Clase 2 - COA
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Psicología de la conciencia
La conciencia, hace posible un triple conocimiento, del mundo externo, del mundo interno y del
psicológico, permite al hombre una perfecta noción del YO y de su orientación témporo-epacial; ella
adquiere el conocimiento de su existencia, de su personalidad, de su ubicación en el espacio y en el
tiempo, de sus pensamientos, de sus deseos y de sus actos. La conciencia identifica al YO y con la esencia
misma del ser, es indispensable para la vida psicológica del individuo y para su manifestación como ente
pensante y perfectible.
Psicopatología de la conciencia
2.- Obnubilación: término genérico que designa un compromiso de la función de alerta de la conciencia,
“conciencia nublada”, agrupándose (de más leve a más grave): embotamiento, somnolencia, estupor y
coma.
d) Coma: pérdida completa de la conciencia, que no registra ningún evento externo. Inhibición
psicomotora completa. EEG isoeléctrico. Para que un sujeto llegue al coma, aún superficial, debe estar
afectada la totalidad de la corteza cerebral. Se reconocen cuatro grados de coma, desde el más superficial
al más profundo:
I: Hay depresión de la conciencia, pero el sujeto no llega a estar desconectado del medio. Esta
estuporoso, conserva los reflejos, el tono muscular y el control esfinteriano. El EEG. tiene ondas alfa
de 7-8 ciclos por segundo. Hay diferencia con la persona dormida. Esta última, tiene la reacción del
despertar, con orientación auto y alopsíquica y espacio temporal, reconociendo a las personas,
conservando las funciones superiores y puede responder a órdenes. En el coma tipo I, puede existir
reacción del despertar pero hay desorientación y no responde a órdenes. Además de la corteza,
están alterados los sistemas talámicos de proyección difusa y límbico.
II: La conciencia esta desconectada, baja el tono muscular, no reacciona ante estímulos, conserva
los reflejos cutáneos y profundos, pierde el reflejo de succión y hay perturbaciones en la deglución.
Pierde el control de esfínteres, conserva las funciones vegetativas, los signos vitales son normales,
pero las ondas EEG se lentifican. Además la alteración del sistema talámico de proyección y del
sistema límbico, también esta alterado el SARA, ya que su descarga ascendente no alcanza la
corteza.
III: Conciencia abolida totalmente, así como también el sistema muscular, el control esfinteriano, la
succión y la deglución. Se alteran las funciones vegetativas, al cambiar los ritmos respiratorios y
cardíaco . Hay hipotensión arterial, con una taquicardia compensadora. Hipertermia y aumento de
secreción bronquial.
IV: Pérdida de todas las funciones vegetativas. Paro cardiorrespiratorio. El paciente sobrevive por
medios mecánicos. Hay parálisis midriática (indica irreversibilidad) y muerte cerebral, (el cerebro
inició su autólisis). Al EEG no hay ondas (plano), pese a que el resto de los órganos sigue su
actividad celular.
Amencia: constituye un estado patológico de la conciencia, donde pese a que la conciencia está
obnubilada, el enfermo realiza esfuerzos para percibir y comprender lo que ocurre en su torno, cosa que
resulta harto difícil sino imposible dada la incoherencia que deriva de la interposición de las numerosas
alucinaciones y representaciones mnemónicas de naturaleza paramnésica; como consecuencia se
desorienta y se sume en la perplejidad, la intranquilidad y la angustia.
Atención
La atención es una actitud mental mediante la cual es posible concentrar la actividad psíquica sobre un
objetivo, que pasa, a ocupar en la conciencia el punto de mayor concentración.
Psicología de la atención
1) Efectos de la atención:
a. Aumenta la claridad del objetivo y la exactitud de su noción. Es un instrumento
indispensable de análisis.
b. Limita la actividad intelectual al reducir el campo de la conciencia y la intensifica en el
sentido hacia el cual va dirigida.
c. Determina la formación de una imagen más nítida e intensa, mayor fuerza en la fijación y
resulta más fácil vencer las resistencias para su evocación.
d. La concentración atentiva es el primer paso hacia las elaboraciones psíquicas.
