Segundo Parcial
Segundo Parcial
Segundo Parcial
Surgen de la parte general del Código, de su parte especial y de otras ramas (como el derecho de
retención).
No requieren del plano subjetivo. Es decir, no es necesario que el autor sepa que está ejerciendo
su derecho de justificación. Si hay un error de prohibición, se analiza en la culpabilidad.
- Legítima defensa de terceros (art. 34, inc 7): Es igual que la anterior, sólo que no importa si existe
provocación por parte de a quien se defiende.
- Legitimo ejercicio de un derecho (otras normas). Son las causas que emergen de cualquier otra
parte del ordenamiento jurídico.
Culpabilidad
Analiza la magnitud de poder punitivo que se habilitará en cada caso. Analiza el análisis de la
reprochabilidad. Requiere la posibilidad exigible de comprensión de la antijuricidad y un cierto
ámbito de autodeterminación cuando ésta antijuricidad es exigible.
Existe un estado de vulnerabilidad (si responde al estereotipo formado por el poder punitivo) y un
esfuerzo por la vulnerabilidad, siendo éste último el esfuerzo que se debe hacer para ser
seleccionado por el poder punitivo. Cuánto más alejado del estereotipo se encuentre el actor,
mayor esfuerzo tendrá que hacer para ser captado, y por lo tanto, el reproche será mayor.
Los errores exculpantes especiales pueden ser de dos tipos: falsas suposiciones de la situación de
necesidad exculpante (se cree que existe un estado de necesidad, como la viuda que libra un
cheque sin fondos para pagar una deuda bajo la amenaza de un embargo sobre un bien
inembargable) y falsas suposiciones de una causa personal que excluye la pena (se cree que
determinada situación personal vuelve al agente no punible)
Existen casos donde existe una disminución en el reproche, o imputabilidad disminuida, como la
emoción violenta, que requiere que haya una emoción, que la misma sea violenta, excusable y
actual.
Autoría y participación
Existen ciertos supuestos de hecho donde en un mismo delito concurren varias personas. Estos
casos se encuentran regulados por los art. 45 y siguientes del CP.
En cuanto a los partícipes, pueden ser instigadores o cómplices. Los instigadores son aquellos que
determinan a otro a cometer un injusto (no culpable) o delito (culpable)
Los cómplices pueden ser de dos tipos: primarios y secundarios. Son cómplices primarios aquellos
que prestan un auxilio sin el cual el delito no se pueda cometer. No son considerados autores
porque no tienen los caracteres típicos del autor de delicta propria, ni realizan la acción típica en
los delitos de propia mano, ni toman parte en la ejecución (sólo en la preparación). Son cómplices
secundarios quienes cooperan de cualquier otro modo.
Tentativa
Existen casos donde un delito incompleto, tanto objetiva como subjetivamente, pueden ser
plausibles de ser penados. Son los casos de tentativas, y se encuentran regulados en los art. 42 y
siguientes. Los fundamentos de la tentativa encuentran su base en tres teorías: la objetiva (existe
un peligro concreto para un bien jurídico), la subjetiva (hay una voluntad del autor contra el
derecho) y la de la impresión (la tentativa conmueve la confianza en el orden normativo).
Para determinar cuándo existe tentativa, es necesario saber en qué momento de la etapa del
delito nos encontramos. Existen 6 etapas: concepción, decisión, actos preparativos, comienzo de
la ejecución, consumación y agotamiento.
Las primeras tres son etapas que no resultan punibles (salvo en el caso la asociación ilícita para los
actos preparativos). Para que exista tentativa, debe tratarse de una acción realizada entre el
comienzo de la ejecución del delito y la consumación del mismo.
Dicho esto, reviste especial importancia distinguir entre actos preparatorios y comienzo de la
ejecución. Para ello, encontramos diferentes teorías. La material objetiva establece que el
comienzo de la ejecución está dado por el inicio de la realización del verbo típico. La formal
objetiva establece que hay que atender a la natural concepción según lo que el juez establezca.
