Parte I A IV
Parte I A IV
Parte I A IV
MORFOLOGIA BASICA.
Alvéolos
El intercambio gaseoso tiene lugar en los alvéolos, estructuras huecas,
aproximadamente hemisféricas, de ± 250 µm de diámetro, cuyo contenido aéreo
está en permanente renovación y en el espesor de cuyas paredes circula sangre
a través de una densa malla capilar. La cavidad alveolar está tapizada por 2 tipos
de células (figura 1):
Figura 1-1. Histología esquemática del alveolo. A: espacios aéreos alveolares C: capilares. N1:
neumocitos tipo I . N2: neumocitos tipo II . M: macrófagos. I : tejido intersticial
Figura 1-2. Estructuras periféricas del pulmón . A: alvéolos SA: saco alveolar B: bronquiolos
respiratorios. BT: bronquiolo terminal. B: bronquiolos. LP: lobulillo primario. LS: lobulillo
secundario
• Lobulillo primario que es el conjunto de los ductos, sacos y alvéolos
alimentados por un bronquiolo respiratorio
• Acino que es todo el territorio alveolar tributario de un bronquiolo terminal
• Lobulillo secundario que es la menor porción de parénquima pulmonar
delimitada por tabiques fibrosos. Son fácilmente distinguibles en la corteza
pulmonar donde los tabiques son más completos y están marcados por el
depósito de partículas inhaladas en los linfáticos. Estos lobulillos no se
individualizan con claridad en las zonas centrales. Su diámetro oscila entre 1 y
2,5 cm.
De estas “unidades” la de mayor importancia clínica es el acino, que es
identificable en la totalidad del pulmón y que, por medir más o menos 8 mm de
diámetro, es visible a rayos cuando se encuentra lleno de líquido o exudado.
A estos elementos, llenos de aire, se unen vasos sanguíneos y linfáticos,
formando el parénquima pulmonar. Las ramas de la arteria pulmonar, que llevan la
sangre venosa hacia los alvéolos, acompañan a los bronquios en todas sus
divisiones A nivel de los bronquiolos terminales pierden su capa muscular
transformándose en arteriolas, que dan origen a una densa malla capilar en
estrecho contacto con los alvéolos.
Las vénulas pulmonares que nacen de los capilares alveolares se dirigen a la
periferia del lobulillo secundario, confluyendo en venas que se incorporan a los
tabiques fibrosos interlobulillares e interlobulares de manera que su trayecto es
diferente al de los bronquios y arterias. Las características morfológicas y
hemodinámicas del circuito menor o pulmonar se verán con mayor detalle en el
capítulo de fisiología correspondiente.
El pulmón también recibe arterializada sangre a través de las arterias
bronquiales, que nacen de la aorta o de las intercostales y aportan la circulación
nutricia a los bronquios. Sus venas desembocan en las venas pulmonares,
mezclándose con la sangre ya arterializada.
CAJA TORACICA.
Los principales componentes de la caja torácica son huesos que, por su
rigidez brindan protección, y músculos respiratorios de cuya actividad depende
la ventilación. La jaula ósea está constituida por la columna vertebral, sobre la
cual articulan las 12 costillas de cada hemitórax. El movimiento en sentido
cráneo-caudal de estos arcos óseos ha sido comparado a la del asa de un balde
cuyos puntos de giro son, en su extremo anterior el esternón y en el posterior
la columna.. Al elevarse el vértice del arco, que en reposo se encuentra más
bajo que los puntos de giro, se produce su alejamiento de la línea media a
medida que la costilla se acerca hacia la horizontal. Esto significa un aumento del
diámetro transversal del tórax con lo que baja la presión de su contenido y
penetra aire al aparato respiratorio. Lo inverso sucede al bajar las costillas a su
posición de reposo.
Insertándose en esta estructura ósea de apoyo, los músculos respiratorios
proveen la energía mecánica que cambia rítmicamente el volumen del tórax y
abdomen, produciendo los cambios de presión que movilizan el aire. En el
capítulo sobre fisiología de estos músculos se analizan los aspectos morfológicos
pertinentes.
PARTE II
FISIOLOGÍA RESPIRATORIA
La separación del aparato respiratorio del aparato circulatorio, sistema nervioso, tejidos y
sangre sólo se justifica por razones didácticas y con esta misma justificación abordaremos la
función respiratoria como si fuera una sucesión de fenómenos o etapas diferentes:
1. Ventilación pulmonar: fenómeno mecánico que asegura el recambio del aire contenido dentro
de los alvéolos.
2. Distribución y relación ventilación/perfusión: renovación proporcional del aire y de la sangre
a cada lado de la membrana de difusión.
3. Difusión o transferencia: intercambio de gases entre aire y sangre a través de la membrana
alveolocapilar.
4. Transporte de O2 y CO2 efectuado por la sangre entre el pulmón y las células.
5. Regulación de la respiración: conjunto de mecanismos de control de la respiración y
coordinación con la circulación y metabolismo.
6. Hemodinámica de la circulación pulmonar.
7. Funciones del espacio pleural
8. Mecanismos de defensa mecánicos, celulares y humorales, que tienen un importante papel,
dado el amplio contacto del pulmón con los contaminantes ambientales a través de los 10.000
litros de aire que se ventilan diariamente. Además, la entrada al aparato respiratorio está en la
faringe y contigua a la boca, cavidades de gran población microbiana.
9. Filtro de partículas que circulan por la sangre (coágulos, agregados plaquetarios, trozos de
tejidos, etc.)
10. Modificador bioquímico de numerosas sustancias humorales. Para ésta y la anterior
función, tiene la ventaja de ser el único órgano, aparte del corazón, por el cual pasa
continuamente el total de la sangre
11. Reservorio de sangre: por la amplitud y distensibilidad de su lecho vascular.
La normalidad de estas funciones está íntimamente ligada a la normalidad de su sustrato
morfológico. En el análisis de la función y clínica recurriremos repetidamente a diferenciar, en
este aspecto, tres compartimentos (Figura II ) que, si bien son partes inseparables de un todo,
tienen ciertas particularidades que determinan su forma de funcionar, de enfermar y de
manifestar su patología.
MECANICA VENTILATORIA
La ventilación es un fenómeno básicamente mecánico que renueva cíclicamente el aire
alveolar alternando la entrada de aire o inspiración y la salida del mismo o espiración. En relación
con este aspecto, el aparato respiratorio puede ser comparado a un fuelle, en el que conviene
diferenciar los siguientes componentes:
a) Las vías aéreas, que son tubos de calibre regulable que comunican el ambiente exterior con la
superficie de intercambio.
b) El tórax, que actúa como continente protector del pulmón y motor de la ventilación.
c) El pulmón que es, en esencia, una extensa superficie de intercambio gaseoso entre aire y
sangre, contenida dentro del tórax que la ventila ya que en si carece de motilidad propia
Las características estructurales y la función mecánica de este fuelle pueden describirse
a través de:
1. Dimensiones del fuelle.
2. Presiones que se generan.
3. Fuerzas que lo mueven
4. Resistencias que se oponen a la ventilación
5. Flujos resultantes.
6. Rendimiento y eficiencia mecánica.
a) El pulmón, que es en esencia una extensa superficie de intercambio gaseoso entre aire y
sangre, contenida dentro del fuelle torácico y carente de motilidad propia.
Los desplazamientos de esta campana, producidos por la entrada y salida de aire, se transmiten
a un elemento inscriptor que traza una curva en un papel que corre a una velocidad conocida y
regulable. En la actualidad la mayoría de los espirómetros miden los volúmenes integrándolos a
partir de los flujos respiratorios que se miden con un neumotacógrafo y entregan los valores
calculado por un programa computacional. La curva así obtenida en un espirómetro de agua
durante la respiración espontánea en reposo y en maniobras de inspiración y espiración
máximas, permite diferenciar varios elementos (Fig. 2-2).
Figura 2-2. Volúmenes y capacidades pulmonares. Los niveles de inspiración máxima, reposo
inspiratorio y espiratorio, espiración máxima y colapso pulmonar determinan los volúmenes de
reserva inspiratoria (VRI), corriente (VC), de reserva espiratoria (VRE) y residual (VR). La suma
de distintos volúmenes resulta en las capacidades inspiratorias (CI), residual funcional (CRF),
vital (CV) y pulmonar total (CPT).
VOLUMEN CORRIENTE
En los adultos, durante la respiración espontánea se inspiran y espiran en cada ciclo
respiratorio entre 400 y 600 ml, cantidad que se repite en forma bastante regular y se denomina
volumen corriente, por ser el que se mueve o corre. Esta cantidad es aproximadamente sólo una
décima parte de lo que el pulmón puede movilizar, existiendo, por lo tanto, importantes reservas
de inspiración y espiración, a las cuales se recurre cuando aumentan las demandas por
ejercicio físico, fonación, risa, llanto, etc
CAPACIDAD VITAL
Esta capacidad está constituida por la suma del volumen corriente y las reservas
inspiratoria y espiratoria. Representa el máximo de aire que se puede movilizar en una sola
maniobra respiratoria. Hace 150 años, John Hutchinson desarrolló el método de medición aún
vigente y sentó las bases para su aplicación clínica. Por estimar que revelaba la potencialidad de
vida del individuo la denominó capacidad vital, nombre que aunque con posterioridad se
consideró excesivamente pretencioso, todavía se usa.
La capacidad vital se mide directamente en un espirómetro y los valores encontrados se
expresan directamente en litros o mililitros y como porcentaje de un valor teórico predeterminado
o de referencia , que depende de la talla, edad y sexo del individuo. Estos valores son promedios
que se han calculado a partir de mediciones realizadas en grupos de sujetos normales no
expuestos a riesgos inhalatorios que pudieran alterar su función ventilatoria. Debido las
diferentes características de las poblaciones estudiadas y los variables criterios de calificación
de “normalidad” que se han usado, los valores de referencia resultantes difieren entre si de
manera que es difícil que se llegue a establecer una tabla de valores de aplicabilidad universal.
En Chile se han utilizado principalmente los valores determinados por Knudson en población
norteamericana, que fueron adoptados, hace algunos años por la Sociedad Chilena de
Enfermedades Respiratorias por ser los mejor elaborados en ese momento. Posteriormente
estudios nacionales demostraron diferencias importantes en algunos grupos etarios y varios
laboratorios cambiaron a estos nuevos valores de referencia . Pero nuevamente se detectaron
errores en los individuos de mayor edad de manera que actualmente la Sociedad Chilena de
Enfermedades Respiratorias se encuentra estudiando los datos existentes para adoptar una
tabla oficial de valores teóricos
En todo caso, el límite inferior para calificar la capacidad vital como “dentro de límites
normales “ corresponde al percentil 95 del valor de referencia , que es valor sobre el cual se
encuentra el 95% de los sujetos normales, o sea un 5% de sujetos sanos puede presentar
valores por debajo del límite normal. Como algunos enfermos pueden, en sus etapas iniciales,
tener indices espirométricos por encima de este limite la conclusión es que valores cercanos a
éste deben interpretarse con cautela y junto a los demás datos clínicos del paciente. Igualmente .
es necesario que todo informe de espirometría indique la tabla empleada y que el medico se fije
en esta información cuando compare exámenes de un mismo enfermo hechos en diferentes
laboratorios
Es además, importante tener presente que el valor de referencia es un promedio con
márgenes de variación de 20 a 25%,. Supongamos, por ejemplo, una persona normal con una
CV que, de haber sido medida cuando estaba sano, hubiera sido igual al 120% del valor teórico
promedio y supongamos que este sujeto presenta una enfermedad pulmonar que reduce su CV,
a un valor correspondiente al 85% del promedio teórico. Este valor será considerado como
"dentro de los límites normales", aunque para el paciente significa una pérdida de un tercio de su
capacidad vital.
Los valores teóricos se expresan en las condiciones físicas que imperan dentro del
aparato respiratorio, o sea, a 37ºC, a la presión ambiental y saturados de vapor de agua,
condición que se denomina BTPS (Body temperature, ambient pressure, saturated = temperatura
corporal, presión ambiental y saturado de vapor de agua). Como las mediciones clínicas se
realizan en un espirómetro a una temperatura muy inferior a 37ºC, el volumen de aire espirado
se reduce uno menor que el que ocupaba dentro del pulmón, por lo que es necesario corregirlo.
Para ello el volumen medido a la temperatura y presión ambientales y saturado de vapor de agua
(ATPS : ambient temperature and pressure, saturated) se multiplica por un factor de corrección,
que lo convierte a BTPS Este valor es el que se compara con el valor teórico, expresándose
como porcentaje de éste. Los espirómetros actuales entregan los valores corregidos
La CV depende de la correcta integración entre la generación y la conducción de los
estímulos respiratorios, de la capacidad muscular respiratoria, de la mecánica esquelética y del
estado del pulmón. El nivel de inspiración máxima, limite superior de la CV, no esta determinado
por impedimentos mecánicos sino que por reflejos propioceptivos generados en el pulmón
distendido que frenan la contracción muscular. Esto explica que en el cadáver el tórax puede
distenderse hasta un mayor volumen.
Dada la amplia reserva del fuelle, las alteraciones leves de los factores mencionados suelen
pasar inadvertidas para el paciente, pero pueden ser captadas en la medición de la CV. Esta
puede disminuir por múltiples mecanismos que pueden separarse en 2 tipos fundamentales: los
trastornos obstructivos que reducen la CV por aumento del volumen residual atrapado en el
pulmón y los trastornos restrictivos que, como su nombre lo indica, restringen el volumen del
pulmón utilizable, debido a ocupación o colapso de alvéolos, infiltración del intersticio, ocupación
del espacio pleural, restricciones a la movilidad del tórax, debilidad muscular, etc. Al referirnos a
la fisiopatología del aparato respiratorio analizaremos estos aspectos con mayor detalle.
Figura 2-4. Posición de reposo del tórax (T), pulmón (P) y del conjunto tórax-pulmón (PT). A nivel
CRF el tórax y el pulmón se encuentran alejados de su posición de reposo y traccionan en sentidos
opuestos sobre el espacio pleural, determinando la negatividad de su presión.
La posición de reposo del pulmón aislado se encuentra por debajo de la CRF y la posición de
reposo del tórax por sobre la CRF. Por consiguiente, a este volumen pulmonar el espacio pleural
está sometido a fuerzas opuestas que tienden a ampliarlo y, como este espacio es cerrado, se
desarrolla una presión negativa en su interior. La Ppl puede medirse directamente insertando
una aguja en el espacio pleural, pero habitualmente se evalúa en forma indirecta a través de la
presión intraesofágica, que la representa adecuadamente y cuya medición es menos invasiva.
Para ello, se introduce un catéter plástico provisto de un balón de látex en su extremo hasta el
tercio inferior del esófago. Las presiones así registradas representan la presión pleural media.
d) Presión transpulmonar (Ptp). Es la diferencia entre la presión en la boca y la presión pleural.
En condiciones estáticas determina el grado de distensión del pulmón; en condiciones dinámicas
debe, además, vencer las resistencias opuestas al movimiento del aire.
MUSCULATURA RESPIRATORIA
Desde el punto de vista funcional, puede considerarse que el tórax se extiende desde el
cuello hasta la pelvis e incluye, además de la caja torácica propiamente tal, el diafragma y el
abdomen. Esta cavidad tiene dos componentes rígidos: la columna vertebral y la pelvis, cuya
forma no es modificada por la contracción de los músculos respiratorios. En cambio, las paredes
anterior y laterales se desplazan directamente por la acción muscular e indirectamente por los
cambios de presión que esta provoca. En la tabla 2-1 se indican los músculos respiratorios más
importantes.
INSPIRATORIOS
Utilizados durante respiración tranquila Diafragma
Escalenos
Paraesternales
Accesorios de la inspiración Esternocleidomastoideo
Trapecio
Pectorales
Fijadores de la pared torácica Intercostales externos
ESPIRATORIOS
Utilizadas en espiración forzada Intercostales internos
Abdominales
DIAFRAGMA
El diafragma es el principal músculo de la respiración y se contrae con una frecuencia de
por lo menos 10 veces por minuto durante toda la vida. Esta actividad continua es posible
debido a que, si bien es un músculo esquelético, tiene características bioquímicas y enzimáticas
que lo asemejan al miocardio: su contenido de mitocondrias y citocromo-oxidasas, su capacidad
de metabolizar lactato y su flujo sanguíneo son intermedios entre los músculos esqueléticos y el
miocardio. Estas cualidades permiten que el diafragma cumpla su papel de órgano esencial para
la vida. Este carácter crucial del diafragma se ve confirmado por el hecho que en insuficiencias
circulatorias graves, como el shock, son el diafragma, corazón y cerebro los órganos que
reciben prácticamente todo el flujo sanguíneo disponible, quedando el resto del organismo con
una mínima irrigación.
El diafragma tiene una morfología única entre los músculos esqueléticos, ya que sus
fibras nacen de un tendón central y se dirigen radialmente hacia sus inserciones periféricas.
Una parte de ellas se inserta en las 6 costillas inferiores y el esternón (diafragma costal) y la
otra, en las primeras vértebras lumbares (diafragma crural). Está inervado por los nervios
frénicos cuyas raíces se originan desde C3 a C5.
El flujo sanguíneo lo recibe de las arterias mamaria interna, intercostales y frénicas
inferiores que presentan abundantes anastomosis entre ellas y forman una red alrededor del
tendón central. Esta buena perfusión del diafragma, permite que su flujo sanguíneo pueda
aumentar 5 a 6 veces cuando trabaja contra una carga respiratoria patológicamente aumentada.
Para comprender el efecto inspiratorio de la contracción diafragmática es necesario tener
presente la particular disposición anatómica de este músculo (Figura 2-5).
Figura 2-5. Mecánica de la contracción del diafragma. Al nivel de CRF una parte importante del
diafragma está en contacto directo con la pared costal, formando la zona de aposición (Z.A.). La
contracción del diafragma incrementa el tamaño del tórax aumentando su diámetro vertical al
descender hacia el abdomen. El aumento de los diámetros anteroposterior y latera se debe a la
transmisión de la presión positiva abdominal a la caja torácica a través de la zona de aposición y
a la elevación de las costillas inferiores con un movimiento en asa de balde.
cráneo-caudal, adosándose a la cara interna de la caja torácica, para finalmente insertarse en
las costillas inferiores. Se forma así una zona de aposición, que permite que la presión intra-
abdominal actúe sobre la parrilla costal inferior. En posición de pies, la zona de aposición
representa 1/3 de la superficie endotorácica del músculo. Estas características morfológicas
determinan que la contracción del diafragma aumente el tamaño del tórax en todos sus ejes a
través de los siguientes mecanismos:
a) El acortamiento de las fibras diafragmáticas produce el aplanamiento de las cúpulas, que se
desplazan hacia el abdomen, aumentando el eje longitudinal del tórax y subiendo la presión
abdominal.
b) El acortamiento en sentido cráneo-caudal de las fibras de la zona de aposición levanta las
costillas y, por la forma en que éstas articulan con la columna vertebral, las desplaza hacia
afuera (movimiento en asa de balde). Para que esta acción ocurra, se requiere que exista un
mecanismo que impida el tendón central del diafragma descienda libremente hacia el abdomen.
Esto se logra por la resistencia que oponen en conjunto el contenido del abdomen y la tonicidad
de sus músculos. La fijación de la cúpula diafragmática así lograda provee a las fibras
diafragmáticas del punto de apoyo necesario para levantar las costillas.
c) El aumento de la presión intraabdominal durante la inspiración se transmite, a través de la
zona de aposición, a la caja torácica inferior contribuyendo también a su expansión. La magnitud
de este efecto depende del tamaño del área de aposición y del grado en que aumenta la presión
intraabdominal.
Un factor que afecta importantemente la acción del diafragma es el volumen pulmonar. A medida
que éste aumenta, el área de aposición se reduce progresivamente para desaparecer cuando el
pulmón se acerca a su capacidad máxima (CPT). En ella las fibras diafragmáticas se disponen
perpendicularmente a la pared costal y su contracción puede traccionar hacia adentro el borde
inferior de la caja torácica, en lugar de elevarlo.
