0% encontró este documento útil (0 votos)
2 vistas48 páginas

Documento 2

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1/ 48

Conflicto Israelí-Árabe.

Antecedentes de la nación israelita.

El surgimiento de Israel fue uno de los acontecimientos históricos que configuraron


el siglo XX y está estrechamente ligado al final de la Segunda Guerra Mundial y al
dominio británico en Oriente Próximo.

El país se declaró Estado independiente el 14 de mayo de 1948, según la página


web del Consulado General de Israel. El acontecimiento formaba parte de una
resolución de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) de noviembre de
1947, en un plan para dividir la región de Palestina (antigua provincia otomana de
Palestina) entre Israel y un Estado que aglutinara a la población local de habla
árabe.

El 14 de mayo de 1948, Israel proclamó su independencia. Menos de 24 horas más


tarde, los ejércitos regulares de Egipto, Jordania, Siria, Líbano e Irak lo invadieron,
forzando a Israel a defender la soberanía recién recobrada en su patria ancestral.

David Ben-Gurión declara la independencia del nuevo estado de Israel. El país


recibe una gran oposición internacional, pero también un gran apoyo de otros
países. Pues es visto como un refugio seguro para las numerosas víctimas de la
persecución nazi a los judíos en Europa.

Este país se considera la tierra prometida y sagrada de los judíos creyentes. Su


conexión con estas tierras está descrita en la Torá, el libro sagrado de la religión
judía. Además, numerosos judíos consideran al país como un lugar seguro. Desean
alejarse del antisemitismo que han padecido durante siglos en Europa. A lo largo de
muchos años, los judíos europeos han emigrado a Palestina. Aunque no lo hicieron
en forma pacífica, pues hubo enfrentamientos entre los judíos y los árabes que
habitan en esas tierras y las tropas de Gran Bretaña, que gobernaron el país desde
1917.

Después de la Segunda Guerra Mundial, el anhelo de muchos judíos es abandonar


Europa y emigran a Palestina. Gran Bretaña no lo permite y envía a los inmigrantes
judíos de regreso o los encierra en campos.
En 1947, las Naciones Unidas acuerdan dividir el territorio Palestino entre los judíos
y los árabes. Muchísimos árabes, así como organizaciones judías no están de
acuerdo con esto y la lucha que se desata a continuación es ganada por los judíos.

Un día después que se proclama el Estado de Israel, los países árabes vecinos
atacan a Israel. Esta guerra dura aproximadamente un año y el vencedor es Israel.

Una nutrida parte de la población árabe de la antigua Palestina fue expulsada y


huyó. Ellos y los demás árabes que permanecen, a partir de ese momento, son
llamados palestinos.

En los primeros tres años de su creación emigran desde Europa a Israel


aproximadamente 600.000 judíos.

Resumen de la Cronología de la Historia Judía e Israelí:

- *S. XVII - VI AEC (Era Bíblica):* Los patriarcas Abraham, Isaac y Jacob se
establecen en la Tierra de Israel. Los israelitas emigran a Egipto debido a una
hambruna. Moisés lidera el Éxodo y recibe la Torá en el Monte Sinaí. Los israelitas
se asientan en la Tierra de Israel, donde se establece la monarquía judía con Saúl
como primer rey y David convierte a Jerusalén en su capital. Se construye el Primer
Templo por Salomón, que es destruido por Babilonia en 586 AEC.

- *Periodo del Segundo Templo (538-142 AEC):* Los judíos regresan de Babilonia y
reconstruyen el Templo. Alejandro Magno conquista la región, seguido por la
Rebelión Macabea. Judea se convierte en un reino autónomo bajo la dinastía
hasmonea, hasta que es capturada por Roma en 63 AEC.

- *Dominio Romano (63 AEC - 313 EC):* Herodes gobierna y refacciona el Templo.
Se produce el ministerio de Jesús, la destrucción de Jerusalén y el Segundo Templo
en 70 EC, y el levantamiento de Bar Cojbá en 132-135 EC. Se completa la Mishná
alrededor de 210 EC.

- *Dominio Extranjero (313-1917):* La región pasa por el dominio bizantino, árabe,


cruzado, mameluco y otomano. Se producen importantes eventos como la
construcción del Domo de la Roca en 691 y la publicación del Shulján Aruj en 1564.
La inmigración judía aumenta a finales del siglo XIX.
- *Dominio Británico (1918-1948):* Se establece el Mandato Británico sobre
Palestina. Se producen varias olas de inmigración judía y se funda la Agencia Judía.
En 1947, la ONU propone la creación de estados árabe y judío.

- *Estado de Israel (1948 en adelante):* El 14 de mayo de 1948 se proclama el


Estado de Israel, seguido de la Guerra de Independencia. Se firman acuerdos de
armisticio en 1949 y se establece la Knéset. A lo largo de las décadas, Israel
enfrenta conflictos, realiza acuerdos de paz, y experimenta cambios políticos y
sociales significativos, incluyendo la firma del Tratado de Paz con Egipto en 1979 y
la implementación de autogobierno palestino en 1994.

- *Eventos recientes (2000-2010):* La violencia estalla nuevamente, y se llevan a


cabo operaciones militares en Gaza. Benjamin Netanyahu es elegido primer ministro
en 2009, y en 2010, Israel se une a la OCDE.

Esta cronología abarca desde los orígenes bíblicos del pueblo judío hasta los
eventos contemporáneos en el Estado de Israel, reflejando su historia compleja y
multifacética.

Evolución histórica y política del territorio ocupado por Israel.

En lo que pasó a ser conocido como la Guerra de la Independencia de Israel, las


recién formadas y mal equipadas Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) rechazaron a
los invasores en combates intermitentes que se prolongaron por unos 15 meses y
cobraron más de 6.000 vidas (casi el uno por ciento de la población judíal del país
en aquel entonces).

Durante los primeros meses de 1949, se mantuvieron negociaciones directas, bajo


los auspicios de la ONU, entre Israel y cada uno de los países invasores (excepto
Irak, que se ha negado a negociar con Israel hasta la fecha), cuyo resultado fueron
acuerdos de armisticio que reflejaban la situación al término de los combates.

La planicie costera, la Galilea y todo el Néguev, quedaron bajo la soberanía de


Israel, Judea y Samaria (la Cisjordania) pasaron a dominio jordano, la Franja de
Gaza quedó bajo administración egipcia, y la ciudad de Jerusalén quedó dividida,
controlando Jordania la parte oriental, incluida la Ciudad Vieja, e Israel el sector
occidental.
Terminada la guerra, Israel se centró en la construcción del estado por el que había
luchado tanto y tan duramente. La primera Knéset (parlamento) de 120 bancas
empezó a sesionar después de las elecciones nacionales (25 de enero de 1949) en
las que participó cerca del 85 por ciento del electorado.

Dos personas que guiaron a Israel hacia la independencia pasaron a ser los líderes
del país: David Ben-Gurión, presidente de la Agencia Judía, fue elegido primer
ministro, y Jaim Weizmann, presidente de la Organización Sionista Mundial, fue
designado primer presidente del país. El 11 de mayo de 1949, Israel ocupó su lugar
como 59° miembro de las Naciones Unidas.

De acuerdo con el concepto de "reunión de los exiliados", razón de ser de Israel, las
puertas del país se abrieron de par en par, otorgando a todo judío el derecho a
establecerse en Israel y obtener la ciudadanía a su llegada. En los primeros cuatro
meses de independencia alrededor de 50.000 inmigrantes, en su mayoría
sobrevivientes del Holocausto, arribaron a Israel. Hacia fines de 1951, habían
llegado 687.000 hombres, mujeres y niños, más de 300.000 de ellos refugiados de
los países árabes, duplicándose así la población judía.

Los aprietos económicos causados por la Guerra de Independencia y la necesidad


de mantener a una población en rápido crecimiento obligaron a imponer un régimen
de austeridad interna y recurrir a ayuda financiera del exterior.

La asistencia otorgada por el gobierno de los Estados Unidos, préstamos de bancos


norteamericanos, contribuciones de los judíos de la diáspora y las reparaciones
pagadas por Alemania se emplearon en la construcción de viviendas, la
mecanización de la agricultura, la creación de una marina mercante y una línea
aérea, la explotación de minerales, el desarrollo de la industria y la ampliación de las
redes de caminos, telecomunicaciones y electricidad.

Hacia fines de la primera década de la existencia del estado la producción industrial


se había duplicado, al igual que el número de personas empleadas, y las
exportaciones industriales se habían cuadruplicado. La vasta expansión de la
agricultura había permitido la autosuficiencia en el abastecimiento de todos los
productos alimenticios básicos excepto carne y granos. Unas 20.000 hectáreas de
tierra, en su mayoría árida, fueron reforestadas y se plantaron árboles a lo largo de
unos 800 km. de carreteras.
El sistema de educación que había sido desarrollado por la comunidad judía en el
período preestatal, e incluía ahora al sector árabe, fue ampliado grandemente. La
educación pasó a ser gratuita y obligatoria para todos los niños entre los 5 y 14 años
de edad (desde 1978 es obligatoria hasta los 16 años y gratuita hasta los 18). La
actividad cultural y artística floreció, combinando elementos del Oriente Medio, de
África del Norte y del Occidente, a medida que los judíos que llegaban de todas
partes del mundo traían consigo las tradiciones particulares de sus comunidades,
así como aspectos de la cultura prevaleciente en los países en los que habían vivido
durante generaciones. Cuando Israel celebró su décimo aniversario, la población del
país sobrepasaba los dos millones de almas.
Los años de construcción del estado se vieron enturbiados por serios problemas de
seguridad. Los acuerdos de armisticio de 1949 no solamente no abrieron el camino
hacia una paz permanente, sino que fueron constantemente violados.

En violación de la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU del 10 de


septiembre de 1951, se impidió el paso por el Canal de Suez de barcos en camino a
Israel o que habían zarpado de él; se intensificó el bloqueo del Estrecho de Tirán; se
multiplicaron las incursiones de terroristas a Israel desde los países árabes vecinos
para cometer asesinatos y sabotaje; y la península del Sinaí se convirtió
gradualmente en una enorme base militar egipcia.

Después de la firma de una alianza militar tripartita entre Egipto, Siria y Jordania
(octubre de 1956), la inminente amenaza a la existencia de Israel se intensificó. En
el curso de una campaña de ocho días las Fuerzas de Defensa de Israel tomaron la
Franja de Gaza y toda la península del Sinaí, deteniéndose a 16 km. al este del
Canal de Suez.

La decisión de las Naciones Unidas de apostar una Fuerza de Emergencia de la


ONU (FENU) a lo largo de la frontera entre Israel y Egipto, y el compromiso egipcio
de permitir la libre navegación en el Golfo de Eilat, llevaron a Israel a aceptar una
retirada por etapas (noviembre de 1956 a marzo de 1957) de las áreas conquistadas
algunas semanas antes. Se abrió así el paso por el Estrecho de Tirán, permitiendo
a Israel desarrollar su comercio con los países de Asia y Africa Oriental, así como
importar petróleo del Golfo Pérsico.
Durante la segunda década de existencia del país (1958-68) las exportaciones se
duplicaron y el PNB aumentó en un 10 por ciento anual. Algunos productos
previamente importados, como papel, neumáticos, radios y refrigeradores ahora
eran manufacturados en el país, pero el más rápido crecimiento tuvo lugar en las
recién creadas industrias de metales, maquinaria, químicos y electrónica. Dado que
el mercado interno para los alimentos cultivados en el país estaba alcanzando
rápidamente el punto de saturación, el sector agrícola empezó a plantar una
variedad de cultivos para la industria procesadora de alimentos, así como para la
exportación de productos frescos. Se construyó un segundo puerto de aguas
profundas en Ashdod, en la costa Mediterránea, adicional al existente en Haifa, para
ocuparse del gran volumen de comercio.

En Jerusalén, se construyó la sede permanente de la Knéset y se edificaron las


instalaciones del Centro Médico Hadassah y de la Universidad Hebrea en nuevos
sitios, para reemplazar las sedes de ambas instituciones en el Monte Scopus, que
debieron ser abandonadas durante la Guerra de la Independencia. También se creó
el Museo de Israel con el objeto de reunir, conservar, estudiar y exhibir los tesoros
artísticos y culturales del pueblo judío.

Las relaciones exteriores se ampliaron constantemente, estrechándose los lazos


con Estados Unidos, los países de la Comunidad Británica de Naciones, la mayoría
de los estados de Europa Occidental, prácticamente todos los países de
Latinoamérica y Africa y algunos de Asia. Se emprendieron amplios programas de
cooperación, en los que cientos de médicos, maestros, ingenieros, agrónomos,
expertos en regadío y organizadores juveniles israelíes compartieron sus
conocimientos y experiencias con sus homólogos de otros países en desarrollo. En
1965, Israel intercambió embajadores con la República Federal de Alemania, un
paso que había sido demorado debido a los amargos recuerdos del pueblo judío por
los crímenes cometidos contra él durante el régimen nazi (1933-45). La
normalización de las relaciones entre ambos países tropezó en Israel con una
vehemente oposición y suscitó amplias controversias.
El juicio de Eichmann: En mayo de 1960, Adolf Eichmann, uno de los principales
organizadores del programa de exterminio nazi durante la Segunda Guerra Mundial,
fue traído a Israel para ser sometido a juicio bajo la Ley de Castigo a Nazis y
Colaboradores con los Nazis (1950).

