Nos-Otras (Las Víctimas)
Nos-Otras (Las Víctimas)
Nos-Otras (Las Víctimas)
FACULTAD DE FILOSOFÍA
RESUMEN
El hombre agarra las riendas de su destino: dice ‘sí’ a la razón, a la técnica, al progreso.
Pero resulta que la Modernidad no es lo que nos dijeron. La quiebra de la perfección
moderna lo corroboran los flujos migratorios de los convertidos en miseria, la alarma
ecológica, la precipitada sustitución de Dios, la condena de las periferias. Suma y sigue:
la actual crisis, menos financiera que civilizatoria, y en todo caso vergonzosamente
deshumanizante. El mundo se ha vuelto menos mundo. ¿Quiénes son las víctimas, por
qué lo son y en qué circunstancias concretas? ¿Cómo hemos podido olvidar que todos
los hombres tienen estómago? En definitiva, ¿quiénes somos y en qué nos hemos
convertido?, ¿cómo nos liberamos nos-Otras (las víctimas)? Un acercamiento con
Gianni Vattimo y Enrique Dussel a Otra Filosofía desde y por los arrabales.
ABSTRACT
Humankind grabs the reins of its destiny: it says ‘yes’ to the reason, to the technique, to
the progress. But it turns out that modernity is not what we were told. The dismantling
of the modern perfection it is confirmed by migration flows of those converted to
misery, the ecological alarm, the hasty replacement of God, the condemnation of the
peripheries. And it goes on and on: the current crisis, less financial than civilizing, and
in any case disgracefully dehumanizing. The world has become less world. Who are the
victims, why are they victims and in what specific circumstances? How could we forget
that all men have stomach? Ultimately, who are we and what have we become? How
could we-Others (the victims) liberate ourselves? An approach with Gianni Vattimo and
Enrique Dussel to another Philosophy from and for the suburbs.
NOS-OTRAS (LAS VÍCTIMAS) 3
ÍNDICE
2.4.1. Debilitamiento................................................................................................ 58
2.4.2. Liberación ...................................................................................................... 65
5. BIBLIOGRAFÍA ........................................................................................ 97
5.1. Principal............................................................................................................. 97
Todo había comenzado muy bien. Con innumerables factores novedosos, recibidos con
gran exaltación. La Modernidad surge con vocación emancipadora. El hombre agarra
las riendas de su destino: dice ‘sí’ a la razón, a la técnica, al progreso. La ‘sociedad
avanzada’ aseguraba la máxima productividad, el bienestar social y el consumo de
masas. Pero resulta que la Modernidad no es lo que nos dijeron.
La caída del Muro de Berlín a finales de 1989, con la desarticulación de la URSS dos
años más tarde, supuso el bautizo simbólico del Nuevo Orden Mundial, impreso en el
afianzamiento del monólogo del Norte (Estados Unidos y Europa, principalmente), con
manchas como las guerras de la antigua Yugoslavia, Irak, Afganistán y más
recientemente Ucrania, además de su cuestionada ‘presencia’ en diferentes rincones del
continente africano (Malí, Libia, Congo o Somalia). “Es la lógica del dominio y la
autoconservación, que reduce todo a la uniformidad, a la equivalencia, a la identidad, a
la pura inmanencia de lo dado, barriendo tras de sí el sentido y la densidad de lo
diferente, (…) del individuo. Es la lógica que se expresa en la realidad social y
económica del capitalismo estabilizado, que convierte el mercado en fetiche. Y es,
finalmente, la misma lógica que lleva a la hipostatización e imposición del momento
instrumental de la razón como razón en cuanto tal”1.
1
SÁNCHEZ, Juan José: “Religión como resistencia y solidaridad en el pensamiento tardío de Max
Horkheimer”. En Anhelo de justicia. Teoría crítica y religión. Por Max Horkheimer. Juan José Sánchez
(trad.). Madrid: Trotta, 2000. Impreso, p. 15. [Cursivas de Sánchez].
2
Poder entendido como la posibilidad de imponer la propia voluntad, aun contra toda resistencia y en
cualquier relación social.
3
DUSSEL, Enrique: Hacia una filosofía política crítica. Bilbao: Desclée de Brouwer, 2001. Impreso, pp.
15-16.
NOS-OTRAS (LAS VÍCTIMAS) 7
Todo había comenzado muy bien. Con innumerables factores novedosos, recibidos con
gran exaltación: los avances científicos, la invención de la imprenta, formas de
educación, de moral y de Derecho nunca antes vistas, profundos cambios
socioeconómicos, otra concepción del Estado, la prometedora racionalización e incluso
un hombre nuevo, el moderno. “La rigidez de la Edad Media pesaba como una losa y
había que ensayar nuevas formas de vida. (…) Se saluda a todo lo nuevo con una cierta
exaltación (…). Estamos ante una acumulación de novedades y ante una suma de siglos.
(…) Fue la explosión de muchas inercias largamente sofocadas” 4.
La Modernidad surge con vocación emancipadora. El hombre agarra las riendas de
su destino: dice sí a la razón, a la técnica, al progreso, a la emancipación, a la tolerancia.
Es la época en la que “el ser moderno se asume como valor básico –una definición que
parece tautológica, pero que se revela como la única capaz de recoger los rasgos
fundamentales del espíritu moderno. (…) Ser moderno es un valor (…) sólo si el tiempo
tiene una dimensión íntimamente emancipatoria: cuanto más adelante estamos en la
línea de la historia, tanto más cerca estamos de la perfección”5. Así que el hombre
empezó a mirar con recelo sus antiguos asideros: la superstición, los prejuicios, el
fanatismo, el oscurantismo, los despotismos. La autoridad, los dogmas y la tradición,
sus tres grandes pilares hasta la fecha, se tambalean. El descubrimiento de la
subjetividad despide los ideales políticos del sacro imperio romano germánico para
ensayar los nacionalismos del Estado moderno, el régimen de cristiandad católica se
abre hacia la tolerancia y el pluralismo religioso, y el vetusto orden feudal cede el
testigo a formas de organización más libres.
El siglo XVIII enciende las luces del devenir humano, ajustando cuentas con sus
errores pretéritos. La razón, el progreso y la libertad, concentrados por Diderot y
d’Alembert en su Enciclopedia, son los tres caminos de perfección que debe recorrer
todo hombre. También eran tres las metas: verdad, virtud y felicidad. Es la promesa de
una nueva moral al margen de toda teología, de un nuevo Derecho sin contar con la
4
FRAIJÓ, Manuel: “Religión y modernidad”. En A vueltas con la religión. Pamplona: Verbo Divino,
2007. Impreso, pp. 77-79.
5
VATTIMO, Gianni: Nihilismo y emancipación. Ética, política, derecho. Santiago Zabala (comp.).
Carmen Revilla (trad.). Barcelona: Paidós Ibérica, 2004. Impreso, p. 39.
6
FRAIJÓ, Manuel (2007): Op. Cit., p. 81.
7
VATTIMO, Gianni: “Posmodernidad: ¿una sociedad transparente?” En En torno a la posmodernidad.
Por Gianni Vattimo y otros. Barcelona: Anthropos, 1990a. Impreso, p. 10.
8
El término ‘Ilustración’ hace referencia al pensamiento que se expande en Francia, Inglaterra y
Alemania a lo largo del siglo XVIII, caracterizado por un cierto racionalismo y una aguda crítica a la
tradición, así como por la creencia de que la razón debe ser el principio que organice la vida humana en
su totalidad. Aun con divergencias, esta Ilustración es presentada en Francia por los enciclopedistas; en
Inglaterra por los sucesores el sensualismo de Locke, los innatistas y los deístas; y en Alemania por la
filosofía popular. Será esta Ilustración la que cubra con un muro de cemento el contexto de la Europa
‘desconectada’, secundaria, la de la ‘Edad Oscura’. Rigurosamente hablando no hay sólo una Ilustración
sino varias. “Entendida en un sentido muy general, (…) puede ser concebida como una constante
histórica, como una forma espiritual que se manifiesta (…), con más o menos diferencias, en otros
períodos de la historia”. FERRATER, José: Diccionario de Filosofía. Madrid: Alianza-Bolsillo, 1986.
Impreso, p. 1624.
NOS-OTRAS (LAS VÍCTIMAS) 9
“Ha desatado una voracidad consumista que está teniendo efectos devastadores.
(…) O nos conformamos con menos o lo perderemos todo. [Y además] no llega a
todos. El 80 por ciento de la humanidad no se beneficia de las conquistas. (…)
Occidente ha secuestrado o, al menos, no ha sabido extender la Modernidad a otros
ámbitos geográficos. (…) [Pero] la Modernidad nació con la pretensión de extender
sus conquistas a todos los hombres. La universalidad es [su] ingrediente esencial
9
GÓMEZ, Carlos: “El valor subversivo de la memoria”. Revista Internacional de Filosofía Política. Ene
1993. Impreso, p. 188.
(…). ¿Qué ha pasado entonces? ¿Cómo hemos podido olvidar que todos los
hombres tienen estómago?”10.
10
FRAIJÓ, Manuel (2007): Op. Cit., p. 85. [Cursivas de Fraijó].
11
Ver capítulo ‘Desambiguaciones’ (glosario de términos revisados).
12
DUSSEL, Enrique: Hacia una filosofía política crítica. Bilbao: Desclée de Brouwer, 2001. Impreso,
pp. 350-351.
13
Ver capítulo ‘Desambiguaciones’ (glosario de términos revisados).
NOS-OTRAS (LAS VÍCTIMAS) 11
Europa. Porque las Modernidad(es) no son sin Europa, pero una Europa en contexto y
relación permanente con ‘las Otras’ culturas.
¿Cuáles son esas Modernidad(es)? ¿De qué y de quienes se nutre Europa? Es a finales
del siglo XV cuando Europa deja atrás el Mediterráneo renacentista y saluda al
Atlántico, ensanchando su mundo. El Báltico se abría al Atlántico, mientras un mar
interior como el Mediterráneo (y con él Roma) moría con la Edad Media. Cuestión de
agua, la Europa moderna empieza por el Atlántico. Hasta ese momento y desde el siglo
VII, había existido como el enclaustramiento al que le había sometido el mundo
islámico-otomano. 1492 es la fecha del ‘nacimiento’ de la Modernidad, aunque su
gestación intrauterina lleve un tiempo. Ese año será el punto de partida de la
Modernidad como concepto, el origen de un proceso de en-cubrimiento del no-europeo.
14
DUSSEL, Enrique: Materiales para una política de la liberación. México DF: Plaza y Valdés, 2007.
Impreso, pp. 198-199.
15
DUSSEL, Enrique: 1492. El encubrimiento del otro. Hacia el origen del ‘mito de la Modernidad’. La
Paz: Plural, 1994b. Impreso, p. 8.
A partir de este complejo acontecer histórico, resumido en una fecha, Europa termina
constituyéndose centro del mundo en sentido planetario. Principio de la Modernidad y
fundamentación del mito, el del eurocentrismo y su convincente discurso, el
desarrollismo, la máxima por la cual el capitalismo dependiente y explotado debe
extrapolar, por imitación, lo que se piensa y efectúa en el capitalismo central
desarrollado; todo ello en aras a la promesa de un progreso aparentemente irrefutable.
Dicha centralidad será luego proyectada hasta los orígenes, convirtiendo incluso a Adán
y Eva en europeos. Sólo Europa (y posteriormente Estados Unidos y Japón) sale de un
supuesto estado de “inmadurez culpable” (Kant). La pereza y la cobardía dejan atrás a
América Latina, a Asia y también a las ÁfricaS16, convertidas en país-continente por el
imaginario del Norte. La falacia desarrollista define al esclavo como un ‘señor libre’ en
etapa juvenil.
El mismo Hegel acude a esta reflexión, enfatizando en su ontología que el desarrollo
(Entwicklung) juega “un papel central” con una dirección geoespacial concreta: la
historia universal va del Oriente al Occidente, con Asia en su comienzo y Europa como
madurez, desarrollo máximo, etapa última de la Historia universal. Nada cuentan las
otras culturas, de las que la Europa cristiana no tiene nada que aprender. “El Norte,
Europa (…), tiene así un ‘Derecho absoluto’ por ser el ‘portador (Träger)’ del Espíritu.
(…) Es la mejor definición no sólo del ‘eurocentrismo’ sino de la sacralización misma
del poder imperial del Norte o el Centro, sobre el Sur, la periferia, el antiguo mundo
colonial y dependiente”17. Hegel no otorga importancia a aquel 1492, en un olvido del
cual ha participado la Filosofía con escasas excepciones. Pero la experiencia no sólo del
‘ocultamiento’ sino sobre todo la conquista es una pieza clave para entender la
constitución del ego moderno como subjetividad centro y fin de la historia.
No siempre fue así. Hasta esa fecha, la actual Europa occidental era un continente
periférico y secundario con respecto al universo musulmán. Viena era el límite por el
Este (los turcos estuvieron junto a sus muros hasta 1681) y Sevilla lo era por el otro
extremo. Los habitantes de la Europa latino-germana no superaban los cien millones,
una cifra por ejemplo inferior a la población del imperio chino. Era una cultura aislada,
16
ÁfricaS como conjunto de pueblos con identidad propia y no África como país-continente.
17
DUSSEL, Enrique (1994b): Op. Cit., p. 20.
NOS-OTRAS (LAS VÍCTIMAS) 13
que arrastraba el fracaso de no poder recuperar presencia comercial con las cruzadas.
Hasta 1492, descubrimiento o invasión según el punto de partida, Europa era la periferia
del mundo turco y musulmán.
Será con Portugal (que en 1415 toma Ceuta en el continente africano) y España que
Europa comienza a salir del sitio musulmán. Habrá que esperar a 1492 para que la
incipiente centralidad europea constituya a las otras civilizaciones en su periferia. A
partir de entonces, todo el planeta se convierte en parte de una sola Historia mundial.
Desde esa fecha se distinguen tres etapas: la Modernidad temprana (1492-1815),
todavía bajo la hegemonía china e indostánica; la Modernidad madura (1815-1945), en
la que la centralidad europea se reafirma al tiempo que cae Asia; y la Modernidad
tardía (1945-actualidad), con la irrupción del naciente imperio estadounidense.
18
DUSSEL, Enrique (1994b): Op. Cit., p. 12. [Cursivas de Dussel].
América data de 1492, su ‘re-descubrimiento’ hay que situarlo entre 1502 y 1507, como
fruto de una apertura del horizonte ontológico de comprensión del europeo. “Al
descubrir una ‘cuarta parte’, (…) se produce una autointerpretación diferente de la
misma Europa. La Europa provinciana y renacentista, mediterránea, se transforma en la
Europa ‘centro’ del mundo: en la Europa ‘moderna’. (…) Aquí nace estricta e histórico-
existencialmente la Modernidad (como ‘concepto’, y no como ‘mito’)”19.
Esta Modernidad temprana trae consigo el primer imperio moderno, el colonialismo
y el capitalismo propiamente dicho. La América hispana es la primogénita periferia del
mito europeo, de donde procede parte de la riqueza que a la postre dará a Europa una
ventaja competitiva: plata y oro pero también el trabajo de los indígenas explotados.
España protagoniza esta etapa inicial, con un reino que unifica la Península Ibérica, con
la Inquisición que obliga al consenso, con el poder militar que conquista Granada, con
la edición de la Gramática castellana de Nebrija, con la Iglesia dominada por los reyes.
La interpretación habitual de la Modernidad deja sin embargo de lado a Portugal y
España, y con ellos al siglo XVI hispanoamericano, analizado como el fin de la Edad
Media.