2) Intensidad de la atención:
a. También denominada agudeza de la atención: cantidad de energía que se vuelca en el acto
de atender.
b. Depende el grado de nitidez y de diferenciación de los diversos contenidos mentales.
c. Depende de circunstancias fisiológicas: fatiga nerviosa y muscular; acción de estimulantes:
café, alcohol, etc.
d. Circunstancias patológicas: debilitación, insuficiencia psíquica, etc.
3) Fatigabilidad de la atención:
a. Según el vigor psíquico: unas personas son más fatigables que otras.
b. En condiciones normales, es más fatigable por la noche y por la persistencia del mismo
estímulo.
c. En condiciones patológicas, fatigable en todos los estados deficitarios.
4) Concentración y dispersión:
a. El grado de concentración, depende de la energía y dedicación que la psique le dispensa. La
concentración atentiva produce la tensión de diversos grupos musculares y la adopción de
actitudes determinadas.
b. Desviación de la atención: cuando es atraída por otro estímulo que acapara la conciencia,
continuando en forma automática la ejecución del acto que primero la requirió.
c. Distracción de la atención: cuando en laxitud extrema, el individuo no ordena el curso de
sus ideas y no repara en sus estímulos, la atención se dispersa.
7) Otras consideraciones:
a. La atención es movida por el mecanismo afectivo bajo la forma de interés.
b. La atención espontánea es atraída por lo que le interesa y le agrada a cada individuo.
c. La voluntaria obliga a reparar tanto en las cosas agradables, como en las desagradables.
d. La reflexión es la atención voluntaria introvertida hacia las ideas, pensamientos y
sentimientos; hacia la vida psíquica superior hasta llegar a la meditación.
e. Se entiende por “extensión de la atención” a la amplitud del campo de atención, medido por
el número de unidades de percepción en la unidad de tiempo (de 4 a 5 unidades).
Psicopatología de la atención
Las perturbaciones son esencialmente de orden cuantitativo; la capacidad de atención se halla supeditada
a la cantidad de energía psíquica que se le dispense, dichas perturbaciones son:
2) Hipoprosexia: disminución de la capacidad atentiva. En todos los casos en que hay escaso
vigor psíquico: oligofrénicos, dementes y confusos.
Síndrome delirante: atención variable, generalmente normal, en los delirios interactivos hay
marcada hiperprosexia, que llega a los estados reflexivos y de meditación. Atención activa en los
alucinados.
Orientación
Depende directamente de la lucidez de la conciencia, que permita la ubicación en cada uno de los
instantes de la vida. La conciencia y la orientación son inseparables, desde el momento que el individuo
sólo puede orientarse cuando su conciencia se mantiene en perfecta lucidez. Requiere la integridad de la
psique sino también de toda la organización somática que, mediante los mecanismos sensoriales y
nerviosos, facilita el permanente contacto del “YO” con los mundos externos e internos, favoreciendo la
formación de los estados de conciencia que transmiten y facilitan la orientación témporo-espacial.
Conciencia del Yo
Concepto fenomenológico. Karl Jaspers distinguía los siguientes aspectos de la conciencia del yo:
Conciencia de la actividad del yo. Cuando pensamos hablamos o andamos, etc., somos nosotros
los que hablamos o andamos, esto no ocurre cuando hay una alteración de la actividad del yo y
surgen las vivencias impuestas o enajenadas.
Conciencia de la unidad del yo. Mediante la conciencia de la unidad del yo experimentamos que
somos siempre uno en cualquier momento. La verdadera pérdida de la conciencia de unidad del yo
se produce en la esquizofrenia.
Conciencia de la identidad del yo. La conciencia de la identidad del yo es lo que hace que nos
sintamos idénticos a pesar del paso del tiempo. La verdadera pérdida de la identidad del yo se
produce también en la esquizofrenia.
Conciencia de estar separado del entorno, de la demarcación del yo. Esta pérdida de la frontera
entre el yo y los otros, entre el yo y el mundo exterior, también se da en la esquizofrenia.
Alteraciones en el Yo Corporal:
o Anosognosia: no reconocimiento de una enfermedad corporal.
o Asomatognosia: no reconocimiento de parte del cuerpo.
o Asterognosia: incapacidad de reconocer los objetos, al tacto.
o Miembro fantasma: sensación de la presencia de un cuerpo amputado, ej: miembro inferior.
Alteraciones en el Yo Psíquico:
o Identidad del Yo.
o Gobierno (control) del Yo.
