Quiroz CL

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 307

Universidad Nacional Mayor de San Marcos

Universidad del Perú. Decana de América


Facultad de Ciencias Sociales
Escuela Académico Profesional de Historia

La razón ensombrecida: ilustración y reformismo en el


Mercurio Peruano 1790 – 1795

TESIS
Para optar el Título Profesional de Licenciado en Historia

AUTOR
Lleisen Homero QUIROZ CABAÑAS

ASESOR

Cristóbal Roque ALJOVÍN DE LOSADA

Lima, Perú

2016
Reconocimiento - No Comercial - Compartir Igual - Sin restricciones adicionales

https://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/4.0/
Usted puede distribuir, remezclar, retocar, y crear a partir del documento original de modo no
comercial, siempre y cuando se dé crédito al autor del documento y se licencien las nuevas
creaciones bajo las mismas condiciones. No se permite aplicar términos legales o medidas
tecnológicas que restrinjan legalmente a otros a hacer cualquier cosa que permita esta licencia.
Referencia bibliográfica

Quiroz, L. (2016). La razón ensombrecida: ilustración y reformismo en el Mercurio


Peruano 1790 – 1795. [Tesis de pregrado, Universidad Nacional Mayor de San
Marcos, Facultad de Ciencias Sociales, Escuela Académico Profesional de Historia].
Repositorio institucional Cybertesis UNMSM.
ÍNDICE
PRESENTACIÓN ............................................................................................................................. 6
INTRODUCCIÓN ............................................................................................................................. 8
CAPÍTULO I
EL SIGLO DE LAS LUCES Y EL COLONIALISMO BORBÓNICO ............................. 42
Modernidad e ilustración......................................................................................................... 43
La Modernidad ............................................................................................................................... 44
La Ilustración ................................................................................................................................. 46
La construcción del Leviatán: el Estado moderno y absolutista ........................... 54
El absolutismo español ............................................................................................................... 58
El despotismo borbónico en América: De la impotencia a la autoridad ........... 61
El Perú durante y después de la rebelión Túpac Amaru II ...................................... 65
La opinión pública y el nacimiento del Mercurio Peruano. ...................................... 71
CAPÍTULO II
DOMINANTES Y DOMINADOS: El MERCURIO Y LA SOCIEDAD PERUANA ...... 87
Colonialismo y premodernidad ............................................................................................ 88
Lima en tiempos del Mercurio. .............................................................................................. 90
El Antiguo Régimen y los ilustrados peruanos ........................................................... 93
La Ilustración y nuestra Ilustración .................................................................................... 97
La visión del otro: indios serranos, negros e indios selváticos. ..........................100
El reto de Mata Linares a la Sociedad Amantes del País ...........................................101
Gentes de calidad inferior ....................................................................................................103
En el espejo del otro. ..................................................................................................................105
El animal de Platón: el indio serrano ...............................................................................107
Visión utilitaria: el indio como trabajador. .....................................................................110
Críticas contra el maltrato al indio. ...................................................................................114
La utilidad de la lengua Quechua ........................................................................................116
Civilización y barbarie: Arqueología y Leyenda Negra. ............................................119
Indios selváticos: nuevas expediciones, nuevos siervos ........................................124
Esclavos por ambición: los negros ....................................................................................134
La costumbre como problema .............................................................................................139
Fiestas y bailes .............................................................................................................................140
Amas y madamas: mujeres y estructura social. ..........................................................144
Amas de leche y educación de los hijos. .............................................................................149
Carta sobre los maricones.......................................................................................................152

2
Enfermedades, muertos y cementerios. .............................................................................153
Higiene social. ..............................................................................................................................157
CAPÍTULO III
REVOLUCIÓN Y RELIGIÓN: EL IMPACTO DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA .161
En defensa de la Religión y la Iglesia Católica .............................................................162
El miedo a la Revolución francesa .....................................................................................171
CAPÍTULO IV
CIENCIAS NATURALES: ILUSTRACIÓN Y REFORMAS .............................................187
La ciencia y la técnica ..............................................................................................................189
La Física aristotélica-ptolemaica vs. La Física moderna .........................................191
La física moderna llega al Convictorio San Carlos .......................................................195
En contra del sistema copernicano .....................................................................................200
La Química: una ciencia predilecta. ..................................................................................207
La química genera disgustos .................................................................................................213
Botánica y expediciones científicas. .................................................................................215
El por qué de la técnica: un ejemplo de su difícil camino. .....................................220
CAPÍTULO V
LECTURAS PROHIBIDAS Y FORMACIÓN DE LA CONCIENCIA NACIONAL ....239
Autores ilustrados y prohibidos en las páginas del Mercurio Peruano ...........241
Rossi y Rubí....................................................................................................................................242
Hipólito Unanue ..........................................................................................................................245
Baquíjano y Carrillo ..................................................................................................................249
Otros autores. ...............................................................................................................................251
Un ejemplo de lector ilustrado. .............................................................................................255
Patria y Naciones monárquicas ..........................................................................................260
El Mercurio y el nacionalismo ..............................................................................................264
CONCLUSIONES ..........................................................................................................................269
FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA ...................................................................................................273

3
A Valeria

4
AGRADECIMIENTOS

Una tesis, por su esencia misma de ser un trabajo académico, siempre es el


resultado de una suma de esfuerzos, no solo del autor, sino también de
determinadas personas incondicionales. Esta tesis no hubiese sido posible sin
el especial apoyo y guía de dos maestros que, desde sus inicios, la abrazaron
como una posibilidad, a pesar que nadaba a contracorriente buscando
reinterpretar desde un marco teórico distinto un tema bastante estudiado
tanto por la historiografía peruana como por los peruanistas de diversas
latitudes. Esos dos maestros son: Francisco Quiroz Chueca y Teresa Vergara
Ormeño. Ellos vieron nacer este proyecto en sus clases de Seminarios de
Investigación y de Tesis y siempre creyeron que se podía decir algo más
sobre el Mercurio Peruano y la influencia de la Ilustración en el Perú.
Francisco Quiroz dirigió como asesor esta investigación, pero, hacia el final,
dado ciertos intereses mezquinos, tuvo que renunciar. En realidad el
problema fue mucho más grande, pero no vale la pena mencionarlo. Lo que sí
debo mencionar con alegría es que en esas condiciones, con las posibilidades
cuesta arriba para la sustentación de esta tesis, el Dr. Cristóbal Aljovín aceptó
gustoso ser el nuevo asesor. Tras el cambio de los miembros del jurado
anterior y los cambios en la política de la Escuela de Historia, se aprobó la
sustentación de esta tesis. Por ello, mi más sincero aprecio a Cristóbal Aljovín
y a Francisco Quiroz, por defender esta tesis hasta las últimas consecuencias,
es decir, hasta su presentación en público. Asimismo, mi gratitud a Javier
Pérez Valdivia quien aceptó, una vez más, formar parte del jurado de esta
tesis que debió sustentarse al menos dos años atrás. En ese mismo sentido,
mi reconocimiento al profesor Carlos Morales, también miembro del jurado.
No puedo cerrar los agradecimientos sin mencionar a mi amigo Emil Beraún.
Con él, aprendí a valorar a la filosofía y a las teorías sociales como tronco
fundamental para interpretar los hechos históricos. Sin su ayuda, esta tesis
mostraría más defectos teóricos de los que ya tiene. Los errores por su
puesto son solo míos y los asumo plenamente.

5
PRESENTACIÓN

La presente investigación se centra en el análisis del periódico peruano más


importante del siglo XVIII: el Mercurio Peruano (1791-1795). El estudio
indaga el impacto de la Ilustración y el reformismo borbónico en esta
empresa periodística. En ese sentido, analiza tanto el carácter de la
Ilustración en el Perú borbónico (tardocolonial), como la postura social,
política y progresista del pensamiento de los mercuristas. De esta manera,
esta tesis reevalúa no solo la ideología de los redactores del Mercurio, sino
también su rol como precursores de la Independencia. Para este fin, se
entrelazan dos variables poco desarrolladas en los trabajos hasta ahora
dedicados al estudio sobre esta publicación, a saber, la postura de los
redactores frente a la filosofía y las ciencias (principalmente las ciencias
naturales) ilustradas y su percepción de la sociedad, es decir, su posición
frente al dominio, la división social y las relaciones de poder, tomando en
cuenta el contexto social del siglo XVIII.

Esta investigación, además, establece el contexto intelectual y político en el


que surge y se desarrolla el grupo de pensadores criollos y peninsulares (en
la Lima de finales del siglo XVIII) y su vínculo con la llamada Leyenda Negra
anticatólica, antiespañola y antiamericana que se desenvuelve en Europa y
que obliga a los españoles americanos a reflexionar sobre su patria .

En este sentido, planteo las siguientes preguntas: ¿Cuál es la realidad social


en la que surge el Mercurio Peruano? ¿En qué medida los redactores del
Mercurio Peruano tomaron, asimilaron y desarrollaron las ideas ilustradas en
el campo de las ciencias naturales y cómo estas modificaron su concepción de

6
la sociedad? ¿Por qué el desarrollo científico de los mercuristas,
aparentemente adelantado en el campo de las ciencias naturales, convivió
con concepciones tradicionales sobre la estructuración de la sociedad?

Las respuestas a estas preguntas nos permiten explicar las semejanzas y las
diferencias entre la ilustración peruana y la Ilustración europea que el
Mercurio Peruano adopta, adapta, desarrolla y, no pocas veces, combate
evidenciando los intereses que defiende. Asimismo, ayudan a precisar las
características de la Ilustración y los ilustrados en el Perú y los límites de su
pensamiento de cara a las luchas separatistas del siglo XIX.

7
INTRODUCCIÓN

La prensa moderna es un elemento propio del capitalismo, pero, como es


natural, echa sus primeras raíces en el seno de una sociedad aún dominada
por la vida cortesana. Los periódicos, ya desde mediados del siglo XVII 1, se
publican diariamente tanto por la necesidad del tráfico de noticias en un
periodo de auge mercantilista como por la voracidad lectora de una élite
intelectual burguesa en aumento. En el siglo XVIII, la prensa ya no es solo un
medio de información masiva, sino la vía divulgadora de las ideas ilustradas.
Además, como elemento propio del capitalismo, la prensa se transforma en
mercancía e ingresa en el juego de la oferta y la demanda.

Los gobiernos adoptaron a la prensa, en sus incios, como un elemento


fundamental para transmitir asuntos de interés p’blico , esto es, los
intereses del Estado Moderno (absolutista en sus inicios). Pero, con el
crecimiento vertiginoso de los nuevos papeles periódicos surgirá también un
espacio crítico contra el régimen y la vida cotidiana. El periodismo, desde
entonces, cumple una doble función. La primera es la información, pero tal

1 Entre los primeros periódicos diarios figuran La Gazette (1631) de Francia, publicaba con

irregularidad, y el Leipziger Zeitun (1660) alemán, considerado el primer diario regular. En el


siglo XVIII, entre los diarios más importantes se tiene el Daily Courant (1702) y The Times
(1785), que aún continúa editándose. El francés Le Journal de Paris (1777), los estadounidenses
Pennsylvania Evening Post y Daily Advertiser (1783), etc. En España aparecieron también
importantes diarios, entre los más interesantes se encuentran el Diario Noticioso (1758), El
Pensador (1762) y el Diario de Barcelona (1792).

8
vez más importante que ella es su papel como difusor por antonomasia de la
vida cultural del mundo moderno.

La literatura, la historia, la filosofía, la medicina y la política se consumen con


avidez en las páginas de los periódicos dieciochescos. Estas ideas, además,
son debatidas en coffeehouses y salons, donde la discusión pasa de las
banalidades a la literatura y de esta a la política. En estos centros, menciona
Habermas, comienza a establecerse una paridad social entre las gentes
aristocráticas cultivadas y la intelectualidad burguesa (Habermas, 1981: 70).
El conocimiento se masifica hasta convertirse en la característica inherente al
siglo XVIII, el Siglo de las Luces.

Junto a los libros, revistas científicas, libelos, panfletos y pasquines, los


periódicos forman parte de la cultura escrita que alimentó a los lectores en
buena parte del mundo occidental. Fueron ellos los canales más efectivos de
la Ilustración, sea moderada o radical.

En Francia, la prensa se vuelve una especie de barómetro social que permite


medir la atmósfera cultural prerrevolucionaria. No cabe duda, entonces, que
las ideas ilustradas fueron el fermento de la Revolución. Si bien hay que
reconocer con Chartier que los libros no hacen las revoluciones (Chartier,
1995), es claro que las ideas cumplieron el papel de cerillos en medio de
gases expansivos. Este explosivo escenario se había germinado como
respuesta a las condiciones materiales de existencia. Se considera, con razón
—dice Tocqueville— como una de las causas principales de la Revolución la
filosofía del siglo XV))) Tocqueville, : .

Estudiar los periódicos de esa época adquiere relevancia en un doble sentido:


1) como evidencias que permiten revelar el grado de desarrollo de la opinión
pública; y 2) como medio difusor de las ideas científicas, sociales y políticas
de su tiempo. Este estudio se centra en el segundo aspecto; es decir, busca
establecer las ideas y los intereses que subyacen a las publicaciones

9
periódicas. Para ello, toma como objeto de estudio al Mercurio Peruano, uno
de los periódicos más importantes de la Hispanoamérica tardocolonial.

Vale recalcar que no es el objetivo principal de esta tesis profundizar en el


surgimiento de la opinión pública sobre la que ya se viene escribiendo
prolijamente en Iberoamérica, más bien se centra en el análisis del Mercurio
Peruano al que toma como ejemplo de caso para estudiar el impacto de las
ideas ilustradas en el Perú. Al mismo tiempo, el análisis del periódico nos
permite reevaluar el papel que jugaron los redactores del Mercurio como
precursores de la Independencia y forjadores de la conciencia nacional
moderna, pues, la historiografía peruana tiene en la Independencia un hito
trascendental en la formación del Estado-Nación. Sin embargo, la
argumentación que emplea es cuestionable.

Para historiadores que parten de las ideas decimonónicas del sacerdote


Bartolomé Herrera —y que siguen las lecciones del también sacerdote Rubén
Vargas Ugarte—, la separación política de 1820-1824 se produce por un
movimiento masivo sustentado en la adquisición de una consciencia nacional
que precede a la Independencia. La emancipación —término preferido al de
independencia —, se presenta como un fenómeno acumulador de fuerzas
hasta alcanzar el consenso. Se trataría de un hecho físico-social, de madurez
de los peruanos (principalmente de los criollos), más que un enfrentamiento
político e ideológico. La premisa es que la madurez se alcanza en tiempos
tardocoloniales y se puede observar con claridad en las páginas del Mercurio
Peruano. Es decir, los mercuristas serían los innegables precursores de la
Independencia. Uno de los puntos controversiales de este enfoque es que
confunde los términos nación y patria equiparándolos
indiscriminadamente y sin considerar su significado en el siglo XVIII.

La nación moderna es un fenómeno que irrumpe tras los cambios políticos de


la Revolución francesa y sus consecuencias a lo largo del siglo XIX. En el Perú,
este fenómeno recién se percibe a partir de las discusiones de las Cortes de

10
Cádiz (1810-1812), donde se revela un nuevo lenguaje político forjado en
medio de la crisis política española (Velásquez, 2010; Peralta, 2010).

Si bien un espíritu modernizante salta a la vista en las páginas del Mercurio


—claramente representado por un lenguaje directo y sencillo, al mismo
tiempo elegante y lleno de reflexiones (ideas novedosas y reformistas)—, su
objetivo y meta final es viejo y firme: mantener incólume la Monarquía y el
régimen colonial. Por ello, esta tesis niega la relación Mercurio-
Independencia. Tal arbitrariedad no tiene que ver con la distancia
cronológica, sino con la precaria identidad entre las propuestas que
desarrolla el periódico limeño y los acontecimientos que condujeron a la
Independencia.

Partiendo de la premisa anterior, esta investigación es crítica de la


historiografía nacionalista sobre el Mercurio, pues, la historia —una ciencia
aún en construcción, como diría Pierre Vilar—, no se fortalece con fraseología
subjetivista, sino persiguiendo la verdad. Y la verdad, muchas veces, juega en
contra de los grandes personajes (héroes) y de los intereses de quienes
detentan el poder. Dicho esto, no pretendo escribir la verdadera historia . Mi
intención es proponer una historia crítica que se aleje de los espíritus
lisonjeros e ideas consagradas sin evidencias. Contrariamente, busco explicar
los hechos de manera cercana a los seres de carne y hueso, llenos de
ambiciones, intereses, pasiones, ideales, etc.; humanos al fin, no seres
platónicos (idealizados).

La investigación está dividida en cinco capítulos. El primero está dedicado a


contextualizar históricamente el siglo XVIII europeo e hispano-peruano, así
como a precisar los conceptos de Ilustración y Modernidad. En este capítulo,
además, tratamos la evolución de la opinión pública en el virreinato peruano
y el nacimiento del Mercurio Peruano. El segundo capítulo versa sobre la
visión de la sociedad que tienen los mercuristas, en aspectos como las
costumbres, la división política, el orden social, etc. El tercer capítulo analiza

11
la defensa de la religión católica y el impacto de la Revolución francesa. El
cuarto capítulo se ocupa de las ciencias naturales (la física, la química, la
botánica, etc.), así como de los proyectos científicos y técnicos. El quinto y
último capítulo hace énfasis en las lecturas tanto permitidas como prohibidas
que alimentaron las propuestas de los mercuristas. El objetivo de este
capítulo es apreciar en su verdadera dimensión los alcances y los límites de la
Ilustración en el Perú, así como la supuesta actitud sediciosa que les llevó a
desarrollar una conciencia nacional e imaginar una patria independiente.

Marco Referencial

La Ilustración ha llamado la atención de los estudiosos desde muy temprano.


Basta revisar los balances historiográficos que han hecho tanto Daniel Roche
(1998) como Mónica Bolufer (2003) para apreciar la abundante literatura
sobre la Ilustración. Desde Kant2, la Ilustración sigue siendo un tema
inagotable, controversial y, claro, siempre actual.

En principio, dado el fragor de la Revolución francesa, muchos estudios


tenían por objetivo la defensa o el ataque a la Ilustración, como fue el caso de
Edmund Burke. En sus Reflexiones sobre la Revolución francesa [1790], critica
con dureza a la Ilustración y a los que él llamaba liberales progresistas,
defensores de la Revolución. Las críticas de Burke, rápidamente encuentran
en Thomas Paine a su fustigador. En Los derechos del hombre [1791], Paine,
aunque crítico del radicalismo posterior (jacobinismo), defendió la
Ilustración y la Revolución de 1789. Así, se inaugura una tradición valorativa,
a veces delirante, como las denuncias que lanza el jesuita Agustín Barruel en
sus Memorias para servir a la historia del jacobinismo [1797], acusando a los
filósofos de atentar contra el orden del mundo, la religión y la humanidad, al
propalar el ateísmo y la subversión; es decir, una urdida conspiración en la

2Kant, no es el primero en preguntarse sobre el significado de la ilustración [1784], aunque sí


quien logra imponer una definición que se mantiene vigente hasta nuestros días.

12
que estaban involucrados tanto los ilustrados como los masones; incluso
déspotas gobernantes como Federico II de Prusia.

Dado el carácter de estos escritos, no me ocuparé aquí de ellos. Me interesa


más bien identificar las investigaciones que han buscado historiar la
Ilustración. Dentro de ellos, existe un grupo de estudios ya clásicos como son:
La filosofía de la Ilustración [1932] de Ernst Cassirer; Los orígenes
intelectuales de la Revolución Francesa [1933] de Daniel Mornet; La crisis de
la conciencia europea [1935] y El pensamiento europeo en el siglo XVIII
[1946], ambos de Paul Hazard. En este grupo se debe mencionar también a
Franco Venturi, quien, desde la publicación de Los orígenes de la enciclopedia
[1946], contribuyó a ampliar el panorama geográfico de la Ilustración en el
orbe europeo, en especial el italiano. En el campo de la publicidad y el
nacimiento de la opinión pública, el texto clave es: Historia y crítica de la
opinión pública [1962] de Habermas. Estos primeros trabajos han tenido
seguidores, así como críticos destacados desde la segunda mitad del siglo XX.

Tanto Mornet como Hazard gozan de adláteres dentro del campo


historiográfico; sin embargo, sus propuestas iniciales han sido puestas en
cuestionamiento. Algo semejante ha sucedido con Cassirer; pero, dado que
este transita más en el campo filosófico, es tratado casi de soslayo por los
historiadores; no obstante, se hace hincapié en el desfase de su visión holista
y unitaria de la Ilustración.

El análisis de Cassirer tenía por objetivo una mirada transversal, algo que una
monografía de la Ilustración estaría lejos de hacer en tanto que recorrería
cada una de las etapas del siglo ilustrado. Su enfoque pretende ofrecer en el
desarrollo de las doctrinas y los sistemas una fenomenología del espíritu
filosófico : , esto es, tratar de comprender la esencia de la filosofía
ilustrada. Pero, justamente en su fortaleza radica su debilidad. En su afán por
encontrar el ser filosófico de las luces, ve en ella un movimiento compacto

13
con características universales cuestionadas por toda la vertiente revisionista
de la Ilustración.

A Mornet se le ha criticado su determinismo histórico que relacionaba el


florecimiento de las ideas ilustradas con las raíces de la Revolución francesa.
Para él, la Revolución estuvo determinada por el pensamiento ilustrado que,
como síntoma, evidenciaba el camino de la Revolución. Lo que hacía que:

[…] si no la mayoría, al menos una muy amplia minoría, más o menos ilustrada,
concibe los defectos de un régimen político, las reformas profundas que anhela,
luego arrastra poco a poco a la opinión pública y llega al poder mas o menos
legalmente; las masas siguen porque al menos de una manera vaga, están
preparadas para comprender y preferir las ideas en cuyo nombre se realiza la
revolución (Mornet, 1969: 19).

Historiadores que transitan dentro de la historia cultural como Roger


Chartier y Robert Darnton han partido del problema planteado por Mornet
con el objetivo de reevaluar la vigencia de sus conclusiones. Para Chartier,
las causas de la Revolución no había que buscarlas en los orígenes culturales
de la Ilustración, porque ella —dice a diferencia de Mornet— solo representa
algunas de sus condicionantes. Además, la Ilustración en el sentido clásico,
fue una creación posterior a 1789, cuando los revolucionarios pretendían
justificar su paternidad (Chartier, 1995: 17). Chartier llama a reevaluar la
relación Ilustración-Revolución desde una perspectiva cultural y política que
evidencie la desacralización de la monarquía , convertida en blanco de las
críticas de los ilustrados; los cambios culturales propiciados por la
circulación abundante de los impresos; el nacimiento de la opinión pública y
los medios de socialización. Todo ello evaluado en una dinámica propia.

Darnton, por su parte, amplía las fuentes de la investigación de Mornet, así


como el espacio temporal, extendiéndolo hasta los años de la Revolución.
Toma especial interés por los libelos políticos, los panfletos y la literatura
pornográfica. Es decir, la literatura ilegal o, también llamada por él, baja
ilustración , que Mornet dejó fuera de su estudio. Se trata de escritos

14
prohibidos, capaces de criticar la vida cortesana y desacralizar el
absolutismo, al tiempo que generan una corriente de opinión contraria al
antiguo régimen, a través de una radicalizada postura y vivas denuncias.

Las conclusiones de Darnton no difieren mucho de Mornet, en tanto están


dirigidas por esa pregunta rectora acerca de lo que los franceses leían antes
de Darnton, : . Sin embargo, Darnton amplía el objeto de
estudio, logrando articular aquel sendero investigativo que le ha llevado de la
historia del libro a la historia de la comunicación, de la ideología a la opinión
pública y de esta a la historia política de la Francia prerrevolucionaria.

Paul Hazard, a diferencia de Cassirer y Mornet, se ha fortalecido con las


críticas, pues, justamente por tratar el aspecto mental, intelectual y cultural
en su Crisis de la conciencia europea, da una visión pionera que los
historiadores culturalistas posteriores han mantenido y ampliado. Menos
afortunados han sido algunos de sus seguidores como Peter Gay (1966 y
1969). Gay valoraba a la Ilustración tanto por su cosmopolitismo e ideas
libertarias como por su paganismo, conviviendo en sus filas el deísmo y el
ateísmo (Bolefur, 2003: 23). Sus planteamientos fueron criticados hacia los
años ochenta por una corriente revisionista. Algo semejante sucede con las
ideas difundidas por el italiano Franco Venturi, quien hace énfasis en el
carácter laico de la Ilustración. Contrariamente, desde los años ochenta, se
defiende la idea de la coexistencia de varios tipos de Ilustración e incluso se
habla de una )lustración católica que ha tenido seguidores sobre todo en
Italia, España e Hispanoamérica.

Una visión crítica del revisionismo se muestra fortalecida en la historiografía


reciente, con Jonathan Israel a la cabeza. Este historiador de la cultura ha
vuelto sobre las raíces de la Ilustración revalorando la figura de Spinoza
como tronco inicial de la ilustración laica, radical y base del ateísmo. Israel
camina sobre las huellas dejadas por Gay, pero profundizando en el carácter
crítico de la ilustración frente al Estado y sobre todo ante la vida religiosa, la

15
Iglesia católica y la religión revelada. Heredera del spinozismo, esta
)lustración radical , como demuestra )srael, está ampliamente difundida en
los círculos más elevados de la intelectualidad y tiene un alcance paneuropeo
(Israel, 2012).

Sería muy extenso dedicar este espacio para hacer un balance completo de
los estudios herederos de los ya mencionados autores clásicos, que han dado
lugar tanto a la historia cultural como a la historia intelectual. En este acápite
solo pretendo poner en escena el marco referencial en el que se fija esta tesis.
Al respecto existen dos vertientes claramente manifiestas. La primera se
centra en las ideas y el desarrollo intelectual de la Ilustración, mientras que la
segunda se aboca a la opinión pública y los espacios de socialización como los
cafés y los salones. Esta última línea investigativa es heredera de Habermas
cuyas propuestas han tenido gran aceptación en las tres últimas décadas,
sumando seguidores en Europa y en América. Por ejemplo, en el caso
peruano tenemos las investigaciones de Jean Pierre Clément, Claudia Rosas
Lauro, Víctor Peralta, Oswaldo Holguín, Margarita Rodríguez, Juan Carlos
Estenssoro, Catherine Poupeney-Harth, María del Rosario Solís, Daniel
Morán, entre otros.

Tal como ya se ha señalado, esta tesis busca profundizar en las ideas y el


desarrollo intelectual de la última década del siglo XVIII peruano, tomando
como objeto de estudio a los redactores del Mercurio Peruano y sus
respectivas publicaciones. Por ello, las conclusiones con las que concilia, no
se reducen a la historiografía, pues, pone especial énfasis a las
investigaciones que vienen haciendo en otras disciplinas, sobre todo en
filosofía3.

3No es novedad que los filósofos hayan marcado sendas seguidas por otras disciplinas tanto

sociales como humanas. El caso más emblemático en las últimas décadas, para la historiografía
específicamente, han sido las investigaciones del filósofo francés Michel Foucault, cuyos trabajos
como Vigilar y castigar (1975), El nacimiento de la clínica (1964), entre otros, gozan ahora de un
extendido número de seguidores.

16
Los principales autores con los que esta investigación conviene se refieren a
un enfoque de la Ilustración como fenómeno radical, entre los que destaca el
reciente de Jonathan Israel, La Ilustración radical (2012). Para la ilustración
hispánica y su relación con el despotismo ilustrado se sigue la línea que ha
desarrollado notablemente el filósofo español Francisco Sánchez-Blanco,
sobre todo en El absolutismo y las luces en el reinado de Carlos III (2002) y La
ilustración Goyesca (2007). Mientras que para el caso específico del Mercurio
Peruano, nos identificamos con las hipótesis que viene sosteniendo el filósofo
peruano Octavio Obando (2012 y 2013), con el que —grata sorpresa—, desde
disciplinas distintas, arribo a conclusiones semejantes.

Planteamiento del Problema

La presente investigación busca conocer el impacto de las ideas ilustradas en


el Mercurio Peruano, haciendo especial énfasis en a) las diferencias frente a
las ciencias naturales y b) la postura frente al orden social. Se parte de una
pregunta rectora: ¿en qué medida los redactores del Mercurio Peruano
tomaron, asimilaron y desarrollaron las ideas ilustradas en el campo de las
ciencias naturales y cuál es la relación entre estas y su visión de la sociedad?

De esta pregunta general se desprenden las siguientes interrogantes


específicas: ¿Cuál fue el contexto social, económico y político en el que surgió
el Mercurio Peruano? ¿Qué tipo de ideas defendía el Mercurio Peruano? ¿Qué
relación existe entre las ideas defendidas por los mercuristas y el reformismo
borbónico? ¿Qué tipo de lecturas consumieron los mercuristas? ¿Cuál fue su
actitud frente a los libros prohibidos y el enciclopedismo? ¿En qué medida se
puede considerar que los mercuristas son los precursores de la
independencia peruana?

Objetivos

Con las preguntas planteadas, los objetivos a alcanzar son los siguientes:

17
1. Conocer la postura de los mercuristas frente a las ideas y proyectos
difundidos por la Ilustración. Las diferencias frente a las ciencias
naturales y frente al orden social (estructura de la sociedad y
relaciones de poder).

2. Analizar el contexto sociopolítico en el que surge el Mercurio Peruano,


como parte de la prensa moderna en Hispanoamérica colonial.

3. Determinar si los mercuristas fueron o no ilustrados, y, de serlo, qué


tipo de )lustración defendían y en qué medida, su )lustración estaba
relacionada o era funcional con el reformismo borbónico.

4. Identificar las lecturas tanto permitidas como prohibidas que


alimentaron el desarrollo intelectual de los mercuristas y las
influencias que estas tuvieron en sus propuestas como pensadores
ilustrados.

5. Identificar la trascendencia de los mercuristas como precursores de la


conciencia nacional y de la Independencia, buscando someter a la
crítica el papel protagónico que les ha dado la historiografía
nacionalista en el Perú.

Hipótesis principal

Los redactores del Mercurio Peruano solo aceptan los planteamientos


ilustrados en la medida que son útiles a los intereses de la clase dominante
que ellos representan e integran, en su afán de conservar el status quo y en
tanto les permiten aportar al proyecto reformista impulsado por el Estado
borbónico, que pretendía dominar con mayor eficacia la sociedad colonial
tardía, bajo la lógica del racionalismo absolutista. Todo ello en un contexto de
posturas radicales en contra del Estado absolutista en Europa. En cambio, en

18
el Perú, la situación está teñida por la reciente rebeldía en los Andes (1780-
1783) y el miedo generado por el desborde popular. De ahí que las posturas
sociales y políticas de los mercuristas sean no solo moderadas, sino
colaboracionistas con el absolutismo colonial.

Hipótesis especificas

Las hipótesis secundarias pueden ser formuladas de la siguiente manera:

1. El contexto sociopolítico en el que surge el Mercurio Peruano es de


posturas radicales frente a la estructura del poder regio. Es la época
de rebeliones, reformas y revoluciones, así como del desarrollo de un
conjunto de ideas críticas en contra del Estado absolutista. En el plano
económico, estamos en pleno auge del mercantilismo y la
consolidación del capitalismo a nivel mundial.

2. Si bien las ideas relacionadas con la ciencia y tecnología modernas son


aceptadas como parte del proyecto engrandecedor del imperio
español en América, las ideas sobre la sociedad distan mucho de ser
aceptadas a pesar de provenir también del racionalismo despótico.
Para decirlo claramente: las ideas ilustradas de los mercuristas se
combinan hasta oscurecerse frente al potente escolasticismo tardío o
neo-escolasticismo que defienden.

3. El proyecto ilustrado que enarbola el Mercurio Peruano es parte del


proyecto reformista borbónico, por lo que es comprensible que no
haya podido ir más allá de los parámetros establecidos por la
Monarquía. Es decir, los alcances y límites de la ilustración peruana
están condicionadas por Estado colonial

4. Los mercuristas tuvieron acceso a diversos tipos de libros tanto


permitidos como prohibidos. Frente a estos últimos mantuvieron una

19
actitud reacia, llegando a denunciar sus propuestas sobre todo
políticas y religiosas. Esto dice mucho acerca del proyecto político que
tenían en el contexto del reformismo borbónico y, en particular, en
tiempos en que el imperio español enfrenta los retos de la Revolución
en la Francia de sus parientes borbónicos.

5. Resulta muy difícil que los mercuristas hayan sido los precursores de
la independencia peruana que la historiografía nacionalista posterior
ha postulado. En ningún momento su idea tradicional de patria fue
cambiada por una idea de nación moderna. Para los mercuristas, el
Perú era una patria en la que coexistían compatriotas de diferentes
calidades y condiciones culturales y, por consiguiente, el país que
buscan conocer y amar no es el espacio geográfico de una nación de
iguales que eventualmente buscará su separación cuando maduren las
condiciones políticas y militares. Por ello, resulta erróneo el título de
precursores que les ha dado la historiografía nacionalista.

Variables

A lo largo de la investigación se trabaja con dos variables que se conjugan


alternativamente a fin de establecer los parámetros del problema de estudio
y su modificación a través del tiempo. Además, el estudio presenta una
variable macro que nos brinda un panorama general de la sociedad en la que
ven la luz las ideas de vanguardia, que conviven junto a viejos postulados que
sostienen una decidida defensa del antiguo orden social y el status quo.

Variable independiente: La Ilustración. Las ideas ilustradas ingresan al Perú


e Hispanoamérica por diferentes medios. Es decir, son conocidas por las
élites intelectuales y políticas del momento. Estas ideas consisten en
conceptos relacionados con la naturaleza (ciencias naturales) y la tecnología,
pero también con el ordenamiento social.

20
Variable Dependiente: Adaptación y desarrollo de los planteamientos
ilustrados. Las ideas que arriban a Hispanoamérica y, específicamente al
Perú, son manejadas por las élites intelectuales y políticas locales de una
manera dinámica a fin de adecuarlas y aplicarlas a la realidad local.

Por este motivo, se considera que las ideas ilustradas es la variable


independiente mientras que la adaptación y su desarrollo depende de la
disponibilidad de la primera.

Variable Macro: Contexto histórico del Perú a fines del siglo XVIII. Esto
incluye tanto los aspectos políticos y científicos del reformismo borbónico
como las características sociales del Perú tardocolonial. Esta variable permite
poner en contexto el fenómeno estudiado gracias a las variables
anteriormente señaladas.

Justificaciones

La visión del Mercurio Peruano como medio ilustrado y precursor de la


Independencia tiene larga data. Pero las investigaciones actuales están
cuestionando aquella concepción que presenta a los mercuristas ligados a un
proyecto ilustrado, forjadores de la idea moderna de nación peruana y
precursores de la Independencia. Esta investigación se une en este afán
crítico que pretende dar una nueva visión en relación al Bicentenario de la
Independencia, sobre la Ilustración en el Perú y a los mercuristas como
precursores.

El estudio del pensamiento de los mercuristas es parte de una preocupación


esencial por indagar e identificar los mecanismos de poder en la historia
peruana. Los mercuristas plantean problemas fundamentales para la
comprensión no solo del siglo dieciocho, sino de la historia posterior, incluso
la actualidad.

21
Estudiar las concepciones de los mercuristas en torno a la naturaleza y la
sociedad permite conocer mejor el pensamiento y la praxis de quienes trazan
las pautas de una discusión que tendrá vigencia en el pensamiento político
peruano durante la República decimonónica.

El esquema que sigue la investigación se justifica en tanto busca presentar


primero el contexto histórico en el primer capítulo, para luego comprender la
posición de los mercuristas, frente a sociedad y la ciencia, en los capítulos
siguientes.

En cuanto al título del estudio, el calificativo de razón ensombrecida hace


referencia a la persistencia de posturas anticuadas frente al desarrollo de la
ciencia y la filosofía que se vislumbra dentro de Mercurio Peruano,
evidenciando dos líneas paralelas. Una de ellas mucho más conservadora, al
punto que oscurece su identidad tanto con la Ilustración como con el
racionalismo. Al mismo tiempo, hace referencia a una aporía que conduce
inevitablemente a discutir las raíces y el ethos de la razón ilustrada, dado que,
en los mercuristas, el racionalismo cartesiano ―que nace de una duda
metódica― se transporta a una argumentación lógica, muchas veces
dogmática, tanto a favor de la religión como del Estado. En esta confluencia,
la razón ilustrada, que nace en oposición a los años de oscurantismo
dogmático se convierte en razón de Estado, en razón única y, por tanto, en
verdad absoluta (revelada). El mismo ejercicio de razonar se ve oscurecido o
mediatizado.

Marco teórico

El desarrollo de las líneas de investigación historiográfica obedece al


contexto mundial. Así, desde la caída del muro de Berlín y la desintegración
de la URSS, se ha planteado el fin de las ideologías, la imposición de una sola
ideología hegemónica: liberal (Bell, 1960 y Fukuyama, 1992).

22
Hacia finales del siglo XX, se había abandonado casi toda ideología de cambio
social. Con ello también se declaró la muerte del marxismo en los distintos
campos del saber. Muchos estudiosos, desde inicios de la década del noventa,
han querido borrar la herencia del modelo metodológico marxista. Además,
se acusaba que, el marxismo, centrado en la economía y las luchas sociales,
soslayaba las ideas, los conceptos y la cultura. Es decir, lo que comúnmente se
conoce como superestructura.

Estos debates se volvieron intensos en temas como las revoluciones sociales.


En Francia, la proximidad al bicentenario de la Revolución generó toda una
corriente revisionista que veía en la interpretación histórica de la Revolución
y la Ilustración un sesgo marxista que llevaba a errores conceptuales.
Historiadores como François Furet, formado dentro del marxismo, dirigían
todo un esfuerzo re-interpretativo del periodo revolucionario. Un sugerente
título, Pensar la Revolución francesa, vio la luz en 1978. En ese mismo
contexto, Chartier mostraba a la Ilustración, en Los orígenes culturales de la
Revolución francesa [1991], como una creación propia del periodo jacobino
que, buscando padres había creado un panteón de antecesores con nombres
representativos como Voltaire, Rousseau, Mably, Buffón, Helvecio y Raynal,
además de asignar a la filosofía una función radicalmente crítica.

Los revisionistas evidenciaban que el mundo, en pleno auge del


neoliberalismo, había abandonado las ideologías de cambio social de la
Ilustración. Al mismo tiempo, la Ilustración era identificada con intereses
políticos que, intentando separarla de las ideologías preconcebidas, la
redujeron a lo dieciochesco. Es decir, triunfa una versión que el filósofo
español Francisco Sánchez-Blanco (2002) ha llamado una visión light de la
Ilustración. Esta nueva historiografía tiene seguidores en buena parte del
mundo académico e incluso en nuestro país. No ha faltado quien haya
llamado ilustrada a una plebe que gustaba de los bailes y las nuevas modas
(Estenssoro, 1996), extendiendo tanto el rótulo de ilustrado que pierde su
esencia como referente de análisis histórico.

23
Es verdad que el marxismo ha perdido terreno en el mundo académico
aunque menos que en el proceso político. Sin embargo, nadar contra la
corriente siempre ha fortalecido al marxismo. En nuestro tiempo, cuando una
crisis que desde el 2008 no ha dejado de expandirse a nivel planetario,
sumergiendo al sistema capitalista en una profunda inestabilidad, las
propuestas de interpretación de la sociedad que propusiera Marx toman un
nuevo impulso (Hobsbawm, 2011).

Esta investigación toma como marco teórico para la interpretación de la


realidad al materialismo histórico. Pero ello no significa caer en el
determinismo económico-social. Antes bien, busca retomar el espíritu
primigenio del marxismo plasmado en textos como La sagrada familia [1844]
e Ideología alemana [1845-1846], donde Marx y Engels se ocupan
ampliamente de la ideología y de la herencia cultural de su tiempo para
saldar cuentas con su antepasado hegeliano y heredero de la Ilustración. Otro
texto fundamental, en el que este estudio se basa para el análisis del contexto
histórico y el desempeño político del Estado moderno es el Dieciocho
brumario de Luis Bonaparte [1851-1852]. A estos textos se suman algunos
autores en los que se apoya la posición frente a la Ilustración, como Jonathan
Israel y Tzvetan Todorov que resaltan la postura crítica y el espíritu
de transformación que significó la Ilustración. Por su parte, Ernst Cassirer,
ayuda a tener una visión sistémica de la Ilustración (claro está, teniendo
siempre presente la falsa coherencia con que muchas veces trata este
fenómeno4); Franco Venturi y Paul Hazard, con quienes revaloro el espíritu
deísta y laico de la Ilustración. Entre tanto, con Habermas, identifico a la
prensa como un producto propio del capitalismo que, convertida en
mercancía, se somete y vive del mercado de lectores. Finalmente, es
necesario reconocer la deuda con los textos de Francisco Sánchez-Blanco
quien, en una línea independiente, ha propiciado un espíritu crítico de la

4Esta falsa coherencia , sobre todo ha sido resaltada por Quentin Skinner. Seg’n este
historiador británico, la interpretación de Cassirer, en ocasiones, parece sugerir la idea de que
toda la )lustración se empeñaba por hacer posible a Kant : .

24
Ilustración española, despojándola de la historiografía tradicional-romántica
que relacionaba la época de mayor esplendor ilustrado con el gobierno del
déspota Carlos III.

En lo que respecta al Mercurio Peruano, no existe investigación que se haya


acercado a su interpretación desde el materialismo histórico a pesar que
tanto Tord y Lazo [1981], como Flores Galindo [1983], historiadores
identificados en la línea del marxismo, hacen breves referencias al
importante periódico limeño. Los primeros, en Hacienda Comercio, fiscalidad
y luchas sociales (2007: 29), solo toman una cita del providencialismo
económico, con el que implícitamente relacionan al Mercurio, sin profundizar
más en el pensamiento. En cambio, Flores Galindo lanza una breve pero
contundente afirmación en La ciudad sumergida. Aristocracia y plebe en Lima,
1760- 1830, al negar la posibilidad de lectura e influencia del Mercurio más
allá de una minúscula élite limeña, pues, la educación, y, por ende, la lectura,
eran privilegio de pocos:

Para la plebe no hubo ilustración; probablemente no tuvieron noticia alguna


del Mercurio Peruano o del Diario de Lima y ni siquiera supieron de la
existencia de un círculo intelectual llamado Amantes del País : .

Esta afirmación ha sido puesta en entredicho por investigaciones posteriores,


como las de Rosas (2006), Estenssoro (1996) y Holguín (2013), quienes —
siguiendo las propuestas de Chartier— han hecho énfasis sobre la lectura en
plazas, pulperías, fondas y cafés, donde muchas veces se leía en voz alta. No
por ello, sin embargo, se puede concluir que la plebe era ilustrada, aunque sí
mitiga la falta de conocimiento insalvable por no saber leer.

Tomando en cuenta lo anterior, se debe reconocer que historiadores como


Guibovich (2004 y 2005), Rodríguez (2006) y Poupeney-Harth (2007) han
dado aportes importantes para una nueva visión del Mercurio Peruano en
relación con el reformismo borbónico.

25
El Mercurio ha sido analizado desde diversos enfoques pero aún no desde el
materialismo histórico, a pesar que, académicamente hablando, se trata de un
marco sólido para interpretar la sociedad, en tanto trasciende los datos, el
personaje, los héroes, las instituciones y evita caer en el fetichismo de las
fuentes. Tal vez la causa sea el estigma que identifica el marxismo con temas
económicos y no con aspectos relacionados a las ideas y la cultura
(insuficientemente desarrolladas por la literatura marxista).

Si bien, tal como lo entendía Marx, las ideas jamás se encuentran separadas
de una base material, esto es, las condiciones de existencia, que incluye la
lucha de clases (de ahí que el ser social determine la conciencia social), no
significa que las ideas estén ausentes en el análisis marxista. Al contrario,
muchos estudios marxistas se han dedicado a las ideas, aunque, obviamente,
teniendo siempre presente que las ideas no se alzan como resultado de la
razón pura, sino como un sistema que busca explicar el mundo real. Sólo así
se llega a comprender que detrás de una idea hay toda una concepción del
mundo, del pasado, del presente y del futuro. De ahí que no debemos buscar
el simple y vacuo análisis de los discursos que una época, un medio, un
hombre o mujer transmiten, sino una interacción dialéctica entre el ser y el
pensar históricos. Ello no significa, por otro lado, caer en el determinismo
contextual-social porque, partiendo de las sugerencias de la escuela de
Cambridge , también contextualizamos el lenguaje, pues, como dice Quentin
Skinner, a’n cuando el estudio del contexto social de los textos pudiera
servir para explicarlos, esto no equivaldría a proporcionar los medios de
comprenderlos : .

Metodología

El derrotero metodológico de esta investigación puede resumirse como sigue.


En primer lugar, se hizo un estudio de la producción historiográfica del tema.
Con ello se pudo identificar algunos vacíos, sobre todo a nivel teórico e
interpretativo, y la fuerte carga valorativa que subyacía a la mayoría de las

26
investigaciones. Este ejercicio reveló además que el trabajo más completo
sobre el Mercurio Peruano (Clément, 1997) presentaba a los mercuristas
injustificadamente con un discurso sólidamente coherente y uniforme.

El segundo paso fue la lectura minuciosa de la totalidad de entregas del


Mercurio Peruano reunidas por la Biblioteca Nacional del Perú en doce
volúmenes. Esta revisión nos condujo a serias dudas tanto sobre sus alcances
ilustrados como sobre la coherencia del pensamiento. En efecto, se nos
presentó un conjunto de ideas que, si bien tenían puntos de encuentro,
también mostraban diferencias saltantes. El siguiente paso consistió en leer
diversos impresos y textos del siglo XVIII con la finalidad de poner en relieve
las ideas en las que se sostenían los mercuristas. Así es como iniciamos la
escritura de la tesis, discutiendo la Ilustración y la Modernidad como
problema, a la que acompañamos un breve recorrido sobre los pensadores
virreinales inmediatamente anteriores a la conformación de la Sociedad
Amantes del País.

Posteriormente, con el bagaje adquirido, volví sobre el Mercurio pero


tomando como referencia las consideraciones de la escuela de Cambridge; en
especial a Quentin Skinner (2000) y sus investigaciones sobre los mitos y
errores en la interpretación de la historia de las ideas. Uno de los primeros
errores detectados es la uniformidad de las ideas dentro del periódico; el
segundo error es la anticipación , es decir, la valoración de los mercuristas
como precursores de las ideas independentistas posteriores. El tercer error
tiene que ver con lo que Peter Gay llamó persistencia espuria , es decir, que
tiene su origen en una concepción engañosa que, en nuestro caso, está
relacionada con lo que algunos historiadores denominan )lustración
católica . Es decir, como el Perú virreinal está impregnado de religiosidad,
entonces se ha buscado un engañoso término para ese sincretismo
filosófico que significó la unión de la fe y la razón a fines del siglo XVIII. Sin

27
embargo, bajo este manto, se evita cuestionar los límites de la Ilustración en
nuestro país, dejando sentado que sí existió ilustración y fue de tipo católica 5.

Un criterio final fue relacionar el lenguaje utilizado por los mercuristas con el
discurso ilustrado en general y el filosófico-político en particular, sin
pretender caer en la filosofía analítica ni en la hermenéutica propiamente
dicha, sino buscando relacionar el vocabulario conceptual con el contexto,
esto es, con lo que Pocock ha llamado momento histórico , el momento en
que un concepto o pensamiento irrumpe en la historia (Pocock 2002: 77-78).
Claro está que el contexto no lo resuelve todo; sin embargo, cuando un
estudio está acompañado de las diversas situaciones (realidad contextual), en
las que se desenvuelve el fenómeno estudiado, las ideas se vuelven más
comprensibles. Todo ello está dirigido por una vértebra teórica marxista que
ayuda a apreciar el contexto social, no para comprender los textos en sí
mismos, sino para entender los intereses concretos de los mercuristas y el
accionar político del Estado colonial a fines del siglo XVIII.

Balance Historiográfico

Los denominados próceres de la Independencia, denominación que también


se ha extendido a los mercuristas, cuentan con un grupo de historiadores que,
siguiendo objetivos propios del romanticismo decimonónico, han alimentado
una literatura que busca legitimar la existencia de una nación a fines del
siglos XVIII, obra de los criollos, mestizos e indígenas a la que contribuyen los
mercuristas de manera decidida al generar el amor a la patria peruana y
un espíritu de libertad, varias décadas antes de la Independencia. Un
nacionalismo que, tal como lo sugiere José Agustín de la Puente, es el
resultado de una suma de voluntades dentro de la libertad que Dios le ha
concedido al hombre : y : . Autores como Porras Barrenechea,

5 El análisis de este punto es desarrollado tomando como base las críticas de Francisco Sánchez-
Blanco a la historiografía española, que también da por sentado el desarrollo de una ilustración
católica que, supuestamente, es lo único que conoció España en el siglo XVIII. Como se verá a lo
largo de este trabajo, en nuestro país sucede algo semejante.

28
Pacheco Vélez, Núñez, Nieto Vélez, entre otros, son representativos de esta
postura que aún mantiene su brío, resistiendo al paso del tiempo, fortalecida
en tanto representan la postura oficial de la historia.

Pocos han criticado los postulados de aquellos historiadores. Al contrario, se


ha celebrado el salto de una conciencia autónoma que despertaba de
Bartolomé Mitre (1887) a ese principio nacionalista y revolucionario que le
da Porras Barrenechea (1921). Según Porras, los mercuristas resultaban
diestros y heroicos personajes trabajando la sedición ante la mirada e
inacción de un gobierno ingenuo.

Inventando la tradición
La historiografía peruana del siglo XX buscará fervorosamente olvidar el
disminuido calificativo que había dado el historiador chileno Vicuña
Mackenna a los mercuristas en su Revolución de la independencia del Perú
(1860). El Mercurio no era para él un esquema de principios, ni mucho menos
traía implícito un programa de libertad. En vano, dice, exhumaríamos sus
páginas buscando los secretos amargos del trastorno innovador:

Órgano de una sociedad de literatos y sabios, no pasaba por tanto más allá del
rol de un boletín científico, y de una revista literaria, de mérito sobresaliente,
es verdad, […] pero sin vuelos atrevidos, sin acción en lo futuro, sin programa
social ni político (1860: 141-142).

Riva Agüero (1905) será el primero en criticar con dureza la postura de


Vicuña Mackenna, dando inicio a una historiografía nacionalista, de la que él
mismo buscó desligarse años después. Si se analiza por separado los artículos
que publica el Mercurio, según Riva Agüero, no representan sino vaguedades
literarias, desprovistas de importancia y significación. Visto con ojos
científicos, en cambio, toman mayor importancia. Sin embargo, dice, sigue
siendo un periódico sin fines políticos y aunque hubiera pretendido serlo, el
gobierno español no habría permitido que lo fuese , V)): . Pero, no
por ello se puede negar al Mercurio acción en lo futuro. Porque, ante todo, era
un foco de ciencia y con ella suele venir el deseo de libertad. Además, en

29
aquel ardiente amor por el Per’ , estaba potencialmente contenida la idea
de patria y otros principios, por lo que, según él, el virrey mandó vigilarlo en
vista que tomaba un tinte americanista. Así, Gil de Taboada y Lemus,
progresista avanzado, favorecedor decidido de las letras , tras haber
apoyado en un principio el nacimiento del Mercurio, después contribuyó a su
extinción al quitarle el auxilio económico que exigía.

Riva Agüero muestra un Mercurio muy politizado, tanto como las Sociedades
Económicas, a las que da un carácter subversivo, porque representaban
sordos y subterráneos conductos del espíritu enciclopedista en España. En
el Perú, harían lo propio los redactores del Mercurio, empapados con el
enciclopedismo que, a futuro, produjo la revolución , V)): . Con
estas palabras, Riva Agüero dejaba trazada la senda por la que han transitado
acríticamente las propuestas posteriores por más de medio siglo.

El contexto histórico internacional de los años 1920-1940 hace que el propio


Riva Agüero critique sus escritos sobre Baquíjano y los mercuristas,
considerándolos ensayo de alucinada mocedad . Riva Ag“ero como buen
conservador (defensor del fascismo), ve en las revoluciones solo desórdenes.
Para entonces, circulaba en el Perú una revista titulada Mercurio Peruano,
fundada por Víctor Andrés Belaúnde en 1918 que reivindicaba ideales
conservadores. Justamente a raíz de la celebración del aniversario de esta
revista, ve la luz el autocrítico artículo de Riva Agüero: Los veinticinco años
de nuestro Mercurio . Se muestra crítico de todo el convulso siglo
XVIII al que desdeña por su incertidumbre:

El apogeo, así en la acción como en las letras y pensamiento, de toda la raza


hispana, se halla, sin duda alguna, en los siglos XVI y XVII. El XVIII se caracteriza,
para todos los pueblos ibéricos, y muy especialmente para el Perú en su
segunda mitad, por lo vago, lo insulso y lo incierto (1971, VII: 119).

Su desdén se extiende a las luces y al propio Mercurio. El viejo Mercurio, dice,


vale por las disertaciones de Unanue y Baquíjano. Lo restante, de amplitud y
ejecución muy deficientes, inferior en conjunto al contemporáneo Papel

30
Periódico de Caldas de Bogotá, sólo se salva por el celo regionalista que lo
inspira y enaltece , V)): . Además, identifica como precursores del
bando conservador en el Perú a Baquíjano, Unanue, Calatayud, Morales
Duárez, y a los Amantes del País. Riva Agüero rompe con la herencia de
Manuel de Mendiburu (1874), con quien había compartido el calificativo de
inclinación por la independencia , que éste ’ltimo daba a Baquíjano, pues,
si por un lado rehusaba tomar parte en acuerdos y tentativas
revolucionarias, por otro se negó siempre a sostener con su pluma la
dominación española por más invitaciones que se le hicieron Mendiburu,
1932: 352).

La nueva postura de Riva Agüero no tendrá seguidores a corto plazo.


Contrariamente, se vuelve sobre sus escritos de mocedad , aunque con un
espíritu renovado que se alimenta tanto de las nuevas corrientes
historiográficas como de determinadas personalidades representativas, como
Porras Barrenechea, cuyo Periodismo en el Perú (1921) ha tenido notable
influencia en Salazar Bondy (1950), pionero en el estudio de las ideas tanto
de Unanue como de los mercuristas; Pablo Macera, cuya división de la
conciencia nacional en tres etapas sigue siendo un punto de referencia (a
pesar que en sus estudios posteriores se distanció de su ensayo de 1955) 6, y
José Agustín de la Puente Candamo (1960 y 1964), cuya versión de los
mercuristas como precursores reformistas es oficialmente difundida en los
colegios nacionales.

En 1955, mientras Pablo Macera hacía esfuerzos por renovar la historiografía


sobre el siglo XVIII, un grupo de historiadores liderados por Víctor Andrés
Belaunde conmemoró el bicentenario del nacimiento de Unanue con escritos
llenos de sentimientos patriotas. Autores como José A. de la Puente Candamo,
Luis Alayza y Paz Soldán, Luis Lituma Portocarrero, entre otros, daban a los
mercuristas un papel fundamental en la formación del sentimiento nacional,

6 Los trabajos de Macera, sobre todo los posteriores a Tres etapas en el desarrollo de la
conciencia nacional (1955), deben ser considerados en un punto intermedio entre la visión
nacionalista y la visión critica, una especie de pensador bisagra.

31
pero es Pacheco Vélez el que más insiste en el supuesto carácter separatista
que tuvieron los ilustrados como precursores de la independencia.

Sin embargo, es Belaunde quien presentará a los mercuristas con una


ideología en la que se sintetiza la Ilustración y la religión cristiana. No será el
único. Armando Nieto en sus Notas sobre el pensamiento de la )lustración en
el Mercurio peruano también sigue ese camino al buscar una
conciliación de fe religiosa, razón ilustrada y rechazos a los dogmas
aristotélicos. En esta misma postura se han escrito trabajos posteriores como
El clero )lustrado en el tránsito de la colonia a la rep’blica de
Margarita Guerra; El Mercurio Peruano y la religión de José de la
Puente Brunke quien, tras discutir sobre la Ilustración francesa frente a la
española, identifica a los ilustrados peruanos dentro del denominado clero
ilustrado; )glesia, evangelización e ilustración en el Per’ del siglo de las
luces de Claudia Rosas Lauro (2009) que, tomando como referencia a
Charles Walker, sugiere que el Per’ solo experimentó una )lustración a
medias . Una definición de este tipo evidencia cierto vacío teórico que busca
salvar con el título de )lustración católica que da a la ilustración peruana,
conciliando con los estudios de Antonio Mestre para España.

Entre 1950 y 1960, dos estudios marcan un punto de referencia en el que se


han apoyado varios trabajos posteriores. Uno es Unanue y la Ilustración
peruana (1950), tesis de bachillerato del filósofo peruano Augusto Salazar
Bondy y Tres etapas en el desarrollo de la conciencia nacional (1955) de Pablo
Macera. La interpretación de Salazar bebe de la historiografía tradicional
peruana, mientras que su enfoque teórico está influenciado por la
fenomenología trascendental de Husserl y José Gaos.

Como menciona José Carlos Ballón (2005), Salazar Bondy examina las obras
de Unanue y la atmósfera intelectual en la que se forma el médico peruano,
de donde recibió sus estímulos teóricos decisivos. Sus conclusiones
establecen la presencia del siguiente horizonte: 1) Ideas afines al

32
cartesianismo, 2) Una filosofía natural afín a Copérnico, Galileo y Newton, 3)
Adhesión al empirismo de Locke y el sensualismo de Condillac, 4) Cercanía
con la filosofía política y jurídica de Montesquieu y Rousseau, así como al
liberalismo de Bentham y Smith. Es decir, estamos ante un pensamiento
ecléctico con el que Salazar Bondy identificaba a la Ilustración (Ballón, 2005:
329).

Por su parte, Pablo Macera buscaba lejanas raíces en la conformación de la


conciencia nacional que dividía en tres etapas: a) la inicial representada,
entre otros, por Bravo Lagunas, Victorino Montero del Águila y Baquíjano; b)
un segundo momento asociado a la Sociedad Amantes del País y el Mercurio
Peruano; c) finalmente, la tercera etapa la encuentra unida al desarrollo del
liberalismo en el Perú. Sobre los mercuristas y la Ilustración sostenía:
Fueron ilustrados pero ilustrados del Per’. Su acción estuvo determinada
así, no sólo por las utopías —digamos mejor creencias— de su tiempo, sino
por otras fuerzas propias de la tierra o de la historia : . Este
determinismo nacional que libraba a Macera del debate teórico, le hundía, sin
embargo, en el contexto de la historia nacional, pues la idea de que estamos
tratando con toda una familia de ilustraciones en la que hay que identificar la
nuestra, también enfrenta —como diría Jonathan Israel— objeciones
aparentemente insuperables, en tanto refuerza la tendencia a estudiar el
tema dentro del contexto de la historia nacional, que decididamente es el
enfoque erróneo para un fenómeno tan internacional y paneuropeo )srael,
2012: 9).

Macera, en este primer escrito, no logra superar la herencia tanto de Porras


como de Riva Agüero, presentando una visión valorativa; asimismo, en la
línea de Belaunde, coincidía en identificar Ilustración y cristianismo en los
miembros de la Sociedad; y no dejaba dudas sobre el papel del Mercurio en el
desarrollo de la conciencia nacional.

33
Después de estos estudios pioneros llega un periodo prolífico, como
preámbulo al sesquicentenario de la Independencia. En 1960, se celebró el
simposio organizado por el Seminario de Historia del Instituto Riva-Agüero.
El conjunto de estos trabajos se ha publicado bajo el título La causa de la
emancipación en el Perú, dirigido por José Agustín de la Puente Candamo. Los
diversos autores coincidían en el carácter ilustrado de los mercuristas, en su
papel de formadores de la nación peruana, etc., haciendo propios tanto las
antiguas líneas de Riva Agüero y Porras como los nuevos aportes de Macera y
Salazar Bondy.

Todo quedaba listo para el sesquicentenario que buscaba sentar una postura
clara frente a la Independencia, los próceres y la Ilustración. Pero antes, la
Biblioteca Nacional publica la edición facsimilar del Mercurio Peruano (1964-
1966) haciendo posible su estudio sistemático y la ampliación del espectro de
estudiosos pertenecientes a los diversos campos del saber.

En 1971 el Estado peruano promociona la celebración del sesquicentenario


con el objetivo claro de generar una identidad nacional poniendo el pasado al
servicio del presente. El propio gobierno pretendía legitimarse, por lo que
buscaba las raíces de la nueva y definitiva emancipación del país, en el
periodo preindependentista. Fue, sin lugar a dudas, todo un acontecimiento.
Bonilla (2001) lo llamará borrachera nacionalista.

La tradicional visión nacionalista al viejo estilo decimonónico tomaba un


impulso formidable buscando justificar el régimen republicano. Entre los
nombres más representativos destacan José Agustín de la Puente, Félix
Denegri Luna, Armando Nieto Vélez, Alberto Tauro del Pino, Luis Durand
Flórez, Guadalupe Castañeda Doig y Ella Dunbar Temple. Estos autores
dieron a la luz pública la Antología de la Independencia del Perú, marcando las
etapas de la Independencia y a los precursores entre reformistas y
separatistas. La exégesis de aquel proceso será Túpac Amaru II y el final
desemboca en la batalla de Junín.

34
Este acontecimiento resulta fundamental, además, por la publicación de la
Colección Documental de la Independencia del Perú, y por haber generado un
debate que condujo a la renovación de la historiografía nacional. En medio
del júbilo, la historiografía nacionalista sufre por primera vez una crítica
frontal en un artículo publicado por Heraclio Bonilla y Karen Spalding: La
Independencia en el Per’: las palabras y los hechos . Se trataba de un
ensayo crítico de la tradición historiográfica sobre la independencia que —al
entender de los autores— había desvinculado las palabras de los hechos con
el fin de justificar el presente. La tesis central que propugnaron fue la de una
Independencia concedida más que obtenida. Además, criticaba la formación
de la nación antes de la independencia.

En medio de la polémica se publica La ideología económica en el Mercurio


Peruano (1972) de José Ignacio López Soria, un innovador estudio que busca
establecer una dimensión no tradicional en los trabajos sobre el Mercurio a
través de un aspecto angular: la economía como disciplina científica en el
siglo XVIII. Además, López Soria hace la diferencia entre patria y nación en el
Mercurio y, al mismo tiempo, revela las tres vertientes que habían tomado las
investigaciones sobre los mercuristas: supervivencia de postulados
tradicionales, apertura a la cosmovisión liberal-ilustrada y la síntesis de
ambas ideologías. López se inclina por la tercera postura. Por otro lado,
advertía sobre temas centrales poco estudiados como los condicionamientos
situacionales e históricos de la ideología de los mercuristas (López, 1972:
30).

Renovación historiográfica
Tras la polémica de 1972 hay un periodo intermedio en el que se estudia
poco al Mercurio, hasta que al celebrarse el bicentenario, tanto de la
Revolución francesa como del periódico peruano, verán la luz una serie de
investigaciones nuevas. Lo nuevo, sin embargo, no significaba que la vieja

35
visión nacionalista haya llegado a su fin, al contrario, tomará un nuevo
impulso.

Estuardo N’ñez, en El bicentenario del Mercurio Peruano y su resonancia


internacional , relaciona a los mercuristas con un humanismo afrancesado y
una iniquidad casi obsesiva por las nuevas ideas de la )lustración :
65). Ideas semejantes se encuentran en otros estudios como los de Nieto
(1991). Por su parte, Puente Candamo (1991, 1992 y 1993) relacionaba la
Ilustración con el gobierno de Gil de Taboada y Lemus, a quien describe como
el prototipo de gobernante ilustrado y protector de las letras. Entre tanto,
Mariátegui (1991) presenta al Mercurio Peruano como un claro exponente de
la ciencia médica de la época de la Ilustración. Finalmente, Pease (1991), en
un balance historiográfico, defendía los postulados de la historiografía hasta
ese entonces bajo el siguiente argumento: existe una relación entre los
postulados de los mercuristas sobre los hechos de su época con las tesis que
defienden los historiadores. Pero, los cimientos de la historiografía
nacionalista habían sido removidos.

Hampe (1988), da el primer golpe crítico a la visión tradicional al relacionar


al Mercurio Peruano con un talante fidelista , lo cual explica la perturbada y
furiosa reacción que mostraron frente a la Revolución francesa; es decir, una
marcada campaña contrarrevolucionaria de tinte oficialista.

Por otro lado, un derrotero original se ve en los trabajos de Clément. En 1979


publica los Índices del Mercurio Peruano, complementando el proyecto de la
Biblioteca Nacional que, tras publicar la versión facsimilar, ahora buscaba
presentar un instrumento que facilite estudios posteriores. El propio
Clément, en 1997, da a la luz El Mercurio Peruano 1790-1795 (Vol. 1, Estudio;
Vol. 2, Antología); el estudio más importante y completo que existe hasta la
actualidad.

36
El trabajo de Clément tiene como base su tesis doctoral, escrita en un
contexto donde los estudios de la prensa y la opinión pública se extienden en
el mundo occidental luego que Habermas propusiera una nueva e interesante
metodología para su interpretación. Clément se verá alimentado por
novedosos e importantes trabajos centrados en la prensa, como los de
Guinard y Martínez Riaza para el espacio hispanoamericano; y las novedosas
ideas de Chartier sobre la lectura en el mundo moderno, además de toda una
literatura revisionista de la Revolución francesa.

Clément, siguiendo a Habermas, busca demostrar que la sobrevivencia de la


prensa es producto del consumismo de los lectores, sobre todo burgueses. Ve
en los mercuristas a los conspicuos representantes de aquella burguesía cuyo
ilustrado discurso no solo es propio de fines de siglo, sino además es
uniforme, pues, buscan sacar provecho del conocimiento útil, fin último —
según supone— de la Ilustración.

El trabajo de Clément, notable en muchos sentidos, después de demostrar la


relación entre los ideales mercuristas y los fines del Estado Borbón, buscaba
conciliar con la historiografía nacionalista. A ello dedica el epílogo de su
estudio, contradiciendo en parte sus propias conclusiones. Sin embargo, su
estudio ha permitido ampliar el panorama temático tradicional centrado en
la patria, la nación, la Ilustración y la medicina. Por otro lado, fue el punto de
inicio para que trabajos posteriores consideren la nueva metodología sobre
la prensa y la opinión pública en general.

En esta nueva vertiente investigativa, Rosas Lauro (1997) escribió su tesis La


imagen de la Revolución francesa en el Virreynato peruano a fines del siglo
XVIII, que vio la luz en forma de libro en el 2006. Así, Del Trono a la
Guillotina…, salía con un aliciente adicional en la nueva visión que extendía
François Xavier Guerra para el mundo iberoamericano, fechando el inicio del
fin de la monarquía española en el contexto de crisis de 1808. Buena parte de
la investigación de Rosas se basa en el análisis del Mercurio Peruano y la

37
Gaceta de Lima, llegando a confirmar la protección real al Mercurio, aprobado
tanto por el Rey como por el Virrey : . Sin embargo, se esfuerza
por demostrar que, tras el periodo del terror, el Mercurio se vuelve
conservador, marcando una diferencia entre sus inicios y el final. Si bien se ve
un lenguaje más agresivo en tiempos de la Revolución, ello no significaba un
vuelco importante en el pensamiento. Los mercuristas nunca buscaron
atentar contra el viejo orden social.

Un trabajo más ambicioso es el de Margarita Rodríguez (2006): Criollismo y


patria en la Lima ilustrada (1732-1795), que busca abarcar toda la cultura
política del siglo XVIII. Rodríguez, al igual que Lavallé (1993), busca añejas
raíces al patriotismo peruano, en una línea directa que va de Peralta
Barnuevo al Mercurio Peruano, donde la cultura ilustrada es adaptada a los
intereses propios de los criollos, que buscaban una identidad que los
diferenciara tanto del español como de los demás sectores sociales.
Igualmente, busca demostrar una temprana ilustración cuyo tronco sería
Peralta Barnuevo. La propuesta de Rodríguez, sin embargo, no profundiza en
la cultura política virreinal y los límites de la ilustración peruana a
consecuencia de la supremacía del absolutismo que condiciona tanto su
debilidad ideológica como el papel de los pensadores ilustrados.

Numerosas y nuevas investigaciones ampliaron el panorama, incursionando


en novedosos aspectos como la feminidad y la maternidad (Rosas, 1999,
2004 y 2007, Rodríguez 2002); la muerte (Clément, 1983; Zapata, 1991;
Casalino, 1999; Calle, 1991 y 2002); el miedo (Rosas 2005) y la prensa y los
hábitos de lectura (Peralta, 1997, 2007 y 2010). Trabajos muy valiosos
también son los de Barros (2009), quien se centra en los tratados de
geografía y su relación tanto con el conocimiento útil como con el reformismo
borbónico y el texto de Quiroz (2012), que profundiza en la visión de la
historia que tienen los mercuristas.

38
Finalmente, la relación entre la universidad de San Marcos y la Sociedad
Amantes del País ha sido estudiada tanto por Rodríguez (2001) como por
Cristina Flórez (2002).

Reflexiones finales: ¿fin de una historia?


Margarita Rodríguez señala:

Atrás quedan las primeras reflexiones historiográficas que ligaron de manera


teleológica la labor del Mercurio al proceso de Independencia al considerar que
sus autores, a través de las descripciones geográficas y otras reflexiones sobre
el territorio, estaban plasmando sobre el papel la existencia de la nación
peruana, o cuando menos de una identidad peruana fuerte, expresiva del
rechazo al dominio español (2011) 7.

Atrás sí, atrás queda la visión tradicional, pero aún con fuerzas como para
impedir que su propuesta sea superada. No es, ni será así, no porque seamos
historiadores y no jueces, sino porque la historia tiene mucho de posición de
clase y quienes defienden a la clase dominante siempre buscarán legitimar su
dominio, lo cual es absolutamente comprensible, pues, la historia es de
valiosa utilidad como herramienta de la política.

Un texto aparecido en el 2008 hacía relucir la fuerza que aún mantiene la


visión tradicional sobre el Mercurio y la Independencia. Se trata de El
pensamiento político y la formación de la nacionalidad peruana, 1780-1820 de
Alejando Rey de Castro. Pese a que utiliza las nuevas herramientas
metodológicas de la historia, insiste con tesón en el temprano sentimiento
nacionalista e incluso en la división cronológica establecida en los años
setentas de siglo pasado. Lo mismo ocurre con la investigación de Rosa Zeta
Quinde (2000) quien, en su Pensamiento ilustrado en el Mercurio Peruano
1791-1794, defiende el mismo sentimiento de la historiografía tradicional,
pero considerando los aportes tanto de Pablo Macera —de quien tomaba la

7 El artículo titulado La )lustración posible en la Lima setecentista: debates sobre el alcance de


las Luces en el mundo hispánico fue presentado al Congreso )nternacional Pablo de Olavide y la
Ilustración en Europa y América, celebrado en el Instituto Riva Agüero. Agradezco a Margarita
Rodríguez por facilitarme la lectura de este trabajo antes que sea publicado.

39
frase de los mercuristas como ilustrados a la peruana— como de Salazar
Bondy, López Soria y Clément.

Una mirada más dura es la que muestra Álvarez Brun en La ilustración y el


Mercurio peruano (2007), insistiendo en la influencia de la Ilustración
francesa en los pensadores peruanos y su papel en la formación de la
conciencia nacional; sin embargo, gracias a Guibovich (2004), sabemos de la
fuerte ligazón entre el último presidente de la Sociedad (Cerdán) y el
reformismo borbónico. Esta conclusión es ampliada por el propio autor en su
Alcance y límites de un proyecto ilustrado , donde además
demuestra que la desaparición del periódico no tiene razones en un supuesto
aire sedicioso.

Cuestionamientos semejantes encontramos en Poupeney-Harth (2007) quien


dirige un grupo de estudios dedicados al periodismo dieciochesco en
Hispanoamérica en la Universidad de Montreal (Canadá) que ha permitido
revalorar la figura de Rossi y Rubí como principal impulsor del Mercurio
Peruano por encima de Unanue, máximo representante de la historiografía
nacionalista. Rossi, según ha demostrado Solís (2007), no solo es el padre
fundador del Mercurio, sino su sostén principal durante los dos primeros
años. Cabe recalcar en cambio que estos trabajos siguen revalorando a los
mercuristas como precursores de la conciencia nacional y difusores
conspicuos de la Ilustración, lo cual parece una constante en los estudios
peruanistas o en los de disciplinas cercanas a la historia, como el periodismo.
En este campo es donde más éxito han tenido estas premisas llegando incluso
a sentar un discurso sentimentalista que es tan notorio en los trabajos de la
comunicadora Zeta Quinde o en la tesis del periodista Rafael Ojeda (2011).

Contrariamente, en filosofía se está fortaleciendo una postura crítica de la


ilustración peruana. En efecto, el filósofo peruano Octavio Obando (2013) da
el rótulo de )lustración conservadora a la ilustración defendida por el

40
Mercurio que lee a franceses e ingleses con ojos hispano-coloniales y un filtro
aristotélico-tomista.

Esta investigación se desenvuelve dentro de esta postura crítica, pero al ser


un trabajo histórico, busca, además, cuestionar la ecuación
reformismo=ilustración=despotismo ilustrado, que han tratado de mantener
las investigaciones, inclusive las más críticas.

41
CAPÍTULO I

EL SIGLO DE LAS LUCES Y EL COLONIALISMO


BORBÓNICO
La Ilustración es la salida del hombre de su minoría de edad
Emanuel Kant

A lo largo del proceso histórico los seres humanos siempre han vuelto la
mirada sobre los pasos que han dado en su devenir, buscando en sus rastros
las respuestas a su presente y nuevos proyectos para el futuro. Sin embargo,
han existido momentos cumbres y agitados, momentos de cuestionamientos,
de una búsqueda incesante por romper con el pasado, con los regímenes
imperantes y con la propia vida cotidiana. El siglo XVIII fue uno de aquellos
momentos donde los cerebros más lúcidos buscaban inaugurar una nueva
época, esta vez bajo el imperio de la razón, rompiendo con los cánones de una
sociedad todavía dominada por el poder político de la iglesia y la moral
religiosa. Por ello lo llamaron Siglo de las Luces , en oposición al pasado
dominado por la superstición y la fe.

¿Ilustrado? Sí, pero en el corazón de Occidente y en menor medida en los


alrededores o periferias. En los espacios más lejanos esto es aún un punto de
debate dado que las luces no brillaron con la misma intensidad fuera de
Europa.

42
Ilustrado y violento, así fue el siglo XVIII. Junto al desarrollo de las ideas se
desenvuelven revueltas, tumultos, rebeliones y revoluciones. El Perú no fue la
excepción. Aquí coinciden el absolutismo, las reformas, las rebeliones y el
desarrollo de las ideas modernas aunque atenuadas en varios aspectos.

En este primer capítulo se analiza el contexto histórico (segunda mitad del


siglo XVIII), así como el desarrollo de la Modernidad y la Ilustración dentro
de ese proceso histórico. También se repasan las raíces del Estado moderno,
las reformas borbónicas, la convulsión social en los Andes, y el ambiente
cultural previo al nacimiento del Mercurio Peruano. En ese sentido, también
se describe y analiza el papel de la prensa como parte sustancial de la opinión
pública.

Modernidad e ilustración

La Modernidad8 —aunque muchos la crean superada— sigue siendo el


armazón arquitectónico de la sociedad actual, cuyas estructuras son el
resultado de un largo proceso histórico. He ahí la importancia de analizar su
significado, configuración y trayectoria.

La abundante historiografía europea sobre el mundo moderno y en especial


sobre la Ilustración, siempre ha lanzado interrogantes nuevas, y nunca
desapasionadas, buscando encontrar en las luces las raíces del mundo
moderno y contemporáneo (Bolufer Peruga, 2003: 22).

8 La palabra moderno en su forma latina modernus , seg’n (abermas, fue utilizada en el siglo V
a fin de distinguir el presente que se había vuelto oficialmente cristiano, del pasado romano y
pagano. Pero, en este sentido, es decir, de relación con el pasado, también fue utilizado por los
renacentistas y los primeros hombres de conciencia ilustrada, en plena crisis de la conciencia
europea del siglo XVII y otros periodos de la historia (Habermas 1986: 21). En cambio el
término Ilustración tiene tanto un carácter político como identidad dieciochesca, donde sus
protagonistas recurrían a esta metáfora tomada del Antiguo Testamento, para referirse a una
época nueva, de lucha de la luz y la razón contra las tinieblas (Ferrone Vicencio y Daniel Roche
1998: 415).