Si de la ‘invención’ se pasa al ‘descubrimiento’, ahora se da el salto desde éste hasta
la ‘conquista’, hasta la praxis de la dominación. “Una vez reconocidos los territorios
geográficamente, se pasaba al control de los cuerpos, de las personas: era necesario
‘pacificarlas’ (se decía en la época). El que establece sobre otros pueblos la dominación
del mundo español (…) es un militar, un guerrero. El ‘conquistador’ es el primer
hombre moderno activo, práctico, que impone su ‘individualidad’ violenta a otras
personas”20. Esa primera experiencia del Yo europeo con el extranjero absoluto, se
produjo bajo esquemas de dominación, de superioridad cuasi-divina sobre el de afuera,
el ‘bárbaro’. La expresión ‘encuentro entre dos mundos’ es por ello un eufemismo, pues
lo que se produjo esencialmente fue la destrucción violenta por parte de uno de ellos.
No fue un encuentro sino un ‘choque’ devastador para el mundo indígena.
Los períodos posteriores son el fruto de un siglo y medio de ‘Modernidad’, efecto y
no punto de partida. La hegemonía hispánica dura hasta que las provincias holandesas
19
DUSSEL, Enrique (1994b): Op. Cit., p. 32.
20
Ibid., p. 40.
NOS-OTRAS (LAS VÍCTIMAS) 15
21
Como precursor de la filosofía del espíritu hegeliana, Fichte hace notar que el ‘yo’ del ‘yo soy yo’ es
infinito y absoluto. En Hegel pasará a ser divino, en Nietzsche será Voluntad de poder, y en Husserl se
convierte en el más discreto ego cogito cogitatum.
22
DUSSEL, Enrique (1994b): Op. Cit., p. 49. [Cursivas e Dussel].
23
Dussel considera “irrefutables” los hallazgos de Gavin Menzies en la obra cuyo título ya es lo
suficientemente explícito: El año que China descubrió el nuevo mundo (2003). Una opinión similar le
merece el estudio de André Gunder Frank ReOrient: Global economy in the Asian Age (1998), que
igualmente incluye a China en el debate.
24
DUSSEL, Enrique (2007): Op. Cit., p. 198.
NOS-OTRAS (LAS VÍCTIMAS) 17
25
La fe ciega en el desarrollo se traslada a Latinoamérica, cuyos gobiernos apuestan mayoritariamente
por mimetizar los pasos dados por Occidente. El apoyo de organismos internacionales es el empujón
definitivo. Se daba por hecho que la diferencia entre el subdesarrollo y el desarrollo era una cuestión de
grado que no precisaba de revoluciones sino de evoluciones. Dichas políticas han conducido a un fracaso,
más o menos pronunciado según fuentes y versiones: dependencia económica, inflación, desempleo,
desnutrición, analfabetismo, aumento de la brecha entre enriquecidos y empobrecidos, emigración
masiva, etc.
26
DUSSEL, Enrique (2007): Op. Cit., p. 204.
27
La teoría de la dependencia muestra la articulación entre las naciones desarrolladas y las naciones
‘subdesarrolladas’ como un intercambio en el que las periferias empobrecidas transfieren valor al Norte
de manera sistemática, continua e inevitable.
28
La deuda externa de los países empobrecidos respondió en buena medida a la necesidad de los países
enriquecidos por entregar dinero para que pudieran comprar su propia superproducción.
29
Estados Unidos es hoy la potencia hegemónica mundial, el centro mismo del centro del sistema-mundo.
En el capitalismo tardío y la cultura postmoderna, la nación estadounidense es “la prolongación más
fundamentalista del ‘eurocentrismo’ (…). El we Americans, como expresa Richard Rorty, no es sólo
defender el respeto por la inconmensurabilidad o incomunicabilidad, sino que es igualmente defender
cierta irresponsabilidad con respecto a ‘los Otros’”. DUSSEL, Enrique: Ética de la liberación. En la edad
de la globalización y de la exclusión. Madrid: Trotta, 2009. Impreso, p. 237. [Cursivas de Dussel].
NOS-OTRAS (LAS VÍCTIMAS) 19
30
Dussel rescata a la Ética de la interpretación eurocéntrica, abriendo la discusión más allá de la Filosofía
helena o europeo-norteamericana actual. La tesis central de su ‘ética de la vida’ es que las ‘eticidades’ de
la humanidad se fueron generando en torno a y desde un esquema asiático-africano-mediterráneo que,
desde el siglo XV, es por vez primera un ‘sistema mundial’. Por una vez el punto de partida no es Grecia
sino el África bantú, hoy al sur del Sahara, uno de los orígenes de la cultura egipcia.
31
¿Por qué España inicia el sistema-mundo y con él la Modernidad? La pregunta se repite. También la
respuesta. Fueron factores eventuales y coyunturales favorables, como los geográficos, los que ‘eligieron’
a España frente a otras culturas. “Como España no podía ir hacia el ‘centro’ del ‘sistema-interregional’
que se encontraba en Asia central o la India, [por] el Oriente (ya que los portugueses se habían anticipado,
y tenían derechos de exclusividad), por el Atlántico Sur (…), sólo le quedaba (…) una sola oportunidad:
ir hacia el ‘centro’, la India, por el Occidente, por el Oeste, cruzando el océano Atlántico”. DUSSEL,
Enrique (2009): Op. Cit., p. 55. [Cursivas de Dussel].
32
Hasta el siglo XVII habría que hablar de Amerindia (y no de América), pues se trata del continente
habitado por los ‘indios’ (se los llamó así por la India, centro del sistema interregional que desaparecía).
no necesariamente peor, pero que no puede pretender, sin violencia, el derecho de ser la
esencia verdadera del hombre, de todo hombre”33.
FIGURA 01
33
VATTIMO, Gianni (1990a): Op. Cit., p. 12.
34
DUSSEL, Enrique (1994b): Op. Cit., pp. 179-180.
NOS-OTRAS (LAS VÍCTIMAS) 21
35
DUSSEL, Enrique: “Critique of the myth of Modernity”. En The invention of the Americas. Eclipse of
‘the Other’ and the myth of Modernity. Michael D. Barber (trad.). Nueva York: The Continuum
Publishing Company, 1995a. Impreso, pp. 63-67. [Traducciones del autor].
36
DUSSEL, Enrique: Filosofía de la liberación. Bogotá: Nueva América, 1996. Impreso, p. 15. [Cursivas
de Dussel].
37
Ya antes de Hegel buena parte de la Filosofía moderna aspira a hacer realidad el pleno dominio
cognoscitivo y técnico del mundo por parte del hombre, para lo que recurre a absolutizar la razón lógica,
reduciendo la realidad a un conjunto de leyes y regularidades de tipo matemático. Entre los principales
representantes del racionalismo moderno se encuentran Descartes, Malebranche, Spinoza y Leibniz.
38
QUINTANILLA, M. A.: Diccionario de Filosofía contemporánea. Salamanca: Sígueme, 1979.
Impreso, p. 419.
39
QUINTANILLA, M. A.: Op. Cit., p. 420.
40
BEUCHOT, Mauricio y Francisco Arenas-Dolz: “Los nombres de la razón”. En Hermenéutica de la
encrucijada. Analogía, retórica y filosofía. Barcelona: Anthropos, 2008. Impreso, p. 261.
41
Desde sus cartas a Ruge, Marx ya muestra sin vacilaciones que el interlocutor de la Filosofía debería
ser la ‘humanidad sufriente’, pues considera que la burguesía liberal no tiene suficiente fuerza histórica.
NOS-OTRAS (LAS VÍCTIMAS) 23
Nietzsche) y, en expresión de Teresa Oñate, “las hijas y los hijos de Nietzsche” después
(Heidegger, Freud, Foucault, Lévinas, además de Horkheimer42 y Adormo43 con su
Dialéctica de la Ilustración, hasta desembocar más tarde en Vattimo y en Dussel, entre
otros). La problemática moderna se aborda, desde dentro, como un fenómeno que hay
que terminar de realizar y perfeccionar. Posiciones como la de Habermas44 o Apel
defienden una razón crítica positiva, que a pesar de todo se mantiene en la línea del
sistema; mientras que pensadores como Nietzsche o Heidegger abogan por la negación
nihilista conservadora que, dado que no encuentra rasgos positivos en la Modernidad,
propone su aniquilación. Los postmodernos asumen esta segunda postura (con
diferencias en el caso de Lévinas, quien no niega la razón sino su totalización), aunque
defendiendo al mismo tiempo la primera opción desde un eurocentrismo desarrollista.
Las periferias proponen por su parte una salida de liberación, negando siempre la
dominación y la exclusión característicos del “sistema de los 500 años” (Noam
Chomsky).
42
Horkheimer no niega la Modernidad ni sus ideales emancipatorios, tampoco la razón ilustrada, sino que
critica la lógica interna que convierte la libertad de las sociedades democráticas en una opción engañosa y
efímera, la misma lógica que conduce a la muerte del sujeto. Horkheimer pretende introducir la razón en
el mundo, arrancando de la experiencia de la historia como historia de sufrimiento, como historia de la
felicidad truncada, incumplida, de las víctimas y de la naturaleza. La Filosofía ha de hacerse historia para
reconciliar el derecho pendiente a la felicidad de sus víctimas. Se sitúa así en la línea abierta por la
dialéctica hegeliana de la historia, pero desde la perspectiva crítico-materialista de Marx y por un camino
propio: la Filosofía social.
43
La postura de Adorno sirve de contrapunto a la de Horkheimer. “No sólo no se trata de superar la
filosofía en las ciencias sociales, sino de preservarla frente a ellas. La filosofía encierra una verdad que
escapa a las ciencias. Ella está más cerca de la teología, si bien de una teología interpretada”. SÁNCHEZ,
Juan José: “Sentido y alcance de la Dialéctica de la Ilustración”. Dialéctica de la Ilustración. Fragmentos
filosóficos. Por Max Horkheimer y Theodor W. Adorno. Madrid: Editorial Trotta, 1998. Impreso, p. 20.
44
La forma que presenta Habermas para rescatar lo rescatable de la razón práctica es la ‘acción
comunicativa’. “Mediante la consideración del componente comunicativo de la razón logra una profunda
revisión conceptual de la teoría crítica capaz de evitar algunos de sus atolladeros más comunes, tales
como el esteticismo de Adorno o el recurso final a la trascendencia de Horkheimer”. VELASCO, Juan
Carlos: “Orientar la acción. La significación política en la obra de Habermas’. La inclusión del otro.
Estudios de teoría política. Por Jürgen Habermas. Barcelona: Paidós, 1999. Impreso, p. 12.
político), del eurocentrismo (como ideología), del machismo (en la erótica), del
predominio de la raza blanca (en el racismo), de la destrucción de la naturaleza (en
la ecología), etc., supone la liberación de diversos tipos de víctimas”45.
El fracaso definitivo de la propia razón sería que la esperanza de las víctimas quedara
definitivamente frustrada. La cuestión principal que define a la crisis actual no es ya el
sujeto constituido y formado sino ‘los Otros’, los excluidos, los empobrecidos. “No se
pretende el descrédito de la razón sino su logro, cargar a la razón de experiencia. De su
consideración se desprende (…) una razón anamnética, extraña a la Ilustración, pero en
sí misma emancipatoria y, por dente, ilustrada”46.
45
DUSSEL, Enrique (2009): Op. Cit., p. 64. [Cursivas de Dussel].
46
MATE; Reyes: “Ilustración y espíritu judío o la razón de los vencidos”. En La razón de los vencidos.
Barcelona: Anthropos, 1991a. Impreso, p. 13. [Cursivas de Mate].
47
VATTIMO, Gianni (2004): Op. Cit., p. 70.
NOS-OTRAS (LAS VÍCTIMAS) 25
abrir la Historia. También los arrabales tienen una filosofía de la historia, sólo que con
otros guiones y comentarios. “Sabemos que nuestra interpretación de la historia es
precisamente una interpretación y nada más; que es, por tanto, una reconstrucción
‘interesada’, (…) como cualquier otro conocimiento del mundo, incluso el que se
considera más objetivo: el de las ciencias experimentales”48. Si la Modernidad fue la
autoproclamada época de la superación, el problema actual es afrontar su decadencia.
La desaparición del sentido último y unitario de la Historia, entendida como
racionalidad objetiva, es una consecuencia de la “muerte de Dios” anunciada por
Nietzsche. El hombre moderno ya no necesita fundamentos primeros ni últimos. Es el
nihilismo nietzscheano: la conciencia de que el devenir no tiene una articulación lógica,
un significado. La muerte del Supremo equivale así al derrumbamiento de la Verdad
absoluta, pues de otro modo seguiríamos presos de un valor superior. La noción misma
de Verdad se disuelve. No hay un fundamento, tampoco crítico, pues sería regresar al
pasado. Hay que construir por otros caminos. “Esto significa que no será posible una
superación de la Modernidad mediante instrumentos que sigan siendo metafísicos; por
tanto, no será posible a través de un pensamiento fundamentador.”49.
La crisis de la idea de ‘Historia’ implica la crisis de la idea de ‘progreso’, según la
vía iniciada por los filósofos de la sospecha y seguida por autores como W. Benjamin.
Para ello ocurren muchas cosas, como la sociedad de la comunicación generalizada. La
sociedad postmoderna es incomprensible sin el papel de los mass media, cuyo
Periodismo hace de la sociedad un hábitat más transparente para el hombre. El mundo
se vuelve más consciente de sí mismo, perspectiva que lo complejiza en un universo
caótico convertido en pluriverso, en un mundo repleto de pluriversalidades. Es
precisamente en ese ‘caos relativo’ en el que el pensiero debole deposita sus esperanzas
de emancipación, contradiciendo así la unificación fabricada que denuncian Adorno y
Horkheimer (Dialéctica de la Ilustración y Mínima Moralia). Los “medios (…) han
sido determinantes para (…) la disolución de los puntos de vista centrales. (…) Se han
48
VATTIMO, Gianni (2004): Op. Cit., p. 71.
49
Ibid., p. 27.
Esa explosión del universo comunicativo permite la rebelión de los ‘primitivos’, de los
‘bárbaros’, de los colonizados por los europeos. Sus voces llegan gracias en parte a la
presencia de los altavoces mediáticos, en menor medida desde los grandes medios (en
cuanto a su volumen de lectores y audiencia) pero sin lugar a dudas de la variedad de
nuevos medios, desde alternativas de comunicación surgidas tanto en el Norte como
principalmente en los Sures. El Periodismo ha posibilitado esa oscilación, esa pluralidad
50
VATTIMO, Gianni: “Posmoderno: ¿una sociedad transparente?”. En La sociedad transparente. Teresa
Oñate (trad.). Barcelona: Paidós, 1990b. Impreso, p. 79.
51
VATTIMO, Gianni (1990b): Op. Cit., pp. 79-80.
NOS-OTRAS (LAS VÍCTIMAS) 27
y esa erosión necesaria del gran relato único. “Si por el multiplicarse las imágenes del
mundo perdemos (…) el ‘sentido de la realidad’, quizá no sea (…) una gran pérdida”52.
La ‘mediatización’ ha otorgado la palabra, visibilizándolas (y frecuentemente
prejuzgándolas y dominándolas), a una multitud de minorías y culturas que evidencian
el carácter interpretativo de nuestro mundo. Aunque sólo sea para satisfacer las ansias
del mercado mediático, la intensificación y diversificación de las voces y gritos que
escuchamos ha cambiado nuestro mundo y, con ello, nos ha cambiado a nosotros
mismos. La post-Modernidad es una transformación del ser como tal.
