TFG G3522
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Introducción …………………………………………………………………………... 1
Justificación …………………………………………………………………………… 2
Bibliografía …………………………………………………………………………….. 48
Anexos ………………………………………………………………………………….. 50
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INTRODUCCIÓN.
El presente trabajo de fin de grado tiene como objetivo mostrar la importancia de las emociones
en la Educación Infantil trabajadas a través de la psicomotricidad. Para ello, partiremos del origen
y la evolución de ambos conceptos: la psicomotricidad y las emociones; sin olvidar, que el fin
último de la educación es el desarrollo integral del niño/a. Las emociones están presentes a lo
largo de nuestra vida, su papel es necesario para la construcción de la personalidad y el desarrollo
de la interacción social. Pero, ¿y la psicomotricidad?, ¿Se puede educar a través de ella?
La psicomotricidad no es solo un medio por el cual el alumnado hace ejercicios físicos sin ningún
fin en concreto, sino que es mucho más. La educación poco a poco va evolucionando con el
objetivo de alcanzar aprendizajes significativos y globalizadores, y ¿por qué no intentarlo a través
de la psicomotricidad? El desarrollo psicomotor, aparte de ser totalmente necesario, pretende
desarrollar todas las áreas del curriculum de Educación Infantil, no solo centrarse en el ejercicio
físico del niño/a. Consideramos que si se trabaja la psicomotricidad desde edades tempranas,
podremos motivarles y enseñarles de una manera diferente.
Tal y como nos dice Piaget, la inteligencia del niño se construye a través de las experiencias y
actividades motrices. Por consiguiente, en la etapa de Educación Infantil, los niños y niñas
aprenden mediante la experiencia del mundo que les rodea, es decir, aprenden sintiendo, jugando,
experimentando, etc. Por todo ello, este trabajo pretende dejar un poco de lado las fichas, los
libros de texto, los pupitres, las sillas,… y centrarnos más en el proceso de aprendizaje de las
emociones por medio de la actividad física.
Asimismo, es necesario trabajar correctamente las emociones, ya que pueden llegar a producir
dificultades en el aprendizaje, de ahí la importancia de dotar a los niños y niñas con herramientas
adecuadas para poder intervenir y expresar sus emociones.
JUSTIFICACIÓN.
La elección del tema Las emociones en la Educación Infantil trabajadas a través de la
psicomotricidad, pretende dotar a los alumnos/as, del segundo ciclo de Educación Infantil, de las
competencias emocionales necesarias mediante la utilización de la psicomotricidad. Se debe a
que nos hemos dado cuenta de la importancia del tema, así como de la poca relevancia que ha
tenido hasta finales del siglo XX.
Consideramos que tanto la Educación Emocional como la psicomotricidad, son aspectos que se
pueden trabajar de forma complementaria, por lo que nos hemos propuesto el reto de llevarlos a
cabo conjuntamente en el aula de Educación Infantil.
Por ello, la psicomotricidad contribuye al desarrollo físico, afectivo, intelectual, social y moral de
los niños y niñas y esto, justifica la función que tiene la psicomotricidad. Deberán respetar las
características propias del crecimiento y el aprendizaje de los niños y niñas. Para ello, se partirán
de los conocimientos previos, necesidades y motivaciones, se propiciará la participación activa y
se estimularán sus potencialidades, facilitando su interacción con los iguales y con el medio social
y natural que les rodea.
¿Dónde reside la innovación de este TFG? La respuesta está en añadir la Educación Emocional a
la Educación Infantil, concretamente en el ámbito de la psicomotricidad, presentándola como una
materia curricular indispensable para el desarrollo integral del niño/a. Puesto que el juego es el
eje metodológico de la Educación Infantil, debemos plantear las actividades de psicomotricidad
como un momento de juego, en el que el niño/a se divierta, desarrolle y progrese en todas sus
habilidades motrices tanto básicas, como específicas, y le ayude a potenciar la socialización con
personas de su misma edad.
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A su vez, Goleman (1996), en su libro Inteligencia Emocional, señala que la emoción se refiere
a los sentimientos, los pensamientos, los estados biológicos, los estados psicológicos y el tipo de
tendencias a la acción que lo caracterizan. Apoyándonos en la definición que señala Goleman,
para trabajar las emociones en un aula de Educación Infantil, se deberá hacer énfasis en los
sentimientos, pensamientos o estados psicológicos del alumnado.
La emoción es una tendencia o un impulso a actuar de una determinada manera. Según Bisquerra,
la emoción es “un estado complejo del organismo caracterizado por una excitación o perturbación
que predispone a una respuesta organizada. Las emociones se generan habitualmente como
respuesta a un acontecimiento externo o interno”. (Bisquerra, 2000, p.61).
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Cuando se produce una emoción, según Bisquerra (2000), se origina una secuencia de procesos
que parten de:
La mayoría de los autores consideran que las emociones se pueden clasificar en diferentes tipos.
Es decir, las emociones están en un eje que va desde las cosas que nos causan placer hasta las que
nos producen displacer. Bisquerra (2009) clasifica las emociones en:
- Emociones positivas: son aquellas emociones agradables, se vivencian cuando se logran unos
objetivos propuestos. Como por ejemplo, la alegría, la felicidad o el amor.
- Emociones negativas: hacen referencia a las emociones desagradables que producen malestar
o dificultad, se experimentan ante una amenaza, pérdida, etc. Como son, el asco, la ira, el
miedo, el fracaso o la ansiedad.
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Lazarus (1991) y Varela (2006), afirman que las emociones pueden ser positivas, negativas o
neutras:
- Las emociones positivas, como son: la alegría, estar orgulloso, el amor, el afecto, el alivio y
la felicidad.
- Las emociones negativas, se refieren al miedo, la ira, la ansiedad, la culpa, la vergüenza, la
envidia, los celos, etc.
- Las emociones neutras o ambiguas: son aquellas que no son ni positivas ni negativas, como
por ejemplo: la sorpresa, la esperanza o la compasión.
A la hora de clasificar las emociones, Ekman, señala que “conviene pensar en las emociones en
términos de familias o dimensiones” (Goleman, 1997:442), por ello, consideran que las
principales familias son:
- Alegría: emoción que se experimenta cuando algo te produce felicidad, bienestar, tranquilidad
o gratitud.
- Tristeza: emoción que generalmente surge ante perdidas, está ligada a la pena, la melancolía,
y la soledad.
- Ira: la unión de sentimientos negativos como la rabia, el enojo, la furia, el odio, la
exasperación o la indignación.
- Sorpresa: es una alteración emocional causada por un sobresalto, asombro o desconcierto, y
cuya duración es muy breve.
- Vergüenza: sentimiento de pérdida de dignidad, de humillación, de pesar o de remordimiento.
En base a los autores anteriormente citados, entendemos que la intensidad con la que se vivencia
una emoción, depende de la persona y de las circunstancias en que se dé dicha emoción. Por otro
lado, Bisquerra (2009), en su clasificación se fundamenta si las emociones aportan bienestar o no,
es decir, si expresas una emoción negativa no te aportaría bienestar, pero una emoción positiva,
si te aportarían bienestar.
En la etapa de Educación Infantil este aspecto es muy importante ya que no todas las emociones
tienen la misma intensidad ni se pueden abordar de la misma manera, por ello, los/as docentes
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deben tener presente en qué momentos se han de abordar las emociones y qué objetivos se
pretenden conseguir.
Las emociones cumplen una serie de funciones (Bisquerra 2009:70) como son:
- Miedo: impulsar la huida ante algún peligro real e inminente para asegurar la supervivencia.
- Ansiedad: estar en atención vigilante a lo que pueda ocurrir. Hay peligros potenciales o
supuestos.
- Ira: hace referencia a impulsividad agresiva.
- Tristeza: no hacer nada. Reflexionar y buscar nuevos planes.
- Asco: rechazar sustancias que pueden ser perjudiciales para la salud.
- Alegría: continuar con los planes, ya que han funcionado hasta el logro de los objetivos.
- Amor, enamoramiento: sentirse atraído por otra persona que asegura la continuación de la
especie.
Partiendo de las funciones señaladas por Bisquerra (2009), queremos destacar la importancia que
tiene controlar cada una de las emociones en Educación Infantil, pues nos muestra cuáles son los
aspectos más importantes de cada una.
Para Mora (2008), las emociones desempeñan algunas funciones, que se pueden agrupar en siete
apartados:
1. Sirven para protegernos de estímulos perjudiciales y nos ayudan a lograr estímulos que nos
producen placer para mejorar nuestra calidad de vida.
