Literatura Evau
Literatura Evau
Literatura Evau
Es una tendencia literaria formada por un grupo de escritores que irrumpen en el panorama literario en torno a 1914,
conocidos como Generación de 1914.
Muestran preocupación por el problema de la regeneración española. En el lenguaje encontramos la pulcritud
y la máxima depuración expresiva.
- Ensayistas: José Ortega y Gasset, Eugenio d’Ors, Gregorio Marañón, Manuel Azaña...
- Novelistas: Gabriel Miró, Ramón Pérez de Ayala.
- Poeta: Juan Ramón Jiménez.
El Novecentismo cultivó generalmente el ensayo. Cabe destacar a Ortega y Gasset (1883-1955). TEMAS:
➔ Filosóficos: expresa la doctrina del raciovitalismo →
“Meditaciones del Quijote” y “El tema de nuestro tiempo”
➔ Estéticos: sostiene que el arte nuevo busca el puro goce estético, distanciándose de lo afectivo y lo
sentimental. → “La deshumanización del arte”. “Ideas sobre la novela”.
➔ Sociológicos: sostiene que la crisis que padecen España y Europa se debe a la indocilidad de las masas
→ “La revelación de las masas”.
y a su vez España padece del mal del particularismo → “España Invertebrada”.
➔ Psicológicos: “Estudios sobre el amor”.
➔ Misceláneos: asuntos diversos (políticos, sociales) “El Espectador”.
En cuanto al género lírico, la poesía de esta generación se corresponde con la poesía pura de Juan Ramón
Jiménez: “Diario de un poeta recién casado” (1916) y “Eternidades” (1918).
Los novecentistas que cultivan el género narrativo son: Gabriel Miró, Ramón Pérez de Ayala,
Ramón Gómez de la Serna.
VANGUARDIAS
Movimientos que se extienden por lo general desde Francia y Alemania, hacia el mundo occidental a principios
del siglo XX y afectan a todas las manifestaciones artísticas: artes plásticas (pintura), literatura, música…
Son herederos del simbolismo, el impresionismo o el Modernismo, y repiten, exagerándolo, el espíritu
renovador de estos movimientos.. Extreman el interés por el mundo interior y su misterio.
Movimientos de las vanguardias: expresionismo, cubismo, futurismo, surrealismo, dadaismo…
El surrealismo se inició en 1924 por dadaístas liderados por André Bretón. Éstos intentan descifrar el sentido
último de la realidad → “Sobre los ángeles", de Alberti, “Poeta en Nueva York”, de Lorca.
El principal impulsor del vanguardismo en España es Ramón Gómez de la Serna (1888-1963) que rechaza el
subjetivismo y renuncia a reproducir la realidad. Defensor de un “arte nuevo” centrado en los objetos y
desligado de las “impurezas” divulgado en su revista Prometeo.
Hallazgo de la greguería, género con el que pretende aprehender la realidad mezclando la metáfora y el
humor: “El caballero del hongo gris”.
TEATRO ANTERIOR A 1939
En el primer tercio del siglo XX dos grandes tendencias se consolidaron en los escenarios españoles:
el teatro comercial y el teatro innovador.
1. El teatro comercial
Los géneros que gozan del favor del público y que triunfan en las salas comerciales son:
a. Teatro poético (defensor de los ideales nobiliarios, en la línea del tradicionalismo).
En la primera década del S. XX resurge un teatro poético en verso vinculado, en un primer momento, a la estética
modernista y, posteriormente, al drama romántico del siglo anterior. Destaca Eduardo Marquina, autor de
dramas históricos como "Las hijas del Cid”.
b. Teatro cómico (signo costumbrista, heredero del popular “género chico” del S. XIX)
Integrado por el sainete de Carlos Arniches y los hermanos Álvarez Quintero, la tragicomedia grotesca en “La
señorita de Trévelez” de Arniches y el astracán de Pedro Muñoz Seca, en “La venganza de don Mendo”.
