La Declaracion Del Imputado
La Declaracion Del Imputado
La Declaracion Del Imputado
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Coordinación General:
Dr. Lino Vásquez Sámuel
Comisionado de Justicia
Dirección Ejecutiva
Licda. Marien Montero
Título de la Obra:
La Declaración del Imputado como medio de Prueba
o Medio de Defensa.
Posición Jurisprudencial y Doctrinal
sobre su naturaleza.
Autor:
Dr. Nelson Rafael Santana Artiles
Colaboración:
Lic. Joselito Bautista
Lic. Domingo D’ Oleo
Producción:
NG MEDIA, S.A.
Dirección de Arte
Jhovanny Gómez
1era. Edición
Editora Centenario
ISBN: 978-99934-36-23-2
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La Declaración del Imputado
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La Declaración del Imputado
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La Declaración del Imputado
Indice
PRESENTACIÓN 17
PROLOGO 21
Capítulo I
DESCRIPCION JURIDICA DE LA DECLARACION
DEL IMPUTADO 23
9
Capítulo II
LA DUALIDAD JURÍDICA DE LA DECLARACION
DEL IMPUTADO 33
Capítulo III
LA DECLARACION DEL IMPUTADO COMO MEDIO
DE PRUEBA 47
10
La Declaración del Imputado
El Procedimiento Probatorio 60
Capítulo IV
LA DECLARACION DEL IMPUTADO EN ATENCION
A LA AUTORIDAD ANTE QUIEN LA REALIZA 85
11
El secreto en la legislación procesal penal vigente:
fundamento 88
Capitulo V
DERECHOS Y GARANTIAS QUE ASISTEN AL IMPUTADO 117
Generalidades 118
Derechos pre-procesales y procesales 120
Otras Garantías del Detenido 120
La duración máxima de la detención preventiva 120
12
La Declaración del Imputado
13
Los principios de legalidad y proporcionalidad aplicados a la prue-
ba fluyen de la propia idea del “Estado de Derecho” 133
Capítulo VI
VALOR PROBATORIO DE LA DECLARACION
DE UN COIMPUTADO O DE UN TERCERO 143
Bibliografía 151
Anexos 159
14
La Declaración del Imputado
PRESENTACIÓN
E
l imputado, en el marco del sistema oral adversarial, puesto en vigen-
cia en República Dominicana, a partir de la aprobación de la Ley 76-02,
Código Procesal Penal, es sin duda el actor principal del proceso penal;
dicho así, porque las normas constitucionales contemporáneas, en su construc-
ción amplia de derechos fundamentales, insertan en su favor un catálogo de
derechos que se desarrollan en su extensión, con la incorporación también en
los textos constitucionales de instrumentos de tutela judicial efectiva. Esto,
por supuesto, plantea una seria discusión sobre los derechos del imputado y las
acciones suyas que limitan esos derechos, es decir, una tensión entre derechos
encontrados.
Para Maier “imputado es aquella persona que sufre la persecución penal y, ad-
quiere esa calidad y los derechos correlativos de ella, desde el primer momento de
su persecución, esto es, desde que esté frente a cualquier órgano estatal, encargado
de perseguir penalmente; es individualizado como autor de un derecho punible o
partícipe en él, calidad que perdurará hasta la finalización del proceso de conoci-
miento por sentencia judicial firme”1.
Es a partir de esa visión que es concebida la obra del doctor Nelson Santana Ar-
tiles “La declaración del imputado como medio de prueba o medio de defensa
en el proceso penal de la República Dominicana”, que hoy se pone en manos
de la comunidad jurídica, el sistema de justicia y la sociedad dominicana, en
general. Se trata de un aporte doctrinario importante, que está integrado por
seis capítulos que analizan al imputado, desde la óptica de su declaración, como
medio de prueba o medio de defensa.
En la obra, el autor aborda en seis capítulos, con una lucidez providencial, todo
el andamiaje del bloque de constitucionalidad, de la ley, la doctrina y la juris-
prudencia; todo lo relativo al tratamiento que se le ha dado a la declaración del
1
Maier, Julio B. J. Derecho Procesal Penal, Tomo II, parte general, Sujetos Procesales. Editores del Puerto s.r.l, Buenos Aires, 2003, 1ra. Edición.
17
imputado en esas fuentes del derecho, en las cuales abreva sus esencias para
ofrecerlas al lector, con una claridad expositiva, digna del profesor que ha la-
brado su saber en las aulas universitarias, en las cuales ha dedicado con esmero
parte de su vida profesional.
En el Capítulo III, el autor transita por el difícil camino del sistema de valo-
ración de las pruebas, pasando desde el sistema de la íntima convicción hasta
llegar al sistema de la sana crítica racional que, conjuntamente con la lógica y
la máxima de experiencia, son las herramientas que el Código Procesal Penal
ofrece a los jueces como parámetros o brújulas para sortear el escabroso sen-
dero que le permita llegar a la verdad, por medio de la dialéctica derivada de la
libertad probatoria que permea el sistema probatorio de tipo acusatorio.
Seguidamente, se explora en el Capítulo IV, el interesante tema de la declara-
ción del imputado en atención a la autoridad ante quien la realiza, es decir, en
sede policial, ante el ministerio público, ante el juez de la Instrucción y ante el
juzgador del fondo de la imputación.
18
La Declaración del Imputado
19
La Declaración del Imputado
PROLOGO
P
rologar un libro del doctor. Nelson Santana, el primero, es razón de una
gran satisfacción personal. Porque su autor no es solo un gran amigo y
compañero de avatares judiciales, sino porque ambas relaciones se ini-
ciaron cuando fue mi alumno en la Facultad de Derecho de la Universidad
Autónoma de Santo Domingo, en la que yo pretendía enseñar derecho penal
y derecho procesal penal. Allí se produjo nuestro encuentro y desde entonces
hasta acá he tenido la oportunidad de valorar el crecimiento profesional y per-
sonal del mismo.
Y es que, está más que claro que el corazón del proceso penal es la administra-
ción de la prueba, en tanto debate sobre la realidad de la ocurrencia de unos he-
chos capaces de caer bajo el imperio de la norma punitiva y que procura crear
en la apreciación del juez la convicción cierta en torno al modo en que ocu-
rrieron los hechos. (Referencia al silogismo de Beccaria, recordado por RPA).
De ahí, esa centralidad de la prueba en el proceso penal, nacen las inquietudes
que han inspirado a su autor para acometer el tema, singularmente requeri-
do por la experiencia de abogado de ejercicio pleno, amplio y cotidiano. Por
suerte, la estructura de conocimientos y de juicios no corresponden solo a
quien maneja los criterios respondiendo en el día a día a los requerimientos
clientelares, sino que las sistematiza el celo del académico que, a través de sus
clases de la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña, intercambia perma-
nentemente con la juventud que acude a dichas aulas a formar la base teórica
de lo que aspira sea, más temprano que tarde, su propio ejercicio profesional.
Si bien el espacio exacto de la declaración del imputado aparece como titulo y
como tema central del libro, el concepto no es más que un hilo conductor para
examinar, desde dentro del articulado del Código Procesal Penal y a propósito
de su relacionamiento con otros textos y con la doctrina que va formándose en
21
torno a la vigencia del mismo, toda la teoría de la prueba penal y sus cautivantes
posibilidades de desarrollo.
Así, penetrar en la declaración del inculpado como una manifestación del pro-
ceso penal, obliga al autor a examinar el relacionamiento de dicha declaración
con los derechos y garantías que rodean a la misma, partiendo de los principios
básicos del proceso penal expresado en el nuevo Código, lo que significa re-
conocer todo lo relativo a los derechos y garantías que surjan de la condición
misma de inculpado. De igual modo, conecta con principios sustanciales del
proceso penal, tanto en el nuevo como en el viejo, como son la publicidad y
oralidad, consustanciales al propósito garantista del nuevo juicio.
Es con eso con lo que se encontrará el lector de este libro: la síntesis de la or-
ganización del derecho probatorio ajustado a un proceso acusatorio, en el cual
la prueba recobra un espacio de supremacía en el debate a que se contrae la lid
penal. Descritos su elementos, sus conceptos, sus polémicas, con claridad expo-
sitiva, cumpliendo así la intención didáctica del mismo, tanto en beneficio de
estudiantes como del abogado que precisa de las necesarias ampliaciones para
tener la mejor comprensión del tema.
22
La Declaración del Imputado
Capítulo I
DESCRIPCION JURIDICA DE
LA DECLARACION DEL IMPUTADO
E
l imputado o acusado de un hecho punible, es la persona que puede
ser considerada autora, coautora o cómplice de haber participado en la
comisión de un hecho punible y que pudiera acarrear sanciones de tipo
penal, por lo que el accionar o no del imputado está íntimamente ligado al
Procedimiento Penal, que es el conjunto de reglas procesales, que organizan
y regulan el ejercicio de la acción penal publica en justicia desde el principio
hasta la conclusión definitiva del proceso.
Una vez una persona es sindicada de haber cometido un ilícito penal, se hace
titular de una serie de privilegios y prerrogativas constitucionales y legales, en-
tre los cuales está el derecho de optar por permanecer callado o no, y es casi
normal, que los investigadores en principio dudan sobre la credibilidad de sus
palabras para ser valoradas, creídas y acreditadas por las autoridades judiciales
como medio de prueba.
La declaración del imputado es todo aquello que por vía oral o escrita, sea ex-
presado al ministerio público o al tribunal por parte del imputado. En el tercer
supuesto, se estaría en presencia de la confesión, y ella, como prueba, está com-
pletamente desacreditada en la actualidad, excepto por la inusual defensa que
de ella ha hecho la jurisprudencia, como se dirá más adelante.
El derecho a ser oído y la oralidad como principio del proceso penal: La de-
claración del imputado es la vía principal a través de la cual se lleva a cabo la
exigencia constitucional de ser oído en el proceso, siempre esta posibilidad
está opción del imputado, que podrá decidir con toda posibilidad si declara o
no sobre la imputación.
26
La Declaración del Imputado
Es por eso que el Código Procesal Penal prevé que el imputado pueda declarar
cuantas veces lo decida durante el proceso, salvo que ello sea un mecanismo
dilatorio o perturbador del proceso que ejerza a su favor.
El mandato del Art. 69. Ordinal 2 y 6de la constitucional, que, previo cumpli-
miento de las normas del debido proceso, el imputado tiene que ser oído en
audiencia oral y pública y no podrá ser obligado a declarar contra sí mismo.
La oralidad, en consecuencia, es un principio central del proceso penal y como
tal reconocido en el texto constitucional, de la reforma constitucional de 2010,
que dispone en su Capítulo II De las garantías a los derechos fundamentales),
lo siguiente:
27
la oralidad, las partes involucradas en una disputa judicial se manifiestan ante
el ministerio público investigador o del Magistrado-Juez apoderado y pueden
obtener una decisión expedita y justa no sólo con respecto al conflicto de fondo
sino incluso a cada una de las alegaciones interlocutorias o preparatorias del
proceso. No en balde el Art. 3 del Código Procesal Penal, al establecer el princi-
pio de “juicio previo”, lo describe como ajustado, entre otros, a los principios de
oralidad, publicidad, contradicción, inmediación, celeridad, y concentración y
de la posibilidad del ministerio público de acusar o archivar, según las circuns-
tancias fácticas del caso.
Siendo así, es claro que el proceso penal debe estar estructurado de modo tal,
que se ofrezcan al imputado esas posibilidades de expresión sencilla y eficiente,
y la más clara de todas es justamente la oralidad, que deben estar abiertos en
toda fase del proceso. En el proceso penal, esto asume una esencialidad que no
admite cuestionamientos, estando de por medio la libertad de las personas y la
decisión sobre conflictos judiciales que en buena parte de los casos han impli-
cado coerción a la libertad, a la integridad física y psicológica de las personas
y en general afectan el bienestar de todos los involucrados.
Por tanto, es esa la razón que justifica el derecho del imputado a declarar, y el
deber del tribunal de permitir esa declaración en cualquier fase del proceso,
sin que quien la realice pueda ser coaccionado a emitirla, pues, entra de pleno
derecho dentro de sus facultades legales en el proceso penal.
28
La Declaración del Imputado
Esto indica que el acusado puede negarse siempre a declarar ante cualquier
autoridad judicial o ante el ministerio público, si considera que con ello puede
auto incriminarse a sí mismo.
29
frecuencia la indicada violación en las acostumbradas “redadas” que efectúa
la Policía en los barrios populosos, donde apresa a todo aquel que encuentre
de por medio, sin que pese ninguna acusación en su contra y sin autorización
judicial. Es obvio que si no hay flagrancia en la comisión del delito, esta forma
de actuar de la Policía Nacional, resulta inaceptable legalmente.