2. Hacen que las respuestas que nos producen sean útiles y flexibles. Esto permite a la persona
tener diversas alternativas ante cualquier circunstancia.
3. Sirven para “alertar” al individuo ante algo específico; se originan reacciones en el cuerpo
como gestos (sonrisa, llanto, vómito, etc.), generando una activación de muchos de los
sistemas del organismo: cerebrales, metabólicos, respiratorios, etc.
4. Mantienen la curiosidad y el interés por el descubrimiento de lo nuevo. De esta forma nos
sentimos seguros y nos lleva a explorar lo que no conocemos.
5. Sirven como lenguaje para poder comunicarnos unos con otros. Es un componente social muy
importante, ya que se crean lazos emocionales.
6. Sirven para recordar relatos de una manera más práctica. Es decir, los acontecimientos,
castigos o premios emocionales que nos ocurren en nuestra vida, no los olvidamos con
facilidad sino que los tenemos más presentes.
7. Las emociones y los sentimientos son elementos muy importantes a la hora de razonar.
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Las emociones cumplen un papel primordial a la hora de tomar decisiones. Así pues, entendemos
que las emociones son la base sobre la que inciden casi todas las funciones del cerebro. Es decir,
pensamos con significados emocionales, agradables o desagradables, alegres o tristes, etc. Por
ello, es importante, que desde edades tempranas el profesorado, a través de las emociones, trabaje
la toma de decisiones. Un niño/a no va a razonar de la misma manera cuando está enfadado que
cuando se encuentra en un estado de euforia. La emoción (miedo, alegría, sorpresa, etc.), afecta a
la decisión, ya que juega un papel principal en la toma de decisiones.
Galton en 1885, (como se citó en Dueñas, 2002), fue de los primeros investigadores que se centró
en el estudio del término de Inteligencia Emocional (IE). Entendía la inteligencia como la
habilidad que tiene todo tipo de actividad cognitiva. Estudió las “diferencias individuales” del ser
humano y a raíz de estas investigaciones, en Francia, Alfred Binet, (como se citó en Dueñas,
2002) en 1905, elaboró junto con Théodore Simon la escala de inteligencia, un instrumento para
evaluar la inteligencia de los niños/as.
Gardner en 1983, (como se citó en Dueñas, 2002) desarrolló una visión al concepto de la
inteligencia emocional gracias a la teoría de las inteligencias múltiples. En esta teoría, se planteó
que las personas tenemos siete tipos de inteligencia. Entre ellas, las que están relacionadas con
la competencia social y emocional, como es la inteligencia interpersonal (capacidad para
relacionarse con otras personas) y la inteligencia intrapersonal (hace referencia al conocimiento
de uno mismo).
En 1990, los psicólogos Salovey y Mayer, (como se citó en Dueñas, 2002) por primera vez
plantean el termino de Inteligencia Emocional, definiéndola como la capacidad que adquieren las
personas para controlar no solo sus sentimiento y emociones, sino también las de los demás; de
este modo podrán guiarse en el pensamiento y la acción. Además, en su modelo de procesamiento
de la información emocional, incluyen los procesos psicológicos básicos (la percepción, el
razonamiento o la atención), y los procesos más complicados de la cognición y emoción.
En 1997, Shapiro (como se citó en Dueñas, 2002) define el término de Inteligencia Emocional
como aquellas cualidades emocionales necesarias para lograr el éxito; entre ellas, podemos
incluir: la empatía, la expresión y la comprensión de los sentimientos, la independencia, la
capacidad de adaptación y de resolver los problemas, la amabilidad, el respeto, entre otras
cualidades.
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Cooper y Sawaf (como se citó en Araujo y Guerra, 2007) entienden que la Inteligencia Emocional,
es la capacidad que tiene una persona para sentir, entender y aplicar positivamente el poder que
tienen las emociones, como fuente de información, conexión e influencia. De manera que todas
aquellas vivencias que el niño/a vaya adquiriendo les ayudarán a controlar sus propias emociones
y a relacionarse con sus iguales.
Goleman en 1995 (como se citó en Dueñas, 2002), añade a la definición de Inteligencia Emocional
de Salovey y Mayer, cinco competencias principales:
- Conocer las emociones, es decir, ser conscientes de nuestras propias emociones y reconocer
el sentimiento que nos provocan en un momento concreto.
- Autocontrol y regulación de dichas emociones, refiriéndose a la habilidad para manejar los
sentimientos.
- Motivarse a sí mismo, hace referencia a encaminar las emociones hacia un logro de objetivos.
- La capacidad de ponerse en el lugar del otro, es decir, reconocer las emociones de otras
personas, ser empático.
- La habilidad para relacionarse, como por ejemplo, creando buenas relaciones con los demás.
Entendemos que para Goleman (1995), la inteligencia emocional tiene una gran importancia ya
que determina como es una persona consigo misma y con las personas con las que se relaciona,
es decir, los estados de ánimo, los sentimientos, etc. En el caso de un niño/a, le permitirá obtener
más confianza en sí mismo, mayor autocontrol emocional, iniciativa y optimismo en la realización
de actividades.
Gallego et al. (como se citó en Dueñas, 2002) destacan una amplia serie de habilidades que se
encuentran en la teoría de la Inteligencia Emocional y las presentan agrupadas en tres ámbitos:
- Habilidades cognitivas: son todas las habilidades que permiten entender los sentimientos de
los demás, respetar las diferencias de cada uno, reconocer las debilidades y fortalezas de uno
mismo, cooperar y resolver conflictos.
- Habilidades conductuales: serían las habilidades que se encuentran relacionadas con la
conducta de una persona, es decir, escuchar y comunicarse con los demás, participar en
grupos positivos de compañeros, aceptar las críticas, etc.
Entendemos que las habilidades a las que hace alusión Gallego et al. (como se citó en Dueñas,
2002) están relacionadas con las emociones, y gracias a esto, nos permitirá que en el momento de
trabajar la educación emocional con los niños/as, se podrán utilizar metodologías y recursos que
fomenten dichas habilidades, como por ejemplo, los cuentos, las canciones y la música. Por ello,
si queremos abordar la educación emocional en el aula, debemos plantearlo como un reto atractivo
para el alumnado, puesto que son un recurso lleno de posibilidades para el desarrollo infantil, que
les ayuda a fortalecer la imaginación, la creatividad, la fantasía, la sensibilidad y por supuesto las
emociones.
Consideramos importante destacar que el profesorado no sólo debe trabajar las emociones con su
alumnado, sino guiar a los niños y niñas para que logren adquirir las habilidades emocionales, las
cognitivas y las conductuales; respetando en todo momento sus diferentes ritmos de aprendizaje.
En la Inteligencia Emocional se distinguen dos modelos. Los modelos mixtos (Goleman, 2000 y
Baron, 2000), que mezclan factores emocionales con rasgos de personalidad, tales como la
persistencia, el entusiasmo o el optimismo. Y los denominados modelos de habilidad (Mayer,
Salovey y Caruso, 1999), basados en el procesamiento de la información.
Mayer y Salovey (como se citó en Fernández Berrocal, 2005) entienden la IE como una
inteligencia que se basa en la utilidad que se le da a las emociones de manera que una persona
pueda solventar problemas y así, adaptarse al mundo que le rodea. El modelo de habilidad de
Mayer y Salovey considera que la IE se forma a través de cuatro habilidades básicas que son:
Así pues, en base a lo citado anteriormente, en Educación Infantil si se pretende llevar a cabo una
educación emocional, es necesario partir de las habilidades emocionales. Podemos destacar que
existe un paralelismo entre las habilidades del modelo de Mayer y Salovey y los objetivos del
currículo del segundo ciclo de Castilla y León, ya que en ambos se establece la importancia de
reconocer y comprender no sólo los sentimientos propios, sino también los de los demás, así como
identificar y nombrar emociones, entre otros aspectos.
Como ya hemos comentado anteriormente, las emociones influyen en las personas y, en muchas
ocasiones, actuamos únicamente envase a ellas, sin dejar lugar a que sean los pensamientos los
que puedan controlarlas. La Inteligencia Emocional utiliza la razón para no dejarse dominar por
el enorme poder que tienen las emociones.
Educar la Inteligencia Emocional hoy en día se ha convertido en una tarea esencial en el ámbito
educativo. La mayoría de padres, madres y educadores/as consideran necesario que su hijos/as
y/o su alumnos/as, dominen las habilidades básicas para su propio desarrollo evolutivo y
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Podemos concluir que la Inteligencia Emocional tiene un “gran poder”. Si poseemos una alta IE,
ésta, nos va a permitir mejorar los estados emocionales de las personas y los nuestros propios.