En el juicio (abril de 1961), Eichmann fue hallado culpable de crímenes contra la


humanidad y contra el pueblo judío y fue sentenciado a muerte. Su apelación ante el
Tribunal Supremo fue rechazada y el 30 de mayo de 1962 fue ahorcado. Esta es la
única ocasión en que se ha cumplido una pena de muerte en Israel

Las esperanzas de gozar de otra década de relativa tranquilidad se borraron con la


escalada de las incursiones de terroristas árabes a través de las fronteras de Egipto
y de Jordania, los persistentes bombardeos de la artillería siria contra asentamientos
agrícolas en el norte de la Galilea, y el masivo equipamiento militar de los países
árabes vecinos. Cuando Egipto nuevamente trasladó grandes fuerzas militares al
desierto del Sinaí (mayo de 1967), ordenó a las fuerzas de paz de la ONU
(desplegadas desde 1957) retirarse de la zona, reimpuso el bloqueo del Estrecho de
Tirán y estableció una alianza militar con Jordania, Israel se encontró ante ejércitos
árabes hostiles en todos los frentes.

Dado que los países árabes vecinos se preparaban a destruirlo, Israel invocó su
derecho inherente de defensa propia, lanzando (5 de junio de 1967) un ataque
preventivo contra Egipto en el sur, seguido por un contraataque a Jordania en el
este y la expulsión de las fuerzas sirias atrincheradas en las Alturas del Golán en el
norte.

Al término de seis días de contienda, las líneas de cese el fuego anterior fueron
reemplazadas por otras nuevas, quedando bajo control israelí Judea, Samaria,
Gaza, la península del Sinaí y las Alturas del Golán. Los poblados del norte del se
libraron de la pesadilla de 19 años de constante bombardeo sirio; se aseguró el
paso de embarcaciones israelíes por el Canal de Suez y los Estrechos de Tirán, y
Jerusalén, que había quedado dividida entre Israel y Jordania desde 1949, fue
reunificada bajo autoridad israelí.

Después de la guerra, el desafío diplomático de Israel fue cómo traducir sus


ganancias militares en una paz permanente, basada en la resolución 242 del
Consejo de Seguridad que llamaba, entre otras cosas, al "reconocimiento de la
soberanía, integridad territorial e independencia política de cada uno de los estados
del área y a su derecho a vivir en paz dentro de fronteras seguras y reconocidas,
libre de amenazas o actos de fuerza".La posición árabe, sin embargo, tal como fue
formulada en la conferencia cumbre de Jartum (agosto de 1967) fue: "no paz con
Israel, no negociaciones con Israel y no reconocimiento de Israel." En septiembre de
1968, Egipto inició una "guerra de desgaste", con acciones estáticas esporádicas a
lo largo de las márgenes del Canal de Suez, que gradualmente aumentó hasta
llegar a ser una guerra total limitada, con graves pérdidas para ambas partes. Las
hostilidades concluyeron en el verano de 1970, cuando Egipto e Israel aceptaron
restablecer el cese de fuego a lo largo del Canal de Suez.

La guerra de Yom Kipur, 1973 Tres años de relativa calma en las fronteras
concluyeron súbitamente , cuando Egipto y Siria lanzaron por sorpresa un ataque
coordinado contra Israel el 6 de octubre de 1973, el día de Yom Kipur, la fiesta más
sagrada del año judío. El ejército egipcio cruzó el Canal de Suez, y las tropas sirias
invadieron las Alturas del Golán.Durante las siguientes tres semanas, las Fuerzas
de Defensa de Israel lograron repeler a los atacantes y, pasando a la ofensiva,
cruzaron el Canal de Suez hacia territorio egipcio y avanzaron hasta 32 km. de la
capital siria, Damasco. Dos años de difíciles negociaciones entre Israel y Egipto y
entre Israel y Siria, llevaron a acuerdos de separación de fuerzas, según los cuales
Israel se retiró de partes de los territorios capturados durante la guerra.

Operación Paz para la Galilea, 1982

Israel nunca deseó un conflicto con su vecino del norte, el Líbano. Sin embargo,
cuando la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) se redesplegó en el
sur del Líbano después de haber sido expulsada de Jordania (1970) y perpetró
reiterados actos terroristas contra los poblados y aldeas del norte de Israel (Galilea),
causando numerosas víctimas y muchos daños materiales, las Fuerzas de Defensa
de Israel cruzaron la frontera (1982).

La "Operación Paz para la Galilea" obligó a la OLP a retirar del área la masiva
infraestructura organizativa y militar que había establecido allí. Durante los
siguientes 18 años, Israel mantuvo una pequeña zona de seguridad en el sur de ese
país, adyacente a su frontera norte, para proteger a la población de la Galilea de
posibles ataques por parte de elementos hostiles.
Segunda Guerra del Líbano

En mayo de 2000, Israel retiró todas sus fuerzas desde la zona de seguridad en el
sur del Líbano. Líbano, sin embargo no cumplió con las Resoluciones 425 y 1559
del Consejo de Seguridad, que exigen el desmantelamiento de Hezbolá y el
despliegue del ejército libanés en el sur del Líbano.

Como resultado de este fracaso, la violencia estalló en julio de 2006, tras el


secuestro por Hezbolá de dos soldados israelíes y el bombardeo de las ciudades del
norte de Israel. En el conflicto que siguió, que llegó a ser conocida como la Segunda
Guerra del Líbano, más de 4.000 cohetes fueron disparados contra objetivos civiles
en Israel. La lucha concluyó en agosto de 2006 y la Resolución CSNU 1701 se
aprobó, pidiendo la liberación incondicional de los soldados israelíes capturados, el
despliegue de soldados de la FPNUL y libaneses en el sur del Líbano, y el
establecimiento de un embargo sobre el suministro de armas suministradas a los
grupos armados libaneses.

Operación de Gaza 2008

Después de la retirada de Israel de la Franja de Gaza y cuatro en los asentamientos


del norte de Cisjordania en 2005, y la elección de Hamás en 2007, el terrorismo
contra Israel aumentó. Miles de cohetes han sido disparados contra el sur de Israel
desde la Franja de Gaza, resultando en daños a la propiedad y lesiones físicas y
psicológicas a la población que vive en el sur. Esto creó una situación en la que
Israel se vio obligado a emprender una acción militar en la forma de la Operación
Plomo Fundido (27 de diciembre de 2008 hasta 18 enero 2009).

TERRORISMO

El terrorismo árabe y palestino se inició décadas antes de la independencia de Israel


y continúa hasta ahora. Durante las dos décadas anteriores a la Guerra de los Seis
Días, miles de ataques terroristas causaron una multitud de victimas israelíes. La
fundación de la OLP en 1964 colocó a esa organización a la cabeza de la acción
terrorista.

Durante las décadas de 1970 y 1980, las varias organizaciones integrantes de la


OLP lanzaron numerosos ataques dentro de Israel y en el exterior. Uno de los más
notables fue el asesinato de 11 deportistas israelíes en la Olimpíada de Munich en
1972.

A pesar del compromiso asumido por los palestinos en 1993 de renunciar al terror,
sentando así las bases del proceso de paz palestino-israelí, los ataques continuaron
y aún se intensificaron seriamente desde septiembre 2000, causando la muerte de
centenares de israelíes y dejando miles de heridos.

Las elecciones a la Knéset de 1977 llevaron al poder al bloque del Likud, (una
coalición de partidos de derecha y de centro), poniendo término a casi 30 años de
gobierno del Partido Laborista. El nuevo primer ministro, Menajem Beguin, reiteró el
compromiso de todos los primeros ministros anteriores de bregar por una paz
permanente en la región y llamó a los líderes árabes a entablar negociaciones.

El ciclo de rechazos árabes a las ofertas de paz israelíes se rompió con la visita del
presidente de Egipto Anwar Sadat a Jerusalén (noviembre de 1977), seguida por
negociaciones entre Israel y Egipto bajo los auspicios de Estados Unidos. Los
Acuerdos de Camp David (septiembre de 1978), definieron un marco de paz global
para el Oriente Medio, incluyendo una propuesta detallada de autogobierno para los
palestinos.

El 26 de marzo de 1979, Israel y Egipto firmaron un tratado de paz en Washington,


que ponía término a 30 años de beligerancia. Conforme al tratado, Israel se retiró de
la Península del Sinaí y las anteriores líneas de cese de fuego quedaron sustituidas
por fronteras internacionales mutuamente reconocidas.

Tres años de conversaciones entre Jordania e Israel, como consecuencia de la


Conferencia de Paz de Madrid de 1991, concluyeron con una declaración conjunta
del rey Hussein y el primer ministro Itzjak Rabín (julio de 1994) que ponía fin a los
46 años de beligerancia entre ambos países. El tratado de paz jordano-israelí fue
firmado en el puesto fronterizo Aravá (cerca de Eilat en Israel y Akaba en Jordania)
el 26 de octubre de 1994, en presencia del presidente de Estados Unidos, Bill
Clinton.

Durante las décadas del 80 y del 90, Israel absorbió más de un millón de
inmigrantes, principalmente de la ex Unión Soviética, de la Europa oriental y de
Etiopía. El aflujo de tantos nuevos consumidores y de mano de obra cualificada y no
cualificada impulsó la economía hacia un período de acelerada expansión.

El gobierno que subió al poder después de las elecciones a la Knéset de 1984


estaba formado por los dos mayores bloques políticos: el laborista (izquierda/centro)
y el Likud (derecha/centro). En 1988 fue reemplazado por una coalición dirigida por
el Likud a la que sucedió en 1992, una coalición del bloque laborista con otros
partidos pequeños de centro izquierda.

Después del asesinato del primer ministro Itzjak Rabín en 1995, se llamó a nuevas
elecciones en 1996. Estas fueron elecciones directas para el cargo de primer
ministro, subiendo al poder Biniamín Netaniahu, que formó una coalición
encabezada por el Likud.

Cada año Israel lleva a cabo un acto commemorativo especial en el anniversario del
asesinato del Primer Ministro Itzjak Rabín, cometido el 4 de noviembre de 1995, por
un extremista judío. El asesinato sumió al país en un profundo duelo por el soldado-
estadista que pasó de los frentes de batalla a las lides políticas para conducir a la
nación por el camino de la paz.

En 1999, Ehud Barak, líder del partido “Un Israel” (centro izquierda), fue elegido
Primer Ministro y formó un gobierno de coalición, que cayó en diciembre del 2000.
Ariel Sharón, líder del Likud, fue Primer Ministro desde comienzos del 2001 hasta
que quedó impedido por un ataque de apoplejía a principios del 2006. Ehud Olmert,
líder del Partido Kadima formado por Ariel Sharón, le sucedió como Primer Ministro.

Cada gobierno se esforzó por lograr la paz, el desarrollo económico y la absorción


de los inmigrantes, de acuerdo a sus propias convicciones políticas.

Sin embargo, poco después de la creación de Israel, el país tuvo que enfrentarse a
la llamada Guerra de la Independencia contra Egipto, Jordania, Siria, Líbano e Irak,
que atacaron el territorio recién demarcado, señala la página web del Consulado
General de Israel. El conflicto duró 15 meses y en él murieron unos 6000 israelíes,
según datos de la Enciclopedia Britannica.

En la actualidad, Israel es la única nación judía de la época moderna, informa la


enciclopedia, Britannica, y cuenta con más de 9 millones de habitantes. Aunque ya
ha firmado acuerdos de paz con Egipto y Jordania, sigue en conflicto con el pueblo
palestino en territorios como la Franja de Gaza y Cisjordania.

Geográficamente, Israel está situado en el extremo oriental del mar Mediterráneo.


Limita al norte con Líbano, al noreste con Siria, al este y sureste con Jordania y al
suroeste con Egipto, indica Britannica.

Israel alberga Jerusalén, una ciudad histórica sagrada para varias religiones del
mundo como el cristianismo, el judaísmo y el islam, que controla desde 1967, señala
la enciclopedia.

Tel Aviv, fundada en 1909 y situada a unos 66 kilómetros de Jerusalén, es la capital


y la ciudad más grande de Israel, además de ser conocida como su principal centro
cultural y económico.

Como país, Israel llegó a ser próspero al recibir inmigrantes judíos con un alto nivel
educativo procedentes de distintas partes del mundo, así como grandes sumas de
dinero tras su independencia donadas por personalidades judías, señala la
plataforma informativa.

Además, las inversiones de Alemania (como la reparación por el Holocausto del


régimen nazi), así como las subvenciones y las ayudas enviadas por los gobiernos
estadounidenses, han desarrollado la nación, informa Britannica, convirtiendo a
Israel en la 22ª economía del mundo (de 191 países) según la clasificación del
Índice de Desarrollo Humano (IDH) del Programa de las Naciones Unidas para el
Desarrollo (PNUD).

