Fuga

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La fuga es la manifestación técnica y artística más madura y libre de la escritura

contrapuntística. Es imposible encasillar todas las fugas escritas bajo un solo patrón
uniforme. Cada una difiere de las demás en uno u otro detalle estructural, aunque se
pueden incluir en dos grandes grupos: la fuga libre y la fuga de escuela o escolástica.
En esta última la estructura es fija e imperturbable y sigue unos patrones estructurales,
formales y de modulación preestablecidos. Hay musicólogos que se niegan a describir
la fuga como una forma musical, y prefieren hablar de procedimiento fugal o
de textura en lugar de forma, debido a la gran variedad de formas que puede asumir la
combinación de elementos de una fuga. Sin embargo, es posible dar un esquema
general de sus características más importantes.

Las fugas generalmente tienen tres o cuatro partes, es decir, voces melódicas; pero
existen composiciones orquestales de hasta ocho o diez voces. Son raras las fugas de
dos voces, en las que el tema solo puede ir de la voz superior a la inferior. Un ejemplo
de fuga a dos voces es la Fuga en mi menor del primer libro de El clave bien
temperado de Johann Sebastian Bach.

En la fuga, frecuentemente, una breve frase musical llamada sujeto se superpone y


alterna con otra frase llamada contratema o contrasujeto. Aunque puede o no
haber contratema o contrasujeto.

Desde el punto de vista de la estructura, las fugas tienen varias partes. La primera y
más importante es la exposición, que ocurre al comienzo de la fuga y consiste en la
aparición del sujeto o tema principal, que será repetido por cada una de las voces,
aunque este esquema no es de aplicación fija. En algún punto después de que la
primera voz ha comenzado —cuando ya ha expuesto el sujeto en su totalidad—, la
segunda voz reproduce el tema, generalmente transpuesta a la quinta superior (o
cuarta inferior) del original; esto es, si el sujeto está en do, la respuesta cambiará de
tono a sol. Existe un tipo de fuga denominado fuga plagal (como la fuga de la Toccata y
fuga en re menor de J. S. Bach), en la cual la respuesta aparece a un intervalo de 4.ª
ascendente del sujeto. Es frecuente que uno o varios de los intervalos de
la respuesta sean alterados para preservar la tonalidad sin alterar con el contrapunto la
comprensibilidad del sujeto. Estas leves variaciones se denominan mutaciones. El
proceso se repite hasta que todas las voces hayan introducido el sujeto o la respuesta,
en el caso de las fugas escolásticas. En la fuga libre no es necesario que todas las
voces expongan el tema.

Después llega una etapa libre en la que el compositor introduce el sujeto, ya sea en su
estado original o modificado mediante mecanismos como la aumentación (aumentar la
duración rítmica del sujeto), la disminución (disminuir la duración rítmica del sujeto),
la inversión (invertir los intervalos que componen el sujeto), o la retrogresión (tocar el
sujeto de atrás adelante), fragmentación (fragmentar el material temático del sujeto y
utilizarlo por separado), fusión, etc. Estas introducciones están separadas por
secciones libres llamadas episodios o divertimentos. Los episodios no tienen ninguna
restricción formal, pero por lo general consisten en modulaciones que permiten la
entrada de los sujetos. Muchas fugas tienen un mecanismo contrapuntístico
llamado stret

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