43
En las últimas décadas, la historia cultural está imponiendo sus
interpretaciones y ha identificado el surgimiento de la Modernidad con el
nacimiento de los espacios públicos, una herencia que han dejado las
propuestas de Habermas sobre la opinión pública, desarrolladas entre otros
por Chartier en Europa y por F. X. Guerra9 para el mundo iberoamericano.
Pero la discusión sobre este fenómeno no es reciente, lleva ya por lo menos
un par de siglos.

Las concepciones sobre la Ilustración y la Modernidad obedecen más al


presente que al pasado, más a la postura del investigador que al objeto de
estudio. No solo se trata de definiciones, sino de toma de partido ante un
tema que forma parte tanto del pasado como del presente 10. Habermas, por
ejemplo, presentaba a la Modernidad como un proyecto no acabado11, en un
contexto en el que filósofos como Lyotard (1987) disertaban sobre la
condición posmoderna, que había dejado atrás las ilusiones del mundo
moderno.

La Modernidad
La Modernidad ha sido interpretada y defendida desde diferentes ángulos y
perspectivas. Max Weber12, por ejemplo, la comprendía como un proceso de

9 F. X. Guerra, siguiendo a Louis Dumont y Agustín Cochin, sostiene que la Modernidad es ante

todo la invención del individuo. El individuo existente en toda sociedad pasa ahora a ser un
sujeto normativo de las instituciones y de los valores. El medio que hace realidad ese ejercicio es
la opinión pública y la política moderna (2001: 85-86).
10Las posturas sobre la modernidad enfrentan a los seguidores de la filosofía crítica, esto es, la

filosofía analítica ligada a la hermenéutica que pretende una filosofía analítica de la verdad y un
pensamiento crítico que toma la forma de una ontología de nosotros mismos, lo que somos y lo
que defendemos.
11 Para (abermas, la modernidad se rebela contra las funciones normalizadoras de la tradición;

la modernidad vive de la experiencia de rebelarse contra todo cuanto es normativo. De ahí su


carácter de actualidad (1986: 22). Es necesario mencionar que Habermas sigue la línea iniciada
por Weber, pero desarrolla este concepto en un campo nuevo que él denomina racionalidad
comunicativa. Para este punto ver su Teoría de la acción comunicativa, sobre todo el tomo I.
12 Para Weber, el mundo moderno se inicia con la racionalización y con el surgimiento de

capitalismo moderno. Sin embargo, plantea que han existido varios tipos de capitalismo desde
periodos muy antiguos, como son: capitalismo de tipo aventurero, comercial, orientado a la
guerra, a la política, a la administración y sus posibilidades de ganancias y capitalismo de
empresa burgués (moderno). Justamente, el capitalismo moderno es una herencia exclusiva del
mundo occidental y de la ciencia moderna, hecho a la imagen y semejanza de la cultura
occidental. La ciencia, el experimento racional —laboratorio del mundo moderno— son aportes

44
desencantamiento del mundo donde el hombre, alejándose de los mitos,
racionaliza su entorno y su vida. Desencantarse significaba explicarlo todo
bajo los parámetros de la razón. A diferencia de Weber, Sombart, su
contemporáneo, concibe la modernidad como el desenvolvimiento del
burgués. Este burgués, dice Sombart, no debe ser identificado como una clase
social, sino como un individuo llevado por una psicología particular, especial,
ligada al comercio y la empresa, que había abandonado su conducta
económica consumista13.

El materialismo histórico, en cambio, concibe la Modernidad como un


proceso en el cual se enraíza el sistema capitalista y se configura la burguesía
como clase social. Este proceso se inicia con las guerras religiosas que
secularizan la sociedad, la migración del campo a la ciudad y el desarrollo de
la industria que conlleva al surgimiento del trabajador libre (asalariado) que
ingresará en el juego de la oferta y la demanda hasta convertirse en una
mercancía. Pero, al mismo tiempo, relacionaban la modernidad con el
proceso de autonomía de la sociedad civil frente al Estado, lo cual conlleva a
la formación del espacio público.

Los historiadores marxistas, como Hobsbawm, ven en la Ilustración un


movimiento ideológico, cultural, político, filosófico, etc., de carácter
revolucionario, a pesar de que muchos de sus paladines ligados a la
aristocracia concebían a la Ilustración como una propuesta de reformas
fundamentales mas no de cambios radicales, pues, incluso en la Francia
prerrevolucionaria —hasta 1787—, muchos seguían poniendo su fe en la
monarquía racional-absolutista (Hobsbawm, 2005: 29), a pesar de las

del mundo europeo que devenían desde el renacimiento. Esto significa la singularidad de la
ciencia occidental, en particular de las ciencias de la naturaleza, fundamentadas de forma exacta
y racional por la matemática y la experimentación. […] sólo en occidente se puso la ciencia al
servicio del capitalismo en desarrollo Weber : .
13 Cuando Sombart utiliza el término burgués no se refiere a todo habitante de una ciudad o a

todo comerciante o artesano, sino a una figura especial que se desarrolla precisamente a partir
de estos grupos aparentemente burgueses, a una persona de muy peculiar conformación
psíquica […], con lo cual no pretendemos designar una clase social, sino un determinado grupo
de personas : .

45
enormes contradicciones y la proliferación de un lenguaje radical que rompía
en pedazos tanto el hálito divino del que habían gozado los reyes como el
determinismo bíblico que condenaba a los más pobres a un sufrimiento en la
tierra.

La Ilustración
Obviamente no es la única interpretación. Como señala Jonathan Israel, una
tradición generalizada básicamente decimonónica, la relacionaba con una
perspectiva predominantemente francesa, y por tanto, consideraba el
fenómeno europeo como herencia y proyección de las ideas de intelectuales
franceses como Montesquieu, Voltaire, Diderot, D Alambert, d (olbach,
Rousseau, etc. Otro enfoque, que revalora fundamentalmente la ciencia,
relaciona la Ilustración con la orientación intelectual inglesa, en particular
Newton y Locke (Israel, 2012: 9). Una tendencia más reciente, heredera del
posmodernismo, declara que no hubo una Ilustración, sino toda una familia
de ilustraciones , definidas por el contexto de cada nación, pero
relacionadas entre sí, a pesar de las diferencias. También se debe mencionar
la visión de Robert Darnton [1996] que distingue entre una Ilustración
dominante (alta Ilustración) y una Ilustración clandestina (baja Ilustración),
más radical, pero marginal y menos influyente (Darnton, 2008).

Finalmente, en contraposición a Darnton, pero revalorando la propuesta


holística tanto de Gay como de Cassirer, Israel presenta a la ilustración
europea como un solo movimiento cultural e intelectual sumamente
integrado, donde, lo que se conoce como ilustración radical, juega un papel
preponderante y, lejos de ser un suceso periférico, tiene una cohesión mayor
que la ilustración moderada o alta ilustración (de Voltaire, Diderot, Rousseau,
Montesquieu, etc.). En este trajinar de la ilustración radical, la figura de
Spinoza y el spinozismo, se alza como la columna intelectual vertebral en
Holanda, Alemania, Francia, Italia, Bélgica, Inglaterra, Escocia e Irlanda. Esta
radical ilustración, dice Israel:

46
No solo atacó y fragmentó las bases de la cultura tradicional europea en lo
sagrado, lo mágico, la monarquía y la jerarquía, secularizando todas las
instituciones y las ideas sino que (intelectualmente y hasta cierto grado en la
práctica) echó por tierra efectivamente toda la legislación de la monarquía, la
aristocracia, la subordinación de la mujer al hombre, la autoridad eclesiástica y
la esclavitud, reemplazándola con principios de la universalidad, la igualdad y la
democracia )srael, :

La Ilustración tiene una relevancia distinta al Renacimiento o a la Reforma


Protestante. Como movimiento insertado en la Modernidad, tuvo un carácter
revolucionario, aunque muchos ilustrados se opusieron al cambio violento y
total14 en el ámbito social. Visto desde la ciencia y la política, la Ilustración
propició cambios fundamentales cuyas consecuencias aún se discuten 15.

El uso de la razón y la experimentación fueron dos elementos destinados a


dar golpes certeros a la Iglesia, al clero y a todo el cimiento divino que
predominaba hasta entonces. La defensa de los derechos naturales y
fundamentales del hombre afectaba directamente al despotismo. Como
recuerda Arendt, la teoría medieval y posmedieval concibió la rebelión
legítima, el levantamiento contra la autoridad establecida, el desafío y la
desobediencia abierta a la autoridad. Pero el propósito de tales rebeliones no
suponía un reto a la autoridad o al orden establecido de las cosas en cuanto
tales; se trataba siempre de cambiar a la persona (gobernante) que se

14 Hobsbawm denominaba a la Ilustración ideología revolucionaria, defendida tanto por


aristócratas como por representantes de la clase media. Justamente estos últimos fueron los
más decisivos en el campo político. Para este autor, la Ilustración alimentó su existencia gracias
al evidente progreso de la producción y el comercio, y al racionalismo económico y científico
que tuvo en las clases más progresistas económicamente a sus mayores paladines (2005: 28-
30).
15 La Iglesia hasta la actualidad se queja de la crítica despiadada que los ilustrados lanzaran

contra ella en casi todo el siglo XVIII, por ello le acusa de ser artífice de un mundo sin moral e
incluso de ser el embrión del comunismo y del fascismo. Juan Pablo II hablaba del programa
ilustrado y de su alternativa radical al cristianismo, un programa racional que se remontaba a
las raíces racionales del cartesianismo. Allí se inicia el dramático proceso de alejamiento del
Dios de los Padres, del Dios de Jesucristo, del Evangelio que en Occidente había acertado en el
corazón de la soteriología cristiana, es decir en la reflexión filosófica sobre la salvación soteria,
en griego de la doctrina evangélica sobre la redención cit. en Ferrone Vicencio y Daniel Roche
1998: 480). Lo más peligroso al entender del Juan Pablo II, no era el ateísmo difundido por
algunos ilustrados, poco atractivo para un mundo creyente, sino el Deísmo, defendido por
personas como Newton, Rousseau y Voltaire. Es decir, el hecho de concebir un Dios ausente,
fuera del mundo Ferrone Vicencio y Daniel Roche 1998).

47
hubiese comportado como un usurpador o un tirano y abusado del poder
(1967: 47).

La tradición populista medieval (escolástica), es invertida en la mente de los


ilustrados. Se trata del derecho natural defendido por Grocio, Rousseau y
Locke, que si bien atomizan a la sociedad en individuos, al mismo tiempo
brinda la posibilidad de participar en la esfera pública y el Estado. En Grocio,
el contenido del concepto del derecho no se funda en la esfera del mero
poder y voluntad, sino en la pura razón. Esto significaba que el derecho no
vale porque exista Dios ni tampoco hay que apoyarlo en ninguna existencia,
sea empírica o absoluta. Mana de la pura idea del bien Cassirer, : ,
268).

Por otro lado, es necesario distinguir entre Ilustración y erudición, esto es,
conocimiento de diversos campos, incluso de las teorías filosóficas de
vanguardia. Muchos de los llamados ilustrados por la historiografía
peruana leían a autores ilustrados, pero para criticarlos, escandalizados de
sus propuestas, como Cosme Bueno o Llano Zapata en el Perú, incluso los
propios mercuristas. También hay que cuidarse de llamar gratuitamente
ilustrado católico a clérigos y sacerdotes informados sobre la producción de
libros dieciochistas, pues, desde esta perspectiva, la Ilustración se
desvanecería hasta su eliminación.

Relacionar Ilustración con despotismo, llamando Despotismo Ilustrado, es


decir, uniendo como partes inseparables la Ilustración y la monarquía, es
otro de los aspectos controversiales relativos al concepto de Ilustración. Al
respecto, Mestre plantea la siguiente observación:

[…] una cosa es el despotismo ilustrado con una serie de intereses políticos
evidentes y otra, muy distinta, el planteamiento reformista de los ilustrados. En
determinado momento, los puntos de vista y los criterios de acción
coincidieron. El equipo apoyó entonces las reformas propagadas por los
ilustrados. Pero, cuando sus puntos de vista discrepan —lo que ocurrió con

48
relativa frecuencia— los gobiernos […] rechazan los proyectos más urgentes o
los programas más lúcidos (cit. en Sánchez-Blanco, 2002: 10).

También hay que tomar precauciones para no relacionar Ilustración con


humanismo16. El humanismo, vinculado a la revalorización de lo clásico, en
realidad debe ser revalorado por volver la mirada sobre los seres terrenales:
la humanidad. En este empeño, el hombre se convierte en el centro de la
atención de los pensadores, se buscan explicaciones racionales sobre la vida
en la tierra. Es sobre esa base que el proyecto ilustrado edifica sus
propuestas.

En la Ilustración están presentes no solo el racionalismo y la ciencia, también


una postura crítica de la existencia humana en lucha abierta contra los
cánones de la Iglesia, la religión, el clero y el poder absoluto de los reyes. Es
por ello que si bien la Ilustración fue un fenómeno occidental, fue Francia la
que le puso su sello de identificación17.

Existe, sin embargo, un punto de discordia. La tradición historiográfica que


identificaba a la Ilustración con Francia e Inglaterra, ahora, como diría
Sánchez-Blanco, da una versión ligera de la Ilustración (Sánchez-Blanco,
2002: 9), identificando Ilustración e ilustrados en todo el mundo occidental.
Por su parte, la tradición posmoderna, siguiendo a Nietzsche y Baudelaire,
liga a la Ilustración con la voluntad. En este punto se tiene que insertar
también a Foucault, quien parte de esta definición para interpretar a Kant.

La visión culturalista ha buscado volver sobre los parámetros originales en


los que se sostenían las ideas de los filósofos de la época. Ferrone y Roche,

16 Sobre este punto es válida la aclaración que hizo Foucault. La ilustración, según él, es un

fenómeno más complejo, que implica transformaciones sociales de instituciones políticas, de


formas de saber, de proyectos de racionalización del conocimiento, de mutaciones tecnológicas,
etc. Mientras que el humanismo es algo totalmente distinto, es un elemento que ha aparecido en
diversas oportunidades a través del tiempo, y han servido como principio de crítica y de
diferenciación (1996:101-102).
17 Seg’n Marx y Engels, los franceses dotaron al materialismo inglés de ingenio, de carne y

sangre, de elocuencia. Le infundieron el temperamento y la gracia que aún no tenía. Lo


civilizaron Marx y Engels : .

49
por ejemplo, buscan rescatar la tradición kantiana, aunque ocultan el carácter
conservador de la definición de Kant. Bajo clave kantiana la Ilustración era
una invitación al coraje, a la audacia, a la toma de conciencia y el
razonamiento propio y público (Kant, 2006: 25-28). Pero al mismo tiempo es
conservadora, limitante y contraria a todo cambio significativo en el ámbito
político y social. Era el prototipo de mensaje que transmitía y elogiaba
Federico II, una sociedad donde todos razonen sobre lo que quisieran, pero,
por encima de todo, obedezcan sin cuestionar el régimen absolutista18.

Para Kant, se hace pública la razón solo en la República de las Letras, donde
eran lícitas todas las batallas de ideas contra ideas, frases contra frases y
verdaderas cruzadas teóricas. Esto era una práctica común de los ilustrados
alemanes que estaban más cercanos al despotismo con rey ilustrado . (egel
también inserta su concepción de la Ilustración en esta línea e incluso
diferencia entre Aufklärung y Lumières19. Sin embargo, el conservadurismo
de la Ilustración alemana está relacionado con los profundos cambios que
significó la reforma de Lutero, que ya había llevado a cabo la crítica frontal a
la Iglesia y su poder político 20. Algo semejante ocurre en Inglaterra. Tras la
Revolución Gloriosa (1688), finalmente se impuso el anglicanismo. El poder
político de la Iglesia era algo contra el que no tenían que luchar los filósofos
de estos países. Por el contrario, era orgullo del libre culto. Inglaterra fue

18 Según Foucault, Kant le propone a Federico )), en términos apenas velados, una suerte de
contrato. Lo que se podría llamar el contrato del despotismo racional con la libre razón: el uso
público de la razón autónoma será la mejor garantía de la obediencia, con la condición sin
embargo de que el principio político al cual se hace obedecer sea también conforme a la razón
universal : -92). El filósofo no logró convencer al déspota y él mismo terminará siendo
vigilado por sus propuestas racionalistas.
19 El término Aufklärung hace referencia a la ilustración alemana, que en la definición kantiana

hacía un llamado a hacer uso público de la razón. Lumières, en cambio, se identifica con la
postura crítica del absolutismo y del dogma cristiano. Hegel, es crítico de la ilustración francesa
Lumiéres , sobre todo en lo que se refiere a la fe hacia la razón como forma de unir lo infinito
con lo finito. En su Fenomenología del espíritu refiere: La ilustración desentrañó muchos errores
por el uso de la razón, desterrando prejuicios y supersticiones, sin embargo, su carácter
meramente intelectivo imposibilita unir los sujetos con los predicados en búsqueda de la
esencia, debido a que sería considerado por los ilustrados como un regreso monstruoso a las
supersticiones : ).
20Si la ilustración kantiana era conservadora, Hegel tenía los mismos afanes de defender el

antiguo régimen y proclamaba el fin de la historia en la Prusia de Federico III, todo ello mientras
en Francia parecía renacer la historia.

50
admirada por los franceses por este motivo; pero además por la imposición
del constitucionalismo21.

En Inglaterra, ya declarado el culto protestante, los cambios más violentos


solo tuvieron lugar en las ciencias y el conocimiento, mientras que la religión
quedaba intacta, aunque sometida al poder estatal. En cambio, en los países
católicos, especialmente en Francia, hay una clara postura de denuncia contra
el régimen absolutista y una temprana propuesta del republicanismo. En
consecuencia, el proceso de desacralización de la sociedad fue más fuerte,
hasta llegar al ateísmo, como expresión y herencia del spinozismo. Pero los
franceses, prueba de su poca relación con la realidad y la praxis, no
imaginaron una Revolución que terminaría arrastrando sus discursos por
cauces inesperados.

En cambio España, sin ser un caso aislado, tiene una tradición con matices
particulares, ligada al absolutismo, desconfiando incluso de la propia Roma,
de los jesuitas y los jansenistas. En España, además, la Inquisición tuvo un
papel político fundamental en la persecución de los libros prohibidos. Gran
parte de esta literatura es puesta en el Index por ilustrada y sediciosa, ya no
solo por protestante como era en los siglos XVI-XVII; es decir, abarcan temas
ideológicos-políticos, ya no solo religiosos. En el siglo XVIII, como ha
demostrado Guíbovich (2013) para el caso peruano, la inquisición trabaja en
coordinación con el gobierno en la persecución de esta literatura ilustrada.

Un factor adicional es la división de los reinos españoles que, según Guerra,


devino en una tradición pactista muy fuerte (2001: 34)22. España guarda una
relación despótica con Prusia, Portugal, Austria y Rusia. Los grandes déspotas

21Los ilustrados franceses que más admiraban a Inglaterra por la división de los poderes y la

imposición de las ideas de Locke fueron Voltaire, quien escribe en más de una oportunidad
palabras de elogio en su Diccionario filosófico y Montesquieu. Este último presenta a Inglaterra
en su Espíritu de las Leyes, como el prototipo de Estado.
22 No obstante, hacia fines del siglo XVIII —como ha demostrado Sánchez-Blanco— la

Ilustración pudo florecer en España, alejada de los ministros y las ideas a sueldo, así como
radicalizar sus propuestas. Pero esta radicalización no se vivirá en sus colonias como el Perú
hasta las primeras décadas del siglo XIX.

51
que influenciaron Europa en el periodo de la Ilustración fueron Federico II en
Prusia, José II en Austria y Catalina II en Rusia. El modelo conoció gran
difusión (Tulard, Fayar y Fierro, 1989: 451) 23. A ellos podemos sumar,
salvando las diferencias, a Carlos III, aunque, como menciona Sánchez-
Blanco, en España el absolutismo tuvo una eficacia limitada y no crea un
aparato administrativo comparable al de Prusia, que cubra toda la extensión
territorial del país e imponga la autoridad del monarca en todos sus dominios
(2007: 13).

La Ilustración, hacia finales del siglo XVIII, ya no es sinónimo solo de lo


moderno ni solo de lo científico y mucho menos es parte de la monarquía
como principio reformista. Si bien la Ilustración tuvo configuraciones
distintas de un país a otro, en esencia buscó la secularización de la sociedad,
una lucha abierta tanto contra el absolutismo como contra el poder político
de la Iglesia (el sometimiento al poder del Estado); la libertad de culto y la
puesta en práctica del deísmo; el desarrollo de la ciencia, la experimentación
y el conocimiento práctico, además del uso del tribunal de la razón ante el
idealismo que buscaba explicaciones míticas para hechos terrenales. Como
sentencia Eagleton, la finalidad de la Ilustración es construir la sociedad
desde su raíz sobre una base racional Eagleton, : -95).

La Ilustración fue el arma más importante que tuvo la burguesía para


imponer su cultura, someter a la naturaleza y pregonar ciertos principios
propios del derecho natural. Pero, en el tribunal de la razón, esta radical
propuesta se convierte en arma de doble filo que amenazaba su propio poder,
algo que los ilustrados en pleno proceso revolucionario ya concebían. La
desacralización de la sociedad y el desencantamiento del mundo, habían
conducido al ateísmo, y la crítica mortal contra el absolutismo había
devenido en un periodo jacobino. Entonces, la burguesía, amenazada por el
poder popular, saca a relucir viejos mitos, vuelve a encumbrar la fe y los

23Es sabido que Catalina II de Rusia, ofreció a Diderot la publicación de la Enciclopedia en ese
país, e igualmente invitó a D Alambert a Rusia para convertirse en preceptor del príncipe, algo
que el filósofo francés no aceptó.

52
dioses, se justifica la religión. Como mencionan Horkheimer y Adorno,
inmediatamente después de la Revolución francesa, la Ilustración deviene en
mito (1998: 56).

Tras la Revolución, la burguesía cambia sin retorno. El discurso político, de


progresista y revolucionario pasa a conservador y hasta
contrarrevolucionario. Se enfrentan abiertamente los revolucionarios y los
conservadores. Tocqueville fue el primero en hacer notar las dos fases
diametralmente opuestas del proceso revolucionario francés. La primera,
aquella en que los franceses parecían querer abolir todo el pasado; la
segunda, en la cual quisieron restaurar parte de él (Tocqueville, 2004: 26).

Arrastrados por sus miedos, los intelectuales burgueses convierten a la


Ilustración en un megamito. La Ilustración languidece y da paso al
positivismo y al romanticismo. Los hombres del siglo XIX —dice Foucault,
sobre este punto— pronto iban a preguntarse si la razón no estaba a punto
de volverse demasiado peligro Foucault, : -18).

Los miedos agitaron discursos conservadores que trascendieron los siglos y


se mantienen, aunque con nuevos recursos, en muchos ámbitos del presente.
He ahí que sea normal que aún se aliente propuestas para acabar con la
Ilustración en beneficio de un mundo nihilista e irracional; su objetivo es
hacer desaparecer de raíz todo tipo de crítica al sistema imperante, porque
cuando se busca mirar la Ilustración a través de un cristal acrítico del mundo
posmoderno, se derrumba el carácter revolucionario de la ilustración. Como
consecuencia, se tiene una razón instrumental y perniciosa. La ilustración no
es más que un mito. La mitificación de la ilustración, sin embargo, buscaba
negar tanto el alcance racional de la filosofía como la postura política de los
ilustrados, que buscaron desmitificar a los reyes y al Estado. Ese Estado que
se había convertido en una criatura monstruosa.
En los Andes peruanos, la criatura ilustrada, nació muerta en medio de los
combates a los rebeldes tupamaristas. No había necesidad de convertir la

53
ilustración en mito, al contrario, la mitificación de los ilustrados peruanos
nació con la historiografía más de un siglo después.

La construcción del Leviatán: el Estado moderno y absolutista

El Estado absolutista condicionó el radicalismo de la Ilustración en Francia.


En cambio, ese mismo poder impidió el florecimiento de la Ilustración en el
Virreinato peruano, y, en especial, en su capital, Lima. Allí radica la
importancia de saber cómo funciona este Estado moderno y despótico. Para
ello debemos retroceder varios siglos, hasta el siglo XIII.

Tal como demuestra Jean-Philippe Genet, algo sin precedentes sucede hacia
fines del siglo XIII, esto es, la imposición de los impuestos generales y, el
impuesto, remite justamente al Estado. El rey deja de recurrir a los favores de
los vasallos y ahora establece impuestos a los súbditos; con ello, cambia la
percepción sobre la población que gobierna: El Estado sustituye la noción de
vasallo por aquella de súbdito, la noción de fidelidad personal por aquella de
fidelidad a una entidad abstracta, el regnum (Genet, 1984). Junto con ello se
crean las asambleas representativas, que toman diversos nombres como
Parlamento (Inglaterra), Cortes (España) y Estados (Francia).

Otros elementos fundamentales en este proceso incluyen la construcción de


fronteras estatales, la creación de una burocracia moderna y el sometimiento
de la Iglesia al poder regio. El establecimiento de fronteras se hace a través
de las guerras y la conquista de nuevos espacios, tributarios y mercados. La
nueva burocracia está compuesta de administradores y consejeros que no
necesariamente provenían de la nobleza civil y religiosa, lo cual era una
novedad; además, algo digno de recalcar es su amplitud y su preparación
técnica en escuelas y universidades.

Finalmente, el nuevo Estado asume la tarea educativa de la población


terminando de esta manera con el monopolio ideológico de la Iglesia. El

54
siguiente paso es la inevitable y necesaria separación de los poderes. La neta
separación de las esferas de acción del laico y del religioso. Es decir, el
monopolio ideológico de facto de la iglesia estalla así en pedazos (Genet,
1984). Acto seguido, como es natural, la discusión de la institucionalidad de
la Iglesia.

Llegado a este punto ya estamos en medio de las clásicas teorías del Estado
de Maquiavelo y Hobbes, donde el Estado pasa de moderno a absolutista. El
momento maquiavélico, como llama Pocock al modelo de república defendida
por el florentino, es herencia de una serie de pensadores, entre los que
Maquiavelo no es el primero, sino el más representativo. Este maquiavelismo,
que tiene su punto de inicio en Florencia y Venecia, se diversifica por el orbe
europeo.

Los pensadores ingleses herederos de Maquiavelo, logran fortalecer el


absolutismo, que encuentra en Hobbes a su máximo representante. Si bien
(obbes, como sostiene Pocock, no es el Maquiavelo inglés , sí es el el
maestro radical del pensamiento político de la guerra civil Pocock, :
, en el que se puede identificar que, el argumento de facto, refuerza la
importancia de algunos elementos del maquiavelismo a pesar que la lectura
del Leviathan difirió del Príncipe, al extremo que la dejó reducida a
desempeñar un papel de importancia secundaria en el pensamiento inglés
(2002: 461).

Como Maquiavelo, Hobbes no se encuentra solo. Su visión se consolida en una


lucha entre dos líneas. Entre los defensores de la autoridad suprema del
monarca y los guardianes de la soberanía popular (Skinner, 2010: 10-20).
Hobbes y Bodino, otro teórico absoluto, tendrán parientes intelectuales como
Robert Filmer, famoso representante del derecho divino en la Inglaterra del
siglo XVII y autor de Patriarcha [1680]; John Hayward, quien criticó los
tratados de soberanía popular de Robert Parsons, en sus Answers [1603];
William Ball autor de A Caveat for Subjects escrito en contra de las

55
Observaciones de Henry Parker defensor del contrato social y crítico de la
soberanía absoluta del monarca, etc.

Hobbes elabora un precontrato social para los estados modernos con un


poder extraordinario que no solo individualiza a la sociedad del antiguo
régimen, sino que debilita a las cortes para entregar todo el poder al
soberano. El Estado hobbesiano se diviniza con la tradición bíblica y el rey
termina siendo la divinidad en la tierra. El Estado se hace absolutista y el rey
todopoderoso. El soberano no está sujeto a las leyes civiles porque tiene
poder para imponer y revocar las leyes, es decir, tiene libre albedrío sobre
sus súbditos (Hobbes, 2008: 218).

Bajo estos cánones, se acaba la teoría de las dos espadas. La espada terrenal
desplaza a la espiritual y el poder del rey se alza por encima de todas las
autoridades eclesiásticas. Desde entonces, la Iglesia ve menguada su
legitimidad sobre la tierra y el cielo. El Estado absolutista se encumbra como
un monstruoso Leviatán que no solo controla todo, sino, además, separa los
poderes y somete a la Iglesia bajo su dominio.

El Estado moderno hobbesiano no es una entelequia que tiene un impulso


primero en el solo instinto de modernización, es una necesidad del escenario
político: la abolición de la servidumbre y el fortalecimiento de la burguesía.
La guerra civil y las rebeliones también exigen la creación de un Estado
fuerte, un guardián de los aristócratas y terratenientes que reconfiguran su
dominio con la creación de las milicias y los ejércitos. Bajo precepto
hobbesiano, el Estado es ahora un nuevo dios, el dios mortal que combate a la
Iglesia y garantiza el orden social.

El triunfo de la burguesía en Inglaterra hace que Locke reconfigure el pacto


hobbesiano. Para Locke, la monarquía absoluta es incompatible con la
sociedad civil, y, por ende, no puede construir en absoluto una forma de
gobierno civil Locke, : . El Estado no debe ser un tirano del

56
pueblo. El rey no debe ser dios en la tierra. […] los monarcas absolutos no
son más que hombres Locke, : .

Locke, pone límite al absolutismo mediante el gobierno civil y la división de


los poderes. Además, justifica la rebelión ante la ruptura del pacto social,
porque quien intenta esclavizar a otro le declara la guerra (Locke, 2005: 31).
Ante la declaratoria de guerra contra el pueblo, a este no le queda otro
camino que apelar al cielo, a su fuerza, a la rebelión (2005: 199). Es decir, la
rebelión es una respuesta necesaria contra el absolutismo 24.

El mérito de Locke es doblemente rescatable. Es crítico del absolutismo y, al


mismo tiempo, cimienta las bases del nuevo status quo en tanto proporciona
un espectro universal a la propiedad privada asociada a la libertad y la
integridad humana, cuya salvaguarda, según él, es prioridad máxima del
Estado.

El tipo de gobierno que experimenta Inglaterra, donde la burguesía se


fortalece, no se extiende a todo el orbe europeo. Contrariamente, los Estados
absolutistas se consolidan desde el siglo XVI y dominan todo el escenario del
siglo XVII y gran parte del XVIII. Este modelo de dominación se extiende
también a las colonias, en pleno auge del mercantilismo, y las amenazas de la
desaparición de la servidumbre. Ávidos de nuevos siervos, mercados y
riquezas, los Estados propician expediciones ultra marinas; así invaden y
colonizan nuevos espacios como la India, América y el África. La vorágine del
sometimiento se mostraba en su estado primario. Con los descubrimientos
también llegaron las guerras modernas, la servidumbre, la esclavitud y los
impuestos que rompen el espacio nacional y pasan a un dominio imperial.

24Para
Locke, el poder del gobernante nunca debe ser ni absoluto ni tirano. Caso contrario, todo
hombre tiene derecho a castigar al que transgrede la ley (2005: 22).

57
El absolutismo español
El absolutismo en España —a diferencia de Inglaterra que derrumba gran
parte de la teoría hobbesiana, tras la Revolución Gloriosa— se consolida bajo
el gobierno de los Borbones quienes condujeron con eficacia el imperio. Con
los Borbones el poder se centraliza en la misma medida que se ven
disminuidas las cortes, mientras que el poder de los funcionarios (ministros y
consejeros reales que forman parte del espectro de control y dominio), se
fortalece sobremanera.

Si bien el absolutismo se establece con los Austrias, aunque con algunas


atingencias —recordemos que Carlos V elimina las cortes (germanías de
1525)—; sin embargo, mantuvo la autonomía sectorial en España. En este
sentido, los Borbones imprimen un nuevo giro al gobierno absolutista.

Mientras avanzaba el absolutismo, también surgieron representantes críticos


de la soberanía absoluta en España. Sobresalientes representantes de la
teoría populista como Juan de Mariana, Francisco de Vitoria y Francisco de
Suárez. Los Austrias intentarán neutralizar a los populistas como Bartolomé
de las Casas; sin embargo, el éxito de los Austrias es menor en comparación
con lo que harán los Borbones. Bajo el nuevo régimen, los críticos del
absolutismo son tenidos por enemigos, en tanto defensores del regicidio y el
tiranicidio. Finalmente, los opositores serán reducidos, expulsados, o
alineados. Feijóo, el gran pensador español ilustrado (novator), será una de
las últimas voces contrarias al absolutismo.

Por otro lado, los Borbones buscan centralizar el poder real en América, dado
que los criollos, hábilmente, y por la facilidad que les dio la venta de cargos,
habían ganado poder. El objetivo de la corona era homogenizar el vasallaje
colonial. Entre muchas otras, esta era también una sólida razón para que el
siglo XVIII, a diferencia del anterior, sea el periodo de los más notables
cuestionamientos contra ese absolutismo.

58
Como es comprensible, el absolutismo había evolucionado y adaptó, como
parte de su programa político, el desarrollo científico y filosófico.
Principalmente el racionalismo. A este impulso que reciben las ciencias bajo
el despotismo se conoce con el nombre de Despotismo Ilustrado. La
historiografía reciente prefiere llamarlo Absolutismo Ilustrado o absolutismo
en tiempos de ilustración25. Pero, el amparo y protección de la ciencia ya
devenía desde el siglo XVII. Inglaterra es el mejor ejemplo de ello. Sin
embargo, en países en los que la aristocracia seguía manteniendo intacto el
poder político, los déspotas ilustrados no eran sino nobles aristócratas que,
tomando nuevas ideas, buscan mantener el control absoluto hasta el final de
sus días.

En España y sus colonias, las asambleas y Cortes, que aún se mantenían en el


siglo XVII, representaban los intereses de los poderes regionales y de alguna
forma la soberanía del pueblo ; sin embargo, fueron desapareciendo en
proporción a la consolidación del Estado Absoluto y la tiranía de la nobleza.
Con la instalación de los Borbones en el trono español y tras las rebeliones de
Cataluña, dice Guerra, las cortes de Aragón, en donde el poder del rey era
limitado, son suprimidas. Al mismo tiempo, la corona y sus funcionarios se
esfuerzan por imponer la teoría y difundir el imaginario absolutista,
prohibiendo la enseñanza neotomista. Algo semejante había ocurrido en
Francia con la victoria del poder del Rey, tras la crisis política de la Fronda.
Un fenómeno contrario se experimentaba en Inglaterra:

De ahora en adelante, las dos áreas políticas del siglo XVIII están claramente
determinadas: la primera, la inglesa, en la que las instituciones
representativas del reino han triunfado sobre el poder del rey; la segunda
constituida por Francia, España y Portugal, en la que tiende a imponerse el
absolutismo real (Guerra, 2001: 22-23).

Para entonces, Francia y España habían creado un nuevo sistema jurídico


basado en el derecho romano, desplazando el derecho natural defendido por

25Para una mejor comprensión de este nuevo enfoque sobre el absolutismo ver el texto de
Sánchez-Blanco (2002), sobre todo las pp. 9-13.

59
los jesuitas. El nuevo sistema jurídico permitía el derecho absoluto sobre las
propiedades y, al mismo tiempo, daba poder de ley a la voluntad del príncipe,
quien se rodeó de juristas y burócratas defensores del centralismo real.

Tras la Revolución francesa, la literatura absolutista española arremete


directamente contra los ilustrados, contra todos aquellos que denunciaban el
despotismo de los reyes y el vasallaje. Un conocido texto titulado Catecismo
del Estado según los principios de la religión (1793), es una muestra de ello. Se
trata de un texto erudito escrito en defensa de la monarquía y del rey con
poderes ilimitados. Al mismo tiempo, es un ataque contra el racionalismo y el
constitucionalismo. La religión sometida al Estado se vuelve un instrumento
efectivo para los ideales del Antiguo Régimen, pues, dice el autor, la religión
no mira al príncipe como ministro de la sociedad, sino solo de Dios, en cuyo
nombre y en cuya autoridad la gobierna Villanueva, : XX))) .

La religión deja de percibirse alejada de la política para convertirse en el


vehículo por antonomasia del sometimiento, en tanto cultiva la reverencia a
la potestad secular. La religión asegura el vasallaje, la aceptación del fatal
destino de la humanidad y la felicidad subjetiva en la tierra; pero también
asegura la autoridad de todas las instituciones así como la del príncipe y sus
ministros. Con ello, además, se asegura la paz interior y la integridad de la
monarquía. De lo contrario, dice Villanueva, empieza a disolverse el respeto
al Estado y ya nadie vive seguro, nadie viaja sin peligro, ni aún en su propia
casa vive seguro Villanueva, : .

Propuestas semejantes sostenían los mercuristas, quienes entendían la


religión como antídoto social contra la subversión. Un poder civilizador.
Haciendo uso de un lenguaje similar al de Villanueva, Unanue defiende a la
religión católica como benefactora del hombre, porque, tiene un poder
infinitamente mayor para civilizarlo, [y] conservarlo en el orden MP, 1791,
III: 63).

60
La irreverencia contra la Monarquía es perversa, sin importar los motivos. No
existe razón que justifique reclamos contra el príncipe, así se comporte
tiránicamente con sus súbditos. El encargado de ponerle límites no son los
hombres, sino Dios, quien, al ser todopoderoso y bondadoso, no busca otra
cosa que no sea la buena providencia. Todo el orden viene de Dios, por tanto
los súbditos no tienen otra misión que obedecer los designios divinos,
amando lo que él ordena, sufriendo lo que él permite y tolerando lo que él
tolera Villanueva, : .

Bajo principios semejantes a los anteriores es que se sustentan las reformas


borbónicas en América, donde la monarquía española pone muchos intereses
en juego, pero sobre todo buscará centralizar el poder y el ingreso fiscal.

El despotismo borbónico en América: de la impotencia a la autoridad

En general, las denominadas reformas buscan fortalecer el poder del rey y de


España en todos sus aspectos. En lo político, en lo militar, en lo
administrativo, en lo económico, en lo fiscal, en lo cultural, etc. Para el siglo
XVIII, España no es la gran potencia europea que había sido en siglos
pasados, por lo que la monarquía ahora bajo los Borbones se propone
recuperar el espacio perdido.

Los Borbones se proponen acabar con el viejo sistema de dominio colonial en


el que los propietarios locales gozaban de una preponderancia significativa.
Bajo parámetros modernos y más eficaces se produce una especie de
reconquista de los territorios de ultramar, y una imposición del
pragmatismo a fin de extraer mayores beneficios económicos y políticos
(Garavaglia & Marchena, 2005, II: 32).

Desde el siglo XVII, los propietarios criollos habían establecido el control de


las colonias gracias a las facilidades de acceso a la propiedad y a la mano de
obra aborigen, producto del reordenamiento efectuado por el virrey Toledo

61
en el siglo anterior. Al acceder a la administración colonial en sus diferentes
instancias, los propietarios lograron imponer sus condiciones en el manejo
de los recursos de la colonia, incluyendo aspectos tan sensibles como el cobro
de impuestos. En realidad, el único cargo colonial al que no pudieron acceder
fue al de virrey. En estas condiciones, el provecho que podía reportar la
metrópoli de una colonia tan rica como el Perú era muy escaso, insuficiente y
hasta irrisorio. En efecto, en el cambio del siglo XVII al siguiente, las remesas
a favor de la corona, provenientes del Perú, alcanzaban un escaso 20 por
ciento.

Los Borbones, ante esta situación (muy similar a la que ellos tenían en
Francia), deciden cambiar el juego político y fortalecer su poder en todo el
imperio. Las reformas son muy diversas y amplias, pero no se dan en un
tiempo preciso. En realidad, los Borbones seguirán conviviendo durante
medio siglo con la situación descrita y hasta profundizándola al mantener la
venta de cargos coloniales y el patrimonialismo de Antiguo Régimen.

Uno de los principales problemas era la ineptitud y corrupción de los


funcionarios coloniales. Los Borbones no pudieron hacer mucho por evitar
esto, pero su política se dirigió a evitar la venta de cargos y limitar la
presencia de americanos en la )glesia y el Estado con miras a recuperar el
control de los recursos americanos Lynch, : -302). La preferencia
por peninsulares buscaba contar con personas más leales y mejor preparadas
para los cargos administrativos y de justicia. Como resultado de ello, a fines
del período colonial, los más altos cargos eran ocupados por peninsulares en
todas las instancias civiles, militares y eclesiásticas.

La gran extensión de los territorios bajo la administración de funcionarios


incapaces y corruptos es otra de las preocupaciones. Para evitar las
dificultades, que de esto se derivaban, la corona dividió los virreinatos, pero
solo el virreinato del Perú quedó cercenado en tres al crearse el Virreinato de
Nueva Granada en el Norte (1740) y el Virreinato de Río de La Plata al sur

62
(1776). Asimismo, se dio autonomía a Chile como capitanía general. Esta
medida afectó directamente a los intereses de las élites económicas, sociales
y políticas peruanas y, en particular, limeñas. De controlar toda América del
Sur (menos Brasil y Venezuela), el Perú se había reducido a un territorio
incluso menor al actual, pues, el Alto Perú estaba ahora en el virreinato del
Río de la Plata y el extremo norte en el de Nueva Granada.

La pérdida de poder de las élites peruanas se dará también con las medidas
económico-comerciales y fiscales. Estas fueron tan importantes que la
historiografía conservadora las considera como la verdadera instalación de
un sistema colonial en América en el entendido de que antes no era una
relación colonial, sino de reinos autónomos.

Se conoce que los asesores de la monarquía discutieron las alternativas a


seguir en América para resolver los problemas económicos y financieros de
España y de la corona española. Luego de descartar alternativas como la
transformación de las colonias en factorías comerciales (Pagden, 1997: 247)
se opta por medidas dirigidas a potenciar el comercio entre la metrópoli y las
colonias y a fomentar en las colonias la producción que interesaba a la
economía española (materias primas para la industria que debía crearse en la
península).

Las medidas llamadas liberales se centran exclusivamente en las


condiciones comerciales. Se elimina el sistema de flotas por sus altos costos
que no justificaban los resultados y se pasa a los llamados navíos sueltos
que permitían mayores volúmenes de mercaderías que pasaban el océano y
que, en parte, se vendían de manera compulsiva a la población indígena y a
campesinos mestizos, a través del llamado reparto de los corregidores
(legalizado hacia 1750 y ordenado mediante una tarifa oficial). El reparto de
los corregidores se convierte en el elemento indispensable de la red
comercial colonial. Esta innovación afectó directamente a los productores
locales (en particular, a los obrajeros) que antes eran los proveedores de los

63
corregidores y que entonces se veían desplazados por grandes comerciantes
foráneos.

Estas medidas fueron coronadas por el reglamento de libre comercio de 1778


que autorizaba la actividad mercantil entre varios puertos españoles y
americanos, desechando así el monopolio comercial de Sevilla-Cádiz y el
Callao en el Perú. Si bien las cifras del comercio indican que se mantuvo la
supremacía de la ruta entre Cádiz y el Callao, mejor beneficiados resultaron
otros puertos sudamericanos (Mazzeo, 1999).

La liberalización del comercio afectó a los comerciantes monopolistas


peruanos (en particular, a los limeños del Tribunal del Consulado) porque,
además de lo mencionado, el comercio trasatlántico, desde entonces, se hará
por grandes empresarios particulares españoles y por empresas mercantiles
españolas, la principal de las cuales fue la llamada Cinco Gremios Mayores de
Madrid.

La corona modifica las reglas del cobro de impuestos y tributos a fin de


conseguir mayor provecho para sí. El establecimiento de aduanas interiores,
mejor control en la determinación de montos a pagar (por pieza), y la
obligación de los indígenas de pagar por las mercaderías que no fuesen de su
producción, hace más difícil la evasión a la que estaban acostumbrados los
propietarios y comerciantes. El control sobre los indígenas para el pago del
tributo y el trabajo en la mita minera (revisitas), afecta a una amplia
población, pero también a los propietarios que, en realidad, manejaban las
cantidades de tributarios y mitayos para aprovecharlos ilegalmente como
yanaconas y mingados en sus propiedades (haciendas, obrajes, minas,
ciudades).

Otra medida que afectará directamente los intereses de las élites criollas e
indígenas fue la expulsión de los jesuitas en 1767. Con su doctrina del
regicidio y tiranicidio, los jesuitas representaban un freno a las aspiraciones

64
de la monarquía para controlar más eficiente y ampliamente en el imperio.
Enemigos acérrimos del regalismo, los jesuitas ejercían una importante
influencia en la población criolla y las élites curacales, gracias a su extensa y
bien organizada red de colegios en los que estudiaban los hijos de esos
sectores étnico-culturales de influencia en la colonia. En la práctica, los
futuros propietarios y administradores estudiaban con los jesuitas y
aprendían a respetar antes al papa de Roma que al rey de Madrid.

Para sostener estos colegios, los jesuitas habían acumulado la propiedad de


dos centenares de predios rústicos y urbanos que, además, eran considerados
las empresas mejor manejadas y más rentables del virreinato. Ambas cosas
(influencia política y propiedades) han de ser motivo suficiente para que la
monarquía española decida seguir los pasos a sus similares de Francia y
Portugal en la confiscación de bienes y expulsión de sus territorios a todos
los jesuitas.

Todo esto proporciona suficientes argumentos para entender la rebeldía que


se produce a partir de la implantación de las reformas. Las medidas afectan
intereses de toda la población, pero, obviamente, algunos sectores estarán
más expuestos que otros o tendrán menores posibilidades de adaptación a
las nuevas condiciones. Lo que es definitivamente claro es que la población
de menores recursos recibe mayor presión de los propietarios en su afán por
evadir los efectos negativos de los cambios. Campesinos trabajadores de
haciendas y plantaciones, trabajadores de obrajes, mitayos y mingados de
minas, la plebe trabajadora de ciudades y otros sectores populares veían que
sus intereses eran afectados tanto por las reformas como por los propietarios
que buscaban resolver su situación a costa de sus subordinados. La rebeldía
no tarda en aparecer en el horizonte andino.

El Perú durante y después de la rebelión Túpac Amaru II

Luego de casi dos siglos sin manifestaciones rebeldes, a mediados del siglo
XVIII se presenta una situación conflictiva derivada, precisamente, de la

65
aplicación de las reformas borbónicas. Tal como se ha señalado, las medidas
que establecen los Borbones en el Perú afectan directa o indirectamente a
todos los sectores sociales y étnico-culturales generando la protesta pasiva y
legal en sus inicios, pero muy activa conforme avanzaron los años. De las
manifestaciones locales y limitadas en sus dimensiones espaciales y sociales,
se va pasando a otras más amplias que sí llegaron a afectar a la colonia en su
conjunto.

Hacia 1742 estalla una rebelión en la sierra y selva centrales, liderada por
Juan Santos Atahualpa. Se trata de un personaje mesiánico, con una ideología
milenarista basada en una supuesta vinculación con los incas. La rebelión
tiene mucho de oposición a la labor de evangelización (y aculturación) de los
sacerdotes franciscanos en medio de una alta tasa de mortalidad de la
población del Cerro de la Sal y el trastocamiento de las condiciones de vida de
los naturales (Flores, 2008: 105).

Allí, en las montañas, dice Flores Galindo, nativos y serranos fueron


convocados en nombre del inca. Juan Santos Atahualpa no solo tenía un
nombre, también predicaba una determinada visión de las cosas, que era una
curiosa amalgama entre nociones y conceptos andinos, con categorías
cristianas (Flores, 2008: 99).

En realidad, la rebelión nunca fue derrotada, ni resultó vencedora. Debido a


su ubicación periférica (lejos de las zonas más ricas y pobladas del país), la
rebelión no tenía muchas posibilidades de éxito; sin embargo, contribuyó a
crear un clima de disconformidad y de represiones. En efecto, a partir de este
episodio y del intento de rebelión de parte de la población indígena de Lima y
de Huarochirí en 1750 (O´Phelan, 1988: 111-115), toda la parte central del
país (de la selva a la costa) queda militarizada. Esto explica, en parte, la
pasividad que esta amplia zona manifiesta durante la gran rebelión de 1780.

66
Las décadas que siguen a 1770 evidenciarán una situación cada vez más
convulsa y abarcará a diferentes sectores de la sociedad. Lejos de alcanzar un
consenso, cada sector social y étnico-cultural tenía sus motivos para estar
disconforme y hasta para rebelarse. Propietarios y trabajadores rurales y
urbanos, indígenas, mestizos, negros, zambos, mulatos, blancos peninsulares
y criollos, nobles y plebeyos, todos podían compartir razones para protestar,
pero no coincidían en fines ni en medios para reivindicarse. A las diferencias
en objetivos y tácticas, se sumaba la desconfianza mutua producto del largo
coloniaje y los intereses que subyacían en cada propuesta.

Protestas muy importantes se dieron en la sierra sur por el establecimiento


de las aduanas internas y son precisamente los comerciantes quienes han de
tener mayor capacidad para cohesionar a otros sectores potencialmente
rebeldes. Comerciantes y medianos propietarios fueron los que a inicios de
1780 vieron frustrada su iniciativa de rebelarse en combinación (¿alianza?)
con el curaca Tambohuacso de Písac en el Cusco. Esta alianza no resultaba
casual puesto que los propietarios rebeldes necesitaban de un ejército capaz
de enfrentarse al ejército virreinal y los curacas podían movilizar a masas
campesinas.

La gran rebelión en los Andes fue un movimiento de enormes dimensiones.


Abarca todo el sur andino, la zona más rica y poblada del virreinato. La zona
clave para el funcionamiento del virreinato. He ahí su enorme importancia.
Además, incluye a todos los sectores sociales y étnicoculturales del sur
andino, en especial, la población campesina indígena que constituía la
mayoría de la población del lugar.

Tomando en cuenta este proceso es necesario pensar la rebelión como un


conjunto de rebeliones paralelas, simultáneas, compuestas por diferentes
sectores de la población participantes. Esto nos conduce a una diversidad de
orientaciones en la rebelión y, por consiguiente, a una gama que podía ir
desde la búsqueda de mejoras de ciertos elementos del reformismo

67
borbónico hasta la radicalidad que manifiestan sectores indígenas que se
enfrentan a criollos propietarios y que no distinguen entre quienes están de
su lado en la rebelión y los que se le oponen.

Tras la rebelión se pone en marcha una pedagogía del miedo (Lorandi &
Bunster, 2014). Los juicios contra los criollos del Cusco demuestran que, tras
un apoyo inicial, estos buscan deslindar del movimiento cuando este fue
incapaz de manejar y controlar a sectores populares desbordados desde el
encuentro en Sangarará (noviembre de 1780). Tal vez por eso Túpac Amaru
se negó a tomar el Cusco, pensando en la masacre que se produciría, de
criollos y mestizos propietarios.

Todo esto es suficiente para considerar la gran rebelión andina de 1780-1783


como un hecho histórico de gran trascendencia por haber establecido un
antes y un después en la historia peruana de entonces. Nadie quedó
indiferente y al margen de la rebelión, aún residiendo en zonas alejadas del
virreinato y hasta fuera de sus confines.

Se vuelve a tener una concepción despectiva hacia los indígenas. Las


masacres en la rebelión (que dieron cuenta de unas cien mil personas
muertas), y el ensañamiento con que indígenas violaron y mataron hicieron
que cambiase la imagen de los indios. Nunca el indio estuvo en buen sitial,
pero desde la rebelión vuelve a ser considerado como un salvaje al igual que
en tiempos de la conquista.

Al margen de los motivos para enfrentarse a España, posterior a la rebelión,


propietarios criollos y mestizos pensarán dos veces antes de manifestar su
discrepancia con la corona. Las represiones fueron muy duras en contra de la
población indígena y mestiza, pero también en contra de los demás. Desde el
fin de la gran rebelión no habrá manifestaciones rebeldes en Hispanoamérica
(en particular, en los Andes) hasta que una coyuntura muy diferente se abre
con los sucesos en la península a partir de 1808.

68
No hay manifestaciones rebeldes durante más de tres décadas, pero lo que sí
hay es un permanente temor a que se produzcan rebeliones. El miedo era
entendible dada la violencia desplegada por las partes durante la gran
rebelión. El miedo se incrementará con el estallido de la Revolución francesa
(1789) y de la Revolución haitiana (1791).

De esta manera, el Perú, luego de la gran rebelión, es un país con


características diferentes de aquellas que tuviera en 1780. La rebelión y las
reformas que la precedieron hicieron cambios muy significativos en todos los
aspectos.

Como consecuencia inmediata, las autoridades españolas tienen un cuidado


especial en la aplicación de las reformas. La firmeza va acompañada de mayor
flexibilidad a fin de no encender los ánimos entre los propietarios criollos y
mestizos, los mejores aliados con que contaba la corona. La creación de la
audiencia del Cusco tiene, precisamente, este fin entre sus objetivos. La
dureza del régimen de intendentes mengua pronto para dar lugar a un
régimen muy parecido al de los corregimientos que fue sustituía por corrupto
e ineficaz. Muy pronto, los intendentes y, sobre todo, los subdelegados se
comportarán igual que los corregidores, lo que incluía los repartos
mercantiles que favorecían a los propietarios. Inflexible en los cargos más
altos, los Borbones mantienen una mediana y baja burocracia de criollos. Por
su puesto hubo excepciones entre los altos funcionarios. Un caso
emblemático es el del mercurista Baquíjano Carrillo.

Las élites indígenas reciben golpes muy duros tanto en sus posiciones
políticas como culturales. A la prohibición de manifestaciones culturales
(fiestas, vestidos, insignias, honores, etc.) y de la lectura de los Comentarios
reales del Inca Garcilaso de la Vega, se suma la destitución de buena parte de
los curacas del sur andino. De esta manera, se buscaba eliminar a ese sector
de la población que históricamente había tenido ascendencia sobre una vasta

69
población indígena y mestiza. Si bien los curacas habían sido capaces de
mantener la colonia sin rebeliones por dos siglos, en 1780 se habían
levantado considerando que el pacto colonial había sido roto por los
Borbones. En lugar de los curacas, los pueblos son gobernados por
personajes designados por el poder político colonial (alcaldes de indios) y,
por lo tanto, con una limitada capacidad de convocatoria.

En el Perú, nunca se presentó la posibilidad de un levantamiento importante


protagonizado por esclavos o por la plebe urbana. Esto se explica
principalmente por las características propias del sistema esclavista en el
país, común a muchos lugares donde la esclavitud no era el principal régimen
laboral por no estar basado en plantaciones. La esclavitud en el Perú era un
fenómeno costeño y urbano (en particular, limeño). Las plantaciones de
azúcar y algodón que había en la costa nunca fueron tan grandes como para
albergar poblaciones verdaderamente inmanejables. Además, la gran
mayoría de los esclavos de las ciudades estaba bajo el régimen de jornal, lo
que implicaba una suerte de semilibertad, muy alejada de generar rebeldías.

De todas maneras, el bolsón esclavista costeño era una amenaza


permanente. Hoy sabemos que no se produciría rebelión alguna y que cuando
más se produjeron algunos amotinamientos por causas y fines muy
concretos. Sobre todo después de la expulsión de los jesuitas, cuando las
haciendas quedan en manos de comerciantes y especuladores que no
manejan ni controlan esas propiedades de la misma manera que los
ignacianos. Esto genera una serie de pequeñas protestas entre los esclavos de
las haciendas exjesuíticas, la más notoria es la protagonizada en la hacienda
San José de Nepeña en 1778 (Tord & Lazo, 1981).

El Perú, después de Túpac Amaru, era un país lleno de temores. Por ello, la
militarización abarca ya no solo la zona central del país (desde Tarma hasta
el Callao), sino todo el sur andino (Alto y Bajo Perú).

70
Las reformas borbónicas habían cambiado el país. Se habían recompuesto las
élites económicas y sociales. Los grandes comerciantes del Consulado limeño
ya no eran criollos, sino preponderantemente peninsulares. Lo mismo pasaba
con el empresariado minero. No es que los grandes comerciantes limeños
hubiesen desaparecido, pero sí se debilitan mucho. Sobre todo aquellos que
no pudieron adecuarse a las nuevas circunstancias haciéndose socios de los
peninsulares y/o cambiando de giro hacia productos diferentes, tal como fue
el caso de la familia Lavalle que estudiara Cristina Mazzeo (1993).

Este es el contexto en el que florece la prensa colonial que tiene al Mercurio


Peruano como su mejor representante. El periodismo dieciochesco se
enfrasca en la problemáticas social, política, cultural y económica del
virreinato. El Mercurio es un aliado del poder. En general, la prensa es el
medio preferido para la propaganda del Estado y sus intereses. Es decir, dado
que las convulsiones sociales sacuden los Andes y buena parte del mundo a
partir de mediados del siglo XVIII, la prensa colonial será condicionada por el
contexto histórico.

La opinión pública y el nacimiento del Mercurio Peruano

Se puede identificar tres momentos en la prensa colonial peruana. El primer


periodo se relaciona con una prensa virreinal centrada en la ciudad de
Lima ; un segundo momento, distinguido como prensa ilustrada más
abierta a la región y al mundo atlántico), y un tercer momento denominado
preindependentista. Esta tipología fue propuesta por Poupeney-Hart (2010:
16), siguiendo la clasificación de T. Álvarez y A. Martínez Riaza (1992),
quienes establecieron una distinción entre gacetas y mercurios , prensa
ilustrada y prensa antinapoleónica . Este mismo criterio sugiere Saladino
García, para quien:

Las publicaciones periódicas […] de la primera fase […], tienen por afán hacer
extensiva la información administrativa, las disposiciones reales y, en menor
proporción, comunicar acontecimientos naturales y noticias humanísticas y
científicas; las de la segunda fase, son las que se editaron durante la segunda

71
mitad de dicho siglo, que corresponden al periodo denominado clásico de la
Ilustración, sus contenidos son diversos y las informaciones científicas y
técnicas son dominantes, aparece la prensa especializada, es la época del origen
de la divulgación científica; las de la tercera fase, que abarcan la primera década
del siglo XIX, siendo producto del ambiente ilustrado, tienen como peculiaridad
su compromiso social aunque hay disminución de información científica y
técnica con incremento de contenidos sociopolíticos y económicos (cit. en
Poupeney-Hart, 2010: 16).

Los más importantes periódicos y gacetas que aparecen durante este


segundo periodo son: Gaceta de México (1784-1809); Gaceta de literatura
(1788-1795) y la Gaceta de real tribunal de Consulado de Veracruz (1795-
1803), todos ellos en México; Guatemala contará con la Gaceta de Guatemala
(1793-1816) y Cuba con su Papel periódico de la Habana (1790-1804); en el
virreinato de Nueva Granada se edita el Papel periódico (1791-1797) de Santa
Fe de Bogotá y en Quito se publica las Primicias de la cultura de Quito (1792).

En el Perú se publican el Diario de Lima (1790-1793), dirigido por el español


Francisco Antonio Cabello y Mesa (más conocido por su seudónimo Jaime
Bausate y Mesa); el Mercurio Peruano (1790-1795), editado por la Sociedad
de Amantes del País, cuyo principal impulsor fue el italiano Rossi y Rubí; el
Semanario Crítico (1791) que sale bajo la dirección del franciscano español
Olavarrieta, y el noticioso oficial del gobierno, Gaceta de Lima (1793-1801),
que para esos años toma un nuevo impulso bajo el gobierno de Gil de
Taboada y Lemos, continuado con Ambrosio O (iggins.

Estas publicaciones eran un reflejo de lo que sucedía en gran parte del


mundo occidental, donde los periódicos se incrementaban hasta convertirse
en verdaderas empresas26. Pero no era la única característica compartida. La
prensa moderna nace, además, como una aliada del poder, un nuevo y
auténtico medio a través del cual el Estado pretende generar una corriente de
opinión favorable a su política de dominio. En el siglo XVIII ese principio

26La prensa proporcionaba ingentes cantidades de dinero, era un excelente negocio no sólo en

Francia sino en gran parte de Europa, incluida España. El Espíritu de los mejores diarios, por
ejemplo, hizo rico a su editor (más de 100 000 reales al año); por su parte la Gaceta de Madrid
generó una ganancia superior 120%, con 380 000 reales de utilidad, por un coste ligeramente
superior a 176 000 (Clément, 1997: 43).

72
sigue manteniéndose firme dado que las publicaciones son vigiladas
permanentemente y no existe libertad de opinión. Si un periódico quería
tener una publicación regular, y sus editores querían estar lejos de las
cárceles y cercanos al poder, debían tener autorización y patrocinio estatal.

La vigilancia aumentaba hasta convertirse en un ejercicio severo en las


colonias hispanoamericanas. En Lima no se podía imprimir sin la
autorización de los consejos de Castilla y de Indias, requiriéndose además de
otra licencia especial para su venta (Peralta, 1997: 110).

Las noticias escandalosas que denunciaban la corrupción, la tiranía o la moral


antigua solo tenían lugar en los libelos y pasquines, hojas sueltas o
manuscritas sin autorización, que sirvieron para excitar la vida política a
finales del Antiguo Régimen, sobre todo en Francia. Sin embargo, los libelos
políticos escritos por hispanoamericanos en el siglo XVIII, son casi
inexistentes y aún poco estudiados. Si bien los pasquines han recibido mayor
atención aún falta hurgar mucho en su impacto y consecuencias. Los
periódicos si tuvieron éxito parcial se debió a que, aún en el periodo de las
luces, tuvieron el privilegio de ser protegidos por la autoridad regia. En
América, el impreso, como ha sostenido Annick Lempérière, fue sin duda
uno de los asuntos en que se afirmó más eficazmente la autoridad soberana
(1998: 67).

El Mercurio Peruano nace en medio de esa irrupción de la prensa colonial


hispanoamericana a fines del siglo XVIII. Este periodo comprende la segunda
etapa del dominio Borbón, identificado con el momento clásico de la
Ilustración en el mundo occidental.

Como era de esperarse, dado el sigiloso seguimiento a todo lo que se publica


en las colonias, sus objetivos están íntimamente relacionados con la cosa
pública y el reformismo borbónico; es decir, no busca ser disidente del poder,
sino contribuir a la publicidad del Estado y su política de felicidad de los

73
pueblos. El nombre tampoco es auténtico, existían ya Mercurios en Alemania,
Francia y España. Todos ellos tenían un tinte semejante en cuanto al discurso.

A diferencia de la Gaceta de Lima, órgano oficial para la difusión de las


medidas del Estado y también para difundir las noticias extranjeras, el
Mercurio nace con el objetivo de pensar la realidad del virreinato peruano y
dar una propuesta alternativa al discurso radical de la Ilustración europea, en
pleno proceso revolucionario francés. No bastaba con sermones de púlpito, el
Estado necesitaba propaganda política para legitimarse como ya lo estaba
haciendo en la metrópoli desde hacía tiempo. Las sociedades amantes del
país como la Vascongada (1765) 27 y las sociedades económicas como la Real
Sociedad Económica de Madrid (1775) eran patrocinadas desde el poder y
tenían reconocimiento real. Se conoce que antes de la Revolución francesa
existían al menos 56 sociedades en España, todas ellas reconocidas con el
estricto interés de repotenciar la monarquía y fomentar las reformas
orquestadas desde el poder.

En el Perú, un grupo de funcionarios, clérigos y militares estaban dispuestos


a proporcionarle ese decidido apoyo al gobierno colonial. El primer intento
fue impulsar un nuevo conocimiento desde la universidad y para ello se
promocionó la candidatura de Baquíjano y Carrillo al rectorado de la
Universidad de San Marcos en 1783. Su derrota fue muy discutida. Dos votos
impidieron que Baquíjano sea rector, por lo que se denunció un supuesto
fraude.

Tras la derrota se emprende la forja de un espacio de socialización para


tratar los temas de interés político y de toda índole: la tertulia privada,
práctica ampliamente difundida. La tertulia de los siglos XVII y XVIII era una
forma privada y diminuta. Era la socialización atomizada de las élites que se
reunían para disfrutar de juegos (naipes) y las charlas literarias. Sin embargo,

27 La Sociedad Vascongada de Amigos del País es la primera que se crea en España y obtiene el
título de Real Sociedad en 1771.

74
a fines del siglo XVII y en todo el XVIII, cambia el carácter de las tertulias. Las
discusiones políticas y científicas se hacen más constantes.

Desde mediados del siglo XVIII, los ilustrados, por lo general, estaban lejos
del beneplácito de los que tienen el poder. Esto también es aplicable a
Hispanoamérica. Por ejemplo, en Nueva Granada existían sociedades de
lecturas y una de ellas, en Santa Fe de Bogotá, era dirigida por Antonio
Nariño, reconocido comerciante y hombre de letras que contaba entre sus
amistades a universitarios y autoridades a los que prestaba libros 28. Nariño
no solo fue acusado de sedicioso, sino encarcelado.

La Sociedad que se forma en Lima, en cambio, tiene como miembros a


funcionarios. En realidad, aparece bajo el nombre de Academia de la Juventud
Limana (1783) y fue creada por José María de Egaña ( Hermágoras , jefe de la
policía de la capital), quien es su principal impulsor y en cuya casa se hacen
las tertulias; Demetrio Guasque ( Homotimo , archivero de la secretaría del
virrey) y Mindírido (no identificado). Tras una estéril producción impresa,
por diversos motivos, la Academia de la Juventud Limana desapareció; sin
embargo, toma un nuevo impulso en 1787 con la incorporación del italiano
José Rossi y Rubí ( Hesperióphylo , consejero del Real Tribunal de Minería de
Lima). También formaba parte de este grupo el médico Hipólito Unanue
( Aristio ) y el comerciante Agelasto , aún desconocido (Quiroz, 2010: 207-
208). Con estos nuevos rostros, la Academia de la Juventud Limana se
transforma en Academia Filarmónica.

28Nariño reunía en su casa a una sociedad de literatos , era privada y conocida como el
santuario, adornada con frases de autores clásicos e ilustrados como Cicerón, William Pitt,
Jenofonte, Washington, Tácito, Raynal, Sócrates, Rousseau, Plino, Buffón, Solón, Montesquieu,
Platón, Quintiliano, Franklin y Newton. Varios de estos autores, eran prohibidos por la
inquisición, por lo que la sociedad era mal vista por las autoridades, quienes perseguían todo
atisbo sedicioso. Nariño, arriesgando su integridad, se atreve a publicar Los derechos del hombre
en su imprenta. La represión no se hace esperar. A pesar de sus influencias y poder económico,
es procesado y encarcelado. Las autoridades españolas buscan cortar de raíz cualquier
propuesta contra el absolutismo. No era para menos, Nariño había trazado toda una red de
lectores en la ciudad de Santa Fe y fuera de ella, incluso contaba con amigos franceses. Antes del
juicio se le confiscaron los libros y cartas que revelaban su accionar político. Así se puso fin a las
reuniones privadas en el santuario, las que venían llevándose a cabo por lo menos desde 1788
(Silva, 1998: 90-93).

75
La renovación incluye la imposición de un reglamento preciso (horario de
reuniones: 8-11pm), prohibieron las conversaciones fútiles, los juegos, etc., y
establecieron una directiva con Egaña como presidente y Unanue como
secretario. También permitieron asistir a sus reuniones a tres mujeres, hasta
hoy desconocidas, cuyos seudónimos eran Dorálice, Florida y Egeria. Todo
auguraba un futuro prometedor hasta que en todo se hundió
(Clément, 1997: 23), pues había fallecido la esposa de Rossi y este viaja a la
sierra; Unanue cayó enfermo y Demetrio Guasque viajó a España. Así
desapareció la Academia Filarmónica.

Hacia el primer trimestre de 1790 volverán a reunirse, pero ahora bajo el


nombre de Sociedad Académica de Amantes del País de Lima. El nombre
hacía una doble referencia. En primer lugar, por país entendían tanto la
ciudad donde viven como el lugar donde nacieron. En segundo lugar, el nuevo
título alude a una relación con las sociedades de la metrópoli protegidas por
el Rey. Entonces, no es casual que tengan como invitado al abogado de la
audiencia, Jacinto Calero y Moreira ( Chrysippo ), cuyo nombre les permite
publicitarse ante el Virrey como servidores suyos. Justamente Jacinto Calero
y Moreira firma el Prospecto escrito por Rossi.

La Sociedad no era una Academia Científica, sino un grupo de intelectuales y


funcionarios, cuyo objetivo terminará siendo la tertulia y la publicación del
periódico. Pero ninguno de ellos tenía experiencia suficiente en
publicaciones, por lo que, dice Rossi y Rubí, será la empresa periodística
emprendida por Jaime Bausate y Mesa la que los hará imaginar la publicación
de un órgano propio. Vale mencionar que Bausate y Mesa, quien es el editor
del Diario de Lima, ya había acumulado suficiente experiencia publicitaria en
España, donde fue uno de los editores del Diario curioso, erudito y comercial,
público y económico de Madrid, fundado en 1758 por Francisco Marino Nipho
(Clément, 2006).

76
Tras su llegada a Lima, Bausate sueña con levantar una próspera empresa
con la publicación del primer diario en Hispanoamérica, cuyo nombre, Diario
de Lima. Curioso, Erudito, Económico y Comercial (1790-1793), emula al
diario madrileño que él editó por quince meses. La acogida que tuvo el Diario
de Lima y los vacíos que dejaba dan el impulso necesario a los miembros de la
Sociedad para publicar El Mercurio Peruano de historia, literatura y noticias
públicas (1791-1795), que sale a la luz con superior permiso en 1791.

Como ya hemos mencionado, la empresa periodística nace al amparo del


despotismo de Estado que promociona el conocimiento útil para tener
detallada visión sobre las riquezas coloniales y proyectar su explotación. Con
ese fin propicia un avance en el conocimiento que pasa de la descripción al
análisis. Es importante resaltar que la empresa aparece como un proyecto
particular. Con el beneplácito del Estado, pero aún no financiado
directamente. Esto no quita que el Estado necesite del proyecto, pero el
Estado colonial no fue nunca la fuente de iniciativas de esa naturaleza. Sin
embargo, como el ejemplo español de sociedades económicas, se trata de un
proyecto que pronto recibirá apoyo directo.

El Mercurio Peruano será el primer periódico sabio en el Per’. Claro está,


con enorme retraso con respecto a Europa y, en menor medida, con respecto
a sus pares americanos29. Su nacimiento se produce en pleno proceso
revolucionario y el radicalismo político, pero sus ideales están lejos de los
ideales políticos franceses. Contrariamente al proceso francés, la línea
editorial del Mercurio Peruano está dirigida a luchar contra el papel político
de la )lustración. Por consiguiente, las palabras ilustración e ilustrar al
país que aparecen constantemente en el Mercurio, deben ser entendidas
como educación del pueblo para el mantenimiento del status quo. Ser

29En México, José Antonio de Alzate y Ramírez desde hacía más de una década daba a luz este

tipo de periódico, inspirado en el Journal des Sçavans francés, aparecido por primera vez en
1665. Bajo la dirección de Alzate habían visto la luz varios periódicos como el Diario Literario de
México [1768], Asuntos varios sobre ciencias y artes [1772-1773], Observaciones sobre la física,
historia natural y artes útiles [1787-1788] y la Gaceta de literatura de México [1788-1795]
(Hébert, 2010: 139).

77
educados equivale a respetar las reglas de juego que rigen a una sociedad por
más violenta y desigual que sea. Mientras que, el patriotismo, es decir, el
amor a la patria que pregonan, no debe ser entendido sino como amor a la
madre patria .

La leyenda negra, también conocida por Gerbi (1960) como la disputa del
nuevo mundo, es el aliciente que induce a los miembros de La Sociedad para
sacar a la luz un periódico en el que puedan defenderse de los ataques de los
ilustrados europeos que, aplicando un determinismo geográfico,
ridiculizaban a los nacidos en América, como hombres de poco ingenio.
Pensadores como Raynal, De Paw y otros denigraban a América y a lo
americano dentro de sus ataques a España y a lo católico.

Peralta Barnuevo se había preocupado por esos ataques; sin embargo, en la


segunda mitad del siglo, los ataques son mayores. En diversos lugares de
Hispanoamérica surgen estas actitudes críticas que buscan acabar con el
estigma de atrasados, salvajes y hasta monstruosos. Pero, particularmente,
buscan demostrar que los criollos no son iguales a los indios y negros de
América.

Los criollos buscan destacar sus méritos. En ese trajín intelectual descubren
un camino múltiple, uno que les permite responder científicamente a los
ataques, y, al mismo tiempo, les da la oportunidad de hacer méritos
intelectuales en un mundo borbónico que valora esta característica al
momento de designar funcionarios en puestos claves (solo para sugerir un
ejemplo contrafactual: no es difícil imaginar las posibilidades que tuvo
Baquíjano para ser virrey). Con ello, fortalecen la base de una identidad
propia dentro del imperio español, sin desligarse de su identidad de
españoles americanos. López Soria (1972) señaló que los mercuristas se
identifican como españoles y son más afines a los criollos de Buenos Aires,
Bogotá o México que a los indios de los Andes y a los negros. Es decir, se

78
reconocen como parte de una patria española que aún no es una nación
moderna.

La Sociedad incluirá dentro de sus miembros a un amplio grupo de


intelectuales, funcionarios y religiosos que comparten este tipo de objetivos.
Dentro de ellos destacan José Baquíjano y Carrillo ( Cephalio ), fray Diego
Cisneros ( Archidamo ), el abogado de la audiencia Pedro Joseph de Méndez y
Lachica y su hermano el oratoriano Tomás de Méndez y Lachica ( Teagnes ),
el mercedario y catedrático fray Jerónimo Calatayud y Borda ( Meligario ) y el
oidor Ambrosio Cerdán de Landa y Simón Pontero ( Nerdacio ).

Desde sus inicios, la Sociedad buscaba el reconocimiento del rey. Por ello, en
1792, ya establecido el estatuto definitivo, se promociona en España
mediante el virrey. Los Amantes del País sabían que tarde o temprano su
aporte al conocimiento del contexto, en beneficio de las reformas, iba a tener
recompensas. Los beneficios no se hacen esperar. En octubre de 1792, el
virrey facilita las sesiones de los mercuristas en una sala de la universidad de
San Marcos y luego en la biblioteca. En noviembre de 1792, el virrey Gil de
Taboada y Lemus escribe al rey pidiendo el reconocimiento formal de la
Sociedad. La Real Orden se publica al año siguiente, el 11 de junio de 1793. El
rey aprobaba la protección regia de la Sociedad (Guibovich, 2006: 56).

Los beneficios personales tampoco tardarán. En 1794, los abogados


Baquíjano y Jacinto Calero fueron promovidos por el gobierno para continuar
su carrera en España. Rossi y Rubí también retorna a Madrid y luego a
Guatemala donde, en 1793, publica la Gaceta de Guatemala. No obstante, el
que más beneficio saca de todo ello es Baquíjano al cumplir su propósito de
ver restituido su crédito público, venido a menos tras la circulación del Elogio
a Jáuregui, donde hacía citas de autores prohibidos y, aunque no ponía en tela
de juicio el despotismo, criticaba el ejercicio violento de las reformas contra

79
el pueblo30. Sin embargo, la realidad asustó tanto al propio Baquíjano que,
años después, ya en el Mercurio, buscará servir fielmente a las reformas y
limpiar su nombre. Con el paso de los años, Baquíjano se inclina por un
discurso más conservador.

El Mercurio Peruano ve la luz con la publicación de su Prospecto, en diciembre


de 1790, bajo la firma de Jacinto Calero y Moreira; sin embargo, es seguro que
debió ser pensado conjuntamente, pero escrito por Rossi y Rubí, a quien, los
mercuristas, reconocen como su padre fundador. La firma de Calero y Moreira
buscaba tanto reconocimiento o aceptación oficial como publicidad. En la
sociedad colonial, según apunta Rossi y Rubí en la introducción al tomo VII,
cuenta más el prestigio que la persona.

Luego de sentir el pulso del público, se inicia la empresa periodística dando a


conocer el primer número el jueves 2 de enero de 1791. Todos los números
del Mercurio se imprimieron en la Imprenta Real de los Niños Expósitos o
Huérfanos. El último número se publicó el domingo 31 de agosto de 1794
(Clément, 1997: 38).

