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Problemas Escolares
1. Tipo de problema en relación con las Dificultades en el Aprendizaje
Los Problemas Escolares constituyen el grupo menos grave, aunque probablemente el más
numeroso, de las Dificultades en el Aprendizaje. De acuerdo con la clasificación que
presentamos al inicio, los Problemas Escolares son el Tipo I, es decir, que se caracterizan
por no ser graves, por no manifestar variables personales del alumno afectadas y por no
prolongarse en el tiempo, ya que suelen remitir en el curso regular del proceso educativo sin
que sea precisa intervención especializada más allá del seguimiento tutorizado. Ejemplos de
este tipo de problemas son los alumnos que muestran un rendimiento académico bajo o
medio-bajo, a pesar de que sus capacidades indican que podría obtener mejores resultados;
bajo rendimiento que suele ser especialmente significativo en alguna materia –o parte de
materia- en concreto (por ejemplo, en cálculo, resolución de problemas matemáticos o en
ortografía); que estudian poco y frecuentemente con malos hábitos; que se expresan
pobremente por escrito, aunque leen bien, si bien no siempre comprenden lo que leen; que
no conocen sus posibilidades reales, ni muestran expectativas acordes con ellas.

2. Definición
“Problemas Escolares es un término general que se refiere a un grupo de alteraciones en
los procesos de enseñanza y aprendizaje, que se manifiestan –con frecuencia de modo
inespecífico- como dificultades en los aprendizajes y adaptación escolar (problemas en
determinados contenidos o áreas, lagunas de aprendizaje, inadaptación escolar). Los
Problemas Escolares pueden aparecer lo largo de toda la vida escolar, si bien
mayoritariamente se presentan antes (últimos cursos de la Enseñanza Primaria y en la
E.S.O.) y durante la adolescencia, y en el curso de procesos educativos intencionales de
enseñanza y aprendizaje, formales y escolares, en los que interfieren el logro del aprendizaje
que es el objetivo fundamental de dichos procesos. El origen de estos problemas es
generalmente extrínseco al alumno, es decir, debidos a factores socio-educativos y/o
instruccionales (como inadecuación de pautas educativas familiares, prácticas
instruccionales inapropiadas, absentismo escolar, déficit de motivación de logro, desinterés,
etc.) que interfirieren la necesaria adaptación del alumno a las exigencias de los procesos
de enseñanza y aprendizaje. Los Problemas Escolares pueden ocurrir conjuntamente con
otros trastornos intrínsecos (por ejemplo deficiencia sensorial, retraso mental, trastornos
emocionales graves, trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad, dificultades
específicas de aprendizaje, bajo rendimiento escolar) o con influencias extrínsecas (como
por ejemplo privación social y cultural), aunque no son el resultado de estas condiciones o
influencias”.
3. Caracterización
Las Dificultades en el Aprendizaje provocadas por los Problemas Escolares se manifiestan
como:
a) Dificultades en el Aprendizaje de carácter inespecífico, limitadas en el tiempo y en las
áreas y contenidos afectados, que pueden presentarse durante todo el transcurso escolar
pero preferentemente lo hacen en los últimos cursos de la Educación Primaria y, sobre todo,
durante la E.S.O.
b) Se trata, por tanto, de problemas considerados como leves, que no afectan de forma
dominante al alumno y de carácter reversible. Los alumnos con Problemas Escolares suelen
presentar dificultades de aprendizaje inespecíficas, es decir, que aparecen vinculadas a
contenidos y materias concretas, que pueden variar de unos alumnos a otros, y no a todos
los aprendizajes escolares; y que presentan un carácter difuso y ambiguo, en cuanto que no
aparece ninguna razón específica que explique la aparición del problema.
c) Los alumnos con Problemas Escolares presentan un desarrollo intelectual y un historial
académico normalizados, sólo de manera puntual –en un tiempo, en relación a una materia
o contenidos concretos y/o en circunstancias escolares determinadas (en relación al grupo
de iguales, o a características del profesor y sus prácticas de enseñanza). Un ejemplo muy
frecuente, lo constituyen alumnos que tienen problemas para aprender sólo determinados
contenidos de matemáticas o de lengua, o que manifiestan un rechazo generalizado hacia
las mismas (porque “no les gustan” o porque dicen que ellos “no valen” para aprenderlas),
sin que, por ello, tengan ningún otro tipo de problema. Otro ejemplo, también muy extendido,
lo integran los alumnos que no “comprenden –parcialmente- lo que leen” y que son “casi
incapaces de desarrollar adecuadamente un texto escrito”, es decir, que presentan déficit en
comprensión lectora y en composición escrita. En ocasiones las deficiencias de aprendizaje
que se encuentran en la base de los Problemas Escolares pueden deberse a ausencias
prolongadas del alumno por enfermedad, a dificultades de adaptación a diferentes métodos
de enseñanza (por ejemplo en las transiciones de la E.P. a la E.S.O.) o a las influencias
negativas de determinados amigos o compañeros.
