Clase 2 - COA

Descargar como doc, pdf o txt
Descargar como doc, pdf o txt
Está en la página 1de 11

Conciencia, Atención y Orientación / Conciencia del Yo

Psicología de la conciencia

Conciencia: Acto psíquico por el que un sujeto se percibe a sí mismo en el mundo.

Según Jaspers, tenemos que la conciencia es:

 La interioridad real de la vivencia, en oposición a la exterioridad: se refiere a la capacidad de la


conciencia de interiorizarnos de nuestro vivenciar íntimo, estar familiarizado y cercanos a ese
mundo de nuestro acontecer psíquico, con el fin de entender la frontera existente entre nuestro
mundo interno y el mundo externo. Así, un sujeto se da cuenta de que una fantasía es una vivencia
interna y por lo tanto no corresponde a una realidad objetiva exterior.
 La escisión sujeto-objeto: el sujeto dirige su vivenciar hacia objetos, hacia un mundo externo que
percibe y con el que interactúa. Apunta a la capacidad de la conciencia de dirigirse hacia el mundo
interior o exterior (función de alerta).
 El conocimiento de la conciencia en torno a sí misma: se realiza a través de la capacidad reflexiva
de la conciencia. Darse cuenta y saber de sí mismo.

Ser humano = Conciencia de Muerte

La conciencia, hace posible un triple conocimiento, del mundo externo, del mundo interno y del
psicológico, permite al hombre una perfecta noción del YO y de su orientación témporo-epacial; ella
adquiere el conocimiento de su existencia, de su personalidad, de su ubicación en el espacio y en el
tiempo, de sus pensamientos, de sus deseos y de sus actos. La conciencia identifica al YO y con la esencia
misma del ser, es indispensable para la vida psicológica del individuo y para su manifestación como ente
pensante y perfectible.

Psicopatología de la conciencia

Trastornos cuantitativos de la conciencia

1.- Hipervigilia: disminución de la necesidad de dormir, aumento del estado de alerta.

2.- Obnubilación: término genérico que designa un compromiso de la función de alerta de la conciencia,
“conciencia nublada”, agrupándose (de más leve a más grave): embotamiento, somnolencia, estupor y
coma.

a) Embotamiento (somnolencia): disminución o retardo en el ritmo de las elaboraciones


psíquicas, con atención fatigable, con dificultad de captación de los estímulos, por un proceso perceptivo
lento, imperfecto, impreciso y carente de interés, pudiendo incluso aparecer ilusiones. El paciente
experimenta la sensación de incapacidad de poner orden a su transcurrir psíquico, lo que lo lleva a la
perplejidad. Al embotado le cuesta entender la situación temporo-espacial en la que se encuentra, le
cuesta reaccionar y en caso de hacerlo, lo hace en forma desatinada y sin proceder como esperarían
quienes lo rodean. Por lo general, el sujeto no evoca bien los datos de su memoria. Hay que tomar especial
atención a los grados leves de embotamiento, ej: peculiar sentimiento de culpa, premiosidad por el alta,
parpadeo excesivo, euforia y conformidad alegre con la situación, acentuación de la suspicacia y aparición
de ideas paranoides.

b) Somnolencia (obnubilación): constituye un grado más intenso de obnubilación que un simple


embotamiento. Hay una perturbación mayor de la función de alerta. La percepción está más dificultada.
Gran propensión al sueño. Aparece pesadez, con tendencia a quedarse en cama y dormitar en el día.
Disminución del ritmo alfa en el EEG.
c) Estupor: el paciente se logra despertar parcialmente, no registra estímulos externos y los
estímulos intensos pueden generar reacciones psicomotoras rudimentarias de gesticulaciones, balbuceos
o movimientos desordenados. Actividad Delta en el EEG.

d) Coma: pérdida completa de la conciencia, que no registra ningún evento externo. Inhibición
psicomotora completa. EEG isoeléctrico. Para que un sujeto llegue al coma, aún superficial, debe estar
afectada la totalidad de la corteza cerebral. Se reconocen cuatro grados de coma, desde el más superficial
al más profundo:

 I: Hay depresión de la conciencia, pero el sujeto no llega a estar desconectado del medio. Esta
estuporoso, conserva los reflejos, el tono muscular y el control esfinteriano. El EEG. tiene ondas alfa
de 7-8 ciclos por segundo. Hay diferencia con la persona dormida. Esta última, tiene la reacción del
despertar, con orientación auto y alopsíquica y espacio temporal, reconociendo a las personas,
conservando las funciones superiores y puede responder a órdenes. En el coma tipo I, puede existir
reacción del despertar pero hay desorientación y no responde a órdenes. Además de la corteza,
están alterados los sistemas talámicos de proyección difusa y límbico.
 II: La conciencia esta desconectada, baja el tono muscular, no reacciona ante estímulos, conserva
los reflejos cutáneos y profundos, pierde el reflejo de succión y hay perturbaciones en la deglución.
Pierde el control de esfínteres, conserva las funciones vegetativas, los signos vitales son normales,
pero las ondas EEG se lentifican. Además la alteración del sistema talámico de proyección y del
sistema límbico, también esta alterado el SARA, ya que su descarga ascendente no alcanza la
corteza.

 III: Conciencia abolida totalmente, así como también el sistema muscular, el control esfinteriano, la
succión y la deglución. Se alteran las funciones vegetativas, al cambiar los ritmos respiratorios y
cardíaco . Hay hipotensión arterial, con una taquicardia compensadora. Hipertermia y aumento de
secreción bronquial.