Este precepto era letra muerta en nuestro país, encontrando casos de personas
detenidas por varios días y semanas, sin que se le formulen cargos, pero des-
pués de la adopción del CPP las cosas han cambiado.
30
La Declaración del Imputado
31
_ Si el imputado puede declarar ante el Ministerio Público, no existe ninguna
obligación puesta a su cargo para declarar ante un funcionario diferente al que
lleva la investigación; ni es mandatorio declarar otra cosa que su interés procesal,
como ejercicio de defensa material y, por tanto, resultado de la orientación de su
defensor, con antelación a la primera declaración sobre el hecho imputado, (Art.
18-CPP), sobre el derecho de defensa.
_ Si bien el imputado puede declarar ante los funcionarios y agentes policiales, ex-
clusivamente sobre los datos de individualización (nombres, apellidos, direcciones
y datos conexos, que sean propios y no de terceras personas), quedando incapa-
citados esos funcionarios y agentes policiales para recibir cualquier otro tipo de
declaración, ante la cual deben proceder, de inmediato, a convocar al ministerio
público correspondiente (Art. 103-CPP);
32
La Declaración del Imputado
Capítulo II
LA DUALIDAD JURÍDICA DE LA
DECLARACION DEL IMPUTADO
L
a declaración del imputado es considerada por unos como un “medio
de defensa”, y por otros, como un “medio de prueba”. Agrega una tercera
posición: la declaración del imputado como requisito indispensable para
descubrir la verdad:
33
CONSIDERACIONES DOCTRINARIAS SOBRE LA DECLARACION
DEL IMPUTADO
34
La Declaración del Imputado
puede hacer otra cosa que aplicar la presunción de inocencia y los principios
más elementales de la prueba, que han sido consignados en nuestra jurispru-
dencia, los cuales pasamos a ver a continuación.
(…) DMM era el capitán de la nave, y carece de toda lógica que una ope-
ración tal se realizase sin su conocimiento y aprobación, además de que
existe su confesión extrajudicial que concuerda con los demás hechos del
proceso; (Sentencia del 27 de diciembre del 2006, No. 176, B.J. 1153).
Igualmente, se ha establecido:
(…) f) que por los hechos expuestos, resultan fijados, por los medios de
pruebas legales: la confesión de las partes, la prueba documental: certi-
ficado médico, declaraciones complementarias de testigo y las pruebas
circunstanciales, resultante del desarrollo de los hechos que el acusado
ha inferido voluntariamente heridas armado de una escopeta, que ha
producido amputación de la pierna izquierda del agraviado, con las se-
cuelas de lesiones permanentes, respectivamente; quedando configurado
36
La Declaración del Imputado
Asimismo:
(…) que se estableció por la prueba de la parafina y por la confesión del
guardián que él fue la persona que disparó con cuyo proyectil le produjo
la muerte, según certificado médico legal anexo al expediente; (Senten-
cia del 25 de octubre del 2006, No. 177, B.J. 1151).
KIRSCH ha puesto el dedo en la llaga al afirmar que una política criminal eficaz
conducirá tarde o temprano a la desaparición del principio de la libertad de
autoinculparse (confesar) que se perderá en el túnel de la historia jurídica para
nunca más volver6.
(…) hay tan poca libertad para decir la verdad entre espasmos y des-
garros como la había para impedir sin fraude los efectos del fuego y del
agua hirviendo. Por ello, la impresión de dolor puede crecer hasta el
punto que, ocupándolo, no deje más libertad al torturado que la de es-
coger el camino más corto, en el momento presente para sustraerse a la
pena (…) Y así el inocente sensible se declarará culpable si cree hacer
cesar con ello el tormento7.
7
BECCARIA, Cesare. (1984). De los delitos y de las penas. Buenos Aires: Orbis, Pág. 61.
39
La Opción del Imputado con Derecho a Declarar
La declaración del imputado ha de ser libre y debe realizarse con las forma-
lidades exigidas por la ley. Esta ha de realizarse en presencia de su abogado
defensor, a pena de nulidad.
Por ejemplo, “El día que usted robó, ¿había luna llena?”: Si el imputado respon-
de, estaría aceptando que efectivamente robó.
8
ZAGREBELSKI, Gustavo. (1996). La crucifixión y la democracia. Barcelona: Ariel, Pág. 24. El autor hace este análisis al referirse al silencio de Jesús
40 frente a Pilatos, asumiendo que su condena se produce precisamente por permanecer callado.
La Declaración del Imputado
No cabe esperar, por tanto, que se ciña a la verdad, pues esa obligación es in-
compatible con el derecho al silencio, y con el derecho de defensa, razón por la
cual no sólo debe eximirse al imputado del delito de falso testimonio, sino que
debería prestar declaración siempre en calidad de imputado y no de testigo.
41
más interesado que se le suponga no pierde su calidad de testigo y como tal, su
declaración, para ser válida, debe ser precedida del juramento legall9.
La regla mencionada abre todo el catálogo de garan- tías judiciales que cons-
tituyen el debido proceso, prescribiendo que “Toda persona tiene derecho a
ser oída, con las debidas garantías y dentro de un plazo razonable, por un juez
o tribunal competente…”. Este enunciado expresa lo que constituye el centro
de la defensa y de todas las demás garantías del debido proceso: el derecho a
declarar y, consecuentemente, a ser oído y, además, el derecho a ser parte del
proceso penal.
Tan central es este concepto de defensa material del imputado, que la defensa
técnica, esto es la participación del defensor profesional, aparece como un ele-
mento de apoyo a la declaración.
En otras palabras, dado que los procesos judiciales, que el Estado ha definido
son complejos, el imputado requiere para el ejercicio de su derecho de defensa
de la asesoría de un experto para que sea eficaz en su desempeño.
Lo ven también de esa forma, reporta el citado autor: Scevola y Manzini, desde
que publica el Manuale, en 1912, es decir, antes de la promulgación del más
liberal de los Códigos Italianos, el de 1913, afirma que el interrogatorio del im-
15
CAROCCA, Alex. Obra citada. Pág. 467.
44 16
CARRARA, Franchesco. Programa. Citado por Luigi Ferrajoli, Derecho y Razón, Nota 293, Pág. 679.
17
MONTON Redondo, Alberto. (1995). Derecho Jurisdiccional. Vol. III> EL Proceso Penal. Barcelona: Bosch, Pág. 198.
18
Citado por TIJERINO Pacheco, José M. Acerca de la Declaración del Imputado. San José, Costa Rica: UCR, Pág. 53.
La Declaración del Imputado
• Gianturco señala que una vez que fue abolida la tortura y de-
rogado el régimen de prueba legal, que elevaba la confesión a reina de
las pruebas, es incuestionable que, en el derecho moderno, la declara-
ción del imputado es una imprescindible formalidad de intimación de
la imputación, dirigida a promover la defensa de aquél. Le niega, pues,
carácter de medio de prueba y le adjudica el de medio de defensa;
45
de convicción para el tribunal y proporcionar fuentes de prueba, sea
en su favor o en su contra;
Sin embargo, se afirma que considerar la declaración del imputado como fuente
de prueba, que consiste un simple juego de palabras, para significar lo mismo:
“que la declaración del imputado es medio de prueba para algunos autores.”
El hecho de que, sin duda, también es un medio de defensa. Tampoco atenta
contra esa condición la obligación del juez de verificar por otros medios la ve-
racidad o no de lo declarado por el imputado.
46
La Declaración del Imputado
Capítulo III
LA DECLARACIÓN DEL IMPUTADO
COMO MEDIO DE PRUEBA
D
e Mauro no se muestra convencido por el argumento del medio de
defensa conferido a la declaración del imputado, cuya paternidad pa-
rece atribuir a Stoppato en la Relazione per la Camera dei Deputati sul
progetto del codicce processuale penale 1913. 20
DE MAURO, Tulio. (1959) Manual de Derecho Procesal Penal. 3ª. Ed., Roma. Ed. Jandi Sapi. Pág. 283, nota 2.
20
CARNELUTTI, Franchesco. (1949). Lecciones sobre Proceso Penal. Roma: Ateneo, 2ª. Ed. Pág. 269.
21
47
Rechaza la tesis que ve en ese acto más un medio de defensa que de prueba.
Debe tenerse en cuenta, sostiene Fenech, que también son medios de defensa
las declaraciones de los testigos propuestos por la defensa y los documentos
aportados por el imputado, y no por eso se ha pensado en negarles su carácter
de medios de prueba. Igualmente, agrega, son medios de prueba los testigos de
cargo, sin que nadie dude de que también son medios de acusación.22
Desde el Código de Manu, 1200 años entes de de Cristo se lee que “el tes-
timonio de un solo hombre puede ser atendible, mientras que el de muchas
mujeres, aun cuando honestas, no ofrece seguridad, a causa de la volubilidad
de su espíritu.”
Pensamos que pueden mentir en los tribunales, por diversos motivos, tanto los
adultos, los ancianos, y los niños, masculinos o femeninos.
22
FENECH, Miguel. (1960). Derecho Procesal Penal. Barcelona> Lanor, Pág. 651.
48
La Declaración del Imputado
Los niños que incurran en algún ilícito penal, podrán ser sometido a la ac-
ción de la justicia penal, mediante un régimen de sanción especial organizado
y regulado por el Código del Menor, y aunque expresamente dicho Código no
se refiere a ello, pensamos que un menor pudiera ser oído en calidad testigo,
siempre guardando y observando toda la protección legal organizada en su fa-
vor, si está en condiciones y capacidad mental para comprender la realidad de
los hechos. El imputado, como parte del proceso, puede mentir motivado por
el interés de organizar su defensa, igual el querellante y actor civil puede mentir
por interés de encubrir algún acontecimiento que no le pudiera ser favorable en
el juicio. El niño puede mentir por diversas razones, por no recordar el suceso,
por sugestión, por amenaza, por violencia, o por olvido.
Al testigo le esta prohibió por la Ley hacer uso de la mentira para testificar bajo
juramente en la justicia, pues ello constituye el tipo penal de perjurio, y pudiera
ser sancionado.
Las Siete Partidas define la prueba tanto en materia civil como penal, así: Averi-
guamiento que se hace en juicio en razón de una cosa que es dudosa.
49
Lessona dice que: Probar significa hacerle conocer al juez los hechos controver-
tidos y dudosos y darles la certeza de su modo preciso de ser.
Carrara dice que: “En general, se llama prueba todo lo que sirve para darnos
certeza acerca de la verdad de una proposición. La certeza está en nosotros, la
verdad en los hechos. Aquella nace cuando uno cree que conoce a ésta; mas
por falibilidad humana puede haber certeza donde no haya verdad y viceversa”.
Framarino Dei Malatesta afirma que “La prueba puede ser considerada, ya sea
en cuanto a su naturaleza y a su producción, ya sea en cuanto al efecto que origi-
na en la mente de aquél ante quien ha sido producida; por este segundo aspecto
equivale a la certeza, a la probabilidad y a la credibilidad.
Devis Echandía entiende por pruebas judiciales el conjunto de reglas que regu-
lan la admisión, producción, asunción y valoración de los diversos medios de
prueba que puedan emplearse para llevar al juez la convicción sobre los hechos
que interesan al proceso.
partes y el juez, que suministran esas razones o motivos, es decir, para obtener
la prueba. Puede existir un medio de prueba que no contenga prueba de nada,
porque de él no se obtiene ningún motivo o certeza. Pero, en sentido general, se
entiende por prueba judicial, tanto los medios como las razones o los motivos
contenidos en ellos y el resultado de estos.
Para Lessona, el medio de prueba se define como todo medio que pueda alcan-
zar el doble fin de hacer conocido del juez un hecho, es decir, darle conocimiento
claro y preciso de él, y juntamente darle la certeza de la existencia de aquel hecho.
Art. 172.- Valoración. El juez o tribunal valora cada uno de los elementos de prue-
ba, conforme las reglas de la lógica, los conocimientos científicos y las máximas
de experiencia y está en la obligación de explicar las razones por las cuales se les
otorga determinado valor, con base a la apreciación conjunta y armónica de toda
la prueba. Las actas que tienen por objeto la comprobación de contravenciones
hacen fe de su contenido hasta prueba en contrario.
51
En cuanto a la diferencia establecida por el Profesor Lessona, entendemos que
la misma resulta muy pobre ya que el autor procura explicar el concepto en
base al concepto mismo, lo cual es metodológicamente inaceptable.
No hay lugar a confundir una cosa con la otra ya que se diferencian en cuanto
a su naturaleza misma, pues el medio de prueba no es más que el canal a través
del cual nos llega aquélla, es decir, la prueba.
