renovación de las instituciones de educación superior que
lleven a una mayor capacidad de respuesta ante los retos de la compleja
sociedad mexicana del siglo xxi, se encuentra la posibilidad de alcanzar los
grandes ideales humanos que son la plataforma de los nuevos esquemas de
convivencia humana.