 IV: Pérdida de todas las funciones vegetativas. Paro cardiorrespiratorio. El paciente sobrevive por
medios mecánicos. Hay parálisis midriática (indica irreversibilidad) y muerte cerebral, (el cerebro
inició su autólisis). Al EEG no hay ondas (plano), pese a que el resto de los órganos sigue su
actividad celular.

Trastornos cualitativos de la conciencia

Detrás de todo trastorno cualitativo de la conciencia, hay un trastorno obnubilatorio. Se habla de


sopor desde el punto de vista cualitativo, cuando no hay un correlato orgánico ante el trastorno de la
conciencia.

1.- Estado delirante (confusional o confuso-onírico): compromiso de la función de interioridad de la


conciencia, que al romperse provoca en el paciente confusión entre las vivencias de su subjetividad con
las vivencias de relación con el mundo externo. Da lugar a percepciones delirantes, vivencias delirantes,
alucinaciones visuales, falsos reconocimientos, perplejidad, disminución de la atención y la concentración.
Predominan los fenómenos relacionados a la vida interna.

2.- Estado crepuscular: también llamado estrechamiento de la conciencia. Denota su retracción, el


hecho de circunscribirse a ciertas manifestaciones de la vida psíquica. Su vivenciar es más estructurado y
coherente que en el estado delirante, pero carece de tino frente a las situaciones, no capta bien la
globalidad de su entorno, ni maneja bien sus posibilidades (alteración de la capacidad reflexiva de la
conciencia). El paciente puede presentar ilusiones y alucinaciones, habitualmente se encuentran
ensimismados y pueden incluso tener conductas apegadas a la norma. Todo estado crepuscular se puede
traducir en amnesia total o parcial del episodio vivido. Su causa habitual es orgánica, aunque se observa
en trastornos disociativos.

Amencia: constituye un estado patológico de la conciencia, donde pese a que la conciencia está
obnubilada, el enfermo realiza esfuerzos para percibir y comprender lo que ocurre en su torno, cosa que
resulta harto difícil sino imposible dada la incoherencia que deriva de la interposición de las numerosas
alucinaciones y representaciones mnemónicas de naturaleza paramnésica; como consecuencia se
desorienta y se sume en la perplejidad, la intranquilidad y la angustia.

Atención

La atención es una actitud mental mediante la cual es posible concentrar la actividad psíquica sobre un
objetivo, que pasa, a ocupar en la conciencia el punto de mayor concentración.

1) Debe tenerse el concepto de unidad e indivisibilidad de la psique. Totalidad cuyo funcionalismo se


evidencia por variadas formas de expresión de la actividad psíquica.
2) La Atención es la actividad psíquica puesta en juego por el influjo de la elaboración mental y por los
múltiples estímulos, procedentes de los mundos externo e interno, que impresionan el amplio
campo sensorial.
3) Cuando se logra que un objetivo ocupe el campo de la conciencia y se mantenga en el punto de
máxima concentración, se tendrá lo que se denomina poner o prestar atención. Esto es prueba de
que la atención no es una función, sino una actitud, es un fenómeno dinámico.
4) Todas las manifestaciones psíquicas están íntimamente ligadas; atender es percibir, percibir es
comprender, para esto es necesario todo el mecanismo de pensar (evocar y asociar conocimientos,
relacionar, comparar y valorar).
5) La atención es inseparable de lo afectivo; se atiende con mayor solicitud lo que más interesa,
separando los otros objetivos fuera del foco.
6) La voluntad participa en gran escala en el acto de atender. La atención aumenta la claridad del
objetivo sobre el que se fija voluntariamente. (Volo = Quiero).
7) La atención mantiene a la personalidad en estado de alerta, para su perfecta adaptación a los
mundos externos e interno.

Psicología de la atención

1) Efectos de la atención:
a. Aumenta la claridad del objetivo y la exactitud de su noción. Es un instrumento
indispensable de análisis.
b. Limita la actividad intelectual al reducir el campo de la conciencia y la intensifica en el
sentido hacia el cual va dirigida.
c. Determina la formación de una imagen más nítida e intensa, mayor fuerza en la fijación y
resulta más fácil vencer las resistencias para su evocación.
d. La concentración atentiva es el primer paso hacia las elaboraciones psíquicas.

2) Intensidad de la atención:
a. También denominada agudeza de la atención: cantidad de energía que se vuelca en el acto
de atender.
b. Depende el grado de nitidez y de diferenciación de los diversos contenidos mentales.
c. Depende de circunstancias fisiológicas: fatiga nerviosa y muscular; acción de estimulantes:
café, alcohol, etc.
d. Circunstancias patológicas: debilitación, insuficiencia psíquica, etc.

3) Fatigabilidad de la atención:
a. Según el vigor psíquico: unas personas son más fatigables que otras.
b. En condiciones normales, es más fatigable por la noche y por la persistencia del mismo
estímulo.
c. En condiciones patológicas, fatigable en todos los estados deficitarios.
4) Concentración y dispersión:
a. El grado de concentración, depende de la energía y dedicación que la psique le dispensa. La
concentración atentiva produce la tensión de diversos grupos musculares y la adopción de
actitudes determinadas.
b. Desviación de la atención: cuando es atraída por otro estímulo que acapara la conciencia,
continuando en forma automática la ejecución del acto que primero la requirió.
c. Distracción de la atención: cuando en laxitud extrema, el individuo no ordena el curso de
sus ideas y no repara en sus estímulos, la atención se dispersa.