Así comienza Nicolás Framarino a exponer su célebre teoría y a sentar las bases
para la primera clasificación de las pruebas, entrando a precisar lo que él llama
“criterio sustancial”. Cuando se habla de sustancia de las pruebas, no se habla
de la relación de la prueba, de a verdad abstracta, o con una verdad concreta
cualquiera de cuya averiguación se trata, no; se habla de la relación determi-
nada de la prueba concreta, con la verdad concreta que se quiere investigar. Las
pruebas como tales, al clasificarlas en cuanto al objeto se consideran: respecto
de la verdad concreta que se quiere averiguar y al servicio de las que están lla-
madas a realizar.
52
La Declaración del Imputado
Decimos que la prueba puede tener como objeto inmediato el delito, así sea
con referencia a uno de los elementos menos importantes del hecho delictuo-
so, o que consista en el mismo elemento criminoso; se llama entonces Prueba
Directa.
53
en la realidad; hay pruebas que atestiguan directa e inmediatamente los hechos
buscados y pruebas que atestiguan el hecho por medio de otras pruebas sólo in-
directamente relacionadas con el hecho buscado (hecho principal). Las primeras
son Directas, las segundas Indirectas. En su acepción más amplia posible, y con
criterio actual, se entiende que la prueba responde a una de las dos clases siguien-
tes: a) De Acusación; y b) De Defensa.23
parte del Magistrado Juez, es decir, la prueba debe ser valorada y acreditada y
en ello tiene un rol activo el Magistrado Juez. De conformidad con el sistema
jurídico procesal vigente, en los tribunales sólo podrán admitirse como aconte-
cidos los hechos que se encuentren avalados por medios de pruebas obtenidos
lícitamente, pudiendo excluirse del debate las pruebas que no hayan sido obte-
nidas lícitamente.
a) Dactiloscopia.
b) Documentoscopía.
c) Necropsia.
d) Test de parafina.
e) Balística Criminal.
f) Toxicología.
g) Retrato Hablado.
h) Fotografía Criminal.
i) Identificación Biológica.
j) Identificación de pelos y cabellos.
k) Serología: Identificación de manchas de esperma, Investigación de
manchas de orina, sangre y saliva.
l) Identificación de un Cadáver.
m) Origen humano.
n) Determinación de la raza y el sexo.
o) Caracteres óseos individuales.
p) Causa y fecha de la muerte.
q) Identificación por los dientes y de la formula dentaria.
- El testimonio.
- Pruebas directas.
- Pruebas escritas o documentales
- Pruebas indiciarias
- Presunciones.
- Declaraciones espontáneas.
Citado por: TERAN Luque, Marco. La Prueba Ilícita. En línea: www.enj.org. Tomado de: www.dlh.lahora.com.ec
23
54
La Declaración del Imputado
La teoría del objeto de la prueba procura, señalar cuáles son las proposiciones
de las partes que deben probarse y cuáles no requieren demostración.
• La prueba material
• La prueba documental
Es el escrito donde constan ciertos hechos, que resultan así probados con su
presentación en juicio. Los escritos pueden ser públicos o privados.
• La prueba testimonial
Es la nueva reina de las pruebas, título que una vez retuvo la confesión. Sus
peculiaridades nos obligan a remitir al lector al capítulo referido a los medios
de prueba. Más específicamente considerado, el texto codificado acepta como
tipos principales de prueba: el testimonio, el peritaje y otros medios de prueba
(que incluye el reconocimiento de personas y el careo).
56
La Declaración del Imputado
Prueba compleja.- Esta expresión aparece una sola vez en el texto codificado,
en el último párrafo del inciso 9 del artículo 346, que define la forma del acta
de audiencia. Textualmente: En los casos de prueba compleja, el tribunal puede
ordenar el registro literal de la audiencia, mediante cualquier método, pero es-
tos registros no pueden ser usados como prueba en desmedro de los principios
de inmediación y oralidad.
57
la confesión, cuya importancia en el nuevo proceso penal ha sido reducida a la
mínima expresión. Comentaremos los tipos de prueba citados.
• La Prueba indiciaria
No obstante que los jueces son soberanos para apreciar los hechos y deducir
de ellos indicios o presunciones, es menester destacar que esa soberanía de
apreciación, no los exime de la obligación de especificar en la sentencia cuáles
son las presunciones o indicios que han servido de fundamento a su decisión.
Además, el juez tiene la obligación de expresar y puntualizar en una motivación
suficiente cuáles son los actos humanos o circunstancias naturales que configu-
ren los indicios, concatenándolos, unificándolos en un cuerpo lógico decisivo,
único medio que permite establecer la constancia clara y expresa de los hechos
que el tribunal considera probados.
La actividad Probatoria
58
La Declaración del Imputado
• Recolección de pruebas
Esquemáticamente:
59
- Obtiene pruebas científicas (como tipo de sangre o identificación genética
del imputado; ordena la realización de autopsias o experticias forenses de otro
tipo).
El Procedimiento Probatorio
Si el ministerio público entiende que las pruebas recogidas son la base idónea
para proceder al juicio, concluye las investigaciones y procedimientos preli-
minares emitiendo uno de los llamados Actos Conclusivos del Procedimiento
Preparatorio, que son: solicitud de la apertura a juicio, mediante presentación
de la acusación, o la aplicación del procedimiento abreviado, mediante la acu-
sación correspondiente o la suspensión condicional del procedimiento.
2) Oponer las excepciones previstas en este código, cuando no hayan sido plan-
teadas con anterioridad o se funden en hechos nuevos;
8) Plantear cualquier otra cuestión que permita una mejor preparación del juicio.
Aunque el plazo para examen de la prueba es común, cinco días, para el impu-
tado vale después de la notificación de la acusación.
61
por la cual el juez ordena la apertura a juicio, contiene: 1) Admisión
total de la acusación. 2) La determinación precisa de los hechos por
los que se abre el juicio y de las personas imputadas, cuando el juez
solo admite parcialmente la acusación. 3) Modificaciones en la califi-
cación jurídica cuando se aparte de la acusación. 4) Identificación de
las partes admitidas. 5) Imposición, renovación, sustitución, o cese de
las medidas de coerción, disponiendo en su caso, la libertad del im-
putado en forma inmediata. 6) Intimación a las partes para que en el
plazo común de cinco Díaz comparezcan ante el tribunal de juicio, se-
ñalen el lugar para las notificaciones. Esta resolución no es susceptible
de ningún recurso.” El texto que acabamos de trascribir en su parte
final pensamos que adolece de un vicio de inconstitucionalidad, en
razón que la administración de justicia en nuestro país está gobernada
por el doble grado de jurisdicción, por mandato de la constitución de
la Republica, primera instancia y grado de apelación y pensamos que
no es sano ni nada justifica que el Auto de Apertura a juicio sea juz-
gado en única instancia, resulta obvio la inconstitucionalidad de los
autos de apertura a juicio, y se arguye que el Magistrado apoderado
del fondo se le pueden hacer todo tipo de peticiones, ello as así, pero
la existencia del auto pudiera producir una especie de prejuicios, y
ello conspira con el derecho de defensa, y además una Corte de Ape-
lación está conformada por jueces más experimentados, y se supone
más competentes que ofrecen mayor garantía de obtener una decisión
apegada a la verdad de los hechos y apegada a la justicia.
62
La Declaración del Imputado
3. Fase Legal.- En ésta fase la ley fijaba no sólo los medios de prueba, sino
también el grado de convicción de cada uno de ellos, y en la que la confesión era
considerada la reina de las pruebas, hasta el punto de esforzarse por obtenerla
a cualquier precio, y por cualquier medio, llegando a la tortura y al tormento.
Fue en esta fase, donde quedaron instituidos los magistrados jueces, pudo ser
que la declaración del acusado fuese tomada en cuenta aunque el método de
valoración y de obtención no podía ser más irracional y cruel.
Podría decirse que esta fase corresponde a los países desarrollados actualmen-
te, pero en países del Tercer Mundo, como es el nuestro, seguimos adheridos
a métodos anacrónicos, ya que para la existencia de esta fase, se precisa de
elementos tecnológicos modernos, como son laboratorios de investigación mo-
dernos, personal de investigación, altamente entrenado, etc., cosas de las cuales
estamos lejos todavía.
63
los elementos de prueba, legalmente incorporados al proceso, según las reglas
de la lógica y la sana crítica racional. Estas reglas están fijadas principalmente
por las leyes de la lógica, la psicología y de la experiencia, según las cuales el
razonamiento del juzgador es libre en cuanto no está sometido a ningún pará-
metro pre-establecido por la ley.
ALSINA dice que las reglas de la sana crítica, no son otras que las que prescribe
la lógica y derivan de la experiencia; las primeras con carácter permanente, y
las segundas, variables en el tiempo y en el espacio”.27
COUTURE define las reglas de la sana crítica como “las reglas del correcto
entendimiento humano; contingentes y variables con relación a la experiencia
del tiempo y del lugar; pero estables y permanentes en cuanto a los principios
lógicos en que debe apoyarse la sentencia”. 28
Alsina, Hugo (1956). Tratado Teórico-Práctico de Derecho Procesal Civil y Comercial. Pág. 534.
27
Las reglas de la sana crítica configuran una categoría intermedia entre la prueba
legal y la libre convicción, sin la excesiva rigidez de la primera y sin la excesiva
incertidumbre de la última, siendo por tanto una fórmula apropiada para regu-
lar la actividad intelectual del juez frente a la prueba.
Respecto de la relación entre la sana crítica y la lógica, Couture hace ver que las
reglas de la sana crítica consisten en sentido formal en una operación lógica.
Existen algunos principios de lógica que no podrán ser nunca desoídos por el
juez. Así, dice, nadie dudaria del error lógico de una sentencia en la cual se ra-
zonara de la siguiente manera: los testigos declaran que presenciaron un prés-
tamo en monedas de oro; como las monedas de oro son iguales a las monedas
de plata, condeno a devolver monedas de plata. Evidentemente, está infringido
el, principio lógico de identidad, según el cual una cosa solo es igual a sí misma.
Las llamadas máximas de experiencia Couture las define como “normas de va-
lor general, independientes del caso específico, pero como se extraen de la ob-
servación de lo que generalmente ocurre en numerosos casos, son susceptibles
de aplicación en todos los otros casos de la misma especie”.29
El principio de la sana crítica exige que el juez motive y argumente sus decisio-
nes. Dado que se aplica exclusivamente en aquellos casos en los que el Legis-
lador ha entregado al juez el poder de valorizar libremente dicho resultado, se
opone, en este sentido, al concepto de prueba legal o tasada, donde es la ley la
que fija el valor de la prueba.32
29
Idem.
30
STEIN, Friedrich (2002). El conocimiento privado del juez. Pág. 98. 65
31
MONTERO Aroca, Juan (2002). La prueba en el proceso civil. Civitas, Pág. 278.
32
PLACENCIA Villanueva, Raúl. Los medios de prueba en material penal. Boletín Mexicano de Derecho Comparado. Nueva Serie, año xxviii, No. 83.
Se han destacado tres sistemas de valora¬ción de la prueba: 1.- El de la tarifa
legal o prueba legal; 2.- El de la íntima convicción y 3.- El de la sana crítica
racional o libre convicción.
En este sistema hay unas pruebas que tienen un valor determinado, y el juez
no puede dar un valor diferente. La confesión hace plena prueba en contra de
quien la pronuncia, por ejemplo.
66
La Declaración del Imputado
Sin lugar a dudas, que todo juzgador podrá hacer uso de métodos o formas
rudimentarias o sofisticadas para juzgar los hechos y valorar las pruebas. Sin
embargo, se admiten, por lo menos en forma mayoritaria en las legislaciones
más conocidas, tres sistemas de valoración de las pruebas, a saber:
VELEZ Mariconde, Alfredo. Estudios de Derecho Procesal Penal. Tomo II, Pág. 46.
33
67
Los tres sistemas, a pesar de su denominación diferente, están sujetos a los
principios y disposiciones jurídicas que regula la prueba y el proceso en forma
integral. Como una cuestión previa, vale decir, que en los tres sistemas enume-
rados, la valoración del juzgador estará sujeta al principio de la legalidad en el
sentido más amplio de la palabra.
68
La Declaración del Imputado
lugar a dudas, “la observancia obligada, de las normas que rigen la moderación
en la elaboración del pensamiento humano”. Ahora bien, el principio de la libre
valoración de la prueba, no significa, como así lo entendió el Tribunal Superior
Español: “que el tribunal tenga una facultad • libérrima y omnímoda’, sin limita-
ciones, con total irrevisabilidad de la corrección del órgano a-quo respecto de los
hechos probados”.