d) Los alumnos con Problemas Escolares no se caracterizan por presentar alteraciones o
déficit en procesos y/o procedimientos psicológicos básicos; no tienen un CI bajo, ni ninguna
otra deficiencia de capacidad, y sólo de forma ocasional y en relación con tareas, contenidos
y situaciones de aprendizaje determinados, pueden mostrar deficiencias -vinculadas al uso,
no a la falta de capacidad- en estrategias de aprendizaje y metacognición (autorregulación),
falta de motivación de logro, expectativas negativas acerca de su capacidad y de su futuro
académico con respecto a tareas y contenidos concretos, atribuciones inadecuadas y, a
veces, inadaptación escolar (falta de disciplina, desinterés).
e) Los Problemas Escolares afectan de modo leve y puntual al aprendizaje de
conocimientos, de procedimientos (como, por ejemplo, estrategias de comprensión lectora,
de composición escrita, de solución de problemas o de algoritmos) y también a la rapidez
con que se llevan a cabo dichos aprendizaje (por ejemplo, deficiencias en la automatización
de procesos de descodificación, en la organización y distribución del tiempo en relación a
las tareas).
f) Lo que diferencia a los Problemas Escolares del resto de las Dificultades en el Aprendizaje
es que remiten con facilidad, a veces incluso de forma espontánea (basta, por ejemplo, con
que pase la situación familiar en que se encontraba el alumno, o con el cambio de profesor,
o a veces simplemente con el paso del tiempo y con él el logro de una mayor madurez), en
cualquier caso estas dificultades no precisan de una intervención psicoeducativa específica,
todo lo más de un proceso de acción tutorial, mediante el cual el tutor se interese por las
circunstancias que está atravesando el alumno y, si es preciso, que oriente al alumno y a
sus profesores.
Por lo tanto, desde el punto de vista psicopedagógico, los Problemas Escolares tienen la
consideración de leves, y sus consecuencias pueden ser fácilmente previstas y subsanadas,
si son detectados y atendidos a tiempo.
g) La consecuencia escolar de estos problemas es que los alumnos rinden por debajo de su
capacidad y que, si son ignorados y no remiten, las consecuencias para el alumno, y para el
sistema educativo, pueden ser muy importantes. Como se ha indicado anteriormente,
diferentes estudios vienen poniendo de manifiesto de forma periódica que un numeroso
grupo de alumnos (que, según la edad, puede superar el 50% de la población escolar)
comete errores importantes en la comprensión de textos sencillos, en la composición escrita,
en la realización de fáciles cálculos matemáticos; y que un 12,4% -como promedio, ya que
en la E.,S.O. alcanza el 14%- tienen problemas para seguir el ritmo normal de clase, a pesar
de que no presentan ningún tipo de déficit.
4. Causa de los Problemas Escolares
Las Dificultades en el Aprendizaje provocadas por Problemas Escolares son debidas a la
combinación de factores externos al alumno, de índole familiar y/o social y, en ocasiones,
también escolar, como resultado de prácticas de enseñanza inadecuadas.
En la explicación de la aparición de los Problemas Escolares rara vez es factible determinar
una causa concreta, de ahí la mención a su inespecificidad, ya que suelen ser el resultado
de diferentes motivos, todos ellos de una importancia muy relativa, que se dan
conjuntamente y que recíprocamente se alimentan. Son factores que afectan de modo
coyuntural y que remiten con facilidad, sin que en la mayoría de los casos sea precisa una
intervención psicoeducativa específica, salvo, si acaso, la mediación y el seguimiento
tutorial. No obstante, es posible señalar dos fuentes causales predominantes:
– Pautas educativas familiares inadecuadas: excesiva permisividad que condiciona la
falta de hábitos y disciplina de trabajo; insuficiente interés por el desarrollo escolar del hijo
(en ocasiones se deriva la responsabilidad hacia la escuela y hacia profesores
extraescolares de apoyo); primacía de valores y objetivos en contradicción con los que se
sustentan y enseñan en el colegio (la importancia del aprendizaje, de los conocimientos y de
la cultura para el desarrollo individual y social, y el valor del esfuerzo personal); sistema de
creencias y actitudes que al tiempo que mitologiza determinados conocimientos (por
ejemplo, hay que ser más inteligente para aprender matemáticas que para aprender otras
materias), desvirtúa las aptitudes y posibilidades reales del alumno y lo exonera de las
consecuencias personales de sus bajos rendimientos.
