TFN616.858 82 G13
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TFN616.858 82 G13
2023
Tutora: Lic. Paula Mizrahi
BIBLIOTECA ISALUD
REPOSITORIO DR. NÉSTOR RODRÍGUEZ
INSTITUCIONAL DIGITAL
(RID ISALUD) CAMPOAMOR
VENEZUELA 847, CABA.
AGRADECIMIENTOS
Agradezco a mi familia y amigos por acompañarme en cada paso durante estos 4 años, por su
confianza hacia mí, por estar en cada momento desafiante, por sus palabras de aliento constante. A
mis compañeros de la carrera que sin ellos el día a día hubiese costado un poco más, por su
compañerismo, por estar y entender todos los momentos lindos y difíciles de la cursada, hicieron
que estos años sean más llevaderos.
Agradezco a la institución y a cada docente que tuve durante estos años, por su paciencia, por
compartir sus experiencias, me llevo enseñanzas muy valiosas para mi futuro profesional.
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Área Temática: Nutrición
Autor: Martina Galeano
Contacto email: martinagaleano0@gmail.com
Universidad: Universidad Isalud
RESUMEN
Introducción: El trastorno del espectro autista es una condición neurológica caracterizada por un
déficit en la comunicación e interacción social. Tras observarse gran prevalencia de sintomatología
gastrointestinal en niños con autismo, se comenzó a investigar la implicación de la microbiota en su
patología y los posibles tratamientos terapéuticos que se podrían brindar asociados a mejorar la
disbiosis intestinal.
Resultados: Se analizaron 8 artículos, en los cuales se considero que los síntomas del trastorno del
espectro autista podrían verse beneficiados con la modificación de la microbiota, por lo que se
empezó a evaluar el tratamiento con probióticos, prebióticos y trasplante fecal en niños con
autismo. Los prebióticos tienen un efecto positivo sobre los síntomas gastrointestinales de estos
niños, mientras que hay pocos efectos sobre los síntomas de TEA. Los probióticos no obtuvieron
resultados importantes en cuanto a eficacia, los niños no han mejorado su sintomatología de manera
significativa con este tratamiento. En cuanto al trasplante de microbiota fecal, se observaron
importantes variaciones en los síntomas, tanto gastrointestinales, como del comportamiento de los
niños con TEA, siendo el único tratamiento que ha demostrado cambiar la composición de la
microbiota.
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Thematic Area: Nutrition
Author: Martina Galeano
Contact email: martinagaleano0@gmail.com
University Isalud
ABSTRACT
Objective: To investigate the current evidence of the role of the gut microbiota in the effective
therapeutic treatment of autism spectrum disorder.
Methodology: To carry out this retrospective, cross-sectional bibliographic review, the scientific
article search engine "PubMed" was used. An initial selection was made by titles and then filters
were applied according to the type of publication, clinical trials and randomized controlled clinical
trials were selected.
Results: 8 articles were analyzed, in which it was considered that the symptoms of autism spectrum
disorder could benefit from the modification of the microbiota, so treatment with probiotics,
prebiotics and fecal transplantation in children with autism began to be evaluated. Prebiotics have a
positive effect on the gastrointestinal symptoms of these children, while there is little effect on ASD
symptoms. Probiotics did not obtain important results in terms of efficacy; children have not
improved their symptoms significantly with this treatment. Regarding fecal microbiota
transplantation, significant variations were observed in the gastrointestinal and behavioral
symptoms of children with ASD, being the only treatment that has been shown to change the
composition of the microbiota.
Conclusion: The gut microbiota plays a fundamental role in the gut-brain relationship. Its alteration
could be involved in the pathophysiology of ASD, being a therapeutic target for the treatment of
autism symptoms. More clinical research is needed to confirm this theory.
Keywords: Autism spectrum disorder, gut microbiota, guts dysbiosis, probiotic, prebiotic, fecal
microbiota transplant
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Tabla de contenido
AGRADECIMIENTOS .....................................................................................................................1
I. INTRODUCCIÓN................................................................................................................1
II. MARCO CONCEPTUAL .....................................................................................................3
2.1 Trastorno del espectro autista ..................................................................................................... 3
2.2 Microbiota intestinal ................................................................................................................... 6
2.3 Relación intestino – cerebro .......................................................................................................10
2.4 Disbiosis intestinal .....................................................................................................................10
2.5 Posibles alternativas de tratamientos terapéuticos .....................................................................12
III. PLANTEAMIENTO Y DELIMITACIÓN DEL PROBLEMA ......................................... 19
3.1. Pregunta Problema..............................................................................................................19
3.2. Objetivo general ..................................................................................................................19
3.3. Objetivos específicos ............................................................................................................19
IV. MATERIALES Y MÉTODOS .............................................................................................. 20
V. RESULTADOS ..................................................................................................................... 22
VI. DISCUSIÓN ........................................................................................................................ 24
SELECTIVIDAD ALIMENTARIA ................................................................................................24
PREBIÓTICOS ...............................................................................................................................25
PROBIÓTICOS ..............................................................................................................................26
TRASPLANTE FECAL ..................................................................................................................28
VII. CONCLUSIÓN .................................................................................................................. 30
VIII. RECOMENDACIONES ................................................................................................... 31
IX. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS ................................................................................. 33
X. ANEXO ................................................................................................................................. 37
Anexo 1. TITULO consentimiento informado .................................................................................37
Anexo 2. TÍTULO Derechos para la publicación del TFI ................................................................37
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GALEANO MARTINA
“EL PAPEL DE LA MICROBIOTA EN EL AUTISMO: EXPLORACIÓN DE POSIBLES TRATAMIENTOS
TERAPÉUTICOS”
I. INTRODUCCIÓN
La prevalencia del trastorno del espectro autista es del 1%. Mosquera, plantea que una mayor
frecuencia de autismo en varones, siendo cinco veces más común en comparación con las niñas
(Mosquera, 2015). Además, se presentan de manera equitativa en todas las clases sociales, culturas
y razas. Por lo general, los signos clínicos se manifiestan desde temprana edad y se hacen más
evidentes a medida que el niño se desarrolla.; hoy en día no se sabe las causas de esta incidencia,