Agrega además, “el juzgador, a la hora de apreciar las pruebas practicadas, las
alegaciones de las partes y las declaraciones o manifestaciones del acusado, lo
hará no ya sin reminiscencia de valoración tasada o predeterminada por la ley, o
siguiendo las reglas de la sana crítica, o de manera simplemente lógica o racional,
sino de un modo tan libérrimo y omnímodo que no tiene más freno a su soberana
facultad valorativa que el proceder al análisis y a la consecutiva ponderación, con
arreglo a su propia conciencia, a los dictados de su razón analítica y a una inten-
ción que se presume recta e imparcial”.
En este sistema, se supone además, que el tribunal no sólo está obligado a llegar
hasta los últimos vestigios de la prueba, sino también, luego de ponderarlas,
debe explicar las razones por las cuales otorga a determinadas pruebas el valor
que le adjudica; En ellas, “expresa los argumentos de porqué su convencimiento
en uno u otro sentido, lo que implica dar a conocer el nexo racional que existe
entre las afirmaciones o negaciones que exprese en sus argumentaciones con los
medios de prueba que fueron evaluados para rendir el fallo”.
Ahora bien, “resulta difícil, por lo subjetivo, el control en los recursos de alzada,
de los hechos probados, puesto que, aún la prueba debe ser libre, es imposible
enjuiciar el sentido íntimo o no que el juzgador le ha dado a una determinada
prueba.
69
Pero, en cualquier juicio lo más importante es la búsqueda de la verdad, a través
de los medios de pruebas aportadas, con la finalidad última de hacer justicia,
la administración de justicia, es un servicio público, el Magistrado Juez apo-
derado debería disponer de un papel activo y diligente dirigido a investigar la
verdad y hacer justicia.
70
La Declaración del Imputado
71
Sin embargo, la investigación penal es útil, en tanto y cuanto es la mejor he-
rramienta, por ahora, para dar colusiones de “verdad” al proceso penal actual
fundado sobre principio garantista a favor del investigado o imputado.
72
La Declaración del Imputado
73
manifiestamente impertinente, e inclusive ordenando para mejor pro-
veer la que sea necesaria, aun si es ofrecida irregular o extemporánea...”.
Pero ello no quiere decir, que el Juez entre en consideraciones propias del juicio
de fondo. Esto es, el Juez de la Audiencia Preliminar no parece estar legalmente
apto para considerar si las pruebas son suficientes o insuficientes: lo que el Có-
digo dice es que ese juez debe verificar si la acusación tiene fundamento o no,
para lo cual no es necesario valorar la prueba, sino determinar someramente si
la prueba aportada fue lícitamente obtenida; si se relaciona con los hechos y si
pudiera ser apreciada por el Juez de Fondo.
Aunque existe libertad para probar por cualquier medio, todo medio de prueba
debe para ser valorado, debe estar condicionado a que debe:
c) Ser idóneo, legal e inobjetable dado que no puede violar los de-
rechos y garantías del imputado, previstos en la Constitución de la
República, los tratados internacionales, y el Código Procesal Penal.
76
La Declaración del Imputado
77
procedencia; sino advertir que la única nota en común es que todos son con-
siderados legalmente como actos que concluyen con la fase preparatoria, y es
lo recogido en dicha fase lo que sirve de antecedente y fundamento para su
terminación. De allí la importancia para el ministerio público de dirigir correc-
tamente la investigación, y si entre los elementos probatorios de cargo figura la
declaración del imputado, con mayor razón todavía, como se dirá más adelante.
La fase de investigación tiene como finalidad la búsqueda, identificación y ase-
guramiento de los elementos que servirán de fundamento para el acto conclu-
sivo de acusar. Dirigir correctamente la investigación penal asegura la toma de
una decisión correcta para su conclusión, por ello, el ministerio público “como
órgano acusador debe ser cada día más cuidadoso, técnico y científico, para
lograr la integración de la investigación de conformidad con la Ley” y así evitar
perjuicio en detrimento en la persona investigada, sus bienes y su familia.
En este sentido, si se cree que el enjuiciamiento sólo debe ser sufrido por el im-
putado, cuando existan elementos de pruebas suficientes para ello, que deben
ser determinados antes de disponer apertura de la subsiguiente fase procesal.
Sólo de esta manera se estará garantizando a todos los ciudadanos, no ser per-
seguidos injustamente, llevados ante los tribunales y sometidos a un proceso
judicial sin fundamento, característico de países donde no existe un verdadero
Estado de Derecho.
Hay que resaltar la importancia de llevar a cabo una correcta investigación pe-
nal, el atento desempeño del Magistrado Procurador Fiscal investigador, así
como el apego a la ley y a las formas procesales para el cumplimiento de sus
funciones, que regulan su actividad en el proceso penal, son las que objetivan
su actuación.
78
La Declaración del Imputado
79
tal sobre las pruebas ante el Magistrado Juez de la instrucción, como ocurría en
el procedimiento criminal.
Existe la llamada “doctrina de los propios actos”, la cual impide que, el ministe-
rio público, pueda actuar en franca contradicción o desconocimiento de actos
anteriores de su propio ministerio, o realice variaciones al acto de tal mag-
nitud que impliquen una clara incoherencia. Dicha doctrina “veda desplegar
una actividad procedimental que se reveló incompatible en una anterior”, pues
“nadie puede válidamente ir contra sus propios actos”. Está claro que para acusar
se requiere de elementos probatorios “suficientes” y “lícitamente obtenidos”, o
“lícitos”.
80
La Declaración del Imputado
81
”El Ministerio Publico es un órgano del sistema de justicia, garante del
Estado de Derecho, funcionalmente independiente en sus actuaciones.
Es el encargado de dirigir la investigación de los hechos de carácter pe-
nal, en representación de la sociedad, de la puesta en movimiento y del
ejercicio de la acción pública, proteger a las víctimas y testigos, en el ám-
bito de las actuaciones que realice, y ejercer y cumplir todas las demás
atribuciones que le confieren las leyes. ”
Las atribuciones y facultades legales del ministerio publico, han sido elevadas
a categoría Constitucional conforme la última modificación publicada el día
Veintiséis (26) del mes de enero del Año 2011, que en su Capitulo V, sobre
el Ministerio Publico ha dispuesto: “Constitución dominicana. Artículo 169.-
Definiciones y funciones. El ministerio público es un órgano del sistema de jus-
ticia, responsable de la formulación e implementación de la política del Estado
contra la criminalidad, dirige la investigación penal, y ejerce la acción pública en
representación de la sociedad.”
Más adelante, en su Párrafo I, dispone el mismo texto lo que sigue: “En el ejer-
cicio de sus funciones, el Ministerio Público garantiza los derechos fundamentales
que asisten a ciudadanos y ciudadanas, y promoverá la resolución alternativa
de disputa, disponiendo la protección de víctimas y testigos y defenderá el interés
público tutelado por la Ley.”
El ministerio público no debe tener como norte sostener “a toda costa” la acu-
sación, ya que el fin es la aplicación de justicia, y si las circunstancias fácticas
demuestran lo contrario, estará en la obligación de solicitar el archivo del ex-
pediente, pues tiene como obligación legal, la objetividad en el desempeño de
sus funciones y debe proteger las garantías constitucionales del imputado, entre
ellas el debido proceso de ley.
Así las cosas, lo que sí debe quedar claro es que la cautela, diligencia y objetivi-
dad en la conducción de la investigación, debe ser el norte que guíe al ministe-
rio público y a los órganos de policía; de esta forma se estará disminuyendo el
riesgo de errar o evitar la condenación, así como la brecha entre la verdad real
y material, y nos aproximaremos a la decisión que concluya la investigación
con certeza jurídica. La posibilidad de plantear un cambio brusco en el acto
conclusivo de acusación, será mínimo y tratar de lograr que la actuación del
ministerio público tenga fuerza suficiente para conseguir las pruebas u lograr
el enjuiciamiento del imputado y conseguir la aplicación de justicia.
84
La Declaración del Imputado
Capítulo IV
LA DECLARACION DEL IMPUTADO EN ATENCION
A LA AUTORIDAD QUE LA RECIBE
La Publicidad del Proceso Penal
L
a exposición pública de los imputados y los procesos que se les siguen en
los tribunales plantea un conflicto de intereses entre el derecho penal y el
ejercicio del periodismo en una sociedad democrática, conflicto que no
puede, de ninguna manera, ser resuelto con la descalificación de alguna de las
dos actividades en cuestión.
Entre los doctrinarios modernos, como BOVINO que justifica claramente esta
posición al afirmar que “la publicidad del proceso es una garantía irrestricta del
imputado, relacionando directamente la publicidad con la exigencia constitu-
cional del juicio por jurados, el cual “es, a la vez, una garantía del imputado… y
un derecho político de los ciudadanos que consiste en la facultad de participar
en las decisiones más relevantes de la administración de justicia”.38
El hecho de que los procesos judiciales puedan ser objeto de información públi-
ca o divulgación, se fundamentaría en el derecho a informar sin censura pre-
via dispuesto por la Constitución dominicana en su artículo 49, ordinal 2, que
ordena que “Todos los medios de información tienen libre acceso a las fuentes
noticiosa, oficiales y privadas de interés público de conformidad con la Ley” de
modo que los tribunales son fuentes noticiosas de interés público, pero es un
derecho cuyo ejercicio debe ser reglamentado por una ley adjetiva, en razón la
publicidad de un juicio en los medios noticiosos pudiera afectar el honora y la
consideración de las personas imputadas.
Así las cosas, es común observar a los periodistas en los pasillos de las salas
de audiencias y en los juzgados de Instrucción en busca de informaciones que,
desde su punto de vista, son de interés para la población y desde el punto de
vista del imputado, dicha información difundida de forma prematura, pudiera
afectar el honor, la consideración del imputado y de su familia.
86
La Declaración del Imputado
… los acusados pueden proponer ante los jueces del fondo todos los medios de
defensa tendientes a su descargo o a la modificación de la calificación que se
haya dado al hecho; además de que los autos decisorios de las cámaras de cali-
ficación ordinarias, no están incluidos dentro de los fallos dictados en última
instancia susceptibles de ser conocidos en Casación; omitiendo pronunciarse
respecto del secreto en la instrucción.
88
La Declaración del Imputado
Asimismo, los procesos penales tampoco deberían ser un limite para el ejerci-
cio el periodismo, entendido como la práctica profesional dirigida a informar
a la población de aquellos asuntos que le son de absoluto interés, pues su co-
nocimiento de forma adecuada entraña un beneficio y no un perjuicio para la
población.
89
Art. 290.- Carácter de las actuaciones. El procedimiento preparatorio
no es público para los terceros. Las actuaciones sólo pueden ser exami-
nadas por las partes, directamente o por medio de sus representantes.
Los abogados que invoquen un interés legítimo son informados por el
ministerio público sobre el hecho que se investiga y sobre los imputados
que existan, con el propósito de que decidan si aceptan participar en el
caso.Las partes, los funcionarios que participen de la investigación y las
demás personas que, por cualquier motivo adquieran conocimiento de
las actuaciones cumplidas, tienen la obligación de guardar discreción. El
incumplimiento de esta obligación es considerada falta grave. Cuando el
imputado sea un funcionario público a quien se le atribuye la comisión
de una infracción en el ejercicio de sus funciones o en ocasión de él, o se
trate de una infracción que afecta el patrimonio público, los medios de
comunicación pueden tener acceso a aquellas actuaciones que, a juicio
del ministerio público, no perjudiquen la investigación ni vulneren los
derechos del imputado.
Es claro, que nadie, excepto las partes, sus representantes y el Magistrado Juez
tienen derecho a revisar el expediente en la fase de instrucción. Es eviden-
te, que el periodista no puede tener acceso al expediente, y que en este caso
particular no es aplicable la norma constitucional de información sin censura
previa. De hecho, además de crear una falta grave para el Ministerio Público en
caso de violar el “secreto del sumario”, el texto procesal obliga a la discreción
inclusive de las partes involucradas.
Los periodistas se cuidan de no hablar del culpable, sino del “presunto autor”, y
la sola presentación de la información, la imagen del imputado, pudieran sus-
tentar la creencia de la culpabilidad. Y todo esto se ha dicho. considerando que
la información es veraz. Pero, ¿no puede ser falsa la información? Más aún, la
41
DERIO, Enmanuel. Obra citada. Pág. 63.
90
La Declaración del Imputado
“verdad” es la que resulta del proceso, por sentencia irrevocable, con la calidad
de la cosa irrevocablemente juzgada.
