Chagas en Argentina

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El Chagas según Santiago

Relaciones sociales, ambiente y enfermedad de Chagas en un


paraje de Santiago del Estero, Argentina

Autora Andrea Mastrangelo


Dra. en antropología social
andreaveronicamastrangelo@gmail.com

Equipo de Trabajo de Campo:


Sra. Graciela Cejas, Lic. Nicolás Deambrosi, Yuri Deambrosi y Dra.
Andrea Mastrangelo.

Búsqueda y análisis bibliográfico :


Lic. Nicolás Deambrosi
Cartografía:
Lic. Marianela Figueroa
Consultor arquitectura: Arq. Leandro Rosso

Para Fundación Mundo Sano, Sede Añatuya


Marzo-Diciembre 2009
El Chagas según Santiago/ Andrea Mastrangelo
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Resumen Ejecutivo1
Este texto es el informe final de investigación del proyecto “Identificación de
actores y representaciones sociales sobre la enfermedad de Chagas en el paraje
Pozo Herrera, Añatuya, Taboada, Santiago del Estero, Argentina”. El lugar de
trabajo de campo fue elegido por la Sede Añatuya de Fundación Mundo Sano
para la implementación de la tercera experiencia de mejoramiento de viviendas
para la vigilancia y control de vectores de la enfermedad de Chagas (2009-2010).
La investigación etnográfica en ese paraje tiene como objetivo generar
información de base para optimizar el mejoramiento de viviendas.

Los resultados se exponen en 4 capítulos. El Capítulo 1 describe la inserción


social de la población rural objetivo de la intervención de mejoramiento. El
Capítulo 2 realiza un análisis de uso social del espacio doméstico y las
interacciones naturaleza-cultura. Asi, se propone complementar la comprensión
sanitaria del espacio que distingue entre “domicilio”-“peridomicilio”-“monte”,
describiendo cómo están organizados y qué relaciones mantienen entre si estos
espacios desde el punto de vista de los pobladores del paraje. El Capítulo 3
describe cómo quienes realizamos el trabajo de campo nos involucramos en el
lugar de estudio. Esta descripción incluye la realización de talleres de creación
colectiva de arte y la producción de un cortometraje documental sobre la
experiencia. Se adjunta al informe una copia DVD de esa película. El Capítulo 4
inserta la investigación entre los trabajos publicados recientemente sobre la
temática.

La investigación científica de un siglo sobre las formas de transmisión de la


enfermedad de Chagas en América Latina, hace hincapié en las condiciones de
vida de la población como el principal problema para una vigilancia y control
vectorial eficientes. Sociológicamente, entonces, se hace relevante entender por
qué persiste la precariedad de las viviendas y su reinfestación con triatominos.

1. En este sentido, el primer problema teórico surgido del trabajo de campo


en el paraje Pozo Herrera fue determinar la inserción social de las
unidades domésticas en la estructura social agraria de Santiago y la
Argentina. Para comprender la diversidad social del paraje, fue necesario
esclarecer qué tipo de agricultores familiares son y cuáles formas de
articulación regional-nacional tienen.
2. Para ello, en primera instancia se realizó una revisión bibliográfica
orientada a reconstruir la historia del poblamiento de la región y el paraje
desde fines del Siglo XIX. Se pudo precisar que los actuales pobladores se

1 Los números de párrafo en el Resumen Ejecutivo se corresponden con los números


que titulan por acápites en cada capítulo. De modo que lo que el párrafo del resumen
presenta abreviado, el lector lo encontrará detallado en ese número de sección en el
texto principal.

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asentaron en pequeños núcleos de población rural cercanos al trazado del


ferrocarril, como peones de extracción forestal nativa para carbón, leña,
postes y materia prima ferroviaria.
Este tipo de ocupación del espacio se centraba en autoconstrucción de
viviendas por parte de los peones, quienes con materiales nativos (agua
tierra, troncos y pasto) generaban viviendas de bajo costo que podían ser
abandonadas al mudarse para trabajar en otro sector del monte, en faenas
forestales.
3. Para fines del Siglo XX, cuando había terminado la explotación forestal de
gran capital y se habían levantado los ramales ferroviaros, los circuitos
locales de movilidad de la población en este territorio se acotaron,
generándose asentamientos más estables cerca de las estaciones. Se
conformaron asi los parajes, como conjuntos de Unidades Domésticas (en
adelante UD) asentadas en Unidades de Tierra sin límites definidos que
ocupan trabajo familiar para producción ganadera extensiva de caprinos.
En estas UD la pobreza puede determinarse por el umbral de ingreso, pero
también por la precariedad de los medios de producción y sobrecarga de
trabajo de los miembros de la familia (p.e. no hay energía eléctrica, se
requiere trabajo humano para la procura del agua para personas y
animales).
4. A consecuencia de este proceso histórico, la no propiedad o las
“explotaciones agropecuarias sin límites definidos”, como las categorizan
los Censos Nacionales Agropecuarios, fue la forma predominante de
tenencia de la tierra en el medio rural santiagueño. Esto fue asi hasta que
en la década de 1980 se legitimaron legalmente una serie de
expropiaciones entregando títulos de propiedad de “estancias”, hecho que
empobreció a los anteriores propietarios legítimos (por ocupar una tierra
fiscal en posesión veinteañal). Esta estructura productiva organizó el
espacio social del paraje del modo en que lo conocemos hoy: una villa y
las estancias. En la villa residen agricultores familiares que producen
principalmente ganadería caprina extensiva y agricultura los años con
balance hídrico adecuado, vendiendo fuerza de trabajo a las “estancias”
locales y a empresas de producción de semillas en el valle de Catamarca,
Córdoba y la Provincia de Buenos Aires en forma cíclica, cada año.
5. La situación de los pobladores del paraje Pozo Herrera que serán
beneficiarios del proyecto de la FMS forma parte del debate
contemporáneo de la sociología rural latinoamericana. En síntesis la
pregunta es ¿son campesinos o son trabajadores rurales? Nuestra
respuesta es: son ambas cosas. Son agricultores familiares descapitalizados
por una expropiación, pero también son trabajadores rurales por su
presente y por su histórica inserción en la estructura agraria regional como
trabajadores rurales estacionales. Por ser trabajadores rurales
sobreexplotados, deben mantener sus explotaciones rurales para la
subsistencia de sus familias en los períodos en que están desempleados. El
reconocerlos también como “campesinos”, nos permite por un lado dar
cuenta de la autoadscripción que algunos de ellos tienen en la acción

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colectiva (MOCASE), y por otro, explicitar el conflicto por la propiedad de


la tierra en que están insertos, que es una de las causas del
empobrecimiento que los obliga a vender su fuerza de trabajo dentro y
fuera de la localidad.
6. El conflicto por la propiedad de la tierra es actualmente estructurante de
las relaciones sociales en Pozo Herrera y tiene continuidad en la
apropiación de los recursos naturales. El agua, la leña, las pasturas, tanto
como las servidumbres de paso son motivos de disputa entre propietarios
legítimos que no renuncian a su derecho y apropiadores legales. Por tanto,
consideramos que actualmente el paraje se compone de tres tipos de
explotaciones agrarias: campesinos-trabajadores descapitalizados,
campesinos-trabajadores capitalizados en litigio por la tenencia de la tierra
y latifundistas. Esta tipología da cuenta de la estructura social del paisaje
de varios parajes rurales del Sureste santiagueño en conflicto por la
tenencia de la tierra, en los que se distingue entre la villa (compuesta por
Unidades de Tierra con tenencia regular de 10 Has. ó menos), propietarios
en litigio (de 25 a 1000 Has) y las estancias (con superficies superiores a
2000 Has.).
A las limitaciones productivas impuestas por el cercado de las parcelas o el
acceso a recursos como el agua (los pozos de abastecimiento de agua
subterránea dulce quedaron dentro de la estancia Barrios) se suman las
ambientales propias de la ecoregión del chaco seco (571 mm promedio de
precipitación anual entre 2003-2007, concentradas en diciembre y enero,
agua subterránea salada).
7. Uno de los objetivos específicos de esta investigación fue la descripción de
las condiciones sociosanitarias y los procesos sociales que podrían estar
contribuyendo a hacer recurrentes las reinfestaciones de las viviendas por
triatominos.
Indagando sobre las condiciones sociosanitarias, al compartir vida
cotidiana con los pobladores del paraje, nos preguntamos si la distinción
domicilio-peridomicilio utilizada como indicador de riesgo sanitario en las
investigaciones y la vigilancia y control entomológico, describía lo que
veíamos en campo. Es decir, partimos de preguntarnos ¿qué validez tiene
esta distinción desde el punto de vista de las actividades de los
pobladores? La reificación (del latín res: cosa) de la distinción entre un
“domicilio” –“peridomicilio” (como espacios antropizados) distinguibles
de un fondo de “monte” (como espacio de la naturaleza), se nos presentó
como una dificultad para entender cómo construyen el paisaje y las
interacciones naturaleza-cultura los pobladores de Pozo Herrera. Porque
tanto para las cabras, las gallinas como para las personas no parece
limitarse la circulación ni la proximidad entre “domicilio” y
“peridomicilio”.
Por otra parte, aunque el monte es cualitativamente diferenciado del
espacio doméstico las personas y animales domésticos van asiduamente al
monte por varios motivos y es frecuente que animales y plantas del monte
estén en el cuadro doméstico por diferentes criterios de uso (ver Tabla 2).

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8. En Pozo Herrera las interacciones entre los humanos y el ambiente monte


chaqueño son de tipo natural (leña, cría de animales silvestres que quedan
“guachos”) y sobrenatural (“los enanos que estudian; la perra tetuda y la
chancha tetuda, el almamula, el humita”). Es habitual que niños/as y
adultos refieran historias de aparecidos y visiones relacionadas con
entidades sobrenaturales como parte de su cotidiano. Si no los han visto,
temen a su aparición y casi todos conocen un lugar (la salina que se ve
cerca de El Colorado) o una persona (cercana, conocida) a quién se le han
aparecido.
Otro indicador de valores humanos en la naturaleza es la identificación de
alimentos, medicamentos y materiales de construcción entre plantas y
animales silvestres (algarroba para harina, guazunchos, matacos, tuzca
como antibiótico, cedrón en pasto para el corazón, grasa de iguana como
cicatrizante, pasto aibe para la techumbre, etc.). Clasificación empírica que
da cuenta de conocimiento experimental previo de varias generaciones y
recorridas con observaciones minuciosas y sistemáticas.
Como consecuencia de este rasgo de la cultura rural santiagueña, en lo
doméstico se convive con animales y vegetales que son traídos del monte.
Del mismo modo que en lo doméstico, no hay distanciamiento físico
tabuado entre animales domesticados y humanos (perros, gallinas y cabras
conviven con humanos en los sectores más íntimos del cuadro doméstico).
Asi, en la representación y en las prácticas de los pobladores, “domicilio”,
“peridomicilio” y “monte”, más que tres sectores diferenciables del
espacio se presentan como un entramado en escala de grises.
9. Las técnicas de construcción de las viviendas rurales de Santiago del
Estero han sido relevadas ya por otros etnógrafos. Di Lullo (1969)
caracterizó al rancho santiagueño: “cuatro horcones de quebracho
colorado, su techo de tirantes y soleras de quebracho blanco, con ramas de
jarilla que se cubren con tierra y unas paredes de quincha” (op.cit.:39).
El análisis del patrón arquitectónico de las viviendas de Pozo Herrera dio
como resultado que respetan un patrón cultural en el tipo de estructuras
que construyen y los materiales y métodos con el que las ejecutan. Las
distancias que organizan las proporciones del paisaje doméstico inmediato
no son proporcionales entre una unidad de tierra y las contiguas, ni dentro
de un mismo tipo social agrario, probablemente como consecuencia de los
conflictos por la tierra que se han sucedido en los últimos 30 años.
10. La revisión bibliográfica da cuenta de otras experiencias de mejoramiento
de viviendas populares en América Latina: en el Chaco boliviano (Verdú y
Ruiz 2003) y en Colombia (Guhl 1999).
11. El diagnóstico de las dificultades de los mejoramientos anteriores de la
FMS en Santiago del Estero permitió enfocar la optimización en 4 ejes:
a. Captación de agua por el techo: se concluyó que es necesario
generar las condiciones de captación y estiba de agua llovida y/o
agua tratada en el cuadro doméstico. Los aljibes generan un ahorro
relevante de dinero y trabajo.

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b. Innovaciones en los sistemas de acopio de agua: se podría


incorporar una máquina simple, llamada bomba soga, que
mediante reuso de una llanta de bicicleta con una manivela reduce
el trabajo para sacar agua de pozo a superficie.
c. Revoque en el cieloraso: se consensuó el empaque de la quincha con
silo bolsa y la terminación de un goterón con una varilla de madera
como mejor práctica para los casos en que se requiera renovar el
techo. Se encuentra todavía en ensayo experimental una práctica de
mejoramiento del cieloraso de las viviendas cuya techumbre se
encuentre en buenas condiciones. Queda pendiente probar una
malla soporte liviana y que no se corroa, del mismo modo que un
adhesivo que dé adecuada plasticidad a la argamasa.
d. Letrinas: no se realizan recomendaciones, aunque se analizó la
opción de construir cámaras sépticas y pozos ciegos para evitar la
saturación del suelo.
Se realizará una Guía Técnica Audiovisual para el mejoramiento de
viviendas con la experiencia de Pozo Herrera.

12. ¿Qué sentido tuvo hacer trabajo de campo con niños/as en un programa
de mejoramiento de viviendas para vigilancia y control de la enfermedad
de Chagas?
Analizar las representaciones sociales que los niños tienen sobre la
enfermedad de Chagas es relevante pues son los pacientes en los que el
tratamiento conocido impide el desarrollo de la fase crónica de la
enfermedad y tiene mejor tolerancia.
13. La convocatoria de los niños a 4 talleres de creación colectiva sucesivos
posibilitó la comunicación a través del juego. El juego es una forma de arte
y siguiendo a Gadamer (1998) el arte es juego, es símbolo y es ritual.
Desde el punto de vista de la investigación social, la creación colectiva
generó un movimiento subjetivo en los participantes y un hecho social.
La expresión artística mostró precisión como técnica de investigación
social sobre la infancia en dos sentidos: 1) posibilitó la comunicación no
verbal, generando confianza entre los investigadores, los niños y sus
familias. Este proceso fue modificando el orden, la dinámica, la oralidad y
la corporalidad de los/as participantes en los talleres. 2) Orientó el
movimiento de la subjetividad de la creación individual a un producto
colectivo: primero una obra teatral, luego el títere de la vinchucaca y
finalmente la creación de máscaras de personajes sobrenaturales que
habitan el monte. La principal motivación de los talleres fue la pregunta
¿qué sabés vos sobre la enfermedad de Chagas?
14. La película documental “El Chagas según Santiago” es una parte
fundamental de este informe. Narra el proceso de construcción de
conocimiento de la investigación. Se compone de 4 partes con 3 intervalos.
La primera parte aborda el conflicto por la tierra, la segunda el trabajo
campesino y la enfermedad de Chagas, la tercera los actores sociales en la
vigilancia, control, diagnóstico y tratamiento de la enfermedad. Los

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intervalos y la cuarta parte muestran las actividades de los talleres de


creación colectiva.
Cinco ideas centrales orientaron la selección de contenido de la
documental: Idea central I: “Hay porcentajes de incapacidad laboral por el
Chagas”. Idea central II: “Las vinchucas viajan debajo de los bolsitos,
cuando llevo a los jornaleros”. Idea central III “Los vinchuqueros hacen
todos lo mismo”. Idea central IV: “Vivir con Chagas: el diagnóstico es
tardío, el tratamiento muy tóxico y el hospital queda lejos”. Idea central V
“Me pincharon y me curaron el Chagas”.
15. El Capítulo 4 realiza una reseña actualizada de los estudios
epidemiológicos recientes sobre Chagas.
El vector de la enfermedad de Chagas (Triatoma infestans) comparte la
vivienda con el ser humano, alimentandose de sangre en los horarios de
sueño. Las formas de transmisión son: vectorial y no vectorial.
La infección presenta 2 estadíos clínicos: fase aguda y fase crónica. Se
diagnostica por análisis de sangre. Se recomienda que la enfermedad sea
atendida por el sistema de APS y no por especialistas. Se espera que la
APS dé un enfoque preventivo y adapte la atención médica a las
características locales.
La prevención de la transmisión vectorial es por vigilancia y control del
vector.La vigilancia se compone de sensores, búsqueda de insectos y
espulgue. El control es con piretroides sintéticos. Investigaciones recientes
(Gürtler 2007 y Cecere 2004 y 2006) mostraron que los tratamientos con
insecticidas piretroides floables a dosis standard tienen mucha menor
efectividad en sitios peridomésticos en todo el Gran Chaco que lo que
comúnmente asumieron los programas de control de vectores en
Argentina. Según estos estudios ésto puede explicarse por las
características físicas de las estructuras peridomésticas (Gürtler 2007:146).
En este sentido, esta investigación trató de avanzar en comprender qué
sentido tiene el peridomicilio para quienes lo habitan (Salomón 2002).
En los casos de transmisión no vectorial se considera especialmente
importante la detección precoz en niños menores de 15 años pues puede
revertirse completamente la infección.
16. En Argentina organismos estatales a nivel de federal y una ONG han
elaborado un Manual de líderes comunitarios para la vigilancia y control de la
transmisión vectorial de la enfermedad de Chagas en zonas rurales y peri urbanas.
La propuesta se centra en el modelo Segura de formación e intervención
de redes sociales para la salud en Argentina (Segura 2005). Este manual
postula que el control de la transmisión vectorial en manos de la
comunidad puede realizarse mediante 4 actividades: talleres, control
químico y vigilancia, denuncia que conduzca a un inmediato tratamiento
con insecticidas y mejoramiento de la vivienda.
Consideramos que estos postulados tienen fuertes limitaciones. Presentan
una visión ingenua del cambio social que puede lograr el “líder
comunitario”, al mismo tiempo que parten de definir a la comunidad
como unidad homogénea que comparte idioma, costumbres y creencias,

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El Chagas según Santiago/ Andrea Mastrangelo
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cuando la sociología política contemporánea describe a las sociedades


como heterogéneas y multiculturales (Briones, Laclau), con diferencias de
intereses, diversidad sociocultural y conflicto. Por otro lado, el problema
de delegar completamente la salud en manos de la comunidad es que,
desde la perspectiva de los actores comunitarios, las vinchucas y el Chagas
pueden no constituir un riesgo prioritario sobre el que sea necesario
intervenir.
Al mismo tiempo, existe una tensión que recorre todo el Manual entre el
reconocimiento de un saber preexistente en los participantes y la
necesidad de “concientizarlos”. Si bien se reconoce que existen
representaciones sociales no científicas, no se les reconoce valor de verdad,
ni se busca un horizonte de comunicación entre ellas y las representaciones
científicas.
17. Los estudios socioepidemiológicos relacionan Chagas y migración en el
sentido que la migración explica la aparición de casos urbanos en países
subdesarrollados y en ciudades de los países centrales donde hay
migración originaria del área endémica (Briceño León 2007). La
investigación sobre Chagas en Pozo Herrera permite complejizar este
abordaje planteando que hay migración de retorno al área rural,
inmigración de países limítrofes en el área rural, tanto como dispersión del
vector a otros ecosistemas del área endémica por migración estacional de
trabajadores.
18. El interés de la Iniciativa del Cono Sur (OPS 1999; 2005 Montevideo; Sosa
Estani 2007:110; Gürtler 2007:141) en el diagnóstico y tratamiento en niños
fue usado como motivación para el estudio de sociodiagnóstico sobre
Chagas en la comunidad de Pozo Herrera. Aunque es una medida
eficiente, no está exenta de problemas: no hay dosificación pediátrica de la
única droga de tratamiento (com. pers Dra. Cécere) y los niños
interrumpen el crecimiento durante el tratamiento (com. pers. Dr. Mujica).
Hay varias iniciativas internacionales confluyentes en que LAFEPE (Pe,
Brasil) produzca la fórmula pediátrica de benznidazol.
Por nuestra parte, en continuidad con las metodologías aplicadas
incentivamos a que la investigación operativa genere conocimiento sobre
los ciclos locales de reinfestación de las viviendas, enfocándose a la
circulación de personas y recursos entre el cuadro doméstico y el monte,
de modo de proponer prevención regulando prácticas de riesgo.