Finalmente, la teoría más aceptada (teoría objetiva individual) sostiene que es necesario
comprender el plan concreto del autor, cómo planeó realizar la acción. Habrá comienzo de la
ejecución cuando no se conciba otro acto parcialmente anterior al hecho.
El autor de la tentativa puede ser librado de la pena, si antes de consumar el hecho desiste del
mismo. Esto se debe a una causal de atipicidad. El desistimiento por imposibilidad de llevar a cabo
la acción se considera tentativa. El desistimiento debe ser voluntario y no forzoso. (Fallo Wasser)
Relacionados al concepto de tentativa, es necesario ver las tentativas aparentes y los casos de
tentativa en delitos imposibles
Las tentativas aparentes son casos en los que al no existir tipicidad, el autor no comienza a
ejecutar nada. Puede ser de tres tipos: por falta de elementos del tipo objetivo (no existiría hurto
si la tentativa es sobre cosa propia) en los que existe un error de tipo invertido, por falta de medio
(el medio elegido no existe en la realidad, como poner sal pensando que es veneno) y por falta de
medio idóneo (el medio escogido es absurdamente incapaz de producir el resultado, como una
tentativa supersticiosa). En éstos casos, no existe ninguna pena.
Los casos de delitos imposibles son aquellos en los que ex ante, el medio utilizado resulta idóneo
para generar el peligro, y un observador tercero puede creer que el mismo existe. Sin embargo, ex
post se comprueba que la consumación era imposible (disparar un arma cargada, pero cuyas balas
se encuentran humedecidas). En estos casos, existe una tentativa atenuada.
Concursos
Puede ocurrir que en la realidad exista más de un delito. Es el caso de los concursos de delitos, y se
encuentran regulados en los art. 54 y 55.
El concurso ideal es aquel en el cual existe un solo hecho, pero varias tipicidades. Para determinar
cuándo hay unidad de hecho, se aplican dos criterios. Por un lado, cuando existe un solo
movimiento, pero varios resultados, se entiende que por un criterio óntico sólo puede existir un
hecho, sin perjuicio de los resultados que el mismo provoque. Por otro lado, puede darse que
existan varios movimientos, pero que, atendiendo a dos factores, existe igualmente una unidad de
hecho. Éstos dos factores son el factor final, donde se analiza la finalidad del autor (es decir, si
todas las acciones que realizó fueron en vista de un mismo plan para lograr determinado objetivo),
y el factor normativo, en el cual, mediante interpretación, los tipos encuentran puntos de contacto
entre sí en la letra de la ley. La pena se computa mediante el principio de absorción, por el cual se
aplica la pena del delito más grave.
El concurso ideal debe diferenciarse de una figura muy similar, el concurso aparente. En el mismo,
si bien en un principio pareciera que existe un concurso ideal entre varias conductas, al analizarlo
mediante ciertos principios, encontramos que se trata de tan sólo una tipicidad que engloba todo.
Éstos principios son el de especialidad, por el cual la ley especial excluye la ley general, como es el
caso del parricidio excluyendo al homicidio simple. El principio de consunción sostiene que dentro
de un tipo se encuentra incluido el otro. Tal es el caso, por ejemplo, de las lesiones mínimas y
necesarias en un robo, siendo que al utilizar el vocablo ‘violencia’, se entiende que las lesiones
provocadas se encuentran contenidas dentro del robo, sin tratarse de una acción típica de lesión
además del robo. Finalmente, el principio de subsidiariedad presupone que las etapas más
avanzadas del delito desplazan a las anteriores. Por ejemplo, si para cometer un homicidio, el
agente anteriormente amputó un miembro de la víctima, no habrá concurso de lesiones con
homicidio, sino homicidio. Sin embargo, en el caso de que haya un desistimiento, las etapas
previas a la consumación del delito planeado se toman en cuenta a la hora de juzgar.
El otro tipo de concurso es el concurso real, en el cual encontramos varios hechos independientes
con diferentes tipicidades. No existe una unidad de hecho, sino varios hechos y por lo tanto, varias
tipicidades. La pena se computa mediante el principio de aspersión, tomando en cuenta el mínimo
más alto, y sumando los máximos.