aunque posiblemente relacionado a cambios de criterios diagnósticos, de la definición de casos, y
de un incremento su reconocimiento por los profesionales. (SAP, 2023)
El trastorno del espectro autista (TEA) es un trastorno del desarrollo neurológico que se caracteriza
por dificultades en la comunicación, la interacción social y la conducta repetitiva. Aunque la causa
exacta del TEA aún no se comprende completamente, hay múltiples factores involucrados en su
desarrollo, incluyendo la genética y el ambiente (OMS, 2023). Recientemente, la microbiota
intestinal ha surgido como un factor potencial en su desarrollo. La microbiota intestinal se refiere a
las bacterias y otros microorganismos que viven en el tracto intestinal de los seres humanos, tienen
un papel importante en la digestión y absorción de nutrientes, la regulación del sistema
inmunológico y la protección contra patógenos. Varios estudios han encontrado diferencias en la
composición de la microbiota intestinal entre personas con TEA y personas neurotípicas. Además,
se ha sugerido que la disbiosis intestinal puede estar asociada con los síntomas del TEA. (Martinez;
Sanchez-samper, 2018)
En los últimos años, se han propuesto diversos tratamientos para tratar la disbiosis intestinal y, en
consecuencia, mejorar los síntomas gastrointestinales en niños con TEA. Los prebióticos son
sustancias de la dieta que nutren a grupos seleccionados de microorganismos que habitan en el
intestino, favoreciendo el crecimiento de bacterias beneficiosas sobre las nocivas, en cambio los
probióticos son microorganismos vivos que, cuando se administran en cantidades adecuadas,
pueden proporcionar beneficios para la salud intestinal. Aunque se han realizado estudios limitados
sobre el uso de probióticos en niños con TEA, los resultados hasta ahora son prometedores, por
último se habla de la efectividad en la disminución de los síntomas con un trasplante de materia
fecal (Gonzalez; Martinez, 2020)
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El objetivo de esta tesis es realizar una revisión bibliográfica narrativa de la literatura científica
disponible sobre la relación entre la microbiota intestinal y el TEA. Se examinarán los estudios que
investigan la composición de la microbiota intestinal en personas con TEA y se evaluará el papel
potencial de la disbiosis intestinal en el desarrollo del trastorno, así como el uso de prebióticos,
probióticos y el trasplante de materia fecal como un posible tratamiento para mejorar los síntomas
gastrointestinales en niños con TEA.
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II. MARCO CONCEPTUAL
El Trastorno del Espectro Autista (TEA) es un trastorno neurológico del desarrollo que se
manifiesta a lo largo de toda la vida y se caracteriza por una amplia variedad de alteraciones
conductuales. Es importante destacar que el autismo no es una enfermedad en sí misma, sino más
bien un síndrome clínico que se presenta desde los primeros meses de vida, incluyendo anomalías
en la conducta, la comunicación verbal y no verbal, así como en la interacción social y emocional.
Los niños con autismo suelen experimentar un retraso significativo en la adquisición del lenguaje,
utilizando palabras de manera inapropiada y sin un propósito comunicativo adecuado. Además, el
autismo no es un trastorno causado por un único proceso patológico, sino más bien un conjunto de
síntomas que pueden tener diversas causas. (Arberas; Ruggieri, 2019)
La etiología del TEA es altamente heterogénea, y entre los factores más importantes se encuentran
los factores genéticos y ambientales. Sin embargo, también se han identificado alteraciones
neuroquímicas y disfunciones del sistema inmunológico como posibles contribuyentes. El autismo
es considerado un trastorno poligénico, lo que significa que la interacción entre múltiples genes
puede dar lugar al fenotipo característico del TEA, en diferentes grados de intensidad (Hernandez,
2015)
El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales clasifica el TEA como una
categoría diagnóstica única, y lo define por la presencia de las siguientes características, que deben
cumplirse todas ellas: déficit persistente en la comunicación y la interacción social en distintos
contextos, patrones de comportamiento, intereses o actividades restringidas y repetitivas, y síntomas
que están presentes desde la primera infancia y limitan la funcionalidad cotidiana del individuo.
(DSM-V, 2013)
Se ha observado una asociación entre los niños y adolescentes con TEA y diversos eventos
bioquímicos, así como disfunciones intestinales. De hecho, se ha identificado una correlación entre
los síntomas gastrointestinales y la gravedad del autismo. Además, el autismo ha sido asociado a
otros trastornos del neurodesarrollo mental o del comportamiento, como la catatonia. (DSM-V,
2013)
3
Manifestaciones gastrointestinales
Se ha observado que los niños con TEA presentan un sistema digestivo inmaduro, lo que los hace
más propensos a padecer infecciones intestinales causadas por microorganismos anaerobios y
aerobios, así como infecciones de otras fuentes. Estas infecciones a menudo requieren el uso de
antibióticos, lo que puede resultar en un desequilibrio de la microbiota intestinal. Además, se ha
observado que el sistema inmunológico de la mayoría de estos niños tiene una respuesta reducida
frente a los microorganismos transitorios presentes en el intestino, lo que puede provocar un
crecimiento excesivo de los microorganismos problemáticos. Por lo tanto, se sugiere considerar la
implementación de una dieta de eliminación para prevenir el sobrecrecimiento de estos
microorganismos. (Moreno, 2015)
En el caso de los pediatras que atienden a pacientes con TEA, suelen enfrentarse a dificultades para
obtener información relevante a través del interrogatorio directo o indirecto, y se encuentran con
niños que muestran poca cooperación durante la exploración física. Por esta razón, resulta de gran
utilidad conocer cuáles son las patologías gastrointestinales más frecuentes en estos individuos y
buscar de manera intencionada posibles alteraciones (Casaubon, 2015)
Tratamiento
El autismo es un trastorno complejo, en donde tiene que trabajar un equipo multidisciplinario donde
hay aportes tanto de profesionales médicos como psicológicos. Cuando se aborde el diagnóstico no
solo se necesita una evaluación individual, sino que es muy importante que sus familiares o
personas que formen parte de su entorno aporten información (Barthelemy, 2019) Durante la etapa
de diagnóstico es de suma importancia tener en cuenta la sintomatología del paciente, la historia
clínica, su evaluación emocional o de comportamiento, su nivel de desarrollo o habilidades
lingüísticas y por último los factores socio ambientales que influyen (Vazquez-Villagran , 2017)
En cuanto a la historia clínica, para que sea correcta y completa se debe incluir los antecedentes
familiares, los datos pre/peri natales, la historia evolutiva, los antecedentes médicos, datos
familiares y psicosociales y las consultas y tratamientos que tuvo anteriormente; para poder
identificar con precisión los síntomas del autismo, se debe hacer una observación directa y como
complemento incluir la información que aporta el entorno. (Fuentes; Hervás, 2021)
Cuando se habla de autismo, se debe tener en cuenta que en la mayoría de los casos hay dificultades
cognitivas y del lenguaje que influyen en el funcionamiento y pronóstico. Existen muchos casos
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donde los niños presentan pautas de desarrollo similares a las del autismo, por esto es de suma
importancia la información sobre el desarrollo para así lograr un diagnóstico diferencial y para que
haya una correcta intervención. (Fuentes; Hervás, 2021) El tratamiento del Trastorno del Espectro
Autista (TEA) se centra en ayudar a los individuos a desarrollar habilidades sociales y de
comunicación, y en mejorar su calidad de vida. El tratamiento puede incluir una combinación de
terapias y enfoques, según las necesidades individuales de cada persona (Barthelemy, 2019).