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El Chagas según Santiago/ Andrea Mastrangelo
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Índice
Resumen Ejecutivo.................................................................................................................... 2
Capítulo 1: Campesinos y trabajadores. Análisis sobre la inserción social como
trabajadores de pequeños propietarios de un paraje rural del sureste santiagueño. 12
1. Introducción, objetivos y métodos de investigación ...................................... 12
2. “El Pozo de Herrera”........................................................................................... 13
3. Organización social y actividad económica en Pozo Herrera....................... 14
Los testimonios: “La mayoría somos todos desempleados en el sistema” . 16
El carbonero.......................................................................................................... 16
El peón rural ......................................................................................................... 17
El trabajador rural estacional ............................................................................. 18
Un día, una semana y un año de trabajo en una UT de Pozo Herrera ........ 19
4. La no propiedad como forma de tenencia de la tierra ................................... 20
5. Discusión teórica acerca del campesinado....................................................... 22
6. Tipología y conclusiones .................................................................................... 25
Capítulo 2: Insumos y tareas de este proyecto tendientes a optimizar el
mejoramiento de viviendas ................................................................................................... 27
7. Domicilio y paisaje en Pozo Herrera ................................................................ 27
8. Descripción interacciones monte y cuadro doméstico de las Unidades de
Tierra. ........................................................................................................................ 29
9. Caracterización del tipo cultural de vivienda rural en PH............................ 31
Análisis de las medianas..................................................................................... 34
Gráfico de Voronoi-Thiessen ............................................................................. 34
10. Revisión bibliográfica sobre programas de mejoramiento de viviendas y
Chagas ....................................................................................................................... 41
11. Reunión de trabajo para elaborar un listado de recomendaciones para
mejoramiento de la vivienda rural en PH por Fundación Mundo Sano ........ 43
a. Captación de agua por el techo: ................................................................ 44
b. Innovaciones en los sistemas acopio de agua ......................................... 44
c. Revoque del cieloraso.................................................................................. 45
d. Letrinas ......................................................................................................... 46
Guía en video para el mejoramiento de viviendas ......................................... 47
Capítulo 3: El Chagas según Santiago: una experiencia de creación colectiva............ 48
12. ¿Por qué con los niños?..................................................................................... 48
13. Los talleres de creación colectiva .................................................................... 48
Contenido de los talleres ................................................................................ 50
14 Una película documental “El Chagas según Santiago”. ........................... 52
Idea central I “Hay porcentajes de incapacidad laboral por el Chagas”........... 53
Idea central II “Las vinchucas viajan debajo de los bolsitos, cuando llevo
a los jornaleros”................................................................................................ 54
Idea central III: “Los vinchuqueros hacen todos lo mismo” ..................... 54
Idea central IV:”Vivir con Chagas: el diagnóstico es tardío, el tratamiento
muy tóxico y el hospital queda lejos”........................................................... 56
Idea central V “Me pincharon el dedo y me curaron del Chagas” .......... 57
Capítulo 4. Revisión bibliográfica sobre aspectos sociales de la enfermedad de
Chagas ....................................................................................................................................... 58

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El Chagas según Santiago/ Andrea Mastrangelo
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15 La enfermedad de Chagas y su vigilancia y control...................................... 58


16 Aspectos sociales de la vigilancia y control ................................................... 63
17. Migraciones y Chagas ....................................................................................... 65
18. Chagas e infancia ............................................................................................... 66
19. Reflexión final .................................................................................................... 69
Bibliografía citada ................................................................................................................... 73
Mapa 1 Ubicación de las unidades domésticas analizadas en el paraje Pozo Herrera.
..................................................................................................................................................... 78

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El Chagas según Santiago/ Andrea Mastrangelo
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Anexo 1 Posters “El Chagas según Santiago” .................................................................... 78


Anexo 2 Presentación Powerpoint sobre el proyecto presentada a técnicos FMS sede
Añatuya 9/9/09.......................................................................................................................... 81

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El Chagas según Santiago/ Andrea Mastrangelo
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Capítulo 1: Campesinos y trabajadores. Análisis sobre la inserción social


como trabajadores de pequeños propietarios de un paraje rural del sureste
santiagueño

1. Introducción, objetivos y métodos de investigación


Este texto es parte de una investigación en curso en el paraje rural Pozo
Herrera, Departamento General Taboada, en el sureste de la provincia de
Santiago del Estero, para optimizar el desempeño de un programa de
prevención, vigilancia y control de la enfermedad de Chagas promovido por la
ONG Fundación Mundo Sano.
El objetivo de este capítulo es precisar los conceptos teóricos que describen la
historia de los pobladores de este paraje y construir una tipología que de cuenta
de las formas actuales de producción y tenencia de la tierra.
La hipótesis que esta tipología contribuye a validar es que las relaciones entre
las explotaciones agrarias locales están signadas por el conflicto por la
propiedad de la tierra y por la apropiación de los recursos naturales. El agua, la
leña, las pasturas, tanto como las servidumbres de paso son motivos de disputa
entre propietarios legítimos que no renuncian a su derecho y apropiadores
legales. Mientras que aceptar el status quo de la expropiación en manos de las
estancias o permanecer en conflicto con ellas es lo que enfrenta entre sí a las
Unidades Domésticas de los campesinos-trabajadores residentes en la villa.
Estos conflictos resultan estructurantes de las relaciones sociales del paraje,
condicionando tanto la posibilidad de acción colectiva, como la implementación
de mejoras productivas (promovidas por la ONG Instituto de Cultura Popular –
INCUPO-) y sanitarias (programa de mejoramiento de viviendas para el control
de la endemia chagásica, ONG Fundación Mundo Sano) .
Las metodologías aplicadas para generar los datos presentados en este artículo
fueron cualitativas (entrevistas en profundidad y observación participante) y
cuantitativas (censo de las Unidades de Tierra2, con caracterización de uso
social y productivo del espacio), además de revisión bibliográfica y de archivo.
Una versión del texto de este primer capítulo fue presentada por el Encuentro
de Jóvenes Investigadores de El Colegio de Santiago, Santiago Capital en
octubre de 2009. Una participante en ese encuentro, nos invitó a presentarlo
también en II Jornadas Internacionales de Investigación y Debate, Facultad de
Filosofía y Letras UBA 11 y 12 de Diciembre 2009. Una versión corregida será

2 Las explotaciones agrarias de los campesinos-trabajadores del paraje ocupan


Unidades de Tierra (Mathieu de LLinás 2007). Definimos como Unidad de Tierra al
espacio social que ocupan las Unidades Domésticas de Pozo Herrera constituido por
dormitorio con alero, horno de barro, gallineros, corrales, bretes, pozos, bebedero de
ladrillo, picas o caminos internos para el transporte, cercos, aljibes, represas,
sembradíos, cría de animales, aguadas, con o sin alambrado/cerco perimetral. En la
mayoría de los casos, la superficie de una Unidad de Tierra no constituye una Unidad
Económica de explotación agrícola sustentable para la eco región.

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publicada como capítulo en un libro del PICT 676/2006 (Responsable Dra.


Andrea Mastrangelo) de próxima aparición.

2. “El Pozo de Herrera”

La llegada del ferrocarril al sudeste santiagueño entre 1891 y 1912, junto con la
explotación forestal, formó centros de población efímeros: parajes dónde en
casas precarias y autoconstruidas con materiales locales residían los
trabajadores (Tasso:1998). Uno de esos núcleos forestales, Añatuya ubicado a 44
Km. de Pozo Herrera, se convirtió en centro de gran actividad comercial. Hacia
1913 existían en sus alrededores 137 obrajes y 15.000 obreros trabajando en la
explotación forestal, siendo Añatuya su principal centro de aprovisionamiento
y embarque (Basualdo: 1982). Así, “ella que había nacido de un vuelco fortuito
de las locomotoras, desarrolló a su alrededor explotaciones forestales, la
ganadería y la agricultura, el comercio y la industria” (Basualdo:1982: 251-252)
se transformó en el centro poblado más importante del sur de la provincia. Esta
situación de relativa centralidad que conserva en el presente puede atribuirse a
su condición de nudo de caminos entre el sureste de Santiago y el suroeste del
Chaco (línea Añatuya-Quimilí-Charata, rutas provinciales 6 y 94).
Cuando se construyeron las líneas férreas secundarias al interior del Chaco
Santiagueño los poblados se ubicaron en zonas cercanas a las estaciones. Esta
relación entre ferrocarril y obraje se reprodujo aun en los tramos periféricos de
la línea ferroviaria, uno de ellos pasaba por Pozo Herrera. Testimonios locales
contemporáneos dan cuenta que este tren de carga y transporte de pasajeros se
desprendía del FFCC Belgrano en Añatuya hacia Los Juríes, y lo denominan “el
ramalero” (Entrevista Margarita P.L., 25/03/09). “Se veía pasar el humo del
tren que iba y venía a Añatuya” (Entrevista Ema B., 25/03/09).

Pozo Herrera pertenece al Departamento General Taboada, ubicado en el centro


este de la provincia, LS 28º 23` 10,4´´ y LO 62º 23` 48,6´´. Comprende una
superficie de 6149 km2. El paraje se ubica en el norte de dicho departamento
sobre la línea que une Añatuya con Los Juríes. En esta zona se encuentran los
suelos agronómicamente más importantes del departamento, con mayor
proporción de materia orgánica. Indagando en la historia del paraje, a partir de
información relevada en entrevistas y testimonios orales, podemos decir que
Herrera era el dueño del pozo. Los Herrera eran varios hermanos: Miguel,
“Pata” y Manuel.
Según el testimonio del nieto del primer Herrera, la familia se instaló en la zona
cuando no había nadie “hace más de 100 años” (V18 Casas, 24/03/09). Los
Herrera hicieron el pozo para provisión de agua subterránea y las familias de
obrajeros se instalaron cerca del pozo. Después comenzaron a trabajar en las
vías: “hasta de Los Juríes venían a trabajar” (V20 Herrera, 24/03/09).
A diferencia de la venta de quebracho para extracción de tanino en el norte
provincial y la producción de durmientes para las líneas férreas en otros
sectores de la provincia (Ospital:1990, Girbal Blacha:1992, Zarrilli:2008), es
probable que por la cercanía con Santa Fe y Buenos Aires los productos

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El Chagas según Santiago/ Andrea Mastrangelo
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forestales de esta zona se vendieran como combustible especialmente para


satisfacer las demandas de las ciudades del litoral durante las crisis energéticas
asociadas a las guerras mundiales (Cozzo:1967).
Desde fines del Siglo XIX hasta el presente, el poblamiento del Depto. Taboada
ha seguido un curso irregular: creciente hasta 1895, decreciente a 1914,
ascendente hacia 1947, dónde se estabiliza y mantiene los mismos niveles en
1960 y 1970. El mayor crecimiento se produce de 1970 a 1980, período en el cual
casi se duplica la población. En 1980 la población del departamento ascendió a
42.740 habitantes, y la cantidad de viviendas a 6.680 siendo el promedio de
habitantes por vivienda 6,3.
A pesar de las variaciones hacia arriba y hacia abajo en la población total, la
distribución en el espacio se ha mantenido más o menos igual desde 1970.
Según fuentes censales, hacia esa década el 48,7 % de los pobladores del
Departamento Taboada eran pobladores rurales, hacia 1980 constituían el 45%,
en 1991 el 40% y en 2001 el 35,7%. Del total de población rural en 2001, el 87%
residía de manera dispersa, como es el caso de Pozo Herrera.
El proceso migratorio interno tuvo amplios efectos en la evolución de la
población de Santiago del Estero, sobre su economía provincial, las formas de
vida y cultura. La tasa anual media de migración en el período 1965-1970 fue de
-28,9 por mil, en 1975-1980 de -14,8 por mil y en 1986-1991 de -8,1 por mil. Por lo
que según datos del INDEC, entre 1975 y 1980 emigró el 11% de la población.
¿Cuáles fueron los destinos de estos emigrantes? Hasta 1980 los principales
puntos de emigración fueron el Área Metropolitana de Buenos Aires, provincias
de Córdoba, Tucumán y Santa Fe. Para el quinquenio 1986-1991, el 59% de los
emigrantes santiagueños se concentran en Capital Federal, Gran Buenos Aires y
resto de provincia de Buenos Aires (INDEC:1998). En cuanto al total para el
Departamento Taboada, según el Censo 2001 el 7,6% de los pobladores vivían
fuera del paraje o localidad 5 años antes del relevamiento. En cuanto a la
población rural dispersa, como es el caso de Pozo Herrera, el 97 % vivía
habitualmente en su localidad o paraje. Sólo el 2% vivía en otra provincia, y el
1% en otra localidad o paraje de Santiago del Estero (INDEC:2001).
En un relevamiento exploratorio realizado en 2008 (FMS-Añatuya: 2008), en
Pozo Herrera se censaron 117 habitantes distribuidos en 24 viviendas. Viven un
promedio de 4,2 personas por vivienda, de las cuales un 25 % tienen aljibe y un
16,6 % pozos de agua. El 16,6 % de las viviendas no tienen letrina.
Los actuales habitantes de Pozo Herrera “son hijos de los hijos de aquellos que
vivían alrededor de la estación cuando pasaba el tren” (V18 Casas, 24/03/09).
Las entrevistas en profundidad dan cuenta de migración estacional para trabajo
agrícola por temporada (desflore, cosecha) y migración de retorno luego de
algunos años con residencia y empleo industrial o en servicios en
conglomerados urbanos.

3. Organización social y actividad económica en Pozo Herrera

Las actividades económicas entre los residentes del paraje Pozo Herrera se
muestran en Tabla 1.

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Tabla 1:
Actividades económicas de las Unidades Domésticas PH 20083
Cultivo 12,5%
Cría de animales 62,5%
Trabajo estacional con migración 37,5%
Trabajo en campos aledaños 8,3%
Otras actividades no especificadas 45,8%
Fuente: Relevamiento FMS en PH, Junio-Julio 2008.

Completando la información del item “Otros” con entrevistas en campo


encontramos que actualmente en Pozo Herrera se produce carbón y leña para
vender a granel en Rafaela o Rosario. La actividad económica local combina la
producción familiar de ganado caprino para subsistencia y abastecimiento del
mercado local con la venta de fuerza de trabajo estacional en la localidad y
fuera de ella. Localmente se insertan como trabajadores rurales en “estancias”4,
elaboración de ladrillos, obrajes esporádicos de monte nativo, producción de
carbón vegetal, desmonte de campos, elaboración de leña y postes. En el Valle
de Catamarca y en la “zona núcleo” (Rojas y Pergamino, provincia de Buenos
Aires), se ocupan para empresas transnacionales productoras de semillas
híbridas (Dow, Monsanto, Morgan y otras) entre noviembre y marzo, cada año.
La mayoría de las UD entrevistadas informaron que venden fuerza de trabajo a
una contratista de servicios laborales (Manpower). En las épocas de demanda
de trabajadores se arman cuadrillas de personas, que venden su fuerza de
trabajo trasladándose a otras provincias para el desflore del maíz (V1, Gómez,
24/03/09). En los testimonios dicen: “trabajamos en obrajes, hacemos limpieza
de campos, viene gente de afuera y quieren limpiar para sembrar” (Silva,
24/03/09). “Antes había trabajo en las estancias, ahora no hay trabajo y hay que
ir lejos, al desflore, porque ya no queda casi monte” (V2 Caro, 24/03/09). En
coincidencia con esta situación, en 1991 Benencia y Forni han caracterizado al
área rural de Santiago del Estero como productora de mano de obra.
Los pobladores locales otorgan importancia económica a la producción de
carbón, sobre todo de inversores de fuera de la localidad que los contratan a
destajo:

3 La información del gráfico no es excluyente según vivienda. Es decir, en el 53 % de las


viviendas se registró más de una actividad que hace al modo de vida de la unidad de
análisis.
4 Las estancias de la zona son explotaciones agrícolas de grandes unidades de

superficie (2000 Has. y más). Las estancias limpian de monte la mayor parte de su ejido
para dedicarlo a la siembra en años con balance hídrico favorable. La concentración de
tierras mediante expropiación de campesinos fue favorecida por la “Ley de Desalojo”
de la gobernación Juárez, estos procesos dieron visibilidad a las luchas por el derecho a
la tierra y contribuyeron a la organización de movimientos sociales locales, nacionales
y regionales latinoamericanos (Movimiento Campesino de Santiago del Estero –
MOCASE-, Mesa regional de tierras MESAT Foro Nacional de Agricultura Familiar,
Vía Campesina, entre otros).

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“Decí que está esta gente que hace carbón, sino ¿dónde va a haber
trabajo? Acá hay un tipo que tiene 20 hornos y el campo no es de él.
Saca la leña, pero al menos da trabajo, peor si quemara. Queman
todas las tierras” (Silva, 24/03/09).

Como producción minifundista crían cabras y ovejas en corrales que pastorean


en campos sin delimitar, mientras que la cría de cerdos (minoritaria) se hace a
corral cerrado (Silva, 24/03/09). Otras unidades domésticas basan su economía
productiva en la venta de postes (V12 Caro, 24/03/09). Se practica agricultura
de secano, si llueve lo suficiente en el ciclo anual, se siembra para forraje
(sorgo, soja) y para consumo (maíz, zapallo).
La caracterización de los pobladores y familias de Pozo Herrera es similar a la
descripta por de Dios y Williams (1998) para la zona próxima a Los Juríes:
explotaciones dónde coinciden actividades de producción y de consumo, con
predominancia del trabajo familiar y escasez de capital, tierra y trabajo.
Entonces, lo expuesto en testimonios y bibliografía valida que consideremos a
los pobladores de Pozo Herrera tanto trabajadores rurales como productores
minifundistas.

Los testimonios: “La mayoría somos todos desempleados en el sistema”


(UT Casas, A 25/5/2009)

En las unidades domésticas de Pozo Herrera varones, mujeres y niños trabajan


por igual. Las mujeres cumplen tareas de reproducción doméstica, pero
también “juntan chivas” y carnean. La forma habitual en que ellas acceden a un
ingreso o capital de trabajo es mediante planes asistenciales del Estado (madre
de 7 hijos, inclusión familiar) o asesoramiento técnico de organismos
gubernamentales (Plan Social Agropecuario) y no gubernamentales (INCUPO,
Fundación Mundo Sano). Excepcionalmente se emplean localmente como
asalariadas en trabajo doméstico. El trabajo de las mujeres es mayor cuando los
varones migran al desflore.
Los niños asisten en diferentes tareas agrícolas (como poner los chivos
pequeños a mamar, arrear las cabras luego del pastoreo), cortado de leña para
combustible doméstico y limpieza. Llegados los 14 o 15 años, si consiguen un
documento prestado, pueden irse contratados a algún empleo rural estacional.
En Pozo Herrera los asalariados permanentes son pocos y ocupan puestos de
encargados, peón de patio o maquinista rural en estancias linderas. También
hay estancieros que quieren limpiar campos y contratan a jornaleros como
peones rurales, pero este trabajo suele pagarse a destajo ($2 por raíz,
dependiendo del tamaño de la raíz).

El carbonero
Hacer carbón no es un trabajo cíclico ni estacional. Pareciera definirse por ciclos
del capital (demanda de dinero efectivo) o disponibilidad de maderas para
quemar por limpieza de monte y fuerza de trabajo. Es habitual que los
capitalistas del carbón sean de fuera de Pozo Herrera y que dispongan de un

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permiso de extracción de monte en una tierra que no les pertenece. Los


lugareños son consultados y se recomiendan entre sí, dando referencias de
quien “sepa trabajar, necesite y esté disponible”, más allá de que sean amigos o
parientes. “Avisan que hay para hacer carbón, se juntan dos o tres y van. Ahora
toda la gente pobre tiene motocicleta, por esos trabajos” (Silva: 27-5-09).
La elaboración de carbón está sujeta a un uso intensivo de fuerza de trabajo: se
contratan trabajadores para cortar la leña (cobrando $10 por m3), carga y
descarga del horno ($50-100 por cada una de estas tareas dependiendo del
tamaño del horno) y acarreo en tractor (cuyo costo depende de las distancias).
El trabajo de descarga de los hornos es el más riesgoso, pues durante el
enfriamiento el carbón desprende grandes cantidades de CO2, por lo que
frecuentemente los descargadores reportan jaquecas, desmayos y quemaduras.
Además de los inversores de fuera en otras circunstancias quienes hacen carbón
son emprendedores locales. En varias UT hay hornos carboneros. En uno de los
viajes a campo, Lucas (Entrevista 26-5-09 UT Casas) inició el proceso de
elaboración de carbón con un socio no familiar, también vecino de Pozo
Herrera. Lucas tiene en su patio un horno chico (carga 18 m3 de leña para
producir 1,8 Tn de carbón) que él mismo construyó hace dos años, aplicando lo
que aprendió en el trabajo. Los ladrillos los compró, pues para elaborarlos se
necesita agua, que escasea. El fletero que compra el carbón paga a los 3-4 días o
a la semana, depende si va a Rafaela o a Rosario.

La ecuación costo-beneficio de un horno grande (5Tn) es la siguiente: cortador


por 50m3 cobra $500, carga y descarga $200, acarreo tractor $100. De 50m3 de
leña se producen 5 Tn de carbón, que se venden a $300/ Tn ($1500/5Tn de
carbón). La ganancia neta de un capitalista carbonero es $700 ($1500-$800). El
costo del carbón en Pozo Herrera es de $0,30/kg., en los mercados urbanos de
consumo final se vende a $1/kg o más. Los intermediarios (fletero, embolsador,
comerciante) suman al costo el 70% del valor final del producto.

El peón rural
Nacho (Entrevista 24-3-09) estuvo trabajando como peón en una de las grandes
explotaciones linderas al paraje, la estancia El Indio. Como es un año seco al
propietario le fue mal con la siembra y ahora no tiene trabajo. En las visitas
durante el trabajo de campo se disculpa por mostrarse apurado: tiene que ir a
trabajar, quiere cumplir.
Otro informante, Gregorio (Entrevista 26-5-09) tiene motosierras y palas de
punta con mango de hierro, al igual que a Nacho también lo contratan como
“cortador o limpiador” y le pagan por m3. Sabe que tener motosierra facilita
conseguir trabajo. Dice que hay muchos hombres jóvenes desocupados. Él es
quien avisa cuando hay trabajo para cortar leña, limpiar (sacar raíces) o
carbonear. Tiene educación primaria completa. Trabajó 8 años en la estancia 5R
y un socio de la estancia lo recomendó a otros estancieros y encargados de
estancias. Aprendió trabajando, viendo “como se entregan los trabajos”. Los
que dan trabajo son estancieros y otros capitalistas que tienen permiso para
extraer madera y leña. Todos los años “limpia” 100-200 Has. No hace trabajos

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agrícolas estacionales fuera del Chaco porque coincide con la temporada de


mayor demanda de los estancieros locales (septiembre a diciembre). La
demanda de trabajo “para limpieza” depende las lluvias: si fue un año seco, no
se requiere desmalezar.
Otro tipo de trabajo a destajo son las carneadas de vacunos. Estas faenas
incluyen dos tipos de trabajo: voluntario no remunerado, se retribuye con
vísceras o partes no cárnicas del animal (cuero, patas, cabeza) y trabajo
remunerado que es el que hacen los dueños del animal al vender “por cuartos”
la res: una pierna, una paleta y una costilla ($8 por kilo, $7 si es por trozo).
Definir el momento para carnear un vacuno depende del ciclo doméstico
(fiestas, edad del animal) ya que las partes más tiernas y de mejor calidad se
destinan al consumo doméstico.