– Métodos y prácticas de enseñan escolar inapropiados: insuficientes conocimientos
acerca del alumno y sus circunstancias (por ejemplo, sobre la falta de motivación, o sobre la
existencia de problemas personales o familiares); insuficientes recursos humanos,
metodológicos y/o materiales para afrontar los problemas (por ejemplo, la falta de
orientaciones eficaces al profesorado); inadecuación curricular a las características y
conocimientos del alumno (por ejemplo, un mal diseño de los procesos de enseñanza-
aprendizaje en las materias y contenidos en los cuales el alumno presentan dificultades, que
se concreta en objetivos, métodos y prácticas de enseñanza inadecuadas); inadecuación de
las expectativas y actitudes del profesor (por ejemplo, falta de competencia para comprender
y afrontar con solvencia profesional los problemas de los alumnos, expectativas negativas
acerca de las posibilidades de solución y del futuro escolar de los alumnos).
Los Problemas Escolares, considerados de modo unitario e independiente, como venimos
haciendo aquí, no son consecuencia de otros trastornos, como deficiencia sensorial, retraso
mental, trastornos emocionales graves, trastorno por déficit de atención con o sin
hiperactividad, dificultades específicas de aprendizaje, bajo rendimiento escolar; o de
influencias extrínsecas, como, por ejemplo, privación social y cultural. Aunque puedan darse
conjuntamente con ellos, ya que entre las diferentes consecuencias que acarrean dichos
trastornos pueden encontrarse dificultades similares a las descritas como problemas
escolares.
5. Diferenciación con otros trastornos
Los alumnos con Problemas Escolares con frecuencia pasan desapercibidos, dado que sus
dificultades, en comparación con la importancia de las que presentan otros colectivos, son
de índole menor. La vida escolar de estos alumnos suele transcurrir bajo la consideración
generalizada de que son malos estudiantes, aunque podrían no serlo, y que no mucho más
se puede hacer si ellos no quieren mejorar.
La detección y el diagnóstico de los Problemas Escolares puede ser una tarea complicada
porque a veces aparecen asociados a otros trastornos y dificultades con los que suelen
confundirse. Excepción hecha de los problemas escolares que son consecuencia de las
dificultades graves provocadas por déficit sensorial, trastorno emocional grave, TDA-H y
discapacidad intelectual, las dificultades provocadas por los Problemas Escolares se solapan
con:
– Bajo Rendimiento Escolar.
– Privación Socio-Cultural.
– Trastornos de conducta.
– Trastornos por ansiedad.
a) Las dificultades por Bajo Rendimiento Escolar presentan las siguientes características
básicas:
– Déficit grave de aprendizajes escolares en conocimientos, procedimientos y actitudes, con
un retraso de nivel estimado entre dos y cuatro cursos escolares.
– Déficit en procesos y procedimientos psicoligüísticos básicos para el aprendizaje, como
comprensión y expresión del lenguaje oral y escrito.
– Déficit en el uso oportuno y eficaz de procedimientos de pensamiento y de
metaconocimientos, como estrategias de comprensión, de composición, de solución de
problemas, de solución de conflictos interpersonales, de autocontrol.
– Déficit grave de motivación de logro por los aprendizajes escolares. – Trastornos de
comportamiento con indisciplina que determinan una grave inadaptación escolar.
b) En cuanto a la Privación Social y Cultural sus características fundamentales son:
– Deficiencias familiares en la estimulación lingüística, cognitiva, afectiva, educativa y social.
– En casos de grave cronicidad de las condiciones de privación pueden producirse
importantes retrasos en el desarrollo psicológico.
– Marginalidad, con frecuencia provocada y/o combinada con pobreza.
– Desestructuración social: sistema de valores, normas y creencias sociales parcialmente
diferentes -cuando no en contraposición- a los imperantes en la escuela.
– Frecuente desestructuración familiar.
– Absentismo escolar, y tardía, cuando no inexistente, educación infantil.
– Graves lagunas de aprendizaje en todos los aspectos: contenidos, procedimientos y
actitudes. Las carencias en el desarrollo pueden llegar a dificultar seriamente el aprendizaje
y la adaptación escolar
– La Privación Socio-Cultural es un importante factor de riesgo de inadaptación social,
delincuencia juvenil y fracaso escolar.
c) Las características fundamentales del Trastorno de Conducta son:
– Patrón de comportamiento de persistente de violación de las reglas sociales y los derechos
de los otros, con cuatro comportamientos sintomáticos: – agresiones a personas y animales
– destrucción de la propiedad
– mentira y robo
– violaciones graves de las reglas
– Déficit de procedimientos eficaces en la solución de conflictos interpersonales y en la
autorregulación y el autocontrol.