Alteraciones en el mundo circundante:
o Despersonalización: el individuo no se reconoce a si mismo. Tienen la seguridad de que su
yo psíquico se ha transformado por completo y ya no son ellos mismos. Se identifican con
seres imaginarios. “Es como sí”.
o Desrealización: “estoy como en una obra de teatro”.
o Prosopagnosia: alteración en el reconocimiento de caras.
Otros conceptos:
o Autotopoagnosia: falta de reconocimiento espacial del propio cuerpo, falta de la disposición
de alguna de las partes del cuerpo, no identifican el lugar topográfico donde se les toca.
Ocurre en lesiones cerebrales del hemisferio dominante.
o Asomatognosia: falta del conocimiento del cuerpo, incluso niegan la posesión de su cuerpo o
de una víscera concreta. Pueden llegar al extremo de la negación de la existencia de su
corporeidad.
o Heautoscopia: (visión especular) visión del propio cuerpo fuera de uno mismo, como si
estuviera delante del espejo.
o Desdoblamiento: el paciente tiene la convicción de que su Yo se ha dividido, se ha
desdoblado en partes que generalmente son dos, en las que en una de las cuales surgen
vivencias q el paciente reconoce como suyas y en la otra parte no reconoce como de él.
o Disolución: sentimiento profundo de una total aniquilación de la unidad psíquica, lo que
conduce a la disgregación de personalidad. El paciente cree o vivencia la anulación de su
existencia: su psiquismo se ha disuelto, es una antelación de la nada. Ocurre en pacientes
esquizofrénicos, momentos antes de la aparición de la psicosis.
En efecto, las ideas generales pertinentes fenomenológicamente a la "conciencia del yo", tienen
que ver expresamente, con los diferentes modos de apreciar-se, sentir-se, diferenciar-se, valorar-se,
identificar-se, etc. Ponemos un deliberado énfasis en el pronombre reflexivo "se" para remarcar que se
trata de una actitud fundamentalmente auto-orientadora del yo frente a ambos mundos: el
externo y el interno. Los estudios especializados han logrado determinar una serie de aspectos que
configurarían la conciencia del yo, ordenándose del siguiente modo:
Cada uno de estos aspectos suele ser pasible de alteraciones varias, pero no todas ellas han de
encontrarse en la esquizofrenia; de modo que sólo vamos a considerar aquéllos cuyas perturbaciones son
más frecuentemente tributarias de la mencionada psicosis. Ilustremos esto que acabamos de decir, con la
siguiente aclaración: la despersonalización, por ejemplo, es un trastorno del "sentimiento de plenitud
presente, que puede surgir también en la esquizofrenia, pero es mucho más observable en la personalidad
del anancástico; en cambio, el éxtasis -trastorno de la "distinción del yo"-, en su forma patológica es más
propio de la esquizofrenia donde suele presentarse en forma duradera y abrupta, acompañado de otras
alteraciones, generalmente alucinaciones.
Por estas razones, hemos seleccionado aquellas alteraciones de la conciencia del yo que se
presentan en la esquizofrenia de modo casi patognomónico. Las indicamos a continuación:
1) La distinción de la conciencia del yo respecto del mundo exterior y de las demás personas :
es el aspecto según el cual el yo se reconoce como un ser distinto de los objetos del mundo exterior y de
las otras personas que lo rodean: en efecto, yo no me puedo confundir con las cosas del mundo exterior,
así como tampoco puedo confundir todo aquello consubstancial a mi ser, con todo aquello pertinente a la
esencia personal ajena. Sus alteraciones son:
El autismo, consiste, según Bleuler -el forjador del término- en un "desapego de la realidad junto
con el predominio relativo y absoluto de la vida interior"; en la actitud del autista entran en juego
exclusivo los recursos de la imaginación o la fantasía, funciones que, en casos como éstos, tienen por
finalidad satisfacer deseos que no se cumplen o no pueden cumplirse en la realidad; como por ejemplo,
vengarse imaginativamente de supuestas humillaciones o agravios, que desde luego se complican con
fenómenos alucinatorios. Se trata de un síntoma cuyo diagnóstico se hace generalmente por la actitud que
adoptan estos pacientes al retraerse por largos períodos en su domicilio o en algún determinado lugar del
pabellón hospitalario, sin mayor interés en tomar contacto con el exterior o con las personas de su
entorno, o que abandonan el trabajo, los estudios o la profesión, etc.