Con Vattimo y los postmodernos, comprendemos que esta transformación afecta
exclusivamente, o al menos de forma mayoritaria, al ser europeo. La apertura
postmoderna hacia las otras culturas carece de una conciencia suficiente de la
positividad de los excluidos, “no pueden ni imaginar que las culturas excluidas (…)
puedan contribuir con sus aportes ‘positivamente’ en la construcción de una sociedad y
cultura futuras”53. El pensamiento débil vislumbra los otros caminos pero, tal vez por su
punto de partida desde el interior de Europa, no se atreve a recorrerlos.
Con Vattimo pero también más allá de Vattimo y de los postmodernos, está la
realidad de quienes sufrieron (pero no vivieron) la(s) Modernidad(es) y a quienes, por lo
tanto, no podemos exigirles ser postmodernos, sencillamente, porque nunca les tocó ser
modernos, más allá del sufrimiento de la superioridad eurocéntrica. Las culturas
amerindias (mesoamericanas, azteca, mayas, los tupi-guaraní, los incas, nómadas y
otros grupos originarios), la población africana y también los desheredados asiáticos
(chinos, indostánicos, el sudeste oriental, etc.) junto con el mundo islámico (desde el
océano Pacífico hasta el Atlántico) sufrieron la(s) Modernidad(es), asistieron a la
destrucción de sus culturas por la violencia de las armas. Pero sobrevivieron millones, y
con ellos sus lenguas y elementos culturales despreciados y depreciados. ¿Cuáles son
las alternativas, toda vez que la post-Modernidad tampoco les incluye?
No es posible para el ‘periférico’ encontrarse con la misma Modernidad con la que
convive el centro (posición 0 de la FIGURA 02). Ni con su plena realización en la
actualidad (posición 1), como propone por ejemplo Habermas, pues sería caer, una vez
52
Ibid., p. 83.
53
DUSSEL, Enrique (2001): Op. Cit., p. 404.
más, en la falacia desarrollista, enredarse con el ‘mal infinito’ de Hegel: por más que el
esclavo trabaje nunca llega a ser señor libre y, antes al contrario, enriquece al verdadero
amo mientras se encadena más y más. Tampoco el ‘periférico’ encaja en esquemas pre-
modernos, pues son muchos los arrabales que ni siquiera se encuentran en ese momento
anterior a la Modernidad (posición 2), sencillamente, porque no han pasado por el
feudalismo ni por el mundo feudal que lo engloba y que antecede al proceso moderno.
Su no-pre-Modernidad tampoco les obliga a declararse anti-modernos (posición 3), la
postura elegida por los conservadores que sueñan con la restauración de un pretérito
cada vez más lejano. No es posible la anti-Modernidad como un pasado idílico al que no
se puede retornar por no haber siquiera existido.
Sí existe empero una cierta complicidad con la post-Modernidad (posición 4 de la
FIGURA 02), especialmente en lo que se refiere a las críticas negativas a la Modernidad.
Pero dichas denuncias, nihilistas, escépticas y debolistas, reflejo de una sofisticada
situación de abundancia, no son suficientes en la periferia. “No podemos ser
postmodernos en medio del hambre, la miseria y la necesidad de luchar por la vida”54.
FIGURA 02
54
DUSSEL, Enrique: “Introducción de la ‘transformación de la Filosofía’ de K. O. Apel y la Filosofía de
la Liberación (reflexiones desde una perspectiva latinoamericana)”. En Fundamentación de la ética y
filosofía de la liberación. Por Karl-Otto Apel, Enrique Dussel y Raúl Fornet B. México DF: Siglo XXI,
1992a. Impreso, p. 47.
55
Ibid., pp. 45-49.
NOS-OTRAS (LAS VÍCTIMAS) 29
56
DUSSEL, Enrique (2007): Op. Cit., p. 207.
57
‘Metafísica’ como el pasaje de la ontología a lo transontológico, lo que se sitúa más allá del ser, ‘el
Otro’.
58
DUSSEL, Enrique (2001): Op. Cit., p. 356. [Cursivas de Dussel].
59
DUSSEL, Enrique (2007): Op. Cit., p. 212.
2. NOS-OTRAS (LAS VÍCTIMAS) XXXXX XXXXX XXXXX XXXXX
XXXXXXXXXX XXXXX XXXXX XXXXX XXXXX XXXXX XXXXX XXXXX
XXXXX
“Quien dice Tú
no tiene algo, no tiene nada,
pero en cambio se mantiene en la relación”.
(Martin Buber, Das dialogische Prinzip)
Las víctimas son lógicamente evitables pero empíricamente ineludibles, pues el sistema
perfecto es imposible60 allende lo teórico. Los actos, las normas, las instituciones y los
sistemas no son impecables y durante su vigencia dejan un rastro de consecuencias. Las
víctimas continúan sufriendo los efectos negativos, las repercusiones no-intencionales,
los errores, las imperfecciones y, con ellos, las exclusiones, los racismos, las
dominaciones y las injusticias de lo empírico. El hecho de que haya víctimas es por
tanto categórico, lo que lejos de invitar al inmovilismo debe provocar una razón-crítica
sempiterna. ¿Quiénes son las víctimas, por qué lo son y en qué circunstancias
concretas? “Detectar empíricamente una víctima es constatar ‘negatividades’: pobreza,
hambre, traumatismo, dolor, patologías, y muchas otras dimensiones”61. Las víctimas
son, sin necesidad de alargar más el predicado. Se sitúan como alteridades de la
Totalidad.
60
El bien supremo (un sistema sin víctimas) es un imposible empírico regulativo que sirve, sobre todo,
para ayudarnos a criticar la dominación actual y para descubrir a las víctimas presentes.
61
DUSSEL, Enrique (2009): Op. Cit., p. 370.
32 JAIRO MARCOS PÉREZ
sentido, dicho mundo es cerrado: fuera de él no hay sentido alguno, sólo el sin-sentido.
Es el caso del antiguo mundo griego, donde el destino está prefijado, donde la historia
es repetición y donde la máxima perfección es la contemplación. Es también el mundo
moderno, donde el sujeto pensante se erige en criterio último de verdad, en razón última
de todo raciocinio, donde el yo cartesiano-racionalista juzga a los otros pueblos
calificándoles de bárbaros, infieles o salvajes.
El discurso de la Totalidad es más bien un monólogo racional, un irse moviendo a
través de sus supuestos, que acaban convertidos en argumentos antes de ser teoremas
matemáticos y, en última instancia, erigirse en conclusión cierta, en incorregibles…
hasta ser falsados por supuestos que alcanzan nuevamente la categoría axioma. Es la
verborrea de una parte del mundo, que se constituye en el mundo natural y divino, al
que diviniza afirmando su eternidad.
La Totalidad es ‘lo Mismo’, manteniendo una mayúscula que le permite evoluciones
pero no cambios radicales. Es el ejemplo de la semilla y la flor, que permanecen ‘lo
Mismo’ pese a su diferente despliegue: la semilla crece y se hace árbol, el árbol germina
y se hace flor; pero la flor ya estaba en potencia en la semilla. El pasaje de la potencia al
acto implica un despliegue dialéctico. El único movimiento posible de ‘lo Mismo’ es su
‘eterno retorno’ (Nietzsche), su ‘reiteración’ (Heidegger). Por eso la flor termina
convirtiéndose en fruto, que se hace semilla, y la semilla vuelve a comenzar el ciclo. En
realidad no hay pasado ni futuro sino el eterno devenir de ‘lo Mismo’. Esta repetición
será la fuente de la dominación.
Es una lógica en la que ‘lo Mismo’ originario se diferencia sólo internamente, en la
diaforein griega, en la differentia latina, en la Unterschied alemana. El mundo
totalizante se cierra protegido por su propia Mismidad. No hay cabida para otros
mundos, para la diversidad, para la verdadera novedad frente a la repetición de ‘lo
Mismo’. Sólo existe (ver FIGURA 03) diferencia interna, entre un ‘lo Mismo’ y un ‘lo
otro’, que no es ‘el Otro’ de la exterioridad y por eso hay que escribirlo con minúscula
en el primer caso y con mayúscula, en el segundo. ‘Lo otro’ diferente pero no ‘el Otro’
distinto, en una cualidad, di-ferente, que remite a la partícula latina dis (división o
negación) y el verbo ferre (llevar con violencia, arrastrar). Es una diferencia que
implica, supone y depende (de) la unidad: ‘lo Mismo’.
NOS-OTRAS (LAS VÍCTIMAS) 33
FIGURA 03
‘El Otro’ es negado como otro, interiorizado como cosa, definido desde el ser de la
Totalidad, es decir, desde el ser dominante. “Es así como, de pronto, la ontología se
mancha de sangre. (…) Se transforma (…) en ‘ideología’ (…). Tapa el sentido real del
mundo y, a la vez, niega el mundo ‘del Otro’. Es decir: una pequeña porción de los
mundos posibles se arroga el derecho de ser ‘el mundo’”63. La relación entre ‘lo Mismo’
y ‘lo otro’ (flecha a de la FIGURA 03) es de dominación64; el opresor o dominador se
gobierna por sí y a partir de sí, subyugando a otra parte de la sociedad, ‘al Otro’, el
dominado. ‘El Otro’ permanece afuera, no-ser, la liberación de la opresión le es
totalmente insoportable a la Totalidad, que reprime cualquier intento en ese sentido, y
por eso no hay vínculo alguno entre ‘lo otro’ y ‘el Otro’.
“La ontología termina así por afirmar que el ser, lo divino, lo político y lo eterno son
‘una y la misma cosa’. Identidad del poder y la dominación, el centro, sobre las colonias
62
DUSSEL, Enrique: “Para una fundamentación filosófica de la liberación latinoamericana”. En
Liberación latinoamericana y Emmanuel Lévinas. Buenos Aires: Bonum, 1975. Impreso, 17. Y DUSSEL,
Enrique: “Hacia una metafísica de la femineidad”. En Liberación de la mujer y erótica latinoamericana.
Bogotá: Nueva América, 1990. Impreso, p. 13.
63
DUSSEL, Enrique: Introducción a la filosofía de la liberación. Bogotá: Nueva América, 1995b.
Impreso, p. 126.
64
La raíz de ‘dominación’ está en el sustantivo latino dominus, señor. Desde el momento en que un
alguien se hace dueño de otro alguien, lo cosifica, lo esclaviza, reduce a la persona a mero objeto o
servicio.
de otras culturas, sobre los esclavos de otras razas. El centro es; la periferia no es. El ser
es”65. De esta forma articularon algunas culturas clásicas helenístico-romanas los
intereses de las clases dominantes esclavistas, justificando su dominación desde el
horizonte del ser mismo. Así es como se llega a aquello de “el esclavo es por naturaleza
esclavo” de Aristóteles. Y así es como se comprende que los estoicos y los epicúreos
proponen una salvación individual que, por una parte, tranquiliza la conciencia de los
ciudadanos y, por otra, sacraliza al imperio.
La dialéctica de ‘lo Mismo’ y ‘lo otro’ es una constante en la Filosofía. Aparece por
ejemplo en los Diálogos de Platón, en Plotino, en Parménides (“el ser es, el no ser no
es”) y en Heráclito (“la guerra es el origen de todo”). También en Aristóteles (“el alma
es, en cierta manera, todas las cosas”). El ser es physis, aquel horizonte desde el que se
avanza; y es aídion, eterno, desde-siempre; además de to theion, lo divino, y totalidad
divina, pan-theíon. La Modernidad repite estos esquemas, sobre todo Hegel e incluidos
Marx y Nietzsche (“todo es Uno”). Este ‘Uno’ es fundamental porque su unidad es el
todo, es decir, lo único, lo que no se puede rebasar, la Totalidad. Es evidente entonces
que, si todo es Uno, el único movimiento66 posible sea el ‘eterno retorno’ de lo igual, de
‘lo Mismo’. Un regreso sempiterno que posibilita la Voluntad de poder, respaldada por
la Totalidad.
La Modernidad supone un punto de inflexión en la ontología67 de la Totalidad, a
través de su experiencia del ser. El hombre moderno niega al Absoluto, al Otro per se,
en su caso, el Dios del medievo. El ego se queda sin Dios, solo, como ego solipsista
erigido en Totalidad. No se trata ya de una totalidad física (physis) sino egótica, de un
sujeto que constituye el ser de las cosas. “El ego cogito es el comienzo del Ich denke de
Kant y del Ich arbeite de Marx’”68. Hegel refleja la plenitud de la totalización moderna:
el Ser es el Saber y la Totalidad es el Absoluto, un Absoluto que no es physis sino
Sujeto.
65
DUSSEL, Enrique (1996): Op. Cit., 17.
66
Los griegos tuvieron ya problemas con el movimiento: ni siquiera llegaron a poder plantearse la
posibilidad de una novedad radical, de un movimiento totalmente Otro.
67
Ontología como el ámbito de los entes o de las posibilidades valiosas que están en mi-mundo.
68
DUSSEL, Enrique (1975): Op. Cit., 18. [Cursivas de Dussel].
NOS-OTRAS (LAS VÍCTIMAS) 35
¿Acaso no es posible pensar un más allá del mundo, de mi-mundo? ¿Es posible una
superación del nivel ontológico? La temporalidad, la finitud del hombre como hombre,
provoca que la Totalidad no esté nunca totalmente totalizada. La Totalidad es por
obligación fluyente, dialéctica. Por eso ‘lo Mismo’ (to autó, das Selbe, le Même) se
encierra en su solipsismo (solum en latín significa solitario, desierto) para reforzar su
Mismidad. Devora la temporalidad histórica y se convierte en lo Neutro, desde-siempre;
sólo desde dentro, desde la interioridad de ‘lo Mismo’, son posibles los momentos
diferenciales (regresar a la FIGURA 03).
La diferencia interna de la Totalidad agota las posibilidades de lo diferente. La post-
Modernidad (trazado a de la FIGURA 04) aparece como la última etapa de la
Modernidad, en la frontera donde termina su Totalidad. Ese más allá le correspondería a
una exterioridad negada y excluida por la expansión moderna de la Europa hegemónica,
de su razón. Dicha post-Modernidad con frecuencia se conforma con la diferencia
interna de ‘lo Mismo’: “La multiplicidad es (…) la única posibilidad de supervivencia
para la humanidad (…). No debemos olvidar nunca que el orden implica una
multiplicidad que mantiene sus diferencias internas, y algunas veces también sus
conflictos, tratando sólo de establecer un grupo de reglas a fin de evitar la violencia”69.
En el sistema, ‘el Otro’ queda incluido (flecha b) en ‘lo Mismo’ como ‘lo otro’, por
mucho que lo interpele activamente (flecha c), que aprehenda lo positivo de la propia
Modernidad (experiencia d). La afirmación ‘del Otro’ en su exterioridad (proyección e)
no es posible, no tiene cabida en la Totalidad. La construcción de la filosofía de la
liberación (anhelo f) como síntesis de los momentos c, d, e no se produce en la
Modernidad, tampoco en la post-Modernidad, sino en la trans-Modernidad.
69
VATTIMO, Gianni: Laudatio y discurso. Madrid: UNED, 2005. Impreso, p. 27.
FIGURA 04
70
DUSSEL, Enrique (2001): Op. Cit., p. 405.
71
DUSSEL, Enrique: “La exterioridad meta-física del Otro”. En Para una ética de la liberación
latinoamericana. Tomo I. Buenos Aires: Siglo XXI, 1973a. Impreso, p. 117.
72
Ibid., p. 118.
NOS-OTRAS (LAS VÍCTIMAS) 37
2.1.1. Alienación73
73
‘Alienación’ deriva del latín alienus (lo que es de otro, extraño, remoto, fuera de), término que engloba
las acepciones alemanas Enfremdung (de Fremde, extranjero) y Entäußerung (de außer, fuera de).
74
DUSSEL, Enrique: Ética comunitaria. Madrid: Paulinas, 1986. Impreso, p. 258. [Cursivas de Dussel].