La presión generada por el diafragma se puede conocer si se registran las presiones que se
generan al nivel del tórax (presión intraesofágica) y del abdomen (presión intragástrica) cuando
el diafragma se contrae. A medida que progresa la inspiración la presión pleural se hace más
negativa y la abdominal más positiva y la diferencia de presión que se produce entre el abdomen
y el tórax como consecuencia de la contracción del diafragma se denomina presión
transdiafragmática (Pdi). Durante la respiración tranquila el cambio de presión transdiafragmática
es de aproximadamente de 11 cm H2O y está determinado por un aumento de 7 cm H2O en la
presión gástrica y una disminución de 4 cm H2O en la presión torácica.
RESISTENCIAS VENTILATORIAS
Para lograr la movilización del aire, los músculos respiratorios deben vencer 2 tipos de
fuerzas que se oponen a ello:
1. La elasticidad del pulmón y tórax que tienden a mantener a estas estructuras en su posición
de equilibrio de final de espiración. Este obstáculo, denominado elastancia, tiene la particularidad
que la energía que se invierte en vencerlo se recupera al dejar que el cuerpo deformado vuelva
por sí mismo a su posición de partida. En el caso del pulmón, ésta se opone a la inspiración y es
propulsora de la espiración en cualquier nivel de volumen pulmonar. La situación para el tórax es
más compleja: en forma simplificada puede decirse que esta estructura se expande fácilmente
cuando el volumen pulmonar está sobre la CRF y que se resiste a reducir su volumen bajo este
nivel.
La elasticidad del sistema respiratorio en globo - pulmón y tórax acoplados - es el
balance entre la elasticidad de ambos componentes. El punto de reposo del sistema corresponde
al final de una espiración tranquila (CRF) y la elastancia del sistema se opone tanto a la
inspiración como a parte de la espiración. En suma: la elastancia del pulmón es la principal fuerza
elástica que se opone a la inspiración normal, mientras que en la espiración forzada bajo CRF
(tos), la elastancia del tórax es la principal fuerza que deben vencer los músculos espiratorios.
2. Las resistencias friccionales que se deben principalmente al roce del aire en las vías aéreas
y, en menor grado, a la fricción interna de los tejidos del aparato respiratorio. La energía
invertida en vencer estas resistencias no es recuperable.
La fuerza necesaria para vencer una resistencia friccional aumenta en relación con la
velocidad del movimiento, vale decir, a la magnitud del flujo aéreo. En cambio, la fuerza requerida
para deformar las estructuras elásticas es independiente de la velocidad con que se realiza el
cambio de volumen.
La resultante del balance entre fuerzas y resistencias son los movimientos del
tórax, que conducen a cambios de la presión pleural que, a su vez, modifican la presión alveolar.
Las diferencias entre ésta y la de la boca determinan los flujos de aire a través de la vía aérea.
En suma lo básico es que durante la inspiración corriente los músculos vencen la
fuerza de retracción elástica y resistencias friccionales, mientras que en la espiración basta que
los músculos se relajen para que el aire salga. Sólo en maniobras que requieren espiración
forzada contra algún obstáculo y en ventilaciones sobre 20 L/min intervienen los músculos
espiratorios.
Determinantes de la elasticidad pulmonar y torácica
Como se dijo anteriormente, un cuerpo elástico se caracteriza por recuperar, sin
nuevo gasto energético, su posición o forma original cuando cesa la fuerza externa que lo
deformó. La elasticidad del pulmón es producto de diversos factores:
a) La estructura fibro-elástica del parénquima pulmonar.
b) La tensión superficial en la interfase aire-líquido alveolar.
c) El tejido elástico y conectivo de vasos y bronquios.
d) El contenido de sangre del lecho vascular pulmonar.
Sólo nos detendremos en los dos primeros factores - malla elástica y tensión
superficial, pero antes veremos los métodos que permiten medir la elastancia global y su
resultante, la distensibilidad.
Figura 2-8. Medición de distensibilidad estática. La figura muestra los trazados de volumen (V),
presión transpulmonar (P tp) y flujo aéreo ( V & ) obtenidos durante respiración tranquila. El sujeto
detiene la respiración al final de una inspiración y al final de la siguiente espiración. La
distensibilidad se calcula dividiendo el valor de ΔV por el de ΔP obtenidos en los momentos con
flujo cero.
La Ptp es medida en la pausa que se produce al final de inspiración y espiración cuando el flujo
es igual a cero, de manera que las resistencias friccionales no interfieran. Dividiendo el cambio
de volumen (Δ V), que en el gráfico es de 0,5 L, por Δ Ptp (2,5 cmH2O), se obtiene la
distensibilidad estática, que tiene el valor normal de 0,2 L/cm H2O. Mientras más distensible sea el
elástico pulmonar mayor será el aumento de volumen por unidad de presión aplicada.
Una información más completa acerca de las propiedades elásticas del pulmón
puede obtenerse relacionando ΔV y ΔP a diferentes volúmenes pulmonares (curva presión-
volumen o curva P-V). La figura 2-9 muestra trazados de volumen pulmonar y Ptp simultáneos,
obtenidos en un sujeto normal que hace una inspiración máxima y luego espira escalonadamente,
deteniendo la respiración en volúmenes decrecientes. Se registra la Ptp correspondiente a cada
volumen y con estos datos se construye la curva P-V ilustrada en la figura 2-10.
Figura 2-9. Medición de curva presión-volumen pulmonar: trazados de volumen pulmonar (V) y
presión transpulmonar (P tp). El sujeto inspira hasta CPT y luego espira escalonadamente hasta
volumen residual. En cada detención se mide el volumen pulmonar y la presión transpulmonar
correspondiente, con el propósito de construir la curva presión-volumen pulmonar de la figura 2-
10.
Figura 2-10. Curva de presión-volumen pulmonar obtenida de los trazados de la figura 1-9. La
distensibilidad pulmonar disminuye progresivamente al aumentar el volumen pulmonar: la
distensibilidad entre 3 y 3,5 L es de 500 ml / 2 cm H2O = 250 ml/cm H2O; en cambio, entre 4 y 4,5
la distensibilidad es 500 / 5 =100 ml/cm H2O
Esto significa que para un determinado cambio de presión el cambio de volumen producido es
mayor y que las presiones transpulmonares que es necesario desarrollar son bajas. Existe, por
lo tanto, una distensibilidad pulmonar aumentada, que si bien facilita la inspiración, significa una
disminución de la retracción elástica, necesaria para la espiración y para evitar el colapso de
las pequeñas vías aéreas que carecen de cartílago. En cambio, en la fibrosis pulmonar, en que
hay reemplazo del tejido pulmonar elástico por tejido colágeno rígido, esta curva se hace más
horizontal y se desplaza hacia la derecha, lo que significa que para alcanzar un volumen
determinado la magnitud de la presión transpulmonar que se deberá generar será mucho mayor.
Medida en esta forma, la distensibilidad del pulmón aparece menor en niños y
personas pequeñas. Ello no se debe a que sus pulmones sean más rígidos, sino a que un
determinado cambio de volumen puede significar una distensión muy importante para un pulmón
pequeño, mientras que sólo representa una fracción de la distensión potencial para un pulmón
grande. Este factor de distorsión se corrige calculando el cambio por litro de volumen pulmonar,
o sea, dividiendo la distensibilidad absoluta por la CRF del pulmón. Se obtiene así la
distensibilidad específica, que es independiente del tamaño pulmonar. Su valor, tanto en niños y
adultos normales, es de 50 a 60 ml / cm H2O por cada litro de CRF.
Hasta el momento sólo hemos considerado la distensibilidad y retracción elástica
del pulmón, pero los músculos respiratorios también tienen que vencer la elasticidad y la
resistencia friccional de los tejidos del tórax. Su medición es compleja ya que exige una
relajación muscular completa. Se considera que representa alrededor de un 40% de las
resistencias totales del aparato respiratorio. En alteraciones torácicas importantes, como la
cifoescoliosis, puede llegar a ser el principal factor limitante de la función ventilatoria.
La curva P-V del sistema respiratorio (tórax y pulmón en conjunto) tiene forma de
S itálica con su punto de reposo al nivel de capacidad residual funcional (Fig. 2-12).
Figura 2-12. Propiedades elásticas del pulmón, tórax y sistema respiratorio. La curva presión-
volumen del pulmón muestra que su posición de reposo o colapso está por debajo de VR. En
cambio la posición de reposo del tórax está situada a aproximadamente en el 60% de la CV. La
curva presión-volumen del sistema respiratorio se construye a través de la suma algebraica de
las curvas del pulmón y tórax. La CRF, o posición de reposo del sistema respiratorio, se alcanza
a aproximadamente un 30% de la CV, volumen en el cual las presiones del pulmón y tórax son
de igual valor pero de sentido opuesto. De lo anterior se deduce que en que en la inspiración
corriente que va desde CRF hasta aproximadamente el 60% de la CV, la elasticidad del tórax
facilita la acción de la musculatura inspiratoria.
Esto significa que a volúmenes altos, el conjunto tórax-pulmón ejerce una presión positiva
tendiente a disminuir el volumen y volver a la posición de reposo. Al nivel de inspiración máxima
o capacidad pulmonar total, esta presión es de alrededor de 40 cm H2O. Por el contrario, en
volúmenes inferiores a CRF el sistema ejerce una presión negativa que tiende a aumentar el
volumen pulmonar hasta llegar a la posición intermedia de reposo. Al nivel de volumen residual
esta presión es de -40 cm H2O. La medición de la curva P-V del sistema exige relajación
muscular total por lo cual, en clínica, sólo se usa en pacientes en ventilación mecánica durante la
cual los músculos del paciente pueden estar inactivos. En estos pacientes, con el respirador se
puede producir un cambio de volumen determinado y relacionarlo con el cambio de presión que lo
produjo. Este índice es muy útil para seguir la evolución de enfermedades que aumentan en
forma aguda la rigidez pulmonar.
TENSION SUPERFICIAL
La tensión superficial es un importante determinante de la elasticidad pulmonar,
que no está ligado a elementos estructurales, sino que es una fuerza física presente en la
superficie o interfase de contacto líquido-aire. Actúa sobre las moléculas superficiales del
líquido, atrayéndolas entre sí y hacia su centro geométrico.
Cada alvéolo está internamente cubierto de una película de agua, la cual se
comporta como una burbuja que, por acción de la tensión superficial en la interfase líquido-aire,
tiende a achicarse y colapsarse. Según la ley de Laplace, la presión necesaria para impedir el
colapso de una burbuja se describe con la siguiente ecuación:
2TS
Presión =
r
De ella se desprende que si aumenta la tensión superficial (TS) se favorece el
colapso, necesitándose mayor presión para impedirlo, mientras que si aumenta el radio (r), que
tiene una relación inversa, disminuye la tendencia al colapso. Esto explica que, en alvéolos bien
inflados, se necesite una pequeña presión para impedir el colapso; en cambio, en los alvéolos de
radio reducido, como sucede normalmente en el recién nacido y en los alvéolos basales del
adulto o en algunas condiciones patológicas (hipoventilación, edema alveolar), la presión positiva
intraalveolar o negativa peri-alveolar necesaria para distender esos alvéolos y mantenerlos
distendidos es considerablemente mayor (Fig. 2-14).
Figura 2-14. Influencia del radio en la presión por tensión superficial. En un pulmón sin
surfactante, la presión por tensión superficial de un alvéolo con radio pequeño es mayor que la
de uno de radio mayor, lo que determina inestabilidad pulmonar, ya que los alvéolos pequeños
tienden al colapso, vaciándose hacia los de mayor tamaño. En condiciones normales esto no
ocurre, ya que en los alvéolos de menor radio el surfactante está más concentrado, motivo por el
cual la tensión superficial de éstos disminuye, lo que estabiliza al pulmón.
La tensión superficial del líquido pulmonar es menor que la del agua o la del
plasma, lo que obviamente facilita la distensión del pulmón. Esto se debe a la presencia de una
sustancia tensoactiva o surfactante que se dispone en capa monomolecular sobre el líquido
alveolar y disminuye su tensión superficial. Al disminuir el radio del alvéolo estas moléculas se
concentran, con lo que baja aún más la tensión superficial. De esta manera, la presión necesaria
para mantener distendidos los alvéolos resulta relativamente constante dentro de una amplia
gama de radios alveolares, con la consiguiente estabilización alveolar. La acción del surfactante
es similar a la del jabón que se agrega al agua para el juego de hacer pompas o globos con un
tubo y agua jabonosa. El surfactante es producido por los neumocitos tipo II del epitelio alveolar y
sus principales elementos activos son fosfolípidos.
En el nivel corriente de ventilación la tensión superficial representa más del 50%
de las fuerzas elásticas y es aún más importante en las primeras respiraciones del recién
nacido. Cuando falta el surfactante por prematuridad, se produce una grave condición, llamada
distress respiratorio del recién nacido, con colapso alveolar difuso.
Este efecto de la tensión superficial sobre la curva presión-volumen se ilustra en
la figura 2-15: la curva A corresponde a un pulmón normal lleno con aire, la curva B a la del
mismo pulmón lleno de suero y la C a un pulmón depletado de surfactante y lleno con aire.
De los tres factores que deben medirse en esta ecuación, el único que constituye
problema es la presión alveolar, que sólo puede medirse en forma indirecta. Para ello se utiliza
una cámara hermética o pletismógrafo, dentro de la cual se introduce el sujeto, quien respira el
aire exterior a través de un tubo. Los cambios de presión que se producen en la cámara como
consecuencia de los cambios de volumen del tórax son registrados y, por razones que no es
necesario profundizar, estos cambios son de la misma magnitud, pero de sentido inverso, a los
ocurridos dentro del alvéolo.
Durante la respiración tranquila el flujo aéreo es del orden de los 0,4 L /seg y en
un ejercicio moderado llega a 1,25 -1,50 L /seg.
La resistencia de un tubo al flujo laminar de aire depende de factores geométricos
que se expresan en la ecuación de Pouseille:
8 ⋅L ⋅µ
R=
r4
L es el largo del tubo; µ la viscosidad del gas y r, el radio del tubo. Aun cuando esta
ecuación no se aplica exactamente a un sistema tan complejo como la vía aérea, es válida para
destacar que el radio es el determinante más importante de la resistencia, por estar elevado a la
cuarta potencia.
La resistencia de la vía aérea durante la respiración tranquila es normalmente inferior a 2
cm H2O/ L /seg.
TABLA 2-2
DISTRIBUCIÓN DE LA RESISTENCIA EN LA VÍA AÉREA
cm H2O /L /seg
---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Laringe y faringe 0,5
Bronquios mayores de 2 mm de diámetro hasta 9ª generación 0,5
Bronquios menores de 2 mm sobre 9ª generación 0,2
---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Total 1,2
1/2 + 1/2 = 1
Como se verá más adelante, esta característica significa que fenómenos obstructivos de
la región periférica pesan muy poco en la resistencia total y producen pocos síntomas, salvo
cuando ya son muy pronunciados y extensos. Por esta razón, la pequeña vía aérea, constituida
por ramas menores de 2 mm, ha sido llamada "zona muda".
Figura 2-16. Relación entre volumen pulmonar y resistencia de la vía aérea. Las figuras
situadas a la derecha de la curva representan el pulmón, el tejido elástico pulmonar y la vía
aérea. Al aumentar el volumen pulmonar se estira el tejido elástico, lo que dilata la vía aérea y
disminuye su resistencia.
A volúmenes pulmonares altos la resistencia es menor, debido a que la tracción del tejido
elástico pulmonar sobre las paredes de la vía aérea es mayor, por lo que aumenta el calibre
bronquial, sucediendo lo inverso a volúmenes pulmonares bajos. Esta relación inversa explica la
acentuación que suele observarse en los fenómenos obstructivos de la vía aérea durante la
espiración o en decúbito.
Figura 2-17. Curvas flujo-volumen pulmonar efectuadas con esfuerzos crecientes. La curva A
fue efectuada con un esfuerzo pequeño; la D con uno máximo y las curvas B y C con esfuerzos
intermedios. El grado de esfuerzo determina el flujo máximo alcanzado, pero no influye en el flujo
al 50% de la CV que es igual para las curvas B, C y D.
Para ello el individuo espiró varias veces desde CPT hasta VR, realizando esfuerzos crecientes
y las curvas obtenidas fueron superpuestas. La curva A fue obtenida con un esfuerzo mínimo
mientras que la curva D se obtuvo con un esfuerzo máximo. Las curvas B y C fueron hechas
con esfuerzos intermedios. Se puede observar que las ramas ascendentes difieren claramente,
pues a medida que aumenta el esfuerzo se obtiene un mayor flujo. Las ramas descendentes, en
cambio, terminan siendo coincidentes. Así, el flujo al 50% de CV es igual para los esfuerzos B, C
y D. En consecuencia el aumento de la presión alveolar producido por un mayor esfuerzo
espiratorio no aumenta el flujo aéreo, como podría esperarse.
Esto se puede explicar por un aumento de la resistencia de la vía aérea secundario y
proporcional al grado de esfuerzo espiratorio en los volúmenes pulmonares bajos. Dicho en otra
forma, a volúmenes pulmonares bajos, el flujo aéreo tiene un límite y existe un flujo aéreo máximo
que no puede ser sobrepasado por más que se aumente el esfuerzo. La explicación de este
fenómeno es compleja y tiene relación con los cambios de calibre que experimenta la vía aérea
durante la espiración forzada. Tanto los alvéolos como la vía aérea se encuentran sometidos a
la presión pleural; la presión intraalveolar es la resultante de la suma algebraica de la presión
pleural y la presión de retracción elástica del pulmón. En la figura 2-18 se esquematizan tres
situaciones, todas ellas con el mismo volumen pulmonar.
Figura 2-18. Presión elástica (P el), presión pleural (P pl) presión alveolar (P alv) y presión en la
vía aérea en distintas condiciones, a un mismo volumen pulmonar. En condiciones estáticas
existe un equilibrio entre Pel y Ppl con una Palv de cero. Durante la inspiración forzada, la Palv
es negativa, lo que determina la entrada de aire al pulmón. Debido a la resistencia al flujo, la
presión se desgasta a lo largo de la vía aérea, con aumento de la presión transmural y dilatación
progresiva del lumen. Durante la espiración forzada, en cambio a presión alveolar es positiva,
con salida de aire. El desgaste de presión a lo largo de la vía aérea disminuye progresivamente
la presión transmural, con estrechamiento de la vía aérea, que se acentúa en el punto donde la
presión interna y externa son iguales (punto de igual presión: PIP).
a) En condiciones estáticas, sin flujo aéreo y con la glotis abierta, la presión alveolar y en el
interior de la vía aérea es cero, o sea, igual a la atmosférica. La presión de retracción elástica,
que al volumen de este ejemplo es de +5 cm H2O, se equilibra con la presión pleural de -5, lo que
mantiene los alvéolos y las vías aéreas en un grado de distensión estable.
b) Durante la inspiración forzada, la presión pleural se hace más negativa (-12 cm H2O) mientras
que la presión de retracción elástica sigue siendo de +5 cm de agua, ya que el volumen pulmonar
es el mismo en el ejemplo: la presión intraalveolar resultante de la suma algebraica es negativa (-
7 cm H2O). Esto significa una diferencia con la presión atmosférica que hace entrar el aire. A
pesar que la presión intraluminal se desgasta por el roce del aire a medida que penetra por la vía
aérea, la presión pleural es siempre más negativa que la de la vía aérea, por lo cual ésta se
mantiene distendida.
c) Durante la espiración forzada, la presión intrapleural se hace positiva (+12 cm H2O), la
presión de retracción elástica es siempre +5 cm H2O ya que el volumen pulmonar es igual, y la
presión alveolar resultante es positiva, +17 cm H2O. Por el roce del aire que sale, la presión cae
a lo largo de la vía aérea en proporción a la resistencia encontrada, hasta el punto en que la
presión intrabronquial se iguala a la extrabronquial o pleural (punto de igual presión o PIP). Un
poco más allá de este punto la presión intraluminal es menor que la pleural y se produce el
colapso de la vía aérea; con ello cesa el flujo y, por lo tanto, la resistencia desaparece y el
segmento colapsado se reabre. De esta manera se establece una condición oscilatoria que
permite que el flujo alcance un nivel máximo durante la espiración forzada. Todo este fenómeno
ha sido llamado compresión dinámica
De lo expuesto se deduce que durante la inspiración el esfuerzo desplegado
distiende la vía aérea y la limitante principal del flujo es la presión que el sujeto es capaz de
generar por acción de su musculatura inspiratoria, lo que depende de su velocidad de
contracción. Durante la espiración forzada, en cambio, el aumento del esfuerzo espiratorio
incrementa la presión alveolar que impulsa el flujo pero también comprime la vía aérea, por lo que
la resistencia espiratoria aumenta. De esta manera, un mayor esfuerzo espiratorio crea su
propia mayor resistencia, fijándose un flujo máximo que es imposible de sobrepasar, por más
esfuerzo voluntario que se haga.