Dentro de los principales suscriptores figuran las autoridades, empezando


por su protector, el virrey y los miembros de la real audiencia de Lima.
También se suscriben burócratas de diversas partes del virreinato, como
Cusco, Tarma, Trujillo, Huamanga, Huancavelica, etc. Además, existían
suscriptores de otros virreinatos como Río de la Plata, Nueva Granada, la

30 El Elogio circulaba en Lima mientras el gobierno luchaba contra La Gran Rebelión en los
Andes, que se había extendido desde el Cusco hasta la Paz. Baquíjano y Carrillo (III Conde
Vistaflorida), su autor, con 30 años de edad, había trazado una carrera de prestigio. Heredero de
una enorme fortuna, Baquíjano también era profesor de la Real Universidad de San Marcos y
había sido protector interino de indios. Sus condiciones socioeconómicas y su influencia le
permiten acceder al más alto poder, pero también a libros prohibidos. Autores como
Montesquieu, Marmontel, Linguet, Maquiavelo, Boyle y Raynal están citados en el Elogio.
Justamente, una cita de este último, que comparaba al pueblo con un resorte que al ser
aplastado sin límites llegaba al fin de su elasticidad, rompiéndose con violencia y lastimando la
mano del opresor (Baquíjano [1781] 1976: 88-89), caía como guante a la mano del visitador
Areche y de su protegido, el nuevo virrey Agustín de Jáuregui quien pidió la confiscación de
todos los ejemplares.

80
Capitanía general de Chile y en la Metrópoli. En total, el Mercurio llegó a tener
517 suscriptores diferentes en sus cuatro años de existencia.

El Mercurio recibirá una prometedora acogida en sus inicios. Alcanza 220


suscriptores en el primer mes (enero de 1791), para abril ya contaba con
399. Logra mantener 391 suscriptores durante los cuatro siguientes meses,
pero finaliza el tercer trimestre del año con una caída a 339; a inicios de 1792
tan solo contaba con 306, para luego disminuir y establecerse en 250
(Clément, 1997: 68-69). Esta volatilidad de las suscripciones hace que los
mercuristas se lamenten de la empresa periodística.

En la introducción al tomo VII, Rossi y Rubí refiere que, en sus inicios, la


balanza estaba equilibrada, y se sostenía con los ingresos de las
suscripciones; sin embargo, en menos de un año, la empresa cerraba con
cifras negativas. Varios factores habían confluido para ello. En primer lugar,
según sugiere Clément, el público, que con entusiasmo quiso inscribir su
nombre junto a las autoridades y más altas personalidades nobles del
virreinato, dejó de suscribirse tras lograr su cometido. Los suscriptores que
se mantenían en su mayoría pertenecían a la burocracia (estado llano: 46,
32%), a la nobleza (35, 08%) y en menor medida al clero (16, 28%). Solo un
2, 33% tenía origen desconocido (Clément, 1997: 74). En segundo lugar, el
reducido número de lectores en medio de una casi analfabeta sociedad
colonial, siempre representaba una amenaza para un periódico que buscaba
tratar sobre ciencia, filosofía, química, etc. Por ello, explica Rossi, trataron de
diversificar los temas y evitaron otros que no eran de gusto del gran público.

Por un resultado de estos presagios no ha publicado nada hasta ahora sobre


Arquitectura, Pintura, Escultura, Geometría, etc., y apenas ha podido asomar
unos ligeros, ensayos de Música, Botánica, Economía rural, Crítica y Astronomía
(MP., VII: 16).

En medio de un escenario complicado, la química trató de ingresar gracias a


los esfuerzos de Coquette, quien divulga una adaptación del texto de
Lavoisier sobre los gases, pero el proyecto rápidamente tuvo que ser

81
suspendido. El amplio público no consumía con avidez los sesudos tratados.
Los tecnicismos ahuyentan a los lectores. Ante la falta de un público
considerable que consuma este tipo de producción periodística, el destino del
periódico era la desaparición de la escena pública; además, el Mercurio nunca
tuvo éxito de ventas más allá de las suscripciones e incluso muchos
ejemplares no se vendían, diferencia notable con respecto a los periódicos
europeos que se vendían al menudeo muchísimo más que a sus suscriptores.

Transitando esta senda, cuatro meses después de iniciar sus publicaciones, el


Mercurio veía el anuncio de una muerte prematura; sin embargo, el gobierno
interviene ya no solo para protegerlo, sino para subvencionarlo. En la
introducción al tomo VII, Rossi comenta sobre el respaldo económico. Tras
ello, la primera medida es la revelación de los nombres verdaderos, a pesar
de todos los riesgos que ello traería consigo en una sociedad tan tradicional,
donde el mérito estaba ligado al linaje. Conocer a los redactores podía
conducir —según Rossi—al fracaso absoluto31.

Tal vez estas mismas piezas hubieran sufrido un recibimiento frío y


desdeñoso, si las hubiera acompañado el nombre de su autor. Pero gracias a la
adhesión de los literatos, y gracias al favor del Excmo. Señor Virrey, que
felizmente nos gobierna, ya hemos salido de ese estado feble y precario, en el

31 Rossi comenta que un lector elogioso del Mercurio se escandalizó cuando le evidenció que

era él quien escribía como principal redactor. El lector le tomó por un muchacho insolente.
Un hombre muy devoto, gran rezador, y Mayordomo de cierta Cofradía, a quien llamaremos
Apoteonio, hablando un día con nuestro Hesperióphylo, ensalzó hasta las nubes el Mercurio
núm. 2, que acababa de publicarse. Dijo que unos sentimientos de religión y humanidad tan
bien expuestos, no podrían recaer sino en Frognimo, Religioso de cierto Cuerpo ilustre de
una probidad y talento incomparables. Tiró contra los mozos, que solo saben escribir de
amor, o declamar contra el fanatismo. Por último aconsejó a Hesperióphylo: que leyera con
frecuencia el insinuado Mercurio para poder llegar algún día a pensar como Frognimo, y a
entender como él la filosofía del Evangelio. Hesperióphylo se creyó obligado a
desengañárselo: revelole que él mismo era el autor del pequeño rasgo encomiado y pidió le
guardase el secreto. Apateonio arqueo las cejas, se escandalizó, se indignó, viendo que un
Joven, que aun no contaba con 25 años, se atrevía a dar a conocer que le eran algo familiares
las obras de San Agustín y la Sagrada Escritura. Prodigó a Hesperiophylo los epítetos de
osado, ignorante, impío, etc. Se retiró de la subscripción del Mercurio, y procuró al mismo
tiempo que otros sujetos abandonasen su lectura diciendo: sé quien es el principal Autor de
esta obra,... es un muchacho desconocido ... Esta anécdota de Apateonio no es inventada, ni
tampoco ha sido la ’nica que hayamos experimentado […] Una serie de sucesos, análogos al
que experimentó el socio Hesperiophylo hicieron conocer a la Sociedad lo mucho que la
interesaba el velo que cubría los nombres de sus )ndividuos MP., VII: 3).

82
cual nos eran precisos el misterio, la contemplación y el sufrimiento (MP., VII:
4).

Después del primer año, el periódico deja de publicar temas de amplio


interés. El subsidio del gobierno permitió dar un giro a esta situación. Pero el
apoyo se diluyó hasta desaparecer tras la declaratoria de guerra a Francia. De
inmediato, el Mercurio, tal como sostiene Demetrio Guasque, se sumergió en
una vertiginosa mediocridad al punto que, en el último año, fray Diego
Cisneros reproduce muy extensos informes que inicialmente no se pensaban
publicar.

El escenario era peor al que había presentado Rossi en los meses que
antecedieron a la subvención del gobierno, donde evidenciaba que, en
tiempos de crisis, el Mercurio lanzaba a la imprenta escritos de poca
importancia y de autores ajenos a la Sociedad:

Todos los rasgos impresos en este postrer cuatrimestre, y aun muchos de los
del penúltimo son ajenos [a La Sociedad]. Entre ellos hay algunos interesantes,
apreciables por sus objetos, y escritos con mucha elegancia; pero a la verdad la
mayor parte es mediocre y aun malísima. La Sociedad se determinó a
imprimirlos todo, por unas razones las mas convincentes. La primera consiste
en la ausencia forzosa, en las ocupaciones y enfermedades de diversos Socios.
La segunda, y tal vez la más terminante, se reduce a que en el discurso de año y
medio se nos habían dirigido infinitas piezas, cuyos autores clamaban por su
impresión, y se quejaban amargamente de nuestro silencio. Como nos es tan
necesaria la complacencia del público, quisimos captarla aun por este
arriesgado camino. Destinamos estos últimos cuatro meses para satisfacer a
todos los escritores que quisieron auxiliarnos con sus producciones. Nuestros
nietos podrán suputar y confrontar por una parte el valor de las ideas y estilo
del Mercurio y por la otra el estilo y las ideas de los demás literatos, que en esta
misma era, escribían para las prensas y hermanaban sus escritos con los
nuestros (MP, 1793, VII: 17).

Mientras satisfacía a un grupo, alimentaba el desdén de otro relacionado con


una lectoría consciente y atenta de lo que el periódico podía proporcionarle
en temas útiles como la economía, la sociedad, la minería, la descripción
geográfica del país, la demografía, el derecho, las noticias importantes, las
opiniones sobre la historia, etc. La mediocridad del periódico llegó a su punto
más bajo con las extensas descripciones sobre la selva y otros escritos. Este

83
periodo coincide con el desencanto de los principales suscriptores. Es el
periodo de la ramplonería, como diría Demetrio Guasque, en su oración
fúnebre. La pérdida de este grupo hace tambalear financieramente el
proyecto y finalmente lo hizo fracasar cuando ya no había subsidio estatal.

En el tiempo que tuvo apoyo estatal, la empresa trató de retomar la


creatividad del primer año; sin embargo, Baquíjano viajó a España y Rossi
abandonó el Perú para nunca regresar. Esto será un duro golpe para la
Sociedad. Rossi, su principal impulsor, era también el que le proporcionaba la
mayor cantidad de artículos de calidad al Mercurio. Baste decir que —según
ha demostrado María del Rosario Solís— Rossi escribió prácticamente las
tres cuartas partes del primer tomo y la mitad del segundo. Por su parte
Baquíjano, catedrático de San Marcos, no sólo había proporcionado su
prestigio, sino amplios tratados sobre minería, comercio, educación y
derecho. La Sociedad queda casi desmembrada y todo el peso recae sobre los
hombros de Unanue.

El gobierno, al financiar al periódico, pone en la presidencia a un


representante directo, el oidor Ambrosio Cerdán de Landa y Simón Pontero.
Bajo su dirección se da un giro más conservador al periódico y coincide tanto
con la debacle económica de la empresa como con la declaratoria de guerra
contra Francia. Ante la crisis y la necesidad del fisco, el virrey decide quitar el
apoyo económico al Mercurio. La muerte es inevitable. Paralelamente, ese
mismo año (1793) el gobierno pone en marcha la publicación de la Gaceta de
Lima, para luchar contra las ideas ilustradas y revolucionarias que vienen
desde Francia. Nada menos que bajo la dirección de Hipólito Unanue y José
de Egaña, dos connotados mercuristas.

Así llegaba a su fin más temprano que tarde el ambicioso proyecto de la


Sociedad Amantes del País; sin embargo, no por ello el Mercurio pierde
trascendencia. Al contrario, había ganado un reconocimiento muy amplio en
toda Hispanoamérica y en muchos países de Europa (en especial, en España,

84
Alemania, Italia y Francia). No era para menos, los temas que desarrolla son
de vital importancia para comprender diversos campos del conocimiento y la
sociedad. Según el tópico trazado por Unanue, el Mercurio se ocupa de la
historia antigua, historia civil moderna, geografía, historia eclesiástica,
literatura peruana, política, educación moral, economía pública, agricultura,
comercio, física, química, mineralogía, botánica, anatomía, medicina práctica,
historia natural, bellas artes, poesía y noticias públicas.

La amplitud temática que desarrolla el Mercurio Peruano refleja las


intenciones de sus redactores de cubrir el amplio espectro del saber,
indispensable para conocer el país (su patria), aprovechar sus recursos y
darlo a conocer al mundo a fin de contrarrestar la publicidad tendenciosa y
maliciosa de algunos intelectuales europeos de entonces.

Los redactores son principalmente funcionarios activos en diferentes


instituciones coloniales (desde la audiencia hasta la intendencia de policía,
desde la universidad hasta el palacio virreinal), religiosos regulares y
seculares que actúan en un país que no sale de su perplejidad tras la gran
rebelión que sacudió Sudamérica entre 1780 y 1783 y que comprometió la
continuidad del dominio español. La monarquía borbónica estaba empeñada
en remplazar a los criollos de la conducción administrativa de las colonias.
Iniciativas privadas como la de la Sociedad Académica de Amantes del País
tiene como finalidad promocionar a sus redactores como verdaderos
conocedores de la realidad local y, así, ser considerados candidatos de peso
para cargos administrativos coloniales.

Según el propio Rossi, los mercuristas se habían propuesto conseguir el


triunfo inaudito de ser profetas en nuestra Patria y, como conocedores de la
realidad de la patria, se ocuparan de temas diversos que iban desde la
educación y las costumbres hasta la cortina que cubría el tocador y las
recámaras de sus paisanas. Es decir, hicieron una demostración anatómica de

85
los vicios endémicos del Perú, y publicaron sus indagaciones (MP, 1973, VII:
4).

En este camino, la Sociedad elabora y desarrolla un proyecto editorial inédito


en Hispanoamérica. Presenta noticias, informes y comentarios útiles basados
en indagaciones serias y sistemáticas. En los siguientes capítulos,
precisamente, busco establecer la medida en que estos conocimientos sobre
la sociedad y la naturaleza peruana se basan en los principios ilustrados del
siglo XVIII.

86
CAPÍTULO II

DOMINANTES Y DOMINADOS: El MERCURIO Y LA


SOCIEDAD PERUANA
No hay tiranía más cruel que la que se perpetra bajo el
escudo de la ley y en nombre de la justicia
Montesquieu

La estructura de la sociedad colonial es esencialmente jerárquica. Una


pirámide con amplia base de sectores dominados, un vértice superior muy
pequeño y una casi inexistente clase intermedia. Esta división, típica del
Antiguo Régimen, se sostiene sobre los siervos y esclavos tanto del espacio
rural como del urbano. Campesinos, en diferentes grados de dependencia de
los señores, y esclavos, soportan un sistema clasista, corrupto y violento. La
violencia se vuelve consustancial a un sistema de clases que se manifiesta
tanto en aspectos estructurales como en el lenguaje cotidiano, alimentado
por un marcado racismo, no solo contra el indio serrano, sino contra el nativo
de la selva y los negros esclavos y libres.

Este capítulo analiza la posición de los mercuristas sobre la sociedad, frente al


sistema de gobierno (la defensa del antiguo régimen), la división social (las

87
clases dominadas y dominantes), y su visión de la Ilustración en contraste
con las ideas ilustradas diseminadas en el orbe europeo.

Colonialismo y premodernidad

Una sociedad premoderna o preburguesa, como la peruana colonial, tiene


una estructuración compleja que parte de una composición tripartita. De un
lado, una diferenciación social de acuerdo al patrimonio de sus individuos
(propietarios y trabajadores dependientes), va de la mano con una
diferenciación estamental (privilegiada y no privilegiada) en una situación
colonial que diferencia a los componentes sociales por sus características
étnico-culturales.

La sociedad peruana colonial no se puede calificar haciendo uso solo de uno


de estos tres criterios. No es una sociedad solo clasista, ni estamental, ni
racial. Todos los factores actúan de manera simultánea al momento de
establecer las identidades. Esto es muy importante para los fines de esta
investigación en tanto que, quienes —desde perspectivas ilustradas—,
buscaron evaluar la sociedad colonial, se vieron en la disyuntiva de aplicar
estos criterios a fin de entenderla mejor.

La sociedad colonial peruana nunca fue simple en su composición, pero hacia


fines del siglo XVIII sufre cambios que deben ser tomados en consideración al
momento de evaluarla. Esta es una tarea muy particular de los ilustrados. Un
primer aspecto es el demográfico. Los cambios demográficos experimentados
desde aproximadamente 1720, en que la población se estabiliza e inicia su
ascenso lento pero consistente, hacen que el país adquiera características
propias de una sociedad en crecimiento, en correspondencia con el
crecimiento económico que en líneas generales significa el repunte de la
actividad minera y las actividades productivas que le sirven de apoyo
(agricultura de pan llevar e industria textil).

88
De otro lado, la actividad rural ligada al mercado local y externo alcanza un
desarrollo sostenido con el abastecimiento de esclavos y peones y la
concentración de la propiedad gracias a la actividad de propietarios privados
(tabaco, algodón, azúcar, lanas, etc.) e institucionales (en particular, las
haciendas azucareras de la orden de los jesuitas). Todo esto está reflejado en
las descripciones geográficas que aparecen en las páginas del Mercuio
Peruano, en especial las que fueron escritas por Lequanda.

En la década de 1760 ocurren varios hechos que han de afectar esta


estructura productiva. Como parte de las reformas de los borbones, es
expulsada la orden de los jesuitas. Esto incide negativamente en el
desenvolvimiento de la producción rural. Las haciendas jesuitas cayeron en
manos de especuladores (comerciantes, burócratas), generando una
discontinuidad en los niveles y ritmos productivos al punto que, luego de dos
décadas, las propiedades de Temporalidades estarán en problemas
productivos y financieros, sin mano de obra y con dificultades para articular
la economía de la costa (Aljovín, 1988).

La iniciativa borbónica de crear un estanco y luego monopolizar la


producción y comercialización del tabaco, también es parte de estos cambios.
Desde 1750 el Estado colonial se hace comprador exclusivo (monopsonio)
del tabaco en rama y crea las fábricas de Trujillo y Lima para procesar el
tabaco de Jaén y otras partes de la sierra y selva norteñas. Tres décadas más
tarde, el Estado concentra en esas fábricas las labores de fabricación de
cigarros y limpiones. Este monopolio elimina parte importante del comercio
de grandes mercaderes de las principales ciudades de la costa (Lima, Trujillo,
Guayaquil), pero también afecta a los sectores pudientes y medios de las
ciudades que antes se dedicaban a torcer el tabaco en rama (Escobar, 1973).

De otro lado, la industria textil sufre alteraciones significativas hacia las


últimas décadas del siglo. Los grandes obrajes se ven imposibilitados de
seguir funcionando en un nuevo esquema mercantil que privilegia las

89
importaciones en gran escala, procedentes de Europa por la vía de España. En
su lugar, surgen los talleres menores llamados chorrillos u obrajillos que se
dedican a partes del proceso productivo usando menos telares y otros
implementos técnicos para el procesamiento de las lanas. Las ciudades que
nunca tuvieron posibilidades de desarrollar una industria textil a gran escala,
tras las reformas, tendrán menos proyección en su actividad textil,
limitándose a actividades complementarias en el ramo de la sombrerería,
sedería, sastrería, zapatería, etc. (Quiroz, 2009; Salas, 1998).

Todos estos factores son parte del cambio significativo que ocurre hacia las
postrimerías del siglo XVIII. Tomando en cuenta estos factores, los
mercuristas hacen un balance del país en su conjunto; sin embargo, es la
ciudad de Lima la que atrae más su atención. Esto se debe a varios motivos,
pero resalta el hecho de ser la capital del virreinato.

Lima en tiempos del Mercurio

Lima se transforma en el centro del análisis que realizan varios estudios


firmados por los mercuristas. Hacia fines del siglo XVIII, Lima era ya una
ciudad de dimensiones significativas. Lejos aún de los parámetros de las
principales ciudades europeas, y muy pequeña en comparación con México y
Brasil, Lima era sin embargo una ciudad que albergaba 52 000 habitantes;
además, con proyecciones demográficas crecientes y censos lejanos de la
realidad. Este crecimiento demográfico ya es materia de preocupación de los
mercuristas, sobre todo el incremento de la gente pobre y vagabunda.

Lima había dejado de ser una pequeña concentración urbana, sobrepasa


todas las expectativas de una ciudad. Sede de las instituciones más
importantes: civiles, militares y eclesiásticas. La ciudad y su puerto habían
crecido tanto que sus dimensiones ya eran preocupantes para quienes veían
la concentración de la plebe como un peligro para la seguridad. Si el intento
de levantamiento indígena urbano de 1750 había hecho que las autoridades

90
entren en pánico, el bandolerismo que campea en los alrededores de la
ciudad y entre esta y el puerto del Callao hace que la zona se considere un
lugar altamente inseguro. A la inseguridad de la campiña y los caminos, se
suma la inseguridad interna en la ciudad. Los registros judiciales dan cuenta
de un incremento muy significativo de la actividad delictiva.

Cambia también la estructura de la ciudad misma. A partir del terremoto de


1687 pero sobre todo con el de 1746, la ciudad se transforma. Un aspecto
bastante conocido es el embellecimiento de la ciudad con espacios públicos
de esparcimiento —lo que muy correctamente se ha atribuido a un espíritu
novedoso y hasta ilustrado— para darle belleza y salud al lugar de residencia.
Espacios de los alrededores se convierten en sitios de paseo. La polvorienta
zona de Amancaes, testigo de los tradicionales paseos a las lomas temporales,
da paso a una alameda de niveles similares a las modernas ciudades
europeas. Además, se renueva sus edificios privados e institucionales con
nuevas casas y palacetes (Pérez, 2001; Walker, 2012).

La posterior reconstrucción de la ciudad, después del terremoto de 1746, no


viene acompañada de un cambio en la propiedad. Los antiguos propietarios
laicos y religiosos (manos muertas), continúan usufructuando los espacios
urbanos sin dar cabida a una renovación de la propiedad a través de la venta.
Más aún, como medio de sobrevivencia en un esquema rentístico, los
propietarios ven la posibilidad de dar en alquiler espacios internos de sus
propiedades que dan paso a los llamados corralones y callejones.

Los interiores de las propiedades se convierten en espacios (corralones) que


pronto se subdividen en cuartos ordenados seg’n una o más callejas
interiores dando lugar a los callejones de decenas de cuartos de alquiler.
Estos callejones albergaban a la mayor parte de la población limeña, la
población desposeída, pobre, trabajadora. Es decir, surge una Lima casi
desconocida, una ciudad subterránea (el término es de Alberto Flores

91
Galindo y hace referencia a la población indígena). Una ciudad interior,
literalmente interior.

Todo esto ha de influir en los mercuristas y los conducirá a la búsqueda de


explicaciones. El resultado de estas búsquedas interesa a este trabajo pues se
trata de establecer las bases racionales de las observaciones realizadas. Es
pertinente recordar que José María de Egaña es muy sensible a estos temas
desde su cargo de intendente (jefe) de policía de la ciudad.

Por otro lado, la población limeña tiene características distintas a las de


décadas anteriores. El crecimiento de la ciudad no va en concordancia con
una mayor actividad económica. Si bien Lima es un mercado muy atractivo
para la venta de productos de abasto, desde unidades agrícolas y ganaderas,
la producción interna en la ciudad sufre un retroceso de consideración con
las reformas mercantiles de los Borbones. No es posible cuantificar los
niveles de empleo, pero es significativo el hecho que la gran mayoría de los
procesados por delitos en contra del patrimonio hayan sido personas con
oficios artesanales que no ejercían. Además, la información sobre las
limosnas, que daba la Iglesia a las personas pobres de solemnidad, muestra
que las otrora poderosas familias estaban en la ruina en una proporción
cercana a la mitad. Los mercuristas analizarán esta situación de precariedad
en el empleo y la subsistencia al abordar el tema de la vagancia y sus salidas.
Lequanda tiene incisivas investigaciones al respecto.

También es parte de este cuadro la propagación de las costumbres de la


plebe. Una ciudad de mayores dimensiones hace más visible a los sectores
populares en fiestas privadas (saraos) y públicas (procesiones y regocijos en
efemérides), en instituciones civiles y religiosas (cofradías y hermandades),
además de costumbres y comportamientos cotidianos.

92
El Antiguo Régimen y los ilustrados peruanos

Todos estos factores y actores conviven en una sociedad cuya estructura


política y jurídica era muy jerarquizada (desigual), con instituciones que
vulneran la libertad e igualdad de derechos en tanto favorecen las diferencias
de sangre32. El Antiguo Régimen33, tiene además su identidad directa con la
Monarquía católica y la supremacía de la Iglesia aunque sometida al Estado.
Su identidad también es con la servidumbre, la justicia señorial, la ausencia
de una constitución única y privilegios de todo tipo (Goubert, 1971). Es decir,
una cultura política claramente premoderna o preburguesa, basada en los
privilegios de unos cuantos y no en los derechos de las mayorías o, incluso, de
la totalidad, como ha de ser bajo un régimen republicano burgués y moderno.

En el plano de la cultura política, es necesario aclarar que el absolutismo


propio del Antiguo Régimen, no significaba un control total ejercido por una
persona. La teoría absoluta del Estado, con el Rey en el vértice superior del
triángulo, no significa un poder cuasi mesiánico del rey absoluto ungido por
Dios. Aunque en teoría la soberanía del gobernante venía de Dios, el rey
nunca fue tan absoluto. Detrás del poder, como demuestra Norbert Elías, hay
todo un grupo social ligado a la corte, por lo que la imagen tiránica de un solo
hombre no fue característica ni siquiera del régimen de Luis XIV, el llamado
Rey Sol que personificaba, en Europa occidental, al absolutismo como
régimen político (Elías, 1982: 12). Los reyes estaban rodeados no solo de una
extendida servidumbre, sino de funcionarios especializados en el control y el
dominio. Por ejemplo, el rey español Carlos III tuvo célebres asesores que
actuaban como ministros, como el ministro de Indias José Gálvez, de quien se
dice que era más déspota que el propio rey.

32En pleno siglo XVIII aún se busca demostrar la limpieza de sangre para que se conceda

diversos cargos o la membresía a las órdenes militares.


33
El término Antiguo Régimen, como menciona Pierre Goubert, nació mientras moría.
Mirabeau hacía referencia a él como una etapa anterior a la Revolución francesa, dominada
por las diferencias sociales y el privilegio.

93
A fines de la colonia, Lima es una ciudad cortesana, dominada por el consumo
y el despotismo34. Toda una serie de funcionarios contribuyen a mantener el
viejo sistema de gobierno. Los defensores del despotismo no solo están en la
corte del virrey, se extienden por la Real Audiencia, la Real Universidad de
San Marcos, la Iglesia, o están dispersos en diversos tribunales e instituciones
civiles, militares y religiosas.

Como menciona Torres Arancivia, los funcionarios y pensadores cercanos a la


corte son hábiles y diestros trajinantes que se mueven en esa telaraña
funcional que buscan ganar la gracia del soberano, formando una compleja
red de clientelaje (2007: 78). Esta esfera cortesana, era amplia y
heterogénea; contaba con secretarios, letrados, administradores, juristas,
clérigos y otros asesores. En el Perú, los criollos forman parte de ese
complejo entramado del poder. Ellos buscan ser corregidores, catedráticos,
secretarios, asesores, oidores, visitadores, etc. (Torres, 2007: 85).

Los mercuristas forman parte de esa clase dominante y, como tales, se


mueven en el más alto poder. Pero, no por ello podemos sostener, —como
hace el historiador francés Clément— que se trata de una élite burguesa al
servicio de una clase burguesa, aunque es obvio que la élite limeña de fines
del siglo XVIII es, en su mayoría, comercial (mixta), de criollos y peninsulares
(buena parte de los cuales son al mismo tiempo terratenientes). Sin embargo,
los mercuristas no están ligados directamente al comercio. Salvo Baquíjano
que es un noble terrateniente, los demás son funcionarios, religiosos e
intelectuales. Entre los altos funcionarios sobresalen los nombres de Calero y
Moreira, Egaña, Cisneros, Cerdán de Landa y Simón Pontero, etc. Además,
gran parte de ellos son españoles: Joseph Ignacio de Lequanda
(administrador interino de la Real aduana de Lima), Cerdán (oidor de la
audiencia de Lima y miembro de la Academia de Historia de Madrid), fray
Diego Cisneros (representante del Escorial en Lima, encargado de controlar

34El consumismo y la etiqueta, que identifican la vida cortesana, fue una práctica común incluso
en la Francia prerrevolucionaria. En términos generales, todavía se vivía bajo la misma etiqueta
de tiempos de Luis XIV (Elías, 1982: 117).

94
el ingreso de libros por el puerto del Callao y luego bibliotecario principal de
la Universidad de San Marcos). Mientras tanto, el lado criollo está
representado por Baquíjano y Unanue. Rossi y Rubí, funcionario en el
Tribunal de Minería, es de origen italiano.

El alcance de la ilustración que difunden los mercuristas hubiese sido mayor


si ellos mismos no hubiesen formado parte del privilegio y de la sociedad
cortesana. Ellos se veían así mismos —según la descripción del propio Rossi
y Rubí— como:

Jóvenes todos, empleados algunos, en el servicio del Rey, otros graduados en los
diversos ejercicios de la Universidad, otros ministros del altar, hemos abrazado
unánimes y gustosamente la difícil empresa de abrirnos una nueva senda, que
nos conduzca al término feliz de ser útiles a la Patria (MP, 1793, VII: 6).

En estas condiciones, es decir, en tanto partícipes del poder, los mercuristas,


no solo defenderán el reformismo Borbón, sino que modularán sus ideales en
la línea de los intereses de la corona. Por ello, podemos concluir que el
desarrollo cultural peruano está marcado por el contexto histórico que, si
bien no anula por completo la libertad de pensamiento, determina los
alcances y límites de las ideas. Las luces y sombras en las que transitan las
colonias americanas en el siglo XVIII tienen una fuerte ligazón con el proceso
histórico.

El absolutismo bastante fortalecido en tiempos de Carlos III, no acabó al


morir éste, continuó hasta las guerras por la independencia. La muerte de
Carlos III y la subida al trono de Carlos IV, son hitos no solo del despilfarro,
propio del régimen, sino un momento donde se reafirman las ideas
absolutistas de diversos pensadores. Desde Madrid hasta Lima e incluso en
diversos rincones del Perú, se hacen públicos los lamentos y elogios.

En uno de estos discursos fúnebre, el asesor de la renta de tabacos y


catedrático de artes en la Universidad de San Marcos, Francisco de Arreste y
Layesca, presenta al periodo Borbón como el momento más feliz de la

95
historia del virreinato donde floreció la agricultura, el comercio, las artes y
las ciencias, y España dejó de ser tributaria de la industria de las otras
naciones Arreste, : folio . Entre tanto, Carlos III, es presentado
como un verdadero católico, celoso de la pureza de la religión folio .
Por su parte, el poeta Bernardino Ruiz, cuyo Elogio póstumo… ve la luz en el
Mercurio Peruano, decía: Un rey en quien lograba / la fe su noble asilo, / y en
cuyo amable pecho / fijó la religión su dulce nido MP, , )X: , por ello
América le amaba, porque sirviendo al rey, honra a Dios en la más viva
imagen de su grandeza, y soberanía Arreste, : folio .

Un minero internado en las profundidades de Cajamarca y Huamachuco,


Estevan de Terralla y Landa, también sentía la muerte de Carlos III y lo
elogiaba con sus cantos. En cambio, Bernardo Rueda (encargado de la cátedra
de teología en San Marcos), no tenía reparos en presentar a Carlos III como
un religioso ilustrado : , cuya ilustración es capaz de dar el
magnífico espectáculo que la Iglesia puede dar a sus hijos, el poder soberano
sirviendo a la religión , porque la religión le propone los remedios: la sangre
de un Hombre-Dios (1790: 52). Este hombre Dios es un Hombre-Estado,
semejante al que describe Hobbes en el Leviatán. Un hombre cuyo poder se
sustenta en las facultades que le dan sus súbditos, por lo que no es un
hombre de sí mismo, como cualquier mortal, sino un verdadero elegido, que
sabe que si es una imagen de Dios, para ser apreciable debe ser conforme al
original: que si es un rayo de su justicia debe seguir una línea recta, sin
declinar a la diestra, ni a la siniestra : .

Estas ideas hobbesianas se venían difundiendo sin oposición después de la


expulsión de la compañía de Jesús. Incluso funcionarios como Benito Mata
Linares, en el contexto de la rebelión de Túpac Amaru, lo había elevado a
palabras dignas de Bossuet, cuando resumía en una carta al ministro José
Galvez alredor de 1781:

96
Los fieles vasallos confesamos clara y eternamente que la soberanía de nuestro
Augusto Monarca viene de Dios, de él recibe inmediatamente su potestad que es
el ungido suyo y un Dios en la tierra. Que la suprema Autoridad reside sólo en el
soberano viva imagen de Dios, a quien la veneración, respeto y sumisión debida
es una obligación (cit. en Lorandi, 2012: 82)

Los mercuristas, siendo pensadores ilustrados , están llamados a nadar en


una corriente opuesta, es decir, contraria al absolutismo defendido por estos
pensadores y funcionarios coloniales; sin embargo, nunca hacen explícita su
crítica contra el despotismo de los reyes, o la teoría absolutista del Estado.
Como buenos conservadores y defensores del régimen y status quo, se
mostrarán como dignos representantes de la voz oficial y partícipes de la
teoría absoluta del Estado. El bien p’blico y bien del Estado, son los
principales númenes a que ha consagrado la Sociedad sus afanes laboriosos
(MP, 1794, X: 256), dice Cerdán. Por ello la celosa protección del Gobierno
Superior, y recomendado por la dignación Augusta de nuestro Monarca
(MP, 1794, X: 257).

La Ilustración y nuestra Ilustración

Según Eva Rodríguez (2006), la ilustración virreinal —que, según ella, va


desde Peralta Barnuevo hasta el Mercurio— no es una implantación que
viene desde la corona vía el proyecto reformista, sino producto de la
adhesión de los intelectuales al movimiento que se desarrollaba al otro lado
del océano Atlántico (2006: 319-324). Esto significa apostar por una vieja
veta reivindicativa que muestra como ilustrados a los más representativos
intelectuales del siglo XVIII, sin poner énfasis ni en la cultura política, ni en la
fuerza del tomismo que sobrevive en las ideas de pensadores como Peralta
Barnuevo, Llano Zapata, Cosme Bueno y la mayoría de los mercuristas.

La crisis generalizada que sacudió la conciencia europea a fines del siglo


XVII, estudiada por Paul Hazard, es casi invisible en el virreinato peruano.
Fue moldeada, casi opacada, por el absolutismo que se fortalece a mediados
del siglo XVIII. Contrario a lo que sucede en Francia, donde el absolutismo

97
condiciona el radicalismo de la Ilustración, en Hispanoamérica y, en especial,
en el Virreinato peruano, el absolutismo condiciona la debilidad de las ideas
ilustradas y de la Ilustración como ideología revolucionaria, que tiene que
esperar el siglo siguiente para germinar sus propuestas más radicales. Esta
debilidad además expresa la quimera de una clase burguesa, que no solo era
embrionaria, sino que estaba huérfana de paladines.

El control sistemático de los medios, los espacios públicos y todo lo que se


publica, hace que el movimiento ilustrado peruano no solo sea vigilado y
limitado por su condición colonial, sino débil a diferencia de Europa (en
especial Francia), donde, los ilustrados, en urbes cada vez más complejas y
grandes, pueden sortear los cinturones de seguridad con mayor facilidad.
Además, en su condición de hombres libres (no colonizados), los burgueses
europeos, apuestan y defienden la libertad de pensamiento. En consecuencia,
la respuesta de los ilustrados europeos frente al régimen absolutista que
busca el control de todos los aspectos, incluido las ideas, será arreciar el
sentido crítico y contestatario.

En cambio en el Perú, dadas las condiciones coloniales, el siglo de las luces


hay que entenderlo, parafraseando a Hugo Neira, como una ilustración por
decreto (Neira, 2005: 248). Una Ilustración conservadora que, además, tenía
como aliada a la Iglesia,

Bajo esta mirada, la línea de pensamiento que presentó Pablo Macera en Tres
etapas del desarrollo de la conciencia nacional (1955) que, si bien fue un hito
central en la discusión acerca del papel de la Ilustración en el Perú del siglo
XVIII, se enmarcaba en los lineamientos de la historiografía tradicional. El
ensayo de Macera ha tenido adláteres; sin embargo, se puede afirmar que hoy
está superado. Macera presentaba a los mercuristas como forjadores del
amor nacional en tanto difusores del conocimiento de la patria. Hoy es
evidente que ello respondía a los intereses de la corona, como política que
deviene desde los tiempos de la misión geodésica, donde el gobierno español

98
aprovechó para mandar informantes. Luego de ello vinieron las visitas de
Areche y Escobedo y la intensificación de las reformas bajo el gobierno del
Virrey Amat.

Desde el inicio de la empresa reformista, los pensadores criollos contribuyen


a ella, buscando reconocimiento y beneficios personales, de manera que
existe una relación íntima entre las ideas de Peralta Barnuevo, Bravo de
Lagunas, Montero del Águila, Llano Zapata y Cosme Bueno. Todos son
defensores del centralismo real y buscan contribuir al conocimiento de los
espacios que domina la corona. Al mismo tiempo, se presentan como
hombres capaces de formar parte de la burocracia y sacar adelante este
sistema corrupto.

Promocionarse como hombres preparados para aportar a la nación (léase a la


corona), es fundamental dado que el gobierno español, como parte de sus
reformas, viene renovando la burocracia colonial con jóvenes; en su mayoría
militares formados tanto en las ciencias como en la técnica. Los mercuristas,
como menciona Meléndez (2006), se imaginan así mismos como un sector
privilegiado de la población, cuyo aporte a la nación es indiscutible. Sin ellos,
la patria no podría lograr el progreso y la prominencia intelectual (2006:
210). Mientras tanto, Lima es presentada como un lugar prominente no solo
por su arquitectura, sino por ser el centro de la sabiduría virreinal. En este
aspecto, la descripción de los mercuristas es cercana a la que hiciera Peralta
Barnuevo en su Lima fundada (1732).

De todos los intelectuales antes mencionados, solo Peralta Barnuevo y


Montero del Águila hacen una defensa explícita de los criollos. Peralta se
refiere a los criollos de Lima. En el caso de Montero, el objetivo es poner en
marcha una compañía reguladora. Es decir, que el gobierno de las colonias lo
dirijan quienes nacieron en América, pero supeditados por una organización
superior, que responda solo y exclusivamente al Rey. Sin embargo, Montero
ponía una consideración final: en este nuevo gobierno solo deberían

99
participar los nobles de sangre y no quienes hayan comprado cargos
(Montero, 1747: folio 30v.). La propuesta de Montero se diluye como una
ilusión dado que tanto el ministro Gálvez como los visitadores Areche y
Escobedo son fervientementes anticriollos y decididos defensores del
centralismo peninsular.

La intelectualidad gustosa del centralismo se alineó en esta perspectiva, que


se mantuvo hasta fines del siglo XVIII. Esto demostraba que los pensadores
virreinales no estaban unidos a una clase burguesa o criolla, como
quisiéramos pensar, y más bien representan individuos cuyos intereses
siguen siendo personales. Esto es más notorio en el caso de Llano Zapata, que
por su condición de hijo natural de un sacerdote no había podido gozar de
los privilegios en una sociedad dominada por el moralismo. Viajó a España
buscando reconocimiento, pero no tuvo éxito. Ni siquiera consiguió
financiamiento de la corona para publicar su Memorias.

Es cierto que los criollos desatan una feroz batalla, desde Peralta Barnuevo
hasta los mercuristas, contra la Leyenda Negra y algunos ilustrados europeos,
como De Paw y Buffon, defensores del determinismo climático y acusadores
del atraso intelectual español, que, según comprendían, no había hecho otra
cosa que regar oscuridad y barbarie en sus colonias, teniendo como cómplice
a la Inquisición. Estas acusaciones la extendían los mismos chapetones contra
los criollos a quienes buscaban desplazarlos del manejo de las instituciones
americanas, en cuyos cargos se desempeñaban tras haber comprado el
puesto. Por ello, la defensa de los criollos es tan personalizada como
excluyente de los demás grupos sociales nacidos en suelos americanos

La visión del otro: indios serranos, negros e indios selváticos

La lucha que desataron los criollos contra la Leyenda Negra, en especial los
mercuristas, ha servido como caldo de cultivo para pensar a los intelectuales
virreinales como forjadores de una conciencia nacional independiente de la

100
corona e incluso como proindigenistas. Sin embargo, los mercuristas insisten
en distanciarse no solo del esclavo negro, sino de los naturales ya sean
serranos o selváticos. Combinando calificativos racistas (propios de una
sociedad premoderna que privilegia el linaje más que cualquier otra
característica) y un lenguaje preilustrado, los mercuristas defienden el orden
tomista y estamental de la sociedad colonial.

Llama poderosamente la atención que los mercuristas, que rompen en gran


medida con la tradición bíblica y el tomismo en sus tratados sobre la
naturaleza e historia, mantengan un marcado tradicionalismo en sus
explicaciones sociales. Uno de los porqués de esta posición, necesariamente
obedece al contexto social, al miedo al indio 35 y a los negros. Tienen en
mente, como recuerdo inmediato, la rebelión de Túpac Amaru II. Además,
viven con estremecimiento las noticias de un hecho que trascendía las
fronteras de lo conocido: La Revolución francesa. Pero antes que Francia se
sacuda, se independizaron las colonias inglesas de Norteamérica. Y,
coincidiendo con la Revolución francesa, se produjo la Revolución haitiana de
1791, en donde los negros, por primera vez en América Latina, rompen las
cadenas de la esclavitud. De todo ello eran conscientes los mercuristas.

El reto de Mata Linares a la Sociedad Amantes del País


Junto a los hechos violentos, recorre el mundo occidental una ideología
revolucionaria, crítica del absolutismo, de la institucionalidad del clero
católico, del orden tomista de la sociedad estamental y apuesta por una
sociedad laica. En medio de esta disyuntiva, el gobierno de Carlos IV venía
evaluando la posibilidad de reorganizar la sociedad colonial y el nuevo
cuerpo de nación, de tal forma que los súbditos sean todos vasallos del rey y
no prime el estamento ni la casta.

35 El término indio, introducido por los europeos, tuvo una connotación racista en toda la época

colonial. Sin embargo, la documentación colonial también se refiere a los naturales peruanos
como indios, pues, la división política está clasificada por castas, donde los antiguos peruanos
formaban una rep’blica la república de indios).

101
Consciente del conservadurismo de los mercuristas (defensores del viejo
cuerpo de nación), el militar Francisco de Paula de la Mata Linares, uno de los
defensores del racionalismo despótico y del poder real, plantea un reto a la
Sociedad Amantes del País en una carta que ve la luz en el Mercurio número
34436.

La propuesta de Mata Linares es unir y formar un solo e indistinto cuerpo de


nación MP, X, 1994: 258) y que las leyes que obligaban su separación sean
modificadas. De esta manera, el indio dejaría de ser un mueble de servicio,
para pasar a ser un vasallo. Las dos repúblicas significan para Mata Linares
un desorden en política que generaba muchos inconvenientes sociales. A su
entender, mientras subsista la desunión:

no puede ser feliz el país que mantiene en su seno tres partidos tan
contrarios, que mutuamente se desprecian y se aborrecen. Por consiguiente el
gobierno a quien este país pertenece, parece que por intereses propios debe
en cuanto pueda tirar a refundir su constitución de un modo que le sea más
ventajoso MP, X, 1794: 261).

Carlos IV pretende la centralización del poder y se distancia de la nobleza


terrateniente que hasta fines del mandato de Carlos III era una aliada en el
poder. Este objetivo era parte de la política de Estado. La monarquía ya no
podía mantener el poder bajo el amparo teológico y necesitaba disminuir los
privilegios de la nobleza, no sólo para controlar el descontento popular y el
brote de movimientos subversivos, sino para salvar a la monarquía como
forma de gobierno.

Tras subir al trono, el nuevo monarca se aleja del inflexible Floridablanca y


del aristócrata Aranda y opta por Manuel Godoy. Desde entonces el joven
militar forma toda una escuela del despotismo borbónico. Tiene como
objetivo, por mandato del Rey, la centralización del ejecutivo en manos del

36Alentender de Clément, la carta de Mata Linares es publicada porque los mercuristas no


pueden rechazarla, dado que su autor es un funcionario peninsular, general e intendente de
Concepción (Chile) y, además, hermano de Benito de la Mata Linares, poderoso regente de la
Audiencia de Buenos Aires, que fue la mano dura de Areche en su lucha contra Túpac Amaru II.

102
monarca y acabar con el gobierno de la nobleza antigua (Sánchez-Blanco,
2007:36-37). La propuesta de Mata Linares debe entenderse dentro de esta
línea política, que ora busca evitar rebrotes de una nueva Gran Rebelión en
los Andes ora pretende acabar con los privilegios de la vieja nobleza
terrateniente. El propio Mata Linares aclara este punto: esta política no es
mía: el mismo gobierno me lo ha suministrado MP, X, 1794: 262).

Gentes de calidad inferior


La carta de Mata Linares resulta una afrenta para los mercuristas, en especial
para el oidor de la Audiencia de Lima (en ese entonces, presidente de la
Sociedad), Cerdán Pontero. En sus comentarios, que sigue a la publicación de
la carta de Mata Linares, Pontero apuesta por mantener el viejo cuerpo de
nación. Considera que la unión de las razas es imposible porque los indios
han demostrado ser de un genio imbécil y que la naturaleza y Dios se han
encargado de su división. Los indios son para Cerdán Pontero poco menos
que animales, solo aptos para el trabajo y el servicio , dado que, el español,
no se ocupa de trabajos mecánicos, que es propio de gentes de calidad
inferior MP, X, 1794: 264).

La cultura política utilitaria de la ilustración venía advirtiendo que las


monarquías solo podía sobrevivir si cambiaban las condiciones de
dominación; sin embargo, alejados de la metrópoli y de la ilustración, los
mercuristas, cierran el camino a cualquier cambio social en medio de un
contexto en el que el orden tomista se descomponía.

Para los mercuristas, tiene plena vigencia el cuerpo de nación. Mata Linares,
por su parte, sí busca ese cambio. Afirma que de treinta años a esta parte
(aproximadamente desde 1760), con las reformas borbónicas, los indígenas
del Perú están cambiando y ya no se les debe tratar de manera diferenciada
como menores de edad. Si bien esto es el interregno en que Mata Linares está
en América observando y viviendo la situación, lo cierto es que llega a la
conclusión de que es el momento y es conveniente abandonar el anterior

103
criterio de ordenamiento y control social por otro que privilegie la igualdad
de estatuto, pero que, a la vez, sea más eficaz en el control, como lo es en la
sociedad burguesa.

La Sociedad de Amantes se niega a la posibilidad de ese cambio. Considera


que no hay forma de controlar a la sociedad si se deja de lado la división
estamental y de castas. Es decir, los ilustrados mercuristas (representados
por Cerdán), piensan que el indígena es controlable solo si persiste la
diferencia legal entre ellos y los demás (españoles).

La respuesta de Cerdán que vive en Lima no solo es una postura bastante


conservadora y racial, también demuestra su odio por lo indígena. Si bien —
como dice Poupeney Hart— la propuesta de Mata Linares coincide con las
grandes líneas del proyecto absolutista de eliminación de cuerpos
intermediarios entre el soberano y el súbdito, y tiene como consecuencia la
asimilación (la eliminación) de la otredad cultural autóctona y la
vulnerabilidad de comunidades enteras protegidas hasta el momento por
estatutos especiales; sin embargo, por insuficientes o problemáticos que
sean, los términos en los que se expresan los dos funcionarios peninsulares
remiten a posiciones políticas y éticas, y probablemente también a
experiencias personales totalmente opuestas (2009: 175).

Cerdán encarna los más rancios prejuicios de la oligarquía criolla y española.


Allí donde la monarquía veía igualdad de los estamentos, para un mejor
dominio de los vasallos, el presidente de la Sociedad veía la división como la
mejor arma para reinar. Así planteadas las diferencias, el destino del indio
está marcado sin defensores. Ningún mercurista luchará abiertamente por
reconocerles derechos de igualdad. Vivir separados es el objetivo de la élite
criolla.

Es insostenible la tesis de que el Mercurio tenía un matiz indigenista. Todo lo


contrario, con Cerdán se cierra todo camino para una política a favor del

104
indio. La Sociedad, bajo la dirección de Cerdán, lucha por mantener el status
quo de tipo señorial. Además, como dice Macera, cómo pueden imaginar la
unión, si para ellos, los indios son hombres de segunda clase, cuyo olor
fétido era la pista para los perros de presa.

La carta de Mata Linares, que ahora nos resulta tan obviamente dirigida a
mantener la monarquía y el colonialismo (pero de nuevo cuño), ha sido
interpretada como una crítica al sistema colonial. Una crítica nerval, sugiere
López Soria (1972: 82). Clément ha criticado acertadamente este ilusionismo:
no hay aquí crítica al sistema colonial, sino divergencia en la manera de
explotar con mejor eficacia a los indígenas Clément, : .

Para los mercuristas de esta segunda etapa, menos creativa y más


conservadora, los indios estaban destinados a desaparecer lentamente, por
efectos naturales, como había sentenciado Baquíjano, producto del choque de
los bárbaros con la civilización. Pero, mientras existan, deberían ser útiles al
Estado. Por ello, los mercuristas, revaloran al indio, pero como trabajador, en
menor mediada como ser humano.

En el espejo del otro


Las miradas que tienen los mercuristas sobre el indio, el nativo de la selva y
los negros son semejantes a las descripciones que los ilustrados europeos
hacían de los nacidos en América. Ellos son los otros, lo desconocido, lo
inculto, lo salvaje e inferior. Los mercuristas se miraban en el espejo del otro
y se reconocían como europeos más que como americanos. Transmitían ese
mismo desdén que los europeos por los indios a los que consideran una raza
inferior y primitiva. Los mercuristas se miran a sí mismos más ligados a los
peninsulares y a los criollos de otras partes de América, y no a sus
compatriotas .

El objetivo claramente es la justificación del dominio, por eso el calificativo


de inferior y de permanentes rebeldes. A estos salvajes había que someterles

105
bajo los principios de la ilustración kantiana, esto es, razón con obediencia. Si
no eran obedientes y cristianos, si aún rezaban a sus huacas, los indios no
eran propiamente humanos, y merecían ser tratados con mano dura. El
racismo ilustrado es retransmitido por los mercuristas en un efecto rebote
contra los antiguos pobladores americanos y sus descendientes.

En este aspecto los mercuristas están muy cercanos a los ilustrados europeos.
En ello coincidían no solo De Paw y Buffon, sino Voltaire y Montesquieu. Una
buena razón que explica —como dice Fontana—, el auge de la esclavitud en la
época de la Ilustración (Fontana, 2000: 116).

Sin considerar este aspecto, la historiografía peruana ha buscado presentar a


los criollos como defensores de sus coterráneos y paisanos. Pero los criollos
están interesados en diferenciarse de los indios. Tratan de salvarse de la
Leyenda Negra al presentar las taras que los europeos atribuyen a los
americanos como una característica propia y exclusivamente de los indios.
Estos son seres inferiores cuyo grado cultural es heredera del primitivismo y
su inteligencia es moldeada por la dureza climática. En cambio, el clima de la
costa, y, en especial, el de Lima, eran favorables en todos los aspectos dirá
Unanue en sus Observaciones [1805], obviamente también para la
inteligencia. Por ello, Lima se convierte en un fetichismo geográfico y cultural
a la hora de defenderse de la Leyenda Negra. Lima será presentada como la
Roma del imperio, centro de la cultura y la civilización.

Los criollos limeños se consideran herederos de la grandeza de la cultura


occidental y del imperio español de tiempos de la conquista. Esto es
sintomático tanto en Peralta Barnuevo, como en Llano Zapata y los
mercuristas. Este reto les hace despertar, les pone de frente con los europeos
y ellos se ubican al lado de los europeos. En este camino, los criollos denigran
adicionalmente a los indios para subrayar que ellos, los criollos, son
diferentes. Entonces, un marcado racismo se presenta como discurso
justificador de la desigualdad. Así, bastante más temprano de lo que

106
imaginamos, nace un racismo racional que se exacerba dependiendo de los
intereses que estén en juego37.

El animal de Platón: el indio serrano

Un lenguaje despectivo y conflictivo puede leerse en los escritos de Cerdán,


quien, en respuesta al proyecto de Mata Linares dice:

Físicamente, el indio tiene el cabello grueso, negro y lacio; la frente estrecha y


calzada; los ojos pequeños, turbios y mohinos; la nariz ancha y aventada; la
barba escasa y lampiña; el color pálido, cetrino, y como abumado; los hombros y
espaldas cargadas; las piernas y rodillas gruesas y cortas; el sudor fétido, […]
todas estas y algunas más distinciones naturales […] se dejan ver en todo indio
de un modo o de otro aún cuando más se adorne o asee (MP, 1994: X: 276-277).

El indio, como conquistado, odia […] al español MP, 1794: X: 276). Un odio
que, según Rossi y Rubí, mantenían a pesar de los años, pues, los indios
tienen la misma propiedad que Fontenelle atribuye a los italianos: sus odios y
sus afectos son eternos MP, 1792: V: 167). Como vemos, Cerdán no era el
único que retrata negativamente al indio; los mercuristas dan muestras de su
desprecio por lo indígena en diversos momentos. Unanue por ejemplo,
siguiendo a Ulloa, presentaba al indio como un borracho empedernido, cuyos
efectos han causado más vidas que las minas:

Del aguardiente dice don Antonio de Ulloa en sus Entretenimientos, que mata
más indios en un año que las minas en cincuenta: que por su inmoderado uso
amanecen los indios muertos en las calles de los pueblos de la sierra (MP,
1793: VII: 94).

37 La historiadora Cecilia Méndez nos hace recordar que en tiempos de la Confederación


Peruano-Boliviana (1836-1839), se exacerban los ánimos de la élite comercial limeña contra
el proyecto de la confederación liderado por Santa Cruz. Los criollos limeños sacan a relucir
su profundo y siempre presente desprecio por los indígenas. Identifican a Santa Cruz con el
indio, que no es heredero de la grandeza de los )ncas. Es decir, apelaban a la memoria de los
)ncas para despreciar y segregar al indio . De ahí que, para Méndez, las raíces de la más
conservadora retórica indigenista criolla, cuyos ecos son perceptibles en nuestros días,
deben buscarse aquí : . No pretendemos identificar mitos fundacionales, pero es
claro que el desprecio por la masa indígena empieza mucho antes. Está relacionado con el
desprecio a la plebe, a los dominados. A lo largo de la historia, los siervos y esclavos han sido
parte de una literatura de desprecio y racismo, visible sobre todo, tras el sometimiento de los
africanos y americanos. No obstante, la exacerbación del racismo ha dependido de las
coyunturas políticas e intereses en juego.

107
Los indios, además, siguen siendo idólatras y no han aceptado la religión
cristiana, por lo que Dios les castiga con las enfermedades y les hace infelices.
A pesar de todo ello, no existen vasallos en las Américas a quienes los reyes
católicos no hayan demostrado su extensa piedad, sostiene José Ignacio de
Lequanda, en su Descripción geográfica de Trujillo. Si al inicio de la conquista
fueron maltratados y abatidos por los soldados, hemos de reflexionar que
sus bestiales y fieras costumbres, excesos y traiciones, daban motivo a la
aspereza y al rigor MP, 1793: VIII: 47).

En general, ningún mercurista defiende al indio como un ser humano de


condiciones semejantes al español; igual por derecho natural como planteaba
el discurso roussoniano o la Declaración de los Derechos del Hombre, aunque
algunos sugieran que Rossi estuvo cerca de ese cometido 38. El propio Mata
Linares, que por cierto no pertenecía a la Sociedad Amantes del País, no
dudaba en presentar así al indio: el indio […] aunque racional es sin disputa
corto de ideas MP, 1794: X: 259). Junto a esta limitación de inteligencia, no
cabía duda que el indio era flojo (MP, 1795: XII: 149).

Los mercuristas compartían el mismo desprecio por los indígenas con los
ilustrados funcionarios designados a aplicar las reformas a sangre y fuego.
Los indígenas eran para ellos, como para los oficiales y militares que
combatieron la rebelión de Túpac Amaru, súbditos salvajes y descarriados a
los que había que hacerles entrar en razón mediante la violencia y las
normas, es decir, obligarles el cumplimiento reeducándoles en la obediencia
y la disciplina. De no ser así, los indios representaban un peligro dada su

38 Nicolás Beauclair en La instrumentalización del indio… , trata de relacionar a Rossi con el


principio igualitario de la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano. Rossi
elaborará también un discurso humanista que excede la razón económica y se enmarca en
principios igualitarios. […] Posiblemente inspirado en el artículo primero de la Déclaration des
droits de l’homme et du citoyen del de agosto de , Rossi […], incluye al indio como parte
integrante de esa humanidad universal a la que alude el texto francés. Es más, Rossi, dejando
entrever ecos del pensamiento rousseauniano y de la doctrina católica, demanda un
reconocimiento del indio que incluye un sentimiento positivo: el amor. : .

108
superioridad en número. Solo el sojuzgamiento perpetuo podía asegurar la
tranquilidad tanto de españoles como de criollos.

El oidor de La Plata, Juan de Segovia Liendo, un criollo nacido en Tacna y


muerto en La Plata, hacía una descripción parecida a la de Cerdán, cuando
afirma que:

El indio, si se mira como hombre, parece desdecir de la excelencia de la


racionalidad la corta comprensión de su espíritu; pero al mismo tiempo se
advierte en él una malicia muy adelantada con muchas prevenciones para su
propia comodidad; por lo que se puede escribir que, si no es el animal de Platón,
es en el cuerpo feo; en el ánimo, zorra; en el vestido, ridículo; en las costumbres,
bárbaro; en la mesa, ebrio; en la hermosura, demonio; en la conversación,
mudo; en los secretos, infiel; en la ciencia, agorero; en la fidelidad, falaz; en la
religión, supersticioso; en el matrimonio, señor; y, en fin, son hombres que se
mantienen en cuclillas todo el día (cit. en Guillermo Francovich, 1987: 45).

No es una casualidad que el Oidor de La Plata y el de Lima coincidan en sus


descripciones sobre los indios. Este discurso en realidad forma parte del
espíritu de superioridad de la cultura europea. Ulloa también había descrito
con rasgos semejantes a los indios. Es decir, la postura de los mercuristas
frente al indio es de carácter oficial. Eran críticos de quienes habían
denunciado abusos contra ellos, como Las Casas, quien hacía referencia a
millones de indios asesinados por la espada de los españoles. En todo
momento trataban de minimizar el genocidio de tiempos de la conquista y la
opresión colonial. Unanue, consideraba que esas aseveraciones hacen poco
honor a las virtudes de Las Casas.

Los mercuristas están más cercanos a las descripciones de Llano Zapata.


Recordemos que, según Llano Zapata, ha costado mucho conquistar a los
indios y, en el siglo XVIII, seguía costando sangre española. Como ejemplo de
ello pone la rebelión de Juan Santos Atahualpa y la rebelión de Huarochirí,
donde, dice Llano Zapata: los nuestros fueron sangrienta víctima del furor
de los indios : .

109
Visión utilitaria: el indio como trabajador
Para justificar las condiciones en que viven los indios —separados de la
república de españoles y, en su inmensa mayoría, sometidos a la mita
minera— se tenía que recalcar su inferioridad y su espíritu rebelde, y, sin
embargo, al mismo tiempo, elogiar su capacidad para el trabajo en las minas.
Entonces, el indio es valorado, y mucho, como mano de obra, sobre todo para
el trabajo minero. Puesto que los negros en el Perú —sostiene Rossi y Rubí—
son absolutamente ineptos para trabajar en los minerales , el solo clima de
la sierra los termina enfermando y matando. Los españoles tampoco resisten
a esta tarea y, aunque les haya movido la codicia del oro, terminaban
desertando del trabajo en las minas. Mientras que los mestizos por
engreimiento, más que por razones de imposibilidad física , no se dedican a
esta actividad. Entonces el indio, digo, acostumbrado a la intemperie y malas
condiciones de los países de minas es el único capaz de trabajarlas: sus
brazos son los que necesitamos MP, I, 1791: 70-71). Por ello, Rossi, hacía un
llamado para que se envíen indios que se encuentran ociosos y vagabundos a
los recintos mineros.

Sin embargo, como recalca el mismo Unanue, el trabajo en las minas había
devenido en esclavitud, un trabajo inhumano, que había sembrado desolación
y muerte:

El deseo de dominar a sus iguales, hace que el hombre víctima del hierro, y el
plomo, y el ansia del oro lo sepulta en los lóbregos senos de la tierra, que
intenta vengar los golpes que recibe, destrozando la mano que excava.
Infaustas riquezas, ¡cuantas vidas os sacrifican diariamente el orgullo y la
codicia! El hombre nació para habitar la superficie, no los obscuros abismos
del planeta terrestre. Soterrado en ellos, su corazón se consterna de no ver la
luz que le acredita que vive. El vapor maligno que allí respira, lacera los
delicados estambres, y debilita los más fuertes cordones de su estructura.
Busca consuelo en el aura exterior, de quien recibe la respiración y la vida, y
aún esta le es adversa. Parece que horrorizados de que vuelvan a su seno los
moradores de la región de los muertos, los repele de sí, como a cuerpos
extraños (MP, VII, 1793: 104).

Las minas proporcionan todo tipo de males, que afectan las entrañas de los
seres humanos. Además, diversos otros peligros acechan al trabajador

110
minero: las contusiones, dislocaciones, fracturas, etc., es decir, una infinidad
de accidentes propios de su laboreo. Así como respirar la atmósfera cargada
de metales o la introducción de partículas de azogue por los poros de la piel.
De aquí la parálisis, los esputos sangrientos y los cólicos , dice Unanue,
basándose en el texto De morbis artificum diatriba (Discurso de las
enfermedades de los artesanos) [1700] del médico italiano Bernardino
Ramazzini. Luego añade: las impresiones frías del ambiente exterior sobre
los cuerpos abochornados con el trabajo y habitación en las labores
subterráneas, causan en ellos funestos pasmos, y por esta razón han perecido
centenares de indios en las minas de (uancavelica MP, VII, 1793: 104-105).

En estas condiciones, el indio sube y baja por aquellos laberintos en donde


cada paso es un precipicio:

Emprende arrancar el resistente mineral, llevando en una mano el hierro, y


en la otra el fuego: las caídas del primer trabajo, los resaltos, y
derrumbamientos del segundo, magullan y abren sus carnes, dislocan y
rompen sus huesos, estropeándole toda su organización (MP, VII, 1793: 105).

Una vez enfermo, el indio espera la salvación de la medicina, los auxilios de la


cirugía. El conocimiento del cirujano peruano —sentencia Unanue— apenas
supera la cirugía de los médicos egipcios bajo el dominio persa. Por ello,
sugiere reformar las condiciones de la mina o se terminará por ahuyentar a la
única mano capaz y mejor preparada para trabajar en las minas: el indio
serrano. ¿De qué sirven los pueblos arruinados? ¿De qué los países fértiles sin
agricultores? ¿De qué las minas poderosas sin operarios? Faltan los brazos
que aren los campos y rompan las entrañas de la tierra (MP, VII, 1793: 87).

En Europa —prosigue Unanue— para remediar semejantes desgracias, se


cuida de que los asientos de minas estén proveídos de profesores peritos y de
auxilios. En el Perú se carece de todo, y la haría un gran servicio el que
compusiese un pequeño tratado sobre la dieta, enfermedades y remedios de
los mineros, para que sirviese de algún alivio a esos infelices (MP, VII, 1793:
104).

111
Según la disertación de Unanue, hacia 1793, se encontraba desolada y
disminuida su población. Por tanto, el periodo de baja explotación minera,
donde, al parecer, cansada de la ambición por el oro y la explotación con que
la agitaban los humanos, abismó de improviso con las vidas sus tesoros .
Parece que al ruido de las cadenas del despotismo y la tiranía, que
arrastraba el hambre del oro, huyeron los naturales a las cavernas MP, VII,
1793: 89).

Para Unanue, esta tiranía contra el indio no es una práctica de los sabios
monarcas y los estados. No alude a Carlos ))) a quien llama sabio , menos
a Carlos )V al que se refiere como excelso , sino a la ambición individual de
algunos mineros. Esos mismos mineros que dos años antes defendía Rossi y
Rubí, llamando enemigos del gremio a los que describían al minero como
embustero (MP, I, 1791: 22).

Unanue ve un mal mayor en el alcoholismo, porque este no era un problema


de individuos, sino de costumbres e incluía a toda la masa indígena. Tenía
claro que había que extirpar ciertas costumbres e imponer otras si se quiere
moldear la conducta de un pueblo. En ello coincide con Ignacio de Lequanda:
el arreglo de las malas costumbres envejecidas, serán un fecundo principio
de buen orden MP, 1794, X: 131).

Unanue buscaba, limpiar a los españoles de la Leyenda Negra y, al mismo


tiempo, desautorizar las denuncias de Bartolomé de Las Casas. Según
Unanue, no murieron millones por los conquistadores y la espada insaciable
de sangre americana. Los que así pintan el cuadro americano antepusieron
al valor de conquistarla el vil empeño de denigrar las ínclitas acciones MP,
VIII, 1793: 91). Más bien, las muertes sangrientas antecedieron a los
españoles.

112
Según el médico peruano, tanto naturales como españoles fueron víctimas de
una calamidad común: las epidemias. Así, la desolación es el resultado de los
siguientes factores: el aguardiente, la introducción de negros y las epidemias
de viruela y sarampión que han sido como los rayos destructores que
después de la conquista casi han exterminado a los indios MP, VIII, 1793:
94). A estos factores recién hay que sumar el factor minero que estaba
gobernado por la ambición particular, la de algunos mineros. Esta ambición
tiránica no es propia de la monarquía, que es benefactora, ni de sus
ilustrados monarcas que buscan la felicidad de los pueblos, es individual y
ajena al Estado. Se cuida de mencionar que los metales preciosos que se
sacaban manchados con la sangre indígena, no sólo alimentaban los apetitos
y lujos de la aristocracia, sino que sostenían el fisco y la moneda circulante en
Europa y América.

Baquíjano y Carrillo, otro personaje representativo del Mercurio, también se


ocupa de este problema en su Disertación sobre el comercio de Perú:

El trabajo violento en las minas, la inmoderada introducción de los licores


fuertes, y el opresivo servicio de la mita en que separado el indio de su corta
heredad, y de la dulce compañía de su mujer e hijos, se le necesita a
expatriarse […] para ser sepultado en las obscuras entrañas de la tierra, donde
no ha de respirar sino vapores pestilenciales y homicidas, apresuraron su
destrucción (MP, I, 1791: 274).

La minería sería entonces, en la visión de Baquíjano, el principal culpable de


la despoblación, no sólo en el Perú, también en México. El Perú, para este
tiempo, contaba con un aproximado de 600 mil indios, mientras que México
había pasado de 500 mil indios tributarios en el año 1600 a 119.611 en 1741.

Una vez puesto sobre el tapete la discusión, Baquíjano añade: Ni este


inmenso vacío ha de atribuirse [solo a] las posesiones españolas; parece ser
el destino de todos los pueblos incultos y salvajes extinguirse por la cercanía
y comunicación de los instruidos y civilizados (MP, I, 1791: 274). Baquíjano
ponía como prueba de sus argumentos la despoblación del Canadá, por
efectos semejantes a los de las colonias hispanas.

113
La postura de Baquíjano apunta a justificar y presentar las atrocidades de la
colonización como una consecuencia inevitable del choque de la civilización
con la barbarie. Después de todo, ni a los españoles ni a los franceses o
ingleses se les puede acusar de incivilizados. Los primeros trajeron la
verdadera religión a los pueblos americanos, los segundos vivían en una
época de plena ilustración y finalmente, los ingleses, estaban en el periodo de
la primera revolución industrial.

Críticas contra el maltrato al indio


Baquíjano marcaba distancia del discurso jesuita que acusaba a las
monarquías españolas de tiránicas y despóticas. Visiblemente existen y
conviven dos visiones paralelas y opuestas en el periodo tardocolonial.
Notoria es la distancia, por ejemplo, entre las tesis de los redactores del
Mercurio y las denuncias del jesuita Juan Pablo Viscardo y Guzmán que, para
ese entonces, ya había escrito la Carta a los españoles americanos [1791],
resumiendo el dominio español en Ingratitud, injusticia, esclavitud y
desolación Viscardo, 1998: 205). Años después, en una de sus cartas
escritas el de febrero de dirá: España es culpable de lesa-
humanidad por su cruel tiranía de tres siglos en el nuevo mundo, convertido
por ella en una inmensa prisión que ya ha devorado a tantos de sus
habitantes : .

Viscardo no era el único, antes de él hubo posturas contrarias a la de los


mercuristas. Pablo Macera reconoce que, en el siglo XVIII, se desarrollan
posturas favorables a los indígenas como las del criollo Miguel Feijóo de Sosa,
autor de la Descripción de Trujillo (1736); de la Disertación sobre los
Repartimientos y la Ilustración de la memoria del virrey Amat. En esta última
obra, Feijóo de Sosa, pormenorizó los vicios del sistema colonial,
denunciando, al mismo tiempo, la explotación y la miseria de los indios
(Macera, 1977: 321). Otros autores dentro de este grupo serán Diego
Esquivel y Navia, autor de las Noticias cronológicas de la gran ciudad del

114
Cuzco [1749] y Gregorio de Cangas, autor de la Descripción en diálogo de la
ciudad de Lima entre un peruano práctico y un bisoño chapetón [1770].

Victorino Montero del Águila, también hace referencia a los desenfrenos


previos a la aplicación de las reformas. Curiosamente, sus denuncias son
semejantes a las que había hecho Bartolomé de las Casas a inicios de la
colonia. Pero, esta vez, ya no se trataba de los encomenderos y primeros
conquistadores, sino de las autoridades virreinales. En especial virreyes y
oidores que —sostiene Montero—, alejados de la metrópoli, y, en
complicidad con los criollos, gobernaban a su libre albedrío, sin respeto por
la autoridad real. Comportándose como fieras. Un dictamen de oidores y
virreyes, es lo mismo, que unir lobos y canes a devorar un rebaño, porque el
principal pastor se halla tan lejos Montero, : folio . Montero, sin
embargo, es un propiciador de las reformas, que busca la centralización del
poder y la presencia directa de la corona en las colonias, mediante una
compañía reguladora y fiscalizadora de la administración colonial, que le
permitiera percibir mayores beneficios para la corona, que no sean corroídos
por la práctica corrupta de los funcionarios, contratistas y financistas
privilegiados que percibían los beneficios informales.

Otro crítico del gobierno colonial, ya en pleno proceso de aplicación de las


reformas, enfilaba su pluma contra el virrey Amat, a quien califica de tirano.
El texto titulado El Drama de los Palanganas39, cuyo autor evitaba la prisión,
amparado en el anonimato, también hacía mención a la inmoralidad de
virreyes como Amat, que estaba hecho un perro .

A diferencia de los autores mencionados, los mercuristas jamás pusieron en


tela de juicio el sistema colonial, tampoco denunciaron a sus autoridades, y
cómo hacerlo si ellos mismos formaban parte de la alta burocracia, cuyos

39El Drama de los Palanganas: Veterano y Bisoño. Es un texto publicado en 1776. Según

Lohmann Villena su autoría le correspondería al Marques de Soto Florido. Se presentó


públicamente en las gradas de la Catedral de Lima, en la Plaza Mayor, a poco de haber concluido
el gobierno del virrey Amat y Juniet. Trata de una conversación que sostienen dos vanidosos o
pedantes palanganas, en donde critican duramente el gobierno de Amat.

115
cargos englobaban diversos tribunales y entre sus miembros contaban con
oidores, jueces, abogados, clérigos, etc. Sin embargo, existen voces
discordantes entre los redactores y sus colaboradores externos, que llegan
hasta la propuesta de unir a los indios y españoles en una sola república.
Estas voces discordantes han servido para presentar a los mercuristas como
críticos de orden colonial, defensores de los indígenas y propiciadores del
patriotismo criollo ilustrado. Una hipótesis, artificiosa e inexacta, pero
largamente difundida.

La utilidad de la lengua Quechua


Entre las voces discordantes dentro del Mercurio, encontramos al padre José
Manuel Bermúdez quien, en su Discurso sobre la utilidad e importancia de la
lengua general del Perú, busca demostrar la importancia del quechua como
medio genuino para la catequización de los indios. Para Pablo Macera, se
trata de un elogio al idioma, que comparado con los esfuerzos de los
lingüistas misioneros de los siglos XVI y XVII no ofrece más que un balance
negativo (1977: 307). Para Nicolás Beauclair, en cambio, se trata de uno de
los artículos fundamentales para entender la formación del patriotismo
criollo ilustrado: Berm’dez, […] celebra la utilidad del quechua en beneficio
de la ilustración, al tiempo que muestra la riqueza intelectual potencial de la
patria peruana (2010: 49).

Sin embargo, Bermúdez celebra el quechua como vía necesaria para la


catequización del indio, dominar la parte de alma rebelde que le queda para
que, creyendo en el más allá, se ocupe menos del más acá, y no vuelva a
unirse a revueltas como la dirigida por Túpac Amaru y Catari. En sus propias
palabras: haré ver que el conocimiento de la lengua general peruana es tan
útil como necesaria MP, IX, 1793: 179). No se puede negar que, en tanto
presenta al quechua como medio de adoctrinamiento, también lo elogia en
comparación con otros idiomas e incluso busca promover la publicación de
diccionarios completos de quechua ya que los anteriores eran
desordenados . Pero de ello no se deriva una defensa de los indios que lo

116
hablan. Y, si bien elogia a los Incas como constructores de una cultura
adelantada que compara con Roma y España, Bermúdez, identifica al idioma
con la imprenta, es decir, como conocimiento que permite ilustrar . Porque
los idiomas por más bárbaros que sean encierran tesoros . Como los quipus
que, considerados por él escritura, figuran dentro de los tesoros perdidos,
por su aún indescifrable alfabeto. Pero ilustrar no es lo mismo que ilustración
y el objetivo de Bermúdez es ilustrar al gobierno sobre la necesidad del
quechua para cumplir con las reformas impulsadas por los Borbones.

Como es conocido, los militares-funcionarios (la mayor cantidad de


autoridades virreinales eran militares), prohibieron el uso del quechua, al
considerar que, los indios, haciendo uso del idioma natural, promovían la
subversión. Uno de esos militares, el sargento mayor Francisco Tadeo Diez de
Medina, escribía en el Diario del cerco de la Paz [1781]: Debe obligarse a la
enseñanza del castellano, porque la semejanza de las palabras produce
concordancia y concilia ; solo así, los indios abandonarían las fieras y
agrestes costumbres de los desiertos en que se crían cit. en Marchena 5:
70). Además, debían educarles en disciplina política, la fe cristiana, la
limpieza y el orden, para que desechen las supersticiones, las borracheras y
ese espíritu subversivo.

Tras la rebelión de Túpac Amaru —rebelión que los mercuristas rara vez
mencionan40—, se eliminó la cátedra de quechua en la Universidad de San
Marcos y se prohibió la lectura de los Comentarios Reales. Pero el odio
generalizado que buscaba extirpar nuevamente toda idolatría y negar las
lenguas vernáculas, no había traído frutos positivos a los intereses del

40 En su Descripción geográfica de la provincia de Canes y Canches, conocida generalmente por

el nombre de Tinta , José Mariano Millán de Aguirre, se refiere indirectamente a Túpac Amaru al
felicitar al padre Bartolomé de las Heras, obispo de Cusco, por haber participado activamente en
la derrota del rebelde cacique de Tinta. Es admirable, dice, el valor singular con que auxiliado
por la lealtad y la pericia militar coadyuvó infinito a la libertad al Reyno de la ruina en que lo
iban a precipitar los insulsos del insurgente T’pac Amaru . Esta es una de las escasas veces en
que se hace mención a la Gran Rebelión. Esta negativa a tratar sobre el tema contrasta
claramente con Juan Santos Atahualpa, de quien los mercuristas se ocupan recurrentemente en
las descripciones sobre las expediciones en la selva.

117
reformismo Borbón, que buscaba una población feliz bajo el dominio
absolutista.

La instrumentalización del indio para explotarlo mejor, ingresándolo en una


producción activa, capaz de pagar tributos así como diezmos, por tanto
creyente de hecho y de fe en el cristianismo, no era posible si se seguía
prohibiendo la evangelización en quechua. Entonces, hacia 1791, una década
después de la rebelión del cacique de Tinta, algunos mercuristas, con voces
discordantes entre sí, buscan llamar la atención del Estado español para
volver a evangelizar al indio en su idioma. Solo entonces se entiende por qué
la carta de Bermúdez finaliza así:

La Religión y la Política son los principales ejes en que estriba la máquina de


un Estado. De la firmeza y estabilidad de ambas pende su duración y felices
progresos. La una forma el hombre interior, inspirándole sentimientos de
piedad, sumisión y humanidad. La otra establece el orden exterior,
promoviendo la industria, sujetando las violencias, y procurando en todo el
bien de la Sociedad. No hay medio más eficaz para dar a conocer estas ventajas
a los Pueblos, que el uso de sus lenguas respectivas. De aquí nace la necesidad
de entender la quechua, para el manejo religioso y Político de los Naturales del
Perú. […] pues la fe entra por el oído: estas verdades sublimes y oscuras es
necesario hacerlas percibir y entender con la mayor sencillez y precisión. Para
eso conviene acomodarse a su rudeza y grosería (MP, IX, 1793: 189).