Desde el ámbito personal, la educación socioemocional nos permite tener un buen nivel de
autoestima, conseguir el éxito académico, sentirse bien con uno mismo o superar sin dificultad
las frustraciones. Y desde el ámbito social, lograr entender los sentimientos de los demás, resolver
mejor los conflictos o presentar menos problemas de conductas, entre otros aspectos.
Consideramos que la actuación del profesional de la educación, supone una gran repercusión en
el desarrollo de las habilidades emocionales de sus alumnos/as. Es por eso, por lo que el
educador/a por un lado, debe formar a su alumnado en competencias socioemocionales y por otro,
debe formase para sentirse mejor, y educar a sus alumnos/as para que consigan una vida
emocionalmente más saludable.
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Siguiendo a López Cassá (2005), consideramos primordial la actitud del docente, porque cada día
debe facilitar a los niños/as experiencias que les permitan vivir las emociones de una forma
amplia. Las emociones no deben trabajarse únicamente en una actividad, sino que han de ser
trabajadas en cualquier momento del día y de forma continua.
Entendemos que el desarrollo de la Educación Emocional, es un proceso que está presente desde
la infancia y gracias a éste, se produce un desarrollo cognitivo que permite a su vez, un completo
desarrollo integral del niño/a.
Bisquerra en su libro La educación emocional en la práctica (2000), establece unos criterios para
tener en cuenta en la selección de contenidos de la educación emocional:
Desde nuestro punto de vista, los contenidos deben respetar los distintos ritmos de aprendizaje de
cada alumno/a, por lo que en el criterio número dos, “deben ser aplicables al grupo-clase”, se
debería tener en cuenta que no todos los niños/as logran alcanzar los mismos contenidos y al
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mismo ritmo, por lo que al considerarse necesario, se tendría que llevar a cabo adaptaciones
curriculares. Asimismo, en Educación Infantil, es necesario que una vez se hayan llevado a cabo
las actividades, se les permita a los niños/as reflexionar sobre ello, es decir, si se trabajan las
emociones, al terminar dicha actividad, el maestro/a junto con los niños/as, tendrán que poner en
común ciertos aspectos, como por ejemplo, cómo se han sentido o qué es lo que más les ha gustado
de la actividad.
Bisquerra (2000), considera que los contenidos de la Educación Emocional se pueden modificar
según la persona a la que van dirigidos (el nivel educativo, los conocimientos previos, entre otros).
Por ello, los aspectos de los contenidos a los que hace referencia son:
En cuanto a los contenidos de la Educación Emocional que señala Bisquerra (2000), estamos muy
de acuerdo con el criterio “b)”, la educación emocional requiere una metodología práctica, en la
que se realicen juegos y actividades, que permitan al niño/a conocer sus propios sentimientos, sus
posibilidades de acción, desarrollar sus capacidades afectivas y relacionarse con los demás. Por
ello, entendemos que la Educación Emocional y la psicomotricidad son aspectos que se pueden
trabajar conjuntamente. Plantearemos las actividades de psicomotricidad como un momento de
juego, en el que el niño/a se divierta, desarrolle y progrese tanto sus habilidades motrices como
emocionales y le ayude a relacionarse con el resto de compañeros/as.
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Tal y como afirma Bisquerra (2000) podemos decir que el objetivo principal de la Educación
Emocional es el desarrollo de competencias emocionales. Entendiendo las competencias
emocionales como el conjunto de conocimientos, competencias y habilidades, imprescindibles
para entender, manifestar y regular de manera positiva todo lo relacionado con las emociones.
Como se puede observar hay coincidencias entre el objetivo principal de la educación emocional,
con los objetivos del currículo de la Educación Infantil. En ambos, se dota al niño/a de
competencias físicas, intelectuales, afectivas y sociales.
La conciencia emocional, es entendida como la capacidad que tiene una persona de ser consciente
de sus emociones y las de los demás, incluyendo la habilidad para saber qué estado emocional
hay en determinados contextos. Dentro de la conciencia emocional podemos encontrarnos con
una serie de aspectos:
libremente con su cuerpo algunas emociones (alegre, triste, enfadado, etc.). En cuanto a la
regulación emocional, es la habilidad para utilizar las emociones de manera adecuada. Es decir,
ser conscientes de la relación que hay entre emoción, cognición y comportamiento; tener la
capacidad para producir sus propias emociones positivas, etc. Dentro de la regulación existen
unas microcompetencias:
En este aspecto, el educador/a tiene una labor muy importante ya que deberá transmitir a los
niños/as una actitud positiva y una motivación en lo que realiza, de esta manera los alumnos/as
lo imitarán. La competencia social es la habilidad que tiene una persona para mantener relaciones
positivas con los demás. Las microcompetencias que contiene son:
- Controlar las habilidades sociales básicas, como por ejemplo: saludar, despedirse, dar las
gracias, pedir disculpas, etc.
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- Respeto hacia los demás, el propósito de una persona de aceptar y apreciar las diferencias de
otra.
- Practicar la comunicación receptiva y expresiva, es decir, atender a los demás en la
comunicación verbal y en la no verbal, e iniciar y mantener conversaciones.
- Compartir emociones.
- Comportamientos positivos para socializarse y cooperar, como por ejemplo, realizar actos de
ayuda hacia otras personas.
- Asertividad, hace referencia a tener un comportamiento neutro entre la agresividad y la
pasividad.
- Prevenir y solucionar conflictos. Facilidad para identificar, anticiparse o afrontar cualquier
problema social o personal.
- Capacidad para gestionar situaciones emocionales. Encaminar situaciones emocionales en
contextos sociales.
En esta competencia, la sociabilización tiene una función muy importante ya que ésta, se produce
tanto en los propios niños/as con sus compañeros/as, como en el profesorado con el alumnado.
En Educación Infantil, consideramos importante llevar a cabo actividades en grupo, puesto que
son necesarias para propiciar una interacción social. Gracias a ellas, se potencian diversas formas
de comunicación y expresión de sentimientos y emociones, la relación entre iguales y actitudes
de colaboración y de ayuda. Y para terminar, estarían las habilidades para la vida y el bienestar,
que se entienden como la habilidad para tener comportamientos apropiados y responsables para
hacer frente de manera positiva a los problemas que nos presenta la vida. Como
microcompetencias se incluyen las siguientes:
Todas estas competencias son necesarias en la Educación Infantil, ya que gracias a ellas, el
alumnado tendrá la posibilidad de afrontar muchas situaciones de su vida. Desde que son
pequeños/as, hay que propiciar momentos en los que se planteen preguntas, resuelvan conflictos,
reflexionen y tomen sus propias decisiones. Siempre se deberá tener en cuenta la edad a la que
nos dirigimos. Bajo nuestro punto de vista, pensamos que es necesario que los niños/as adquieran
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poco a poco las microcompetencias que se incluyen en cada una de las competencias, porque de
esta manera, tendrán una buena base emocional, al igual que un buen desarrollo psico-afectivo.
¿Qué entendemos por agentes de la Educación Emocional? Son todas aquellas personas e
instituciones que ayudan en la puesta en práctica de una Educación Emocional: la escuela, la
familia, los iguales, y el entorno. En este caso, nos centraremos fundamentalmente en la
importancia que tienen las familias y la escuela.
Entendemos que el trabajo que tiene tanto la familia, como la escuela, ha de ser reforzado y
complementado mutuamente. Por lo que en términos generales, en la familia, en la escuela y en
la sociedad en general, es imprescindible incluir la Educación Emocional. Asimismo, no podemos
olvidar, que desde edades tempranas, un buen desarrollo emocional constituye la base necesaria
para el desarrollo integral de la personalidad, además de un aprendizaje que se pone en práctica a
lo largo de toda la vida.
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Para Bisquerra (2011), la Educación Emocional debe ser trabajada desde el sistema educativo,
dando respuesta a las necesidades sociales y evitando comportamientos como la baja autoestima
o el estrés. El objetivo principal es desarrollar competencias emocionales, para facilitar un
bienestar personal y social. Creemos que educar emocionalmente es descubrir todo aquello que
está relacionado con las emociones, mostrar actitudes empáticas e identificar, controlar y expresar
las emociones de manera correcta.
Cabe destacar que la Educación Emocional busca el bienestar personal gracias a las emociones
positivas, pero no excluye a las emociones negativas, ya que éstas, son también necesarias para
un correcto proceso evolutivo de los niños/as. La Educación Emocional, en la etapa de Educación
Infantil, debe trabajarse no solo en el entorno educativo, sino también en el de la familia, es decir,
la responsabilidad educativa que tienen ambas debe ser compartida. Es la escuela, la que tiene
que proporcionar recursos y herramientas a las familias para trabajar la Educación Emocional.
