Ficha Psicología Jurídica Imputabilidad
Ficha Psicología Jurídica Imputabilidad
Ficha Psicología Jurídica Imputabilidad
Omar Mejia
IMPUTABILIDAD
Imputabilidad
1
DEL POPOLO, J. (1996). Psicología Judicial. Mendoza: Ed. Jurídicas Cuyo.
U.M.A Ficha: IMPUTABILIDAD Lic. Omar Mejia
¿Cuáles son las causas de justificación que prevé el Código Penal? Son:
2) Otra situación que justifica, es la prevista por el inciso cuarto del artículo
34, que es el que determina que no es punible el que obrare en cumplimiento
de un deber, o en el legítimo ejercicio de su derecho, autoridad o cargo. En
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a) Agresión ilegítima.
c) Un tercer requisito para que haya legítima defensa es que exista falta de
provocación suficiente por parte de la persona que se defiende.
5) Por último en el inciso siete del artículo 34, se prevé otra conducta que
actúa como causal de justificación y es la que establece la ley cuando dice que
no son punibles aquellos que obran en defensa de la persona o de los dere-
chos de otro. Esto se llama la legítima defensa de un tercero. Se da siempre que
haya existido agresión ilegítima por parte del agresor, y también tiene que
existir necesidad racional del medio empleado para impedirla o repelerla. Y si
ha habido provocación suficiente por parte del agredido, la ley exige que en esa
provocación suficiente no haya participado el tercero defensor.
En primer lugar, los menores. La ley presume que por debajo de determinada
edad, la persona no tiene la capacidad suficiente para ser imputables. La ley
argentina 22.278, establece que no es punible (en definitiva, no es imputable)
el menor que no haya cumplido los 16 años de edad. Entre los 16 y los 18
años es inimputable, respecto de los delitos de acción privada, o los reprimidos
con pena privativa de la libertad que no exceda los 2 años, o penados con multa,
o penados con inhabilitación. ¿Cuáles son estos delitos de acción privada, según
el artículo 73 del Código Penal? Son: el adulterio, las calumnias e injurias, la
violación de secretos (salvo en los casos de los artículos 154 y 157 del Código
Penal), la concurrencia desleal del artículo 159, y los incumplimientos de los
deberes de asistencia familiar cuando la víctima fuera el cónyuge. En estos
casos, los menores que no han cumplido los 18 años no son punibles, y tampoco
cuando cometen un delito que está reprimido con pena privativa de libertad,
pero que no excede los dos años. Hay delitos que solamente contienen pena de
multa o inhabilitación. Con relación a algunos de estos delitos, tampoco son
estos menores imputables. En suma, por debajo de los 16 años, los menores son
inimputables cualquiera sea el delito que cometan. Por encima de los 16 años
(de acuerdo a esta Ley 22.278) y hasta los 18 años, sólo se los responsabiliza si
cometen un delito sancionado con más de 2 años de pena privativa de la
libertad.
La edad a partir de la que se fija la responsabilidad criminal, ha sufrido
fluctuaciones en nuestro derecho y en otras legislaciones.
En el Código Penal Español de 1822 era irresponsable antes de los siete
años. En el Código de 1848, este límite se llevó a nueve años, exigiéndose
luego el discernimiento, que podía en caso de ausencia eximir de res-
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ponsabilidad hasta los 17 años (Código Penal 1822) o 15 años (Código Penal
1848).
Hay otras situaciones que impiden que alguien pueda ser considerado
imputable. Son las circunstancias previstas por el artículo 34 inciso primero
del Código Penal, que en lo pertinente a la imputabilidad dice: “No son
punibles (inciso V), el que no haya podido en el momento del hecho, ya sea
por insuficiencia de sus facultades, por alteración morbosa de las mismas o
por su estado de inconsciencia, error o ignorancia de hecho no imputable,
comprender la criminalidad del acto o dirigir sus acciones.” Lo de error o
ignorancia de hecho no imputable, es una causa que excluye la culpabilidad,
no la imputabilidad.
¿Qué es lo que tiene que haber pasado en el momento del hecho para que
alguien sea inimputable? Que haya padecido de una insuficiencia de sus
facultades, de una alteración morbosa de las mismas o de un estado de
inconsciencia, que lo haya llevado a no comprender la criminalidad del acto o
dirigir sus acciones. Se requiere un diagnóstico de tipo retrospectivo por parte
del perito. A veces es difícil de poder realizarlo, porque entre el momento del
hecho y, el del examen ha pasado mucho tiempo. Otras veces, si el paciente está
medicado, supongamos el caso de un psicótico, la medicación probablemente ya
ha empezado a provocar su efecto, y por ende los signos y síntomas que estaban
presentes en el momento del hecho suelen quedar bastante desdibujados.
Entonces el perito trata de reunir elementos de juicio, elementos diagnósticos,
para poder visualizar cuáles han sido las funciones, las capacidades naturales de
ese paciente en ese momento del hecho. Para eso puede recurrir, autorizado por
el juez, al examen de los testimonios de la causa. Así, es conveniente saber si
lo ha examinado un médico en los primeros momentos del hecho o recurrir a
la declaración o al testimonio de ese médico, a las historias clínicas.