91
diccionales, cuestión que se agrava en cuanto que, en contraste con la falta de
publicidad formal, la fase de investigación viene acompañada de una mayor pu-
blicidad de hecho, ya que sólo a esta fase prestan atención más medios.42
El citado autor tiene razón cuando refiere los llamados “rumores en torno al
proceso”. Estos rumores –actualmente acrecentados por la desinformación o
informaciones a medias, o malintencionada, con claras tendencias, en la mayo-
ría de los casos, a la presunción de culpabilidad del imputado, que brindan los
medios masivos de comunicación acerca de las actuaciones policiales y judi-
ciales, en el proceso penal y la estigmatización que produce sobre el imputado
no ya la imposición de pena sino el proceso en sí mismo. La publicidad se
convierte en:
Habrá entonces una publicidad máxima de las hipótesis acusatorias, que con-
trasta con el secreto de la instrucción que cubre formalmente las pruebas y de
la infravaloración pública del debate contradictorio, no obstante las formalida-
des, solemnes y recíprocas, que le garantiza al imputado.
42
FERRAJOLI, Luigi. (1995) Derecho y razón. Teoría del garantismo penal, prólogo de N. Bobbio, trad. de P. Andrés Ibáñez.
92
La Declaración del Imputado
93
blicidad porque en la sala de audiencias se celebran ordinariamente
varios procesos, por día, y estando llena de personas (otros impu-
tados, sus abogados, familiares y allegados) no podría hablarse de
secretismo.
94
La Declaración del Imputado
La exigencia de que nadie puede ser considerado culpable hasta que así se de-
clare por sentencia condenatoria definitiva, contiene tres elementos básicos:
Por lo demás, acreditada las pruebas y la imputación hecha valer por el minis-
terio público, corresponde al imputado, en caso que así lo entienda procedente
su defensa, probar los hechos impeditivos, extintivos o excluyentes de la res-
ponsabilidad penal. En el transcurso de la investigación, el ministerio público
se encuentra sometido al respecto absoluto de ciertas garantías y principios,
entre las cuales resalta la de objetividad: su acción debe procurar no solamente
las pruebas que fundamenten la posible condena sino también las de descargo
que puedan indicar que el imputado es inocente.
96
La Declaración del Imputado
Estos son dos derechos fundamentales, relacionados entre sí, pero diferencia-
bles, pues por lo que hace al primero, se puede manifestar una opinión cuya ve-
racidad no pueda ser cuestionada, por considerarse que las opiniones no son ni
verdaderas ni falsas. En efecto, ante la manifestación de una opinión, el Tribu-
97
nal Europeo de Derechos Humanos ha fijado la postura en el caso Oberschilck
v. Austria en el sentido de que una opinión pública no puede ser verdadera ni
falsa, porque corresponde a juicios de valor y en relación con éstos, no se puede
probar su veracidad.
Ahora bien, es cierto que una opinión es por definición subjetiva y que la ver-
dad objetiva es difícil de encontrar, porque no será la verdad lo que se busque
sino la veracidad en la información, que es una cuestión diversa, sin embargo,
hay márgenes sobre lo que una verdad subjetiva se puede a su vez mover y
a nuestro juicio, hay que tender incluso ante las opiniones, que se acerquen
lo más posible a la veracidad, sin que pase desapercibido que desde luego la
historia puede ser contada desde el punto de vista de los vencedores o de los
vencidos y que estas dos posturas suelen ser, en cuanto a la arista donde se le
mire, opuesta o radicalmente diversa, pero no se deja de estar dentro del mismo
abanico de posibilidades y, fuera de ese espectro, la verdad se desvirtúa total-
mente e inclusive la opinión pública puede llegar a dañar la honorabilidad u
honra de la persona imputada, pero aun no condenada.
Estos razonamientos denotan que existe una obvia confusión entre la libertad
de expresión y la libertad de información que debe ser veraz, se concluiría que
un ciudadano tiene derecho a información veraz en relación con las políticas
públicas del Estado y sus funcionarios, en relación a la ejecutoria económica de
los Alcaldes, senadores, diputados y magistrados-jueces. Al ciudadano siempre
se le ha mentido, aunque tiene derecho a recibir información veraz de las insti-
tuciones, de los políticos y de los funcionarios públicos, y en caso de no hacerlo
actualmente disponemos de acciones legales dirigidas a obtener una rendición
de cuentas de un funcionario público, por ejemplo.
98
La Declaración del Imputado
99
El segundo elemento, de base lo define la imputación objetiva, pretende expli-
car, a través de criterios lógico-valorativos, en cuáles circunstancias el Derecho
Penal puede atribuir un resultado final al autor de una conducta o comporta-
miento típico que se encuentra, indefectiblemente, ligado por un nexo causal
con aquél. Es así como, la imputación objetiva sostiene que, un resultado es ob-
jetivamente imputable, cuando el autor ha creado un riesgo relevante, el cual se
realiza en el resultado típico en su configuración concreta. Es por ello que esta
postura puede clasificarse como teoría teleológico - normativa, trascendiendo
de esta manera, las limitaciones que implica la omisión de juicios valorativos
en los procesos causales.
Ahora bien en el futuro habrá que revisar que el derecho a la seguridad social
debe estar por encima de los derechos de un imputado que ha dado muerte a
una Joven estudiante para robar su Cámara Fotográfica. El sistema judicial de-
ber ser más efectivo, proveer sentencia de calidad y que den adecuada respuesta
a demanda de justicia que a diario hace la sociedad dominicana. De hecho, en
Estados Unidos se ha aceptado que no se encuentran dentro del ámbito de la
garantía de no autoincriminación la obligación del imputado de entregar sus
43
ESER, Albin. (1998). Temas de Derecho Procesal Penal. Lima> IDEMSA, Pá26.
100
La Declaración del Imputado
101
Otras regulaciones codificadas incluyen la forma correcta en que se debe in-
terrogar al imputado, respetando las garantías constitucionales y la integridad
física e intelectual del imputado, para mejor cumplimiento de los fines del pro-
ceso penal.
La declaración del imputado, debe hacerse constar en acta para poder hacerla
valer en juicio. Dicha acta deberá contener para su validez los siguientes ele-
mentos:
2º Nombre y apellidos del juez, fiscal, del imputado, del abogado defensor
y del resto de los participantes en el proceso.
6º Las preguntas del fiscal, las del abogado y las del Magistrado-Juez y sus
respuestas.
102
La Declaración del Imputado
103
esta posibilidad es impedir ejercer el acto fundamental de su declaración, como
sujeto procesal, precisamente en la etapa en que esta cobra su máxima expre-
sión que es en el juicio oral, público y contradictorio.
Testimonios Especiales
Esta materia es regulada por el texto del artículo 202 del Código Procesal Penal,
que ordena “Testimonios especiales: El testimonio de personas que se encuen-
tran en circunstancias especiales de vulnerabilidad puede recibirse en privado
y con la asistencia de familiares o personas especializadas. Cuando se trate de
personas que no pueden expresarse fácilmente en español, o que adolezcan de
algún impedimento manifiesto, se pueden disponer las medidas necesarias,
para que el interrogatorio se asistido por un intérprete, o traductor, o se ex-
prese por escrito, o de la forma que facilite la realización de la diligencia.” Los
enfermos pueden deponer como testigos, en la medida del tipo, características
y grado de enfermedad que padezcan.
La pregunta que se impone es, a saber si este paciente o interno, tiene la capa-
cidad intelectiva suficiente o mínima para poder relatar hechos concretos que
104
La Declaración del Imputado
haya visto u oído, los cuales serían de interés para la solución de algún proce-
dimiento litigioso.
Ahora, bien si mantiene algún tipo de anormalidad, pero esta se mantiene aje-
na en la coherencia para relatar hechos que haya percibido por sus sentidos,
según debidos análisis de especialistas, sería facultad del juez apoderado otor-
garle valor probatorio a su declaración, si bien varios autores demuestran el
peligro de tal facultad.44
Para hacer una inferencia razonable sobre las relaciones existentes entre una
enfermedad y un determinado acto, los jueces deben ser informados en detalle.
No bastan las etiquetas que nada explican (esquizofrenia, paranoia, psicosis...).
La explicación del origen, el desarrollo y las manifestaciones de las enferme-
dades son funciones de los peritos. El valor probatorio del testimonio, procede
del modo en que se fundamenta su opinión y de las razones que le llevan a es-
tablecer sus conclusiones. Las inferencias últimas, las razones de causa a efecto,
competen a los que enjuician los hechos.
Se ha dicho que los niños como testigos no son tan buenos como los adultos
para observar y recordar acontecimientos, que son propensos a las fantasías,
que son altamente sugestionables, que son relativamente incapaces de distin-
guir entre realidad y fantasía y que son propensos a las fábulas.46
44
FREEDMAN, Alfredo et al. (2002). Obra citada. Pág. 2682.
45
Ver Art. 310 del Código del Menor, Ley 136-03. 105
46
GARRIDO y Marín, Eugenio et al. Evaluación de la credibilidad del testimonio: una revisión de los fundamentos teóricos, orígenes, evolución y
estado actua del Análisis dde Contenido basado en Criterios. Lima: Grijley, Pág. 66.
Para el derecho penal, el menor es la persona inimputable por razón de la edad,
haciendo expresa referencia a su capacidad, a su discernimiento. En la histo-
ria de la justicia de menores han existido múltiples intentos de encontrar un
equivalente personal o psicológico al concepto de imputabilidad, es decir, a
la existencia de plena responsabilidad. Los legisladores han entendido que esa
capacidad que otorga responsabilidad penal no siempre se adquiere a la misma
edad, ni es válida en cualquier situación o circunstancia. Esto llevó a la práctica
normativa, en dejar muchas veces amplios intervalos, en lo que a la capacidad
de un menor se refiera a criterio del Juez.
Dejando de lado la falta de rigor científico que supone, que tal estimación no
sea realizada por un profesional de la psicología del desarrollo humano, este
planteamiento, en el fondo también entra en conflicto con el propio derecho
penal,47 dado que un código busca una precisión, una conducta típica a la cual
aplicar el derecho, con respecto a la capacidad, al discernimiento, al raciocinio,
a la madurez psíquica, a la capacidad de juicio o a la capacidad moral.
Si los niños y niñas pueden ser una valiosa fuente de información para la justi-
cia, hoy en día, parece estar en la transición del propio cuestionamiento.
El problema que se han planteado los juristas desde tiempos remotos, posible-
mente muchos antes que otros profesionales relacionados con la infancia, no es
estrictamente el del interés de la información infantil, sino el de su capacidad
para expresarla adecuadamente la información.
107
- Los niños y niñas son altamente sugestionables.
108
La Declaración del Imputado
Muchos expertos sólo asumen la función de ser evaluadores neutrales que in-
forman al juez de la realidad del niño, niña o su familia. Se necesita una figura
distinta al evaluador, al abogado defensor o de un posible terapeuta. Esta per-
sona especialista, tiene que asumir la responsabilidad del bienestar general de
niño o niña y de protegerle cuando interactúa con el sistema legal. A su vez, esta
persona puede llegar a ser algún pariente o persona de afecto si está capacitado
para ejercer tal función en el medio legal, y si no está implicado en el proceso.
En este sentido, son variadas las obras en las que establecen que el apoyo de
expertos supone la necesidad de que todos los juristas y profesionales que par-
ticipan en procesos infantiles tengan una formación especializada adecuada,
para poder situarse en la perspectiva del menor de edad como testigo y poder
comprender su exposición.
* la presencia de psicopatologías,
* el estado emocional,
110
La Declaración del Imputado
El punto de referencia del niño o niña víctima, hoy en día, se incrementa enor-
memente en todo tipo de violencia infantil. Pero, durante años se han plantea-
do la pregunta hasta qué punto y en qué condiciones el testimonio de un niño
que alega haber sufrido abusos sexuales es válido. Las dudas sobre esta validez
provienen básicamente de:
La negación por parte del niño del abuso sexual se produce en dos momentos,
uno de los cuales tiene lugar en la fase inicial de la investigación, cuando el pro-
50
Es interesante la reserva del Reino Unido a la Convención de los Derechos del Niño: “No está permitida la presencia de representantes legales en
los procedimientos seguidos por audiencias infantiles. Las audiencias infantiles han demostrado durante años ser una forma efectiva de enfrentar 111
los problemas de los niños de manera menos formal y con menor confrontación. Por lo cual, el Reino Unido, respecto al Art. 37d de la Convención,
se reserva el derecho de continuar con el actual sistema de audiencias infantiles”.
fesional está en contacto con el niño. Existen datos demostrando que sobre un
total de 116 notificaciones comprobadas de abuso sexual, el porcentaje de casos
en los que el niño negó su ocurrencia fue del 72%. Tras múltiples entrevistas, un
96% de estos niños, llegaron a reconocer su existencia. Pero, posteriormente, el
niño puede volver a negar sus afirmaciones previas, o sea retractarse.