Algunos de los tratamientos que se utilizan comúnmente para el TEA son los siguientes: Terapia del
habla: ayuda a los individuos a mejorar sus habilidades de comunicación, como la articulación, el
vocabulario y la comprensión del lenguaje; Terapia ocupacional: se enfoca en desarrollar
habilidades motoras finas y gruesas, la coordinación y la capacidad para realizar actividades de la
vida diaria; Terapia conductual: se enfoca en cambiar los comportamientos problemáticos y
fomentar habilidades sociales y de comunicación adecuadas. Puede incluir enfoques como el
Análisis Conductual Aplicado (ABA) y el Entrenamiento en Habilidades Sociales (SST); Terapia
de integración sensorial: se enfoca en ayudar a los individuos a procesar e integrar la información
sensorial de manera adecuada, lo que puede ayudar a reducir los comportamientos repetitivos y
mejorar la capacidad de respuesta a los estímulos ambientales; Terapia psicológica: se enfoca en
ayudar a los individuos a manejar sus emociones y pensamientos, y puede incluir enfoques como la
Terapia Cognitivo Conductual (TCC). (Vazquez – Villagran, 2017)
Además de estos tratamientos, algunos individuos con TEA pueden requerir medicación para tratar
problemas asociados, como la ansiedad, la depresión o los trastornos del sueño. También es
importante que los cuidadores y familiares de los individuos con TEA reciban apoyo y
entrenamiento para manejar los desafíos asociados con el trastorno (Vazquez- Villagran, 2017)
En base al tratamiento nutricional se considera que una de las causas que desarrolla y agudiza la
enfermedad es el déficit enzimático que les permite desdoblar de manera correcta las proteínas de la
leche y del trigo, esto afectará a los neurotransmisores del sistema nervioso central, por esta razón
se implementan dietas libres de gluten y caseina. (Audisio; Laguzzi, 2013)
Es importante tener en cuenta que cada persona con TEA es única y puede requerir un enfoque
individualizado en su tratamiento. Por lo tanto, es recomendable trabajar con un equipo
multidisciplinario que incluya médicos, terapeutas y educadores para desarrollar un plan de
tratamiento adecuado a las necesidades específicas de cada individuo (Fuentes; Hervás, 2021)
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Selectividad alimentaria en niños con trastorno del espectro autista
Los desafíos conductuales que suelen presentarse en personas con Trastorno del Espectro Autista
(TEA) desempeñan un rol significativo en sus patrones alimentarios. Entre las dificultades que
surgen en relación a la alimentación, se incluyen comportamientos problemáticos como explosiones
emocionales, arrojar comida o abandonar la mesa durante las comidas. Un rasgo común es lo que se
conoce como "selectividad alimentaria". (Zimmer et al., 2012)
El término "selectividad alimentaria" en individuos con TEA se utiliza para describir el rechazo de
ciertos alimentos, una limitada variedad en la dieta y la tendencia a consumir de forma restringida
algunos alimentos de manera habitual. Esto implica la elección de alimentos en función de sus
componentes nutricionales, como proteínas o carbohidratos, así como características sensoriales
como textura, aroma y sabor. Numerosos estudios sugieren que los niños con TEA tienen una
mayor probabilidad de tener una ingesta inadecuada de nutrientes debido a este comportamiento
selectivo. Esto se traduce en un consumo elevado de alimentos ricos en calorías, como jugos,
snacks y bebidas azucaradas, además de un bajo consumo de frutas y verduras (Zimmer et al.,
2012).
Se ha observado que los Bacteroides son las especies más comunes, con un recuento de
alrededor de 10^11 UFC/g. También se encuentran microorganismos grampositivos no esporulados,
como Eubacterium spp., Lactobacillus spp., cocos anaerobios (Peptostreptococcus spp.,
Ruminococcus spp., Coprococcus spp., Veillonella spp., Acidaminococcus spp. y Streptococcus
spp.) y el género Clostridium spp., con recuentos de 10^7 a 10^8 UFC/g. En el intestino grueso, son
frecuentes los microorganismos anaerobios facultativos, como Streptococcus spp. y Enterococcus
spp. Escherichia coli es un microorganismo comúnmente aislado, con un recuento de alrededor de
10^8 UFC/g de heces. Otros microorganismos gramnegativos, como Klebsiella pneumoniae y
Enterobacter cloacae, Staphylococcus aureus, Candida albicans, entre otros, se encuentran en
concentraciones menores a 10^5 UFC/g de heces (Soyucen, 2014)
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Factores que afectan la diversidad de la microbiota
Hoy en día, se conocen distintos factores que tienen mayor relevancia en cómo se modifica la
composición de la microbiota; la dieta, la ingesta de fármacos y el ambiente.
El entorno y el estilo de vida también influyen en la microbiota. Se ha observado que las personas
que comparten un mismo hogar, aunque no sean parientes, tienen una microbiota intestinal similar.
Por lo tanto, vivir en un entorno higiénico y tener estilos de vida y alimentación similares
contribuye a la similitud de la microbiota en estos individuos. (Aceves, 2017)
La ingesta de fármacos, especialmente los antibióticos, puede afectar la microbiota intestinal. Los
antibióticos destruyen la flora bacteriana habitual, lo que aumenta el riesgo de proliferación de
patógenos oportunistas. Si se administran antibióticos en etapas tempranas de la vida, existe el
riesgo de destruir especies bacterianas que no pueden ser recuperadas. Además, el uso excesivo de
antibióticos contribuye al desarrollo de resistencia por parte de los microorganismos patógenos.