En Bermúdez encontramos una mezcla de racionalismo y paternalismo, que


llama a conocer las vivencias de los indios, su entorno cultural y geográfico.
Todo ello no tiene que ver con un indigenismo o con un patriotismo criollo
que toma el quechua como bandera. El objetivo más bien es conocer al indio
para insertarlo activamente en la producción y la tributación a favor del
Estado, es decir, el mismo fin, pero con estrategia invertida.

En la misma línea de Bermúdez, se encuentra Unanue, Pedro Nolasco Crespo,


Pastor de Larrinaga y Mata Linares. Es decir, pasado el trastorno subversivo,
se pone en tela de juicio el sigilo constante contra los indios y el idioma
quechua, como vehículo imperecedero de la subversión. En ese mismo
sentido, se revalora el aporte de los Incas para demostrar que en tierras
americanas también la inteligencia puede desarrollarse. Pero se trata de una

118
inteligencia superior, de los legendarios incas, más no de los vulgares indios
del común.

Civilización y barbarie: Arqueología y Leyenda Negra


Unanue destaca el aporte de los incas en su Idea general de de los
monumentos del antiguo Perú. Un tratado de mayor alcance en comparación
al de Bermúdez. Una especie de preámbulo a las descripciones geográficas
que seguirán en el Mercurio. Unanue da las pautas para que los tratados no se
reduzcan a mostrar datos y límites, sino una verdadera geografía política, que
debía traducirse en una geografía humana, en tanto buscaba explotar las
fuerzas naturales y humanas que el suelo peruano tiene como riqueza. Se
trata de una lectura en filósofo41 tanto de la naturaleza como de los seres
humanos, que no busca meros acercamientos como había hecho Cosme
Bueno en el Conocimiento de los tiempos, sino pensar la sociedad en base a lo
que se puede explotar y sacar provecho. Todas las descripciones geográficas
que se encuentran en el Mercurio apuntarán en esa dirección.

En primer lugar, Unanue revalora la herencia de los incas, buscando


desterrar la leyenda negra sobre los nacidos en América. Siguiendo a
Garcilaso, elogia las construcciones incaicas del Cusco, Sacsayhuamán, Quito,
Lima (Pachacamac), Tiahuanaco y Chachapoyas; pero no solo las
construcciones, también el desarrollo del conocimiento, en áreas como la
medicina, la astronomía (conocimiento de los planetas, eclipses, etc.), al que
se debe sumar —dice— el estudio de la lengua quechua, porque solo así se
podrá conjeturar el grado de civilización a que ascendieron, y a’n la
duración de su imperio MP, I, 1791: 208).

El pasado inca, en la descripción de Unanue, queda subordinado a explicar el


presente, es decir, busca hacer una descripción del paisaje y la situación del

41 Este es un término típicamente volteriano que ahora se entiende como una postura tanto
crítica como analítica de los fenómenos sociales.

119
virreinato peruano de ese entonces; sin embargo, en él, el indio solo forma
parte del paisaje como los animales o las plantas.

En la segunda parte de su tratado, Unanue busca demostrar que las riquezas


del Perú son un regalo tanto de la naturaleza como del creador. Define los
linderos del Perú con los límites establecidos por el imperio incaico,
añorando la grandeza que se había perdido tras la formación de los nuevos
virreinatos en el siglo XVIII. Sus fuentes de apoyo son fundamentalmente
Ulloa, Pedro Bouguer y La Condamine.

Por otro lado, en su afán de engrandecer al Perú, Unanue presentaba a esta


parte del mundo como un espacio de esplendor científico y de ilustración
donde se han forjado hombres como Feliciano de la Vega y Peralta Barnuevo.
De aquí la grandeza de la patria:

[…] de esta patria amable que une a las ventajas físicas que la distinguen, la
inestimable de reposar en el dulce seno de la paz bajo la sombra sagrada de
CARLOS EL PIADOSO, que a ejemplo de Tito y Marco Aurelio solo se ocupa de
la tranquilidad y bienestar de sus súbditos. Con la memoria de tan augusto
nombre concluimos el retrato en que hemos querido ensayar la pluma antes
de descender al examen peculiar de cada una de las partes que componen el
Perú. (MP, IV, 1792: 26).

La geografía política que pretende el Mercurio es funcional a los objetivos del


Estado. Ya no se trata solo de hacer un mapeo general, sino un estudio
minucioso, con una lectura analítica, que acompañe a proyectos viables y
favorables a la monarquía.

Por su parte, Pedro Nolasco Crespo, tras ser invitado a publicar en el


Mercurio y aceptado como socio redactor el 26 de enero de 1792, se une a la
defensa de lo americano . Esta lucha se hace abierta desde la defensa del
benedictino Benito Feijóo, continuado por Llano Zapata hasta los mercuristas
y Viscardo. En México, esta lucha contra la leyenda negra de los nacidos en
América conllevará incluso a la defensa abierta del indio en la pluma de
Clavijero.

120
Crespo, en su Carta escrita a la Sociedad Amantes del País , va más allá de la
introducción de Unanue. Busca revalorar no solo los monumentos incas,
también la cultura. Pretende salvar a los antiguos americanos de esa
imputada bestialidad y desvanecer la falsa idea de la brutalidad peruana, o
de su extrema barbarie (MP, V, 179: 255). Crespo se ocupa tanto de la
cultura material como espiritual incaica y, aunque esto no lo haga indigenista
—dice Francisco Quiroz— sí deja sentir la estela de autores que glorifican al
Tahuantinsuyo a pesar de las persecuciones en contra de las tradiciones
imperiales cusqueñas en ese tiempo […] lo que se ha de entender como una
reivindicación del pasado americano por un criollo que, paradójicamente,
vive en una de las zonas de mayor violencia étnica durante la rebelión del sur
andino de 1780- Quiroz, : .

En definitiva, Crespo es el más garcilacista de los mercuristas, incluso más


que Unanue. Con Garcilaso, Crespo acepta que los incas ejercieron un
dominio continuo por más de siete siglos desde Manco Cápac hasta la
conquista por los españoles. Crespo elogia a los incas por poner los
fundamentos de un imperio que fue superior incluso al mexicano. Compara a
los incas con los griegos y romanos. Como estas culturas, los incas también
tuvieron legisladores que en nada envidiaban a licurgos y solones.

Difícilmente se encontrará nación de las groseras, que hubiese conservado por


tan dilatado tiempo la uniformidad de sus máximas, de su gobierno y de su
moral; aquella que adoptaron tal cual, en medio de su gentilidad y sus
tinieblas, superior sin disputa a la de las otras gentes convecinas y a la de los
mismos mexicanos, de cuyo parangón me abstengo (MP, V, 1792: 256).

Como afirma Francisco Quiroz, todo hace pensar que Crespo está bajo la
influencia de los Comentarios reales de Garcilaso pese a la prohibición
expresa de esta obra (2010: 222). Sin embargo, para no alejarse de las
medidas del Estado, acusa de falta de credibilidad a las historias anteriores.
Porque éstas parece que, con los años, han descaecido de su antiguo crédito
por la mordacidad misma de la crítica que ningunas preserva (MP, V, 1792:
257). Al igual que Unanue, Crespo propone dirigir la atención a los

121
monumentos que a’n nos quedan resistiendo al paso del tiempo y las
manos violentas, dice en alusión al saqueo español.

Crespo admira las construcciones tanto en piedra como en barro. En general


la arquitectura que los indios han heredado y si bien construyen sus casas
con piedra bruta, lo hacen tan unidas que mantiene el arte y conocimiento de
los incas . Ni qué decir de la hidráulica, cuya evidencia se mantiene útil. Lo
mismo sucede con la minería de la que tuvieron los peruanos un profundo
conocimiento y la disección de los cadáveres, en cuya comparación quedan
ridiculizadas las momias que tanto se han ponderado del Egipto (MP, V,
1792: 265). En fin, muchas evidencias en Tiahuanaco, Choquequirao, Cusco,
Trujillo, Cajamarca, Lima, etc.42

El objetivo de Crespo, sin embargo, no apunta a la reivindicar a los indios,


sino a los incas, para librar con ellos la leyenda negra sobre los criollos al
desautorizar el difundido precepto de que en América se llegue demasiado
pronto a la decrepitud dado que el cerebro se desarrolla menos que el de los
europeos. Las evidencias —dirá Crespo—, han demostrado que esta gente
nacida en América no son los brutos que se pretende. Macera hace extensiva
la conclusión de Crespo a los indios; sin embargo, es poco probable que éste
haya tenido en mente una sólida defensa de los indios a la hora de escribir su
carta.

Siguiendo con las cartas, existe una escrita por Joseph Torpas de Ganarrila
(Joseph Pastor de Larrinaga), un cirujano mulato. Según Francisco Quiroz,
Larrinaga gozaba de la protección de Unanue. No es un miembro de la
Sociedad, solo publicaba algunos tratados sobre medicina como invitado. Sus
versos, que el Mercurio decide publicar —dice Quiroz— debieron causar
polémica interna en la Sociedad y en el público (2010: 223) ya que resulta

42Pablo Macera recuerda que 25 años antes de escribir esta carta, Crespo había visitado los
acueductos incaicos de Santo Domingo, Cuzco y Nazca. Conoció también las ruinas de
Huamalíes, Vilcashumán, Choquequirao y algunos subterráneos y otros monumentos del Cuzco
(Macera, 1977: 32).

122
significativo que los redactores del periódico no hagan alusión a su carta, a
pesar del proyecto que tiene en borrador ( 264 versos pareados ).
Compuesto con el designio de que sirviese a un compendio de la (istoria
antigua de los Incas del Perú , se esperaba que se publicara en varios
números; sin embargo, solo se publican veinte versos. Trece en el Mercurio
Nº 176 y siete en el Nº 227.

Los versos tienen una fuerte influencia de Garcilaso y tal vez esa sea la causa
para que se impidiera seguir su publicación. Para Larrinaga, como para
Garcilaso, los indios vivían en la barbarie absoluta adorando a sapos, culebras
y tigres hasta que llegó Manco Cápac que, iluminado por el Dios Sol, puso
orden e instruyó a los bárbaros y convirtió al Cusco en sede del imperio. Acto
seguido, Larrinaga compara las grandezas de Lima y Cusco y los equilibra en
importancia.

Este invento de la tradición gloriosa de Lima —según Francisco Quiroz— es


un excelente desarrollo del nacionalismo étnico heredero del criollismo
iniciado en el siglo XVII. Incorporando lo prehispánico de Lima, Pastor de
Larrinaga iguala a Lima y al Cusco en una alianza inter pares que permite que
Lima herede del Cusco su grandeza y su estatuto de capitalidad del país
(Quiroz, 2010: 224).

Sorpresivamente, un año después de sus versos sobre los incas, Pastor de


Larrinaga da a luz su versión sobre los gobernantes españoles en el Perú
(Mercurio Nº 227). Aquí el giro va de Garcilaso a Peralta. Defiende la
conquista como el momento más feliz y elogia a sus abuelos encomenderos.

Sobre los virreyes solo describe rápidamente los primeros años de la colonia
y finaliza anunciando nuevas entregas que no se hicieron realidad. Así
finaliza un esfuerzo por elogiar a los incas que, todo indica, no gustaba mucho
a los mercuristas ni al público que consumía las publicaciones, y menos a las
autoridades. A fin de cuentas —como ha señalado Quiroz— en el siglo XVIII

123
los criollos limeños no requerían basarse en lo prehispánico para otorgarse
legitimidad histórica a sí mismos y a su ciudad Quiroz, 2010: 226).

Indios selváticos: nuevas expediciones, nuevos siervos

Los redactores del Mercurio Peruano, tan occidentales como se consideraban,


mostraban su desprecio por los nativos de la selva, en el mismo grado que
por los naturales de las serranías. Si los indios de la sierra eran los
incivilizados de olor fétido, flojos, cortos de ideas y alcohólicos por
naturaleza, los indios de la selva eran los bárbaros antropófagos, sumidos en
la ignorancia y en la concupiscencia.

Incivilizados y bárbaros, en palabras de Unanue y poco menos que bestias de


carga en la concepción de José Mariano Millán de Aguirre ( Sofronio ), quien,
en sus descripciones sobre Chachapoyas, presenta a los salvajes indios con
una atrasada cultura que linda más con la antropofagia que con la
civilización. Millán busca borrar de un plumazo la visión del buen salvaje.
Como sostiene Pedro Favarón, bajo la lógica de esta leyenda negra de la
Amazonía, la humanidad de la selva es descrita con la metáfora del
canibalismo (aunque no se mencionen testigos de estas prácticas). Los
humanos que se alimentan de carne humana son asimilados a los grandes
predadores de los montes. No son propiamente humanos, sino bárbaros que
rivalizan con las fieras (2010: 60).

Los Casivos eran los más salvajes. Según el padre Girbal, son muy inhumanos
y feroces, jamás se apartan de sus tierras porque no tienen instrumentos con
qué fabricar sus herramientas . Viven en las riberas del río Mayro y Pachitea.
No tienen amistad con ninguna nación y Matan a cuantos se acercan a sus
comarcas y después de haberlos asado se los comen MP, V, 1792: 120).

Un recorrido por las páginas del Mercurio, revela un gran interés por estos
seres indómitos. ¿Cuál es la razón? ¿Por qué se hace nuevas expediciones a la

124
selva? ¿Por qué tanto interés de los mercuristas? No tratamos de decir que la
literatura anterior al Mercurio esté limpia de ambiciones sobre la selva. Todo
lo contrario, hubo cierto fetichismo por ella en la mentalidad criolla como en
la europea hasta bien avanzado el siglo XVIII e incluso posterior a él, pero las
visiones eran distintas 43.

Las primeras expediciones buscaban una ciudad perdida: El Dorado, llena de


oro y otros metales preciosos. En ella, los niños, como en el Cándido de
Voltaire, deberían jugar con el oro y los diamantes como los demás niños del
mundo lo hacen con el barro y la piedra; o, como en la Nueva Atlántida de
Bacon, que partiendo de Lima-Callao, llegaba a un lugar perdido en la selva.
Un lugar de ensueño. Una civilización mucho más adelantada que la europea,
que convive en armonía con la naturaleza. Incluso, dominado la gravedad, los
humanos, vuelan imitando a los pájaros.

Estas primeras ambiciones impulsaron la conquista de la selva, y si bien no se


encontró El Dorado, contribuyeron a dominarla, colonizarla, sumando nuevos
contribuyentes para el Estado. Los jesuitas y franciscanos contribuyeron a
este cometido, colonizando las mentes mediante la religión. Tras la
colonización, el Estado y los religiosos se convirtieron en los verdugos de
diversos pueblos antes regidos por costumbres ancestrales y criados al aire
libre, casi gozando de una libertad plena. La leyenda de El Dorado tomó
cuerpo como ingreso directo para el Estado y la Iglesia, en tributos y diezmos.
Desde entonces, los espíritus particulares ávidos de gloria y riquezas
cambian el rumbo de sus proyectos.

43 Unanue había criticado duramente a esta concepción idílica que busca babilonias en la

Amazonía. De forma burlesca decía que para tales descubrimientos habría lugar en la luna y no
en la tierra. Por ello, se sorprendía cómo el padre Gumilla perdiera tanto tiempo buscando un
dorado en su Orinoco ilustrado. Pero más le llamaba la atención La Condamine, aquel científico
francés seguidor de Newton, que también perdía el tiempo en andar buscando sitio en qué
colocar a la Ciudad de el Dorado MP, ))), : . Con el paso del tiempo ha ido lentamente
disipando semejantes quimeras en cierto modo útiles, por haber incitado a algunos misioneros,
a penetrar las montañas MP, III, 1791: 76).

125
La leyenda iba perdiendo brillo, y algo aceleró su languidez: la rebelión de
Santos Atahualpa y los pueblos indígenas de todo el Cerro de la Sal y la selva
central44. Tras la rebelión, el Estado da la espalda a la selva central por
algunos años. Unanue nos recuerda que el Marqués de Menahermosa
(brigadier de los reales ejércitos y entonces encargado de la selva central)
tuvo que acordar con varios fortines de la ceja de la montaña y señalarlos
por límites entre el español y el bárbaro MP, IV, 1792: 28). Solo quedaban
fieles al Estado algunas conversiones como Jauja, Maynas, Lamas,
Cajamarquilla (esta última incluía espacios de Sierra y Selva) y Chachapoyas,
que incluía mayor extensión de espacios serranos que selváticos.

Tras la creación de los nuevos virreinatos de Nueva Granada (1739) y Río de


la Plata (1776), el virreinato peruano se vio debilitado comercialmente.
Recuperar estos espacios era de vital importancia para la corona, pues, con la
pérdida de las colonias del Cerro de la Sal, la ruta hacia el Huallaga y el
Amazonas, por la Selva Central, estaba casi cerrada, ello les impedía controlar
el ingreso de mercadería portuguesa por el río Amazonas. Por lo tanto, era
vital buscar nuevas rutas y nuevas estrategias para dominar a los pueblos
amazónicos y detener el contrabando comercial.

El Mercurio, por pedido de las autoridades, difunde y alienta nuevas


expediciones a la Selva. En su Historia de las misiones de Cajamarquilla y
sobre las Peregrinaciones en el Huallaga y el Ucayali, Unanue celebra que, tras
las nuevas expediciones de 1790, se ha revivido el circuito comercial con la
selva central y propone que Jauja centralice ese circuito, en una relación de
centro-periferia, teniendo como objetivo final Lima y el puerto del Callao. Así,
los indígenas de la selva se vuelven doblemente útiles al Estado, en tanto
tributarios y siervos adoctrinados en la fe católica que les mantendría lejos
de las posibles rebeliones.

44Las revueltas en la selva habían empezado varios años antes de la rebelión dirigida por Juan

Santos. Ejemplo de ello es la muerte que dieron los nativos campas de orillas del río Perené a los
religiosos Jerónimo Jiménez y Cristóbal Larios y 28 españoles en 1637. Asimismo, en 1641 Fray
Matías de Yllescas y los religiosos Fr. Pedro de la Cruz y Fr. Francisco Peña, murieron a orillas
del río Aguaitía a manos de los crueles Shipibos o Callescas MP, ))), : -79).

126
Por otro lado, Francisco González Laguna, en su Proyecto económico sobre la
internación y población de los andes de la provincia de Guamalíes describe
cómo un comerciante español, Juan de Bezares, natural de Castilla La Vieja,
expuso al virrey su proyecto para ingresar a la selva por Huamalíes hasta
Pampa del Sacramento. Con ello:

[…] no sólo se ofrecía la posibilidad de promover plantíos vastos de cacao y


otras especies valoradas, sino con el tiempo la internación y reducción de la
inmediata Pampa del Sacramento, emporio de los mayores prodigios de la
naturaleza, con que se daría al Rey un nuevo Reino, como también a la Iglesia, y
al Perú los intereses que ha deseado, y no ha conseguido en doscientos años,
por el mal método observado en la conquista de aquellos salvajes (MP, I, 1791:
291).

Bezares hace su ingreso por Huamalíes en el año 1785 y llega hasta


Chicoplaya, donde hace un reconocimiento de los productos comerciables. En
su mayoría describe maderas. Especial interés tiene el árbol de la quina o
chinchona, de cáscara negra. A esto suma la fertilidad de los suelos. Entones,
elabora un mapa que adjunta en su proyecto y lo presenta al gobierno,
suplicando por el más oportuno auxilio MP, I, 1791: 294) para la
colonización de la selva. Puesto que significa una gran posibilidad de
introducir el comercio o canje, como se ha visto en Canadá […] todo con gran
beneficio al Reino, la religión y el Estado (MP, I, 1791: 295).

Remitido este expediente al fiscal y después al Real acuerdo —dice González


Laguna— elogiaron y aprobaron este proyecto, con el parecer del
excelentísimo Sr. D. Teodoro de Croix con fecha de octubre de . El
de abril de 1789 inician la construcción del camino desde el pueblo de Urpis
en Chavín hasta Chicoplaya. Gonzáles Laguna finaliza su descripción,
presentando los diversos productos de aquel lugar: añil, achote, coca,
algodón, tabaco, arroz, frijol, maíz, almendra, piña, caña de azúcar, con la que
se hace chancaca, miel y guarapo; además del árbol de la quina y diversas
otras maderas.

127
Después de esta presentación, el Mercurio vuelve reiteradamente a dar
noticias sobre las expediciones del padre Sobreviela, guardián de Ocopa, y de
Girbal, quienes por esos mismos años y por encargo del gobierno, buscan
nuevas rutas para llegar al Huallaga, allanar el camino para recuperar las
misiones de Manoa, formar nuevos fuertes en la selva y así conquistar nuevos
espacios comerciales y nuevos vasallos, ya que las autoridades estaban
informadas de la existencia de muchas naciones que forman una población
numerosa en la selva. Y, al mismo tiempo, frenar el avance de piratas
portugueses que comerciaban con los pueblos de la región.

Unanue inicia el recuento de las expediciones de los sacerdotes de Ocopa por


el Huallaga y el Ucayali, remarcando el empeño de la corte para que se
restauren las peregrinaciones que acaba de concluir por el Huallaga el padre
predicador apostólico Fray Manuel de Sobreviela Guardián de Ocopa: las que
de su orden ha practicado igualmente por el Ucayali el padre Fray Narciso
Girbal y Barceló con este fin precioso MP, II, 1791: 138), quien hizo su
entrada al Ucayali siguiendo el río Marañón.

El Mercurio da a la luz estas peregrinaciones por lo mucho que interesa a la


religión y al Estado el conocimiento de aquellos países MP, II, 1791: 138). El
propio Sobreviela agrega: debemos seguir con fervor a los misioneros de
Ocopa en cumplimiento de la estrecha obligación que tenemos de propagar
la fe, en descargo de la real conciencia, y eterno reconocimiento a nuestro
católico Monarca que a este fin nos condujo de España MP, III, 1791: 92).

Unanue recuerda, además, que desde el año 1787 hay cinco reales órdenes y
autos acordados respectivos a la conservación de las misiones de Manoa 45.

45 De Manoa (orillas del río Manoa), se tenía conocimiento desde fines del siglo XVII. Una vez

convertida en una reducción, aunque corta, era interesante por servir de escala a las demás
naciones, que vienen esparcidas por las pampas del Sacramento, y confines del Ucayali. A 20
leguas del Sur de Manoa ocupaban las orillas del río Pisqui los shipibos oriundo de aquellos
feroces Callesecas destructores de las misiones de los Payanzos MP, )), : -143). El
fraile Juan de Dios Fresnada logró unir estos pueblos en una reducción. Pero no pasó mucho
tiempo para que estas comunidades se rebelaran dirigidos por Juan Santos Atahualpa y los
líderes de cada pueblo. Rungato, aquel indio que abrió la entrada a Manoa, fue el mismo que

128
Esta porción de la selva —sigue diciendo Unanue—, solo quedará colonizada
si:

[…] se restaure a Manoa y fortifique el puerto de Mayro: porque hallándose


poblada toda la ribera de Huallaga y Marañón; Manoa y el puerto anunciado
aseguran las del Mayro y Ucayali. Por este medio igualmente se facilitan la
entrada a los inmensos terrenos del Enin y el Paititi. Pero para verificar de un
modo seguro proyecto tan útil a la religión, al Rey y al Perú, era indispensable
recorrer todos los ríos que circulan la pampa del Sacramento (MP, II, 1791:
229).

El objetivo es observar las dificultades, allanar los obstáculos que presentan


las montañas, incluyendo la fiereza de los bárbaros , y abrir una
comunicación con la capital del virreinato. He aquí el porqué de las
peregrinaciones de los padres Sobreviela y Girbal.

La descripción de las expediciones por los ríos y comunidades de la


Amazonía peruana, es muy rica como fuente histórica. No solo saca a relucir
la estrecha relación del Mercurio con el gobierno, las reformas borbónicas y
las ambiciones del Estado colonial, sino sobre todo su visión del mundo, del
indio y en general de la humanidad. En pocas palabras: el lado más
conservador de los mercuristas.

Pedro Favarón, ve en las aventuras de la selva una lucha entre la ilustración y


la barbarie, es decir, que los mercuristas, guiados por la razón, ya no buscan
El Dorado en la selva, sino pretenden construirlo a través del comercio y
llevar la civilización a las montañas. Esto es, que los mercuristas, a pesar de
sus diferencias internas, en realidad:

[…] tenían la sensación de estar inaugurando una nueva época, en la que las
luces de la Ilustración, del pensamiento racional, metódico, científico,

alborotó las tres naciones de Setebos, shipibos y Conivos extinguió a los misioneros de
diferentes pueblos MP, )), : . Las pérdidas de Manoa, que fue confirmada por la
expedición F. Manuel Gil en , había generado una sensación de derrota del Estado: a sido
sensible, no solo a los padres misioneros sino también al Per’, y hasta el mismo monarca , pues,
siendo una zona estratégica, su posesión le aseguraba el dominio de vastísimos y feraces
países MP, )), : . Con razón se lamentan las ruinas del Manoa, al considerarse
envuelven la pérdida de la famosa pampa del Sacramento MP, )), : descubierta en
1726.

129
desterrarían la oscuridad de la ignorancia, de la barbarie. Se pensaba que el
avance de la civilización podría brindar una suerte de democratización del
bienestar Favarón, : .

Las peregrinaciones religiosas del Padre Narciso Girbal, según las entiende
Favaron, se prestan para ser leídas como una suerte de épica de la razón
teológica, en la que un hombre ilustrado expandía, exponiéndose a los
peligros y dificultades de la barbarie amazónica, el bienestar de la
civilización : -58). Favaron desplaza a un segundo plano los
intereses económicos del Estado en aquellas expediciones. Sin embargo, los
sacerdotes muestran muy pocas características ilustradas. Además, y esto es
lo más importante, discrepamos profundamente con aquella relación que
encuentran algunos investigadores entre Ilustración e Iglesia católica en pos
de un catolicismo ilustrado . La ideología revolucionaria, propia de la
ilustración, jamás fue compartida por la Iglesia.

Más que una épica de la razón, se ve una razón de Estado, una razón
absolutista que busca controlar todos los ámbitos del virreinato peruano y
someter a la población bajo el discurso de la búsqueda de felicidad de los
súbditos. A ello contribuyeron los mercuristas, conocedores de la Ilustración,
pero distantes de compartir sus planteamientos en el ámbito político y social,
salvo si convenía para su proyecto, como cuando Unanue cita a Raynal para
hablar del comercio como vehículo civilizador de los pueblos (propuesta,
además, ampliamente difundida en Europa por Montesquieu y Adam Smith).

Su ilustrada razón les obliga a ver en el nativo a un ser irracional, una


bárbara e indómita criatura que, si bien no tiene defectos inherentes a la
vida civil , como la ambición, la codicia o el hurto, tiene otros propios de la
vida salvaje como la lascivia y la embriaguez (MP, II, 1791:140). Si el indio
serrano consumía sobremanera el aguardiente, el mazato y la desnudez eran
la debilidad del selvático.

130
Visto desde el progreso, su estado es primitivo. El salvajismo, es la principal
razón, según los mercuristas, para su espíritu rebelde que hizo unirse tanto a
asháninkas como a yaneshas y shipibos con las huestes del rebelde Juan
Santos Atahualpa. Esto fue una verdadera revolución, dice el padre
Sobreviela, porque iban floreciendo los felices progresos de las
conversiones en el Cerro de la Sal, hasta que:

El año de 1742 abortó el infierno un monstruo que dominado de ambición y


soberbia, lo arruinó todas con estrago de almas, vidas, haciendas, y ultraje de
ambas majestades. Tal fue el apóstata Juan Santos pretenso Inga Atahualpa,
rebelde a Dios y al Rey (MP, III, 1791: 102).

El fin último es el tributo, más no la prosperidad de los pueblos de la selva.


Pero la extrema presión tributaria obliga a la rebelión a los más pobres. El
padre Girbal recuerda que existen pueblos extremadamente pobres en la
selva, como los de Tarapoto y Cumbasa, a los que se les había declarado
exentos de tributos, tras nombrarlos soldados fronterizos. Sin embargo, el
religioso comprueba que, hacia fines del siglo XVIII, se les había restablecido
el tributo, condenando a estas poblaciones o a la rebelión o a la huida. Los
indios —dice Girbal— son como bestias en figura humana, y solo se
amansan con el cariño y el regalo MP, V, 1792: 121). Si se les obliga a lo
mismo y a pagar el nuevo impuesto, desampararán sus pueblos y se
internarán en la montaña MP, V, 1792: 118). Entonces, no se logrará ni
defender las fronteras, ni el éxito de las misiones a los que respaldan estos
soldados.

Después de llenar los papeles con punzantes adjetivos sobre los indios de la
Selva, los mercuristas se sorprenden que algunas tribus, como los Panos, sean
amables. Les sorprende que cuando encontraron al padre Girbal en el
Ucayali, no le pusieran al asador, sino lo recibieron en son de paz, tocando la
corneta y le llevaron con su curaca, con quien Girbal almorzó con regocijo.
Unanue exclama sorprendido: (e aquí un momento en que nuestro corazón
se enternece hasta el extremo ¿Cómo se componen los sangrientos y
bárbaros retratos del desgraciado Pano con estos rasgos de sencillez y

131
humanidad? . Entonces, dando cierto giro a su vieja concepción, Unanue
recomienda que se someta a los indios de manera pacífica, sin violencia, pues,
este método ha sido más efectivo, y un recorrido por los Andes peruanos así
lo acredita. Más eficaces para atraer sus corazones ha sido el buen trato que
las armas.

Unanue transita de una leyenda negra contra el indio de la montaña hacia una
cercanía con el buen salvaje. Incluso le da un carácter muy humano en
comparación con las atrocidades del hombre civilizado: es digno de notarse,
que estos indios nunca emplean armas empozoñadas en sus combates, y que
más bien, los civilizados usen mil y un artificios destructores del género
humano (MP, III, 1791: 87). En el tránsito de esta visión, también busca
salvarlos del pecado de la concupiscencia. Salvo los caciques, que tienen dos
mujeres, los demás tienen una sola —dice— al tiempo que los compara con
los pueblos orientales, como los turcos y los persas.

Contrariamente a Montesquieu, quien ponía personajes persas para criticar a


la religión católica, Unanue presenta a los pueblos orientales sin resistencia al
pecado y a la práctica sexual, donde la física del amor tiene una fuerza
invencible . De estos y peores excesos es capaz el hombre sin religión MP,
III, 1791: 79), dice en clara alusión tanto a los ateos como a los mahometanos
(falsa religión) y en defensa de la religión católica (religión verdadera).

El indio selvático sale bien librado. Pero cuando el momento se torna


oportuno para dar una explicación social, plantea una explicación divina. La
disposición de los indios de la selva hacia el cristianismo demostraría que
Dios hace posible el triunfo del catolicismo, blandeciendo el corazón del
bárbaro. Su corazón desea que se instruya en las máximas del cristianismo .
La religión católica, beneficiando al hombre, tiene un poder infinitamente
superior para civilizarlo .

132
Cuando todo indica que esta visión paternalista de Unanue sobrevivirá en las
páginas del Mercurio, Millán de Aguirre se encarga de borrar todo camino
hacia la visión del buen salvaje:

La manía común, de ensalzar lo antiguo aunque merezca el vituperio, hizo que


se mirasen como felices aquellos tiempos en que el más distinguido vestía de
pieles, y se alimentaba de bellotas y sin más derecho que su fuerza
exterminaba a sus semejantes. Sólo las leyes de Saturno pudieron hacer a
aquellos hombres más libres haciéndolos dependientes; y las monedas que
introdujo, dándoles a conocer el precio de las cosas fueron el móvil de su
fortuna […] Se promueve el comercio, se minora la ferocidad y la barbarie, y la
santa amistad hace patentes sus delicias; las selvas luego se convierten en
ciudades, y ya son útiles los hombres que antes se devoraban mutuamente
(MP, V, 1792: 214-215).

El objetivo es llevar el poder del Estado a la selva. Desplegar todo una


maquinaria que permita tanto someterlos como cristianizarlos, pero, sobre
todo hacerlos útiles a la Monarquía. Estos hombres —complementa
Unanue— viven desnudos, no hay mano que los oprima MP, III, 1791: 85).

Los mercuristas legitimaban la construcción de la maquinaria estatal, bajo


concepciones que medio siglo antes parecían abominables a Feijóo, porque
contribuían al absolutismo y a la tiranía. El lenguaje de Aguirre se acerca más
al estado absolutista Hobbesiano que busca controlar a la población en un
escenario de precontrato, es decir, convirtiendo a todos en siervos del
Estado. Bajo pretexto de evitar que el hombre sea lobo del propio hombre.
Además, buscan imponer una especializada división de trabajo, pues si bien
existe, aún no están especializados en el arte de los oficios.

Los indios de la selva siguen siendo est’pidos e ignorantes y entregados los


más a vanas supersticiones (MP, V, 1792: 226). Por lo tanto, es función del
Estado sacarlos de ese letargo e insertarlo en el comercio, para que así se
vuelvan tributarios al fisco y, al mismo tiempo, ayuden a saciar las
necesidades de América y España.

Para resumir: más que una nueva épica de la ilustración , los mercuristas
defienden los proyectos del Estado absolutista, que orquesta las expediciones

133
a la selva con fines básicamente económico-fiscales. El papel de los
mercuristas es tanto de difusión de dichos proyectos como de consejeros del
Estado.

Esclavos por ambición: Los Negros

Si el indio serrano era de ingenio imbécil, además de fétido olor, y el nativo


de la selva el bárbaro salvaje sumido en la concupiscencia, el esclavo negro
será identificado con las costumbres más despreciables, con una propensión
instintiva hacia el crimen. Son seres convertidos en esclavos por su
ambición .

Los mercuristas, como representantes de la élite colonial, también viabilizan


su sentir en un lenguaje cargado de estigma social frente a los negros. Esto no
es distante de otras partes del mundo. En general, la mentalidad occidental
ha desarrollado una amplia literatura sobre la supuesta barbarie innata en el
negro. Estos discursos racistas no nacieron en el siglo XVIII, tienen su
origen en la desigualdad social y, aunque a veces tenga color de piel, en
realidad más peso tiene el poder.

El negro es la oposición de la civilización. Sobre todo el negro recién llegado


del África que, para los mercuristas, encarna el salvajismo y bestialismo de la
prehumanidad. Son lo opuesto del hombre ilustrado dice Mariselle Melendez,
a los que se les relaciona con todo tipo de males, y una tendencia inevitable a
la subversión.

Los mercuristas presentan a la población africana en Lima como un emblema


de desorden. Problemas tales como las malformaciones congénitas,
sexualidad desviada, la falta de educación y el comportamiento primitivo se
debatieron usando como ejemplos a estos sectores de la población (2006:
213).

134
Es sorprendente que los mercuristas se ocupen más de los negros que de los
mestizos a pesar que estos representaban una población mucho más
numerosa en el Perú; sin embargo, la explicación para la preocupación de los
mercuristas por los negros tiene una doble respuesta. En primer lugar, si bien
los negros a nivel del virreinato representaban solo el 4%, en Lima
constituían el 17% de la población. Según el censo de Gil de Taboada (1790),
había en Lima 8960 negros, 3912 indios y 4631 mestizos, a los que había que
sumar 5972 mulatos, 3384 zambos y 1120 chinos, mientras que los
españoles sumaban 18 862 (Clément, 1997: 160). Pero existe otra explicación
más importante: cuando los mercuristas tratan sobre la condición de los
negros abordan directamente las jerarquías sociales, esto es, la estructura de
la sociedad y el status quo.

Rossi y Rubí es el que más atención presta a los negros. La motivación de


Rossi para tocar el tema —tal como sostiene Estenssoro— es clara, como
parte de las preocupaciones políticas del Mercurio y su fuerte adhesión a los
proyectos del gobierno colonial. )mprescindible para marcar de entrada el
rango social y político de los negros Estenssoro, : .

Desde su Apólogo histórico sobre la corrupción de las colonias romanas en


África (MP, I, 1791: 33-35), un metafórico título, donde Roma era España y
las colonias africanas el Perú, Rossi denuncia el lugar que ocupaban los
negros en algunas familias. Critica duramente a los dueños de esclavos que
les permitan tantos honores y privilegios, como que algunas mujeres de la
nobleza tengan por confidentes a sus esclavas.

Rossi se horroriza ante el trastrocamiento de las jerarquías sociales y ante el


poder que han adquirido los esclavos; sin embargo, el tono con que introduce
su Idea de la congregaciones públicas de los negros bozales, en la que —según
refiere—, llevado por su humanidad religiosa , reconoce a los negros como
iguales a los blancos (pero no en tanto hombres que nacen libres e iguales a
sus semejantes por derecho natural, sino por creación divina), ha valido para

135
que Clément identifique a los mercuristas en general en lucha abierta contra
la esclavitud. En cuanto a la esclavitud —dice Clément— los mercuristas la
juzgan tan negativamente que llegan a glorificar al suizo, Schwartz, a pesar de
ser protestante, por haber escrito una obra antiesclavista : .

El suizo Schawart al que hace referencia Clément es, en realidad, el Francés


Condorcet, quien bajo ese seudónimo publicó sus Reflexiones sobre la
esclavitud de los negros. La coincidencia entre la postura antiesclavista de
Schwartz (Condorcet), lleva a Clément a postular que compartían con el
pensamiento de Mirabeau, quien, en 1758, había sentenciado la
imposibilidad de conciliar la esclavitud con el cristianismo 1997: 163).
Nada más falso. Rossi, contrariamente al marqués de Mirabeau y a Condorcet,
busca mantener la esclavitud, pero no con el trato inhumano que muchas
veces padecen los negros en las chacras y haciendas, como los que fabrican el
chocolate (MP, I, 1791: 123), sino con el trato propio de la humanidad y la
caridad evangélica (MP, II, 1791: 112-113).

Para Rossi:

Estos desgraciados, hijos del omnipotente, hermanos nuestros por la


incontrastable genealogía de Adán, dotados de una alma inmortal como la
nuestra, copartícipe de la preciosísima sangre de Jesucristo, de su redención, y
de la bienaventuranza celestial: estos negros, se hallan en nuestras
negociaciones reducidos al nivel de un fardo de mercancías, y se tratan a veces
peor que los jumentos en aquellas mismas chacras, que ellos riegan con sus
sudores. (MP, II, 1791:113).

Rossi concilia cristianismo con esclavitud, porque, según él, la religión


termina siendo el consuelo de los infelices esclavos, a la que se acogen los
hombres cargando con sus miserias (MP, II, 1791: 114). Incluso, con una
fábula del holandés Willem Bosman, busca justificar el destino de los negros
como consecuencia de su libre albedrío y de sus propias ambiciones:

Dios habiendo criado a los negros y blancos, les propuso dos regalos; el de
poseer el oro, o saber leer y escribir: y como Dios dio a escoger primero a los
negros, estos eligieron el oro, dejando a los blancos el conocimiento de las
letras, lo que les otorgó. Pero irritado de esta codicia que ellos mostraron por

136
el oro, resolvió al mismo tiempo que los blancos dominarían eternamente
sobre los negros, y que ellos estarían obligados a servirles de esclavos (MP, II,
1791: 114)46.

Bajo esta fábula, supuestamente inventada por los propios negros, Rossi
pretende presentar la esclavitud como un designio divino. Como bien lo ha
señalado Estenssoro, pese al tono empleado, antes de profundizar en las
razones de la esclavitud o cuestionarla, Rossi se limita a comprobar el hecho
y a mencionar que los propios negros explican su condición como mandato
divino : . Además, el desprecio por los negros se traduce en una
afrenta contra sus costumbres y toda otra expresión cultural. Rossi, incluso
llega a sugerir que en muchas cosas dependientes del talento, los negros
están más por debajo de los indios que los indios respecto de los españoles
(MP, II, 1791: 123).

José Ignacio de Lequanda, en su Descripción geográfica de Trujillo,


complementa la visión negativa del negro. Los negros, dice, se dividen en
libres y esclavos y los que causan mayor daño son los negros libres, ya que
son pocos los que, logrando […] la libertad no se dedican a útiles ejercicios.
Ellos son por lo común autores de asesinatos, de los robos, y de los excesos
más criminales MP, VIII, 1793: 49). Lequanda sugiere que se le niegue la
libertad a un esclavo, pues, quienes los liberan están cayendo en un vicio
negativo que tanto ha crecido en este país MP, VIII, 1793: 49).

Si bien la violencia de los cimarrones y la construcción de palenques se


habían vuelto un problema endémico; sin embargo, nada era comparado con
los palenques caribeños y brasileños 47, por lo que, en realidad, en sus
calificativos contra los negros, los mercuristas expresan su miedo a la plebe y

46 El texto de Willem Bosman que cita Rossi es: Descripción nueva y precisa de la costa de Guinea:

Se divide en el oro, esclavos, y las costas de Marfil [1705].


47 Los lugares donde había abundante vegetación facilitaban la construcción de palenques, algo

que era difícil en Lima. Por ejemplo, el quilombo de Palmares en Brasil llegó a albergar más de
20 mil personas y se dotó de una organización estatal y militar que le permitió resistir durante
varios decenios a los ataques de los portugueses, en el siglo XVII. Mientras que los cimarrones
jamaiquinos Cudjoe, Quao y Cuffe aceptaron firmar acuerdos de paz con las autoridades inglesas
a principios del siglo XVIII (UNESCO, 2004: 9).

137
a la rebelión. Además, los mercuristas olvidan ex profeso que las duras
condiciones de trabajo en las haciendas hacían que algunos negros huyesen y,
tras la fuga, muchos preferían el suicidio que volver a su antiguo dueño.

Por otro lado, un negro liberado por gracia del dueño, tenía limitaciones
sociales. No podía vivir en medio de los indios, ni salir de noche; también se
le prohibía andar montado en caballo. Laboralmente no podía ser maestro ni
tabernero y nunca podía acceder a la universidad. Todo ello hacía que los
negros, sumados a sus años de explotación y látigo, evadieran las leyes e
incurrieran en la delincuencia y construyeran una sociedad paralela a la de
indios y españoles. En ella recibían tratos de igualdad.

Los mercuristas abogan por la esclavitud. Para ellos, el negro es valorado


tanto como el indio, es decir, como mano de obra. Son los más aptos para
trabajar en las haciendas de la costa como el indio lo es para las minas de la
sierra y para los cañaverales de las provincias serranas como Abancay, donde
—según Espinavete López—, resulta más costoso mantener esclavos negros,
que pagar a indios que solo gana[n] dos reales diarios (MP, XII, 1795: 159).

Finalmente, Simón Pontero recuerda que la Sociedad se había planteado la


disyuntiva sobre la esclavitud en 1793 en el Índice de materias presentado
por Unanue, donde además se debería tratar sobre los cantos y bailes de los
negros. La Sociedad se preguntaba si era más provechoso al bien del Perú, la
esclavitud o libertad de los negros y, en consecuencia, si se debería fomentar
o moderar el uso frecuente de libertarlos (MP, X, 1794: 155). Acto seguido,
como ya vimos, respondía Lequanda, calificando como vicio negativo la
liberación de los esclavos por sus amos y llamando decididamente a
mantener la esclavitud. Ese mismo año, se emite la Real Orden sobre la
libertad de tráfico de negros, publicada en el Mercurio, declarando que todo
español puede hacer expediciones a las costas africanas desde cualquier
puerto de España y América, libres de todo derecho (MP, VIII, 1793: 235-

138
236). El objetivo era facilitar la compra-venta de esclavos para cubrir la
demanda de mano de obra en las tierras de los oligarcas.

La costumbre como problema

En el Mercurio no existe un discurso monolítico, más bien existen discursos


con matices a veces discrepantes; sin embargo, hay algo en lo que todos
coinciden: en la religión, el fiel servicio al Estado y en la búsqueda por
moldear nuevas y buenas costumbres . Buscan desterrar las malas
costumbres, porque la sobrevivencia de éstas, muchas veces evidencia un
peligro para el Estado y la convivencia pacífica. Por ello dirigen su mirada
hacia las costumbres de la plebe, buscan imponer nuevas y desterrar las
viejas costumbres. Más que nunca la plebe se ha vuelto peligrosa. La Gran
Rebelión en los Andes así lo había demostrado y, el proceso revolucionario
francés lo había llevado a su clímax.

Unanue, en su descripción de los indios de la Selva, ve en la costumbre un


antídoto social, incluso para el control del impulso sexual. Allí, los hombres y
mujeres casadas usan ropa, mientras que las mujeres doncellas o vírgenes ,
andan como Eva en el paraíso. Un aspecto de esta naturaleza, según Unanue,
sacaría de tino a un occidental; sin embargo, los selváticos no parecen
alterarse ante la desnudez. Al verse entre las naciones enunciadas, muchas
vírgenes en la pubertad —dice Unanue—, debemos persuadirnos que la
costumbre es una especie de antídoto contra el impuro dios de los huertos
(MP, III, 1791: 77). Así, sin proponérselo, los salvajes indios de la selva
enseñan a los mercuristas la importancia del control de las costumbres para
mantener sometida a la plebe.

Las costumbres que buscan mantener son las que impusieron los
conquistadores, las de sus abuelos que trajeron la religión y el impulso por el
trabajo, el comercio, etc. Pero al mismo tiempo buscan imponer nuevas
costumbres como la limpieza e higiene, la lactancia materna, la nueva visión

139
de la familia, etc.; mientras que entre las malas costumbres que deben
desterrarse están los bailes, la vagancia, el libertinaje y la contaminada
tradición de enterrar en las iglesias. En suma, pretenden dirigir la vida
privada y la participación en el ámbito público.

Fiestas y bailes
Rossi y Rubí no solo marcaba la agenda en los dos primeros años de
publicación del Mercurio, también se ocupa de los temas más controversiales,
pues, casi monopolizaba los tratados sobre las costumbres, buscando un
nuevo vasallo que, insertado en las nuevas modas y nuevos hábitos,
abandone su instinto violento y sea ’til a la sociedad y al Estado. Así, entre
otras cosas, critica las diversiones donde prima el alcohol y el desenfreno.

En su Examen histórico de las diversiones públicas ve un peligro constante: la


degradación del género humano si no está poseído de una sólida virtud, esto
es, de las máximas puras de la religión (MP, I, 1791: 25). Solo el teatro —
dice— ha demostrado ser inofensivo, pues, así lo entendía Santo Tomás y si
bien en Roma era repudiado, anatematizado tanto por San Agustín como por
Tertuliano, por las representaciones ofensivas que se hacían contra el
gobierno, luego fue dirigido para instruir al público y corregirlo.

El teatro, siempre abarrotado de gente tanto de la élite como del pueblo, en


Inglaterra, que asistía a las representaciones de las obras de Shakespeare,
Dryden o en Francia a las de Racine y Corneille, no era la diversión del
español promedio que prefería las corridas de toros, gusto compartido por
los criollos peruanos. Ello explica que se haya levantado la plaza de Acho en
Lima para la corrida de toros, algo que a Rossi le parece positivo porque se
realiza en un recinto cerrado. Pero los gustos de la élite no eran los de la
plebe y esta disfrutaba de los bailes de tipo carnavalesco y de las peleas de
gallos.

140
Las fiestas de indios y negros se veían como peligro inminente luego de la
rebelión de Huarochirí. Se concebía que la plebe, en medio de su borrachera,
era capaz de causar desórdenes que no se atrevía estando sobria.
Precisamente las abortadas rebeliones en Lima se habían planeado en días de
fiesta, […] ya que para esa fechas a los indios se les permitía que
participaran en la procesión portando armas O Phelan, : .

Los desórdenes, por la afición del pueblo a las peleas de gallo, se


solucionaron en parte con la creación del coliseo de gallos en 1762, durante
el gobierno de Amat. Con él, además, se estableció una ordenanza para el
régimen interior del Real coliseo de comedias de Lima 48. Sin embargo, no
sucedió lo mismo con las fiestas, en las que los negros consumían alcohol y
bailaban vestidos de diablos. Esto era visto como un atentado a la religión y a
las buenas costumbres; por ello, los mercuristas buscan desacreditarlas. Rossi
comprende rápidamente que el Mercurio puede ser un medio eficaz para
moldear la costumbre y desterrar los bailes de los negros. Entonces, arremete
contra las diversiones públicas, sacando a relucir los preconceptos y
prejuicios de la élite limeña sobre la plebe.

Las costumbres de los negros recién llegados, es decir, de los negros bozales,
son las más degeneradas y horrorosas, dice Rossi. La fiesta de Corpus, por
ejemplo, le parece despreciable, no solo por sus horribles trajes donde
algunos se visten de diablos o de emplumados, sino sobre todo porque es
indecente en una función eclesiástica, y más en una procesión, en que el
menor objeto impertinente profana la dignidad del acto sagrado y disipa la
devoción de los concurrentes (MP, II, 1791: 117). Rossi busca la extirpación
inmediata de esta costumbre, pues concibe un peligro sobre todo unidas al
carácter alegre, vital y agresivo que ve en ellos. Así apunta un miedo étnico
(Estenssoro, 1990: 573).

48Estas ordenanzas fueron elaboradas por Ambrosio Cerdán Pontero, quien en ese entonces era
juez de la audiencia. La ordenanza se aprueba el 22 de diciembre de 1786.

141
La m’sica de los negros es sumamente desapacible: sacan un ruido musical
golpeando una quijada de caballo o borrico, descarnada, seca y con dentadura
movible; lo mismo hacen frotando un palo liso con otro entrecortado en la
superficie. El instrumento que tiene algún asomo de melodía es el que llaman
marimba (MP, II, 1791: 122) y sin embargo, la seriedad y el feroz
entusiasmo con que representan todas estas escenas nos dan una idea de la
barbaridad con que harán sus acometidas marciales . A buena cuenta —dice
Rossi— la superioridad ha impedido que los negros lleven y disparen armas
de fuego en el discurso de la procesión, como lo hacían antes (MP, II, 1791:
117).

Esta descripción de Rossi, como ha hecho notar Clément, es idéntica a la que


hizo Carrió de La Vandera49 dos décadas antes, por lo que se hace notorio que
la visión de Rossi no sólo es la de la Sociedad de Amantes del País, sino de la
élite hispano-criolla en general. El afán de luchar contra las malas
costumbres, tras la rebelión de Túpac Amaru, se convirtió en una urgencia,
pues, se busca prohibir todo tipo de manifestación popular incluyendo los
bailes y las reuniones públicas.

Los mercuristas ven el peligro no solo en los bailes de los negros, sino en toda
reunión de la plebe e incluso en las danzas de los indios. Manuel Espinavete
López, en su Descripción de la Provincia de Abancay, celebra la eliminación de
los bailes andinos en diversas regiones del virreinato, incluido el Cusco. Los

49 Para Carrió de La Vandera, las diversiones de los negros bozales son las más bárbaras y
groseras que se pueden imaginar. Su canto es un aúllo. De ver sólo los instrumentos de su
música se inferirá lo desagradable de su sonido. La quijada de un asno, bien descarnada, con su
dentadura floja, son las cuerdas de su principal instrumento, que rascan con un hueso de
carnero, asta u otro palo duro, con que hacen unos altos y tiples tan fastidiosos y desagradables
que provocan a tapar los oídos o a correr a los burros, que son los animales más estólidos y
menos espantadizos. En lugar del agradable tamborilillo de los indios, usan los negros un tronco
hueco, y a los dos extremos le ciñen un pellejo tosco. Este tambor lo carga un negro, tendido
sobre su cabeza, y otro va por detrás, con dos palitos en la mano, en figura de zancos, golpeando
el cuero con sus puntas, sin orden y sólo con el fin de hacer ruido. Los demás instrumentos son
igualmente pulidos, y sus danzas se reducen a menear la barriga y las caderas con mucha
deshonestidad, a que acompañan con gestos ridículos, y que traen a la imaginación la fiesta que
hacen al diablo los brujos en sus sábados, y finalmente sólo se parecen las diversiones de los
negros a las de los indios en que todas principian y finalizan en borracheras Carrió de la
Vandera o concolorcorvo 1973: 175-176).

142
bailes, dice, se hallan extinguidos desde el año en toda la extensión de
la intendencia de Cuzco en virtud de una providencia de aquella Real
Audiencia, por los gravísimos males y perjuicios que causaban en algunos
partidos (MP, XII, 1795: 152), porque los indios demuestran docilidad, pero
no cuando se trata de diversiones de toros y bailes donde son dominados por
el vicio y la embriaguez.

Los bailes y corridas de toros no se prohibieron solo en Cusco. El intendente


de Huancavelica, en 1791, también prohíbe la corrida de toros50. Según
demuestra Estenssoro, tras la Gran Rebelión, no solo se prohibieron las
reuniones nocturnas, mandando a cerrar las pulperías en cuanto caía la
noche, sino que se prohibió bailar viafalas (1990: 519). Esto debido a que las
fiestas y los bailes se podían convertir en estrategia para la conspiración o
fórmula de guerra en expresión de la alegría y el éxito. La rebelión de Túpac
Amaru marca una ruptura definitiva de las autoridades a las manifestaciones
culturales indígenas Estenssoro, 1990: 526).

Para Estenssoro, los mercuristas luchan contra algo más que la fuerza de las
costumbres, luchan contra una manifestación de la religiosidad popular y
contra una forma de resistencia cultural.

La ceremonia de corpus seguirá intacta, pero la actitud de oposición contra


estas manifestaciones se extenderá a un grupo mayor que el de los
intelectuales del Mercurio o de los funcionarios coloniales, puesto que la
prensa abrirá la posibilidad de opinión, poniendo en manos de un sector más
amplio de la población las aspiraciones reformistas, convirtiéndose en status
intelectual el propio hecho de opinar. Este grupo asumirá la indignación por
las costumbres festivas, haciendo de la decencia y la seriedad valores
irrefutables (Estenssoro, 1990: 575).

50BNP. Expediente sobre prohibir las corridas de toros… . Código: .

143
En líneas generales, para los mercuristas, el indio aún no había sanado de su
idolatría y sus viejos cultos, su antigua religión era la de adorar al Sol y dar
culto al Diablo MP, VIII, 1793: 48) y esta costumbre heredada subsiste. Ello
explica, según Lequanda, por qué Dios los castiga constantemente
haciéndolos infelices, incluso haciendo que recaiga sobre ellos unas pestes
que lo han desolado, naturalmente permitidas por la providencia para su
castigo MP, VIII, 1793: 49).

Los nativos de la selva, en cambio, a los ojos de los miembros de la Sociedad,


viven en un estado salvaje como los animales, desnudos como Eva y Adán en
el huerto del Edén, pero cargados de pecados y exhibiendo sus vergüenzas, a
ellos había que domesticarlos, civilizarlos mediante la religión y las leyes.
Ellos se encuentran en estado natural y su vida debe ser cambiada por
completo de acuerdo a los cánones de la civilización occidental.

Amas y madamas: mujeres y estructura social

La igualdad de género también representaba una amenaza para los


mercuristas. Lejos de una visión igualitaria, presentan un ideal aristocrático.
La mujer debe dedicarse al hogar, al cuidado del marido, a dar órdenes a la
servidumbre y, ahora sí, siguiendo a Rousseau, también a la crianza de los
hijos.

Se ha relacionado la visión tradicional de la familia, esto es, la mujer dedicada


al hogar y a la educación de los hijos con la ilustración. Rousseau es el
primero en encauzar esta vertiente, luego defendida por el romanticismo. El
Emilio de Rousseau marcó una época y una línea paralela dentro de la misma
ilustración; gustó tanto a los burgueses y aristócratas que se convirtió
rápidamente en un best seller, pero también fue quemado, prohibido y
difamado, no porque atentara contra la familia, sino por sus reflexiones sobre
la sociedad. Un atentado racional, una lucha frontal contra el dogma religioso.

144
Sin embargo, no se acogió la postura política defendida por Rousseau, sino las
cualidades sometidas de la mujer al hombre que daba Rousseau a Sofía, y de
libertad y dominio a Emilio; así, el pensador más progresista, el defensor por
antonomasia de la democracia, legaba a la posteridad una visión bastante
vieja de la familia y la mujer. Pero claro, no fue la única voz. Varios ilustrados
representativos que no vivieron la Revolución y otros que sí, sentaron una
postura contraria a Rousseau, que va desde el reclamo por una educación
igualitaria hasta la lucha por la participación en la tribuna política con
Olympe de Gouges.

Diderot consideraba necesario cambiar las leyes para terminar con el


sometimiento de las mujeres Puleo, 1996: 16). Voltaire, aunque describía a
la mujer como un ser inferior física y espiritualmente, no le negaba su
capacidad para gobernar, como lo habían demostrado en varias monarquías
(Voltaire, 1958: 473). Montesquieu, en sus Cartas Persas, llega a la concluir
que cuanto más civilizada es la sociedad más derechos reconoce a las mujeres
(Montesquieu, 1996: 18). Por su parte M. D. Demahis, quien escribe sobre la
mujer en la Enciclopedia, criticaba la visión de la mujer en el Antiguo
Régimen que vivía para el encanto y deseo de los hombres, cultivando la
coquetería. Este tipo de hábito la llevaba a una vida trágica en la vejez tras la
pérdida de los encantos. Entre tanto, el marqués de Sade, daba igualdad de
condiciones al hombre y a la mujer incluso en la persecución de los
placeres51.

Esta vertiente de la ilustración abogaba por una educación distinta. Ya no de


sometimiento, sino de igualdad de géneros. Tanto D Alembert, Madame
d`Epinay, D (olbach y Condorcet veían en la educación una fuerza
transformadora de la sociedad y las relaciones entre los sexos (Puleo, 1996:
22). Sin embargo, ninguna de estas voces prosperó en la Europa del siglo

51 Sade presenta a las mujeres en condiciones semejantes al hombre incluso en el disfrute


sexual. Así pues, daba rienda suelta a sus críticas contra la religión que les negaba explorar su
sexualidad.

145
XVIII y la Revolución francesa tratará de apagar las propuestas feministas
con la guillotina en donde termina Olympe de Gouges.

Los mercuristas no solo se muestran distantes de estas últimas vertientes,


sino que explotan diversas estrategias para poder presentar en el periódico,
diversos artículos criticando los intentos de inversión del viejo orden, en el
que la mujer tiene un rol subordinado, no solo frente al marido, sino en
estricto respeto de las diferencias estamentales, los títulos y los privilegios.

Una de las estrategias de los mercuristas para generar corriente de opinión


favorable a sus intereses consistía en la publicación de supuestas cartas
enviadas de diversas partes del país a La Sociedad. En realidad, ellos mismos
eran los remitentes que firmaban con seudónimos distintos. El más prolijo de
todos en este tipo de mecanismos para atraer al lector —como ha
demostrado Solís (2006)—, fue Rossi y Rubí52.

En una carta, supuestamente escrita desde el Cusco ( Sobre la impertinente


pretensión de algunas mujeres a que las llamen Señoras , critica el delirio
en que ha caído cierta mujer al buscar ser considerada Señora, no obstante
ser una mujer sin título de nobleza. A Rossi, eso le parece un insulto tanto a
las verdaderas señoras nobles como a las jerarquías sociales, porque altera el
orden de las diferencias. Aquella mujer, además, daba un carácter universal al
señorío llegando a alterar hasta la forma de rezar ya que ella iniciaba así el
Ave María: Bendita eres entre las señoras, y no entre las mujeres MP, II,
1791: 45). Además, la misma mujer, pretendiendo tener más autoridad que

52 Según Solís, el objetivo de José Rossi y Rubí, al escribir cartas con seudónimos distintos, pero
siempre discutiendo los temas cardinales de su momento, buscaba principalmente atraer la
mayor cantidad de lectores. En ese sentido, dice: Rossi no escatimará esfuerzos por hacerse del
mayor n’mero posible de lectores . De ahí que con mucha audacia pone en marcha de una serie
de mecanismos de seducción y estrategias periodísticas Solís : . Si bien esta es una
conclusión plausible, sin embargo, creemos que los mercuristas con esta estrategia iban más allá:
buscaban dirigir el rumbo de la opinión pública para así generar consenso favorable a los
intereses del régimen político-social, acorde con su propia forma de ver el mundo y la vida en
sociedad. Esto se revela claramente cuando, al comentar la carta Sobre la impertinente
pretensión de algunas mujeres a que las llamen Señoras , advierte que buscan despertar a la
gente de su letargo y así se pueda desterrar un abuso que se observaba adquirir mayores
fuerzas, mientras no se le impidan los progresos MP, )V, : .

146
su marido buscaba firmar no como Doña N. mujer legítima de Don , sino
como Doña N. Señora legítima y conjunta persona de Don MP, II, 1791: 45).

La mujer por supuesto es irreal, pero, Rossi aprovecha todos los medios ya
sean periodísticos o literarios para cuestionar cualquier muestra de desorden
tanto en el ámbito familiar como a nivel de la sociedad. Se niega a reconocer
derechos de igualdad a las mujeres. Sobre todo si se trata de mujeres que no
pertenecen a la nobleza. Este fenómeno produciría un salvoconducto para
todas las infamias, generando irreparables daños tanto al Estado como a la
Iglesia, dado que —dice— no son simples sandeces ; se propagan, cunden,
hacen secta . Y si bien sabemos que las sectas no hacen progresos en las
familias incontestablemente ilustres y de verdaderas señoras , […] ¿quién
podrá ser fiador de lo futuro? MP, II, 1791: 46).

Ante este peligro no escatima límites para cuestionar todo aquel régimen que
sea distinto a la monarquía. Por ejemplo, trata con desprecio al régimen
impuesto por Cromwell en Inglaterra. En aquel tiempo, las oraciones
dominicales no decían: Adveniat regunum suum , sino Adveniat República.
Pero no solo desdeña el régimen republicano, también los señoríos
prehispánicos. No es casual que la pretendiente del título de Señora, resida en
el Cusco, ciudad a la que llama Onfalópolis, haciendo referencia al supuesto
dominio del sexo femenino sobre el masculino. Esta era una ciudad, cuyos
primitivos Señores la veían como un templo erigido a su imaginaria
Divinidad MP, II, 1791: 46). Se refiere a la Pachamama y a las Huacas,
sustantivos femeninos y divinidades que contrastan con el masculinizado
mundo occidental.

Rossi considera una enfermedad las pretensiones femeninas; sin embargo,


tiene esperanzas en que dicha enfermedad no se extienda ya que ella solo se
propaga en los que hacen gloria de no proceder de aquellos MP, II, 1791:
46). Así, aclara, consciente de su público lector, que sus escritos están
dirigidos a la élite, la que no solo debe leer, sino poner en practica los

147
principios de la vida noble así como mantener las buenas costumbres . Lo
que pretenda la plebe es visto como aberraciones que solo debe merecer el
desprecio.

Los mercuristas, que se movían en los círculos más elevados de la sociedad


colonial, escribían tras sentir el pulso de las opiniones. Por ello, pretendiendo
borrar toda opinión favorable al reconocimiento de los derechos femeninos,
Rossi, vuelve a escribir sobre el tema en el Mercurio número 111. En esta
segunda carta, sin embargo, hace hablar a una mujer que firma como Doña
Lucinda. Es fácil determinar que se trata del mismo autor ya que mantiene el
estilo de escribir, la abundancia de citas y también repite los mismos libros y
el argumento central.

Se supone que se trata de una mujer noble y culta que, sin pretender
impugnar la carta sobre el señorío de las mujeres, da una serie de evidencias
para demostrar que desde mucho antes, tal vez desde los antiguos griegos,
las mujeres casadas han sido tratadas como señoras y luego los juristas
popularizaron el término que se recogió en los diccionarios. Por ello, sugiere,
no se debe hacer escándalo y más bien perdonarle la vanidad equivocada de
aspirar a ser tratada como señora; sin embargo, sí criticaba su negativa de
aceptar el significado de superioridad del marido. La carta finaliza haciendo
énfasis en el carácter inocente y bien intencionado, pero al mismo tiempo
hacía un llamado a las mujeres a tener cuidado a quien entregan el señorío de
sus corazones.

Dos meses después, otra vez Rossi, arremete con una nueva carta a la que
titula: Nuevo rasgo prosbólico contra el señorío de las mujeres . Una vez
más, se supone, remitida desde el Cusco u Onfalópolis y publicada en los
números 135-136. En ella, como era de esperarse, Rossi, que ahora firma bajo
el seudónimo de Acignio Sartoc, critica la carta anterior, tanto en el fondo
como en la forma. Hábilmente, en la carta anterior, había errado ex profeso,
en el uso de los artículos, términos, nombres de autores, personajes e incluso

148
en el género, dejando en duda la autoría de la carta. Aprovechando estos
errores busca desacreditar los argumentos de Doña Lucinda, a la que llama
Filaminta. Personaje de Las mujeres sabias de Moliere que se caracteriza por
un carácter egocéntrico, y manipulador, que no respetaba la autoridad de su
marido; sin embargo, era culta y gustaba mucho de la filosofía. Al mismo
tiempo, insinúa que la carta puede ser escrita por un hombre, posiblemente
un Trissotin, otro personaje de Moliere conocido por ser lujurioso y
mentiroso, un falso poeta al que todos odiaban excepto Filaminta.

El objetivo es ridiculizar para causar vergüenza en las mujeres en general,


pero sobre todo en las mujeres nobles. Critica con dureza las pretensiones de
las mujeres como Lucinda que, recurriendo al derecho, libraban de culpa a las
mujeres que procuran este reconocimiento siempre y cuando no sean hijas
de la ínfima plebe o hijas de gente oficiada , para las que todo camino debe
estar cerrado. No hay justificación que valga. Hace explícito su pedido para
que las mujeres juiciosas renuncien a determinadas lecturas de historias,
autores o escrituras por el riesgo de contaminarse (MP, IV, 1792: 270) y
terminar perdiendo su honor al defender estas degeneraciones que no solo
están en el Cusco sino en todas partes, de ahí que el Cusco esté a la altura de
otras ciudades en la infección de tan com’n enfermedad MP, IV, 1792:
277)53.

Amas de leche y educación de los hijos


Los mismos males estaban inundando la crianza de los hijos, según Rossi y
Rubí. Los infantes y niños venían siendo contagiados con las costumbres de la
servidumbre, sobre todo de las nodrizas y las amas de leche. Sin embargo, a
diferencia de Rousseau, los mercuristas siguen sugiriendo el uso de las amas

53 Las discusiones sobre el señorío de las mujeres se cierra con una carta firmada por Pánfilo

Narváez y remitida desde el pueblo de La Caldera. En realidad se trata de José Mariano Millán de
Aguirre, obispo de Olleros, que por lo general firmaba como Sofronio. En esta carta, Millán de
Aguirre busca demostrar que hasta en los pueblos más alejados no solo se lee el Mercurio, sino
que existen mujeres como Lucinda que son pretenciosas en su aspiración al señorío por lo que
son valiosos los escritos publicados en contra de esta generalizada enfermedad.

149
de leche. Para ellos, lo que debía eliminarse era el contacto con las
costumbres, hábitos y vivencias de la servidumbre.

Ni el Mercurio ni el Diario de Lima buscan desterrar la vieja costumbre de


usar amas de leche54, cuyo servicio —según Claudia Rosas— aumentó en el
siglo XIX, incluso después de la eliminación de la esclavitud (1999: 402) y se
mantuvo en el Perú independiente hasta bien entrado el siglo XX (Rosas,
2004: 131).

El Semanario crítico del padre Olavarrieta sí atacará la vieja costumbre de


usar amas de leche55; sin embargo, aunque Olavarrieta alternaba este
argumento con principios higienistas, su objetivo era conservar las jerarquías
de la sociedad más que construir una nueva sociedad bajo preceptos
ilustrados y burgueses, como ha tratado de presentar Rosas Lauro (2004).

Los tres periódicos que circulaban en aquel entonces, consideraban positiva


la lactancia; sin embargo, advertían en las negras y mulatas que ejercían de
amas de leche, costumbres corrompidas y llenas de vicios . Pero mientras el
Diario de Lima y el Mercurio veían en ellas una fuente de alimento para los
recién nacidos, mas no para la crianza, el Semanario Crítico iba más allá:
buscaba desterrar toda relación directa de la élite con las clases dominadas,
sobre todo con los esclavos.

Olavarrieta no era el único que denunciaba la alteración de las relaciones.


También Rossi y Rubí se horrorizaba de este negro delito 56. En su Carta
sobre los abusos de que los hijos tuteen a sus padres , se pregunta: ¿Por qué
hemos de acostumbrar a los hijos a que hablen a su madre en el mismo tono

54Hasta sus últimas ediciones aparecen anuncios en el Diario de Lima publicitando los servicios
de amas de leche.
55En su disputa contra Olavarrieta, Rossi y Rubí, no dudaba en calificar de negro veneno , al

vehemente lenguaje del padre español que, según él, revivían el espíritu de facción (MP, II, 1791:
133), al tratar a los peruanos como salvajes. Así expresaba su temor que al agitar las
contradicciones se despierten ánimos separatistas.
56Rossi y Rubí hace esta exclamación comparando implícitamente a las colonias romanas con las

españolas (MP, I, 1791: 35).

150
que a su esclava y a que no distingan a su padre de su calesero? (MP, I, 1791:
37-38). A ésta preocupación, complementaba en su Carta sobre las amas de
leche : […] esto influye mucha bajeza en el modo de pensar de las criaturas
(MP, I, 1791:60), que terminan encariñándose más con las nodrizas que con
la madre, y, demasiada libertad con las amas de leche suele ser fatal. Sin
embargo, seguía mostrándose a favor de usar los servicios de las amas de
leche: Convengo en que se debe agradecer los servicios de una negra […]
pero es una locura tolerar en casa un fantasma inoportuno, que quiere
señorear a todos (MP, I, 1791: 61)

En este mismo artículo Rossi y Rubí llama Democracia a la mujer que


defiende a las amas de leche. El nombre no es casual. Con este sustantivo, que
se convierte en adjetivo, busca atacar toda alteración de la relación jerárquica
de la sociedad en pos del status quo de Antiguo Régimen. Enterado de las
propuestas democráticas, de la Independencia de las trece colonias e
informado sobre los sucesos en Francia, Rossi y Rubí hace un símil entre la
alteración del orden y la democracia. Compara los principios de igualdad y
libertad con la falta de respeto, con el tuteo de los hijos a los padres. Los
principios democráticos —en la visión de Rossi y Rubí— terminarán siendo
una amenaza a la autoridad y al colonialismo. Por ello, hace un llamado a
mantener la sumisión constante hasta en la célula más pequeña de la
sociedad: la familia nuclear.

El fin último es defender el despotismo y el armazón arquitectónico de la


sociedad colonial. Rossi y Rubí ve en la alteración de las jerarquías una
enfermedad social donde los actores buscan salirse de su lugar al que fueron
destinados por designio divino. La esclava que se vuelve amante del marido a
causa de la insatisfacción del tálamo de éste, teniendo a la oscuridad como
cómplice, estropea las funciones de la esposa queriendo convertirse en
madama. La nodriza que alterando los principios de la sumisión cotidiana a
las jerarquías enseña a tratar a los niños por igual a su padre como a su
calesero. Los hijos que faltan el respeto a sus padres. La mujer que sin ser

151
noble aspira a ser reconocida como Señora. Todo ello era visto por Rossi y
Rubí con asombro y repugnancia57.

Carta sobre los maricones


Si bien la alteración del orden social generaba exaltación en los mercuristas,
no tiene punto de comparación con su postura ante las conductas y opciones
sexuales, que terminan por horrorizarles, tanto o más que la autoridad que
había ganado la servidumbre. Los maricones —tal como lo denominan—
transgredían las leyes naturales y se convertía por ello en un desorden
monstruoso. Más cuando la mayor cantidad de maricones eran negros que
buscaban vestirse y llamarse como madamas.

Lo que arrebató toda mi atención —dice Mariano Millán de Aguirre, en su


Carta sobre los maricones — fue un largo estrado donde estaban sentadas
muchas negras y mulatas adornadas de las más ricas galas. No me dejó de
admirar este trastorno de las condiciones, pues veía como señoras las que en
nuestra patria son esclavas (MP, III, 1791: 231). Pero más creció la
admiración del cura de Olleros, cuando las tapadas comentaban
mutuamente, sin horrorizarse, los títulos con que se hacían llamar: oidoras,
condesas, etc.

Tomás Méndez Lachica complementa la discusión considerando esta feroz


costumbre como propia de los negros salvajes que vieron a Lima desde
Guinea, y que, para él eran tan raros y extraordinarios como los monstruos,
los enanos, los hermafroditas, etc. (MP, IV, 1792: 119). Como nunca antes, se
veía corrupta la educación de los niños, criados bajo la costumbre de los

57Como menciona Víctor Peralta, este escrito en realidad busca disertar indirectamente sobre

las propuestas de la democracia. El trato igualitario propuesto por los demócratas así como la
libertad, son presentados como un atentado a la sociedad del Antiguo Régimen. Así, la defensa
de la igualdad es vista como denuncias contra el absolutismo. Por eso Rossi y Rubí hace hablar a
Democracia así: […] bien se conoce que Vmd. no quiere a sus hijos, y que más bien es tirano de
ellos que padre (MP, I, 1791: 37). Phylomathos, padre de los niños, es comparado con el Rey o
el Estado que está obligado a castigar a los súbditos que quieran rebelarse y se declaren
ciudadanos libres. Este era el mayor peligro para el absolutismo. La moraleja del texto de Rossi y
Rubí es: sin una sumisión cotidiana al poder, el armazón de todo el cuerpo social corría el
riesgo de debilitarse Peralta, : .

152
esclavos, porque esos horrorosos modales son fáciles de contaminar (MP,
IV, 1792: 121).

Enfermedades, muertos y cementerios


Los mercuristas buscaban cubrir todos los ámbitos en los que se necesite
educar y aplicar medidas, para reformar la vida y las costumbres. Como la
necesidad de eliminar los entierros en Iglesias, que se había vuelto insufrible,
haciendo que olores fétidos cubrieran como nebulosa enrarecida el aire
limeño. A medida que se avanzaba hacia las iglesias se hacía más espeso y
una vez dentro, el olor se tornaba insoportable; generaba malestar, dolores
de cabeza, ganas de vomitar. En fin, un sinnúmero de sensaciones que
sirvieron como argumento para que los mercuristas defiendan la vieja tesis
miasmática puesta seriamente en debate en el viejo mundo.

Según describen las crónicas de Rossi y Rubí, el hedor de los muertos


enterrados en las iglesias se había vuelto insoportable al punto que ni las
enormes cantidades de incienso dispersaban los olores nauseabundos. Esta
vieja tradición, sin embargo, venía siendo criticada desde hacía ya más de un
siglo. En Europa ya se construían cementerios extramuros por orden de las
propias autoridades civiles e incluso las religiosas.

Para 1786, la corona había emitido una Real Cédula recomendando la


construcción de cementerios y el propio Carlos III había mandado construir
los Reales sitios de San Ildefonso y el Prado. Para la fecha en que se publica
estos escritos en el Mercurio, defendiendo la construcción de cementerios
extramuros, el virrey Gil de Taboada y Lemos ya había abierto un expediente
sobre el tema y la Sociedad Amantes se une al proyecto del gobierno (Barriga
Calle, 2002: 196).

Los historiadores, no sin razón, han visto en los cuidados sanitarios (la
limpieza, la higiene y la salud) una relación con la modernidad. Los avances
en la medicina dieron una nueva visión de la vida en la época moderna y

153
contemporánea. Phillipe Ariès describe cómo las viejas costumbres de los
entierros en las iglesias eran denunciadas por comprometer la salud pública
con los olores infectos procedentes de las fosas. Además, según Ariès, los
ilustrados criticaban a la iglesia que hubiera hecho todo lo posible por el
alma y nada por el cuerpo : .

Las iglesias y hospitales estaban llenos de muertos y los sacerdotes se


encargaban de cobrar por cada cadáver que se enterraba en las catacumbas
de las iglesias, razón por la que se mantenía esta práctica. El Mercurio inicia
los ataques contra esta tradición basando sus argumentos en la historia del
cristianismo primitivo, la moral religiosa y la salud pública (Casalino, 1999:
332).

Rossi ingresa al tema de los entierros saludando al gobernador de Tarma


Juan María de Gálvez, por la Erección de un Campo-Santo , cuya obra fue
criticada por los vecinos y los religiosos. Rossi felicita su talento
despreocupado y su constancia inalterable . Y, puesto que Tarma es un
valle que —según él— carece absolutamente de ventilación, era fundamental
la construcción de un cementerio fuera de la ciudad. Los mercuristas ven en
esta iniciativa una saludable medida.

Buscando convencer a la élite limeña de la necesidad de seguir este ejemplo,


Rossi recurre a dos argumentos centrales. En primera instancia el histórico,
en donde presenta a los pueblos civilizados (Grecia y Roma) y a los primeros
cristianos como los mejores ejemplos de los entierros en cementerios
alejados de las ciudades. Sin embargo, en la Edad Media se inicia la práctica
de los entierros en las iglesias. De los mártires primero y de todos los que
pueden pagar después. Los entierros se convierten en un negocio.