También a orillas del mar Mediterráneo, localizada entre el mar y el Estado de


Israel, se encuentra la Franja de Gaza. Este territorio ocupa una pequeña superficie
de 363 kilómetros cuadrados de tierra disputada entre colonos israelíes y palestinos.

Actualmente, según datos de la Agencia de Obras Públicas y Socorro de las


Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA,
por sus siglas en inglés), en Gaza viven 2.1 millones de personas, en su mayoría
refugiados palestinos.

En la mañana del 7 de octubre de 2023, Hamás (el grupo palestino que gobierna la
Franja de Gaza) lanzó la "Operación Inundación Al-Aqsa" y disparó cientos de
proyectiles contra Israel, invadió territorio israelí por tierra y asesinó a cientos de
personas. El acto es históricamente uno de los mayores ataques contra el Estado de
Israel desde su creación.

Antecedentes de la nación árabe.

En la primavera del año 711 entraron por el estrecho de Gibraltar los musulmanes
con Tarik al frente. Su avance hacia el interior de la Península fue rápido a través de
las vías romanas, favorecido por el desmembramiento del reino visigodo, cuya
capital Toledo, se conquistó en el 712. Un año después se habían extendido por
muchas villas, ciudades y castillos, entre los que estaba Madrid.

Los llamados árabes eran, en realidad, un conjunto de pueblos formados por varios
grupos de religión musulmana. Los grupos árabes procedían de los países
orientales del Mediterráneo y los bereberes del norte de Africa. Entre ellos, los
árabes ostentaban los niveles más altos de poder, siendo estos los que ocuparon
las tierras más fértiles y los cargos más importantes. Repartían las tierras a su cargo
en grandes lotes, a favor del Estado o de los conquistadores más señalados, para
ser cultivadas por los colonos (campesinos del lugar) a cambio de tributar un tercio
de la renta. Los bereberes se instalaron en las zonas montañosas, Guadarrama y
Montes de Toledo, donde, además de cultivar esas tierras, desarrollaron sus hábitos
pastoriles y ganaderos.

Madrid, bajo la dominación musulmana, fue una ciudad próspera y culta, con una
población abundante y variada: judíos, mozárabes, árabes y bereberes. Los
indígenas que aceptaron el dominio musulmán conservaron sus propiedades,
llegando en muchos casos a acuerdos con los conquistadores para mantener sus
iglesias y sus cultos. A estos cristianos se les llamó mozárabes, que junto con otros
grupos constituían el pueblo llano.

Algo más de tres siglos permanecieron los musulmanes en las zonas fronterizas de
la Sierra del Guadarrama, perturbadas sus labores de cada día sólo por las
incursiones ocasionales de los jefes árabes o cristianos llegados de los territorios
vecinos. Los intercambios culturales y técnicos en ese tiempo entre poblaciones
fronterizas fueron numerosos, como prueban muchas palabras de la vida cotidiana
de origen árabe: quintales, arrobas, fanegas, almacén, zoco, bazar, arancel,
zaguán, alicatado, alcantarilla, aljibe, almohada, etc. El mismo nombre de
Guadarrama (Uad-ar-ramal) significa río arenoso.

Los árabes presentan una gran diversidad de orígenes, siendo considerados


descendientes de Noé según la Biblia y el Corán. La preservación de nombres y
apellidos es fundamental en su cultura, lo que lleva a algunas genealogías a
reclamar descendencia de figuras bíblicas como Noé y Adán. Los primeros árabes
documentados provienen de Petra, en la actual Jordania. Además, existen árabes
arabizados en diversas regiones, incluyendo Mesopotamia, el norte de África, Egipto
y Sudán.

El origen de los árabes se divide en dos grandes grupos, siendo uno de ellos los
“al-‘Āriba” o de “origen puro”. Este grupo se considera descendiente de Noé a través
de su hijo Sem y se les conoce como joctanitas o qahtanitas, con raíces en las tribus
de sabeos del Yemen. En la actualidad, las familias nobles de este grupo se
identifican por apellidos como Alqahtani, Alharbi y Alzahrani, entre otros. Las
genealogías árabes sitúan sus orígenes en los pueblos del sur que formaron uno de
los centros de civilización más antiguos en Oriente Próximo alrededor del 800 a.C.

Los "al-Mustaʻribah" o "árabes arabizados" se refieren a los árabes que descienden


de Abraham a través de su hijo Ismael y su nieto Adad, conocidos como "Adaditas".
Este término se aplica a los árabes que se establecieron en La Meca cuando
Abraham llevó a su esposa egipcia Agar y a Ismael. Ismael, criado por Agar y la
tribu "Jurhom", aprendió y habló árabe con fluidez. Este grupo es considerado
"arabizado" y el profeta Mahoma es descendiente de la tribu "Quraysh", parte de los
árabes adaditas, que aún se reconocen en la actualidad.

Naciones del pueblo árabe.

La Liga de los Estados Árabes (LEA) fue creada el 22 de marzo de 1945. La


organización ahora tiene 22 miembros. Ellos son: Arabia Saudita, Argelia, Bahrein,
Qatar, Comoras, Djibouti, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Yemen, Irak, Jordania,
Kuwait, Líbano, Libia, Marruecos, Mauritania, Omán, Palestina, Siria (suspendido),
Somalia, Sudán y Túnez.
Origen de la palabra Palestina.

Se piensa que el nombre «Palestina» deriva de la palabra plesheth, «raíz de


palash», cocción ingerible que llevaban consigo las tribus migrantes, más tarde
transformada en símbolo de los pueblos nómadas; o bien, del vocablo griego
empleado para designar a los nómadas filisteos. El autor Tom Robbins propuso que
la palabra «Palestina» tenía origen en el dios andrógino Pales adorado en la región
de Canaán. De ser así, «Palestina» significaría «tierra de Pales».

Se ha demostrado la existencia de una deidad andrógina nombrada Pales, a la que


los textos se refieren como dios y diosa, ambos, la cual era reconocida por los
romanos como entidad protectora de pastores y ovejas. Sus festivales se
celebraban en Roma el 21 de abril y el 7 de julio en las áreas del monte Palatino
(Adkins & Adkins, 269). Con todo, no aparecen registros de la antigüedad que
vinculen a la deidad con el nombre de la región de Palestina y resulta muy probable
que la designación provenga del griego con el significado de «tierra de los filisteos».

Los filisteos estaban asentados a lo largo de la llanura costera meridional del litoral
oriental del Mediterráneo (en líneas generales al sur del actual Tel-Aviv). Llegaron a
esa región al final de la Edad de Bronce como parte del conjunto de migraciones de
los «pueblos del mar» y habitaron en cinco ciudades principales: Ashdod, Ashkelon,
Ekron, Gath y Gaza. Aunque desde el punto de vista histórico los filisteos deben
asociarse en específico a la llanura costera, en la época clásica el nombre
«Philistia», «tierra de los filisteos», se aplicó como regla general a todo el extremo
sur del litoral oriental del Mediterráneo… En resumen, el término «Palestina»
procede, al final, de «Philistia». (39-40)

A partir de que en el siglo V a.C. Heródoto empleara en su obra el término, otros


autores la adoptaron como propio y de forma gradual «Palestina» reemplazó a
«Canaán» como nombre de la región.
Como ya se mencionó, la región recibió diversos nombres desde la antigüedad. Los
egipcios le llamaron Canaán, los hebreos Israel, y los romanos la dividieron en
tetrarquías, entre las que estuvieron las de Galilea y Judea (nombres preexistentes
para esas zonas en la lengua y tradición hebrea), para luego darle el nombre de
Palestina en el siglo II d. C., concretamente, en 135 d. C., cuando el emperador
Adriano aunó la provincia de Judea con la de Galilea para crear una nueva provincia
denominada Siria Palestina. Por su parte, los cruzados la denominaron Tierra Santa.

El término Palestina tiene su origen en el pueblo filisteo, que se asentó en la zona


en el siglo XII a. C., y al que los judíos aludían como "P'lishtim", los acadios
"Palastu" y los egipcios "Palusata". Sin embargo, el pueblo filisteo había dejado de
existir en el siglo VI a. C., cuando la federación filistea perdió su autonomía tras la
conquista asiria de 722 a. C.

El nombre de Palestina fue una nueva denominación utilizada por los romanos para
borrar el nombre de Israel, como parte de la represión y damnatio memoriae
decretada por Roma tras la revuelta de Bar Kojba, y es por este motivo que la
tradición posterior habla de la expulsión de los judíos de "Palestina". El nuevo
nombre de la provincia (así como el de Jerusalén, que fue renombrada Aelia
Capitolina) tuvo como fin completar la disociación del pueblo judío con Judea.

Relación de las dos guerras mundiales con el moderno Estado de Israel.

El surgimiento de Israel fue uno de los acontecimientos históricos que configuraron


el siglo XX y está estrechamente ligado al final de la Segunda Guerra Mundial y al
dominio británico en Oriente Próximo.

El país se declaró Estado independiente el 14 de mayo de 1948, según la página


web del Consulado General de Israel. El acontecimiento formaba parte de una
resolución de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) de noviembre de
1947, en un plan para dividir la región de Palestina (antigua provincia otomana de
Palestina) entre Israel y un Estado que aglutinara a la población local de habla
árabe.

Sin embargo, poco después de la creación de Israel, el país tuvo que enfrentarse a
la llamada Guerra de la Independencia contra Egipto, Jordania, Siria, Líbano e Irak,
que atacaron el territorio recién demarcado, señala la página web del Consulado
General de Israel. El conflicto duró 15 meses y en él murieron unos 6000 israelíes,
según datos de la Enciclopedia Britannica.

En la actualidad, Israel es la única nación judía de la época moderna, informa la


enciclopedia, Britannica, y cuenta con más de 9 millones de habitantes. Aunque ya
ha firmado acuerdos de paz con Egipto y Jordania, sigue en conflicto con el pueblo
palestino en territorios como la Franja de Gaza y Cisjordania.

Geográficamente, Israel está situado en el extremo oriental del mar Mediterráneo.


Limita al norte con Líbano, al noreste con Siria, al este y sureste con Jordania y al
suroeste con Egipto, indica Britannica.

Israel alberga Jerusalén, una ciudad histórica sagrada para varias religiones del
mundo como el cristianismo, el judaísmo y el islam, que controla desde 1967, señala
la enciclopedia.

Tel Aviv, fundada en 1909 y situada a unos 66 kilómetros de Jerusalén, es la capital


y la ciudad más grande de Israel, además de ser conocida como su principal centro
cultural y económico.

Como país, Israel llegó a ser próspero al recibir inmigrantes judíos con un alto nivel
educativo procedentes de distintas partes del mundo, así como grandes sumas de
dinero tras su independencia donadas por personalidades judías, señala la
plataforma informativa.

Además, las inversiones de Alemania (como la reparación por el Holocausto del


régimen nazi), así como las subvenciones y las ayudas enviadas por los gobiernos
estadounidenses, han desarrollado la nación, informa Britannica, convirtiendo a
Israel en la 22ª economía del mundo (de 191 países) según la clasificación del
Índice de Desarrollo Humano (IDH) del Programa de las Naciones Unidas para el
Desarrollo (PNUD).

También a orillas del mar Mediterráneo, localizada entre el mar y el Estado de


Israel, se encuentra la Franja de Gaza. Este territorio ocupa una pequeña superficie
de 363 kilómetros cuadrados de tierra disputada entre colonos israelíes y palestinos.

Actualmente, según datos de la Agencia de Obras Públicas y Socorro de las


Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA,
por sus siglas en inglés), en Gaza viven 2.1 millones de personas, en su mayoría
refugiados palestinos.

En la mañana del 7 de octubre de 2023, Hamás (el grupo palestino que gobierna la
Franja de Gaza) lanzó la "Operación Inundación Al-Aqsa" y disparó cientos de
proyectiles contra Israel, invadió territorio israelí por tierra y asesinó a cientos de
personas. El acto es históricamente uno de los mayores ataques contra el Estado de
Israel desde su creación.

Después del Holocausto, muchos sobrevivientes sentían que para los judíos no
había futuro en Europa. Deseaban una patria en la que ya no fueran una minoría
vulnerable. Esas esperanzas se volvieron realidad el 14 de mayo de 1948, cuando
se fundó el estado moderno de Israel. Los judíos han tenido una conexión histórica y
religiosa con la tierra de Israel desde hace miles de años.

Por muchos siglos antes del Holocausto, los judíos de Europa estuvieron sometidos
a la persecución antisemita y con frecuencia a actos de violencia mortífera. El
movimiento sionista se fundó en parte en respuesta al antisemitismo del siglo XIX,
varias décadas antes del Holocausto.

Durante el Holocausto, muchos judíos trataron desesperadamente de salir de


Europa, pero la migración estaba fuertemente restringida a destinos como Estados
Unidos y el Mandato de Palestina bajo el control de Gran Bretaña.

A partir de mayo de 1948, decenas de miles de sobrevivientes del Holocausto


reconstruyeron sus vidas en el recién establecido estado de Israel.

