04 Eucaristía Como Sacrificio
04 Eucaristía Como Sacrificio
04 Eucaristía Como Sacrificio
1.1.1. Es oferta
Por eso no hay que confundir la ofrenda del pan y del vino con cualquier otro
rito, gesto o smbolo que se pretenda ofrecer en la Eucarista.
1.1.2. Es comunin
Por eso decimos que el sacrificio de la misa saca todo su valor del sacrificio
de la cruz y no viceversa.
Con todo conviene recordar alguna de ellas, para poder aplicarlas en lo posible
a la catequesis y ensear lo que es y cmo es la Eucarista.
En esa doble accin estara el rito sacrificial de la separacin del cuerpo y del
alma. Tambin es una teora agradable y hermosa, pero no quiere decir que sea
suficiente para entender cmo Cristo, glorioso, resucitado, impasible, inmutable,
puede seguir siendo el sacerdote oferente de ese maravilloso sacrificio.
3. Doctrina de la Iglesia
Lo que nos interesa no es discernir teoras y explicaciones, sino averiguar lo
que la Iglesia, a la luz de la Escritura, ensea del sacrificio que ella renueva cada
da en toda la tierra.
Como sacramento es un signo, pan y vino, que se presenta ante los cristianos
como cauce de la gracia divina y parece vincularse ms al hecho de la comunin
o participacin.
Por eso interesa explorar el mismo lenguaje bblico que ayuda a entender
mejor el vnculo misterioso entre el sacramento y el sacrificio.
3.2.1 Figuras en el A. T.
San Agustn comentaba: "All apareci por vez primera el sacrificio que ahora
ofrecen los cristianos a Dios en toda la redondez de la tierra". (De civ. Dei 22)
- Se record con veneracin la institucin del sacrificio del amor, que los pri-
meros cristianos llamaron "fraccin del pan", luego se llamara cena, y
tardamente misa.
- Los cuatro relatos que nos quedan: Lc. 22. 7-20; Mt. 26. 27-29 y Mc. 14. 12-25,
junto con 1 Cor. 23-26, son lo suficientemente expresivos y claros para fundar
toda la tradicin eucarstica de la Iglesia.
De las palabras de Jess: "Haced esto en memoria ma", que son privativas del
entorno paulino (Lc. 22.19 y 1. Cor. 11.25; no en Mt. o en Mc.) se deduce que el
sacrificio eucarstico pretendi ser una institucin permanente con carcter
memorial, no slo sacrificial.
Ya la Didaj (c. 14) hace una observacin: "Reunos el da del Seor y romped
el pan; dad gracias despus de haber confesado vuestros pecados, a fin de que
vuestro sacrificio sea puro... Nadie que haya reido con su hermano debe
reunirse con vosotros hasta haberse reconciliado con l, a fin de que no se
manche vuestro sacrificio. De l dijo el Seor: En todo lugar y en todo tiempo se
me ofrecer un sacrificio puro; porque yo soy el gran Rey, dice el Seor, y mi
nombre es admirable entre las gentes". (Mal. 1. 11 y 14)"
Sin duda recoge este testimonio la misma enseanza de Jess recibida por
diversos caminos: "Si trajeres tu ofrenda al altar y recordares que tu hermano
tiene algo contra ti, deja la ofrenda sin ofrecer y vete primero a reconciliarte con
tu hermano." (Mt. 5. 23)
San Ignacio de Antioqua (+ 107) indicaba al comienzo del siglo II: "Cuidad de
no celebrar ms que una sola Eucarista, porque una sola es la carne de nuestro
Seor Jesucristo y uno solo el cliz para la reunin de su sangre; y uno solo es
el altar; y, de la misma manera, hay un solo obispo con los presbteros y
diconos." (Ep. Ef. 5. 2)
San Ireneo (+ hacia el 202) reclama el origen del sacrificio de la Misa: "El
nuevo sacrificio de la Nueva Alianza fue recibido por la Iglesia de los mismos
Apstoles y lo ofrece a Dios en todo el mundo." (Adv. haer. IV. 17.5)
3. Ministro de la Eucarista
Es evidente que el nico ministro de la Eucarista es Cristo. Es el sublime ofe-
rente de s mismo al Padre eterno. Como ministro instrumental del milagro de la
transubstanciacin y de la ofrenda conmemorativa y renovadora del sacrificio de
la cruz, est el sacerdote que ha recibido de Cristo, a travs de la Iglesia, la
gracia y el poder del Orden sacerdotal con una dimensin sacrificial, adems de
su proyeccin pastoral y evangelizadora.