Si la relación entre presión transpulmonar y flujo espiratorio se mide a diversos
niveles de volumen pulmonar, se observa que en posición de inspiración máxima o CPT, el flujo
aumenta en la medida que el sujeto hace un mayor esfuerzo. Esto se debe a que a este volumen
la tracción elástica está en su máximo, lo que, por una parte, distiende los bronquios y, por otra,
genera una gran presión alveolar. Aunque ésta se va desgastando a lo largo de la vía aérea,
mientras el volumen pulmonar sea alto, siempre será superior a la presión pleural y no se
producirá compresión dinámica. Estas condiciones hacen que el flujo alcanzado dependa del
esfuerzo voluntario empleado. Esta dependencia del esfuerzo se observa con volúmenes
pulmonares por sobre el 70% de la capacidad vital. En cambio, a medida que el volumen
pulmonar baja de este nivel, la compresión dinámica se produce cada vez más precozmente
debido a que la presión de retracción elástica se va haciendo menor.
En suma, lo fundamental es que los flujos máximos en espiración forzada dependen del
esfuerzo mientras el volumen pulmonar es alto y, en cambio, con volúmenes pulmonares bajo el
70% de la CV el flujo máximo es determinado por:
a) La magnitud de la presión de retracción elástica, que es la propulsora del flujo y es
independiente de la voluntad.
b) La resistencia que opone la vía aérea al paso del aire entre el alvéolo y el sitio donde se
produce la compresión dinámica.
A volúmenes pulmonares altos, la compresión dinámica tiene lugar en la tráquea y
grandes bronquios que no son colapsables. A medida que el volumen pulmonar y la presión de
retracción elástica del pulmón disminuyen, los puntos de igual presión se desplazan
progresivamente hacia las vías aéreas más periféricas. Así mismo, cuando existe un aumento de
la RVA o cuando la presión de retracción elástica está patológicamente disminuida, los puntos de
igual presión se desplazan hacia la periferia y los flujos espiratorios máximos disminuyen. En
consecuencia, los flujos espiratorios máximos son dependientes de las características
mecánicas del pulmón, por lo que esta maniobra es empleada en su evaluación funcional.
CURVA FLUJO-VOLUMEN
La relación entre volumen pulmonar y flujos espiratorios e inspiratorios máximos puede
representarse gráficamente mediante la curva flujo-volumen (Fig. 2-19). Esta se obtiene
registrando en un gráfico de coordenadas el volumen pulmonar y el flujo aéreo durante una
espiración forzada desde CPT hasta VR y desde allí una inspiración forzada hasta CPT. Los
cambios de volumen pulmonar se inscriben en el eje horizontal, y se expresan como porcentaje
de la CV, mientras que los flujos aéreos inspiratorio y espiratorio, se representan en el eje
vertical.
Figura 2-19. Curva flujo volumen pulmonar. El sujeto inspira hasta CPT, espira forzadamente
hasta VR y luego inspira forzadamente hasta CPT. En la ordenada se grafican los flujos
espiratorio e inspiratorio y en la abscisa el volumen pulmonar. Para analizar la curva se miden el
flujo máximo espiratorio(FEM), los flujos espiratorios a 75, 50 y 25% de CV, así como también el
flujo inspiratorio máximo al 50% de CV.
VOLUMENES DINAMICOS
El resultado final de la interacción entre los volúmenes, fuerzas y resistencias
analizadas es un flujo aéreo cuyas características interesa describir cualitativa y
cuantitativamente, tanto en el sujeto normal como en los enfermos. Usualmente se registran los
flujos en maniobras forzadas ya que así se determina la máxima potencialidad ventilatoria del
fuelle tóraco-pulmonar. Los índices más usados en clínica son:
CAPACIDAD VITAL
En un individuo normal o con una limitación restrictiva pura sin obstrucción
bronquial, la capacidad vital realizada en forma lenta, a la velocidad espontáneamente elegida por
el sujeto (CV), no difiere significativamente de aquella realizada en forma forzada (CVF), con la
máxima velocidad espiratoria En cambio, en los pacientes obstructivos, la introducción de esta
exigencia puede producir colapso espiratorio bronquial con aumento del VR y por lo tanto
reducción importante de la CVF en comparación a la CV lenta.
El trazado espirométrico que muestra la curva 2-20 se obtuvo en un sujeto normal que hizo una
inspiración máxima y luego una espiración forzada máxima. El cambio de volumen pulmonar fue
registrado a velocidad rápida
Figura 2-20. Medición del VEF1 y del FEF25-75. . El trazado espirométrico superior corresponde a un
sujeto normal, que efectúa una inspiración máxima seguida de una espiración forzada máxima. En el
primer segundo (VEF1), el sujeto expulsa 4L, lo que representa un 80% de la CVF. El trazado
inferior, que es igual al superior, ha sido dividido en cuatro segmentos de igual volumen: el FEF25-75,
representado por la línea recta, equivale al promedio de flujos observados entre el 25 y 75% de la
CVF
En este trazado espirométrico se puede medir el volumen de aire espirado en el primer segundo,
denominado volumen espiratorio forzado del primer segundo o VEF1. Normalmente la espiración
forzada total dura 5-6 segundos y durante el primer segundo se espira aproximadamente un 70-
80% de la CV.
Esta medición, de ejecución simple, es de significación fisiológica compleja debido a que
registra los flujos espiratorios máximos que se suceden a medida que el volumen pulmonar va
disminuyendo, con lo que van cambiando tanto los factores que generan el flujo (presión de
retracción elástica) como los que se oponen a él (calibre de las vías aéreas).
En el 20-30% inicial de esta espiración forzada, el esfuerzo muscular voluntario es un
factor determinante fundamental, ya que a este nivel no se produce compresión dinámica. A
medida que continúa la espiración con reducción del volumen pulmonar, las vías aéreas se
estrechan, haciéndose susceptibles a la compresión dinámica. En esta etapa queda como
generador neto del flujo la presión de retracción elástica por lo cual, sobrepasado un esfuerzo
voluntario crítico, los dos tercios finales de la espiración se hacen independientes del esfuerzo y
el flujo registrado traduce la interacción entre elasticidad pulmonar y resistencia de la vía aérea.
Debe tenerse presente que un buen rendimiento en la porción esfuerzo-dependiente puede
encubrir una limitación moderada de los factores mecánicos recién analizados, por lo que es
limitada la sensibilidad del VEF1 para captar obstrucción de bronquios finos, que pesan poco en
la resistencia global de la vía aérea.
El VEF1 se mide en litros y se expresa en 2 formas: como porcentaje del valor teórico
normal determinado por la edad, talla y sexo y como porcentaje de la capacidad vital forzada
(CVF) del mismo sujeto. A los 25 años, esta última relación es de 84% promedio con un límite
inferior normal de 73%. Con la edad disminuye llegando a 79% como promedio con un límite
inferior de 68 % a los 70 años
Esta doble forma de presentación para un mismo resultado deriva de que si sólo se
conoce el valor absoluto, no se puede diferenciar si una reducción del VEF1 se debe a lentitud
del flujo aéreo o a una reducción del volumen de aire disponible para ser espirado, sin que exista
reducción del flujo aéreo. En esta disyuntiva, la comparación entre VEF1 y CVF permite
diferenciar los mecanismos responsables: si el problema es una disminución del flujo, el VEF1 se
reduce proporcionalmente más que la CVF, por lo que la relación VEF1 / CVF cae bajo el
porcentaje normal; si la alteración primaria es una reducción de volumen pulmonar funcionante, la
CVF y el VEF1 disminuyen en la misma proporción y la relación VEF1 /CVF se mantiene normal.
Unos ejemplos permitirán comprender mejor estos indicadores que son de muy amplia aplicación
clínica.
Sujeto 1
CVF = 4L = 78% del teórico
VEF1 = 1.82 L = 46.8% del teórico
VEF/CVF% = 45 % = limitación del flujo aéreo
Sujeto 2
CVF = 2L = 39% del teórico
VEF1 = 1.8 L = 46.8% del teórico
VEF1 /CVF% = 90 % = reducción de volumen con flujo normal.
VENTILACION ALVEOLAR
En un adulto joven, el volumen corriente normal (VC) es de alrededor de
500 ml. Sólo una parte de este volumen llega a los alvéolos, ya que alrededor de
150 ml quedan en las vías aéreas y no participan en el intercambio gaseoso,
por lo que este último volumen se denomina espacio muerto anatómico.
Existen, además, alvéolos que tienen un flujo sanguíneo nulo, por lo que
tampoco participan en el intercambio gaseoso: el volumen ocupado por estos
alvéolos no perfundidos se denomina espacio muerto alveolar. El conjunto del
espacio muerto anatómico y alveolar se llama espacio muerto fisiológico (VEM).
Si se multiplica el VC por la frecuencia respiratoria (f), se obtiene el
volumen global ventilado en 1 minuto que, por recolectarse usualmente en
espiración, se designa como volumen espiratorio por minuto o V& E (el punto
sobre la V significa "por unidad de tiempo"). La parte de esta ventilación que
queda en el VEM se calcula multiplicando este último por la frecuencia
respiratoria. El volumen minuto neto que llega a los alvéolos y toma parte en el
intercambio gaseoso se denomina ventilación alveolar ( V& A) . Las siguientes
ecuaciones expresan estos conceptos:
V& E = VC x f
V °CO 2
PA CO 2 = K.
V° A
A ⋅d
V=
G ⋅ ΔP
En esta ecuación, V es el volumen de gas que difunde a través de la
membrana por unidad de tiempo, A es el área disponible para la difusión, G e s
el grosor de la membrana, ΔP es la diferencia de presiones parciales del gas
entrwe ambos lados la membrana y d es el coeficiente de difusión, que está
relacionado con la solubilidad del gas en el agua de la membrana y con el peso
molecular del gas.
a. Superficie de intercambio. En condiciones normales el pulmón contiene
alrededor de 300 millones de alvéolos, con un diámetro cercano a 1 mm, lo que
significa que el área disponible para intercambio es cercana a los 80 m2.
b. Grosor de la membrana. Para llegar del alvéolo al interior del glóbulo rojo, el
oxígeno debe atravesar estructuras cuyo grosor total varía entre 0,1 y 0, 4
micrones. Estas estructuras son la capa monomolecular de sustancia
tensoactiva dispuesta sobre la superficie del líquido alveolar, la capa de líquido
que recubre el alvéolo, el epitelio alveolar, la membrana basal, el intersticio
pulmonar (que es prácticamente inexistente en las áreas finas de la pared
alveolar donde tiene lugar la difusión) y el endotelio capilar. En condiciones
normales, el grosor de la membrana prácticamente no constituye un obstáculo
mensurable, pero en enfermedades que infiltran al intersticio pulmonar puede
generarse un obstáculo entre aire y sangre que demora significativamente la
difusión del O2.
c.- Diferencia de presiones parciales de los gases en alvéolo y capilar. La PAO2
en Santiago es de aproximadamente 90 mmHg y la PvO2 de la sangre venosa e s
de alrededor de 40 mmHg, de manera que al comienzo del capilar pulmonar
existe un gradiente de 50 mmHg, que permite una rápida difusión inicial de este
gas. Con el paso de O2 del alvéolo a la sangre, el gradiente disminuye
gradualmente para llegar a ser de 1 mmHg o menos al final del capilar. Por otra
parte, la PACO2 es de 40 mmHg y la de la sangre venosa de 46 mmHg, por lo
que existe un gradiente inicial de 6 mmHg hacia el alvéolo. Dada la alta
difusibilidad del CO2 esta diferencia es más que suficiente para que el exceso
de CO2 venoso difunda rápida y totalmente.
d.-Solubilidad y peso molecular de los gases. La difusión de un gas a través del
líquido de la membrana alveolar depende directamente de la solubilidad del gas
en el agua y es inversamente proporcional a la raíz cuadrada de su peso
molecular. En la práctica, esto significa que el CO2 difunde cerca de 20 veces
más rápidamente que el O2, porque posee una mayor solubilidad (24:1 a 37°C)
lo que explica que los trastornos de difusión que disminuyen la PaO2,
prácticamente no modifiquen la PaCO2.
También es parte del proceso de difusión la transferencia del gas desde
la membrana alvéolo-capilar hasta el interior del glóbulo rojo, en el caso del
oxígeno, y el proceso inverso en el caso del CO2, lo que significa que no sólo
deben atravesar las capas previamente mencionadas, sino también el plasma y
la membrana del eritrocito. En este fenómeno de transferencia adquiere
importancia el tiempo de contacto aire-sangre. Normalmente, la sangre demora
alrededor de 0,7 segundos en atravesar la porción del capilar que se halla en
contacto con el aire alveolar. Este tiempo involucra un amplio margen de
seguridad, ya que el equilibrio completo entre aire y sangre se alcanza en
aproximadamente 0,3 segundos para el oxígeno y es aún más rápido para el
CO2. Si la velocidad de la sangre aumenta, como sucede en el ejercicio, el
margen de seguridad se reduce pero, en sujetos normales, no se alcanzan a
producir problemas. En cambio, si existen anomalías que demoran la difusión,
la aceleración del flujo sanguíneo capilar acentúa o hace aparecer la hipoxemia
o disminución de la PaO2 Esta característica se aprovecha en clínica para
detectar anomalías de difusión mediante el ejercicio. (Fig. 3-2).
Figura 3-2. Evolución de la PO2 durante el tránsito de la sangre por el capilar pulmonar. En
condiciones normales (a), la PO2 de la sangre capilar alcanza su valor máximo en menos de
0,3 segundos, lo que explica por qué no se produce una disminución de la PO2 capilar
durante el ejercicio. En casos con trastornos moderados de la difusión (b), la PO2 capilar es
normal en reposo pero disminuye en ejercicio, ya que en esta condición no alcanza a
equilibrarse con la PO2 alveolar debido al menor tiempo de tránsito. En los trastornos graves
de difusión (c), existe hipoxemia en reposo que se agrava durante el ejercicio.
Evaluación de la difusión
Para valorar la difusión de un gas a través de una membrana se puede
utilizar la medición de la capacidad de difusión, definida como la cantidad de
gas que es transferida por unidad de tiempo, por cada unidad de diferencia de
presión de ese gas entre ambos lados de la membrana.
Cuando se mide la capacidad de difusión del oxígeno para el pulmón en
globo, como se hace en estudios fisiológicos y en clínica, se está midiendo no
sólo la difusión propiamente tal, sino que el efecto de otros factores como son el
área total de la membrana de intercambio, la relación ventilación-perfusión, la
cantidad de hemoglobina de la sangre y el gasto cardíaco. Con el propósito de
eliminar la influencia de los dos últimos factores, se utiliza la medición de la
capacidad de difusión del monóxido de carbono (DLCO). Como la concentración
de monóxido que se usa es muy baja y este gas tiene una afinidad muy grande
por la hemoglobina, en ninguna circunstancia la capacidad de captación de CO
de la sangre llega a constituir una limitación para el proceso de transferencia.
Una disminución de la DLCO también puede ser causada por disminución del
área total de membrana, aunque sus características estructurales permanezcan
normales. Por estas razones, este examen es muy sensible para detectar
alteraciones de la transferencia de gases a través del pulmón, pero no permite
asegurar que la difusión propiamente tal sea el único factor causal del trastorno.
Dado que en condiciones patológicas es prácticamente imposible que la
difusión en sí misma se altere aisladamente, la medición de la capacidad de
difusión es un índice útil para evaluar y seguir la evolución de las enfermedades
que afectan cualitativa o cuantitativamente la membrana alvéolo-capilar.
Una estimación más exacta de las alteraciones de difusión propiamente
tales puede obtenerse con la técnica de eliminación de gases inertes múltiples,
paro esta sólo tiene aplicación dentro del campo de la investigación.
RELACIONES DE VENTILACIÓN-PERFUSIÓN
Aun cuando la ventilación y la difusión sean normales, el intercambio
gaseoso no puede llevarse a cabo de una manera eficiente si no existe un
adecuado acoplamiento entre la ventilación y la perfusión, fenómeno que e s
definido por las relaciones de ventilación-perfusión ( V& /Q) del pulmón. Conviene
advertir que en este aspecto lo importante es entender los mecanismos
operantes sin que sea necesario retener los detalle de las cifras.
Para describir estas relaciones en el área clínica se recurre a un modelo
tricompartimental que reconoce tres poblaciones alveolares (Figura 3-3):
Figura 3-3. Alteraciones de la relación V& /Q . En condiciones normales la ventilación y
perfusión son similares, lo que resulta en una oxigenación óptima de la sangre. La
obstrucción completa de la circulación pulmonar determina que la ventilación de esa unidad
se desperdicie, lo que aumenta el espacio muerto. La obstrucción parcial de la vía aérea,
con mantención de la circulación, disminuye la relación V& /Q , lo que resulta en una menor
oxigenación de la sangre con aumento de la admisión venosa. La ausencia de ventilación
producida por relleno alveolar o por obstrucción total de la vía aérea, produce una caída de
la relación V& /Q a cero y, por consiguiente, no se produce oxigenación de la sangre
durante su pasada por la unidad alvéolo-capilar (cortocircuito).
Tabla 3-3
VALORES NORMALES DE DE PaO2 Y PA-aO2 PARA SANTIAGO, CHILE (PRESIÓN
BAROMÉTRICA MEDIA DE 715 MM Hg)
A ⋅d
V=
G ⋅ ΔP
En esta ecuación, V es el volumen de gas que difunde a través de la
membrana por unidad de tiempo, A es el área disponible para la difusión, G e s
el grosor de la membrana, ΔP es la diferencia de presiones parciales del gas
entrwe ambos lados la membrana y d es el coeficiente de difusión, que está
relacionado con la solubilidad del gas en el agua de la membrana y con el peso
molecular del gas.
a. Superficie de intercambio. En condiciones normales el pulmón contiene
alrededor de 300 millones de alvéolos, con un diámetro cercano a 1 mm, lo que
significa que el área disponible para intercambio es cercana a los 80 m2.
b. Grosor de la membrana. Para llegar del alvéolo al interior del glóbulo rojo, el
oxígeno debe atravesar estructuras cuyo grosor total varía entre 0,1 y 0, 4
micrones. Estas estructuras son la capa monomolecular de sustancia
tensoactiva dispuesta sobre la superficie del líquido alveolar, la capa de líquido
que recubre el alvéolo, el epitelio alveolar, la membrana basal, el intersticio
pulmonar (que es prácticamente inexistente en las áreas finas de la pared
alveolar donde tiene lugar la difusión) y el endotelio capilar. En condiciones
normales, el grosor de la membrana prácticamente no constituye un obstáculo
mensurable, pero en enfermedades que infiltran al intersticio pulmonar puede
generarse un obstáculo entre aire y sangre que demora significativamente la
difusión del O2.
c.- Diferencia de presiones parciales de los gases en alvéolo y capilar. La PAO2
en Santiago es de aproximadamente 90 mmHg y la PvO2 de la sangre venosa e s
de alrededor de 40 mmHg, de manera que al comienzo del capilar pulmonar
existe un gradiente de 50 mmHg, que permite una rápida difusión inicial de este
gas. Con el paso de O2 del alvéolo a la sangre, el gradiente disminuye
gradualmente para llegar a ser de 1 mmHg o menos al final del capilar. Por otra
parte, la PACO2 es de 40 mmHg y la de la sangre venosa de 46 mmHg, por lo
que existe un gradiente inicial de 6 mmHg hacia el alvéolo. Dada la alta
difusibilidad del CO2 esta diferencia es más que suficiente para que el exceso
de CO2 venoso difunda rápida y totalmente.
d.-Solubilidad y peso molecular de los gases. La difusión de un gas a través del
líquido de la membrana alveolar depende directamente de la solubilidad del gas
en el agua y es inversamente proporcional a la raíz cuadrada de su peso
molecular. En la práctica, esto significa que el CO2 difunde cerca de 20 veces
más rápidamente que el O2, porque posee una mayor solubilidad (24:1 a 37°C)
lo que explica que los trastornos de difusión que disminuyen la PaO2,
prácticamente no modifiquen la PaCO2.