Cuando los aliados derrotaron a los alemanes en la primavera de 1945, encontraron


a millones de civiles europeos viviendo lejos de sus hogares de la preguerra, así
como a cientos de miles de sobrevivientes del Holocausto. Además del asesinato de
seis millones de judíos europeos y de millones de otras personas, la Alemania nazi
también había realizado transferencias forzosas de la población en una escala sin
precedentes. Las políticas alemanas de tiempos de guerra provocaron la crisis de
refugiados más grande que se haya visto jamás en el mundo.

Alemania se rindió en mayo de 1945. En cuestión de meses, los aliados repatriaron


a millones de personas a sus países de origen. Sin embargo, muchos sobrevivientes
del Holocausto se rehusaban a regresar a sus hogares de antes de la guerra o no
se sentían capaces de hacerlo. No solo habían perdido a sus familias y
comunidades, sino que también habían sido despojados de sus posesiones y de sus
medios de subsistencia. Además, regresar a casa significaba enfrentarse al
antisemitismo persistente y al grave trauma que habían sufrido durante el
Holocausto. Los judíos que sí regresaron a sus países de origen se enfrentaban con
frecuencia a hostilidad y violencia. Por ejemplo, 42 sobrevivientes del Holocausto
fueron asesinados en julio de 1946 durante un disturbio antisemita en el pueblo
polaco de Kielce.

Muchos sobrevivientes del Holocausto lograron llegar a áreas de Europa que habían
sido liberadas por los aliados occidentales. Esperaban encontrar nuevos lugares
donde formar sus hogares y comenzar a vivir de nuevo. Pero cumplir esta aspiración
seguía siendo difícil. Continuaban en vigor las restricciones migratorias a Estados
Unidos, al Mandato de Palestina controlado por los británicos y a otros destinos.

En las zonas de Europa occidental ocupadas por los Aliados, muchos sobrevivientes
del Holocausto se alojaron en campos de refugiados, llamados campos de personas
desplazadas. En su punto culminante en 1947, la población de personas
desplazadas llegó a ser de aproximadamente 250,000. Estos campos no se habían
diseñado para ser residencias permanentes y la mayoría de las personas
desplazadas estaban desesperadas por irse de ahí.

A medida que se intensificaba la crisis de los refugiados, el gobierno británico


remitió el asunto a la Organización de las Naciones Unidas (ONU). En una sesión
especial el 29 de noviembre de 1947, la Asamblea General de la ONU votó en favor
de dividir el territorio del Mandato de Palestina en dos estados nuevos, uno judío y
otro árabe. Esta fue una recomendación que los líderes judíos aceptaron, pero los
árabes la rechazaron.

Los británicos empezaron a retirar sus fuerzas en abril de 1948. Los líderes
sionistas se prepararon entonces para establecer formalmente un estado judío
moderno. El 14 de mayo de 1948, David Ben-Gurion anunció la formación del
estado de Israel. Declaró:

El Holocausto nazi, el cual aniquiló por completo a millones de judíos en Europa,


demostró una vez más la urgencia del restablecimiento del estado judío, que
resolvería el problema de la falta de hogar de los judíos al abrir sus puertas a todos
los judíos y elevar al pueblo judío a un plano de igualdad en la familia de las
naciones.
—Declaración de independencia del estado judío publicada en inglés en The New
York Times el 15 de mayo de 1948.

El presidente Truman reconoció el nuevo estado de Israel ese mismo día. Se


levantaron todas las limitaciones impuestas a la migración judía a Israel. De
inmediato empezaron a llegar al nuevo estado de Israel los sobrevivientes del
Holocausto. Muchos sobrevivientes combatieron y murieron como soldados en la
guerra de independencia de Israel (1948-1949). Aunque eran una minoría de la
población de Israel, los sobrevivientes del Holocausto llegarían a hacer
contribuciones significativas a la nación. Para los sobrevivientes y sus familias en
todo el mundo, el estado de Israel sigue siendo una importante fuente de seguridad
y orgullo.

El movimiento Sionista.

El sionismo es un movimiento nacionalista surgido a finales del siglo XIX en Europa,


cuyo objetivo es el establecimiento de un Estado nacional judío en los territorios
palestinos, el lugar que ellos consideran su tierra ancestral. Según la Jewish Virtual
Library, el sionismo es “el movimiento nacional por el regreso del pueblo judío a su
patria y por la reanudación de la soberanía judía en la Tierra de Israel”.

Así, el sionismo es distinto tanto al judaísmo como a los israelíes.

El sionismo reivindica el vínculo entre los judíos con la histórica región de Palestina,
donde una de las colinas de la antigua Jerusalén era Sión, que es otro de los
nombres por los que se conoce a la ciudad. No se trata de una relación caprichosa.
Los judíos que vivían en la región bajo el imperio romano fueron expulsados de esas
tierras alrededor del siglo II después de la era cristiana, lo que constituyó uno de los
episodios de lo que se llamó la diáspora judía.

En el Diccionario de Ciencias Sociales y Políticas de la Biblioteca de la Universidad


Torcuato Di Tella, editado por Emecé, el rabino Daniel Goldman —quien además se
identifica personalmente con el sionismo— ofrece una definición que abarca la
dimensión religiosa y cuyos orígenes se remontan incluso antes del siglo XIX. “Aún
con la existencia de una diáspora, que comenzó con la expulsión del pueblo hebreo
en la época del imperio babilónico, el vínculo físico entre los judíos y la Tierra de
Israel no se interrumpió en el transcurso de las generaciones”, dice Goldman.

Pero más allá del trasfondo religioso, el sionismo, tal cual lo conocemos en la
actualidad, es un movimiento esencialmente político. Lo explica el especialista
Ezequiel Kopel en su libro La disputa por el control de Medio Oriente, donde dice: “A
pesar de que desde la destrucción del primer templo judío, en 586 a.C., y el
posterior exilio en Babilonia, los judíos soñaban con regresar a Sion —lo que se
veía reflejado en sus plegarias y en varias corrientes mesiánicas— el movimiento
sionista moderno, en cambio, fue un grupo secular en línea con los movimientos
nacionales creados en el siglo XIX en Europa”. Y añade: “Su raíz se encuentra en
los límites y problemas que tuvo la comunidad judía en su asimilación en Occidente
y el constante antisemitismo en muchas de esas sociedades”.

El fundador del sionismo fue Theodor Herzl, un periodista austríaco “sin interés en
temas judaicos o en la autodeterminación del pueblo hebreo” —como dice Kopel— y
que aspiraba a la asimilación pero que, a las vistas del antisemitismo, sacó la
conclusión de que la única solución era abandonar la diáspora y establecer un
territorio judío independiente donde gozar de soberanía política. De acuerdo con
diferentes reportes, uno de los episodios determinantes para Herzl fue el caso en
Francia contra Alfred Dreyfus, en 1894. Aunque la Revolución francesa había
prometido la igualdad para los ciudadanos, Dreyfus fue perseguido por su condición
de judío, acusado falsamente de alta traición y condenado, aunque luego fue luego
exonerado.

En 1896, Herzl publica “Der Jundestaat”, que se traduce como “El Estado Judío”,
considerado “la pieza fundamental del sionismo político”. Así lo explica Pedro
Brieguer, sociólogo y periodista, en su libro El conflicto palestino-israelí: “Dado que
los fundadores del sionismo eran intelectuales influenciados por el nacionalismo
europeo, consideraban que la única manera de combatir el antisemitismo era
mediante la creación de un Estado propio, un Estado judío”. Otro elemento a
destacar sobre el movimiento, al menos hasta la Primera Guerra Mundial, como
indica Britannica, es que “el sionismo sólo representaba a una minoría de judíos, en
su mayoría procedentes de Rusia pero liderados por austríacos y alemanes”.
Después de su surgimiento comenzó a celebrarse con regularidad un Congreso
Sionista. De acuerdo con el rabino Goldman, esos encuentros fueron el espacio
donde comienza a cristalizarse el movimiento sionista “alrededor de partidos
políticos y organizaciones que van desde movimientos religiosos hasta movimientos
seculares (desde revisionistas hasta socialistas)”. Según su definición, el
movimiento sionista alberga sectores de todo el espectro político, de la izquierda a
la derecha, socialistas, liberales y religiosos.

En ese entonces, Herzl comenzó a trabajar un sistema de alianzas que, tras algunos
fracasos, derivó en el apoyo del Reino Unido a la causa, aunque ese respaldo no
siempre se expresó de la misma manera. De hecho, en 1903 el gobierno británico
ofreció 15.500 km cuadrados de Uganda deshabitada para la colonización, pero los
sionistas rechazaron la propuesta e insistieron con Palestina.

En 1917, el secretario de Relaciones Exteriores del Reino Unido, Arthur James


Balfour, firmó una declaración que pasó a la historia con su nombre, a través de la
cual su gobierno se comprometía a “favorecer el establecimiento en Palestina de un
hogar nacional para el pueblo judío”. Después de varios siglos de control sobre la
región del imperio otomano, el Reino Unido ocupó Jerusalén entre 1917 y 1948. La
declaración de Balfour, así, se convirtió en el primer reconocimiento al proyecto
sionista.

Desde entonces, el sionismo impulsó un proceso de colonización diferente al que se


conocía hasta el momento, que consistía en la radicación de judíos en los territorios
palestinos. Así lo explica Brieguer: “Su objetivo con la inmigración masiva fue crear
una sociedad solamente de judíos, incluso a sabiendas de que allí eran minoría (…).
Los judíos que llegaron a cuentagotas a fines del siglo XIX y por miles durante los
años 1920, 1930 y 1940 del siglo XX crearon ciudades (Tel Aviv, en 1909) y granjas
colectivas (los famosos kibutz) solo para judíos”.

Sin embargo, el episodio determinante en ese proceso llegó con el nazismo y el


Holocausto, que impulsaron como nunca antes la migración de judíos europeos y la
búsqueda de un nuevo lugar para vivir. Los dramáticos episodios de la Segunda
Guerra Mundial le dieron fuerza a un proceso que hasta entonces era minoritario
tanto entre los judíos de Europa como en los territorios palestinos.
Pero eso también agudizó las tensiones con la población local, erosionando el
dominio británico sobre los territorios. Fue entonces cuando los representantes del
movimiento sionista apostaron a la alianza con Estados Unidos, una de las
potencias emergentes de la guerra.

En 1947, las flamantes Naciones Unidas formaron una comisión especial para
abordar el conflicto, que terminó con la partición del territorio el 29 de noviembre de
ese mismo año a través de la resolución 181. La votación fue impulsada por EE.UU.
y la Unión Soviética. El Estado de Israel fue proclamado, finalmente, el 14 de mayo
de 1948.

Así como el sionismo es un movimiento político y quienes forman parte de él o


reivindican sus ideas defienden la existencia de un Estado nacional judío, los
israelíes son los ciudadanos del Estado de Israel, un término que sin connotaciones
étnicas ni religiosas. Pero hay más variantes: no todos aquellos que se reivindican
sionistas tendrían por qué estar de acuerdo con el Gobierno israelí, y tampoco es
cierto que todo sionista se oponga a la existencia de un Estado palestino. En efecto,
hay sionistas que abogan por la llamada Solución de dos Estados ante el conflicto
en la región.

Un judío, por su lado, es cualquier persona cuya religión sea el judaísmo. “En el
sentido más amplio del término —aclara Britannica— judío es cualquier persona
perteneciente al grupo que constituye, por descendencia o por conversión, una
continuación del antiguo pueblo judío, que a su vez era descendiente de los hebreos
de la Biblia (Antiguo Testamento)”.

Agrega sobre esto el rabino Daniel Goldman: “‘Judío’ hace alusión a aquel que
abraza y forma parte de la comunidad judía. Esto implica valores religiosos, pero
también culturales y comunitarios. Es la pertenencia a una civilización, algo que
ocurre cuando uno se identifica y forma parte de la cultura y de determinados
valores de una civilización”.

Origen del conflicto moderno israelí.

El origen del denominado conflicto en Palestina-Israel tiene sus raíces históricas en


lo sucedido a finales del siglo XIX en ese territorio. Sus causas no manan de la
religión, sino de la colonización llevada a cabo por el movimiento sionista. El
sionismo es una doctrina a la vez que un proyecto político, nacionalista e
intrínsecamente colonial.

El sionismo, los Acuerdos secretos Sykes-Picot y la Declaración Balfour

Desde 1896 el término sionista se aplica al movimiento político fundado por Theodor
Herzl, periodista judío nacido en el Imperio austrohúngaro. A pesar de que ese
movimiento no se basó en la religión en su origen, se valió de ese factor como forma
de reclamo para poder crear un Estado judío.

Cuando Herzl escribió ‘Der Judenstaat’ (‘El estado de los judíos’) Palestina no era
su prioridad. Antes había sopesado la posibilidad de crear la nueva nación en otros
lugares como Argentina, Uganda, Chipre, Kenia, Mozambique, la Península del
Sinaí o el Congo.

Finalmente, eligió Palestina motivado por la ‘poderosa leyenda (religiosa)’ que tenía
a su favor, a pesar de que él y otros líderes sionistas que le apoyaban se
declaraban ateos o ‘no creyentes’. El movimiento sionista fue transformándose en
un proyecto colonial desde sus orígenes, reconocido por sus propios dirigentes, con
el objetivo de ir apropiándose del territorio gradualmente, a través de colonias, y
buscando el apoyo, en un primer momento del Imperio otomano, y después, de los
británicos, entre los que había importantes simpatizantes como el banquero Lionel
Walter Rothschild.