5) Formas o tipos de atención:


a. Espontánea (fisiológica, automática, refleja o reactiva): es la forma más natural y simple; es
requerida para toda la estimulación externa e interna.
b. Voluntaria (dirigida o psicológica): es un grado más intenso y avanzado; la voluntad lleva a
la concentración psíquica sostenida sobre un objetivo.

6) Factores estimulantes de la atención:


a. Intensidad suficiente que impresione los centros sensoriales.
b. Magnitud determinada.
c. La repetición del estímulo atrae la atención.
d. Su desaparición la activa.
e. La novedad, la variedad y la rareza de los estímulos, atrae la atención.

7) Otras consideraciones:
a. La atención es movida por el mecanismo afectivo bajo la forma de interés.
b. La atención espontánea es atraída por lo que le interesa y le agrada a cada individuo.
c. La voluntaria obliga a reparar tanto en las cosas agradables, como en las desagradables.
d. La reflexión es la atención voluntaria introvertida hacia las ideas, pensamientos y
sentimientos; hacia la vida psíquica superior hasta llegar a la meditación.
e. Se entiende por “extensión de la atención” a la amplitud del campo de atención, medido por
el número de unidades de percepción en la unidad de tiempo (de 4 a 5 unidades).

Psicopatología de la atención

Las perturbaciones son esencialmente de orden cuantitativo; la capacidad de atención se halla supeditada
a la cantidad de energía psíquica que se le dispense, dichas perturbaciones son:

1) Aprosexia: falta total de atención. Se halla en la agenesia mental; en estados de coma, en


estados estuporosos profundos y graves.

2) Hipoprosexia: disminución de la capacidad atentiva. En todos los casos en que hay escaso
vigor psíquico: oligofrénicos, dementes y confusos.

3) Hiperprosexia: hiperactividad de la atención. En los delirantes, con el deseo de almacenar el


mayor número de pruebas que corroboren sus afirmaciones.

4) Paraprosexia: aumento de la atención espontánea, con disminución de la forma voluntaria. Es


característica de los estados de excitación: manía.

Estado de la atención en los síndromes mentales

 Síndrome de excitación psicomotriz: atención muy inestable, constantemente móvil. Existe


paraprosexia; la atención del maníaco es casi exclusivamente espontánea. Capta mayor número de
unidades en la unidad de tiempo. Superficial y con muchos errores. Atención voluntaria difícil.
 Síndrome de depresión psicomotriz: existe aparente hipoprosexia con respecto a sus
conexiones con el mundo extenso. Desde el punto de vista de su introversión hay intensa vida
interior: captación de estímulos endógenos y estados reflexivos.

 Síndrome delirante: atención variable, generalmente normal, en los delirios interactivos hay
marcada hiperprosexia, que llega a los estados reflexivos y de meditación. Atención activa en los
alucinados.

 Síndromes esquizofrénicos: es posible activarla por la estimulación. Al comienzo la atención


está introvertida, atraída por los trastornos cenestésicos graves, sentimientos de transformación de
la personalidad y despersonalización. En los estadíos evolutivos más avanzados, cuando el enfermo
se desconecta del ambiente realizando una nueva adaptación al mundo de introversión, la atención
se va empobreciendo paulatinamente, aparejada al descenso general que culmina con el disloque
de la función psíquica. Finalmente, existe imposibilidad de conducción y coordinación de las
elaboraciones psíquicas.

 Síndrome confusional: marcada hipoprosexia por la suspensión más o menos intensa de la


actividad psíquica. Se debe al embotamiento del sensorio, que no capta los estímulos. La
hipoprosexia varía con el grado de la obnubilación.

 Síndrome demencial: se observan diversos grados de hipoprosexia en relación con el grado de


debilitación. En los estados avanzados hay gran fatigabilidad y en grados extremos se llega a la
aprosexia.

Orientación

Depende directamente de la lucidez de la conciencia, que permita la ubicación en cada uno de los
instantes de la vida. La conciencia y la orientación son inseparables, desde el momento que el individuo
sólo puede orientarse cuando su conciencia se mantiene en perfecta lucidez. Requiere la integridad de la
psique sino también de toda la organización somática que, mediante los mecanismos sensoriales y
nerviosos, facilita el permanente contacto del “YO” con los mundos externos e internos, favoreciendo la
formación de los estados de conciencia que transmiten y facilitan la orientación témporo-espacial.

De un modo general se establecen dos tipos fundamentales de orientación:

1. ORIENTACION AUTOPSIQUICA: es el conocimiento de la propia personalidad y a su evolución a


través del tiempo (referente a la persona con respecto a sí misma). El hombre aprende desde su
infancia a verse y a reconocerse a sí mismo como una entidad individual, distinta de todas las
demás personas que con él conviven en el ambiente social.
2. ORIENTACION EN EL TIEMPO: para orientarse fácilmente en el tiempo el hombre ha recurrido a
su mediación por fracciones o períodos, mediante aparatos y cálculos que permiten considerar
desde años hasta segundos y fracciones de segundos. Si bien no existen limitaciones para el
tiempo, puesto que éste transcurre ininterrumpidamente, el hombre lo mide por fracciones para su
conveniencia y para poder orientarse en su vida y en todas sus actividades (segundos, minutos,
horas, días, semanas, meses, años, etc.).
3. ORIENTACION EN ESPACIO: el hombre, en su evolución ontogénica, adquiere poco a poco la
orientación en el espacio en que actúa y desenvuelve su vida. Esto se consigue mediante la
participación de todos los aparatos sensoriales, especialmente la vista, el oído y el tacto, que
permiten obtener la noción de diversas magnitudes a través de las impresiones de distancia,
longitud, espesor, altura y anchura, o sea que se produce una noción de orden global o de conjunto
que es el del volumen de las cosas y del lugar que ocupan en el espacio.