75
Ver capítulo ‘Desambiguaciones’ (glosario de términos revisados). Ver también para su relación con el
concepto ‘clase’.
76
DUSSEL, Enrique (1996): Op. Cit., p. 71. [Cursivas de Dussel].
sistema imperante se impone a todos, unívocamente. (…) Por todos los poros. Quien
resiste se lo secuestra, encarcela, tortura, expulsa, mata”77.
En la (lógica de la) Totalidad no se trata de una alienación ‘del Otro’ que viene desde
afuera (alienación sólo posible en una lógica de la alteridad), sino de una alienación de
‘lo otro’ en ‘lo Mismo’ (flecha 1 de la FIGURA 05). ‘Lo Mismo’ se aleja en dos polos: el
dominador (semicírculo I) y el dominado (semicírculo II). A esta alienación como
degradación le corresponde una liberación enajenada (flecha 2), no completa,
insuficiente. La liberación que ofrece la (lógica de la) Totalidad es un modo supremo de
enajenación: o es la caída al modo de los mitos trágicos de los griegos o es la aparición
de lo alienado desde la materia informe de la misma Totalidad.
FIGURA 05
77
DUSSEL, Enrique (1996): Op. Cit., p. 68.
78
DUSSEL, Enrique: Para una ética de la liberación latinoamericana. Tomo II. Buenos Aires: Siglo
XXI, 1973c. Impreso, p. 44.
NOS-OTRAS (LAS VÍCTIMAS) 39
2.2. Alteridad(es)
La Totalidad no lo es todo, en su más allá están ‘los Otros’. El hombre, al contrario que
el resto de los seres vivientes, no está cerrado en sus limitaciones, no es un ser acabado
sino haciéndose, no es un hecho sino un proyecto. Su poder ser como capacidad de
79
DUSSEL, Enrique (1975): Op. Cit., 17.
80
VATTIMO, Gianni: Laudatio y discurso. Madrid: UNED, 2005. Impreso, p. 24.
81
Este hecho corrobora las ataduras de la razón al sistema. DUSSEL, Enrique (1995b): Op. Cit., p. 127.
FIGURA 06
Relaciones de ‘lo Mismo’, ‘lo otro’ y ‘el Otro’. Fuente: elaboración propia, desde Dussel84.
82
GONZÁLEZ, Luis José: Ética latinoamericana. Bogotá: Universidad Santo Tomás de Aquino, 1978.
Impreso, p. 13.
83
DUSSEL, Enrique (1973a): Op. Cit., p. 102.
84
Ibid., p. 103.
NOS-OTRAS (LAS VÍCTIMAS) 41
85
Uno de los opuestos platónicos fundamentales era ‘lo Mismo’ vs. ‘lo otro’, en una lógica en la que ‘lo
otro de lo otro’ es ‘lo Mismo’, de igual forma que ‘lo Mismo de lo Mismo’ es ‘lo Mismo’. Para Platón la
Unidad es el ámbito último de su filosofar.
86
La Totalidad moderna es la del solitario ego cogito personal. Su Mismidad solipsista elimina toda
posible alteridad radical; ‘el Otro’ queda incluido neutramente en ‘lo Mismo’. El caso paradigmático es el
del absoluto hegeliano. Feuerbach, Kierkegaard, Marx y Heidegger trataron, con escaso éxito, evadir la
alteridad de la Totalidad.
87
El encuentro del cara-a-cara entendido como la realización del ir mutuamente hacia ‘el Otro’ en libertad
y con afecto. Si la actitud es desigual no se trata de encuentro, sino de acontecimientos de diversa
naturaleza que habría que estudiar para definir: explotación, dominación, aprovechamiento,
enfrentamiento, interés, etc. Se trata de una experiencia cotidiana porque nacemos en ella: la primera
relación del hombre es con el hombre, en concreto, con el útero de una mujer; cuando salimos a la luz
también nos acoge alguien y no comemos algo sino a alguien, el pecho materno. Así pues, la primera
relación de los hombres es un cara-a-cara con otros hombres y no con las cosas.
88
DUSSEL, Enrique (1973c): Op. Cit., pp. 57-58.
89
DUSSEL, Enrique (2009): Op. Cit., p. 364.
90
Ibid., p. 520.
91
Habermas propone un “nuevo paradigma de razón comunicativa, en el que la razón del dominio es
superada por el dominio de la razón, del argumento. [Pero] los ‘otros’ de la comunidad de comunicación
apenas traspasan el círculo de los capaces de intervenir en el discurso. El problema anterior al diálogo, el
cómo hacer llegar a la palabra a los que carecen de ella (o a los que se les ha arrebatado), a los incapaces
de habla, no parece perturbar excesivamente al nuevo paradigma. En último extremo, la intersubjetividad
es aquí sólo condición de posibilidad de consenso, pero no de la razón misma: puede haber consenso
entre los hablantes, pero no razón, mientras haya excluidos del diálogo”. SÁNCHEZ, Juan José (1998):
Op. Cit., pp. 36-37. [Cursivas de Sánchez]. La comunidad de comunicación real ignora ‘al Otro’, lo
desconoce y lo excluye. Es necesario ir más allá de las condiciones de posibilidad de toda argumentación,
hacia las condiciones de posibilidad de poder efectivamente participar en dicha comunidad de
comunicación real. Es imposible hacerlo sin tener en cuenta el momento ético de la incomunicabilidad y
la incomunicación silenciada del excluido. Y es que, la periferia no es sólo teórica sino eminentemente
práctica. Se trata, por tanto, de partir del reconocimiento de la dignidad que merece el no-ser.
NOS-OTRAS (LAS VÍCTIMAS) 43
92
SÁNCHEZ, Juan José (2000): Op. Cit., p. 47.
93
GONZÁLEZ, Luis José (1978): Op. Cit., p. 131.
94
Ver capítulo ‘Desambiguaciones’ (glosario de términos revisados). Explicado como virtud
transmoderna junto a los conceptos ‘tolerancia’, ‘solidaridad’ y ‘caridad’.
95
GONZÁLEZ, Luis José (1978): Op. Cit., p. 135.
NOS-OTRAS (LAS VÍCTIMAS) 45
mediante las opciones con visión de género, mediante la sustitución de una sociedad
patriarcal y machista por una igualitaria.
La Mismidad pedagógica convierte a los padres en hacedores de una prolongación
de su propio ser en los hijos, a quienes imponen su forma de pensar, de ver y de estar en
el mundo. Los descendientes son así un producto cerrado al que dar forma y no un
proyecto común abierto. La misma lógica rige en la relación educador-estudiante, en la
que el educando es tratado como una masa amorfa a la que pulir con el paso de los años.
“El alumno no tiene exterioridad frente al sistema educativo, como no la tenía el hijo
frente a los padres. La escuela, el colegio, la universidad cuentan e identifican
numéricamente a los alumnos, los someten a un proceso indiscriminado de aprendizaje
y les entregan al final un título que certifica su adaptación al saber del sistema” 96. Por su
parte, el pueblo es un estrato carente de cultura (la cultura popular no cuenta como
cultura, no hay más que ver el reflejo de ésta que hacen los medios de comunicación), al
que hay que ‘educar’ para asimilar al sistema. La alteridad pedagógica es la apuesta por
otras relaciones interpersonales padre/madre-hijo, educador-estudiante, Estado-pueblo.
Rescata la palabra ‘del Otro’, el niño, el joven, el pueblo, a quienes la Mismidad
pedagógica había cerrado la boca por escuchar únicamente balbuceos, caprichos,
desobediencia. Una apuesta por la liberación despierta la creatividad, fomenta la crítica
responsable, impulsa el desarrollo de la cultura popular. La apertura ‘al Otro’ es una
escucha activa de sus voces.
Por otra parte, la alteridad política es la opción de la vida humana pública, por la cual
el hombre se reúne en sociedad para la obtención del bien común, sin convertirse en la
apuesta de las elites por conservar sus privilegios y poderes. La Mismidad política
convierte los intereses comunes en los de un grupo, sea éste mayoría o minoría. Los
demás no cuentan: la alteridad queda negada. En este caso, las alteridad(es) al privilegio
de los de siempre pasan por rescatar el interés común, es decir, el de todas y todos. Un
‘todos’ que tampoco representa en exclusiva el proletariado, como defienden las
consignas marxistas. No hay recetas mágicas sino opciones que deben ser historizadas
atendiendo a cada contexto. Las ciencias en torno a la Política tienen mucho que decir
96
GONZÁLEZ, Luis José (1978): Op. Cit., p. 158.
por ‘el Otro’, que trasciende el Todo de los intereses (también de los fines del pacto de
Hobbes, Rousseau y Hegel) de la Totalidad.
La erótica, la pedagógica y la política dan forma a las otras alteridades. El dinero es
hoy el principal motor de la vida humana; valemos y somos por lo que tenemos; tanto,
que el ser está hoy en función del tener. Nuestras vidas giran en torno a la actividad
económica. La Mismidad del patrón dinero nos divide en ricos y pobres, explotadores y
explotados, poderosos y miserables, sanos y enfermos, cultos e ignorantes,
industrializados y subdesarrollados. Invertir la máquina del capital es difícil pero no
imposible. Las alteridad(es) a la máxima ganancia pasan por sugerencias dispuestas a
ser historizadas en fórmulas falibles para presentes concretos: primacía del trabajo
sobre el capital; igualdad universal de oportunidades laborales y de capacitación;
reorientación de las actividades económicas hacia la realización de las personas;
eliminación de todo tipo de explotación o abuso humano; redistribución equitativa de
los beneficios; cooperación efectiva con (de tú-a-tú, horizontal y no paternalista como
ayuda a) las víctimas (individuos, pueblos); control sobre los artículos y servicios de
primera necesidad así como de los precios y salarios en general; distribución progresiva
de los impuestos como redistribución equitativa de la riqueza; primacía de los bienes
comunes sobre la propiedad privada.
Esta Mismidad económica fomenta un amplio campo de relaciones empresariales en
el que las compañías de los países industrializados exportan las materias primas y la
mano de obra de los Sures, fomentando los lazos de dependencia. La Mismidad
científico-técnica se reproduce en el ámbito nacional, en el que sólo unos pocos, los
elegidos, alcanzan las instituciones de enseñanza superior (algunos emigran al Norte).
Son quienes posteriormente integran las elites, los puestos directivos en los organismos
de decisión y de investigación. La Mismidad se hace intelectual.
La esencia de la religión97 es la alteridad. Es la relación del hombre con lo
completamente Otro, cuya trascendencia es absoluta: es Dios quien tiene que revelarse y
aun así el hombre sólo conoce su misterio. A pesar de esta nítida alteridad, la Mismidad
de las diferentes religiones ha convertido a la religión en sostén de la Totalidad. “La
tendencia del hombre (…) a hacer a Dios a su imagen y semejanza, una proyección de
97
Ver capítulo ‘Desambiguaciones’ (glosario de términos revisados).
NOS-OTRAS (LAS VÍCTIMAS) 47
“La Filosofía, cuando es realmente Filosofía, y no sofística o ideología, (…) piensa (…)
la realidad”99. El filósofo, para serlo, se pregunta por la exterioridad del sistema, por los
alienados y oprimidos, por las víctimas, por las clases oprimidas, por los marginados,
por las etnias, por el pueblo (como categoría). Lo relevante no es la estabilidad de la
Totalidad sino la invisibilidad de sus exterioridades, paradójicamente, mayorías.
¿Quiénes son las víctimas? ¿Cuál es su significado?
Ocho de cada diez personas, el 80 por ciento de la humanidad100, no sirven. No
forman parte del sistema. Esta inmensa mayoría está enmudecida, silenciada y
98
GONZÁLEZ, Luis José (1978): Op. Cit., p. 160.
99
DUSSEL, Enrique (1996): Op. Cit., p. 15.
100
Según el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), más de mil millones de seres
humanos viven con menos de un dólar al día; 2.800 millones de personas, es decir, cerca de la mitad de la
población mundial, viven con menos de dos dólares al día; 448 millones de niñas y niños sufren de bajo
peso; 876 millones de adultos son analfabetos, de los cuales dos terceras partes son mujeres; cada día,
30.000 niños menores de cinco años mueren de enfermedades que podrían haber sido evitadas; y más de
mil millones de personas no tienen acceso al agua potable. Son el 80 por ciento de la población mundial.
El 20 por ciento restante (un porcentaje menor incluso, según las cifras de algunas oenegés y organismos
internacionales) posee el 90 por ciento de las riquezas.
NOS-OTRAS (LAS VÍCTIMAS) 49
101
Esta producción desmiente la histórica concepción de las víctimas como fruto de la ignorancia y la
pereza de los propios excluidos, cuando no del destino. Si bien es cierto que de partida algunos nacen
víctimas (no es lo mismo nacer en Sudán del Sur que en Alemania, en Yuba que en Berlín), no es menos
cierto, tal y como se ha visto hasta ahora, que el sistema no evita sino que enfatiza e incluso provoca sus
brechas y abismos.
102
BOFF, Clódovis: “Opción por los pobres. Teología moral”. Enciclopedia Católica Mercabá. (Diócesis
de Cartagena-Murcia trad.). Digital. Visitada el 12 jul. 2014: www.mercaba.org/DicTM/
TM_opcion_por_los_pobres.htm.
103
DUSSEL, Enrique (1994b): Op. Cit., p. 150.
104
Ibid., p. 153.
105
La Malinche es un personaje histórico de la llamada conquista de México, llevada a la literatura por
autores como Carlos Fuentes. Malinche fue dada como esclava al conquistador Hernán Cortés, con quien
llegó a tener un hijo, declarado ilegítimo primero y legitimado después mediante una bula papal.
106
Las actuales repúblicas de Uruguay, Paraguay, Argentina y Bolivia, junto con partes del sur de Brasil,
del norte de Chile y del sureste de Perú, así como también las disputadas islas Malvinas.
107
Lo que corresponde hoy a Colombia, Ecuador, Panamá, Venezuela, y a regiones de Perú, Brasil, Costa
Rica, Nicaragua y la Guyana británica.
108
Llegó a abarcar los territorios de España en Norteamérica y en Centroamérica, pero también en Asia y
en Oceanía.
NOS-OTRAS (LAS VÍCTIMAS) 51
109
DUSSEL, Enrique (1994b): Op. Cit., p. 160. [Cursivas de Dussel].
110
Ibid., p. 162.
111
DUSSEL, Enrique (2007): Op. Cit., p. 313.
112
La objeción de quienes abogan por la vía del desarrollo y del crecimiento es poner sobre la mesa un
juego de ‘distancias relativas’: si bien es cierto que la separación entre ricos y pobres se acrecienta, no lo
es menos que también los pobres han ‘mejorado’ su condición; otra cosa es que se sientan más
desdichados a causa de la mayor distancia con respecto a los más enriquecidos. Esta réplica cuestiona que
haya un estándar objetivo de pobreza.
113
DUSSEL, Enrique (1994b): Op. Cit., pp. 164-165.
114
El ‘Dossier Pobreza de EAPN España 2014’, que cruza datos tanto del Instituto Nacional de
Estadística (INE) como del Eurostat, corrobora que tener un empleo ya no es una garantía para evitar la
pobreza. Y es que, cada vez son más los trabajadores pobres, los empleados que viven bajo el umbral de
la pobreza pese a tener un sueldo fijo (aunque miserable). En sólo tres años, el índice español de ‘pobreza
laboral’ ha pasado del 10,8 al 12,3 por ciento. La media europea se sitúa en el 9,4 por ciento. [La EAPN
es la Red Europea de Lucha contra la Pobreza Extrema y la Exclusión Social (European Anti Poverty
Network)]. MALGESINI, Graciela y Jonás Candalija: “Dossier de pobreza de EAPN España 2014”.