El concurso real debe diferenciarse de delito continuado, que es aquel delito que se comete en
varias etapas sucesivas, siempre de una manera similar. Para que se configure el mismo, deben
atenderse a 3 cuestiones: debe existir un dolo unitario (es decir, una decisión inicial de cometer los
distintos tramos del delito), el bien jurídico afectado debe ser susceptible de ser afectado en
grados, ya que cada tramo del delito implica una afectación mayor que la anterior al bien dañado.
Así, por ejemplo, un homicidio, siendo que la vida no puede ser graduada, no puede nunca
considerarse un delito continuado. Finalmente, en el caso de que haya algún tipo de injerencia
física sobre la persona, debe tratarse de la misma víctima (en el caso de acceder carnalmente a
una misma persona, sin importar la cantidad de veces que se realice, será un delito continuado).
Aníbal Rodríguez
En el caso resuelto por el tribunal, se analiza el sobreseimiento Rodriguez, Ibañez y Ferragud, los
presuntos autores del delito de homicidio de Saravia.
Al analizar la figura de legítima defensa, se entiende que en el caso existió tal figura por parte de
los imputados, ya que existe una agresión ilegítima de Saravia, una necesidad racional del medio
empleado (el arma resulta el medio más idóneo y racional con el que contaban para defenderse
en el caso) y no existe provocación por parte de quien alega la defensa, ya que, si bien se podrían
haber tomado mayores recaudos, mostraron a su víctima la identificación correspondiente. Por
ello, sobreseen a los imputados.
En Moral Mendoza, el condenado es encontrado culpable de delito de robo con arma de fuego en
grado de tentativa en concurso real con portación de arma de guerra. Es un caso donde se debate
si la portación y el robo con arma es un concurso real, ideal, o meramente aparente. La mayoría
del tribunal entiende que se trata de un concurso real, ya que se trata de dos hechos
independientes, que afectan a bienes jurídicos distintos y no tienen una superposición temporal
salvo en el robo en sí. Se descarta que sea un concurso aparente ya que la portación en el robo
con arma no se encuentra subsumida, ya que no contemplaría el caso en el que el robo se
produzca con un arma con autorización legal para ser portada. Sin embargo, en disidencia se vota
que existe un concurso ideal en el caso, ya que no existe prueba fehaciente de que el autor se
encontraba en portación del arma previo al hecho delictivo.
En Oroná, los hechos presentados son similares al caso anteriormente mencionado, con la
salvedad que el robo no es en grado de tentativa, sino consumado. En éste caso, el primer tribunal
resuelve que la portación de arma de fuego y el robo de tal modalidad concurren de forma ideal.
Frente a la apelación por parte de la defensora de que se trata de un concurso aparente, la
Cámara sostiene que no sólo no es aparente, sino que considera que es concurso real. Sin
embargo, siguiendo los principios procesales, no agrava la pena del imputado de la ya impuesta
por el a quo.
CMR
En el fallo a analizar se explica que en el mes de marzo se encontraron varios individuos en las
inmediaciones de la propiedad de L.C.G con vehículos en los cuales se hallaron armas, sogas, entre
otros elementos sospechosos, como también una nota que decía el horario en el cual L.C.G iba a
salir de su vivienda. Este último sostuvo que vio los vehículos recorriendo la zona en días
anteriores al hecho.
El juez Divito explica con el primer voto que la tentativa de secuestro extorsivo tiene lugar cuando
la privación de la libertad no llega a completarse, siempre que se haya cumplido un acto ejecutivo;
lo cual puede constatarse con una conducta que implique el comienzo de sustracción de la
víctima. En este caso los imputados no superaron la etapa de los actos preparativos, ya que no
interceptan L.C.G, ni ingresan en su vivienda. Por lo tanto entiende que lo correcto es la
desvinculación de los procesados. Por otro lado, el Juez Cicciaro explica que teniendo en cuenta la
posición económica de L.C.G, y el horario de egreso de su vivienda en los días anteriores al hecho
(8:00 hs) el merodeo de los imputados los días previos configuran los actos preparatorios. La
ejecución del delito se vio frustrada por una circunstancia ajena a los imputados, ya que sólo hacía
falta que G saliera de su vivienda. Esto explica a su vez, la cercanía con el bien jurídico y el
consecuente peligro que significa. El comienzo de la ejecución del delito comprende también los
actos inmediatamente anteriores a la ejecución de la acción típica, ya que importan un peligro
para el bien jurídico. Vota finalmente por confirmar la resolución cuestionada. Por último, el juez
Argerich comparte la opinión del magistrado Cicciaro. Se resuelve finalmente confirmar la
sentencia apelada.