También es parte del proceso de difusión la transferencia del gas desde
la membrana alvéolo-capilar hasta el interior del glóbulo rojo, en el caso del
oxígeno, y el proceso inverso en el caso del CO2, lo que significa que no sólo
deben atravesar las capas previamente mencionadas, sino también el plasma y
la membrana del eritrocito. En este fenómeno de transferencia adquiere
importancia el tiempo de contacto aire-sangre. Normalmente, la sangre demora
alrededor de 0,7 segundos en atravesar la porción del capilar que se halla en
contacto con el aire alveolar. Este tiempo involucra un amplio margen de
seguridad, ya que el equilibrio completo entre aire y sangre se alcanza en
aproximadamente 0,3 segundos para el oxígeno y es aún más rápido para el
CO2. Si la velocidad de la sangre aumenta, como sucede en el ejercicio, el
margen de seguridad se reduce pero, en sujetos normales, no se alcanzan a
producir problemas. En cambio, si existen anomalías que demoran la difusión,
la aceleración del flujo sanguíneo capilar acentúa o hace aparecer la hipoxemia
o disminución de la PaO2 Esta característica se aprovecha en clínica para
detectar anomalías de difusión mediante el ejercicio. (Fig. 3-2).
Figura 3-2. Evolución de la PO2 durante el tránsito de la sangre por el capilar pulmonar. En
condiciones normales (a), la PO2 de la sangre capilar alcanza su valor máximo en menos de
0,3 segundos, lo que explica por qué no se produce una disminución de la PO2 capilar
durante el ejercicio. En casos con trastornos moderados de la difusión (b), la PO2 capilar es
normal en reposo pero disminuye en ejercicio, ya que en esta condición no alcanza a
equilibrarse con la PO2 alveolar debido al menor tiempo de tránsito. En los trastornos graves
de difusión (c), existe hipoxemia en reposo que se agrava durante el ejercicio.
Evaluación de la difusión
Para valorar la difusión de un gas a través de una membrana se puede
utilizar la medición de la capacidad de difusión, definida como la cantidad de
gas que es transferida por unidad de tiempo, por cada unidad de diferencia de
presión de ese gas entre ambos lados de la membrana.
Cuando se mide la capacidad de difusión del oxígeno para el pulmón en
globo, como se hace en estudios fisiológicos y en clínica, se está midiendo no
sólo la difusión propiamente tal, sino que el efecto de otros factores como son el
área total de la membrana de intercambio, la relación ventilación-perfusión, la
cantidad de hemoglobina de la sangre y el gasto cardíaco. Con el propósito de
eliminar la influencia de los dos últimos factores, se utiliza la medición de la
capacidad de difusión del monóxido de carbono (DLCO). Como la concentración
de monóxido que se usa es muy baja y este gas tiene una afinidad muy grande
por la hemoglobina, en ninguna circunstancia la capacidad de captación de CO
de la sangre llega a constituir una limitación para el proceso de transferencia.
Una disminución de la DLCO también puede ser causada por disminución del
área total de membrana, aunque sus características estructurales permanezcan
normales. Por estas razones, este examen es muy sensible para detectar
alteraciones de la transferencia de gases a través del pulmón, pero no permite
asegurar que la difusión propiamente tal sea el único factor causal del trastorno.
Dado que en condiciones patológicas es prácticamente imposible que la
difusión en sí misma se altere aisladamente, la medición de la capacidad de
difusión es un índice útil para evaluar y seguir la evolución de las enfermedades
que afectan cualitativa o cuantitativamente la membrana alvéolo-capilar.
Una estimación más exacta de las alteraciones de difusión propiamente
tales puede obtenerse con la técnica de eliminación de gases inertes múltiples,
paro esta sólo tiene aplicación dentro del campo de la investigación.
RELACIONES DE VENTILACIÓN-PERFUSIÓN
Aun cuando la ventilación y la difusión sean normales, el intercambio
gaseoso no puede llevarse a cabo de una manera eficiente si no existe un
adecuado acoplamiento entre la ventilación y la perfusión, fenómeno que e s
definido por las relaciones de ventilación-perfusión ( V& /Q) del pulmón. Conviene
advertir que en este aspecto lo importante es entender los mecanismos
operantes sin que sea necesario retener los detalle de las cifras.
Para describir estas relaciones en el área clínica se recurre a un modelo
tricompartimental que reconoce tres poblaciones alveolares (Figura 3-3):
Figura 3-3. Alteraciones de la relación V& /Q . En condiciones normales la ventilación y
perfusión son similares, lo que resulta en una oxigenación óptima de la sangre. La
obstrucción completa de la circulación pulmonar determina que la ventilación de esa unidad
se desperdicie, lo que aumenta el espacio muerto. La obstrucción parcial de la vía aérea,
con mantención de la circulación, disminuye la relación V& /Q , lo que resulta en una menor
oxigenación de la sangre con aumento de la admisión venosa. La ausencia de ventilación
producida por relleno alveolar o por obstrucción total de la vía aérea, produce una caída de
la relación V& /Q a cero y, por consiguiente, no se produce oxigenación de la sangre
durante su pasada por la unidad alvéolo-capilar (cortocircuito).
Tabla 3-3
VALORES NORMALES DE DE PaO2 Y PA-aO2 PARA SANTIAGO, CHILE (PRESIÓN
BAROMÉTRICA MEDIA DE 715 MM Hg)
CIRCULACION PULMONAR
Filtración
Los finos vasos pulmonares cumplen también con una función de filtro para la
sangre venosa, reteniendo mecánicamente o por adherencia específica, células
sanguíneas envejecidas, microcoágulos, células adiposas, células placentarias, etc.,
elementos que normalmente se están formando en o incorporándose al torrente
circulatorio. La amplia superficie para el intercambio gaseoso y la extensa reserva
vascular permiten que la función se mantenga normal, aun cuando más de la mitad
de los vasos se ocluya. Además, la existencia anastomosis precapilares entre la
circulación bronquial y pulmonar impide la necrosis del parénquima correspondiente
a los capilares obstruidos, aunque se detenga el flujo arteriolar pulmonar.
Reposo Ejercicio
& O ) ml/min
Consumo de O2 ( V 300 2000
2
Figura 4-1: Variaciones de la resistencia vascular pulmonar con lo cambios de la presión media de la
arteria pulmonar (PAP). Al aumentar la PAP disminuye la resistencia por distensión de los vasos y por
reclutamiento de nuevas territorios capilares.
La razón de por qué sólo una parte de los vasos están abiertos en reposo no
es clara, pero puede deberse a características geométricas de la red que
forman, existiendo canales preferenciales de flujo. Otra posible explicación e s
que exista una presión crítica de apertura, que debe ser sobrepasada para que
la sangre pueda fluir.
El segundo mecanismo es la distensión de los vasos, con el consiguiente
aumento de su calibre, fenómeno que es el principal responsable de la caída
de resistencia.
Durante el ejercicio, estos mecanismos de reclutamiento y distensión son los
que permiten acomodar, prácticamente sin cambios en la presión, el aumento
del gasto cardíaco y del volumen sanguíneo pulmonar.
Filtración transcapilar
La filtración de líquidos a través de la pared capilar se describe mediante la
ecuación de Starling:
TRANSPORTE DE GASES.
TRANSPORTE DE OXÍGENO.
El consumo de oxígeno en reposo de un individuo normal es alrededor
de 250 ml/min y en ejercicio intenso esta cantidad puede aumentar mas de
10 veces. Como el oxígeno atmosférico es la fuente del oxígeno que s e
consume al nivel de las mitocondrias, se requiere de la acción integrada del
aparato respiratorio y del aparato circulatorio para asegurar el adecuado
transporte oxígeno.
El oxígeno que difunde desde los espacios alveolares a la sangre
capilar pulmonar es transportado a las células por el aparato circulatorio. Si
bien el oxígeno se disuelve físicamente en el plasma, mas del 98% del gas
es transportado en combinación química por la hemoglobina (Hb) de los
glóbulos rojos.
Antes de entrar al análisis de estos fenómenos definiremos algunos
términos usados para referirse al oxígeno en la sangre.
1- Presión parcial de oxígeno (PO2): Las moléculas del oxígeno disuelto en
la sangre ejercen una presión que puede ser medida con un electrodo de
oxígeno y expresada en mmHg. En la sangre capilar pulmonar, la presión de
oxígeno (PcO2) esta determinada por la presión alveolar de oxígeno (PAO2).
En la sangre arterial, la presión de oxígeno (PaO2) es más baja que en el
capilar pulmonar por efecto de la admisión venosa anatómica y funcional,
analizadas en el capítulo 3. Como en las arterias no hay intercambio
gaseoso, la presión de oxígeno es la misma en cualquier arteria y su valor e s
un reflejo del estado de la función captadora de oxígeno del pulmón. En el
territorio venoso, la presión de oxígeno (PvO2) cae por el paso de oxígeno de
los capilar a los tejidos. Como existe una variación considerable en el
consumo de oxígeno de los distintos órganos, la presión de oxígeno en la
sangre venosa que sale de cada órgano es distinta: el miocardio extrae casi
todo el oxígeno que le llega, mientras que la piel utiliza muy poco y los grupos
musculares en actividad extraen mucho más que los que están en reposo.
Contenido de oxígeno: Es el volumen de O2 contenido en 100 ml o 1 dl de
sangre obtenida por punción. En un individuo sano, en Santiago, esta
cantidad es de 20 ml en la sangre arterial (CaO2). De esto, solo 0,3 ml s e
encuentran físicamente disueltos y el resto esta ligado químicamente a la
hemoglobina. El contenido de oxígeno, por lo tanto, está determinado tanto
por la presión parcial de oxígeno como por la cantidad de hemoglobina de la
sangre.
Capacidad de oxígeno: Es la máxima cantidad de oxígeno que puede ser
transportada en 100 ml de sangre expuesta directamente al aire ambiental,
fuera del organismo. Depende básicamente de la cantidad hemoglobina,
que es capaz de transportar 1,34 ml de oxígeno por cada gramo. En
condiciones normales, una sangre que tiene 15 g de Hb por 100 ml, tiene
una capacidad de 20,4 ml de oxígeno, de los cuales 0.3 ml están disueltos
en el plasma y 20,1 ml están unidos a la Hb.
Saturación de oxígeno (SO2): Es el contenido de oxígeno de una muestra de
sangre expresado en porcentaje de su capacidad. Normalmente, con una
presión parcial de O2 de 80-90 mmHg la saturación arterial de oxígeno
(SaO2) es de 94-97%. El pequeño porcentaje de Hb no saturada se explica
porque la Hb se satura 100% sólo por encima de 240 mmHg de presión
parcial de oxígeno.
Algunos ejemplos pueden ayudar a comprender el significado de
estas formas de expresión.
1. Un sujeto normal con 15 g Hb/dl tiene una capacidad de oxígeno de 20,4
ml. Con una presión arterial de oxígeno de 90 mmHg logra una saturación
de 97,5%, lo que significa una contenido de 19,6 ml. Si a este sujeto se le
administra oxígeno puro, la presión de oxígeno sube de 500 mmHg, con lo
que la Hb se satura completamente, agregándose 0.5 ml de oxígeno por
cada 100 ml de sangre. El oxígeno disuelto, que guarda una relación lineal
con le presión parcial, aumenta a 1,5 ml, con lo que el aumento total en el
oxígeno transportado es inferior a 2ml. Es interesante notar que un aumento
de 500% en la presión parcial de oxígeno cuando la Hb esta normalmente
saturada, solo significa un aumento del 10% en el contenido de oxígeno y,
esto, principalmente a través de aumentar el oxígeno disuelto.
2. Un sujeto con pulmón normal y con una anemia de 10 g de Hb/dl tendrá
una PaO2 normal de 90 mmHg, pero los 10 g de Hb% dan una capacidad de
solo 13,4 ml que, con una saturación de 97,5%, determina un contenido
reducido de 13 ml de oxígeno por 100 ml de sangre. La respuesta a la
administración de oxígeno será prácticamente igual que en el individuo sin
anemia, aumentando básicamente el oxígeno en disolución. En resumen, en
este caso tenemos un contenido bajo porque la capacidad es baja y una
presión parcial de oxígeno normal, ya que el pulmón esta sano.
Transporte en el plasma:
Se realiza en tres formas distintas:
1. Parte se mantiene disuelta físicamente en el plasma, dependiendo de la
presión parcial de CO2 y de su coeficiente de solubilidad,
2.Otra parte forma compuestos carbamínicos con las proteínas plasmáticas
en una reacción rápida que no requiere de catalizador:
R-NH2 + CO2 = R-NHCOO- + H+
3. Una pequeña cantidad reacciona con el agua, para formar ácido carbónico:
CO2 + H2O = H2CO3 H+ + HCO3-
EQUILIBRIO ACIDO-BASE
La concentración de hidrogeniones (H+) en los líquidos del organismo e s
una de las variables biológicas más estrechamente controladas. Esto se debe a
que la producción de estos iones por el metabolismo es cuantiosa, a la par que
cambios relativamente pequeños en su concentración pueden producir trastornos
graves en múltiples órganos. Así, por ejemplo, un aumento en la concentración de
H+ de 40 a 70 mmol / L (descenso del pH de aproximadamente 7,40 a 7,15),
produce depresión del SNC, disminución de la contractilidad cardíaca,
disminución de la respuesta inotrópica miocárdica a catecolaminas, hiperkalemia,
arritmias, etc.
El equilibrio ácido-básico es un fenómeno complejo en el cual participan
múltiples órganos, cuya acción fisiológica tiende a mantener constantes una serie
de balances interrelacionados, tales como: pH, equilibrio eléctrico, equilibrio
osmótico y volemia. Si se producen cambios en alguno de estos elementos, la
respuesta del organismo será tratar de volverlos a sus límites normales, proceso
en el cual usualmente también se afectan otros equilibrios, lo que determina que
las compensaciones fisiológicas sean extremadamente complejas.
Dado que el equilibrio ácido-básico es un tema de fisiología general, en
este capítulo no efectuaremos un análisis detallado, sino que solamente
revisaremos algunos aspectos generales con énfasis en la participación el
aparato respiratorio.
ASPECTOS GENERALES
CONCEPTO DE ÁCIDO
Supongamos que tenemos una solución acuosa de HCl. Además del
agua, existirán en ella tres tipos de partículas: iones hidrógeno o protones, iones
cloruro y moléculas de HCl que se encuentran en equilibrio según la siguiente
ecuación:
HCl H+ + Cl
ACIDO HIDROGENION BASE CONJUGADA
CONCENTRACION DE HIDROGENIONES
La concentración de H+ libres en la sangre se puede expresar en diferentes
formas y varía habitualmente entre 10-7,36 a 10-7,44 mEq / L, lo que equivale a una
variación entre 44 y 36 millones de hidrogeniones. La forma más usada de
expresar estas cantidades es el pH, que es el logaritmo negativo de la
concentración de H+ lo que significa que el valor normal, expresado en unidades
de pH oscila entre 7,36 y 7,44.
En condiciones normales existe una continua producción y eliminación de
ácidos y bases, que está balanceada de tal manera que se mantiene un equilibrio
y el pH permanece casi constante. El ácido cuantitativamente más importante en
el organismo es el ácido carbónico, formado por la hidratación del CO2 producido
en el metabolismo de hidratos de carbono y grasas (13.000 mEq diarios). Como
el CO2 es eliminado por el pulmón, el ácido carbónico se califica como "volátil".
También es importante el ácido láctico generado en condiciones normales
principalmente por los músculos y el hígado (1.000 mEq diarios), cantidad que
puede ser mayor en condiciones de aumento del metabolismo anaerobio como
ejercicio o shock. El metabolismo de proteínas y aminoácidos genera ácidos
fosfórico, clorhídrico y sulfúrico, que no se pueden eliminar por el pulmón ("ácidos
fijos"), pero sí por los riñones. En condiciones patológicas, tales como diabetes y
ayuno, se pueden producir grandes cantidades de ketoácidos.
SOLUCIONES TAMPON
Son soluciones que contienen una mezcla de sustancias químicas que
limitan las variaciones del pH producidas al agregarse un ácido o una base.
Generalmente están formadas por la combinación de un ácido débil y una sal del
mismo.
Uno de los tampones más importantes del organismo es la mezcla de
ácido carbónico y bicarbonato de sodio. Supongamos que agregamos un ácido
fuerte, por ejemplo HCl, a esta solución tampón:
HCl + Na HCO3 = Na+ + H+ + Cl - + HCO3 = NaCl + H2CO3
En esta ecuación simplificada se puede observar que el ácido clorhídrico s e
consume, formándose cloruro de sodio y ácido carbónico. Esto se debe a que s e
produce una competencia por los hidrogeniones entre la base débil Cl - y la fuerte
HCO3-, con el resultado neto que el ácido fuerte HCl, se ha transformado en uno
débil H2CO3
. Por lo tanto, el gran aumento de hidrogeniones libres que debiera producir el
ácido fuerte tiende a atenuarse y, por lo tanto, la disminución del pH es mucho
menor que si se hubiera agregado HCl a una solución sin tampón. Este sistema
tampón es más eficaz en el organismo que in vitro, ya que el H2CO3 formado s e
desdobla, en parte, en H2O y CO2, y este último gas es eliminado rápidamente a
través de la ventilación que aumenta en la medida que aumenta el CO2. Con ello
la reacción sigue funcionando hacia la derecha con mayor consumo del HCl o de
cualquier otro ácido fijo.
El tampón H2CO3 / Na HCO3 , no es el único del organismo. Junto con los
otros sistemas tampones tales como proteínas, fosfatos, hemoglobina etc., forma
un conjunto que se equilibra internamente en forma casi instantánea, exceptuando
el carbonato del hueso que tiene un intercambio lento de iones con el resto de los
tampones.
[ HCO 3- ]
pH = pK + log
[H2 CO 2 ]
Dado que la concentración de H2CO3 es igual a la PaCO2 multiplicada por
0,03 que es el coeficiente de solubilidad de CO2 :
[HCO 3- ]
pH = pK + log
[Pa CO 2 x 0.003]
24 mEq
pH = 6,1 + log
1,2 mEq
= 6,1 + log 20
= 6,1 + 1,3
= 7,4 ( pH normal)
CONTROL DE LA VENTILACION.
CENTROS DE LA RESPIRACION.
La alternancia de inspiración y espiración está bajo el gobierno de
una compleja red de neuronas que interconecta la corteza cerebral, asiento
de los estímulos voluntarios, con el tronco cerebral, especialmente el
puente y el bulbo, a cargo del automatismo ventilatorio.
La inspiración comienza por activación de las neuronas inspiratorias,
que envían impulsos a la musculatura inspiratoria, básicamente el
diafragma. Los impulsos a los músculos intercostales presentan patrones
semejantes a los del diafragma, aunque algo retrasados en la respiración
tranquila, retraso que se supera al aumentar la ventilación. Los músculos
que controlan la apertura de la vía aérea se activan antes que el diafragma y
los intercostales, lo que permite que la vía aérea se encuentre
adecuadamente abierta antes que se genere presión negativa intratorácica.
Durante la respiración normal en reposo, la musculatura espiratoria
casi no participa, ya que la espiración es un evento pasivo desencadenado
por las fuerzas elásticas toracopulmonares acumuladas durante la
inspiración previa. Durante la primera parte de la espiración, persiste
alguna activación de los músculos inspiratorios que aminora la velocidad
del flujo aéreo en la primera parte de la espiración, la cual cesa durante el
resto de la espiración,. Los músculos espiratorios son estimulados sólo
cuando aumenta la demanda ventilatoria.
MECANISMOS AFERENTES.
La información moduladora llega al sistema neuronal por las vías
humoral y nerviosa. La sensibilidad de estos mecanismos varía entre
individuos y parece estar genéticamente determinada. También s e
producen adaptaciones adquiridas, como son las que ocurren con el
crecimiento, con el ejercicio intenso habitual o con la residencia en la
altura.