EAPN. 2014. Digital. Visitada el 5 ago. 2014: http://www.eapn.es/ARCHIVO/documentos/
dossier_pobreza.pdf.
115
DUSSEL, Enrique (1986): Op. Cit., p. 143.
NOS-OTRAS (LAS VÍCTIMAS) 53
más violenta del capitalismo tardío. Son los desocupados, los sub-ocupados, los
trabajadores de la economía sumergida y una gran masa de miserables, entre los que se
encuentran los mendigos, las niñas y los niños de las calles, las prostitutas, los
vagabundos, los drogodependientes, los sin-hogar. Al margen del sistema, forman parte
de un conjunto socialmente heterogéneo y políticamente desorganizado, carente por ello
del potencial reivindicativo de los anteriores.
Junto a estos dos rostros, en la actualidad están los analfabetos para los alfabetizados,
los incultos para los cultos, las mujeres en la sociedad patriarcal, las personas
homosexuales en los esquemas heterosexuales, los marginales en la lógica del lucro, los
inmigrantes en las políticas de fronteras cerradas, los exiliados económicos en las
propuestas que olvidan lo social por saciedad resultadista, los Estados periféricos en
manos de las transnacionales, los sin-derechos en la justicia vigente, y una larga letanía
de dolores y sufrimientos. También los jóvenes y las personas mayores, como excluidos
del ejercicio de los nuevos derechos, en un status non grato que comparten con las
generaciones futuras cuando las presentes no consideran la finitud de la madre
Naturaleza. Víctimas.
En su desnudez absoluta y pobreza extrema, las víctimas se venden como cosa. No
son más ellas mismas. Otrificadas, alienadas, pecadoras y explotadas, pertenecen a otro
si quieren seguir sobreviviendo, aunque sea de modo aislado, solitario, sin comunidad.
Son vidas imposibilitadas. Y es desde esa imposibilitación que arrojan una luz propia y
necesaria; su perspectiva “no es la del que ve la realidad de arriba hacia abajo sino, por
una parte, la del que sufre desde abajo lo que está arriba; pero también, por otra parte, la
del que descubre una salida del proceso muy distinta”116.
Son víctimas por las determinaciones económicas, como status que aleja: en los
diferentes grados de pobreza se vive de distinta manera y no sólo eso, se tiene una
cultura distinta, unas virtudes distintas, unas labores distintas. La comprensión de la
víctima como categoría socio-económica expresada en ‘el pobre’ es una de las
determinaciones más comunes, pero hay otras formas de víctimas, como las que deja a
su paso la opresión en forma de discriminados: minorías extranjeras y religiosas,
colectivos LBGT (de lesbianas, bisexuales, gays y transexuales), los deficientes físicos
116
DUSSEL, Enrique: “Reflexiones teológicas sobre la liberación”. En Caminos de liberación
latinoamericana I. Buenos Aires: Latinoamérica Libros, 1972b. Impreso, p. 139.
117
DUSSEL, Enrique: Teología de la liberación y ética. Caminos de liberación latinoamericana II.
Buenos Aires: Latinoamericana Libros, 1973d. Impreso, p. 123.
NOS-OTRAS (LAS VÍCTIMAS) 55
asumido lenguas como el castellano pero no otras como el alemán, que distingue
claramente entre Mensch y Mann. Esta degradación no es casual, pues quien
autocráticamente domina el todo (el varón) se hace dueño de ‘la Otra’ parte (la mujer), y
así la ‘especie humana’ queda subyugada (y no sólo etiquetada) por el varón como
‘hombre’. ‘La Otra’ parte se conforma con ser un “segundo sexo” (Simone de
Beauvoir), una especie de categoría inferior llamada ‘mujer’, frente al varón (de vir,
fuerza). Lejos del abismo, ‘hombre’ hace referencia a ‘especie humana’ a lo largo del
presente ensayo.
La dominación que ejerce el varón sobre la mujer es milenaria. Por ejemplo, Platón
(La República) defiende que quienes deben gobernar son los varones (en concreto, los
varones filósofos), que pueden tener varias mujeres en común. Y es que, la mujer para
el ateniense se justificaba para tener hijos. Aristóteles camina en la misma dirección: el
varón es el único plenamente hombre; aparte existen dos modos de medio-hombre, de
hombre-dependiente, que son la mujer (porque no puede gobernarse) y el hijo (potencial
pero todavía no efectivamente libre); ya fuera de la categoría de ‘hombre’ aparecen los
esclavos y, por último, los bárbaros. En la sociedad griega, el único hombre total era el
varón. La mujer era política y ontológicamente dependiente.
La alienación se prolonga a lo largo de los años y llega hasta la Edad Moderna, hasta
el ego cogito de Descartes, que es un yo exclusivo del varón. Será precisamente ese
ego-varón el que se impondrá en el sistema moderno. La ‘aparición’ de la mujer en la
sociedad europea acontece a través de ‘la amante’: es para la amante que “aparece la
gran industria de la seda; es para ella que se construyen los palacios. Pero la esposa, la
fiel, es la ‘ama de casa’”118. La amante de los príncipes o grandes burgueses del siglo
XVI es posteriormente sustituida por la rica del noble y, más tarde, por la mujer del
burgués. Y es que, la mujer, cuando aparece en la historia de la humanidad, lo hace
como ‘la otra’ minúscula, víctima, di-ferente pero no dis-tinta de ‘lo Mismo’ (el varón).
Más adelante, Ortega y Gasset apunta que el destino de la mujer es ser vista por el
hombre. Y cuando se mira algo, es fundamental quien lo ve. La historia de la mirada
ejemplifica la cosificación de las mujeres. Los varones actúan y las mujeres aparecen.
118
Así lo asevera Dussel citando al economista Sombart (Lujo y capitalismo). DUSSEL, Enrique:
“Metafísica de la femineidad. La mujer, ser oprimido”. En América Latina: dependencia y liberación.
Buenos Aires: Fernando García Cambeiro, 1973b. Impreso, pp. 94-95.
Los varones miran a las mujeres; las mujeres se ven miradas por ellos. La imagen es una
de las principales armas que los varones utilizan para dominar a las mujeres. La
identidad de las mujeres se apoya en la premisa de su belleza, vulnerable a la
aprobación ajena. El modo en que la mujer aparece ante los demás, y sobre todo ante la
mirada patriarcal, determina la escala de valores119. En consecuencia, la belleza social
que tiene una mujer para el patriarcado determina el modo en que es tratada. Para
controlar este proceso, la parte examinante del yo-mujer trata a la parte examinada de
tal manera que demuestre al resto cómo le gustaría a todo su yo ser tratado. La mujer es
vista mientras el varón ve constitutivamente. La identidad de las mujeres queda de esta
forma construida.
En su alienación, la mujer es de otro, un dominador varón. Otrificada, es frecuente
que mistifique su propia alienación, es decir, que sublime su debilidad y la mitifique
como preciosa, bella y normativa para toda mujer. Esta disfunción es producto de la
introyección domesticadora del opresor, “de tal modo que se tornan valores los que no
son valores, sino dis-valores. A su vez, éstos se vuelven ‘lo supremo’, y esto es
justamente un signo de la opresión. La mujer sueña con cumplir el ideal de mujer que
opresoramente el [varón] le ha construido desde hace unos cuantos milenios”120.
La razón como un bien común de todos los seres humanos ha sido una constante del
racionalismo que con frecuencia ha dejado fuera a las mujeres, lo que imposibilita la
universalización de la razón. Así lo denuncian feministas como Celia Amorós (Hacia
una crítica de la razón patriarcal). La situación de las mujeres es especialmente grave
no sólo cuantitativa (son la mitad de la humanidad) sino también cualitativamente, pues
son dominadas a través de las tres alteridad(es) clave: la erótica (como mujer del varón),
la pedagógica (como educadora exclusiva) y la política (como no-sujeto o, en el mejor
de los casos, sujeto-limitado).
119
La lógica entre dominadores y dominados pervierte las dimensiones sociales, hasta el punto de dar
valores inversos a cada posición. Así, los hombres tienden a sentirse insatisfechos con las partes de su
cuerpo que consideran demasiado pequeñas, mientras que las mujeres dirigen sus críticas hacia las zonas
corporales que les parecen demasiado grandes.
120
DUSSEL, Enrique (1973b): Op. Cit., p. 98.
NOS-OTRAS (LAS VÍCTIMAS) 57
¿Dónde acabará todo? ¿Dónde acabaremos nos-Otras (las víctimas)? Una Filosofía y
una Ética desde el bloque social de los oprimidos, a partir de ellos y por ellos como
sujeto histórico, sólo puede ser de liberación, experiencia que pasa por el debilitamiento
de la Totalidad. Paso previo a cambiar las estructuras, hay que buscar su debilitamiento,
el del ser metafísico tradicional, hasta consensuar un ser menos obstáculo, menos
resistente; un ser como acontecimiento, un ser que acontezca. Y pensar el ser como
evento significa escuchar a ‘los Otros’. Se trata de advertir la disolución de la idea de
Unidad como valor, una crisis, la del Uno, que ya antes vislumbraron Nietzsche (“Dios
ha muerto”), Heidegger (el fin de la metafísica) y Marx (quien sin embargo aún creía en
una razón humana capaz de la Verdad, eso sí, una vez liberada de la alienación de la
división social del trabajo). De hecho, “esta unidad había comenzado a disolverse ya
hace algunos siglos, con la revolución protestante, las grandes guerras de religión y las
guerras chicas en Europa; pero llegó a su final (…) con la disolución progresiva del
colonialismo y el eurocentrismo”121.
Ante la imposibilidad de abarcar el mundo en una imagen unitaria, de encogerlo con
una fórmula racional, el hombre se aleja del centro hacia las alteridad(es). El nacimiento
del pensiero debole se posterga hasta finales de los años 70, en un contexto definido por
Lyotard como la “condición postmoderna”. El pensamiento débil surge para resolver el
problema de encontrar un modo del ser que no acabe en misticismo. Aborda esta
problemática desde una óptica más radical (de raíz), pensando que el nihilismo es sólo
el auténtico destino para el ser: disolverse como fundamento objetivo.
Debilitado el Ser (la Totalidad), es el momento de la liberación del no-ser, de nos-
Otras (las víctimas). El sistema es considerado injusto, la ley hegemónica, ilegal; el
valor impuesto, impostor. La liberación parte de un sistema vigente dado (sea político,
social, económico, pedagógico, erótico, etc.) que pretende sustituir por un pluriverso
alternativo. El proceso entre uno y otro resume la compleja problemática de la praxis
liberadora, a la que no interesa tanto la reforma de la Totalidad hegemónica como su
alteridad trans-metafísica. No es la simple negación de la negación (la oposición al
121
VATTIMO, Gianni (2005): Op. Cit., p. 20.
sistema que fabrica el no-ser) sino la afirmación de la exterioridad ‘del Otro’ (momento
analéctico) como fuente (Quelle) y no como fundamento (Grund). No se trata de
modernizar la Modernidad, de abrir la ‘sociedad de comunicación’, sino de algo más
allá. Y dado que las víctimas son una realidad estructural, la liberación pasa
inevitablemente por alternativas estructurales frente al sistema que las mantiene en el
no-ser.
2.4.1. Debilitamiento
122
VATTIMO, Gianni: “¿Hermenéutica analógica o hermenéutica anagógica?”. En Hermenéutica de la
encrucijada. Analogía, retórica y filosofía. Por Mauricio Beuchot y Francisco Arenas-Dolz. Barcelona:
Anthropos, 2008. Impreso, p. 425.
123
Es el camino que apenas vislumbraban Habermas (cuando hablaba de la verdad objetiva de las ciencias
como saber estratégico que tiene que ser incluido en el saber comunicativo) y Kuhn (cuando enfatizaba
los paradigmas).
124
“La persistencia de una actitud metafísica –y, por tanto, de soberanía- es evidente en las posturas que
se formulan explícitamente como gnoseologías, epistemologías, lógicas, y [que] se conciben como
discursos de validez universal en el sentido más clásico de la tradición filosófica (incluiría aquí […] al
neokantismo comunicativo de pensadores como Habermas y Apel); (…) tampoco el neopragmatismo de
Rorty y el deconstruccionismo derridiano pueden prescindir de una recuperación del sentido de soberanía:
bien porque se presentan como metateorías (es el caso de Rorty), bien porque, al menos implícitamente,
se legitiman, como la deconstrucción, en cuanto liberación del error de lo que Derrida llama el
‘logocentrismo metafísico’”. VATTIMO, Gianni (2004): Op. Cit., p. 45.
NOS-OTRAS (LAS VÍCTIMAS) 59
hecho (entendido como conciencia cultural) de que la unidad es en todo caso un valor
peligroso y peyorativo. Basta con juzgar las consecuencias del único progreso propuesto
y permitido para la humanidad. El ocaso de Occidente revela su debilitamiento e
implica la disolución de la idea de un significado unitario en la historia de la
humanidad, tesis que ha ignorado el pensamiento occidental porque “consideraba su
propia civilización como el máximo nivel de evolución alcanzado por la humanidad”125.
La Totalidad debe ser debilitada. ¡Salvemos Babel!, grita Vattimo126, en el sentido de
salvar la pluralidad de las culturas, la pluralidad de los modelos económicos, la
pluralidad de las visiones del mundo… si es que todavía no es demasiado tarde. Porque
impuesto lo Uno, el pensamiento único, sus efectos son devastadores en el ámbito
económico y en el ecológico, en el modelo de consumo y en las formas de vida, en la
apuesta energética y en los derechos humanos. Debilitación o asfixia humana. Es en
todo caso una debilitación que se mueve constantemente entre la di-ferencia
(Unterschied) y la pluralidad como positividad (lo dionisíaco de Nietzsche). Frente a la
Totalidad, la di-ferencia, la multiplicidad, la apariencia, la no-fundamentación, la
disgregación de la unidad, la anti-jerarquía. Hacia la des-fundamentación de las
categorías violentas de la metafísica, a través de un sujeto despotenciado en un
momento de ocaso, de decadencia, de la Modernidad.
El debilitamiento de una de las nociones filosóficas más tradicionales, la unidad, está
en relación directa con la paz y con la mejora de la vida humana, es decir, con la
atenuación de la (lógica de la) Totalidad, cuyo argumento último es la guerra, como se
ha visto. Una ontología del debilitamiento del ser ofrece razones filosóficas para preferir
una sociedad (realmente) democrática a una sociedad totalitaria. También cae la idea
metafísica de la mano invisible que reordena las cosas incluso a cambio de la infelicidad
de muchos. El mercado como ente perfecto que todo lo regula y soluciona pierde fuerza,
lo que no implica su desaparición. Si “tomamos conciencia de que no podemos disponer
de ningún fundamento último, se elimina cualquier posible legitimación de
125
Ibid., p. 39.
126
La hermenéutica crítica de Vattimo es deudora de Nietzsche (de su denuncia de la superficialidad y
no-ultimidad del sujeto) y de Heidegger (de su subjetividad como proyectividad infundada), quienes a su
juicio llevaron hasta sus últimas consecuencias la quiebra de la noción de ‘sujeto’, desplomando toda
posibilidad de un fundamento. A partir de ellos se encamina hacia Gadamer.
prevaricación violenta sobre ‘el Otro’. La violencia siempre podrá seguir constituyendo
una tentación (…), con la diferencia de que aquí (…) queda despojada de cualquier
apariencia de legitimidad”127.