El trabajador rural estacional


Los actores en la cadena de trabajo rural estacional son: la empresa
transnacional semillera, la empresa que tercia entre los trabajadores y el
capitalista, un cabecilla (líder) de cuadrillas, el planillero (un empleado
estacional de la empresa de “servicios laborales” con oficina de Añatuya) y los
trabajadores. Para iniciar la migración, el planillero hace un comunicado por
radio para que el cabecilla junte la gente. La empresa de “servicios laborales”
estima que contrata 5000 trabajadores/ temporada en el SE de Santiago del
Estero.
De acuerdo a las demandas tecnológicas del contratista se arman cuadrillas
(entre 7 y 20 trabajadores) o conjuntos de cuadrillas (70 o más trabajadores)
para organizar las faenas agrícolas. En una cuadrilla se diferencian las tareas de
operador de maquinaria, trabajadores manuales y un cocinero. Augusto tiene
23 años y hace 3 que hace este trabajo. Ahora es capataz de un conjunto de
cuadrillas y maneja maquinaria computarizada. Es egresado de la Escuela
Agrotécnica de Los Juríes y aprendió en la práctica laboral junto a su padre.
Vive en Pozo Herrera y migra estacionalmente a Catamarca para producción de
semillas de maíz y a Córdoba para producción de las de sorgo, girasol y maíz
(Entrevista 26-5-09). Cumple un contrato de 7-8 meses, entre julio y enero, con
aportes patronales y cobertura de salud. El alojamiento es en “toldos” o
“casillas” en el campo donde trabaja, instalaciones que provee la empresa
semillera. Cobra su salario por cuenta bancaria y su esposa accede al dinero en
Añatuya con tarjeta de débito. El salario incluye el traslado hacia y desde el
lugar de trabajo, el alojamiento y la comida (una ración por trabajador). Si la
ración le resultara escasa, el excedente provisto se descuenta del salario. Los
precios los establece el contratista de “catering” y no pueden salir del
campamento mientras dure el contrato. Augusto se siente privilegiado porque
viaja todos los meses a visitar a su familia y la empresa semillera le paga los
pasajes. El trabajo en producciones agrícolas fuera del Chaco es estacional y una
vez que concluye no cobra seguro de desempleo, aun cuando se trata de un
empleo registrado (tiene libreta RENATRE y la promesa de cobrar seguro de
desempleo se renueva contrato tras contrato). Augusto dice que cobra $4.500

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como “sueldo mensual, en blanco”, sin embargo su contrato estacional es


precario y la liquidación incluye un componente por productividad muy
semejante al destajo. La situación de los contratos de trabajo no es homogénea
entre todos los peones del desflore ni entre todas las empresas. Cualquier
reclamo de Augusto o sus compañeros es dirigido a la empresa de servicios
laborales, no hay delegado sindical de base. Según Augusto hay demandas que
se cumplen y otras no. Un reclamo frecuente es que la liquidación de salario es
poco transparente. Así, entre los trabajadores manuales escuchamos reclamos
porque consideraron excesivos los descuentos por comida, por servicios
médicos, por días caídos por enfermedad o por lluvia.
En los 2 ó 3 meses que se queda en Pozo Herrera, Augusto trabaja cargando y
descargando hornos de carbón.

Un día, una semana y un año de trabajo en una UT de Pozo Herrera


Desde septiembre hasta noviembre-diciembre los varones se emplean como
trabajadores rurales de temporada. Por lo general no vuelven para Navidad y
pasan fin de año fuera de sus casas. Cuando llega esta época quedan muy pocos
varones en el paraje.
Otoño-invierno (mayo, junio, julio, agosto) son los meses que los varones están
en la casa. Es época para trabajar en la familia. 2008 fue un año de seca por lo
que la principal actividad de las familias fue juntar y trasladar agua, realizar
perforaciones buscando agua subterránea y cavar represas. El uso humano y los
animales de cría demandan 300/400 litros de agua por día que se extrae con
roldana desde un pozo en baldes de 20 litros, lo que implica alzar el balde de
algo más de 20 kg. desde 18 m de profundidad hasta la superficie unas 15 veces.
En una Unidad Doméstica capitalizada, que recibe animales de programas de
desarrollo rural, solamente este trabajo puede insumir más de 8 horas diarias.
Existe una única UT de Pozo Herrera en la que este trabajo lo realiza un caballo,
que a nivel de superficie y mediante una palanca vuelca el contenido en el
tanque, reduciendo de esta forma el trabajo humano.
Un día de trabajo de una mujer en Pozo Herrera comienza a las 5:45. Aída se
levanta para acompañar a su hija a tomar el colectivo en la villa para ir a la
escuela en otro paraje, Miel de Palo. A las 6:30 vuelve a la casa, toma mate con
el marido, le da la leche a su hijo bebé y comienza a programar la limpieza:
lavar, barrer, cuidar los animales, atender el almacén. Desde las 8:00 saca agua
con un balde (baldeo) de un depósito de agua dulce comprada en Los Juríes
(aljibe). A las 9:00, limpia el corral de las cabras y vacuna para que no se
enfermen. Empieza a cocinar a las 11:30. A las 12:30 va a buscar a una de sus
hijas a la esquina de la villa dónde la deja el colectivo que viene de la escuela.
Almuerzan a las 13:00. Generalmente se cocina una vez al día, comúnmente al
mediodía.
Un día de trabajo de su esposo, un hombre de Pozo Herrera también comienza
a las 5:45. Nacho se levanta a esa hora, si viene el verdulero ya a las 5:30 se está
levantado. A las 6:00 saca agua para los corrales y le da comida a las gallinas. A
las 7:00, si están trabajando con los cuadros en la Unidad de Tierra clava postes

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y hace líneas con alambre. Entre las 12 y las 13:00 vuelve a la casa dónde se
almuerza. A las 14:00, si es verano hay siesta. En invierno no da el tiempo. Por
la tarde hasta las 18:00 cuida los cabritos, da agua y comida a los chanchos y a
los demás animales. Los conejos, que andan sueltos en el cuadro, luego son
encerrados en jaulas chicas.
Además de sacar agua del pozo, Nacho y Aída 3 veces por semana llenan el
tacho con 20 litros de agua y preparan alimento balanceado de cereales
cocinados para las aves y los chanchos. A veces los chanchos tiran el agua y hay
que reponer.

4. La no propiedad como forma de tenencia de la tierra


Pozo Herrera integra un conjunto de parajes rurales típicos de Santiago del
Estero. El Censo Nacional Agropecuario de 1988 informó que los campesinos
pobres de Santiago del Estero se caracterizaban por hacer uso de explotaciones
de superficie indeterminada debido una forma tradicional de tenencia de la
tierra: la no propiedad.
Estas explotaciones agropecuarias santiagueñas se caracterizan por la
producción pecuaria, especialmente la caprina, ovina y vacuna (Paz:1994). En el
Departamento General Taboada, el Censo 1988 determinó que el 67% de las
EAPs no tenían límites definidos. En 2002 la situación varió notablemente: sólo
el 24% de las EAPs de Taboada estaban en esa situación. Asociado con estos
datos del Censo, en la historia reciente de Pozo Herrera los pobladores
rememoran la expropiación por parte del terrateniente Barrios que todavía
genera enfrentamiento y conflictos entre los habitantes de la villa. Durante el
trabajo de campo, movimientos sociales5 que reivindican el derecho a la tierra
publicaron solicitadas atribuyendo esta situación a la “ley de desalojos” de la
gobernación de Carlos Juárez6.
El croquis de relevamiento (croquis a mano alzada de Nacho o croquis Lic.
Espinosa FMS) de la ubicación de las viviendas puso de manifiesto la
organización del espacio del paraje en tres sectores diferenciados: la villa, los
propietarios en litigio por la tierra y las estancias. La “villa” es un barrio rural
con las Unidades Domésticas dispuestas en forma de L. Las propiedades en
litigio son Unidades de Tierra de 25 a 1000 has y las estancias (5R, Barrios, El
Indio) son EAPs de más de 2000 Has.
¿Cómo se conformó el actual paisaje de Pozo Herrera? Un poblador narró:
“Toda la gente de la villa vivía en los campos, cuando los Barrios pidieron el
desalojo vinieron para acá” (Entrevista Ema B., 25/03/09). Desde mediados de
la década del 80, Barrios comenzó un proceso de apropiación de una EAP de
9800 Has. Un testimonio cuenta parte de este proceso:

“Este señor Barrios hizo firmar a una señora mayor, analfabeta, unos
papeles y de este modo engañoso la desalojó con el uso de la fuerza.

5 Para una historia del MOCASE en la zona y a nivel provincial ver Durand (2006).
6 Gobernador destituido por Intervención Federal en 2002.

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Es decir Barrios tiene escritura pero no posesión efectiva” (Entrevista


Lupo de INCUPO, 27/03/09).

En la actualidad, el pozo de los Herrera ha quedado dentro de una de las


estancias. El caso del nieto de Herrera es paradigmático. Tiene su casa y una
pequeña represa en tierras fiscales, a la vera del antiguo tendido ferroviario
dado que no ha sido beneficiado por el loteo del acuerdo judicial ni por el
reparto de tierras después de “la compra” de los grandes propietarios.
El loteo de la villa, en el que intervino la autoridad de tierras de la Provincia de
Santiago del Estero, entregó 10 hectáreas para cada poblador legítimo
permanente.
Hacia el costado de la villa había un camino que comunicaba a los pobladores.
Recientemente, los dueños de la estancia 5R han cerrado la entrada a ese
camino, dejando incomunicados a los vecinos. Así, se abrió un nuevo camino
paralelo. Algunos nuevos pobladores incluso han cerrado este nuevo camino en
las secciones que pasan por su lote.
Estos dueños, “los con título sin posesión” son titulares de escritura dominial y
ya han sido caracterizados como actores sociales en el medio rural santiagueño
(Mathieu de Llinás:2007). Aún cuando han firmado acuerdo judicial por estas
parcelas de pequeña superficie, algunos pobladores permanentes de la “villa”
de Pozo Herrera consideran que esta forma legal de apropiarse de las tierras es
ilegítima. En sus testimonios sostienen que el dueño de esta estancia vecina a la
“villa”, “se dice dueño, pero no es”: es un “dicho dueño”.
Este modo de expropiación de la tierra basado en acusaciones de usurpación a
los pobladores rurales de la zona, es el eje de los conflictos que dividen
actualmente a los habitantes de Pozo Herrera. En esta división de fuerzas, un
grupo de los vecinos de las UD expulsadas, “arregló” con Barrios, recibiendo
un pago simbólico en dinero o bienes. Éstos pobladores fueron usados como
testigos judiciales por el titular del dominio, hecho que los enfrentó con
aquellos que no negociaron con el apropiador legal de la tierra. El grupo que
no aceptó pacíficamente el desalojo policial del latifundista, está “en juicio con
Barrios”. Es decir, no tienen aún propiedad legal por escritura o la tienen, pero
reclaman derecho a una superficie mayor.
Estos enfrentamientos ponen en relieve los mecanismos de reproducción de
relaciones de poder (dominador-dominado) arraigadas históricamente en la
provincia, probablemente asociadas a lo que Margarita identificó como propio
de la “gente de campo: gente buena y sumisa, al extremo de hacerse daño ella
misma, no luchan por los derechos que les corresponden, no exigen ni al patrón
ni al gobierno” (Entrevista Margarita P.L., 25/03/09).
El conflicto por la propiedad de la tierra, tiene continuidad en la apropiación de
los recursos naturales. El agua, la leña, las pasturas, tanto como las
servidumbres de paso son motivos de disputa entre propietarios legítimos que
no renuncian a su derecho y apropiadores legales. “Han perforado y han sacado
agua buena y el dueño dice que quiere vender ese pedacito, no quiere donar.
Así que viven peleando” (Entrevista Ema B., 25/03/09), cuenta una pobladora
que vive lejos de la villa y lucha por sus tierras.

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Otros conflictos se expresan cuando los “dichos dueños” (titulares de posesión


legal o sus testaferros o empleados) acusan ante la policía por robo de leña o
producción de carbón en su propiedad, a pobladores vecinos sin derecho de
propiedad legalizado. Una situación semejante acontece cuando titulares de
dominio (“dichos dueños”) de propiedades no cercadas, matan a disparos de
armas de fuego vacas de pobladores permanentes, por el sólo hecho que pasan
por sus campos sembrados.
En base a lo expuesto, los actuales habitantes de pequeñas propiedades del
paraje se auto adscriben en dos grupos diferenciados: “los pobladores de la
villa” y “los que defienden la tierra”. Entre algunos de estos propietarios
legítimos no ausentistas son posibles también acuerdos no violentos, como
“cuando se deja que el vecino pase por el campo con sus animales para llevarlos
a pastar o beber” (Mathieu de Llinás:2007:111).

5. Discusión teórica acerca del campesinado


Archetti y Stolen (1975) diferencian economía doméstica de economía
campesina: “Estaremos en presencia de una economía campesina típica si la
combinación de recursos y los ingresos obtenidos con la venta de la producción
no permiten la acumulación de capital” (op. cit.: 121).
Según Lenin, “un campesino rico compra sistemáticamente fuerza de trabajo de
terceros, uno mediano utiliza la provista por su familia y uno pobre está
obligado a vender una parte del año su fuerza de trabajo para poder subsistir”
(op. cit.: 116). Desde esta interpretación, se podría decir que los trabajadores
rurales estacionales de Pozo Herrera son campesinos pobres. Así, en familias
con parcelas chicas, los trabajadores venderían su fuerza de trabajo como
asalariados o como jornaleros para poder subsistir (Silva, Arias, Caro). En
aquellas unidades domésticas donde las parcelas son de mayor tamaño, las
actividades relacionadas con el trabajo familiar ocuparían mayor tiempo o el
tiempo completo del trabajo (Nacho, Bravo, Ema).
Esta interpretación ha sido complejizada en la sociología rural reciente sobre
agricultura familiar (Archetti:1975 y 1978; Bartolomé:1975; Neiman: s/f;
Schiavoni:2008). Archetti (1975) ha señalado que bajo las condiciones de
producción capitalista el término campesino adquiere un sentido meramente
descriptivo cuyo único elemento invariable es el empleo de mano de obra
familiar, y que aún conservando esta peculiaridad, al estar insertas en una
economía nacional de tipo capitalista las unidades familiares siguen el
movimiento de la acumulación de dinero y por lo tanto pueden ser clasificadas
bajo las leyes del desarrollo y de la acumulación capitalista. Para Archetti esto
sucederá aunque el principal destino de la explotación familiar sea atender las
necesidades de la familia. En este sentido, Archetti y Stolen (1978) en su estudio
de los colonos del N de Santa Fe proponen llamar farmer al tipo de productor
que combina trabajo doméstico con trabajo asalariado acumulando capital y, en
un plazo significativo, logra ampliar el proceso productivo aumentando la
productividad del trabajo.

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Mientras que Bartolomé (1975) por su parte, ha señalado la dificultad para


encontrar una definición precisa de explotación agrícola familiar, ya que al
equiparar al agricultor familiar con el farmer, cuyas principales características
son la presencia del grupo doméstico del productor como principal fuente de
mano de obra y la orientación comercial de las actividades, plantea que esto
ubica a estas unidades en una posición ambigua entre el campesinado y el
moderno agricultor independiente.
Por otra parte, el agrónomo Paz (1995), analizando un paraje santiagueño
semejante a Pozo Herrera, utilizó la categoría "marginales rurales" aludiendo
más claramente a la posición en la sociedad capitalista que tienen estos
"campesinos”.
Es Acosta Reveles (2005:4) quien viene a poner en relación todas estas
categorías (productores minifundistas y asalariados estacionales, marginales en
el consumo pero integrados con las cadenas de producción agrícola
transnacionales) en un mismo concepto. En “De campesinos a
"multifuncionales"”, sostiene:

“En este tenor, la producción campesina constituye una forma de


organización del trabajo diferente a la producción capitalista, como
reacción de sobrevivencia para esa sobrepoblación; y no es, por
consiguiente, un resabio precapitalista, sino una entidad económica
y social atípica, marginal en cierto sentido, y sin embargo parte de la
totalidad, incluso necesaria y funcional en un sentido político.
Empero, su desenvolvimiento estará supeditado a los requerimientos
del conjunto, esto es, a la dinámica del capital, por ser ésta la relación
social predominante. A la entidad de tipo campesino es posible
identificarla por su organización interna y la racionalidad que la rige“
(Acosta Reveles 2002: 10).

En cuanto a su organización interna, a diferencia de las unidades productivas


de tipo capitalista, las relaciones de producción que se establecen entre los
miembros que participan en la explotación campesina tienen como base
vínculos familiares o alianzas comunitarias, y las aportaciones representan una
contribución que no se remunera –normalmente- mediante un salario; de lo que
resulta que las decisiones en torno al proceso productivo, la distribución de
tareas y de la riqueza social generada no implican subordinación de clase. Por
lo que toca a su racionalidad, su sentido es producir para reproducirse.
Procurar a través de la explotación directa del suelo los satisfactores necesarios
para el sustento familiar y el consumo productivo en lo inmediato, y en lo
mediato regenerar sus condiciones materiales y sociales de producción.
También se caracteriza por la precariedad del acervo material disponible
(desarrollo de las fuerzas productivas, recursos territoriales y financieros,
infraestructura…), sin embargo, no es éste el que la define en esencia, como
tampoco la dimensión o naturaleza de sus vínculos con el mercado. Es
explotación familiar, campesina o doméstica porque se organiza y se rige por
una lógica diferente a la apropiación de plusvalor y a la obtención de ganancia,

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El Chagas según Santiago/ Andrea Mastrangelo
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y esto incluye tanto aquellas explotaciones que logran participar


cotidianamente en el mercado y su fuente principal de ingresos sigue siendo
actividades agrícolas, hasta aquellos que escasamente consiguen reproducirse
en condiciones de infrasubsistencia, y recurren sistemáticamente a las más
diversas estrategias de reproducción o actividades complementarias de su ingreso
(Acosta Reveles, 2003: 27-29).
Otras características relevantes sobre la forma de la organización social de la
producción y reproducción rural en los parajes rurales de Santiago del Estero
pueden ser analizados considerando la investigación de Alasia de Heredia
(2003) entre sin tierras de Brasil donde analiza la especificidad del
comportamiento económico de los pequeños agricultores, “sin que este
reconocimiento implique automáticamente la subordinación o resulte
incompatible con la atención a las señales del mercado” (Schiavoni:2008: 17).
Alasia de Heredia (2003), destaca que la especificidad que asume la unidad
económica campesina “proviene del hecho de ser al mismo tiempo unidad de
producción y unidad de consumo, ya que los miembros que la componen están
relacionados a priori del proceso productivo y mediante lazos de parentesco”
(Alasia de Heredia: 5) y otras relaciones de afinidad.
Schiavoni pone de manifiesto el papel de las convenciones que atienden a
recursos aún no formalizados y de los individuos en la fabricación de los
acuerdos funcionales a la organización de los procesos de acumulación del
capitalismo transnacional en la actualidad (Schiavoni: 2008: 22):

“La importancia relativa de las distintas formas de coordinación


varía de acuerdo a las etapas del capitalismo. Así, en el período
fordista, las instituciones, como el Estado o los sindicatos, ocupan un
lugar central. En el capitalismo actual, en cambio, predominan las
estructuras asociativas, como las convenciones o las redes, que evitan
la institucionalización” (Schiavoni: ibídem).

De todas maneras existe un continuum desde las formas de coordinación a


través del mercado a la coordinación por principios de autoridad (institución,
organizaciones) pasando por las formas intermedias como redes, cooperación o
alianzas (op. cit.: 23) que constituye un conjunto de formas maleables de
adaptación del trabajo a los procesos de acumulación capitalistas
contemporáneos.

En el caso de las unidades domésticas residentes en parajes como Pozo Herrera,


algunos analistas, como Paz (1995), consideran como sinónimos los términos
minifundista, pequeño productor minifundista y campesino7. Desde nuestro
punto de vista, el análisis de los registros de campo y la bibliografía consultada
(Archetti 1975, 1978; Bartolomé 1975; Alasia de Heredia 2003; Acosta Reveles
2003; Schiavoni 2008; Neiman: sin fecha) nos permiten precisar las limitaciones
de extender el concepto de “campesino” a las unidades domésticas de Pozo

7 Para una discusión acerca de estos términos ver Giarraca (1990) y Manzanal (1990).

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El Chagas según Santiago/ Andrea Mastrangelo
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Herrera, pero también el problema de sustituirlo por el de agricultores


familiares o minifundistas, tanto como el considerarlos sin más “trabajadores
agrícolas”. Esto es, si bien muchos de los pobladores de Pozo Herrera realizan
producción para subsistencia con trabajo familiar, también son asalariados del
campo en un contexto local de expansión de las grandes propiedades y la
producción de semillas genéticamente modificadas en manos de pocas
compañías multinacionales, con la particularidad que por residir en zona rural
pueden producir algunos alimentos para subsistencia y comercialización local
(huevos, gallinas, chivos, ovejas, maíz, zapallo y sorgo para forraje).

6. Tipología y conclusiones

El dato crítico en base al cual construimos nuestra tipología es que desde los
inicios de la ocupación del espacio en esta región, las Unidades Domésticas se
caracterizaron por la no propiedad de la Unidad de Tierra en uso. Los
pobladores llegaron como trabajadores de la industria extractiva de monte y se
instalaron con su grupo de parientes en predios sin delimitar, aprovechando la
ausencia de interés capitalista por la tierra como medio de producción.
Así se capitalizaron como productores familiares ganaderos extensivos hasta
que en la década de 1980 comenzaron a descapitalizarse al iniciarse un proceso
de apropiación ilegítima en manos de grandes propietarios. Como resultado de
este proceso histórico, actualmente el paraje se compone de tres tipos de
explotaciones agrarias: campesinos-trabajadores descapitalizados, campesinos-
trabajadores capitalizados en litigio por la tenencia de la tierra y latifundistas.
Esta tipología da cuenta de la estructura social del paisaje de varios parajes
rurales del Sureste santiagueño en los que se distingue entre la villa (compuesta
por Unidades de Tierra con tenencia regular de 10 Has. ó menos), propietarios
en litigio (de 25 a 1000 Has) y las estancias (con superficies superiores a 2000
Has.).
Junto a otros autores que analizaron situaciones sociales semejantes en
diferentes lugares de América Latina (Acosta Reveles 2003; Alasia de Heredia
2003; Schiavoni 2008) encontramos que existe complementariedad entre formas
asociativas, que aprovechan redes familiares y no familiares y ciertos
mecanismos de reproducción del capitalismo avanzado.
Esta discusión teórica resulta relevante porque desde mediados de la década
del 90 los actores sociales que reivindican el derecho a la tierra en Santiago del
Estero recurren a la categoría de “campesinos” como identidad principal. Desde
el punto de vista del conocimiento experto de las ciencias sociales nosotros
vemos que al centrarse en la condición de campesino quedan ocultas
inequidades propias de la relación capitalista de trabajo. La duda que nos
genera usar la categoría campesino como eje de la lucha política por el derecho
a la tierra a la vez que como centro de la interpretación sociológica se relaciona
con la capacidad generadora de riqueza del ambiente en el Chaco seco. En este
sentido proponemos al auditorio las siguientes preguntas: ¿es posible, aún
ampliando la superficie de las Unidades de Tierra a una Unidad Económica

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El Chagas según Santiago/ Andrea Mastrangelo
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adecuada al ambiente del Chaco seco, generar mejores condiciones de vida para
las personas y el ganado? ¿Es posible en ese proyecto mejorar el acceso a la
salud y revertir la reinfestación cíclica de vinchucas? ¿La forma de vida
centralmente campesina permite mejorar las condiciones de vida de la
población? ¿O cultura campesina es sinónimo de auto sobre explotación de la
fuerza de trabajo? ¿Hay agua y pasturas suficientes para la subsistencia?
Como planteamos en el cuerpo del artículo, afirmamos que los pobladores de
Pozo Herrera son tanto campesinos como trabajadores rurales. Es más, son
campesinos porque se encuentran sobre explotados como trabajadores de una
de las formas más avanzadas del capitalismo: la reproducción de semillas
genéticamente modificadas.
Científicos al fin, esperamos que esta ponencia sea una contribución racional a
optimizar (y hacer más sinceros) los ideales de la lucha por la tierra.