Según López Cassá (2011) los educadores/as son un referente y modelo del niño/a, por lo que
deben formarse en competencias emocionales y han de tener en cuenta los siguientes aspectos:
Así pues, debemos llevar a la práctica la Educación Emocional de manera que el alumnado
disponga de experiencias en las que vivan las emociones, las respeten y las acojan en su amplitud.
Sin olvidar el papel del educador/a, el cual debe ser formado en la práctica de la educación
emocional, favoreciendo con sus actitudes un clima de seguridad, respeto y confianza ante los
que niños/as.
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A finales del XIX y principios del XX, se empezó a plantear la idea de que el cuerpo no era físico,
si no únicamente biólogo. Por lo que, Freud, se centró en demostrar que sí que existía un vínculo
entre lo corporal y lo psíquico, creando la teoría psicosomática del ser humano (Vázquez, 1989,
como citó Mendiara Rivas, 2008). A esta idea se le suma el desarrollo de la psicología genética
cuyos máximos exponentes son Piaget y Wallon (Vázquez, 1989).
El concepto de psicomotricidad, nace de la mano de Dupré a principios del siglo XX, cuando tuvo
que trabajar con gente mentalmente enferma (Mendiara Rivas, 2008). Es decir, Dupré, estudió la
debilidad motora y se centró en la idea de que era posible volver a educar a una persona
“retrasada”, estableciendo relaciones entre lo físico y lo cognitivo. Dupré, 1925 (como citó
Mendiara Rivas, 2008), opina que:
Cuanto más se estudian los desórdenes motores en los psicópatas, más se llega a la convicción
de las estrechas relaciones que hay entre las anomalías psíquicas y las anomalías motrices,
relaciones que son la expresión de una solidaridad original y profunda entre los movimientos
y el pensamiento. (p.84)
Picq y Vayer 1969 (citado por Mendiara y Gil, 2003) entienden la educación psicomotriz como
una acción educativa que utiliza medios de la educación física con el objetivo de mejorar el
comportamiento y las acciones de los niños y niñas. Por otra parte, Jean Le Boulch, 1969 (citado
por Mendiara y Gil, 2003), crea el modelo psicocinético, el cual “se trata de un método general
de educación que, como medio pedagógico, utiliza el movimiento humano en todas sus formas.”
(p.17). A través de estas definiciones, podemos analizar la importancia que tiene una buena
educación psicomotriz. Bajo nuestro punto de vista, consideramos que es importante tener
siempre presente estos conceptos, ya que la psicomotricidad está relacionada con todo lo que
rodea al niño/a y cómo se desenvuelve ante diferentes situaciones.
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En este sentido, Wallon, (según Mendiara y Gil, 2003) ha sido uno de los psicólogos que más
significado otorgó a la psicomotricidad. En sus diferentes obras, se centró en dar a la
psicomotricidad un valor físico, afectivo y emocional. Afirmando así que, adquirir las emociones
y el tono muscular, eran los objetivos esenciales para ayudar a un niño/a no sólo a desarrollar las
competencias comunicativas, sino también a expresarse con los demás. Del mismo modo, Wallon
considera imprescindible que para que el niño/a consiga su pleno desarrollo, se necesita de la
figura de un adulto.
Por su parte, el término de psicomotricidad según la Real Academia Española (RAE), está
formada por las palabras “psico” que significa cognitividad y afectividad, y “motricidad”, que
significa movimiento. La RAE (2001) define la psicomotricidad como un procedimiento en el
cual se establece la coordinación de las funciones motrices y psíquicas. Basándonos en la
definición anterior, entendemos que la psicomotricidad no está relacionada solamente con el
desarrollo de las habilidades motrices, sino que éstas, se encuentran unidas a las capacidades
psíquicas. Es decir, se establece la unión entre el cuerpo y la mente.
Por consiguiente, creemos que la psicomotricidad, aparte de ser una técnica para desarrollar las
habilidades motrices y psíquicas, está pensada para proporcionar experiencias gratificantes en
los niños/as. En otras palabras, no sólo se debe inculcar el saber, el pensar o el hacer, sino además,
el sentir y el saber vivir. A su vez, es importante el papel del maestro/a y de la familia, los cuales,
deberán centrar la atención en el niño/a, posibilitándoles múltiples y variadas experiencias que
les permitan desarrollar el pensamiento, la inteligencia, la creatividad, la responsabilidad, la
autonomía y la organización del comportamiento. En definitiva, podemos definir la
psicomotricidad como una materia para que los niños/as, a través del juego, unidades didácticas,
proyectos, y actividades, logren desarrollar sus capacidades físicas, cognitivas, afectivas y
sociales; considerando su cuerpo como un todo, en relación a él/ella y a su entorno.
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Dentro del área de conocimiento de sí mismo y autonomía personal, queremos señalar los
siguientes aspectos relacionados con la psicomotricidad:
Respecto de los objetivos, señalar:
- Dominio sucesivo del tono muscular, el equilibrio y la respiración para que pueda descubrir
sus posibilidades motrices.
- Valoración de sus posibilidades y limitaciones motrices, perceptivas y expresivas y las de los
demás.
- Descubrimiento y confianza en sus posibilidades de acción, tanto en los juegos como en el
ejercicio físico.
Como se puede comprobar, la educación emocional y la educación psicomotriz forman parte del
currículum y están contemplados en diferentes contenidos y bloques. No se trata de conceptos
abstractos, sino que son importantes y por tanto, es necesario que se trabajen en la Educación
Infantil. Asimismo, nos parece interesante destacar que la Educación Infantil se caracteriza por
unos principios metodológicos, que a su vez, se encuentran relacionados con la Educación
Emocional y la Inteligencia Emocional, ya que la finalidad de dichos principios, es contribuir en
el desarrollo físico, intelectual, afectivo, social y moral de los niños/as. Estos principios
metodológicos, aparecen recogidos también en el Decreto 122/2007, de 27 de diciembre, por el
que se establece el currículo de Castilla y León (según el Boletín Oficial de Castilla y León):
Infantil se pueden dar muchos momentos en los que propiciar el proceso socializador de los
niños/as.
- La organización del aula. Se tendrá en cuenta la creación de espacios estéticamente agradables
que cubran las necesidades de movimientos del alumnado, espacios en los cuales se puedan
relacionar en gran grupo, en grupos más pequeños o de manera individual. Es muy importante
que en el aula existan diferentes espacios en los que trabajar, así como, tener presentes las
características del grupo en general y de cada niño/a en particular, porque no todos tienen las
mismas necesidades.
- Familia y escuela. El niño/a de estas edades, se desarrolla en dos ámbitos muy significativos:
la familia y la escuela, ambos están íntimamente relacionados. Es muy importante que ambos
agentes intercambien información y colaboren estrechamente en su desarrollo evolutivo.
- Atención a la diversidad. Aparece reflejada a nivel nacional en el Real Decreto 1630/2006,
de 29 de diciembre por el que se establecen las enseñanzas mínimas del segundo ciclo de
educación infantil, y en su artículo 8, señala:
1. La intervención educativa debe contemplar como principio la diversidad del alumnado
adaptando la práctica educativa a las características personales, necesidades, intereses y
estilo cognitivo de los niños y niñas, dada la importancia que en estas edades adquieren
el ritmo y el proceso de maduración.
2. Los centros adoptarán las medidas oportunas dirigidas al alumnado que presente
necesidad específica de apoyo educativo.
3. Los centros atenderán a los niños y niñas que presenten necesidades educativas especiales
buscando la respuesta educativa que mejor se adapte a sus características y necesidades
personales. Es imprescindible tener herramientas para poder responder a las demandas de
niños/as que presentan Necesidades Educativas Especiales (NEE).
- Conocimientos previos y ritmos de aprendizaje. Es muy importante conocer las experiencias
que aportan los niños y niñas al aula, su nivel de autonomía y de lenguaje, su dominio
psicomotor y sus habilidades manipulativas, las formas de interacción con el entorno y con
sus iguales. Consideramos que, partir de los conocimientos previos de los niños/as, es
indispensable para llevar a cabo cualquier actividad, de esta forma, conoceremos el punto de
partida de estos.
- La observación directa y el imprescindible registro de datos son los instrumentos más
adecuados para llevar a cabo la evaluación. Asimismo, el registro de datos nos permite
recoger aquellas conductas que nos permitan evaluar y extraer conclusiones.
