Documento 2
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Documento 2
Un día después que se proclama el Estado de Israel, los países árabes vecinos
atacan a Israel. Esta guerra dura aproximadamente un año y el vencedor es Israel.
- *S. XVII - VI AEC (Era Bíblica):* Los patriarcas Abraham, Isaac y Jacob se
establecen en la Tierra de Israel. Los israelitas emigran a Egipto debido a una
hambruna. Moisés lidera el Éxodo y recibe la Torá en el Monte Sinaí. Los israelitas
se asientan en la Tierra de Israel, donde se establece la monarquía judía con Saúl
como primer rey y David convierte a Jerusalén en su capital. Se construye el Primer
Templo por Salomón, que es destruido por Babilonia en 586 AEC.
- *Periodo del Segundo Templo (538-142 AEC):* Los judíos regresan de Babilonia y
reconstruyen el Templo. Alejandro Magno conquista la región, seguido por la
Rebelión Macabea. Judea se convierte en un reino autónomo bajo la dinastía
hasmonea, hasta que es capturada por Roma en 63 AEC.
- *Dominio Romano (63 AEC - 313 EC):* Herodes gobierna y refacciona el Templo.
Se produce el ministerio de Jesús, la destrucción de Jerusalén y el Segundo Templo
en 70 EC, y el levantamiento de Bar Cojbá en 132-135 EC. Se completa la Mishná
alrededor de 210 EC.
Esta cronología abarca desde los orígenes bíblicos del pueblo judío hasta los
eventos contemporáneos en el Estado de Israel, reflejando su historia compleja y
multifacética.
Dos personas que guiaron a Israel hacia la independencia pasaron a ser los líderes
del país: David Ben-Gurión, presidente de la Agencia Judía, fue elegido primer
ministro, y Jaim Weizmann, presidente de la Organización Sionista Mundial, fue
designado primer presidente del país. El 11 de mayo de 1949, Israel ocupó su lugar
como 59° miembro de las Naciones Unidas.
De acuerdo con el concepto de "reunión de los exiliados", razón de ser de Israel, las
puertas del país se abrieron de par en par, otorgando a todo judío el derecho a
establecerse en Israel y obtener la ciudadanía a su llegada. En los primeros cuatro
meses de independencia alrededor de 50.000 inmigrantes, en su mayoría
sobrevivientes del Holocausto, arribaron a Israel. Hacia fines de 1951, habían
llegado 687.000 hombres, mujeres y niños, más de 300.000 de ellos refugiados de
los países árabes, duplicándose así la población judía.
Después de la firma de una alianza militar tripartita entre Egipto, Siria y Jordania
(octubre de 1956), la inminente amenaza a la existencia de Israel se intensificó. En
el curso de una campaña de ocho días las Fuerzas de Defensa de Israel tomaron la
Franja de Gaza y toda la península del Sinaí, deteniéndose a 16 km. al este del
Canal de Suez.
Dado que los países árabes vecinos se preparaban a destruirlo, Israel invocó su
derecho inherente de defensa propia, lanzando (5 de junio de 1967) un ataque
preventivo contra Egipto en el sur, seguido por un contraataque a Jordania en el
este y la expulsión de las fuerzas sirias atrincheradas en las Alturas del Golán en el
norte.
Al término de seis días de contienda, las líneas de cese el fuego anterior fueron
reemplazadas por otras nuevas, quedando bajo control israelí Judea, Samaria,
Gaza, la península del Sinaí y las Alturas del Golán. Los poblados del norte del se
libraron de la pesadilla de 19 años de constante bombardeo sirio; se aseguró el
paso de embarcaciones israelíes por el Canal de Suez y los Estrechos de Tirán, y
Jerusalén, que había quedado dividida entre Israel y Jordania desde 1949, fue
reunificada bajo autoridad israelí.
La guerra de Yom Kipur, 1973 Tres años de relativa calma en las fronteras
concluyeron súbitamente , cuando Egipto y Siria lanzaron por sorpresa un ataque
coordinado contra Israel el 6 de octubre de 1973, el día de Yom Kipur, la fiesta más
sagrada del año judío. El ejército egipcio cruzó el Canal de Suez, y las tropas sirias
invadieron las Alturas del Golán.Durante las siguientes tres semanas, las Fuerzas
de Defensa de Israel lograron repeler a los atacantes y, pasando a la ofensiva,
cruzaron el Canal de Suez hacia territorio egipcio y avanzaron hasta 32 km. de la
capital siria, Damasco. Dos años de difíciles negociaciones entre Israel y Egipto y
entre Israel y Siria, llevaron a acuerdos de separación de fuerzas, según los cuales
Israel se retiró de partes de los territorios capturados durante la guerra.
Israel nunca deseó un conflicto con su vecino del norte, el Líbano. Sin embargo,
cuando la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) se redesplegó en el
sur del Líbano después de haber sido expulsada de Jordania (1970) y perpetró
reiterados actos terroristas contra los poblados y aldeas del norte de Israel (Galilea),
causando numerosas víctimas y muchos daños materiales, las Fuerzas de Defensa
de Israel cruzaron la frontera (1982).
La "Operación Paz para la Galilea" obligó a la OLP a retirar del área la masiva
infraestructura organizativa y militar que había establecido allí. Durante los
siguientes 18 años, Israel mantuvo una pequeña zona de seguridad en el sur de ese
país, adyacente a su frontera norte, para proteger a la población de la Galilea de
posibles ataques por parte de elementos hostiles.
Segunda Guerra del Líbano
En mayo de 2000, Israel retiró todas sus fuerzas desde la zona de seguridad en el
sur del Líbano. Líbano, sin embargo no cumplió con las Resoluciones 425 y 1559
del Consejo de Seguridad, que exigen el desmantelamiento de Hezbolá y el
despliegue del ejército libanés en el sur del Líbano.