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Capítulo 2: Insumos y tareas de este proyecto tendientes a optimizar el


mejoramiento de viviendas
En este capítulo se realiza un análisis de uso social del espacio doméstico y las
interacciones naturaleza-cultura entre las unidades domésticas de Pozo
Herrera. (7. Domicilio y paisaje en Pozo Herrera y 8. Descripción de las
interacciones monte-cuadro doméstico).
En una segunda sección se caracteriza la organización del espacio doméstico de
las unidades de tierra y el patrón cultural en que se inscriben las estructuras
que las componen (9. Caracterización del tipo cultural de vivienda).
A continuación se realiza una revisión bibliográfica sobre programas de
mejoramiento de viviendas orientados a controlar la reinfestación de vectores.
(título 10 de este capítulo).
Finalmente se resumen los acuerdos sobre tecnologías de mejoramiento de
viviendas rancho alcanzados en una reunión de trabajo realizada en Añatuya en
la que participaron técnicos de la Fundación Mundo Sano, los consultores de
esta investigación y el Arq. Leandro Rosso (UNNE) (título 11 en este capítulo).
En el último subtítulo se reseña el compromiso de documentar en DVD una
Guía técnica para el Mejoramiento de Viviendas.

7. Domicilio y paisaje en Pozo Herrera


Uno de los objetivos específicos de esta investigación fue la descripción de las
condiciones sociosanitarias y los procesos sociales que podrían estar
contribuyendo a hacer recurrentes las reinfestaciones de las viviendas por
triatominos.
Indagando sobre las condiciones sociosanitarias, al compartir vida cotidiana
con los pobladores del paraje, nos preguntamos si la distinción domicilio-
peridomicilio utilizada como indicador de riesgo sanitario en las
investigaciones y la vigilancia y control entomológico, describía lo que veíamos
en campo. Es decir, partimos de preguntarnos ¿qué validez tiene esta distinción
desde el punto de vista de las actividades humanas de los pobladores?
Realizamos así una serie de entrevistas, observamos y compartimos prácticas de
las familias entre “domicilio”, “peridomicilio” y “monte”. Esto nos permitió
describir cómo las unidades domésticas, mediante prácticas y discursos
construyen su paisaje e interactúan con él (Ingold 1993).

Es necesario precisar que reconocemos que la distinción entre “domicilio” y


“peridomicilio” fue construida como indicador de riesgo en la infestación por
triatominos. Como un indicador de cuán cerca de los humanos están los
insector vectores. Describiendo esto, un biólogo sostuvo:
“Esta distinción es relevante porque de lo que se trata es de preservar la
salud humana. Si el índice de infestación da alto en el corral, esas
vinchucas se están alimentando de las cabras. Y eso no me preocupa,
pues vinchucas siempre va a haber. Pero si la infestación es alta en el
dormitorio, ahí si no puedo dejar de intervenir, pues los insectos están
poniendo en riesgo a las personas” (HC, FMS, 3/12/2009).

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El Chagas según Santiago/ Andrea Mastrangelo
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Aun considerando útil esta distinción para organizar las acciones de vigilancia
y control, encontramos que al ser implementada por los programas
gubernamentales ha sido reificada (del latín res: cosa). De modo que pasó de ser
una tipología científica usada como indicador de riesgo a nombrar una cosa que
se considera está ahí, es parte del paisaje. Este procedimiento de hacer realidad
el concepto, de tomar al “peridomicilio” como si de verdad fuera una parte
diferenciada dentro del cuadro doméstico, aparece claramente en las entrevistas
a los fumigadores de los programas municipales, provinciales y de ONGs
encargados de la vigilancia y control. Uno de ellos sostuvo:

“Para nosotros hay domicilio, peridomicilio y corrales. La galería forma


parte del domicilio. Pero los animales huevean, empollan adentro y ese el
habitat ideal para la vinchuca.
Nosotros hacemos una desinfección de toda la vivienda, la parte interna
y la parte externa. Antes y después de la evaluación entomológica.
Nuestro trabajo es colocar potes –fumígenos- espulgue si es necesario,
retiramos los alimentos de la vivienda. Por ejemplo ahí en Pozo Herrera
en la casa de la viejita de A tuvimos que desmantelar todo el rancho.
Estaba plagado de vinchucas, golpear los catres, los colchones” (Om
fumigador PP de control de vectores, Añatuya 5/9/09)

Las planillas de control del trabajo de los fumigadores diferencian en cada


vivienda del paraje espulgue en “domicilio” y “peridomicilio” como lugares
diferenciados donde buscar nidos de vinchucas. Sin embargo, el mismo
fumigador encuentra que eso que burocráticamente se diferencia, mantiene
vínculos de ingreso y salida con el entorno, por ejemplo, para el
aprovisionamiento de leña (único combustible).

“Cuando el hombre va a buscar leña usa la motosierra y el hacha y trae


los troncos altos. Pero las mujeres están todo el tiempo yendo a buscar
leña. ¿Y qué troncos traen? Los que están en el piso secos y ahí es donde
está la vinchuca y los huevos” (Om fumigador PP de control de vectores,
Añatuya 5/9/09)

Esta reificación de la distinción entre un “domicilio” –“peridomicilio” (como


espacios antropizados) distinguibles de un fondo de “monte” (como espacio de
la naturaleza), se nos presentó como una dificultad para entender cómo
construyen el paisaje y las interacciones naturaleza-cultura los pobladores de
Pozo Herrera. Porque tanto para las cabras, las gallinas como para las personas
no parece limitarse la circulación ni la proximidad en uno y otro ambiente.
Aunque el monte es cualitativamente diferenciado del espacio del cuadro
doméstico las personas y animales domésticos van asiduamente al monte por
varios motivos y es frecuente que animales y plantas del monte estén en el
cuadro doméstico por diferentes criterios de uso (ver Tabla 2) .

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El Chagas según Santiago/ Andrea Mastrangelo
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A continuación se describe cómo están organizados y qué relaciones mantienen


entre si los espacios de “domicilio”-“peridomicilio” y “monte” desde el punto
de vista de los pobladores del paraje, enfocando en identificar cuáles prácticas y
representaciones implican intercambios entre uno y otro espacio y podrían
asociarse a las reinfestaciones persistentes. Esta descripción emic del paisaje se
complementa con una representación cartográfica de las unidades de tierra (ver
definición en nota al pie 2 y Mapa 1) y la ubicación de las estructuras más
frecuentes que las componen en gráficos de Voronoi (Capítulo 2 párrafo 9).

8. Descripción interacciones monte y cuadro doméstico de las Unidades de


Tierra.
En Pozo Herrera las interacciones entre los humanos y el ambiente monte
chaqueño son de tipo natural (leña, cría de animales silvestres que quedan
“guachos”) y sobrenatural (“los enanos que estudian; la perra tetuda y la
chancha tetuda, el almamula, el humita”). Es habitual que niños/as y adultos
refieran historias de aparecidos y visiones relacionadas con entidades
sobrenaturales como parte de su cotidiano. Si no los han visto, temen a su
aparición y casi todos conocen un lugar (la salina que se ve cerca de El
Colorado) o una persona (cercana, conocida) a quién se le han aparecido.
Como parte de esta investigación, se está trabajando en un artículo que pone a
prueba la hipótesis que en Pozo Herrera no hay una distinción tajante entre un
espacio “natural” (“monte”) como fondo de un espacio antrópico uniforme (el
“cuadro doméstico” o “domicilio-peridomicilio”). En Pozo Herrera, la
naturaleza, eso que los habitantes locales denominan “el monte”, está
antropizado. En lo simbólico, la evidencia de este tipo de relacionamiento es la
narración moralizante de mitos que habitan en el monte y se aparecen a quienes
lo recorren. En el monte no está sólo lo salvaje no humano, también esta lo
humano que se reprime por transgresor o malvado. En lo cotidiano, estos
mitos regulan el comportamiento de niños y adultos. Porque implican una
sanción moral a quien transgrede reglas como el incesto (mulánima), la
obediencia a sus padres (chancha tetuda, perra tetuda), el dar agua al sediento
(el humita).
Otro indicador de valores humanos en la naturaleza es la identificación de
alimentos, medicamentos y materiales de construcción entre plantas y animales
silvestres (algarroba para harina, tuzca como antibiótico, cedrón en pasto para
el corazón, grasa de iguana como cicatrizante, pasto aibe para la techumbre,
etc.). Clasificación empírica que da cuenta de conocimiento experimental previo
de varias generaciones y recorridas con observaciones minuciosas y
sistemáticas.
Como consecuencia de este rasgo de la cultura rural santiagueña, en lo
doméstico se convive con animales y vegetales que son traídos del monte (crías
guachas de animales cazados, guazunchos, tortugas, tatús, leña, remedios de
origen vegetal y animal).
Del mismo modo que en lo doméstico no hay distanciamiento físico tabuado
entre animales domesticados y humanos (perros, gallinas y cabras conviven con
humanos en los sectores más íntimos del cuadro doméstico).

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El Chagas según Santiago/ Andrea Mastrangelo
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Puede inferirse por tanto, que la distinción analítica dual entre el lugar humano
(ambiente doméstico) y “el monte” -en tanto que naturaleza- es muy dinámica y
se estructura en la cotidianidad.

Por lo expuesto, la distinción “domicilio” y “peridomicilio” en un fondo de


monte, utilizada en la vigilancia y control, desde el punto de vista de la
comprensión social de la enfermedad de Chagas, necesita ser deconstruida,
para abrir la posibilidad de indagación de los ciclos del insecto vector entre
ambiente silvestre y cuadros domésticos teniendo en cuenta las actividades
humanas que conectan uno y otro espacio. Ya que, como se analiza el detalle
más abajo, el tipo de vivienda culturalmente homogénea en la zona es el rancho
de abobe enchorizado con patio santiagueño, que incluye como domicilio
espacios sin paredes ni cubierta superior, en la que fragmentos del monte (v.g.
tronco con nidos de vinchuca, animales no domésticos) están en contigüidad
con las personas y sus pertenencias. Del mismo modo, los corrales de cabras
suelen censarse como “peridomicilio”, mientras las cabras circulan por espacios
privados e íntimos del “domicilio”, tanto como hemos observado “árboles de
gallinas” en contigüidad con dormitorios-alero (UT Bravo 2) o gallinas
empollando con ropa de personas en los dormitorios (UT Nati).

En el Tabla 2 se listan las actividades que los humanos realizan cotidianamente


y que implican circulación entre el monte y el cuadro doméstico:

Tabla 2 Trabajo con ingreso a monte que marcan interacción monte-espacio


doméstico
Trabajo familiar no asalariado Trabajo asalariado
Soltar las chivas y recogerlas luego Cortado de leña
que comen
Recoger leña o maderas, pastos, Carga y descarga hornos carboneros o
pencas, tierras para construcción de tabiqueros
estructuras del cuadro doméstico
Baldear (sacar agua de pozo Desmalezado y desenraizado
subterráneo o aljibe de recarga) (“limpieza”) de campos para siembra

Caza
Cuidado de crías guachas de animales
del monte (guazuncho)
Recolección medicinales (cedrón en
pasto –para el corazón cansado- ,
tuzca –antibiótico-; grasa de iguana)
Recolección para venta a terceros:
tortugas, tatú, catitas (loros), mistol,
algarroba.

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El Chagas según Santiago/ Andrea Mastrangelo
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Otra de las razones de acceso frecuente al monte es “cortar camino”,


especialmente cuando se están haciendo compras o se va de visita y las
distancias entre Unidades de Tierra se recorren a pie.

Por lo expuesto, desde el punto de vista social, la tipología “domicilio”-


“peridomicilio”-“monte” debería representarse como una escala de grises
difuminados más que como espacios delimitados con bordes netos.

9. Caracterización del tipo cultural de vivienda rural en PH.


Las técnicas de construcción han sido relevadas ya por otros etnógrafos de
Santiago. Di Lullo (1969) caracterizó al rancho santiagueño: “cuatro horcones
de quebracho colorado, su techo de tirantes y soleras de quebracho blanco, con
ramas de jarilla que se cubren con tierra y unas paredes de quincha” (1969: 39).
En la caracterización incluye a la enramada, al alero, el horno de barro, al
granero –o troja-, al árbol de las gallinas, la reserva de leña, el huerto de tunas,
el corral, el chiquero y las dependencias necesarias erigidas alrededor del patio.
“La transformación se hace siempre sobre este esquema” (1969:40), señaló Di
Lullo.
El piso de los dormitorios es el mismo que el patio que circunda al rancho:
tierra apisonada.
La pared primaria se compone de empalizada de palo a pique, rellenando los
intersticios con barro. En una etapa posterior, se elaboran manojos de paja que
se embarran (chorizeado) y se trenzan entre las piezas de madera, cubriéndose
luego los chorizos con barro y estiércol. En los muros, se practican vanos para la
luz y el aire.
El cieloraso es de cañizo con ataduras de tiento, guasca o guasquilla8.
El techo de ramas es cubierto por una torta de barro y paja molida, elaborada a
base de tierra vegetal, estiércol o paja desmenuzada, o bien restos de lana o crin
para hacer más compacta la torta. Se usa jugo de penca o grasa para lograr
impermeabilidad. La cubierta que observó Di Lullo, muy similar a la actual, se
encuentra en inclinación para evitar filtrados de agua o goteras y, al mismo
tiempo, es alisada redondeando sus contornos para facilitar el desplazamiento
del agua. Además de la costra térrea en la superficie exterior del rancho, el

Las guascas, tientos de cueros, servían para unir las soleras con las tijeras. Estos
trabajos se hacían con guasquillas húmedas que al secarse y después de haberse ceñido
tomando la forma que sostenía, era imposible desatarla sin cortarla. Con singular
habilidad se solía usar un tiento de 80 a 100 cm. para sujetar cinco o más empleas a una
tijera. En la Antecocina del Museo Estancia Jesuítica de Alta Gracia, Córdoba
Argentina, se exhiben piezas de cuero que, aplicando esta técnica, fueron utilizadas
para sujetar piezas de la cabriada.
(http://74.125.113.132/search?q=cache:XBSifqAmxCoJ:www.museoliniers.org.ar/acti
v_expo_tempo_expocuero.php+guasca+o+guasquilla&cd=4&hl=es&ct=clnk&gl=ar)

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El Chagas según Santiago/ Andrea Mastrangelo
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techo tiene un colchón de hierbas y ramas que funcionan como cámara


antitérmica.
El techo nunca descansa sobre la pared. El muro se usa sólo en tanto elemento
de cerramiento lateral, dado que el peso del techo le impediría funcionar como
estructura de soporte.
Según Di Lullo, la construcción del rancho responde a una adecuada relación
con factores climáticos de la región: gruesos muros, techumbre espesa, piso
absorbente, media penumbra interior y estructura resistente de madera
independiente de los cerramientos laterales. Además, se ubica estratégicamente
en el espacio (tanto en su distribución interna como en su orientación externa) y
se encuentra a resguardo por vegetales conexos: árboles y cercos vivos.
La escasez de lluvias y las fuertes diferencias térmicas de la provincia hacen del
adobe el mejor recurso, material accesible, barato y moldeable, utilizando una
técnica constructiva que no requiere de herramientas.
La estructura resistente es de madera: horcones de gran elasticidad y resistencia
con casi nula dilatación por calor. Los posibles (aunque escasos) movimientos
por dilatación térmica son neutralizados gracias al ensamble sin rigidez de los
horcones y maderas, que transmiten a tierra las cargas de compresión.
El revoque es una delgada capa de barro fino, estiércol pulverizado y baba de
penca, lo cual prepara la superficie tersa para el posterior blanqueo con cal y
ceniza.
En términos de mejoramiento de la vivienda rural, Di Lullo propuso el uso de
cemento en unión a la tierra cruda (en proporción 1 de cemento por 10 de tierra)
a fin de dar mayor solidez al muro.

Como describimos en el Capítulo 1, Pozo Herrera se compone de la villa y las


estancias. Una unidad de tierra de la villa (cuya extensión varía entre menos de
10 Has. y más de 1000 Has.) se organiza en porciones de terreno llamadas
“cuadros”, a los que se asignan funciones productivas o de residencia. Los
cuadros productivos pueden estar o no delimitados por alambre, enramada o
palo a pique, al igual que el perímetro de la unidad de tierra. Las funciones
productivas (pastoreo, siembra, extracción de leña) van siendo rotadas entre los
cuadros (todas menos el horno carbonero, que permanece fijo durante su vida
útil). Sin embargo, el cuadro doméstico, donde se ubican las estructuras de
adobe dormitorio con alero, fogón, letrina, pozo de agua-aljibe, corral de chivas
y árbol de las gallinas, ocupa un lugar fijo (ver Gráficos de Voronoi en este
capítulo) .

En el caso en que en una Unidad de Tierra se agreguen varias familias estas son
varias generaciones de un matrilinaje (hijos, nietos y bisnietos de una mujer).
Las familias nucleares hasta tercera generación pueden constituir un mismo
hogar. Una familia nueva con un cuadro doméstico propio, implica un hogar
separado. Los cuadros domésticos de las nuevas familias consanguíneas por
línea materna se van ubicando contiguos, generando asi “un barrido” o espacio
libre de monte de mayor superficie (caso UT Arias).

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El Chagas según Santiago/ Andrea Mastrangelo
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Los cuadros domésticos, a diferencia de los cuadros productivos son espacios


“limpios de monte”. El suelo no tiene cubierta vegetal alguna. Dentro del
cuadro doméstico, la porción de suelo barrido, limpio de monte, aun cuando
no tenga cerco perimetal tiene un adentro y un afuera. El interior se lo llama
“patio” (los técnicos de la ONG INCUPO lo llaman “patio santiagueño”, por ser
un patrón común en las viviendas rurales de Santiago del Estero). El patio
santiagueño es un espacio público-privado (o semi privado, como un pallier de
edificio horizontal) dentro del cuadro doméstico y ocupa el área entre el
dormitorio alero y el fogón. Generalmente incluye un árbol coposo, a cuya
sombra se coloca una mesa. Allí se recibe a las visitas, se cocina y se toma mate.

El dormitorio con alero es un espacio íntimo (el dormitorio) mientras que si


hace frío, el alero se usa para recibir visitas en lugar del patio. En 3/18
unidades de tierra (Silva, Arias Mansilla y Avellanal) existe un fogón adicional
en el alero que se usa para cocina y calefacción. 2/18 UT utilizan cocina a gas
envasado además del fogón de leña.

Los materiales que componen el patrón arquitectónico rural de Pozo Herrera


provienen en mayoría del ambiente chaqueño inmediato. Las columnas
(horcones) son de quebracho colorado y en general son reusadas cuando una
construcción caduca o es abandonada. Los tirantes del techo son de quebracho
blanco. La techumbre es de pasto aibe o paja (Elionurus muticus) con torta de
barro (adobe). Las paredes son de enchorizado de adobe (tierra, agua con fibras
vegetales nativas secas).
Dependiendo de la funcionalidad que se requiera, la preparación de las
argamasas incluye incorporación de materiales fundentes y/o refractarios (por
ejemplo, la base de un horno incluye vidrio molido, mientras que la argamasa
que une los ladrillos de la pared puede llevar azúcar).
Los idóneos locales en autoconstrucción diferencian calidades de tierra para el
adobe y proporciones de mezcla con plásticos y antiplásticos. Los constructores
nativos identificaron como calidades de tierra: tierra arenosa, tierra colorada,
tierra de hormiguero. Como antiplástico local coloca pasto picado ó guano de
caballo.
Todas las casas de Pozo Herrera fueron autoconstruidas por sus actuales
moradores.
Es de uso no colocar aberturas (ni puertas, ni ventanas) en las habitaciones. Si
se abren ventanas son pequeñas. Los vanos de las puertas suelen ser cerrados
con cortinas de lona. Excepcionalmente existen estructuras con puertas de
metal, techo de chapa de zinc o calamina y paredes de ladrillo cocido. Varias
viviendas incorporaron silo bolsa como aislante de la humedad en sus techos o
en el piso de los hornos.

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El Chagas según Santiago/ Andrea Mastrangelo
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Análisis de las medianas


A partir del análisis de las distancias entre las estructuras que se repiten en
cada cuadro doméstico de Pozo Herrera, pretendemos hipotetizar respecto de la
existencia de un patrón arquitectónico en la auto construcción de viviendas
rurales en Santiago del Estero.

El patrón arquitectónico se compone de tres dimensiones: repetición de


estructuras comunes, repetición de materiales y técnicas de construcción y
organización de las estructuras en el paisaje del cuadro doméstico.

Las estructuras y los materiales comunes han sido descriptos en el acápite


anterior. En esta sección, realizaremos un análisis de las frecuencias de distancia
de las estructuras respecto del dormitorio con alero.

En el análisis de la distribución de las frecuencias encontramos una gran


dispersión, sobre todo entre los casos de los campesinos - trabajadores
capitalizados en litigio y los descapitalizados por expropiación. Pero también
entre los campesinos descapitalizados que ocuparon tierras fiscales al costado
del tendido ferroviario y los otros dos tipos, pues las dimensiones de los lotes y
las proporciones de los lados respecto del camino de acceso al predio varían.