3) El sentimiento de la constancia virtual: se afecta, según el que cada cual se siente y percibe la
misma persona que fue a lo largo de su vida, desde el momento en que la instancia del yo se configura y
el sujeto es capaz de ejercitar la autoreflexión, lo que habitualmente acontece en las postrimerías de la
niñez. Pero el cambio formal e incomprensible del sentimiento de constancia virtual, consiste en que el
sujeto sostiene enfáticamente haber sufrido una tal "transformación", porque se siente otra persona,
distinta de la que fue hasta un determinado momento; transformación que en algunos casos puede ser
súbita y precisa en el tiempo y lugar. Así sucedió con una paciente, de 33 años, soltera, quien cuenta lo
siguiente: "Una mañana, cuando yo tenía 13 años, acababa de salir del colegio a las 12 del día y me
encontraba en el paradero del ómnibus para tomar el vehículo que siempre me dejaba en mi casa, cuando
de repente 'sentí como un aire', cosa muy rara, y desde ese preciso instante cambió totalmente mi modo
de ser, ya no me sentía la misma chica que siempre fui; llegué a mi casa y conté a mis familiares lo que
me sucedía y no me creían. Desde aquella época yo no salgo de mi casa porque la gente se burla de mí y
me han puesto el apodo de 'gorda'; cuando tengo que regar el jardín, lo hago bien temprano, antes que los
vecinos se levanten y comiencen a burlarse de mi, diciendo siempre: 'ahí está esa gorda' ".
5) La conciencia de unidad del yo: es el aspecto de la conciencia yoica que asegura el sentimiento de
que el yo es único, indiviso e indivisible. Sin embargo, este aspecto de la conciencia del yo, es uno de los
más debatidos modernamente "Nosotros hemos visto que la integración -psíquica- frecuentemente
incompleta, que hay a menudo una tendencia a ser activo en una región, inactivo en otra: el hombre que
está visiblemente absorbido en una tarea o absorto en un estudio profundo, está ciertamente disociado: él
puede hacer cosas de las que no toma debida cuenta, y más tarde niega haberlas hecho; en tales
momentos de 'concentración' hay paradójicamente una liberación de muchas partes del sistema de la
personalidad". El tenor de esta cita nos parece pues, lo suficientemente elocuente.
Como trastornos concernientes a este aspecto de la conciencia del yo, se han descrito en clínica y
en la literatura novelística, casos que se puede agrupar todos ellos bajo el concepto de "personalidades
múltiples" que consiste en la presentación, en un mismo sujeto, de dos o más yoes; es decir, casos de
"personalidad doble" (DOSTOYEVSKI) y casos de "personalidad múltiple" (H. HESSE). G. MURPHY, sostiene
que la mayor parte de los casos de "personalidad doble", pueden sintetizarse en dos tipos: el Tipo I, en
que las dos personalidades mantienen, en su alternancia, total independencia: así, la personalidad A, no
conoce absolutamente nada acerca de los pensamientos y actos de la personalidad B, y B tampoco conoce
nada de A: ellas no se traslapan. En el Tipo II -al que pertenece el caso "BCA" muy estudiado por Norton
PRINCE-, A ignora lo de B, pero B está muy al tanto de las cosas que hace A: B recuerda lo que ha hecho y
pensado A; y cuando A está surgiendo, B puede aún reclamar estar conscientemente activo, controlando
algunos de los mecanismos motores. A este segundo tipo de personalidad doble corresponde el concepto
de "personalidades coconcientes", así denominado por el mismo Morton PRINCE; mientras que al primer
tipo de personalidad doble lo distinguen mejor rasgos recíprocamente opuestos; es decir, el rechazo y el
desconocimiento mutuos. Este último rasgo, el desconocimiento, parece ser el predominante en este
primer tipo, por lo menos en clínica, como los que describe brevemente G. MURPHY: el caso de Ansel
Bourne y el de Mary Reynolds.
Estos trastornos de la conciencia del yo, en los que se observa claramente que los de unidad e
identidad del yo se implican y complican, son de presentación excepcional en clínica psiquiátrica; además,
el hecho de que existe la posibilidad de ser provocados y resueltos por procedimientos hipnóticos hablan
más bien de que dichos fenómenos sean de naturaleza neurótica que psicótica.