Otros factores que pueden afectar la diversidad de la microbiota incluyen la carga genética, el
estrés, las infecciones y la edad. (Aceves, 2017)
8
a. Desarrollo del sistema inmunológico adaptativo: desde el nacimiento, la microbiota intestinal
colabora en el desarrollo del sistema inmunológico, a través de interacciones entre
microorganismos, el epitelio y los tejidos linfoides intestinales. Estas interacciones remodelan
constantemente los mecanismos locales y sistémicos de la inmunidad.
d. Síntesis de proteínas: la microbiota intestinal produce vitaminas como la K, B12, B6, tiamina,
ácido fólico y ácido nicotínico. Además, participa en el metabolismo y recirculación de ácidos
biliares.
9
alimentos, la transformación de ácidos biliares, xenobióticos y profármacos en formas bioactivas,
entre otros procesos. (Kato; Honda, 2017)
En relación con el trastorno del espectro autista (TEA), se ha propuesto una hipótesis que sugiere la
existencia de un mecanismo similar a la encefalopatía tóxica por falla hepática. Se ha observado
una alteración en la bioquímica de ciertos opioides en ambas condiciones, y la evidencia sugiere
que los péptidos opioides desempeñan un papel central en los síndromes respectivos. En la relación
entre el intestino y el cerebro, los componentes neuroactivos derivados del lumen intestinal
atraviesan la mucosa intestinal a través de uniones estrechas, cruzan la barrera hematoencefálica y
pueden causar alteraciones cognitivas, psiquiátricas y de comportamiento. (Casaubon, 2015)
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Además, los antígenos microbianos se unen a enzimas importantes en el tracto gastrointestinal, lo
que bloquea la digestión adecuada de proteínas importantes como el gluten. (Álvarez, 2021)
b. Ciertos alimentos y sustancias como el gluten, los lácteos, el café, entre otros, pueden irritar el
intestino y provocar inflamación y permeabilidad. Las sensibilidades y alergias alimentarias
también pueden causar inflamación y atrofia de las células intestinales al generar toxinas en el
intestino.
d. Las infecciones intestinales causadas por virus, bacterias, parásitos y hongos también pueden
desencadenar inflamación.
e. El estrés crónico puede inhibir la peristalsis, reducir la producción de IgA secretora (un
anticuerpo protector), aumentar la supresión del sistema inmunológico y disminuir el flujo
sanguíneo hacia el intestino.
f. Una dieta baja en fibra puede reducir el tránsito intestinal y contribuir a la inflamación.
11
nutrientes y toxinas, dificultad para que los riñones realicen sus funciones de excreción y daño a los
mecanismos de reparación del ADN.
Es importante abordar estos factores y promover un estilo de vida y una alimentación que
favorezcan la salud intestinal y reducen la inflamación (Guarner, 2016)
En los niños con autismo, se ha observado que la composición de la microflora intestinal difiere de
la de los niños sin autismo. Se han encontrado niveles más altos de Clostridium, que son
microorganismos patógenos, y una menor cantidad de bacterias beneficiosas como Bifidobacterium.
(Perlmutter, 2015)
Las bacterias del género Clostridium producen ácidos grasos volátiles al procesar la fibra dietética,
incluyendo el ácido propiónico. Este ácido propiónico es responsable de aumentar la permeabilidad
intestinal al debilitar las uniones entre las células epiteliales del intestino, lo que permite que pase al
torrente sanguíneo. Esto puede causar inflamación y afectar el sistema inmunológico. Además,
afecta el funcionamiento de las mitocondrias, disminuyendo la capacidad del cerebro para obtener
energía de manera aeróbica. Esto aumenta el estrés oxidativo, dañando proteínas, membranas
celulares y lípidos. También altera la comunicación entre las células y reduce el suministro de
moléculas esenciales para el cerebro, como los ácidos grasos omega-3. (Perlmutter, 2016)
Como se mencionó anteriormente, existe una estrecha relación entre el intestino y el cerebro, por lo
que los problemas intestinales pueden estar relacionados con el desarrollo del cerebro. (Aceves,
2017)
Se han realizado diferentes investigaciones que han establecido una conexión entre los pacientes
que presentan Trastorno del Espectro Autista (TEA), las manifestaciones gastrointestinales y las
12
alteraciones en el neurodesarrollo. Como resultado, se han implementado diversos enfoques de
tratamiento biomédico, terapias alternativas y tratamientos nutricionales con el objetivo de evaluar
el impacto de la dieta en la mejora de los síntomas gastrointestinales y comportamentales en niños
con autismo (Díaz-Atienza, 2016). Además del trastorno autista, según el Manual Diagnóstico y
Estadístico de los Trastornos Mentales de la Asociación Americana de Psiquiatría (DSM-IV, 2013)
y la Clasificación Internacional de Enfermedades, se incluyen otras condiciones clínicas como el
síndrome de Rett, el trastorno desintegrativo infantil, el trastorno de Asperger y el Trastorno
Generalizado del Desarrollo no especificado, dentro de la categoría de Trastornos Generalizados del
Desarrollo. (Rossell; Lopez, 2015)
Se ha observado que el funcionamiento del tracto gastrointestinal (TGI) proporciona dos beneficios
importantes para el individuo: nutrición, a través de la digestión y absorción de nutrientes, y
defensa, mediante el reconocimiento de elementos extraños y el desarrollo de sistemas de
prevención y rechazo de posibles agresiones provenientes del entorno externo (Gomez; Acero,
2011).