Si realizamos un estudio de las medidas pertinentes para tratar de dar cuenta


de la existencia de un patrón de áreas de ubicación de las estructuras, la
mediana aparece como la medida de tendencia central capaz de dar cuenta de
esto. Pues es el punto o valor numérico que divide exactamente en dos mitades
la distribución de frecuencias del número total de casos. Es decir, el punto o
valor de la mediana deja por debajo y por encima de sí, a la mitad de las
puntuaciones de una distribución (García Ferrando: 1985). El primer ejercicio
fue tomar la mediana de la serie correspondiente a cada uno de los tipos
sociales agrarios construidos: campesinos-trabajadores descapitalizados y
capitalizados en litigio. Aun así, el desvío standard de las frecuencias era muy
grande, por lo que la graficación del tipo no representaba la realidad.

Por ello optamos por la representación del patrón arquitectónico en términos de


la organización de las estructuas en el paisaje doméstico con la mosaiquización
de Voronoi, determinado el área de superficie máxima en la cual podría haber
sido ubicada la estructura graficada, en la organización de cada paisaje
doméstico.

Gráfico de Voronoi-Thiessen
Una mosaiquización es un procedimiento que permite cubrir un plano con
regiones que no se superponen. Existen diversos modelos que aplican este
concepto para representar algún aspecto del territorio en un modelo gráfico que
permita entender relaciones socio-espaciales.

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El Chagas según Santiago/ Andrea Mastrangelo
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Los polígonos de Voronoi o de Thiessen (nombres que hacen referencia a los


científicos que desarrollaron este método) tienen como origen de datos una
serie de puntos ubicados en un plano. Para lograr estos polígonos, se hace un
cálculo de distancia entre cada uno de los puntos y se traza la bisectriz que
determina la distancia media entre ambos puntos.
Esto permite hacer una serie de análisis. Por un lado, cada uno de estos
polígonos o regiones tiene la particularidad demostrar que cualquier otro punto
que se encuentre ubicado dentro de ellos estarán más cerca de un punto de la
región, llamado centro, que de cualquier otro centro. Esto punto central es aquel
a partir del cual se construyó el polígono.
Por otro lado, dichos polígonos son útiles también para lograr visualizar un
área de influencia propia que tiene cada punto central de la muestra.

A continuación, presentamos las áreas de influencia de cada una de las


estructuras que componen el cuadro doméstico de cada unidad de tierra de
Pozo Herrera.

Gráficos de Voronoi UT campesinos-trabajadores descapitalizados por


expropiación

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La UT Gómez2 sólo cuenta con casa y árbol de las gallinas en el cuadro


doméstico, ocupan tierra fiscal en los terrenos del FFCC al costado de la escuela.
La falta de estructuras imposibilitó la graficación en Voronoi.

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Gráficos de Voronoi UT campesinos-trabajadores capitalizados en litigio por


la propiedad de la tierra

El análisis de estos gráficos de área no nos permite inferir una clara tendencia
en la organización de distancias inter estructuras del espacio doméstico. Existe
una gran diferencia en las superficies que ocupan campesinos-trabajadores
descapitalizados por expropiación y los capitalizados en litigio. También

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El Chagas según Santiago/ Andrea Mastrangelo
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aparecen diferencias de superficie y proporciones significativas entre los


expropiados que participaron del acuerdo judicial con Barrios y los que
ocuparon terrenos fiscales a la vera del tendido ferroviario. Esto nos lleva a
inferir que el conflicto por la tierra ha influido también en la forma en que las
unidades domésticas ordenaron y construyeron sus viviendas.
Posteriores estudios comparativos con la organización del espacio en Unidades
de Tierra de otros parajes nos permitirá una afirmación más contundente a este
respecto.
Sin embargo, al analizar los tipo de estructuras que se construyen en un cuadro
doméstico y los materiales y técnicas con las que están construidos, se hace
evidente la persistencia de un patrón cultural homogéneo.

10. Revisión bibliográfica sobre programas de mejoramiento de viviendas y


Chagas
Desde hace tiempo, las condiciones de la vivienda han sido reconocidas como
uno de los principales determinantes sociales de la salud humana (WHO, 2005).
Según un estudio (Verdú y Ruiz: 2003) sobre hábitos higiénicos en un programa
de mejoramiento del hábitat en zonas del Chaco boliviano afectadas por la
enfermedad de Chagas9, existen ciertas condiciones de la vivienda rural que
facilitan la proliferación del vector: construcción con techo vegetal (calamina,
madera, paja y palma) y paredes de barro, poca ventilación, casi nula entrada
de luz, hacinamiento, malas condiciones y prácticas higiénicas. Una de las
tareas de mantenimiento de la vivienda ejecutadas por el programa fue el
revoque de las grietas donde habita el vector.

En el Chaco boliviano, al igual que en Pozo Herrera, Verdú y Ruiz (2003)


observan la existencia de una distribución por género de las tareas domésticas.
Mientras que las mujeres realizan con mayor frecuencia las tareas de limpieza
de patios y viviendas, los varones limpian los corrales. En cuanto a la frecuencia
de las tareas de higiene, el patio es el lugar limpiado con la mayor frecuencia,
luego la vivienda y por último el corral. En cuanto a la periodicidad, el patio se
limpia diariamente, la vivienda entre una y dos veces al mes, y el corral una vez
por año.
Según el estudio, cualquier proyecto de mejoramiento debe tener en cuenta esa
división sexual del trabajo y la importancia del trabajo junto a las mujeres. En la
zona del Chaco Boliviano, también los varones migran para trabajar en el
campo: pasan un mes cada 3 ó 4 meses fuera del hogar. Al igual que en Pozo
Herrera, el patio es el centro de la vida en la UT:

“El hecho de que el patio se limpie con mayor frecuencia responde a


que en la cultura guaraní éste es el lugar donde transcurre la vida

9 El Plan de Mejoramiento de Viviendas (PMV) del Programa Integral de Control y


Erradicación de la Enfermedad de Chagas. La zona estudiada por los autores es la
comprendida por los Municipios de Gutiérrez, Camiri y Charagua del Departamento
de Santa Cruz de la Sierra.

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El Chagas según Santiago/ Andrea Mastrangelo
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cotidiana, donde se cocina y se come, y la zona donde se conversa


durante largas horas tomando poro (infusión preparada con yerba
mate). De ahí que exista mayor preocupación por la limpieza del
mismo” (Verdú y Ruiz: 2003)

Un trabajo realizado en zonas afectadas con Chagas en Colombia (Guhl 1999),


tipificó las viviendas:

“1. Buena construcción: techo con teja y/o cieloraso bien revocado,
paredes de material compacto sin grietas ni huecos o revocado
completamente y pisos de cemento, baldosa u otro material sólido.
2. Rancho: techos de hoja de palma, paja, cartón, madera o plástico,
pared de tapia pisada o bahareque con grietas o sin revocar y pisos
en tierra.
3. Intermedia: aquellas cuyas características no permitan la
clasificación como Rancho o de Buena Construcción” (Guhl:1999)

Salomón identifica al peridomicilio como sitio clave de la reinfestación por los


insectos vectores del domicilio. Sin embargo, “en pocos sitios se sabe con
exactitud qué significa el peridomicilio para el poblador, y cómo jerarquiza en
el mismo el uso del espacio y la inversión en sanidad animal (fuente de recursos
inmediata) frente a su propia salud” (Salomón: 2002: s/d).

Por otra parte, la Sede Añatuya de Fundación Mundo Sano contó con
asosoramiento técnico de la Arq. Patricia Gramajo (2007) para el mejoramiento
de viviendas en otros parajes de la zona (El Desvío; El Fisco). El asesoramiento
generó un informe donde se detallan características de la vivienda rural, se
diagnostican problemas funcionales y se proponen soluciones. Los problemas
identificados por la Arq. Gramajo fueron:
De la cubierta superior del techo
La mejora del techo había consistido en una carpeta de terminación con suelo-
cemento sobre silobolsa, la cual se desprendió por falta de adherencia sobre el
polietileno impermeabilizante. Este proceso de deterioro estuvo inducido por
las lluvias y fuertes vientos del verano. De esta manera, las especies vegetales,
al encontrar tierra sin cemento y el polietileno roto, crecieron en la torta de
barro. Esto provocó el deterioro de la torta e infiltraciones de agua hacia el
interior de las viviendas.

De los revoques
En cuanto a los revoques y cielorasos, se detectó desprendimiento y
agrietamiento.

Las recomendaciones sugeridas por la Arq. Gramajo que se implementaron


fueron:
Para la cubierta del techo
Mejorar la argamasa de la cubierta del techo aumentando la proporción de
cemento (en proporción 6 a 1 - 6 baldes de tierra y 1 de cemento), agregando

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El Chagas según Santiago/ Andrea Mastrangelo
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micro fibra de polipropileno (SIKA) para evitar las micro fisuras y hacerla de 6
ó 7 cm. de espesor para que tenga masa y sujete al plástico con su peso propio.
Además, tener en cuenta: eliminar residuos orgánicos del suelo, utilizar suelo
seco y tamizado, mezclar bien, suelo cemento y agua (agregando la cantidad
adecuada de cada una). Una vez hecha la mezcla, utilizarla en el momento dado
que luego de dos o tres horas el cemento comienza a fraguar. “Se reconoce que
la mezcla tiene la humedad necesaria, cuando al tomar en la mano la mezcla y
apretarla dentro del puño, se logra compactar lo suficiente para ser una sola
“piedra”, que al romperla, solo se fragmenta en dos partes” (Gramajo: 2007:
s/d).
En cuanto a la obra, tratar de hacer el trabajo del techo al atardecer dado que el
sol está menos fuerte y durante la noche el cemento comienza a fraguar sin
quemarse. A la mañana siguiente, se riega con poco agua (sin lavarlo) dándole
la humedad suficiente para que fragüe el cemento. También se puede colocar
paja o plástico para mantener la humedad e hidratar el cemento.
En cuanto a la cenefa, la mejora propuesta fue clavar el plástico negro a una
tablilla de madera haciendo de goterón para evitar que las tablas de la
superficie de apoyo de la cubierta (cieloraso) presenten signos de humedad.

Para los revoques y cieloraso


Recomienda tapar las oquedades del cieloraso con un adobe más plástico,
agregándole estabilizadores como arcilla roja o blanca, paja, cal, cemento, pasto
aibe picado o agua de penca.
El modo de preparación del agua de penca es colocar las hojas de la planta
cortadas en trozos y dejar reposar 24 horas. De esta manera, al día siguiente el
agua tiene una consistencia semi gelatinosa lo cual confiere mayor adhesión del
barro.
Esta propuesta si bien fue eficiente para el revoque de muros interiores y
exteriores, no dio resultado para los cielorasos. En los casos en que se aplicó se
agrietó y cayó a menos de un mes de haber sido realizado.

11. Reunión de trabajo para elaborar un listado de recomendaciones para


mejoramiento de la vivienda rural en PH por Fundación Mundo Sano
Los días 2, 3 y 4 de Diciembre realizamos una reunión en la sede Añatuya de la
Fundación Mundo Sano en la que fueron invitados: un representante de
INCUPO, el maestro mayor de obra que ejecurá los mejoramientos, un
arquitecto (Leandro Rosso, UNNE) especializado en mejoramiento de viviendas
rancho, la coordinadora de la sede Añatuya de FMS, la responsable local de
mejoramiento en Pozo Herrera, el Director Ejecutivo de Fundación Mundo Sano
y los técnicos del equipo social. Por diferentes motivos, no pudieron asistir los
técnicos de INCUPO ni el maestro mayor de obras.

El objetivo de esa reunión fue consensuar entre instituciones y profesionales las


mejores prácticas para optimizar el mejoramiento. En base a las entrevistas con
el Lic. Marcelo Abril y la Sra. Graciela Cejas sobre los mejoramientos de
viviendas realizados en Miel de Palo y La Salamanca se habían identificado dos

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El Chagas según Santiago/ Andrea Mastrangelo
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problemas centrales: que el revoque de los cielorasos se agrietaba y caía y la


demanda de los pobladores de usar el silo bolsa para captar agua llovida, que
complotaba contra la cubierta del nylon con suelo cemento.
Estos fueron los resultados del análisis de estos tópicos en la reunión.

a. Captación de agua por el techo:


En el PMV- FMS el acabado del mejoramiento en la cubierta superior del techo
se realizó colocando silo bolsa, que se recubrió con suelo cemento con baba de
penca para lograr resistencia mecánica y evitar que se quiebre por fenómenos
meteorológicos (granizo, viento). Hay Unidades Domésticas que no quisieron
hacerlo porque utilizan el silo bolsa para captación de agua. Resulta importante
definir criterios de eficiencia de esta fuente de agua y respecto de la duración de
la mejora sin cubierta de suelo-cemento.
En la reunión de trabajo se determinó que las posibilidades de captación de
agua de un techo de 60 m2 en una lluvia de 50mm es de 3000 litros. Teniendo
en cuenta que el promedio de lluvias 2003-2007 fue 571 mm/año (datos estación
meteorológica INTA Fundación Mundo Sano, Añatuya), se podrían recolectar
algo más de 30.000 litros de agua llovida/ año por unidad doméstica.
El agua recolectada en los domicilios representa ahorro en varios sentidos:
Primero ahorra trabajo: pues al tener que extraerla de pozos lejanos hay una
sobrecarga de trabajo en toda la familia. Segundo, porque cuando escasea el
agua dulce se compra en Los Juríes a $90/ 3000 litros (precio de mercado 2009
equivale a U$S 18). Lo que valuaría el volumen de agua llovida recolectada en
un año en $ 900.
Respecto del reclamo de algunos pobladores que preferían dejar libre la
cubierta de silobolsa para captar agua “sin barro ni pajitas”, en la reunión se
realizaron las siguientes consideraciones:
* que no toda el agua que se estiba es para consumo humano. Por lo que la
presencia de sólidos que decantan no es un problema que haga excluyente la
cobertura de plástico con torta de suelo-cemento.
*que si es para consumo puede dejarse correr los primeros mm, hasta que no
arrastre más sólidos y luego conectar la canaleta al aljibe.
* que en los casos que el habitante persista en la negativa de cubrir el silobolsa
con la torta de barro, se le ofrezca la posibilidad de reparar las roturas del
plástico con adhesivo sintético y parches.

b. Innovaciones en los sistemas acopio de agua


INCUPO implementó en una unidades de tierra de Pozo Herrera, la
construcción de un aljibe de 8000 litros en mampostería. Se trata de una cisterna
que recolecta agua de lluvia con cámara de filtrado con arena y leca.
En la visita a campo previa a la reunión tanto el arquitecto como los
técnicos de la fundación desestimaron la relación costo-beneficio de ese modelo
de aljibe por 4 razones: porque insume excesivo trabajo, pues requiere cavar un
pozo de 2 m de diámetro y 2,5 m de profundidad. Porque la cámara de filtrado
de arena y leca sólo retiene sólidos en suspención, que tambien se separan del

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agua por decantación en el fondo del aljibe. Y porque las dimensiones de la


obra implican alto costo en cemento y ladrillos para la bóveda del tanque. Por
último, el hecho que sea semienterrado dificulta su reparación y limpieza de
mantenimiento. En contraparte, PMV-FMS construyó estructuras
semienterradas de 0,80 m de diámetro y 1,70 m de profundidad con piedra para
la base, arena, cemento y ladrillos. Estos aljibes que resultan eficientes en
términos de costo y mantenimiento.
Asimismo se propusieron dos innovaciones:
a) En función de abaratar los costos de la construcción del aljibe (hoy con
ladrillos) puede utilizarse ferrocemento compuesto por alambre de gallinero y
cemento. Esta técnica construcción aunque fue recomendada por el arquitecto y
los técnicos de INCUPO no cuenta con experiencias probadas en terreno en
Santiago del Estero.
b) Para reducir la carga de trabajo del “baldeo” con soga o con soga y roldana
(polea simple) se propuso implementar la tecnología de la máquina simple
llamada “bomba soga” (INCUPO-ET Vida). Se trata de una polea con manivela
que puede construirse a partir del reciclado de una llanta de bicicleta y permite
ahorrar fuerza en la extracción de agua de pozo o cisternas enterradas.

En función de lo expuesto consideramos una buena combinación la del


aljibe construido con ladrillo y cemento y la extracción de agua por bomba soga.

c. Revoque del cieloraso


En los casos en que sea necesario realizar a nuevo la techumbre, la tecnología
consensuada fue la siguiente: envolver con el silo bolsa la paja de techumbre, de
manera tal que cubra interior y exterior del techo. La parte interior queda
montada sobre costaneros de palo, lo que limita al mínimo la rugosidad y el
agrietamiento del nylon. Por la parte exterior se superpone la torta de barro,
cemento y agua de penca en las proporciones probadas con resistencia en
terreno en los otros mejoramientos.
El filtrado por las cenefas se evita con el clavado de una varilla de madera que
envuelve el borde del silobolsa y forma un goterón en todo el perímetro de
desagüe del techo.

En los casos en que el techo no requiere ser reemplazado, la problemática que se


presenta es otra. El PMV busca dar durabilidad a una vivienda construida para
ser efímera (Di Lullo 1947). El control del ciclo de los triatominos requiere
eliminar al máximo huecos, rugosidades y grietas. En las viviendas locales el
material predominante es el barro. Este material tiene la propiedad de
agrietarse, ya que no tiene buena adherencia a la madera, especialmente en los
lugares de encuentros de dos muros o de éstos con los techos, espacios ideales
donde se pueden alojarse insectos, especialmente vinchucas (Gramajo 2007).
Por ello se propuso el revoque del cieloraso interior que tradicionalmente es de
ramas o paja. En los mejoramientos anteriores se usó para eso suelocemento
(super adobe) con agua de penca, material que se desprendió rápidamente
(aproximadamente a un mes de su colocación).

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El Chagas según Santiago/ Andrea Mastrangelo
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El Arq Rosso propuso 3 argamasas de ensayo:


E1: materiales 5 partes de viruta de algarrobo; 5 parte de tierra arenosa y
parte de cemento y agua de penca hasta obtener consistencia.
E2: materiales: 5 partes de chaucha de quebracho blanco triturada, 5
partes de tierra arenosa, 1 parte de cemento y agua de penca.
E3: materiales: 5 partes de fibra de quimil seca triturada, 5 partes de
tierra arenosa, 1 parte de cemento y agua de penca.

El morador Orlando Casas propuso la siguiente mezcla:


E4: materiales: 1 parte de pasto aibe picado, 4 partes de tierra colorada y
agua de penca. Esta mezcla no pudo probarse por no haber suficiente aibe
disponible (Diciembre 2009).

El soporte propuesto para estas mezclas fue alambre tejido galvanizado


de malla pajarera.

Probados en campo, ninguno de estos 4 ensayos funcionó (no lograron


sostenerse) sobre el alambre tejido de malla pajarera.

Otro poblador local (Ignacio Avellanar) propuso una nueva mezcla.


E5: materiales: 1 parte de tierra de hormiguero, 1 parte de guano de
caballo y agua de penca.

Esta mezcla logró sostenerse tanto sobre la malla pajarera de alambre


galvanizado como sobre el metal desplegado de hierro. Siendo más fácil de
aplicar sobre la malla de metal desplegado, que tiene aberturas de menor
tamaño y menos flexibilidad. Sin embargo, la aplicación de metal desplegado
de hierro no fue recomendada porque es muy vulnerable a la corrosión en las
mezclas que no incluyen cemento, como la que se probó en este caso. Asimismo
es de suponer que la salidad del suelo contribuya a la rápida corrosión del
hierro.
Queda pendiente realizar nuevos ensayos con mallas plásticas (media
sombras, telas no tejidas, etc.) o gasa de algodón como soporte de las
argamasas. También se sugirió usar fibras de aibe o cáñamo para mejorar el
agarre de la mezcla en el cieloraso.
Para mejorar la adherencia y elasticidad de las argamasas se sugirió
incorporar: brea de vinal o brea de brea (resinas de estos arbustos). Se
documentó que estas resinas fueron usadas como adhesivos para las
encomiendas del FFCC. Se ensayó en campo, en casa de un poblador (UT
Casas) la colecta de estas resinas.

d. Letrinas
Dada la pequeña superficie de que disponen algunas unidades de tierra, la
construcción de letrinas como alternativa de desecho de aguas negras, saturará
el suelo y los lugares alternativos para rotar la ubicación del pozo en el mediano

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El Chagas según Santiago/ Andrea Mastrangelo
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plazo. Se discutió como alternativa la construcción de una unidad sellada


(cámara séptica) y un pozo ciego. Si bien el Arq. Rosso planteó la posibilidad de
reuso de esas aguas negras, se cuestionó la reutilización debido a la continuidad
de la actividad bacteriana luego de la biodigestión.

Guía en video para el mejoramiento de viviendas


El realizador Yuri Deambrosi compilará y editará esta guía, documentando en
imágenes el estado actual de las viviendas, los ensayos de materiales y las
tareas de mejoramiento que se ejecutarán en 2010.

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El Chagas según Santiago/ Andrea Mastrangelo
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Capítulo 3: El Chagas según Santiago: una experiencia de creación colectiva

12. ¿Por qué con los niños?

¿Qué sentido tiene hacer trabajo de campo con niños y niñas en un programa de
mejoramiento de viviendas para vigilancia y control de la enfermedad de
Chagas?
Analizar las representaciones sociales que los niños tienen sobre la enfermedad
de Chagas había sido precisado a priori del trabajo de campo, pues son
pacientes en los que, el tratamiento conocido impide el desarrollo de la fase
crónica de la enfermedad y tiene mejor tolerancia (ver sección Chagas e infancia
en el capítulo 4).
La decisión de involucrar a los niños conllevó la búsqueda de técnicas de
trabajo de campo adecuadas. Por ello decidimos planificar talleres de creación
colectiva que fueran un espacio de juego e interacción entre niños/as y los
investigadores. Sonja Grover (2004) señala que considerar a los niños y niñas
como sujetos sociales activos en el proceso de producción de conocimiento
permite construir datos más ricos y complejos. Diana Milstein (2006) ha
señalado que el trabajo de campo con niños/as evidenció la naturaleza
polifónica y multiautoral de la producción de conocimiento social. Por nuestra
parte, considerar a los niños como sujetos sociales activos significa, al mismo
tiempo, reconocer que por los procesos de desarrollo neuro- psico -fisiológicos
en marcha, el juego es una herramienta de simbolización y comunicación
privilegiada (Winnicott 1971). El juego aparece propiciando un espacio propio,
ni completamente subjetivo ni completamente externo que facilita y hace más
productivas herramientas clásicas de la etnografía como la entrevista y la
observación, al crear un clima de no subordinación en el vínculo con los
adultos, como es el que habitualmente mantienen con los padres, médicos y
maestros.

