Ficha Zubiri. MIKM

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ALUMNA: MARÍA ISABEL KERDEL MATOS

Dios Uno y Trino


FICHA DE LECTURA: ZUBIRI
Introducción al problema de Dios

Indica la gravedad suprema del problema de Dios y como la actitud del hombre ante
esta cuestión afecta la posición del hombre en el universo y el sentido de su vida. Hay quienes
se abstienen de este problema por considerarlo irresoluble. Esta positiva abstención, respecto
de un saber sin el cual se puede vivir, hace que la vida tomada en su íntegra totalidad carezca
de sentido.
Junto con esto se tiene el problema del vocablo y concepto de Dios, que designa no
una realidad precisa sino una nebulosa indefinida, donde lo político, lo social, lo psicológico y
lo pseudo-místico se han dado cita para generar más confusión.
Se propone afrontar el problema de Dios por vía intelectual, concretamente la vía
filosófica, sin esperar una absoluta satisfacción, ni para creyentes ni para no creyentes. Al
partir del supuesto de que al hablar del problema de Dios se trata, ante todo, de un problema
que concierne a la fe religiosa, pero no se trata de dar forma intelectual a convicciones, sino
de llegar a una intelección convincente. Todo lo que el hombre busca en Dios no podrá
hallarlo por esta vía, pero sin esta vía toda religión carece de fundamento.
El problema de Dios es una cuestión extemporánea, no es una realidad evidente con la
que nos encontramos o a la que la ciencia positiva va a llegar. Dios es la más lejana de todas
las realidades, pero simultáneamente es la más contemporánea de todas las cuestiones, si no
hubiera Dios, no pasaría nada. Así, afecta a la raíz misma de la existencia humana. La
inteligencia contemporánea se halla necesitada de una vuelta hacia los problemas y las
razones últimas del universo y de sí mismo.
Zubiri hace una breve reflexión sobre lo que ha aconteció en el problema de Dios a lo
largo de la historia para esclarecer el modo de entrar en el problema. Antes de eso explica el
modo en que funciona la inteligencia del hombre, como ésta se pone en juego para conocer lo
que las cosas son en su realidad, busca y trata de dar razón de esa realidad; en el caso de Dios,
no es algo dado, es por lo que el problema de Dios ha adoptado primariamente la forma de
una demostración y se reduce a un problema de razón especulativa. Desde este punto han
partido dos pueblos maduros en este tema: la India y Grecia.
En el mundo moderno, el hombre se siente sumergido en sí mismo y alejado del
mundo y de Dios, surge una nueva actitud: la creencia que por la vía del sentimiento colma el
abismo que separa al hombre de Dios. Surge también la matemática como el método
puramente mental para llegar al mundo. La especulación acerca de Dios no naufraga, pero
incapaz de elevarse desde el mundo hasta Dios, la razón especulativa acaba por absorber el
mundo en Dios (idealismo alemán), pero esto termina sumiendo al hombre moderno en las
cosas tal como nos son dadas en los hechos científicos, y la ciencia positiva se convierte en el
tipo canónico del saber. Así se constituye la actitud agnóstica, no se puede llegar a Dios
mediante una demostración.
Zubiri se pregunta si el modo de acceder a Dios sea primariamente la razón
especulativa, como si fuese “el” camino para llegar a Dios, indicando que de hecho nunca ha
sido la especulación la primera vía de acceso intelectivo a Dios. San Juan Damasceno nos
dice que llamamos verdades conocidas por sí mismas a aquellas cuyo conocimiento está
naturalmente inserto en nuestra mente. Y una de esas verdades es la intelección del bien
último, el cual es justamente Dios. Dios sería así una verdad conocida por sí misma. Para
Santo Tomás “ser conocido por sí mismo” tiene dos sentidos distintos. Uno, el de ser un juicio
evidente tal que en el sujeto esté ya el predicado; y dos, aquello que nos está naturalmente
inserto en la mente. Pero para el hombre de hoy esto no es evidente. Dios es objeto no sólo de
inteligencia, sino también de otras dimensiones del ser humano distintas de la especulación.
Para el positivismo Dios es incognoscible, pero las ideas de Dios y las creencias
religiosas son un “hecho” innegable, estas ideas como “hechos” ofrecen tres vertientes:
histórica, psicológica y sociológica, pero estas ciencias toman las ideas sobre Dios como
meros hechos humanos. En el fondo de estos hechos religiosos laten cuatro interpretaciones,
según algunos autores: son un hecho moral, un sentimiento, una vivencia experimental o un
fenómeno social. Estas interpretaciones viven del supuesto de que, en la idea de Dios, Dios es
primariamente objeto de creencia y no de intelección. Surge la pregunta ¿de qué dimensiones
del hombre brota la cuestión o ideas de Dios, de alguna de sus actividades particulares o más
bien de la unidad radical de la realidad humana en cuanto realidad? Si es lo segundo,
entonces no sería simplemente un hecho sino algo más.
El hombre no sólo tiene una idea de Dios, sino que necesita justificar la afirmación de
su realidad. Zubiri propone esta justificación en tres pasos sucesivos:
1) Mostración: A partir de un análisis de la existencia humana. El hombre ejecuta sus
actos siempre sobre las cosas externas, y el modo en cómo ejecuta sus actos
siempre es en referencia a la ultimidad, pues sus actos son la actualización del
carácter absoluto de la realidad humana. La ultimidad tiene carácter fundante, y
esto hace al hombre una realidad religada a la ultimidad. La religación es el
carácter que tiene todo acto por ser acto de una realidad personal. El
descubrimiento de la deidad es el principio mismo de toda posible experiencia.
2) Demostración: hacer ver que el carácter de “deidad” se halla fundado en algo que
es realidad esencialmente existente y distinta del mundo, en el sentido de que es
fundamento real de él. La deidad nos remite a la realidad divina, como realidad
última, como causa primera (divinidad), no sólo de la realidad material sino
también de las realidades humanas, por tanto, se trata de una realidad inteligente y
volente. Es el descubrimiento de la realidad trascendente absoluta.
3) El problema del “quién” de esa causa primera : como realidad inteligente y volente
es una realidad absoluta, una realidad personal, que no depende de nada, por tanto,
su carácter fundante del mundo no es resultado de una interna necesidad, sino un
acto libre, no puede ser fundamento del mundo más que por donación pura, puro
éxtasis, esto es justo lo que constituye el amor en todos los órdenes. El amor es la
forma suprema de causalidad, Dios es causa primera como pura donación en amor.
Deidad, realidad primera, realidad personal y libre (Dios): son los tres estadios en el
descubrimiento intelectivo de Dios. El primero es simple mostración, desde el cual se
inscriben las demostraciones. Por eso, la demostración no es la primera vía de acceso
intelectual a Dios.
Los conceptos que las cosas nos dan sirven para “representarlas” pero también para “ir
hacia” otras cosas. En el problema de Dios, las cosas no nos dan conceptos representativos de
Dios, pero nos dan vías para situarnos en dirección hacia Él. Hay vías que si lográramos
llevarlas hasta su término encontraríamos en él la realidad de Dios, y otras por las que nunca
llegaríamos. La diversidad de religiones se inscribe dentro de estas posibilidades. Una
decisión sobre ellas no es cuestión de pura inteligencia, sino de fe; pero la fe sería imposible
si no podemos hacer al menos una justificación racional. Dentro de esas posibilidades hay una
que consiste en que la donación personal y libre al mundo hubiera una donación en que Dios
se diera personalmente al mundo (cristianismo). Esto supera la pura intelección humana, pero
el cristianismo cumple con esos estadios de intelección para llegar a Dios.

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