Prebióticos
Se conoce a los prebióticos como componentes alimentarios que no van a poder ser digeridos por
los seres humanos, por esto, tienen la capacidad de si son ingeridos, llegar al colon donde van a ser
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de utilidad para servir como nutrientes en la microbiota intestinal, y así generar un desarrollo de
aquellas cepas que va a resultar beneficiosas para el tracto digestivo (Gibson, 2004)
En el estudio realizado en 2018, se evaluó la efectividad de los prebióticos como tratamiento para
niños con TEA . La muestra consistió en 30 niños con edades comprendidas entre los 4 y los 11
años, divididos en grupos según si seguían una dieta restringida o no. Se administró un prebiótico
llamado B-GOS® a un grupo y un placebo a otro. Los resultados mostraron una mejoría en los
síntomas gastrointestinales, aunque no fue lo suficientemente amplia como para alcanzar
significación estadística. Además, se observó que el 23% de los niños experimentaron una mejor
calidad del sueño y durmieron una hora más. También se encontró una mejora en la escala de
habilidades sociales del cuestionario AQ y en el comportamiento antisocial del cuestionario ATEC.
Sin embargo, no se encontraron diferencias significativas en la composición de la microbiota
intestinal después del tratamiento. (Grimaldi; Gibson, 2018)
Ambos estudios muestran mejoras en los síntomas gastrointestinales con el uso de prebióticos, pero
no se observaron cambios significativos en la microbiota intestinal. También se sugiere que los
prebióticos pueden ser beneficiosos para mejorar los rasgos psicológicos del TEA, pero no parecen
tener un impacto directo en los síntomas nucleares del trastorno. Es importante tener en cuenta que
estos estudios son difíciles de comparar debido a las diferencias en los prebióticos y probióticos
utilizados, así como en los diseños de los estudios y las muestras de participantes. . (Sanctuary;
Kain, 2019)
14
Probióticos
Se define a los Probióticos como: “microorganismos vivos que, ingeridos en cantidad adecuada,
ejercen efectos beneficiosos en la salud, más allá de los inherentes a la nutrición básica” . Este autor
señala que los prebióticos tienen propiedades beneficiosas para el adecuado funcionamiento del
sistema digestivo. Estas propiedades incluyen la capacidad de reducir el pH a niveles inferiores a 4,
inhibir el crecimiento de bacterias dañinas, promover la producción de ácido láctico, disminuir la
permeabilidad intestinal, aumentar la actividad de la enzima lactasa, competir con otras bacterias
patógenas, acelerar la eliminación del rotavirus, incrementar la producción de linfocitos T auxiliares
y aumentar la secreción de inmunoglobulina A, entre otras. Estos efectos podrían contribuir a un
mejor funcionamiento de la comunicación entre el intestino y el cerebro. (Carnice, 2003)
Para que un producto pueda ser considerado como probiótico, es necesario que contenga una
cantidad adecuada de microorganismos que normalmente se encuentran en el tracto digestivo
humano, que no sean tóxicos ni patógenos. Estos microorganismos deben ser capaces de provocar
un cambio en la composición de la microbiota intestinal y, como resultado, mejorar la función del
sistema digestivo. (Castro, 2006)
En 2019, se llevaron a cabo dos estudios con Probióticos en niños autistas. El primer estudio,
realizado por Eugene Arnold y sus colegas, consistió en un ensayo cruzado aleatorizado con 10
niños de edades comprendidas entre 3 y 12 años que fueron diagnosticados con Trastorno del
Espectro Autista (TEA) según el DSM-5. Los participantes fueron asignados al azar para recibir un
probiótico (preparado comercial VISBIOME®) o un placebo en una proporción de 1:1, y ambos
tratamientos tenían la misma apariencia. Los niños tomaron uno de los tratamientos durante 8
semanas, luego hubo un período de lavado de 3 semanas, y posteriormente tomaron el otro
tratamiento durante otras 8 semanas. (Arnold, 2019)
Durante el período de tratamiento, se observó que el 96% de los niños mostraron adherencia al
tratamiento, y se observó una mejora en todos los aspectos. Sin embargo, a pesar de la mejora en las
escalas de evaluación, no se encontraron diferencias estadísticamente significativas. Además, en el
análisis de las muestras de heces, no se observaron cambios importantes en la composición de la
microbiota intestinal. Los investigadores de este estudio enfatizan la importancia de repetir el
estudio, a pesar de no haber obtenido significancia estadística. Esto se debe a que se observaron
mejoras en varios aspectos relacionados con el autismo y no se encontraron efectos adversos
relacionados con el probiótico durante el estudio. Por lo tanto, consideran que sería interesante
15
realizar un nuevo estudio con un tamaño de muestra más grande para obtener resultados más sólidos
y concluyentes. Esto permitiría confirmar o refutar los hallazgos preliminares y evaluar más
precisamente el potencial beneficio del probiótico en niños autistas. (Arnold, 2019)
El segundo estudio, realizado por Yen-Wenn Liu y sus colegas en 2019, fue un ensayo clínico doble
ciego, aleatorizado, controlado con placebo y de mayor tamaño muestral (n=100). Los participantes
tenían edades comprendidas entre 7 y 15 años, pero finalmente solo 71 niños completaron el estudio
(ninguno abandonó debido a reacciones adversas al probiótico). Los niños seleccionados para este
estudio fueron diagnosticados con Trastorno del Espectro Autista (TEA) siguiendo los criterios del
DSM-5. De los sujetos, 36 fueron asignados al grupo de tratamiento con el probiótico Lactobacillus
plantarum PS128, y 35 fueron asignados al grupo de tratamiento con placebo. Ambos tratamientos
tuvieron una duración de 4 semanas. (Yen-Wenn, 2019)
Al analizar las escalas utilizadas, no se observaron diferencias significativas entre el grupo control y
el grupo tratado con el probiótico, excepto una ligera mejoría en las escalas CGI-S (gravedad de la
enfermedad) y CGI-I (mejoría global). Sin embargo, al dividir los resultados por grupos de edad, se
observó que los niños en edad escolar (7-12 años) mostraron mejoras en las puntuaciones de
algunos aspectos del TEA, como se reflejó en las escalas CBCL (Escala de Comportamiento
Infantil) y SNAP-IV (Sistema de Evaluación de Síntomas para Niños-IV). (Yen-Wenn, 2019)
Los probióticos utilizados en ambos estudios son diferentes. VISBIOME® consiste en una
combinación de 8 agentes probióticos distintos, mientras que Lactobacillus plantarum PS128 es un
único agente probiótico. Sin embargo, es importante destacar que L. plantarum está presente en la
composición de VISBIOME® (Kang, 2017), lo que los hace relativamente comparables en
términos de sus componentes.