El Testigo evasivo
52
FALLER, 190, 1993; Filip y cols., 1998; Jones y McQuiston, 1985, entre otras referencias.
113
Pregunta: Sr. F.F., ¿’había tres hombres sentados con usted
en la taberna?
Respuesta: Sí.
Respuesta: Sí.
Respuesta: Sí.
Respuesta: Sí.
Pregunta: Sr. F.F., mi pregunta es, ¿bebió usted las 5 botellas de cerveza
durante una hora?
Pregunta: Sr. F.F., ¿bebió 5 botellas de cerveza durante la hora que es-
tuvo en la cantina?
Respuesta: Sí.
Si el testigo continuamente falla al responder una pregunta, solicítele al Juez
114
La Declaración del Imputado
En todos los casos anteriores, usted puede decidir que la respuesta probable no
sea mayor que la impresión negativa que el testigo está causando en los jueces.
Si esto es verdad, entonces, no intente obtener mejores respuestas; continúe con
preguntas que él evade.
Trate y busque tantas respuestas como sea posible del tipo “no puedo recordar”.
Pregúntele al testigo si tiene dificultades para escuchar o entender sus pregun-
tas. Al hacer esto, recuerde que debe preocuparse por el tono de voz que utili-
ce, si usa un tono sarcástico con un testigo que parece débil, podría perder el
impacto de las respuestas. Finalmente, trate de obtener respuestas evasivas en
algunas de las preguntas en las que el testigo no tiene dificultad al responder
cuando éstas son planteadas por la parte que lo presenta.
Testigo Argumentativo
115
guntas, haga particularmente preguntas cortas y claras. Cuando sea posible,
recurra al uso de las preguntas cerradas Sí/No, o repita la pregunta e insista en
respuestas concretas o reestructure la pregunta de tal forma que se demuestra
que el problema es con el testigo, no con la pregunta.
116
La Declaración del Imputado
Capítulo V
DERECHOS Y GARANTIAS
QUE ASISTEN AL IMPUTADO
Generalidades
E
n la legislación internacional los imputados gozan de ciertos derechos, y
prerrogativas así como en el sis-tema dominicano desde el mismo mo-
mento de la de-tención o arresto es necesario que se hagan valer ciertas
normas procesales inderogables. Así, se dice que en cualquier caso la legisla-
ción dominicana dispone a favor del detenido, arrestado o imputado un con-
junto específico de derechos y garantías cuya violación ocasiona la nulidad del
proceso. Esos derechos están legalmente designados por el Art.95 del Código
Procesal Penal, y son los siguientes, aun-que no limitativos:
Art. 95.- Derecho.- Todo imputado tiene, desde que se solicite la aplicación
de una medida de coerción o la realización de un anticipo de prueba, dere-
cho a:
1) Ser informado del hecho que se le atribuye, con todas las circunstancias
de tiempo, lugar y modo, en la medida conocida, incluyendo aquellas que
sean de importancia para la calificación jurídica, un resumen de los conte-
nidos de prueba existentes y las disposiciones legales que se juzguen aplica-
bles;
117
5) Ser asistido desde el primer acto del procedimiento por un defensor de su
elección, y a que si no puede pagar los servicios de un defensor particular el
Estado le proporcione uno;
Los derechos citados se dividen en dos: derechos y garantías que deben obser-
varse antes de la realización del proceso (y se llaman “reglas pre-procesales”)
y reglas que se deben observar durante el proceso (y se llaman entonces reglas
“procesales”). Las reglas “pre-procesales” tienen por finalidad garantizar algún
derecho o libertad fundamental, y son, básicamente, las que siguen:
118
La Declaración del Imputado
- El derecho de recurrir las decisiones que le afecten (según los Arts. 416, 417,
418, 419 y 420-CPP; y Art. 25.1 de la Declaración Universal de Derechos Hu-
manos, entre otros).
119
Otras Garantías del Detenido
• La presunción de inocencia
120
La Declaración del Imputado
que se expusieron, al tratar el Art. 95 del Código Procesal Penal, son derechos
constitucionales que se resumen en tres grandes derechos principales, por así
decirlo:
b) El derecho al juez natural sea el que conozca el caso (es decir, a que
el juez y el tribunal hayan sido constituidos antes de la infracción, no pudiendo
ser juzgado por jueces o tribunales constituidos especialmente para enjuiciar-
lo),
53
CARDENAS Rioseco, Raúl. (2006) La Presunción de Inocencia. México: Porrúa, Pág. 23.
54
MONTAÑES Pardo, Miguel A. (1999) La presunción de inocencia. Análisis Doctrinal y Jurisprudencial. Pamplona, España: Aranzadi, Pág. 38. 121
el imputado es inocente y, en consecuencia, reducir al mínimo las medidas res-
trictivas de derechos del imputado durante el proceso.
Todas las personas tienen derecho a obtener la tutela efectiva de los jueces y
tribunales en el ejercicio de sus derechos e intereses legítimos, sin que, en nin-
gún caso, pueda producirse indefensión. Dicho precepto reconoce el derecho
de acción del que son titulares, en la actividad jurisdiccional penal, tanto los
ciudadanos como el Ministerio Público.
No es sólo un derecho fundamental del imputado, sino algo más: para el tri-
bunal la presencia del imputado es un deber ineludible y para el imputado un
derecho no renunciable, es decir, un derecho-. Además, si el imputado debe es-
123
tar presente, es necesario que sea juzgado contando con una defensa apropiada
para poder hacer frente a la acusación.
Esto es, el imputado tiene el llamado derecho de información, pues toda per-
sona detenida debe ser informada de forma inmediata, y de modo que le sea
comprensible, de sus derechos y de las razones de su detención.
- Documentos públicos.
- Documentos privados.
- Dictámenes de peritos.
- Reconocimiento judicial.
- Interrogatorio de testigos.
124
La Declaración del Imputado
Forma parte taxativa del Código Procesal Penal, que la establece en su Art. 14,
en virtud del cual se torna imperativo presumir inocente a toda persona some-
tida a juicio, y por tanto ella debe ser tratada como tal hasta tanto una sentencia
irrevocable declare su responsabilidad. Corresponde a la acusación destruir dicha
presunción.
125
El recurso de habeas es un derecho consagrada por la Constitución y que está
instituido en el Código Procesal Penal, con el objetivo de preservar los derechos
consignados principal, aunque no exclusivamente, en el Art. 71 de la Constitu-
ción, pues el mismo persigue averiguar las acusas de la prisión o privación de
la libertad para que en el caso de que no se hayan cumplido las formalidades
constitucionales antes señaladas el detenido sea puesto en libertad de inmedia-
to. En principio, toda persona privada de su libertad tiene derecho a solicitar
y a que otra persona solicite, que se expida en su favor un mandamiento de
habeas corpus.
En los recursos de habeas corpus los jueces no juzgan el fondo del caso penal,
sino que exclusivamente son apoderados por los detenidos para que deter-
minen si su detención ha sido dispuesta en forma regular y por funcionarios
autorizados por la ley…”. (Sentencia del 11 de marzo de 1968, .J. 688, Pág.
623).
En otra sentencia dijo “el procedimiento instituido por la Ley de Habeas Cor-
pus…. No constituye un juicio al fondo que pueda culminar en una sentencia
condenatorio”. (Sentencia del 20 de enero de 1986, B.J. No. 698, Pág. 94).
En ese mismo sentido tenemos que “Las facultades de los jueces de habeas cor-
pus se reducen a determinar si en el encarcelamiento se ha observado las forma-
lidades establecidas por la ley;… y en último análisis, si existen o no motivos que
hagan presumir la culpabilidad del detenido…”. (Sentencia del 11 de marzo de
1959, B.J. 584, Pág. 597).
De acuerdo a ello, “no le corresponde al juez de habeas corpus fallar sobre la cul-
pabilidad o no del imperante…” (como afirma la sentencia del 310 de agosto de
1971, B.J. No. 729, Pág. 2,516). A pesar de todo esto, se tiene un caso en el cual
un juez apoderado de un habeas corpus se declaró competente para conocer el
fondo. Se trata de un recurso interpuesto ante la Tercera Cámara de lo Penal
del Juzgado de Primera Instancia del Distrito Nacional, a raíz de lo cual dicho
Tribunal, en la persona de su Juez-Presidente dictó la sentencia de fecha 21 de
marzo de 1984, cuyo dispositivo dice: Se sobresee el conocimiento del presente
recurso de Habeas Corpus, interpuesto por los imperantes IPP, y RdlS, en razón
de que este Tribunal VA A CONOCER EN EL DÍA DE HOY EL FONDO del
expediente a cargo de los impetrantes. De manera que en este caso hay lugar
para hablar de una desnaturalización del recurso de habeas corpus.
126
La Declaración del Imputado
En otro orden de ideas, queremos señalar que aunque prima facie, este recurso
aparenta ser de fácil ejercicio en los términos de ley, por parte de cualquier
ciudadano ajeno al quehacer jurídico, en términos reales, el ejercicio de este
recurso se hace sumamente difícil para una persona no versada en materia de
Derecho, y en la mayoría de los casos personas que no saben leer ni escribir.
De manera que hay razón para afirmar que en nuestro país, el ejercicio del
recurso de habeas corpus es una especie de derecho formal, pero no real, por
cuanto la ley no ofrece medios expeditos para que el mismo pueda ser ejercita-
do en los términos de facilidad que expresa la ley a favor de los dominicanos y
extranjeros que residen en nuestro país.
Sostenemos además que es un derecho restringido, tanto por las razones ante
señaladas como por el hecho de la gran ignorancia del pueblo en cuanto a nues-
tra estructura jurídica, a la cual no escapa este recurso. A nivel de pueblo se
ignora lo que es una instancia, que es por donde empieza el procedimiento de
habeas corpus, se la cree como algo sumamente excelso e inaccesible, cuando
en verdad ésta no es más que una simple carta.
Puede afirmarse también que otra de las razones que hacen que este recurso no
sea ejercido comúnmente por los ciudadanos motu propio, sin tener que valer-
se de abogados, radica en la oscuridad de la terminología empleada en la ley, la
cual la hace aparecer como inentendible ante el pueblo común.
127
He aquí uno de sus considerandos:
Considerando: que en efecto, como regla general, cada vez que en la co-
misión de un crimen o un delito figuren armas u otros objetos conforme
a los artículos 35 y 39 del Código de Procedimiento Criminal, dichas
armas u objetos deben ser ocupados por el fiscal y presentadas al proce-
sado a al apoderado que puede nombrar para fines de reconocimiento,
de todo lo cual se extenderá acta…, que el cumplimiento de las referidas
formalidades es imperativo para una buena y eficaz administración de
justicia penal, tratándose sobretodo, como en el caso ocurrente, de una
acusación en que los objetos materiales que figuraban en el hecho, con-
forme a esa acusación (armas de fuego) constituían la esencia misma
de la infracción.. Casando la sentencia impugnada.
De manera que esta jurisprudencia mantenida hasta nuestros días viene a cons-
tituir una garantía para todos aquellos acusados en donde el cuerpo del delito
es un arma y debe mantenerse con todos sus efectos legales. Esta jurisprudencia
enaltece el coraje de los magistrados de aquel momento y debe servir de para-
digma a los futuros Magistrados, por el desafió que implicó su sentencia.
Pueden definirse como valores inherentes a las personas, que les permiten
desarrollarse en condiciones de igualdad, dignidad y libertad y que están re-
flejados como derechos y facultades en las Constituciones, leyes, convenios y
tratados internacionales que los reconocen y protegen.
El tema concerniente a los derechos humanos dejó de estar relegado del interés
Estatal y de considerarse como dominio reservado, toda vez que su manejo se
hacía bajo la concepción de soberanía clásica y el principio de no intervención
derivado del ejercicio de Esta, para transformarse en un asunto de interés uni-
versal, precisamente por el reconocimiento de la dignidad del hombre, aspec-
to dado, como consecuencia de una serie de acontecimientos históricos, entre
ellos, el más relevante, la segunda guerra mundial acaecida a mediados del siglo
XX, suscitando la necesidad de crear mecanismos o instrumentos jurídicos que
posibilitaran reconocer aquella serie de derechos inherentes a Los seres hu-
manos y que estaban siendo objeto de vulneración por parte de los Estados en
guerra.
128
La Declaración del Imputado
Cfr. MASSINI Correas, C.I. (1994). Filosofía del Derecho. El derecho y los derechos humanos. Buenos Aires: Abeledo-Perrot, Pág. 105.