13. Los talleres de creación colectiva


Según Winnicott (1971) jugar es hacer y tiene un lugar y un tiempo. El juego no
está afuera ni adentro de la persona: la zona de experiencia de jugar se ubica
entre el individuo y el afuera. Esta zona es el producto de las experiencias de la
persona (bebé, niño, adolescente, adulto) en la cultura. Es en el juego dónde
tanto el niño como el adulto están en libertad de crear y es en la creación
cuando el individuo descubre su persona. Para Winnicott, el juego es un
universal psíquico: “lo universal es el juego, y corresponde a la salud; facilita el
crecimiento y conduce a relaciones de grupo” (1971:65). Por esto el juego es
entendido como una forma de comunicación.

En este marco teórico, el juego es una actividad creativa y el arte una forma de
creación, que a la vez que es juego, es símbolo y es ritual (Gadamer 1998).
Considerarlo un juego refiere a su carácter de automovimiento, de experiencia
subjetiva (Gadamer 1998:66). La simbolización permite presentar externamente

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El Chagas según Santiago/ Andrea Mastrangelo
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lo subjetivo. En la medida que el arte y el juego artístico son simbolización,


posibilitan la comunicación con los demás. De modo que, al decir de Gadamer,
crear una obra artística es como tomar una tableta, partirla y entregarla a otro.
Este compartir del símbolo es aquello que transforma a la creación en hecho
social. Ya que el sentido de la obra se completa al ser compartido, mirado por
otros (Gadamer 1998:21 y ss).
Simultáneamente con ser juego y símbolo, el arte es ritual, porque la experiencia
estética se abstrae del tiempo (lineal, acumulativo) y del mismo modo que el
juego, suspende el tiempo histórico (pretende ser eterno).
En este sentido, desde el punto de vista de la investigación social, un taller de
creación colectiva genera un movimiento subjetivo en los participantes y un
hecho social. Los talleres de creación colectiva en Pozo Herrera entendieron al
arte como expresión subjetiva, como medio de conocimiento y como posibilidad
de intervención sobre la realidad.
En la medida que el arte se haya “profundamente involucrado en el proceso
real de percepción, pensamiento y acción corporal” (Read 1955:40) la expresión
artística de los niños es un método válido de indagación de las representaciones
sociales sobre la enfermedad de Chagas, su vigilancia y control, tanto como
sobre la vida cotidiana de los/as niños/as y sus familias en la cultura local.
Siguiendo a Read, “el arte es representación, la ciencia explicación de la misma
realidad” (Read 1955:37).

En los talleres de creación colectiva, la expresión artística mostró precisión


como técnica de investigación social en la infancia en varios sentidos:
Primero, porque posibilitó la comunicación no verbal: generó confianza,
acortando la distancia cultural entre los investigadores urbanos y los niños del
paraje. Esta confianza en la tarea común facilitó la comunicación del grupo. Este
proceso fue modificando el orden, la dinámica, la oralidad y la corporalidad de
los/as participantes en los talleres. Así, lo que en un principio era no dicho fue
siendo verbalizado (en el primer taller los niños/as pasaron más de 40 minutos
en silencio, sin responder ni siquiera su nombre a los investigadores-talleristas).
Segundo porque orientó el movimiento de la subjetividad de la creación
individual a un producto colectivo: primero una obra teatral improvisada sobre
el momento de la infección y el diagnóstico, luego el títere de la vinchucaca y
finalmente la creación de máscaras de los personajes sobrenaturales que habitan
en el monte.
La motivación de la obra fue responder la pregunta ¿qué sabés vos sobre la
enfermedad de Chagas? El carácter sucesivo de los talleres (4 en total entre
mayo y diciembre) fue posibilitando el diálogo de los niños con sus familias,
recuperando saberes, representaciones, prácticas autóctonas de vigilancia,
tolerancia, control, tratamiento, etc. modificando sus aportes al taller, a la vez
que nuestra relación con las habitantes del paraje. De este modo, sin entregar
información sobre la enfermedad, en la última actividad de sistematización en
un papelógrafo todos pudieron expresarse oralmente, mostrando ante la
cámara registro lo informados que estaban respecto de la enfermedad de
Chagas. Este resultado pone de manifiesto que el conocimiento-información

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El Chagas según Santiago/ Andrea Mastrangelo
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sobre vectores y enfermedad no implica necesariamente prácticas de


prevención participativa eficientes. Lo que proponemos, por tanto, es la
investigación operativa para describir localmente el ciclo del parásito
identificando prácticas de riesgo propias de los diferentes grupos sociales del
paraje, para que las políticas de prevención se orienten a modificar esas
prácticas.

Contenido de los talleres


El primer taller se convocó informando al director de la escuela e invitando una
por una a las familias del paraje. Luego se difundió la convocatoria a través de
Radio Solidaridad y por el “boca en boca”. La cita era en la capilla local a las 16
hs, luego de la jornada escolar.
En la planificación general de la actividad consideramos apropiado coordinar la
producción colectiva de un juego dramático, conformando grupos que
construyan personajes para finalmente presentarlos ante los demás.
Esta primera experiencia del taller confirmó aquello que los autores han escrito:
la comunicación verbal fue casi imposible y el silencio colmó el salón de la
capilla. Los niños y niñas se ubicaron en el espacio todos juntos, arrimados
pegaditos a la pared. Al comienzo sólo uno hablaba, y parecía hacerlo por los
demás. Y el silencio se prolongaba. Y se prolongó hasta que hubo un episodio
que funcionó como disparador de la comunicación. Mientras el silencio seguía
su curso, se escuchó un ruido que provenía desde afuera de la parroquia.
Rebeca corrió hacia la puerta, mirando hacia el tractor que pasaba por la ruta.
Al instante, todos los niños se juntaron a mirar y luego salieron hacia fuera. A
partir de ese momento, niños y niñas comenzaron a hablar entre ellos, a
moverse, a soltarse. Todos dijeron sus nombres, los cuales escribimos en
papeles que pegamos en sus remeras: Santiago, Rebeca, Sebastián, Yara, Mica,
Alaín, Laila, Víctor, Luciana, Tiziana, Gastón, Tito, Fernanda, Ara, Facu,
Freddy, Teo, Leo, Equi, Carla, Esteban, Leo, Ignacio, Alexis, María José.
Una vez lograda la comunicación, y en función de presentarnos y conocernos,
armamos dos grupos (los más pequeños con Andrea y los más grandes con
Nico) con la propuesta de pensar un personaje que quisieran ser, cómo sería,
que forma le darían, cómo lo vestiríamos, con qué colores.
Los personajes fueron: el hada que cura “viro” –virus-, la maestra que dibuja, el
policía y el ladrón que pelean por una moto, el hombre araña, la doctora-
médica que da el pinchazo, el perro, la vinchuca, la alumna de la maestra, el
futbolista, el tigre, el oso, Tito-Batman.
La ”doctora médica que da el pinchazo” representaba a la Dra. Marita, del
Programa Nacional de Chagas, laboratorio Catamarca que como parte de un
proyecto de FMS en el área de estudio, diagnosticó la infección por Chagas
(serokit) a todos los niños con residencia rural del Depto. Taboada. Por medio
de la actuación del personaje de la Dra. que realizó una niña de Pozo Herrera
(Tiziana) supimos que este diagnóstico resultó altamente significativo para los
niños, quienes en varias ocasiones refirieron al “pinchazo de la Dra. Marita”
como un momento para algunos divertido, para otros de expresión de temor.

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El Chagas según Santiago/ Andrea Mastrangelo
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Lo más significativo y que pudo ser aclarado es que algunos de ellos creyeron
que el pinchazo fue para inyectarles una vacuna o para curarlos.

El argumento de la representación que crearon los chicos fue el siguiente: “Hay


un policía que le pide al perro que le ayude a pillar al tigre-león-puma y al oso,
para llevarlos al circo. El hombre araña y el futbolista son amigos y salvan a los
animales. El policía los quiere meter presos y el hombre araña lo impide”. En la
representación final los personajes dormían en su rancho, tranquilamente. De
repente, en el medio de la noche aparecía la vinchuca que picaba a todos. Sin
embargo, Tito-Batman despertaba y junto con los animales atrapaban a la
vinchuca y la pisaban.

La segunda experiencia de taller fue debajo de un árbol de la casa de Arias, en


la villa del paraje. Decidimos hacerla en ese sitio por ser un lugar equidistante
de muchos hogares del paraje. Además podíamos tener contacto con los padres
y el resto de la familia. Convocamos por radio y por boca en boca.
Para este segundo momento, el objetivo fue construir colectivamente un objeto
(tipo títere-marote) con forma de vinchuca -“la vinchucaca”- y dibujar sobre
papel madera los ranchos y los barridos de las casas. Utilizamos materiales de
ferretería artística (cola, cinta papel, tijeras, pinceles, rodillos y témperas,
pelotas de plástico), reuso (papel de diario, cartón, telas), naturales (caparazón
mataco, ramas, maderas) y desechos (tapitas, plásticos, calzado viejo, partes de
juguetes) del lugar. Decidimos utilizar este tipo de materiales antes que llevar
cosas de la ciudad al campo con la intención de salir de la lógica de la dádiva y
pasar al protagonismo y desarrollo de capacidades sobre lo existente: lo que
hay, lo que se es y lo que se tiene. Incorporamos música para trabajar junto a
los chicos.

Durante el desarrollo del taller, fumigadores del Programa Provincial contra el


Chagas vinieron a fumigar la casa de los Arias. Los niños lo llamaron “los
vinchuqueros, porque tienen la mochila, donde traen para matar a las vinchucas.
Después tiran humo y mueren. Después las que quedan vivas entran a las casas y se
meten en las paredes o debajo de las camas y en la ropa. Algunas veces les pegas y
mueren, cuando no vienen los vinchuqueros vamos y compramos el veneno, y esperamos
un poquito afuera. Sacamos las cosas y después las ponemos” ( Tiziana, 9 años,
8/7/2009).
Mientras creábamos la “vinchucaca”, los niños y niñas realizaban comentarios:
“esta vinchuca está gorda, ha chupado mucha sangre a los humanos, le saca sangre para
tener las crías. Deja la caca en el brazo y le hace poner enfermo al humano. Te enferma
del Chagas. Y el Chagas te pone enfermo, y tienes que sacarte sangre para ver si tiene o
no” (Comentarios del Taller de Creación Colectiva, 8/7/2009).

El tercer encuentro del taller de creación colectiva se desarrolló en 2 momentos:


un día se volvió a hacer en la capilla y otro en la casa de Arias. Este segundo
momento sirvió como cierre, dado que se finalizó con la construcción de “la
vinchacaca”.

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El Chagas según Santiago/ Andrea Mastrangelo
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En el cuarto y último taller se desarrolló debajo de la sombra de toro, un árbol


en casa de Arias y consistió en la creación de máscaras de los personajes
sobrenaturales que habitan en el monte. Con cajas de cartón, papel, pinturas y
elementos del monte los grupos de niños/as crearon “alma mulas”, “enanos
que estudian con el diablo”, “locos”. Luego se representó una situación en el
monte, dónde los personajes sobrenaturales andaban sueltos y el policía iba en
su búsqueda a atraparlos.
Con esta narración de los talleres queremos dar cuenta de los cambios que
ocurrieron desde el silencio hacia la expresión oral y plástica (simbolización)
por vía del vínculo social del juego dramático, a partir de la construcción de
personajes. Como teorizó Winnicott, en un ambiente adecuado y después de
todo el proceso de creación de la “vinchucaca”, los chicos tenían información
suficiente sobre la enfermedad de Chagas. Mostrándonos que acceso a la
información no implica modificación de las prácticas de riesgo (gallinas
empollando en los dormitorios, cabritos en el dormitorio-alero).
Partes de este proceso se puede visualizar en la documental que integra este
informe final.

14 Una película documental “El Chagas según Santiago”.


Duración: 15-20 min.
Durante las campañas de campo de Julio, Septiembre y Diciembre se registró
material audiovisual para la producción del documental “El Chagas según
Santiago”. Este corto, desde la idea realizativa, al igual que el registro, el guión
y la edición, forman parte fundamental de este informe final. Es una expresión
de la secuencia en la construcción de conocimiento social, que valida las
técnicas y el abordaje de la investigación llevada adelante por el equipo.
El guión del documental está estructurado en 4 partes, con 3 intervalos que
narran secuencialmente la experiencia de los talleres de creación colectiva:

Parte 1º: Conflicto por la tierra: La tenencia precaria asociada a la casa precaria.
Presentación del paraje, contexto regional (Dpto. Taboada, Añatuya). Realidad
local de Pozo Herrera: situación en relación a la tierra. Caracterización de los
tres tipos sociales agrarios. Definición y descripción de UTs. Croquis satelital
del paraje: la Villa, las estancias, las casas sin límites.
“Domicilio/peridomicilio”: descripción del patio santiagueño por fumigadores.
Género y vivienda.

Intervalo 1: Situación del Taller dónde se muestra la transformación del vínculo


entre los niños y niñas, pasando del silencio al juego dramático. El grupo debajo
del árbol en UT Arias y construcción de la vinchucaca.

Parte 2º: El trabajo, ser campesino y Chagas. Migración y trabajo. Migración y


Chagas: viajes de las personas y viajes de la vinchuca. Plano pasaje entre
secuencias: trayectoria camioneta Muñeca tramo Añatuya-Pozo Herrera.
Género y Trabajo: mujer de Bravo (contexto rural: Pozo Herrera) en

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El Chagas según Santiago/ Andrea Mastrangelo
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comparación con Alejandro (contexto urbano: Añatuya) en cuanto a tratamiento


y síntomas de la enfermedad. Alejandro en comparación con Aida Casas con
respecto al trabajo, a la distinción entre vivir en la ciudad y vivir en el campo, la
vida cotidiana en las viviendas (rurales y urbanas) y a la migración (circuito
Pozo Herrera-Liniers-Pozo Herrera y circuito Pozo Herrera-Añatuya).
Fumigación en tabiqueras. Visual: producción caprina en UTSilva y carneo en
UTArias. Carbón y Migración, el caso de “el Chivo” (del campo santiagueño a
un barrio de Berisso) en contraposición a Yara (horno de carbón en UTCasas).

Intervalo 2: Plano inicial: llegada de los niños y niñas al árbol desde el monte.
Taller de Creación Colectiva bajo el árbol, produciendo “la vinchucaca” y las
vinchuquitas, dibujos sobre papel madera. Plano final: vuelta de todos hacia el
monte.

Parte 3º: Actores Sociales en la Vigilancia, Control y Tratamiento de la


enfermedad de Chagas. Plano secuencia: trayecto camioneta Muñeca Pozo
Herrera-Añatuya. Director del Hospital, Secretaría de Saneamiento Ambiental.
Visual: Experiencia y saberes de los técnicos fumigadores. Plano inicial:
camioneta de Programa Provincial de Chagas llegando a UT Arias. Descripción
de potes fumígenos y demás elementos. Las vinchucas y “sus actividades”.
Plano final: la camioneta yéndose de UT Arias. Chagas y medicina local: el
curandero y las vendedoras de hierbas del mercado. Mejoramiento de viviendas
en relación a la enfermedad. Disparador: Imágenes del corral de UT Nati, de los
chanchos en UTBravo, techos UTArias, tanque UTNacho.

Intervalo 3: La vinchuca terminada en blanco y los chicos contando los mitos.


Tomas del último taller dónde los niños/as se van al monte con las máscaras de
los personajes sobrenaturales.

Parte 4º: Cierre del Taller y papelógrafo.


Aplicando la metodología del Discurso del Sujeto Social (Lefevre 2003 y Lefevre
et al 2004) identificamos las siguientes ideas centrales en entrevistas sobre
Chagas en Pozo Herrera que orientaron la selección de contenidos de la
documental:

Idea central I “Hay porcentajes de incapacidad laboral por el Chagas”


Para trabajar en el desflore de maíz en campos de producción de semillas, los
trabajadores de Pozo Herrera son contratados bajo la regulación de las leyes
nacionales de trabajo agrario (LN 23.808, 22.248 y 20.744).
En forma rutinaria, antes de ser contratados estacionalmente, cada año se les
realizan estudios de salud pre-ocupacionales en una clínica privada de
Añatuya.
En la entrevista con el médico del trabajo que realiza los exámenes, nos informó
que un diagnóstico de laboratorio de Chagas + no es causa de no contratación.

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El Chagas según Santiago/ Andrea Mastrangelo
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Los que se toman como decisivos son los RX de tórax que muestren
organomegalia y un electrocardiograma con arritmia.
Sin embargo, tanto las entrevistas con los trabajadores como con los médicos,
dejaron en claro que no existe un análisis o examen que establezca un criterio
único de exclusión. Asi, por ejemplo aunque la entrevista anamnésica es
exhaustiva, un médico nos dijo:
Lo que la gente quiere es ir a trabajar, entonces a veces uno les pregunta y ellos
te mienten. (Dr. M 2/12/2009).

En la perspectiva de los trabajadores apareció en las entrevistas una particular


interpretación de los análisis diagnóstico de laboratorio. Los diagnósticos se
realizan mediante dos ensayos: Test de Elisa y hemoaglutinación. El test de
Elisa se informa reactivo/no reactivo. La hemoaglutinación se informa por
valores numéricos. Algunos entrevistados interpretaban por cuenta propia los
valores de la hemoaglutinación como porcentajes de incapacidad para el
trabajo.
La gente se deja llevar por los números. Leen “1800”, “1500” y miden el Chagas
que tienen. Pero no hay porcentajes clínicos (Educarora Sanitaria RC, Hosp.
Añatuya, 7/2009).

Me detectaron que tengo el 23%. Mi papá tiene el 80%. Escuché que si tenés
más del 50% ya no te llevan a trabajar (Trabajador en el desflore, B 8/7/09).

Idea central II “Las vinchucas viajan debajo de los bolsitos, cuando llevo a
los jornaleros”
Las migraciones para trabajo agrario de temporada se dan cada año. El
planillero es un intermediario, a veces capataz que organiza grupos de varones
que se presentan ante una oficina de servicios laborales (Manpower) en
Añatuya, donde se oficializa el contrato de trabajo. En este mercado de trabajo
se movilizan desde Añatuya 5000 trabajadores cada año. La movilidad entre los
parajes y Añatuya se hace en una pequeña camioneta. De Añatuya a los lugares
de trabajos son trasladados en ómnibus. El costo de este último traslado está
cubierto por el contrato de trabajo.
Fue interesante la crónica de uno de los conductores de vehículos de esos
traslados quien contó:
Yo encontré vinchucas debajo de la cuna de mi hija, en la ciudad de Añatuya. En
mi casa que es toda de cemento y con cerámica -revestimiento-. Y me ha pasado
de encontrar vinchucas en mi ropa, porque cuando la gente sube con su bolsito,
su ropa, las vinchucas están ahí. Y claro, uno comparte 6 - 8 hs de viaje…. Asi
llegan las vinchucas a mi casa (L PCMunicipal, JJ H, 9/9/2009)

Idea central III: “Los vinchuqueros hacen todos lo mismo”


Los pobladores reconocen a las vinchucas (Triatoma infestans) como plagas
domésticas. Incluso los niños/as al crear la vinchucaca en el taller colectivo,

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El Chagas según Santiago/ Andrea Mastrangelo
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dijeron estar haciendo una vinchuca grande “que es la madre de todas las vinchucas
de Pozo Herrera” (Araceli TCC 8/9/2009).
En las representaciones gráficas, las casas se diseñaban con líneas negras
mientras que les vinchucas tienen borde rojo, o son dibujadas aplastadas como
una mancha de sangre.
De parte de las mujeres adultas la respuesta sobre la presencia de vinchucas es
que “hubo, pero ahora hace tiempo que no se ven” (MM 8/9/9). Esta
disociación en el tiempo y en el espacio (“vinchucas hubo antes”; “la tapera que
está allá lejos está llena de vinchucas”) da cuenta de estrategias subjetivas de
percepción del riesgo. Ya que en la misma vivienda donde la propietaria ofrecía
este testimonio, los fumigadores provinciales daban cuenta de “haber matado
puñados de vinchucas” y bromeaban con su habitante:
Esta noche no va a poder dormir abuela, no va a tener quién le saque sangre (O
pp 8/9/09).
Para los moradores de Pozo Herrera todos los programas de control de
vinchucas (ONG, provincia, muncipio, nación) son lo mismo, vienen
azaromente, entran a la casa, revuelven, fumigan. Todos las personas
relacionadas a la vigilancia y control son llamadas “los vinchuqueros”. A veces
pegan un papel con un sello y una fecha. Otras inscriben letras rojas (CH) y un
número en algún poste del alero.

Burocráticamente la vigilancia y control están disociadas del diagnóstico y


tratamiento de la enfermedad. La vigilancia y control son parte de programas
provinciales, nacionales o de ONGs, mientras que el diagnóstico y tratamiento
depende del hospital local. La educadora sanitaria del hospital da cuenta que la
asociación de la vinchuca con la enfermedad es tan clara para los pobladores
que cuando ven vinchucas en sus casas van al hospital a pedir que fumiguen. El
hospital no puede atender esta demanda, entonces les piden
que hagan una nota para mandar a Santiago capital y que de ahí manden la
orden de incluir esa casa en el próximo ciclo del programa de control de vectores
(Educadora Sanitaria, RC Hosp. Añatuya 7/2009)

Es interesante señalar que el programa provincial de control tiene las oficinas


regionales frente al hospital de Añatuya.

En 2003 se creo la red social Añatuya, tiene dividida la cobertura de la


vigilancia y control del área urbana entre los instituciones. En el área urbana
de Añatuya en 2002 los equipos de Elsa Segura realizaron talleres orientados a
la conformación de una red social para la vigilancia y control (Segura 2005:40).
Desde 2003 funciona una red social para control de Chagas en otra localidad -
Los Juríes-6000 habitantes- (Segura 2005:27).