2. Teatro innovador.
- VICENTE ALEIXANDRE nos transmitió el deseo de unir al individuo con la totalidad del Universo y
de la sociedad humana, en versos de ritmo cambiante, que muchas veces se abren a las visiones surrealistas,
como ocurre en “La destrucción o el amor”.
- DÁMASO ALONSO escribió sus obras mayores después de la Guerra Civil. En ellas planteó su drama
fundamental: la necesidad de conocer a Dios para poder conocerse a sí mismo y a los demás seres
humanos (“Hijos de la ira” y “Duda y amor sobre el Ser Supremo”).
- RAFAEL ALBERTI comenzó asimilando la poesía popular (“Marinero en tierra”, 1925), aunque
llenándola de una intimidad siempre misteriosa. Después de pasar por el surrealismo, con su libro “Sobre los
ángeles” (1929), practicó una poesía de directo compromiso social y de testimonio nostálgico sobre su propia
existencia (“Entre el clavel y la espada”, 1941).
- LUIS CERNUDA evolucionó desde una inicial poesía pura a su lírica meditativa y confidencial de los
años 40 y 50, pasando por la influencia surrealista en la primera mitad de los años 30. Todos sus poemas
abordan el conflicto entre los deseos más íntimos y urgentes (en su caso, el erotismo y la amistad) y la
frustración en que acaban tales deseos. Su obra poética completa se titula “La realidad y el deseo”.
LA NARRATIVA POSTERIOR A 1939
◦ A partir de 1939 muchos jóvenes novelistas desarrollaron una larga producción en el exilio:
- MAX AUB, que recrea los distintos episodios de la Guerra Civil con un llamativo realismo, produciendo una fuerte
conmoción en el lector → “Laberinto mágico”.
- FRANCISCO AYALA, cuya crítica social se une a una indagación psicológica → “El fondo del vaso”.
- ROSA CHACEL, quien aborda cuestiones filosóficas → “Memorias de Leticia Valle”.
En España, durante los años 40 los autores más jóvenes apostaron por una narrativa de exploración existencial,
que buscaba un sentido para la vida individual en una atmósfera de incertidumbre, desesperanza. Destacan:
• “Nada” (1945), de CARMEN LAFORET: desengaño de una joven universitaria que trata de salvar su felicidad.
• “La familia de Pascual Duarte” (1942), de CAMILO JOSÉ CELA. Esta obra inauguró en España el
tremendismo, que se cultivó en los 40 y se caracterizó por trazar una imagen animalesca y monstruosa de la
existencia humana.
• En los años 50 la novela se centró en la miseria social de la época, por entender que era la falta de libertad y las
grandes diferencias sociales, la causa del malestar del individuo. Esa novela social también fue iniciada por
Camilo José Cela, que en 1951 publicó “La colmena”. La obra es como un gran mosaico de infinidad de
personas que viven en Madrid durante tres días de 1942, lastradas por el hambre, la humillación,
aburrimiento e hipocresía; aunque finalmente asoman gestos de una futura solidaridad humana. La
colmena inició el objetivismo novelesco.
En el objetivismo novelesco puro, el narrador sólo da cuenta de los hechos que ve y tal como los ve, de manera que los
personajes y los lugares son descritos con cierta frialdad, aunque dejando al descubierto un abismo de injusticia y de
hipocresía.
Junto al objetivismo, surge otra técnica llamada realismo crítico. Por esto, el narrador valora la situación social, sin
descuidar la representación del espacio y de los personajes que forman esa sociedad injusta. Así sucede en:
• Las ratas, de MIGUEL DELIBES. • La piqueta, de ANTONIO FERRES.