Gracias a estos principios metodológicos en los que se apoya la Educación Infantil, nos ayudan
a la hora de trabajar la psicomotricidad de una manera muy organizada y estructurada, pues
atienden de forma general todos los pilares necesarios para esta etapa.
24
Somos conscientes que la educación no verbal y la expresión corporal, nos acompañan durante
toda la vida, pero es importante recalcar que en Educación Infantil es aún más significativo, ya
que una de las mejores vías de aprendizaje para que un niño/a pueda relacionarse y comunicarse,
es a través del cuerpo y el movimiento. Como señalaba Asín (1989) las relaciones que tiene un
niño/a durante los primeros meses, son fundamentalmente motrices, es decir, se expresan a través
del dialogo corporal influenciado por el tono y la habilidad espontánea y reactiva. En definitiva,
tanto el movimiento como el cuerpo son el medio que tiene un niño/a para expresar su mundo
afectivo y emocional.
Muchos investigadores han llegado a la conclusión de que el ser humano, en muchas ocasiones
utiliza la comunicación no verbal. Por ello, partiremos de que toda comunicación no verbal es
comunicación emocional. A través de la comunicación no verbal, utilizamos la expresión
corporal, con cualquier parte del cuerpo o la combinación de ambos. Por ello, podemos concluir
diciendo que, la Educación Emocional está estrechamente relacionada con la psicomotricidad.
Existen muchas aportaciones que contemplan la parte física y la parte emocional del ser humano
como algo unitario. Damasio en 1996 (citado por Herrero, 2000) planteó el vínculo que existía
entre el cuerpo y la mente, el sentimiento con el cuerpo, y el cuerpo con los pensamientos. Wallon
(1976) también reflejó el vínculo entre el cuerpo y la mente, para él, el tono muscular conecta lo
25
biológico con lo psicológico. Y una de las tres funciones principales que tiene el tono muscular,
es que sirve como expresión y regulación de las emociones teniendo así, una función más afectiva.
Al respecto pensamos que, para llevar a cabo una práctica psicomotriz en Educción Infantil, se
debe proponer una metodología donde el alumnado sea protagonista de la acción a través de su
cuerpo en movimiento, implicando a las emociones como parte principal de la vivencia y del
aprendizaje; de la motivación, que parte de sus necesidades, ya sea por el propio proceso evolutivo
que tenga, como de aquellas cosas que le producen deseos o temores. Y no se puede olvidar, el
respeto que debe tener el maestro/a ante el ritmo evolutivo de cada niño/a.
Por último, Ruano (2004) afirma que “el cuerpo no funciona sólo atendiendo a la dimensión física,
sino que las emociones y la mente están asociadas a su funcionamiento y es imposible separarlas”.
(p.62). Existe una estrecha relación entre el funcionamiento del tono muscular, la actitud postural,
procesos psicológicos (la percepción, el aprendizaje, el lenguaje o el pensamiento, entre otras), y
las emociones. Y por ello, el cuerpo reacciona ante diferentes estados emocionales. Por ejemplo,
nuestra musculatura dependiendo de cómo nos encontremos emocionalmente, se contraerá o se
relajará, es decir, se moverá libremente en función de la situación a la que estemos expuestos.
Por todo ello, consideramos que la psicomotricidad puede ayudarnos a trabajar las emociones
entendiendo el cuerpo en su globalidad. El cuerpo, no sólo es el conjunto de músculos, huesos y
articulaciones, sino que además, éste, nos permite pensar, sentir, escuchar, comunicarnos,
expresarnos, etc. Los objetivos que se pretenden conseguir en Educación Infantil, a través de la
psicomotricidad son: estimular a los niños y niñas para que crezcan en armonía; favorecer el
desarrollo global del individuo así como de sus potencialidades en sus aspectos sensoriomotores,
perceptivomotores y cognitivos, además de los afectivos, relacionales y sociales.
Para trabajar la educación psicomotriz el docente requiere de una formación basada en un trabajo
profundo que se fundamente en unos contenidos teóricos, una formación práctica y una formación
personal.
26
Sánchez y Llorca (2001) destacaron que el perfil del profesional de la psicomotricidad se basa en
las siguientes dimensiones:
Es importante destacar que un/a psicomotricista debe aceptar a cada niño/a tal y como es y no
como le gustaría que fuese. Por lo que supone un trabajo personal y reflexivo por parte del
psicomotricista.
b) Expresividad psicomotriz.
Para lograr un mayor análisis de expresividad, es necesario que el/la psicomotricista se adapte a
la actuación del niño/a por medio de la vía corporal y del lenguaje, de esta manera, sabrá cuáles
son sus emociones, su necesidades, su disponibilidad y además, se iniciará en la comunicación.
El/la psicomotricista debe ser consciente de que existen diferentes mediadores de comunicación,
entre ellos, se destacan: el gesto, Montagner, 1995 (según Sánchez y Llorca, 2001) que hace
referencia al papel de la imitación en el comportamiento que tienen los niño/as entre ellos; la
mímica del rostro y del cuerpo; la voz, gracias a ella y a los sonidos, se puede encuadrar y
acompañar la actividad; y por último, la mirada, considerándola como forma de comunicación,
ya que según las emociones, los sentimientos y la intención que tenga una persona, se mira de
diferentes maneras. Entendemos que para poder utilizar estos mediadores, el/la psicomotricista
27
debe ser una persona con una buena habilidad de expresión, capacitado para reencontrar el placer
del juego y favorable a las relaciones tanto de aceptación como de rechazo que puedan surgir.
Sánchez y Llorca (2001) plantean distintas estrategias de implicación, algunas de ellas son más
generales y se pueden utilizar en cualquier momento de la sesión, como por ejemplo:
El objetivo principal de todas las prácticas psicomotrices es: favorecer la autonomía del niño/a,
para lo cual, implica tomar decisiones en las intervenciones, ya que gracias a ello, se conseguirá
que los niños/as aprendan a ser dueños de sus actos, aprendan a decidir por sí solos, así como a
resolver conflictos, a hablar, a pensar y a jugar por sí mismos.
En cuanto a las estrategias más específicas, responden a diferentes momentos y juegos que se
desarrollan en la práctica psicomotriz, como por ejemplo, las normas básicas que están
establecidas dentro de la sala de psicomotricidad, el juego sensoriomotor (juego de
descubrimiento, de desinhibición), momentos de calma o actividades de representación.
La sala donde se realizan las prácticas psicomotrices es el lugar en el que transcurre toda la vida
profesional de un/a psicomotricista, por lo que la sala ha de estar distribuida de manera que sea
un lugar creativo y que les proporcione retos y descubrimientos. El/la psicomotricista a través de
la presentación de los materiales y espacios debe facilitar el deseo de jugar.
Consideramos que es importante reflexionar sobre qué objetivos se quieren alcanzar antes de
organizar la sala de psicomotricidad, ya que no debe convertirse en un espacio estructurado de
forma fija, puesto que el descubrimiento y la exploración de lo nuevo, permitirá encadenar nuevas
emociones y vivencias, así como hacer el juego sensoriomotor y simbólico más agradable y
variado. También, es útil que se disponga de un espacio de trabajo multisensorial, con estímulos
para la actividad psicomotriz, es decir, un espacio concreto para la utilización de un solo material,
28
La relación que mantiene el/la psicomotricista con el niño/a, permite descubrir y mantener
vínculos que quizá no se establecen en ningún otro lugar. Gracias a la información sobre la
expresividad psicomotriz, el/la psicomotricista conocerá al niño/a observando que es lo que hace
en la sala de psicomotricidad.
Pensamos que el principal objetivo del psicomotricista es fomentar una relación fluida, cercana y
enriquecedora. Si no se quiere que el trabajo, desde la educación psicomotriz, se convierta en una
situación aislada, hay que proporcionar una intervención y una compresión que permita conocer
al niño/a, no sólo en el ámbito psicomotriz, sino también en otros contextos educativos. De esta
manera, se podrá llegar a generar nuevas actitudes, dependiendo de los cambios que el niño/a
introduce a partir de sus vivencias y de la información que se haya podido obtener de padres y
madres u otros educadores/as.
f) Capacidad de mirarse.
La formación del psicomotricista recae tanto en el conocimiento del niño/a, como de sí mismo.