Regulación humoral
Los principales moduladores humorales de la ventilación son los
niveles arteriales de O2, CO2 e hidrogeniones.
Quimioreceptores periféricos.
Los principales receptores periféricos son los carotídeos, situados
en la bifurcación de la carótida. Su irrigación proviene de una arteriola que
nace directamente de la carótida y provee a las células receptoras de un
alto flujo sanguíneo que, por gramo de tejido, es 40 veces mayor que el del
cerebro. Los estímulos específicos para su activación son:
a) La disminución de la PaO2. El descenso del contenido de O2 no
estimula estos receptores, lo que explica la escasa respuesta ventilatoria
que se observa en la anemia y en la intoxicación por CO, situaciones en las
cuales la PaO2 es normal.
b) La disminución del flujo sanguíneo. Este factor actuaría a través de los
cambios locales de pH que se produce debido a una menor remoción de
metabolitos. Este mecanismo explicaría la hiperventilación que se observa
en el shock
Los quimioreceptores no modifican su frecuencia de descarga hasta
que la PaO2 baja hasta 50-70 mmHg, y su efecto máximo es relativamente
escaso, pues aumentan la ventilación alveolar solo en un 68% (figura 7-2).
Figura 7-2. Respuesta ventilatoria a la hipoxemia. Los sujetos inspiran
mezclas gaseosas con concentraciones decrecientes de O2 o que
disminuye la PaO2 y aumenta en forma alinear la ventilación: sobre 60
mmHg los cambios de PaO2 prácticamente no modifican la V°E. Bajo esta
cifra, se produce un ascenso exponencial de la V°E.
RECEPTORES MUSCULARES.
Los músculos intercostales y el diafragma poseen husos
musculares que captan la elongacion del músculo. Esta información e s
importante para el control reflejo de la fuerza de contracción. Se ha
propuesto que estos receptores intervienen en la sensación de disnea
cuando captan que el esfuerzo muscular es excesivo para el efecto
ventilatorio que se consigue (capitulo 18).
INERVACION DE LA PLEURA
La pleura visceral sólo recibe inervación del sistema autónomo, por lo que
carece de sensibilidad. La pleura costal, inervada por ramas de los nervios
intercostales es, en cambio, muy sensible y da origen a un dolor
característico llamado pleural o puntada de costado. La pleura diafragmática
es inervada por el frénico, lo que explica que su irritación se pueda
manifestar por un dolor referido al hombro.
FISIOPATOLOGIA
RESPIRATORIA
11. HIPERCAPNIA
ALTERACIONES DE LA VENTILACION
ALVEOLAR
En este capítulo analizaremos las alteraciones cuantitativas de la
ventilación alveolar en si misma, dejando para más adelante los
problemas derivados de la relación entre ventilación y perfusión sanguínea
al nivel alveolar.
HIPOVENTILACION ALVEOLAR
V& CO 2 x 0,865
PA CO 2 =
V&
A
PaCO 2
PA O = PIO 2 −
QR
40 mmHg
PA O 2 = 150mmHg −
0,8
PA O 2 = 150 − 50mmHg
PA O 2 = 100mmHg
80 mmHg
PA O2 = 150mmHg −
0,8
PA O 2 = 50mmHg
Causas de hipoventilación
b) Traumatismo encefalocraneano.
a) Traumatismos torácicos
b) Cifoescoliosis
c) Obesidad
d) Toracoplastía
6. Enfermedades broncopulmonares:
Puntos básicos:
• Se denomina hipoventilación alveolar la insuficiente renovación del
aire alveolar en relación a las demandas metabólicas del organismo.
• Obedece a múltiples etiologías que pueden actuar en diferentes
niveles del organismo, lo cual es necesario diferenciar.
• Su consecuencia más específica es la hipercarbia y la más importante
la hipoxemia
• Su prolongación conduce a un deterioro progresivo
HIPERVENTILACION ALVEOLAR
Efectos funcionales
Causas de hiperventilación
10 Dolor.
CONSECUENCIAS FUNCIONALES
La figura 10-1 es un esquema de un pulmón formado por dos
unidades alvéolo-capilares, A y B, una de las cuales tiene una obstrucción de
la vía aérea con disminución de la ventilación local.
Figura 10-1. Disminución de la relación V & /Q : efecto de la hiperventilación compensatoria.
En la figura se observan dos unidades alvéolo-capilares que tienen igual perfusión. La
unidad B presenta obstrucción bronquial con disminución de la PAO2 y aumento de la PACO2.
La unidad A está hiperventilando compensatoriamente y, por consiguiente, tiene una relación
V& /Q alta con elevación de la P AO2 y caída de la P ACO2. Los gráficos situados en la parte
inferior de la figura muestran los contenidos de O2 y CO2 de la sangre proveniente de las
zonas A y B y el de la sangre mezclada (x). Se puede observar que la hiperventilación de A
es capaz de corregir la PCO2 de la sangre mezclada y que, en cambio, no compensa
totalmente la PaO2, pues la sangre mezclada presenta hipoxemia. Esta diferencia de
comportamiento se debe a que la forma de las curvas de disociación de la hemoglobina y del
CO2 son distintas. Por su forma curvilínea, un aumento compensatorio de la PAO2 no
incrementa el contenido de O2 significativamente. En cambio, la disminución de la PACO2
disminuye casi linealmente el contenido de CO2, por lo que la PCO2 de la sangre mixta
disminuye a valores normales.
El flujo sanguíneo para ambas unidades es igual, de manera que la
unidad B tiene su relación V& /Q disminuida. La PO 2 y PCO 2 de la sangre
venosa que ingresa a ambas unidades son 40 y 46 mmHg, respectivamente.
Como mecanismo compensatorio, la unidad A hiperventila, con caída de la
PACO2 a 30 mmHg y alza de la PAO2 a 102 mmHg. La unidad B, que no
puede aumentar su ventilación, tiene una PAO2 de 42 y una PACO2 de 45
mmHg. En las unidades A y B la PaO2 y PaCO2 de la sangre capilar se han
equilibrado completamente con las presiones de los respectivos gases
alveolares debido a que no existe ninguna barrera o trastorno de difusión
entre ambos compartimentos.
La PaO2 de la mezcla de sangres provenientes de las 2 unidades
estará determinada por su contenido final de O2. Para ello es necesario
conocer los contenidos de O2 de la sangre de cada zona, deducidos de la
curva de disociación de la Hb incluida en la misma figura. El contenido de la
sangre proveniente de A es 19,8 ml/dl y el de B es de 16,3 ml/dl. Dado que
ambas unidades tienen igual perfusión, el contenido de O2 de la sangre
mezclada es 18,5, promedio de las cifras antes anotadas. Conviene destacar
que la PaO2 de la mezcla con este contenido es, de acuerdo a la curva de
disociación de la Hb, de 58 mmHg, cifra diferente al promedio aritmético de la
PO2 de A y B. La razón de esta diferencia está en la forma no linear de la
relación entre el contenido - que en este caso es el factor determinante- y la
presión, que es el factor resultante.
Debido a que la curva de disociación del CO2 es una recta, el
comportamiento de este gas difiere marcadamente de lo anterior. Siguiendo
el mismo raciocinio utilizado para el O2, se puede calcular que el contenido
de CO2 de la sangre mixta es el promedio de los contenidos de la sangre
proveniente de las zonas A y B. A diferencia de la PO2, la PCO2 de la sangre
mixta corresponde aproximadamente al promedio de la PCO2 de la sangre
proveniente de ambas zonas.
Evidentemente, las cifras del ejemplo de la figura 10-1 cambiarían si la
perfusión sanguínea de las zonas pulmonares en cuestión fuera diferente.
Por otra parte, si la obstrucción fuera completa o el alvéolo estuviese
colapsado u ocupado por edema, la PaO2 y PaCO2 de la sangre proveniente
de la zona alterada sería igual a la venosa.
Al mezclarse la sangre de las unidades con V& /Q bajo con la de las
unidades que reciben mayor ventilación, se produce una corrección que tiene
un efecto limitado sobre la baja PaO2 o hipoxemia y muy marcado sobre el
aumento de PaCO2 o hipercarbia presentes en la sangre de la zona alterada.
En el caso del oxígeno esto se debe a que, con una PO2 sobre 90 mmHg la
hemoglobina se encuentra casi completamente saturada. Por ello, el
incremento de PO2 de la zona hiperventilada prácticamente no aumenta el
contenido de O2 lo suficiente como para que corrija la disminución del
contenido de O2 de la mezcla. En cambio, la curva de disociación del CO2 es
casi lineal en el rango fisiológico, por lo que una disminución de la presión de
CO2 se acompaña de una disminución proporcional del contenido de CO2,
cuyo efecto corrector en la mezcla de sangre arterial será, en consecuencia,
importante.
La diferencia alvéolo-arterial de oxígeno característicamente aumenta,
ya que, al mismo tiempo que cae la PaO2 por efecto de la admisión venosa,
la hiperventilación de los territorios más normales aumenta la PAO2 promedio.
Este hecho es muy importante en clínica, ya que si sólo consideramos la
PaO2, una disminución de V& /Q bien compensada pasa inadvertida. En
cambio, la diferencia A-a estará usualmente aumentada, constituyéndose
así en el índice más sensible de V& /Q disminuido.
De lo expuesto se deduce que una característica importante de los
trastornos con disminución de V& /Q es que su distribución no es homogénea,
existiendo áreas capaces de hiperventilar. Debe tenerse presente, sin
embargo, que si las áreas con relaciones V& /Q bajas son muy extensas, la
hiperventilación del resto del pulmón es incapaz de compensar, y se produce
no sólo hipoxemia, sino que también hipercarbia.
Figura 10-2. Clasificación de los trastornos de la relación V & /Q con admisión venosa. La
sangre venosa puede pasar al lado arterial por vía extra-alveolar (venas de Tebesio y
bronquiales, comunicaciones arteriovenosas e intracardíacas) constituyendo un cortocircuito
extrapulmonar. La admisión venosa puede producirse también por la presencia de zonas no
& /Q = 0) por lo que la sangre no se arterializa, dando origen a un cortocircuito
ventiladas ( V
intrapulmonar, que posee el mismo efecto fisiológico que el extrapulmonar
CONSECUENCIAS FUNCIONALES
La figura 10-3 esquematiza, a la izquierda, un pulmón formado por dos
unidades alvéolo-capilares, A y B, en que la unidad B tiene una ocupación
completa del espacio alveolar por edema, de manera que su ventilación es
nula y su relación V& /Q es igual a cero
Figura 10-3 Efecto del O2 100% sobre la PO2 en un cortocircuito. La figura es similar a la
10-1 pero el trastorno en este caso es un cortocircuito por ocupación del espacio alveolar de
la unidad B. Respirando aire, la PO2 de la sangre mezclada es menor que en el ejemplo con
disminución de la relación V & /Q . En los casos con cortocircuito la administración de O 2
100% modifica escasamente la PO2 de la sangre mezclada. Esto se debe a que la sangre
proveniente de la unidad B no se ha puesto en contacto con el O2 administrado y por lo tanto
no ha modificado su contenido de O2. Por otra parte, el pequeño aumento de contenido de
O2 producido por el O2 100% en la unidad A no es suficiente como para compensar el bajo
contenido de O2 de la unidad B.
EFECTO DE LA ADMINISTRACION DE O2
b) En presencia de cortocircuito
En la figura 10-3 se muestra, a la derecha, el efecto de la
administración de O2 100% en un modelo de cortocircuito.. La PO2 de la
sangre mezclada respirando aire es en este caso, menor que en el ejemplo
anterior, pues la sangre de la unidad B no se modificó en su pasada por el
alvéolo y mantiene una PO2 y una PCO2 correspondientes a sangre venosa.
Se puede apreciar que al respirar O2 100%, la composición de la sangre que
sale de la unidad B no se ha modificado, ya que no ha estado en contacto
con el oxígeno administrado, y que la de la unidad A ha mejorado muy poco
su contenido de O2, ya que desde antes estaba casi saturada. Por estas
razones, la PO2 de la sangre mezclada sólo se ha elevado de 51 a 59 mmHg.
La PA-aO2 calculada en este caso de cortocircuito absoluto es de 623-59 =
564 mmHg, cifra muy superior a la observada en el ejemplo anterior.
En suma, la administración de O2 100% permite diferenciar si el
mecanismo causante de una hipoxemia es una disminución de la relación VQ
(< 0,8 y > 0) o un cortocircuito absoluto ( V& /Q = 0). En el primer caso, la
elevación de la PAO2 en la unidad hipoventilada, aunque es menor que en la
unidad normal, sobrepasa sobradamente lo necesario para arterializar la
sangre venosa. En cambio, en el cortocircuito el O2 administrado no llega a
la membrana alvéolo-capilar y, por lo tanto, no modifica la composición de la
sangre venosa en la unidad alterada y sólo logra un mínimo aumento del
contenido de O2 en solución física en la sangre que pasa por la unidad
normal.
Es importante resaltar el efecto magnificador que tiene el uso de O2
100% sobre la caída de PaO2 producida por un cortocircuito. Debido a que, a
presiones altas, la relación contenido/presión corresponde a la porción
horizontal de la curva de disociación de la Hb, la caída de contenido
producida por el cortocircuito, aunque sea modesta, se traduce por una gran
caída de la PaO2 que resulta fácil evidenciar (figura 10-3). Esta particularidad
se aprovecha en clínica para detectar y cuantificar aproximadamente los
cortocircuitos.
La medición más exacta del porcentaje del gasto cardíaco que pasa
por zonas de cortocircuito exige obtener una muestra de sangre venosa
mixta de la arteria pulmonar a través de un catéter que se introduce por una
vena periférica hasta el corazón derecho. Esta información puede ser
necesaria en el seguimiento de enfermos con insuficiencia respiratoria muy
grave.
La diferenciación entre cortocircuito y desequilibrio de las relaciones V& /Q
tiene importancia diagnóstica y terapéutica, ya que si existe efecto
cortocircuito, los esfuerzos deben dirigirse a expandir o ventilar los alvéolos
ocupados o colapsados, sin lo cual la oxigenoterapia será de efecto limitado.
TRASTORNOS DE DIFUSION
Teóricamente es posible suponer que una unidad alveolar que recibe
una ventilación adecuada y una perfusión proporcional, no presente una
hematosis normal porque la membrana alvéolo-capilar esté engrosada y
bloquee el paso de los gases, especialmente el oxígeno. Este tipo de
anomalía se ha denominado trastorno de difusión. En la realidad, sin
embargo, la situación no se produce en forma pura, ya que el engrosamiento
de la membrana es parte de una patología intersticial que altera la ventilación
alveolar regional por rigidez del parénquima y comprime o destruye capilares.
Por estas razones el trastorno de difusión por bloqueo alvéolo-capilar es más
bien una abstracción conceptual de un fenómeno inseparable de los
trastornos V& /Q que se observan en enfermedades del intersticio.
Como vimos en el capítulo correspondiente de fisiología, los métodos
clínicos utilizados en la medición de la difusión de gases son inespecíficos,
pues no sólo se alteran con los trastornos de la difusión propiamente tal, sino
que también por alteraciones de la relación V& /Q y por disminución del área
de membrana.
CONSECUENCIAS FUNCIONALES
Los trastornos de difusión se traducen básicamente por hipoxemia que
aumenta con el ejercicio. En este caso el fenómeno se explica porque la
aceleración de la circulación acorta el tiempo de tránsito de cada eritrocito
por la zona de intercambio gaseoso y, como el paso del O2 a través de la
membrana engrosada es más lento que lo normal, la Hb sólo alcanza a
saturarse parcialmente (figura 3-2). Con la administración de O2 al 40%, la
hipoxemia se corrige, ya que no hay obstáculo para que el gas llegue a los
alvéolos e incremente marcadamente la diferencia de presión entre aire y
sangre venosa, superándose así el obstáculo de difusión.
El CO2 muy raramente se altera por este mecanismo, por ser 20 veces
más difusible que el O2. Aunque pueden producirse limitaciones para su
eliminación en territorios capilares muy dañados, la eficiencia de la
hiperventilación compensatoria para este gas es tal que, usualmente, la
PaCO2 es normal.
La medición de la difusión se hace a través de la capacidad de
difusión para O2 ó para CO, definida como la cantidad de gas en ml, que es
transferida en un minuto por cada mmHg de diferencia de presión media de
este gas entre alvéolo y el capilar. Los métodos para medirla son complejos y
sujetos a reparos, ya que dependen fuertemente de la relación V& /Q y porque
no todas las técnicas miden lo mismo. Por esta razón, cuando se emplea en
clínica no se pretende estar midiendo sólo la difusión, sino una combinación
de ésta con factores V& /Q y de área de membrana.
Para las necesidades clínicas, en general, no es necesario identificar y
evaluar en todo su detalle cada uno de los mecanismos que hemos
analizado ya que su estudio fisiopatológico es demasiado complejo,
especialmente en los frecuentes casos mixtos y los datos clínicos y
radiológicos pueden aportar elementos suficientes como para tomar
decisiones. Así, se considera que el diagnóstico de trastorno de difusión
está suficientemente fundamentado si se constata una hipoxemia que se
exagera con el ejercicio y se corrige con oxígeno al 40%, en el contexto de
una enfermedad que afecta el intersticio pulmonar.
CAPITULO 11
HIPOXEMIA E HIPOXIA
HIPOXEMIA.
El parámetro de oxigenación arterial que evalúa la función pulmonar es la PaO2,
ya que es la función intercambiadora de gases del pulmón la que determina su valor.
Por otro lado, cuando lo que se desea examinar es la respiración tisular, no sólo
interesa la presión, que es la determinante del flujo de O2 a las mitocondrias, sino
que también la cantidad de moléculas de O2 aportadas al tejido por unidad de
tiempo. Este aporte depende tanto del contenido de O2 arterial como de la cantidad
de sangre que llega al tejido por unidad de tiempo.
La disminución de la PaO2 puede deberse a múltiples factores:
1. Disminución de la presión parcial del oxígeno inspirado:
• Disminución de la presión barométrica: altitud
• Disminución de la fracción de oxígeno en el aire inspirado: consumo del O2 por
respiración en espacios cerrados (minas, equipos de sumersión, aparatos de
anestesia, etc.), o en procesos de combustión (incendios, estufas, etc.)
• Desplazamiento del O2 por gases inertes: nitrógeno, metano (minas, pozos).
2.Insuficiencia de la oferta pulmonar:
• Hipoventilación, trastornos de la relación V& /Q o de la difusión.
3.Cortocircuitos circulatorios de derecha a izquierda
• aneurismas arterio-venosos intrapulmonares, comunicaciones intracardíacas).
HIPOXIA
La hipoxia se define como la disminución del aporte de oxígeno a las células, lo
que limita la producción de energía a niveles por debajo de los requerimientos
celulares. Puede generarse por diversos mecanismos que se esquematizan de la
siguiente forma:
1. Por disminución de la PaO2 secundaria a cualquiera de las causas de hipoxemia
enumeradas anteriormente.
2. Por disminución de la capacidad de transporte de oxígeno de la sangre: anemia,
intoxicación por CO, metahemoglobinemia.
3. Por disminución del aporte sanguíneo a los tejidos:
• generalizado: shock, insuficiencia cardiaca.
• localizado: oclusión arterial o venosa.
4. Por trastorno de difusión entre capilar y célula por aumento de liquido intersticial
(edema).
5. Por intoxicación de los sistemas enzimáticos celulares de oxido-reducción:
intoxicación por cianuro.
6. Por consumo excesivo de oxígeno en los tejidos: fiebre, ejercicio muscular
intenso.
El primer grupo se caracteriza por presentar PaO2 baja (hipoxia hipoxémica). El
segundo grupo presenta PaO2 normal con contenido bajo. En los grupos restantes,
tanto la presión como el contenido de oxígeno son normales, salvo que exista
compromiso pulmonar secundario o concomitante. La ultima causa, el mayor
consumo tisular, no produce hipoxia por sí sola, ya que en general el aumento del
metabolismo se acompaña de un aumento de la perfusión sanguínea del territorio en
actividad. Es sí, en cambio, un factor de agravación de los mecanismos antes
enumerados.
ASPECTOS FISIOLÓGICOS DEL OXÍGENO.
La cantidad de oxígeno entregada por la microcirculación a las células debe ser
igual a la cantidad consumida por las mitocondrias. Este aporte es esencial, ya que
más del 95% de la energía generada por el organismo se origina en forma aeróbica.