Además, los resultados de ambos estudios son consistentes. En el estudio de Eugene Arnold, los
niños tenían edades comprendidas entre 3 y 12 años (Arnold, 2019), lo cual coincide con el grupo
de edad en el que el análisis de Yen-Wen Liu encontró mejoras después de la administración del
probiótico (en los niños en edad escolar) (Yen-Wenn, 2019).
Existen varias vías comúnmente empleadas para llevar a cabo el trasplante fecal. Estas incluyen la
vía de colonoscopia, la vía nasogástrica, la administración de enemas, la combinación de varias
vías, y la vía nasoyeyunal. Cada una de estas vías tiene sus propias ventajas y consideraciones, y la
elección de la vía depende de diversos factores, como la situación clínica y las preferencias del
paciente y del médico. (Rodriguez de Santiago, 2015).
En el estudio realizado por Dae-Wook et al. En 2017, se llevó a cabo un ensayo clínico abierto y no
ciego con 18 niños diagnosticados con Trastorno del Espectro Autista (TEA) según la evaluación
ADI-R, y se utilizó un grupo control de 20 niños con desarrollo neurotípico. Los participantes
tenían edades comprendidas entre los 7 y los 16 años. (Kang, 2017)
Para la preparación del trasplante fecal, se administró Vancomicina durante 14 días, seguida de
MoviPrep® (un laxante a base de polietilenglicol) y omeprazol (Pilosec®) a partir del día 12 de la
administración de Vancomicina. Posteriormente, se administró la microbiota fecal durante 8
semanas. (Kang, 2017)
En 2019, los sujetos originales del estudio aceptaron ser reevaluados para determinar la eficacia a
largo plazo del tratamiento. El objetivo era determinar si mantenían las mejoras obtenidas o si
volvían a situaciones basales. Los resultados encontrados mostraron que, dos años después de
finalizar el tratamiento, el GSRS (escala de síntomas gastrointestinales) se redujo en un 58% desde
el inicio del estudio. Además, los días con deposiciones anormales se redujeron en un 26%, lo que
17
indica una mejoría sostenida de los síntomas gastrointestinales dos años después del tratamiento
(Kang, 2019)
En cuanto a los síntomas relacionados con el TEA, la escala CARS se redujo en un 47% desde el
comienzo del estudio. Inicialmente, el 89% de los participantes se encontraba en el rango severo de
la escala SRS, mientras que en 2019 sólo el 47% se ubicó en ese rango. En la escala ABC, las
puntuaciones fueron un 35% más bajas, lo que indica una mejoría en los síntomas del TEA.
Además, la escala VABS mostró una mejora continua a lo largo de los años, lo que sugiere que el
tratamiento también tuvo un impacto positivo en los síntomas del TEA a largo plazo (Kang, 2019)
Los responsables del estudio encontraron una correlación entre los síntomas gastrointestinales y los
síntomas nucleares del TEA en los niños (prueba de correlación de Spearman, p <0,005 y >0,7 de
dos colas). A diferencia de otros tratamientos, el trasplante fecal indujo una mayor diversidad de
microbiota en las muestras de heces dos años después del tratamiento (Kang, 2019)
18
III. PLANTEAMIENTO Y DELIMITACIÓN DEL PROBLEMA
19
IV. MATERIALES Y MÉTODOS
20
la microbiota podría influir en diferentes fases del desarrollo del TEA y cómo las
intervenciones podrían tener efectos a lo largo de estas etapas.
3) El trabajo se centra en alternativas de tratamiento relacionadas con la microbiota
intestinal, entonces al incluir estudios que investigan el uso de prebióticos,
probióticos y trasplante fecal, amplio la visión de posibles intervenciones que
podrían influir en la microbiota intestinal,. y por ende, en los síntomas del TEA.
Permite una revisión más integral y actualizada de las terapias.
4) El campo de investigación sobre microbiota y autismo es relativamente nuevo,
limitar los estudios a los últimos 10 años permite que la revisión se base en
investigaciones recientes y relevantes y evitar la inclusión de estudios que puedan
estar desactualizados en términos de metodología.
5) Incluir estudios en inglés y español, permite que la revisión sea más completa y
abarque una variedad más amplia de fuentes, hay más probabilidad de abarcar la
mayor cantidad de investigaciones relevantes.
21
GALEANO MARTINA
“EL PAPEL DE LA MICROBIOTA EN EL AUTISMO: EXPLORACIÓN DE POSIBLES TRATAMIENTOS
TERAPÉUTICOS”
V. RESULTADOS
Se partió de 302 artículos totales en la búsqueda, luego se eliminaron artículos por no cumplir con
los criterios de elegibilidad
Se eliminaron 4 artículos que no cumplían con una antigüedad no mayor a 10 años, se eliminaron
240 artículos ya que no eran estudios en edad pediátrica, se eliminaron 5 estudios que no cumplían
con los idiomas ingles y español, se eliminaron 39 estudios que no eran ensayos clínicos sobre el
uso de probióticos, prebióticos y trasplante fecal; con la eliminación de los artículos que no
cumplen con los criterios de inclusión , quedo un total de =14 artículos; que a su vez se eliminaron
2 por estar duplicados, y se eliminaron 4 por no tener texto completo. Por lo que quedaron 8
artículos elegibles para la realización de la revisión.