De otro lado, en el marco de la Primera Guerra Mundial, hay que destacar que
Francia y Gran Bretaña necesitaban el apoyo de los árabes para vencer a los
otomanos, por lo que utilizaron en su provecho el anhelo de independencia
enmarcado en el ‘gran despertar árabe’ que prevalecía en la región de Próximo y
Medio Oriente.

No obstante, las promesas realizadas en ese sentido desde el inicio por las dos
potencias estaban ya previamente amañadas. Al mismo tiempo que hacían
proposiciones de independencia a los árabes, esos dos países se repartían los
territorios del derrocado Imperio en diferentes zonas.

Los verdaderos planes se habían ido trazando a lo largo de los años con los
Acuerdos secretos de Sykes-Picot en 1916 y fueron desvelados por los
bolcheviques después de la caída del Zar. El inglés Sir Mark Sykes y el francés
George Picot se habían dividido la región en dos zonas bajo su influencia, en forma
de ‘mandatos’. Como consecuencia, la ‘Gran Siria’ se descompondría, Francia se
quedaría con Siria y Líbano, y Gran Bretaña con Transjordania (actual Jordania),
Iraq y Palestina.

Esa situación se agravó para Palestina porque no solo daría comienzo la


colonización inglesa, sino que esos se comprometieron formalmente, como
partidarios del movimiento sionista, a través de la Declaración Balfour de 1917, a
construir “un hogar nacional judío en Palestina”, lo que fomentó la colonización
sionista de la Palestina histórica, la cual ya había comenzado a finales del s. XIX.

Asimismo, la propia idiosincrasia del sionismo como movimiento colonial aplicó –y


sigue aplicando en la actualidad– el modelo de ‘colonización blanca’. Es decir,
aquella que ‘reemplaza’ en todas sus formas a la población indígena por una
población colona emigrada. Dicho concepto estará intrínsecamente relacionado con
la ‘transferencia’ de población, eufemismo utilizado para nombrar la expulsión, que
estará presente en todos los planes trazados por los dirigentes sionistas y
presentados en diferentes instancias internacionales, y posteriormente llevado a
cabo por sus fuerzas militares.

Por lo tanto, los ingleses tomaron el control de Palestina en 1917, aunque se


oficializó en 1920. Ese hecho produjo que la población palestina sufriera diferentes
crisis como protesta contra el colonialismo inglés y su apoyo a la constante y
agresiva migración sionista.

Algunos ejemplos que lo constatan fueron el levantamiento de al-Buraq en 1929, los


disturbios de 1933, la gran revuelta (‘al-Zawra al-kubra’) árabe de 1936-39 y,
finalmente, la destrucción de la mayor parte de la Palestina histórica en 1948.

Consecuentemente, entre 1946 y 1947, los británicos decidieron ceder el problema


de Palestina a las Naciones Unidas. Por un lado, debido a las demandas sionistas
respaldadas en ese momento por EE. UU. y el problema del creciente terrorismo
judío en Palestina que les empezó a tener también como objetivo. Y por el otro, por
una cada vez mayor presión árabe que exigía sus derechos y el cumplimiento de las
promesas realizadas.
El 29 de noviembre de 1947 unas Naciones Unidas apenas sin experiencia, puesto
que dicho organismo había sido creado en 1945, votó formalmente la partición de
Palestina a través de la Resolución 181, que permitía la división del territorio en dos
Estados –uno judío y otro árabe–.

Las Naciones Unidas ignoraron así el origen de la población del país otorgándole el
55 % del territorio al Estado judío, pese a que la población seguía siendo
mayoritariamente árabe (musulmanes y cristianos) y a que la población judía no
llegaba a poseer el 6 % de la tierra.

Ambos grupos rechazaron la propuesta. Los judíos, porque querían más territorio
sin la población árabe, y los árabes, porque se negaban a dividir la tierra con una
comunidad colonizadora que quería desarabizarla.

Finalmente, la creación unilateral del Estado de Israel en mayo de 1948, como


culmen de la colonización llevada a cabo, tuvo como consecuencia la
transformación violenta del territorio y la expulsión de más de la mitad de la
población palestina. Esa se convirtió en su mayor parte en refugiada, en lo que cada
vez más investigadores consideran una limpieza étnica.

Entre 750.000 y 800.000 personas de diferentes credos –musulmanes y cristianos–


y posiciones sociales fueron expulsadas de sus casas y de sus tierras en lo que se
denomina en árabe como ‘al-Nakba’ (la catástrofe, el desastre). Su patrimonio
personal y colectivo fue expropiado o destruido.

De igual forma, las aldeas, pueblos y barrios de las ciudades donde habitaban
fueron, según el interés, derruidos o vaciados de sus propietarios y ‘rehabitados’ con
los colonos llegados.

Desde entonces, la sociedad palestina sería disgregada para siempre en tres


grupos distintos: aquellos que fueron expulsados a los países árabes colindantes o
a otros lugares; aquellos que permanecieron en el recién creado Estado de Israel
(no considerada como refugiada); y quienes se dirigieron hacia lo que quedaba de la
Palestina histórica en Cisjordania, Gaza y Jerusalén. A ninguno de ellos se les ha
permitido regresar a sus hogares originales hasta el día de hoy.

Los enfrentamientos suscitados por el grupo radical Hamás que busca el


establecimiento de un Estado islámico en la región histórica de Palestina (que
comprendería los actuales Israel, Cisjordania y la Franja de Gaza, con capital en
Jerusalén), en octubre de 2023 forman parte de una sucesión continua de 75 años
de ofensivas y contraofensivas entre palestinos e israelíes. 75 años de conflicto
cuyas consecuencias han sido un éxodo masivo de la población habitante de esta
región, muertos, heridos y una grave crisis humanitaria. Un conflicto que interesa a
toda la comunidad internacional porque nos afecta a unos más que a otros indirecta
o directamente. Pero, ¿cuál es el impacto de este conflicto histórico?

Este conflicto histórico, que se agravó con los recientes ataques en la región de la
ya golpeada Franja de Gaza, no solo fomenta el odio entre las poblaciones judías y
árabes del mundo, sino que además divide a los medios de comunicación, a los
gobiernos y a la población mundial en dos bandos (pro-palestina vs pro-israel; anti-
terrorismo vs pro-terrorismo).

Lo que hay que condenar de este conflicto es el uso de la violencia hacia la


población civil (sin importar su origen étnico o creencias religiosas) por parte de
cualquier organización (estatal o paraestatal). Si algo hay que defender, es el
derecho de todo ser humano a desarrollarse y vivir plenamente en paz, a recibir
educación y a tener un trabajo digno. La única que sale perdiendo en esta, como en
muchas otras guerras, es la humanidad al demostrar que los intereses de
particulares pueden prevalecer sobre el bienestar social y los derechos humanos.

Papel de la comunidad internacional en el conflicto israelí-árabe.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha tenido un rol preponderante en


el conflicto entre isralíes y palestinos, pero nunca ha logrado intervenir directamente
para detener o prevenir una agresión.

Y aunque tampoco lo ha hecho en la actual guerra entre Israel y el grupo islamista


Hamas, su Asamblea General sí ha pedido, de forma no vinculante, un alto el fuego
con el apoyo de más de 100 miembros.

¿Por qué entonces no interviene en forma directa?

La historia es larga, pero el actual enfrentamiento, que comenzó el 7 de octubre con


el brutal ataque terrorista de Hamas, se enmarca en una serie de conflictos iniciados
tras una decisión de la ONU: la partición del Mandato británico de Palestina entre
dos estados, uno judío y otro árabe, en 1947, que dejaba –en teoría– a la ciudad de
Jerusalén bajo un control internacional.

Esa fue una de las primeras resoluciones importantes de la organización multilateral


creada en 1945, y sus consecuencias llegan al día de hoy.

El Estado de Israel se fundó en 1948 en el territorio designado por la ONU, pero en


ese momento no se creó un Estado palestino. Estalló, en cambio, una primera
guerra llevada adelante por Egipto, Siria y Jordania, el Líbano e Iraq, que ingresaron
en el Mandato de Palestina para atacar a Israel.

En este conflicto el Consejo de Seguridad de la ONU intervino implementando


varios períodos de alto el fuego a través de las resoluciones 50, 54 y 59, entre otras,
aunque un pedido de deplegar tropas de Estados Unidos, Francia y Bélgica en
Jerusalén realizado por el mediador de la ONU, el conde sueco Folke Bernadotte,
nunca se materializó.

Israel, finalmente, ganó la guerra y consolidó su Estado, pero siguieron más


enfrentamientos en 1967 y 1973, todos los cuales resultaron en victorias israelíes.

En los años siguientes, la ONU se mantuvo activa en el conflicto con resoluciones


no vinculantes de la Asamblea General y el Consejo de Seguridad, así como
también a través del trabajo humanitario de sus principales agencias, entre ellas
Acnudh, FAO, Unesco y Unicef.

Además, desde 1949 existe una Agencia de Naciones Unidas para la Población
Refugiada de Palestina en Medio Oriente (UNRWA, por sus siglas en inglés),
dedicad específicamente a la región.

Pero la ONU nunca llegó a intervenir directamente mediante el despliegue de una


fuerza internacional de paz, los “cascos azules”. La organización sí ha desplegado
estas fuerzas en el sur del Líbano, posterior al conflicto de 1978 con Israel, y en los
Altos del Golán, tras la escalada de tensiones entre Israel y Siria en 1974.

¿Por qué llevar “casos azules” a una zona de conflicto y no a otra? Esto tiene que
ver con el propio funcionamiento y diseño del Consejo de Seguridad.

La ONU fue fundada en octubre de 1945 luego del fin de la Segunda Guerra
Mundial y tras la firma de la Carta de San Francisco, su acta constitutiva.
En 1946 los cinco países vencedores de aquel conflicto, Estados Unidos, Francia,
Reino Unido, China (inicialmente la República de China, luego su banca pasó a la
República Popular China) y la Unión Soviética (su banca fue heredada por Rusia),
crearon el Consejo de Seguridad como una herramienta diplomática y militar para
“mantener la paz y la seguridad internacionales de conformidad con los principios y
propósitos de las Naciones Unidas”.

Estos países se constituyeron, además, como miembros permanentes (únicos con


poder de veto) del Consejo de Seguridad, a los que se suman en todo momento
otros 10 miembros rotativos (sin poder de veto), que proceden de entre los 193
miembros de la ONU.

Entre sus atribuciones más contundentes, el Consejo de Seguridad puede aplicar


sanciones económicas u otras medidas que no impliquen el uso de la fuerza para
prevenir o detener una agresión, o bien iniciar acciones militares contra un agresor.

También puede adoptar medidas menos contundentes, como recomendar acciones


ante amenazas a la paz o métodos para resolver disputas.

En todos estos casos, los Estados miembros de la ONU están obligados a aceptar
las resoluciones según el artículo 25 de la Carta, pero en la práctica esto no
necesariamente sucede, menos aún cuando no hay sanciones, despliegue de tropas
u otras medidas coercitivas.

Así, para intervenir directamente en el conflicto entre Israel y Hamas en Gaza, los
cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad deben estar de acuerdo.

Esto no es frecuente, ni en este caso ni en otros: por ejemplo, al inicio de la guerra


de Ucrania, Rusia vetó una resolución que condenaba su invasión.

Estados Unidos, de hecho, vetó en 2023 una resolución presentada Brasil para
establecer un alto el fuego humanitario en Gaza, una decisión que, de ser aprobada,
hubiera presionado a Israel a aplicar la medida. En total, EE.UU. ha vetado tres
proyectos de resolución de alto el fuego en el actual conflicto.

Mientras que Rusia y China vetaron ese mismo año una resolución presentada por
Estados Unidos para condenar “inequívocamente” los ataques terroristas de Hamas.
Y, una vez más, Rusia y China vetaron este viernes una resolución de alto el fuego
presentada, en esta ocasión, por Estados Unidos, en la cual la tregua estaba
subordinada a la entrega de rehenes por parte de Hamas.

La última vez que el Consejo de Seguridad aprobó una medida sobre el conflicto
entre israelíes y palestinos fue en 2016: la resolución 2334 rechazaba la validez
legal de los asentamientos israelíes en la Ribera Occidental y reafirmaba los
territorios palestinos en las fronteras previas a la guerra de 1967, pero no establecía
sanciones ni despliegue de cascos azules. La resolución no ha tenido efecto alguno.

Antes de eso, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó el 8 de enero de 2009 la


resolución 1860, que llamaba a un alto el fuego en el conflicto desatado en ese año
entre Israel y Hamas. Al no incluir otro tipo de medidas coercitivas, la resolución
tampoco tuvo efectos: Israel no la acató, aunque semanas después finalmente
declaró un alto el fuego unilateral.

Mientras el conflicto entre israelíes y palestinos se intensifica, desde gran parte de la


comunidad internacional se suceden los llamados a ambas partes a que pongan fin
a las hostilidades.