TERRORISMO
A pesar del compromiso asumido por los palestinos en 1993 de renunciar al terror,
sentando así las bases del proceso de paz palestino-israelí, los ataques continuaron
y aún se intensificaron seriamente desde septiembre 2000, causando la muerte de
centenares de israelíes y dejando miles de heridos.
Las elecciones a la Knéset de 1977 llevaron al poder al bloque del Likud, (una
coalición de partidos de derecha y de centro), poniendo término a casi 30 años de
gobierno del Partido Laborista. El nuevo primer ministro, Menajem Beguin, reiteró el
compromiso de todos los primeros ministros anteriores de bregar por una paz
permanente en la región y llamó a los líderes árabes a entablar negociaciones.
El ciclo de rechazos árabes a las ofertas de paz israelíes se rompió con la visita del
presidente de Egipto Anwar Sadat a Jerusalén (noviembre de 1977), seguida por
negociaciones entre Israel y Egipto bajo los auspicios de Estados Unidos. Los
Acuerdos de Camp David (septiembre de 1978), definieron un marco de paz global
para el Oriente Medio, incluyendo una propuesta detallada de autogobierno para los
palestinos.
Durante las décadas del 80 y del 90, Israel absorbió más de un millón de
inmigrantes, principalmente de la ex Unión Soviética, de la Europa oriental y de
Etiopía. El aflujo de tantos nuevos consumidores y de mano de obra cualificada y no
cualificada impulsó la economía hacia un período de acelerada expansión.
Después del asesinato del primer ministro Itzjak Rabín en 1995, se llamó a nuevas
elecciones en 1996. Estas fueron elecciones directas para el cargo de primer
ministro, subiendo al poder Biniamín Netaniahu, que formó una coalición
encabezada por el Likud.
Cada año Israel lleva a cabo un acto commemorativo especial en el anniversario del
asesinato del Primer Ministro Itzjak Rabín, cometido el 4 de noviembre de 1995, por
un extremista judío. El asesinato sumió al país en un profundo duelo por el soldado-
estadista que pasó de los frentes de batalla a las lides políticas para conducir a la
nación por el camino de la paz.
En 1999, Ehud Barak, líder del partido “Un Israel” (centro izquierda), fue elegido
Primer Ministro y formó un gobierno de coalición, que cayó en diciembre del 2000.
Ariel Sharón, líder del Likud, fue Primer Ministro desde comienzos del 2001 hasta
que quedó impedido por un ataque de apoplejía a principios del 2006. Ehud Olmert,
líder del Partido Kadima formado por Ariel Sharón, le sucedió como Primer Ministro.
Sin embargo, poco después de la creación de Israel, el país tuvo que enfrentarse a
la llamada Guerra de la Independencia contra Egipto, Jordania, Siria, Líbano e Irak,
que atacaron el territorio recién demarcado, señala la página web del Consulado
General de Israel. El conflicto duró 15 meses y en él murieron unos 6000 israelíes,
según datos de la Enciclopedia Britannica.
Israel alberga Jerusalén, una ciudad histórica sagrada para varias religiones del
mundo como el cristianismo, el judaísmo y el islam, que controla desde 1967, señala
la enciclopedia.
Como país, Israel llegó a ser próspero al recibir inmigrantes judíos con un alto nivel
educativo procedentes de distintas partes del mundo, así como grandes sumas de
dinero tras su independencia donadas por personalidades judías, señala la
plataforma informativa.
En la mañana del 7 de octubre de 2023, Hamás (el grupo palestino que gobierna la
Franja de Gaza) lanzó la "Operación Inundación Al-Aqsa" y disparó cientos de
proyectiles contra Israel, invadió territorio israelí por tierra y asesinó a cientos de
personas. El acto es históricamente uno de los mayores ataques contra el Estado de
Israel desde su creación.
En la primavera del año 711 entraron por el estrecho de Gibraltar los musulmanes
con Tarik al frente. Su avance hacia el interior de la Península fue rápido a través de
las vías romanas, favorecido por el desmembramiento del reino visigodo, cuya
capital Toledo, se conquistó en el 712. Un año después se habían extendido por
muchas villas, ciudades y castillos, entre los que estaba Madrid.
Los llamados árabes eran, en realidad, un conjunto de pueblos formados por varios
grupos de religión musulmana. Los grupos árabes procedían de los países
orientales del Mediterráneo y los bereberes del norte de Africa. Entre ellos, los
árabes ostentaban los niveles más altos de poder, siendo estos los que ocuparon
las tierras más fértiles y los cargos más importantes. Repartían las tierras a su cargo
en grandes lotes, a favor del Estado o de los conquistadores más señalados, para
ser cultivadas por los colonos (campesinos del lugar) a cambio de tributar un tercio
de la renta. Los bereberes se instalaron en las zonas montañosas, Guadarrama y
Montes de Toledo, donde, además de cultivar esas tierras, desarrollaron sus hábitos
pastoriles y ganaderos.
Madrid, bajo la dominación musulmana, fue una ciudad próspera y culta, con una
población abundante y variada: judíos, mozárabes, árabes y bereberes. Los
indígenas que aceptaron el dominio musulmán conservaron sus propiedades,
llegando en muchos casos a acuerdos con los conquistadores para mantener sus
iglesias y sus cultos. A estos cristianos se les llamó mozárabes, que junto con otros
grupos constituían el pueblo llano.
Algo más de tres siglos permanecieron los musulmanes en las zonas fronterizas de
la Sierra del Guadarrama, perturbadas sus labores de cada día sólo por las
incursiones ocasionales de los jefes árabes o cristianos llegados de los territorios
vecinos. Los intercambios culturales y técnicos en ese tiempo entre poblaciones
fronterizas fueron numerosos, como prueban muchas palabras de la vida cotidiana
de origen árabe: quintales, arrobas, fanegas, almacén, zoco, bazar, arancel,
zaguán, alicatado, alcantarilla, aljibe, almohada, etc. El mismo nombre de
Guadarrama (Uad-ar-ramal) significa río arenoso.