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El Chagas según Santiago/ Andrea Mastrangelo
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Idea central IV:”Vivir con Chagas: el diagnóstico es tardío, el tratamiento


muy tóxico y el hospital queda lejos”
En Pozo Herrera hay demanda concreta atención médica. Una posta sanitaria
en la estación vieja o en una construcción nueva en la calle de la villa es una
demanda sentida por los pobladores.
El trabajo de campo informó que no se realizaron visitas médicas en 200914.
Hasta hace unos años (circa 2003-2004) unna médica del Hospital Zonal realizó
vigilancia y control en los parajes rurales que rodean Añatuya (5000 habitantes)
(Segura 2005:27).
Durante el trabajo de campo dieron a luz dos mujeres, una en Los Juríes a 30
Km y otra en Añatuya a 43 Km. La alternativa a estos hospitales es un puesto de
salud con una idónea de enfermería en Miel de Palo (a 20 Km. De Pozo Herrera.
Sin embargo, por un accidente de corte con un cuchillo consultamos a esa
institución y la enfermera no contaba con medios para sutura.
Como respuesta a esta carencia y como continuidad con la cultura rural local los
pobladores realizan prácticas de autoatención con medicamentos animales y
vegetales de elaboración casera. Para el “corazón agitado” como se describe el
principal síntoma de un chagásico crónico, se recomienda te de cedrón en pasto.
En Añatuya “hay un hospital grande lleno de mucamas y enfermeras, con
pocos médicos” (MM 8/9/2009).
Actualmente el programa de Chagas de la provincia provee tratamiento a
niños de hasta 5 años de edad. Sin embargo no hay formulación pediátrica del
benznidazol, por lo que las dosis se calculan fragmentando comprimidos que se
administran disueltos en la ingesta. Si bien el tratamiento tiene buena respuesta
terapeútica en niños, requiere de controles períodicos, lo que por los traslados
dificultan el acceso de la población rural. Por otra parte, la combinación de
deficiencia alimentaria con Chagas pediátrico constituye una limitación para
implementar el tratamiento (Dr. M dir htal Añatuya 9/2009).
Los chagásicos son pacientes del cardiólogo (director del hospital), quien
atiende en consultorio 2 días a la semana. Se realizan análisis de laboratorio a
los recién nacidos, que aun dando negativo, deben repetirse, por la baja
sensibilidad del método que se utiliza a lo largo del primer año de vida, para
descartar transmisión vertical (ver capítulo 4). Los análisis del laboratorio
demoran por sobrecarga de trabajo y a veces por falta de reactivo.

Entre 1999-2005 Fundación Bunge y Born e INGEBI-CONICET implementaron


el programa “Vivir sin chagas” donde costeaban tratamientos para los adultos
junto al hospital local, y mientras la municipalidad implementaba el control
domiciliario de vectores. El proyecto comenzó con un tamizaje diagnóstico. Los
pacientes firmaron un consentimiento informado. A los casos confirmados se
les suministraba tratamiento con benznidazol por 60 días. La toxicidad hepática
del tratamiento obligaba a una dieta baja en grasa y no tomar alcohol. Según la
educadora sanitaria del hospital:
La gente abandonaba el tratamiento porque no tenía para hacerse la dieta, menus
diarios con poca grasa. Entonces les daba dolor de cabeza, ataque al hígado,

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vómitos, asi perdían días de trabajo… y decidían dejar el tratamiento (Eucadora


Sanitaria, RC htal. Añatuya 7/2009)

Por tanto, el proyecto finalizó y no tuvo continuidad porque tuvo muy baja
adherencia de los adultos infectados.

Idea central V “Me pincharon el dedo y me curaron del Chagas”


En la representación teatral del primer taller de creación colectiva reseñado en
el subtítulo 13 de este capítulo, los niños/as expresaron confusiones respecto
del tipo de práctica que había sido el “pinchazo de la Dra. Marita”. Como se
relata en aquel acápite, las reacciones que narraron los niños fueron diversas:
para algunos les habían aplicado una vacuna, para otros un remedio que los
curaba, otros pudieron relacionar serokit con diagnóstico.

Más alla de la anécdota y que el taller sirvió para desahogar esas dudas, esta
situación es reveladora de lo traumática y confusa que puede resultar la
práctica médica para los niños. Por esto, más allá de las buenas intenciones y el
consentimiento informado, sería importante incluir instancias de reflexividad
con los pacientes pediátricos de Chagas que les permitan conocer y significar
correctamente las prácticas médicas de las que serán objeto.

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El Chagas según Santiago/ Andrea Mastrangelo
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Capítulo 4. Revisión bibliográfica sobre aspectos sociales de la enfermedad


de Chagas
En este capítulo se inserta la investigación entre los trabajos publicados
recientemente sobre la temática.

15 La enfermedad de Chagas y su vigilancia y control


La vinchuca10 se alimenta exclusivamente de sangre (insecto hematófago). La
especie que abunda en Argentina (Triatoma infestans) comparte la vivienda con
el ser humano y se alimenta de sangre humana en los horarios de sueño.
También consume sangre de animales domésticos. En el intestino de la
vinchuca vive, entre otros parásitos, el Trypanosoma cruzi, que se alberga en el
organismo que infecta y lo debilita. Las formas de transmisión son:
1. Cuando una vinchuca pica y defeca sobre la piel
2. Al recibir una transfusión con sangre infectada
3. Por vía placentaria el hijo de una mujer infectada por el parásito
4. Al recibir un transplante de órganos sin control adecuado
La forma más frecuente de contagio es que la vinchuca pique a un humano y
defeque. De este modo los parásitos de la bostra ingresan al torrente sanguíneo.
Las formas de transmisión 2, 3 y 4 son de tipo no vectorial.

En caso de picadura accidental, no rascarse, higienizar la zona con agua y jabón


y desinfectar con alcohol, yodo o merthiolate (Esquivel et al. s/f:34).

La infección presenta 2 estadíos clínicos (Sosa Estani 2007:110):


a) fase aguda (inflamación de ganglios e hígado; taquicardia; irritación en
bebés). Son menos frecuentes el Chagoma de inoculación (picadura donde
penetra el parásito) y el Signo de Romaña (ojo en compota). Se inicia al
momento de adquirir la infección y dura de 2 a 4 meses. Se diagnostica por gota
fresca, Stout o micrométodo. El mayor riesgo de infección es en menores de 10
años. En las zonas no tratadas con insecticida la infección se registra antes de
los 14 años (ibídem).
b) fase crónica (Sosa Estani 2007:110). En algunos casos, en los inicios de esta
fase la enfermedad toma una Forma Indeterminada, en la que la parasitemia se
vuelve indetectable por los métodos parasitológicos directos y no presentan
lesiones orgánicas ostensibles, pudiendo llevar una vida normal. La forma
clínica crónica con síntomas suele desarrollarse en pacientes mayores de 25
años (Sosa Estani 2007:110). Aproximadamente el 30% de la población infectada
desarrolla sintomatología cardíaca o digestiva (Lázzari 2007:78). Los síntomas
aparecen a más o menos 15 años de la picadura, los síntomas cardíacos son más

10 Según el estadío de desarrollo pueden medir entre 3mm a 3 cm. Sólo las adultas
tienen el reborde negro y amarillo intercalado. Es plana, cuando come sangre se le
hincha la panza hasta que queda redonda. Durante su crecimiento va dejando pelechos
vacíos. Ni bien cambia de pelecho es de color rosado a roja, unas horas después se
endurece y adquiere el color castaño típico. (Esquivel et al s/f:31).

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El Chagas según Santiago/ Andrea Mastrangelo
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frecuentes en Argentina- que , digestivos y/o neuronales. 3/10 personas


infectadas se enferman, principalmente del corazón.

Se diagnostica por análisis de sangre. Los referentes del Programa Nacional


reciben un equipo para la toma de muestras de sangre del dedo (Esquivel et al.
s/f:52). La enfermedad de Chagas es tratable y curable precozmente detectada.
No se contagia persona a persona. No hay vacunas en desarrollo.

La experiencia histórica y comparada de varios proyectos de intervención de


FIOCRUZ y MSF (Albajar Viñas et al. 2007) determinó la conveniencia que la
enfermedad sea atendida por el sistema de APS y no por especialistas. Estos
autores consideran que la APS, al igual que el modelo médicos de familia tiene
el potencial de dar un enfoque preventivo, además de adaptar la atención
médica a las características locales, con abordajes diferenciados dependiendo de
características geográficas, sociales, culturales u otras (op.cit.:101 y Sosa Estani
2007:109). Frente a la información epidemiológica agregada, la planificación del
control vectorial y al control transfusional y de donación que deben ser
gestionado desde estructuras regionales y/o nacionales (op.cit.:102). La
propuesta de estos autores es que el sistema federal y/o nacional sea
centrípetro hacia lo local, fortaleciendo la APS, ya que históricamente la la
investigación especializó y alejó de las comunidades la investigación y
tratamiento de la enfermedad (op.cit.: 103).

En síntesis lo recomendado es que las atribuciones de la APS sean: diagnóstico


rápido (tamizaje sangre total en base a 2 pruebas rápidas; si contaran ECG y
radiografía). En el segundo nivel médico, debería hacer contrareferencia
diagnóstica e identificar contenidos para la capacitación continua del personal
de APS. El segundo nivel recibe también los pacientes tratados con efectos
secundarios moderados a graves. En este nivel, Sosa Estani (2007:112) establece
como prioridad la búsqueda de personas que perdieron la oportunidad de
consultar cuando se infectaron11. El tercer nivel es contrareferencia y recibe los
casos clínicos más graves.

Un sistema médico excluyente es el que no tiene ni las pruebas diagnósticas ni


los medicamentos etiológicos registrados a nivel nacional. El abordaje del
paciente debería ser siempre multienfermedad. (Albajar Viñas et al.:2007:104-
105).

A nivel de política sanitaria, se consideran como obstáculos las jerarquías en los


equipos de salid (médico vs. enfermeros; rurales vs. urbanos); la discontinuidad
de los equipos de salud en las instituciones públicas asociadas a los procesos
eleccionarios y que, el Chagas no es una enfermedad en la que el sector privado

11Este autor señala 4 formas comerciales de test eficaces en el diagnóstico: sangre


capilar en papel de filtro o solución de glicerina (Serokyt y Polychaco) y dos test de
inmunocromatografía (Stat-Pak y Chembio).

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El Chagas según Santiago/ Andrea Mastrangelo
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invierta en el desarrollo de soluciones (los fármacos en uso tienen más de 30


años y no han surgido sustitutos ni mejorado en su calidad terapéutica) (Albajar
Viñas 2007:106).

La prevención se planifica de modo diferenciado según se trate de transmisión


vectorial o no vectorial.
En el caso de la vectorial la prevención es por vigilancia y control del vector.
La vigilancia se compone de sensores (elementos que facilitan la detección de
vinchucas, modelos Gómes Nuñez, biosensores María –citados por Sosa Estani
2007:112); búsqueda de insectos y espulgue12 realizado por personal
especializado. Debe llevarse un registro escrito de las tareas de vigilancia y
control realizadas en cada unidad de análisis (vivienda, barrio, paraje, etc.).
La vigilancia es una tarea activa, ya que la vinchuca tiene hábitos nocturnos y
no es fácilmente visible durante las horas de luz. Por ello es necesario, al menos
una vez al mes revisar los lugares oscuros y reparados dentro de los domicilios
(grietas, detrás de los cuadros, debajo de camas, muebles y objetos apilados en
rincones, etc.) (Esquivel et al. s/f:33).
También puede realizarse vigilancia por biosensores, los que hasta el presente
se mostraron más sensibles que las horas/hombre de búsqueda (Esquivel et al
s/f:61).
Existe una chinche parecida de aspecto a las vinchucas pero que aunque pican
no son vectores de ninguna enfermedad (Esquivel et al. s/f:31).

El rociado se realiza con piretroides sintéticos. Pueden usarse bombas manuales


o potes fumígenos.(Esquivel et al. s/f:14 y 22; Sosa Estani, 2007:112). Desde la
decada de 1930 se conoce la eficacia del hexaclorociclohexano (Gammexane) en
en control de triatominos (Salvatella 2007:21). Las vinchucas muertas después
del rociado deben quemarse (Esquivel et al. s/f:34).
Se rocía todo menos papeles y alimentos. Domicilio y peridomicilio. Esperar
media hora después del rociado para reingresar al domicilio. Lavar los
utensilios de cocina antes de usarlos (Esquivel s/f:36-37). El Manual no
especifica cada cuánto tiempo deben realizarse como mínimo ó máximo los
ciclos de rociado.
En relación con los rociados, investigaciones recientes (Gürtler 2007 y Cecere
2004 y 2006) mostraron que los tratamientos con insecticidas piretroides floables
a dosis standard tienen mucha menor efectividad en sitios peridomésticos en
todo el Gran Chaco que lo que comúnmente asumieron los programas de
control de vectores en Argentina. Esto puede explicarse por las características
físicas de las estructuras peridomésticas que sirven como refugio a los
triatominos, asi como por la menor efectividad de los piretroides a elevadas
temperaturas ambiente, factores que eliminan su acción residual, facilitando la
persistencia de la infestación o causando reinfectación temprana de los
peridomicilios (Gürtler 2007:146).

12 La detección de insectos puede hacer por observación de vinchucas en cualquier


estadío de desarrollo (desde huevos a adultos, con o sin alas), presencia de huevos,
pelecho o rastros (bosta).

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El Chagas según Santiago/ Andrea Mastrangelo
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Sin actividades de vigilancia en zonas de alto riesgo, dejar una sóla vivienda o
estructura peridoméstica infestada implica una rápida reinfestación de toda la
comunidad (Gürtler ibídem).
Por tanto, Gürtler recomienda desarrollar una
“estrategia de modificación del peridomicilio con participación de la
comunidad para reducir o eliminar los refugios del vector (combinada
con control químico cuando fuese necesaria), que permita eliminar las
poblaciones de T. Infestans que normalmente sobreviven a la aplicación
de insecticidas piretroides” (Gürtler 2007:146).

Esto es especialmente importante si tenemos en cuenta que la captura promedio


de T Infestans en peridomicilio fue 3,1 veces mayor que en los domicilios
(Gürtler 2007:147), durante una década de vigilancia sostenida.

Ambas tareas, vigilancia y rociado deben hacerse en forma continua, sin


interrupciones en el tiempo y contigua, cubriendo todas las zonas. Por ello,
algunos programas de control incluyeron como estrategia la impresión de
almanaques (Sosa Estani 2007:112). La vigilancia es para todas las viviendas,
sean positivas o negativas. (Esquivel et al.s/f:28).
“El rociado de ataque sólo, sin vigilancia instalada, no segura que una
comunidad quede libre de vinchucas. La interrupción de la transmisión
de Chagas por las vinchucas es el resultado de la vigilancia bien hecha”
(Esquivel et al. s/f:30).

La vigilancia y control no está completa si no se registran los ciclos de acciones


realizadas en cada localidad. Se registra con cartografía, censo de viviendas
revisadas, notificaciones y planillas (Esquivel s/f:43).
El monitoreo de la reinfestación acompañado por rociados selectivos de los
focos detectados impiden que el sistema retorne espontáneamente al estado en
que se hallaba antes de las intervenciones (Gürtler 2007:147). Gürtler también
ha verificado que el rociado a pulsos regulares logra sólo el control esporádico
de la infestación domiciliaria, pero tiene mucho menor impacto a nivel
peridoméstico, por lo que las poblaciones de triatominos rápidamente se
recuperan y reinician la transmisión de T cruzi a nivel domiciliario13 (Gürtler
2007:149).

En los casos de transmisión no vectorial (tipo 2, 3 y 4) se considera


especialmente importante la detección precoz en niños menores de 15 años pues
puede revertirse completamente la infección y evitar la manifestación de
síntomas.
Todos los detectados positivos deben ser tratados con medicación.

13Si bien durante la vigilancia sostenida se identificaron colonias de T infestans en


habitats silvestres y estas no resultaron genéticamente distinguibles de las domésticas,
ninguno de los insectos silvestres capturados estaba infectado por T.Cruzi (Gürtler
2007:150).

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El Chagas según Santiago/ Andrea Mastrangelo
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Todas las embarazadas deben realizarse serología chagásica. Si la madre es


positiva los niños deben ser observados hasta el año de vida para saber si tienen
infección por Chagas (Esquivel s/f:15).

Una red nacional de laboratorios que coordina la ANLIS analiza los bancos de
sangre y los órganos para transplante. La red fue fundada en 1962, como parte
del Programa Nacional de Chagas y perfeccionada mediante varias
reorganizaciones, funciona hasta el presente. (Esquivel et al. s/f:15-16). Según
segura, esta Red actualmente realiza el control de la mujer embarazada y en un
porcentaje creciente el seguimiento de los niños hijos de madres infectadas
(Segura 2005:18).

La implementación de las recomendaciones del Consenso de Washington


(descentralización, privatización, reconversión y flexibilización) en salud, hizo
que
“el hecho más sobresaliente fue la descentralización técnica de la
vigilancia epidemiológica de la transmisión de T. Cruzi dentro del
sistema de salud. Este hecho obliga a los técnicos nacionales o federales a
definir diseños alternativos de la vigilancia, adaptados a las zonas y a sus
modalidades operativas y que la aplicación de esos diseños la haga el
sistema de salud local” (Segura 2007:52).

En este contexto algunas provincias como San Juan tuvo una elevada actividad
de control, mientras que en Santiago del Estero, se retrocedió a los niveles de
1996 (Segura op.cit.).
En términos generales la tasa de rociado anual con insecticidas disminuyó en
forma lineal de 140.000 en 1994 a unos 65 mil anuales en 1998, y se mantuvo en
esos valores hasta la actualidad, a pesar de la creciente reinfestación y
ocurrencia de casos agudos. En 2005 un tercio del parque automotor afectado al
programa de Chagas tenía más de 30 años y el promedio de edad de los
técnicos locales era de 56 años. La mitad de los técnicos se jubilaría en los
próximos 5 años sin transmitir su experiencia en terreno (Gürtler 2007:143).
Otro especialista a nivel nacional, Sergio Sosa Estani, señala que el control de la
enfermedad de Chagas nunca fue eficiente en las comunidades aborígenes de
Argentina, las que en un 90% habitan zonas endémicas de transmisión vectorial
(Sosa Estani 2007:113).

Por otra parte, un investigador en ecoepidemiología (Gürtler 2007:140) señala


que aun cuando desde la creación del PNCh en 1962 hasta 1993 la
seroprevalencia nacional de T. Cruzi cayó desde 10,1% (1965-69) hasta un 1,9%,
medida a través de caso 1,8 millones de varones conscriptos diagnosticados, el
PNCh presentaba falecias notables. Entre otras puntualiza que entre las décadas
de 1960-80 la prescripción de las acciones de control se limitó al reemplazo
sucesivo de los insecticidas organoclorados, a los organofosforados y
finalmente a los piretroides, sin realizar investigación operativa de la eficacia
del control. Asimismo los cambios en los modelos de gestión de la vigilancia y

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El Chagas según Santiago/ Andrea Mastrangelo
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control explicarían las reinfecciones en varias provincias y que a 2007 sólo 5


provincias (La Pampa, Neuquén, Río Negro, Entre Ríos y Jujuy) hayan
certificado al interrupción de la transmisión vectorial (Gürtler op.cit.).

La recomendación Segura es atenerse en las acciones de vigilancia y control


consensuadas en el documento Iniciativa del Cono Sur de OPS 2002 (Segura
2007).

16 Aspectos sociales de la vigilancia y control


El objetivo específico c) del proyecto de investigación original es analizar
particularidades de género (por transmisión vertical) y edad (por posibilidad
de negativización).

En Argentina cuatro organismos estatales a nivel de federal y una ONG han


elaborado un Manual de líderes comunitarios para la vigilancia y control de la
transmisión vectorial de la enfermedad de Chagas en zonas rurales y peri urbanas. La
propuesta se centra en el modelo Segura de formación e intervención de redes
sociales para la salud en Argentina (Segura 2005).

En la pág. 10 de ese manual se informa de la transmisión de la madre al niño


recién nacido (transmisión vertical). Como particularidad de la forma más
frecuente de infección (picada/defecación).

El mismo manual postula que el control de la transmisión vectorial en manos


de la comunidad puede realizarse mediante 4 actividades:
1) talleres; 2) control químico y vigilancia; 3) denuncia que conduzca a un
inmediato tratamiento con insecticidas y 4) mejoramiento de la vivienda
(op.cit.:14).
La descripción contenido de estas acciones en el Manual, presenta limitaciones
sobre las que invitamos a reflexionar:
En el item 3) no especifica quién sería la institución ante la cual se debería
radicar la denuncia (policía, municipio, hospital, institución no
gubernamental?) La “Cascada de responsabilidades” recién se presenta mucho
después (Esquivel et al. s/f:25).
Aun cuando está claro que el enfoque del manual se centra en hacer
participativa la vigilancia y control, debería reconocer que hay dimensiones de
la vigilancia y control que son necesariamente públicas y que por tanto, deben
ser gestionados desde el estado en algunas de sus dependencias o niveles de
gestión (hospital o centro de salud local; oficina municipal de control de
vectores; delegación nacional de control de vectores).
Por otra parte, en el item “mejoramiento de las viviendas” supone que la
calidad de la vivienda es causa de desidia o abandono de los moradores.
Requiriendo que el promotor de salud induzca comportamientos sanitarios de
modo moralizante en los “beneficiarios”. Presenta asimismo un visión ingenua
del cambio social que puede lograr el “líder comunitario” en tanto que este
podría inducir cambios en los materiales de construcción de los cercos o en la

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El Chagas según Santiago/ Andrea Mastrangelo
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distribución de los corrales respecto de la vivienda (Esquivel et al. s/f:15 y 18).


Cuando es probable que materiales y ubicación estén seleccionados, según al
menos tres tipo de variables:
*variables económicas (hipótesis: por lo que pueden adquirir),
*variables culturales (hipótesis: porque utilizan técnicas transmitidas
oralmente) y
*variables funcionales (hipótesis: la organización de distancias entre el
corrales y vivienda se relaciona con la eficiencia de los usos productivos/
reproductivos del espacio)
por parte de los “beneficiarios del Programa de Mejoramiento de
Viviendas”.

El capítulo 3 de ese Manual, parte de definir a la comunidad como unidad


homogénea que comparte idioma, costumbres y creencias (Esquivel et al
s/f:17). Cuando la sociología política contemporánea describe a las sociedades
como heterogéneas y multiculturales (Briones, Laclau) e incluso las corrientes
teóricas funcionalistas reconocen la constitución de grupos de diferencia por
status dentro las sociedades de clase. Estos procesos de diferenciación suelen
expresarse por conflictos de interés, en el caso que grupos diferentes
pretendan ser reunidos para la misma acción. Ya que en general la
identificación de un grupo respecto de otro (contratistas de cosecheros; peones
de administradores) se da por oposición en la estructura social y en las
prácticas de socialización.