El esfuerzo de mediación más claro hasta este momento lo está haciendo Egipto,
que envió una delegación para intentar que las partes alcancen un acuerdo de alto
el fuego en Gaza.

Estados Unidos pidió reducir las tensiones, un llamado al que también se sumó
Rusia y el secretario general de la ONU, António Guterres, que pidieron "garantizar
la seguridad de la población civil" y reiteraron su apoyo al "principio de solución de
dos Estados".

Guterres abogó por la reanudación del proceso de paz entre israelíes y palestinos, y
se mostró dispuesto a convocar una reunión urgente del Cuarteto de Medio Oriente
(Rusia, EEUU, ONU y la Unión Europea), algo que no se ha producido de momento.

Por su parte, el Alto Representante de la Unión Europea para la Política Exterior y la


Seguridad Común, Josep Borrell, admitió que la UE no tiene capacidad para
resolver la tensión en Medio Oriente.
"Quien tiene en este momento la capacidad de presión sobre Israel solo es EE.UU.
Hace mucho tiempo que Europa no la tiene", reconoció.

¿Y qué ha dicho hasta el momento Washington?

La actual escalada de violencia plantea un desafío inesperado para el presidente


Joe Biden, quien ni siquiera ha nominado un embajador de EE.UU. en Israel, ni un
cónsul general en Jerusalén para los palestinos.

Además, el secretario de Estado estadounidense, Anthony Blinken, no ha dado


señales de eventuales caminos de salida para esta crisis, más que los llamados a
reducir la violencia.

Blinken, condenó el lanzamiento de cohetes a Israel en una llamada con el


presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abás, y subrayó "la
necesidad de desescalar las tensiones y poner fin a la violencia actual".

No obstante, Abás solo gobierna en Cisjordania, que está separado territorialmente


de la Franja de Gaza, bajo control de Hamás.

El subsecretario adjunto estadounidense para asuntos israelíes y palestinos, Hady


Amr, está viajando hacia la región para reunirse con líderes de ambas partes.

Washington también ha indicado que mantiene contactos diplomáticos con países


de la región como Egipto, Jordania y Qatar.

Estados Unidos ha sido tradicionalmente el principal aliado de Israel.

Con Donald Trump en la Casa Blanca la relación de Washington e Israel se reforzó


aún más, con el traslado de la embajada de Tel Aviv a Jerusalén, convirtiendo a
Estados Unidos en el primer país del mundo en reconocer a esa ciudad como
capital de Israel.

En sus últimos meses de su presidencia, Trump logró que cuatro ricos países
árabes normalizaran sus relaciones con Israel.

El apoyo a Israel fue reiterado por Biden, que esta semana habló con el primer
ministro israelí, Benjamín Netanyahu, a quien le transmitió su apoyo "sin fisuras al
derecho de Israel a defenderse".
Y también fue patente en Naciones Unidas, donde Estados Unidos frenó el
miércoles una posible declaración del Consejo de Seguridad de la ONU sobre el
conflicto en una reunión de urgencia a puerta cerrada y bloqueó una nueva sesión
del Consejo originalmente programada para este viernes, aunque finalmente acordó
trasladarla al domingo.

Esa posición le valió las críticas de China, que a medida que ha escalado la crisis ha
asumido la causa palestina en el Consejo de Seguridad, y este viernes acusó a
Estados Unidos de "ignorar el sufrimiento" del pueblo palestino.

Egipto, que fue el primer país árabe en firmar la paz con Israel, siempre ha sido una
pieza clave para rebajar la tensión entre Israel y el movimiento islamista de Hamás
que controla la Franja de Gaza.

Lo fue durante los conflictos anteriores de 2008, 2012 y 2014, y también durante
otros picos de violencia más recientes.

Su papel es fundamental porque tiene una interlocución directa con Hamás,


considerado un grupo terrorista por Estados Unidos, la Unión Europea y otros
países.

La delegación egipcia llegó a la Franja de Gaza para debatir las condiciones de una
tregua con representantes de Hamás, aunque no trascendieron detalles sobre las
conversaciones.

La nueva escalada de violencia entre israelíes y palestinos se da en un contexto en


el que algunas naciones árabes habían dado pasos importantes para normalizar sus
relaciones con Israel.

Lo que está sucediendo ahora en la Franja de Gaza deja en una posición


particularmente incómoda a los países árabes que firmaron los Acuerdos de
Abraham con Israel: Emiratos Árabes Unidos, Bahréin, Marruecos y Sudán.

Bajo los Acuerdos de Abraham, concluidos en los últimos meses del gobierno de
Trump, esos países no solo formalizaron sus relaciones con Israel, sino que también
se embarcaron en una cooperación sin precedentes en una amplia gama de
sectores, incluida la seguridad y la inteligencia.

Estado actual del conflicto israelí-árabe.


En 2020, los Emiratos Árabes Unidos (EAU) y Baréin se convirtieron en los primeros
Estados árabes en establecer relaciones diplomáticas formales con Israel luego de
los tratados de paz celebrados con Tel Aviv por Egipto y Jordania en 1979 y 1994,
respectivamente. Aprovechando su proximidad, los nuevos canales de
comunicación y la imagen de buena voluntad que inspiraban, los EAU se
convirtieron gracias a los Acuerdos de Abraham en un socio cercano de Israel y eso,
en principio, debía permitirles ejercer cierta influencia sobre Tel Aviv. Los dirigentes
emiratíes daban a entender en ese entonces que el acuerdo los ayudaría a
presionar a favor de un arreglo justo del conflicto israelí-palestino. Pero esa nunca
fue la motivación primera de Abu Dabi durante la firma de los acuerdos, que en
cambio han propiciado pocos o directamente ningún cambio en la política israelí
respecto a los palestinos.

Hace años que los Estados del Golfo colaboran con Israel en asuntos comerciales y
de seguridad. Suelen hacerlo detrás de bambalinas, aunque en 1996, Omán y Catar
abrieron oficinas de representación comercial en Israel (pero las cerraron en 2000).
Durante el lustro previo a la firma de los acuerdos, los dirigentes israelíes y
emiratíes se reunieron en secreto en varias oportunidades para dialogar sobre la
seguridad regional, una eventual cooperación militar y la amenaza que representaba
Irán para sus intereses. En 2015, Israel abrió su primera misión diplomática en Abu
Dabi, vinculada con la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA, del
inglés International Renewable Energy Agency). Tres años después, los EAU fueron
sede de las negociaciones entre Israel y Turquía, para ayudarlos a restablecer los
lazos bilaterales.

Las elites emiratíes presentan los Acuerdos de Abraham como una etapa hacia un
Oriente Próximo más armonioso, con centro en los EAU. Los Emiratos apuntan a
favorecer la integración regional con un enfoque denominado de “buena vecindad”.
Esa lógica no resolvió todas las fricciones que Abu Dabi enfrenta con otras capitales
regionales, pero permitió reducir las tensiones con Catar, Siria y Turquía y al mismo
tiempo fortalecer los lazos con Israel e Irán. Así, como declaró un funcionario
emiratí, los Acuerdos de 2020 “cambiarían la situación y harían posible la
coexistencia [árabe-israelí]”. Los atractivos de la normalización incluían la
estimulación del comercio, el fortalecimiento de los vínculos con Washington —
gobernado entonces por el expresidente Donald Trump, que había insistido mucho
en sellar el acuerdo— y la adopción de nuevos modos de interacción con Israel.
Según los dirigentes emiratíes, esas ventajas aumentarían las posibilidades de paz
y la interconectividad de la región. En paralelo, los EAU le enviaban un mensaje
claro a Estados Unidos, a saber, que eran un socio regional fiable a largo plazo. De
ese modo, lograron desbloquear la venta de sistemas de armas y de aviones de
última generación.

Los dirigentes emiratíes no firmaron los acuerdos con el objetivo primero de


promover una solución de dos Estados o ayudar a la causa nacional palestina,
aunque citaron esos objetivos como una justificación suplementaria. Sin embargo,
ya desde el comienzo no quedaba claro cuál sería el costo que los EAU le cobrarían
a Israel por sus acciones en el frente palestino.

Los dirigentes emiratíes afirmaron que a comienzos del año 2020 disuadieron al
primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, de poner en marcha su amenaza de
anexar oficialmente Cisjordania, pero Israel respondió que simplemente había
suspendido esa iniciativa, mientras continuaba de facto su anexión del territorio
mediante la construcción de nuevas colonias. En 2023, el embajador de los
Emiratos en Estados Unidos, Yousef Al Otaiba, que había encabezado las
negociaciones de la normalización, admitió que Israel solo había aceptado una
pausa en la anexión de Cisjordania, contradiciendo así una declaración anterior,
según la cual la firma de los acuerdos “ponía término de inmediato a la anexión”.
Los dirigentes palestinos le reprocharon a los Emiratos no haber obtenido un
compromiso vinculante de parte de Israel y haber contribuido, al contrario, a
normalizar la anexión de hecho.

Las críticas contra los acuerdos se intensificaron con la guerra de Israel en Gaza.
En entrevistas con el Crisis Group y medios de comunicación, formadores de
opinión emiratíes y de otros países árabes señalan que los dirigentes de los países
que normalizaron sus relaciones con Israel, como los EAU, pensaban que la
cuestión palestina podía ser eludida en las relaciones entre Israel y los árabes, y
subrayan lo cortoplacista que resultaba esa visión.

Desde el 7 de octubre, se deteriora en toda la región la imagen de los EAU. Una


encuesta realizada en enero de 2024 por el Centro Árabe de Washington DC (ACW,
del inglés Arab Center Washington) reveló que el 67% de las personas interrogadas
en 16 países arabohablantes consideraban como malo o muy malo el abordaje
emiratí de la guerra de Gaza. El aumento del sentimiento antiemiratí en la región
plantea problemas para un Estado preocupado por su imagen. El gobierno emiratí
recibió con inquietud una serie de informes que señalan que las relaciones entre los
EAU e Israel motivaron actos de hostigamiento y de insultos hacia ciudadanos
emiratíes cuando visitaban otras partes de Oriente Próximo.

Aunque los dirigentes emiratíes minimizan el impacto de la reacción regional,


tendrán que hacerle frente a la frustración que suscitan en su propio país los
acuerdos de normalización. Eminentes emiratíes que antaño habían defendido el
acuerdo dicen que ya no lo apoyan. “Israel incomodó a los signatarios [de los
acuerdos]. Netanyahu no congeló las colonias, como había prometido. Eso a Israel
lo tiene sin cuidado, pero en la opinión pública se observa una reacción”, explica un
analista emiratí y especialista de la política regional. Durante las plegarias de los
viernes, en las reuniones políticas y en las redes sociales, el descontento se ha
convertido en un tema de debate. “La guerra ya lleva mucho tiempo y nos está
dejando un sinsabor”, declara un universitario emiratí. “El objetivo [de los dirigentes]
es hacer todo lo que esté a su alcance para no exponerse a las críticas”, explica otro
universitario.

La guerra plantea otros desafíos para los dirigentes emiratíes. Uno de los
principales objetivos estratégicos de Abu Dabi es la estabilidad regional y la mejora
de la “conectividad” interregional, es decir, las relaciones con África, Oriente
Próximo y Asia. Aunque las políticas de los EAU no siempre favorecen esos
objetivos (Abu Dabi fue acusado en numerosas oportunidades de alimentar la
guerra civil en Sudán), los dirigentes emiratíes aspiran claramente a desarrollar los
lazos comerciales, con los EAU como polo comercial y logístico. La violencia cíclica
en Israel-Palestina, que se propaga más allá de las fronteras, representa un
obstáculo para esas ambiciones. Un ejemplo de sus efectos nefastos son los
ataques de los militantes hutís de Yemen contra la navegación en el mar Rojo, una
vía comercial regional esencial.

Los dirigentes emiratíes siguen defendiendo sus relaciones con Israel y arguyen que
al menos les permiten brindar asistencia a las personas que lo necesitan. Un
empresario emiratí declaró a Crisis Group: “No hemos abandonado a los palestinos.
Las relaciones con Israel nos permitieron movilizarnos y brindar rápidamente ayuda
humanitaria”. Durante la semana posterior al comienzo de la guerra, los Emiratos
enviaron un avión con suministros médicos a El Arish, en la península egipcia del
Sinaí, y destinaron más de 34 millones de dólares (31 millones de euros) de
asistencia a Gaza. Durante los últimos seis meses, el país evacuó a niños que
requerían atención médica y construyó un hospital de campaña y un hospital
marítimo, así como una planta desalinizadora para remediar la escasez de agua en
la Franja de Gaza.

Cuando los donantes occidentales suspendieron el financiamiento de la Agencia de


Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA) —
la principal organización de ayuda y asistencia para los refugiados palestinos—
debido al presunto involucramiento de 12 empleados en el ataque de Hamás, Abu
Dabi duplicó su aporte para la agencia. Por lo tanto, los Emiratos estiman que la
línea directa que mantienen con Israel, gracias a los Acuerdos de Abraham, resultó
útil: “A partir de nuestra relación con Israel, hemos utilizado la normalización para
ayudar a [mitigar] la situación humanitaria”, declaró un funcionario emiratí a Crisis
Group y agregó que la contribución emiratí era suficiente por el momento. Pero el
ataque israelí contra la World Central Kitchen1—un socio de los Emiratos en Gaza
— el 1º de abril de 2024 demostró que los acuerdos no protegen los esfuerzos
humanitarios emiratíes.