Por esta vía, cada mol de glucosa da origen a 38 enlaces fosfato ricos en energía,
mientras que por la vía anaerobia, en ausencia de O2, sólo se forman 8 enlaces por
mol. Todos los depósitos de oxígeno del organismo duran sólo para cubrir por 5
minutos las necesidades de reposo.
La presión de oxígeno importante para el metabolismo es aquella que s e
alcanza en el interior de la mitocondrias, existiendo un nivel de tensión bajo el cual la
función celular se compromete. Dentro de un tejido, las células mas alejadas del
capilar sanguíneo están más cerca de la tensión de oxígeno crítica e incluso, en
condiciones normales, algunas células pueden estar en el límite anaeróbico.
Los diversos órganos muestran distintos grados de susceptibilidad a la hipoxia,
dependiendo de la relación entre su actividad metabólica, su flujo sanguíneo y las
posibilidades del órgano de modificar estos factores en caso de necesidad. Es así
como el músculo esquelético recupera su función normal aun después de estar 30
minutos en isquemia, mientras que las células cerebrales experimentan un daño
permanente luego de 4 minutos de hipoxia.
Depósitos de oxígeno.
A diferencia del CO2, que puede hidratarse y almacenarse en cualquier líquido
corporal, el O2 sólo puede acumularse en cantidad importante en combinación
reversible con grupos hem de la Hb y de la mioglobina. Los depósitos totales de O2
son pequeños, ya que sólo equivalen al consumo de 5 minutos del organismo,
mientras que los depósitos de CO2 corresponden a la producción de al menos tres
horas.
Las reservas de O2 del organismo están en el aire que ocupa la capacidad
residual funcional del pulmón, en la sangre y en las células. Estos dos últimos
depósitos son de escasa significación, excepto en las células musculares que,
gracias a la mioglobina, contiene 10 veces más O2 que el que tendrían si este
estuviese sólo en disolución física. Sin embargo su papel como deposito de oxígeno
es solo local.
NIVELES DE RETENCION
Respirando aire, la PaCO2 puede subir sólo hasta un determinado nivel porque
como en el aire alveolar el nitrógeno y el vapor de agua son constantes, toda alza
de PACO2 significa necesariamente reducción de la presión alveolar de O2. Si
consideramos que la menor presión arterial de O2 que puede mantener la vida e s
de 20 mmHg, puede calcularse que, con una diferencia alvéolo-arterial media de 10
mmHg, la menor presión alveolar de O2 capaz de mantener la vida es de 30 mmHg.
La presión de O2 del aire inspirado (PIO2) es de 150 mmHg a nivel del mar, y el
cuociente respiratorio (QR) es usualmente 0,8. Al incorporar estos valores a la
fórmula simplificada del aire alveolar resulta:
PA CO 2
PA O 2 = PIO 2 -
R
(
PA CO2 = R PIO2 - PA O2)
PA CO2 = 0.8(
150 - 30)
PA CO2 = 96mmHg
Como la presión arterial de CO2 es igual a la presión media de este gas en el
alvéolo, mientras el paciente respire aire, su PaCO2, en las condiciones del ejemplo,
será de 96 mmHg como máximo. Es necesario tener presente, además, que la
hipoventilación alveolar causante de la retención de CO2 deteriora progresivamente
el pulmón por colapso progresivo de los alvéolos que expanden en forma
insuficiente, lo cual aumenta aun más la hipoxemia por adición de cortocircuitos.
Efecto de la oxigenoterapia. En los pacientes con retención crónica de CO2, la
administración excesiva de O2 puede aumentar la PaCO2, incluso por sobre los
96mmHg recién calculados, por diversos mecanismos:
- Al mejorar la hipoxemia, aunque sea parcialmente, se permite sobrevivir al
paciente, manteniendo grados de hipoventilación que no toleraría respirando aire.
- El aumento de O2 alveolar dilata las arteríolas contraídas por el efecto local de
la hipoxia alveolar sin corregir la hipoventilación lo que trae como consecuencia
que mas sangre venosa pasa al lado arterial , lo que sube aún más la PaCO2.
- Al suprimir o reducir el estímulo hipoxémico sobre los centros respiratorios,
se acentúa la hipoventilación.
- El incremento de la PaO2 aumenta la cantidad de oxihemoglobina, la cual
transporta menos CO2 que la hemoglobina reducida, por lo cual parte de este gas
es liberado al plasma, aumentando su concentración.
El alza así generada puede llegar a niveles narcóticos con total depresión de los
centros respiratorios y acentuación consecuente de la hipoventilación alveolar.
Estos fenómenos fisiopatológicos tienen una proyección clínica directa en el
tratamiento de la hipoxemia asociada a retención crónica de CO2, en la cual las
concentraciones de O2 que se administren deben ser sólo ligeramente más altas
que la del aire para así elevar la PO2 arterial sólo lo necesario para salir de los
niveles críticos de daño y muerte y evitar desencadenar los demás efectos
mencionados. Cuando no se logra mejorar la PaO2 sin agravar peligrosamente la
hipercapnia, es necesario usar respiradores mecánicos.
Si se logra controlar la hipoxemia, los niveles de PaCO2 y de acidemia tolerados
son considerablemente altos. Hay casos de supervivencia en humanos con PaCO2
de 150-300 mmHg y pH de 6,8 y en animales se ha llegado experimentalmente a
600 mmHg de PaCO2 y a pH de 6,4 sin daño definitivo. Sin embargo, en la práctica
clínica los efectos de colapso alveolar por insuficiente ventilación son de tal
magnitud, que es difícil que una hipoventilación importante se mantenga estable y
no empeore progresivamente.
Los efectos concomitantes de la hipercarbia sobre el equilibrio ácido-base son
analizados en detalle en los capítulos 6 y 13.
EFECTO RENAL
En la hipercarbia no se ha observado cambios significativos de la irrigación y
ultrafiltración renales. El comportamiento del órgano en estas circunstancias e s
básicamente compensatorio y radica fundamentalmente en el túbulo, que aumenta
la eliminación de H+ y elabora y retiene bicarbonato. La secuencia de este proceso
puede esquematizarse en:
a) Hidratación del CO2 en la célula tubular en presencia de anhidrasa carbónica,
con formación de H+ y HCO3.
.b) El ion bicarbonato pasa a los capilares peritubulares con alza del bicarbonato en
el plasma y demás compartimentos.
c) Los H+ se excretan hacia la orina tubular para ser eliminados bajo diversas
formas:
- Como H+ libre que, con el pH mínimo de la orina que es de 4, sólo alcanza a 0,1
mEq/L.
- Formando amonio NH4 +, con el NH3 elaborado por las células tubulares.
- Intercambiándose por un ion Na de los fosfatos ultrafiltrados, que se transforman
en fosfatos ácidos.
- Intercambiándose por Na del bicarbonato ultrafiltrado. El H2CO3 resultante s e
desdobla en CO2, que se reabsorbe y H2O, que se elimina por la orina
PRODUCCION DE EDEMA
La presencia de edema en un enfermo respiratorio crónico puede deberse a un
aumento de la presión venosa por insuficiencia cardíaca derecha, secundaria a la
hipertensión pulmonar. Sin embargo, no hay siempre paralelismo entre estos
fenómenos y es raro que haya edema sin hipercarbia. Esta observación se ve
corroborada por la corrección rápida del edema con la mejoría corrección de la
ventilación alveolar con ventilación mecánica, no siendo corriente obtener igual
efecto con diuréticos o cardiotónicos. La presencia de este edema se relacionaría
con la retención de sodio anteriormente comentada.
Mecanismos causales
.Compensacion acido-base.
Cuando se produce un cambio en la concentración de hidrogeniones suceden varios
hechos tendientes a atenuar la variación.
a) El cambio en la concentración de hidrogeniones libres es amortiguado por los sistemas tampón
extracelulares y, posteriormente, por los intracelulares.
b) Si el cambio es primariamente no respiratorio, por ejemplo una acidosis metabólica, la
disminución del pH produce una estimulación del centro respiratorio, con aumento de la ventilación
+
y con la correspondiente caída rápida de la PaCO2. Esto disminuye la concentración de H y, en
consecuencia, se tiende a corregir el trastorno inicial. Lo inverso ocurre en las alcalosis
metabólicas.
c) Si el cambio es primariamente respiratorio, por ejemplo una acidosis respiratoria, el riñón elimina
+
H y retiene HCO3, con lo cual el pH tiende a volver a lo normal. En las alcalosis respiratorias
ocurre el fenómeno contrario. La máxima compensación renal es lenta y demora hasta 7 días en
completarse.
Como se anotó anteriormente, estos mecanismos tienden a mantener la relación
bicarbonato/ácido carbónico cercana a 20. Salvo en trastornos leves, la corrección lograda es
sólo parcial, lo que se explicaría por diversas razones: existe un margen de tolerancia del
organismo para variaciones de pH; la compensación respiratoria tiene un límite, ya que no se
puede hiperventilar indefinidamente por el riesgo de producir fatiga muscular ni se puede reducir la
ventilación al grado que produzca una hipoxemia grave; el ion bicarbonato forma parte de otros
equilibrios como el osmótico, isoeléctrico, iónico, etc., de manera que no puede modificarse
ilimitadamente para corregir el pH. Por estas razones las compensaciones fisiológicas difieren de
las químicas y representan una solución de transacción en que se equilibran costos y beneficios,
siendo, generalmente incompletas. Por esta razón, la existencia de un pH normal en un trastorno
ácido base mediano o grave no debe interpretarse como un índice tranquilizador de buena
compensación, sino como indicador de que existe un trastorno mixto en el cual las alteraciones
opuestas del pH se anulan. Como veremos más adelante, la alcalosis respiratoria es la única
excepción a esta regla, ya que puede compensarse a pH normal.
ACIDOSIS RESPIRATORIA.
Se debe a una disminución de la ventilación alveolar con elevación de la PaCO2 por
cualquiera de los mecanismos analizados en el capítulo 9. El aumento de la PaCO2 determina un
+
aumento de H2CO3 y por consiguiente un incremento en iones H con caída del pH. Como
+
mecanismo compensatorio el riñón elimina H y retiene bicarbonato, con lo que, al cabo de 24
horas, el pH comienza a subir. El equilibrio isoeléctrico se mantiene eliminando cloro. Como ya se
dijo, la compensación no es total, ya que el pH no llega a valores normales excepto en trastornos
muy leves.
En las acidosis respiratorias se pueden distinguir dos etapas: una aguda o no compensada
y una crónica o compensada. Esta diferenciación es clínicamente útil, ya que el análisis conjunto
de pH y PaCO2 con los hechos clínicos permite evaluar la capacidad compensatoria del riñón o la
existencia de trastornos mixtos del equilibrio ácido básico. Por ejemplo, la persistencia de una
acidosis no compensada en casos en que ha transcurrido un tiempo suficiente, hace pensar en
que el riñón es incapaz de retener bicarbonato o plantear la posibilidad de que exista una acidosis
metabólica concomitante con la acidosis respiratoria.
El tratamiento de las acidosis respiratorias consiste en corregir la causa de la
hipoventilación alveolar. La administración de bicarbonato a este tipo de pacientes sólo debe ser
considerada sólo en casos muy graves (pH < 7,20) y como medida transitoria mientras se logra la
corrección causal de la hipoventilación, debido a que su administración puede normalizar el pH,
con lo que disminuye el estímulo ventilatorio y se acentúa aún más la hipoventilación, con
agravación de la hipoxemia.
Cuando se elimina rápidamente la causa en una acidosis respiratoria prolongada y
compensada, como ocurre al corregir el broncoespasmo en un paciente obstructivo, se puede
pasar a una alcalosis metabólica, porque el bicarbonato retenido compensatoriamente por el riñón,
demora más en volver a lo normal que la PaCO2. Esta alcalosis metabólica puede retrasar la
mejoría del intercambio gaseoso, debido a que produce una disminución de la ventilación alveolar.
Cuando este trastorno es marcado, se puede apresurar la mejoría del equilibrio ácido-base e
intercambio gaseoso aumentando la eliminación renal de bicarbonato con acetazolamida. Es
también necesario considerar una posible hipovolemia, hipokalemia o hipocloremia que estén
perpetuando el trastorno (ver alcalosis metabólica).
ALCALOSIS RESPIRATORIA.
Es el trastorno opuesto al anterior, ya que se produce por un aumento de la ventilación
alveolar, el que puede ser causado por múltiples mecanismos (capítulo 9).
La disminución de la PaCO2 determina una caída de la concentración de H2CO3 con el
consiguiente descenso en hidrogeniones y aumento de pH. Como mecanismo compensatorio, el
riñón elimina bicarbonato, con lo cual el pH se normaliza al cabo de 24 a 72 horas. Nótese que
éste es el único trastorno del equilibrio ácido básico que se puede compensar totalmente aún en
casos de trastornos acentuados (Figura 13-1).
El tratamiento de la alcalosis respiratoria es el de la enfermedad o condición causal. No
obstante, en algunos pacientes con alcalosis respiratoria aguda intensa puede ser necesario
corregir los efectos de la alcalosis como vaso contracción cerebral y tetania, lo que puede
lograrse inhalando mezclas gaseosas ricas en CO2 o re-respirando dentro de una bolsa de
plástico. En la alcalosis que se produce en la altura, se puede lograr una adaptación más rápida si
se usa acetazolamida, que acelera la eliminación de bicarbonato por el riñón.
ACIDOSIS METABOLICA.
El análisis detallado de todos los mecanismos y causas de as alteraciones de origen
metabólico escapa al propósito de este capítulo, motivo por el cual sólo se revisarán los aspectos
más relevantes.
Las acidosis no respiratorias o "metabólicas" se pueden producir por cuatro mecanismos
principales:
a) Exceso de producción de hidrogeniones, cuyas causas más frecuentes son la ketoacidosis
diabética y la acidosis láctica en casos de shock.
b) Intoxicación con substancias cuyo metabolismo produce ácidos, tales como salicilatos y
alcohol metílico.
c) Pérdida excesiva de bicarbonato por vía digestiva (diarrea profusa) o urinaria.
d) Falta de eliminación de ácidos fijos en insuficiencia renal, que es probablemente la causa más
frecuente.
Cuando se produce una acidosis en forma aguda, la compensación se inicia en forma casi
instantánea por acción de los tampones extracelulares y por un cierto grado de hiperventilación
inicial por estimulación del centro respiratorio. Luego, entra a actuar el tamponamiento intracelular
y posteriormente el incremento progresivo de la respuesta ventilatoria. Aun cuando ésta se inició
muy precozmente, ella no alcanza su máxima intensidad hasta después de 12 a 24 horas, debido a
-
que la barrera hemato-encefálica es poco permeable al HCO3 , por lo cual, la disminución de la
-
concentración de HCO3 producida por una acidosis metabólica va a ser más lenta en el encéfalo
que en el plasma. En consecuencia, la máxima estimulación respiratoria sólo se logrará después
de algunas horas, cuando se haya producido un equilibrio en la concentración de bicarbonato en
todo el organismo. Lo inverso sucede en casos de una corrección más o menos brusca de una
acidosis metabólica crónica. En los pacientes con insuficiencia renal crónica, por ejemplo, la
diálisis corrige rápidamente la acidosis del plasma, mientras que la acidosis cerebral demora mayor
tiempo. En consecuencia, estos pacientes continúan hiperventilando por algunas horas después
de terminada la diálisis. Si el riñón está funcionando adecuadamente (lo que no ocurre en casos
con insuficiencia renal, shock, etc.) este órgano también participa en la compensación eliminando
hidrogeniones y reteniendo bicarbonato. Pese a todos estos mecanismos compensatorios, en la
acidosis metabólica crónica de alguna cuantía el pH nunca llega al rango normal (figura 13-1).
Un método que se utiliza con frecuencia en el diagnóstico diferencial de las acidosis
metabólicas es el cálculo del "anion gap" (AG). Este es la diferencia entre la concentración de
sodio y la suma de las concentraciones de cloro y bicarbonato, cifra que corresponde
aproximadamente a los aniones de ácidos fijos que usualmente no se miden directamente. En
condiciones normales el AG es de 12 ± 4 mEq/L (Figura 13-2).
+ - -
Na - ( Cl + HCO3 ) = AG
140 - (104 + 24) = 12
Figura 13-2. Composición de aniones y cationes en diferentes condiciones. En todas ellas la suma de aniones es
igual a la de cationes. En una acidosis respiratoria crónica existe un aumento compensatorio del bicarbonato que
se acompaña de una caída de cloro para mantener el equilibrio isoeléctrico. El anión gap es de 14 mEq/L. En la
acidosis metabólica del ejemplo existe un aumento de aniones no medidos, lo que se refleja en un incremento del
anión gap a 23 mEq/L.
ALCALOSIS METABOLICA.
Si a un individuo normal se le administra una carga de bicarbonato de sodio, se produce un
alza del pH de corta duración, ya que el riñón es capaz de responder rápidamente eliminando el
exceso de bicarbonato. Esta observación pone en evidencia que para que una alcalosis
metabólica se mantenga en el tiempo son necesarias dos condiciones:
+
1. Una pérdida continua de hidrogeniones o ingreso mantenido de bases. La pérdida de H puede
deberse entre otras causas, a vómitos o sondas nasogástricas, así como también al uso excesivo
de diuréticos. El ingreso exagerado de bases puede deberse a administración terapéutica de
bicarbonato o de sustancias como lactato (soluciones endovenosas), acetato (diálisis) y citrato
(transfusiones).
2. Una alteración en la función renal que impida la excreción de bicarbonato. Esta puede deberse
a las siguientes condiciones:
+
a) Hipovolemia: en estos casos prima la reabsorción de Na , ion que se reabsorbe junto con
bicarbonato. Si no se corrige la hipovolemia, la alcalosis persiste a pesar de que haya cesado la
+
pérdida de H o el ingreso de bases. En estos casos es generalmente necesario administrar NaCl
para corregir la alcalosis.
b) Aumento de mineralo-corticoides (aldosterona) como en el síndrome de Cushing. En estos
+ + +
casos hay retención de Na con pérdidas exageradas de H y K , que impiden la eliminación de
bicarbonato. En ellos es necesario corregir la hipokalemia o el hiperaldosteronismo para normalizar
el pH.
+
c) Hipokalemia : en estos casos hay una pérdida exagerada de H por la orina que impide
compensar la alcalosis.
d) Hipocloremia : cuando este anión disminuye aumenta el bicarbonato para mantener el equilibrio
isoeléctrico. Lo inverso también es cierto y cuando se retiene bicarbonato para compensar una
acidosis respiratoria el Cl baja. Es importante tener presente este punto durante la corrección de
la acidosis respiratoria, ya que si no se suministra Cl al paciente, llega el momento que el
bicarbonato acumulado durante la compensación no puede seguirse eliminando, ya que debe
mantenerse el equilibrio isoeléctrico. Con ello se produce una alcalosis que inhibe la ventilación,
imposibilitando la corrección total de la acidosis respiratoria.
En cualquiera de estas condiciones existe compensación respiratoria, que consiste en una
disminución de la ventilación alveolar con aumento de la PaCO2 y la consiguiente caída del pH. Sin
embargo, ésta es limitada, ya que la hipercapnia produce hipoxemia que estimula la ventilación.
Por esta razón, la PaCO2 rara vez sube de 55 mmHg (Figura 13-1).
TRASTORNOS MIXTOS
En diferentes situaciones clínicas pueden coexistir diferentes trastornos del equilibrio
ácido-básico. Por ejemplo, un enfermo con insuficiencia respiratoria global crónica que presenta
un shock puede tener simultáneamente una acidosis respiratoria (aguda o crónica) y una acidosis
láctica. Otra situación relativamente frecuente es la que se presenta en pacientes con una
acidosis respiratoria crónica que desarrollan una alcalosis metabólica como consecuencia del
tratamiento con diuréticos. Aun cuando la existencia de estos trastornos mixtos puede ser
sospechada con el análisis de gases en sangre arterial, en la mayoría de los casos sólo el análisis
del conjunto de los hechos clínicos y de laboratorio permite asegurar el diagnóstico.
