Rolon PSA

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Deseo de ser uno mismo

elección del propio deseo


deseo es el deseo del otro
imposibilidad de la demanda de amor-
Para relacionar estos conceptos con la teoría de Lacan, es
fundamental entender cómo el psicoanalista francés estructura el
deseo y la demanda, y cómo estas se articulan en la relación con el
Otro y la identidad del sujeto.

El deseo de ser uno mismo:

En la teoría lacaniana, el "yo" o la identidad del sujeto no es una


esencia fija, sino una construcción que se forma en relación con el
Otro (los demás y el lenguaje). El "deseo de ser uno mismo" puede
interpretarse como el intento de alcanzar una autenticidad que
siempre está mediada por el deseo del Otro. Según Lacan, el sujeto
nunca es completamente "uno mismo" porque su identidad está
fragmentada y depende de cómo es visto y reconocido por los
demás. El deseo de ser uno mismo se convierte en un deseo
estructurado en torno a la falta: una búsqueda continua que nunca
se satisface por completo.
Elección del propio deseo:

Lacan plantea que la elección del deseo es en realidad una cuestión


de alinearse con el propio deseo auténtico, que se distingue del
deseo del Otro. Es decir, se trata de asumir una posición subjetiva
en la que el individuo se responsabiliza de su deseo, en lugar de
conformarse con lo que se espera de él o con lo que otros desean
para él. Sin embargo, esto no significa que el deseo sea autónomo,
ya que siempre está influenciado por el Otro. El desafío consiste en
encontrar una forma de elegir el deseo que sea lo más auténtico
posible, reconociendo la estructura simbólica y las demandas
sociales que lo moldean.
El deseo es el deseo del Otro:
Este famoso aforismo de Lacan se refiere a la idea de que el deseo
del sujeto se constituye a partir de la relación con el deseo del Otro.
En otras palabras, lo que uno desea no es algo autónomo o puro,
sino que siempre está mediado por el deseo de los demás. El sujeto
desea lo que el Otro desea o lo que cree que el Otro desea para él.
Esto implica que nuestra identidad y nuestros deseos son siempre,
en cierto sentido, "prestados" o derivados de nuestras interacciones
con los demás.
La imposibilidad de la demanda de amor:

Según Lacan, la demanda de amor es siempre imposible de


satisfacer completamente porque implica un anhelo de ser
reconocido y aceptado en totalidad, lo cual es inalcanzable. El amor
intenta colmar la falta estructural del ser, pero nunca lo consigue de
manera definitiva, ya que la falta es constitutiva del sujeto. El amor
puede ofrecer un reconocimiento parcial o momentáneo, pero no
logra abolir la división interna del sujeto o la brecha entre el yo ideal
y el yo real. La imposibilidad de satisfacer plenamente la demanda
de amor refleja la naturaleza estructuralmente incompleta del deseo
humano.
Al integrar estos conceptos, Lacan nos invita a ver cómo el deseo,
la identidad y las relaciones con el Otro están intrínsecamente
ligados. El deseo humano no es simplemente algo que uno elige de
manera libre o consciente, sino que está condicionado por la falta y
las demandas sociales. El proceso de asumir el propio deseo
implica reconocer estas influencias y encontrar una forma de
articular el deseo que sea coherente con la subjetividad propia,
aunque siempre en tensión con el Otro.

deseo =es la diferencia, el restante, entre la necesidad y la


demanda. Generando, entonces, una diferencia entre pulsiones y
deseo; siendo las pulsiones parciales y el deseo, único
amarse a uno mismo: ¿Qué relación tiene con el deseo?
1° clave amar es al mismo tiempo deseo de ser amado.
complemento autoerótico-Seminario 1: “es al propio yo el que uno
ama en el amor, el propio yo hecho real en el nivel imaginario”. (es
la reciprocidad imaginaria) →deseo de ser amado por un otro,-->l
deseo de amor de uno por uno, cuya identificación con el yo ideal
es posible, dado que es respuesta de ese amor.
Ser el objeto de amor del otro, en conclusión constituye la base del
amor propio, dinámica de espejos, inseparable.
Para relacionar el tema del amor propio, como lo abordan Gabriel
Rolón y Marco Antonio Regil, con las ideas del psicoanalista
Jacques Lacan, es útil entender cómo Lacan aborda el concepto del
"yo" y el "amor". Lacan, influenciado por Freud, ve el "yo" no como
algo dado, sino como una construcción que emerge a partir de la
relación con el Otro y el lenguaje.

El estadio del espejo y el amor propio: Lacan introduce el concepto


del "estadio del espejo", que describe cómo el sujeto se reconoce
por primera vez en su reflejo y comienza a formarse una identidad a
partir de esa imagen. Sin embargo, esa imagen es una versión
idealizada del "yo" que no corresponde completamente con la
realidad interna del sujeto. El amor propio, según esta perspectiva,
puede estar ligado a la relación con esa imagen idealizada, lo que
implica que el amor hacia uno mismo nunca es pleno o total, ya que
siempre hay una distancia entre el "yo" real y el "yo" ideal.

El deseo del Otro y la falta: Lacan sostiene que el deseo del ser
humano está estructurado en torno a una "falta" que nunca se
puede llenar completamente. En este sentido, el amor propio puede
ser visto como una búsqueda constante por satisfacer esa falta.
Según Lacan, el amor no es solo la búsqueda de completarse a uno
mismo, sino también una forma de ofrecer lo que se percibe como
una falta al Otro. Gabriel Rolón y Marco Antonio Regil hablan del
amor propio en términos de aceptación y valor personal; desde
Lacan, esto puede ser entendido como el reconocimiento de la
propia falta y la integración de la incompletud como parte del ser.
La relación con el Otro: Lacan enfatiza la importancia del Otro en la
construcción del "yo" y del amor. El amor propio no es algo que
surge en un vacío, sino que está condicionado por las relaciones
sociales y el lenguaje. El mensaje de Regil y Rolón sobre la
importancia de amarse a uno mismo podría verse como un intento
de reconciliar esa tensión entre la imagen ideal del "yo" y la
realidad, aceptando las influencias del Otro pero buscando un
sentido de autenticidad personal.

Integrar las ideas de Lacan en la discusión del amor propio invita a


reflexionar sobre cómo la percepción de uno mismo y la búsqueda
de amor están estructuradas en torno a la experiencia de la falta, la
influencia de las relaciones con los demás y la complejidad de
aceptar la propia identidad fragmentada.

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