22
Fig 1. Diagrama de elección de estudios. Elaboración propia
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GALEANO MARTINA
“EL PAPEL DE LA MICROBIOTA EN EL AUTISMO: EXPLORACIÓN DE POSIBLES TRATAMIENTOS
TERAPÉUTICOS”
VI. DISCUSIÓN
SELECTIVIDAD ALIMENTARIA
La selectividad alimentaria, una característica común en individuos con TEA, podría estar
vinculada a la interacción entre la microbiota y el sistema nervioso central (Zimmer et al., 2012)
Uno de los aspectos destacados es la variedad de factores que pueden contribuir a la selectividad
alimentaria en personas con TEA. Entre ellos, se incluyen factores físicos, como disfunciones
sensoriales, problemas de coordinación oral y complicaciones gastrointestinales. Estos factores
pueden influir en la percepción y la tolerancia a ciertos alimentos, lo que a su vez conduce a
patrones alimentarios restringidos (Zimmer et al., 2012)
Además de los factores físicos, los patrones de comportamiento rígidos y los intereses limitados
comunes en el TEA también pueden jugar un papel importante en la selectividad alimentaria. Los
individuos con TEA pueden ser resistentes al cambio y tienden a aferrarse a rutinas y preferencias
específicas, lo que se refleja en su elección de alimentos (Siles, 2016)
24
Aunque se han realizado avances en la comprensión de la selectividad alimentaria en personas con
TEA, aún queda mucho por descubrir. Las razones detrás de esta conducta no se comprenden
completamente y podrían variar de un individuo a otro. Esto abre la puerta a futuras investigaciones
que puedan arrojar luz sobre los mecanismos subyacentes y las estrategias efectivas de intervención
(Siles, 2016)
En este sentido, la terapia dirigida a la microbiota podría tener un impacto positivo en la aceptación
de una gama más amplia de alimentos, mejorando así la calidad de vida de las personas con TEA y
sus familias (Siles, 2016)
PREBIÓTICOS
La mejora observada en la calidad del sueño, con un aumento promedio de una hora de sueño, es un
hallazgo importante. El sueño es un factor crítico en el desarrollo y el comportamiento de los niños,
y las dificultades para conciliar el sueño o mantener un patrón de sueño regular son comunes en los
niños con TEA. La mejoría en este aspecto es un resultado positivo que merece atención (Grimaldi
– Gibson, 2018)
A pesar de las mejoras en los síntomas gastrointestinales, ninguno de los estudios encontró
diferencias significativas en la composición de la microbiota intestinal después del tratamiento con
prebióticos. Esto plantea interrogantes sobre cómo exactamente los prebióticos están influyendo en
la mejora de los síntomas gastrointestinales. Es posible que los efectos estén más relacionados con
la función y la salud de la microbiota que con su composición. (Grimaldi – Gibson, 2018)
Es importante tener en cuenta que la microbiota intestinal es un sistema altamente complejo y que
los cambios pueden ser sutiles o requerir un período de tiempo más largo para manifestarse.
25
Además, los estudios pueden variar en la duración del tratamiento y el seguimiento, lo que podría
influir en la capacidad de detectar cambios significativos. (Grimaldi – Gibson, 2018)
Los resultados del estudio de Grimaldi y Gibson (2018) sugieren que los prebióticos pueden tener
un impacto positivo en los rasgos psicológicos y comportamentales del TEA. Se observó una
mejora en la escala de habilidades sociales y el comportamiento antisocial. Esto es intrigante y
apunta hacia la posibilidad de que los prebióticos puedan influir en aspectos más amplios del
funcionamiento de los niños con TEA. (Grimaldi – Gibson, 2018)
Sin embargo, es importante señalar que estos efectos no se tradujeron en mejoras significativas en
los síntomas nucleares del TEA, como la comunicación social y la repetición de patrones de
comportamiento. Esto sugiere que los prebióticos pueden tener un impacto en aspectos relacionados
con el bienestar general, pero su capacidad para tratar directamente los síntomas centrales del TEA
sigue siendo incierta. (Grimaldi – Gibson, 2018) (Sanctuary; Kain, 2019)
Es esencial destacar que los dos estudios tienen diferencias significativas en cuanto a los prebióticos
y probióticos utilizados y los diseños de los estudios. Estas diferencias pueden influir en los
resultados y en la interpretación de los efectos de los prebióticos en el TEA. Además, la
variabilidad en la muestra de participantes y el tamaño muestral limitado pueden haber afectado la
capacidad para detectar diferencias significativas. (Grimaldi; Gibson, 2018) (Sanctuary; Kain,
2019)
PROBIÓTICOS
Los probióticos, microorganismos vivos que ejercen efectos beneficiosos en la salud, han ganado
interés en la investigación médica debido a su potencial para influir en la microbiota intestinal y,
por ende, en la función del sistema digestivo. El texto presenta dos estudios, uno a cargo de Eugene
Arnold y otro dirigido por Yen-Wenn Liu, que investigaron el uso de probióticos en niños con
TEA. Ambos estudios ofrecen una visión intrigante sobre la posible relación entre los probióticos y
el TEA, a pesar de que sus resultados no arrojaron diferencias estadísticamente significativas en
todas las escalas de evaluación. (Arnold, 2019) (Yen- Wenn, 2019)
26
junto con la falta de efectos adversos relacionados con el probiótico, sugiere que el probiótico
(VISBIOME®) puede tener un impacto positivo en los síntomas del TEA. La necesidad de replicar
este estudio con un tamaño de muestra más grande es fundamental para obtener resultados más
sólidos y concluyentes. La falta de significancia estadística puede deberse en parte al tamaño de la
muestra relativamente pequeño y la variabilidad en la respuesta de los participantes. (Arnold, 2019)
El segundo estudio, conducido por Yen-Wenn Liu y sus colegas en 2019, fue más amplio en
términos de tamaño de muestra y duración del tratamiento. A pesar de que tampoco se encontraron
diferencias significativas en todas las escalas de evaluación, se observaron mejoras en ciertos
aspectos del TEA, particularmente en los niños en edad escolar (7-12 años). Esto plantea la
posibilidad de que el efecto de los probióticos en los niños con TEA puede variar según la edad, lo
que podría ser un área de investigación interesante para futuros estudios. (Yen-Wenn, 2019)
Es importante destacar que los probióticos utilizados en estos dos estudios eran diferentes.
VISBIOME® consiste en una combinación de múltiples agentes probióticos, mientras que
Lactobacillus plantarum PS128 es un único agente probiótico. Sin embargo, se ha señalado que L.