Conciencia del Yo

Concepto fenomenológico. Karl Jaspers distinguía los siguientes aspectos de la conciencia del yo:
 Conciencia de la actividad del yo. Cuando pensamos hablamos o andamos, etc., somos nosotros
los que hablamos o andamos, esto no ocurre cuando hay una alteración de la actividad del yo y
surgen las vivencias impuestas o enajenadas.
 Conciencia de la unidad del yo. Mediante la conciencia de la unidad del yo experimentamos que
somos siempre uno en cualquier momento. La verdadera pérdida de la conciencia de unidad del yo
se produce en la esquizofrenia.

 Conciencia de la identidad del yo. La conciencia de la identidad del yo es lo que hace que nos
sintamos idénticos a pesar del paso del tiempo. La verdadera pérdida de la identidad del yo se
produce también en la esquizofrenia.

 Conciencia de estar separado del entorno, de la demarcación del yo. Esta pérdida de la frontera
entre el yo y los otros, entre el yo y el mundo exterior, también se da en la esquizofrenia.

 Alteraciones en el Yo Corporal:
o Anosognosia: no reconocimiento de una enfermedad corporal.
o Asomatognosia: no reconocimiento de parte del cuerpo.
o Asterognosia: incapacidad de reconocer los objetos, al tacto.
o Miembro fantasma: sensación de la presencia de un cuerpo amputado, ej: miembro inferior.
 Alteraciones en el Yo Psíquico:
o Identidad del Yo.
o Gobierno (control) del Yo.
 Alteraciones en el mundo circundante:
o Despersonalización: el individuo no se reconoce a si mismo. Tienen la seguridad de que su
yo psíquico se ha transformado por completo y ya no son ellos mismos. Se identifican con
seres imaginarios. “Es como sí”.
o Desrealización: “estoy como en una obra de teatro”.
o Prosopagnosia: alteración en el reconocimiento de caras.

 Otros conceptos:
o Autotopoagnosia: falta de reconocimiento espacial del propio cuerpo, falta de la disposición
de alguna de las partes del cuerpo, no identifican el lugar topográfico donde se les toca.
Ocurre en lesiones cerebrales del hemisferio dominante.
o Asomatognosia: falta del conocimiento del cuerpo, incluso niegan la posesión de su cuerpo o
de una víscera concreta. Pueden llegar al extremo de la negación de la existencia de su
corporeidad.
o Heautoscopia: (visión especular) visión del propio cuerpo fuera de uno mismo, como si
estuviera delante del espejo.
o Desdoblamiento: el paciente tiene la convicción de que su Yo se ha dividido, se ha
desdoblado en partes que generalmente son dos, en las que en una de las cuales surgen
vivencias q el paciente reconoce como suyas y en la otra parte no reconoce como de él.
o Disolución: sentimiento profundo de una total aniquilación de la unidad psíquica, lo que
conduce a la disgregación de personalidad. El paciente cree o vivencia la anulación de su
existencia: su psiquismo se ha disuelto, es una antelación de la nada. Ocurre en pacientes
esquizofrénicos, momentos antes de la aparición de la psicosis.

Psicopatologia de la conciencia del yo en la esquizofrenia

En un trabajo reciente, hemos desarrollado el tema específico sobre las alteraciones


psicopatológicas en la esquizofrenia, y que tras minuciosas exploraciones, la consideramos única en su
género, tanto por la extensión cuanto por la calidad y el ahonde de las investigaciones psicológicas y
psicopatológicas. Exceptuada su producción psicoanalítica, se trata de investigaciones puramente
fenomenológicas; es decir, una descripción de las alteraciones psíquicas tal como éstas se dan a la
"mirada clínica"; y aunque pequemos de trivialidad, esta mirada coge, recoge y acoge sólo la idea o
concepto que se tiene cuando hay que hablar de "conciencia del yo", que nos parece distinta, en cierto
modo, de la de "Conocimiento del yo", y de la del "Conócete a ti mismo" quilo-socrático: el primero, objeto
de especulaciones meta-psicológicas y metafísicas con sus respectivas interpretaciones doctrinarias; y el
segundo, muy cercano a lo que podemos llamar "conciencia moral", tema igualmente de filósofos y
moralistas. También creemos oportuno recordar que el concepto de "conciencia del yo", viene siendo
tratado por los psicoanalistas como "ego" o como "self" ya desde Freud, seguido por sus discípulos.

En efecto, las ideas generales pertinentes fenomenológicamente a la "conciencia del yo", tienen
que ver expresamente, con los diferentes modos de apreciar-se, sentir-se, diferenciar-se, valorar-se,
identificar-se, etc. Ponemos un deliberado énfasis en el pronombre reflexivo "se" para remarcar que se
trata de una actitud fundamentalmente auto-orientadora del yo frente a ambos mundos: el
externo y el interno. Los estudios especializados han logrado determinar una serie de aspectos que
configurarían la conciencia del yo, ordenándose del siguiente modo:

Cada uno de estos aspectos suele ser pasible de alteraciones varias, pero no todas ellas han de
encontrarse en la esquizofrenia; de modo que sólo vamos a considerar aquéllos cuyas perturbaciones son
más frecuentemente tributarias de la mencionada psicosis. Ilustremos esto que acabamos de decir, con la
siguiente aclaración: la despersonalización, por ejemplo, es un trastorno del "sentimiento de plenitud
presente, que puede surgir también en la esquizofrenia, pero es mucho más observable en la personalidad
del anancástico; en cambio, el éxtasis -trastorno de la "distinción del yo"-, en su forma patológica es más
propio de la esquizofrenia donde suele presentarse en forma duradera y abrupta, acompañado de otras
alteraciones, generalmente alucinaciones.