57
129
Hoy, con algunas destacadas excepciones, no se niega el carácter jurídico de
los derechos económicos; sociales y culturales, ni se discute la afirmación de
que integran el concepto actual de los Derechos Humanos. Esto ha sido reco-
nocido así por el Derecho Internacional, tanto en su ámbito universal como
consecuencia de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948),
de los dos Pactos Internacionales de Derechos Humanos, el de los Derechos
Civiles y Políticos y el de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales, de las
Convenciones Internacionales del Trabajo de la OIT y de los textos emanados
de la UNESCO; como en el ámbito regional, como por ejemplo, en el caso de la
Convención Americana de Derechos Humanos o Pacto San José y del proyecto
de Convención Africana sobre Derechos Humanos.
MARITAIN afirma que Es la ley natural la que nos prescribe nuestros deberes
más fundamentales y en virtud de la cual toda ley obliga, y es también la que nos
asigna nuestros derechos fundamentales59.
No en balde se afirma que la lucha por los derechos humanos está empeñada
desde los primeros tiempos de que se tiene noticia.
58
Citado por: SERNA, P. (1989) Modernidad, postmodernidad y derecho natural: un iusnaturalismo posible. España: Serie Persona y Derecho,
130 Pág. 168.
59
MARITAIN, Jacques. Los derechos del hombre: cristianismo y democracia. Ediciones Palabra. Pág. 57.
La Declaración del Imputado
La aspiración a la trascendencia aparece como una exigencia vital del ser hu-
mano y se convierte en un estilo de vida que no sólo respeta a la creación y
al espíritu divino que es su origen sino también a nuestros semejantes en ese
concepto cristiano que nos iguala.
A los derechos indicados, el citado autor entiende que se deben añadir los
llamados derechos de la solidaridad o derechos de la tercera generación que,
como el derecho a la paz, el derecho al desarrollo, el derecho a la Libertad, el
derecho a la libre determinación de los pueblos, a un medio ambiente sano y
ecológicamente equilibrado, a beneficiarse del patrimonio común de la Huma-
nidad, etc., son la consecuencia de las nuevas necesidades del hombre y de la
colectividad humana en el actual grado de su desarrollo y evolución histórica.
Esos derechos se caracterizan por exigir para su conceptualización un grado
mayor de solidaridad humana que los otros derechos humanos y por el hecho
de ser al mismo tiempo derechos individuales y colectivos.
Ahora bien, el Estado naciente de estos derechos hace que en el campo interna-
cional aunque ya se ha hecho mención de ellos en algunas resoluciones de orga-
nismos internacionales, por ejemplo, la Resolución 4 (XXXIII) de la Comisión
de derechos Humanos, no están reglamentados en la forma en que lo están los
derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales.
ORGANIZACION DE NACIONES UNIDAS. La repercussion de la Declaración Universal de Derechos Humanos. Cap. II, Pág. 3.
60
131
a ellos se hace pensando sólo en los derechos civiles y políticos. Además, debe
notarse que siendo el Derecho una ciencia social, sujeta a los cambios sociales
y a la voluntad de los hombres, estos derechos tan avanzados no encuentran
aplicación real en países subdesarrollados como el nuestro caracterizados por
la precariedad en las condiciones materiales de existencia de las instituciones.
Las nuevas tendencias del pensamiento jurídico en el mundo hoy más que nun-
ca se refieren al tema de las garantías judiciales que deben tener los ciudadanos
de un Estado y específicamente aquellos que actúan como sujetos procesales
dentro de una investigación de carácter penal. El proceso penal como herra-
mienta para el control social propio del poder punitivo que tiene el Estado
debe estar en completa armonía con todos aquellos principios de respeto a la
dignidad humana.
132
La Declaración del Imputado
Puede afirmarse entonces que nos encontramos ante un cuerpo normativo que
en la teoría propende por la realización de los fines sociales del Estado, entre
ellos, los de garantizar la efectividad de los principios, derechos y deberes con-
sagrados en la constitución y de asegurar la vigencia de un orden justo a través
del uso proporcionado del poder punitivo del estado y dentro del marco de la
dignidad y solidaridad humana. En efecto, la consagración constitucional del
procedimiento penal se presenta cuando en una carta política o sustantiva se le
reconocen a toda persona, entre otros derechos, que su causa sea conocida de
manera pública, que se concluya dentro de un plazo razonable, por un tribunal
independiente e imparcial constituido previamente a la infracción; a que se
presuma inocente hasta que su responsabilidad haya sido legalmente declarada;
a que se le informe de la acusación que contra ella versa; a disponer de defensa;
y más aún, cuando se incorporan en ella instituciones procesales.
133
La presunción de inocencia es sin duda uno de los derechos más importantes
con que cuenta todo individuo; para desvirtuar esta presunción es necesario
demostrar la responsabilidad de la persona con apoyo en pruebas debidamente
controvertidas, dentro de un trámite que asegure la plenitud de las garantías
procesales sobre la imparcialidad del juzgador y la total observancia de las re-
glas predeterminadas en la ley para el proceso.
134
La Declaración del Imputado
De modo que esta convención deben ser tenidas como si fueran leyes internas.
La defensa pública
135
Derecho a Indemnización
b) que sea presentada dentro del plazo de seis meses, a partir de la fecha
en que el presunto lesionado en sus derechos haya sido notificado de la
decisión definitiva;
136
La Declaración del Imputado
Está formada por juristas de la más alta autoridad moral y reconocida com-
petencia en materia de derechos humanos. En noviembre de 1969 se celebró
en San José de Costa Rica la Conferencia Especializada Interamericana sobre
Derechos Humanos. En ella, los delegados de los Estados miembros de la Or-
ganización de los Estados Americanos redactaron la Convención Americana
sobre Derechos Humanos, que entró en vigor el 18 de julio de 1978, al haber
sido depositado el undécimo instrumento de ratificación por un Estado Miem-
bro de la OEA.
Según este pacto, toda persona que haya sido ilegalmente detenida o presa,
tendrá el derecho efectivo a obtener reparación (Art. 9.5).
Asimismo, establece que cuando una sentencia condenatoria firme haya sido
últimamente revocada, o el condenado haya sido indultado por haberse produ-
cido o descubierto un hecho plenamente probatorio de la comisión de un error
judicial, la persona que haya sufrido una pena como resultado de tal sentencia
deberá ser indemnizada, conforme a la ley (art.14.6).
137
Protocolo Facultativo del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Politicos
(Res. 693, G. O. 9454, del 10 de diciembre, 1977)
Establece el Protocolo que todo individuo que alegue una violación de cual-
quiera de sus Derechos enumerados en el Pacto y que haya agotado todos los
recursos internos disponibles podrá someter a la consideración del Comité de
Derechos Humanos de la ONU una comunicación escrita (art.2). Los únicos
requisitos para recurrir son que:
Las razones de que los dominicanos no hagan uso de este derecho, radica a
nuestro entender, en el desconocimiento del mismo, pues este derecho junto a
los otros similares que se encuentran en los demás pactos, son desconocidos,
incluso, por muchos abogados. Se hace necesario, dar a conocer al pueblo estos
derechos, como forma de repeler los abusos, en pos de la justicia accesible a los
fines de lograr una tutela judicial efectiva.
138
La Declaración del Imputado
penal por reputarse interesadas. Criterio éste que ha sido mantenido desde el
siglo pasado hasta nuestros días.
La Policía Nacional, cuyo único papel que le confieren las leyes es el de servir
como auxiliar de la Justicia actuando bajo las órdenes de los funcionarios judi-
ciales competentes, El ministerio publico se arroga funciones que no le com-
peten, como son las de interrogar al acusado, instrumentar expedientes y hasta
calificar los hechos, cuando en términos legales: estas son atribuciones exclusi-
vas del ministerio público y de los Magistrados Jueces.
En ese mismo sentido, al acusado, además de los derechos que les confiere la
Constitución y las leyes adjetivas, les asisten los derechos y garantías prove-
nientes de acuerdos internacionales. En ese orden tenemos lo que sigue.
139
merados en el Pacto y que haya agotado todos los recursos internos
disponibles, podrá someter a la consideración del Comité de Dere-
chos Humanos de la ONU una comunicación escrita denunciando la
violación.
Las funciones a cargo del Patronato serían exclusivamente: a) velar porque tri-
bunales den cumplimiento al debido proceso de ley, b) vigilar el trato de que
son objeto los acusados y detenidos por parte de los organismos represivos
del Estado, c) realizar visitas a las cárceles, cuarteles y lugares donde se alojen
detenidos a fin de conocer el estado de higiene, alimentación, etc., y hacer las
recomendaciones de lugar, d) velar por el cumplimiento de las disposiciones
constitucionales, y las provenientes de las leyes adjetivas, primordialmente en
lo concerniente al plazo de las 48 horas y al plazo de 60 días para la conclusión
del proceso penal.
140
La Declaración del Imputado
141
La Declaración del Imputado
Capítulo VI
VALOR PROBATORIO DE LA DECLARACION
DE COIMPUTADOS Y TERCEROS
E
l Código Procesal Penal no establece reglas claras sobre la declaración
del coimputados, quienes podrían, teóricamente, colaborar en el proceso
para la identificación de otros autores principales o cómplices y con ello
obtener un trato procesal más favorable.
Tal situación no significa que no puedan prestar declaración y que ésta no pue-
da ser valorada en juicio, aunque con unos criterios de control y seguridad de
atendibilidad sin duda más cuidadosos. Nuestro ordenamiento procesal se sus-
tenta en la premisa de la amplia posibilidad o capacidad de declarar de quienes
tienen información relevante en un caso penal determinado.
143
que se trate de los mismos hechos punibles o que se refiera a otros hechos en
los que pueda temer la formulación de cargos en su contra–.
Se han visto algunos criminales que, cuando han conocido no poder librarse de
la pena, se han esforzado en su desesperación en arrastrar a otros ciudadanos al
abismo donde ellos mismos caían; otros, designan como cómplices a inocentes,
con el sólo fin de apartar las sospechas de aquellos que, realmente, han tomado
parte en el delito, y hacer la instrucción más embrollada y difícil, o también con
la esperanza de alcanzar, complicando a personas de alta posición, un trata-
miento menos riguroso.
Argumentando que tal sería también el caso en que el nombre del cómplice ha
sido llanamente designado, sin que haya habido sugestión de parte del magis-
trado instructor; a no ser así podría temerse que el acusado hiciera una designa-
ción falsa, aprovechándose de la ocasión que se le ofrecía para dar otra dirección
a las sospechas; una condición esencial para la validez del testimonio es la certeza
de que no existe enemistad entre él y el individuo a quien nombra.
Cabe señalar que los principios anteriores, son verdades axiomáticas, ya que
la declaración de todo acusado en un juicio penal, es parte de su defensa, y la
defensa en si, no es la prueba de ningún hecho.
Por ello, nuestra ley procesal penal no consigna ninguna disposición en la cual
se prescriba en términos formales y categóricos el interrogatorio del acusado,
sino que se limita exponer en uno de sus textos que éste será siempre, conjun-
tamente con su defensor el ultimo en usar la palabra.
Cabe señalar que hay autores de crítica criminal que consideran que la declara-
ción del acusado confeso respecto del hecho ajeno, acompañada de otros me-
dios, puede ser dotada de valor probatorio según los hechos y circunstancias
de cada caso.
146
La Declaración del Imputado
Nuestra Suprema Corte de Justicia ha dicho que “en materia penal está prohibi-
do aplicar condenaciones cuando las pruebas no son evidentes y el acusado se
aprovecha de la duda que pueda surgir en la conciencia del juez”. (27 de enero
1893, G. O. 994. Vide además, misma Corte, 1 de marzo 1893, G. O.998; di-
ciembre 16, 1889, G. O. 816). Asimismo ha dicho la SCJ que “El juez debe aco-
ger las declaraciones del acusado cuando no sean contradichas por los testigos”.
“Cuando el proceso es insuficiente y esta insuficiencia no puede ser cubierta
por la deposición de los testigos, procede que se acepte la declaración del acu-
sado en todos sus extremos”, (20 de febrero, 1981, G. O. 873), jurisprudencia
excepcional que merece aplicación por todos los tribunales de nuestro país. En
ese mismo tenor tenemos que en su sentencia del 27 de enero de 1893, G. O.
994, se lee lo siguiente:
147
Continuando con este recuento jurisprudencial, se tiene que “…y así como el
juez no puede absolver al que por su conocimiento privado es inocente, si por el
conocimiento público que suministran las alegaciones y pruebas judiciales, apa-
rece plenamente probada su culpabilidad; tampoco puede condenar por su reco-
nocimiento privado al verdadero delincuente, cuyo delito no aparece suficiente-
mente probado en el juicio; porque el juez no obra o procede según su conciencia
puesto que no debe formularla por su propio sentir sino por las pruebas públicas
que se producen en el juicio, “justa allegatta et probata”63.