La crítica contra esta práctica busca reformar la moral religiosa, es decir, la


relación entre los vivos, los muertos y Dios lo que se ha denominado piedad
ilustrada , que sin atacar los cánones de la Iglesia propone una nueva y

154
buena costumbre, porque los muertos hacían inmunda la casa de Dios y los
fieles muchas veces dejaban de asistir a las iglesias por los miasmas que allí
se respiraba. Además, la salvación del alma no dependía de la cercanía a los
santos y familiares, igual resucitarán en el juicio final (Barriga, 2002: 200). En
esta línea también se criticará la pomposidad de los rituales funerarios.

El otro argumento era la salud pública y en ello los peripatéticos estaban a la


saga, pues —dice Rossi— no conocían los efectos del aire contaminado.
Seg’n Rossi, hasta los pueblos turcos: envueltos en la barbarie y en el más
ciego fanatismo, conocen que esta costumbre es perjudicial a la salud
p’blica (MP, I, 1791: 125).

Rossi recurre a diversas razones buscando suprimir los entierros en las


iglesias y la pomposidad del ritual fúnebre, pues, la muerte —como dice
Carlota Casalino (1999)—, reproducía en extremo las diferencias sociales de
los vivos. Mientras que los miembros de la élite eran llorados y velados con
gran devoción, los cuerpos de la plebe, en su mayoría, eran enterrados en los
patios de los hospitales, en fosas comunes, lejos de los santos y más cerca de
los perros que muchas veces exhumaban los cadáveres para satisfacer su
hambre. He presenciado estas imágenes —decía el oidor de Cusco, Antonio
Zernadas Bermúdez— con la mayor consternación (MP, II, 1791: 60).

Esta última barrera era infranqueable y Rossi no podrá ganar la batalla


contra las costumbres fúnebres. Además, es bueno recalcar que los
mercuristas nunca luchan contra las desigualdades sociales y, aunque hacen
cierto llamado, en los escritos de Rossi, a disminuir el despilfarro, no sólo en
los entierros, sino en los gastos domésticos de las tapadas y las madamas, no
logran que la élite limeña se contagie de estos ideales. A pesar que tenían un
gran aliado para este cometido fuera del Mercurio, el arzobispo González de
la Reguera, personaje bastante crítico de la pomposidad funeraria y defensor
de la construcción de los cementerios fuera de la ciudad.

155
Sin embargo, la mayoría de los religiosos y las élites se mostraban reacias a
renunciar tanto a las muestras pomposas de la división social como a los
entierros en las iglesias. Incluso el padre Juan Dueñas, misionero del Colegio
de Ocopa, que hace las expediciones a la selva junto a Girbal, y cuya Carta y
Diario se publica en el Mercurio, saludaba que los indios de la selva llevaran a
enterrar a sus muertos a la iglesia (MP, VI, 1792:182) y no en sus casas como
lo hacían antes, porque ello representaba un logro frente a la más pequeña
muestra de religiosidad popular.

Por otro lado, los religiosos, sobre todo los de intendencias alejadas de Lima,
se mantenían firmes en sus intenciones de cobrar los derechos por los
entierros, algo que el oidor de Cuzco critica así:

Juzgo y creo no sin fundamento que muchos individuos del venerable estado
eclesiástico extienden ocultamente sus manos al reproche de tan benéfico
establecimiento, y de aquí es la repugnancia que dejo insinuada. (MP, II, 1791:
59).

Los religiosos son acusados de oponerse al bienestar público por razones


egoístamente económicas (Zapata, 1991: 101). Ante tales denuncias, la Iglesia
terminará aceptando la construcción de cementerios, pero bajo la condición
de que se mantenga la pompa barroca del cortejo fúnebre, ambición
compartida, además, por la élite limeña y provinciana. Así, el sacerdote de
Nimaymantapis, en el último escrito publicado en el Mercurio sobre este
tema, ve en la solemnidad de los entierros una tradición de la humanidad
cristiana que no debe ser rota. Un clero respetable, comunidades edificantes,
hachas encendidas, redoble de campana y multitud de pueblo acompañado
era indispensable como parte de la tradición no interrumpida para honrar
a los difuntos, y consuelo a los vivos (MP, II, 1791:311-313). Esta tradición
estuvo presente desde la Virgen María hasta nuestros días, finaliza el
sacerdote.

El Mercurio parece mostrarse de acuerdo, o más bien rendido, ante la


insistencia de los religiosos y la élite limeña por mantener la pompa fúnebre,

156
por lo que no vuelve a tocar el tema. Las pompas se mantienen y la creación
del cementerio general, cuya Real Cédula data de 1768, recién será una
realidad en 1808, cuando la élite seguía poniendo resistencia a la idea de
enterrar sus muertos en cementerios. Entonces, el nuevo arzobispo de Lima,
Bartolomé de Heras, al igual que su antecesor, jugará un papel fundamental
para convencer a la población de los beneficios del uso de los cementerios.
Tras la construcción del primer cementerio en Lima (Presbítero Matías
Maestro), se ordenó la clausura de las bóvedas, sepulturas, osarios y demás
lugares de entierro (Casalino, 1999: 338).

La población quedó convencida que el uso de un cementerio general no


significaba la degeneración de su abolengo. La desigualdad social se mantuvo
intacta y como ejemplo sirvió el traslado del cuerpo del arzobispo González
de la Reguera al cementerio general en medio de una pompa nunca antes
vista. Además, en el mismo cementerio se hizo la división, separando los
nichos que servirán para el entierro de las autoridades, eclesiásticos y
familias nobles. La alta burocracia tenía reservado El Apostolado Casalino,
1999: 340-343), el punto más alto de la línea vertical de la muerte que
distinguía su ubicación sanguínea y económica en vida. La muerte no era
igual para todos y mientras unos descansaban en nichos y hasta en
mausoleos, los restos de los pobres yacían en zanjas.

Higiene social
La muerte no era el único problema. Había un problema tal vez mayor que se
concebía como parte de la higiene pública, esto es, la higiene social. El
Mercurio hacía un llamado a limpiar las calles de vagos, pordioseros,
menesterosos, etc. que, apestaban más que las acequias o los cadáveres. Los
vagos, junto a la falsa piedad, la práctica de la religión popular de los negros y
las amistades peligrosas, representaban un peligro porque la plebe sin orden
era capaz de la rebelión, máximo atentado al orden público.

157
Para Rossi y Rubí, el destino de los vagos debía ser las minas. Pero, no todos
estaban preparados para este trabajo, ya que había muchos discapacitados.
Por ello, los mercuristas, al tiempo que buscaban un apropiado destino para
los vagos, también pensaban en los ancianos y los enfermos. Siguiendo
principios morales apelaban a la caridad como medio para calmar el hambre
y la necesidad. Eran conscientes de los peligros de la extrema pobreza: ¿A
qué extremos no llevaría al necesitado el martirio de su indigencia, si el
poderoso le negase su protección en el extremo de su angustia? , se pregunta
Calatayud. Sin embargo, ponía su fe en la benevolencia de los ricos para
mantener la felicidad y la división social (MP, IV, 1792: 139).

Por su parte, José Ignacio de Lequanda dedica varias páginas a la Gente vaga
de Lima , en el tomo X del Mercurio [ ]. Este autor ve en los vagos por
excelencia , es decir, en los que no trabajan teniendo fuerzas, el mayor
peligro apuntando al corazón de la estructura social colonial:

Esta polilla tan perjudicial a los Estados debe ahogarse para que no se
carcoma la parte sana, y sufrir los remedios que se le apliquen por violentos
que sean (MP, X, 1794: 112).

[…] todo caminara en orden si se purgase a la sociedad de estos insectos


venenosos que la devoran. (MP, X, 1794: 113).

Como sabemos, la estructura de la sociedad colonial era violenta. En palabras


de Nathan Wachtel, la violencia, a través de su permanencia, caracterizaba a
la sociedad colonial como un hecho estructural (1976: 135). Sin embargo,
cargado de una explicación pasional, Lequanda veía en los vagos un instinto
natural que era el único resorte que les movía para obrar y, negándose al
trabajo, se entregaban a la vagancia o a la prostitución (MP, X, 1794: 113).

Lequanda cuestiona incluso la caridad. Para él, la gente vaga no debe recibir
las limosnas porque ella solo la incita a la pereza. Hacía hincapié en la
necesidad de distinguir a los verdaderos necesitados, para enviarlos a los

158
hospicios creados para enfermos y desvalidos, mientras que a la gente vaga
se le debe consagrar el castigo y la prisión58.

En la visión de Lequanda encontramos un giro importante. Los miserables


ya no son vistos como los pobrecitos a los que la gente de bien debería
voltear la mirada y destinar la limosna. Hasta el siglo XVIII, miserable era
sinónimo de pobre, una persona digna de compasión y, por eso, digna de
ayuda y protección. En la visión de los mercuristas, en cambio, este término
encuentra un giro importante. El vago deja de ser visto como miserable
(positivo) para convertirse en un problema social. Se trata de una actitud
racionalista que ya no ve el destino de los individuos marcado
inexorablemente por el mandato divino (en particular, la suerte material de
las personas), sino como el resultado de otro tipo de circunstancias. Además,
la solución es presentada desde una perspectiva distinta. En vez de dar
limosna y hasta tenerlo en un hospicio de caridad, se propone que el vago sea
recluido en un hospicio que contenga talleres productivos (sobre todo, taller
textil). El encierro productivo es útil a la sociedad. El trabajo regenera, ya no
es solo un castigo divino envilecedor.

Todos los pordioseros no son dignos de la bondad de los cristianos. La visión


moralista se reduce a los enfermos, huérfanos, ancianos y minusválidos. Los
demás, los vagos, los nuevos miserables son un problema social y un
verdadero peligro para el poder. Ellos no son dignos de las limosnas, sino de
la prisión. En resumen, estamos ante un discurso moderno para la creación
de las prisiones.

58Lequanda no habla expresamente de una prisión sino de la necesidad que el gobierno aplique

penas y castigos ejemplares apartando de inmediato a la gente vaga de las calles de la ciudad.
Insinúa la construcción de recintos (centros de trabajo) para destinar allí a los vagos; mientras
que para los malhechores deberían construirse presidios. Esta propuesta era bastante difundida
en Europa por los ilustrados tanto italianos como franceses que buscaban desterrar el suplicio y
las ejecuciones públicas. Para este caso es muy sugerente el texto de Michel Foucault, Vigilar y
castigar. Nacimiento de la prisión.

159
Los miserables —según Lequanda— tenían un instinto natural por la pereza,
la vagancia y la vida fácil. Bajo esta perspectiva, ponía todas sus energías en
la defensa de la estructura básica de la sociedad estamental. La plebe debe
seguir soportando el sistema colonial cargado de violencia estructural, pero,
al mismo tiempo, debe aprender a ser limpia y disciplinada. Vagos y
maleantes, que afean a la ciudad, deben desaparecer de la vista o encerrados
en presidios59.

Los mercuristas conocen bien los orígenes de la riqueza y la pobreza pero


evitan explicarla o si lo hacen se limitan a la justicia distributiva tomista. Dios
da los bienes a cada uno de acuerdo a sus necesidades. Sin embargo, para la
época en que se repite estos principios, filósofos como Holbach denunciaban
la explotación del hombre y los lujos de los ricos.

En la gente vaga sólo debemos ver cadáveres andantes —dice Lequanda—


que han violado los más sagrados derechos de su especie (MP, X, 1794: 112-
113). Pero Lequanda solo insinúa los crueles castigos para los vagos y deja en
manos del gobierno la solución. No obstante, está convencido que la
liberación de los esclavos solo generaba desórdenes sociales.

Así, los mercuristas, expresan su miedo a la plebe y buscan mecanismos para


mantenerla a raya o castigarlos ejemplarmente por transgredir el orden.
Negros, chinos e indios son parte de esta masa que Lequanda exhorta a
limpiar de las calles de la ciudad si no se quiere terminar en desórdenes
sociales.

59Esta misma postura tiene el Correo general de España y noticias importantes de América
(1769); cuyas directrices apuntan a una defensa de las políticas de Estado y la estructura de la
sociedad de Antiguo Régimen (Sánchez-Blanco, 2002: 123-124).

160
CAPÍTULO III

REVOLUCIÓN Y RELIGIÓN: EL IMPACTO DE LA


REVOLUCIÓN FRANCESA
La Revolución francesa, obra de la filosofía. Pero qué salto desde el
cogito ergo sum hasta el primer grito de ¡A la Bastille!
Georg Christoph Lichtenberg

La Religión y la Revolución tal vez sean los dos temas más polémicos cuando
se trata de cualquier etapa de la historia de la humanidad. Hasta hoy no se
conoce una sociedad sin religión. Contrario a los planteamientos
materialistas y ateístas del siglo XVIII, como los de La Mettrie, Sade y Holbach
que avizoraban el fin de la religión y cuyo espíritu fue alimentado en el siglo
XIX en los textos de Marx, Nietzsche, etc, los siglos XX y XXI han engendrado
más tendencias religiosas que ningún periodo de la historia anterior. La
religión está lejos de desaparecer. El hombre, entre otras cosas, es un homo
religiosus.

En cuanto a la Revolución —para parafrasear a Marx—, ella es la comadrona


de los procesos históricos de larga duración. Desde el neolítico hasta la era de
las comunicaciones, los procesos revolucionarios han sido los impulsos
dialécticos de la sociedad. Algunos violentos, otros paulatinos y constantes. El
siglo XVIII fue sin duda de revoluciones violentas. Nunca antes el hombre fue
tan consciente de los peligros de la Revolución y de la amenaza contra el
monopolio de la religión y la nobleza. He ahí la riqueza del siglo XVIII para el
estudio histórico.

161
En defensa de la Religión y la Iglesia Católica

Cassirer reconocía que relacionar Ilustración con la crítica escéptica contra la


religión era parte de una visión que, si bien es conciliable con el periodo del
enciclopedismo francés, no obstante está lejos de ser una realidad en los
demás países por las diferencias que se encuentran tanto en Inglaterra,
Prusia, España, etc.

La religión y la fe, aunque magulladas, aún resisten el embate de los


ilustrados; sin embargo, la mayoría coincidía en que el Clero como institución
y el privilegio del catolicismo debían desaparecer. En el orbe de la actual
Alemania y los países bajos, el catolicismo había sufrido grandes ataques
desde Lutero. Por su parte, Inglaterra adopta el anglicanismo como religión
nacional al romper con Roma y mantiene a la Iglesia bajo dominio del Estado.
Así, en ambos países, el poder político de la religión se debilita y, al mismo
tiempo, se muestra un abierto respeto por el protestantismo, condenando la
persecución por ideas religiosas.

España en cambio, después de haber expulsado a los jesuitas, impone la


religión por encima del Estado. Es decir, como superestructura ideológica
que permita la consolidación del absolutismo con Carlos III. Nuevamente en
las universidades aflora la instrucción tomista y la religión se consolida como
medio eficaz para enajenar la mente de los súbditos. La religión sigue siendo
el espíritu que alimenta a un Estado todopoderoso cuyo rey se consideraba
elegido por Dios. La religión sigue siendo de interés público en España y sus
colonias y, el clero, un aliado de la monarquía.

Como afirma Sánchez-Blanco, Floridablanca elige al clero como aliado


principal del Trono y éste agradece la protección. En lugar de
desamortizaciones, el ministro amplía las competencias de la Iglesia en el
terreno de las obras benéficas y en labores de enseñanza. Floridablanca no es
capaz de dar a la monarquía un carácter moderno y abierto. Fue un

162
canonista preocupado por no disgustar al clero y un administrador sin
perspectivas, poco amigo de artes y de ciencias, que sentía profunda
animadversión por los filósofos (Sánchez-Blanco, 2007: 12).

España nada a contra corriente. Mientras otras monarquías europeas ya


habían recortado los privilegios de la nobleza y del clero antes que estallase
la Gran Revolución en Francia, en España Carlos III y Floridablanca se
ocuparon de apuntalar la monarquía absoluta con una sumisa clerecía
(Sánchez-Blanco, 2007: 12). Si bien el Estado estuvo por encima de la Iglesia,
la religión estuvo por encima del Estado. Por la imperiosa necesidad de
justificar la división social y el dominio de las masas. Esto también es claro en
el Estado francés; sin embargo, mientras en Francia la Ilustración se hacía
cada vez más pública, en España se mantenía en un entorno privado. Es por
ello que, en las colonias hispanoamericanas, el monopolio del catolicismo se
mantiene firme en todo el siglo XVIII.

¿En qué consistía la visión ilustrada de la religión? Como bien ha señalado


Paul Hazard, el siglo XVIII no fue ateo, fue deísta (1985: 118). Es decir,
críticos de la religión revelada, porque la razón no permite disertación sobre
milagros. Los franceses fueron los máximos representantes de estos
postulados, mientras que los ingleses, con Locke a la cabeza, atacaban
frontalmente al catolicismo porque lo consideraban intolerante. Locke no
toleraba la existencia de quienes niegan la existencia de Dios, pero tampoco a
los católicos60.

En Francia, las críticas sobre la religión también hacen un llamado a


despojarse de toda creencia y volver la vista a la naturaleza de donde se ha

60 Locke defendía la tolerancia religiosa con la más clara intención de evitar que los creyentes,

católicos sobre todo, puedan unirse y formar un frente común contra el orden social en
Inglaterra. Era preferible mantener la dispersión respetando el culto. Eso sí, hay una crítica
frontal a la Iglesia, la cual sólo debería inmiscuirse en asuntos espirituales, alejándose de la vida
política (Locke 2005: 40-44). Pero no por ello podemos caer en una idealización del
protestantismo, pues, la intolerancia también fue severamente practicada por los protestantes
en Inglaterra, Prusia, Holanda, Francia etc.

163
salido. Diderot es el mejor ejemplo de ello. Este filósofo, que conducía la
enciclopedia con fuerza hercúlea, llamaba insensato al hombre que buscaba
su felicidad fuera de este mundo: Osa liberarte del yugo de la religión, […];
renuncia a los dioses, […] Vuelve otra vez a la naturaleza, de la que haz huido
(cit. en Cassirer, 2000: 157).

El llamado es a la renuncia de todo auxilio sobrenatural. El camino de la


verdad debe abrirse por esfuerzo de la razón; sin embargo, como bien ha
remarcado Cassirer, a pesar de estas declaraciones no debemos calificar al
siglo de las luces como fundamentalmente irreligioso y enemigo de la fe,
puesto que los impulsos intelectuales más fuertes de la Ilustración y su
peculiar pujanza intelectual, no radican en su desvío de la fe, sino en su nuevo
ideal de fe que presenta y en la nueva forma de religión que encarna. Una
defensa de la religión natural y respeto por las religiones protestantes,
porque, como decía Montesquieu, ella estaba más cercana de la ciencia y la
civilización61. En sus Cartas persas, Montesquieu se mofaba de la autoridad
del papa, de los milagros, de la importancia concedida a los ritos e insinuaba
que, en el fondo, todas las religiones se asemejan (Mornet, 1969: 43).

Voltaire, en cambio, atacaba sin piedad en su Tratado sobre la tolerancia el


fanatismo religioso. Este fenómeno había llevado a las más grandes
calamidades de la historia humana, arrastrándola a los furores sangrientos
de todas esas guerras donde los hombres se han destrozado por palabras, ya
se trate de Bizancio, de los iconoclastas, de Savonarola, de los albigenses, de
la Inquisición, de la conquista de América, etc. Voltaire no solo defiende la
moral laica, sino la libertad de culto. A partir de 1750, la batalla está

61 Los Estados protestantes no significaban un camino seguro para la Ilustración, como tampoco

lo católico era equivalente de atraso de ideas (Francia es el mejor ejemplo de ello). El


protestantismo no significó el alejamiento de la religión revelada. Todo lo contrario, buscaba
sustentar la existencia humana bajo el dogma de la fe y la Biblia. Por ello Marx decía de Lutero:
Acabó con la fe en la autoridad, porque restauró la autoridad de la fe. […] Liberó al hombre de la
religiosidad externa, porque erigió la religiosidad en el hombre interior Marx y Engels, :
10). ¿Cuál es el éxito del protestantismo entonces?: haber roto con el monopolio institucional de
la ortodoxia romana. Por ello, los regímenes protestantes son elogiados por los ilustrados
críticos del clero, pero, por esa misma razón, serán odiados por los católicos más conservadores.

164
violentamente empeñada a favor de la tolerancia y, hacia 1764 —dice
Mornet— se la puede considerar manifiestamente ganada (1969: 108).

Otra línea paralela se desarrollaba de Helvetius a La Mettrie, Holbach y


Sade62. Este grupo de pensadores negaba todo idealismo y se mostraba
cercano al ateísmo. Holbach incluso iba contra los postulados del propio
Rousseau, quien argumentaba que no puede haber hombre virtuoso sin
religión. Los materialistas, con Holbach a la cabeza, negaban la necesidad de
la religión para formar hombres virtuosos, pues, un hombre ateo también
podía ser virtuoso. Sin embargo, estas posturas no prosperaron ni en Europa
y sería aberrante encasillarse en esta línea. Finalmente, el propio Marqués de
Sade termina aceptando que la religión es necesaria para controlar a la plebe,
pero no se refiere al cristianismo, sino a una religión de libre elección y no a
la imposición de adorar al Nazareno:

Basta de creer que la religión pueda ser útil al hombre. Tengamos buenas
leyes, y podremos prescindir de la religión. Pero se necesita una para el
pueblo, dicen; lo divierte, lo contiene. ¡En buena hora! provean, pues, en ese
caso, la que conviene a los hombres libres: la de los dioses del paganismo
(Sade, 2006: 126-127).

Este llamado de Sade es posterior a la Revolución, y, como se ve, el


sentimiento anticatólico y antirreligioso aún es intenso. A propósito de ello
dice Alexis deTocqueville:

Uno de los primeros actos de la revolución francesa consistió en combatir a la


Iglesia, y entre las pasiones que han nacido de esta revolución, la primera en
aparecer y la última en extinguirse fue la pasión antirreligiosa. La rebelión
contra la autoridad religiosa proseguía aún después de haberse desvanecido el
entusiasmo por la libertad. (Tocqueville, 2004: 37).

62Sade, es la síntesis de la baja ilustración , que sobrevivió a la Revolución. Es el lado más

oscuro de la Ilustración, el escritor de la literatura negra y pornográfica, pero al mismo tiempo


un crítico terrible del cristianismo. El crítico más mordaz de la religión y el clero que el mundo
moderno haya conocido. En su Filosofía en el tocador decía: Sí, ciudadanos, la religión es
incoherente con el sistema de la libertad. El hombre libre jamás se inclinará ante los dioses del
cristianismo; jamás sus dogmas, jamás sus ritos, sus misterios o su moral convendrá a un
republicano Sade, : -127).

165
Cuán cerca o lejos están los mercuristas de la visión ilustrada de la religión es
lo que hay que determinar aquí. Sin embargo, de entrada hay que aclarar que
la religión de los mercuristas es el cristianismo en su versión apostólica
romana, jamás se salieron de estos cauces. En general, los mercuristas no
muestran ningún tipo de tolerancia religiosa, como tampoco dan oportunidad
a las prácticas religiosas populares. Buscaban destruir todo tipo de
religiosidad popular, contra la que luchaban con tesón como vimos al analizar
las costumbres.

Los mercuristas son defensores de la tradición agustiniana (que perduró


hasta Descartes). Sostenían que el hombre tiene la predisposición a la
creencia en un Dios único. Unanue hace referencia a ello al tratar sobre los
Panos, a quienes presentaba con una predisposición natural para creer en
Dios, algo que Rousseau criticaba en el Emilio. Para el filósofo francés, el
hombre llega a Dios haciendo ejercicio de su razón y toda creencia en Dios
cuando niño no es otra cosa que idolatría.

Unanue no era el único defensor de los postulados agustinianos. Esto también


puede verse en José Mariano Millán de Aguirre, quien, en su Discurso sobre
la falsa religión , afirma: para conocer el hombre al ser Supremo no necesita
de maestro que lo instruya: hay en él una luz emanada de la divinidad, que
sin falencia le muestra a su hacedor (MP, III, 1791:260). De ahí que todas las
naciones hayan convenido en la existencia de un numen artífice del mundo
que lo rige y lo conserva. Entonces, si el hombre vivía en medio de la idolatría
era porque, en algún momento, dada su inconstancia y su capricho, eligió
adorar a las tinieblas sustituyendo la impiedad a la religión.

Los mercuristas utilizan este planteamiento con dos objetivos. Primero para
criticar a todo lo que se relacione a los moros o musulmanes. En segundo
lugar —siguiendo a Garcilaso—, pretenden presentar a los incas como
hombres cercanos al cristianismo, en tanto conocedores de la trinidad,
igualando y comparando el Dios Sol con el Ser Creador del Universo cristiano.

166
Según Millán de Aguirre y Garcilaso, los indios estaban llenos de
extravagancias, idolatrías y delirios hasta que Manco Cápac lleno de astucias
y ambición se supone el hijo y el enviado del sol para establecer su culto
(MP, III, 1791:261) y así poder gobernar a todas las naciones en su nombre.
La brillantez de este luminar, la estupidez de que se hallaban ofuscados los
peruanos, y las fabulosas relaciones de aquel dieron principio a una nueva
religión, y a la Monarquía de los )ncas MP, III, 1791:261).

A pesar de la brillantez de los incas, los indios solían caer en las tinieblas del
paganismo, negando la claridad de la luz celestial y buscaban dioses en todos
lados. Por todas partes se dejaba ver sus Huacas en donde sacrificaban a sus
ídolos. Entonces, el ente superior se mostró a través de la sabiduría e
inteligencia de los cristianos católicos y los dirigió hacia los lugares donde la
carecían, sumergidas en las tinieblas del error. La inteligencia dirigida por
Dios descubre América para Europa y por derecho de conquista trasfiere a
España su dominio. El peruano adoptó el cristianismo —dice José Mariano
Millán— en medio del estruendo de las armas. Con ello el peruano da al Dios
de la clemencia el culto a que lo obligan las cadenas pero mantenía un
secreto culto a sus antiguos dioses. Hasta que llegó la época de los padres de
la Iglesia peruana como fray Jerónimo de Loayza, Toribio de Mogrovejo y
Bartolomé Lobo Guerrero, quienes emplearon su celo, autoridad y luces en
extinguir la idolatría MP, III, 1791: 267).

Sobre estos términos, saludan los mercuristas los combates de todo tipo de
religión que no sea la católica. En esta misma línea criticaban a los filósofos a
la moda , cuyo adjetivo designa a los enemigos de la religión. Un verdadero
filósofo, según Tomás Méndez Lachica, no debe separar a la filosofía de las
sagradas máximas de la religión MP, III, 1791: 164). El objetivo de Méndez
es complementar y reforzar las ideas que Rossi y Rubí había plasmado en el
Tomo ): Desengañémonos: no hay filosofía plausible sin religión y solo las
máximas del cristianismo pueden inspirar una verdadera humanidad MP, I,
1791: 14).

167
Tratando de dar mayor brillo a la poca luz que muestran los mercuristas en el
ámbito social y para que sus planteamientos no se pierdan en la oscuridad
del conservadurismo, Clément ha sugerido que los mercuristas si bien
defendían ardientemente el catolicismo y atacaban sin piedad el ateísmo no
obstante se mostraban favorables al deísmo en los primeros años de la
publicación del periódico (1997: 148). Nada más alejado de la verdad que
esto, pues, los mercuristas ven el mayor peligro para la religión en los
deístas63. En su Noticia de los trajes, supersticiones, y ejercicios de los indios
de la Pampa del sacramento, y montañas de los andes del Perú , Unanue dice:
los sentimientos religiosos grabados en el fondo del espíritu humano acerca
de la adorable y benéfica providencia de Dios que vela sobre los mortales
son:

Sentimientos inefables que jamás podrán borrar, ni la barbarie, ni la idolatría,


ni los perniciosos, y perversos deístas de nuestro siglo, que osan levantar el
dedo contra el mismo que les dio el ser, y cuida de su existencia ¡Qué beneficio
tan grande sería para el género humano si se pudiesen recoger a estos fingidos
padres de la filosofía y sepultar en medio de los bosques de las amazonas, para
que partiendo el cielo con los bárbaros, siquiera de ese modo reconocieran la
providencia divina, y no turbaran el orden esencialmente conexo de la
felicidad y reposo del hombre! (MP, III, 1791: 80).

Unanue escribe estas líneas en contra de los deístas dos años antes de la
muerte de Luis XVI. Dos años después, Unanue reafirma su posición
uniéndose a la tradición iniciada por los jesuitas franceses y llevada al
extremo por Agustín Barruel. Unanue declara una lucha abierta contra la
Revolución y la Ilustración francesas en los mismos términos que la Gaceta de
Madrid y la Gaceta de Lima, que reproducía a la primera.

63Como se sabe, los deístas sostenían que Dios crea el mundo, pero su labor terminó allí. Luego

de la creación, Dios no vuelve a intervenir y es el hombre el que se debe encargar de conocer y


transformar el mundo, según sus utilidades y conveniencias. Es decir, Dios no sigue haciendo y
deshaciendo sobre la humanidad, pues no escribió un guión para su futuro. De ahí que muchos
ilustrados creen en Dios, pero no explican los fenómenos terrenales en base a la voluntad divina
(providencia). Esto era concebir un Dios fuera del mundo y, como ya hemos mencionado,
significaba, en la concepción de los católicos, incluso en la actualidad, el mayor peligro para la
religión, por su facilidad para ganar adeptos.

168
La tesis es contraria a los que creen que el Mercurio representaba, en todos
los ámbitos, al pensamiento ilustrado más progresista antes de la
decapitación de Luis XVI, y que, el regicidio y el tiranicidio les hicieron
reaccionar en contra del ateísmo, el deísmo y en defensa de la monarquía. En
realidad, ningún mercurista se alejó de estos principios. Decía claramente
Baquíjano y Carrillo en la Introducción al segundo año de publicación del
Mercurio:

[…] venerar la religión, respetar las leyes del Estado es nuestra primera divisa;
y con satisfacción recordamos que la más enconada malicia no ha encontrado
en el Mercurio rasgo alguno que desmienta la sinceridad de esta protesta. (MP,
IV, 1792: 5).

Los mercuristas conocían perfectamente el papel político de la religión. Ella


controla y domestica a la humanidad, la somete al Estado y la convierte en
ciudadanos ’tiles . Para la plebe no hay mejor consuelo que la religión, decía
Rossi y Rubí:

La religión es el consuelo de los infelices. A ella se acogen los mortales


abrumados con la carga de sus miserias, buscando aquel alivio que los niega
los placeres, las riquezas y los hombres mundanos (MP, II, 1791: 114).

Esta visión es propia del discurso ilustrado e incluso del siglo XIX, pues
recordemos que Marx hace una descripción parecida medio siglo después 64.
Pero, mientras los ilustrados disertaban sobre una religión natural y el
deísmo, para los mercuristas la única y verdadera religión era la cristiana. El
catolicismo debía avasallar con su monopolio y luchar contra todo tipo de
idolatría o religión popular ya sea de indios o de negros, porque, mientras
ella sobreviva, significará una amenaza para el Estado en las colonias.

Por otro lado, los mercuristas buscan redefinir el papel del clero en la
sociedad. Defienden los rasgos humildes del cristianismo primitivo y el credo
agustiniano del creo por fe. Al mismo tiempo, elogian e incitan a la caridad

64Para Marx la religión es el suspiro de la criatura agobiada, el estado de ánimo de un mundo


sin corazón, porque es el espíritu de los estados de cosas carentes de espíritu. La religión es el
opio del pueblo Marx, : .

169
como muestra de humanidad del buen católico. Para ellos, el buen católico es
un buen vasallo, es decir, sumiso, obediente de la autoridad eclesiástica, del
soberano y los magistrados. Algo semejante a lo que ocurría en España donde
Joaquín María Pérez Villamil, se esforzaba en exponer en su De praestantia
católica religionis ad veram filicitatem in civili societate ad sequendam
[Valladolid 1789], que los católicos son los mejores miembros de la ciudad
terrena. No se contenta con argüir que los ateos y los impíos no pueden ser
buenos ciudadanos, sino que por las mismas razones exige la intolerancia del
Estado frente a ellos (Sánchez-Blanco, 2007: 75). Tan intolerante como se
mostraba Rossi y Rubí con Helvetius, Fréret y Holbach.

En resumidas cuentas, la intolerancia en España y sus colonias estaba a la


orden del día, mientras que la búsqueda por unir nuevamente clero y
monarquía era algo que se discutía en público. El periódico español Espíritu
de los mejores diarios le dedica varias páginas haciendo gala de su
conservadurismo, muy cercano al Mercurio Peruano. Pero no sólo los
periódicos, los obispos también disertaban ampliamente sobre la relación
monarquía-clero para moldear el carácter de la plebe. En España, tal como
señala Sánchez-Blanco, Antonio Vilá y Camps, obispo de Menorca, salía a la
palestra pública a favor del rey con su obra El vasallo instruido en las
principales obligaciones que debe a su legítimo monarca. Saca a relucir textos
paulinos y patrísticos para remarcar que lo cristiano es la sumisión al poder
establecido; en cambio los que predican la subversión son egoístas,
codiciosos, altivos, soberbios, ingratos, malvados, blasfemos, fieros,
incontinentes, traidores, protervos e hinchados, además de discípulos de
filósofos, los cuales levantan el estandarte del alboroto y la sedición de la
providencia divina. Los cristianos, en cambio, son los de espíritu sumiso.
Todo el peso de su argumentación va dirigido a sacralizar la autoridad: la
voluntad del rey y sus ministros es la voluntad de Dios Sanchez-Blanco,
2007: 76-77).

170
Estamos ya en pleno proceso revolucionario francés y el clero lucha para
justificarse (tanto como la monarquía), pues, entre otras cosas, los ilustrados
fueron agudos críticos del clero, al que consideraban una frondosa burocracia
eclesiástica (curas y monjes), ociosa, parasitaria y consumidora de recursos
sin producirlos. Un grave problema para la sociedad por ser gente
improductiva65.

Los miedos agitan banderas conservadoras que se irán radicalizando en el


mismo ritmo de la radicalización jacobina. Los enfrentamientos estaban ya
exacerbados desde que se conocieron las primeras noticias de la Revolución
francesa. Tras la declaratoria de guerra, las fobias se convierten en odios
apasionados.

El miedo a la Revolución francesa

Los miedos no solo recorren la vieja Europa, llegan hasta el Perú, agitando,
exacerbando, condenando como enemigos dignos de eliminación a los que
incitan a la subversión y a la insurrección.

Llama la atención que, aquellos que no la sufren directamente, como los


mercuristas, se unan en una violenta campaña antirrevolucionaria. Esto
explica, para parafrasear a Foucault, que lo más importante de la Revolución,
es lo que pasa en la cabeza de quienes no la hacen o, en todo caso, no son sus
actores principales (1996: 77). La Revolución francesa, geográficamente muy
lejana del virreinato peruano, sin embargo, estará presente en los escritos y
en los miedos de los mercuristas. No fueron sus víctimas directas, pero
revolucionó sus cabezas y convirtió sus sueños en pesadillas.

65Diderot, por ejemplo, consideraba que los conventos son instituciones inútiles para un Estado.
¿Qué necesidad tiene el Estado de tantas vírgenes enloquecidas, y la especie humana de tantas
víctimas? Diderot : . Además considera que las monjas, al estar inactivas sexualmente,
atentan contra el crecimiento demográfico, un factor de progreso según los ilustrados (gobernar
es poblar . Por ello dice: hacer voto de castidad equivale a prometer a Dios la infracción
constante de la más sabia y más importante de sus leyes p. .

171
Claudia Rosas Lauro es la historiadora que mejor ha estudiado el impacto de
la Revolución francesa en el Perú, analizando en detalle los miedos y las
reacciones de la nobleza, la élite peruana en general e incluso de un grupo
sedicioso. Sin embargo, como reconoce Michel Vovelle al prologar el libro Del
trono a la guillotina, ha tratado discretamente el miedo de las élites como
miedo a la subversión, máximo atentado contra la autoridad, la Iglesia y la
estructura de la sociedad. Subvertir, poner el mundo al revés, ordenarlo
desde abajo es, aún hoy, un lema que moviliza a las masas en el mundo en
tiempos de crisis.

Según Claudia Rosas, sobreviven varios miedos latentes en el periodo de la


Revolución francesa. El miedo a la plebe, a la sedición, y a la inversión del
orden político y religioso (2006: 168). Sin embargo, esos miedos se pueden
dirigir a un miedo macro, a saber, el miedo al cambio en las relaciones de
poder, la subversión del orden existente: que los dominados pasen a ser
dominantes y las élites pierdan no solo el poder, sino los privilegios, y
engrosen el número de la masa dominada, es lo que ha aterrorizado a las
clases dominantes a lo largo de la historia.

Llevado al plano peruano-colonial, esto se traduce en miedo a las masas


explotadas, a los indios, a los negros, etc. En el Perú, Túpac Amaru hizo
mucho daño en el imaginario de la élite colonial, tanto que, el periodo de la
Gran Revolución francesa, la herida que dejó Túpac Amaru aún sangra y,
aunque su cuerpo destrozado haya demostrado el triunfo del Estado, su
recuerdo agobiaba y se hacía más presente cuando las noticias sobre Francia,
en la literatura de los más conservadores, describen demasiado cerca el
Apocalipsis.

Sin embargo, si consideramos la teoría del regicidio y el tiranicidio defendido


por la escolástica desde sus inicios y desarrollado ampliamente por los
jesuitas, la muerte de Luis XVI no tuvo por qué escandalizar al mundo
occidental cristiano. No obstante, todos los ministros de Dios y los guardianes

172
del poder pusieron el grito en el cielo ante la Revolución, sobre todo tras la
muerte del Rey ¿Por qué? En primer lugar, porque la cuestión francesa no es
un llamado a: ¡Muera el mal gobierno! ¡Muera el Rey! ¡Viva la Monarquía!,
más bien estamos ante la búsqueda por acabar con el absolutismo y la
monarquía como forma de gobierno. En segundo lugar, la propaganda a favor
del absolutismo y la monarquía como forma de gobierno llegó a su punto más
alto en España y en sus colonias tras la expulsión de la Compañía de Jesús. De
ahí que el gobierno español pretenda mantener, a cualquier costo, la
monarquía absolutista que está siendo amenazada por los vientos de la
Revolución.

Cuando los mercuristas atacan sin piedad a todo lo que se asocia a Ilustración
francesa y a la Revolución, lo hacen teniendo en mente el predominio de la
monarquía absoluta como forma de gobierno. El Mercurio se convierte en un
instrumento para la defensa de la ideología dominante, en la misma línea de
los medios oficiales como La Gaceta de Madrid, La Gaceta de Lima66 y demás
gacetas que se publican por esos años en Hispanoamérica y la Metrópoli.

¿Por qué los mercuristas no atacaron desde un inicio a la Revolución francesa,


si, ya en 1790, estaban al tanto de los sucesos? 67 La primera respuesta es que
ante el peligro de convertirla en propaganda se prefirió ocultarla, puesto que
el Mercurio en sus primeros años tuvo una difusión considerable y la lectura
pública en chicherías, pulperías o cafés podría hacer que la plebe se entere de
los sucesos. Pero, algo que representaba mayor peligro era el efecto rumor,
propio de una sociedad altamente analfabeta. Prima la desconfianza de que
las informaciones en contra de la revolución se convierta, gracias a la

66 La postura oficial de la Gaceta de Lima ha sido desarrollada ampliamente por Claudia Rosas
Lauro, en su texto Del trono a la guillotina, sobre todo en las pp. 62-65.
67 Claudia Rosas refiere que, hacia marzo de 1790, ya circulan incluso en el Cusco breves escritos

sobre las primeras deliberaciones de la Asamblea. Luego, en 1790, el texto de la Declaración de


los derechos del hombre y del ciudadano, llega a manos del Virrey Gil de Taboada y Lemus quien
lo envía al obispo de Arequipa Chávez de la Rosa; mientras que un mercader de Potosí
agradecía, en una carta a su amigo de Buenos Aires por las noticias sobre Francia revolucionaria,
en ese mismo año; con ello quedaba confirmado el conocimiento de la Revolución en todo
Hispanoamérica puesto que en México este era un asunto más difundido todavía (Rosas Lauro
2006: 77-88).

173
supremacía del rumor, en un efecto b’meran y que la verdad sobre la
Revolución termine siendo un elemento agitador de ideales de libertad e
igualdad, razones máximas por las que la plebe, agobiada de injusticias, está
siempre dispuesta a perder las cadenas. Justamente la política del Estado
español estableció ese silencio mediante la ley mordaza, decretada el 24 de
febrero de 1791 por Floridablanca, prohibiendo publicaciones no oficiales y
censurando las noticias sobre la revolución.

La segunda respuesta apunta a la estrecha cercanía entre el Mercurio y las


políticas oficiales del Estado. Mientras el Rey estaba vivo, España tenía la
esperanza que Francia recupere la autoridad del monarca, por lo que no
declara la guerra y evita difundir, por medios oficiales, las noticias sobre la
Revolución francesa. En cambio, a la muerte de éste, el gobierno se declara
enemigo de los revolucionarios que ahora detentan el poder y de toda su
población; por tanto, esgrime y difunde las razones de la declaratoria de
guerra y las condiciones sociales que sacuden a Francia. Solo así se explica
por qué el primer texto sobre la Revolución que aparece en el Mercurio no es
una disertación o un artículo independiente, sino la Real Cédula en que se
declara la guerra a Francia, a sus posesiones y habitantes, prohibiendo todo
comercio, trato y comunicación con ellos68.

El documento además aparece acompañado de una nota de Unanue quien,


siguiendo al primer ministro inglés William Pitt, concebía a la Revolución
francesa como el más grande acontecimiento que en seis mil años que existe
el género humano no había presentado69; por ello, al médico peruano, le
parece justo que todos los monarcas de Europa unan sus fuerzas para
combatirla.

68En la misma Real Cédula, el rey aclara: es tan notoria la moderación con que he procedido con

Francia desde el punto en que se manifestaron en ella los principios de desorden, de impiedad y
de anarquía MP, V))), : . Es decir, prefirieron no intervenir ni hacer propaganda de los
desórdenes.
69Unanue creía firmemente en el Génesis y en Moisés, por lo que fechaba la antigüedad de los

seres humanos en unos 6000 años.

174
Según Unanue, con más razón el pueblo español está obligado a tomar como
causa suya la lucha contra los revolucionarios franceses y aportar con dinero
para cubrir los gastos de la guerra. Los españoles en quienes la religión, la
fidelidad y el esfuerzo se heredan con la sangre (MP, VIII, 1793: 254) deben
abrir su generoso corazón en este cometido. Acto seguido, Unanue da
cuenta de los aportes pecuniarios de las personalidades más representativas
para los gastos de la guerra70 e incita a que todos los súbditos del rey hagan
lo mismo. Lo menos que ofrecería un peruano son sus bienes , porque solo
la vida es un tributo digno de la religión, del bien del género humano, y de la
bondad inexplicable del más piadoso de los monarcas (MP, VIII, 1793: 255).

A la misma conclusión llega Joseph de Gorbea y Vadillo, fiscal de la Real


Audiencia, junto a los caballeros vizcaínos reunidos en la casa del conde de
San Juan de Lurigancho. Puesto que no pueden derramar la sangre junto a los
españoles contra Francia, se ven obligados a contribuir con metálico para la
lucha contra los falsos filósofos del día , puros ateístas y materialistas que
están declarados contra el orden y el gobierno que Dios ha puesto en el cielo
y en la tierra MP, X, 1794: 98). Porque la halagüeña libertad es la piel de la
oveja con que disfrazan los lobos sangrientos sus verdaderos intereses de
tiranizar a los hombres (MP, X, 1794: 98). Solo tendremos libertad mientras
vivamos obedientes a la Iglesia católica romana, y a nuestro rey y señor.
Ambos son los únicos padres que nos aman, y se desvelan por nuestra
felicidad temporal y eterna MP, X, 1794: 99).

Como es natural, el proceso revolucionario hace relucir el lado más


conservador de los que controlan el poder o son sus fieles guardianes. El
Mercurio publica declamaciones, discursos, cartas pastorales, artículos,
versos, poesías, etc., buscando alimentar el odio de la humanidad contra los
que buscan subvertir el orden existente.

70Unanue vuelve a dar noticias de estas contribuciones en los números 300, 301,302, 303, 304 y
379. En este último da cuenta de la contribución de los donativos de los indios del cercado y
Huarochirí, así como de un indio de Lambayeque que, incitado por sus caciques, hace sus
donativos para la guerra contra Francia.

175
El obispo de La Rochela, Juan Carlos de Coucy, tendrá tribuna en el Mercurio.
Para este obispo, Francia era una nación abominable por haber dado muerte
al sagrado rey, padre y señor natural, designado por el propio ser supremo. El
vil populacho se merecía la máxima pena por este crimen del monarca justo y
sagrado, lo mismo que la Convención Nacional que no era sino albergue de
fieras , por el parricidio escandaloso MP, VIII, 1793: 259). Enterado de la
declaratoria de guerra de las naciones europeas contra Francia dice: tiembla,
odiosa nación, vergüenza del género humano: tiembla al ver tu suerte
horrorosa […] todas las gentes del mundo entero, se dirigirán a tu
exterminio MP, VIII, 1793: 260). Así celebra por adelantado el exterminio
de la vil plebe:

Perezcan, dirán a una voz […] Destr’yase una generación que ha abrigado
tantas abominaciones; y la nueva que le suceda se horrorice de sus
ascendientes: caigan los muros de esa ciudad madriguera de monstruos, y
hasta los insectos desdeñen de escoger pasto a los cadáveres de sus habitantes
(MP, VIII, 1793: 260).

Mueran ¡monstruos asesinos! MP, XI, 1794: 107), sigue diciendo en su


Carta pastoral escrita con motivo de la muerte de Luis XVI , mientras pide a
Dios dirija su rabia contra los franceses rebeldes, injustos, sanguinarios,
inhumanos, bárbaros, feroces, impíos, incrédulos y filósofos que se hicieron
espantosos regicidas y atentaron contra el trono y el altar , estropearon la
autoridad de la Iglesia y dieron muerte al amado y primogénito hijo de la
)glesia, a Luis el muy amado MP, XI, 1794: 111). Ni los siglos de la barbarie
humana ofrecen ejemplo de esto. Por ello, llama a todas las potencias
europeas y al Dios de los ejércitos, venguen el espantoso regicidio (MP, XI,
1794: 141).

Argumentos semejantes esgrime en Inglaterra el primer ministro William


Pitt, declarando a Francia enemiga de Europa y de la religión. Pitt pedía que
se informe y no olvide esta barbarie del mundo moderno, para que todos
conozcan de lo que es capaz la subversión, porque todas las escenas

176
terribles y lamentables acaecidas en Francia, son un efecto natural de los
principios subversivos de todo orden social MP, VIII, 1793: 256), por lo que
la nación británica ha declarado de com’n acuerdo ser aquel acto el
desafuero más injusto, más cruel, más inhumano de cuantos nos presenta a la
memoria la historia de todos los siglos MP, VIII, 1793: 256).

La Revolución es concebida como un atentado contra el Antiguo Régimen, al


que idealizaban como el orden natural que emana de Dios, porque las
naciones están dirigidas por un ser supremo cuyo representante en la tierra
era el rey, que hace prevalecer la ley y la religión, pues, una sociedad civil no
puede absolutamente subsistir sin religión MP, VIII, 1793: 272).

Visto en su conjunto, los ilustrados no buscaron la desaparición de todas las


religiones, sino de la religión católica en particular y sobre todo de la
institucionalidad del clero. En cambio, los mercuristas, ven el peligro incluso
en las religiones protestantes. He ahí que reúnen los escritos más
representativos donde se ataque a la Revolución, a los falsos filósofos y al
protestantismo. En este afán, los mercuristas despiertan la vieja disputa
contra Lutero, Calvino, etc., y todas las guerras por la religión, en defensa de
la ortodoxia romana. No importa el orden en que se dijeron o publicaron por
primera vez los escritos. La Sociedad reproduce estas publicaciones en el
orden que le permita argumentar mejor la defensa de sus ideales. No
sobresale ningún autor; sobresalen los argumentos, los adjetivos, los ataques
y la intención por dirigir las opiniones del público lector.

Por ejemplo, se publica un Discurso pronunciado en la Convención Nacional de


París el día 3 de abril de 1793, atribuido a Jéróme Pétion de Villeneuve,
personaje bastante polémico que transita del reformismo al jacobinismo,
pero termina defendiendo ideas monárquicas al final de su vida. En el
Mercurio no se mencionará ni siquiera parte de su biografía71, solo su

71La biografía de Pétion era bien conocida por las autoridades, por lo que su Discurso generaba
cierta suspicacia a pesar de haber sido publicado por el Mercurio (Rosas Lauro 2006: 78-79).

177
Discurso en defensa de la religión, religión divina , religión santa , ’nica y
verdadera religión, sin la que todo es tinieblas, error y precipicios MP, IX,
: , por cuya integridad lucha contra la falsa filosofía que conduce a
la impiedad y al brutal materialismo . En resumen, este Discurso se enfrenta
abiertamente a los cauces ideológicos por los que transitan los miembros de
la Convención que están dispuestos a suprimir la religión católica como
religión oficial. Pretendían levantar nuevos dioses como la diosa razón o los
dioses del paganismo, como pedía el Marqués de Sade.

Sin embargo, el mayor peligro era la subversión, la anarquía en la que había


caído el pueblo. Dimos al pueblo el terrible ejemplo de la anarquía y el
pueblo no admite ya subordinación alguna ; ante estos peligros solo
avizoraba un infeliz final a menos que el pueblo entre en razón y se vuelva a
someter tanto a la Iglesia como al Antiguo Régimen:

¡Ah! ¡Pueblo ciego! Tu ruina es inevitable, si no abres los ojos […] Esa libertad,
esa igualdad, de que nos lisonjeamos, no es más que pura quimera. La
naturaleza no ha hecho nada igual (MP, IX, 1793: 156-157).

El lenguaje es propio del tomismo. La desigualdad es un designio divino y


como tal debe respetarse para no tener enojado al cielo. Por ello, dirige su
ataque a todo aquel que busque fines igualitarios como el infame, vil Marat
que no cesa de alborotar al pueblo con sus sangrientos escritos MP, IX,
1793: 158). El Discurso finaliza así: Viva la Majestad, triunfe la religión, o
perezca de una vez toda la nación de Francia MP, IX, 1793: 158). Designio
parecido al del obispo de la Rochela y por ello aplaudido y difundido por el
Mercurio.

La defensa del catolicismo y la monarquía se vuelve un objetivo y un medio


para difundir no sólo el odio contra las demás religiones y la subversión, sino
para buscar convencer de la necesidad de mantener el orden social y el
absolutismo. El catolicismo y el rey son partes integrantes de las monarquías
católico-absolutistas. Además, como dice Vovelle, en una sociedad como la
del Perú, la desposesión de la Iglesia, las agresiones al sagrado edificio de la

178
religión, se sienten, particularmente, como un atentado a la majestad del
Santo Padre cit. en Rosas 1996: 16). Los mercuristas lo confirman
permanentemente. La única religión que defienden es la católica, las
protestantes solo son herejías que, desobedeciendo la autoridad del Papa,
rompieron con Roma y consolidaron el atentado más grande contra
autoridad de la Iglesia. Son el primer ejemplo negativo que luego siguió
Francia.

En su Carta escrita a la Sociedad Amantes del País , el cura de Huánuco


Joseph Manuel Bermúdez, clamaba por un pronto remedio que disipe el
contagio de la subversión, y evite la lectura de escritos perniciosos contra el
Estado y el catolicismo, pues, no obstante haberse cerrado todas las puertas
y cortado todos los conductos MP, IX, 1793: 202) —se refiere a la
arremetida policiaca y la reactivación de la inquisición— se han deslizado
incluso hasta las provincias más lejanas del virreinato peruano, como
Huánuco. Allí se había encontrado el panfleto titulado Análisis, o
impugnación sucinta de la bula del Papa Pío V) 72.

La respuesta de la Sociedad, en realidad escrita por el propio Bermúdez,


denuncia el lenguaje impropio a la cristiandad, donde cada letra es un
borrón, cada voz un error, y cada cláusula la expresión de la impiedad MP,
IX, 1793: 203). Bermúdez defiende la infalibilidad del Papa, por lo que
escritos como estos, dice, resultan siendo corifeos del error de los
apóstoles de la impiedad . En consecuencia, si estos escritos se han
difundido y publicado en Francia es porque allí la fe está perdida, como
consecuencia del trastorno de la religión . Allí —sigue diciendo Bermúdez—
la Iglesia está siendo perseguida como en su nacimiento, se hallan profanados
los templos, despedazadas las imágenes sagradas, quemadas las reliquias,
vilipendiado el sacerdocio y los fieles oprimidos y vejados (MP, IX, 1793:

72 Todo indica, como refiere Clément, que se trata del Análisis y refutación de la bula del papa,

escrito denunciado a la inquisición por Fr. Pascual de Alloza, el 12 de julio de 1791, porque
circula en Aragón. Este manuscrito estaba implícitamente prohibido por la Real Orden de 5 de
enero de que proscribía la introducción en los reinos de España e Indias de todos los
papeles sediciosos , en especial los relacionados con la Revolución francesa : .

179
205). Los culpables son los ilustrados, que no han hecho otra cosa que segar
la fe a los hombres:

¡Ah! ¡Francia!, ¡Francia! ¡Cómo las muchas luces de que se jacta tu asamblea la
han cegado para que conozcas que con esas demostraciones exteriores y
materiales, se manifiesta en el interior acatamiento que debe tener a la
primera silla de la religión, a la piedra fundamental de la iglesia, en que jamás
faltó, ni faltará la fe! (MP, IX, 1793: 206).

Bermúdez ataca a todos los que pusieron en tela de juicio las bulas papales y
las indulgencias. Lutero es blanco de su crítica, porque fue él quien se atrevió
a desobedecer las bulas y las indulgencias ¿No empezó por aquí Lutero? El
camino inevitable por el que transita Francia es hacia la pérdida de la fe. Ha
caído en el cisma de la herejía desde el momento en que siguiendo viejos
ejemplos se atrevió a desobedecer los dogmas.

Este colaborador del Mercurio Peruano, compara la herejía francesa con la


separación de los protestantes; tanto Holanda, Suecia, Dinamarca, Suiza,
Ginebra e Inglaterra, han seguido el camino de la sublevación contra la
)glesia: por su perverso y atrevido arrojo, dejándose arrebatar del viento de
la novedad, en que hoy las imita la Francia MP, IX, 1793: 211). La literatura
de impiedad (léase de la Ilustración), como la del padre Raynal o el Análisis de
las bulas, no ha hecho sino pintar un panorama de calumnias para la Iglesia,
demostrando que el Siglo de las Luces no es sino un siglo frívolo que
condena a los siglos pasados de ignorante. Por esto se equivocan —finaliza el
cura de Huánuco— los que siguen sus delirios, porque quienes cuestionan las
bulas y tienen por engañador al Papa quedarán miserablemente engañados,
y hechos la irrisión del mundo sensato MP, IX, 1793: 213).

Los ataques contra el deísmo también se fortalecen vivamente. En su Carta


de un anciano preso en París (MP, IX, 1793: 159-167)73, El Buen Vasallo ,
seudónimo del firmante, dirige su ataque contra los deístas y no contra los
ateístas. Esta carta arremete contra Voltaire, considerándolo fiera horrible ,

73 Esta carta fue reproducida primero en el Diario de Barcelona, Nº 116.

180
enemigo de la sociedad y del Estado , Ese oráculo de la disolución trazó el
bárbaro sistema que nos aflige y, sin embargo, mudando continuamente su
discurso, sedujo a cuantos sujetos de poder pudo, siendo en Prusia luterano,
mahometano en Arabia, religioso en Alemania, déspota en Turquía , sin
domicilio en ninguna parte y cuyo único placer era las poesías infames, los
libelos injuriosos y las sátiras horrendas (MP, IX, 1793: 161).

El ataque es a la Ilustración, a la subversión y a la tolerancia religiosa.


Voltaire no era el único representante de todo ello. Los libelos políticos, los
escritos filosóficos y pornográficos, etc., abundaban varios años antes de la
Revolución, incluso con adjetivos más punzantes que las sátiras de Voltaire.
Es decir, los ataques a la religión católica eran moneda corriente. Muestra de
ello son Los Best Sellers prohibidos en Francia antes de la Revolución
estudiados por Darnton, quien encuentra títulos representativos como Lettre
philosophique (Anónimo), L’An 2440 de Mercier, Vie privée de Louis XV de
Laffrey, Anecdotes sur Mme la comtesse Barry de ¿Pidansat de Mairobert?74,
etc. Sin embargo, Voltaire era la cara más conocida de la Ilustración y murió
como un héroe, he ahí la importancia de atacar en su figura a toda la filosofía
de la Ilustración.

Contra Voltaire, el sumo patriarca de la impiedad y el sacrilegio, también


hace visible su odio el autor de La Galiada o Francia Revuelta , porque la
Ilustración:

Halló en Voltaire un padre y un caudillo / conforme a sus ideas, y siguiendo /


sus atrevidas huellas penetraron / los más remotos ángulos del reino. / Desde
entonces ¡qué triunfos, qué victorias / no debe la impiedad a sus desvelos!
(MP, XI, 1794: 47)

Pero Voltaire se arrepintió de sus ataques al cristianismo y abrazó el


catolicismo en su lecho de muerte, algo que sus seguidores entendían como
una reacción propia del delirio agónico. Esto indigna más al Buen Vasallo,

74Ver la lista completa de los libros y autores prohibidos más vendidos antes de la Revolución
en R. Darnton 2008: 110-112.

181
para quien lo ideal hubiese sido la difusión del arrepentimiento de Voltaire.
Con ello se hubiese limpiado en algo las blasfemias lanzadas contra la religión
católica. Pero no lo hicieron. Sus seguidores demostraban caer en el mismo
libertinaje que su maestro y se comportaron como: ¡Monstruos! y ponían en
duda las verdades más terribles de la religión MP, XI, 1794: 160).

El Buen Vasallo terminaba su carta describiendo detalladamente el asesinato


de Luis XVI. Manchados de sangre, los subversivos habían trazado para
Francia el camino de la destrucción y la desolación. Entonces, Francia, la
Francia admirada por las demás naciones, ahora sin el catolicismo, se ve de
repente transformado en el más fiero barbarismo MP, XI, 1794: 164). Nunca
un buen vasallo debe olvidar las obligaciones que debe a la Patria, la Religión
y al Soberano. Porque el hombre sin religión es capaz de los peores
crímenes MP, XI, 1794: 167). Como Francia que, en pleno esplendor del
denominado Siglo de las Luces, bajo el impero de la razón y de la filosofía se
han manchado con la sangre del rey MP, XI, 1794: 109).

El obispo de Tolón, León de Castelleno, dirige su Carta Pastoral [1790] en esa


misma dirección. Ataca a los filósofos ilustrados por cuestionar a la religión y
al Estado, e incitar a la subversión. Para él, la filosofía ilustrada es orgullosa y
solo busca destruir el orden existente para gobernar luego sobre las ruinas.
La libertad que predican los revolucionarios no es sino licencia y esclavitud;
y que esa igualdad, solo es una locura y quimera MP, X, 1794: 63). Dios,
según él cree, destinó al hombre a vivir en sociedad y también le impuso la
sumisión a cualquier autoridad. El pueblo francés al seguir los principios
subversivos demuestra estar ciego y servir de instrumento a los apóstoles
de esta abominable doctrina .

El obispo hace un llamado para que los franceses no se dejen llevar por esa
obstinación delincuente y vuelvan sus pies por el camino de la revelación
(MP, X, 1794: 67). El camino de la revelación es el camino de los hijos de Dios.
Ella solo ha sido conservada por la )glesia católica y sobre ella nunca

182
prevalecerá las puertas del infierno , solo ella es fiable porque el Espíritu
Santo la asiste MP, X, 1794: 67). Este obispo también reconoce, como el
Buen Vasallo, que la Revolución no se ha atrevido a negar la existencia de
Dios, pero se ha lisonjeado tanto del uso de la razón que ha terminado por
inspirar indiferencia para los dogmas de nuestra santa religión MP, X,
1794: 68). Por ello pone el grito en el infinito cuando se declara que el
catolicismo ya no será más la religión del Estado francés. Este era el triunfo
de la filosofía ilustrada que él combate., por que los ilustrados no reconocen
a la religión Católica como la ’nica religión del Estado MP, X, 1794: 75-76).

La Ilustración y los deístas se vuelven los blancos máximos de la cólera de los


curas, cuyos escritos se reproducen en el Mercurio Peruano. El obispo de la
Rochela se arrepentía de haber nacido en el Siglo de las Luces, un siglo que
solo aborta tales atrocidades, donde prima la filosofía insensata, que a fuerza
de razonar todo, todo lo ha confundido y que es tan contraria al orden de la
sociedad MP, XI, 1794: 117). Desde su postura conservadora, la tolerancia
no es respeto a las diferencias, sino persecución y despotismo.

Con escritos como estos, el Mercurio trata de convencer de la importancia


que tiene la permanencia de los principios de un vasallo humilde, sumiso y
fiel tanto a la Iglesia católica como al Estado. Más que nunca se pinta tan
favorable a la monarquía como forma de gobierno. El rey no tiene mácula y
son ¡malditos para siempre! aquellos que atentaron contra su vida y contra
su familia. Luis XVI y María Antonieta no son en nada cercanos a las
descripciones de los libelos políticos. Son puros, dignos, amados, amorosos, y
así están descritos en el poema La Galiada o Francia revuelta , la poesía
sobre El actual lamentable estado de Francia y en las odas a Los
sentimientos de la Reina María Antonieta .

En síntesis, el Mercurio no solo da una visión negativa de la Ilustración y la


Revolución, sino siembra una actitud partidaria y combativa contra los que
ellos consideran los tiranos de la humanidad. Contra ellos debe levantarse la

183
nación francesa y las demás naciones del mundo, es decir, para combatir la
subversión y la irreligión, condenando el parricidio y denunciando a sus
secuaces.

¿Hasta cuando, franceses, la cadena / de tan duro, y tan largo / cautiverio


arrastraréis cobardes? / ¿Cuándo, cuándo / sacudiréis el yugo que os ha
impuesto / la injusta tiranía? (MP, XI, 1794: 52)

Solo la guerra a los subversivos puede salvar a la monarquía. Por el trono y el


altar deben dirigir sus fuerzas todas las naciones europeas contra el pueblo
francés. Pero la victoria parece propia del poder divino. Evocan entonces a la
ira vengativa de Dios: ¡oh franceses detestables! , sentencia el obispo de la
Rochela, todavía hay un dios vengador MP, XI, 1794: 112).

A la misma venganza clamaba el autor de la poesía sobre el lamentable


estado de Francia :

¡Patria desgraciada! / ¡Ay, ay Francia de ti! / Vengue Dios la sangre, /


del Gran Monarca Luis, / de su Augusta Esposa, / y el ultraje malsín / a
la real familia, / Infanta, y el Delfín (MP, XI, 1794: 9).

Ésta era la postura del Mercurio, de las élites y de los medios oficiales. Sin
embargo, otra era la reacción de un grupo sedicioso e ilustrado. Porque, la
ilustración, para entonces, ya no se mide por los tratados científico-naturales,
sino por su visión de la sociedad, las relaciones humanas y el poder. En todo
ello, los mercuristas habían demostrado absoluto conservadurismo. He ahí
que, como ha señalado Sánchez-Blanco para España, la tesis según la cual el
terror en Francia acabó con la Ilustración no tiene justificación alguna.
Tampoco tiene justificación para las colonias.

Claudia Rosas ha demostrado cómo un grupo sedicioso se muestra admirador


de la Revolución (2006: 79-82). Ellos son los ilustrados del periodo de la
Revolución (tal vez los únicos ilustrados en el Perú a fines del siglo XVIII). Los
sediciosos difunden escritos subversivos como la Declaración de los
derechos del hombre y el ciudadano en todo Hispanoamérica. Contra ellos, el

184
Estado reacciona haciendo uso de la violencia directa: persigue, deporta,
encarcela, etc. Los obispos no se quedan atrás. Ya no solo sermonean a favor
del catolicismo, sacan a pasear a los fieles por las calles, en contra de la
subversión, de los filósofos y la irreligión75. La guerra contra la Francia
revolucionaria toma carácter de guerra santa.

En España, la cuestión es similar. Como demuestra Sánchez-Blanco, la


Revolución francesa suscitó admiración y simpatía en algunos como Miguel
Rubín de Celis y José Marchena, quienes colaboraron con los franceses para
introducir el pensamiento republicano en España. Unos pocos lucieron
escarapelas tricolores, mientras la gran mayoría se sumió en temores, que
más tarde derivarán en fobias irracionales. Como en las colonias, en la
metrópoli también hubo quien echó la culpa de los alborotos populares en
París a la inmoralidad de las masas:

También alguien reclamó mano dura para la solución; y por último, también
hubo quien, al enterarse del magnicidio en el país vecino, sintió escrúpulos y
quizá se preguntó si estaría dispuesto él mismo a cortar las cabezas de la
ilustre familia real para llevar a cabo determinadas reformas sociales.
(Sánchez-Blanco, 2007: 69).

En síntesis, el Mercurio Peruano declara la guerra ideológica buscando


imponer su visión sobre la Revolución. No solo con las posturas más
reaccionarias, sino seleccionando los discursos más brillantes para defender
los argumentos de la Iglesia y el Estado. Encontramos escritos firmados por
miembros de la Sociedad, pero también copias de discursos o escritos de
diversa autoría, como de curas franceses exiliados en España (Obispo de
Tolón y La Rochela), de un renegado miembro de la Convención, del primer
ministro inglés, así como de miembros de la clase dominante que, por lo
general, se encubren bajo el anonimato. Todos ellos eran conscientes de la
trascendencia de la Revolución a nivel mundial y el verdadero daño que ha
causado tanto en la mentalidad de los ministros de Dios, de los guardianes
del poder y la estructura de la sociedad. Las razones para las fobias de la
75Véase las rogativas públicas y vigilias que se hace en Lima, Trujillo, Arequipa, Arica, Tarapacá,
etc., en Rosas (2006: 221-224).

185
clase dominante son sólidas. Finalmente, triunfa en el Mercurio una postura
bastante más conservadora que la expuesta por la historiografía nacionalista
peruana.

Teodoro Hampe cree que el Mercurio Peruano y la oligarquía colonial


tuvieron aspiraciones modestas al mantenerse distantes de la Ilustración y
contrarios al proceso revolucionario francés (1988: 176). Sin embargo, los
mercuristas exponen todas sus ambiciones buscando controlar la estructura
desigual de la sociedad y la sumisión mental de las masas mediante la
religión. Los mercuristas y la élite, tanto colonial como española, buscan
evitar el contagio subversivo, arremeten con la violencia de Estado y la
violencia ideológica (sermones). Hacen de todo por salvar el Antiguo
Régimen y el status quo.

En medio de un crecimiento exponencial de críticas contra la monarquía


como forma de gobierno, contra el poder político de la religión y el
monopolio del catolicismo, el Mercurio busca acabar con todos los críticos y
todos los falsos filósofos . Pero los argumentos de los filósofos son
demasiado sólidos y las agitaciones de la plebe cada vez más notorias en la
metrópoli. En estas condiciones, algunos funcionarios sugerían unir los
cuerpos intermedios en un único cuerpo de nación, como se ve en Mata
Linares; sin embargo, como queda claro, los mercuristas no compartían
algunas propuestas reformistas de avanzada.

186
CAPÍTULO IV

CIENCIAS NATURALES: ILUSTRACIÓN Y REFORMAS

El fomento y cultivo de las ciencias asegura el


esplendor y prosperidad de los estados
Baquíjano y Carrillo

Los ilustrados concebían a la Edad Media como una época de oscuridad,


donde los hombres cegados por la fe disfrutaban de su sueño dogmático. Allí,
la filosofía peripatética había consolidado su imperio y la física era una
herencia de Aristóteles y Ptolomeo. La Tierra era el centro del Universo
donde la Iglesia ejercía su gobierno, y, Dios, como emperador del cosmos,
movía todo con su dedo celestial. En medio de la oscuridad, como un
relámpago, los descubrimientos de Copérnico avizoraban el camino hacia la
luz; si Galileo aún caminaba a tientas en medio de una atmósfera enrarecida,
Newton dará pasos firmes iluminado por la revolución copernicana, a la cual
aporta y supera.

Es innegable la relación de la Ilustración con la defensa de las ciencias


prácticas y experimentales. El espíritu ilustrado defendía la práctica científica
en todos los ámbitos, facetas y niveles; sin embargo, no debemos olvidar que
el campo científico viene ganando terreno desde el siglo XVI. La ciencia traza

187
su camino en lucha frontal contra viejas concepciones. En el siglo XVII las
ciencias naturales ya gozan de aceptación generalizada en el mundo
occidental y los Estados absolutistas adoptan las técnicas científicas, desde
fines de aquel siglo, para fortalecer su dominio en el ámbito militar y
comercial.

En el siglo XVIII no existe Estado occidental que no esté rodeado de asesores


y hombres de ciencias. Como ya lo demostraban Inglaterra y los Países Bajos,
de ella dependía la supremacía de los imperios. José Baquíjano y Carrillo,
sobresaliente representante de la élite limeña y pensador conspicuo del
Mercurio Peruano, resume bien este punto: el fomento y cultivo de las
ciencias asegura el esplendor y prosperidad de los estados MP, II, 1791:
160).

La relación entre la ciencia y el Estado moderno ha arrastrado a muchos a


una incansable búsqueda por relacionar monarquía con Ilustración desde
inicios del siglo XVIII. Esto se conoce actualmente como Despotismo Ilustrado,
un concepto que en realidad encubre la práctica del Estado que se
comportaba más como absolutista que como ilustrado. Los ilustrados,
conforme avanzaba el siglo XVIII, ya no solo defienden las ciencias naturales,
también enarbolaban una nueva visión de la vida en sociedad, de las
relaciones de poder, del mundo y la humanidad; asimismo, le declaran la
guerra a las tiranías y al absolutismo.

Hacia fines del siglo XVIII esta nueva tradición muchas veces se encontraba
lejos del Estado, en tanto iba diferenciándose de la ilustración moderada
cuyos máximos líderes, como Montesquieu, Rousseau, Voltaire, Newton,
Locke, habían sido difundidos y muchas veces aceptados no solo como
paradigmas científicos, sino políticos, como en la Inglaterra de Locke. Los
ilustrados, de fines del siglo XVIII eran, en su mayoría, hombres
independientes y, por lo general, no contaban con patrocinio real. Buscaban
la destrucción de todo tipo de despotismo y en su visión más radical

188
pretendían el republicanismo. Muchos de estos personajes escribieron libros
cuya lectura era prohibida, puestos en el Índex de la Inquisición, vieja
institución mantenida por la mayoría de Estados europeos, para perseguir a
los herejes, ateos. Y, sobre todo en el siglo XVIII, libros cuyas propuestas
resultaban incómodas o peligrosas .

Los monarcas y sus ministros, si bien buscaban sacar provecho de los nuevos
conocimientos, también eran conscientes de que las evidencias científicas
pueden llevar a romper con la lectura divina de la historia de la naturaleza.
Pero más peligroso aún resultaban los trazos que hacían los ilustrados sobre
la sociedad, no solo desbaratando el guión bíblico, sino buscando modificar el
teatro terrenal en el que los reyes fungían de Dioses en la Tierra. Por ello, en
casi todos los Estados absolutistas, el gobierno pone límites claros a la ciencia
y a la Ilustración.

Así las cosas, los inquisidores, dependiendo del contexto, tendrán trabajos
agitados, como en tiempos de la Revolución francesa. La ciencia en cambio se
moverá entre la esperanza y el temor. Esperanzas del Estado de que ellas
cooperen para asegurar su dominio sobre sus vasallos, pero, al mismo
tiempo, ella generaba ciertas desconfianzas en los gobernantes que no
estaban dispuestos a perder su hálito divino. En medio de dos frentes, los
éxitos de la moderna ciencia y filosofía, promovidas desde el Estado, son
limitados, de alcance menor; sin embargo, contrasta claramente con la visión
que los gobiernos tenían sobre la sociedad.

La ciencia y la técnica

El conocimiento genera poder y de ello son conscientes los Estados


modernos. Por ello impulsan el desarrollo de la ciencia y la técnica bajo la
lógica del descubrimiento, apropiación y poder, conceptos claves para
comprender los estudios de la naturaleza en el siglo XVIII (Nieto, 2003: 420).

189
Las ciencias que promocionan los Estados absolutistas, como el español, son
aquellas que tienen aplicación práctica y fortalecen a la monarquía en su afán
de mantener el dominio, amalgamando conocimiento nuevo en la naturaleza
con tradición en las jerarquías sociales. Es decir, las ciencias deben conducir
a la aplicación de la técnica y no a especular sobre el cielo y menos sobre el
poder de los reyes en la Tierra.

La aplicación de la ciencia y la técnica son vehículos que ayudan al


perfeccionamiento de la maquinaria estatal al trazarle un camino moderno
de prosperidad en tiempos de agitación política. Este es el tipo de ciencia que
enarbola el Mercurio Peruano, interesado en la defensa del Estado y el
mantenimiento del orden social.

El historiador francés Jean Pierre Clément sostiene: En su concepción de la


ciencia los mercuristas están en perfecta armonía con su siglo : .
En efecto, este parece ser un argumento bastante sólido, sobre todo si
consideramos que el estudio de la naturaleza hace tiempo que había dejado
de significar una afrenta para el Estado e incluso para la religión, dado que,
en buena parte, los científicos —desde Kepler hasta Descartes y de Newton a
Kant— se dedicaron a demostrar que la naturaleza no era sino una perfecta
creación de la divinidad. De ahí que Voltaire imputaba a Newton un sello
teológico que el físico mantuvo a lo largo de toda su vida. Calificativo que
Nietzsche mantenía para Kant, a quien acusaba de no ser más que un
sacerdote, cuyo éxito como el de Leibniz era propio de los teólogos.

Kant atribuía los mismos poderes de Dios a la naturaleza, es decir, divinizaba


el estudio de las ciencias. Así, la investigación sobre la naturaleza terminaba
siendo una interpretación de la perfección de las leyes sobrenaturales. Pero,
a diferencia de lo que sucede en Prusia, donde el leguaje divino se pinta con
subterfugios amparados en la naturaleza para conocer el poder de la
divinidad, en el ámbito hispanohablante —en especial en las colonias— se

190
traducía en un llamado explícito a conocer los poderes y la perfección del
Dios cristiano.

La visión de la ciencia quedaba dividida en dos ámbitos. Por un lado, las


ciencias de aplicación práctica como la mineralogía, la química o la botánica,
en las que no había mayor discusión y más bien se alentaba su cultivo para
beneficio del Estado. En el otro frente está la física que debatía las leyes de la
naturaleza, como el movimiento de la Tierra, la organización del sistema
planetario solar o la ley de la gravedad. Ante ella, un grueso grupo de
pensadores mantenían distancias respecto a Europa. Y, lo que es más
llamativo, algunos sacaban a relucir posturas tan tradicionales que, en buena
parte, los desacreditaba como ilustrados y científicos en general.

Los mercuristas abarcan diversos campos científicos a lo largo del periódico,


algunos de ellos son ampliamente estudiados como la medicina, sobre todo
los artículos de Unanue; sin embargo, otros (como la física o la química) han
sido poco investigados. Por ello, en esta investigación privilegiamos un
análisis de la física, la química y la mineralogía. La medicina, por ser bastante
estudiada, solo es tratada de soslayo.

La Física aristotélica-ptolemaica vs. La Física moderna

La Física es una de las ciencias que más resistencias generará en


Hispanoamérica. Viejas concepciones siguen firmes en pleno siglo XVIII. Por
ejemplo, Boleslao Lewin demuestra en La inquisición en Hispanoamérica que,
hacia 1774, cuando José Celestino Mutis enseñaba el sistema copernicano,
encontró una férrea oposición en Bogotá y fue denunciado por los defensores
del viejo Ptolomeo ante la inquisición.

La denuncia contra Mutis no es una reacción aislada. En la misma España la


Física tenía límites claros. Pero no solo ella. Según ha demostrado Puerto
(1988), tan la física como la química y la botánica estuvieron lejanas de

191
discusiones teológicas; por el contrario, gracias a ellas, se profundiza en el
conocimiento de la naturaleza como obra de la divinidad. De manera que, los
conocimientos físicos no debían predisponer contra los conocimientos
teológicos Moreno, : . Al contrario, estos debían revelar la mano
de Dios como creador y providente del mundo . Esta situación da cierto giro a
fines del siglo XVIII no para alejarse de Dios, sino para dar utilidad al
conocimiento moderno de la Física; no obstante, persisten concepciones
tradicionales en diferentes partes del mundo hispanohablante.