Por estas razones, hemos seleccionado aquellas alteraciones de la conciencia del yo que se
presentan en la esquizofrenia de modo casi patognomónico. Las indicamos a continuación:

1) La distinción de la conciencia del yo respecto del mundo exterior y de las demás personas :
es el aspecto según el cual el yo se reconoce como un ser distinto de los objetos del mundo exterior y de
las otras personas que lo rodean: en efecto, yo no me puedo confundir con las cosas del mundo exterior,
así como tampoco puedo confundir todo aquello consubstancial a mi ser, con todo aquello pertinente a la
esencia personal ajena. Sus alteraciones son:

El éxtasis, que, en su dimensión patológica, consiste en la desaparición de los linderos entre el yo


y el no-yo, y el paciente se halla y se percibe confundido casi siempre con la entidad divina propia de su
religión, o "con el santo de su devoción", su presentación es corrientemente episódica, súbita y
complicada con alucinaciones: el paciente suele asumir actitudes beatíficas, prosternarse, con las manos
plegadas, fija la mirada hacia arriba o bien en actitud de arrobamiento, con los ojos cerrados, etc.

El autismo, consiste, según Bleuler -el forjador del término- en un "desapego de la realidad junto
con el predominio relativo y absoluto de la vida interior"; en la actitud del autista entran en juego
exclusivo los recursos de la imaginación o la fantasía, funciones que, en casos como éstos, tienen por
finalidad satisfacer deseos que no se cumplen o no pueden cumplirse en la realidad; como por ejemplo,
vengarse imaginativamente de supuestas humillaciones o agravios, que desde luego se complican con
fenómenos alucinatorios. Se trata de un síntoma cuyo diagnóstico se hace generalmente por la actitud que
adoptan estos pacientes al retraerse por largos períodos en su domicilio o en algún determinado lugar del
pabellón hospitalario, sin mayor interés en tomar contacto con el exterior o con las personas de su
entorno, o que abandonan el trabajo, los estudios o la profesión, etc.

La publicación y/o sustracción del pensamiento, manifestaciones frecuentes en los


esquizofrénicos: el enfermo expresa palmariamente que estos fenómenos le suceden incluso estando él
retirado del trato social, metido en su casa, más aun cuando sale a la calle; por esta razón no es
infrecuente que explique el motivo de su mutismo, por ejemplo: "porque si hablo, doctor, mis
pensamientos todos salen al exterior y la gente se entera de lo que estoy pensando; aunque también mis
pensamientos pueden ser oídos sin necesidad de que yo los pronuncie: ése es el misterio, doctor"; otras
veces el paciente suele dar informaciones de este tenor: "no sé por qué tienen que robarme las ideas, los
proyectos y los planes que tengo; en este mismo instante en que estoy hablando con Ud. ya ellos lo saben
lo que le estoy contando; no sé qué hacer; deben tener pues algún aparato o máquina con los cuales me
sacan los pensamientos; así, pues, no hay nada secreto en mí; Ud. mismo, doctor, sabe en este momento
lo que estoy pensando, así que para qué me pregunta ya”.

En el transitivismo, un trastorno muy propio de la esquizofrenia, fenómeno sólo lejanamente


parecido al que suele ocurrir en el coloquio de amigos, cuando uno de ellos suelta una idea y otro de los
contertulios dice, sorprendido: "me acabas de quitar la idea..."; pero en el transitivismo, lo patológico
consiste en que el enfermo atribuye, de modo contundente e incontrovertible, sus propios síntomas a otras
personas, no admitiendo en absoluto que se trata de los suyos. Sucede que el mismo paciente puede ir
donde el médico para que atienda a la persona que, supuestamente según ella, está "sufriendo de la
mente"; por lo general, la persona sindicada como enferma suele ser un allegado o un pariente cercano.
Así, una señorita frisando los 40, se presenta a la consulta y comunica: "En la casa estamos pasando,
doctor, por una situación bastante difícil: unas gentes que no se sabe quiénes pueden ser han comenzado
a difamar a mi hermana diciendo a todo el mundo que ella es una prostituta, que se acuesta con cualquier
hombre; que es una mujer que ha perdido toda vergüenza, y que es un mal ejemplo para la familia y para
la sociedad; y mi pobre hermana, como Ud. comprenderá, sufre horriblemente por estas habladurías;
cómo podríamos hacer, doctor, porque ella dice que yo soy la enferma y no ella; cuando podría venir para
que Ud. la vea"?

La altero-ecopraxia: es otra de las manifestaciones en que la esfera del yo se confunde con la de


las demás personas; su presentación en clínica es rara. Consiste en que el paciente está convencido que
sus actos, expresiones verbales, movimientos, ademanes, etc., son imitados por otras personas,
generalmente vecinas, (con la seguridad de que tal imitación, no ocurre en realidad); el paciente llega a
asegurar que él y el imitador son la misma persona.

2) La convicción de existencia personal: es el aspecto de la conciencia del yo en que el sujeto sano,


está convencido, tiene la certeza de que existe y que, por lo tanto, su cuerpo y su alma son entidades
reales y muy suyas. La anormalidad respectiva es la convicción de inexistencia personal, sobre la que el
paciente se afirma de manera irrebatible, completamente seguro de que "ya no existe”, y enérgicamente
renuente a aceptar la argumentación contraria.