El origen de los árabes se divide en dos grandes grupos, siendo uno de ellos los
“al-‘Āriba” o de “origen puro”. Este grupo se considera descendiente de Noé a través
de su hijo Sem y se les conoce como joctanitas o qahtanitas, con raíces en las tribus
de sabeos del Yemen. En la actualidad, las familias nobles de este grupo se
identifican por apellidos como Alqahtani, Alharbi y Alzahrani, entre otros. Las
genealogías árabes sitúan sus orígenes en los pueblos del sur que formaron uno de
los centros de civilización más antiguos en Oriente Próximo alrededor del 800 a.C.
Los filisteos estaban asentados a lo largo de la llanura costera meridional del litoral
oriental del Mediterráneo (en líneas generales al sur del actual Tel-Aviv). Llegaron a
esa región al final de la Edad de Bronce como parte del conjunto de migraciones de
los «pueblos del mar» y habitaron en cinco ciudades principales: Ashdod, Ashkelon,
Ekron, Gath y Gaza. Aunque desde el punto de vista histórico los filisteos deben
asociarse en específico a la llanura costera, en la época clásica el nombre
«Philistia», «tierra de los filisteos», se aplicó como regla general a todo el extremo
sur del litoral oriental del Mediterráneo… En resumen, el término «Palestina»
procede, al final, de «Philistia». (39-40)
El nombre de Palestina fue una nueva denominación utilizada por los romanos para
borrar el nombre de Israel, como parte de la represión y damnatio memoriae
decretada por Roma tras la revuelta de Bar Kojba, y es por este motivo que la
tradición posterior habla de la expulsión de los judíos de "Palestina". El nuevo
nombre de la provincia (así como el de Jerusalén, que fue renombrada Aelia
Capitolina) tuvo como fin completar la disociación del pueblo judío con Judea.
Sin embargo, poco después de la creación de Israel, el país tuvo que enfrentarse a
la llamada Guerra de la Independencia contra Egipto, Jordania, Siria, Líbano e Irak,
que atacaron el territorio recién demarcado, señala la página web del Consulado
General de Israel. El conflicto duró 15 meses y en él murieron unos 6000 israelíes,
según datos de la Enciclopedia Britannica.
Israel alberga Jerusalén, una ciudad histórica sagrada para varias religiones del
mundo como el cristianismo, el judaísmo y el islam, que controla desde 1967, señala
la enciclopedia.
Como país, Israel llegó a ser próspero al recibir inmigrantes judíos con un alto nivel
educativo procedentes de distintas partes del mundo, así como grandes sumas de
dinero tras su independencia donadas por personalidades judías, señala la
plataforma informativa.
En la mañana del 7 de octubre de 2023, Hamás (el grupo palestino que gobierna la
Franja de Gaza) lanzó la "Operación Inundación Al-Aqsa" y disparó cientos de
proyectiles contra Israel, invadió territorio israelí por tierra y asesinó a cientos de
personas. El acto es históricamente uno de los mayores ataques contra el Estado de
Israel desde su creación.
Después del Holocausto, muchos sobrevivientes sentían que para los judíos no
había futuro en Europa. Deseaban una patria en la que ya no fueran una minoría
vulnerable. Esas esperanzas se volvieron realidad el 14 de mayo de 1948, cuando
se fundó el estado moderno de Israel. Los judíos han tenido una conexión histórica y
religiosa con la tierra de Israel desde hace miles de años.
Por muchos siglos antes del Holocausto, los judíos de Europa estuvieron sometidos
a la persecución antisemita y con frecuencia a actos de violencia mortífera. El
movimiento sionista se fundó en parte en respuesta al antisemitismo del siglo XIX,
varias décadas antes del Holocausto.
Muchos sobrevivientes del Holocausto lograron llegar a áreas de Europa que habían
sido liberadas por los aliados occidentales. Esperaban encontrar nuevos lugares
donde formar sus hogares y comenzar a vivir de nuevo. Pero cumplir esta aspiración
seguía siendo difícil. Continuaban en vigor las restricciones migratorias a Estados
Unidos, al Mandato de Palestina controlado por los británicos y a otros destinos.
En las zonas de Europa occidental ocupadas por los Aliados, muchos sobrevivientes
del Holocausto se alojaron en campos de refugiados, llamados campos de personas
desplazadas. En su punto culminante en 1947, la población de personas
desplazadas llegó a ser de aproximadamente 250,000. Estos campos no se habían
diseñado para ser residencias permanentes y la mayoría de las personas
desplazadas estaban desesperadas por irse de ahí.
Los británicos empezaron a retirar sus fuerzas en abril de 1948. Los líderes
sionistas se prepararon entonces para establecer formalmente un estado judío
moderno. El 14 de mayo de 1948, David Ben-Gurion anunció la formación del
estado de Israel. Declaró:
El movimiento Sionista.
El sionismo reivindica el vínculo entre los judíos con la histórica región de Palestina,
donde una de las colinas de la antigua Jerusalén era Sión, que es otro de los
nombres por los que se conoce a la ciudad. No se trata de una relación caprichosa.
Los judíos que vivían en la región bajo el imperio romano fueron expulsados de esas
tierras alrededor del siglo II después de la era cristiana, lo que constituyó uno de los
episodios de lo que se llamó la diáspora judía.