Los EAU también estiman que sus relaciones oficiales con Israel los colocan en una
posición de fuerza para contribuir a la reconstrucción de Gaza y a los esfuerzos
destinados a resolver el conflicto a largo plazo. Abu Dabi indicó claramente que solo
participará en el financiamiento de la reconstrucción si existe “un plan viable de
solución de dos Estados”. Los partidarios de la continuación de las relaciones
afirman que no se trata de una “normalización moral” sino, como apuntó un
universitario emiratí, de una manera de garantizar que Israel “se considere
conectado al resto de la región”. Según los EAU, al reforzar sus relaciones con los
países árabes de la región, Israel se sentirá menos amenazado y por lo tanto se
mostrará más dispuesto a abordar la cuestión palestina de un modo que permita
una solución durable del conflicto. Sin embargo, a falta de un plan orientado a la
creación de un Estado palestino o, por lo menos, a terminar con la guerra en Gaza,
las reacciones negativas en la población de los Emiratos solo se intensificarán y
harán que las relaciones con Israel se vuelvan cada vez más difíciles de mantener.

El 90% de la población de Gaza se ha visto desplazada y la mayor parte malvive en


condiciones infrahumanas, entre montañas de basura y aguas fecales debido en
gran parte al bloqueo que Israel impone sobre la entrada de ayuda humanitaria a la
Franja, según denuncia la ONU.

Además, un centenar de rehenes siguen en manos de Hamás, aunque el ejército


israelí cree que un tercio de ellos podría haber fallecido.

El brutal ataque de Hamás contra Israel el 7 de octubre, en el que sus milicianos


asaltaron poblaciones cercanas a la Franja matando a familias enteras en sus
hogares y a cientos de jóvenes en un festival de música, fue el más mortífero que ha
sufrido el país en toda su existencia.

La respuesta de Israel iba a ser contundente y el primer ministro Benjamín


Netanyahu, sostenido por un gobierno de coalición con partidos ultranacionalistas
religiosos y de extrema derecha, prometió destruir a Hamás para siempre y alcanzar
una “victoria total” en Gaza.

Pero ese objetivo, reconocieron entonces analistas militares israelíes e incluso el


exprimer ministro Ehud Olmert, no era alcanzable.

El grupo “está profundamente arraigado en Gaza, y no es algo que pueda eliminarse


por la vía militar”, argumenta a BBC Mundo Elham Fakhro, investigadora del
programa de Medio Oriente y Norte de África de Chatham House

Hamás es un movimiento islamista que tiene una rama política y una militar.
Gobierna Gaza desde que ganó las elecciones en 2006 y se hiciera con el control
de la Franja un año más tarde tras expulsar a su rival político, Fatah.

Como tal, administra un territorio en el que viven más de 2,3 millones de personas, y
es responsable de unos 50.000 funcionarios.

Además, para algunos palestinos, Hamás no es solo un grupo miliciano, sino que
encarna una idea. “Israel puede matar a los milicianos y destruir todo el territorio,
pero no puede matar la determinación de luchar contra la ocupación y alcanzar la
independencia nacional”, explica a BBC Mundo Imad K. Harb, director de
investigación y Análisis del centro de estudios Arab Center Washington DC.

Un año después del inicio de la guerra, “Gaza, como territorio, sus ciudades, sus
infraestructuras, han sido destruidas y ha habido un tremendo sufrimiento, pero
Hamás no ha sido destruido como organización”, añade Fakhro.

Su líder político, Ismail Haniya, fue asesinado el pasado agosto en Teherán en un


atentado del que se acusó a Israel, y muchos de sus milicianos, entre ellos algunos
de sus altos mandos, han muerto en los combates y bombardeos israelíes en Gaza.

Pero la extensa red de túneles que la organización islamista ha construido a lo largo


de los años ha dado cobijo a sus milicianos y les ha permitido llevar a cabo una
guerra de guerrillas muy difícil de combatir para Israel.

En ellos se cree que se esconde el hombre que ideó el ataque del 7 de octubre y
que se ha ha sustituido a Haniya tras su muerte: Yahia Sinwar.

Y esto remite al segundo objetivo que se propuso el gobierno de Netanyahu en


Gaza: el rescate de los rehenes en manos de Hamás, muchos de los cuales han
sido escondidos en los túneles.

Un centenar de ellos fueron liberados el pasado noviembre en un intercambio por


240 presos palestinos en cárceles israelíes.

“Hay una tensión, si no una contradicción, entre estos objetivos ya que, para
rescatar a los rehenes, el ejército israelí no puede lanzar en los túneles el tipo de
ataques que necesitaría para matar a los milicianos de Hamás y sus líderes, entre
ellos Sinwar”, analiza para BBC Mundo Dov Waxman, director del centro Y&S
Nazarian de Estudios sobre Israel de la Universidad de California.

La política interna israelí

Los analistas consultados por BBC Mundo también coinciden en el papel que tiene
el actual ejecutivo israelí en la forma en la que se ha llevado a cabo la guerra y en
que no se haya alcanzado aún un alto el fuego.

Israel está gobernado desde finales de 2022 por una coalición formada por el Likud,
el partido de derechas del primer ministro Netanyahu, y una serie de pequeños
grupos políticos entre los que se encuentran formaciones de corte ultraderechista,
supremacista judío y antiárabe como Sionismo Religioso y Otsmá Yehudit.

Se trata, según valora Elham Fakhro, de la “coalición más de derechas que Israel
haya tenido nunca”.

Estos partidos, aunque son minoritarios, han acabado por acaparar algunas de las
carteras más importantes del Ejecutivo.

Entre ellas la de Finanzas, liderada por Bezalel Smotrich, y la de Seguridad


Nacional, que controla la policía en Israel y Cisjordania y que está encabezada por
Itamar Ben-Gvir, un político condenado en el pasado por racismo e incitación al odio
y que militó en formaciones ahora prohibidas por las leyes antiterroristas.

La diferencia de fuerzas entre Israel y Hamás no puede ser más evidente.

Por un lado está uno de los ejércitos más potentes del mundo, y por el otro una
milicia islamista con poderosos aliados como Irán, que les ha suministrado
armamento, pero que lleva aislada en el territorio de Gaza desde hace 17 años.

Sin embargo, Hamás ha logrado resistir el envite de Israel durante un año y sigue,
mediante una guerra de guerrillas, causando bajas entre los soldados israelíes.

Hamás contaba con la ventaja de la sorpresa: llevaba años preparándose para esta
guerra.

Para ello había construido una red de túneles que se estima en más de 500
kilómetros y que permite a sus milicianos esconderse del ejército israelí, “que no ha
podido participar en el tipo de batallas, enfrentamientos directos, para los que los
soldados israelíes están preparados y entrenados”, argumenta Waxman.

Los milicianos de Hamás, además, han podido ir reagrupándose en las zonas de


Gaza por las que ya había pasado el ejército israelí y que habían sido consideradas
“limpias”. Para el profesor de Estudios Israelíes, esto es una muestra de que Israel
no tenía ni tiene un plan sobre cómo gobernar y proveer a los palestinos con los
servicios necesarios una vez que han sacado a Hamás de estas zonas.

Hamás resiste, pero ¿a qué precio?


La guerra ha causado más de 41.000 muertos, en su enorme mayoría civiles,
muchos de ellos mujeres y niños, y una destrucción material de la que llevará
décadas recuperarse.

“La escala de devastación y sufrimiento solo puede compararse con lo que los
palestinos llaman la Nakba, la catástrofe de 1948”, explica el profesor de la
Universidad de California.

Waxman ha recogido testimonios en Gaza que aseguran que “hay una profunda
rabia contra Israel, por supuesto, pero también contra Hamás, ya que esta es una
guerra para la que se habían preparado y gastado millones de dólares en construir
este sistema de túneles para protegerse, mientras que no hicieron nada para
proteger a la población civil”.

El conflicto está erosionando el apoyo a Hamás en Gaza, donde las últimas


encuestas determinan por primera vez que la mayor parte de los gazatíes (un 57%)
considera que el 7 de octubre fue un error.

El fin de la guerra no está a la vista, pero el día que llegue no hay nada planeado
para hacerse cargo de un territorio en el que viven 2,3 millones de personas y que
habrá quedado arrasado.

La brecha entre las principales facciones palestinas, Hamás y Fatah, que se


acentuó cuando Hamá se hizo con el control de la Franja de Gaza en 2007, sigue
abierta.

No se han vuelto a celebrar elecciones desde entonces y la Autoridad Nacional


Palestina (ANP), el gobierno autónomo provisional que se estableció tras los
acuerdos de Oslo y que está liderado por Mahmud Abás, ha ido perdiendo crédito y
prestigio entre los mismos palestinos.

Numerosos analistas consideran que los últimos gobiernos israelíes -y más aún el
actual- han alimentado esta división entre las facciones palestinas para minar la
posibilidad de la creación de un Estado Palestino.

El actual ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, lo dijo claramente en una


entrevista en 2015: “Hamás es un activo, y Abu Mazen (Mahmud Abás) es una
carga”.
En otras palabras: Hamás, considerado un grupo terrorista por Estados Unidos y la
Unión Europea, sirve de excusa perfecta al gobierno israelí para no avanzar en la
solución de los dos Estados porque ¿quién querría dejar en sus manos el futuro
Estado de Palestino?, argumenta Elham Fakhro.

La ANP se ha visto así debilitada por el auge de Hamás, pero también ha perdido
crédito a ojos de los palestinos, “que la consideran corrupta y casi como una
subcontrata de la ocupación israelí en Cisjordania, así que muchos no creen que
sea legítima”, agrega la investigadora.

La guerra en Gaza ha exacerbado la impopularidad de la ANP, que además se ha


visto golpeada por una devastadora crisis financiera.

Más de 150.000 palestinos que están empleados en Israel han perdido sus
permisos de trabajo desde el inicio de la guerra y miles de funcionarios no están
cobrando sus salarios en parte porque Israel -el mismo Smotrich, a la cabeza del
ministerio de Finanzas- ha congelado cientos de millones de dólares en fondos
pertenecientes a la ANP.

Ninguno ha cortado relaciones con Israel.

“Hay que distinguir entre los regímenes árabes y los pueblos árabes. Los gobiernos
abandonaron Palestina hace mucho tiempo, pero sus poblaciones aún creen que la
causa palestina es la más importante para los árabes”, argumenta Imad K. Harb.

Existe, coincide Elham Fakhro, una desconexión entre los gobiernos árabes y su
opinión pública: “en el mundo árabe hay una gran simpatía hacia los palestinos y la
catástrofe que viven en Gaza y quieren que sus gobiernos hagan más, quieren que
rompan relaciones diplomáticas, que expulsen a los embajadores como mínimo, y
no lo han visto”. A pesar de todo, existe un interés arrollador entre el mundo árabe
por que finalice la guerra debido a sus consecuencias desestabilizadoras para toda
la región, como se está viendo en Líbano con Hizbulá.

Sin embargo, ¿tienen realmente capacidad los vecinos árabes para presionar a
Israel y Hamás?
Dov Waxman cree que no: “ningún país árabe tiene la capacidad o la influencia para
poner fin a esta guerra. Eso recae en el gobierno israelí y podría decirse que en
Estados Unidos”.

Mientras que en guerras anteriores Washington ha ejercido una influencia más


decisiva sobre el gobierno de Israel, observa la investigadora de Chatham House,
“no lo hemos visto con Biden, que ha sido muy reacio a presionar a Netanyahu,
aunque lo haya hecho en privado, así que la falta de presión de EE.UU. ha
empoderado a Netanyahu y le ha permitido seguir la guerra durante muchos más
meses en detrimento de la población de Gaza y de los rehenes”.

SOLUCIONES PROPUESTAS

La solución de los dos Estados se refiere a un plan para crear un Estado palestino
separado del Estado de Israel. El objetivo es atender las reivindicaciones palestinas
de autodeterminación nacional sin socavar la soberanía de Israel. El primer intento
de crear Estados separados se produjo antes de la independencia de Israel en
1948. El año anterior, las Naciones Unidas aprobaron la Resolución 181 en la que
se esbozaba un plan de partición que dividiría el Mandato de Palestina (bajo control
británico) en Estados judíos y árabes separados. Las fronteras propuestas por la
ONU nunca se materializaron. Poco después de que Israel declarara su
independencia, Siria, Jordania y Egipto la invadieron, desencadenando la primera
guerra árabe-israelí. Más de 700 000 palestinos fueron desplazados del nuevo
Estado de Israel, huyendo a Cisjordania, Gaza y los Estados árabes circundantes.

No hay muchas alternativas y todas plantean problemas importantes.

Algunos abogan ahora por una “solución de un solo Estado”, en la que se


concedería la ciudadanía israelí a los palestinos de Cisjordania y Gaza para crear
un Estado democrático y étnicamente pluralista.