3) El sentimiento de la constancia virtual: se afecta, según el que cada cual se siente y percibe la
misma persona que fue a lo largo de su vida, desde el momento en que la instancia del yo se configura y
el sujeto es capaz de ejercitar la autoreflexión, lo que habitualmente acontece en las postrimerías de la
niñez. Pero el cambio formal e incomprensible del sentimiento de constancia virtual, consiste en que el
sujeto sostiene enfáticamente haber sufrido una tal "transformación", porque se siente otra persona,
distinta de la que fue hasta un determinado momento; transformación que en algunos casos puede ser
súbita y precisa en el tiempo y lugar. Así sucedió con una paciente, de 33 años, soltera, quien cuenta lo
siguiente: "Una mañana, cuando yo tenía 13 años, acababa de salir del colegio a las 12 del día y me
encontraba en el paradero del ómnibus para tomar el vehículo que siempre me dejaba en mi casa, cuando
de repente 'sentí como un aire', cosa muy rara, y desde ese preciso instante cambió totalmente mi modo
de ser, ya no me sentía la misma chica que siempre fui; llegué a mi casa y conté a mis familiares lo que
me sucedía y no me creían. Desde aquella época yo no salgo de mi casa porque la gente se burla de mí y
me han puesto el apodo de 'gorda'; cuando tengo que regar el jardín, lo hago bien temprano, antes que los
vecinos se levanten y comiencen a burlarse de mi, diciendo siempre: 'ahí está esa gorda' ".

4) La conciencia de actividad: aspecto de la conciencia del yo, en que el yo se considera y se sabe


autor y dueño de sus propios actos, de tal modo que la vida subjetiva transcurre con el sentimiento de que
uno mismo es el que interviene como agente: el sujeto sabe entonces que sus pensamientos, sus ideas,
sus impulsos, sentimientos, etc. de su vida cotidiana, pertenecen a él mismo. Entre las anormalidades
correspondientes a este aspecto de la conciencia del yo, se señalan la "parálisis del yo", "sentimiento de
automatismo" y "desposesión", que suelen tomarse casi como sinónimos. Aunque en clínica pueden darse
fenómenos parecidos a los nombrados, no precisamente psicóticos, bajo el influjo de un impacto
emocional, súbito e imprevisto, o continuo como en las reacciones neuróticas; o también de manera
semiconsciente y en cierto modo, voluntaria, como acontece en los sujetos que hacen el papel de
"medium" durante las "sesiones de espiritismo"; o bajo el influjo, también aceptado y voluntario de la
hipnosis. Pero en las formas patológicas ocurre algo distinto: el yo se halla bajo las órdenes de un agente
extraño que, por lo general, desconoce la identidad de tal agente y/o su procedencia; el sujeto está
convencido de que sus actos son impuestos o dirigidos y manejados no por él mismo sino por otras
personas, aparatos, máquinas, etc., pero siempre contra su voluntad. Así, un paciente de 28 años, es
portador de un trastorno esquizofrénico crónico, sus quejas de siempre son como éstas: "Me siento algo
mejor, doctor, pero la gente me sigue censurando, conoce toda mi vida, esa gente está al tanto de todo lo
que yo hice en mi juventud, cuando muchacho; hasta un sacerdote se ocupa directamente de mi conducta
y se pone a divulgarla a la gente en la iglesia; los médicos no me creen, Ud. tampoco; en cambio, yo estoy
seguro de que estas cosas se deben a que tengo metido un aparato en un diente (señala un incisivo) o tal
vez en el estómago; pero más seguro estoy de que el aparato está metido en el diente; aunque los
dentistas que me han visto (el padre fue siempre obligado por el enfermo a llevárselo donde el dentista)
me dicen que no tengo nada allí; y como todas estas cosas se deben a la existencia de ese aparato, la
solución está en que el dentista me lo saque". El paciente asegura reiterada e invariablemente que el
aparato aludido ha sido metido "por alguien" que no puede identificar, con el objeto de hacer pública su
vida interior, sin que él así lo quiera.

5) La conciencia de unidad del yo: es el aspecto de la conciencia yoica que asegura el sentimiento de
que el yo es único, indiviso e indivisible. Sin embargo, este aspecto de la conciencia del yo, es uno de los
más debatidos modernamente "Nosotros hemos visto que la integración -psíquica- frecuentemente
incompleta, que hay a menudo una tendencia a ser activo en una región, inactivo en otra: el hombre que
está visiblemente absorbido en una tarea o absorto en un estudio profundo, está ciertamente disociado: él
puede hacer cosas de las que no toma debida cuenta, y más tarde niega haberlas hecho; en tales
momentos de 'concentración' hay paradójicamente una liberación de muchas partes del sistema de la
personalidad". El tenor de esta cita nos parece pues, lo suficientemente elocuente.