Pero más allá del trasfondo religioso, el sionismo, tal cual lo conocemos en la
actualidad, es un movimiento esencialmente político. Lo explica el especialista
Ezequiel Kopel en su libro La disputa por el control de Medio Oriente, donde dice: “A
pesar de que desde la destrucción del primer templo judío, en 586 a.C., y el
posterior exilio en Babilonia, los judíos soñaban con regresar a Sion —lo que se
veía reflejado en sus plegarias y en varias corrientes mesiánicas— el movimiento
sionista moderno, en cambio, fue un grupo secular en línea con los movimientos
nacionales creados en el siglo XIX en Europa”. Y añade: “Su raíz se encuentra en
los límites y problemas que tuvo la comunidad judía en su asimilación en Occidente
y el constante antisemitismo en muchas de esas sociedades”.
El fundador del sionismo fue Theodor Herzl, un periodista austríaco “sin interés en
temas judaicos o en la autodeterminación del pueblo hebreo” —como dice Kopel— y
que aspiraba a la asimilación pero que, a las vistas del antisemitismo, sacó la
conclusión de que la única solución era abandonar la diáspora y establecer un
territorio judío independiente donde gozar de soberanía política. De acuerdo con
diferentes reportes, uno de los episodios determinantes para Herzl fue el caso en
Francia contra Alfred Dreyfus, en 1894. Aunque la Revolución francesa había
prometido la igualdad para los ciudadanos, Dreyfus fue perseguido por su condición
de judío, acusado falsamente de alta traición y condenado, aunque luego fue luego
exonerado.
En 1896, Herzl publica “Der Jundestaat”, que se traduce como “El Estado Judío”,
considerado “la pieza fundamental del sionismo político”. Así lo explica Pedro
Brieguer, sociólogo y periodista, en su libro El conflicto palestino-israelí: “Dado que
los fundadores del sionismo eran intelectuales influenciados por el nacionalismo
europeo, consideraban que la única manera de combatir el antisemitismo era
mediante la creación de un Estado propio, un Estado judío”. Otro elemento a
destacar sobre el movimiento, al menos hasta la Primera Guerra Mundial, como
indica Britannica, es que “el sionismo sólo representaba a una minoría de judíos, en
su mayoría procedentes de Rusia pero liderados por austríacos y alemanes”.
Después de su surgimiento comenzó a celebrarse con regularidad un Congreso
Sionista. De acuerdo con el rabino Goldman, esos encuentros fueron el espacio
donde comienza a cristalizarse el movimiento sionista “alrededor de partidos
políticos y organizaciones que van desde movimientos religiosos hasta movimientos
seculares (desde revisionistas hasta socialistas)”. Según su definición, el
movimiento sionista alberga sectores de todo el espectro político, de la izquierda a
la derecha, socialistas, liberales y religiosos.
En ese entonces, Herzl comenzó a trabajar un sistema de alianzas que, tras algunos
fracasos, derivó en el apoyo del Reino Unido a la causa, aunque ese respaldo no
siempre se expresó de la misma manera. De hecho, en 1903 el gobierno británico
ofreció 15.500 km cuadrados de Uganda deshabitada para la colonización, pero los
sionistas rechazaron la propuesta e insistieron con Palestina.
En 1947, las flamantes Naciones Unidas formaron una comisión especial para
abordar el conflicto, que terminó con la partición del territorio el 29 de noviembre de
ese mismo año a través de la resolución 181. La votación fue impulsada por EE.UU.
y la Unión Soviética. El Estado de Israel fue proclamado, finalmente, el 14 de mayo
de 1948.
Un judío, por su lado, es cualquier persona cuya religión sea el judaísmo. “En el
sentido más amplio del término —aclara Britannica— judío es cualquier persona
perteneciente al grupo que constituye, por descendencia o por conversión, una
continuación del antiguo pueblo judío, que a su vez era descendiente de los hebreos
de la Biblia (Antiguo Testamento)”.
Agrega sobre esto el rabino Daniel Goldman: “‘Judío’ hace alusión a aquel que
abraza y forma parte de la comunidad judía. Esto implica valores religiosos, pero
también culturales y comunitarios. Es la pertenencia a una civilización, algo que
ocurre cuando uno se identifica y forma parte de la cultura y de determinados
valores de una civilización”.
Desde 1896 el término sionista se aplica al movimiento político fundado por Theodor
Herzl, periodista judío nacido en el Imperio austrohúngaro. A pesar de que ese
movimiento no se basó en la religión en su origen, se valió de ese factor como forma
de reclamo para poder crear un Estado judío.
Cuando Herzl escribió ‘Der Judenstaat’ (‘El estado de los judíos’) Palestina no era
su prioridad. Antes había sopesado la posibilidad de crear la nueva nación en otros
lugares como Argentina, Uganda, Chipre, Kenia, Mozambique, la Península del
Sinaí o el Congo.
Finalmente, eligió Palestina motivado por la ‘poderosa leyenda (religiosa)’ que tenía
a su favor, a pesar de que él y otros líderes sionistas que le apoyaban se
declaraban ateos o ‘no creyentes’. El movimiento sionista fue transformándose en
un proyecto colonial desde sus orígenes, reconocido por sus propios dirigentes, con
el objetivo de ir apropiándose del territorio gradualmente, a través de colonias, y
buscando el apoyo, en un primer momento del Imperio otomano, y después, de los
británicos, entre los que había importantes simpatizantes como el banquero Lionel
Walter Rothschild.
De otro lado, en el marco de la Primera Guerra Mundial, hay que destacar que
Francia y Gran Bretaña necesitaban el apoyo de los árabes para vencer a los
otomanos, por lo que utilizaron en su provecho el anhelo de independencia
enmarcado en el ‘gran despertar árabe’ que prevalecía en la región de Próximo y
Medio Oriente.
No obstante, las promesas realizadas en ese sentido desde el inicio por las dos
potencias estaban ya previamente amañadas. Al mismo tiempo que hacían
proposiciones de independencia a los árabes, esos dos países se repartían los
territorios del derrocado Imperio en diferentes zonas.