En el caso en cuestión se analiza qué tipo de participación corresponde a los comandantes de las
fuerzas armadas en relación con los delitos cometidos por sus subordinados, bajo el
apercibimiento de desacato.
En un primer momento, el tribunal que se encarga de juzgar es el Tribunal Militar, que establece
que la interpretación correcta es la de considerarlos autores mediatos, ya que se valdrían de sus
subordinados para cometer los ilícitos, siendo que éstos actuaban de forma atípica por estar en
cumplimiento de un deber.
Cuando el caso llega a la Corte, la misma se expide de forma contraria, sosteniendo que la
participación correspondiente a los imputados es la de cómplices necesarios, ya que lo que existe
es una cooperación intelectual y material con los subordinados, proporcionando protección y
recursos. Sin embargo, no pueden ser considerados autores porque no toman parte en la
ejecución de los hechos, sino que tan sólo se encargan de prepararlos.
Arangues
Al analizar el caso, la Cámara entiende que no puede aplicarse la pena por el delito de
facilitamiento de la prostitución agravado por el vínculo ya que se trata de un error de prohibición
directo que recae sobre la antijuricidad de una conducta, y que dadas las condiciones particulares
del caso, resulta invencible, eliminando la culpabilidad. Analizando la situación personal de la
imputada y la víctima, los jueces notan que se trata de una familia donde la prostitución se ejerció
desde la ascendiente directa de la imputada, por lo que se toma en cuenta que, culturalmente,
para ellas resulta una forma de vida completamente natural. Desconocía la imputada que al
facilitar la prostitución de su hija estaba cometiendo un delito.
Sin embargo, si se condena a Arangues por el delito de lesiones leves agravadas por el vínculo
producto de los golpes propinados a su hija, a 1 año de prisión.
Hurto
El hurto debe ser obligatoriamente doloso, ya que no se admite la figura culposa para éste delito.
En cuanto al momento de la consumación del delito, existen varias teorías. La más aceptada
actualmente sostiene que hay hurto cuando se saca la cosa de la esfera de custodia de quien la
detenta.
El hurto admite agravantes según el art. 163, y ellas se fundan en la falta de defensa del objeto, de
la mayor peligrosidad demostrada por el delincuente o en la naturaleza o destino de la cosa
hurtada. En el caso de utilizar la llave, debe destacarse que debe existir astucia, pero no violencia,
ya que si no se trataría de un robo.
Realizar un hurto para usar la cosa y luego devolverla, o utilizar la cosa poseída legítimamente para
otro fin distinto a ser usada, se considera un hurto de uso (impropio y propio, respectivamente), y
en nuestro sistema penal se encuentra penado de igual manera que el hurto.
Robo
El robo se encuentra tipificado en el art. 164 CP, y se trata de una suerte de hurto al que se le
agrega un nuevo elemento: la violencia en las personas, o fuerza en la cosas.
La fuerza en las cosas hace referencia cuando la fuerza se emplea para vencer la resistencia
material o defensa de la cosa. Por ejemplo, romper una cerradura para abrir un cajón. La fuerza
empleada no debe ser la normal, y debe producirse antes o durante el hecho, nunca después
La violencia en las personas consiste en actos de fuerza sobre las personas tendientes a vencer la
resistencia de éstas. No es imprescindible que haya lesión en la víctima, ya que, por ejemplo, si tan
sólo se inmoviliza a la víctima, habrá violencia pero no lesión. Puede producirse violencia luego del
hecho, para asegurar la impunidad del mismo. La intimidación cuenta como un tipo de violencia.