Como trastornos concernientes a este aspecto de la conciencia del yo, se han descrito en clínica y
en la literatura novelística, casos que se puede agrupar todos ellos bajo el concepto de "personalidades
múltiples" que consiste en la presentación, en un mismo sujeto, de dos o más yoes; es decir, casos de
"personalidad doble" (DOSTOYEVSKI) y casos de "personalidad múltiple" (H. HESSE). G. MURPHY, sostiene
que la mayor parte de los casos de "personalidad doble", pueden sintetizarse en dos tipos: el Tipo I, en
que las dos personalidades mantienen, en su alternancia, total independencia: así, la personalidad A, no
conoce absolutamente nada acerca de los pensamientos y actos de la personalidad B, y B tampoco conoce
nada de A: ellas no se traslapan. En el Tipo II -al que pertenece el caso "BCA" muy estudiado por Norton
PRINCE-, A ignora lo de B, pero B está muy al tanto de las cosas que hace A: B recuerda lo que ha hecho y
pensado A; y cuando A está surgiendo, B puede aún reclamar estar conscientemente activo, controlando
algunos de los mecanismos motores. A este segundo tipo de personalidad doble corresponde el concepto
de "personalidades coconcientes", así denominado por el mismo Morton PRINCE; mientras que al primer
tipo de personalidad doble lo distinguen mejor rasgos recíprocamente opuestos; es decir, el rechazo y el
desconocimiento mutuos. Este último rasgo, el desconocimiento, parece ser el predominante en este
primer tipo, por lo menos en clínica, como los que describe brevemente G. MURPHY: el caso de Ansel
Bourne y el de Mary Reynolds.

Estos trastornos de la conciencia del yo, en los que se observa claramente que los de unidad e
identidad del yo se implican y complican, son de presentación excepcional en clínica psiquiátrica; además,
el hecho de que existe la posibilidad de ser provocados y resueltos por procedimientos hipnóticos hablan
más bien de que dichos fenómenos sean de naturaleza neurótica que psicótica.

Finalmente, un fenómeno susceptible de observación, sobre todo en los esquizofrénicos en los que
cuenta con la complicidad de los trastornos del juicio y de la percepción cenestésica, es el de las llamadas
"personificaciones". El fenómeno de la personificación puede observarse en pacientes que han recibido en
su formación un fuerte influjo religioso y entonces la personificación adquiere este carácter, contaminada
naturalmente, en la esquizofrenia, con elementos alucinatorios. Tal es lo que sucediera con un joven
estudiante -católico observante él-, cuyo brote esquizofrénico se desencadenó al parecer, tras escuchar,
en plena clase una ocurrencia del profesor, al tocarse probablemente un asunto de carácter religioso y
manifestando éste, abierta y sentenciosamente de que la idea vulgar de que Dios existe es una leyenda;
Dios no existe -habría proseguido-, Dios es la conciencia del bien y del mal en el hombre". El paciente
levantóse de su asiento y encaró dolidamente al profesor diciéndole que "cómo es posible que en su
condición de maestro dijera tan tremendo error, negando la existencia de Dios...". Llegó a su domicilio,
sumamente ansioso y preocupado por el incidente descrito; se recuesta en su lecho, estira su mano hacia
el velador e impensadamente da con la Biblia, coge este libro, lo abre al azar, y otra vez es impactado por
una suerte de misterio o milagro": la página correspondía al "Sermón de la Montaña". En ese mismo
instante se siente como Cristo y comienza a leer en alta voz las "bienaventuranzas...". Pasada la primera
crisis, reflexiona y dice: "no soy Cristo, pero en aquel momento me sentía como llamado por Dios, para
continuar la obra de Crist".

6. La conciencia de identidad: aspecto de la conciencia del yo, según el cual el yo se afirma y reafirma
en el sentimiento y convicción de ser el mismo de siempre. Como anormalidades de la identidad del yo,
debemos suscribir la opinión clínica corriente de que las alteraciones de la conciencia de identidad
implican también las de la unidad del yo, como ya lo dijéramos oportunamente. Pero nos parece que en
clínica es posible deslindar verdaderas alteraciones de la conciencia de identidad, reforzadas y sostenidas
de modo radical por el paciente: se trata aquí de pacientes esquizofrénicos que niegan enfáticamente su
identidad; niegan sus antecedentes, su procedencia verdadera, su condición social actual, niegan a los
suyos, etc. Ejemplo: Una paciente relativamente joven, 28 años, es conducida a la consulta por su esposo;
entre otras cosas dice las siguientes: "Yo no sé, doctor, por qué me han traído acá; me creen loca porque
he dicho la verdad".

- Ud. cree, señora, que su esposo puede hacer eso con Ud?

- ¿Cuál esposo, doctor, ése que está esperando allí? No, doctor, ése no es mi esposo!; aquí se han tejido
una serie de maniobras a propósito, para hacer creer a la gente que soy una persona casada; yo no me he
casado acá; tampoco he nacido en este país, yo he nacido en un país lejano de Europa; y mis padres no
son los que me atribuyen; mis padres son reyes, pertenecen pues a la nobleza; yo no soy ésa que dicen
que soy, yo soy la emperatriz, y me han nombrado Jefe del Ejército de Salvación, y para disimular mi
identidad, me han hecho casar con ese señor, pero él no es mi marido... yo tengo que cumplir una misión
muy alta, la de salvar a la humanidad y sacarla de la pobreza y de la humillación...", etc. La negación de la
identidad, en esta enferma, era pues cuestión absoluta y rotunda; e incluía personas y acontecimientos
con valor probatorio, como quedó demostrado al presentársele varias fotografías de su único matrimonio:
ella no era ella, el esposo no era su esposo; familiares y amistades allí presentes tampoco eran tales y la
ceremonia misma era cosa fraguada premeditadamente.

Anexo – “Los 5 Síndromes más excéntricos dentro de la psiquiatría”

Síndrome de Cotard: El síndrome de Cotard es una rara patología psiquiátrica en la que la persona cree
que está muerta, no existe, se está pudriendo o que incluso ha perdido su sangre y órganos internos. Más
raramente, puede incluir ideas delirantes de inmortalidad.