PATRONES FUNCIONALES EN
ENFERMEDADES PULMONARES
Como se señaló en el esquema general sobre la función
pulmonar con que se inicia este libro, es posible diferenciar en el
pulmón tres compartimentos que tienen, a pesar de su estrecha
integración, fisonomías relativamente propias: las vías aéreas, los
espacios alveolares y el intersticio pulmonar (figura II). En este capítulo
analizaremos las alteraciones funcionales comunes y específicas que
se producen cuando estas áreas son asiento de enfermedad. Este
conocimiento es básico para comprender más adelante, en los
capítulos de Semiología, la génesis y significado de diversos síntomas
y signos de enfermedades pulmonares y para fundamentar la
aplicación del estudio funcional respiratorio a la solución de problemas
clínicos.
Consecuencias funcionales
Los volúmenes y capacidades pulmonares no se alteran
significativamente en la obstrucción central, salvo en trastornos
extremos. La distensibilidad pulmonar es usualmente normal.
Tampoco se altera la relación v°/q, ya que estando las vías aéreas
periféricas normales, la distribución del aire inspirado y la perfusión
sanguínea no presentan alteraciones. En consecuencia, en casos de
obstrucción central corrientemente no existe hipoxemia. En casos muy
graves puede producirse fatiga muscular respiratoria que lleva a
hipoventilación alveolar con hipercapnia e hipoxemia secundaria.
OBSTRUCCIÓN LOCALIZADA
En el caso de la obstrucción aislada de una rama bronquial, los
trastornos fisiológicos dependen de su localización. La obstrucción de
un bronquio pequeño produce alteraciones fisiológicas mínimas, que
habitualmente no pueden detectarse en los exámenes funcionales
corrientes. En un bronquio mayor, como uno segmentario, la
obstrucción parcial puede producir alteraciones leves en los gases
arteriales (disminución de la relación V°/Q con aumento de la PA-aO2),
mientras que la espirometría será probablemente normal. La
obstrucción completa de un bronquio mayor puede causar atelectasia
del territorio pulmonar correspondiente, con disminución del volumen
pulmonar detectable en la radiografía de tórax y alteraciones funcionales
de tipo restrictivo, que veremos más adelante. Sin embargo, la
obstrucción total de un bronquio mayor no siempre produce colapso
alveolar, debido a la existencia de ventilación colateral a través de los
poros de Kohn que, en muchos casos, es suficiente para mantener
insufladas las zonas tributarias del bronquio ocluido. Las zonas
ventiladas colateralmente no se vacían durante una espiración máxima,
por lo que tienden a disminuir la CV y aumentar el VR. Debido a la
disminución del calibre bronquial en espiración, ocasionalmente la
obstrucción toma un carácter valvular, permitiendo la entrada de aire en
la inspiración e impidiendo su salida en la espiración. Esto conduce a
hiperinsuflación del territorio comprometido, lo que limita la CV tanto por
atrapamiento de aire como por compresión de parénquima vecino.
Consecuencias funcionales
Volúmenes y capacidades.- La capacidad residual funcional está
característicamente aumentada por diferentes mecanismos:
a) Atrapamiento de aire, debido a que éste entra con relativa
facilidad durante la inspiración, que distiende los bronquios, pero queda
retenido cuando en la espiración éstos se estrechan y, por estar de
partida parcialmente ocluidos, se colapsan más tempranamente.
Además, como el flujo aéreo está limitado, el pulmón no alcanza a
vaciarse totalmente en el tiempo disponible antes que se inicie la
próxima inspiración.
b) Aumento del tono de los músculos inspiratorios al final de la
inspiración, lo que mantiene el pulmón más inflado, con aumento de la
capacidad residual funcional. Con ello se consigue que la tracción
elástica del pulmón mantenga los bronquios distendidos, con
disminución de su resistencia. Se trataría, en consecuencia, de un
fenómeno compensatorio del estrechamiento bronquial.
c) Disminución de la retracción elástica del pulmón, como
sucede en el enfisema, por destrucción de tabiques alveolares. La
menor fuerza de retracción del pulmón deja sin contrapeso a la fuerza
de expansión elástica del tórax, con lo que el equilibrio entre ambas s e
establece a un mayor volumen de reposo o capacidad residual
funcional (figuras 2-11 y 2-12).
La capacidad vital puede estar normal, pero usualmente está
disminuida en proporción al aumento del volumen residual. La
capacidad pulmonar total puede estar normal o, más frecuentemente,
aumentada a expensas del volumen residual.
Volúmenes dinámicos. Son los que más característicamente s e
alteran, por el aumento de la resistencia en la vía aérea obstruida. En el
caso del enfisema se agrega el efecto de la disminución de la
retracción elástica del pulmón, que es la fuerza propulsora del flujo
aéreo espiratorio.
El VEF1 se encuentra disminuido (figura 14-4), tanto en su valor
absoluto como en relación a la capacidad vital del propio enfermo
(VEF1/CVF por debajo del límite inferior teórico).
El flujo máximo de media espiración: (FEF25-75) está muy
disminuido y la ventilación máxima voluntaria cae marcadamente, ya
que depende básicamente de los flujos aéreos que se logra alcanzar.
Mecánica ventilatoria.
- La distensibilidad pulmonar medida en forma estática, puede estar
normal, como sucede en casos de asma, o aumentada, como s e
observa en enfisema.
- El trabajo respiratorio se encuentra aumentando en proporción a la
mayor resistencia de la vía aérea. Además, existe un aumento del
trabajo respiratorio porque, debido a la hiperinsuflación pulmonar, el
volumen corriente se sitúa en la parte más horizontal de la curva
presión-volumen del pulmón (figura 2-10), donde se necesita
desarrollar mayor presión para movilizar un volumen dado.
- Además, existe un aumento del trabajo de los músculos inspiratorios
debido al fenómeno denominado autoPEEP (de positive end expiratory
pressure). En condiciones normales, al final de la espiración la presión
alveolar es igual a la atmosférica. Si existe limitación del flujo espiratorio
por obstrucción bronquial, la presión inatraalveolar al final de la
espiración es positiva, ya que el pulmón no alcanza a vaciarse antes del
inicio de la siguiente inspiración. Esto implica que para hacer entrar aire
a los alvéolos, los músculos inspiratorios deben ejercer un trabajo
adicional, que es el necesario para llevar la presión alveolar a cero y
luego continuar contrayéndose para crear la presión negativa necesaria
para hacer entrar el aire. Se ha calculado que este es el factor más
importante en el aumento del trabajo de los músculos inspiratorios en
los pacientes con obstrucción bronquial.
Ventilación alveolar. La ventilación alveolar no disminuye siempre en
proporción al grado de obstrucción bronquial y aumento del trabajo
respiratorio, debido a que existe una gran variabilidad interindividual en
el comportamiento de los centros respiratorios. Esto se pone de
manifiesto especialmente en obstrucciones crónicas de grado
avanzado: a igual compromiso funcional, un paciente puede tener una
PaCO2 normal y otro hipercapnia. En el pasado, este fenómeno fue
atribuido a diferencias morfológicas en las lesiones del pulmón, pero
actualmente se acepta que el factor determinante es la sensibilidad de
los centros respiratorios, que tiene una base genética. En la mayoría de
los enfermos con LCFA se produce una mayor actividad de los centros
respiratorios, por efecto de estímulos humorales y propioceptivos
pulmonares. En las etapas iniciales, esta mayor actividad alcanza un
grado tal como para mantener la ventilación alveolar normal, aun a
costa de un gran trabajo respiratorio, con la consiguiente disnea o
dificultad respiratoria subjetiva. En las etapas más avanzadas de la
enfermedad, el aumento de actividad neuronal no es suficiente como
para mantener la ventilación alveolar en contra de las resistencias
aumentadas, por lo que se produce hipercapnia.
Otro mecanismo que puede explicar la hipoventilación crónica en
estos pacientes, a pesar que la actividad neuronal esté aumentada, e s
la existencia de fatiga crónica de los músculos respiratorios. Estos
músculos, al contrario de los esqueléticos, no pueden detener s u
contracción rítmica para descansar y sólo lo hacen durante la
espiración. En un individuo sano la respiración en reposo demanda
poco trabajo, por lo que el músculo es capaz de recuperarse de
episodios agudos de fatiga derivados de mayor actividad física. En los
enfermos obstructivos crónicos, en cambio, el trabajo que exige la
ventilación de reposo está tan aumentado, que probablemente no
pueden recuperarse de los episodios de fatiga aguda causados por
pequeños esfuerzos de la vida diaria o por infecciones, edema
pulmonar, etc. Con ello se crearía un estado crónico de fatiga
acumulada, por lo que los músculos no serían capaces de responder a
la mayor demanda de ventilación de los centros respiratorios. Además,
contribuyen a esta situación otros factores, como la desventaja
mecánica en que están los músculos inspiratorios por el acortamiento
que les significa el tórax hiperinsuflado, la hipoxemia que afecta a los
músculos, la mala nutrición común en estos enfermos, etc.
Intercambio gaseoso. La obstrucción difusa, por ser inhomogénea,
exagera las diferencias normales de relación V°/Q en el pulmón,
produciéndose variadas combinaciones de áreas con V°/Q normal,
otras mal ventiladas y bien perfundidas (disminución de V°/Q), y otras
bien ventiladas y mal perfundidas (espacio muerto). La menor
homogeneidad de la relación V°/Q trae como consecuencia un aumento
de la PA-aO2 que, al acentuarse, causa una caída progresiva de la PaO2,
que no puede ser compensada por las zonas bien ventiladas por las
razones expuestas en el capítulo 10. Desde el punto de vista de la
ventilación alveolar, los efectos contrarios de las diferentes relaciones
V°/Q sobre la PaCO2 pueden compensarse mutuamente, pero a
medida que aumenta la proporción de unidades con V°/Q bajo, se va
produciendo una hipoventilación alveolar global con hipercapnia.
La difusión de gases en sí es normal, porque la membrana
alvéolo capilar no está alterada como para obstaculizar el paso de los
gases. Sin embargo, si hay enfisema se observa una disminución de la
capacidad de transferencia de gases debida a la reducción del área de
membrana (ver capítulo 3).
La hipoxemia debida a disminución de la relación V°/Q puede
corregirse con el ejercicio en los casos leves o medianos por efecto de
la mayor ventilación. Si la alteración es muy marcada, el ejercicio
aumenta la perfusión más que la ventilación y exagera la hipoxemia.
Consecuencias funcionales
La variedad de causas y mecanismos explica que haya múltiples
variantes en las consecuencias funcionales del compromiso del
espacio alveolar. Sin embargo, existen algunos elementos que en
conjunto configuran una imagen relativamente característica:
Volúmenes pulmonares. Por tratarse de lesiones que específicamente
restringen el espacio alveolar, es lógico que produzcan reducciones de
los volúmenes pulmonares (figura14-4). Sin embargo, como veremos,
tales alteraciones no son siempre detectables.
Volumen corriente. La alteración más frecuente es la disminución de
este volumen, que es compensada por un aumento de la frecuencia
respiratoria, con lo que suele resultar una ventilación alveolar normal o
aumentada. Los mecanismos que explican la reducción del VC son
múltiples, pero el más importante es la disminución de la
distensibilidad pulmonar. Esta determina, como respuesta
compensatoria, que se limite el volumen corriente, probablemente para
disminuir el trabajo elástico.
Capacidad vital. Aunque la exclusión de espacios alveolares restringe
directamente el volumen disponible para esta maniobra sólo las
lesiones relativamente extensas producen cambios capaces de sacar a
la CV del amplio rango que tienen los valores teóricos normales y
configurar el patrón espirométrico llamado restrictivo
. Así, un sujeto sano con una CV de un 120% del valor teórico puede
tener una lesión que reduzcan su CV a 80%, manteniéndose ésta aún
"dentro de limites normales". La situación es diferente si existe una
espirometría previa o se usa esta medición para seguir la evolución de
un enfermo. A esta limitación de sensibilidad diagnóstica de la CV, s e
une su falta de especificidad, ya que se puede reducir por otros
mecanismos y enfermedades muy diferentes: por aumento del VR en
obstrucción bronquial difusa, por rigidez del parénquima en
enfermedades del intersticio, por fallas neuromusculares, por derrame
pleural, etc.
Volumen residual. Dependiendo de la enfermedad causal, el VR puede
estar normal o disminuido, pero en general se afecta menos que la CV.
Capacidad pulmonar total.- disminuye principalmente a expensas de la
CV.
Resistencia de la vía aérea. Los espacios alveolares comprometidos
no ventilan significativamente, de manera que el flujo aéreo se realiza a
través de los bronquios normales del resto del pulmón. En
consecuencia, no hay alteraciones de la resistencia de la vía aérea. El
valor absoluto del VEF1 suele disminuir en proporción a la reducción de
la capacidad vital, debido a que disminuye la cantidad aire disponible
para ser expulsada en el primer segundo. La conservación de una
relación VEF1/CVF normal indica este hecho y descarta que el VEF1
haya disminuido por limitación del flujo espiratorio.
Distensibilidad pulmonar. En casos de ocupación del espacio alveolar
o atelectasias, el área afectada no participa de los cambios de volumen
pulmonar, motivo por el cual no influye directamente en la
distensibilidad. Sin embargo, aunque el pulmón no afectado tiene una
distensibilidad en sí normal, para obtener el mismo volumen corriente
es necesario efectuar un cambio de presión mayor, debido a la forma
de la curva presión/volumen pulmonar (figura 14-5). En consecuencia la
distensibilidad pulmonar efectiva en estos casos puede estar
disminuida, lo que aumenta el trabajo elástico.
Intercambio gaseoso. La presencia de alteraciones de la relación V°/Q
depende de lo que sucede con la circulación capilar de los alvéolos
comprometidos. Si la perfusión está mantenida o aumentada, como
suele observarse en neumonías, hay disminución de la relación V°/Q
con efecto cortocircuito. En cambio, si los capilares se colapsan en el
mismo grado que los alvéolos, como sucede en algunas atelectasias y
neumotórax, el trastorno V°/Q es escaso. En enfermos con exéresis
quirúrgica, la relación V°/Q del pulmón remanente es normal.
Los gases arteriales en un paciente en particular dependen
básicamente de la magnitud de los trastornos V°/Q existentes, siendo la
diferencia alvéolo-arterial el índice más sensible. En la mayoría de los
casos se observa hipoxemia con PaCO2 normal o disminuida, debido
al efecto cortocircuito que ha sido explicado en el capítulo 10. La
administración de O2 tiene poco o ningún efecto sobre la PaO2, debido a
que el oxígeno no llega a los alvéolos ocupados o colapsados.
Excepcionalmente, en trastornos muy extensos como los producidos
por edema pulmonar cardiogénico o de permeabilidad, puede haber
retención de CO2, generalmente debido a fatiga muscular inspiratoria
secundaria al aumento del trabajo respiratorio y a la hipoxemia.
Consecuencias funcionales
Un determinante importante del tipo y grado de las alteraciones
funcionales es el carácter difuso o extenso que presentan estas
enfermedades. Las lesiones localizadas pueden pasar fácilmente
inadvertidas.
Volúmenes pulmonares.- Al igual que las enfermedades de los
espacios aéreos, las lesiones intersticiales restringen
característicamente los volúmenes pulmonares, pero en este caso el
mecanismo básico es la disminución de las distensibilidad pulmonar
más o menos difusa.
Volumen corriente.- Característicamente, este volumen tiende a
disminuir, siendo compensado por un aumento de la frecuencia
respiratoria, lo que mantiene una ventilación alveolar normal o
aumentada. Esta taquipnea es una adaptación del organismo a la
mayor rigidez pulmonar, ya que en esta forma se requieren cambios de
presión menores para obtener el volumen corriente y, por lo tanto, s e
efectúa un menor trabajo muscular respiratorio.
Capacidad vital.- Se encuentra frecuentemente disminuida por la
menor distensibilidad pulmonar y el aumento de reflejos
propioceptivos.
Volumen residual y capacidad pulmonar total.- Están usualmente
reducidos en forma paralela a la CV.
Resistencia de la vía aérea.- Generalmente es normal, aunque en
algunas de las enfermedades del compartimento intersticial pueden
producirse fenómenos obstructivos en los bronquiolos. Sin embargo,
por las razones vistas en el capítulo 2, éstos contribuyen poco a la
resistencia total de la vía aérea y, por lo tanto, no se reflejan en el VEF1.
Este indicador se modifica sólo en relación a los cambios de CVF,
conservándose normal la relación VEF1 /CVF.
Distensibilidad pulmonar.- La disminución de la distensibilidad
pulmonar es la alteración más característica de los procesos
intersticiales difusos y se debe al aumento intrínseco de la rigidez del
parénquima pulmonar (figura 14-4).
ETIOLOGIA
En patología respiratoria existen numerosas condiciones que facilitan la
aparición de fatiga muscular, tanto por aumento de los requerimientos, como
por disminución de los aportes de energía. En la mayoría de los casos la
etiología es multifactorial, observándose una combinación de ambos
mecanismos.
• Desnutrición
Alteraciones electrolíticas
Además de las condiciones mencionadas, la función muscular
inspiratoria se puede alterar por deficiencia de algunos electrolitos. Se ha
demostrado que la hipofosfemia y la hipomagnesemia disminuyen la
contractibilidad del diafragma, por lo que pueden convertirse en factores
importantes en el fracaso de la desconexión de la ventilación mecánica en
pacientes con alteraciones nutricionales. La hipocalcemia también disminuye
la contractibilidad diafragmática, a través de una alteración del acoplamiento
excitación-conducción. La hipokalemia grave produce una importante debilidad
muscular generalizada, que también compromete la musculatura respiratoria.
Drogas
Algunas drogas son capaces de modificar la contractilidad del
diafragma. Los aminoglicósidos pueden producir bloqueo neuromuscular,
habiéndose observado parálisis muscular aguda especialmente con la
administración de neomicina y, con menos frecuencia, con la de gentamicina y
amikacina. En consecuencia, estos antibióticos deben utilizarse con cautela
en los enfermos respiratorios crónicos. Los corticoides, de uso frecuente en
pacientes respiratorios pueden producir una miopatia generalizada, que
también afecta a la musculatura respiratoria. Por otra parte, drogas como la
cafeína y la teofilina aumentan la contractilidad de los músculos respiratorios.
Se ha demostrado en seres humanos que la administración de una dosis de
carga de aminofilina es capaz de aumentar la presión transdiafragmática
máxima, especialmente si este músculo se encuentra fatigado. La utilidad
clínica de este efecto ha sido puesta en duda porque la magnitud del aumento
es de sólo 10-20%.
Hay que tener en cuenta que estas presiones máximas dependen del
esfuerzo voluntario del paciente por lo que se postula que las presiones
obtenidas con estimulación eléctrica o magnética proporcionan información
más fidedigna.
f) Signo de Hoover, o retracción inspiratoria del perímetro inferior del tórax, que
revela aplanamiento diafragmático por gran hiperinsuflación pulmonar.
Parálisis diafragmática
La parálisis diafragmática se debe a lesión de los nervios frénicos, que
puede ser uni o bilateral. La causa más frecuente es el traumatismo en
intervenciones quirúrgicas torácicas, observándose también en infiltraciones
neoplásicas del mediastino. La parálisis bilateral causa disnea importante
que, característicamente, aumenta en el decúbito. Esto se debe a que, en
posición vertical, el diafragma que es elevado por la contracción de los
músculos abdominales durante la espiración , desciende por efecto de la
gravedad y se produce una inspiración pasiva.
Cifoescoliosis.-
Es la más frecuente e importante de las enfermedades del tórax. La
mayoría de las veces es de causa desconocida y se produce por una
deformación y rotación anómala de las vértebras torácicas que modifica en
forma muy acentuada la estructura de la columna y parrilla costal. Por
combinaciones variadas de cifosis y escoliosis, se produce una protuberancia
o giba dorsal. Estas alteraciones determinan una mayor rigidez del que exige
mayor trabajo de los músculos respiratorios que están, además, en
posiciones anómalas. Esta combinación lleva a la larga a fatiga de estos
músculos con la consecuente insuficiencia respiratoria y retención de CO2 en
las etapas avanzadas de la afección. El pulmón en si mismo puede presentar
zonas de atelectasia con trastornos V°/Q porque el tórax deformado impide su
adecuada expansión.