Si bien existen acciones que los grupos pueden realizar de manera conjunta,
porque se impone un objetivo que unifica valores o sentimientos, es necesario
reconocer que la diferencia de intereses, la diversidad sociocultural y étnica y
el conflicto forman parte de la vida cotidiana, aun en la sociedad de pocos
habitantes de un pueblo rural.

El Manual define la participación comunitaria como el interés en involucrarse


y actuar sobre la propia realidad (Esquivel s/f:17). El problema de delegar
completamente la salud en manos de la comunidad es que, desde la
perspectiva de los actores de la comunidad, las vinchucas y el Chagas pueden
no constituir un riesgo prioritario sobre el que sea necesario intervenir. En este
caso la comunicación del Programa y los talleres, debería ser otra. Ya que
debería partirse de instalar el tema como una prioridad entre los miembros de
la comunidad.

Por otra parte, existe una tensión que recorre todo el Manual entre el
reconocimiento de un saber preexistente en los participantes y la necesidad de
“concientizarlos” (Esquivel et al. s/f:22). En efecto, se reconoce que existen
representaciones sociales no científicas (“conocimientos distintos que poseen
personas diferentes” (op.cit.:21) o “que todos tienen una parte importante”
(op.cit.:24), pero no se les reconoce valor de verdad, ni se busca un horizonte
de comunicación entre ellas y las representaciones científicas. En algún punto

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El Chagas según Santiago/ Andrea Mastrangelo
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se valida que el conocimiento científico se impone por “racionalidad”, como si


la acción de la ciencia no estuviera guiada por valores e intereses, al igual que
la de los actores locales. Esta concepción no permite adoptar medidas de
prevención propias de la cultura local que sean médicamente eficentes (por
ejemplo: colocar frascos de vidrio a las patas de las camas para evitar que las
vinchucas asciendan hasta la persona dormida). Esto es: nuestra propuesta es
plantear a la prevención como un vínculo interinstitucional y una relación
intersubjetiva. Con los problemas de comunicación y los conflictos propios de
la diversidad humana.

En otro sentido, la participación de algunos miembros de la comunidad puede


verse condicionada por mandatos culturales o por sobre carga de trabajo en las
personas que permanecen en la comunidad (mujeres, ancianos y niños)
durante una migración estacional por trabajo.

En el Cap. 4 del Manual se plantea la organización de reuniones de la


comunidad en talleres (op.cit.:21-22). Sería interesante considerar que los
talleres podrían montarse en base a redes, rituales-fiestas, hábitos,
instituciones no formales ya existentes en la comunidad (por ejemplo: rondas
de mate, reuniones de jubilados, de padres en la escuela).

Los talleres son planteados como una reunión donde se habla (Esquivel s/f:21
y 24). Sería importante considerar que el discurso oral y el escrito son formas
de comunicación culturalmente sesgadas. La falta de dientes puede llevar al
silencio o a la excesiva seriedad a una participante; la facilidad de palabra se
relaciona con la educación formal y la vida social. Podrían incluirse como
recurso del lider otras técnicas de manejo de grupo que faciliten la expresión
de los participantes. Existen varios manuales de la cooperación internacional
que describen dinámicas de grupo no exclusivamente verbales para aplicar en
talleres comunitarios. Se citan: Boal 1998; Buenaventura s/f; Da Silva 2003;
Fernández 1989; Williams 1994, Winnicot 1991;2003; Read 1982.

Finalmente problematizamos las definiciones operativas de “domicilio” y


“peridomicilio” que utiliza el Manual (Esquivel et al s/f), en tanto que en Pozo
Herrera el predio que ocupan las Unidades Domésticas, desde la perspectiva
de los actores no valida esta diferenciación. Ya que todo el lote ocupado
cumple funciones productivas y reproductivas del núcleo doméstico, hipótesis
sobre la que se indagó y será validada con información obtenida en terreno.

17. Migraciones y Chagas


En una visión regional de América Latina, según Briceño León (2007:219), a
100 años de su descubrimiento la enfermedad de Chagas tiene dos rostros: uno
rural que es su cara tradicional, a la que se asocian las viviendas rurales de
autoconstrucción con paredes de barro y techo de vegetales, de agricultores sin
propiedad de la tierra donde el vector denominado pito, barbeiro, chinche o

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El Chagas según Santiago/ Andrea Mastrangelo
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chipo convive con los miembros de la familia. Y un segundo rostro que se va


modificando con los cambios de la sociedad contemporánea, que es urbano y
que remite al contagio por vía transfusional o a migrantes rurales – urbanos o
a las migraciones a ciudades en los países centrales desde zonas endémicas.

En Argentina y Brasil, los diagnósticos situacionales de otros especialistas no


se centran en la compresión de Chagas rural vis á vis con el Chagas urbano,
sino que fueron virando el eje del diagnóstico y tratamiento de varones
adultos en la primera mitad del Siglo XX, al diagnóstico precoz de la infección
en niños (sobre todo mujeres, teniendo en cuenta que se previene así la
infección vertical en la generación siguiente) y la serología en mujeres
gestantes, desde fines de la década de 1980. Sobre las razones de este cambio
de enfoque nos explayaremos en las secciones siguientes del texto.

18. Chagas e infancia


Si se está recién infectado existen medicamentos que evitan que se desarrolle la
enfermedad (Esquivel et al. s/f 32). Entre los grupos sociales en riesgo de
infección, la estategia presentada por la FMS en el Manual en varios momentos
(Esquivel et at. s/f 15, 30, 49, 50) refiere al objetivo de detectar precozmente la
infección en niños para que sean sometidos a tratamiento médico y se
negativicen.

Este interés de la Iniciativa del Cono Sur (OPS 1999; 2005 Montevideo; Sosa
Estani 2007:110; Gürtler 2007:141) y Programa de FMS en los niños, fue usado
como motivación para el estudio de sociodiagnóstico sobre Chagas en la
comunidad de Pozo Herrera.

Desde el punto de vista de la antropología médica, la vigilancia y control es


parte del proceso de salud-enfermedad-atención. Ya que el modo en que las
personas y los colectivos sociales se representen la enfermedad y los costes
materiales y simbólicos de la prevención y el tratamiento, van a incidir en el
compromiso que pongan en las tareas de prevención.

Los tratamientos etiológicos disponibles para el Chagas fueron desarrollados


entre las décadas de 1950 y 1980 y son los mismos disponibles hoy día. Tienen
importantes limitaciones14, efectos secundarios15 y difícil accesibilidad.
Se llaman Nifurtimox (1965) y Benznidazol (1971) (Freilij 2007:70). La industria
farmacéutica Roche realizó transferencia tecnológica al laboratorio público de
Pernambuco (LAFEPE) la producción mundial de benznidazol a corto plazo.
La organización Médicos sin Fronteras donó el premio Nobel que recibió para
la investigación y desarrollo de drogas para las enfermedades desantendidas.

14 En los casos de adultos, está contraindicada la ingesta de alcohol durante el


tratamiento (Esquivel et al s/f:51).

15Sosa Estani et al. (2004) y Carpintero (1983) publicaron trabajos experimentales de


administración de ácido tióctico para prevenir los efectos secundarios del benznidazol.

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El Chagas según Santiago/ Andrea Mastrangelo
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Estos desarrollos incluyen al benznidazol pediátrico de LAFEPE (Mechali


2009). La ayuda de la OMS/OPS es clave para el control de calidad y la
comercialización internacional (Albajar Viñas at al. 2007:103).
En la década de 1990, los estudios de campo validaron la indicación del
tratamiento etiológico pediátrico de Chagas16, sin importar el tiempo de
infección, dadas las grandes probabilidades de curación reportadas (Andrade
et al. 1996; Sosa Estani et al. 1998; OPS 1999; Viotti et al 2006; Salvatella
2007:20; Freilij et al 2007). En los estudios de Freilij (2007) el 69% de los
pacientes tratados no tuvieron efectos adversos. El porcentaje de
negativización fue de 87% en los mayores de 3 años y 100% en menores de esa
edad (Freilij et al. op.cit.:65). Freilij et al (2007) informan que los resultados son
mejores cuanto menor es la edad del niño que recibe la medicación. Estos
autores determinan que los factores de riesgo que determinan la indagación
clínica son: haber vivido en áreas con vectores; haber recibido una transfusión
sanguínea o haber nacido de una madre infectada (op.cit.:65).

La mayor parte de los neonatos con Chagas congénito son asintomáticos


(Altcheh et al. 2005). La incidencia de la infección congénita (número de niños
con infección transplacentaria nacidos de madres con Chagas) oscila entre el 2
% y el 22%. (Freilij 2007:66). Aun se desconoce la razón de la variación de estos
porcentajes. En Argentina, un estudio en 13 provincias mostró que el 9% de
58.196 embarazadas eran chagásicas. En Tucumán, el 7% de los hijos de
madres chagásicas se infectaron por el parásito. A pesar del subregistro de
casos, el PNChagas de Argentina reportó 1.136 casos entre 1994 y 2001, con un
media anual de 142 (Gürtler et al. 2003). Desde 1994 la Coordinación Nacional
de Control de Vectores del Ministerio de Salud de la Nación releva a nivel
provincial la seroprevalencia de T Cruzi en gestantes o parturientas. La
seroprevalencia materna registrada anualmente durante 1999-2004 muestra
que 3 provincias mostraron una sostenida tendencia creciente: Santiago del
5% al 10%; Chaco del 6% al 20% y Formosa del 8% al 11% (Gürtler 2007:141).

Una madre chagásica puede transmitir el Chagas en todos sus embarazos. Sin
embargo, por razones que se desconocen, existen hijos de madres Chagásicas
que no reciben transmisión vertical. La infección materna no es
contraindicación para la lactancia (Freilij 2007:67).
El seguimiento del hijo de madre infectada por encima de los 9 meses de edad,
cuando no haya sido posible diagnosticar la transmisión alrededor del
nacimiento se dificulta, porque las madres discontinúan las consultas. Esto
marca la necesidad de la participación activa de los AS de APS para buscar
activamente estos niños y darles oportunidad de diagnóstico y tratamiento
(Sosa Estani 2007:112).

Aunque la mayor parte de los investigadores sostienen que la evidencia indica


que entre 1994 y 2004 se han reportado 11 casos congénitos por cada caso

16Por encima de los 15 años de edad no existen evidencias definitivas de la eficacia del
tratamiento trypanosomicida (Sosa Estani 2007:113).

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El Chagas según Santiago/ Andrea Mastrangelo
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vectorial (ver Gürtler 200:142, Figura 3) 17 un autor sostiene que la forma de


infección más frecuente de la enfermedad de Chagas es la por vía vectorial, en
general antes de los 15 años de edad, especialmente entre el 3º y el 5º año de
vida (Lazzari 2007:77). Es decir, en ambas hipótesis la conclusión sería la
misma: es necesario médica y económicamente, orientar la intervención
preventiva a la infancia.

Mientras en las zonas urbanas el porcentaje de niños y adolescentes infectados


está constituído por población migrante proveniente de áreas endémicas y por
niños nacidos de madres chagásicas. En las áreas rurales depende
fundamentalmente de las acciones de vigilancia y control entomológica. En
Argentina hubo una franca disminución del número de pacientes con Chagas
agudo vectorial hasta 2000, pero a partir de ese momento y a consecuencia del
abandono de una vigilancia y control sistemática del T. Infestans, comenzaron
a aumentar los casos de niños con esa enfermedad (Freilij 2007:66-67).
Cuando en una comunidad se confirma un niño con Chagas agudo
sintomático, simultáneamente hay muchos otros individuos en la fase
asintomática o indeterminada (Freilij et al. 2007:68).

Ley Nacional 26.279 sancionada en 2007 establece la obligatoriedad de la


serología de Chagas en los recién nacidos, sin embargo está pendiente su
reglamentación y no se aplica. En la ciudad de Bs.As. se realiza la serología en
neonatos, hay provincias que tienen legislación que obliga a esto (Freilij
2007:69). En Santiago la Resolución 2310/ establece que los Hospitales
Provinciales de Interior (Añatuya) son gerenciadores del Programa de Lucha
Antichagas, delegando en ellos la ejecución de las acciones de toma de
muestras para diagnóstico y posterior tratamiento de la enfermedad de
Chagas (Segura 2005:95). No se identificó hasta el momento otra normativa en
vigencia en Santiago del Estero respecto del diagnóstico y tratamiento del
Chagas.

Respecto del tratamiento etiológico en pediatría, en comunicación personal


Carla Cécere, ha informado que el medicamento que posibilita el tratamiento
en niños, sólo se presenta en comprimidos. Siendo por esto, de difícil
administración en menores de 5 años.

Por su parte el Dr. Mujica del Hospital Añatuya informó que en su experiencia
clínica los niños tratados con benznidazol interrumpen el crecimiento durante
los dos meses de tratamiento (Dr. H Mujica, Añatuya 8/9/2009).

En la gestión de Ginés González García en el Ministerio de Salud de la Nación


en el Programa Nacional de Chagas editó una historieta titulada “El partido de
nuestras vidas” para prevención del Chagas en la infancia. El material es
atractivo visualmente y contiene buena calidad de información médica. Sin

17Gürtler llama la atención que este gran salto en el número de caso congéntidos se
habría debido a una mejor consolidación de las fuentes de notificación involucradas.

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El Chagas según Santiago/ Andrea Mastrangelo
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embargo, y aunque se propone involucrar deseos comunes en el imaginario de


la población destinataria (tener un corazón sano para jugar en un club de
fútbol de 1º división) propone al sujeto de la prevención una recepción pasiva
de información.

Por nuestra parte, en continuidad con las metodologías aplicadas en esta


investigación incentivamos que las acciones de investigación operativa:
-generen consenso entre las representaciones nativas de la enfermedad y los
ideales de la investigación médica.
-involucren la subjetividad de los participantes, contribuyendo a su
expresión a través de formas de expresión artísticas, tendiendo asi a lograr
su identificación con los valores de la vigilancia y control.

19. Reflexión final


El conflicto por la propiedad de la tierra determina la organización del espacio
y condiciona la vida cotidiana de los pobladores de Pozo Herrera.
Los últimos 30 años, se sucedieron expropiaciones producto del interés
productivo en la tierra de la zona de secano. Estos procesos generaron
antagonismos entre los pobladores con tenencia legítima (posesión veinteañal)
y apropiadores legales de latifundios. La legitimación judicial de las grandes
propiedades enfrentó también entre si a los pequeños propietarios. De modo
que en el presente el conflicto social entre habitantes del paraje presenta varios
frentes relacionados con el acceso a los recursos, a la propiedad y la relación
entre capital y trabajo (porque algunos campesinos son trabajadores
temporarios en las estancias).
La inserción social de los pobladores del paraje define sus condiciones de vida y
las de sus viviendas. Por esto, precisamos que el paraje se compone de tres tipos
sociales agrarios: campesinos- trabajadores descapitalizados por la
expropiación; campesinos-trabajadores capitalizados en litigio por la propiedad
de la tierra expropiada y latifundistas expropiadores legales.
La descapitalización de las unidades de tierra por expropiación legal pero
ilegítima, sumada a condiciones de suelo y ambientales propias del Chaco seco
hace que los campesinos de Pozo Herrera sean también trabajadores. Trabajan a
destajo en las estancias, para capitalistas de postes o carbón en el circuito
Quimilí-Charata o para empresas transnacionales de producción de semillas
trangénicas de maíz en otras regiones del país (migración estacional , varones
de octubre a marzo).

Para el estudio de las interacciones que los habitantes de Pozo Herrera


mantienen con el paisaje y el modo en que esta relación podría estar incidiendo
en los ciclos de infestación-reinfestación con triatominos nos fue necesario dejar
de lado la distinción entre “domicilio” y “peridomicilio” instrumentada por la
vigilancia y control entomológico. En el modo en que estas categorías de
análisis son instrumentadas por los efectores de los programas sanitarios
parecen distinguir netamente entre un “domicilio” –“peridomicilio” (como
espacios antropizados) diferenciables de un fondo de “monte” (como espacio

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El Chagas según Santiago/ Andrea Mastrangelo
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de la naturaleza). Las observaciones y las entrevistas permitieron precisar que


tanto para las cabras y las gallinas como para las personas ni la circulación ni la
proximidad parecen limitarse a uno u otro ambiente. Aunque el monte es
cualitativamente diferenciado del espacio del cuadro doméstico las personas y
animales domésticos van asiduamente al monte por varios motivos y es
frecuente que animales y plantas del monte estén en el cuadro doméstico por
diferentes criterios de uso (ver Tabla 2) .
Además de la descripción de cómo están organizados y qué relaciones
mantienen entre si los espacios de “domicilio”-“peridomicilio” y “monte”
desde el punto de vista de los pobladores del paraje (descripción emic del
paisaje) se realizó una representación cartográfica de las unidades de tierra (
Mapa 1) y la ubicación de las estructuras más frecuentes que las componen en
gráficos de área (Voronoi -Thiessen).
Pozo Herrera se compone de la villa y las estancias. Una unidad de tierra (ver
definición en nota al pie 2) de la villa (cuya extensión varía entre 11 Has. y más
de 1000 Has.) se organiza en porciones de terreno llamadas “cuadros”, a los que
se asignan funciones productivas o de residencia. Los cuadros productivos
pueden estar o no delimitados por alambre, enramada o palo a pique, al igual
que el perímetro de la unidad de tierra. Las funciones productivas (pastoreo,
siembra, extracción de leña) van siendo rotadas entre los cuadros (todas menos
el horno carbonero, que permanece fijo durante su vida útil). Sin embargo, el
cuadro doméstico, donde se ubican las estructuras de adobe dormitorio con
alero, fogón, letrina, pozo de agua-aljibe, corral de chivas y árbol de las gallinas,
ocupa un lugar fijo.
Los materiales y las estructuras que componen este patrón arquitectónico
fueron documentadas a mediados del Siglo XX por Orestes Di Lullo (1969)
como típicas de la vivienda popular rancho santiagueño o patio santiagueño.

Finalmente se presentan en 4 ejes los problemas de materiales y funcionales


detectados en los mejoramientos de vivienda anteriores. Estos ejes son:
captación y estiba del agua en el domicilio, innovaciones en los sistemas de
manejo doméstico del agua, revoque del cieloraso en los ranchos en los que no
se requiere rehacer la techumbre y mejoramiento en letrinas.

El Capítulo 3 describe cómo quienes realizamos el trabajo de campo nos


involucramos en el lugar de estudio. Esta descripción incluye la realización de
talleres de creación colectiva de arte y la producción de un cortometraje
documental sobre la experiencia. La creación colectiva posibilitó la expresión
subjetiva de los niños y la reconstrucción de representaciones sociales verbales
y no verbales sobre la enfermedad de Chagas. Mediante el juego dramático
primero y luego en base a la construcción del personaje de la vinchucaca y de
los seres sobrenaturales que pueblan el monte se posibilitó el diálogo con los
niños y sus familias.
La motivación de los talleres de creación colectiva fue responder la pregunta
¿qué sabés vos sobre la enfermedad de Chagas? El carácter sucesivo de los
talleres (4 en total entre mayo y diciembre) fue posibilitando recuperar saberes,

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El Chagas según Santiago/ Andrea Mastrangelo
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representaciones, prácticas autóctonas de vigilancia, tolerancia, control,


tratamiento, etc. modificando sus aportes al taller, a la vez que nuestra relación
con los habitantes del paraje. De este modo, sin entregar información sobre la
enfermedad, en la última actividad de sistematización en un papelógrafo todos
pudieron expresarse oralmente, mostrando ante la cámara registro lo
informados que estaban respecto de la enfermedad de Chagas. Este resultado
pone de manifiesto que el conocimiento-información sobre vectores y
enfermedad no implica necesariamente prácticas de prevención participativa
eficiente. Lo que proponemos, por tanto, es la investigación operativa para
describir localmente el ciclo del parásito identificando prácticas de riesgo
propias de los diferentes grupos sociales del paraje, para que las políticas de
prevención se orienten a modificar esas prácticas.
Aplicando la metodología del Discurso del Sujeto Social (Lefevre 2003 y Lefevre
et al 2004) identificamos las siguientes ideas centrales que orientaron la
selección de contenidos de la película documental:
Idea central I “Hay porcentajes de incapacidad laboral por el Chagas”. Los
infectados chagásicos tienen una interpretación propia y no validada
científicamente de su incapacidad laboral. La realizan interpretando los valores
de la hemoaglutinación.
Idea central II “Las vinchucas viajan debajo de los bolsitos, cuando llevo a los
jornaleros”. Más allá de los estudios epidemiológicos del Chagas que
distinguen Chagas rural y Chagas urbano, las entrevistas en profundidad
develaron que la migración estacional por trabajo es una posible causa de
reinfestación urbana por el vector.
Idea central III “Los vinchuqueros son todos lo mismo”. Los pobladores de
Pozo Herrera describieron claramente la escisión entre las acciones de vigilancia
y control y el diagnóstico y tratamiento de la enfermedad de Chagas en la
burocracia pública santiagueña.
Idea central IV:”Vivir con Chagas: el diagnóstico es tardío, el tratamiento muy
tóxico y el hospital queda lejos” Pozo Herrera, al igual que la mayoría de los
parajes rurales del Depto. Taboada carece de sistema de atención primaria. El
hospital de Añatuya (a 43Km) tiene un edificio nuevo pero faltan profesionales.
Hay demoras en la atención, el laboratorio está sobrecargado de trabajo y faltan
reactivos.
El gobierno provincial está ofreciendo tratamientos con benznidazol a menores
de 5 años. El tratamiento si bien es efectivo en los niños, requiere seguimiento
periódico, lo que dificulta el acesso de la población rural. Además de la falta de
una formulación pediátrica del medicamento, la desnutrición en los niños del
Depto. Taboada es otra limitación para indicar el tratamiento.
Entre 1999-2005 un programa no gubernamental ofreció tratamientos a adultos.
Estos tratamientos fueron abandonados en su mayoría, porque los pacientes no
podían sostener las dietas bajas en grasas y alcohol que mejorarían la tolerancia
hepática.
Idea central V: “Me pincharon el dedo y me curaron del Chagas”.
La situación del diagnóstico por serokit en niños fue evocada en los talleres de
creación colectiva como traumatizante y confusa. Por esto, más allá de las

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El Chagas según Santiago/ Andrea Mastrangelo
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buenas intenciones y el consentimiento informado, sería importante incluir


instancias de reflexividad con los pacientes pediátricos de Chagas que les
permitan conocer y significar correctamente las prácticas médicas de las que
serán objeto.

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El Chagas según Santiago/ Andrea Mastrangelo
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