Los verdaderos planes se habían ido trazando a lo largo de los años con los
Acuerdos secretos de Sykes-Picot en 1916 y fueron desvelados por los
bolcheviques después de la caída del Zar. El inglés Sir Mark Sykes y el francés
George Picot se habían dividido la región en dos zonas bajo su influencia, en forma
de ‘mandatos’. Como consecuencia, la ‘Gran Siria’ se descompondría, Francia se
quedaría con Siria y Líbano, y Gran Bretaña con Transjordania (actual Jordania),
Iraq y Palestina.
Las Naciones Unidas ignoraron así el origen de la población del país otorgándole el
55 % del territorio al Estado judío, pese a que la población seguía siendo
mayoritariamente árabe (musulmanes y cristianos) y a que la población judía no
llegaba a poseer el 6 % de la tierra.
Ambos grupos rechazaron la propuesta. Los judíos, porque querían más territorio
sin la población árabe, y los árabes, porque se negaban a dividir la tierra con una
comunidad colonizadora que quería desarabizarla.
De igual forma, las aldeas, pueblos y barrios de las ciudades donde habitaban
fueron, según el interés, derruidos o vaciados de sus propietarios y ‘rehabitados’ con
los colonos llegados.
Este conflicto histórico, que se agravó con los recientes ataques en la región de la
ya golpeada Franja de Gaza, no solo fomenta el odio entre las poblaciones judías y
árabes del mundo, sino que además divide a los medios de comunicación, a los
gobiernos y a la población mundial en dos bandos (pro-palestina vs pro-israel; anti-
terrorismo vs pro-terrorismo).
Además, desde 1949 existe una Agencia de Naciones Unidas para la Población
Refugiada de Palestina en Medio Oriente (UNRWA, por sus siglas en inglés),
dedicad específicamente a la región.
¿Por qué llevar “casos azules” a una zona de conflicto y no a otra? Esto tiene que
ver con el propio funcionamiento y diseño del Consejo de Seguridad.
La ONU fue fundada en octubre de 1945 luego del fin de la Segunda Guerra
Mundial y tras la firma de la Carta de San Francisco, su acta constitutiva.
En 1946 los cinco países vencedores de aquel conflicto, Estados Unidos, Francia,
Reino Unido, China (inicialmente la República de China, luego su banca pasó a la
República Popular China) y la Unión Soviética (su banca fue heredada por Rusia),
crearon el Consejo de Seguridad como una herramienta diplomática y militar para
“mantener la paz y la seguridad internacionales de conformidad con los principios y
propósitos de las Naciones Unidas”.
En todos estos casos, los Estados miembros de la ONU están obligados a aceptar
las resoluciones según el artículo 25 de la Carta, pero en la práctica esto no
necesariamente sucede, menos aún cuando no hay sanciones, despliegue de tropas
u otras medidas coercitivas.
Así, para intervenir directamente en el conflicto entre Israel y Hamas en Gaza, los
cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad deben estar de acuerdo.
Estados Unidos, de hecho, vetó en 2023 una resolución presentada Brasil para
establecer un alto el fuego humanitario en Gaza, una decisión que, de ser aprobada,
hubiera presionado a Israel a aplicar la medida. En total, EE.UU. ha vetado tres
proyectos de resolución de alto el fuego en el actual conflicto.
Mientras que Rusia y China vetaron ese mismo año una resolución presentada por
Estados Unidos para condenar “inequívocamente” los ataques terroristas de Hamas.
Y, una vez más, Rusia y China vetaron este viernes una resolución de alto el fuego
presentada, en esta ocasión, por Estados Unidos, en la cual la tregua estaba
subordinada a la entrega de rehenes por parte de Hamas.
La última vez que el Consejo de Seguridad aprobó una medida sobre el conflicto
entre israelíes y palestinos fue en 2016: la resolución 2334 rechazaba la validez
legal de los asentamientos israelíes en la Ribera Occidental y reafirmaba los
territorios palestinos en las fronteras previas a la guerra de 1967, pero no establecía
sanciones ni despliegue de cascos azules. La resolución no ha tenido efecto alguno.
El esfuerzo de mediación más claro hasta este momento lo está haciendo Egipto,
que envió una delegación para intentar que las partes alcancen un acuerdo de alto
el fuego en Gaza.
Estados Unidos pidió reducir las tensiones, un llamado al que también se sumó
Rusia y el secretario general de la ONU, António Guterres, que pidieron "garantizar
la seguridad de la población civil" y reiteraron su apoyo al "principio de solución de
dos Estados".
Guterres abogó por la reanudación del proceso de paz entre israelíes y palestinos, y
se mostró dispuesto a convocar una reunión urgente del Cuarteto de Medio Oriente
(Rusia, EEUU, ONU y la Unión Europea), algo que no se ha producido de momento.
En sus últimos meses de su presidencia, Trump logró que cuatro ricos países
árabes normalizaran sus relaciones con Israel.
El apoyo a Israel fue reiterado por Biden, que esta semana habló con el primer
ministro israelí, Benjamín Netanyahu, a quien le transmitió su apoyo "sin fisuras al
derecho de Israel a defenderse".
Y también fue patente en Naciones Unidas, donde Estados Unidos frenó el
miércoles una posible declaración del Consejo de Seguridad de la ONU sobre el
conflicto en una reunión de urgencia a puerta cerrada y bloqueó una nueva sesión
del Consejo originalmente programada para este viernes, aunque finalmente acordó
trasladarla al domingo.
Esa posición le valió las críticas de China, que a medida que ha escalado la crisis ha
asumido la causa palestina en el Consejo de Seguridad, y este viernes acusó a
Estados Unidos de "ignorar el sufrimiento" del pueblo palestino.
Egipto, que fue el primer país árabe en firmar la paz con Israel, siempre ha sido una
pieza clave para rebajar la tensión entre Israel y el movimiento islamista de Hamás
que controla la Franja de Gaza.