Aunque los árabes ya constituyen alrededor del 20 % de la población actual de


Israel, la solución de un solo Estado no sería políticamente viable. Según la
ideología sionista, Israel debe seguir siendo siempre un Estado de mayoría judía y
conceder a los palestinos la ciudadanía en los territorios ocupados lo socavaría.

Otro tipo de solución de un solo Estado no es viable por una razón diferente. Los
ministros más ultraderechistas del parlamento israelí han defendido ampliar el
control soberano total sobre Cisjordania y Gaza y fomentar los asentamientos judíos
masivos en estas zonas. Tal acción provocaría la ira de la comunidad internacional y
de las organizaciones de derechos humanos y se consideraría equivalente a una
limpieza étnica.

La otra opción es el statu quo. Aunque el ataque de Hamás del 7 de octubre y el


posterior asalto israelí a Gaza nos han demostrado que ésta tampoco es la solución
óptima.

Dos semanas antes del horror del 7 de octubre, el primer ministro israelí, Benjamín
Netanyahu, apareció ante la Asamblea General de Naciones Unidas anunciando "el
amanecer de una nueva era de paz entre Israel y sus vecinos árabes".

El cuarto de siglo en el que "los llamados expertos" dominaron con "su enfoque" (la
negociación de uns solución basada en dos estados con Israel y el futuro Estado
palestino compartiendo territorio entre el río Jordán y el Mediterráneo) no ha
conducido "a un solo tratado de paz", afirmó Netanyahu.

"En 2020, bajo el enfoque que defendí (...) sin demora, logramos un asombroso
avance. Cuatro tratados de paz en cuatro meses, con cuatro países árabes", se
felicitó el líder israelí.

Netanyahu se refería a los llamados Acuerdos de Abraham, patrocinados por el


presidente estadounidense Donald Trump después de que su iniciativa de paz entre
israelíes y palestinos corriera la misma suerte que las de muchos de sus
predecesores.

Los Acuerdos de Abraham de 2020

15 de septiembre - Acuerdos de normalización de relaciones entre Israel y Emiratos


Árabes Unidos y entre Israel y Bahréin.

22 de diciembre- Acuerdo de normalización de relaciones entre Israel y Marruecos

24 de diciembre - Acuerdo de normalización de relaciones entre Israel y Sudán

Acuerdos árabe-israelíes anteriores

26 de marzo de 1979 - Tratado de paz entre Egipto e Israel


13 de septiembre de 1993 - Primer Acuerdo de Oslo entre Israel y la Organización
para la Liberación de Palestina (OLP)

26 de octubre de 1994 - Tratado de paz entre Israel y Jordania

24 de septiembre de 1995 - Segundo acuerdo entre Israel y la OLP

La situación creada por la firma de los acuerdos persuadiría a los palestinos de


desistir de su "fantasía de destruir Israel y abrazar por fin una vía de paz auténtica",
dijo Netanyahu.

A continuación, mostró un mapa del "Nuevo Oriente Medio" con un mensaje


implícito: la rendición palestina y el final de la solución de los dos estados.

CONCLUSIONES

El conflicto palestino-israelí se encuentra en una etapa de suma tensión. Los


esfuerzos que ha habido a lo largo de los años para su solución han resultado
inútiles y la violencia en Levante no cesa. Como se pudo ver a lo largo de este
trabajo, el conflicto palestino-israelí exige de mucho esfuerzo y estudio para
encontrarle una solución; es en sí mismo un problema tan complejo como añejo,
debido a los factores que se estudiaron a lo largo de este trabajo. Dicha complejidad
radica en diferencias importantes que se tienen dentro del mismo conflicto en
diversos temas, e intervienen factores territoriales, políticos y religiosos.

Actualmente, como se vio en los capítulos anteriores, se vive un proceso de paz que
se ha visto obstaculizado por diversos factores, pero sobretodo por el incremento en
la violencia y las hostilidades de ambas partes. ¿Dará los resultados que se esperan
esta nueva propuesta para solucionar el conflicto? La respuesta lamentablemente
tiende más a lo negativo, debido a una razón muy importante, y es que, entre otras
cuestiones, hace falta la voluntad que se tenía en los procesos de paz anteriores
para llevarlo a cabo.

Por supuesto, tenemos excepciones. Por ejemplo, en las conversaciones que se


tuvieron en Campo David el año 2000, no se pudo lograr nada por las dificultades
que pusieron ambas partes por superar las diferencias, habiéndose terminado ya el
proceso de paz de Oslo. La situación se había puesto ya muy difícil para cuando
estalló la Intifada, y este hecho se puede poner como inevitable debido al elevado
incremento en las tensiones que ya se había dado desde años atrás. La visita de
Sharon a la Plaza de las Mezquitas fue la chispa que detonó la bomba, pero lo
mismo pudo haber ocasionado cualquier otra provocación, por parte de ambos
pueblos.

Además de la falta de voluntad que se considera, existe en estos momentos, la Hoja


de Ruta no responde a las necesidades que tienen tanto israelíes como palestinos
tienen para mejorar su situación. La Hoja de Ruta la encontramos como una serie
de exigencias disfrazadas de fases para normalizar la situación. No es un acuerdo
definido, sino la antesala de éste. Es apoyado por la comunidad internacional, ya
que está avalada por la Organización de las Naciones Unidas, además de Estados
Unidos y los demás miembros del cuarteto. Sin embargo, enfocarse en la presión
que ejercen los Estados Unidos, en la persona de su presidente George W. Bush,
es importante para entender lo que ocurre, no sólo en la cuestión de Palestina, sino
en toda la región de Oriente Medio.

Así, se puede decir que el plan de paz, elaborado e impulsado principalmente por
George W. Bush, no responde a las expectativas y necesidades ni de israelíes, ni de
palestinos, sino a las de Estado Unidos, cuyas prioridades actuales se encuentran
en esta región, sobretodo por lo que ocurre en Irak. Como también se mencionó
anteriormente, a raíz de los ataques que sufrió el “Tío Sam” el 11 de septiembre de
2001, y que fueron atribuidos al fundamentalismo islámico, Bush enfocó todos sus
esfuerzos y recursos para lanzar una ofensiva global contra el terrorismo. Esto, por
obvias razones, hizo que volteara hacia Medio Oriente y pretende, por principio de
cuentas, establecer los valores occidentales ahí. Se vio hace dos años en
Afganistán y se ve actualmente en Irak, hasta el momento con poco éxito, excepto
por el derrocamiento de los regímenes de ambos países.

PUNTO DE VISTA PERSONAL


Ha quedado demostrado que no se logrará pacificar la región sin haberle dado
antes una solución definitiva al conflicto palestino-israelí. Esto significa que se
tendrá que crear un Estado palestino libre e independiente.

Otro punto digno de tomarse en cuenta es la cuestión del petróleo, y es este de


hecho la piedra angular que mueve los intereses de Estados Unidos en la región, es
decir, no puede hablarse de la intervención de Estados Unidos en Medio Oriente sin
revisar el motor petrolero.

Un acercamiento con los países árabes, satisfaciendo las demandas palestinas, así
como contar con la mayor cantidad de gobiernos pro-occidentales en la región, le
garantizaría a Estado Unidos grandes cantidades de crudo para satisfacer sus
necesidades.

El proceso de paz entre israelíes y palestinos está estancado, sin perspectivas de


solución o compromiso real. Se sugiere un período de negociaciones más
prolongado, bajo el auspicio de la ONU y sin presiones externas, para abordar los
temas más difíciles del conflicto mediante el diálogo directo. Además, se propone
que Estados Unidos exija a Israel lo mismo que a los palestinos, instando a Israel a
cesar provocaciones y reconocer que la violencia solo genera más violencia.
Andrew J. Hurley critica la política del Likud, que busca mantener la ocupación y
provocar la salida de los palestinos.

La situación se vuelve entonces, un círculo vicioso del que no han podido salir.
Coincido entonces con el Presidente Bush, de que es un imperativo terminar con la
violencia en Oriente Medio para conseguir un Estado palestino y lograr la paz, pero
no con las bases en que el supuesto Estado palestino pretende ser conformado.

Después de los Acuerdos de Oslo, los negociadores palestinos han cedido en


mucho a las presiones estadounidenses e israelíes. Los palestinos han obtenido
unas cuantas responsabilidades en algunos municipios que controla Israel desde
afuera. Y Edward W. Said nos dice que Israel ha conseguido de las autoridades
oficiales palestinas, el consentimiento a la ocupación israelí; “después de Oslo,
Arafat y los palestinos no han negociado con Israel, se han rendido”, nos dice Said.

Con lo anterior, se debería intentar satisfacer, en la mayor medida, las exigencias de


ambas partes. Pero para llegar a ello, se torna necesario un relajamiento en las
tensiones entre israelíes y palestinos y un mejoramiento en la situación que se vive
actualmente.

BIBLIOGRAFÍA

Embajada de Israel en El Salvador. HISTORIA: El Estado de Israel.


https://embassies.gov.il/san-salvador/AboutIsrael/history/Pages/HISTORIA-Estado-
Israel.aspx#:~:text=Nace%20el%20Estado%20de%20Israel,recobrada%20en%20su
%20patria%20ancestral.

Museo. Ana Frank house. La fundación del Estado de Israel. 14 de Mayo de 1948
Tel Aviv. https://www.annefrank.org/es/timeline/183/la-fundacion-del-estado-de-
israel/

Los sobrevivientes del Holocausto y la fundación del estado de Israel (14 de mayo
de 1948) https://encyclopedia.ushmm.org/content/es/article/postwar-refugee-crisis-
and-the-establishment-of-the-state-of-israel

Por qué la violencia entre Israel y los palestinos se encuentra en un “punto crítico”
que hace temer la explosión de una tercera intifada.
https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-64753984#:~:text=El%20a
%C3%B1o%20pasado%2C%20las%20fuerzas,en%20contra%20de%20tropas
%20israel%C3%ADes.

¿Por qué no interviene el Consejo de Seguridad de la ONU en el conflicto entre


Israel y Hamas? Por Germán Padinger. 09:45 ET (13:45 GMT) 22 de marzo de
2024.https://cnnespanol.cnn.com/2024/03/22/onu-israel-hamas-orix#:~:text=(CNN
%20Espa%C3%B1ol)%20%E2%80%93%20La%20Organizaci%C3%B3n,detener
%20º%20prevenir%20una%20agresi%C3%B3n

Palestina. https://www.worldhistory.org/trans/es/1-192/palestina/#:~:text=Se
%20piensa%20que%20el%20nombre,designar%20ª%20los%20n%C3%B3madas
%20filisteos.

La guerra de Gaza pone a prueba las relaciones entre Israel y los Emiratos Árabes
Unidos. https://orientxxi.info/magazine/la-guerra-de-gaza-pone-a-prueba-las-
relaciones-entre-israel-y-los-emiratos,7505
¿En qué consiste la solución de los dos Estados para el conflicto entre Israel y los
palestinos?. Por Germán Padinger, Ángela Reyes. 12:19 ET (17:19 GMT) 22 de
enero de 2024. https://cnnespanol.cnn.com/2024/01/22/solucion-dos-estados-israel-
palestinos-orix

Febrero 28, 2019 Israel/Territorios Palestinos Ocupados: Las conclusiones de una


investigación de la ONU sobre los homicidios de Gaza deben preparar el terreno a
la justicia por crímenes de guerra.
https://www.amnesty.org/es/latest/news/2019/02/israel-opt-findings-of-un-inquiry-
into-gaza-killings-must-pave-way-for-justice-over-war-crimes/

¿Cómo se creó el Estado de Israel?. Por Redacción National Geographic. Publicado


9 oct 2023, 19:44 GMT-3.
https://www.nationalgeographicla.com/historia/2023/10/como-se-creo-el-estado-de-
israel#:~:text=El%20surgimiento%20de%20Israel%20fue,del%20Consulado
%20General%20de%20Israel.

¿Qué es el sionismo? Diferencias y puntos de contacto con los judíos y los israelíes.
Por Sofía Benavides. 13:03 ET (17:03 GMT) 20 de octubre de 2023.
https://cnnespanol.cnn.com/2023/10/20/sionismo-que-es-diferencia-judios-israelies-
orix#:~:text=(CNN%20Espa%C3%B1ol)%20%E2%80%93%20El%20sionismo,ellos
%20consideran%20su%20tierra%20ancestral.

Mar Gijón Mendigutía.Los orígenes del conflicto palestino-israelí. Investigadora


Postdoctoral Juan de la Cierva. Cathedra. 23/10/2023 https://www.ehu.eus/es/-/los-
origenes-del-conflicto-palestino-israeli#:~:text=El%20origen%20del%20denominado
%20conflicto,cabo%20por%20el%20movimiento%20sionista.

¿Cómo surge el conflicto entre Israel y Palestina?. Picture of Mtra. Itzel Pamela
Pérez Gómez. Por: Mtra. Itzel Pamela Pérez Gómez. 17 de octubre del 2023.
https://merida.anahuac.mx/noticias/conflicto-entre-israel-y-palestina#:~:text=El
%20conflicto%20entre%20Israel%20y%20Palestina%20se%20remonta%20a
%201917,formaba%20parte%20del%20Imperio%20Otomano).

También podría gustarte