Toracoplastía.-
Antes de la existencia de tratamiento antibiótico eficaz para la TB. se
practicaba esta intervención quirúrgica que consistía en la resección de trozos
de costillas para poder hundir la pared torácica y así colapsar el pulmón
enfermo. Esta deformación altera la distensibilidad del tórax y aumenta el
trabajo de la respiración, pero en menor grado que en la cifoescoliosis. Sin
embargo, algunos pacientes pueden llegar también a la insuficiencia
respiratoria con retención de CO2.
Obesidad .-
En la obesidad mórbida el peso de la capa anómala de tejido adiposo
acumulada sobre el tórax significa un aumento de carga que puede hacer
claudicar a la musculatura inspiratoria, determinando insuficiencia respiratoria
con retención de CO2.
Tórax volante.-
A raíz de fracturas costales múltiples una parte de la pared torácica
puede perder su conexión al resto y quedar con movimientos independientes,
por lo que la generación de las presiones respiratorias se altera en forma
importante, como se verá más adelante en el capítulo 54
CAPITULO 16
ANORMALIDADES DE LA REGULACIÓN DE LA
VENTILACIÓN
Dada la complejidad de la regulación de la ventilación se comprende que
existan múltiples posibilidades de alteración de muy diferente repercusión
fisiopatológica. En este capítulo sólo veremos, en forma esquemática, las más
importantes y las de mayor proyección clínica.
Es conveniente destacar que la sensibilidad de los centros respiratorios tiene
una fuerte determinante genético y que muchas alteraciones que se han atribuido a
enfermedades adquiridas corresponden, en realidad, a características
constitucionales. Esto también explicaría algunos trastornos de la regulación de la
respiración que se producen sin causa aparente.
RESPIRACIÓN DE CHEYNE-STOKES
Es una alteración muy frecuente del ritmo respiratorio, caracterizada por la
alternancia de períodos en que la ventilación aumenta gradualmente hasta un
máximo para luego disminuir, a lo que siguen períodos de apnea central. Los ciclos
se repiten cada 30 a 100 seg. Se observa en recién nacidos normales y en adultos
mayores de 45 años, durante el sueño o en la altura. Patológicamente es
manifestación de lesiones cerebrales difusas, así como de insuficiencia cardíaca y
respiratoria. Puede ser desencadenada por sedantes y opiáceos.
No existe una explicación totalmente satisfactoria para esta alteración, pero
como factores determinantes probables aparecen los siguientes:
a) Actividad espontánea de algunas áreas del sistema nervioso central liberadas de
la influencia de otros niveles que se deprimen durante el sueño, por hipoxemia o por
lesiones neurológicas y circulatorias.
b) Desfasamiento en los mecanismos neurohumorales de regulación, como
sucedería en la insuficiencia cardíaca congestiva donde, por la lentitud circulatoria,
la información sobre la composición del aire alveolar que lleva la sangre arterial al
seno carotídeo se retrasaría en relación a otros estímulos neurogénicos.
c) Sobreestimulación de receptores periféricos por la hipoxemia en los períodos de
apnea, fenómeno que se exagera en la altura y en enfermedades cardíacas y
respiratorias.
INTRODUCCION
El pulmón está constantemente expuesto a agentes patógenos que
pueden llegar por las vías aéreas, a través de la inhalación de aerosoles y gases
o mediante la aspiración de secreciones bucofaríngeas. Además, aunque con
escasa frecuencia, algunas noxas pueden alcanzar el pulmón por vía
hematógena o por vía transtorácica. Los agentes patógenos pertenecen a
diversas categorías, tales como:
• Agentes infecciosos: virus, bacterias, hongos, parásitos.
• Gases tóxicos: anhídrido sulfuroso, ozono, óxidos nitrosos, humo de tabaco,
CO, oxígeno en altas concentraciones.
• Partículas inorgánicas: sílice, asbestos, carbón, hierro, etc.
• Sustancias químicas cancerígenas: humo de tabaco, polutantes
ambientales.
• Partículas orgánicas: pólenes, esporas de hongos, enzimas.
• Drogas: utilizadas por vía local (aerosoles, gotas nasales) o sistémica.
• Secreciones: secreción bucofaríngea, gástrica.
• Radiaciones: radioterapia, radiaciones ambientales.
La exposición a estos agentes puede ocurrir de variadas formas, tales como
inhalación de partículas presentes normalmente en el aire (pólenes, esporas),
exposición a contaminación ambiental (SO2, ozono, partículas de polvo),
exposición profesional (carbón, sílice, enzimas), adicciones (tabaquismo), etc.
Dependiendo de la magnitud de la exposición, de la eficiencia de los
mecanismos defensivos y de factores de susceptibilidad individual, se pueden
producir diferentes enfermedades como infecciones, neumonitis químicas,
neumoconiosis, limitación crónica del flujo aéreo, episodios de asma,
neumonitis alérgicas extrínsecas, neumonitis por drogas, neumonías aspirativas,
etc.
Pese a que prácticamente toda la población está expuesta a sustancias
extrañas, potencialmente patógenas, estas enfermedades son de frecuencia
relativamente baja, lo que se debe a que el aparato respiratorio posee eficientes
sistemas de limpieza y acondicionamiento del aire, así como también
mecanismos de defensa que son capaces de eliminar a los agentes extraños.
En este capítulo revisaremos someramente los mecanismos de llegada de los
agentes más frecuentes y algunos de los sistemas defensivos del aparato
respiratorio. El análisis específico para cada enfermedad se encuentra en los
capítulos respectivos.
INGRESO DE MATERIAL EXTRAÑO
Inhalación de partículas
El aparato respiratorio está en permanente contacto con aerosoles, que
para estos efectos son las partículas sólidas o líquidas capaces de mantenerse
en suspensión en el aire por un tiempo suficiente como para ser inhaladas. Este
tiempo depende del tamaño de la partícula: aquellas mayores de 10µ caen muy
rápidamente, mientras que las más pequeñas pueden mantenerse en
suspensión casi indefinidamente, especialmente si el aire está en movimiento.
Las partículas líquidas pueden disminuir su tamaño por evaporación, hecho que
tiene importancia en las microgotas de secreciones respiratorias que s e
eliminan al toser, estornudar o hablar (gotas de Pflügger), ya que ello les permite
mantenerse por mayor tiempo en suspensión.
Cuando se inhala un aerosol, las partículas permanecen en suspensión
hasta que se ponen en contacto con la superficie de las vías aéreas o de los
alvéolos. El lugar donde se produce el contacto con la pared, y por lo tanto el
depósito de partículas, depende del tamaño de éstas y de la velocidad del aire
que los transporta. El sitio y cantidad del depósito de partículas es importante en
la patogenia de enfermedades infecciosas, alérgicas, en las neumoconiosis y
también en la terapia mediante aerosoles.
Las partículas se depositan en el aparato respiratorio a través de tres
mecanismos:
Inercia: Las partículas tienden a mantener la dirección de su movimiento, por lo
cual chocan con las paredes de las vías aéreas cuando la corriente cambia de
dirección. La inercia es mayor en partículas de mayor tamaño y en las con mayor
velocidad. Por esta razón este fenómeno es más importante en las vías aéreas
superiores, donde el aire inspirado presenta su máxima velocidad. Este
mecanismo explica que la nariz sea capaz de eliminar prácticamente todas las
partículas mayores de 10µ y una proporción considerable de las mayores de 3µ.
La inercia también explica por qué es conveniente que los aerosoles terapéuticos
se inhalen con la menor velocidad posible, con el propósito de disminuir el
depósito del medicamento en la boca y faringe, y aumentar su penetración al
árbol bronquial.
Sedimentación: A pesar de que las partículas de aerosol son capaces de
mantenerse en suspensión por tiempos largos, ellas tienden a sedimentar por
efecto de la gravedad, si existe tiempo suficiente. A la inversa de la inercia, la
sedimentación ocurre con mayor facilidad cuando el aire está quieto, por lo cual
este mecanismo adquiere mayor importancia en las vías aéreas periféricas y en
los alvéolos, donde la velocidad es mínima o nula. Este mecanismo es el de
mayor importancia en partículas de 0,2 a 5 µ y explica por qué es conveniente
mantenerse sin respirar durante 6-10 segundos después de inhalar un
medicamento en aerosol, ya que esta pausa aumenta el depósito del fármaco en
las vías aéreas periféricas.
Difusión: Las partículas muy pequeñas se mueven al azar como consecuencia
del choque con moléculas gaseosas, lo que les transmite su movimiento
browniano. Este fenómeno sólo tiene importancia en el nivel alveolar para
partículas de 0,1 µ o menos.
Inhalación de gases
Los gases irritantes para las vías aéreas altas pueden provocar tos,
estornudos, apnea, etc., lo que generalmente determina que el individuo se retire
del lugar contaminado.
La absorción de gases tóxicos depende de la solubilidad del gas y de s u
concentración. Los gases muy hidrosolubles, como el anhídrido sulfuroso
pueden ser absorbidos en gran parte en las vías aéreas superiores, lo que
impide su llegada a los alvéolos. No obstante, esta función de filtro e s
sobrepasada si los gases están en alta concentración, ya que la capacidad de
remoción de gas en las vías aéreas altas es limitada. En cambio, los gases
poco solubles, como óxido nitroso y ozono, pueden alcanzar sin dificultad el
territorio alveolar donde pueden absorberse pese a su baja solubilidad debido a
la gran superficie de intercambio.
DEFENSAS INESPECIFICAS
Las partículas que llegan a las vías aéreas inferiores son procesadas por
un complejo conjunto de mecanismos formado por defensas inespecíficas y
específicas, que son altamente eficaces. Por ejemplo, si consideramos que en
un sujeto normal entran al aparato respiratorio aproximadamente 12.000 litros de
aire diarios que, dependiendo del lugar de residencia y de la exposición
profesional, puede contener material sólido en suspensión, es posible inhalar
cantidades apreciables de estas sustancias a lo largo de una vida. No obstante,
la gran mayoría de este material es completamente eliminado por los
mecanismos de limpieza del pulmón y vías aéreas. A continuación analizaremos
brevemente los más importantes.
Tos
La tos se produce por estimulación de los receptores de irritación
ubicados en tráquea y grandes bronquios. Inicialmente hay una inspiración
profunda seguida de cierre de la glotis y contracción de los músculos
espiratorios, con lo cual la presión intraalveolar sube hasta más de 136 cmH2O.
Posteriormente se abre la glotis, expulsándose el aire violentamente. La
compresión dinámica producida determina un estrechamiento de tráquea y
bronquios que aumenta aún más la velocidad lineal del aire, que puede alcanzar
más de un 30% de la velocidad del sonido. Debido a ésto, las secreciones y
partículas causantes de la estimulación de los receptores son arrastrados por la
corriente aérea y llevadas hasta la glotis donde son expectoradas o deglutidas.
La tos puede fallar por diferentes mecanismos:
• Depresión del SNC por drogas (alcohol, anestesia) o enfermedades (AVE,
TEC).
• Falta de fuerza de los músculos espiratorios: debilidad muscular, trastornos
neuromusculares diversos.
• Dolor torácico o abdominal en el postoperatorio torácico o abdominal,
fracturas costales, etc.
• Falta de cierre de la glotis en vías aéreas intubadas
Es conveniente considerar que la tos es un importante mecanismo defensivo y,
por lo tanto, es peligroso que sea suprimida con antitusígenos, que pueden
determinar retención de secreciones.
Transporte mucociliar
La superficie de las vías aéreas está cubierta por secreción seromucosa que
está dispuesta en una capa líquida, en contacto con el epitelio, y una gelatinosa,
superficial, a la cual se adhieren las partículas que se depositan en las vías
aéreas. Esta última capa se mueve hacia la glotis, como una correa
transportadora, por la acción de los cilios, que en número de 200 por célula,
baten continua y coordinadamente, con un movimiento propulsor rápido en el
sentido del movimiento del mucus y uno de recuperación lento hacia atrás (figura
17-1). La velocidad del mucus es mayor en la tráquea (21 mm/min) y disminuye
hacia distal. Se calcula que aproximadamente un 90% del mucus producido e s
eliminado cada 24 horas. La velocidad de transporte es más lenta al aumentar la
viscosidad de las secreciones y durante el sueño.
Figura 17-1. Transporte mucociliar. Sobre la superficie del epitelio respiratorio
existe una capa de secreción líquida sobre la cual flota una gelatinosa. Esta
última es propulsada por los movimientos coordinados de los cilios respiratorios
hacia la faringe, donde es deglutida o expectorada.
Secreciones respiratorias
Además del efecto mecánico explicado previamente, las secreciones
respiratorias contienen múltiples constituyentes que colaboran en la eliminación
y neutralización de microorganismos, partículas y sustancias patógenas. La
secreción respiratoria es compleja y sus funciones sólo parcialmente conocidas.
Es probable que su alteración sea relevante en varias enfermedades, siendo la
más importante de éstas la fibrosis quística, en la cual hay espesamiento
probablemente debido a trastornos en la secreción de cloro.
Entre los componentes de las secreciones cabe mencionar:
Lisozima: es una enzima que actúa inespecíficamente contra la pared de
bacterias, especialmente Gram positivas. Su acción es aumentada por
anticuerpos y complemento, que exponen la zona más profunda de la pared
bacteriana al efecto de la enzima.
Interferón: es un conjunto de moléculas de glicoproteínas producidas por
linfocitos, polimorfonucleares, macrófagos y fibroblastos, que sirven como
mediadores de actividad antiviral, antitumoral e inmunoregulatoria. El principal
estímulo es la infección viral, que determina un aumento de producción de
interferones, los que median en otras células la producción de polipéptidos
activos.
Complemento: este conjunto de proteínas plasmáticas se activa por la vía
clásica (unión antígeno-anticuerpo) o por la vía alternativa (contacto directo con
bacterias, hongos, etc.). Sus productos pueden producir daño en las membranas
celulares o mediar procesos inflamatorios. Además, los componentes de
complemento recubren microorganismos y, actuando como opsoninas, facilitan
su fagocitosis. Su falla aislada es rara.
Surfactante: además de su acción sobre la tensión superficial, el surfactante
tiene propiedades de opsonina, con lo que facilita la fagocitosis.
Fibronectina: es una glicoproteína de alto peso molecular que normalmente
cubre los receptores celulares a los cuales se adhieren bacterias, especialmente
Gram negativas. Su disminución, producida por múltiples condiciones asociadas
a mal estado general, favorece la colonización por patógenos.
Antiproteasas y antioxidantes: en el intersticio existen múltiples enzimas
antiproteolíticas y antioxidantes capaces de neutralizar e inactivar los mediadores
y enzimas liberados por fagocitos, limitando su acción. La falla congénita de una
de éstas enzimas proteolíticas, la alfa 1 antitripsina, es causa de una forma
infrecuente de enfisema pulmonar en gente relativamente joven. Se ha propuesto
que un desbalance en la actividad proteolítica y anti-proteolítica también explicaría
la EPOC por tabaco. Entre las enzimas antioxidantes más importantes están la
superoxidodismutasa y las catalasas, que estarían implicadas en la patogenia
del distress respiratorio del adulto (capítulo 57).
Fagocitos: en el tracto respiratorio están representados por los
polimorfonucleares y los macrófagos alveolares. Estas células pueden fagocitar
diferentes sustancias en forma inespecífica o después de la opsonización por
anticuerpos, los que facilitan marcadamente esta actividad.
Polimorfonucleares (PMN): en condiciones normales la inmensa mayoría de
estos leucocitos se encuentra marginada en los capilares pulmonares, mientras
que sólo unos pocos se ubican en las vías aéreas y alvéolos. Estas células son
atraídas al sitio de la inflamación a través de mensajes quimiotácticos que
pueden ser emitidos en forma inespecífica o por estímulos específicos, inmunes.
La fagocitosis resulta generalmente en la muerte de los microorganismos,
especialmente por la acción de H2O2 y enzimas, hecho que es facilitado por
mecanismos inmunes. Después de este proceso, los PMN mueren y liberan al
medio detritus celulares, mediadores y enzimas que son fagocitados por
macrófagos o neutralizados por antiproteasas y antioxidantes. En ocasiones esta
última fase falla, lo que puede determinar la mantención de un proceso
inflamatorio crónico. La neutropenia causa una mayor susceptibilidad para
adquirir neumonías por bacterias y hongos.
Macrófagos alveolares. Además de su función fagocítica inespecífica, los
macrófagos son muy importantes en: a) el inicio de la respuesta inmune local, al
"presentar" los antígenos a los linfocitos; b) la modulación de la respuesta
inmune y c) sirviendo como efectores de la respuesta inmune. Los macrófagos
alveolares provienen de los monocitos circulantes y pueden permanecer por
largos períodos en los alvéolos, en el intersticio y en las vías aéreas. Su actividad
como macrófago inespecífico es menor que la de los PMN, pero su eficacia como
fagocito específico es mayor, ya que su activación por mecanismos inmunes le
permite eliminar microorganismos altamente resistentes, como el bacilo de
Koch. Su acción está alterada en algunas infecciones virales, y también en el uso
de drogas como esteroides y citotóxicos.
DEFENSAS ESPECIFICAS
Por su extensa exposición al ambiente, el aparato respiratorio es uno de
los primeros sistemas comprometidos en las fallas del sistema inmune, por lo
que los pacientes con inmunodepresión presentan con gran frecuencia
neumonías. Además, el sistema inmune participa en la patogenia de múltiples
enfermedades respiratorias a través de mecanismos de hipersensibilidad.
Las respuestas inmunes del aparato respiratorio reflejan las respuestas
sistémicas y, probablemente, algunas locales. Además de los ganglios
linfáticos, el aparato respiratorio posee numerosos acúmulos de linfocitos, tales
como los BALT (bronchus associated lymphoid tissue) que probablemente
cumplen funciones inmunológicas restringidas al pulmón. La llegada de un
alergeno al aparato respiratorio produce una respuesta inmune localizada en el
sitio de depósito: nariz para partículas grandes, bronquios para pequeñas y
alvéolos para las muy pequeñas. Si la exposición antigénica es masiva y
sobrepasa los sistemas locales de defensa, se produce una reacción sistémica.
Inmunoglobulinas: Las secreciones respiratorias contienen inmunoglobulinas
que actúan en forma específica contra diferentes microorganismos por diferentes
mecanismos:
Impidiendo su adhesión a receptores celulares.
Opsonisándolos y aglutinándolos, lo que favorece su fagocitosis.
Activando el sistema del complemento, que los destruye y/o inicia un proceso
inflamatorio.
De las múltiples inmunoglobulinas, la más importante en el aparato respiratorio
parece ser la IgA, que está presente en concentraciones mayores a las del
plasma, lo que indica una secreción activa local. También es importante la IgE,
ya que puede mediar frecuentemente reacciones de tipo alérgico.
Si bien el déficit selectivo de IgA es el más frecuente de los trastornos aislados,
su incidencia es baja y determina una mayor propensión para desarrollar
infecciones respiratorias. Las fallas en la producción sistémica de
inmunoglobulinas determinan una mayor incidencia y gravedad de infecciones
por bacterias, dentro de los cuales las más frecuentes son las capsuladas
(neumococo, hemófilus) y los estafilococos. Cuando la inmunidad celular no
está comprometida simultáneamente, la eliminación de virus, micobacterias,
parásitos y hongos se efectúa normalmente.
Inmunidad celular: en el pulmón existen diferentes tipos de linfocitos, capaces
de actuar como reguladores y como efectores de las respuestas inmunes, junto
con los fagocitos. Sus alteraciones, en linfomas, SIDA, uso de citotóxicos, etc.,
determina una mayor frecuencia y gravedad de infecciones por virus,
Pneumocystis carinii, hongos, micobacterias y otros microorganismos
oportunistas que son eliminados por estas células.
Trastornos mixtos: las alteraciones aisladas de la inmunidad humoral o celular
son relativamente raras. Más frecuentes son las condiciones en que se altera un
conjunto de funciones inmunes, específicas e inespecíficas, en las cuales puede
predominar alguna de éstas. Por ejemplo, si bien en las leucemias agudas el
defecto básico es un déficit de fagocitos, las drogas utilizadas en su tratamiento
pueden alterar la inmunidad celular. A la inversa, en los linfomas de Hodgkin el
trastorno básico es celular, pero su tratamiento con drogas y la esplenectomía
hace a los pacientes más susceptibles a infecciones propias de déficit humoral.