Lo fue durante los conflictos anteriores de 2008, 2012 y 2014, y también durante
otros picos de violencia más recientes.
La delegación egipcia llegó a la Franja de Gaza para debatir las condiciones de una
tregua con representantes de Hamás, aunque no trascendieron detalles sobre las
conversaciones.
Bajo los Acuerdos de Abraham, concluidos en los últimos meses del gobierno de
Trump, esos países no solo formalizaron sus relaciones con Israel, sino que también
se embarcaron en una cooperación sin precedentes en una amplia gama de
sectores, incluida la seguridad y la inteligencia.
Hace años que los Estados del Golfo colaboran con Israel en asuntos comerciales y
de seguridad. Suelen hacerlo detrás de bambalinas, aunque en 1996, Omán y Catar
abrieron oficinas de representación comercial en Israel (pero las cerraron en 2000).
Durante el lustro previo a la firma de los acuerdos, los dirigentes israelíes y
emiratíes se reunieron en secreto en varias oportunidades para dialogar sobre la
seguridad regional, una eventual cooperación militar y la amenaza que representaba
Irán para sus intereses. En 2015, Israel abrió su primera misión diplomática en Abu
Dabi, vinculada con la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA, del
inglés International Renewable Energy Agency). Tres años después, los EAU fueron
sede de las negociaciones entre Israel y Turquía, para ayudarlos a restablecer los
lazos bilaterales.
Las elites emiratíes presentan los Acuerdos de Abraham como una etapa hacia un
Oriente Próximo más armonioso, con centro en los EAU. Los Emiratos apuntan a
favorecer la integración regional con un enfoque denominado de “buena vecindad”.
Esa lógica no resolvió todas las fricciones que Abu Dabi enfrenta con otras capitales
regionales, pero permitió reducir las tensiones con Catar, Siria y Turquía y al mismo
tiempo fortalecer los lazos con Israel e Irán. Así, como declaró un funcionario
emiratí, los Acuerdos de 2020 “cambiarían la situación y harían posible la
coexistencia [árabe-israelí]”. Los atractivos de la normalización incluían la
estimulación del comercio, el fortalecimiento de los vínculos con Washington —
gobernado entonces por el expresidente Donald Trump, que había insistido mucho
en sellar el acuerdo— y la adopción de nuevos modos de interacción con Israel.
Según los dirigentes emiratíes, esas ventajas aumentarían las posibilidades de paz
y la interconectividad de la región. En paralelo, los EAU le enviaban un mensaje
claro a Estados Unidos, a saber, que eran un socio regional fiable a largo plazo. De
ese modo, lograron desbloquear la venta de sistemas de armas y de aviones de
última generación.
Los dirigentes emiratíes afirmaron que a comienzos del año 2020 disuadieron al
primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, de poner en marcha su amenaza de
anexar oficialmente Cisjordania, pero Israel respondió que simplemente había
suspendido esa iniciativa, mientras continuaba de facto su anexión del territorio
mediante la construcción de nuevas colonias. En 2023, el embajador de los
Emiratos en Estados Unidos, Yousef Al Otaiba, que había encabezado las
negociaciones de la normalización, admitió que Israel solo había aceptado una
pausa en la anexión de Cisjordania, contradiciendo así una declaración anterior,
según la cual la firma de los acuerdos “ponía término de inmediato a la anexión”.
Los dirigentes palestinos le reprocharon a los Emiratos no haber obtenido un
compromiso vinculante de parte de Israel y haber contribuido, al contrario, a
normalizar la anexión de hecho.
Las críticas contra los acuerdos se intensificaron con la guerra de Israel en Gaza.
En entrevistas con el Crisis Group y medios de comunicación, formadores de
opinión emiratíes y de otros países árabes señalan que los dirigentes de los países
que normalizaron sus relaciones con Israel, como los EAU, pensaban que la
cuestión palestina podía ser eludida en las relaciones entre Israel y los árabes, y
subrayan lo cortoplacista que resultaba esa visión.
La guerra plantea otros desafíos para los dirigentes emiratíes. Uno de los
principales objetivos estratégicos de Abu Dabi es la estabilidad regional y la mejora
de la “conectividad” interregional, es decir, las relaciones con África, Oriente
Próximo y Asia. Aunque las políticas de los EAU no siempre favorecen esos
objetivos (Abu Dabi fue acusado en numerosas oportunidades de alimentar la
guerra civil en Sudán), los dirigentes emiratíes aspiran claramente a desarrollar los
lazos comerciales, con los EAU como polo comercial y logístico. La violencia cíclica
en Israel-Palestina, que se propaga más allá de las fronteras, representa un
obstáculo para esas ambiciones. Un ejemplo de sus efectos nefastos son los
ataques de los militantes hutís de Yemen contra la navegación en el mar Rojo, una
vía comercial regional esencial.
Los dirigentes emiratíes siguen defendiendo sus relaciones con Israel y arguyen que
al menos les permiten brindar asistencia a las personas que lo necesitan. Un
empresario emiratí declaró a Crisis Group: “No hemos abandonado a los palestinos.
Las relaciones con Israel nos permitieron movilizarnos y brindar rápidamente ayuda
humanitaria”. Durante la semana posterior al comienzo de la guerra, los Emiratos
enviaron un avión con suministros médicos a El Arish, en la península egipcia del
Sinaí, y destinaron más de 34 millones de dólares (31 millones de euros) de
asistencia a Gaza. Durante los últimos seis meses, el país evacuó a niños que
requerían atención médica y construyó un hospital de campaña y un hospital
marítimo, así como una planta desalinizadora para remediar la escasez de agua en
la Franja de Gaza.