Unanue denunciaba en sus Proyectos literarios (escrito como introducción al


Informe de Toribio Rodríguez de Mendoza sobre el nuevo plan de estudios en
el Convictorio San Carlos), que el Nuevo Mundo cobijó el aristotelismo que
había sido desterrado de Europa. Al mismo tiempo, daba cuenta que para
fines del siglo XVIII, tanto Descartes como Newton avanzaban a pasos
agigantados, agitando el océano que los distanciaba. Descartes no había
levantado mucho polvo, como los newtonianos que se multiplican con
rapidez , desacreditando el idioma de las cualidades y sustituyéndolas por el
de las atracciones. En los actos y conferencias escolásticas no se oye el
nombre del Estagirita, sino para ser impugnado MP, III, 1791: 197).

Los partidarios de Newton, sin embargo, tenían que luchar contra viejos
maestros que seguían sacando lustre a Aristóteles y Ptolomeo. En estas
condiciones, algunos simpatizantes del físico inglés, tras discutir las nuevas
tendencias de la Física en salones privados, aún desconfiaban difundirla en
los claustros universitarios. En la Universidad aún le quedaba esa sombra de
gloria, respaldada por los estatutos que exigían se enseñen sus libros.
Pantomímica, sentencia Unanue, un juego teatral que se mantiene gracias a
una postura infértil, pero cultivada por siglos, una formación memorística y
poco reflexiva, pero sobre todo inútil al Estado moderno.

Para Unanue, la Real Universidad de San Marcos es un claustro sabio y


respetable, si la mayor parte de él se compone de ancianos, esas canas son

192
su gloria MP, III, 1791: 198); sin embargo, aún mantenía firme sus
esperanzas de que sus autoridades, considerando el gusto del siglo y los
deseos de nuestro amable Soberano por el mayor lustre de las letras en todos
sus venturosos dominios , elijan el método que más conduzca al esplendor
de las aulas MP, III, 1791: 199)

Los mercuristas eran conscientes que la gloria de San Marcos, en la vieja


ortodoxia aristotélico-tomista, era una desventaja para los nuevos tiempos,
donde el Estado —consciente de la utilidad del conocimiento—busca que se
discutan temas terrenales más que divinos. Temas como el derecho, para la
defensa del regalismo76, los nuevos conocimientos en Química y Física, para
la experimentación, o la matemática, tan fundamental para las construcciones
como para la explotación minera. Todo ello se trató de implantar en San
Marcos77, pero tropezó con resistencias notables, semejantes a las que
encontró la Física moderna en las universidades españolas, demostrando que
remover obstáculos, cuando de hábitos docentes se trata, es una empresa
casi rayana en la quimera Moreno, : .

Los defensores de la nueva física en San Marcos —si bien no tuvieron


fuerza—, antes de la creación de San Carlos, ya difundían a Newton en ella. La
primera certeza que tenemos de ello data de 1778, más de una década antes
de la aparición del Mercurio. Se trata de un Certamen o conclusiones

76 En el área del derecho es importante recalcar que la Junta de Temporalidades introdujo en el


Convictorio Carolino el Derecho Natural y de Gentes, en la versión trazada por Johann Gottlieb
Heineccius (Heinecio). En el programa curricular se recomienda el estudio de los Prolegómenos
del Derecho en general, Elementos del Derecho Natural y de Gentes, Tratado o sintagma de las
Antigüedades romanas, además de su Historia de la filosofía. Esto está en clara sintonía con los
requerimientos de la corona, pues, fortalece la defensa del regalismo, por lo que es respaldado
por Rodríguez de Mendoza. También se introduce el derecho patrio que, como menciona
Fernando Valle, implica el aprendizaje de la (istoria del Derecho Español, el estudio de Leyes
de las Indias y la introducción a los principios de las )nstituciones Criminales : . Esto
se complementa con Historia del Derecho Romano y el Derecho Canónico, centrado en las
instituciones, en las que la corona debe ejercer un dominio directo. Es decir, sirven como medio
para fortalecer las políticas de Estado.
77 Las reformas en la Universidad San Marcos estuvieron encabezadas por Baquíjano y Carrillo

que busca acceder al rectorado junto a un grupo innovador; sin embargo, es derrotado por el
escolástico Miguel Villalta que gana con 94 votos frente a los 91 que obtiene Baquíjano (Mariano
y José Luis Peset, 1989: 60). Así, la Universidad de San Marcos, se mantiene firme en la defensa
de la tradición.

193
matemáticas, defendidas en la universidad de San Marcos por tres
estudiantes que, además, eran miembros de la milicia: Manuel Martínez de la
Rueda, Pedro Ruiz y Diego Manchado. La instrucción y dirección de estos
alumnos estuvo liderada por Cosme Bueno, catedrático de prima de
matemática y cosmógrafo mayor. La disertación de los estudiantes fue en
presencia del virrey Amat. En la introducción a esta tesis, el futuro intendente
de Paraguay, Lázaro de Rivera, dice: con admiración ve el público cómo se le
dedica al virrey las conclusiones sobre el verdadero sistema del mundo . Es
decir, el sistema newtoniano, difundido por el Dr. Cosme Bueno, a quien
Ribera llama hombre de raro ingenio cuyas luces en la matemática, física y
medicina, harán su nombre respetable entre los grandes nombres de los
Neutones, Descartes y Boerhaaves : folio .

La física newtoniana era defendida desde la corona y por ello los pensadores
que rodean a la corte elogian las luces de sus autoridades. El mejor ejemplo
de ello es el virrey Amat, a quien Ribera describe como virrey sabio, hombre
ilustre y buen vasallo. El más glorioso gobierno que haya conocido América
Meridional : folio .

Desde esta disertación pública al nacimiento del Mercurio existe toda una
pléyade de defensores de la moderna física de Newton. A la luz de ello, es
necesario recalcar que se ha sobredimensionado el papel de Unanue como
verdadero difusor de Newton. En realidad, Unanue formaba parte de un
grupo de pensadores que incluye nombres como Joseph Ignacio Moreno,
Miguel Ortemin y Moreno, Raymundo Feliu, Josepho Joachimo de Olmedo,
Gregorio Paredes y el ya mencionado Cosme Bueno. Todos ellos son
pensadores influyentes, que forman a los estudiantes limeños en la moderna
física. La figura imponente de Unanue nace de su relación influyente en el
periodismo colonial tardío; sin embargo, Unanue no era un especialista en el
campo de la física.

194
La física moderna llega al Convictorio San Carlos
Las resistencias a la reforma en San Marcos hace que el Real Convictorio de
San Carlos (fundado en 1770 por el virrey Manuel de Amat y Junient),
originalmente destinado a ser la residencia para los estudiantes de San
Marcos, pasa a convertirse en el emblemático centro de enseñanza sobre el
que se ha derramado tinta de todo tipo, hasta llegar a mitificar a su rector
Rodríguez de Mendoza y a sus alumnos; sin embargo, la enseñanza que allí se
propicia, tiene mayor relación con los intereses del gobierno que con los de la
Ilustración propiamente dicha78.

Las autoridades carolinas, en estrecha colaboración con el gobierno colonial,


introducen las innovaciones educativas que se ajustaron a los objetivos de la
reforma universitaria borbónica. Uno de esos objetivos era aumentar el
control estatal sobre la educación de nivel universitario, y difundir
conocimientos útiles (con aplicación práctica) para la sociedad y el Estado
(Espinoza, 2006: 38).

La enseñanza en el Convictorio, sin embargo, opta por una postura ecléctica


más que por un determinado sistema. Prescinde de Descartes o Gassendi,
demostrando cierto temor al racionalismo, porque puede conllevar a la
especulación más allá de los cánones de la fe. Pero sí adopta a Newton, por no
estar fundado en hipótesis , sino en principios incontestables ; aunque no
se propone una lectura directa, sino a través de los textos de Pedro Van
Musschenbroeck. La elección de este último no era casual. Este físico, era
difundido en la universidad de Alcalá y en los reales estudios de Madrid. Es
decir, era del gusto de la corte y por lo tanto aprobado por el soberano.

El interés de la corona por reemplazar la física peripatética y escolástica por


los nuevos conocimientos desarrollados por Newton no significa optar por

78
El Virrey, al frente de la Junta de Aplicaciones constituida en 69 para decidir el uso que
había que darle a los bienes de los jesuitas, decidió por una parte la creación del Convictorio de
San Carlos en el que se reconvirtieron los antiguos colegios de San Felipe y San Martín
(Rodríguez, 2001: 364).

195
una formación laica. En una carta dirigida al Dr. Joaquín Bouso Valera y León
—según supone Federico Schwab—, Rodríguez sugería la creación de la
cátedra de Historia Eclesiástica, que consideraba imprescindible para un
mejor conocimiento de la Suma Teológica de Tomas de Aquino y de la
teología en general. De esta forma, según suponía, este género de estudio
permanecería y perfeccionaría para lustre, y gloria de este Convictorio y
Universidad, y a’n de toda la Nación cit. en Schwab, : .

Los objetivos trazados tuvieron un revés. No se venían cumpliendo a


cabalidad porque las constituciones eran semejantes a las de la Universidad,
sobre todo en lo que respecta a los exámenes para obtener el grado de
bachiller. Tras haberse instruido en los modernos principios filosóficos, los
alumnos se veían obligados a disertar sobre la Metafísica de Aristóteles como
requisito obligatorio para adquirir el grado. Entonces, en su Informe
publicado en el Mercurio Peruano, Rodríguez, aprovechando que la cátedra de
Aristóteles había quedado vacante, pide al virrey Gil la aprobación de un
nuevo método de sustentación, donde el alumno no solo sea libre de utilizar
tanto los silogismos como la mayéutica, sino que sea libre de pensar y de
elegir sobre un espectro amplio que no se reduzca a la metafísica de la Física.
Esto, al entender del rector carolino, resultaba de suma urgencia dado que
habían quedado atrás las anteriores edades donde reinaba despótica la
filosofía aristotélica que, ella sola, ocupaba el trono y el cetro de la razón
(MP, III, 1791: 203).

Sin embargo, la revalorización de lo moderno, no destierra la tradición


escolástica. El propio Rodríguez aclara que los alumnos deben ser libres de
disertar ya sea sobre la escuela peripatética o sobre los autores adoptados en
el nuevo plan; lo importante, puntualiza, es que se elija independientemente
la opinión que le agrade, siempre que esta no sea contraria a la fe, buenas
costumbres, y a las leyes de nuestro gobierno MP, III, 1791: 207).

196
Al pedido de Mendoza le sigue el Informe de Cerdán Pontero, elevando el caso
al virrey. En él, el oidor de la Audiencia de Lima, consideraba prostituida la
filosofía aristotélica, tanto por el paso de los siglos como por las malas
traducciones; además, hace énfasis en la superación de aquella física que:

[..] Está llena de expresiones vacías enteramente de sentido, y de un lenguaje


que nada significa, como cuando dice que la materia tiene un deseo y una
agitación natural de perfeccionarse, y que las formas son substancias que
subsisten por sí mismas, o cuando pretende explicar las operaciones de la
Naturaleza por medio de igualdades ocultas, y virtudes específicas (MP, III,
1791: 211).

El respaldo de Cerdán a los nuevos conocimientos es enérgico. En la misma


magnitud que defiende la propuesta de Rodríguez, por lo que da el visto
bueno para que el virrey apruebe el nuevo método para disertar una
sustentación. Así, nadie tendría la obligación de profundizar en la Física
aristotélica, sino gozar de un amplio espectro de preguntas más cercanas a la
íntima filosofía MP, III, 1791: 211).

El informe de Rodríguez de Mendoza fue aprobado por superior decreto del 3


de noviembre de 1791 y también publicado en el Mercurio. Con ello, la
Corona evidenciaba su interés en introducir los nuevos conocimientos útiles,
por lo que también accede al pedido del rector carolino para implantar una
cátedra de matemática, que logra en 1794. Si bien, desde la fundación del
Convictorio, ya se dictaba Álgebra, Aritmética y Geometría, estas disciplinas
resultaban muy básicas.

Dos años después de la aprobación del nuevo método de sustentación, se


publica en el Mercurio una noticia muy detallada sobre la disertación del
graduando Carlos Pedemonte, asesorado por el vicerrector carolino Joseph
Ignacio Moreno. El artículo está firmado por Epítropo Diagithio’, seudónimo
desconocido hasta entonces. Según informa Epítropo, el tesista había
respaldado sin vacilaciones el sistema copernicano, la física newtoniana y la
ciencia nueva que seguía en la línea de Bacon dando muestras de un notable
conocimiento de la astronomía, la matemática, la teoría de los fluidos, la

197
cartografía, etc. )ncluso, había comparado el sistema de Copérnico con las
observaciones astronómicas y la atracción universal, y se decide
abiertamente a favor de él, por estar perfectamente de acuerdo con aquellas
y con ésta MP, VIII, 1793: 293).

Se trata del primer certamen de filosofía según el nuevo plan de estudios


defendida por Carlos Pedemonte y otros alumnos (Mariano Parral, Juan
Antonio Andueza, Manuel Alvarado, Justo Figuerola, y Joseph Pedemonte).
Tal como informa el articulista del Mercurio, en este Certamen, que luego es
publicado [1793], se hace una decidida defensa de Newton. En especial,
Carlos Pedemonte, quien ensaya una Explicación física del sistema
copernicano seg’n las ideas de Newton , que incluye la gravedad, los
movimientos elípticos, la naturaleza del sol, de la luna, de las estrellas, los
satélites en general, y los fenómenos como los eclipses, etc.

El conocimiento de la nueva física que se enseña en San Carlos no atenta


contra la concepción bíblica del mundo, ni siquiera del Génesis. Pedemonte
parte por reafirmar la creación, y da una lectura teológica de la naturaleza,
manteniendo intacta la religión. Dios sigue siendo el creador del cosmos y el
sistema planetario solar. Es él la ’nica causa y autor de las leyes primarias
de la naturaleza Pedemonte, 1793: 110), a la que le dio el movimiento bajo
diversos ángulos y fuerza gravitacional (fuerza centrípeta).

En concordancia con los mercuristas, Pedemonte es crítico de los difusores de


la Leyenda Negra antiamericana. Arremete contra De Paw, a quien llama,
equivocadamente fastidioso inglés . En su defensa engrandece la enseñanza
que se difunde en el Convictorio San Carlos: que ha hecho de Lima el asiento
de las musas , sobre la que recae injustamente la envidia de los extranjeros
(Pedemonte, 1793: 1).

La dedicación que da el Mercurio a este acontecimiento no resulta fuera de


lugar. Lo que buscan con él, en especial Unanue, que dirige la publicación de

198
este tomo —y, probablemente, el autor escondido bajo el nuevo
seudσnimo—, es defender el sistema copernicano que no era visto como una
afrenta a la religión, aunque sí en cierta medida a la Biblia. Por ello, había
posturas divididas dentro de la misma Sociedad de Amantes del País. Sin
embargo, seguir defendiendo el sistema aristotélico significaba no haber
escapado ni un ápice de la escolástica en tiempos donde esta resultaba no
solo anticuada, sino contraproducente a los intereses del Estado.

Tomar partido por la ciencia y la filosofía moderna no significaba apartarse


de la religión, ya que se podía amalgamar conocimiento tradicional con
moderno y evitar romper con ciertos cánones necesarios para mantener el
control social. De todo ello eran concientes los intelectuales que rodeaban a
la corona. Esto se puede ver claramente cuando después de elogiar el nuevo
sistema de enseñanza en San Carlos y los nuevos conocimientos científicos,
Epítropo ataca a los casualistas y fatalistas , aquellos que tratan de ver
objetos sin causas, pretendiendo explicar todo como resultado de la materia.
Al contrario, busca la causa de todo en Dios, al que da un carácter eterno y
supremo, considerándolo un ser sabio, benigno, justo, santo, infinito en
todos sus atributos, que en nada se oponen como han querido los ateos MP,
VIII, 1793: 289). Dios es el creador del mundo y gobernador del universo .
Es decir, la posición ante la ciencia no tiene por qué llevar a los seres
humanos a dudar de Dios.

Sin embargo, un grupo de pensadores más conservadores veían en los


avances de la ciencia en San Carlos un peligro inminente. En el parecer que
dio el Obispo de la Paz (1817), al virrey Joaquín de la Pezuela, hace notar su
desesperación por la apertura a los conocimientos modernos que había
tenido lugar en San Carlos. Según él, hubiese sido conveniente cerrarlo que
mantener un recinto en medio de la ciudad, donde se difunden perniciosas
máximas en lo moral y lo político . Lo cierto es que ni la religión ni el Estado
han ganado cosa alguna con su conservación CD)P, 1972: 301).

199
El propio Rodríguez de Mendoza ya había hecho evidente su disgusto varios
años antes al criticar el sectarismo en el que habían caído los estudiantes al
defender la física de Newton. En un escrito de 1811, mostrando una postura
lejana a la defensa de Newton que había hecho en 1787, llamaba al
eclecticismo absoluto:

Cuando decimos filosofía no nos referimos a aquella sectaria o de Aristóteles,


o de Descartes, o de Gasendi o de Leibniz, o de Newton, sino a aquella que
teniendo por guía a la razón se saca del sentido común. La filosofía de
Aristóteles inútil a la física produjo muchos ateos: del cartesianismo proviene
el berkelianismo y el espinozismo, de la secta de Gassendi el materialismo,
Leibniz propende al idealismo y Newton al puro mecanicismo. El teólogo no
debe jugar en las palabras de ningún maestro ni ningún sectario, sino que ha
de elegir un sistema ecléctico de filosofía (cit. en Rodríguez, 2001: 372).

Con ello, Rodríguez de Mendoza se distanciaba tanto de la Ilustración como


de cualquier idea independentista en tiempos convulsos, cuando el proceso
separatista arreciaba en América del Sur. Por estas y otras razones resulta
erróneo pensar a Rodríguez de Mendoza como un soterrado sembrador de
espíritus libertarios o separatistas en las aulas de San Carlos, o de ideas
ilustradas al estilo francés. Rodríguez, además de rector de San Carlos, fue
abogado de la Audiencia de Lima y examinador sinodal. En tiempos donde las
publicaciones eran frenéticamente controladas, Rodríguez se encargaba de
dar el visto bueno para la publicación de determinados textos.

En contra del sistema copernicano


Estas críticas contra los nuevos conocimientos no eran nuevas. Dentro del
propio Mercurio pervivió una recalcitrante postura que cobijó en su seno una
dura defensa de la física aristotélica, encabezada por González Laguna y
Pedro Nolasco Crespo.

Gonzáles sostenía que las ciencias naturales estaban destinadas a revelar los
secretos de la creación del mundo por Dios, más no los secretos de la
naturaleza. Obviamente, no era una voz en el desierto de una tradición
superada. El propio Unanue tenía una percepción cercana: la historia natural

200
es la historia de todos los entes corpóreos, que sacó del seno de la nada la voz
fecunda del invisible criador MP, II, 1791: 68). Pero, Gonzáles Laguna, a
diferencia de Unanue y otros mercuristas, llevó hasta el infinito celestial esta
tesis en su artículo sobre la Necesidad de la historia natural , revalorando en
extremo al Génesis para explicar la historia de la naturaleza. Sin embargo,
reconocía que, en América, el desarrollo de las ciencias naturales camina
demasiado lento, denotando un estado pueril. Por ello incita a que se enseñe
Física y ciencias naturales en los colegios, porque una física positiva es la
ciencia de Dios , autor de la naturaleza y ordenador del mundo MP, X, 1794:
31).

Para González, Dios habla por dos medios, uno de ellos es la revelación, en la
que cree firmemente; la otra es la naturaleza, la cual —dice el sacerdote
peruano— es su voz natural (MP, X, 1794: 33) que los hombres ignoran a
pesar de servirse de los beneficios de la naturaleza. El conocimiento de la
naturaleza, según él, nos llevará a comprender que el Creador dio al hombre
leyes, la lengua y la razón para que le rindan alabanzas y teman sus furias,
porque el libro de la naturaleza no está escrito con letras, sino está lleno de
hechos como la creación, que demuestran la sabiduría, el poder y la bondad
que Dios gravó en la naturaleza. Pero todo ello no se puede conocer ni
desenvolver sino estudiando la naturaleza. Es decir, los estudios y la
contemplación de la naturaleza se convierten en un placer celestial. Esto hace
que el espíritu camine en la luz tanto del cielo y de la Tierra; sin embargo,
solo el hombre instruido puede llegar a deducir que la revelación y la
perfección de la naturaleza son obras de Dios (MP, X, 1794: 58).

El discurso de Laguna es prácticamente anacrónico. Para entonces, la fórmula


divina que explicaba toda la existencia mediante la religión era insuficiente,
pero aún tenía sus defensores dentro de la propia Sociedad. Mientras unos
seguían anclados en el aristotelismo, otros se mostraban abiertos al
cartesianismo y a Newton, auque con ciertas desconfianzas. Descartes
generaba menos resistencias dado que, desde inicios del siglo XVIII, ya

201
circulaba en los espacios privados e incluso el obispo de Quito promovía su
lectura. Newton, por su parte, aún generaba resistencias.

El mejor ejemplo de esta postura contraria a Newton dentro del Mercurio


está representada por el Dr. Pedro Nolasco Crespo, un auténtico defensor del
sistema ptolemaico. Tanto en su tratado sobre el Flujo y reflujo del mar ,
como en su Carta contra el sistema copernicano , presenta firmes y
aferradas creencias sobre la inmovilidad del globo terrestre. Crespo no
resulta ser un advenedizo en Física, está bien informado del avance de la
ciencia en la Academia de Ciencias de París, del sistema copernicano y de los
aportes de Descartes y Newton. Conoce muy bien que Newton había dejado
sentado, como contribución al sistema copernicano, que el flujo y reflujo del
mar (mareas) se producen por efectos de la gravedad de la Luna y la Tierra,
desbaratando la imaginación cartesiana de la presión lunar sobre la materia
fluida de pequeños vértices que rodeaban la Tierra. Buscando alejarse tanto
de Descartes como de Newton, propone la teoría de los impulsos que
devienen de la presión lunar sobre la Tierra en su paso de Oriente a
Occidente, generando que las aguas por presión se retiren de una costa a
otra. Por ello concluía que, en luna llena, la presión es mayor y por tanto las
mareas más altas.

La propuesta de Crespo fue criticada. El sacerdote newtoniano Olavarrieta


ridiculizará a Crespo en su Semanario Crítico, desatando la furia de los
mercuristas. Olavarrieta, reduce el tratado de las Mareas de crespo, a ideas
propias de un salvaje americano recién conquistado , dice Rossi y Rubí, en
su virulento artículo, escrito en contra de Olavarrieta ( Justificaciones de la
sociedad, y del Perú ), cuya publicación fue prohibida. Según Rossi, los
cálculos y la cientificidad con que Crespo trataba estos temas estaban
basados en los cálculos matemáticos y por tanto se sustentaba sobre las
propuestas de Descartes, Newton y Euler (MP, II, 1791: 136).

202
Contrario a lo que pensaba Rossi y Rubí, Crespo, en su posterior escrito, no
hace sino arremeter, armado de una sólida visión ptolemaica, contra el
sistema copernicano, atacando los comentarios de Unanue, Olavarrieta y del
propio Rossi y Rubí que había salido en su defensa. Con mucha sal se dijo
que la confesión que allí hice de mi firme creencia por la estabilidad de la
Tierra, me habría sido necesaria ahora cincuenta años MP, IX, 1793: 130).
Es decir, para Crespo, estos comentarios eran injurias, burlas de quienes
veían en sus propuestas las ideas propias de un hombre que se acercaba al
final de su vida.

Crespo, nadando a contra corriente, no sólo lucha contra Newton, sino contra
Copérnico, dejando plantadas en un punto muerto las discusiones sobre el
sistema planetario solar, bajo el dogmatismo aristotélico. En su Carta Contra
el sistema Copernicano , Crespo se ocupa de las manchas solares. Según él,
las manchas solares producían los eclipses, ya que los de gran duración solo
pueden explicarse por este efecto y no como resultado del ocultamiento del
Sol por la Luna, que es demasiado pequeña. El Sol, al girar sobre la Tierra, que
permanece en estado estático, cubre con sus manchas y la oscurece cada
cierto tiempo, generando los eclipses.

Crespo confía en que esta es una explicación tan obvia como vieja, por ello se
ampara en el evangelista Lucas 23: 44-45, que relata un eclipse entre el
medio día y las tres de la tarde, tras la muerte de Jesús. La prolongada
duración del eclipse, evidenciaría, según Crespo, que no era causada por la
Luna, sino por las manchas solares.

Crespo se aleja del discurso milagroso, pero no de la revelación; porque


mientras los milagros suenan a anécdotas poco documentadas, el dogma
cristiano mantiene su fortaleza por la defensa que se hace de él. Y, el
geocentrismo, es parte del pilar dogmático de la creación del mundo. Crespo
hace mofa del sistema copernicano y del veloz movimiento de la Tierra
alrededor del Sol.

203
Según Copérnico como en un carro triunfal … nos paseamos diariamente
dando vueltas alrededor del Sol MP, IX, 1793: 144), cuando en realidad no
es la Tierra la que se mueve dando vueltas al Sol, sino que el Sol mismo es el
que gira en torno a la Tierra, como nos parece y se cree por el común de las
gentes MP, IX, 1793: 145).

Crespo corona su argumento con citas bíblicas a las que considera


irrefutables. Estas citas están destinadas a demostrar que el sistema
copernicano resulta pura charlatanería, un engaño humano:

[…] por más que el sistema copernicano nos presente la más bizarra idea del
modo como pudieron conciliarse en él los admirables fenómenos del cielo: por
más que se manifieste fácil y hermoso, que estando fijas todas las brillantes
antorchas del firmamento, con solo el movimiento de los planetas y de la
Tierra, […] por más que la mayor expedición del cálculo le acredite menor
embarazo, más grato y aceptable; el es falso en el hecho de la verdad,
fantástico y de dicción humana, muy distinto del verdadero aspecto con que el
divino hacedor, quiso formar el Universo. Y los lugares de la sagrada escritura,
que hablan de la firmeza de la Tierra y del giro de los astros, especialmente del
Sol, deberán entenderse sin contradicción alguna en el sentido literal MP, IX,
1793: 146).

Crespo busca desacreditar la propuesta copernicana y a sus seguidores. Cita


libros de la Biblia para demostrar la quietud de la Tierra (Eclesiastés, I. 4;
Génesis, 19. 22; Josué 10. 12; Isaías. 38. 8; etc.); además, hace un llamado para
no leer críticamente estos textos, sino de forma literal. Solo así, la máquina
argumentativa copernicana, al golpe de la sagrada escritura, caerá como
aquella estatua de Nabucodonosor. La verdad entonces está revelada, basta la
Biblia para refutar a los científicos de moda.

También demuestra su desconfianza frente a los cálculos y proyecciones


matemáticas. Frente a estos calculadores , es decir, frente a los tratados
newtonianos que, desde la publicación de Philosophiae naturalis principia
mathematica (1687), no habían dejado de hacer cálculos sobre los
movimientos de los cuerpos y el sistema gravitacional, Crespo plantea el
desafío de la simple observación.

204
Demasiado conservador se mostraba Crespo, desde su Tratado sobre las
mareas, que el propio Unanue había ridiculizado sus afirmaciones. Si son
ciertas las observaciones, y cálculos de más de dos siglos —dice Unanue—
amenaza ruina el sistema planetario si no se admite el de Copérnico MP, II,
: . Llama a Galileo padre del buen gusto en la física , mientras que a
Newton le atribuye un respeto no solo en los gabinetes privados, sino
también en las escuelas por el Neptuno de los mares, a cuya voz se levantan y
serenan sus tempestades MP, II, 1791: 110-111). Unanue hace una cita
textual de una edición francesa de la Philosophiae naturalis principia
matemática y finaliza haciendo un llamado para que otros critiquen la
postura de Crespo. Ideas tanto en contra como a favor; sin embargo, no se
conoció ninguna crítica abierta a los comentarios de Crespo.

Cuando Crespo escribe su carta contra el sistema copernicano , Rossi, el más


moderno de los mercuristas79, estaba fuera de la Sociedad y sobre este
punto no había escrito prácticamente nada, por lo que las voces a favor del
sistema, además un tanto oscilantes, eran las de Unanue y Cerdán. Pero
tampoco Unanue vuelve sobre el tema y calla nuevos comentarios cuando
Crespo publica su ataque contra Copérnico y sus seguidores.

Esto no puede explicarse aduciendo un campo poco conocido por los


estudiosos peruanos, sino por el estruendoso golpe que había propiciado la
revolución copernicana en contra del principio ptolemaico-aristotélico,
convirtiéndose así en un tema, hasta cierto punto peligroso. Los mercuristas
sabían que a los seguidores de Copérnico les producía repulsión tanto la
Inquisición como muchos dogmas de la Iglesia. De ahí que darles cabida
significaba abrirles un camino con final desconocido. Si bien en un número
generalizado primaba en el periódico una postura que valoraba los nuevos
descubrimientos científicos, también procuraba no sembrar dudas sobre la

79ARossi y Rubí, en varios aspectos, le resultaba desdeñable el tomismo. Esto se puede deducir
cuando compara a la teología con un retrete en su Carta contra la supuesta Lucinda, donde firma
como Acignio Sartoc (MP, IV, 1792: 277).

205
existencia de Dios, por lo que poco se detienen en los temas espinosos como
el movimiento de los planetas.

Solo Joseph Coquette, académico más no miembro de la Sociedad, había


hecho una última defensa de Newton en su Electricidad astronómica. Para
Coquette no quedaba duda de la claridad con que el método copernicano y
newtoniano facilitaba la explicación de los movimientos regulares e
irregulares del sistema planetario solar, por ello se pregunta:

¿Quién ignora en el día de hoy que nuestro sistema planetario consta del sol,
situado en el foco de los elipses que describen alrededor de él los Planetas y
Cometas; que para describir esas curvas el gran Newton ha puesto en la mayor
evidencia que estos cuerpos debían ser agitados de dos fuerzas o potencias, la
una de impulsión que tira a desviarlos de dicho foco, según la dirección de la
tangente de la curva, y la otra fuerza centrípeta o de atracción hacia el centro
del Sol? (MP, IX, 1793: 113).

Luego de este escrito ya no se da cabida a nuevas discusiones sobre física


moderna. Tampoco Coquette escribe otro alegato semejante, lo cual es
entendible, porque como hemos demostrado, su primer objetivo no es
profundizar en la física de Newton, menos convertir estas evidencias en
punta de lanza de su ataque a los viejos dogmas, sino centrar sus fuerzas en
tratar de relacionar los nuevos conocimientos con aplicaciones prácticas. Así
las cosas, la última palabra sobre la revolución copernicana no la da ni
Unanue ni Coquette, sino el Dr. Pedro Nolasco Crespo.

La experimentación no trasciende el espacio terrenal y el límite sigue siendo


el cielo. El espacio despierta un lenguaje peligroso, se cuidan de no excitar la
furia de Dios o la de sus reyes protectores. Además, los límites planteados por
la mentalidad conservadora no permiten disertar sobre la física moderna con
solvencia y sin contradicciones dentro del propio Mercurio. Se observa así un
contraste con los tratados sobre botánica, mineralogía y la química, sobre las
que no hay posturas encontradas.

206
A diferencia de la física, que genera ciertos sobresaltos a pesar de ser
difundida desde el más alto poder, la química es una disciplina privilegiada,
de una utilidad indiscutible para los intereses del Estado y, por ello, difundida
hasta en los rincones de las serranías. Allí donde los minerales yacían en
abundancia.

La Química: una ciencia predilecta

La química moderna, es decir, la química que deja de ser una pseudo ciencia,
data de la segunda mitad del siglo XVIII; sin embargo, rápidamente es
adoptada por los Estados europeos que buscan su aplicación práctica sobre
todo en el campo de la minería.

España no era la excepción. El gobierno de Carlos III busca la inmediata


difusión de los nuevos conocimientos químico-mineralógicos como los del
inglés Richard Kirwan, cuyo famoso tratado: Elements of Mineralogy [1781],
llega al Perú en 1791. Se trata de un manual que clasifica las sustancias
minerales con criterios químicos. Publicado en Londres, es considerado el
primer tratado sistemático de mineralogía, fue traducido al francés en 1785
por Gibelin y luego al castellano por Francisco Campuzano. Su impresión fue
aprobada con la Real Orden de Carlos III (Madrid, 1789).

En setiembre de 1791 se introdujo al Perú la obra de Richard Kirwan.


Algunos ejemplares fueron enviados a Cerro de Pasco, Huarochirí,
Huancavelica y otros lugares (Alcalde Mongrut, 1959: 141-142)80. El 4 de
octubre de 1791, el gobernador de Huancavelica informa sobre la venta de la
obra incluso en la misma mina, con la siguiente sugerencia:

80 Según Alcalde Mongrut, los primeros en comprar los libros de Kirwan fueron los miembros de

la Comisión Mineralógica como Federico Mothes, encargado de la mina de Huancavelica. Su


venta en Lima es anunciada en el Diario de Lima, fijando su puesto de venta en la tienda de la
esquina de Sto. Toribio. Costaría sólo 10 reales (Diario de Lima, 22 de julio de 1791: 4). Precio
excesivamente bajo si se compara con los pesos que se pagaban por las Ordenanzas de
Minería de Nueva España en vigencia en el Per’ Alcalde Mongrut : .

207
Si algunos de esos habitantes quieren tener esta obra tan ’til para el mejor
laboreo de minas, y beneficio de los metales, puede recurrir al Real Tribunal
de minería donde se les venderá a precio justo y legítimo. 81

Una oposición creciente de los mineros hacia los proyectos mineros


financiados por la corona, como los del barón de Nordenflychthace, hace
pensar a los miembros de La Sociedad, que los conocimientos de la química
moderna no son comprensibles, incluso para un público familiarizado con
términos técnicos. Según Alcalde, esto se debe a que los mineros están
acostumbrados a un ejercicio dominado por el empirismo y la alquimia
(1959: 142), y de un lenguaje que a lo largo de los siglos ha combinado
términos de diversas procedencias, muchos de ellos derivados del quechua,
como puede comprobarse en El arte de los metales [1640] de Álvaro Barba.

Ante esta problemática, una de las tareas emprendidas por Rossi es la


publicación de un Diccionario de algunas voces técnicas de mineralogía y
metalurgia, que reunía los términos usados en las minas de las diversas
provincias del virreinato. Un trabajo en apariencia modesto, pero que
actualmente tiene gran valor, en tanto busca uniformizar el lenguaje de los
mineros. Rossi estaba convencido que la vergonzosa ignorancia de los
mineros se debía al desconocimiento del lenguaje de su propio oficio; por lo
que un diccionario disminuiría las disputas, pues, tanto el que habla como el
que oye conocerían el significado de las voces. Sin embargo, aclaraba que:

Esta no es obra completa, sino principio o apéndice de otra, y solo se produce


como estímulo, para que los inteligentes, científicos, nos ilustren con alguna
otra didáctica, sobre un objeto de tanta importancia, que está en vísperas de
su época mas famosa, después de la poca atención que hasta la presente ha
merecido. […] esperamos [que] la indulgencia sensata lleve a bien esta
producción, como necesario preliminar a algunas disertaciones sobre la
Minería de este Reyno (MP, I, 1791: 89).

La puesta en circulación del Diccionario se entiende como un ejercicio


preparatorio, no solo para comprender los nuevos textos de minería y

81Expediente formado sobre el recibo del ejemplar de la obra de Mineralogía, escrita por Mr.
Kierwan…BNP, Manuscritos, Código: 2000005708.

208
química, sino para leer lo que se publicará luego en las páginas del
Mercurio82. Es lógico pensar que la Sociedad contaba con un especialista en
estas disciplinas, encargado de divulgar los nuevos conocimientos. Su
nombre: Joseph Coquette Fajardo, quien, un año después del Diccionario,
publica su Índice y suplemento a la mineralogía de Kirwan. En un comentario
introductorio, Rossi presenta a Coquette como un hombre un tanto distante a
la Sociedad, pero con un gran conocimiento en la química moderna, un sabio
que añade a una profunda meditación unos vastos conocimientos así en la
Chimica83, Mineralogía y Metalurgia MP, IV, 1792: 194).

Si bien esta primera publicación de Coquette no es la más importante, sí


pretende ser útil y didáctica en tanto busca poner, en el leguaje de los
mineros peruanos, conceptos, nombres y términos que venían siendo de uso
común en la mineralogía moderna.

Coquette emprende sus publicaciones por pedido tanto del gobierno colonial
como de la Sociedad. Esto se deriva de lo siguiente:

Obligado y deseoso de contribuir por mi parte al logro de tan útiles fines, he


hecho una recopilación de las voces usadas en el Perú para designar las
substancias fósiles a fin de que sirva de Índice a Kirwan, y que los individuos
del respetable Cuerpo de quien tengo el honor de ser miembro, puedan
estudiar con algún fruto sus Elementos de Mineralogía publicados de orden de
S, M, para la enseñanza pública, y remitidos a la América por un efecto de su
Real y Paternal amor (MP, IV, 1792: 196).

El Índice de Coquette está acompañado de algunas tablas de combinaciones


de diversos elementos químicos que son tomadas del Tratado elemental de
Química de Lavoisier [1789]. Esto no tendría gran relevancia si no fuera

82 Aunque la química no ocupa la misma cantidad de páginas que la medicina u otras disciplinas

predilectas como la geografía o la historia, sin embargo, tendrá un trato especial, respaldado
tanto por la Sociedad como por el gobierno. Pero entre los miembros no existía un especialista
en la química moderna (es cierto que allí estaba Rossi, que no era un miope en este campo, pero
le faltaba el rigor científico), entonces reclutan, a Coquette como académico de prestigio quien,
además de haber sido director del Tribunal de Minería, era socio de la Sociedad Vascongada.
83 Tanto Rossi como Coquette usan el término Chimica para referirse a la química moderna, por

supuesto se trata de una mala traducción de la palabra francesa Chimie, pero al mismo tiempo
denota el campo novedoso que representa la química.

209
porque se trata de la primera referencia directa en Hispanoamérica al texto
del químico francés. Con lo cual Coquette demostraba estar a la vanguardia
del conocimiento en química, física y mineralogía.

Poco tiempo después, Coquette publica sus Principios de química física, para
servir de introducción a la Historia Natural del Perú, desarrollando in extenso
los aportes de la química moderna, cinco años antes que se publique el
Tratado de Lavoisier en lengua castellana. Sin lugar a dudas, este es el texto
más importante que Coquette publica en el Mercurio. Consciente de ese
aporte fundamental para la posteridad, menciona:

La Europa, que trata [a] las otras partes del mundo de bárbaras, mirará quizás
con adoración que en este hemisferio se intenta tratar histórica y
dogmáticamente, los sublimes descubrimientos que recibimos, de ella, y que
vuestro periódico sea el medio de su propagación (MP, VI, 1792: 74).

Coquette estaba convencido que con ello hacía un aporte a la patria, al


contribuir a desenvolver las semillas que la naturaleza derrama en este
singular país , es decir, a explotar los minerales. Coquette, como pocos en ese
entonces, era consciente que la química dejaba atrás el dominio de los cuatro
elementos defendidos desde Aristóteles. Justamente Lavoisier había
declarado el fin del postulado aristotélico bajo los siguientes términos:

La admisión de cuatro elementos […] es una pura hipótesis imaginada mucho


antes que se tuviesen las primeras nociones de la Física experimental y de la
Química. Se carecía de hechos y sin ellos se formaban sistemas y ahora que los
tenemos parece que nos empeñamos en no admitirlos si no se conforman con
nuestras preocupaciones tal es el poder que tiene y tendrá en las generaciones
futuras la autoridad de aquellos padres de la filosofía humana. Pero lo digno
de notar es que entre aquellos Químicos que se guían de la doctrina de los
cuatro elementos no hay ninguno que en fuerza de los mismos hechos no se
haya visto forzado a admitir mayor número de ellos (Lavoisier, 1798: X).

Lavoisier se había propuesto dar un nuevo rumbo a la química, conforme a la


experimentación y no a preceptos. Con ello también daba un giro
fundamental en el conocimiento relacionando estrechamente a la Química
con la Física y las Ciencias Naturales. Pero, ese trajín no era solo obra suya,
reconocía como sus antecesores a Georfroy, Gellert, Bergman, Scheele,

210
Morveau, Kirwan84, entre otros. Todos ellos, seg’n Lavoisier, han recogido
una multitud de hechos particulares, por lo que solo falta colocarlos en el
lugar que les corresponde Lavoisier, : )X . Basado en estos
antecedentes de la nueva química, Lavoisier replantea la visión tradicional de
los cuatro elementos para considerar por lo menos 33; además, divide a los
elementos en simples y compuestos.

Los aportes de Lavoisier son considerados revolucionarios. Entre otras cosas,


dio a conocer que el aire no era un elemento, sino que estaba compuesto por
oxígeno e hidrógeno; demostró que algunos metales, metaloides y sales,
formaban parte de cuerpos simples (Bifano y Whittembury, 2007: 282);
además, ayudó a comprender la química mineral, animal y vegetal. También
fueron fundamentales sus investigaciones sobre la oxidación de los metales
(combustión), resultado de la exposición al calor, el fuego y el oxígeno.
Finalmente, Lavoisier, con los aportes de Morveau, Fourcroy y Berthollet,
diseña la nueva nomenclatura química siguiendo el sistema binomial que
Linneo elaboró para las plantas y que Coquette publica en los números 154 y
155 del Mercurio Peruano.

Coquette, gran conocedor de esta revolución en el conocimiento, sabe que el


objeto de la química ya no es más el esoterismo de la alquimia, ni siquiera la
ciencia de los cuatro elementos, sino la ciencia de las substancias que tendrá
utilidad tanto en la minería como en la medicina. Por ello afirma: esta ciencia
que es de la naturaleza, tiene conexiones o influjo sobre todas las demás
(MP, IV, 1792: 79). Pero, importaba más su aplicación en la minería, por ello
exhorta a quienes dirigen la explotación de las minas, a informarse de la
teoría de los fluidos , la comprensión y dilatación del aire, la teoría del agua,

84 Este grupo de científicos europeos habían dado aportes fundamentales antes de la

sistematización de Lavoisier. Así por ejemplo, el francés Claude François Geoffroy, descubrió un
nuevo elemento conocido como bismuto, antes confundido con el plomo. Tobern Olof Bergman,
conocido tanto por sus aportes científicos como en la política, es quien hace la división de la
química en orgánica e inorgánica en 1777. Carl Wihwlm Scheele, de origen sueco, descubre el
oxígeno y el nitrógeno. Finalmente, Louis Bernan Guyton de Morveau, es el creador de un
método racional de la nomenclatura química.

211
las leyes del calórico para poder controlar la fuerza expansiva de los gases o
vapores a diferentes grados de temperatura y presión, en la construcción y
cálculo de las máquinas de fuego, bombas y ventiladores MP, IV, 1792: 80).

Coquette se ocupa ampliamente tanto del calor como de la luz, a la que


estudia bajo los principios newtonianos de la refracción (dando como
resultado los siete colores primitivos), incluso va más allá al considerar la
teoría de d Alembert de la infinidad de colores, señalando que: este cuerpo
que creemos lanzado por el sol y las estrellas fijas, que nos pone en
correspondencia y comunicación; con la naturaleza entera sin el cual todo
estaría sumergido en una oscuridad absoluta , no es estático, sino que está
dotado de movimiento (MP, IV, 1792: 85), como también de calor, haciendo
posible la oxidación de los metales, las cales, los aceites, etc.

También son interesantes sus explicaciones sobre los cambios del estado de
un elemento como el agua que pasa al estado gaseoso. Todo ello lo expresa en
un lenguaje newtoniano de la fuerza gravitacional. Menciona que cuando se
aplica el calor al agua se genera repulsión en las moléculas provocando que
salgan de su esfera de atracción, se elevan en vapor y se transforman en un
fluido aeriforme invisible (MP, IV, 1792: 93). Todos estos argumentos los
respalda con citas permanentes de físicos y químicos modernos como
Lavoisier y Francisco Chavaneau.

Sus descripciones alcanzan otros elementos como el oxígeno, el hidrógeno, el


azufre, el carbón y el fósforo. La mención a estos últimos, como han hecho
notar Bifano y Whittembury (2007), se basa en las reflexiones de Lavoisier.
Los Principios de Coquette no son una copia del Tratado de Lavoisier,
estamos ante una explicación resumida y didáctica de los aportes tanto de
este libro como de otros textos del químico francés. Esto no le quita mérito a
Coquette, contrariamente, como hemos mencionado, este personaje
demuestra un elevado conocimiento de la química moderna.

212
La química genera disgustos
Los artículos de Coquette no tienen buena recepción en el público lector.
Entonces, interrumpen el proyecto, de la misma forma que los miembros de
la Sociedad interrumpieron sus defensas de la Misión de Nordenflycht. Pero
ahora se advertía un factor agravante: las acusaciones de ignorancia
generalizada al público limeño, sobre todo a los del ámbito minero. La
siguiente nota escrita por Coquette es esclarecedora en ese sentido:

Suspendemos por ahora la continuación del Discurso antecedente para que la


diferencia de asuntos que se vayan proponiendo en el intermedio excite con
su variedad el agrado de los lectores. Entre estos habrá sin duda muchos a
quienes la materia científica que ha ocupado estos días la prensa no sea
motivo de entretenimiento; y siendo uno de nuestros más importantes objetos
la complacencia de estos mismos que fomentan con sus erogaciones una obra
tan ventajosa a la Patria, parece justo presentarles de cuando en cuando otras
piezas mas proporcionadas a sus deseos y conocimientos (MP, IV, 1792: 113).

Este intermedio dura exactamente un año, luego del cual Coquette publica
Electricidad astronómica , artículo que debió ser parte de los Principios,
pues, se centra en los avances de la química y la física. Allí discute sobre el
movimiento de los planetas así como la ley de la gravedad universal de
Newton que acepta plenamente, incluso recomienda que las Investigaciones
sobre la luz y el calor de Mr. Cataud, presentadas a la Real Sociedad de la
ciudad de Metz y publicadas en el Diario Enciclopédico de 1790, se
reproduzcan en el Mercurio, siguiendo la traducción publicada en el Espíritu
de los mejores diarios. Su pedido no tendrá asidero y él tampoco volverá a
publicar alg’n trabajo más, salvo la reproducción de la Memoria sobre la
necesidad de perfeccionar y reformar la nomenclatura de la química 85,

presentada por Lavoisier y Morveau a la Academia Real de las Ciencias de


París en 1788 y que se publicó como parte del texto Méthode de nomenclature
chimique, escrito en 1787 en colaboración con Cl. Berthollet y A. F. Fourcroy.
Luego de esta última publicación, el Mercurio, no dará cabida a textos sobre
química.

85La reproducción de la Memoria ve la luz entre los número 305-310 del Mercurio Peruano.

213
Este proyecto sucumbe, amenazado tanto por el poco interés del público
lector como por la falta de un apoyo oficial decidido. Esto, claro está, no
representaba ninguna casualidad. Pocos días después de la última
publicación sobre química, Nordenflycht exponía su fracaso en el nuevo
sistema de amalgamación ante el expectante público limeño. El fracaso de la
Misión derrumba cual torre de naipes todos los esfuerzos de la Sociedad. No
se ve fortaleza para defender la ciencia y ante la negativa del gobierno
colonial de apostar por los nuevos conocimientos también ellos dan al traste
este proyecto, fieles a las opiniones del virrey.

La realidad de la ciencia peruana contrasta con México. Allí, a fines del siglo
XVIII, la química goza de un prestigio sin parangón en el mundo
hispanohablante, muy elogiado por Humboldt. Justamente en México se
publicó por primera vez en legua española el Tratado de Lavoisier (en 1797).
A los ojos de Humboldt ninguna ciudad del Nuevo Continente gozaba de
establecimientos científicos tan grandes y sólidos como los de la capital
mexicana (Bifano y Whittembury, 2007: 283-84).

El viajero y científico alemán estaba sorprendido de la Escuela de


Minas (Colegio de Minería, dirigido por el erudito Elhúyar), de la Academia
de Pintura y Escultura, del Colegio de Cirugía y Farmacia, del gusto por la
Física y la Astronomía. Humboldt incluso consideraba que en este campo, el
director de la Gaceta de Literatura y del Diario de México, José Antonio de
Alzate y Ramírez, personificaba un alcance menor en comparación a Joaquín
Velásquez Cárdenas y Antonio León de Gama, aun cuando Alzate tenía el
honor de ser corresponsal de la Academia de Ciencias de París (Humboldt,
1836, I: 238).

Sin embargo, mayor será su admiración al descubrir que en el interior del


país, incluso en los extremos de California, los jóvenes mexicanos razonaban
sobre la descomposición del agua al aire libre. Humboldt cita estos hechos
por separado porque, a su entender, ellos dan una idea del ardor con que se

214
ha abrazado el estudio de las ciencias exactas en la capital de la Nueva
España , y a la cual se dedican con mucho mayor empeño que al de las
lenguas y literatura antiguas (umboldt, , ): ).

Humboldt no dijo nada parecido a su paso por el Perú, a pesar que conoció a
Coquette y a algunos miembros de la Sociedad de Amantes del País en Lima,
de donde logró llevarse una copia completa de los 12 volúmenes del
Mercurio, los que luego donará a la biblioteca del monarca prusiano Federico
Guillermo III. Posteriormente, una antología del Mercurio, en dos volúmenes,
verá la luz en alemán.

Botánica y expediciones científicas

Otra disciplina predilecta en el interés de los mercuristas será la botánica.


Con sus descripciones sobre las plantas y demás recursos, buscan contribuir
en la línea de lo que su majestad quiere saber . La corona, como parte de sus
planes reformistas, buscaba un conocimiento útil; y, la historia natural es
crucial en ese sentido si consideramos los ingresos que generarían los nuevos
productos naturales que España podría vender en Europa o usar para
competir con los monopolios comerciales dominados por otros países.
Materias primas como el café, el té, la canela, la pimienta, la nuez, o especies
medicinales, etc., recobran inusitada importancia.

España espera localizar productos rentables en sus propios territorios


coloniales. Este clima de competencia económica y política internacional creó
oportunidades para que los naturalistas ofrezcan sus servicios a los clientes
interesados (Bleichmar, 2006: 84). En tal sentido, los viajes y expediciones
científicas se realizaron con el beneplácito y apoyo de la corona, que dispuso
los botánicos y médicos del rey en ultramar Muñoz Garmendia, : .
Todos estos ambiciosos proyectos juegan un papel central como parte de la
política del Estado que busca el control no solo de la naturaleza, sino también
de las culturas (Nieto, 2003: 418). La participación directa de especialistas

215
del Real Jardín Botánico, según demuestra Francisco Puerto, además de
procurar un inventario de las riquezas naturales americanas y su posible
utilidad en Europa, también pretende exportar el modelo sanitario
desarrollado en la península (Puerto, 1988: 138).

Se promocionan entonces las expediciones a los diversos virreinatos entre


1754 y 1799. Pehr Löfling al Orinoco (1754-1756); Hipólito Ruiz, José Pavón
y Joseph Dombey a Perú y Chile (1777-1778); José Celestino Mutis a Nueva
Granada (1783-1810); Juan de Cuellar a Filipinas (1786-1794); Tadeus
Haenke, Luis Née y Antonio Pineda recorrieron América central,
Norteamérica, Australia y Filipinas, en la conocida Circunnavegación de
Alejandro Malaspina; José Mociño, Martín de Sessé y Vicente Cervantes
visitan México y Guatemala (1796-1802); Baltasar Manuel Boldó y José
Estévez a Cuba (1796-1802) y finalmente Juan Tafalla explora el Ecuador
(1799-1808).

Las Noticias secretas habían escandalizado a los funcionarios del Estado


español. Aunque el desgobierno que vivían las colonias era conocido, nunca
antes la corona había mostrado vital interés en recuperar América para la
corona. El contexto sin duda es determinante, la amenaza e irrupción de las
potencias europeas en territorio americano. La conquista de La Habana por
los británicos fue solo uno de sus desencadenantes. Hacia 1760 las cosas
parecieron cambiar en Madrid. Los territorios americanos volvieron a ser
vistos como una parte fundamental de la monarquía: no solo por una
cuestión de integridad territorial, sino porque sus riquezas constituían la
médula de la hacienda del reino Marchena, : .

Fue por esa época, dice Marchena, que los ministros, el secretario eficiente, el
planificador, el hombre de Estado en cada uno de sus ramos respectivos,
comenzaron a utilizar la frase Su Majestad quiere saber , a fin de recabar
toda esa información necesaria para planificar correctamente un futuro de
seguridad y promisión para los territorios americanos (Marchena, 2005: 48).

216
Los mercuristas buscan contribuir con conocimiento útil; y, en ese sentido, no
todas las ciencias gozan del mismo tratamiento, pues, se toma selectivamente
las que contribuyen a sus principios lanzados en el prospecto: conocer el
país, servir al Estado y venerar a la religión . Una rápida y global mirada nos
demuestra que las ciencias naturales ocuparon un buen porcentaje de sus
escritos, sobre todo si relacionamos las descripciones de botánica con los
tratados de geografía que tenían una íntima ligazón. La geografía por si sola
ocupa, según Clément, el 25% del volumen total del periódico.

Las disertaciones sobre las riquezas naturales habían interesado también a


otros estudiosos. Recordemos que Llano Zapata también hace aportes en este
campo buscando el reconocimiento de la corona, objetivo que no logra, pero
que evidencia la continuidad del interés por describir las riquezas con
objetivos mercantilistas. Estamos ante un impulso renovado, que se distancia
de la sola exploración de tiempos de la conquista.

Unanue en su Introducción a la descripción científica de las plantas del


Perú , elogia dos etapas en los estudios de la historia natural. En la primera
etapa, denominada explorativa, resalta al padre Acosta y su Historia Natural,
llamándolo el Plinio Español . También incluye en este primer grupo a Cieza,
Gómara, Zárate, Calancha, al mestizo Garcilaso, al judío León Pinelo y al
criollo Peralta Barnuevo. La segunda etapa la dedica a las expediciones
científicas que arrancan con el inicio del siglo XVIII. Como es conocido, en
1709 el sacerdote francés Luis Feuillée recorrió las costas peruanas. En 1736,
hacen lo mismo, los miembros de la expedición geodésica, los académicos
franceses Godin, Bouguer y La Condamine, a los que Unanue rinde mayor
reconocimiento.

Unanue celebra a los excelentísimos Jorge Juan y Antonio de Ulloa; sin


embargo, dice: todos ellos había aportado muy poco hasta que en 1778, año
en que debe situarse la época de la botánica en el Per’ , llega una nueva

217
expedición destinada a inquirir con frutos y aciertos sus producciones
vegetables MP, II, 1791: 74). Esta expedición está encabezada por Dombey,
por la corte de París e (ipólito Ruiz, a quien Unanue da el título de Lineo del
Per’ , y José Pavón, por la corona española. En este segundo grupo, Unanue
también reconoce a Cosme Bueno, Gonzáles Laguna y Juan Tayafa, botánico
designado por la corona al Perú con el encargo de que implante una cátedra
de botánica y tramitar la creación del jardín botánico.

De este segundo grupo de expediciones, toman especial interés las de 1778 y


1790, puesto que ellas demuestran un objetivo claro por determinar las
riquezas del Perú, tomando en cuenta los avances de la técnica y las ciencias
naturales. A diferencia de estas, las primeras expediciones o bien tuvieron
objetivos científicos aislados, como las del padre Feuillée, o el Estado español
mostraba su desconfianza frente a las expediciones al tiempo que
evidenciaba un claro retraso en el campo científico con respecto a otros
países como Francia, lo cual quedó demostrado en la expedición geodésica.

Según Unanue, las dos últimas expediciones dan muestras de un ojo


especulativo y exacto, donde hombres inteligentes observan y descubren
los productos del reino vegetal para provecho de la corona. Por ello, elogia
tanto a Carlos III ( Augusto monarca ) como a Carlos IV ( Salomón de
España ), por su protección a las ciencias naturales (MP, II, 1791: 73-74). En
estos bellos días del Augusto Carlos )V , la aurora de la filosofía ha disipado
ya las sombras que cubrían el horizonte peruano MP, II, 1791: 69). El
objetivo a futuro era evitar que las luces se extingan y que se mantenga un
giro perpetuo entre las montañas . Si esto se cumple, el estudio sobre la flora
peruana será:

[…] un monumento eterno para la sabiduría y la magnificencia de dos


gloriosos príncipes: un tesoro opulento del reino vegetal y el animal, y el
testimonio más auténtico que acredite, que en el Perú no abunda, menos en
preciosos metales, que en plantas exquisitas MP, II, 1791: 75-76).

218
Unanue también elogia los descubrimientos de Carlos Linneo y su sistema
binario-sexual de las plantas. Todo era oscuridad hasta que el francés José
Pitón de Tournefort disipó las tinieblas e hizo que el alba anunciara la llegada
del sol, entonces nació en Suecia Linneo, y brilló la claridad del día en todo el
vasto y admirable imperio de los vegetables MP, II, 1791: 81). Para Unanue,
Linneo si bien había bebido del aporte de sus antepasados y enriquecido del
abundante acopio de observaciones, tuvo el ingenio de descubrir el sistema
de reproducción de las plantas y elaborar el sistema binario. Según él,
Tournefor es a Linneo como Descartes es a Newton.

Unanue concibe claramente los beneficios de cultivar la botánica. Como el


impacto en la agricultura, el comercio, la medicina, etc. Porque las riquezas
de la Tierra deben contribuir a satisfacer los placeres del hombre, todo lo
cual ha llevado a los príncipes de Europa a protegerlo con tanta liberalidad y
esmero MP, II, 1791: 85).

La apuesta por la ciencia entonces está ligada a planes gubernamentales y los


redactores del Mercurio se unen a este proyecto. Las autoridades eran
conscientes que, una vez fijados los cinturones de seguridad, la ciencia no
representaba ningún peligro para el mantenimiento del sistema de
dominación, como lo había demostrado en Francia, Portugal, Rusia, Austria,
Prusia, Italia, Holanda e Inglaterra. El peligro estaba en el planteamiento
político-social de la Ilustración y a ella había que combatirla hasta en las
escuelas. La ciencia experimental solo tiene una vía: estar al servicio del
Estado. Todo lo demás, es decir, todo lo que va contra los dogmas debe ser
perseguido.

Sin embargo, resulta sorprendente que la historiografía haya buscado la


génesis de la conciencia nacional moderna en los mercuristas, relacionando
directamente el interés por el conocimiento de las riquezas del Perú, con el
amor a la patria (peruana), demostrando un intencional ocultamiento del

219
contexto en el que se impulsa los estudios sobre la botánica, la geografía, la
mineralogía y demás disciplinas.

El por qué de la técnica: un ejemplo de su difícil camino

Uno de los ejemplos que vislumbra la relación pragmática entre la defensa de


la ciencia y los intereses del Estado se evidencia en los artículos que publica
el Mercurio Peruano sobre los proyectos del barón de Nordenflycht en las
minas de Potosí. Nordenflycht, de origen sueco, había sido contratado por
Carlos III —previa recomendación explícita del ministro Gálvez— por diez
años, para emprender reformas en los centros mineros peruanos haciendo
uso de la tecnología alemana para el tratamiento de la plata.

De Huancavelica se extraía la mayor cantidad de azogue (mercurio) para el


proceso de amalgamación. Para fines del siglo XVIII, estas minas de mercurio
eran una bomba a punto de estallar. Como menciona Povea Moreno, sus más
de dos siglos de historia, caracterizados por una explotación anárquica y
ajena a la seguridad del yacimiento, estaban teniendo nefastas
consecuencias : . En tales circunstancias, se hacía urgente no sólo
una reforma en el sistema de explotación, sino reorganizar a los mineros bajo
un gremio que permitiera a la corona monopolizar la explotación e implantar
nuevas tecnologías.

La reorganización gremial se logra antes de la llegada de Nordenflycht.


Después de la visita de Gálvez a México (1783), se diseñan nuevas
ordenanzas para el campo minero en Nueva España, buscando disminuir la
evasión de los impuestos y la conformación de un gremio minero que, bajo
los nuevos códigos, contaría con el consentimiento de la corona.

El Rey informa que con la Real Cédula de de julio de , resolvió que el


gremio de minería de Nueva España, se convierta en un cuerpo formal, como

220
los Consulados comerciales , lo cual se hizo efectiva el de mayo de
(folio 4-5)86

Estas ordenanzas virreinales se reproducen, con algunos cambios, para el


virreinato del Perú en 1786. Las nuevas ordenanzas planeaban la
construcción de un colegio minero, bajo la dirección de los especialistas en
minería Joseph Coquette y el peruano Santiago de Urquizu. Se trata de dos
expertos al servicio de la corona. Coquette de origen francés, es un
sobresaliente conocedor de la química moderna que, después de haber sido
destacado como capitán de las milicias a Guatemala, será destinado a Lima
para dar inicio al proyecto de modernización de la minería peruana; sin
embargo, como menciona Fisher, las contradicciones entre el visitador
Escobedo y el virrey Francisco de Croix truncaron el proyecto de Coquette-
Urquizu, relegándoles a una esfera tan limitada, por orden de Escobedo,
como fue el establecimiento de un horno en Cajatambo al Noreste de Lima
(Fisher, 1977: 58).

Por encargo de la corona, Escobedo pone en marcha la creación del Tribunal


Minero en Lima a principios de 1787, fortaleciendo la institucionalidad del
gremio con representantes favorables a la política reformista del gobierno
Borbón. Esta es una de las últimas medidas de Escobedo antes de retirarse
del Perú. A su salida, nuevamente toman relevancia los nombres de Coquette
y Urquizu como máximas autoridades en el Tribunal, pero la permanencia de
Urquizu, como criollo representante de los mineros, tenía los días contados.
Tras asumir el cargo de virrey, Francisco Gil de Taboada y Lemus recibirá la
orden de privar a Coquette de su puesto de director de minería al tiempo que
exigía a Urquizu la renuncia a su cargo de jefe máximo del Tribunal y su
reposición en su antiguo puesto en la Casa de la Moneda. La fuerte protesta
de Urquizu y su negativa a renunciar a su puesto le costará un arresto de
cuatro meses en la Casa de la Moneda.

86BNP, Reales ordenanzas para la dirección, régimen y gobierno del importante cuerpo de la
minería de Nueva-España… , Código:

221
Tras reducir a Urquizu y Coquette, Gil nombra un nuevo directorio, en el que
manipula la decisión del gremio e introduce representantes alejados de los
ámbitos mineros, pero cercanos al más alto poder: Dionisio Franco, llegado
de Bogotá con Gil; Abarca, quien era prior del Tribunal del Consulado;
Cebrián, un minero expulsado del antiguo gremio y Palazuelos, un moroso
que había acumulado deudas impagas desde hacía cuarenta años (Fisher,
1977: 89). Al mismo tiempo, Gil expulsó de su cátedra de química en el
Tribunal al mulato José Manuel Dávalos.

El desenlace es una serie de contradicciones entre el gremio minero y sus


representantes en el Tribunal de Minería; sin embargo, tras la muerte de
Palazuelos, Gil aprovecha para limar asperezas al nombrar diputado a
Manuel de Villalta, un minero con mucha experiencia y con aceptación en el
gremio (Fisher: 89). Villalta se alinea en la política estatal y se vuelve el
hombre confiable del virrey.

Todo estaba listo para dar paso a las reformas en el campo de la minería,
buscando la modernización del sistema de amalgamación. Esta tenía que
llegar con la misión de Nordenflycht y los expertos alemanes que le
acompañaban. Las nuevas reformas reciben todo el apoyo de los miembros
de La Sociedad. Joseph Rossi y Rubí, en su Carta titulada Desagravio de los
mineros , firmada bajo el seudónimo de Egregio, haciéndose pasar por un
miembro del gremio minero, trataba de allanar el camino para que las
reformas fuesen bien recibidas87. Rossi busca presentarse como un minero
que sufre los avatares del trabajo, tratado desdeñosamente no solo por los
poderosos mercaderes, sino por toda la sociedad colonial.

El trabajo en las minas resultaba admirable a los ojos de Rossi, tanto por el
esfuerzo como por los padecimientos de pasar el día a lomo de mula, mal
alimentado y mal vestido. A todo ello se debe sumar las dificultades del clima

87Rossi,como se sabe, trabajaba como consultor en el Tribunal de Minería al servicio de la


corona, por lo que era consciente de las desconfianzas del gremio minero hacia las nuevas
reformas y sus nuevos representantes en el recién creado Tribunal.

222
de las alturas. Sin embargo, tanto tormento no tenía buenas recompensas, ya
que la crisis del sistema de amalgamación a patio abierto solo daba como
paga plata de mala calidad; en consecuencia, ínfimas ganancias.

Rossi y Rubí, declarándose portavoz del gremio, pone sus esperanzas en que
el virrey —cumpliendo con el designio de la corona— los auxilie con las
nuevas instrucciones y fomento de la tecnología, para que al fin los mineros
logren la prosperidad como en México. El Reyno de México ha florecido por
sus minas , el Per’, en cambio, que las posee más ricas y en mayor n’mero, a
penas se sostiene con ellas MP, I, 1791: 23). En el comentario a su propia
carta, sentencia: la felicidad del Per’ será siempre en razón de la que logre
en minería MP, I, 1791: 24).

Los afanes de Rossi y La Sociedad para generar un consenso favorable a la


nueva política del gobierno no tendrán mayor acogida en el gremio. Además,
las propias autoridades, incluido el Virrey, jugarán un papel ambivalente en
torno al proyecto de Nordenflycht.

El barón de Nordenflycht y el alemán Friedrich Sonneschmidt, fueron


contratados por intermedio de Fausto de Elhúyar para llevar a cabo el
proceso de modernización de la minería en Perú y México, respectivamente.
Elhúyar fue enviado por el ministro de indias, José de Gálvez, a Viena; su
finalidad era conocer los avances en el tratamiento de la minería mediante la
aplicación de la técnica de amalgamación perfeccionada por el austriaco
Ignaz Edler von Born y difundido en buena parte de Europa.

Elhúyar cae en cuenta que el método de amalgamación en caliente de Born no


difería mucho del método de cazo de Álvaro Alonso Barba. Lo nuevo estaba
en el uso de nuevas máquinas, pero, aunque con diferencias, era el sistema
que se usó en América desde el siglo XVII y que estaba abandonado por la
falta de combustible y por los costos elevados que generaba. Sin embargo,
Born también había esbozado un sistema de amalgamación en frío con

223
barriles giratorios. El sistema de barriles, a pesar de ser poco novedoso,
podía sustituir al método de amalgamación a patio abierto o circo de piedra
—conocido como método de patio— por barriles grandes de madera,
forrados con cobre en su interior, que giraban movidos por un ingenio. El
resultado era una mejor y más rápida mezcla que, además, permitiría el
ahorro de azogue.

A pesar que Born no había logrado resultados satisfactorios con el método de


barriles, Elhúyar propone a un grupo de especialistas la perfección y
aplicación de este sistema en las minas americanas (México, Perú, Nueva
Granada y Chile). Elhúyar reclutó a los miembros de su equipo sobre todo en
Freiberg. A dos de ellos, Fürchtegott [Timotheus] Leberecht, barón de
Nordenflycht (con quien había estudiado en Freiberg) y Zacharias Helms, los
sacó del servicio polaco; a dos más, Johann Daniel Weber y Louis Lindner, los
reclutó en Austria. A ellos sumó una veintena de alemanes, en su mayoría
mineros experimentados (Hausberger 2009: 622).

En aquel entonces, Elhúyar ya había sido designado director de minería de


México. Gálvez, consciente de dirigir las reformas con funcionarios de
confianza, nombra a Elhúyar para dirigir la misión en México, mientras que al
grupo de expertos peruanos incluye al limeño Isidoro María Abarca, hijo del
conde de San Isidro (Fisher, 1977:123; Hausberger, 2009: 624). Todo
quedaba listo, pero la muerte de Gálvez genera cierta crisis; no obstante, los
proyectos continúan de modo que Nordenflycht y compañía hacen su entrada
a América por Buenos Aires en 1788. Inmediatamente, los miembros de la
Inquisición detienen al peruano Abarca y lo devuelven a España donde pasa
cuatro años en la cárcel por supuestos comportamientos impíos y
escandalosos durante su estancia en Vergara (Fisher, 1977: 124).

Los demás miembros de la misión hubiesen corrido la misma suerte de no ser


por las garantías que habían pedido a la corona española, tanto por su

224
condición de protestantes como por ser asiduos lectores de libros de ciencia,
buena parte de los cuales estaban prohibidos por la Inquisición.

Durante su estadía en el virreinato de Río de la Plata, Nordenflycht accede al


pedido del virrey Loreto, para aconsejar a los mineros de Potosí en las nuevas
técnicas e introducir el moderno sistema de amalgamación. Nordenflycht,
que aún no tenía órdenes específicas a cumplir, y llevado por cierta
petulancia, no duda en poner en marcha el sistema de barriles en Potosí a
donde llega en enero de 1789.

La maquinaria de barriles está terminada en 1790 y La Sociedad aplaude


estruendosamente, al publicar en el Mercurio Peruano una carta de Hilario
Malaver dirigida al arzobispo de Lima González de la Reguera. Esta misiva
informaba que gracias a Dios ya está demostrado y probado que las
máquinas son buenas y ’tiles MP, I, 1791: 218-219).

Sin embargo, las 31 pruebas que realizó Nordenflycht no dieron resultados


alentadores. Las cifras de laboratorio no se plasmaron en pruebas a gran
escala y, si bien era notoria la reducción del gasto de azogue, los mineros no
dieron su aprobación al sistema de barriles. En cambio, la Sociedad, sí estaba
decidida a dar todo su respaldo a la Misión. Como muestra de ello, Rossi hace
comentarios adicionales a la carta de Malaver, manifestando que sentía
particular complacencia de comunicar al p’blico esta noticia de los
ventajosos efectos, que se experimentan en la villa de Potosí, con el uso de la
maquinaria de barriles MP, I, 1791: 220).

A pesar de su entusiasmo, Rossi no puede negar las desconfianzas


generalizadas al nuevo sistema de barriles. Con notoria acritud, ataca a los
que promueven opiniones contrarias a las nuevas tecnologías. A ellos les
llama falsos patriotas. Los verdaderos patriotas, dice, nos interesamos en el
adelantamiento de la minería, porque de ella depende la salud y
restauración de este Reyno MP, I, 1791: 220).

225
Los mineros no siempre mostraron desdén por el uso de nuevas tecnologías;
todo lo contrario, se adaptaron a los cambios desde el siglo XVI. Claro está,
siempre que genere mayores ganancias, y, en ese sentido, la maquinaria de
los barriles no se mostraba ventajosa.

Rossi se impacienta, les tilda de ignorantes y oportunistas, que vistos con


celo filosófico solo demuestran calumnias que en el desorden general
establecen su fortuna. En ellos, no debemos ver otra cosa que:

[…] un tejido de imposturas, […] que contradicen la introducción y propagación


de los nuevos métodos de aprovechar nuestros Minerales, que nos ha
anunciado, y viene a enseñarnos dicho Señor Barón sobre principios sólidos y
luminosos, de que hasta ahora carecíamos. Esas piezas apócrifas quedan
sobradamente desmentidas (MP, I, 1791: 220).

Rossi finaliza haciendo un llamado para que el público, en lo sucesivo, dé


crédito al proyecto de Nordenflycht, defendido tanto por la Corona como por
la Iglesia. Sin embargo, las desconfianzas iban en aumento por lo que los
mercuristas se ven en la necesidad de insistir en los beneficios de las nuevas
tecnologías.

Una nueva carta es publicada en el Mercurio número 38, escrita por Francisco
Joseph Rodríguez, minero de Cerro de Pasco. En ella, el remitente asegura
que es falsa la opinión de que algunos mineros estén en contra de la
maquinaria de barriles, señalando que son ínfimas las objeciones que se le
oponen , pero tan extrañas que no merecen la atención de ser oídas. Una vez
más, como Rossi, Rodríguez alude a la ignorancia como la causante de las
opiniones contrarias. ¡Como ha de ser! , siempre ha habido vulgo y sin
razones contra la verdad MP, II, 1791: 30).

Evidenciando su nerviosismo por la campaña de desprestigio de cierta parte


del gremio contra la expedición, recurre a un argumento moral, de filantropía
y felicidad de los s’bditos como una sólida razón para adquirir, sin

226
objeciones, los auxilios de la ciencia en la minería o en cualquier otro campo.
Describe los proyectos reformistas como bondades, acertadas providencias
del Monarca católico en orden a la conservación y felicidad de sus vasallos ,
entre los cuales cuenta a los indios, cuyo sufrimiento puede llegar a su fin,
pues, un operario de esta clase, destinado a incorporar los metales con el
azogue:

[…] trabaja desde las seis de la mañana hasta las cuatro de la tarde, descalzo de
pie y pierna, amasando sus harinas a fuerza de patadas en unas oficinas, que
están a campo descubierto en medio de las cordilleras, donde la nieve, el
granizo, la escarcha, y en algunas partes el agua caen sobre estos miserables
desde que empieza el trabajo hasta que finaliza. La inclemencia del Cielo y del
clima arruina su salud (MP, II, 1791: 31).

Pero allí no acababa el sufrimiento del operario, porque el azogue era el que
más dañino y, al introducirse por los poros, causan vagidos, perlesías,
parálisis, cólicos y otros muchos males MP, II, 1791: 31).

Para Contreras (2009), el sistema de amalgamación americano, sobre todo en


el Perú, al demandar poco capital y mucho trabajo físico, como el descrito en
la cita anterior, generaba la lástima de los propios mineros (2009: 38). Esto
puede ser cierto, sobre todo para los que recién llegaban de Europa; sin
embargo, este dramático testimonio que busca convencer al público lector,
escondía otro objetivo mucho más pragmático y ambicioso. Tras permitir
desarrollar y perfeccionar la maquinaria de barriles, los mineros finalmente
—dice Rodríguez— salgamos de la actual pobreza que nos oprime, sin que
nos valga estar como hormigas arañando continuamente los cerros y
recogiendo las migajas de su riqueza MP, II, 1791: 31)88.

88 Rodríguez se refiere al precario sistema de pallaqueo, nombre que designaba a un tipo de

trabajo, que era desempeñado, sobre todo, por particulares, consistía en la búsqueda de mineral
principalmente a nivel superficial (Povea Moreno 2012a: 111). Los llamados pallaqueadores o
buscones, por lo general, eran indígenas que trabajaban a cambio de una renta, para los
pequeños inversionistas que abastecían de mineral a los llamados azogueros dueños de los
centros de refinería. Tras el derrumbe de la mina de Santa Bárbara el sistema de pallaqueo se
extiende en gran medida también a la búsqueda de azogue, por la demanda creciente y porque
la importación de azogue desde Almadén no era suficiente.

227
La precaria situación minera denotaba —como ya vimos al tratar la carta de
Rossi— que los mineros no eran los hombres más potentados del virreinato a
pesar de que la minería era el sostén de la corona. Los nobles no gustaban
invertir en la explotación minera como sí lo hacían en el ámbito mercantil,
trabajo menos sucio y más digno . Seg’n Fisher, en , solo dos de los
mineros poseían título nobiliario; una era la marquesa de Villa Rica, viuda
con posesión de cuatro plantas en Cerro de Pasco; el otro era José Maiz,
marqués de la Real Confianza, también dueño de plantas mineras en Cerro de
Pasco. Por esos años, un tercer noble ingresa al rubro minero: el conde
Premio Real, Isidoro de Abarca, quien será nombrado por el virrey Gil,
administrador general del Tribunal de Minería en 1791 (Fisher, 1977: 79).

Esta desventaja, económicamente hablando, en contraste con los miembros


del Tribunal del Consulado, hace que una parte de los mineros pongan sus
esperanzas principalmente en los proyectos de Nordenflycht. Son los más
poderosos, dueños de plantas o ingenios donde se procesa el mineral. Sin
embargo, los menos pacientes no estaban decididos a seguir esperando y,
como los primeros experimentos tuvieron resultados negativos, no se hacían
ilusiones con que los siguientes cambien de rumbo.