Tales principios han tenido rigurosa aplicación en las decisiones rendidas por
la SCJ. Como prueba de ello, es digna de mención la sentencia del 19 de no-
viembre de 1969, (B.J. No. 708, Pág. 115) en la que el supremo tribunal al
examinar la inexistencia de contradicciones entre el procesado y los testigos y
demás pruebas aportadas a la encuesta penal, concluyó anulando la sentencia
impugnada por haber desnaturalización de los hechos de la causa dándole un
alcance que no tenía a la declaración del procesado y pronunciando su incul-
pabilidad.
La última decisión que alude al tema pronunciada por la SCJ data del 1974 en
la cual se precisa que cuando hay otros elementos de prueba en el proceso, “los
jueces no pueden descargar al prevenido basándose en su propia declaración,
sino que deben ponderar todos los elementos de prueba existentes”. (B.J. No.
768, Pág. 2911).
Todos estos principios se mantienen invariables hasta la fecha, pues desde la úl-
tima sentencia de la SCJ en ese sentido que es la de 1974 no hemos encontrado
ninguna otra que venga a contravenir las anteriores. Es más, tampoco hemos
encontrado a favor. Lo que indica que en este aspecto la situación actual de
nuestra jurisprudencia es tal y cual ha sido expuesta, y se mantiene constante
la jurisprudencia. La última decisión que alude al tema pronunciada por la SCJ
data del 1974 en la cual se precisa que cuando hay otros elementos de prueba en
el proceso, “los jueces no pueden descargar al prevenido basándose en su propia
declaración, sino que deben ponderar todos los elementos de prueba existentes”.
A nuestro entender este es uno de los casos sui generis, en donde la jurispru-
dencia dominicana se ha mantenido invariable, pues como sabemos, es fre-
Gatón Richiez., Carlos. La Jurisprudencia en la República Dominicana, Pág. 221.
63
148
La Declaración del Imputado
cuente entre nosotros los cambios jurisprudenciales, e incluso se han dado ca-
sos de sentencias que no solo han venido a variar otras sino que más grave aún,
las han venido a contradecir.
Según la exposición contenidas en este parte, puede concluirse que está ple-
namente admitido por la doctrina, por la jurisprudencia francesa y por la do-
minicana, que la declaración de un coacusado no puede por si sola, servir de
base a una sentencia condenatoria en materia penal respecto de su compañero
de proceso, ni puede en estas condiciones servir como evidencia respecto de la
conducta de un tercero. A nuestro entender, este es un avance de nuestra juris-
prudencia, con lo cual demostramos que no sólo nos limitamos a reproducir la
jurisprudencia francesa, es demostración de que estamos avanzando, creando
nuestros propios principios jurisprudenciales.
Tal situación no significa que no puedan prestar declaración y que ésta no pue-
da ser valorada en juicio, aunque con unos criterios de control y seguridad
cuidadosos. Nuestro ordenamiento procesal se sustenta en la premisa de la am-
plia posibilidad o capacidad de declaración de quienes tienen relación al caso
objeto de investigación y juicio.
149
El coimputado, como tal, tiene reconocido el derecho instrumental al silencio y
los demás que derivan de la garantía de defensa procesal, de particular relevan-
cia constitucional, particularmente con respecto del procedimiento instituido
en los artículos 102 y siguientes del Código Procesal Penal.
En sus manos nos permitimos dejar este humilde aporte doctrinal y nos per-
mitimos dejarles en libertad de producir las criticas que entiendan oportunas,
siempre con el propósito final de lograr con nuestra opinión, cambios, mejoría
o modificación de la diversa problemática que afecta el ejercicio profesional del
derecho en la Republica Dominicana
150
La Declaración del Imputado
BIBLIOGRAFIA
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Págs. 892 y 893, Nos. 99 a 107.
IDEMSA.
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La Declaración del Imputado
HUERTAS Marín, M. (1999) El sujeto pasivo del proceso penal como ob-
jeto de la prueba. Barcelona. Bosch.
SAN MARTÍN Castro César. (1999) Derecho Procesal Penal, Editora Ju-
rídica Grijley, Tomo I.
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La Declaración del Imputado
LEYES Y JURISPRUDENCIA
República Dominicana. Suprema Corte de Justicia, so-bre La sana critica,
B.J. 559, Pag. 230.
Jurisprudencia de la SCJ que ha dicho “El juez debe acoger las declara-
ciones del acusado cuando no sean contradichas por los testigos”. (20 de
febrero, 1981, G. O. 873).
Otros documentos
• Los Plazos en el Código Procesal Penal del Lic. Máximo Matos Feliz.
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La Declaración del Imputado
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La Declaración del Imputado
ANEXOS
Resolución No. 3869-2006
Reglamento para el Manejo de la Prueba
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Atendido, que el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos en su ar-
tículo 14, numeral 3, establece que: “Durante el proceso, toda persona acusada
de un delito tendrá derecho, en plena igualdad, a las siguientes garantías míni-
mas: …e) A interrogar o hacer interrogar a los testigos de cargo y a obtener la
comparecencia de los testigos de descargo y que estos sean interrogados en las
mismas condiciones que los testigos de cargo”, sentando de este modo el contra
interrogatorio;
CAPÍTULO I
Disposiciones Generales
Artículo 1. DENOMINACIÓN.
La presente resolución se denomina “Reglamento para el Manejo de los Medios
de Prueba en el Proceso Penal”.
Artículo 3. DEFINICIONES.
A los fines de este reglamento los términos que se indican a continuación se
interpretan de acuerdo con las siguientes definiciones:
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n) Integridad de la prueba: Condición necesaria para la admisibilidad de
una evidencia física mediante el establecimiento de una cadena de cus-
todia.
r) Objeción: Es el mecanismo legal que puede ser utilizado por las partes
durante el conocimiento de una causa a los fines de manifestar su oposi-
ción a la formulación de una pregunta o respuesta, argumento, actitud de
los sujetos procesales considerada indebida o a la presentación de eviden-
cia inadmisible y cualquier otra actuación contraria a la reglamentación
procesal.
x) Prueba real: Aquella que forma parte de los hechos del caso.
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La Declaración del Imputado
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CAPÍTULO II
Del Alcance de la Presentación De Prueba
A. Procedimientos Preparatorios
B. Audiencia Preliminar
De conformidad con la oferta de pruebas realizada por las partes, a los únicos
fines de determinar la suficiencia de la acusación, el Juez de la Instrucción valo-
rará la utilidad de las mismas. La oferta, presentación y producción de pruebas
en la audiencia preliminar dependerá de la cuestión a dilucidar, ya sea para
determinar la suficiencia de la acusación, para desvirtuarla o para validar los
acuerdos realizados entre las partes. A esos efectos, el juez podrá permitir el
empleo de aquellos medios de prueba necesarios para la solución de las contro-
versias del caso concreto, siempre y cuando se trate de cuestiones de hecho que
surjan de la investigación de la parte acusadora y de los aportes materiales de
las demás partes. De existir algún aspecto jurídico relacionado con la admisi-
bilidad de la prueba, tales como su licitud, pertinencia o utilidad, el juez podrá
autorizar un debate limitado sobre la cuestión planteada.
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La Declaración del Imputado
JUICIO ORAL
CAPÍTULO III:
Organización de la Prueba en el Juicio
Artículo 8. De conformidad con las previsiones del artículo 305 del Código
Procesal Penal y los artículos 22 y siguientes de la Resolución núm. 1734-2005
del 15 de septiembre del 2005 emitida por la Suprema Corte de Justicia, la re-
cepción, marcado, custodia y preservación de los medios de pruebas son de
la responsabilidad de la Secretaria (o) del tribunal, quien una vez recibido el
orden de presentación de los medios de pruebas, requiere a las partes que sean
depositadas.
Una vez recibidos los medios de pruebas, la secretaria (o) procede a inventariarlos
para su presentación en audiencia, utilizando un marcado que garantice su indivi-
dualización real y efectiva respecto de cualquier otro medio probatorio.
Para esos efectos debe utilizar un sello que contenga el nombre del tribunal,
el número de proceso, el orden de la prueba establecido en número o letra, la
firma de la secretaria (o), la fecha y hora de la recepción y la parte que realizó
el depósito de la misma.
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CAPITULO IV
De Los Medios de Prueba y la Dinámica
para su Presentación
De conformidad con las disposiciones del artículo 326 del Código Procesal Pe-
nal, la presentación de prueba testimonial en el juicio de fondo se realiza de la
siguiente forma:
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La Declaración del Imputado
• Credenciales;
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fines de establecer su calidad, capacidad e idoneidad para deponer respecto del
tema de tipo científico para el cual ha sido ofertado.
Artículo 14. El dictamen pericial puede ser impugnado sobre la base de la con-
fiabilidad del método o tecnología utilizados a través del contra interrogatorio.
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La Declaración del Imputado
CAPÍTULO V
De Las Objeciones
Las partes pueden objetar toda actividad procesal contraria al debido proceso
garantizado en la Constitución de la República, los tratados y convenciones
internacionales que se refieran a la protección de los derechos humanos y a las
garantías procesales, el Código Procesal Penal y demás leyes referentes al tema,
así como las resoluciones dictadas por la Suprema Corte de Justicia. Además
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de las causas previstas por el artículo 326 del Código Procesal Penal, las partes
pueden objetar durante el interrogatorio de testigos, la formulación de pre-
guntas argumentativas, repetitivas, especulativas, compuestas, no responsivas
o que asuman hechos probados. Asimismo puede ser objetada, entre otras, la
introducción de prueba no pertinente, la forma de introducir los medios de
prueba, prueba no autenticada, prueba sobre la cual no se hayan sentado las
bases y materia privilegiada. La parte que presenta la objeción debe fundamen-
tarla de modo que el juez o tribunal resuelva la controversia.
CAPÍTULO VI
Disposiciones Finales
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Atendido, que la ley adjetiva especial para la protección de los derechos fun-
damentales de los niños, niñas y adolescentes y la norma procesal penal con-
templan el uso de medios técnicos en la audición de personas en condición de
vulnerabilidad, víctimas o testigos, con el fin de prevenir cualquier daño posi-
ble, de ahí la necesidad de que el Poder Judicial adapte o adecúe instalaciones
y equipos a tales fines;
Atendido, que ante el incremento de los abusos sexuales y otros delitos contra
la dignidad de la persona humana, las autoridades judiciales han identificado
como necesidad prioritaria la instalación de medios tecnológicos que permitan
la obtención de las declaraciones de las personas en condición de vulnerabili-
dad, víctimas o testigos, a fin de evitar la revictimización, garantizando así la
seguridad jurídica y el respeto de los derechos humanos;
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RESUELVE:
Párrafo II.- El Primer Original será conservado en los archivos del Centro de
Entrevista, bajo la responsabilidad de la persona encargada del Centro. El Se-
gundo Original será entregado al ministerio público encargado de la investi-
gación, previa firma de la Carta Compromiso por la que asume su seguridad,
conservación inalterable y confidencialidad, quedando éste obligado a presen-
tarlo en las etapas del proceso en que sea requerido como medio de prueba y a
garantizar la cadena de custodia sobre la prueba.
Párrafo III. Del Primer Original sólo podrá hacerse una copia ulterior cuan-
do, por destrucción total o parcial, o desaparición del Segundo Original, sea
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La Declaración del Imputado
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Jorge A. Subero Isa
Margarita A. Tavares
Grimilda Acosta
Secretaria General
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El Dr. Nelson Rafael Santana Artiles nació el 10 de marzo del
año 1958 en la sección los uveros de villa Vásquez, provincia de
Montecristi.
En el año 1996 fue evaluado por la Suprema Corte de Justicia para ocupar el cargo de juez de
la Corte de Apelación de Montecristi y aprobó dicha evaluación con una puntuación de 80
puntos.
En su larga experiencia profesional ha sido fiscalizador del municipio de Villa Vásquez, Mon-
tecristi en el año 1986.
En sus Veinticinco (25) Años de ejercicio Profesional ha desarrollado Tesis que han creado
Jurisprudencia en la Suprema Corte de Justicia.
Ha publicado diversos artículos en periódicos nacionales entre los que se pueden citar:
Ha dictado charlas y conferencias a nivel nacional entre las que podemos citar:
“La ley 50-88, punición y prevención”, Villa Vásquez, Fundenor en el año 1995.
Charla sobre el tema “Los Derechos Humanos del Detenido”, en la Universidad Autónoma de
Santo Domingo el 11 de junio de 1992.