Los EAU también estiman que sus relaciones oficiales con Israel los colocan en una
posición de fuerza para contribuir a la reconstrucción de Gaza y a los esfuerzos
destinados a resolver el conflicto a largo plazo. Abu Dabi indicó claramente que solo
participará en el financiamiento de la reconstrucción si existe “un plan viable de
solución de dos Estados”. Los partidarios de la continuación de las relaciones
afirman que no se trata de una “normalización moral” sino, como apuntó un
universitario emiratí, de una manera de garantizar que Israel “se considere
conectado al resto de la región”. Según los EAU, al reforzar sus relaciones con los
países árabes de la región, Israel se sentirá menos amenazado y por lo tanto se
mostrará más dispuesto a abordar la cuestión palestina de un modo que permita
una solución durable del conflicto. Sin embargo, a falta de un plan orientado a la
creación de un Estado palestino o, por lo menos, a terminar con la guerra en Gaza,
las reacciones negativas en la población de los Emiratos solo se intensificarán y
harán que las relaciones con Israel se vuelvan cada vez más difíciles de mantener.
Hamás es un movimiento islamista que tiene una rama política y una militar.
Gobierna Gaza desde que ganó las elecciones en 2006 y se hiciera con el control
de la Franja un año más tarde tras expulsar a su rival político, Fatah.
Como tal, administra un territorio en el que viven más de 2,3 millones de personas, y
es responsable de unos 50.000 funcionarios.
Además, para algunos palestinos, Hamás no es solo un grupo miliciano, sino que
encarna una idea. “Israel puede matar a los milicianos y destruir todo el territorio,
pero no puede matar la determinación de luchar contra la ocupación y alcanzar la
independencia nacional”, explica a BBC Mundo Imad K. Harb, director de
investigación y Análisis del centro de estudios Arab Center Washington DC.
Un año después del inicio de la guerra, “Gaza, como territorio, sus ciudades, sus
infraestructuras, han sido destruidas y ha habido un tremendo sufrimiento, pero
Hamás no ha sido destruido como organización”, añade Fakhro.
En ellos se cree que se esconde el hombre que ideó el ataque del 7 de octubre y
que se ha ha sustituido a Haniya tras su muerte: Yahia Sinwar.
“Hay una tensión, si no una contradicción, entre estos objetivos ya que, para
rescatar a los rehenes, el ejército israelí no puede lanzar en los túneles el tipo de
ataques que necesitaría para matar a los milicianos de Hamás y sus líderes, entre
ellos Sinwar”, analiza para BBC Mundo Dov Waxman, director del centro Y&S
Nazarian de Estudios sobre Israel de la Universidad de California.
Los analistas consultados por BBC Mundo también coinciden en el papel que tiene
el actual ejecutivo israelí en la forma en la que se ha llevado a cabo la guerra y en
que no se haya alcanzado aún un alto el fuego.
Israel está gobernado desde finales de 2022 por una coalición formada por el Likud,
el partido de derechas del primer ministro Netanyahu, y una serie de pequeños
grupos políticos entre los que se encuentran formaciones de corte ultraderechista,
supremacista judío y antiárabe como Sionismo Religioso y Otsmá Yehudit.
Se trata, según valora Elham Fakhro, de la “coalición más de derechas que Israel
haya tenido nunca”.
Estos partidos, aunque son minoritarios, han acabado por acaparar algunas de las
carteras más importantes del Ejecutivo.
Por un lado está uno de los ejércitos más potentes del mundo, y por el otro una
milicia islamista con poderosos aliados como Irán, que les ha suministrado
armamento, pero que lleva aislada en el territorio de Gaza desde hace 17 años.
Sin embargo, Hamás ha logrado resistir el envite de Israel durante un año y sigue,
mediante una guerra de guerrillas, causando bajas entre los soldados israelíes.
Hamás contaba con la ventaja de la sorpresa: llevaba años preparándose para esta
guerra.
Para ello había construido una red de túneles que se estima en más de 500
kilómetros y que permite a sus milicianos esconderse del ejército israelí, “que no ha
podido participar en el tipo de batallas, enfrentamientos directos, para los que los
soldados israelíes están preparados y entrenados”, argumenta Waxman.
“La escala de devastación y sufrimiento solo puede compararse con lo que los
palestinos llaman la Nakba, la catástrofe de 1948”, explica el profesor de la
Universidad de California.
Waxman ha recogido testimonios en Gaza que aseguran que “hay una profunda
rabia contra Israel, por supuesto, pero también contra Hamás, ya que esta es una
guerra para la que se habían preparado y gastado millones de dólares en construir
este sistema de túneles para protegerse, mientras que no hicieron nada para
proteger a la población civil”.
El fin de la guerra no está a la vista, pero el día que llegue no hay nada planeado
para hacerse cargo de un territorio en el que viven 2,3 millones de personas y que
habrá quedado arrasado.
Numerosos analistas consideran que los últimos gobiernos israelíes -y más aún el
actual- han alimentado esta división entre las facciones palestinas para minar la
posibilidad de la creación de un Estado Palestino.
La ANP se ha visto así debilitada por el auge de Hamás, pero también ha perdido
crédito a ojos de los palestinos, “que la consideran corrupta y casi como una
subcontrata de la ocupación israelí en Cisjordania, así que muchos no creen que
sea legítima”, agrega la investigadora.
Más de 150.000 palestinos que están empleados en Israel han perdido sus
permisos de trabajo desde el inicio de la guerra y miles de funcionarios no están
cobrando sus salarios en parte porque Israel -el mismo Smotrich, a la cabeza del
ministerio de Finanzas- ha congelado cientos de millones de dólares en fondos
pertenecientes a la ANP.
“Hay que distinguir entre los regímenes árabes y los pueblos árabes. Los gobiernos
abandonaron Palestina hace mucho tiempo, pero sus poblaciones aún creen que la
causa palestina es la más importante para los árabes”, argumenta Imad K. Harb.
