Eucaristía Revisando

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 3

Eucaristía

Intimismos, individualismos, magia, merito.


Comida para todos, comida que es viatico para el camino.

La Eucaristía es Jesucristo: comunión con el misterio salvífico de su realidad


humano-divina, evidenciada en una entrega radical (palabra y hechos) en
favor de los hombres en la mesa del banquete del Reino de Dios; esta entrega
implica muerte y resurrección; significa salvación: plena comunión de Dios
con los hombres, plena comunión de los hombres con Jesús, con cada
hermano.

Se trata de un sacramento, un ritual que como creyentes creemos que canaliza


la gracia divina, como Jesús lo hizo en la última cena. Los participamos
comemos pan y vino, que creemos que literalmente se transustancian en el
cuerpo y la sangre de Jesucristo, por la acción vivificante del Espíritu Santo.

La presencia de Cristo en la Eucaristía es única en el sentido de que, aunque el


pan y el vino consagrados son en substancia verdaderamente el Cuerpo y la
Sangre de Cristo, no tienen ninguno de los accidentes o las características de
un cuerpo humano, sino sólo los de pan y vino.

La Eucaristía es un sacrificio de acción de gracias al Padre, una bendición por


la cual la Iglesia expresa su reconocimiento a Dios por todos sus beneficios,
por todo lo que ha realizado mediante la creación, la redención y la
santificación. "Eucaristía" significa, ante todo, acción de gracias.

La propia palabra Eucaristía significa dar gracias. Cuando vamos a la


celebración, vamos a dar gracias a Dios por todo lo que se nos ha dado. En
especial, vamos a dar gracias por la vida, la muerte y la resurrección de
Jesucristo. Este dar gracias es algo que hacemos juntos.

La Eucaristía, celebrada en comunidad, nos enseña la dignidad humana, nos


llama a una correcta relación con Dios, con nosotros mismos y con los demás.
Como Cuerpo de Cristo, nos envía en misión para ayudar a transformar
nuestras comunidades, barrios y el mundo.

El Sacramento de la Eucaristía es el sacrificio mismo del Cuerpo y de la Sangre


de Jesús (representado por el pan y el vino), que Él instituyó para perpetuar
en los siglos, hasta su segunda venida, el sacrificio de la Cruz, confiando así a
la Iglesia el memorial de su Muerte y Resurrección.

Nos hace crecer en el amor a nuestro prójimo. Nos fortalece en la caridad. Esta
unión personal con Jesús significa y fortalece nuestra unión con el Padre Dios
y Su Iglesia, nuestros hermanos.

La presencia real, significada, de Cristo en la Eucaristía es la creencia del


cristianismo de que Jesucristo está presente en la Eucaristía, y no meramente
un símbolo o una metáfora, sino de un modo verdadero, real y sustancial. “La
presencia de Cristo en la Eucaristía es real y sacramental: real, porque es la
realidad del cuerpo y la sangre de Cristo la que se hace presente; sacramental,
porque no se hace presente de modo físico, sino mediante una presentación
no natural, es decir, mediante las especies sensibles de pan y vino”.

Eucaristía es el sacramento que consiste en la comunión de los fieles con


Jesucristo al tomar su cuerpo y su sangre, representados en el pan y el vino
consagrados para este efecto. Es comunión de vida en el espíritu de Dios, es
comunión en la fe, esperanza y caridad, es comunión en la acción, es comunión
con toda la iglesia, con cada uno de los que hemos celebrado ser cuerpo de
Jesús en el bautismo.

En los primeros tiempos del catolicismo, se conservaba la Eucaristía de


manera privada, para entregar a los enfermos, presos y ausentes.

Sería en el año 400 d.C. cuando las constituciones apostólicas indicarían que,
luego de la comunión, se reservaran en lo que hoy vendrían a ser los
Sagrarios. En el siglo VI, con el Sínodo de Verdún, comenzarían a conservarse
en un lugar más eminente y junto a una lámpara permanentemente
encendida, como ocurre hoy día para señalarnos la presencia del Señor en el
Sagrario.

El título de este apartado habla de «inicios previos a la adoración», porque en


los primeros momentos la reserva de las especies sagradas respondía al fin de
la comunión… aún no al culto de la presencia de Cristo en la Eucaristía.

Recién a partir del s. IX comienza la adoración fuera de la misa y avanza la


devoción a la Eucaristía. Y fue con el Papa Urbano IV (1264) que comenzó a
honrarse al Santísimo Sacramento en la celebración del Corpus Christi.
Finalmente, la adoración al Santísimo más similar a lo que conocemos hoy día
tuvo lugar desde el siglo XVII.

También podría gustarte