El robo puede ser agravado por homicidio, en el cual en el hecho de robar se produce una muerte
inintencional. Debe diferenciarse del homicidio con una ultraintención, es decir, matar para robar.
El robo con arma de fuego se tiene en cuenta cualquier tipo de arma, propia o impropia, blanca o
de fuego, incluso si son de utilería o sin aptitud para disparar. El robo en despoblado es aquel en el
que la víctima se encuentra alejada del auxilio en razón de que el lugar donde se encuentra se
encuentra alejado de los centros urbanos. El robo en banda hace referencia a un robo en el cual
participan 3 o más personas.
Administración Pública
Cohecho Pasivo
Se encuentra tipificado en el art. 256 del CP. Sólo puede ser sujeto activo un funcionario público
(entendiendo como tal a todo aquel que sea empleado del Estado). Consiste en recibir dinero o
dádivas, o aceptar promesas para realizar tareas relativas a sus funciones. La dádiva es un
elemento normativo y hace referencia a cualquier cosa material (mueble o inmueble), y no se
requiere que posea un valor económico, por lo que también se toma en cuenta como tal los
favores sexuales (UN PETE). Se admite que el hecho pueda ser llevado a cabo por una persona
interpuesta que recibe, pero la misma debe ser en virtud de un pacto con el funcionario público, y
a los ojos quien entrega la cosa, debe aparentar ser el verdadero beneficiario.
Es una figura únicamente dolosa, el funcionario público debe saber que se le entrega la cosa o el
dinero con una ultraintención, que es la de realizar actos relativos a sus funciones. Es decir,
requiere además un elemento subjetivo distinto del dolo. La consumación del delito se produce en
el momento en el que se da la dádiva o se acepta la promesa. Se agrava el cohecho activo cuando
el funcionario es un Magistrado del Poder Judicial o del Ministerio Público. No se admita que haya
tentativa de éste delito, ya que no podría ser posible que se frustre el hecho de aceptar la dádiva o
promesa.
Cohecho activo
Se encuentra tipificado en el art. 258, y es la contracara del cohecho pasivo, ya que son codelitos
(sin embargo, se trata de dos delitos diferentes). En éste caso, es un delito de delicta comunia, ya
que cualquiera puede realizarlo. La acción típica consiste en dar u ofrecer dinero o dádivas para
que el funcionario público haga algo relativo a sus funciones.
Es un delito doloso, que requiere el elemento subjetivo distinto al dolo de ofrecer o dar la dádiva
para que el funcionario realice determinado acto.
Se podría llegar a admitir un caso de tentativa de cohecho activo, en el muy peculiar caso en el que
el ofrecimiento se envíe por parte de una persona interpuesta y la misma sea interceptada antes
de que el mismo llegue a conocimiento del funcionario.
Enriquecimiento ilícito
Se encuentra tipificado en el art. 268 (2). Es un delito que ha sido objeto de intenso debate, tanto
por su constitucionalidad como por su pertenencia a los delitos omisivos o activos.
Para aquellos que consideran que es un tipo omisivo, la situación típica consiste en, al ser
debidamente requerido, no justificar el enriquecimiento patrimonial. Le es exigible la conducta, ya
que voluntariamente puede justificar o no hacerlo. Es un delito doloso, no existe su figura culposa.
Se admite también, en casos muy puntuales y peculiares, que el dolo sea eventual.
Ésta postura ha dado a pensar que el enriquecimiento ilítico en su forma omisiva sería una
violación a los principios constitucionales de culpabilidad, al presumir al autor culpable a menos
que demuestre lo contrario, y obligando al mismo a declarar contra sí mismo, ya que si es
culpable, está obligado a declararse como tal, o no justificarse bajo la misma sanción.