◦ A mediados de los 60, la proliferación de novelas sociales había creado un notable cansancio en el lector. Los
novelistas entendieron que la felicidad es también cosa del individuo, y trataron de explorar el drama de un
personaje individual dentro de una sociedad injusta. Ni el “yo” ni la “sociedad” tienen la última palabra, sino
el“yo-en-la-sociedad”. Junto a esto, se emprendió una renovación radical de la estructura y del lenguaje
narrativo. Se incorporaron recursos como:
◦ la ruptura del relato lineal.
◦ la mezcla caótica de diversos planos temporales.
◦ el monólogo interior.
◦ las diferentes tipografías en el mismo texto.
◦ la mezcla de otros tipos de discurso (periodístico, científico, jurídico) dentro del relato literario.
La novela que inició este cambio fue “Tiempo de silencio” (1962), de LUIS MARTÍN SANTOS. La obra despliega casi
todas las técnicas experimentales citadas para hacer una indignada denuncia de toda la sociedad española. A esto se
sumaron muchos narradores como CAMILO JOSÉ CELA y MIGUEL DELIBES “Cinco horas con Mario”)
Entre los narradores de esta década experimental también destacan:
◦ JUAN BENET, que elevó los problemas sociales y morales a una dimensión mítica de valor universal, como sucede en
sus novelas “Volverás a Región” y “Saúl ante Samuel”.
◦ JUAN MARSÉ, retrató la sociedad de su época con detalle, reflejando sus conflictos a través de una estructura
flexible y de un lenguaje lleno de ironía y parodia → “Últimas tardes con Teresa”.
◦ También debe reconocerse el auge de la novela lírica, con autores como FRANCISCO UMBRAL.
LA POESÍA A PARTIR DE 1939
A principios de los años 40, en España surgió una promoción posterior a la del 27: la “generación del 36”.
Estos jóvenes autores acudieron a la poesía para dar un sentido a su existencia. Se expresaban como creyentes y
les atraían la métrica clásica y los paisajes armoniosos. Colaboraban en las revistas Garcilaso y Escorial.
Entre ellos figuran JOSÉ GARCÍA NIETO, LUIS ROSALES, LEOPOLDO PANERO.
Junto a ellos estaban los “poetas desarraigados”, pues no encontraban una fe viva que los sostuviera y, ante la
angustia existencial, se expresaban en un verso libre, de lenguaje conversacional. Aquí debemos citar a
DÁMASO ALONSO, que en 1944 publicó “Hijos de la ira”. Y en este grupo también ha de incluirse a
MIGUEL HERNÁNDEZ, autor de libros tan importantes como “El rayo que no cesa” y “Viento del pueblo”.
También pertenecieron los jóvenes EUGENIO DE NORA, BLAS DE OTERO, JOSÉ HIERRO…
En los años 50, muchos autores de esa generación aprovecharon la poesía para fomentar la solidaridad, la
libertad y la justicia. Esta poesía social utilizó una expresión conversacional aún más llana, con el fin de
sintonizar con un amplio grupo de lectores y de suscitar en ellos el sentimiento de esperanza en un inmediato
futuro solidario. En esta corriente destacan BLAS DE OTERO, autor de “Pido La Paz y la palabra”, y
GABRIEL CELAYA, con sus “Cantos íberos”.
Desde finales de los 50 una nueva promoción, conocida como segunda generación de posguerra, acusó el
cansancio de la poesía social y la necesidad de indagar de modo nuevo en los conflictos del yo ante el paso del
tiempo, los cambios históricos y la inminencia de la muerte. La poesía se convirtió en un camino de
conocimiento propio, para lo cual practicaron saltos en el tiempo, contaron experiencias personales e
incorporaron -siempre con sobriedad- el humor, la ironía y el ingenio. Entre ellos destacan JOSÉ ÁNGEL
VALENTE, ÁNGEL GONZÁLEZ, JOSÉ MANUEL CABALLERO BONALD, JAIME GIL DE BIEDMA…
A finales de los años 60 comenzaron a publicar los poetas de una nueva generación, que se había educado con
mayores posibilidades de acceso a la cultura. Se los suele llamar “novísimos”. Estos autores sienten gran
aprecio por la poesía experimental de las vanguardias y por las conductas raras y “decadentistas”, así como por
el culturalismo. Se trata de GUILLERMO CARNERO, ANTONIO CARVAJAL, ANTONIO COLINAS…
En torno a 1980, los autores que se habían estrenado a finales de los 60 evolucionan, en torno a 1980, hacia una
escritura menos experimental e irracionalista, con un lenguaje más arraigado en la tradición. Su preocupación
se centra en:
• Las cuestiones existenciales del yo-poético: es el caso de LUIS ALBERTO DE CUENCA, de PERE
GIMFERRER, GUILLERMO CARNERO o de LUIS ANTONIO DE VILLENA.