La generalización de este pesimismo, sin embargo, ponía en riesgo las


esperanzas de la corona para reflotar la industria minera. Por ello, la
Sociedad sigue dando batalla a favor de Nordenflycht. En su comentario a la
carta de Rodríguez, esta vez Unanue, dice: nuestra intención no es otra que
coadyuvar a la felicidad del reino, y la vida de los vasallos es el tesoro más
rico del reino, porque, faltando brazos que trabajen las minas o los campos
todo sería improductivo MP, I, 1791: 32). La vida del trabajador sirve
mucho para beneficio del Estado. A cuidar su salud ayudará los sistemas
modernos de explotación minera.

La realidad es otra. Tras fracasar en las pruebas, Nordenflycht abandona la


moderna planta de amalgamación construida en Potosí con apoyo del banco

228
San Carlos, para dirigirse a Lima, previa parada en Huancavelica. Al frente del
proyecto se queda Daniel Weber que, con dos asistentes, continúa los
experimentos, sin mayor éxito. Nordenflycht, hará construir en Lima un
laboratorio para practicar la amalgamación en barriles. Esto generó costos
tan elevados que bordeaban los 35 000 pesos y corrían a cuenta del gremio
minero, que también tuvo que pagar los salarios de los expedicionarios
(Hausberger, 2009: 625).

Los gastos que generaba la expedición ponían más que incómodo al gremio,
pues, no demostraba resultados contundentes. Las primeras esperanzas
terminan socavadas por el desánimo. En las páginas del Mercurio es fácil
notar el pulso de la polémica y el giro en la opinión hasta de los más
entusiastas, como Rossi y Rubí. Tras los primeros elogios exaltados, ahora
apela a la autoridad de los especialistas, tratando de contrarrestar las
opiniones en contra de su espíritu adulador. Rossi siente que las críticas al
proyecto de Nordenflycht van en ascenso, a tal punto que responder a todas
ellas desbordarían los propósitos del periódico.

Entre esa nebulosa se extinguían las opiniones ilustradas , porque —dice


Rossi— las críticas deslumbran a unos, incomodan a otros y, sin embargo,
merece el desprecio de todos MP, II, 1791: 266). No obstante, fue el mismo
Rossi quien prendió la mecha al lanzar gruesos calificativos en su
)ntroducción a los planes de Potosí , publicado en el Mercurio número 49,
inmediatamente después de tratar sobre los negros bozales. En él, después de
aclarar la imparcialidad de la Sociedad frente a los hechos, se negaba a
reconocer que aún sigan existiendo incrédulos que evoquen dudas sobre la
Máquina, y la ventaja de los Barriles . Según Rossi, esto no representaba otra
cosa que intenciones caprichosas, ideas desgraciadas que solo pueden existir
en la cabeza de sus creadores (MP, II, 1791: 125).

Tras la introducción de Rossi, la Sociedad publicaba, como prueba fehaciente


de sus argumentos, parte del Diario del administrador de uno de los centros

229
de amalgamación en Potosí, Francisco Rufia, en el que se explicaba los
trabajos realizados bajo la dirección Daniel Weber. Rufia adjudicaba el éxito
moderado a la falta de mano de obra tanto de mitayos como de trabajadores
libres.

Rossi y Rubí, decepcionado por el mal sabor de las críticas, hará su último
esfuerzo para presentar al público, lo más documentado posible, los
beneficios de los metales en las máquinas de Potosí , tras lo cual decidirá no
escribir más sobre el tema. Resultaba evidente que su llamado, para que el
público forme un consenso positivo sobre la máquina de barriles, no tenía
resonancia. Solo alimentaba las resistencias de los que estaban en contra del
proyecto.

Rossi se niega a seguir la controversia argumentando objetividad e


imparcialidad. Razones más elevadas —dice— impiden entrar en la
controversia de si los Barriles son ’tiles en Potosí, y si su método en general
es preferente al de Buytrones . Además, considera que todo lo publicado
hasta entonces, no necesitaban ser defendidos. Solo un espíritu temerario,
dudoso de la solidez de estos conocimientos buscaría defender a esta
materia. Bastaba con mencionar que la profunda teoría de sus elementos
químicos y metalúrgicos, ha ocupado las plumas sabias del mundo, dentro de
los que se cuenta a Barba, Walhr, Bergmam, Born, Jaquin, Rupprecht, Gellert,
ScopoH, Kirwan, etc. (MP, II, 1791: 268). Es decir, para Rossi, los nuevos
conocimientos que se quieren aplicar en el Perú son ya parte del
conocimiento universal, por lo que ni siquiera hay que defenderlos, solo
aceptarlos. Pero Rossi sabe que todo lo que es de uso corriente en Europa no
lo es en América e incluso, muchas veces, se combate con tesón. Entonces,
deja esta tarea al barón de Nordenflycht, a quien está reservado el honor de
disipar las dudas e ilustrar a los incrédulos. La Sociedad no debe hacer más
que aguardar tranquilamente los resultados en una materia que puede lograr
apologista tan ilustrado MP, II, 1791: 268).

230
Demasiada seguridad, sin embargo, demuestra que las esperanzas de Rossi,
por tanto de La Sociedad y el Estado, van languideciendo poco a poco. Ya no
aguarda resultados milagrosos, solo mejorías. Así se entiende cuando,
refiriéndose al trabajo dirigido por Weber, solo espera beneficios ventajosos
en el tratamiento de los negrillos89. De ser así, finaliza, sería justo llamarlo
con el epíteto de Restaurador de la minería peruana, que algunos se
preparan aplicar a ese inteligente e infatigable comisionado MP, II, 1791:
268).

Con estas palabras finalizaba Rossi sus comentarios sobre la Misión minera
porque la polémica era ya pública. El Buen Serrano, seudónimo de un minero
que defendía el antiguo procedimiento, salía a la palestra en las páginas del
Diario de Lima, en siete números publicados en el mes de julio de 1791. La
respuesta ya no concernía a los miembros de la Sociedad, sino a los de la
misión mineralógica. Nordenflycht, que se encontraba en Lima, parecía poco
interesado en contestar, o, en todo caso, no estaba al día de los avances que
hacía Weber en Potosí. Tuvo que pasar cuatro meses para que Daniel Weber
tenga listas sus respuestas. Ellas salen entre los meses de noviembre y
diciembre, en tres números (93-96) del Mercurio Peruano.

Weber califica de errores bastante groseros los escritos del Buen Serrano,
llenos de mentiras, cuyos fines no son propios de un buen nacionalista .
Argumentos tan insólitos que no merecen respuestas librescas ya que
demuestran vivir en medio de la ignorancia. Por eso mismo, solo buscan
encandilar a un público también ignorante. Declara que lo más deprimente
fue enterarse que el autor de los Diarios de julio era un minero de la villa de
Potosí. El desánimo, en un principio, lo habría desalentado de responder.
Pero, posteriormente, había encontrado razones suficientes, esto es, ilustrar
al p’blico sobre los beneficios del sistema de barriles para bien de la

89Plata combinada con otros minerales a los que se conocía como sulfuros e incluía plomo,
cobre, etc., y daban como resultado plata de baja calidad

231
minería y de la nación, porque el espíritu de su pluma se dirige por un
verdadero amor a la Nación MP, III, 1791: 218).

Los argumentos de Daniel Weber no solo buscan defender los intereses de la


Misión, sino los de la ciencia moderna, por esto acusa al Buen Serrano de
desconocer casi por completo el desarrollo del conocimiento físico-químico
de su época y, sin embargo, llevado solo por la aritmética elemental, reclama
que de todas las mezclas, sin importar la ley, se saquen los mismos beneficios.
Con ello develaba mala intención a la hora de comunicar al público y
evidenciaba las distancias enormes entre la teoría y la práctica en las ciencias
naturales.

Por otro lado, Weber se queja de que uno de los obstáculos mayores para el
éxito de la maquinaria de barriles es el desconocimiento absoluto de los
operarios sobre las técnicas modernas. La absoluta ignorancia de que se
hallan poseídos, causa triplicados gastos, […] Yo sé, que si algunos operarios
no hubiesen venido de afuera, jamás la veríamos en la situación que hoy se
halla MP, III, 1791: 226). Este mismo desconocimiento los asigna a los
mineros opositores, incluso al Buen Serrano quien, según Weber, desconoce
las recomendaciones de Alonso Barba para el procedimiento del ensayo en
buitrones. Lo único evidente era que el método tradicional se había reducido
a la simple experiencia heredada y no pretendía renovación, no obstante la
crisis. Yo no encuentro ni un solo beneficiador, que me funde en principios
teóricos sus operaciones MP, III, 1791: 241).

Si bien algunos mineros —sigue diciendo Weber— trataron de aplicar por su


cuenta el sistema de barriles, era de esperarse un inevitable fracaso dado que
poseen una ignorancia absoluta de la mecánica: ignoran las diversas
combinaciones de la máquina, no entienden sus proporciones , entonces
abochornados claman que no sirve, que no tiene efecto ¡Qué locura! MP, III,
1791: 246).

232
Las mordaces críticas de Weber no pueden caer en triunfalismos dado que las
opiniones contrarias a la Misión corren cual reguero de pólvora, amenazando
detonar la oposición del propio virrey. Por ello, no desaprovecha la
oportunidad para pedir al gobierno que no dé marcha atrás en el proyecto de
reforma de la minería. Solo el apoyo decidido a la ciencia, sumado a la
paciencia y la perseverancia, han hecho que países como Rusia, Francia,
Inglaterra, Alemania, Suecia, etc., den un paso decisivo en las ciencias físicas y
mecánicas. Por el contrario, si el desaliento hace su imperio sobre los
primeros obstáculos, entonces la falta de aplicación ante las ciencias, es y
será la causa de los ataques al Per’ . Más a’n cuando el gremio muestra una
formidable oposición , intentando echar por tierra este proyecto MP, III,
1791: 246). De esta manera finaliza haciendo un llamado a la firmeza y el
aplomo, pues, los barriles serán de provecho, si la mano que los gobierna
tiene buen impulso MP, III, 1791: 247).

Los mineros estaban divididos en dos bandos: entre los que defendían el
tradicional método y los que patrocinaban el nuevo. En los comentarios que
siguen a la carta de Weber, Baquíjano denunciaba que los ídolos del corazón
[…] avasallan la razón hasta el vergonzoso extremo de obligarnos a venerar
[…] los absurdos de la costumbre, y los errores de la tradición MP, III, 1791:
249).

Genuina defensa de la ciencia. Baquíjano, tal vez el mercurista de mejor


pluma, muchas veces tradicional en la defensa del antiguo régimen, se
presenta aquí como un abanderado de la ciencia y, sin embargo, decía ser
neutral, objetivo. En realidad, la Sociedad pocas veces fue neutral, al
contrario, puso todas sus energías para sacar adelante los proyectos que la
corona se planteaba. En tal sentido, no solo informaban, también elogiaban,
denunciaban y, sobre todo, defendían los programas de gobierno. La
modernización de la minería interesaba mucho a la corona, tanto como el
comercio, he ahí que el Mercurio defienda los nuevos descubrimientos, las
ciencias naturales y sus aplicaciones prácticas.

233
Bajo estas premisas, Baquíjano denuncia los atrasos en la ciencia como una
barrera infranqueable. En todos los campos avanza el conocimiento, negarse
a ello es hallarse sujeto a las extravagancias de la fábula . Como el astrólogo
que mira a la Luna como un impedimento para sus creaciones o el físico
ignorante que teme la aparición de los cometas 90. Los defensores del viejo
método en minería eran para él como los viejos que, doblegados por los años
y encanecidos en la experiencia, se sienten humillados si los menores osan
enseñarles. Esta es una reflexión despreciable, pero que vemos extendida
generalmente para impugnar el nuevo Beneficio de Barriles MP, III, 1791:
250).

Baquíjano está convencido que sin el sistema de barriles nunca serán


considerables los progresos en la minería . Seg’n describe, no solo existen
mineros que lo defienden, sino que hay algunos que ya lo están adoptando.
No obstante, y pese a las evidencias, el gremio persiste en la oposición. Esta
terquedad, según él, es absurda y su argumento tan irracional como el
matemático que se niega ir al cielo por un camino que no fuese triangular
(MP, III, 1791: 253).

Hasta aquí, como hemos visto, los mercuristas se muestran partidarios de las
ciencias naturales y la técnica, lo cual no debe sorprender porque se trata de
conocimientos prácticos cuya aplicación debe generar beneficios a la corona
y a particulares. Con este tipo de conocimientos no se ataca ninguna hebra
del sistema monárquico. Todo lo contrario, se busca robustecer los ingresos
del Estado, monopolizar y centralizar el poder. Por otro lado, las creencias
quedan intactas, la religión está fuera de toda discusión, la fe sigue firme,
tanto como la estructura social jerarquerizada. Sin embargo, se trata de un
apoyo ciego. No propone la viabilidad de su aplicación, sino exacerba los
ánimos del gremio minero buscando que echen por tierra su desaprobación,

90 Clara distancia con Llano Zapata que poco tiempo antes temía la aparición de los cometas
relacionándolos con agüeros y profecías de desastres.

234
lo cual estaba lejos de suceder ya que la oposición crecía en la misma medida
que crecía la inversión en un proyecto (financiado con fondos del Tribunal),
que no mostraba resultados contundentes. Pero sobre todo porque el
gobierno de Gil de Taboada, siguiendo los principios del Estado absolutista,
designó a sus representantes en el Tribunal de Minería, generando un
conflicto.

En los escritos de Baquíjano la Sociedad había puesto su última esperanza


para defender la Misión. Después de ella ya no tocarán más este punto. Así ve
la luz un nuevo y último escrito de Baquíjano sobre los trabajos realizados
por Nordenflycht y Daniel Weber en Potosí (Apéndice a la historia de Potosí).
Se trata de un grito sordo final, pero enérgico. Se debe alabar, dice, las luces
que estos maestros hábiles han venido a derramar tanto en mineralogía,
química, maquinarias, etc., […] empeñados en comunicarnos sus exactos
conocimientos, casi a pesar de nosotros mismos , pero, sobre todo,
deberemos de encomiar al Supremo Jefe, y demás Superiores que patrocinan
esta Comisión tan recomendable MP, VII, 1793: 66).

Los pedidos de la Sociedad parecen una voz en el desierto. La opinión pública


no les favorece, sus escritos son vistos como loas al trono. Conscientes de ello
no sólo se reclaman imparciales, como intelectuales de espíritu libre, sino
apelan tanto a la autoridad como al patriotismo. Nosotros relatamos, no
calificamos MP, VII, 1793: 81), dice Baquíjano. Es decir, es la corona la que
ha patrocinado los proyectos reformistas que ellos califican de felices
decisiones; por tanto, toda persona que se considere un verdadero patriota
debería estar no solo al servicio del Estado, sino, además, debe velar para que
sus propósitos se cumplan. Así, los mercuristas, hasta el último de sus
artículos sobre la Comisión, se enfrentaban a un gremio que fortalecía sus
ansias de autonomía económica, aunque no de independencia política.

La crónica del fracaso en la reforma minera estaba anunciada antes de


empezar. Nordenflycht y su equipo de especialistas fueron contratados para

235
reformar la minería peruana; sin embargo, las páginas del Mercurio Peruano
cerraban este debate en Potosí, cuando el problema mayor estaba en
Huancavelica. Santa Bárbara, la mina de azogue más importante del
virreinato yacía derrumbada. En consecuencia, el desabastecimiento de
azogue hacía imposible un eficiente sistema de amalgamación que estaba
siendo cubierto con mercurio importado desde España, lo que encarecía
considerablemente los costos de la producción.

Nordenflycht había llegado a Huancavelica el 29 de agosto de 1790 para


cumplir el encargo de inspeccionar la mina y proponer una solución
inmediata. En 1791, sugiere al virrey cerrar temporalmente la mina para la
construcción de un túnel central y galerías laterales, buscando un trabajo
seguro y un eficiente sistema de drenaje. Trabajaba su proyecto en Lima,
donde también había emprendido la construcción del laboratorio químico
hasta entonces con respaldo del virrey (1791). Tenía planeado implantar la
tecnología alemana en Huancavelica e instalar nuevos hornos de destilación,
como los usados en las minas de Idra en Eslovenia. Al mismo tiempo, planteó
las reformas mineras en Cerro de Pasco y Hualgayoc. Sin embargo, la
empresa representaba un elevado costo que el Tribunal se niega a cubrir.
Paralelamente crece la negativa de los mineros, sobre todo de Cerro de Pasco,
tras conocer los resultados en Potosí.

Los ecos contrarios a la reforma tienen recepción en el Tribunal, donde el


influyente Villalta lidera la oposición hasta lograr que el virrey pierda interés
por el proyecto en su conjunto. Otro serio opositor era el intendente de
Huancavelica91 Pedro de Tagle, (Brown, 1995: 83). La oposición de Villalta
fue interpretada por Nordenflycht como animadversión personal, por lo que
se queja ante la corona. Este hecho agudiza las diferencias con el propio

91 La oposición de las autoridades locales no era nueva. Como menciona Carlos Contreras, el

primer acto de los proyectos de reforma tecnológica fue casi siempre remover a la autoridad e
imponer a una nueva que no dependiese de los intereses locales. Pero ello no quedaba allí ya
que los desplazados generaban una oposición que se volvía contra el proyecto, creándose así la
oposición entre la nueva autoridad con su corte de ingenieros europeos, y los empresarios e
ingenieros locales, con la vieja autoridad azuzando en la sombra. (Contreras, 2009: 31).

236
virrey que le exige a Nordenflycht demostrar el nuevo sistema de
amalgamación en Lima, el 5 de noviembre de 1793. Entre esa fecha y mayo de
1794 se hicieron tres pruebas con notables desventajas del nuevo método
con respecto al antiguo92.

Ante el fracaso rotundo, el virrey manda cerrar el costoso laboratorio


químico. Nordenflycht protestó enérgicamente acusando a Villalta como el
principal instigador en su contra, lo cual no hizo sino llevar hasta el clímax la
oposición del gremio. Incluso José Robledo, director general del Tribunal
desde 1795, le llamó charlatán e ignorante y pidió que se queme el
laboratorio levantado por el barón sueco.

Los informes sobre el fracaso de la Misión que emitió Gil no fueron


analizados en la metrópoli; por ello, el nuevo virrey O (iggins tiene que
mantener a Nordenflycht como funcionario, reducido a trabajos menores. Los
informes siguientes de Avilés sí son sometidos a un comité evaluador que
determinó el fracaso de la expedición y recomendó su inmediata clausura. Se
esperó, sin embargo, un nuevo informe del virrey Abascal, explicando la
inutilidad total del barón para determinar el abandono de la Misión el 22 de
setiembre de 1810. Se dispone que Nordenflycht sea cesado junto a sus
socios sobrevivientes. El Tribunal se negó a pagar sus sueldos de jubilación
iniciando una nueva disputa que Nordenflycht pierde una vez más, un año
antes de su muerte en 181693.

El fracaso de la Misión de Nordenflycht puede ser interpretado desde


diversos ángulos, como en efecto ha sucedido. Se trata de un tema complejo
que involucra diversos factores; sin embargo, hay algunos puntos que

92 Además, Nordenflycht se enemista con Pedro Subiela, el matemático nombrado geómetra

subterráneo e ingeniero de Huancavelica. Ante esta problemática —dice Kendall W. Brown— el


gobierno no tiene interés de dirimir en las diferencias y se muestra incapaz de mostrar el
camino de las reformas tecnológicas : .
93 Daniel Weber, a quien Nordenflycht había dejado encargado de los trabajos en Potosí, no

continuará con su viaje a Chile adonde había sido destinado desde un inicio. Tras los fracasos de
la Misión se trasladó a Bolivia, donde empezó a trabajar minas por propia cuenta. Falleció
después de la independencia.

237
debemos sacar a consideración. Primero, tanto la Corona como la Sociedad
Amantes del País promueven las ciencias naturales y sus aplicaciones
prácticas siempre que signifiquen beneficios e ingresos para el Estado y no
pongan en tela de juicio los principios religiosos. No obstante, tanto La
Sociedad como el gobierno virreinal tienen poco tino al tratar de disminuir a
esa facción del gremio minero que reclama autonomía económica.

En segundo lugar, convive en el ámbito minero y en La Sociedad virreinal en


general, una visión tradicional muy difícil de romper. Desde el principio, los
mineros no estaban convencidos de los avances del conocimiento para
reformar la minería, lo cual no les hace retrógrados ya que se habían
adecuado a los cambios hasta ese entonces; sin embargo, se niegan a poner
sus esperanzas en los avances científicos si no hay resultados contundentes.
Es decir, no hay una apuesta firme por el avance del conocimiento. En tercer
lugar, es claro el poder que han ganado los grupos económicos como el
gremio minero, tanto que se le hace difícil al gobierno romper con esa
barrera que se vuelve un obstáculo insalvable para el avance de las reformas.

Finalmente, el mismo gobierno no se muestra decidido a apoyar el proyecto


hasta que arribe a buen puerto. Mantiene una postura ambivalente y tibia, de
poca fe en el conocimiento científico. Ante la negativa del Tribunal por correr
con los abultados gastos, el virrey da la espalda a Nordenflycht y a todo su
equipo, con lo que las dudas y reclamos de Daniel Weber, para que la mano
decidida del virrey les proteja, termina siendo un presentimiento razonable.
Pareciera que él veía, en aquella protección, un espejismo y no una realidad.
Si bien las reformas no eran inaplicables al Perú, —eso lo sabía Weber—
necesitaba de inversión y tiempo tanto para llegar a dominar la técnica con
los minerales americanos como para preparar operarios diestros en la
construcción de la nueva maquinaria en los diversos centros mineros. Ese
riesgo no estaba dispuesto a correr el gobierno colonial peruano 94.

94Más éxito tuvo el grupo expedido a México, pues, ante los primeros fracasos, se determinó
perfeccionar el antiguo sistema, gracias al decidido apoyo del gobierno y los mineros a los

238
CAPÍTULO V

LECTURAS PROHIBIDAS Y FORMACIÓN DE LA


CONCIENCIA NACIONAL

Mientras esas obras se consumían en las llamas, miles más


circulaban en secreto por los canales del comercio clandestino del libro
Robert Darnton

Los pilares ideológicos del Antiguo Régimen tambalean en el siglo XVIII,


amenazados por aquellos demonios que había parido con dolor. La mayoría
de esos diablos son filósofos, hijos desnaturalizados, que, teniendo en cuenta
su degeneración, se hicieron merecedores del hostigamiento y la persecución
en todos los confines donde la Monarquía católica buscaba mantenerse
incólume. Sus propuestas atentan contra el trono y el altar, por eso sus
escritos son prohibidos, corregidos e incluso quemados.

A pesar de los cinturones de seguridad y del papel de la Inquisición, los


libros, siguiendo un conducto inevitablemente clandestino e irregular,
atravesaron las barreras oceánicas e inundaron las estanterías de las élites en
diversas partes del mundo, como la limeña. Para fines del siglo XVIII —como

nuevos planes que Fausto de Elhúyar supo relacionar mejor con el entorno americano. Así, a
diferencia del Perú, se logra el establecimiento de un seminario minero. En 1790 Elhúyar tenía
un programa redactado y en 1792 el Colegio de Minería se inauguró como la primera institución
de educación superior laica de la Nueva España, que enseñaría a sus alumnos materias como
mineralogía, metalurgia, matemáticas y francés. La institución pronto gozó de gran prestigio,
entre otras cosas por sus distinguidos maestros como Elhúyar, Andrés del Río o Louis Lindner.
También Humboldt dio clases durante su estancia en México (Hausberger 2009: 627).

239
lo demuestra Guivobich (2013)— encontramos un activo Tribunal de la
Inquisición en el Perú, que coordina con las autoridades virreinales la
persecución de libros prohibidos, más de la mitad de los cuales tienen origen
francés.
En algunos países europeos como Francia, Holanda y Suiza los libros
prohibidos pudieron sortear, no sin riesgos, los cinturones de seguridad. En
muchos casos se trataba de acciones heroicas que terminan con editores,
vendedores de libros, buhoneros y hasta con los propios autores en las
cárceles. La Bastilla fue el símbolo de la autoridad y violencia del
absolutismo. Estaba llena de esta gente que traficaba con las letras
desembarcando obras prohibidas en diferentes puertos europeos para su
comercialización en gran parte del viejo mundo. Los libros, tanto permitidos
como prohibidos, también atravesaban los mares y llegaban hasta
Hispanoamérica. Por ello, se puede plantear como premisa que, en los años
álgidos de la Ilustración, como dice Darnton (2008), todos los ilustrados
leían los mismos libros.

Los mercuristas conocían perfectamente el avance de la Ilustración europea y


tenían acceso a los libros tanto permitidos como prohibidos e incluso a los
considerados peligrosos, con bastante facilidad. Los libros de los ilustrados
europeos están bastante difundidos entre la élite intelectual limeña. Los
mercuristas estaban al día no solo de los aportes científicos, sino de la cultura
política de la Ilustración a la que, permanentemente, combatían.

Las lecturas prohibidas en vez de condicionar a una conciencia sediciosa y un


espíritu separatista, reafirmaron a los mercuristas en la defensa de la madre
patria y de la Monarquía española. En este capítulo analizaremos esa
relación, entre las ideas que defienden los mercuristas, los textos que han
leído y la formación de la conciencia nacional. Para el caso de las lecturas
prohibidas tomaremos a tres autores representativos: Rossi y Rubí, Unanue y
Baquíjano. Pretendemos una visión general engarzada a algunos ejemplos de
caso.

240
Autores ilustrados y prohibidos en las páginas del Mercurio Peruano

La historiografía nacionalista ha sostenido una relación directa entre los


planteamientos de los mercuristas y la Ilustración francesa, por las citas
constantes a autores de origen galo. Actualmente, esa tesis no está del todo
desvirtuada; sin embargo, ha cobrado mayor fuerza la relación entre los
principios ilustrados peruanos con la )lustración española, supuestamente,
particular y católica.

Hay muchas citas de autores franceses en el Mercurio e incluso de textos y


autores prohibidos por la Inquisición. Sin embargo, la historiografía
nacionalista trató de presentar de manera deliberada a los mercuristas como
afrancesados, cuando, en realidad, las citas, no pocas veces, se hacían para
enfrentar sus planteamientos.

Las numerosas citas a lo largo de los doce tomos del Mercurio confirman la
facilidad con que los mercuristas tuvieron acceso a libros prohibidos; pero, no
por ello, podemos concluir que compartían sus planteamientos. Todo lo
contrario, el gobierno confiaba tanto en los miembros de La Sociedad que,
mientras el Mercurio agonizaba, supuestamente desamparado por su carácter
sedicioso, designará como encargado para la incautación de libros prohibidos
a Diego Cisneros, el editor del último tomo del periódico.

En vez de confiscar y entregar los libros prohibidos, Cisneros se guardó


muchos ejemplares como parte de su colección personal. Por ello se le
iniciará un proceso judicial. Este acontecimiento ha servido para que la visión
tradicional presente a los mercuristas luchando contra las medidas del
gobierno colonial. Este calificativo es a todas luces infundado, pues, el
jeronimita Cisneros, era un miembro atípico de la Sociedad, con gran
influencia en la corte madrileña como bibliotecario del Escorial, además de
personaje ligado al reformismo borbónico.

241
Rossi y Rubí
Sin lugar a dudas, el más avanzado y versado de los mercuristas es el italiano
Rossi y Rubí, lector de todo tipo de libros, buena parte de los cuales estaban
prohibidos. Dentro de sus fuentes encontramos una amplia literatura tanto
de los clásicos como de pensadores de la Ilustración italiana que, por cierto,
no fue débil95; además de diversos otros autores tanto franceses, ingleses y
españoles.

Rossi y Rubí nada en orillas cercanas a Beccaria, pero no difunde sus


planteamientos y, aunque en muchas oportunidades cita a autores italianos,
mayor relevancia tienen para él los autores clásicos, tanto griegos como
romanos. Las lecturas de Rossi y Rubí no solo son abundantes, sino variadas
y van desde la Biblia hasta Diderot, la Enciclopedia, etc., pasando por los
mordaces críticos del cristianismo como Freret, Helvetius y Voltaire.

Su lectura de los ilustrados no se vuelca en una postura plena a favor de la


Ilustración, sino solo en cuanto sirve para mantener el antiguo régimen.
Tanto por presiones políticas como por principio personal, Rossi y Rubí sigue
firme en su defensa del absolutismo y la religión cristiana e incluso de la
esclavitud.

En sus enfrentamientos contra los ilustrados franceses, Rossi califica de


infames los escritos de Freret, Helvetius y Diderot (MP, II, 1791: 112). Un
católico bastante militante como Rossi y Rubí debió sentir insultadas sus
creencias al leer los ataques que estos autores lanzaban contra toda la
tradición cristiana y la católica en especial. Recordemos que Nicolás Freret,
autor de Le bon sens [1772], dice: la causa universal, este Dios de los
filósofos, de los judíos y de los cristianos, no es mas que una quimera y un

95 Como se sabe, los aportes más destacados de la ilustración italiana se encuentran en el ámbito

del derecho y la justicia, cuyo pináculo representan el milanés Cesare Beccaria con su De los
delitos y las penas [1764] y el napolitano Gaetano Filangieri que en 1780 da a la luz La ciencia de
la legislación.

242
fantasma cit. en Barruel, , ): . Por su parte (elvetius, tanto en su
De l’ Esprit [1758] como en De l’ Homme [1772] ataca la moral y virtud
cristianas al tiempo que niega la inmortalidad del alma. Posturas semejantes
son compartidas por Diderot, d Alembert, d (olbach o Voltaire, cuyos ataques
al cristianismo son ampliamente conocidos.

Algunos investigadores como Nicolás Beauclair (2010: 53), tratan de


relacionar a Rossi y Rubí con los pensadores más influyentes,
inmediatamente anteriores a la Revolución francesa. Beauclair hilvana una
cercanía entre los planteamientos del mercurista con los postulados de la
Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano. Rossi y Rubí es para
él, un auténtico afrancesado que no solo comparte los postulados ilustrados,
sino defiende por principio la igualdad de los hombres y la eliminación de la
esclavitud.

En su Descripción histórica y geográfica de la provincia de Chichas y Tarija ,


dice Rossi y Rubí:

Quisiéramos poder transmitir al público la agitación de nuestro espíritu, y los


impulsos vehementes del numen que nos posee, para que viese con agrado el
nuevo episodio que formaríamos, inculcando los sagrados derechos del
hombre, los bienes de la paz, el amor que nos debe merecer el indio. (MP, II,
1791: 33-34).

Esta frase sirve a Beauclair para borrar todas las disputas lanzadas por Rossi
y Rubí contra la Ilustración y relacionarlo directamente con el espíritu
revolucionario francés. Sin embargo, olvida que el discurso de amor y
felicidad de los pueblos son comunes a la escolástica e incluso al despotismo
político. El amor al indio y al esclavo en Rossi y Rubí es en tanto buen siervo,
porque matar al indio era acabar con la mano de obra que no solo extrae las
riquezas de los cerros, sino que cultiva las tierras para que sobreviva toda
una sociedad que se levanta sobre sus hombros.

243
Amor al indio sumiso, melancólico, sufrido, que no busca la rebelión y menos
la libertad como los salvajes de la selva o la chusma francesa. Porque:

[…] poco mérito encierra la victoria sangrienta de unos hombres indómitos


pero desnudos, que compran su libertad al caro precio de vivir en las asperezas
de la selva, y en la miseria. (MP, II, 1791: 34)

Es probable que Rossi y Rubí sí haya leído el texto francés. Como han
demostrado tanto Vargas Ugarte como Rosas Lauro, una edición de la
Declaración de los derechos del hombre y el ciudadano circulaba en Lima
desde 1791. Pero de ahí a compartir sus ideas está a un mar de distancia.
Para Rossi y Rubí, los derechos del hombre tienen que ver más con la relación
jerárquica que Dios ha impuesto a la sociedad. Si bien hacía un llamado para
que se dé un trato humano a los siervos y esclavos, tenía claro que el viejo
orden no debía trastocarse.

La postura de Rossi está más cerca de la escolástica que de la Declaración de


los derechos del hombre y el ciudadano. No obstante, en su Idea de las
congregaciones públicas de los negros bozales , sin saberlo, Rossi elogia la
postura de Condorcet sobre la abolición de la esclavitud. Sobre esto, y sobre
la injusticia de la esclavitud, no se puede leer sin admiración y
entretenimiento las bellísimas Reflexiones sobre la esclavitud de los negros de
M. Sehwartz [seudónimo de Condorcet] (MP, II, 1791: 113). Con Condorcet,
comparte sentimientos humanitarios, más no el espíritu igualitario, a la que
busca presentarlo como desorden generalizado. El ataque de Rossi y Rubí
contra la igualdad y la Democracia es explícito como vimos en su Carta sobre
los abusos de que los hijos tuteen a sus padres .

El mercurista se aleja enormemente de Condorcet allí donde este plantea la


igualdad de los hombres negros ante los blancos que, por derecho natural,
nacen libres. Condorcet exigía la eliminación de la esclavitud. Rossi y Rubí en
cambio, denuncia la esclavitud despiadada, el maltrato directo. Reconoce al
negro esclavo como un ser humano, hijo de Dios y por tanto merecedor de un
buen trato, pero no busca ni su libertad ni la igualdad de sus derechos.

244
Sin embargo, Rossi y Rubí es el único mercurista que trata de forma distinta
al esclavo, ya no como objeto, sino como un ser humano. Pero, mientras en él
afloraba un discurso paternalista sobre los esclavos, los ilustrados franceses
de avanzada, apostaban por el fin de la esclavitud. Las denuncias contra la
esclavitud no solo las hacían los hombres, también las mujeres como Olympe
de Gouges que, en 1788, publicó su Réflexions sur les hommes nègres. Dos
años después, dará a conocer su Declaración de los derechos de la mujer,
buscando emancipar la condición de las mujeres. Como se sabe, las
propuestas contra la esclavitud serán defendidas por los diputados de la
Convención y finalmente se aprobará la abolición en 1791.

Hipólito Unanue
El médico peruano Hipólito Unanue es uno de los más destacados
representantes de la Sociedad de Amantes del País. Tenía la ventaja de
defender sin aprensiones el sistema copernicano y los postulados
newtonianos. No solo dentro del Mercurio en el que escribe poco sobre este
tema, aunque incita para que otros diserten sobre la física moderna, sino en
su extenso círculo privado que llegará incluso a la universidad. Allí dirige
algunas tesis, como Lógicae, aritmeticae et algebrae [1785] sustentada por
Agustín Leocadio Landaburo Belzunce, quien también es autor de Leges
Newtoni, quibus Planetas se se attrahi physica evincit celestis, pari certitudine
demostrant Telluris montium attractiones, Chimborazo nempe en observatione
Bougueri in Quito Schehallien ex observatione Maskeline in Scotia, attrahunt in
ratione dierecta massae, et quadrati distantiarum reciproca [1788], en la que
hace una defensa explícita del sistema gravitacional de Newton 96.

96 Unanue fue contratado por la madre de Leocadio Landaburo para dirigir la formación de este.

Esta viuda aristócrata, mantendrá una relación amorosa con Unanue por varios años. Antes que
fallesca Mariana Belzunce, su hijo viajó a España donde muerió defendiendo el gobierno de José
Bonaparte. En tales circunstancias, Unanue hereda, poniendo en práctica ciertas artimañas, la
jugosa fortuna de Mariana Belzunce. Todo ello le facilita su ingreso en el círculo más selecto de
la sociedad colonial (García, 2010).

245
En medicina, en cambio, Unanue marchaba a la zaga, defendiendo la teoría
miasmática y la influencia del clima en el desarrollo de los seres humanos. De
ahí las citas constantes a Hipócrates y Galeno, de cuya herencia Unanue no
logra emerger.

Como ha demostrado el médico peruano Uriel García Cáceres, en su libro La


magia de Unanue (2010), comparado con el médico mulato Joseph Manuel
Dávalos, quien se graduó en Francia, Unanue tenía desventajas notables,
nadando en un bando rayano con la tradición. Tampoco pudo superar a su
maestro Gabriel Moreno, como sí lo hizo con Cosme Bueno, su referente más
conservador aunque no menos importante.

En medicina, mejor informado que Unanue se muestra el cirujano mulato


Joseph Pastor de Larrinaga, su protegido. Estas desventajas se pueden
explicar por la versatilidad de Unanue, que no solo se ocupa de la medicina y
la anatomía, sino, también, se adentra en las discusiones de las políticas del
Estado colonial y, porque los médicos elegantes como Unanue, se enfrascan
en las consideraciones teóricas y la divulgación, mientras que los cirujanos,
por entonces, a’n vistos como carniceros , en su mayoría mulatos,
diseccionan los cadáveres (García Cáceres, 2010: 90) 97.

Unanue gozaba de una amplia cantidad de lecturas dentro de las que se debe
destacar a Newton, a quien cita directamente y, como ya dijimos, defiende
plenamente. Otros autores recurrentes en Unanue son Antonio de Ulloa, el
francés Buffon, así como las Memorias de la Academia de Ciencias de París,
etc.

Las citas no siempre eran para elogiar y aceptar acríticamente. Cuestiona, por
ejemplo, al científico newtoniano francés Maupertuis por su excesiva
imaginación sobre las inmensas tierras que encontrarían en la Antártida,

97Uno de los pocos trabajos propiamente de medicina de Unanue se titula, como bien recalca
Uriel García, Indagaciones sobre la disentería y el vicho , publicados en el Mercurio 258 que,
además, no aportan nada nuevo.

246
Nueva Zelanda, etc., los descubridores del Norte si llegaran al Sur. Tras la
circunnavegación del militar y explorador Louis Antoine Bougainville, dice
Unanue, ha quedado demostrado que en América, cruzando las Malvinas ya
es casi nula las riquezas que se pueden explotar, porque el Hemisferio Sur
tiene mucho menos tierras que el Norte. Además, el explorador inglés James
Cook había disipado las ilusiones de Maupertuis ―según Unanue― al reducir
las supuestas extensiones de Nueva Zelanda a un conjunto de islotes.

Sus extensas lecturas tampoco se reducen a pensadores newtonianos.


Encontramos en ellas, constantes referencias a libros prohibidos con quienes
muchas veces entra en debates. Uno de los personajes prohibidos por la
Inquisición pero asiduamente leído por los mercuristas es el abate Raynal. La
obra más importante, Histoire Philosophique et Politique des Etablissements &
du Commerce des Europeens dans les Deux Indes [1776-1780] (Historia
filosófica y política de los establecimientos y del comercio de los europeos en las
dos Indias), tuvo muchas ediciones; sin embargo, la edición de 1780 fue la
más virulenta de todas.

El texto de Raynal era un best seller antes de la Revolución francesa, a pesar


de ser perseguido ardientemente por la Inquisición. Colocado en el Index de
los libros prohibidos desde su aparición, pues, atacaba al absolutismo y la
colonización que ejercían imperios como el español sobre los pueblos
americanos. El español Gaspar de Jovellanos en su informe al tribunal de la
inquisición, decía sobre la obra de Raynal:

Abusando del modesto título de filósofo, combate las más santas verdades y
los más bien recibidos principios. Sus ardientes declaraciones, sus
descubiertas impiedades, sus paradojas y sus invectivas, hicieron de esta obra
un objeto de justa censura (Jovellanos, 1859, II: 534).

Sin embargo, siguiendo los postulados del filósofo francés, Unanue, sugiere el
desarrollo del comercio como elemento positivo y civilizador. Pero Unanue
solo se limita a sacar provecho de sus conclusiones sobre el comercio,

247
planteando una alternativa para civilizar y explotar mejor a los pueblos de
la selva.

Planteamientos semejantes sobre el comercio habían sugerido tanto


Montesquieu como Adam Smith. Montesquieu, en su El Espíritu de las
leyes [1748], dice: Gracias al comercio, el conocimiento de las costumbres de
todas las naciones ha penetrado en todas partes, y de su comparación han
resultado grandes beneficios Montesquieu, , T, )): . Posición
semejante tenía Adam Smith en su Investigación sobre la naturaleza y causa
de la riqueza de las naciones [1776]; sin embargo, ambos autores reconocían
que estas ventajas se hacen patentes cuando las naciones desarrolladas
negocian entre sí. Smith hacía hincapié en que las naciones civilizadas y ricas
pueden hacer un intercambio mucho mayor cuando comercian entre sí que
cuando trafican con pueblos salvajes Smith, : .

Es difícil determinar si Unanue tuvo acceso a textos del escocés Smith; sin
embargo, poca duda cabe sobre su conocimiento del francés Montesquieu.
Para ese entonces, El espíritu de las leyes era moneda corriente en Europa e
incluso muchas veces citado por Viscardo y Guzmán. Sin embargo, la negativa
de hacer explícito el nombre de Montesquieu se explica por la defensa que
hace el filósofo de la religión protestante. En cambio el Abate Raynal era
católico y había sido el director del Mercure de France en 1750, algo que
relaciona directamente a Unanue con la actividad periodística y la postura
frente a la religión. Pero, incluso en este caso, Unanue se muestra contrario a
las ideas de Raynal, por las críticas que este hace contra el despotismo. En
contraposición, revalora las Reflexiones imparciales sobre la humanidad de los
españoles en las indias, escrita por el jesuita Juan Nuix y traducida al español
en 1782. Este libro representa una crítica frontal contra Las Casas, Raynal,
Robertson, entre otros autores críticos de la tiranía española.

La Encyclopédie, ou Dictionnaire Raisonné des Sciences, des Arts et des Métiers


es otra fuente muy conocida por los mercuristas. La Enciclopedia también

248
engrosaba la lista prohibida de la inquisición en España desde 1759. En
varios momentos la referencia a la Enciclopedia es positiva, sobre todo como
empresa símbolo de los nuevos conocimientos científicos, pero, en otros, los
mercuristas son críticos de algunas publicaciones. Unanue, por ejemplo,
discute con los enciclopedistas en su Idea general de de los monumentos del
antiguo Perú . Critica a los autores del artículo América, quienes negaban los
caminos abiertos por en medio de las cordilleras MP, I, 1791: 205). Según
los enciclopedistas, esta era una mentira más que buscaba enaltecer a los
pueblos incivilizados de América.

El autor del artículo América no era una sola persona, pues, este no sólo se
fue ampliando desde la primera edición de la Enciclopedia, sino, en la tercera
edición, que data de 1788, está dividido en dos partes; la primera parte
firmada por D. P., por lo que se le ha relacionado con De Paw y la segunda
parte, que lleva el subtítulo )ndagaciones geográficas & críticas sobre la
posición de los sitios septentrionales de América , está firmada por E. y se le
atribuye a M. abad de la Chapelle (Díaz de la Serna, 2009). El holandés De
Paw, asiduo colaborador de la Enciclopedia de Diderot, siempre despertaba
sentimientos encontrados entre los mercuristas por los adjetivos negativos
sobre los nacidos en América.

Baquíjano y Carrillo
Baquíjano es también un asiduo lector de autores ilustrados. Sin embargo, en
el Mercurio Peruano ya no muestra el mismo atrevimiento que evidenció en el
Elogio a Jáuregui, censurado, y confiscado por el gobierno, sino una
moderación que, posteriormente, irá camino al conservadurismo conforme
avanzaba su edad.

Es admirable el amplio bagaje cultural de Baquíjano que bebe tanto de


autores clásicos como modernos. Recorre buena parte de la literatura
europea e incluso de libros de viajeros y exploradores y una serie de
manuales tanto de geografía, historia natural, etc. Las citas a autores clásicos,

249
como a cronistas españoles no debe generar ningún impacto, dada la
esmerada formación que tiene Baquíjano en humanidades; sin embargo, sí
atrae nuestra atención la cercanía de sus ideas con la fisiocracia y el
liberalismo clásico con el que se le ha relacionado comúnmente.

Se celebra su Disertación histórica y política sobre el comercio del Perú, sin


considerar que su propuesta era propia de los intereses del Estado Borbón
que buscaba monopolizar el comercio en los diversos puertos coloniales,
buscando enfrentar el contrabando que se había vuelto endémico. Por otro
lado, el comercio en sí mismo no era la piedra angular ni de la fisiocracia ni
del liberalismo. Lo central en estas doctrinas es la defensa del laissez faire. En
vez de un libre cambio y de un estado menos interventor, lo que hacen los
Borbones es todo lo contrario, buscan monopolizar el comercio, liberando los
puertos para que las colonias comercien directamente con la metrópoli.

Baquíjano es un atento lector de economistas, filósofos, fisiócratas y liberales.


Pero solo los adopta y adapta en relación a la política del libre comercio que
en 1778 implantó la corona española. En la Disertación histórica y política
sobre el comercio, nos encontramos con citas de diversos autores que van
desde Raynal a Montesquieu y desde Smith hasta Hume. Con los tres
primeros compartía su visión del comercio como medio civilizador de los
pueblos. Con Hume en cambio, Baquíjano reconocía que la circulación del
papel moneda había desplazado al oro y la plata tanto en Europa como en
América y, sin embargo, decía, en concordancia con Quesnay, la moneda no
tiene ningún valor en sí misma. Además, como ha hecho referencia Eduardo
Arcila, Baquíjano mostraba una visión del progreso semejante a Adam Smith,
esto es, midiendo la prosperidad con el aumento del número de sus
habitantes (Arcila, 1971: 68).

Postura semejante tenía Rousseau, de quien, Baquíjano, siempre busca


distanciarse. Lo consideraba un peligroso filósofo a la moda. En su Historia de
la Universidad de San Marcos no solo evidenciaba un conocimiento cercano

250
del filósofo francés, sino su temor por la vehemencia, audacia e intrepidez
crítica de sus principios republicanos. Baquíjano distorsiona adrede las
propuestas roussonianas de la vida libre (acorde con la naturaleza) al
presentarlas como admiración por la vida primitiva y salvaje. Es conciente
que para llevar a cabo esta nueva forma de existencia, de acuerdo a la
naturaleza humana, es decir, sin ambiciones ya que el hombre nace bueno, la
humanidad tenía que transformar su modo de vida, fundar una nueva
sociedad, derribar la estructura misma de las costumbres y los regímenes
políticos. Todo ello le parecía una utopía que, sin embargo, podía ser capaz de
encandilar a muchos. Baquíjano las considera banales y peligrosas.

En vano el elocuente y peligroso Rousseau, uniendo a la sutileza de Sócrates el


espíritu altivo e independiente de Diógenes, ha pretendido hacernos envidiar
la infeliz suerte de aquellas abatidas naciones, que oprimidas con las duras
cadenas de la ignorancia vegetan tristemente en la obscuridad y las tinieblas
(MP, II, 1791: 160).

Estamos ante una lectura minuciosa del Emilio, El origen de la desigualdad


entre los hombres, pero sobre todo del Discurso sobre las ciencias y las artes.

Otros autores
Los mercuristas no hacen mucha diferencia entre autores, siempre que
convenga a los intereses que defienden; sin embargo, cuando las diferencias
son evidentes, suelen criticar con dureza. Más aún cuando se trata de ciertos
filósofos libertinos, que ponen en duda la existencia de Dios, es decir, los
ateístas. A ellos, Rossi, en su Humanidad contraída a la caridad cristiana , les
llamaba ciegos ante la luz eterna de la divinidad . Filosofastros incapaces
de comprender que:

La (umanidad es un puro fantasma de virtud, si la concebimos independiente


de la Caridad, y separable de aquel espíritu de Religión que consagra todas las
accionas de los humanos en homenaje al Ser Supremo MP, I, 1791: 13).

)ndividuos cuyo nombre no puede ser el de filósofos, sino de ilustrados a la


moda , que pregonan en los cafés el amor a la humanidad cuando en realidad
no tienen virtud suficiente para practicarla MP, I, 1791: 14). Sin embargo,

251
dentro de estos ateístas , había un par de autores a quienes Feijóo, bastante
conocido y respetado por los mercuristas, había atacado con acritud.
Hablamos de Maquiavelo y Hobbes, autores a los que recurrían los
mercuristas cuando era necesario. Pero, temerosos de ser calificados como
deístas o ateístas, nunca hacen citas directas.

Este es el caso de José Mariano Millán de Aguirre quien da muestras de


conocer muy bien el pensamiento liberal inaugurado por Hobbes en su
descripción de la provincia de Chachapoyas, al tiempo que arremete contra
toda la tradición del buen salvaje de Rousseau y sus seguidores.

Mientras que Rousseau encontraba en el comunismo primitivo la explicación


de que el hombre nace bueno por naturaleza, sin ambiciones desenfrenadas
innatas, Millán de Aguirre, en contraposición, sigue la tradición más antigua
inaugurada por Hobbes, para quien el hombre es un ser ambicioso por
naturaleza. Con esta máxima, Hobbes buscaba justificar los estados
despóticos, resguardados por la entidad más efectiva para frenar el
permanente estado de guerra en el que vive el hombre cuando prima la
ausencia de leyes. Un símil hace José Mariano Millán de Aguirre al describir
las condiciones de la selva. Para él, los seres humanos solo pueden ser libres
bajo las leyes del Estado. Esas leyes que, según la mitología griega en la que
se apoya este mercurista, fueron dadas por Saturno.

La evocación a las leyes de Saturno hace referencia tanto a la agricultura


(cosecha), como a las leyes que emanan de una persona (gobernante). Según
la mitología, Saturno fue el único Dios que se hizo humano y puso orden
dictando leyes para los hombres salvajes del Lacio. Así, Millán de Aguirre
combina su conocimiento de la mitología con las propuestas del Leviatán de
Thomas Hobbes, buscando que los vasallos se sometan al Estado y a las
órdenes del Rey-Dios . Se civilicen, abandonen su condición salvaje y
disminuyan tanto su propensión a la violencia innata como a la
desobediencia.

252
Por su parte, Pedro Nolasco Crespo, el mercurista defensor de la cultura
incaica y del sistema aristotélico-tolemaico, criticaba el afán del padre
Fernando Cevallos y Mier —autor de La falsa filosofía, o el ateísmo,
materialismo y demás nuevas sectas convencidas de crimen de Estado contra
los soberanos y sus regalías… (Madrid, 1774-1776)— por combatir a
Bartolomé de las Casas y librar a los conquistadores de las acusaciones. Sin
embargo, reconoce a Cevallos como un Gerónimo autor , es decir, sagrado,
máxima autoridad de la Iglesia y de la filosofía de su tiempo.

Como hace notar Sánchez-Blanco, Cevallos era un ardiente antiilustrado, que


combatía todo lo moderno; además, era autor de las Demencias de este siglo
ilustrado, confundida de la sabiduría del evangelio (Madrid 1776), y de un
Juicio de Voltaire y de sus obras hecho por filósofos paganos, que quedó en
forma manuscrita (Sánchez-Blanco, 2002: 230). Los escritos de Cevallos
tratan de los autores materialistas, deístas, ateístas y demás ilustrados. En
todos ellos tiene como objetivo una lucha abierta contra libros, lecturas y
autores ilustrados que estaban invadiendo clandestinamente todo el orbe
europeo y americano.

Cevallos borra de un tajo el Discurso de Anthony Collins (Londres, 1713)


sobre la libertad de pensamiento. Es decir, la libertad se convierte en un
fantasma que amenaza la tranquilidad social y, sobre todo, a la monarquía
secular y eclesiástica Sánchez-Blanco, 2002: 233). Llamaba libertino a todo
filósofo que no piense bajo los principios del estado teológico. El espíritu
libertario es elevado a máximas sediciosas, sanguinarias y turbativas ,
incitadas por las sectas ateístas, deístas y todos sus aliados (Zevallos de
Fernando, 1775: XXXVII). Pocos ilustrados escaparon de sus filudas críticas.
Incluso los ilustrados italianos, bastante más moderados que los franceses,
son hostigados. Por ejemplo, se lanza contra los Delitos y las penas de Cesare
Beccaria. El objeto central no era la discusión sobre las torturas y la justicia,
sino las ideas antiabsolutistas de Beccaria (Sánchez-Blanco, 2002: 234).

253
El elogio de Crespo a Cevallos, confirma la postura antiilustrada que tenía
este mercurista, que no solo se oponía al sistema copernicano, sino a todo lo
que olía a sospechoso (propuestas e ideas ilustradas). Nadando en la misma
orilla que Crespo, identificamos nombres como Cerdán Pontero, Méndez y
Lachica (oidor y abogado de la Audiencia de Lima, respectivamente) y un
grupo de religiosos en los que figuran González Laguna, Gerónimo Calatayud,
Joseph Ignacio de Lequanda, entre otros.

Este grupo se muestra mucho más conservador y gustoso de lecturas que


contrastan con el primer grupo de mercuristas (Rossi, Baquíjano y Unanue).
Sus principios están lejanos de la Ilustración, marcando una diferencia de
posturas, lecturas y opiniones dentro del propio periódico. Las citas de este
último grupo de mercuristas están plagadas de autores cristianos y textos
sagrados donde predomina La Biblia, seguida de cerca por La Ciudad de Dios
de San Agustín, como también de las obras de Tomás de Aquino, Aristóteles,
etc.

En líneas generales, y visto en su conjunto, encontramos en el Mercurio


mayor predominio de autores clásicos, tanto griegos como romanos, donde
los latinos llevan la delantera. Sus escritos están plagados de nombres como:
Hipócrates, Galeno, Séneca, Horacio, Suetonio, Plutarco, Cicerón, Diodoro,
Virgilio, Terencio, Homero, Herodoto, Tito Livio, etc.

Después de los clásicos ocupan un lugar significativo las citas de cronistas


españoles como Cieza, Herrera, Gómara, Acosta, Zárate, León Pinelo, Las
Casas, etc. Y estudiosos, como Ulloa, Godin, Bouguer, La Condamine, Jorge
Juan, Solórzano, Cosme Bueno, Campomanes, Jovellanos, Feijóo, etc. Dentro
de los nacidos en América son recurrentes los nombres de Garcilaso, autor
privilegiado tanto como Pedro Peralta Barnuevo, Llano Zapata, etc.

254
Por otro lado, sus fuentes de información suelen ser periódicos, memorias y
diccionarios. Así tenemos: Gaceta de Madrid, Mercurio de Francia, Memorial
literario de Madrid y Memorias de la Academia de Ciencias de París, etc.

De los ilustrados europeos fuera de Francia, más éxito tienen los ingleses,
alemanes e italianos. Así encontramos a Newton (el más elogiado de todos los
ingleses, sobre todo por Unanue, Rossi y Rubí, Cerdán y Baquíjano), Pope,
Pierre Bayle, Leibniz, Galileo, Lineo, Euler, Kepler, etc. Es decir, toda una serie
de autores alimentaron las ideas de los redactores del Mercurio Peruano.
Autores clásicos, cristianos, ateístas, permitidos, prohibidos, peligrosos ,
modernos, antiguos, ilustrados y conservadores. Sin embargo, leer todo tipo
de autores, como es propio del hombre moderno, no necesariamente les
convirtió en ilustrados. Si sacamos a tres socios redactores (Rossi y Rubí,
Unanue y Baquíjano), el Mercurio no solo se tambalea, cayendo en la
ramplonería, como diría el padre Cisneros, sino que amenaza con retroceder
un siglo.

Entonces, el Mercurio no es el periódico escrito por un grupo compacto de


burgueses ilustrados , como buscó presentar Clément, sino un medio donde
si bien predominan las ideas modernas, conviven con un marcado
conservadurismo. Estos es comprensible dado que, el Mercurio, desde el
principio, buscó convertirse en una herramienta a favor del Estado para
difundir y defender las obras del gobierno: el reformismo borbónico. Solo en
ello no hay diferencias. Todos, sin excepción, se rigen bajo este principio.

Un ejemplo de lector ilustrado


Antes de concluir este punto debemos tratar un caso un tanto aislado, pero
sacado de las páginas del Mercurio, pues, resulta sugestivo que un personaje
alejado del Mercurio goce de un notable conocimiento de los ilustrados
franceses y sus aportes en los diversos campos. Lo cual demuestra que cierta
elite intelectual de avanzada no solo estaba fuera de la Sociedad, sino también
alejada del poder.

255
En su carta sobre la música, un autor que firma como T. J. C y P., identificado
por el musicólogo peruano-francés Andrés Sas Orchassal (1972, I: 71), como
Toribio José del Campo y Pando, cita a d Alembert para hacer referencia a la
ciencia de la música, tratando de apoyarse en un sólido pilar teórico para
refutar el artículo de Rossi y Rubí: Rasgo remitido por La Sociedad Poética
sobre la M’sica en general, y particularmente de los Yaravíes Mercurio
101)98.

José del Campo acusa a Rossi de falta de argumento, además de un mal


concepto de la música. Considera el artículo de Rossi sobre los Yaravíes como
un insulto a la inteligencia en tanto se ocupa solo del lado melancólico,
relacionando la vida del indígena con la tristeza permanente. En contra de
Sicramio, seudónimo del autor de los Yaravíes (Rossi y Rubí), este personaje
reclama investigar la profundidad de la música y la melodía como un arte que
encanta a los racionales:

Pero en la ciencia Musical, según Alembert: en este divino Arte, encanto del
racional, descanso del ave, domador del bruto, asombro del Geómetra, uso del
Ángel, entretenimiento de la Gloria, no ha faltado perfectos conocedores. (MP,
IV, 1792: 110).

Esta alusión refiere al texto de d Alembert, Elementos de música, en cuya


introducción, el filósofo dividía la música en melodía y armonía. Además,
d Alambert, criticaba la forma especulativa de tratar la teoría musical. Una
crítica directa contra Jean-Philippe Rameau y su Tratado de armonía reducida
a sus principios naturales (1722), un tratamiento metafísico y en demasía
especulativo, pues consideraba que:

[…] la m’sica es una ciencia y las reglas de la m’sica sólo pueden establecerse
con ayuda de las matemáticas; las reglas establecidas deben derivar de un
principio evidente y simple [...]. [La m’sica] es un lenguaje privilegiado, que
expresa emociones y sentimientos, y también la unidad, divina y racional, del
mundo Cit. en (ernández Alonso, s/f. .

98María del Rosario Solís, en un trabajo riguroso, ha demostrado la autoría de Rossi y Rubí que
utilizaba el anonimato con la intención de atraer y forjar un lector ilustrado : .

256
Contra ello, d Alembert sentenciaba: solo la experiencia tiene que ser el
fundamento [de la teoría musical]; solo observando los hechos,
confrontándolos entre sí, se podrá llegar al fin deseado de delinear una
exacta, completa y clara teoría sobre la m’sica cit. en Fubini Enrico, :
79). Estas palabras serán celebradas por el propio Rousseau quien, en su
Diccionario de música [1768], en un lenguaje agudo, entierra la figura viva de
Rameau:

Seguiré el ejemplo del ilustre geómetra [d Alembert] que se dignó a


interpretar al público el sistema del señor Rameau, suprimiendo todos esos
estériles cálculos, o mejor transcribiré lo que dice sobre la disonancia, y el
señor Rameau me tendrá que agradecer por haber extraído esta explicación
de los Elemens de Musique antes que de sus propios escritos (Rousseau, 2007:
181).

José del Campo desarrolla su análisis siguiendo estos principios


investigativos de d Alembert y Rousseau:

Yo pues formalmente disgustado con el rasgo que se publicó en el Mercurio de


22 de Diciembre del próximo pasado; irritado al mismo tiempo contra la pieza
que en él se muestra por ejemplo, me resolví no solo a hacerla un análisis, sino
una disección rigurosa: de los que resulta una verdadera crítica que
comprende al elogio y al objeto. (MP, IV, 1792: 112).

Esto era urgente, seg’n este autor, porque mucho mediocre mancha el papel
con el testimonio de su ignorancia MP, IV, 1792: 111). Después de su
mordaz crítica, asume la división de d Alembert, es decir, las dos partes
esenciales de que consta este arte: melodía y armonía produciendo con su
enlace los primores de que es capaz MP, IV, 1792: 116).

D Alembert no es el ’nico autor francés que menciona, también alude a


Racine. Según José del Campo, la tragedia que transmiten los yaravíes, eran
modelos que podrían sorprender incluso al mayor exponente de la tragedia
clásica francesa y a Voltaire, autor de obras trágicas como Edipo [1718] y
epopeyas como La Henriade [1723].

257
El músico, aunque compartía la visión negativa sobre los antiguos peruanos,
demostrando una cercanía a De Paw y Robertson, reconocía que el indio
había sido capaz de crear una melodía , un perfecto drama musical. Una
tragedia que:

Daría a conocer, cómo en este País salvaje y recién conquistado, aún en el


tiempo de su barbarie producía quizá modelos a Racine, y a Volter: pero
desgraciadamente ocultan los indios este tesoro que conservan solo por
tradición. (MP, IV, 1792: 112).

Como se ve, los libros y autores ilustrados estaban muy difundidos, incluso
en el mundo artístico. Igual ocurría en el campo político, filosófico y
científico. Lo cual demuestra que en tiempos de relativa calma y permisión,
donde la Inquisición tuvo un papel menor—desde mediados del siglo XVIII
hasta el inicio de la Revolución francesa—, los libros y autores ilustrados
inundaron los estantes de la élite intelectual hispanoamericana. Sin embargo,
como hemos demostrado, los mercuristas, conocedores de estos textos y
autores no adoptan su ideología, sino solo algunas propuestas aisladas.

En resumen, no encontramos argumentos suficientes para sustentar una


ilustración peruana comandada por los mercuristas. Alejadas de los intereses
del Estado absolutista, las propuestas solo estaban destinadas a desaparecer,
como en efecto sucedió cuando el gobierno decide dar un duro paso hacia
una política más conservadora y menos reflexiva al publicar nuevamente la
Gaceta de Lima para atacar tanto a la Revolución francesa como a la
Ilustración. Y, aunque el Mercurio se unió a este cometido, resultaba costoso
para el gobierno en tiempos de guerra subvencionar dos periódicos con
objetivos semejantes. Además, el Mercurio nunca fue una empresa pujante.
Siempre estuvo amenazado de muerte súbita, en medio de un público con
alta tasa de analfabetismo y poco gusto por la lectura que se negaba a
devorar con avidez sus continuas publicaciones. He ahí que el gobierno opta
por un órgano oficial pleno: La Gaceta de Lima. Sin embargo, la historiografía
nacionalista ha insistido en presentar su desaparición a consecuencia del

258
asedio que sufre el periódico por parte del gobierno por la actitud sediciosa
de los mercuristas.

¿De las lecturas prohibidas a la sedición? La conciencia nacional en el


Mercurio Peruano

Desde José de la Riva Agüero, Raúl Porras, Jorge Basadre, Pablo Macera, José
de la Puente hasta Clément99, la visión de los mercuristas como precursores
de la independencia ha sido una tesis no solo defendida, sino necesaria para
formar conciencia de nación creando héroes y precursores, en un país que
siente verg“enza de haber esperado a libertadores extranjeros. Si bien
estas ideas han sido menguadas o desmitificadas por investigaciones como
las de O Phelan y Duran Florez (1985) —que reivindican
movimientos separatistas tempranos en el sur andino—, también es verdad
que no han podido demostrar una ligazón con el enciclopedismo o con los
ideales de la Revolución francesa (Rodríguez, 2006: 315).

Resulta polémica la línea directa entre el Mercurio Peruano y el surgimiento


de la conciencia nacional en el Perú. Los basamentos de esta tesis son los
principios de defensa de la patria y la forja de una idea de nación peruana,
impulsada por los redactores del periódico. Clément, coincidiendo con un
nutrido grupo de historiadores que ya hemos tratado, llega a sostener que el
Mercurio fue censurado no solo por su enciclopedismo , sino por su carácter
emancipador que iba tomando, fiel reflejo de la mentalidad criollo-burguesa a
la cual representaba. Es decir, tras haber revelado las riquezas del Perú a lo
largo de sus páginas, acabó tallando una identidad, que si bien no será la
causa inmediata de la Independencia, sí propiciará la búsqueda de la
emancipación (Clément 1997: 265-267). Esto habría sido una de las razones
para que el gobierno le quitara su apoyo. Esta última afirmación, por cierto,
ha sido rebatida por Guíbovich (2005).

99 El caso de Clément resulta anecdótico, pues, después de navegar por un océano lleno de mitos
infundados en el que se reafirma en una postura crítica, finalmente ahoga sus conclusiones en la
arena política, buscando conciliar con la historiografía nacionalista.

259
Sorprende cómo el patriotismo y el nacionalismo han alimentado los idearios
de la historiografía peruana. Sin embargo, esta propulsión propagandística
por buscar construir una nación es comprensible en países como el nuestro,
donde la nación sigue siendo una entelequia, un ensueño con intereses
diversos, por eso mismo, aún no concretizado plenamente.

La visión nacionalista está en retroceso, aunque en el periodismo aún le


queda algo de gloria. La última investigación sobre el Mercurio escrita por un
periodista se titula: El Mercurio Peruano y los orígenes de la representación
nacional (2011). Su autor, Rafael Ramón Ojeda, al igual que hiciera la
comunicadora Rosa Zeta Quinde en El pensamiento ilustrado en el Mercurio
Peruano 1791-1794 (2000), busca revalorar el papel nacionalista de los
mercuristas.

En el campo historiográfico en cambio, a pesar de la renovación de la visión


tradicional en autores actuales como Rey de Castro (2008), o la reciente
versión nacional-revisionista defendida por una pléyade de investigadores
extranjeros (Nicolás Beauclair, Pablo Salinas, Pedro Favarón, Lise Sauriol y
Sebastian Wierny) —quienes, aunque un tanto lejanos del tradicionalismo
historiográfico siguen defendiendo el papel del Mercurio en la forja de la
conciencia nacional—, se puede afirmar que esa relación umbilical está rota.
Mas bien, recobra fuerza una propuesta defendida por Vicuña Mackenna y
Mitre en el siglo XIX y alimentada con un discurso contestatario a la tradición
desde Bonilla y Spalding.

Patria y Naciones monárquicas


Clément cae en el determinismo del sustantivo cuando analiza la relación
patria-patriotismo y nación-nacionalismo. Después de hacer un recuento del
número de veces que mencionan este par de palabras, llega a la siguiente
conclusión: los mercuristas están lejos de hacer referencia a la nación
peruana en el sentido moderno del término; sin embargo, para no desentonar

260
con la sinfonía de la historia nacionalista, ensaya una defensa a partir de
Voltaire, quien sostiene que la patria es el suelo donde se vive, se cultiva y
donde se tiene voz. De inmediato cae en una encrucijada, pues, existen
millones que no tienen voz; ante esta disyuntiva, concluye con el filósofo
francés: en la patria hay varios millones de hombres que no tienen patria
(Clément 1997: 238)100.

Para los mercuristas, el Perú estaba representado en la antigüedad por el


poder político de los incas; luego, tras la conquista, el poder político queda
representado por la Monarquía española; sobre todo tras la reorganización
del virrey Toledo, a quien el propio Unanue denomina el Solón de América .
Desde entonces, la nación peruana se reduce a los naturales de las serranías y
a las tribus de la selva, que para ellos representan naciones incivilizadas. En
ese sentido, alternaban el sustantivo nación con el de país y pueblo. En otro
sentido, nación también hacía referencia a casta, para diferenciarse de las
naciones de donde provienen los negros-esclavos las naciones africanas .

Sin importar en dónde nacieron, los mercuristas, se sienten identificados más


con la causa de la monarquía que con los objetivos autónomos. Sus
sentimientos, tanto patrióticos como nacionalistas, tienen más de insinuación
hispana que americana; o más que ello, tiene connotación oficial, estatal.

La historiografía peruana, sin embargo, ha buscado un carácter nacionalista,


en el sentido moderno a los mercuristas, sin detenerse a explicar que sus
concepciones vierten una polisemia abundante de significados-significantes.

Una ojeada a los diccionarios publicados por la Real Academia de la lengua


española demuestra que, tanto la edición de 1780 101, como la edición 1784,
reducida a un tomo, mantienen la relación tradicional de patria con lugar de

100 La cita textual de Voltaire dice: …en la patria, que es algo extensa, se encuentran
frecuentemente millones de hombres que no tienen patria. Voltaire, :
101 Esta edición es la que utilizaron los mercuristas. Ver la cita que hace de ella Rossi y Rubí en el

Mercurio Número 13.

261
nacimiento. Las siguientes ediciones mantendrán el formato de 1784 e
incluso los mismos significados hasta 1822. Ese año se hacen ciertas
modificaciones insignificantes, por lo que la vieja definición sobrevive hasta
. Por patria se entendía el lugar, ciudad, o país en que se ha nacido
(DRAE, 1784: 711); en ese sentido era equivalente tanto de país como de
paisano: el que es de un mismo país, provincia, o lugar que otro, otros.
Conterranéus, concivis DRAE, : .

Nación, en cambio, en su primera acepción, se reduce estrictamente al lugar


de nacimiento. Aquí la cita textual: Nación. El acto de nacer. En ese sentido
se usa en el modo de hablar de NACIÓN, en lugar de nacimiento; y así dicen:
ciego de NACIÓN. Nativitas DRAE, : . En su segunda acepción da
pie a la comunidad imaginada: La colección de los habitadores en alguna
provincia, país, o reyno. Natio, gens . En cambio, en su tercera y última
acepción, el término se usa para diferenciar a los nacionales de los
extranjeros: Se usa frecuentemente en singular para significar cualquier
extranjero DRAE, : .

Las conceptualizaciones ligadas a nacimiento/origen, se mantienen hasta


1884, cuando España modifica el significado de nación y la relaciona al
concepto moderno. En esta edición leemos: NAC)ÓN, Del lat. Natío) Estado
ó cuerpo político que reconoce un centro com’n supremo de gobierno
(1884: 731). Traslada a un segundo plano la identificación con el solo
nacimiento/territorio.

En el Mercurio, esta polisemia, hace referencia tanto a una ciudad como Lima,
como al virreinato peruano y, al mismo tiempo, al imperio español. Patria y
nación determinan tanto la identificación con el lugar de nacimiento como la
relación con el poder político. En este último sentido, sin embargo, en ningún
momento se refiere al Perú (como una propuesta política independentista),
sino a la Monarquía española en su conjunto.

262
Rodríguez (2006) sostiene que la lectura ilustrada que presentan los
mercuristas, si bien no propició una conciencia independentista, sí favoreció
una cultura política que, puesta al servicio del virreinato peruano, reivindicó
las riquezas del territorio, en detrimento de las loas a las hazañas religiosas y
militares de tiempos de la conquista como hicieron los criollos de los siglos
XVI y XVII. Ello dio como resultados líneas por las que ha transitado el
desarrollo político, económico y social de la siguiente centuria (2006: 315).

Por su parte, Velásquez (2010), en sus indagaciones sobre la mutación del


concepto patria, presenta a los mercuristas como defensores de la patria
ilustrada, acorde con el espíritu del siglo de las luces, donde prima la idea del
bien común y la búsqueda de la felicidad de los súbditos. Este patriotismo
sería distinto del vecino de una ciudad o el buen vasallo de la Monarquía:

El patriota ilustrado va expresar un hombre infundido por una visión


racionalista del mundo y motivado por un sentimiento filantrópico de amor
hacia la humanidad y especialmente a sus semejantes (sus compatriotas).
Siguiendo esta propensión filantrópica, el patriotismo ilustrado proponía un
comportamiento orientado hacia la acción del hombre sobre el mundo y
modificación de la realidad para el futuro (Velásquez, 2010: 62).

Su desconocimiento del Mercurio le hace ver, no solo unidad de pensamiento


(racionalismo e ilustración), sino una errónea filantropía ilustrada. Sin
embargo, olvida que la filantropía de los mercuristas no se aleja del discurso
religioso tomista, tampoco de la justificación desigual del mundo y una
decidida apuesta por el Antiguo Régimen. La misma mano omnipotente que
participa a los reyes su poder, confía a los poderosos sus riquezas, dice
Jerónimo Calatayud y Borda, y como los monarcas no son elevados sobre el
trono, sino para el bien de los pueblos, los ricos no son dotados de tesoros,
sino para el socorro de los miserables MP, 1792, IV: 126).

La relación que hace Velásquez sobre la patria ilustrada tiene directa afinidad
con Voltaire para quien un buen patriota es aquel que desea que el lugar
donde ha nacido se enriquezca por medio del comercio, y sea poderosa por
medio de las armas (Voltaire, 1958: 487) y sirva al bienestar de sus

263
habitantes. Empero, en el Mercurio, a la cabeza, como ejemplo de buen
patriota y hombre ilustrado, recurrentemente encontramos al Rey y al virrey.
Por ello, se puede concluir que el patriotismo y nacionalismo de los
mercuristas es promonárquico y prohispánico, pues no existe referencia a
una comunidad política imaginada separada de España, en menor medida
lejana de la Monarquía como forma de gobierno.

Velásquez, quien acuña el término de patriotismo monárquico, identifica a


este periodo como anterior al Mercurio y pone de ejemplo a José Manuel
Bermúdez, quien apostaba por una relación de vasallaje para con el Rey y la
Monarquía, en la triada Rey-Religión-Estado (2010: 61). Sin embargo, olvida
mencionar que Bermúdez es un redactor del Mercurio, y en sus artículos
hacía llamados permanentes para educar al vasallo sumiso a la Monarquía, a
la religión y a las buenas costumbres, incluso, como hemos visto, sugería la
catequización de los indios en su propio idioma, aduciendo mayor
efectividad, en tanto se vuelve más comprensible para los naturales.

El Mercurio y el nacionalismo
Este error, en relación al patriotismo, se acrecienta cuando analizamos el
nacionalismo. Como dice Hobsbawm, el nacionalismo antecede a la formación
de la nación (1998: 18). El proyecto, en sus inicios, es defendido por las élites
locales (fase A). En el caso de las colonias este papel se atribuye a las élites
criollas (de cualquier parte del mundo). Luego, la propaganda tiene que ser
difundida a las masas (fase B). La recepción e identificación de las masas con
el proyecto nacionalista representa la fase C. El paso de la fase B a la C es el
más decisivo para la formación de una nación, esto es, la identificación de las
masas con el proyecto nacionalista de las élites. Generalmente esto ocurre
después de la formación del estado nacional. En otros casos, como en los
países de la periferia ni siquiera entonces ocurre tal identificación (1998: 20).

Si bien la utopía nacionalista es dirigida por lo general desde arriba hacia


abajo, debemos considerar siempre que si no entendemos la recepción desde

264
abajo pierde sentido y terminamos alimentando ambiciones nacionalistas en
la misma forma que los sacerdotes difunden la religión.

La historiografía nacionalista peruana defendía la identificación de todos los


estratos de la sociedad con la independencia. Ello, supuestamente,
demostraba la recepción del proyecto nacionalista criollo en las masas. Sin
embargo, todo indica que convivían dos o tal vez más protonacionalismos
paralelos a fines del siglo XVIII. Dentro de los más conocidos tenemos al
protonacionalismo inca, dirigido por los descendientes de los incas, entre
ellos el rebelde Túpac Amaru II, con cuyo proyecto se identificaba buena
parte de la población indígena de Perú y Bolivia que idealizaban el pasado
inca en contraste y como respuesta a la terrible opresión que ejercía sobre
ellos el sistema colonial. Este nacionalismo no excluía a los esclavos ni a los
criollos que se sentían dominados. Según Lewin, Túpac Amaru busca la
protección y conservación de los españoles criollos, de los mestizos, zambos
e indios, y su tranquilidad, por ser todos paisanos y compatriotas, como
nacidos en nuestras tierras, y de un mismo origen de los naturales, y el haber
padecido todos igualmente dichas opresiones y tiranías de los europeos.
(Lewin, 1957: 403)

En el otro lado tenemos el protonacionalismo criollo que desde Garcilazo


hasta Viscardo y Guzmán se había ido consolidando, mostrando en este
último una postura claramente independentista. Este nacionalismo era el
más excluyente, pues, dentro de su proyecto solo consideraba a los españoles
nacidos en América, a los mestizos y en menor medida a la élite indígena,
mientras que las masas indígenas quedan relegadas a no tener voz, al igual
que los negros (y demás castas), a los que los mercuristas y otros pensadores
contemporáneos como Carrió de la Vandera, identificaban con la
incivilización, el barbarismo y la sedición.

Decir que se forja una nación en tanto se consideran parte de ella


evidentemente es una tautología, pero al mismo tiempo un burdo objetivismo

265
que no aporta al problema. Algunos mercuristas, como Unanue, Baquíjano,
Crespo y Larrinaga (invitado) se reconocían nacidos en América, pero no por
ello defendían un nacionalismo americano o peruano, como sí lo pensaron,
por esos mismos años, Viscardo y Guzmán para Hispanoamérica y Clavijero
para el caso mexicano. Los redactores del Mercurio, incluidos Unanue y
Baquíjano, reconocían como única nación, entendida en el sentido político, a
la española y su gobierno monárquico.

Si en ellos hubiese nacido un principio nacionalista necesariamente


terminarían criticando no sólo el absolutismo, sino el colonialismo. Porque,
entre otras cosas, una nación es soberana—como dice Anderson— lo cual
significa pensar, aunque no necesariamente realizar, la destrucción de la
legitimidad del reino dinástico jerárquico divinamente ordenado Anderson
2000: 25).