¿Cómo configurar una filosofía consciente del ocaso de Occidente, sin nostalgias ni
recaídas metafísicas? Haciendo “cuentas con la herencia ‘universalista’ del
pensamiento: sin intentar vincularse a esta herencia como si mientras tanto no hubiese
pasado nada, como si no hubiesen existido Marx, Nietzsche, Freud, Heidegger…, pero
tampoco creyendo que el problema queda liquidado con la afirmación del pluralismo de
las visiones del mundo o con la liberación deconstructiva”128. El devenir de Occidente
deja escuchar a las otras culturas y visiones del pluriverso que no son (ni aceptan que se
las considere) momentos o partes de una civilización humana total de la que el Norte
sería el garante. Estas otras culturas no se conforman con la mera convivencia pacífica
de múltiples modos de vida, a modo de museo globalizado, sino que reclaman criterios
filosóficos racionales para evitar que las diferencias desemboquen en una guerra de
visiones del mundo.
La historia no es un decurso unitario (eurocéntrico) como realización de un modelo
universal de hombre (varón blanco occidental). El debilitamiento no es por tanto el fin
de la historia, sino la argumentación a través de una racionalidad histórico-narrativo-
interpretativa, es decir, con argumentos no-fundamentales sino historizados,
interpretados hermenéuticamente. Esta visión nihilista se realiza a través de un proceso
de disolución, en múltiples niveles, de toda estructura fuerte: la tradición religiosa y la
autoridad política, el sujeto psicoanalítico, la irreductibilidad de las ciencias, la
univocidad del universo cultural. La filosofía del ocaso tampoco debilita la Totalidad
para dar paso a una genérica apología del pluralismo, callada ante la polaridad entre la
cultura del supermercado y las identidades parciales vividas con furor fundamentalista.
La Filosofía gana así la crisis de la razón, es decir, la disolución del axioma
fundamentador, para pensar en una razón secularizada (en su sentido amplio), una razón
que no pretenda una visión más verdadera de la realidad (lo que sería otra metafísica
aún más peligrosa e inaceptable). Pero la verdad secularizada tampoco es una razón de
127
VATTIMO, Gianni (2004): Op. Cit., p. 67.
128
Ibid., p. 46.
NOS-OTRAS (LAS VÍCTIMAS) 61
argumentos relativistas. La Filosofía abraza desde ese momento una razón que acepta el
mundo actual como “mezcla, mestizaje, lugar de identidades débiles y de dogmáticas
(religiosas, filosóficas, culturales) difuminadas”129. Esta razón va más allá del espíritu
tolerante, que con excesiva frecuencia cae en la indiferencia, invitando a quedarse cada
uno en casa, sin someterse a discusión alguna, al amparo de la universalidad de los
derechos. La apuesta no es por una postura neutral ni tampoco por un pensamiento
puramente deconstructivo.
“Una filosofía universal secularizada y debilitada argumenta, discute, ‘molesta’,
justamente en nombre y a partir del criterio de debilitamiento y de la secularización”130.
Frente a la moda reivindicativa de las identidades fuertes (nacionales, religiosas,
clasistas, étnicas), la sabiduría del ocaso evidencia la experiencia humana en un sentido
que no coincide con el desarrollo cuantitativo. Este debilitamiento hacia concepciones
ligeras, suaves, soft, acepta las limitaciones del desarrollo, erradicando la competencia
como único modo de promoverlo. Es consciente de que la humanidad pasa por un
agotamiento de las estructuras fuertes, por una reducción de las pretensiones humanas,
lo que implica una mayor atención a la cualidad frente a la cantidad, además de escucha
de la palabra ‘del Otro’ que visión exacta del objeto. La verdad, incluida la científica, no
se resume en la correspondencia directa con la pura y dura objetividad de las cosas, sino
que se revela una cuestión de consenso, de escucha, de participación colectiva que
incluye a ‘los Otros’; verdad minúscula. En términos de Vattimo, es el paso de la veritas
a la caritas.
La verdad débil es reconocida como una interpretación que dice adiós a la Verdad
como espejamiento objetivo. La verdad debilitada es el inicio de la democracia (real,
entre paréntesis como adjetivo redundante). Y es que, la existencia de una Verdad
objetiva ridiculizaría la democracia como opción irracional frente al ideal de dejar la
Unidad en manos de reyes-filósofos (Platón), de expertos contemporáneos. La verdad
debilitada es consensuada, un problema de interpretación colectiva, de construcción de
paradigmas compartidos o al menos explícitamente reconocidos. Es el reto de la verdad
en el pluriverso humano. “Al final se trata de comprender que la verdad no se
129
VATTIMO, Gianni (2004): Op. Cit., p. 51.
130
Ibid., pp. 51-52.
“Se podría objetar (…) que no sólo como consumidores del mundo
‘acaudalado’, sino también como simples trabajadores de este mismo mundo,
estamos (…) atrapados dentro del mecanismo de la unidad. Pues si el campesino
chino o el indio del Amazonas cesaran de desear un coche o un frigorífico, ¿no
perderíamos nuestro trabajo? ¿Por qué, entonces, hemos de favorecer una
restauración de las diferentes culturas y estilos de vida? (…) Lo cierto es que
afortunada o desafortunadamente hemos perdido nuestros trabajos también”132.
131
VATTIMO, Gianni: “¿Adiós a la verdad?” En Ética de las verdades hoy. Homenaje a Gianni Vattimo.
Por Teresa Oñate y Simón Royo. Madrid: UNED, 2006a. Impreso, p. 80.
132
VATTIMO, Gianni (2005): Op. Cit., p. 23.
133
VATTIMO, Gianni y John D. Caputo: “Hacia un cristianismo no-religioso”. En Después de la muerte
de dios. Conversaciones sobre religión, política y cultura. Antonio José Antón (trad.). Barcelona: Paidós,
2010a. Impreso, p. 67.
NOS-OTRAS (LAS VÍCTIMAS) 63
134
RECAS, Javier: “La hermenéutica como ontología del declinar en Gianni Vattimo”. En Hacia una
hermenéutica crítica. Madrid: Biblioteca Nueva, 2006: pp. 294-301. Impreso, p. 299. [Cursivas de
Recas].
135
VATTIMO, Gianni: “Pensamiento débil, pensamiento de los débiles”. En De la realidad. Fines de la
Filosofía. Antoni Martínez (trad.). Barcelona: Herder, 2013. Impreso, p. 235.
136
VATTIMO, Gianni (2004): Op. Cit., p. 11.
“¿Se ha preguntado Vattimo el sentido que esto tiene para un mendigo hindú
enlodado por las crecidas del Ganges, para un miembro de una tribu bantú del Sud-
Sahara que muere de hambre, para los millones de chinos semi-campesinos, o para
cientos de miles de pobres marginales de colonias suburbanas como
Nezahualcóyotl o Tlanepantla (…)? ¿Es suficiente para la mayoría empobrecida de
la humanidad sólo una (…) ‘disolución como destino del ser’?”137.
137
DUSSEL, Enrique: Ética de la liberación. Ante el desafío de Apel, Taylor y Vattimo, con respuesta
crítica inédita de K.-O. Apel. México DF: Universidad Autónoma del Estado de México, 1998. Impreso,
p. 159.
138
En las conclusiones finales a su obra, Fanon aboga por “un cambio de ruta. (…)Dejemos a esa Europa
que no deja de hablar del hombre al mismo tiempo que lo asesina donde quiera que lo encuentra, en todas
las esquinas de sus propias calles, en todos los rincones del mundo. Hace siglos que (…) ha sometido [a
los demás hombres] a sus designios y a su gloria (…). Ha asumido la dirección del mundo con ardor, con
cinismo y con violencia. (…) Europa ha rechazado toda humildad, toda modestia, pero también toda
solicitud, toda ternura. (…) El juego europeo ha terminado definitivamente, hay que encontrar otra cosa”.
FANON, Frantz: “Conclusión”. En Los condenados de la tierra. Julieta Campos (trad.). México DF:
Fondo de Cultura Económica, 1983. Impreso, pp. 158-159.
NOS-OTRAS (LAS VÍCTIMAS) 65
2.4.2. Liberación139
FIGURA 07
La liberación de las víctimas escapa sin embargo de otra edad fundante. Precisamente
porque es una liberación escrita en minúscula (que no una liberación minúscula), sin
pretensiones de absolutizarse para enrocarse en Totalidad alguna. “‘Liberación’ es un
término relativo (…) Toda liberación es liberación de… o, en perspectiva proyectiva,
liberación para…”142. La liberación está por tanto en función del tipo de opresión; debe
ser definida según la realidad desde la que surge o en la que se aplica, pues implica una
experiencia anterior, un desde dónde e igualmente un hacia donde como proyección de
lo no-vigente. La liberación en abstracto no significa nada, y la liberación absolutizada
significa en exceso; por eso en cuanto se descubre la opresión concretizada sobre la
carne, la liberación es un proceso histórico-práctico.
141
DUSSEL, Enrique (1973a): Op. Cit., p. 44.
142
GONZÁLEZ, Luis José (1978): Op. Cit., p. 15. [Cursivas de González]
NOS-OTRAS (LAS VÍCTIMAS) 67
143
“La tierra y la humanidad pobres son explotadas y destruidas simultáneamente, por un capitalismo
cuyo criterio de subsunción de la tecnología fue el ‘ascenso de la tasa de ganancia’, y [por] un estalinismo
productivista cuyo criterio fue el ‘ascenso de la tasa de producción’; ambos sistemas [son] antiecológicos
y antihumanos”. DUSSEL, Enrique: “Ensayos de historia de la Filosofía y filosofía de la liberación”. En
Historia de la Filosofía y filosofía de la liberación. Bogotá: Nueva América, 1994a. Impreso, p. 177.
144
DUSSEL, Enrique (1973b): Op. Cit., p. 106.
leído como hace Dussel, quien sólo lo entiende como la cara opuesta del machismo. El
Yo del varón copa la Totalidad (el hombre), degradándose en realidad en un se (ver
FIGURA 08), mientras ‘el Otro’ originario (dis-tinto y afuera) se cosifica como segundo
sexo singular (mujer). La liberación es plural: mujeres.
FIGURA 08
El éros desemboca en ‘el Otro’ como hijo fruto del varón y la mujer, ‘la Otra’ persona,
‘el Otro’ destino. La paternidad es la relación con esa exterioridad que, siendo ‘el Otro’,
es un yo compartido entre el varón y la mujer, que pueden optar por educarlo como Otro
o cosificarlo como ‘lo otro’ de ‘lo Mismo’. Es el ámbito de la pedagógica, la segunda
experiencia de dominación-liberación. En este caso, el Yo-educador (los padres pero
también la sociedad y sus instituciones) está alienado en un se impersonal (ver FIGURA
09) que transforma al educando (el hijo, el alumno, la sociedad masificada) en un ello
también impersonal que, cual tabula rasa, espera ser moldeado con conocimientos
científicos objetivos. La liberación pedagógica no devuelve al aprendiz conocimientos
cerrados antes adquiridos (el modelo bancario que denuncia Paulo Freire), sino que
destruye las ataduras ‘del Otro’ y le invita a recuperar su dignidad personal, sabedor de
145
El universo feminista se divide grosso modo entre el discurso de la diferencia y el de la igualdad.
Desde posiciones esencialistas, el primero insiste en la reivindicación de valores característicamente
femeninos, al menos como producto de la experiencia de las mujeres a lo largo de la historia. Admite un
crisol de intensidades, desde la radicalización de la diferencia hasta su universalización. Por su parte, el
discurso de la igualdad reivindica la equiparación de la mujer con el varón, también en una postura que
admite diferentes matices, como la igualdad genérica que denuncia la feminista Amelia Valcárcel.
146
DUSSEL, Enrique (1973a): Op. Cit., p. 131.
NOS-OTRAS (LAS VÍCTIMAS) 69
que tanto el maestro como el discípulo tienen algo que aprender (“ningún discípulo es
puramente discípulo; ningún maestro es puramente maestro”147).
FIGURA 09
147
DUSSEL, Enrique (1973a): Op. Cit., p. 142.
148
Ibid., p. 144.
FIGURA 10
Estas liberaciones como relaciones práctico-comunicativas ‘del Otro’ y con ‘el Otro’ en
la proximidad (cara-a-cara) no se reducen a un mero acto comunicativo-lingüístico.
Quien interpela desde afuera pone como referente su propia corporalidad sufriente
como fuente, no como fundamento. A partir de esta carnalidad la víctima irrumpe no
sólo como excluida de la argumentación sino como excluida de la vida. Una irrupción
posible desde la coordinación y organización de las propias víctimas.
Para la liberación, entendida como proceso siempre en marcha que en cualquier
momento puede verse interrumpido150, es condición sine qua non la conciencia liberada
del hombre que se quiere libre. “El hombre se libera en la medida en que cobra
conciencia de las posibilidades, valores y derechos en los diversos ámbitos de la
vida”151. Este hombre no predomina ni en las sociedades del Norte ni en las de los
149
DUSSEL, Enrique (1973a): Op. Cit., p. 151.
150
No es un proceso exclusivamente contemporáneo. La liberación triunfó temporal y limitadamente
también en otras épocas: en la Constantinopla del siglo IV, en la Roma del siglo VI, en el Bagdad del
siglo IX, en la Córdoba del siglo X y en el París del siglo XIII, entre otros momentos, que terminaron por
identificar una vez más al ser con el sistema vigente, a la ciudad terrestre (medieval o la de los califatos)
con la ciudad de Dios.
151
GONZÁLEZ, Luis José (1978): Op. Cit., p. 73.
NOS-OTRAS (LAS VÍCTIMAS) 71
Sur(es). Sobrevive a la sombra del hombre masa, que carece de conciencia libre y que
tiene el hábito de la imitación. Por eso la liberación (de la conciencia) empieza por un
largo proceso de educación (a lo Paulo Freire). Porque el hombre “cree que es libre pero
no lo es: piensa como los demás, consume lo que los demás, reacciona como los demás
y proclama la ‘libertad’ como los demás”152.
La conciencia liberada tampoco es una experiencia humana perfecta sin
condicionamiento exterior alguno. Como ser situado e historizado, la liberación del
hombre no descansa en la ausencia de ataduras sino en la reacción consciente sobre las
mismas. “Yo no actúo libremente cuando carezco o porque carezco de motivaciones
para una acción determinada, sino cuando, consciente de determinadas motivaciones,
elijo la más conveniente y actúo en consecuencia. En ese momento se puede decir que
soy dueño de mí mismo”153. Es la conciencia liberada de quien no se deja arrastrar por
el ambiente, por la tradición, por la conveniencia, por la rutina, por la comodidad.
“Somos un grupo, no todos; somos una clase, no todas; somos un momento de la
Iglesia, no toda la Iglesia. (…) Lo vemos todo desde un cierto escorzo; y saber[lo] es
aceptar la finitud”154. Yo estoy en mi-mundo, mientras tú estás en tu-mundo y otro está
en su-mundo; esto no es relativismo sino desvelamiento del contexto de cada uno.
Esta auto-conciencia irrumpe en el esquema opresor-oprimido. En una relación
bipolar cerrada emerge el concienciado (juzgado por el sistema como el destructor, el
subversivo, el desobediente, el inadaptado, el revolucionario y, en definitiva, el enemigo
por excelencia) y se pasa a una triple interlocución mutua: dominador-dominado-
concienciado. El primer momento del proceso liberador es el grito155 del oprimido que
posteriormente hace suyo el concienciado156. Las condiciones de posibilidad de la
escucha son el ateísmo respecto al sistema y el respeto a ‘lo otro’ como ‘el Otro’, como
152
Ibid., p. 74.
153
Ibid., p. 74.
154
DUSSEL, Enrique: “Aplicaciones pastorales concretas y actitud profética fundamental”. En Caminos
de liberación latinoamericana I. Buenos Aires: Latinoamérica Libros, 1972a. Impreso, p. 160.