plantarum está presente en la composición de VISBIOME®, lo que los hace relativamente
comparables en términos de sus componentes. Esta similitud en los resultados a pesar de las
diferencias en los probióticos utilizados sugiere que podría haber un componente fundamental
común en ambos que contribuye a las mejoras observadas. (Arnold, 2019) (Yen-Wenn, 2019)
En última instancia, los resultados de estos estudios subrayan la necesidad de una mayor
investigación en este campo. Los probióticos podrían ofrecer una intervención prometedora y
segura en el tratamiento de niños con TEA. Sin embargo, se necesita un enfoque más riguroso, con
tamaños de muestra más grandes y estudios de más larga duración, para obtener resultados
concluyentes y establecer protocolos de tratamiento efectivos. (Arnold, 2019) (Yen-Wenn, 2019)
27
La interacción entre el intestino y el cerebro, a través de la microbiota intestinal, es un área de
investigación en constante expansión. Los resultados de estos estudios ofrecen una visión inicial y
alentadora de cómo los probióticos podrían influir en esta conexión y posiblemente aliviar algunos
de los síntomas asociados con el TEA. La investigación futura en este campo tiene el potencial de
brindar una comprensión más profunda de los mecanismos subyacentes y, en última instancia,
mejorar la calidad de vida de los niños con TEA y sus familias. (Arnold, 2019) (Yen-Wenn, 2019)
TRASPLANTE FECAL
El estudio de Kang et al. (2017) presenta hallazgos prometedores con respecto a la eficacia del
trasplante fecal en niños con TEA. Los resultados indican una mejoría significativa en los síntomas
gastrointestinales, con una disminución del 82% en las puntuaciones de la escala GSRS. Esta
mejora se alinea con la idea de que la disbiosis intestinal puede estar relacionada con los síntomas
gastrointestinales observados en algunos niños con TEA (Kang, 2017)
Además, se observó una mejora promedio del 22% en las puntuaciones de la escala CARS, que
evalúa los síntomas relacionados con el TEA. Estos resultados sugieren que el trasplante fecal
podría tener un impacto positivo en los síntomas centrales del TEA, aunque es importante destacar
que los autores no especificaron en qué medida mejoraron las puntuaciones en las escalas SRS y
ABC (Kang, 2017)
El estudio de seguimiento realizado en 2019 por Kang et al. es de particular importancia, ya que
revela la sostenibilidad de las mejoras obtenidas después del trasplante fecal. Dos años después del
tratamiento, se observó una disminución del 58% en las puntuaciones de la escala GSRS desde el
inicio del estudio. Esto sugiere que las mejoras en los síntomas gastrointestinales persistieron en el
tiempo, lo que es alentador para los niños con TEA y sus familias (Kang, 2019)
En cuanto a los síntomas relacionados con el TEA, se encontró una disminución del 47% en las
puntuaciones de la escala CARS desde el inicio del estudio. Además, se observó una reducción
significativa en las puntuaciones de las escalas SRS y ABC, indicando mejoras sostenidas en los
síntomas del TEA (Kang, 2019)
La correlación identificada entre los síntomas gastrointestinales y los síntomas nucleares del TEA
es un hallazgo importante, ya que sugiere que el tratamiento del sistema digestivo podría estar
relacionado con la mejora en los síntomas del TEA. Además, la mayor diversidad de microbiota en
28
las muestras de heces dos años después del tratamiento es un indicio de la estabilidad de los efectos
del trasplante fecal en la microbiota intestinal de los niños con TEA (Kang, 2019)
A pesar de estos resultados alentadores, es importante destacar que los estudios mencionados son
relativamente pequeños y abiertos, lo que puede introducir sesgos potenciales. Por lo tanto, se
necesita una investigación adicional con muestras más grandes y diseños de estudio más rigurosos
para confirmar la eficacia del trasplante fecal en el tratamiento del TEA (Kang, 2017) (Kang, 2019)
Asimismo, se deben investigar con mayor profundidad los mecanismos subyacentes que vinculan la
microbiota intestinal con los síntomas del TEA. Esto podría abrir la puerta a enfoques terapéuticos
más específicos y personalizados.
El trasplante fecal emerge como una opción de tratamiento prometedora para niños con TEA, ya
que los resultados indican mejoras tanto en los síntomas gastrointestinales como en los síntomas
relacionados con el TEA, con efectos sostenidos a largo plazo. No obstante, se necesitan más
investigaciones para confirmar estos hallazgos y comprender mejor los mecanismos involucrados.
Este enfoque podría tener un impacto significativo en la calidad de vida de los niños con TEA y sus
familias (Kang, 2017) (Kang, 2019)
29
VII. CONCLUSIÓN
30
VIII. RECOMENDACIONES
A pesar de los avances logrados en la investigación, existen diversas áreas que requieren una mayor
exploración y análisis para enriquecer nuestra comprensión de la relación entre el autismo y la
microbiota intestinal. Como la realización de estudios con tamaños de muestra más grandes y la
colaboración entre múltiples centros de investigación permitiría obtener resultados más robustos y
generalizables, esto sería fundamental para confirmar la relación entre el autismo y la microbiota y
sus efectos terapéuticos; Futuras investigaciones podrían dirigirse hacia la identificación de los
mecanismos moleculares subyacentes que conectan la microbiota intestinal con los síntomas del
TEA. Se podría investigar la presencia de biomarcadores específicos y evaluar las implicaciones
genéticas en esta relación; Explorar la diversidad de la microbiota intestinal en pacientes con TEA
podría revelar subgrupos con características microbiológicas únicas. Esto permitiría una
personalización más precisa de las terapias; También el seguimiento a largo plazo en una
investigación que analice la durabilidad de las mejoras observadas en los pacientes tratados con
terapias, como los trasplantes fecales, es esencial ya que pueden evaluar el mantenimiento de los
beneficios terapéuticos con el tiempo; por último, Considerando que el autismo se diagnostica en la
infancia, la investigación centrada en la microbiota intestinal en niños con TEA podría arrojar luz
sobre cómo los factores de desarrollo influyen en esta relación.
31
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GALEANO MARTINA
“EL PAPEL DE LA MICROBIOTA EN EL AUTISMO: EXPLORACIÓN DE POSIBLES TRATAMIENTOS
TERAPÉUTICOS”
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“EL PAPEL DE LA MICROBIOTA EN EL AUTISMO: EXPLORACIÓN DE POSIBLES TRATAMIENTOS
TERAPÉUTICOS”
X. ANEXO
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“EL PAPEL DE LA MICROBIOTA EN EL AUTISMO: EXPLORACIÓN DE POSIBLES TRATAMIENTOS
TERAPÉUTICOS”
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“EL PAPEL DE LA MICROBIOTA EN EL AUTISMO: EXPLORACIÓN DE POSIBLES TRATAMIENTOS
TERAPÉUTICOS”
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“EL PAPEL DE LA MICROBIOTA EN EL AUTISMO: EXPLORACIÓN DE POSIBLES TRATAMIENTOS TERAPÉUTICOS”
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“EL PAPEL DE LA MICROBIOTA EN EL AUTISMO: EXPLORACIÓN DE POSIBLES TRATAMIENTOS
TERAPÉUTICOS”
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