Sin embargo, se ha entendido que los funcionarios públicos, al asumir su cargo como tales,
renuncian a una serie de garantías, y además se les imponen otras. De ésta manera, se busca
defender la forma republicana de gobierno. La garantía del debido proceso se continúa
manteniendo, pero al funcionario público se le agregan ciertas cargas con las cuales debe lidiar.
Por otra parte, también se ha hecho analogía con la figura de administrador de bienes ajenos,
siendo la justificación el rendimiento de cuentas de tal.
Por otra parte, los que consideran que el delito es activo, sostienen que la acción típica es
enriquecerse, siendo un delito continuado si existe un enriquecimiento progresivo. Existe en el
tipo una referencia de modo, al sostener que se podrá juzgar al funcionario luego de 2 años de
terminada su función. El requerimiento para justificarse es tan sólo una condición objetiva de
punibilidad.
Es un delito doloso, que admite la figura de dolo eventual. Si bien ésta construcción teórica
encajaría a la perfección, va en contra de la letra escrita de la ley, que claramente establece que es
un delito omisivo.
Trata de personas
Éste delito se encuentra tipificado en el art. 145 bis CP, que se introdujo por medio de la ley
especial 26.364 del 2008, modificada en el 2012.
Las acciones típicas son ofrecer, captar, trasladar o transportar, acoger y recibir. Los verbos ofrecer
y captar se encuentran íntimamente relacionados, y hacen referencia al hecho de atraer a la futura
víctima, generalmente con engaños y promesas. Trasladar o transportar hacen referencia al hecho
de movilizar a la víctima de un lugar a otro, ya sea con vehículos o a pie. Acoger hace referencia al
hecho de mantener a la víctima cautiva. No necesariamente debe encontrarse encerrada, sino que
se las puede mantener mediante amenazas (como por ejemplo, al secuestrarles los DNI, las
amenazan con deportarlas). Finalmente, recibir hace referencia a aceptar a la víctima.
Los fines de la explotación son varios. Entre ellos, reducir a la esclavitud, realizar trabajos forzados,
prostituirse, realizar pornografía infantil, forzar un matrimonio o incluso extraer órganos.
El consentimiento de la víctima nunca es causal de extinción del delito, ya que se presume que el
consentimiento se encuentra viciado iure et de iure. El cliente que sabe de la existencia de una
víctima, en principio no puede ser penado.
Finalmente, las víctimas no son punibles por ningún delito cometido en consecuencia de su
situación de privación de libertad y vida digna.
Tenencia y portación
Estos delitos se encuentran tipificado en el art. 189 bis (2) CP. Se refiere a disponer del arma
materialmente. Hace referencia, por lo general, al hecho de la existencia de un arma dentro de un
recinto. Para que sea delito, debe faltar una autorización legal emitida por el RENAR. Posee
elementos normativos al referirse a armas, civiles y de guerra, cuya definición debe ser buscada en
el decreto 395/75. El sujeto activo es de delita comunia. Es susceptible de coautoría, ya que todos
tienen la tenencia dentro del mismo hogar.
La portación, por su parte, requiere que el autor posea corporalmente la cosa, es decir, que la
lleve consigo. El arma debe estar cargada (o con sus municiones cerca) y apta para ser usada.
Puede ser considerado un delito de propia mano, ya que sólo puede ejercer la portación quien
tiene el uso efectivo del arma.
El hecho de ejercer una tenencia o portación por préstamo de alguien autorizado no transfiere ese
permiso al actual poseedor. Son delitos dolosos y de peligro abstracto.
Existen una serie de atenuantes y agravantes. Un portador que sólo posee autorización para la
tenencia, ve disminuida su pena. De la misma manera, aquella persona que según las
circunstancias del hecho y condiciones personales hagan evidente que la portación no tenía
finalidad de cometer un ilícito. Este último atenuante resulta conflictivo, ya que dejaría a la libre
discreción del Magistrado aplicarlo o no, valiéndose únicamente de factores subjetivos.
Finalmente, puede agravarse si existen antecedentes por delitos dolosos contra las personas, o
con uso de armas, o si la persona se encuentra excarcelada o con exención de prisión, lo cual
resultaría una clara violación al principio de ‘ne bis in idem’.