Con la mirada, el psicomotricista podrá trabajar en sus dificultades y realizar nuevas sesiones. Al
mismo tiempo, debe profundizar en las actitudes y valores en la relación que existen con los
niños/as, para que se pueda favorecer una buena acción educativa. Consideramos que ser
psicomotricista es un proceso de autoconocimiento y conocimiento de la otra persona que no
terminan nunca. Debe ser una persona respetuosa, que comprenda a los otros, que escuche y se
comunique con los demás, que esté abierta a nuevas experiencias y conocimientos que puedan ir
enriqueciendo su práctica profesional.
a) Actitud de escucha, no sólo a lo que se dice, sino a lo que se hace, y a cómo están los
demás.
b) Ser símbolo de ley de seguridad, es decir, no se trata de imponer de forma rígida las
reglas, sino de ir haciendo comprender a los niños/as progresivamente la necesidad que
tienen dichas reglas.
29
c) Ser compañero simbólico, dicho de otra manera, participar en algunas ocasiones en las
actividades, pero no como un compañero más del juego, sino para responder las demandas
de los niños y niñas y hacer evolucionar las situaciones que se presenten.
Una vez entendida la relación que existe entre la educación psicomotriz y las emociones, nos
centraremos en la etapa de Educación Infantil. Como ya hemos comentado anteriormente, es en
este momento en el que los niños y niñas aprenden a través de las experiencias y actividades
motrices propias, que les ofrece su entorno (experimentan, manipulan, prueban, juegan, etc.). Es
por ello, por lo que la educación psicomotriz utiliza como herramienta de aprendizaje los juegos.
Cuando un niño/a juega, surge la espontaneidad, se manifiestan diferentes emociones, tanto
positivas como negativas. Y gracias a esas emociones que se van creando a partir del juego,
aprenden a gestionarlas, de manera que cuando una emoción, en concreto, aparezca en un
momento determinado, en el que el niño/a no esté jugando, el mismo sabrá cómo gestionarla
porque ya la ha vivido anteriormente.
Las técnicas que se utilizan en la intervención de una sesión psicomotriz son muy variadas y
dependen de las características de los niños/as (edad, nivel madurativo, patología, preferencias),
del tipo de sesión (dirigida o vivenciada), del momento concreto y de la propia formación del
psicomotricista.
Existen varias técnicas de intervención, aunque nosotros nos centraremos en el juego, ya que es
una de las que más se utiliza cuando se trabaja con los niños/as. Partimos de que todos los juegos,
tanto los que se realizan con el cuerpo como con los objetos, tienen un papel notable en el
desarrollo psicomotor, completando los efectos de la maduración nerviosa y estimulando la
coordinación de las distintas partes del cuerpo.
El juego desde el punto de vista psicomotriz, potencia el desarrollo del cuerpo y de los sentidos,
la fuerza, el control muscular, el equilibrio, la percepción y la confianza en uno mismo, así como,
el desenvolvimiento en las actividades lúdicas.
Para Garaigordobil, 2002 (citado por Bernaldo de Quirós, 2012), el juego ayuda al desarrollo
global de la persona contribuyendo de forma relevante al desarrollo psicomotriz desde distintos
puntos de vista:
Consideramos al juego como la principal actividad social, en la cual se pueden ver claramente
reflejadas las características del pensamiento, las emociones y los sentimientos. Toda la actividad
que realiza una persona surge de la necesidad de explorar y controlar el entorno, aumentando al
mismo tiempo la motivación y la iniciativa. Asimismo, los niños/as aprenden por medio de la
observación y la imitación, permitiéndoles posteriormente que les sirva en su vida futura.
En cuanto a las clasificaciones del juego infantil, la más utilizada es la de Piaget 1996 (citado por
Bernaldo de Quirós, 2012), que lo divide en tres categorías:
Escribá 2002 (citado por Bernaldo de Quirós, 2012), sigue una serie de criterios a la hora de
utilizar los juegos en la sala de psicomotricidad:
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Apoyándonos, en el último criterio de Escribá (2002), consideramos que los niños/as cuando
juegan han de expresar sus emociones, y en este caso, un niño no va a expresar lo mismo si gana
el juego o si lo pierde. Con esto, no queremos decir que todos los juegos deban fomentar la
competitividad, pero no es conveniente que se pasen por alto este tipo de juegos.
Existen dos tipos de juegos que se realiza en la sala de psicomotricidad, los que se llevan a cabo
en las sesiones dirigidas, y lo que se llevan a cabo en las sesiones vivenciadas. En las sesiones
dirigidas, el psicomotricista selecciona los juegos que se van a desarrollar para trabajar los
objetivos propuestos. Basándonos en la clasificación del juego infantil de Piaget (1996)
comentada anteriormente, explicaremos como se llevarían a cabo los diferentes juegos,
dependiendo de la sesión que se plantee: Los juegos sensoriomotores, se utilizan en los momentos
iniciales a la sesión. Son actividades relacionadas con el cuerpo, como por ejemplo, realizar
distintos desplazamientos, o en actividades sensoriomotoras que relacionen el cuerpo con los
objetos, como por ejemplo, actividades con pelotas, aros, etc. Los juegos simbólicos, se emplean
más en la parte de la sesión que más avanzada está. En ella se pueden imitar distintos animales
experimentando diferentes desplazamientos y posturas. Y en cuanto a los juegos de reglas,
también en la segunda parte de la sesión, y cuyo objetivo principal es poner en práctica conductas
que ya están aprendidas. Por ejemplo, el pilla - pilla o juegos de relevos.
En las sesiones vivenciadas, se fomenta la actividad libre y espontánea y sin lugar a duda, el
juego es la actividad propia de los niños/as. El papel del psicomotricista, es favorecer la evolución
del juego y a partir del llamado juego libre o de distintas propuestas, afrontará los objetivos que
se propongan.
No cabe duda que, la psicomotricidad y el juego son dos elementos de gran ayuda en la educación
y terapia psicomotriz de un niño/a. Como cita Llorca y Sánchez (2003) no sólo se convierte en un
objetivo, sino en un instrumento mediante el cual se estructura la intervención.
32
Cabe destacar, que dicha propuesta ya ha sido llevada a la práctica en un centro de Educación
Infantil, por lo que hemos podido de reflexionar sobre ella y presentarla con algunas mejoras.
4.2. CONTEXTUALIZACIÓN.
El centro educativo destinatario de esta propuesta se encuentra en Valladolid. Los niveles que
imparte comprenden desde Educación Infantil hasta el último curso de Educación Primaria. Se
ubica en un contexto socio-cultural de clase media/baja, siendo el número medio de dos hijos por
familia.
El entorno en el que nos encontramos es en un aula del segundo ciclo, primer nivel (3-4 años),
con un total de 24 niños/as; en el cual, se ha llevado a cabo un propuesta de intervención de las
emociones concretamente en el ámbito de la psicomotricidad.
4.3. OBJETIVOS.
Los objetivos generales de dicha propuesta coinciden con el Decreto de Castilla y León, y son:
a) Conocer su propio cuerpo y el de los otros, sus posibilidades de acción y aprender a respetar
las diferencias.
b) Construir una imagen positiva y ajustada de sí mismo y desarrollar sus capacidades afectivas.
Los objetivos específicos que se plantean, en términos de habilidades, que esperamos que nuestro
alumnado consiga a través de las diferentes actividades que vamos a desarrollar. Por lo tanto, en
esta propuesta los objetivos específicos se enuncian en términos de “ser capaz de”:
33
1. Diferenciar los tipos de emociones (alegría, tristeza, miedo, rabia y calma) presentadas
en dicha propuesta.
2. Relacionar los bits con las emociones, como por ejemplo, la alegría con el emoticono de
la cara sonriente.
3. Desarrollar habilidades motrices y percepción de sonidos.
4. Dominar el tono muscular, el equilibrio y la respiración.
5. Entender y controlar las diferentes emociones y expresarlas por medio de la expresión
corporal.
6. Dominar el control estático y dinámico.
7. Volver a la calma después de un trabajo activo.
8. Comprender, aceptar y aplicar las reglas del juego.
9. Desarrollar actividades de confianza en sí mismo y en sus iguales para adquirir
conocimiento de forma cooperativa.
4.4. CONTENIDOS.
Los contenidos que se abordan en la propuesta parten del Decreto 122/2007 de Castilla y León:
4.5. METODOLOGÍA.
La metodología que se ha llevado a cabo ha atendido a los principios metodológicos del Decreto
122/2007 del 27 de diciembre por la que se establece el curriculum del segundo ciclo de la
Educación Infantil para Castilla y León siendo, en términos generales, los siguientes: Principio
de globalización, metodología activa y participativa, atendiendo a aprendizajes significativos y
34
Del mismo modo también considero importante la teoría del constructivismo de Brunner. De
acuerdo a esta teoría, los contenidos serán introducidos de lo general a lo particular; de lo concreto
a lo abstracto; de lo conocido a lo desconocido. De este nuevo contenido supondrá una
reestructuración del conocimiento previo.