Finalmente, un fenómeno susceptible de observación, sobre todo en los esquizofrénicos en los que
cuenta con la complicidad de los trastornos del juicio y de la percepción cenestésica, es el de las llamadas
"personificaciones". El fenómeno de la personificación puede observarse en pacientes que han recibido en
su formación un fuerte influjo religioso y entonces la personificación adquiere este carácter, contaminada
naturalmente, en la esquizofrenia, con elementos alucinatorios. Tal es lo que sucediera con un joven
estudiante -católico observante él-, cuyo brote esquizofrénico se desencadenó al parecer, tras escuchar,
en plena clase una ocurrencia del profesor, al tocarse probablemente un asunto de carácter religioso y
manifestando éste, abierta y sentenciosamente de que la idea vulgar de que Dios existe es una leyenda;
Dios no existe -habría proseguido-, Dios es la conciencia del bien y del mal en el hombre". El paciente
levantóse de su asiento y encaró dolidamente al profesor diciéndole que "cómo es posible que en su
condición de maestro dijera tan tremendo error, negando la existencia de Dios...". Llegó a su domicilio,
sumamente ansioso y preocupado por el incidente descrito; se recuesta en su lecho, estira su mano hacia
el velador e impensadamente da con la Biblia, coge este libro, lo abre al azar, y otra vez es impactado por
una suerte de misterio o milagro": la página correspondía al "Sermón de la Montaña". En ese mismo
instante se siente como Cristo y comienza a leer en alta voz las "bienaventuranzas...". Pasada la primera
crisis, reflexiona y dice: "no soy Cristo, pero en aquel momento me sentía como llamado por Dios, para
continuar la obra de Crist".
6. La conciencia de identidad: aspecto de la conciencia del yo, según el cual el yo se afirma y reafirma
en el sentimiento y convicción de ser el mismo de siempre. Como anormalidades de la identidad del yo,
debemos suscribir la opinión clínica corriente de que las alteraciones de la conciencia de identidad
implican también las de la unidad del yo, como ya lo dijéramos oportunamente. Pero nos parece que en
clínica es posible deslindar verdaderas alteraciones de la conciencia de identidad, reforzadas y sostenidas
de modo radical por el paciente: se trata aquí de pacientes esquizofrénicos que niegan enfáticamente su
identidad; niegan sus antecedentes, su procedencia verdadera, su condición social actual, niegan a los
suyos, etc. Ejemplo: Una paciente relativamente joven, 28 años, es conducida a la consulta por su esposo;
entre otras cosas dice las siguientes: "Yo no sé, doctor, por qué me han traído acá; me creen loca porque
he dicho la verdad".
- Ud. cree, señora, que su esposo puede hacer eso con Ud?
- ¿Cuál esposo, doctor, ése que está esperando allí? No, doctor, ése no es mi esposo!; aquí se han tejido
una serie de maniobras a propósito, para hacer creer a la gente que soy una persona casada; yo no me he
casado acá; tampoco he nacido en este país, yo he nacido en un país lejano de Europa; y mis padres no
son los que me atribuyen; mis padres son reyes, pertenecen pues a la nobleza; yo no soy ésa que dicen
que soy, yo soy la emperatriz, y me han nombrado Jefe del Ejército de Salvación, y para disimular mi
identidad, me han hecho casar con ese señor, pero él no es mi marido... yo tengo que cumplir una misión
muy alta, la de salvar a la humanidad y sacarla de la pobreza y de la humillación...", etc. La negación de la
identidad, en esta enferma, era pues cuestión absoluta y rotunda; e incluía personas y acontecimientos
con valor probatorio, como quedó demostrado al presentársele varias fotografías de su único matrimonio:
ella no era ella, el esposo no era su esposo; familiares y amistades allí presentes tampoco eran tales y la
ceremonia misma era cosa fraguada premeditadamente.
Síndrome de Cotard: El síndrome de Cotard es una rara patología psiquiátrica en la que la persona cree
que está muerta, no existe, se está pudriendo o que incluso ha perdido su sangre y órganos internos. Más
raramente, puede incluir ideas delirantes de inmortalidad.