Todo lo contrario, los mercuristas son fieles defensores del trono y el altar. Lo
cual es explicable, además, porque buena parte de sus colaboradores y
redactores son peninsulares o extranjeros al servicio del Estado como el
milanés Rossi y Rubí, el ascendiente francés Coquette, o el Dr. Crespo, nacido
en la actual Argentina, etc. Es decir, los mercuristas, no aportan mucho al
nacionalismo criollo, que sigue siendo endeble para finales del siglo XVIII, en
comparación a otras regiones, en especial al virreinato de Nueva España.

En la defensa ardiente del continente americano contra los agravios


esgrimidos por los ilustrados europeos, creadores de la leyenda negra
antiamericana, encontramos una toma de conciencia de la singular realidad
peruana y por tanto de la defensa de un genuino amor patriótico y
nacionalista, dice Sebastían Wierny (2010: 96) tergiversando adrede una
frase de Macera pensada para Pedro José Bravo de Lagunas, mas no para el
Mercurio.

266
Es verdad que los mercuristas revaloran lo americano frente a las críticas de
los ilustrados; pero ello, más que una defensa de un nacionalismo, significaba
una defensa propia, de su condición de vasallos del rey, en igualdad de
condiciones que los nacidos en Europa. El más certero ataque, por eso, se
fragua contra la muy difundida tesis de la influencia climática en las
capacidades físicas y mentales de los seres humanos. El holandés De Paw
presentaba a los americanos con un genio embrutecido cit. en Clément
1997: 248), y los propios españoles se encargarán de extender esas
características sobre los criollos. Sin embargo, la defensa de su condición no
se hace refutando y planteando una nueva visión de la ciencia, sino
aceptando la tesis climática, mantenida por Unanue en la publicación de sus
Observaciones sobre el clima de Lima [1806], donde sobrevive el
determinismo geográfico, por lo que Unanue busca presentar a esta parte del
mundo como uno de los mejores climas y tierras bendecidas por Dios, de
donde la corona debe sacar los mejores provechos.

Los mercuristas no son partidarios de la libertad; ellos mismos son hombres


con libertad restringida, pertenecen a una élite intelectual de conciencia
heterónoma. Buscan desterrar los gritos libertarios porque la libertad de las
masas siempre es un peligro y más cuando se vivió una experiencia como la
de Túpac Amaru II.

El Mercurio es entonces antiindependentista, antiliberal, antirrevolucionario


y en algunos casos, como hemos visto, incluso antiilustrado. Contrariamente
es promonárquico, proabsolutista y procolonialista. El adjetivo subversivo y
anticolonial que ve Clément, en el caca mamá , en vez de leerse como madre
desnaturalizada, o madre cerda, como él lo hace, debe interpretarse como
una afrenta o denuncia contra la oposición de una sociedad limeña
conservadora e ignorante que, a diferencia del gobierno que lo protegía,
terminó reprochándole sus tratados sociales, algunos de los cuales, como la
homosexualidad, por el solo hecho de ser mencionados generarían escándalo.
Ellos, los que no lo leían sino deletreaban, se convirtieron en sus rivales y

267
censores MP, : , dice Demetrio Guasque. Todo ello, sumado con el
poco hábito por la lectura y el desinterés del gobierno por subvencionar un
periódico sabio en tiempos de crisis (guerra), causó la desaparición del
Mercurio Peruano, más no su postura sediciosa.

268
CONCLUSIONES

Al ingresar en el estudio del Mercurio Peruano nos adentramos en hebras


sensibles de la historiografía peruana relacionadas con las raíces de la
conciencia nacional y el pensamiento moderno en el Perú. El Mercurio
Peruano es de suma importancia para el estudio e interpretación de los
alcances y límites de la Ilustración en el virreinato peruano de fines del siglo
XVIII. Esta tesis contribuye en esta dirección al analizar con detenimiento los
aportes de los mercuristas y los colaboradores eventuales del periódico.

Las conclusiones a las que ha llegado esta investigación son las siguientes:

1. El Mercurio Peruano nace como aliado del trono y del altar, y es un


promotor de las reformas borbónicas. Desde el Prospecto, la premisa
es: servir al Estado, a la Religión y ser útiles a la nación (Monarquía
española).

2. La cultura política en el que ve la luz el Mercurio Peruano está


marcado por un fortalecimiento del absolutismo español que busca un
control más eficaz y moderno sobre sus colonias. En esa medida, el
periódico le permite difundir sus ideas y planes reformistas. La teoría
absolutista del Estado, representada por Hobbes, Bodino, Bossuet, etc.,
es promocionada y defendida por diferentes miembros de la Sociedad
Amantes del País, sobre todo los más cercanos a la Real Audiencia

269
como Cerdán Pontero y Baquíjano o por los representantes del clero
como José Mariano Millán de Aguirre.

3. El contexto sociopolítico determina el rumbo de las propuestas


(ilustradas) de los mercuristas que muestran sus miedos tanto a las
rebeliones internas como a la Revolución francesa. El Mercurio es un
agitador de la propaganda contrarrevolucionaria, así como contra el
Deísmo y Ateismo. Los miedos que genera la subversión hacen que los
mercuristas muestren un fervoroso desprecio por los libertos, la gente
vaga , y por los desórdenes sociales. José )gnacio de Lequanda les
llama polilla y pide para ellos las cárceles o los castigos más severos.
Por su parte, Rossi y Rubí, hace un llamado para que se eduque a los
hijos en el respeto al orden social y a la jerarquía tanto social como
familiar.

4. En cuanto a la defensa de la ciencia, los mercuristas también


demuestran estar en perfecta armonía con el reformismo borbónico
que busca promocionar las ciencias útiles al Estado. En ese sentido, se
privilegia la química, la botánica, la medicina natural, etc. Sin embargo,
en este punto, también demuestran que no existe una postura
unitaria, sobre todo en las disertaciones sobre la física (teoría
copernicana), en la que Pedro Nolasco Crespo encabeza una defensa
de la tradición Ptolemaica-Aristotélica, contraria a los defensores de
Newton como Unanue, Cerdán Pontero y Coquette. Finalmente, se
evita el debate sobre estos temas, quedando demostrado que los
mercuristas solo se unen en la sintonía de las ciencias útiles que
buscaba dos objetivos: 1) beneficios para el Estado, mediante el
mercantilismo y 2) explicar la naturaleza como una perfecta creación
de la divinidad.

5. Los mercuristas, conocen el avance de la Ilustración europea. Disertan


sobre sus planteamientos y hacen citas directas de libros prohibidos
por la Inquisición. Rossi y Rubí es el más prolijo representante de

270
lecturas prohibidas. Cita textualmente a autores considerados
peligrosos como: Freret, Helvetius, Diderot, etc.; sin embargo, las citas
no son favorables, están dirigidas con un fin contrario: denunciar el
deísmo, el ateismo y toda lectura antirreligiosa. Unanue y Baquíjano
también citan una serie de autores prohibidos, unas veces para
criticarlos, otras para defender con ellos las propuestas de desarrollo,
como el comercio, en las que coinciden recurrentemente con
Montesquieu, cuya división de los poderes no comparten. Los demás
miembros de la Sociedad, dan muestras de leer libros en su mayoría
religiosos y son claramente defensores del tomismo, sobre todo de la
justicia distributiva tomista. En cambio, Hobbes es un autor no citado,
pero sus ideas son defendidas.

6. En cuanto a la formación de la conciencia nacional, la investigación


demuestra que los términos patria y nación son polisémicos. El uso
que se hace de ellas va desde una identidad con el lugar de nacimiento
hasta la identificación con un proyecto político. En otros casos se usa
para distinguirse de las etnias y castas. Los mercuristas buscan
diferenciarse tanto del negro como del indio, pues, a pesar que
algunos de ellos han nacido en las mismas tierras no lo identifican
como parte de su nación. No obstante la polisemia, se demuestra que
su identidad de nación, en cuanto proyecto político, es con España, es
decir, con la Monarquía española, aunque, para entonces, no se puede
hablar de nación española, ni de nación peruana, en el sentido
moderno del término.

7. Algunos miembros de la Sociedad, como Unanue, Bermúdez o


invitados como Crespo y Larrinaga, son defensores del pasado inca,
más no de los indígenas. Sin embargo, es evidente que los mercuristas,
en su gran mayoría, se oponen a que los indios y criollos formen parte
de un solo cuerpo de nación, como lo había propuesto el coronel de la
milicia Mata Linares.

271
8. Finalmente, esta investigación demuestra lo inadecuado del título de
precursores que les dio la historiografía nacionalista a los
mercuristas, poniendo en evidencia con ello, la manipulación
historiográfica que obedecía a intenciones patrióticas en el periodo
republicano, especialmente en el siglo XX.

272
FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA

Fuente principal

Mercurio Peruano [1791-1794]. Edición facsimilar. Lima: Biblioteca Nacional


del Perú, 1964-1966. 12 tomos.

Fuentes primarias

ARRESTE Y LAYESCA, Francisco de (1790). Descripción de las reales fiestas,


que por la feliz exaltación del señor don Carlos IV. Al trono de España, y de las
Indias, celebró la muy noble ciudad de Lima capital del Perú, Lima: En la
imprenta Real de los niños expósitos (BNP-Devueltos por Chile. Código:
4000000154).
COSME BUENO Y ALEGRE, Francisco Antonio (1778). Parecer que dio el
doctor don Cosme Bueno sobre la representación, que hace el padre fray
Domingo de Soria para poner en práctica la inoculación de las viruelas, Lima:
Imprenta de los Niños Huérfanos.
CUEVA, Antonio (s/f). El temprano ocaso de los Luminaries de Francia
decapitados por sus mismos vasallos: Poema Latino Hispano. Compuesto por
Antonio de la Cueva Henriquez Arias de Saavedra, abogado de esta Real

273
Audiencia Examinador Sinodal del Arzobispo cura vicario de la Doctrina de
Cabana, en la Provincia de Conchucos. Lo consagra, y dedica a la C. M. de
nuestro Rey, y señor Don Carlos IV. Lima: Real Imprenta Calle de Concha (BNP-
Devueltos por Chile-Papeles Varios, 9. Código: 4000000106).
En la causa criminal, que de mi orden ha instruido de oficio al señor Alcalde
del crimen Don Joseph Rezaval y Ugarte contra los rebeldes principales
Felipe Velasco Tupac Inga, Yupangui y Ciriaco Flores sobre el detestable
crimen de la conmoción y alzamiento, que empezó en el pueblo de la
Ascensión, y se extendió sucesivamente a otros lugares de la provincia de
(uarochirí (BNP-Devueltos por Chile-Papeles Varios, 19. Código:
4000000032).
Expediente sobre prohibir las corridas de toros en todo el distrito de esta
intendencia por las fatales consecuencias que de ellas se han experimentado .
Huancavelica, julio 23 de 1791 (BNP, Código: 2000005564)
)nforme de Dn. Jorge Escovedo sobre el funcionamiento de minas.
Huancavelica, marzo de de BNP, Código: 2000006175).
MONTERO GONZALES DEL AGÚILA, Victorino (1747). Estado político del
Perú, Madrid (BNP, tomo 13 de la colección Zegarra, 46 hojas dobles).
Ordeanza para el régimen interior y exterior del Real Coliseo de Comedias
de Lima, aprobado el de diciembre de . (BNP-Devueltos por Chile-
Papeles Varios, 19. Código: 4000000032)
PEDOMONTE , Joseph (1793). Primer certamen de toda la filosofía que según
el nuevo plan de estudios tendrán en presencia de los ilustres individuos de la
Real Academia de Lima. Los alumnos del Real Convictorio de San Carlos: Don
Mariano Parral, Don Manuel Alvarado, Don Juan Antonio Andueza, Don Joseph
Pedomonte, Don Justo Figuerola y Don Carlos Pedomonte. Bajo la dirección del
Doctor Don Joseph Ignacio Moreno, Vice-Rector en dicho Real Convictorio,
Maestro de filosofía y matemáticas, y Regente de los estudios de leyes y cánones,
Lima: Imprenta Real de los Niños Huérfanos.
GORBEA Y ENCALADA, Manuel (1804). Prospecto de las proposiciones de
filosofía y matemáticas, que presenta a examen público y extemporáneo en la
real universidad de lima, don Manuel Gorbea y Encalada, colegial del Real

274
Convictorio de San Carlos: bajo la dirección del Doc. Don Miguel Ortemin y
Moreno, Maestro y Regente de los Estudios de Filosofía en el mismo Colegio,
Doctor en Ambos Derechos, y Catedrático de Vísperas de Matemáticas en la
dicha universidad, y abogado de esta Real Audiencia. El día 17 de Noviembre
de 1804, Lima: Imprenta de los Niños Expósitos.
Reales ordenanzas para la dirección, régimen y gobierno del importante cuerpo
de la minería de Nueva-España y de su Real Tribunal General de orden de su
Magestad, Lima: Casa Real de los Niños Huérfanos, 1786 (BNP, Código:
4000000486)
RICO, Juan (1788). Oración panegírica que, en acción de gracias por la
consagración del Il.mo señor doctor D. Pedro Joseph Chaves de la Rosa, del
consejo de su Magestad, dignísimo Obispo de Arequipa, dixo en la Iglesia de San
Pedro, y San Pablo de esta capital el día XXIII de febrero de MDCCLXXXVIII el R.
O. D. Juan Rico, sacerdote de la congregación del oratorio. Sácala a luz el Dr. D.
Joseph Manuel Bermúdez Presbítero, Lima: Imprenta Real de los Niños
Expósitos (BNP-Devueltos por Chile-Papeles Varios, 11. Código:
4000000121).
RUEDA, Bernardo (1790). Oración fúnebre que en las reales exequias del Señor
Don Carlos III (De gloriosa memoria) Pronunció en la Santa Iglesia Catedral de
la Ciudad de Lima, Capital del Perú, el días 21 de agosto de 1789, el M.R.P. Mtro.
Fr. Bernardo Rueda, de la Orden de Ermitaños de San Agustín, Doctor Teólogo
en la Real Universidad de San Marcos de aquella Ciudad, Examinador Sinodal
del Arzobispo, y Rector actual del colegio y Universidad Pontificia de la misma.
Reimpresa en Madrid por un apasionado del Autor (BNP-Devueltos por Chile-
Papeles Varios, 9. Código: 4000000100).
TERRALLA Y LANDA, Esteban de (1790). Lamento métrico general. Llanto
funesto, y gemido triste que a el sensible, y nunca bien sentido doloroso ocaso
de nuestro Augusto católico monarca el señor Don Carlos III (que en paz
descanse) Rey de España, y emperador de las indias. Produjo Don Estevan de
Terralla y Landa, natural de los reynos de España, y minero de S. M. (que Dios
guarde) en las provincias de Caxamarca, y Huamachuco. Para que se colocase
en el regio Pantheón en las excequias, que se solemnizaron en la Santa

275
Metropolitana, catedral Iglesia de esta muy ilustre ciudad de Lima, en los días
9. 10. Y 11 de agosto de 1789. Sácalo a luz Don Bartolomé de Meza teniente de
milicias de naturales, comerciante almacenista de esta dicha ciudad, Lima:
Imprenta Real de los Niños Expósitos. (BNP-Devueltos por Chile-Papeles
Varios, 45. Código: 4000001069).
UGARTE DE HERMOSSA Y SALCEDO, Francisco (1655). Origen de los dos
goviernos divino y humano i forma de su exercicio en lo temporal, Madrid: por
Dom. Gara. Movas (BNP-Devueltos por Chile. Código: 4000000565).

Periódicos
Diario de Lima. Curioso, Erudito, Económico y comercial [1790-1793], (Jaime
Bausate y Mesa ed.), Lima: Imprenta de los niños expósitos y luego Imprenta
del Diario de Lima, t. I, 1790.
Gaceta de Lima, Vol. III, de 1793 a junio de 1794. Edición facsimilar (José
Durán, comp.), Lima: Corporación Financiera de Desarrollo S. A., 1983.
Semanario crítico que da a la luz todos los domingos del mes Juan Antonio
Olavarrieta (1791). Lima: Imprenta Real de los Niños Expósitos, 1791.

Fuentes Impresas
AQUINO, Tomás de (1861). El gobierno monárquico, Sevilla: Imprenta y
Librería de D. A. Izquierdo.
BARRUEL, Agustín (1827). Memorias para servir a la historia del jacobinismo,
Perpignan: Imprenta de J. Alzine.
BUENO, Cosme (1758-1797). El Conocimiento de los Tiempos, Lima: Imprenta
Real.
______________ . Disertación sobre el arte de Volar . En Manuel
Odriozola (ed.), Colección de Documentos literarios del Perú, t. 3, Lima:
Imprenta del gobierno, pp. 261-277.
______________ . Disertación físico experimental sobre la naturaleza del
aire y sus propiedades . En Manuel Odriozola ed. , Colección de Documentos
literarios del Perú, t. 3, Lima: Imprenta del gobierno, pp. 329-349.

276
______________ . Disertación. Sobre los antojos de las mujeres preñadas .
En Manuel Odriozola (ed.), Colección de Documentos literarios del Perú, t. 3,
Lima: Imprenta del gobierno, pp. 279-293.
CARR)Ó DE LA VANDERA, Alonso o CONCOLORCORVO [ ó
1776]. El lazarillo de los ciegos caminantes, Prólogo y notas de Emilio
CARILLA, Barcelona: Labor.
COMISIÓN NACIONAL DEL SESQUICENTENARIO DE LA INDEPENDENCIA
DEL PERÚ . Toribio Rodríguez de Mendoza . En Colección Documental
de La Independencia del Perú. Los ideólogos. t. I, Vol. 2, (recopilación y
Prólogo de Oscar Zevallos), Lima: CDIP.
COMISIÓN NACIONAL DEL SESQUICENTENARIO DE LA INDEPENDENCIA
DEL PERÚ (1 . José Baquíjano y Carrillo . En Colección Documental de La
Independencia del Perú. Los ideólogos. t. I, Vol. 3, (recopilación y Prólogo de
Miguel Maticorena), Lima: CDIP.
EGUIGUREN ESCUDERO, Luis Antonio (1966). Lima inexpugnable un libro
desconocido del polígrafo don Pedro Peralta Barnuevo, Lima.
FEIJÓO, Benito (1779). Theatro crítico universal, ó discursos varios en todo
género de materias, para desengaño de errores comunes, Madrid: Real
compañía de Impresores y libreros, T. I.
______________ (1774). Cartas eruditas, y curiosas en que, por la mayor parte, se
continúa el designio del Teatro Crítico Universal, impugnando, o reduciendo a
dudosas, varias opiniones comunes, Madrid: Real Compañía de Impresores, y
Libreros, T. IV.
Jorge Juan Y Antonio de Ulloa (1918). Noticias secretas de América, Madrid:
Editorial América.
JOVELLANOS GASPAR, Melchor de (1859). Obras publicadas e inéditas,
Madrid: Biblioteca de Autores Españoles, M. Rivadeneira (ed.), T. II.
HUMBOLDT, Alexander (1836). Ensayo político sobre Nueva España, París:
Librería de Lecointe (Trad. de Vicente Gonzáles Arnao), T. I.
LAVOISIER, Antoine-Laurent de (1798). Tratado elemental de química
presentado baxo nuevo órden y conforme a los descubrimientos modernos,
(Traducido al castellano Por Juan Manuel Munarriz), Madrid: Imprenta Real.

277
LLANO ZAPATA, José Eusebio (2005). Memorias histórico, físicas, crítico
apologéticas de la América Meridional, Lima: Universidad Nacional Mayor de
San Marcos, Instituto Francés de Estudios Peruanos, Pontificia Universidad
Católica del Perú.
LLANO ZAPATA, José Eusebio . Resolución – Físico Matemática. Sobre
la formación de los cometas y efectos que causan sus impresiones [Dedicado
al Doctor Pedro Morcillo Rubio]. En Obras varias de Joseph Eusebio de Llano
Zapata, Lima.
LLANO ZAPATA, José Eusebio (2005). Epítome cronológico o idea general del
Perú. Crónica inédita de 1776 (estudio y trascripción de Víctor Peralta),
Madrid: Mapfre.
MONTERO GONZALES DEL ÁGUILA, Victorino (1747). Estado político del
Perú. Biblioteca Nacional de Perú, tomo 13 de la colección Zegarra, 46 hojas
dobles. Madrid, Abril 30.
PERALTA Y BARNUEVO, Pedro (1863). Lima fundada o conquista del Perú,
Lima.
UNANUE, Hipólito (MDCCCVI). Observaciones sobre el clima de Lima y sus
influencias en los seres organizados en especial el hombre, Lima: Imprenta Real
de los Huérfanos.
ZEVALLOS, Fernando de (1775). La falsa filosofía, o el ateísmo, materialismo y
demás nuevas sectas convencidas de crimen de Estado contra los soberanos y
sus regalías, contra los magistrados y sus potestades legítimas. Libro Primero.
Donde se combaten las vanas hipótesis y principios sediciosos de los ateístas,
deístas, fatalistas, naturalistas, y de más pretendidos filósofos. Tomo Segundo,
Madrid: Imprenta de Antonio Fernández.

BIBLIOGRAFÍA

ACTAS DEL SIMPOSIO ORGANIZADO POR EL SEMINARIO DE HISTORIA DEL


INSTITUTO RIVA-AGÜERO (1960). La causa de la emancipación en el Perú.
Testimonios de la época precursora 1780-1820, Lima: Pontificia Universidad
Católica del Perú.

278
AGARD POCOCK, John Greville . (istoria intelectual: un estado del
arte . En Prismas, Revista de historia intelectual, nº 5, pp. 145-173, Buenos
Aires: Universidad de Quilmes. Recuperado de
http://saavedrafajardo.um.es/WEB/archivos/Prismas/05/Prismas05-07.pdf
ALAPERR)NE BOUYE, Monique . Del colegio de caciques al colegio de
Granada: la educación problemática de un noble descendiente de los incas .
Bulletin de l'Institut Français d'Études Andines, 30, 3, pp. 501-525, Lima:
Ministerio de Relaciones Exteriores de Francia.
ALAYZA Y PAZ SOLDAN, Luis . (ipólito Unanue, el desconocido . En
Mercurio Peruano, nº 342, pp. 616-636, Lima.
ALCALDE MONGRUT, Arturo (1959). La contribución de Joseph Coquette a la
bibliografía química peruana en la ’ltima década del Siglo XV))) . En CIENCIA.
Revista hispano-americana de Ciencias puras y aplicadas, Números 6-7,
Volumen XIX, pp. 141-145, Universitat de València-Consejo Superior de
Investigaciones Científicas. Recuperado de http://www.ihmc.uv-
csic.es/cienciaexiliados/VOLUMEN%20XIX/NUMERO%206-7.pdf
ALJOVÍN DE LOSADA, Cristóbal (1988). Los compradores de temporalidades
(1767-1820) (Tesis Br.), Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú,
Facultad de Letras y Ciencias Humanas.
ÁLVAREZ BRUN, Félix . La ilustración y Mercurio Peruano . En
Comisión Nacional Peruana del V Centenario del Descubrimiento de América
(ed.), Perú: presencia e identidad, pp. 192-205, Lima: Ariel, Comunicaciones
para la cultura.
ÁLVAREZ BRUN, Félix (2007). La ilustración y Mercurio Peruano, Callao:
Cactus editores.
ANNINO, A., CASTRO, L. & GUERRA, F.-X., (eds.) (1994) De los imperios a las
naciones: Iberoamérica, Zaragoza: IberCaja-Forum Internacional.
ARC)LA FARÍAS, Eduardo . El pensamiento económico
hispanoamericano en Baquíjano y Carrillo . En Extremos de México. Homenaje
a don Daniel Cosio Villegas, México: Colegio de México.
ARENDT, Hannah (1967). Sobre la revolución. Madrid: Revista de Occidente.

279
ARIAS SCHREIBER PEZET, Jorge (1971). Los médicos en la independencia del
Perú, Prólogo de José Agustín de la Puente Candamo, Lima: Universitaria.
ARIÈS, Phillipe (1977). La muerte en occidente, Barcelona: Argos Vergara.
ARTOLA, Miguel (1979).Textos fundamentales para la historia, Madrid:
Alianza Universidad.
______________________ (1989). Los afrancesados, Madrid: Alianza Universidad.
BALLON, J. (2005). Hipólito Unanue visto por Augusto Salazar Bondy: La
tradición organicista de la ciencia en el Perú. Anales de la Facultad de
medicina, Lima: Universidad de San Marcos, 2005, vol. 66, n. 4, pp. 328-343.
Recuperado de http://www.scielo.org.pe/pdf/afm/v66n4/a10v66n4.pdf
BARONA, Josep Luís; Javier MOSCOSO y Juan PIMENTEL, (eds.) (2003). La
Ilustración y las ciencias. Para una historia de la objetividad, Valencia:
Universitat de València.
BARREDA LAOS, Felipe (1964). Vida intelectual del virreinato del Perú, Lima:
Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
BARR)GA CALLE, )rma . El Mercurio Peruano y los muertos . En Sobre
el Perú. Homenaje a José Agustín de la Puente Candamo, T. I., pp. 195-225,
Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú.
BARROS BECERRA, David (2010). De la botánica imperial al Mercurio
Peruano. La formación de una comunidad de interpretación realista en el
Virreinato del Perú, 1777-1795 (Tes. Mag.), Bogotá: Universidad de los Andes.
Recupaerado de:
http://www.icanh.gov.co/recursos_user/documentos/editores/200/InformeFinalBar
ros2009.pdf
BEAUCLAIR, Nicolás . La instrumentalización del indio en el
desarrollo de una identidad peruana patriótica: el caso del Mercurio Peruano
. EnTinkuy. Boletín de investigación y debate, nº 14, pp. 35-56,
septiembre 2010, Serie discursos coloniales. Periodismo antiguo en
Hispanoamérica: Relecturas (Catherine Poupeney Hart y Tatiana Navallo,
coord.), Montreal: Universidad de Montreal. Recuperado de
http://www.littlm.umontreal.ca/recherche/documents/Tinkuyn.14_001.pdf.

280
BELAUNDE, Víctor A. . (ipólito Unanue . En Mercurio Peruano, nº
342, pp. 609-615, Lima.
BIFANO, Claudio y Guillermo WHITTEMBURY (2007). The first publication
of the New Chemistry in America in Mercurio Peruano (1792) by Joseph
Coquette , )NC), nº , Vol. . Recuperado de
http://www.scielo.org.ve/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S03781844200
7000400015&lng=es&nrm=iso>. ISSN 0378-1844
BLEICHMAR, Daniela . Painting as exploration: visualizing nature in
eighteenth-century colonial science . En Colonial Latin American Review, Vol.
15, No. 1, pp. 81-104.
BODIN, Jean (1973). Los seis libros de La República, Madrid: Aguilar.
BOLUFER PERUGA, Mónica . De la historia de las ideas a la de las
prácticas culturales: reflexiones sobre la historiografía de la )lustración . En
Josep Luís Barona, Javier Moscoso, Juan Pimentel, (eds.), La Ilustración y las
ciencias. Para una historia de la objetividad, pp. 21-52 Valencia: Universitat de
València.
BONILLA, Heraclio (ed.) (1972). La independencia en el Perú, Lima: Instituto
de Estudios Peruanos.
BRADING, David . La España de los Borbones y su )mperio
Americano . En BETE(L Leslie ed. at , Historia de América Latina, T., II, pp.
85-126, Barcelona: Editorial Crítica.
BRADING, David (1991). Orbe Indiano. De la monarquía católica a la república
criolla, 1492 – 1867, México: Fondo de Cultura Económica.
BROWN, Kendall. . La recepción de la tecnología minera española en
las minas de (uancavelica, siglo XV))) . En CUETO, Marcos ed. , Saberes
andinos: ciencia y tecnología en Bolivia, Ecuador y Perú, Lima: Instituto de
Estudios Peruanos.
BURY, J. B. (1971). La idea de progreso, Madrid: Alianza Universidad.
CASAL)NO SEN, Carlota . (igiene p’blica y piedad ilustrada: la cultura
de la muerte bajo los Borbones . En Scarlett O Phelan coord. , El Perú en el
siglo XVIII, pp. 325-344, Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú PUCP.

281
CASSIRER, Ernst (2000).La filosofía de la Ilustración. México: Fondo de
Cultura Económica.
CASTAÑEDA DO)G, Guadalupe . El Mercurio Peruano y la Revolución
Francesa En La causa de la Emancipación del Perú: testimonios de la época
precursora, 1780-1820: actas del simposio organizado por el Seminario de
Historia del Instituto Riva-Agüero, pp. 218-238, Lima: Pontificia Universidad
Católica del Perú.
CLÉMENT, Jean Pierre (1997). El Mercurio Peruano 1790-1795. Vol. I-II,
Frankfurt: Vervuert-Iberoamericana.
_____________________ (1979). Índices del Mercurio Peruano 1790-1795, Lima:
Biblioteca Nacional del Perú - INC.
_____________________ . Aproximación al Diario de Lima (1790-1793) y a
Jaime Bausate y Mesa, su autor . En El Argonauta Español, nº 3. Recuperado
de http://argonauta.imageson.org/document82.html
CONTRERAS CARRANZA, Carlos . Transferencia de tecnologías e
Imperio. El caso de la minería andina en el siglo XV))) . En Diálogo Andino, nº
33, pp. 29-42, Departamento de Ciencias Históricas y Geográficas. Facultad de
Educación y Humanidades Universidad de Tarapacá, Arica-Chile. Recuparado
de: http://www.uta.cl/prontus_uta/archivos/REV_DIA_AND/RDA_33/02-
CONTRERAS.pdf
CHARTIER, Roger (1993). Libros, lecturas y lectores en la Edad Moderna,
Madrid: Alianza Universidad.
CHARTIER, Roger (1995). Espacio público, crítica y descentralización en el
siglo XVIII: los orígenes culturales de la Revolución Francesa, Barcelona:
Editorial Gedisa.
_____________________ (1992). El mundo como representación. Historia cultural
entre práctica y representación, Barcelona: Gedisa.
CUETO, Marcos (ed.) (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en Bolivia,
Ecuador y Perú, Lima: Instituto de Estudios Peruanos.
D ALEMBERT, Jean Le Rond . Discurso preliminar de la enciclopedia,
Madrid: Sarpe.

282
DARNTON, Robert (2008). Los Best Sellers prohibidos en Francia antes de la
Revolución, Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.
DENEGRI LUNA, F.; NIETO VÉLEZ, A. y Alberto TAURO (1972). Antología de la
independencia del Perú, Lima: Comisión Nacional del Sesquicentenario de la
Independencia del Perú.
DESCARTES, René (1984). Discurso del método, Madrid: Sarpe.
DEVOTO BAZÁN, Erick (2003).Las discusiones sobre el probabilismo en torno
al VI concilio limense (1772-1773) y su relación con la modernidad (Tesis Lic.),
Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú.
DÍAZ DE LA SERNA, )gnacio . El artículo ‛América en la Enciclopedia
de Diderot D Alembert . En Norteamérica. Revista académica del CISAN-
UNAM, nº 1, Año 4, enero-junio, pp. 163-204, México: Universidad autónoma
de México.
DIDEROT, Denis (1984). Pensamientos Filosóficos, Madrid: Sarpe.
___________________ (1979). La religiosa, Barcelona: Círculo de Lectores.
DOMINGUEZ ORTIZ, A. (1989). Carlos III y la España de la ilustración, Madrid:
Alianza Universidad.
DUTHIE SKINNER, Quentin . Significado y comprensión en la historia
de las ideas . En Prismas, Revista de historia intelectual, nº 4, pp. 149-191,
Buenos Aires: Universidad de Quilmes. Recuperado de
http://saavedrafajardo.um.es/WEB/archivos/Prismas/04/Prismas04-10.pdf
_________________________________ . Una genealogía del Estado Moderno .
En Estudios Públicos, 118. Recuperado de
http://www.cepchile.cl/1_4626/doc/una_genealogia_del_estado_moderno.ht
ml
EAGLETON, Terry (2005). Ideología: Una introducción, Barcelona: Paidos.
ELIAS Norbert (1982). La sociedad cortesana, México: Fondo de Cultura
Económica.
ESCOBAR GAMBOA, Mauro (1973). El tabaco en el Perú colonial 1752-1796,
(Tesis Br.), Lima: Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Facultad de
Ciencias Sociales.

283
ESPINOZA, Grover Antonio (1996). Despotismo ilustrado y reforma educativa:
el Convictorio de San Carlos entre los años 1767 y 1815 (Tesis Lic.), Lima:
Pontificia Universidad Católica del Perú.
ESPINOZA, Grover Antonio (1999). La reforma de la educación superior en
Lima: el caso del Real Convictorio de San Carlos . En Scarlett O Phelan
(coord.). El Perú en el siglo XVIII, pp. 205-24, Lima: Pontificia Universidad
Católica del Perú PUCP.
ESTENSSORO, Juan Carlos (1990). Música discurso y poder en el régimen
colonial, 3v. (Tesis Mag.), Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú.
ESTENSSORO, Juan Carlos . La plebe ilustrada: El pueblo en las
fronteras de la razón . En Entre la retórica y la insurgencia: las ideas y los
movimientos sociales en los andes, siglo XVII (Charles Walker, ed.), pp. 33-66,
Cuzco: Centro Bartolomé de Las Casas.
FAVARÓN Pedro . Entrando en la montaña: visión de la amazonía en
el Mercurio Peruano . En Tinkuy. Boletín de investigación y
debate, nº 14, septiembre 2010, pp. 57-78, Serie discursos coloniales.
Periodismo antiguo en Hispanoamérica: Relecturas (Catherine Poupeney
Hart y Tatiana Navallo coord.), Montreal: Universidad de Montreal.
Recuperado de
http://www.littlm.umontreal.ca/recherche/documents/Tinkuyn.14_001.pdf
FERRONE, Vicencio y Daniel ROCHE (1998). Diccionario histórico de la
Ilustración, Madrid: Alianza Universidad.
FISHER, John (1977). Minas y mineros en el Perú colonial 1776-1824, Lima:
Instituto de Estudios Peruanos.
_________________ (1981). Gobierno y sociedad en el Perú colonial: el régimen de
intendencias, 1784-1814, Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú.
_________________ (2000). El Perú Borbónico 1750-1824, Lima: Instituto de
Estudios Peruanos.
FLORES GALINDO, Alberto (comp.) (1976). Túpac Amaru II-1780. Antología,
Lima: Retablo de papel.
_______________________________ (comp.) (1984). Independencia y Revolución. 1780
-1840, 2 vol., Lima: Instituto Nacional de Cultura.

284
FLORES GALINDO, Alberto (1984). Aristocracia y Plebe, Lima: Mosca Azul.
________________________________ (2008). Buscando un inca, Lima: Sur, Casa de
estudios del socialismo.
FLÓREZ DÁV)LA, Gloria Cristina . La Universidad de San Marcos y el
Mercurio Peruano . En Investigaciones Sociales, Año IV, nº 9, pp. 107-117,
Lima: Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
FONTANA, Joseph (1982). Historia. Análisis del pasado y proyecto social.
Barcelona: Crítica.
_______________________ (1991). Modernidad y progreso en la España de la
luces . En URBANO, (enrique comp. . Modernidad en los andes. Cusco:
Centro Bartolomé de las Casas.
________________________ (1979). La crisis del antiguo régimen, 1808-1833,
Barcelona: Crítica.
_________________________ (2000). Europa ante el espejo, Barcelona: Crítica.
FORNS BROGGI, Roberto (1988). La estrategia comunicativa del Semanario
Crítico de de Juan Antonio de Olavarrieta: Ilustración y polémica en el
periodismo limeño de 1791(Tesis Bach.), Lima: Pontificia Universidad Católica
del Perú.
FOUCAULT, Michel (2006). El nacimiento de la clínica. Una arqueología de la
mirada médica, México: Siglo XXI.
_______________________ (1996). ¿Qué es la ilustración?, Córdoba: Alción Editora.
______________________ (2004). Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión,
Buenos Aires: Siglo XXI.
FUBINI, Enrico (2002). Los enciclopedistas y la música. Valencia: Fundació
General de la Universitat de Valencia.
FURET, François (1980). Pensar en la revolución francesa, Barcelona: Petrel.
GARAVAGLIA, Juan Carlos y Juan, MARCHENA (2005). América Latina: de los
orígenes a la independencia, Vol. II, Barcelona: Crítica.
GARCÍA CÁCERES, Uriel (2010). La magia de Unanue, Lima: Congreso de La
República.
GARGUREVICH, Juan (1991). Historia de la prensa peruana, 1594 – 1990,
Lima: La Voz.

285
GARR)DO, Margarita . América y España en el concierto de naciones .
En Historia de América andina Vol. 3. El sistema colonial tardío (Margarita
Garrido Ed.), Quito: Universidad Andina Simón Bolívar-Editorial Ecuador.
GENET, Jean-Philippe (1984). Génesis del Estado Moderno en Europa
Occidental . Le Courier du CNRS, LVIII, Paris, (Separata, Traducción de
Cristina Flórez).
GENET, Jean-Philippe . La genèse de l'État moderne . Actes de la
Recherche en Sciences Sociales, Vol. 118, pp. 3-18. Recuperado de
http://www.persee.fr/web/revues/home/prescript/article/arss_0335-
5322_1997_num_118_1_3219
GERBI, Antonello (1944). Viejas polémicas sobre el nuevo mundo, Lima: Banco
de Crédito.
____________________ (1960). La disputa del nuevo mundo: historia de una
polémica, 1750-1900, México: Fondo de Cultura Económica.
GIDDENS, Antony (1997). Consecuencias de la modernidad, Madrid: Alianza
Universitaria.
GOLTE, Jürgen (1980). Repartos y rebeliones. Túpac Amaru y las
contradicciones de la economía colonial, Lima: Instituto de Estudios Peruanos.
GONZÁLEZ BUENO, Antonio . Plantas y luces: la botánica de la
)lustración en la América hispana . En Karl Kohut y Sonia Rose ed. , La
formación de la culturaiberoamericana, Siglo XVIII, pp. 107-128, Madrid:
Iberoamericana – Frankfurt am Main: Vervuet.
GOUBERT, Pierre . Descubrimiento y definición del antiguo régimen .
En Antiguo Régimen, Buenos Aires: Siglo Veintiuno, Cap. I.
GUIMERÁ Agustín (ed.) (1996). El reformismo borbónico: Una visión
interdisciplinar, Madrid: Alianza Universidad-Consejo Superior de
Investigaciones Científicas.
GUERRA, Francisco Xavier (2001). Modernidad e independencias. Ensayos
sobre las revoluciones hispánicas, México: Fondo de Cultura Económica.
GUERRA MART)N)ER), Margarita. . El clero ilustrado en el transito de
la Colonia a la Republica . En Fernando Armas Asín, comp. , La construcción

286
de la iglesia en los andes (siglos XVI-XX), pp. 301-331, Lima: Pontificia
Universidad Católica del Perú.
GU)BOV)C(, Pedro . Unanue y la inquisición de Lima ,En Histórica, XII
(1), pp. 49-59, Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú.
______________________ (1998). En defensa de dios. Estudios y documentos sobre la
inquisición en el Perú, Lima: Congreso de la República del Perú.
GUIBOVICH, Pedro (2000). La inquisición y la censura de libros en el Perú
virreinal (1570-1813), Lima: Congreso de la República del Perú.
________________________ . Alcances y límites de un proyecto ilustrado: la
Sociedad Amantes del País y el Mercurio Peruano . Histórica, Vol. XXIX, nº 2,
pp. 45-66, Lima: Pontificia Universidad católica del Perú.
________________________ (2013). Lecturas prohibidas. La censura inquisitorial en
el Perú tardío colonial, Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú.
FRANCOVICH SALAZAR, Guillermo (1987). La Filosofía en Bolivia, La Paz:
Juventud.
HABERMAS, Jürgen (1999). Teoría de la acción comunicativa, T. I, Madrid:
Taurus.
_________________________ . La modernidad un proyecto incompleto . En
Nicolás Casullo (ed.), El debate Modernidad Pos-modernidad, Buenos Aires:
Punto Sur.
_________________________ (1981). Historia y crítica de la opinión pública,
Barcelona: Gustavo Gili.
(AMPE, Teodoro . La Revolución Francesa vista por el Mercurio
Peruano: Cambio político vs. Reformismo criollo . En Boletín del Instituto Riva
Agüero, nº 15, pp. 163-178, Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú-
Instituto Riva Agüero.
(AUSBERGER, Bernd . El universalismo científico del barón Ignaz
Von Born y la transferencia de tecnología minera entre Hispanoamérica y
Alemania a finales del siglo XV))) . En Historia Mexicana, Vol. LIX, núm. 2,
octubre-diciembre, pp. 605-668, México: El Colegio de México, Distrito
Federal. Recuperado de
http://redalyc.uaemex.mx/pdf/600/60015965002.pdf

287
HAZARD, Paul (1985). El pensamiento europeo en el Siglo XVIII, Madrid:
Alianza Universidad.
HAZARD, Paul (1988).La crisis de la conciencia europea. Madrid: Alianza
Universidad.
(ÉBERT, Sara . José Antonio de Alzate y Ramírez. Una empresa sabia
en el Nuevo Mundo . En Tinkuy. Boletín de investigación y debate, nº 14,
septiembre 2010, pp. 139-158, Serie discursos coloniales. Periodismo
antiguo en Hispanoamérica: Relecturas (Catherine Poupeney Hart y Tatiana
Navallo, coord.), Montreal: Universidad de Montreal. Recuperado de
http://www.littlm.umontreal.ca/recherche/documents/Tinkuyn.14_001.pdf
HEGEL, G.W.F. (1995). Filosofía de la historia universal, Madrid: Alianza
Universidad.
HERR, Richard (1979). España y la revolución del siglo XVIII, Madrid: Aguilar.
(ERZOG, Tamar . La Gaceta de Lima -1761): la reestructuración
de la realidad y sus funciones . Histórica, XVI (1), pp. 33-61, Lima: Pontificia
Universidad Católica del Perú.
(ERNÁNDEZ, Alonso s/f . Ciencia y m’sica antes de la revolución: Mozart .
Recuperado de
http://www.gobcan.es/educacion/3/usrn/fundoro/archivos%20adjuntos/p
ublicaciones/actas/13_14/conferencias/jesus_hernandez.pdf
HERNÁNDEZ ASCENSIO, Raúl (2008). El matemático impaciente. La
Condamine, las pirámides de Quito y la ciencia ilustrada, Lima: Instituto de
Estudios Peruanos-Universidad Andina Simón Bolívar-Instituto Francés de
Estudios Andinos.
HILL, Christopher (1980). Los orígenes intelectuales de la Revolución inglesa,
Barcelona: Crítica.
HOBSBAWM, Eric (1991). Naciones y nacionalismo desde 1780, Barcelona:
Crítica.
HOBSBAWM, Eric (1992). Los ecos de la marsellesa, Barcelona: Crítica.
HOBSBAWM, Eric (1998). La era de la revolución 1798-1848, Barcelona:
Crítica.

288
_________________ (2011). Cómo cambiar el mundo. Marx y el marxismo 1840-
2011, Barcelona: Crítica.
HORKHEIMER, Max y Theodor W. ADORNO (1998). Dialéctica de la
Ilustración. Fragmentos filosóficos, Madrid: Trota.
HUME, David (1965). Ensayos políticos, México: Herrero Hermanos.
)WASAK), Fernando . El pensamiento de Pablo de Olavide y los
ilustrados peruanos . Histórica, XI, 2, pp. 133-162, Lima: Pontificia
Universidad Católica.
KANT, Emanuel (2006). Filosofía de la historia, México: Fondo de Cultura
Económica.
____________________ (1999). En defensa de la Ilustración, Barcelona: Editorial
Alba.
KOSELLECK Reinhart (1965). Crítica y crisis del mundo burgués, Madrid:
Ediciones Rialp.
LAZO GARCÍA, Carlos y Alexander ORTEGAL (1997) El papel de la ideología
Providencialista en el feudalismo peruano colonial siglos XVI-XV))) En
Revista del Archivo General de la Nación, 15, pp 117-132.
LEDDY PHELAN, John (1995). El reino de Quito en el siglo XVII. La política
burocrática en el Imperio Español, Quito: Banco Central del Ecuador.
LEWIN Boleslao (1957). La rebelión de Tupac Amaru y los orígenes de la
emancipación americana, Buenos Aires: Hachette.
L)TUMA PORTOCARRERO, Luis . La religiosidad de Unanue .
Mercurio Peruano, nº 342, pp. 637-64, Lima.
LORANDI, Ana María (2012). (eterogeneidad de los discursos
ilustrados: funcionarios reales y eclesiásticos en el ocaso del
imperio . Estudios Bolivianos [online], nº 17, pp. 75-105. Recuperado de
http://www.revistasbolivianas.org.bo/pdf/rieb/n17/n17_a05.pdf
LYNCH, John (1991). El Siglo XVIII. Historia de España XII, Barcelona: Crítica.
LOCKE, John (1984). Dos tratados sobre el gobierno civil, México: Fondo de
Cultura Económica.
_______________ (2005). Segundo tratado sobre el gobierno civil, Buenos Aires:
Universidad Nacional de Quilmes.

289
_______________ (2005). Ensayo y carta sobre la tolerancia, Madrid: Alianza
Universidad.
LORANDI, Ana María y Cora Virginia, BUNSTER (2013). La pedagogía del
miedo. Los Borbones y el criollismo en el Cuzco 1780-1790, Lima: Instituto
Francés de Estudios Andinos-Centro Bartolomé de las Casas.
LOPEZ SORIA, José Ignacio (1972). Ideología económica del Mercurio
Peruano , Lima: Publicaciones de la Comisión Nacional del Sesquicentenario
de la Independencia del Perú.
LOPEZ SORIA, José Ignacio (2004). )ndependencia y proyecto moderno .
Patio de Letras, Año II, Vol. II, nº 1, pp. 143-146, Lima: Universidad Nacional
Mayor de San Marcos. Recuperado de
http://sisbib.unmsm.edu.pe/bibvirtualdata/publicaciones/patio_letras/n1_2
004/a14.pdf
LÖWITH, Karl (1973). El sentido de la historia; implicaciones teológicas de la
filosofía de la historia, Madrid: Aguilar.
MACERA, Pablo . Noticias sobre la enseñanza elemental en el Perú
durante el siglo XV))) . En Trabajos de Historia, t. II., pp. 215-282, Lima:
Instituto Nacional de Cultura.
___________________ . Bibliotecas peruanas del siglo XV))) . En Trabajos
de Historia, t. II., pp. 283-312, Lima: Instituto Nacional de Cultura.
___________________ . El indio visto por los criollos y españoles . En
Trabajos de historia, t. II., pp. 317-324, Lima: Instituto Nacional de Cultura.
____________________ . El periodismo en la independencia . En Trabajos
de historia, t. II., pp. 325-342, Lima: Instituto Nacional de Cultura.
____________________(1955). Tres etapas en el desarrollo de la conciencia
nacional, Lima: Fanal.
___________________ (1976). La imagen francesa del Perú, siglos XVI-XIX, Lima:
Instituto Nacional de Cultura.
MC EVOY, Carmen . Seríamos excelentes vasallos y nunca ciudadanos:
prensa republicana y cambio social en Lima (1791- . En Sobre el
homenaje a José Agustín de la Puente Candamo, t. II, pp. 825-862, Lima:
Pontificia Universidad Católica del Perú.

290
MAQUIAVELO, Nicolás (2009). El Príncipe. El arte del poder. Colonia:
Evergreen.
MARC(ENA F. Juan . Al otro lado del mundo. Josef Reseguin y su
generación ilustrada en la tempestad de los Andes. -1788 . En Tiempos
de América No 12, pp. 43-111, Valencia: Universidad Jaume I.
_________________________ (2005). Su majestad quiere saber . )nformación oficial
y reformismo borbónico: el mundo andino bajo la mirada de la )lustración .
En Procesos, Revista Ecuatoriana de Historia, No. 22, pp. 45-83.
MARIÁTEGUI, Javier (1988- . El Mercurio Peruano y la medicina . En
Boletín de la academia peruana de la lengua, nº 23, pp. 91-126, Lima:
Academia Peruana de la Lengua.
MARQUÉS DE SADE (2006). La filosofía en el tocador, Buenos Aires: Ediciones
Lea.
________________________ (1997). Elogio de la insurrección, Madrid: El viejo Topo.
MARTÍNEZ G. Armando y Guillermo BUSTOS (2004). La Independencia en los
Países Andinos: Nuevas Perspectivas. Bogotá: Universidad Andina Simón
Bolívar-Organización de Estados Iberoamericanos.
MARX, Carlos . El dieciocho brumario de Luis Bonaparte . En Obras
escogidas de Marx y Engels, pp. 404-498, Moscú: Editorial Progreso.
MARX, Carlos y Federico ENGELS (1958). La sagrada familia y otros escritos
filosóficos de la primera época, México: Grijalbo.
MARX, Carlos y Federico ENGELS (1975). La ideología alemana, Montevideo:
Pueblos unidos.
MAZZEO, Cristina (1999 . El comercio libre de y sus repercusiones en
el mercado limeño . En Scarlett O`Phelan (comp.),El Perú en el siglo XVIII. La
era borbónica, pp. 127-145, Lima: Pontifica Universidad Católica del Perú-
Instituto Riva-Agüero.
MELÉNDEZ, Mariselle. Patria , Criollos and Blacks: )magining the
Nation in the Mercurio peruano, 1791- . En Colonial Latin American
Review, vol. 15, nº 2, pp. 207-227.
MÉNDEZ, Cecilia . )ncas sí, indios no: Apuntes para el estudio del
nacionalismo criollo en el Per’ da edición en Documentos de Trabajo, nº

291
56, Lima: Instituto de Estudios Peruanos. Recuperado de
http://www.iep.org.pe
MENDIBURU, Manuel de (1932). Diccionario histórico-biográfico del Perú,
Lima: Imprenta Enrique Palacios.
MESTRE SANCHIS, A. (1993). La Ilustración, Madrid: Editorial Síntesis.
_________________________ (1998). La Ilustración española, Madrid: Arco/Libros,
S.L.
MITRE, Bartolomé (1887). Historia de San Martín y la emancipación
sudamericana, Tomo Segundo, Buenos Aires: Editorial TOR.
MONGUIÓ, Luis (1978). Palabras e ideas: Patria y Nación en el Virreinato del
Per’ . En Revista Iberoamericana, nº 104-105, pp. 45-470, Pittsburg.
MONTESQUIEU (2002). El espíritu de las leyes, Barcelona: Biblioteca de los
Grandes Pensadores.
MORALES CAMA, Joan Manuel y Marco Antonio MORALES CAMA (2010). La
ilustración en Lima: vida y obra del doctor Cosme Bueno y Alegre (1711-1798),
Lima: Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
MORELL), Federica . La redefinición de las relaciones imperiales: en
torno a la relación reformas dieciochescas/independencia en América . En
Nuevo Mundo Mundos Nuevos, Debates. Recuperado de
http://nuevomundo.revues.org/index32942.html
MORENO GONZÁLES, Antonio . Un obstáculo a remover: la física en la
universidad . En José Luis Peset y Antonio Lafuente (comps.), Carlos III y la
ciencia de la Ilustración, pp. 157-172, Madrid: Alianza Universidad.
MORNET, Daniel (1969). Los orígenes Intelectuales de la Revolución Francesa
1715-1787, Buenos Aires: Paidos.
MORON ORELLANA Juan (1974). La Sociedad Amantes del País y el Mercurio
Peruano (Tesis Bach.). Lima: Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
MUÑOZ GARMENDIA, Félix (coord.) (2003). La botánica al servicio de la
corona. La expedición de Ruiz, Pavón y Dombey al virreinato del Perú, Madrid:
Consejo superior de Investigaciones Científicas-Lunwerg Editores.
NEIRA SAMANEZ, Hugo (2005). Hacia la tercera mitad. Perú XVI-XX. Ensayos
de relectura herética, Lima: Siklos, T. I.

292
N)ETO, Mauricio . (istoria natural y la apropiación del nuevo mundo
en la )lustración española . Bulletin de l'Institut Français d'Études Andines, 32,
3, pp. 417-429, Lima: Ministerio de Relaciones Exteriores de Francia.
NIETO Vélez, Armando (1956- . Notas sobre el pensamiento de la
)lustración en el Mercurio Peruano . Boletín del Instituto Riva Agüero, nº 3,
pp. 193-207, Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú.
NIETO Vélez, Armando a . Contribución a la historia del fideísmo .
Boletín del Instituto Riva Agüero, nº 4, pp. 9-146, Lima, Lima: Pontificia
Universidad Católica del Perú.
___________________________ b. La campaña literaria fidelista y
antinapoleónica en el Per’ . En La causa de la emancipación del Perú, pp. 339-
354, Lima: Instituto Riva-Agüero.
____________________________ . )deología de la )lustración en el Mercurio
Peruano . En Boletín del Instituto Riva-Agüero nº 20, pp. 29-32, Lima:
Pontificia Universidad Católica del Perú.
NÚÑEZ, Estuardo (1988- . El bicentenario del Mercurio Peruano y su
resonancia internacional . Boletín de la academia peruana de la lengua, nº 23,
pp. 61-83, Lima: Academia Peruana de la Lengua.
OBANDO MORÁN, Octavio (2013). La ilustración conservadora en el Per’: El
Mercurio Peruano y su visión de algunas disciplinas científicas . Nueva
Corónica, nº 2, pp. 579-600. Recuperado de
http://ateneo.unmsm.edu.pe/ateneo/bitstream/123456789/2560/1/nueva
_coronica20n2_2013.pdf
_________________________ (2013) La ilustración peruana a través de El Mercurio
Peruano (1791- , Nueva Corónica nº 1, pp. 1-21. Recuperado de
http://ateneo.unmsm.edu.pe/ateneo/bitstream/123456789/3176/1/nueva
_coronica07n1_2013.pdf
RAMÓN OJEDA, Rafael (2011). El Mercurio peruano y los orígenes de la
representación nacional (1791-1794) (Tesis Lic.), Lima: Universidad Nacional
Mayor de San Marcos.
O P(ELAN GODOY, Scarlett y Carlos CONTRERAS CARRANZA coord.
(2013). Perú. Crisis imperial e independencia, Madrid: Mapfre.

293
O P(ELAN GODOY, Scarlett comp. . El Perú en el siglo XVIII. La era
borbónica, Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú, Instituto Riva-
Agüero.
O P(ELAN GODOY, Scarlett (1987). El mito de la independencia concedida.
Los programas políticos del siglo XVIII y el temprano XIX en el Perú y en el
Alto Perú (1730- . En Alberto Flores Galindo comp. , Independencia y
Revolución, t. II, pp. 145-199, Lima: Instituto Nacional de Cultura.
______________________________ (1988a). Un siglo de rebeliones anticoloniales. Perú
y Bolivia 1700- 1783, Cuzco: Centro Bartolomé de Las Casas.
O P(ELAN GODOY, Scarlett b . Por el rey, religión y la patria . Boletín
del Instituto Francés de Estudios Andinos, XVII (2), pp. 61-80, Lima: Instituto
Francés de Estudios Andinos.
_________________________________ (1995). La gran rebelión en los Andes: De Tupac
Amaru a Tupac Catari, Cuzco: Centro Bartolomé de Las Casas.
__________________________________ (1997). Kurakas sin sucesiones. Del cacique al
alcalde de indios. Perú y Bolivia 1750-1835, Cuzco: Centro Bartolomé de Las
Casas.
___________________________________ . La construcción del miedo a la plebe
a través de las rebeliones indígenas del siglo XV))) . En Claudia Rosas Lauro
(ed.), El Miedo en el Perú, siglos XVI-XX, pp. 123-138 Lima: Pontificia
Universidad Católica del Perú.
PACHECO Vélez, César (1957). Notas sobre el pensamiento de la ilustración
en el Mercurio peruano . Boletín del Instituto Riva-Agüero, nº 3 (1956-1957),
pp. 193-207, Lima: Instituto Riva-Agüero.
__________________________ . Sobre el viejo Mercurio peruano . Revista
Peruana de la Cultura, pp. 100-115, Lima: Órgano de la Comisión Nacional de
Cultura.
__________________________ . (ipólito Unanue y la generación peruana de
los precursores . Mercurio Peruano, nº 342, pp. 642-661, Lima.
PERALTA RUÍZ, Víctor (2010). La independencia y la cultura política peruana
(1808-1821), Lima: Instituto de Estudios Peruanos-Fundación M. J.
Bustamante De la Fuente.

294
__________________________ . Los extranjeros en España e indias seg’n el
ilustrado peruano José Eusebio Llano Zapata (1756- . En M. B. Villar
García y P. Pezzi Cristobal (eds.), Los extranjeros en la España moderna. Actas
del primer coloquio internacional, Málaga 28-30 de noviembre de 2002, t. II,
pp. 595-606, Málaga: Gráficas Digarza.
__________________________ (2002). En defensa de la autoridad. Política y cultura
bajo el Gobierno del Perú. 1806-1816, Madrid: Consejo Superior de
Investigaciones Científicas.
PERALTA RUÍZ, Víctor . Las razones de la fe. La )glesia y la )lustración
en el Perú, 1750- . EnScarlett O Phelan comp. , El Perú en el siglo XVIII.
La era borbónica, pp. 177-204, Lima: Pontificia Universidad Católica del
Perú-Instituto Riva-Agüero.
___________________________ . La revolución silenciada. (ábitos de lectura
y pedagogía política en el Perú, 1790- . En Anuario de estudios
americanos, t. LIV, 1, pp. 107-134, Sevilla: Consejo superior de
Investigaciones Científicas.
___________________________ . Escolasticismo y criticismo en el Per’ del
siglo XV))) . EnCharles Walker comp.), Entre la retórica y la insurgencia: las
ideas y movimientos sociales en los Andes, Siglo XVIII, pp. 67-88, Cuzco: Centro
Bartolomé de Las Casas.
PÉREZ-MALLAÍNA BUENO, Pablo (2001). Retrato de una ciudad en crisis: la
sociedad limeña ante el movimiento sísmico de 1746, Sevilla: Consejo Superior
de Investigaciones Científicas. Escuela de Estudios Hispano-Americanos;
Lima : PUCP. Instituto Riva-Agüero.

PESET Mariano y José Luis PESET . Política y saberes en la


universidad ilustrada . En MINISTERIO DE CULTURA. Actas del congreso
internacional sobre Carlos III y la Ilustración , Vol. III, Educación y
pensamiento, pp. 31-135, Madrid: Ministerio de Cultura.
PORRAS BARRENECHEA, Raúl (1970). El periodismo en el Perú, Lima:
Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
_______________________________________ (1974). Los ideólogas de la emancipación,
Lima: Milla Batres.

295
POUPENEY (ART, Catherine . (acia una cartografía ideológica de la
ilustración americana: los pliegues de la escritura en el Mercurio Peruano .
Revista de crítica literaria latinoamericana,Año XXV, nº 70, Segundo Semestre
de 2009, pp. 165-182, Lima-Hanover: Centro de Estudios Literarios Antonio
Cornejo Polar.
POVEA MORENO, Isabel María a . Los buscones de metal. El sistema de
pallaqueo en Huancavelica (1793- . Anuario de Estudios Americanos,
69, 1, pp. 109-138, enero-junio, Sevilla: Consejo Superior de Investigaciones
Científicas.
POVEA MORENO, Isabel María (2012b). Retrato de una decadencia Régimen
laboral y sistema de explotación en Huancavelica, 1784-1814 (Tesis Doc.),
Granada: Universidad de Granada. Recuperado de
http://digibug.ugr.es/bitstream/10481/19676/1/20030915.pdf
PUENTE CANDAMO, José Agustín . La idea del Per’ en el Mercurio
Peruano y la Revista de Lima . En Boletín del Instituto Riva-Agüero, nº 20, pp.
45-50, Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú.
________________________________________ ( . El Per’ en el pensamiento de los
precursores . En Mercurio Peruano nº 345, pp. 860-878, Lima.
_________________________________________ (1986). Teoría de la emancipación del
Perú, Piura: Universidad de Piura.
________________________________________ (1992). La independencia del Perú,
Madrid: Mafre.
_________________________________________ (2013). La independencia del Perú, Lima:
Fondo Editorial del Congreso de la República del Perú.
PUERTO SARMIENTO, Francisco (1988). La ilusión quebrada. Botánica,
sanidad y política científica en la España ilustrada, Madrid: Consejo Superior
de Investigaciones Científicas.
__________________________________________ . Ciencia y farmacia durante la
)lustración En José Luis Pezet y Antonio Lafuente comps. . Carlos III y la
ciencia de la ilustración, Madrid: Alianza Universidad, pp. 127-140.
PULEO, Alicia (ed.) (1996). La Ilustración olvidada. La polémica de los sexos en
el siglo XVIII, Madrid: Anthropos.

296
QUIROZ CHUECA, Francisco (2010). Historia y nación: Historiografía peruana
desde Túpac Amaru hasta la Guerra del Pacífico (Tes. Doc.), Lima: Universidad
Nacional Mayor de San Marcos.
________________________________ (2012). De la patria a la nación. Historiografía
peruana desde Garcilaso hasta la era del guano, Lima: Asamblea Nacional de
Rectores.
QUIROZ CHUECA, Francisco (2009). Artesanos y manufactureros en el Perú
colonial. Lima: Banco Central de Reserva-Instituto de Estudios Peruanos.

REY DE CASTRO ARENA, Alejandro (2008). El pensamiento político y la


formación de la nacionalidad peruana, 1780-1820, Lima: Universidad Nacional
Mayor de San Marcos.
REYES MATE y Friedrich NIEWÖHNER (Coords.) (1989).La Ilustración en
España y Alemania, Barcelona: Antropos.
RIVA-AGÜERO Y OSMA, José de la (1975). Obras Completas, t. IV, Lima:
Pontificia Universidad Católica del Perú.
___________________________________________ (1975). Obras Completas, t. VII, Lima:
Pontificia Universidad Católica del Perú.
RODRÍGUEZ GARCÍA, Margarita . El criollismo limeño y la idea de
nación en el Per’ tardocolonial . Araucaria.Revista Iberoamericana de
Filosofía, política y Humanidades, Año/Vol. 5, nº 9, Sevilla: Universidad de
Sevilla. Recuperado de http://www.er-saguier.org/crisisyestado-
nacion.org/archivo/lecturas/El_criollismo_limenio_y_la_idea_de_la_nacion_en
_el_Peru_tardocolonial.pdf
________________________________________ (2001). Proyecto ilustrado y renovación
educativadurante la segunda mitad del siglo XV)))en el virreinato peruano .
EnEmelina Martín, Celia Parcero, Adelaida Sagarra (comps.) Metodología y
nuevas líneas de investigación de la historia de América, pp. 363-374, Burgos:
Universidad de Burgos.
_________________________________________ (2006). Criollismo y Patria en la Lima
Ilustrada, Buenos Aires: Miño y Dávila.
RODRÍGUEZ GARCÍA, Margarita y Esperanza MÓ ROMERO . Las
mujeres en la construcción de la patria peruana . Ponencia presentada al V)))

297
Congreso Internacional de Historia de América (AEA), Las Palmas de Gran
Canaria, Casa de Colón/Cabildo de Gran Canaria. Recuperado de:
www.americanistas.es/biblo/textos/08/08-084.pdf
RODRÍGUEZ GARCÍA, Margarita . La )lustración posible en la Lima
setecentista: debates sobre el alcance de las Luces en el mundo hispánico .
Ponencia presentada al Congreso Internacional Pablo de Olavide y la
Ilustración en Europa y América, Pontificia Universidad Católica del Perú-
Instituto Riva-Agüero.
ROMERO, Fernando (1973). Rodríguez de Mendoza: hombre de lucha, Lima:
Editorial Arica.
ROSAS LAURO, Claudia (1997). La imagen de la Revolución Francesa en el
Virreynato del peruano a fines del siglo XVIII (Tesis Lic.), Lima: Pontificia
Universidad Católica del Perú.
____________________________ a . Jaque a la dama. La imagen de la mujer en
la prensa limeña a fines del siglo XV))) . En Margarita Zegarra, ed. , Mujeres
y Género en la historia del Perú, pp.143-171, Lima: CENDOC-Mujer.
_____________________________ b . La Revolución Francesa y el )maginario
Nacional en Juan Pablo Viscardo y Guzmán . En Juan Pablo Viscardo y
Guzmán: el hombre y su tiempo, pp.213-24, Lima: Congreso de la República
del Perú.
______________________________ c . Educando al bello sexo: la mujer en el
discurso ilustrado . EnScarlett O Phelan comp. , El Perú en el siglo XVIII. La
era borbónica, pp. 369-413, Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú,
Instituto Riva-Agüero.
______________________________ . Loas y diatribas. La revolución francesa
en la historiografía peruana . En Félix Denegri Luna homenaje, pp. 619-708,
Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú.
______________________________ . El imaginario político regional en los
periódicos cusqueños entre la independencia y la republica . En Scarlett
O Phelan comp. , De los Borbones a Bolívar. La independencia en el Perú, pp.
99-118, Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú.

298
______________________________ a . Por el trono y el altar. El Obispo Chávez
de la Rosa y la campaña contra la Revolución Francesa En Arequipa . En
Sobre el Perú. Homenaje a José Agustín de la puente Candamo, t. II, pp. 1107-
1139, Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú.
______________________________ . La imagen de los incas en la ilustración
peruana del siglo XV))) . EnJavier Flores y Rafael Varón eds. , El hombre y los
Andes. Homenaje a Franklin Pease, pp. 1033-1047, Lima: Pontificia
Universidad Católica del Perú.
ROSAS LAURO, Claudia . Madre solo hay una. )lustración, maternidad
y medicina en el Per’ del siglo XV))) . Anuario de estudios americanos. Dossier:
Los andes en el siglo XVIII, nº 61/1, enero-junio, pp. 103-138, Sevilla: Consejo
Superior de Investigaciones Científicas.
___________________________ a. El miedo a la revolución. Rumores y
temores desatados por la Revolución francesa en el Perú, 1790- . En
Claudia Rosas Lauro (ed.), El miedo en el Perú (siglos XVI-XX), pp. 139-166,
Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú.
____________________________ b . La reinvención de la memoria. Los )ncas
en los periódicos de Lima y Cusco, de la Colonia a la Republica . En Luis
Millones (ed.), Ensayos de Historia andina, pp. 119-152, Lima: Universidad
Nacional Mayor San Marcos.
____________________________ (2006). Del trono a la guillotina. El impacto de la
Revolución Francesa en el Perú (1789-1808), Lima: Pontificia Universidad
Católica del Perú-IFEA-Embajada de Francia.
____________________________ . )glesia, evangelización e ilustración en el
Per’ del siglo de las luces . En Armas, Fernando Asín ed. , La invención del
catolicismo en América. Los procesos de evangelización, siglos XVI-XVIII,
pp.139-158, Lima: Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
ROSAS MOSCOSO, Fernando . La Revolución Francesa en la prensa
colonial: La Gaceta de Lima . En Revista Internacional de Periodismo Mensaje,
nº 20, pp. 42-48, Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú-Seminarios
interdisciplinarios de Estudios Andinos.
ROUSSEAU, Jean Jacques (2007). Diccionario de música, Madrid: Akal.

299
_____________________________ (1984). El contrato social, Buenos Aires: Orbis.
_____________________________ (2002). Emilio o la Educación, Barcelona: Biblioteca
de los Grandes Pensadores.
______________________________ (1984). Discurso sobre el origen y fundamentos de
la desigualdad entre los hombres, Buenos Aires: Orbis.
ROUSSEAU, Jean Jacques (2010). Sobre las ciencias y las artes, Madrid: Alianza
Universidad.
RUDÉ, Georges (2004). La Revolución Francesa, Buenos Aires: Ediciones B.
SALAS OLIVARI, Miriam (1998). Estructura colonial del poder español en el
Perú: Huamanga (Ayacucho) a través de sus obrajes. Siglos XVI-XVIII, Lima:
Pontificia Universidad Católica del Perú, 3 v.

SALAZAR BONDY, A. (2006). Aproximación a Unanue y la Ilustración peruana,


Lima: Universidad Nacional Mayor de San Marcos-COFIDE.
SÁNC(EZ AGESTA, Luis . Feijóo y la crisis del pensamiento político
español en el siglo XV))) . Revista de Estudios Políticos, Números, 22 y 23,
Julio/octubre, pp. 71-127. Recuperado de
http://www.cepc.gob.es/publicaciones/revistas/revistaselectronicas?IDR=3
&IDN=430&IDA=7144
SÁNCHEZ-BLANCO, Francisco (2007). La Ilustración goyesca. La cultura en
España durante el reinado de Carlos IV (1788-1808), Madrid: Centro de
Estudios Políticos y Constitucionales y Consejo Superior de Investigaciones
Científicas.
SÁNCHEZ-BLANCO, Francisco (2002). El absolutismo y las luces en el reinado
de Carlos III, Madrid: Marcial Pons.
__________________________________ (1991). Europa y el pensamiento español del
siglo XVIII, Madrid: Alianza Universidad.
SARRAILH, Jean (1992). La España ilustrada de la segunda mitad del siglo
XVIII, México: Fondo de Cultura Económica.
SAS ORCHASSAL, Andrés (1972). La Música en la Catedral de Lima durante el
Virreinato, 3 v., Lima: Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
SC(WAB, Federico . Documentos inéditos relativos a la Universidad
Mayor de San Marcos . Boletín bibliográfico publicado por la biblioteca central

300
de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos de Lima, Año XVII, Nos., 3-4,
pp. 149-186, Lima: Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
SELLES, Manuel; José L. PESETE y Antonio LA FUENTE (comps.) (1988).
Carlos III y la ciencia de la Ilustración, Madrid: Alianza Universidad.
SILVA, Renán (1988). Prensa y Revolución a fínales del siglo XVIII, Bogotá:
Banco de la República.
SIMPOSIO SOBRE LA CAUSA DE LA EMANCIPACIÓN DEL PERÚ (21 OCT.-06
NOV. 1957: LIMA) (1960). La causa de la Emancipación del Perú: testimonios
de la época precursora, 1780-1820: actas del simposio organizado por el
Seminario del Historia del Instituto Riva-Agüero,Lima: Pontificia Universidad
Católica del Perú.
SOBOUL, Albert (1971). La crisis en el antiguo régimen, Madrid:
Fundamentos.
_______________________ (1983). Comprender la Revolución Francesa, Barcelona:
Editorial Crítica.
_______________________ (1986). La Revolución Francesa, Buenos Aires: Orbis.
SOLÍS, María del Rosario (2007). La obra de José Rossi y Rubí en el Mercurio
Peruano: b’squeda y creación del lector criollo ilustrado . Tinkuy. Boletín de
investigación y debate, nº 6, Serie discursos coloniales Nº 1, (Catherine
Poupeney Hart, coord.), Montreal: Universidad de Montreal. Recuperado de
http://www.littlm.umontreal.ca/recherche/publications/Tinkuy6FINAL.pdf
SOMBART, Werner (1998). El burgués. Contribución a la historia espiritual del
hombre moderno, Madrid: Alianza Universidad.
TEMPLE DUNBAR, Ella (1965). La Gaceta de Lima del siglo XVIII. Facsímiles de
seis ejemplares raros de este periódico, Lima: Universidad Nacional Mayor de
San Marcos.
__________________________ (1943). Periodismo peruano del siglo XVII. El
semanario Crítico, Lima: Editorial Luma.
TOCQUEVILLE, Alexis (2004). El antiguo régimen y la Revolución, Madrid:
Alianza Universidad.

301
TORRES ARANCIVIA, Eduardo (2007). Buscando un rey. El autoritarismo en la
historia del Perú. Siglos XVI-XXI, Lima: Pontificia Universidad Católica del
Perú.
TORD NICOLINI, Javier y Carlos LAZO (2007). Hacienda, comercio, fiscalidad y
luchas sociales (Obras Escogidas de Carlos Lazo, t. II), Lima: Fondo Editorial
del Pedagógico San Marcos.
TULAR Jean; FAYAR Jean-François & Alfred FIERRO (1989). Historia y
diccionario de la Revolución Francesa, Madrid: Cátedra.
TODOROV, Tzvetan (2008). El espíritu de la Ilustración, Galaxia Gutenberg,
Barcelona.

UNESCO (2004). Luchas contra la esclavitud. Año internacional de


conmemoración de la lucha contra la esclavitud y de su abolición. Recuperado
de http://www.cinu.mx/ruta-esclavo/publicacion-especial-lucha-
esclavitud.pdf
URBANO, Henrique (comp.) (1991). Modernidad en los andes. Cusco: Centro
Bartolomé de las Casas.
VALCÁRCEL, Carlos Daniel (1955). Reforma de San Marcos en la época de
Amat, Lima: UNMSM.
VALCÁRCEL, C. Daniel (S/f.). Túpac Amaru, Lima.
VALLE RONDÓN, Fernando (2006). Teología, filosofía y derecho en el Perú
del XVIII: dos reformas ilustradas en el colegio de San Carlos de Lima (1771 y
. Revista Teológica Limense, Vol. XL, nº 3, pp. 337-382, Lima: Facultad
de Teología Pontificia y Civil de Lima.
VELÁSQUEZ SILVA, David (2010). Mutaciones del concepto Patria . Perú,
1730-1866 (Tesis Lic.), Lima: Universidad Nacional Mayor de San Marco.
VICUÑA MACKENNA, Benjamín (1860). La revolución de la independencia del
Perú. Desde 1808 a 1819, Lima: Imprenta del comercio.
VICUÑA MACKENNA, Benjamín (1971). La independencia del Perú, Buenos
Aires-Santiago de Chile: Editorial Francisco de Aguirre.
VISCARDO, Juan Pablo (1998). Obra Completa, Lima: Congreso de la
República del Perú.
VOLTAIRE (1958). Diccionario filosófico, Buenos Aires: Ateneo.

302
____________ (1984). Cartas filosóficas, Madrid: Sarpe.
_____________ (1960). Ensayo sobre las costumbres y el espíritu de las naciones,
México: Nuevo Mundo.
VOVELLE, Michel (1979). La caída de la Monarquía 1787-1792, Barcelona:
Ariel.
VOVELLE, Michel (1984). Introducción a la historia de la Revolución Francesa,
Barcelona: Crítica.
____________________ (1989). La mentalidad revolucionaria, Barcelona: Editorial
Crítica.
VOVELLE, Michel (ed.) (1992). El hombre de la ilustración, Madrid: Alianza
Universidad.
WACHTEL, Nathan (1976). Los vencidos. Los indios del Perú frente a la
conquista española (1530-1570), Madrid: Alianza Universidad.
WALKER, Charles (comp.) (1996). Entre la retórica y la insurgencia: las ideas
y los movimientos sociales en los Andes, Siglo XVIII, Cuzco: Centro Bartolomé
de Las Casas.
WALKER, Charles (1996). Voces discordantes: Discursos alternativos sobre
el indio a fines de la colonia . En Charles Walker comp. Entre la retórica y la
insurgencia: las ideas y los movimientos sociales en los Andes, Siglo XVIII, pp.
89-112, Cuzco: Centro Bartolomé de Las Casas.
_____________________ (1999). De Túpac Amaru a Gamarra. Cusco y la Formación
del Perú Republicano. 1780-1840, Cuzco: Centro Bartolomé de Las Casas.
_____________________ (2012). Colonialismo en ruinas: Lima frente al terremoto y
tsunami de 1746, Lima: Instituto de Estudios Peruanos.

_____________________ . La orgía periodística: prensa y cultura política en


el Cuzco durante la joven republica . En Homenaje a Félix Denegri Luna, Lima:
Pontificia Universidad Católica del Perú, pp. 749-767.
WEBER, Max. Sociología de la religión. Madrid: Itsmo, 1997.
ZAMAOLLOA, R. . La polémica entre el Mercurio Peruano y el
Semanario Crítico . Histórica, XVII, 1, pp. 109-118, Lima: Pontificia
Universidad Católica del Perú.

303
ZAPATA, Antonio . El debate sobre los cementerios en las páginas del
Mercurio Peruano, . Notas para la historia de la muerte en el Per’ .
Pretextos Revista de la División de investigaciones de DESCO, nº 2, Año II, pp.
97-102, Lima: Centro de Estudios y Promoción del Desarrollo.
ZETA QUINDE, Rosa (2000). El pensamiento ilustrado en el Mercurio Peruano
1791-1794, Piura: Universidad de Piura.
ZETA QUINDE, Rosa . El primer Mercurio Peruano y la vigencia de sus
ideas . Mercurio Peruano, n º 519, pp. 21-28, Piura: Universidad de Piura.
ZEVALLOS ORTEGA, Noé (s/a). Toribio Rodríguez de Mendoza y el
pensamiento ilustrado en el Perú, Lima: Bruño.

304

También podría gustarte