Problemas Sociales
Problemas Sociales
Problemas Sociales
determinados grupos de personas en una sociedad. Para que un problema sea reconocido como
social, este debe derivarse de la convivencia entre seres humanos.
Tales problemas abarcan una amplia gama de situaciones negativas que generan conflictos en
comunidades y países enteros. Algunos han tenido graves consecuencias y han acompañado a la
humanidad por mucho tiempo. Otros son más recientes.
Entre los diversos problemas que afectan a las sociedades contemporáneas tenemos:
La pobreza
Elevada inseguridad
En estos problemas se reconoce una dimensión estructural que debe ser modificada para generar el
bienestar común de las personas. Por esa razón, autores como Amadasi y Pantano han definido un
problema social como:
De este modo, lo que constituye el problema social es el desajuste entre el bien anhelado y una
realidad objetiva dañina para las personas. Lo que suscita en la sociedad la búsqueda de alguna
solución o remedio.
Por otro lado, es fundamental destacar que los problemas sociales tienen un componente
objetivo y uno subjetivo.
Lo que se considera "problema social" en una sociedad, a veces no lo es en otra. Incluso, dentro de
una misma sociedad pueden existir puntos de vista divergentes sobre qué se estima como
problema.
1. Pobreza
La pobreza se define por la escasez de bienes y servicios necesarios para desarrollar una vida digna.
Según el informe de la CEPAL, Panorama Social de América Latina y el Caribe 2022, en la región hay
201 millones de personas en situación de pobreza, cerca del 32% de la población.
De esa cantidad, se estima que 82 millones se hallan en pobreza extrema. Esto es, que no poseen
recursos para satisfacer las necesidades más básicas de manera eficiente: alimentación, hogar,
vestido y asistencia sanitaria.
La cifra es alarmante en países como Honduras, Haití, Guatemala y Venezuela, donde la pobreza
supera, o se ubica en torno al 50% del total de la población. En el informe de la CEPAL, se propone
la "transformación de la educación como base para el desarrollo sostenible".
2. Precariedad laboral
En algunos países latinoamericanos resulta difícil conseguir empleos de calidad y bien remunerados.
Aunque la tasa de desempleo bajó en el continente en años recientes, todavía está por encima del
10% en países como Brasil, Colombia y Costa Rica.
La precariedad laboral causa inestabilidad en los proyectos de vida de las personas. Cuando los
contratos son deficientes, las condiciones del trabajo disminuyen la calidad de vida, lo que ocasiona
malestar en los individuos y en el conjunto de la sociedad.
Los problemas se pueden volver perniciosos ante la falta constante de ingresos, porque ello lleva a
la pobreza, que a su vez genera desigualdad y exclusión social.
Ante este panorama, la ciudadanía de grandes metrópolis en países centro y suramericanos vive
con temor a ser víctima de la delincuencia, lo que repercute negativamente en su calidad de vida.
Los delitos de corrupción implican la aceptación de sobornos, las preferencias para otorgar
licitaciones y contrataciones. Además, está la malversación de fondos públicos, entre muchas otras
acciones que incumplen las leyes. Todo lo cual genera malestar social en la ciudadanía.
Según estudios de Transparency International, entre los países con peores puntajes en el índice de
percepción de corrupción están: Venezuela, Nicaragua, Honduras, Guatemala, Paraguay, México y
Bolivia.
Estudios del BID (Banco Interamericano de Desarrollo) y de la CEPAL muestran que el déficit de
vivienda es uno de los problemas sociales vigentes y con grandes desafíos en el continente.
Se estima que hay unas 163 millones de personas que habitan en viviendas precarias o "tugurios".
Los tugurios son definidos como lugares con servicios de mala calidad, defectos estructurales, o
donde existe el hacinamiento.
La falta de acceso a la vivienda varía de país en país. Pero, en general, está ligado a la pobreza, a
problemas de desigualdad social y a la carencia de créditos hipotecarios para sectores vulnerables.
Aunque con avances parciales en numerosos países, el acceso a servicios de salud de calidad
continúa siendo una gran preocupación como problema social en Latinoamérica. Especialmente en
las áreas rurales, los centros hospitalarios suelen estar alejados de las poblaciones.