4.6. TEMPORALIZACIÓN.
Dicha propuesta ha sido planteada para trabajarla durante el mes de noviembre, desde el día 5
hasta el 28. Las actividades han sido programadas para realizarlas concretamente en los días
señalados de psicomotricidad, pero como únicamente disponían de un ahora, me permitieron
llevarlas a cabo en el aula un día o dos a la semana.
Las actividades se han organizado en cuatro bloques. El primer bloque parte de un acercamiento
al mundo de las emociones de forma global (bloque 1: Introducción a las emociones), a
continuación, nos hemos centrado individualmente en las emociones citadas (bloque 2: Las
emociones). Posteriormente, hemos introducido un bloque a modo de repaso de todas las
emociones anteriormente trabajadas (bloque 3: Actividades de repaso), y por último, se exponen
dos actividades finales para evaluar si se han adquirido los objetivos propuestos (bloque 4:
Actividades finales).
Además, en alguna de estas actividades del acercamiento a las emociones, no sólo se parte de un
cuento o canción, sino que, tienen una justificación, es decir, utilizan el juego como pilar previo.
El motivo de esta estructura, está en poder partir de los conocimientos previos que los niños/as
tienen acerca de las emociones.
fresquito del mar. Vamos bajando poco a poco hacia la playa y vamos sintiendo el sonido de
las olas del mar. ¡Qué fresquita está el agua! Vamos a respirar muy profundamente para
llenarnos el cuerpo de aire de mar. Poco a poco nos vamos levantando”.
Temporalización: 25 minutos.
Recursos:
- Humanos: Maestro/a.
- Materiales: Bits de las distintas emociones. Cuento:
https://virginialogopeda.wordpress.com/2014/06/02/31/
- Espaciales:
Macroentorno: Centro educativo.
Microentorno: Aula de psicomotricidad
le repartirá un depresor amarillo, rojo, azul, etc., y deberán correr para pegarlo en el monstruo
correcto y volver corriendo a chocar la mano del compañero/a siguiente. (Anexo 2).
3. Vuelta a la calma: Para la vuelta a la calma mandaremos a los niños/as que se tumben en el
suelo y les pondremos una melodía que representen las diferentes emociones.
(Música): (https://www.youtube.com/watch?v=5X_85vkX6rM)
Temporalización: 45 minutos.
Recursos:
- Humanos: Maestro/a.
- Materiales: Cuento: Anna Llenas Serra (2012) El monstruo de los colores. Vasos y
depresores y reproductor de música.
- Espaciales:
Macroentorno: Centro educativo.
Microentorno: Sala de psicomotricidad.
veo, ¡menos mal! Estoy montando en el tiovivo, ¡yo solita en un platillo volante! No sabía
que una horrible bola peluda iba a atacarme “¡¡Ahhh, un extraterrestre, papá!”!, grito bien
fuerte. “¡¡¡Me quiero bajar!!!” Lo que más me gusta es el día de Halloween, cuando los
fantasmas, las brujas y los zombis salen a la calle. “¿Truco o trato?”, dicen, ¡y a mí me da
la risa! ¡Es tan divertido que te asusten monstruos de mentirijillas…! A veces, los bichos
dan miedo, aunque sean pequeños. Esta arañita puede picarme, ¡y a mí me asustan las cosas
que pinchan, como las inyecciones! A mi hermanito le pasa igual, solo que, si vamos al
médico, ¡yo intento no llorar! “Tranquilo Nico”, le digo. “Cuando yo era como tú, todo me
asustaba, ¡pero enseguida se te pasa!”. ¡Mírame en la nieve, yo solita y sin caerme! Mi
montaña de miedos se ha hecho más bajita… Si la miro desde aquí, ¡se ve muuuuy
pequeñita! ¡A lo mejor es que ya me he hecho mayor!
Temporalización: La duración de esta actividad puede variar ya que tiran de uno en uno y no
todos los niños/as encestarán a la primera. Por lo que puede durar unos 25-30 minutos
aproximadamente.
Recursos:
- Humanos: Maestro/a.
- Materiales: Balones o pelotas rojas y verdes y reproductor de música. Cuento: Jo Witek
“Mis pequeños miedos”.
- Espaciales:
Macroentorno: Centro educativo.
Microentorno: Sala de psicomotricidad.
“La postura del niño”, tendrán que apoyar los glúteos sobre los talones y estirar los brazos
hacia delante, apoyando las manos sobre el suelo. La frente deberá apoyar en el suelo
para poder relajar el cuello. Se puede mantener la postura el tiempo que se quiera.
“La postura del perro”, deberán mantener los dos pies pegados al suelo por completo, sin
levantar los talones, y la cabeza se deberá esconder entre los brazos, para no forzar el
cuello. Y mantener durante 40 segundos y levantarse despacio para no marearnos.
“La postura del árbol”, primero se hace con una pierna, doblándola y apoyándola en la
pierna que queda estirada, y luego se realizará con la pierna contraria, y deberán aguantar
la postura durante 40 segundos con cada pierna.
Y por último, “la postura del guerrero”, se realizará con la pierna de delante doblada
ligeramente hasta notar que se endurecen los cuádriceps, y la de atrás totalmente estirada.
Los dedos de los pies de la pierna delantera deberán mirar al frente, mientras que el pie
de la pierna posterior debe estar de lado. Mantener la postura con cada pierna durante 40
segundos.
3. Vuelta a la calma: Una vez terminadas las diferentes posturas del yoga, realizarán una
actividad muy sencilla que implica un poco de movimiento pero a su vez terminarán
relajándose por completo. Para ello, los niños/as jugarán a imaginar que son hielos. Al ritmo
de la música en la que se escuchará el mar, las gaviotas y demás elementos del verano, deberán
moverse por todo el espacio. Como hielos que poco a poco se van derritiendo, los niños/as irán
bajando sus cuerpos hasta acabar todos tumbados en el suelo.
(Música): https://www.youtube.com/watch?v=5X_85vkX6rM
Temporalización: 45 minutos aproximadamente.
Recursos:
- Humanos: Maestro/a.
- Materiales: Reproductor de música. Posturas de yoga: http://insayoga.com/24-posturas-
yoga-para-ninos/
- Espaciales:
Macroentorno: Centro educativo.
Microentorno: Sala de psicomotricidad.
2. Puesta en marcha: Esta actividad se divide en dos partes, en la primera parte el maestro/a
dispondrá de un xilófono, en el cual hará sonar una nota grave para representar la rabia, y una
nota más aguda para representar la tristeza. Una vez que los alumnos/as sepan discriminar
ambos sonidos, se les asignará más consignas, es decir, cuando se oiga la nota grave, los
niños/as representarán la emoción de la rabia andando a gatas por el suelo, y cuando se oiga la
tristeza, tendrán que andar cabizbajos por la sala.
Y en la segunda parte de la actividad, el maestro/a tendrá dos círculos de dos colores y cuando
vean uno rojo que representa la rabia se deberán agachar y si ven un círculo azul de la tristeza,
se tendrán que levantar.
3. Vuelta a la calma: Para finalizar la sesión, con música relajante, el maestro/a irá acariciando
uno a uno la cara con ayuda de una pluma.
(Música): https://www.youtube.com/watch?v=E70zMHpKpQU
Temporalización: 45 minutos aproximadamente.
Recursos:
- Humanos: Maestro/a.
- Materiales: Caja de los sentimientos con los emoticonos, xilófono, cartulina de color azul
y roja.
- Espaciales:
Macroentorno: Centro educativo.
Microentorno: Sala de psicomotricidad.
Recursos:
- Humanos: Maestro/a.
- Materiales: Instrumentos musicales (pandero, maracas, triángulo), plumas.
- Espaciales:
Macroentorno: Centro educativo.
Microentorno: Sala de psicomotricidad.
Desarrollo:
1. Calentamiento: Tras comenzar con nuestros ejercicios de calentamiento y haber cantado la
canción de “Buenos días para todos”, pasaremos a realizar una actividad en la que se engloben
todas las emociones aprendidas. Para ello, se colocarán muchos folios de diferentes colores en
el suelo, para jugar al Twister.
2. Puesta en marcha: Antes de comenzar la actividad, se realizará un pequeño repaso sobre
qué emociones hemos estado trabajando y a qué colores representa cada una de ellas. Para ello,
el maestro/a enseñará los bits de los monstruos de colores. Una vez hecho el repaso, les
explicará que van a jugar al twister. Según las indicaciones los niños/as deberán colocarse de
una forma u otra. Primero, el maestro/a irá dando consignas de uno en uno, es decir, nombrará
a un niño/a y le dará una indicación, como por ejemplo, que deben situarse encima de la rabia,
(de esta manera tendrá que colocarse encima del color rojo que es el que representa la rabia).