– Dificultades en el aprendizaje de carácter inespecífico, con importantes deficiencias en
conocimientos.
– Presentarse habitualmente a edades tempranas.
– Considerarse como un buen predictor de trastornos antisociales en adultos.
d) Las características fundamentales del Trastorno por Ansiedad son:
– Patrón persistente de intranquilidad, irritabilidad y dificultades de concentración.
– Retraimiento.
– Impulsividad.
– Síntomas somáticos (como dolores de cabeza y de estómago).
– Dificultades en el aprendizaje inespecíficas y temporales.
Por el contrario, las dificultades en el aprendizaje provocadas por los Problemas Escolares:
– No entrañan un déficit grave de aprendizajes escolares: ni en contenidos, ni en
procedimientos, ni, tampoco en actitudes.
– No indican ningún déficit en procesos y procedimientos básicos para llevar a cabo con
éxito el aprendizaje.
– No muestran una grave desmotivación de logro que afecte a todas las materias y
contenidos.
– Pueden darse en cualquier hogar y grupo social, es decir, no dependen de características
particulares de grupo o clase social.
– Se presentan a edades escolares avanzadas (al final de la Educación Primaria y durante
la E.S.O.).
– No son un factor de riesgo de trastornos posteriores, sea de la índole que sean, en todo
caso de una mayor posibilidad de abandono escolar si se dan asociados a otras alteraciones
o conflictos (como, pobreza, marginalidad o desestructuración familiar).
– No cursa con padecimientos provocados por ansiedad y estrés, si bien estos trastornos
puedan ocasionar dificultades de aprendizaje y adaptación escolar.
– No entrañan conflictos interpersonales, trastornos graves del comportamiento y
desadaptación. En general, se trata de alumnos socialmente adaptados, con amigos y
buenas relaciones afectivas, pero que no estudian o, más bien, que estudian poco, y que
ocasionalmente muestran conductas inapropiadas en la escuela.
6. Factores de riesgo
El carácter leve, desde la perspectiva psicoeducativa, de los Problemas Escolares, unido al
hecho de que suelen aparecer de modo progresivo y en cualquier etapa escolar, si bien es
en los cursos de transición dónde con más frecuencia se presentan, dificulta la selección de
indicadores de riesgo y, en consecuencia, la labor de detección que deben realizar
profesores y tutores. No obstante es posible señalar algunos factores cuya presencia puede
ser un buen indicio de que pueden desarrollarse (si es que no lo han empezado a hacer ya)
Problemas Escolares:
- Dificultades en el aprendizaje de carácter leve.
- Baja motivación de logro escolar.
- Frecuentes faltas de asistencia.
- Pocos hábitos lectores y escritores (que suelen cursar con deficiencias en la comprensión
lectora y en la composición escrita).
- Inmadurez emocional y/o social.
- Indisciplina.
- Malas compañías.
- Pautas educativas familiares inadecuadas.
- Historial de métodos y prácticas de enseñanza insuficientes e inapropiadas.
7. Pronóstico
Las dificultades en el aprendizaje ocasionadas por Problemas Escolares, son fácilmente
recuperables. De hecho, en la mayoría de los casos ni siquiera precisan intervención
psicopedagógica especializada, todo lo más pautas de acción y seguimiento tutorial que
supongan, además de mejoras en los procedimientos y hábitos de aprendizaje de los
alumnos, cambios en los métodos y prácticas de enseñanza de maestros y profesores, y en
las pautas y actitudes educativas de los padres. Con los recursos humanos y materiales con
los que actualmente se cuenta, los conocimientos que se poseen, y la poca relevancia
psicoeducativa estas dificultades, la prevención y, en su caso, la intervención deberían ser
una garantía eficaz para evitar la trascendencia individual y el coste social que tienen los
Problemas Escolares.

Referencias
- ALONSO, J. (1995): Orientación Educativa. Teoría, Evaluación e Intervención. Madrid.
Síntesis.
- ALOYZY, D. (2001): A reconceptualization of learning disabilities via a selforganizing
systems paradigm. Journal of Learning Disabilities, 34, 1, 79-94.
- ÁLVAREZ, L. y GONZÁLEZ-PIENDA, J.A. (1999): Intervención psicopedagógica. Madrid.
Pirámide.

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