En las grandes ciudades, el acceso a servicios de salud se ve limitado porque las necesidades
sobrepasan la capacidad de atención de los hospitales públicos. Además, en los países donde no
existe la cobertura universal, miles de personas no cuentan con seguro médico para ser atendidos
en clínicas.
Esto crea dificultades para considerables sectores de la población, para quienes se dificulta la
adquisición de medicinas, o deben esperar por largo tiempo para consultar a los doctores.
Al igual que con el problema anterior, la inversión en educación pública de calidad y competitiva
sigue siendo un reto en la región.
Los resultados no variaban mucho respecto de los publicados en 2013, por lo que se concluye que
ha habido un estancamiento en el avance educativo.
Esto también es causa de la persistencia de la desigualdad social. Las familias que pagan por
servicios de educación en escuelas privadas, o de élite, tienen la posibilidad de brindar ventajas,
adquiridas por los jóvenes, con repercusiones a futuro en su vida profesional. Mientras otros tienen
cuesta arriba la oportunidad de ascenso social.
Uno de los problemas más duraderos en la historia en países como México, Perú, Ecuador, Bolivia y
Guatemala, entre otros, es la discriminación étnica hacia los pueblos indígenas. Desde la época de
la conquista a la actualidad, diversos pueblos autóctonos del continente han enfrentado prejuicios
culturales y marginación social.
A pesar del avance de la democracia en la región, todavía existe la discriminación por etnicidad y la
discriminación lingüística. Esto construye obstáculos y priva a comunidades indígenas de derechos
en el acceso a la educación, en la participación política, e incluso, al trato igualitario ante los
sistemas de justicia.
La migración de ciudadanos de un país a otro puede obedecer a distintos factores. Así, en algunos
casos, las personas se mudan de país para buscar una mejor calidad de vida u oportunidades de
movilidad social.
No obstante, en Latinoamérica hay crisis migratorias provocadas por causas muy complejas como:
la violación de derechos humanos, los conflictos políticos, o la violencia del crimen organizado. Esto
hace que muchas se vean desplazadas por la fuerza y más que migrar, se convierten en solicitantes
de refugio o de asilo.
La violencia y el maltrato basado en el género se produce cuando hay daños físicos o psicológicos
causados contra alguien por su género. Las mujeres han sufrido en gran medida el flagelo de la
violencia.
De acuerdo con el OIG (Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe), el último
año hubo al menos 4.473 feminicidios en la región.
Desde hace más de una década los gobiernos han reconocido el grave problema social que
representa la violencia contra la mujer. Si bien se han redactado nuevas leyes y se han fundado
instituciones con el fin de proteger a las personas vulnerables, también ha quedado claro que esta
plaga social persiste.
Como este problema social no da muestras de hallarse en descenso, los mecanismos institucionales
deben continuar sus esfuerzos para frenar la violencia y el maltrato que tan nefastas consecuencias
trae consigo.
Familia disfuncional
Una familia disfuncional es toda familia que no es capaz de proveer lo necesario para que los
miembros se desarrollen sanamente (tanto física como emocionalmente).
Una familia es mucho más que la suma de individualidades, es un sistema dinámico y flexible
de interrelaciones entre sus miembros que se dan para cubrir las necesidades materiales,
sociales, culturales, espirituales y afectivas de sus miembros.
En una familia funcional están satisfechas todas esas necesidades. Si hay conflictos o crisis, sus
integrantes se complementan y apoyan para hallar las soluciones, alcanzar el desarrollo pleno y, en
esencia, ser felices. En la familia disfuncional la situación es diametralmente opuesta.
Familia problema
Es una familia que se caracteriza por una profunda disfunción interna que se extiende más allá de
sus límites, afectando a la comunidad a su alrededor, es decir, que los conflictos o problemas
internos, como la violencia, la falta de comunicación, las adicciones o la inestabilidad emocional,
entre otros, no solo afectan a sus miembros, sino que también tienen un impacto negativo en la
comunidad o en la sociedad en general. Estas dinámicas familiares pueden generar efectos
colaterales, como el aumento de la violencia comunitaria, problemas de salud mental en los vecinos
y una erosión del tejido social.
Familia problematizada
Es aquella cuya dinámica interna se ve afectada por factores sociales externos como económicos,
de violencia, discriminación o falta de acceso a recursos, estas situaciones externas pueden generar
tensiones, conflictos y dificultades en las relaciones entre sus miembros, afectando su bienestar
emocional y funcionalidad.