155
Sirve la denuncia muda de quien tiene hambre pero no habla, de quien sufre en silencio, de quien
padece a solas.
156
Es necesario primero saber escucharlo, para lo cual sólo está capacitado quien tiene conciencia de la
dignidad humana.
157
GONZÁLEZ, Luis José (1978): Op. Cit., pp. 170-171.
158
BOFF, Leonardo: Teología del cautiverio y de la liberación. Alfonso Ortiz (trad.). Madrid: Paulinas,
1978. Impreso, p. 139.
NOS-OTRAS (LAS VÍCTIMAS) 73
sin violencia, un concepto de grado que debe ser reflexionado desde su misma
definición.
No se trata en todo caso de la eliminación del opresor (como abogan las teorías
marxistas más extendidas) sino de que se sume al proceso de la liberación. La liberación
lo es de todas las personas o no es liberación plena. De hecho, el otrora opresor puede
convertirse en un elemento clave en esta experiencia liberadora, ya que conoce mejor
que nadie los mecanismos de opresión, contando además con poder y relaciones para
concienciar a otros opresores en la dirección liberadora. A estas alturas, la relación
dominador-dominado se ha transformado. No es posible ya a estas alturas ser un opresor
blando, con mano izquierda, ni ser un oprimido resignado, sabedor de que las cosas
podrían ser peores. Ambos, dominado y dominador, dominador y dominado, son
conscientes de su no-humanidad.
159
DUSSEL, Enrique (1986): Op. Cit., p. 94. [Cursivas de Dussel].
NOS-OTRAS (LAS VÍCTIMAS) 75
Este concepto marxista de ‘clase’ se ha visto sin embargo superado como etiqueta
analítica, aplicada al estricto ámbito de un país. Las clases, en tanto que sujetas a la
dependencia de la dominación y su binomio dominador-dominado, se han vuelto
equívocas, sujetas a intereses contradictorios. Sucede por ejemplo que la lucha de una
clase oprimida del centro (los astilleros en el Estado español) puede ser
contraproducente para otra clase oprimida de la periferia (los trabajadores de la empresa
que, hasta el acuerdo entre los astilleros y su patronato, tenían asegurado su empleo en
Grecia). Por ello y de forma paulatina, la categoría ‘pueblo’ cobra especial relevancia
sobre la de ‘clase’.
Desde esta evolución, el pueblo tiene tres opuestos y, según la naturaleza de éstos,
tres experiencias o significados prácticos: el primer antónimo del pueblo son las elites
(semicírculo I de la FIGURA 11), los antiguos burgueses, que a una posición económica
boyante añaden un estatus social elevado, dos patas sobre la que sustentan su posesión
material e incluso personal (en su opción más injusta, cosificadora), sea en forma de
asalariados (el gerente de una transnacional), sea en forma de súbditos (el sistema
monárquico), sea en forma de fieles (el estamento eclesial), sea en forma de votantes (el
aparato político). Estas elites tienen enfrente a un pueblo realizado a través de las clases
trabajadoras (semicírculo ¬I). Es el concepto de pueblo que maneja Marx y que ondean
no pocas formaciones marxistas, sindicales y de izquierdas. En segundo lugar, ante el
pueblo está el Norte imperial (semicírculo II), convertido de forma directa en la
invasión militar de un país extranjero y, de forma indirecta, en la cooperación al
desarrollo que reparte por los Sur(es) las migajas del Norte mientras expande sus
esquemas. El pueblo se opone en forma de nación (semicírculo ¬II), con frecuencia
utilizada por las elites locales de forma populista. Como tercera oposición, el pueblo
tiene al mismo Mercado (semicírculo III), que de tan libre se ha convertido en un ente
personificado que, desde Adam Smith, camina por encima de la humanidad a modo de
fetiche deificado. La contraposición a este Mercado son las alteridad(es) (semicírculo
¬III) del pueblo, que apuestan por otros modelos.
FIGURA 11
Estas tres oposiciones del pueblo comparten su exterioridad (área C en la FIGURA 12). Si
en el sistema hay un opresor (círculo A) es porque éste tiene un oprimido (elipsis B), al
que puede llamarse ‘pueblo’. Convertido en clase social oprimida, el pueblo está
alienado y, en tanto alienado, está permeado por el sistema. De esta forma, la huelga
que protagoniza con el objetivo de tener un aumento de salario y mejores condiciones
laborales es automáticamente desconvocada en cuanto, a través de una negociación con
los empresarios, consigue un porcentaje concreto de sus peticiones: cesa la presión (al
menos temporalmente), al tiempo que el valor supremo del sistema (la máxima
ganancia) sale fortalecida en su interior.
El pueblo es también Otro que el sistema (área C en la FIGURA 12); desde su
exterioridad no intenta ser el dominador del sistema (círculo I), tampoco se conforma
con renovarlo, sino que pretende nuevos proyectos. Sus anhelos de cambio son
paralizados por el dominador (círculo A) del sistema (círculo I), que por naturaleza
pretende conservar la Totalidad fruto de un cambio pretérito que le aupó al poder. El
futuro es del oprimido como exterior al sistema, de quien nada tiene que perder porque
nada tiene. Por eso la víctima tiende de forma natural hacia nuevas proyecciones
(circunferencia proyectada II) en el que recupere dignamente su ser (frente al no-ser).
160
DUSSEL, Enrique: “La noción de ‘pueblo’”. En Filosofía ética latinoamericana 6/III. De la erótica a
la pedagógica. México DF: Edicol, 1977a. Impreso, p. 212.
NOS-OTRAS (LAS VÍCTIMAS) 77
Por eso los procesos de liberación ponen en jaque la hegemonía del sistema vigente,
pretendidamente eternizado a modo de divinización.
Las víctimas aisladas no son el pueblo, que tampoco es la Totalidad del sistema
(círculo I en la FIGURA 12). Su esencia es la ‘exterioridad escatológica’. No se siente
identificado con el sistema y, de facto, de algún modo está afuera del sistema (área C),
en su futuro. La esencia del pueblo no es su alienación (área B) sino lo que permanece
exterior al sistema (área C), consciente de sus otras tradiciones, sus otras lenguas y sus
otras culturas, consideradas vestigios del pasado, dialectos exóticos cuando no
analfabetos y expresiones folclóricas, respectivamente, por el sistema. Frente al riesgo
del populismo que promete al pueblo tenerlo todo y poder recuperarlo siguiendo
determinadas directrices, es preciso saber distinguir entre lo peor que tiene el pueblo
como introyección del sistema (área B) y lo mejor que alcanza en su(s) alteridad(es)
(área C).
FIGURA 12
Mientras que la ‘clase’ es una categoría analítica que obedece a criterios principalmente
económicos, al ‘pueblo’ con frecuencia no se le considera categoría interpretativa. Se
antoja empero útil para interpretar la existencia histórica en términos de dependencia y
161
DUSSEL, Enrique (1977a): Op. Cit., p. 213.
¿Qué supone exactamente ser humanos? ¿Acaso no son humanos todo varón y toda
mujer por el mero hecho de existir? ¿Hablamos de una característica per se del ser
humano o de una reivindicación moral como proyecto político?
“La humanidad no sólo es la condición más íntegra de los hombres, sino que
también necesita el marco humano para conseguir manifestarse: los hombres se
hacen humanos unos a otros y nadie puede darse la humanidad a sí mismo en
soledad o (…) en el aislamiento. (…) Lo humanamente importante en el hombre
(…) es (…) que se entiende con los demás hombres y por tanto, […] renuncia a
utilizarlos y dominarlos”162.
162
SAVATER, Fernando: “La humanidad en cuestión”. En La secularización de la Filosofía.
Hermenéutica y posmodernidad. Por Gianni Vattimo (comp.). Barcelona: Gedisa, 1992. Impreso, pp.
261-262. [Cursivas de Savater].
163
DUSSEL, Enrique (2007): Op. Cit., p. 294.
aceptación ‘del Otro’, no es empero suficiente. En el encuentro con ‘el Otro’ debe
existir algo más que la mera tolerancia, en cuanto ésta supone una cierta indiferencia. La
tolerancia pasiva de quien se desentiende del destino ‘del Otro’ no basta.
La solidaridad va precisamente más allá de la tolerancia (a la Voltaire y su Tratado
sobre la tolerancia) pero también más allá de la fraternidad (a la Derrida en Políticas de
amistad). Es positiva, creativa y responsable por ‘el Otro’, a quien tolera y además
asume; se pone en su lugar, se responsabiliza por él no como ‘lo Mismo’ sino como ‘el
Otro’, supera el reconocimiento de ‘lo otro’ como igual, afirma su exterioridad. La
pretensión de verdad es un a priori de la validez de dicha verdad para ‘el Otro’,
mientras que la aceptación ‘del Otro’ es un a posteriori que llega con la solidaridad. Es
el hacerse-cargo ‘del Otro’, de la víctima. Es un más allá de la tolerancia de la
Modernidad ilustrada. Porque “a la víctima no se la tolera, se colabora con ella a dejar
de ser víctima”164.
Horkheimer piensa esta solidaridad, no sólo como la de una determinada clase social
(Marx), “sino la que une a todos los hombres. (…) La (…) que brota del hecho de que
los hombres tienen que sufrir, que mueren, que son seres finitos”165. La solidaridad
como sentimiento de lo común en lo diferente, sin aceptar la repulsión de lo extraño. La
referencia última es el dolor humano, que podría extenderse a los demás seres vivos, tal
y como practican determinadas tradiciones orientales y latinoamericanas. Solidaridad
además no sólo del aquí y el ahora, sino también con las generaciones futuras, hacia
adelante, y solidaridad con los muertos, hacia atrás (en este sentido, más allá del
marxismo, para el que el pasado es algo definitivamente ido); solidaridad por último
para todo hombre y desde el hombre (en este sentido, más allá de la religión, para la que
la última instancia es Dios).
Reyes Mate y Fernando Savater rescatan la solidaridad en forma de compasión, un
sentimiento de solidaridad con el necesitado que se hace moral cuando se carga de
razón, cuando considera que ‘el Otro’ no es un pobre hombre sino un ser humano al que
se ha usurpado su dignidad de sujeto. Este hacerse moral acarrea una relación
intersubjetiva (nada que ver con el individualismo ético), a través de la cual la moral no
164
DUSSEL, Enrique (2007): Op. Cit., p. 299.
165
HORKHEIMER, Max: “El anhelo de lo totalmente Otro”. En Anhelo de justicia. Teoría crítica y
religión. Juan José Sánchez (trad.). Madrid: Editorial Trotta, 2000a. Impreso, p. 166.
NOS-OTRAS (LAS VÍCTIMAS) 81
166
MATE; Reyes (1991a): Op. Cit., p. 19.
truncada que late en sus propios contenidos y símbolos”167. En una más grave
acusación, Horkheimer denuncia que Dios se ha convertido en punta de lanza a favor
del poder y del orden establecido. Es en este contexto que determinadas corrientes,
como la teología de la liberación168, defienden las virtudes perdidas. Y es en un contexto
semejante, en plena Modernidad, que tantos absolutos saltan hechos añicos, que nace la
filosofía de la religión, impensable sin las muletas que le presta la fenomenología, la
psicología, la sociología, la historia de las religiones, etc., pero filosofía en todo caso.
No se trata ahora de la muerte de la religión. Tampoco de Dios. Es, tanto con
Vattimo como con Dussel (ambos filósofos coinciden en su raigambre cristiana), un
regreso a los orígenes religiosos, a su kenosis. Tal vez incluso despojados del mismo
Dios o, al menos, de su mayúscula. Dios debilitado, vaciado y reaprendido para
prevenirle del poder que detentan quienes hablan en su nombre, de la violencia que
ejerce o justifica. Se trata, en definitiva, de promover una religión más abierta a las otras
religiones y a las otras pretensiones de verdad espirituales.
Es tanto lo que pueden las religiones que su reflexión resulta crucial. La capacidad
destructiva de la religión es innegable y con frecuencia ha estado vinculada a un
inmenso potencial, cargando en su cuenta demasiada sangre, excesivos conflictos y
frecuentes ‘guerras santas’. El razonamiento es simple: como Dios está con nosotros,
todo nos es permitido. Pero también hay ejemplos de lo contrario, del apoyo espiritual a
actitudes como el pacifismo y la solidaridad. Como resume una de las tesis del teólogo
Hans Küng, tan imposible es la paz entre los pueblos sin concordia entre las religiones,
como imposible es la paz entre las religiones sin diálogo religioso. Todas las religiones
son por tanto co-responsables de esa paz mundial, impensable sin autocrítica.
167
SÁNCHEZ, Juan José: “La esperanza incumplida de las víctimas. Religión en la Teoría Crítica de la
Escuela de Frankfurt”. En Filosofía de la religión. Estudios y textos. Por Manuel Fraijó. Madrid: Trotta,
2005. Impreso, p. 620. [Cursivas de Sánchez].
168
La teología de la liberación repiensa las nociones fundamentales de toda teología, dentro del contexto
histórico de los pueblos latinoamericanos. Lo hace sin ocultar sus relaciones con la política, con un punto
de vista hermenéutico y desde una posición no-neutral. Su preferencia por un socialismo explicita más
bien una ruptura política y económica (con el capitalismo) que la apuesta por un modelo concreto
perfectamente diseñado. Equivocadamente se identifica a la teología de la liberación con el marxismo,
cuando éste es empleado por la gran mayoría de los teólogos de la liberación de forma crítica, deslindado
del matiz ateo, en concreto, como mediación socio-analítica para analizar la realidad socio-histórica.
NOS-OTRAS (LAS VÍCTIMAS) 83
169
OÑATE, Teresa: El retorno teológico-político de la inocencia. Los hijos de Nietzsche II. Madrid:
Dykinson, 2010. Impreso, p. 262.
No es que la fe se haga política, sino que deja de ocultar su dimensión política, las
exigencias del mundo real socio-político en que vive. “No es una abstracción (…). Es
un mundo que en su inmensa mayoría está formado por hombres y mujeres pobres y
oprimidos (…). Son realidades cotidianas”171. Toda teología es y está socialmente
situada. Los pobres son una de las tantas opciones. Se trata efectivamente de una opción
política desde el momento en que el teólogo se define como agente social concreto, en
un momento concreto, bajo una correlación concreta de fuerzas sociales. Es al mismo
tiempo una opción ética, porque experimenta indignación ante la situación presente y se
rebela ante ella. Y es también una opción evangélica en su sentido cristiano porque,
según los Evangelios, los pobres fueron los primeros destinatarios del mensaje de Jesús
(Mateo 25, 31-46). La fe no se agota por tanto en lo político pero lo atraviesa,
proyectando un sentido de hombre y de historia. “Tenía razón Emmanuel Mounier
cuando decía que ‘todo es político, pero la política no lo es todo’”172.
3.4. Desarrollo
170
TAMAYO-ACOSTA, Juan José: Para comprender la teología de la liberación. Pamplona: Verbo
Divino, 1989. Impreso, p. 46.
171
ROMERO, Óscar A.: “La dimensión política de la fe desde la opción por los pobres”. En ¡Cese la
represión! Madrid: IEPALA, 1980. Impreso, pp. 110-113.
172
BOFF, Leonardo: La fe en la periferia del mundo. El caminar de la Iglesia con los oprimidos. Jesús
García-Abril (trad.). Bilbao: Vizcaína, 1981. Impreso, p. 87.
NOS-OTRAS (LAS VÍCTIMAS) 85
173
BOFF, Leonardo (1978): Op. Cit., p. 15.
3.5. Europa
174
BOFF, Leonardo (1978): Op. Cit., p. 19.