Una vez que hayan salido todos, se realizará con todo el grupo y se añadirá mayor dificultad
en las indicaciones, como por ejemplo, que coloque una mano en la tristeza y la otra en alegría.
De esta manera, no solo se evaluará en gran grupo sino individualmente.
3. Vuelta a la calma: Como actividad de relajación, los niños/as sentados en el suelo formando
un círculo, realizarán una actividad para controlar la respiración. Para ello, imaginarán que
cada uno tiene un globo que han de inflar y poco a poco desinflar, de esta manera los
alumnos/as estarán inspirando y expirando de manera relajada y poco a poco se irán relajando.
Temporalización: 45 minutos.
Recursos:
- Humanos: Maestro/a.
- Materiales: Bits del monstruo de los colores, papeles de colores, cuento.
- Espaciales:
Macroentorno: Centro educativo.
Microentorno: Sala de psicomotricidad.
por parejas para pasarse la bola, entre ellas de diferentes maneras, con la mano, con el pie, etc.
(Anexo 5).
En la segunda parte de la actividad, el maestro/a repartirá por la sala de psicomotricidad folios
de los cinco colores que representen las emociones. Los niños/as se colocarán en medio de la
sala y el maestro/a les planteará una situación, por ejemplo: “¿Cómo me siento cuando mamá
o papá me hace un regalo por portarme bien?”, a lo que deberán responder dirigiéndose al folio
del color que represente la alegría, en este caso, al folio de color amarillo. Una vez que se hayan
proyectado diferentes situaciones y los niños/as se ubiquen en el folio correcto, el maestro/a
reducirá el número de folios, de tal manera que cuando se plantee otra situación vayan más
número de niños/as al folio correcto. Gracias a esto, se crearán situaciones de conflicto, porque
todos querrán estar cerca del folio y se podrá aprovechar esas situaciones para dialogar sobre
el compañerismo, la empatía, el saber compartir, etc. Al igual que si algún niño o niña se dirige
a otro folio distinto, deberá explicar por qué considera que según la situación planteada, el
expresa la emoción escogida.
3. Vuelta a la calma: Para finalizar las once sesiones, los alumnos/as se sentarán en círculo y
se les preguntará sobre qué es lo que más les ha gustado de todas las actividades planteadas, se
enseñará de nuevo los bits de los emoticonos de las emociones así como los del cuento “El
monstruo de los colores”, despidiéndonos así, de cada una de las emociones trabajadas. Y por
último, se tumbarán en el suelo, y el maestro/a les contará el cuento “El monstruo de los
colores” con una música relajante de fondo.
Temporalización: 40-45 minutos aproximadamente.
Recursos:
- Humanos: Maestro/a.
- Materiales: Bolas y folios de colores (amarillo, negro, verde, azul y rojo), reproductor de
música y el cuento “El monstruo de los colores”.
- Espaciales:
Macroentorno: Centro educativo.
Microentorno: Sala de psicomotricidad.
4.9. EVALUACIÓN
La evaluación de esta propuesta tiene como fin la identificación de las emociones, así como la
valoración del desarrollo alcanzado por el alumnado. Siempre teniendo en cuenta que cada niño/a
tiene su ritmo y estilo de maduración, desarrollo y aprendizaje, por lo que su afectividad, sus
características personales, sus necesidades e intereses y el estilo cognitivo son elementos que
condicionan la práctica educativa.
El método para evaluar es la rúbrica de observación. En ella partiendo de cuatro niveles (siendo
el uno el más bajo y el cuatro el más elevado), se recogen los diferentes criterios necesarios para
evaluar el proceso de enseñanza-aprendizaje referente a la propuesta de intervención expuesta:
Nivel 1 2 3 4
Muestra algunos
El proceso de detalles de calidad Cubre en Se han alcanzado
Criterios aprendizaje es pero podría ser general los los objetivos
muy limitado mejorado en muchos objetivos establecidos
aspectos
Comprende e Comprende las Comprende las
No comprende Comprende las
identifica cada una de emociones pero se emociones y las
nada emociones
las emociones muestra pasivo identifica
Realiza las
actividades con un
buen tono muscular, No muestra Muestra interés pero le Muestra interés Muestra interés,
equilibrio, ningún interés cuesta involucrarse y tiene iniciativa tiene iniciativa
coordinación y la
respiración
Acepta y respeta las
reglas del juego
Nunca Rara vez Alguna vez Siempre
establecidas para
cada situación
Expresa sentimientos Produce escenas
Expresa y
y emociones por No expresa No muestra demasiado con significado y
comunica el
medio de la expresión nada esfuerzo expresa y describe
contenido
corporal el contenido
Desarrollar
actividades de
confianza en sí Alguna vez pero no
Confía en sus Confía en sus
mismo y en sus Nunca muestra interés por
posibilidades posibilidades
iguales para adquirir superarse
conocimiento de
forma cooperativa
46
CONCLUSIONES.
Las emociones cumplen muchas funciones importantes en el ser humano, por lo que es importante
saber reconocerlas y aprender a convivir con ellas, utilizándolas y gestionándolas de la mejor
forma posible. Es un proceso que necesita de un aprendizaje, que ha de realizarse tanto en el
ámbito familiar como el escolar, de ahí la importancia de colaborar con las familias, manteniendo
una comunicación fluida en la que toda acción escolar sea reforzada por las familias y viceversa.
La Educación Emocional contribuye al desarrollo integral del niño/a y es un elemento
fundamental y necesario desde la infancia. La escuela como un pilar básico para el desarrollo
emocional de los niños/as, necesita de la introducción de programas para la gestión de las
emociones a lo largo de toda la etapa educativa.
Como maestros/as no podemos olvidar que los niños/as presentan diferentes ritmos de aprendizaje
que debemos respetar, y de la misma manera, dejar que ellos mismos marquen sus límites y no
los frenaremos en su aprendizaje. El desarrollo y la comprensión de las emociones está
relacionado con un proceso continuo, en él las emociones se presentan gradualmente, de las más
simples a las más complejas. Es importante que los niños/as vivencien y descubran todo tipo de
emociones tanto las positivas, como las negativas y las neutras. La Educación Emocional no
excluye las emociones negativas, ya que son necesarias para su desarrollo evolutivo y les dotarán
de las competencias necesarias para desenvolverse y desarrollarse con éxito en el mundo que les
rodea.
Una de las maneras más comunes de expresar nuestras emociones es a través del cuerpo y el
movimiento; por lo tanto, una posible introducción de las emociones podría ser mediante la
psicomotricidad. Los niños/as en las edades a las que se dirige esta propuesta utilizan su cuerpo
para adquirir todo tipo de aprendizajes y permanecen muy receptivos a la posibilidad de
comprender lo desconocido. La adquisición de habilidades emocionales de una manera dinámica
y significativa, puede conseguirse a través del fomento de la motivación hacia el aprendizaje de
las mismas, consiguiendo así el desarrollo de una Inteligencia Emocional permanente.
Los/as maestros debemos tener en cuenta que tanto los adultos como los compañeros/as actúan
como un referente de actuación y pueden afectar en la formación de la personalidad del alumno/a.
Por ello, es importante fomentar una atmósfera de trabajo libre y no competitiva en la que el
alumnado se vea capacitado para expresar sus emociones libremente.
Respecto a la propuesta de intervención llevada a la práctica, cabe destacar dos aspectos. Por un
lado, durante el desarrollo de las diferentes sesiones el alumnado ha mostrado un alto nivel de
participación, cooperación y comprensión de los objetivos de trabajo. Por otro lado, podemos
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afirmar que una vez realizadas las actividades, los niños/as son capaces de identificar e interiorizar
las emociones presentadas y, de la misma manera, han adquirido las rutinas de trabajo propuestas.
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ANEXO nº 1.
Bloque Introducción: Las emociones. (Sesión 1. Nos adentramos al mundo de las
emociones).
ANEXO nº 2.
Bloque 2: Las emociones. (Sesión 1. Porque la alegría siempre triunfa).
Por fin, los niños consiguieron derrotar a la Los niños se muestran felices y contentos por
bruja Piruja que se fue corriendo del circo en haber superado las pruebas, haber echado a la
una escoba voladora. Así que, para celebrarlo bruja del circo y haber conseguido que todos
los niños se pusieron a bailar. estén muy felices y bailan por la sala.