El Reino Visigodo de Toledo

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EL REINO VISIGODO DE TOLEDO.

En el año 409, diversos pueblos bárbaros (vándalos, suevos y alanos) penetraron en Hispania sin
encontrara apenas resistencia, y asolaron a su paso las tierras y las propiedades de los
hispanorromanos.

Para frenar este avance, el debilitado imperio romano pactó un acuerdo con otro pueblo bárbaro, ya
romanizado, los visigodos, para asentarse en el sur de la Galia y controlar los territorios de
Hispania. Los visigodos acabaron con la presencia de suevos, vándalos y alanos, y en la época del
rey Teodorico II confina a los suevos en la Galia.

Eurico persiguió las campañas en Hispania y estableció su autoridad sobre la Teraconensis. Al


desaparecer el imperio en el 476, el reino visigodo de Tolosa alcanzó su independencia. En los años
siguientes, los visigodos continuaron consolidando su poder en Hispania, y numerosas familias se
asentaron en los valles del Duero y del Tajo.

Pero en el año 507, tras su derrota en la batalla de Vavillé los visigodos fueron desplazados de la
Galia por los francos y establecieron en Hispania el reino visigodo independiente con capital en
Toledo.

LA MONARQUÍA VISIGODA.

La monarquía visigoda llevó a cabo un proceso de unificación territorial, política, religiosa y


jurídica. Los monarcas Leovigildo y su hijo Recaredo consiguieron expandirse y contener a los
francos en el norte, y expulsa a los bizantinos al sur.

Dominado el territorio, estructuraron una monarquía, que a pesar de su primitivo carácter electivo,
se transformó en hereditaria. El monarca se apoyaba en una serie de instituciones de gobierno, entre
las que destacaba el Aula Regia (órganos asesores formados por altos funcionarios, aristócratas y
clérigos) y los Concilios de Toledo (asambleas con carácter religioso y civil).

Los visigodos consiguieron también la unificación religiosa y civil (jurídica) de la sociedad.


Leovigildo promovió la igualdad de ambos pueblos (hispanorromanos y visigodos) y derogó la ley
que prohibía los matrimonios mixtos. Posteriormente, su hijo, Recaredo abandonó el arrianismo y
se convirtió al cristianismo (589), religión mayoritaria entre los hispanorromanos. Este hecho le
valió el apoyo de la Iglesia, cada vez más poderosa. Finalmente, Recesvinto dictó una única ley
para ambos pueblos el Liber Iudiciorum.

Las disputas entre los nobles visigodos y el control del trono fueron frecuentes. Así, las rivalidades
entre los partidarios del noble Witiza y el último monarca visigodo, Rodrigo, facilitaron la invasión
de la Península por un ejército de bereberes procedentes del norte de África (711). Los partidarios
de Witiza pactaron con estos pueblos de religión musulmana para que acudieran a la Península en su
ayuda. Las tropas leales a Rodrigo fueron incapaces de resistir el empuje invasor y fueron
derrotados en Guadalete.

LA RURALIZACIÓN DE HISPANIA.

La economía se basaba en la agricultura y la ganadería. Las invasiones germánicas se repartieron la


mayor parte de las tierras peninsulares, que estaban trabajados por campesinos libres, colonos y
esclavos. Pero los esclavos resultaban cada vez más costoso de mantener y difíciles de mantener en
las explotaciones agrarias, por lo que poco a poco fuero equipándose a los colonos, y ambos grupos
dieron origen a un nuevo grupo de campesinos dependientes de los grandes propietarios agrícolas
(siervos).

El comercio de las ciudades y las vías de comunicación cayeron en desuso, los intercambios fueron
cada vez menos frecuentes y la economía profundizó el proceso de ruralización.

La sociedad presentaba notables desigualdades. Todo el poder y la riqueza lo ostentaban los nobles
visigodos o hispanorromanos, que controlaban a los otros grupos sociales. La tendencia a pagar los
cargos administrativos o militares con tierras públicas, dio lugar a un nuevo grupo de nobles que
gobernaban sus tierras como auténticos señores sin someterse a los monarcas.

La incapacidad de la monarquía para cobrar los tributos y mantener su autoridad, comportó la


formación de grupos nobiliarios rivales y favoreció las disputas al trono. En consecuencia, a partir
de mediados del siglo VII, se extendió un clima de crisis generalizado, que explica el hundimiento
de la monarquía visigoda ante la invasión musulmana.

LA CULTURA Y EL ARTE VISIGODO.

La cultura estuvo marcada por la influencia romana y cristiana. El latín se mantuvo como lengua
culta y literaria que se desarrolló en las sedes episcopales y en los monasterios cristianos, destacó la
figura del obispo Isidoro de Sevilla, que difundió la cultura clásica.

Destacaron en arquitectura y construyeron iglesias como San Juan de Baños en Palencia, San Pedro
de la Nave en Zamora, Santa Comba de Bande en Ourense...en los que utilizaron el arco de
herradura, que se trasmitirá a la arquitectura de Al-Andalus. También fueron excelentes orfebres y
nos han legado magníficas coronas votivas, cruces,...

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