Existe, coincide Elham Fakhro, una desconexión entre los gobiernos árabes y su
opinión pública: “en el mundo árabe hay una gran simpatía hacia los palestinos y la
catástrofe que viven en Gaza y quieren que sus gobiernos hagan más, quieren que
rompan relaciones diplomáticas, que expulsen a los embajadores como mínimo, y
no lo han visto”. A pesar de todo, existe un interés arrollador entre el mundo árabe
por que finalice la guerra debido a sus consecuencias desestabilizadoras para toda
la región, como se está viendo en Líbano con Hizbulá.
Sin embargo, ¿tienen realmente capacidad los vecinos árabes para presionar a
Israel y Hamás?
Dov Waxman cree que no: “ningún país árabe tiene la capacidad o la influencia para
poner fin a esta guerra. Eso recae en el gobierno israelí y podría decirse que en
Estados Unidos”.
SOLUCIONES PROPUESTAS
La solución de los dos Estados se refiere a un plan para crear un Estado palestino
separado del Estado de Israel. El objetivo es atender las reivindicaciones palestinas
de autodeterminación nacional sin socavar la soberanía de Israel. El primer intento
de crear Estados separados se produjo antes de la independencia de Israel en
1948. El año anterior, las Naciones Unidas aprobaron la Resolución 181 en la que
se esbozaba un plan de partición que dividiría el Mandato de Palestina (bajo control
británico) en Estados judíos y árabes separados. Las fronteras propuestas por la
ONU nunca se materializaron. Poco después de que Israel declarara su
independencia, Siria, Jordania y Egipto la invadieron, desencadenando la primera
guerra árabe-israelí. Más de 700 000 palestinos fueron desplazados del nuevo
Estado de Israel, huyendo a Cisjordania, Gaza y los Estados árabes circundantes.
Otro tipo de solución de un solo Estado no es viable por una razón diferente. Los
ministros más ultraderechistas del parlamento israelí han defendido ampliar el
control soberano total sobre Cisjordania y Gaza y fomentar los asentamientos judíos
masivos en estas zonas. Tal acción provocaría la ira de la comunidad internacional y
de las organizaciones de derechos humanos y se consideraría equivalente a una
limpieza étnica.
Dos semanas antes del horror del 7 de octubre, el primer ministro israelí, Benjamín
Netanyahu, apareció ante la Asamblea General de Naciones Unidas anunciando "el
amanecer de una nueva era de paz entre Israel y sus vecinos árabes".
El cuarto de siglo en el que "los llamados expertos" dominaron con "su enfoque" (la
negociación de uns solución basada en dos estados con Israel y el futuro Estado
palestino compartiendo territorio entre el río Jordán y el Mediterráneo) no ha
conducido "a un solo tratado de paz", afirmó Netanyahu.
"En 2020, bajo el enfoque que defendí (...) sin demora, logramos un asombroso
avance. Cuatro tratados de paz en cuatro meses, con cuatro países árabes", se
felicitó el líder israelí.
CONCLUSIONES
Actualmente, como se vio en los capítulos anteriores, se vive un proceso de paz que
se ha visto obstaculizado por diversos factores, pero sobretodo por el incremento en
la violencia y las hostilidades de ambas partes. ¿Dará los resultados que se esperan
esta nueva propuesta para solucionar el conflicto? La respuesta lamentablemente
tiende más a lo negativo, debido a una razón muy importante, y es que, entre otras
cuestiones, hace falta la voluntad que se tenía en los procesos de paz anteriores
para llevarlo a cabo.
Así, se puede decir que el plan de paz, elaborado e impulsado principalmente por
George W. Bush, no responde a las expectativas y necesidades ni de israelíes, ni de
palestinos, sino a las de Estado Unidos, cuyas prioridades actuales se encuentran
en esta región, sobretodo por lo que ocurre en Irak. Como también se mencionó
anteriormente, a raíz de los ataques que sufrió el “Tío Sam” el 11 de septiembre de
2001, y que fueron atribuidos al fundamentalismo islámico, Bush enfocó todos sus
esfuerzos y recursos para lanzar una ofensiva global contra el terrorismo. Esto, por
obvias razones, hizo que volteara hacia Medio Oriente y pretende, por principio de
cuentas, establecer los valores occidentales ahí. Se vio hace dos años en
Afganistán y se ve actualmente en Irak, hasta el momento con poco éxito, excepto
por el derrocamiento de los regímenes de ambos países.
Un acercamiento con los países árabes, satisfaciendo las demandas palestinas, así
como contar con la mayor cantidad de gobiernos pro-occidentales en la región, le
garantizaría a Estado Unidos grandes cantidades de crudo para satisfacer sus
necesidades.
La situación se vuelve entonces, un círculo vicioso del que no han podido salir.
Coincido entonces con el Presidente Bush, de que es un imperativo terminar con la
violencia en Oriente Medio para conseguir un Estado palestino y lograr la paz, pero
no con las bases en que el supuesto Estado palestino pretende ser conformado.
BIBLIOGRAFÍA
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¿En qué consiste la solución de los dos Estados para el conflicto entre Israel y los
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¿Qué es el sionismo? Diferencias y puntos de contacto con los judíos y los israelíes.
Por Sofía Benavides. 13:03 ET (17:03 GMT) 20 de octubre de 2023.
https://cnnespanol.cnn.com/2023/10/20/sionismo-que-es-diferencia-judios-israelies-
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¿Cómo surge el conflicto entre Israel y Palestina?. Picture of Mtra. Itzel Pamela
Pérez Gómez. Por: Mtra. Itzel Pamela Pérez Gómez. 17 de octubre del 2023.
https://merida.anahuac.mx/noticias/conflicto-entre-israel-y-palestina#:~:text=El
%20conflicto%20entre%20Israel%20y%20Palestina%20se%20remonta%20a
%201917,formaba%20parte%20del%20Imperio%20Otomano).