• Las inquietudes espirituales más profundas, como sucede en la obra de MIGUEL D’ORS, ANTONIO
COLINAS, ANDRÉS SÁNCHEZ ROBAYNA o JOSÉ RAMÓN RIPOLL.
En todos ellos, y en muchos otros, se advierte una necesidad de expresar vivencias complejas o muy intensas en
un lenguaje aparentemente sencillo.
Al finalizar el siglo XX, entre los poetas se empieza a manifestar un rechazo al relativismo moral de las
tendencias predominantes en favor de un mayor compromiso social del poeta.
Fernando Beltrán publica una antología con el título “El hombre de la calle” (2001), que apuesta por una poesía
“entrometida”, en la que se abordan temas como la globalización, la ecología, el subdesarrollo. Es una poesía
rehumanizada, reflexiva, que manifiesta preocupaciones existenciales: la incertidumbre y la desubicación
espacial y temporal del individuo, con un tono de desarraigo y desolación. Entre los poetas destacan: Jorge
Riechmann (“El día que dejé de leer El País”), Ana Merino (“La voz de los relojes”) y Lorenzo Oliván (“Libro
de los elementos”).
TEATRO POSTERIOR A 1939
Tras la guerra civil se produce una importante ruptura con el teatro anterior. En España se representa un teatro
convencional, lleno de un humor superficial, al que acude un público de clase media que busca
entretenimiento.
1. El teatro de posguerra
Las dos tendencias más destacadas son:
• Teatro continuista burgués. Alta comedia. Obras bien construidas, con personajes de clase media que
abordan temas como el amor, la infidelidad y los conflictos entre padres e hijos. Comedias con un final
feliz que critica las costumbres burguesas sin violencia.
AUTORES: José María Pemán (“La viudita naviera”), Joaquín Calvo Sotelo (“La muralla”), Juan Ignacio
Luca de Tena (“¿Dónde vas, Alfonso XII?”).
• Teatro de humor renovado. Plantea situaciones ingeniosamente construidas, inverosímiles y absurdas
con un lenguaje agudo y crítico contra las convenciones burguesas.
AUTORES: Enrique Jardiel Poncela y Miguel Mihura.
El cuento: Miguel Delibes (“La mortaja”, 1987) o Camilo José Cela (“Café de artistas”, 1953) son escritores
de cuentos pero realmente destacan: Jesús Fernández Santos, Ignacio Aldecoa y Ana María Matute.
Predomina la diversidad temática y diferentes estilos y enfoques: cuentos realistas, fantásticos, de ciencia
ficción, surrealistas... Su finalidad es impresionar, sorprender, inquietar... Es visible la influencia
latinoamericana (Julio Cortázar; Jorge Luis Borges).
José Luis Martín Nogales habla de tres tipos de cuentos en las últimas décadas:
1. Los líricos, que se aproximan a la poesía. En ellos no se relata una historia.
2. Los teóricos, en los que abunda la reflexión y carecen de elementos narrativos propiamente dichos.
3. Los dramáticos, que se basan en el diálogo y tienen un carácter teatral.
AUTORES: José María Merino, Luis Mateo Díez, Juan José Millás, Javier Marías, Juan Manuel de Prada...