En un caso se comentaba lo siguiente: "Los síntomas del paciente ocurrieron en el contexto de más
sentimientos generales de irrealidad y de estar muerto. En enero de 1990, después de ser dado de alta en
el hospital de Edimburgo, su madre lo llevó a Sudáfrica. Estaba convencido de que le habían llevado al
infierno (por el calor) y que había muerto de una septicemia o infección generalizada (que había sido uno
de los riesgos en su recuperación) o quizás de SIDA (había leído una historia de un periódico llamado The
Scotsman sobre alguien con SIDA que había muerto por septicemia) o de fiebre amarilla. Pensaba que
había “tomado prestado el espíritu de mi madre para mostrarme el infierno”, y que estaba durmiendo en
Escocia."

Jules Cotard, un neurólogo francés, le dió nombre a este trastorno que fue descrito por primera vez por él y
que nombró como “le délire de négation” (”el delirio de negación”) en una conferencia en París en 1880.

Síndrome de Capgras:

El síndrome de Capgras es un raro trastorno en la cual una persona se aferra a la delirante creencia de
que sus conocidos, más frecuentemente el cónyuge o un familiar cercano, han sido reemplazados por
impostores de apariencia idéntica.

Es más común en pacientes con esquizofrenia, aunque puede ocurrir en aquellos con demencia o lesión
cerebral.

Un informe de un caso mencionaba lo siguiente: "La Sra. D., de 74 años, casada y ama de casa, fue dada
de alta recientemente en un hospital local después de su primera admisión psiquiátrica y se presentó en
nuestra clínica para una segunda opinión. Mientras se tramitaba su admisión a principios de año, ella
había recibido el diagnóstico de psicosis atípica por su creencia de que su marido había sido sustituido por
otra persona. Rechaza dormir junto al “impostor”, cerraba la puerta de su habitación por la noche y pidió a
su hijo una pistola. Finalmente, peleó con la policía cuando se intentó hospitalizarla. A veces, ella pensaba
que su marido era su padre que había muerto hace mucho. Podía reconocer a otros miembros de la familia
y únicamente era incapaz de reconocer a su esposo."
Síndrome de Fregoli:

El síndrome inverso al síndrome de Capgras. El síndrome de Fregoli es un raro trastorno en la cual la


persona cree fimermente que personas diferentes se tratan en realidad de una única persona que cambia
de apariencia o está disfrazada.

El nombre está basado en el actor italiano Leopoldo Fregoli que fue famoso por su habilidad para hacer
cambios rápidos de apariencia durante sus actuaciones.

Se documentó por primera vez en 1927 por dos psiquiatras que mostraban el caso de una mujer de 27
años que estaba totalmente convencida de que estaba siendo perseguida por dos actores con los que solía
ir al teatro. Pensaba que esa gente “la perseguía de cerca, tomando la forma de gente que conocía”.

Paramnesia Reduplicativa:

La paramnesia reduplicativa es una ideación delirante en la que la persona cree que un lugar o zona ha
sido duplicado, existiendo en dos o más lugares simultáneamente, o que ha sido “recolocado” en otro
sitio. Por ejemplo, una persona podría creer que, de hecho, que no están en el hospital en el que había
sido admitido, sino un hospital idéntico en apariencia en una zona diferente del país, aunque esto sea
obviamente falso, como comentaba un informe de un caso:

"Unos pocos días después de la admisión en el Centro de Neurocomportamiento, la orientación estaba


intacta, podía dar detalles del accidente, podía recordar los nombres de los médicos y podía aprender
nueva información y retenerla indefinidamente. Sin embargo, mostraba una anormalidad característica en
la orientación del lugar. Mientras aprendía rápidamente y recordaba que estaba en el Hospital de
Veteranos de Jamaica Plain (también conocido como el Hospital Administrativo de Veteranos de Boston),
insistía que el hospital estaba localizado en Taunton, Massachusetts, su pueblo natal. Tras un
interrogatorio a conciencia, reconocía que Jamaica Plain era parte de Boston y admitió que sería extraño
que hubiera dos Hospitales de Veteranos de Jamaica Plain localizados en Taunton. Una vez, mencionó que
el hospital estaba situado en una habitación libre de su casa."

El término “paramnesia reduplicativa” fue usado por primera vez en 1903 por el neurólogo checoslovaco
Arnold Pick para describir un trastorno en un paciente del cual sospechaba que se trataba de la
enfermedad de Alzheimer y que insistía que le habían sacado de la ciudad en la que estaba la clínica de
Pick a otra que parecía idéntica pero que estaba en un suburbio familiar. Para explicar esta discrepancia,
incluso afirmó que Pick y el personal médico trabajaban en ambos lugares.

Síndrome de París:

El síndrome de París es una condición exclusiva de los turistas japoneses. Este síndrome se caracteriza por
una depresión de estos turistas mientras están en esta famosa ciudad. De los millones de turistas
japoneses que visitan la ciudad cada año, alrededor de una docena padece este trastorno y tienen que
volver a su país natal.

La condición es básicamente una forma severa de “shock cultural”. Los educados turistas japoneses que
llegan a la ciudad son incapaces de separar la visión idílica de la ciudad, en vídeos como Amelie, de la
realidad de una moderna y bulliciosa metrópolis.

Los turistas japoneses que se topan con la realidad se vuelven incapaces de discutir y se ven forzados a
reprimir su propia ira lo que desemboca finalmente en una depresión.

La embajada japonesa tiene una línea telefónica disponible las 24 horas para los turistas que padezcan de
este severo shock cultural y pueden aportar tratamiento hospitalario de emergencia si es necesario.

También podría gustarte