NOS-OTRAS (LAS VÍCTIMAS) 87
175
DUSSEL, Enrique (2001): Op.Cit., p. 346.
176
Ibid., p. 346.
imperio romano (que por su ubicación extremadamente occidental nunca fue centro ni
siquiera de la historia del continente euro-afro-asiático)”177.
Con el Renacimiento italiano (siglo XVI) lo occidental latino (secuencia c de la
FIGURA 13) se une a lo griego oriental (flecha d), enfrentándose al mundo turco que,
olvidándose del origen helenístico-bizantino del mundo musulmán, permite el éxito de
la falsa ecuación occidental = helenístico + romano + cristiano. Un siglo más tarde nacía
el mito eurocéntrico del romanticismo alemán.
FIGURA 13
177
DUSSEL, Enrique (2001): Op. Cit., p. 348. [Cursivas de Dussel].
178
Ibid., p. 347.
4. DICHO DE OTRO MODO XXXXX XXXXX XXXXX XXXXX XXXXX XXXXX
XXXXX XXXXX XXXXX XXXXX XXXXX XXXXX XXXXX XXXXX
‘El Otro’ es la condición trascendental a toda vida humana, el a priori de las visiones de
mundo alternativas y lo originario en la analéctica de la alteridad. Pero desde hace
siglos la Otredad sobrevive afuera como víctima en singular, como pueblo en plural.
Desde la exterioridad asimétrica de los no-lugares, los nadies no son entes abstractos
sino sujetos concretos que exigen justicia, reclamando no sólo el cumplimiento de los
derechos vigentes sino otra comunidad histórico-posible. Dar pan al hambriento es
necesario pero no suficiente; más allá hay que ligar sus carencias y sufrimientos a una
situación de injusticia que se arrastra a lo largo del tiempo.
‘El Otro’ aparece (como hecho) y exige justicia desde las cuentas y los arrabales. Es
un Otro mayoritario aunque oprimido, y negarle es excluir a la mayoría de la humanidad
que somos todos. El pensamiento ‘del Otro’ y por ‘el Otro’ se origina en la dignidad de
toda persona como miembro equivalente de una comunidad. “La memoria del
sufrimiento nos obliga a contemplar el gran theatrum mundi no sólo desde el punto de
vista de los que han logrado triunfar, [de] los que han logrado ‘llegar’, sino también
desde el punto de vista de los vencidos, de las víctimas”179.
El punto de partida es la situación de dependencia del hombre, convertido en
instrumento miserable. El punto de llegada es la justicia previo debilitamiento de la
Totalidad (des-totalización del sistema) y posterior liberación. El tránsito de una
experiencia a otra sólo es posible a través del encuentro próximo, del cara-a-cara, con la
víctima. En todo caso, la ‘dependencia’ y la ‘liberación’ son categorías básicas no sólo
179
METZ, J. Baptist: “El futuro visto desde la memoria de la pasión. Dialéctica del progreso”. En La fe
en la historia y la sociedad. M. Olasagasti y J. Mª Bravo (trads.). Madrid: Cristiandad, 1979a. Impreso, p.
116. [Cursivas de Metz].
90 JAIRO MARCOS PÉREZ
180
DUSSEL, Enrique: “Sociedad y bien social. De la re-sistencia a la e-mergencia”. En Praxis
latinoamericana y filosofía de la liberación. Bogotá: Nueva América, 1983a. Impreso, p. 139.
181
No es la responsabilidad sobre los efectos de nuestros actos (Weber, Apel o H. Jonas), sino el ser
responsable por ‘el Otro’ (Lévinas).
182
DUSSEL, Enrique (1972b): Op. Cit., p. 146.
NOS-OTRAS (LAS VÍCTIMAS) 91
ser una categoría discriminada para ser un estado etario de oportunidades abiertas, de
errores propios y aprendizajes colectivos, guiados muchas veces por la tercera edad, ese
otro tramo de edad condenado al ostracismo en las sociedades actuales.
Mujeres, juventud, tercera edad, pero también obreros, indígenas, prostitutas,
exiliados, el servicio doméstico y la esclavitud, siervos, sin-derechos-ni-papeles,
migrantes, presos. La categoría de ‘clase’ necesita abrirse hasta abarcar a los bloques de
oprimidos y expulsados allende lo económico. La formación ético-social que mejor
aúna a las víctimas es la de ‘pueblo’, en sus diferentes experiencias: como asalariados
en Madrid, como afro-americanos en Nueva York, como hispanos en Los Ángeles,
como mujeres en México DF, como niños en las calles en Bogotá, como ancianos en
París, como marginales en Quito, como emigrantes en el Alemania, como exiliados en
Buenos Aires, como obreros en Moscú, como prostitutas en Manila y como campesinos
en la China rural. Tales vencidos no han sido definitivamente derrotados; han
sobrevivido a pesar del olvido y, como demuestran irrupciones silenciadas como la de
las llamadas ‘revoluciones indígenas’, están pendientes del des-encubrimiento de sus
dignidades.
No se trata de adaptación ni es suficiente con la inclusión. Urge una transformación
radical (de raíz) del mundo actual, mediante la debilitación primero del sistema, de su
(lógica de la) Totalidad, y la posterior liberación de las víctimas. “No es cuestión de
hacer simplemente una nueva habitación para los excluidos en la antigua casa. Es
necesario hacer una nueva casa, con una nueva distribución; de lo contrario [las
víctimas] irán a las habitaciones ‘de servicio’… como antes, como siempre”183.
Mirar para otro lado tampoco rehabilita la morada humana ni alivia los sufrimientos
de las víctimas; todo lo contrario, es el (auto)engaño, la indiferencia de quien perpetúa
lo injusto vigente por complaciente pasividad. No hay Modernidad sin modernizados ni
civilización sin bárbaros. En un proceso ocultado, la mayoría de la humanidad fue
arrinconada por la Modernidad en ese no-ser. Sometidos, los nadies no son pre- ni post-
ni anti-Modernidad, sencillamente, porque no-son. Su rostro es el de la otra-cara, la
expresión de la razón que se sitúa más allá de la propia Razón dominadora.
183
DUSSEL, Enrique (2007): Op. Cit., p. 317.
184
DUSSEL, Enrique (1994b): Op. Cit., p. 177.
185
Descubrimiento y conquista desde el centro, encubrimiento y dominación desde las periferias. Dos
descripciones desde dos puntos de vista sobre un mismo hecho histórico.
186
DUSSEL, Enrique (1996): Op. Cit., p. 13.
NOS-OTRAS (LAS VÍCTIMAS) 93
187
DUSSEL, Enrique (2001): Op. Cit., p. 353.
188
Por ejemplo, el movimiento zapatista mexicano no pide que la autonomía indígena sea incluida en la
Constitución que los excluye, sino una radical transformación del espíritu mismo de dicha Carta Magna.
189
GONZÁLEZ, Luis José (1978): Op. Cit., p. 130.
190
SOUSA SANTOS, Boaventura de: “Hacia una concepción intercultural de los derechos humanos”. En
Descolonizar el saber, reinventar el poder. Carlos Morales de Setién y Carlos Lema (trads.). Montevideo:
Trilce, 2010. Impreso, p. 96.
191
“Occidente, tal como se difundió por toda la faz de la Tierra, no agrada a los pueblos que han sido sus
colonias, pero tampoco agrada a los occidentales; es un tipo de civilización, y antes una condición del
espíritu, de la que bajo muchos aspectos querríamos liberarnos”. VATTIMO, Gianni (2004): Op. Cit., p.
52.
NOS-OTRAS (LAS VÍCTIMAS) 95
192
DUSSEL, Enrique (1992a): Op. Cit., p. 103. [Cursivas de Dussel].
193
DUSSEL, Enrique (1973a): Op. Cit., p. 155.
194
GONZÁLEZ, Luis José (1978): Op. Cit., p. 130.
195
SCHELKSHORN, Hans: “Discurso y liberación. Un acercamiento crítico a la ‘ética del discurso’ y a
la ‘ética de la liberación’ de Enrique Dussel”. En Debate en torno a la ética del discurso de Apel. Diálogo
filosófico Norte-Sur desde América Latina. Por Enrique Dussel. México DF: Siglo XXI, 1994. Impreso,
p. 22.
5. BIBLIOGRAFÍA XXXXX XXXXX XXXXX XXXXX XXXXX XXXXX XXXXX
XXXXX XXXXX XXXXX XXXXX XXXXX XXXXX XXXXX XXXXX
5.1. Principal
(No se trata de una bibliografía general, sino de una recopilación de aquellos materiales
expresamente citados en el texto)
— Materiales para una política de la liberación. México DF: Plaza y Valdés, 2007.
Impreso.
— Para una ética de la liberación latinoamericana. Tomo II. Buenos Aires: Siglo XXI,
1973c. Impreso.
— Teología de la liberación y ética. Caminos de liberación latinoamericana II. Buenos
Aires: Latinoamericana Libros, 1973d. Impreso.
FANON, Frantz: “Conclusión”. En Los condenados de la tierra. Julieta Campos (trad.).
México DF: Fondo de Cultura Económica, 1983: pp. 158-161. Impreso.
FERRATER, José: Diccionario de Filosofía. Madrid: Alianza-Bolsillo, 1986. Impreso.
FRAIJÓ, Manuel: “Religión y modernidad”. En A vueltas con la religión. Pamplona:
Verbo Divino, 2007: pp. 67-116. Impreso.
GÓMEZ, Carlos: “El valor subversivo de la memoria”. Revista internacional de
Filosofía Política. Ene 1993: pp. 188-194. Impreso.
GONZÁLEZ, Luis José: Ética latinoamericana. Bogotá: Universidad Santo Tomás de
Aquino, 1978. Impreso.
HORKHEIMER, Max: “El anhelo de lo totalmente Otro”. En Anhelo de justicia. Teoría
crítica y religión. Juan José Sánchez (trad.). Madrid: Trotta, 2000a: pp. 165-183.
Impreso.
HORKHEIMER, Max y Theodor Adorno: Dialéctica de la Ilustración. Fragmentos
filosóficos. Madrid: Trotta, 1998. Impreso.
MALGESINI, Graciela y Jonás Candalija: “Dossier de pobreza de EAPN España
2014”. EAPN. 2014. Digital. Visitada el 5 ago. 2014: http://www.eapn.es/
ARCHIVO/documentos/dossier_pobreza.pdf.
MATE; Reyes: “Ilustración y espíritu judío o la razón de los vencidos”. En La razón de
los vencidos. Barcelona: Anthropos, 1991a: pp. 7-26. Impreso.
METZ, J. Baptist: “El futuro visto desde la memoria de la pasión. Dialéctica del
progreso”. En La fe en la historia y la sociedad. M. Olasagasti y J. Mª Bravo (trads.).
Madrid: Cristiandad, 1979a: pp. 111-129. Impreso.
MORENO, Mariano (coord.): “Enrique Dussel. Una filosofía de la liberación. El grito
doliente de la otredad como dimensión del sentido y significado de una actual
realidad histórica”. En Revista Anthropos. Sep.-oct. 1998: pp. 3-12. Impreso.
5.2. Secundaria
(No se trata de una bibliografía general, sino de una recopilación de aquellos materiales
no citados en el texto pero cuyas reflexiones ha servido directamente para forjar estas
líneas)
BEDOYA, Juan G.: “La teología de la liberación respira”. El País, 15 sep. 2013.
Digital. Visitada el 12 jul. 2014: htp://sociedad.elpais.com/sociedad/2013/09/15/
actualidad/1379275901_142314.html.
DUSSEL, Enrique: “¿Puede legitimarse ‘una’ ética ante la pluralidad histórica de las
morales?”. En Praxis latinoamericana y filosofía de la liberación. Bogotá: Nueva
América, 1983b: pp. 118-132. Impreso.
— “¿Una generación silenciosa y callada?” En América Latina: dependencia y
liberación. Buenos Aires: Fernando García Cambeiro, 1973b: pp. 13-17. Impreso.
— “Dominación-liberación”. En Historia de la Iglesia en América Latina. Medio
milenio de coloniaje y liberación (1492-1992). Enrique Dussel (comp.). Madrid:
Mundo Negro, 1992b, pp. 21-34. Impreso.
— “El pueblo pobre y la cultura creada”. En Filosofía ética latinoamericana 6/III. De la
erótica a la pedagógica. México DF: Edicol, 1977b: pp. 219-222. Impreso.
— “La razón del otro. La ‘interpelación’ como acto-de-habla”. En Debate en torno a la
ética del discurso de Apel. Diálogo filosófico Norte-Sur desde América Latina.
México DF: Siglo XXI, 1994c: pp. 55-89. Impreso.
— 20 tesis de política. México DF: Siglo XXI, 2010. Impreso.
ELLACURÍA, Ignacio: “A modo de conclusión”. En Filosofía de la realidad histórica.
Madrid: Trotta, 1991: pp. 473-475. Impreso.
FIORI, Ernani María: “Aprender a decir su palabra. El método de alfabetización del
profesor Paula Freire”. Pedagogía del oprimido. Por Paulo Freire. Jorge Mellado
(trad.). Madrid: Siglo XXI, 2002: pp. 9-26. Impreso.
FRAIJÓ, Manuel: “Apéndice. El futuro del cristianismo”. En El cristianismo. Una
aproximación. Madrid: Trotta, 2000: pp. 139-181. Impreso.
HORKHEIMER, Max y Theodor W. Adorno: “Concepto de Ilustración”. Dialéctica de
la Ilustración. Fragmentos filosóficos. Juan José Sánchez (trad.). Madrid: Trotta,
2000b: pp. 59-95. Impreso.
MATE; Reyes: “La crítica marxista de la religión”. En Filosofía de la religión. Estudios
y textos. Por Manuel Fraijó. Madrid: Trotta, 2005: pp. 317-343. Impreso.
— “La historia de los vencidos”. En La razón de los vencidos. Barcelona: Anthropos,
1991b: pp. 163-226. Impreso.
NOS-OTRAS (LAS VÍCTIMAS) 103
VATTIMO, Gianni y Pier Aldo Rovatti (eds.): El pensamiento débil. Luis de Santiago
(trad.). Madrid: Cátedra, 1990. Impreso.
— “Una oración por el silencio. Diálogo con Gianni Vattimo”. En Después de la muerte
de dios. Conversaciones sobre religión, política y cultura. Barcelona: Paidós, 2010b:
pp. 137-168. Impreso.
ZABALA, Santiago (ed.): Debilitando la filosofía. Ensayos en honor a Gianni Vattimo.
Francisco Javier Martínez (trad.). Barcelona: Anthropos, 2009. Impreso.
6. ÍNDICE ONOMÁSTICO XX XXXXX XXXXX XXXXX XXXXX XXXXX
DERRIDA, Jaques: 59, 63, 80 HEIDEGGER, Martin: 23, 32, 41, 57,
59-60
DESCARTES, René: 15, 21, 55, 62
HERÁCLITO: 34
DIDEROT, Denis: 7
HIDALGO, Manuel: 50
DUSSEL, Enrique*: 1-2, 5-6, 9, 13, 15-
16, 18, 19-21, 23-24, 28-29, 33-34, HOBBES, Thomas: 15, 46, 95
36-38, 40, 42, 47, 51, 55, 64, 66, 68-
70, 74, 76-77, 82, 88, 89, 95-96, 100- HORKHEIMER, Max: 5, 23, 25, 41-43,
102, 104 80, 82, 102
HUSSERL, Edmund: 15
106 JAIRO MARCOS PÉREZ
(*) El pensamiento tanto Enrique DUSSEL como Gianni VATTIMO aparece a lo largo
de todo el ensayo, con mención explícita en las páginas indicada.