En un caso se comentaba lo siguiente: "Los síntomas del paciente ocurrieron en el contexto de más
sentimientos generales de irrealidad y de estar muerto. En enero de 1990, después de ser dado de alta en
el hospital de Edimburgo, su madre lo llevó a Sudáfrica. Estaba convencido de que le habían llevado al
infierno (por el calor) y que había muerto de una septicemia o infección generalizada (que había sido uno
de los riesgos en su recuperación) o quizás de SIDA (había leído una historia de un periódico llamado The
Scotsman sobre alguien con SIDA que había muerto por septicemia) o de fiebre amarilla. Pensaba que
había “tomado prestado el espíritu de mi madre para mostrarme el infierno”, y que estaba durmiendo en
Escocia."
Jules Cotard, un neurólogo francés, le dió nombre a este trastorno que fue descrito por primera vez por él y
que nombró como “le délire de négation” (”el delirio de negación”) en una conferencia en París en 1880.
Síndrome de Capgras:
El síndrome de Capgras es un raro trastorno en la cual una persona se aferra a la delirante creencia de
que sus conocidos, más frecuentemente el cónyuge o un familiar cercano, han sido reemplazados por
impostores de apariencia idéntica.
Es más común en pacientes con esquizofrenia, aunque puede ocurrir en aquellos con demencia o lesión
cerebral.
Un informe de un caso mencionaba lo siguiente: "La Sra. D., de 74 años, casada y ama de casa, fue dada
de alta recientemente en un hospital local después de su primera admisión psiquiátrica y se presentó en
nuestra clínica para una segunda opinión. Mientras se tramitaba su admisión a principios de año, ella
había recibido el diagnóstico de psicosis atípica por su creencia de que su marido había sido sustituido por
otra persona. Rechaza dormir junto al “impostor”, cerraba la puerta de su habitación por la noche y pidió a
su hijo una pistola. Finalmente, peleó con la policía cuando se intentó hospitalizarla. A veces, ella pensaba
que su marido era su padre que había muerto hace mucho. Podía reconocer a otros miembros de la familia
y únicamente era incapaz de reconocer a su esposo."
Síndrome de Fregoli:
El nombre está basado en el actor italiano Leopoldo Fregoli que fue famoso por su habilidad para hacer
cambios rápidos de apariencia durante sus actuaciones.
Se documentó por primera vez en 1927 por dos psiquiatras que mostraban el caso de una mujer de 27
años que estaba totalmente convencida de que estaba siendo perseguida por dos actores con los que solía
ir al teatro. Pensaba que esa gente “la perseguía de cerca, tomando la forma de gente que conocía”.
Paramnesia Reduplicativa:
La paramnesia reduplicativa es una ideación delirante en la que la persona cree que un lugar o zona ha
sido duplicado, existiendo en dos o más lugares simultáneamente, o que ha sido “recolocado” en otro
sitio. Por ejemplo, una persona podría creer que, de hecho, que no están en el hospital en el que había
sido admitido, sino un hospital idéntico en apariencia en una zona diferente del país, aunque esto sea
obviamente falso, como comentaba un informe de un caso:
El término “paramnesia reduplicativa” fue usado por primera vez en 1903 por el neurólogo checoslovaco
Arnold Pick para describir un trastorno en un paciente del cual sospechaba que se trataba de la
enfermedad de Alzheimer y que insistía que le habían sacado de la ciudad en la que estaba la clínica de
Pick a otra que parecía idéntica pero que estaba en un suburbio familiar. Para explicar esta discrepancia,
incluso afirmó que Pick y el personal médico trabajaban en ambos lugares.
Síndrome de París:
El síndrome de París es una condición exclusiva de los turistas japoneses. Este síndrome se caracteriza por
una depresión de estos turistas mientras están en esta famosa ciudad. De los millones de turistas
japoneses que visitan la ciudad cada año, alrededor de una docena padece este trastorno y tienen que
volver a su país natal.
La condición es básicamente una forma severa de “shock cultural”. Los educados turistas japoneses que
llegan a la ciudad son incapaces de separar la visión idílica de la ciudad, en vídeos como Amelie, de la
realidad de una moderna y bulliciosa metrópolis.
Los turistas japoneses que se topan con la realidad se vuelven incapaces de discutir y se ven forzados a
reprimir su propia ira lo que desemboca finalmente en una depresión.
La embajada japonesa tiene una línea telefónica disponible las 24 horas para los turistas que padezcan de
este severo shock cultural y pueden aportar tratamiento hospitalario de emergencia si es necesario.