EJEMPLOS
VER CASO DE CABELLO DE ALCOHOL (HISTORIAS CLINICAS)
TELLO Y EXÁMEN DE ESCUELA NUCLEAR
Zaffaroni no coincide con esta opinión. Dice que no sólo cuando la ley se
refiere a insuficiencia de las facultades habla de las oligofrenias, sino que
también comprende otras facultades pueden ser insuficientes y determinar una
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Estos estados pueden ser tributarios de una gran variedad de situaciones. Los
estados de inconsciencia reconocen muy diversas etiologías, son generalmente
de aparición brusca y están limitados en el tiempo. Pueden devenir del
alcoholismo agudo, circunstancia que pueden provocar una grave
desestructuración de la conciencia.
mental, (si no es menor) debe ser responsable de sus actos. Esto está anclado en
una visión antropológica que presupone la libertad de elección del ser humano y
el hecho de ser responsable de sus acciones.
En otros países, se han usado distintas reglas para determinar si una persona
es imputable o no. Así v. gr. en EE.UU. imperó en determinada época la regla
que se llama M'Naghten, que fue establecida en 1843 por los juzgados
británicos. Según ella, “un hombre no es culpable si ha actuado bajo los efectos
de una enfermedad mental, de forma tal que no fuera consciente de la
naturaleza, calidad y consecuencia de su acto, o fuera incapaz de advertir que su
acto era nocivo”. Además y conforme expresa Kaplan, para absolver a una
persona de castigo, un delirio tiene que ser tal que si fuera verdadero sería una
defensa adecuada. Si la idea delirante no justifica el delito, según este autor
presumiblemente el hombre es responsable, culpable y castigable. Esta regla
M'Naghten, se conoce como la prueba del bien y del mal, y deriva del caso
M'Naghten (1843). En esa fecha, este hombre había padecido de delirios de
persecución. Así las cosas, actuó la situación delirante y cuando un tal Drumond
salía de la casa de Pill, M'Naghten le disparó confundiéndolo con Pill. Fue
declarado enajenado mental y encerrado en un hospital. A raíz de este caso,
surgió la regla de que: para establecer una defensa sobre la base de enajenación
mental, debe probarse claramente que en el momento de cometer el acto, la
parte acusada obró bajo el influjo de un trastorno de la razón y enfermedad
mental y no conocía la naturaleza o cualidad del acto que realizaba, y si lo
conocía, no sabía que lo que estaba haciendo estaba mal; y además cuando una
persona obra bajo un delirio parcial sólo, y no está loco por otras razones, y
debido a su estado comete un delito, debe ser considerado en la misma situación
en cuanto a la responsabilidad como si los hechos con respecto a los cuales
existe el delito fuera real. Como dice Kaplan, lo que pregunta esta regla es si el
defendido entendía la naturaleza o la cualidad del acto y si conocía la diferencia
entre el bien y el mal respecto de la conducta que estaba desarrollando. En
1922, se la reexamina en Inglaterra y surgió también la ampliación del concepto
de trastorno mental para los casos de impulso irresistible. Esta ley se ha
llamado como la ley «del policía muy cerca». Se concede la atenuación por
impulso irresistible sólo si se establece que el imputado hubiese llevado a cabo
su acto aunque hubiese tenido un policía al lado de él (Kaplan). Además la regla
Durkham, establecida en 1954 en EE.UU. por el juez David Bazelon, establece
que un acusado no es criminalmente responsable si su acto es contrario a la ley
y fue producto de enfermedad o defecto mental.
Hemos visto que en el Código Penal argentino, en el Art. 34, para apreciar la
imputabilidad o la inimputabilidad de un sujeto y para proporcionar elementos
de valía para el juez en torno a esta situación, atendemos al momento del hecho.
Pero hay una situación que debemos considerar:
¿Qué pasa con un sujeto que se embriaga o toma drogas preordenadamente para
cometer un delito?
En cuanto a comprender la criminalidad del acto Soler indica que por esta
expresión se debe entender la comprensión en un sentido práctico y empírico,
con relación a la vida cotidiana, en la que se sabe cual es el sentido de hacer
lo que se quiere y se comprende lo que se hace.
Cada una de las variables psicológicas fue configurada con criterios altamente
específicos en cuanto a presencia y severidad de la sintomatología (Rogers,
1981).
Estas correlaciones son muy ciertas en otros ámbitos como por ejemplo en el
literario. La obra Dostoyevsky, «Crimen y castigo», refleja las características
de la personalidad de su autor, de tipo epiléptico. Ha quedado allí plasmadas las
características de adherencia, perseveración.
Asimismo en los pintores se observa esta situación. Según sus períodos, tienen
etapas donde priman determinadas formas o colores y hasta es posible, para el
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Hay una complejidad de factores con interrelaciones específicas entre cada uno
de ellos.
ANALISIS DE CASOS