Por eso decimos que slo el sacerdote ordenado vlidamente posee el poder
de consagrar el pan y el vino y convertirlo en el cuerpo y en la sangre de Cristo.
Los valdenses declaraban que todos los fieles bautizados estn capacitados
para realizar la accin sacrificial, por el Bautismo recibido por el amor de Dios.
Contra ellos sali al paso el Concilio IV de Letrn (1215) e hizo la siguiente de -
claracin: "Este sacramento solamente puede realizarlo el sacerdote ordenado
vlidamente." (Denz. 430)
Pero esos signos fueron perdiendo el eco eclesial que pudieron poseer en
otros tiempos y terminaron reemplazados por usos ms adecuados: comunin
en la mano, distribucin simultnea por rapidez, ayuno eucarstico mnimo, etc.
Es evidente que la Iglesia se acomodaba a los nuevos tiempos cuando Po XII
declar mitigado el ayuno eucarstico en la Constitucin Apostlica "Christus
Dominus", de 6 de Enero de 1953, y el Motu proprio "Sacram Communionem" del
16 de Marzo de 1957; o cuando asumi en el Vaticano II formas disciplinares ms
concordes con los tiempos modernos y con sus reclamos de mayor agilidad en
los ritos sacramentales. (Sacr. Conc. 43, 55 y 62 y C.D.C. cc. 919 a 923)
6. Sujeto de la Eucarista
La Eucarista, por su carcter sacrificial y sacramental, reclama una disposi-
cin espiritual adecuada en quien participa en ella y en quien la recibe. Todo
miembro de la Iglesia, asistente o distante, es participante en el sacrificio de la
redencin, pues por todos se ofrece. Tiene derecho, en funcin del amor uni-
versal de Jess, a acercarse a su celebracin y a su participacin.
El contacto con el sacramento, la recepcin del signo sensible del pan y del
vino, reclaman el suficiente uso de razn para saber lo que se hace, el por qu
se hace y el modo cmo se debe hacer. Esto slo se consigue cuando la
inteligencia es suficiente y la preparacin adecuada.
Cuando esa piedad lleg a ciertas exageraciones, como las promovidas por los
jansenistas, que alejaba a los fieles de la Eucarista so pretexto de respeto y
humildad, la Iglesia tambin sali al paso con las oportunas rectificaciones o
condenaciones, como la del 7 de Diciembre de 1690, que rechazaba la sentencia:
"Deben ser apartados de la comunin quienes no tiene un amor pursimo a Dios
y se hallan libres de toda impureza humana". (Denz. 1313).
Es preciso resaltar estas dimensiones para entender cules son los efectos
que produce en los creyentes y en la Iglesia.
8. ESTRUCTURA DE LA MISA
"El da que se llama da del sol tiene lugar la reunin en el mismo sitio de
todos los que habitan en la ciudad o en el campo.
Se leen las memorias de los Apstoles y los escritos de los profetas, tanto
tiempo como es posible.
Cuando el lector ha terminado, el que preside toma la palabra para incitar y
exhortar a la imitacin de tan bellas cosas.
Luego nos levantamos todos juntos y oramos por nosotros... y por todos los
dems donde quiera que estn, a fin de que seamos hallados justos en nuestra
vida y en nuestras acciones y seamos fieles a los mandamientos para alcanzar
as la salvacin eterna.
Cuando termina esta oracin nos besamos unos a otros.
Luego se lleva al que preside a los hermanos pan y una copa de agua y de
vino mezclados.
El presidente los toma y eleva la alabanza y gloria al Padre del universo, por el
nombre del Hijo y del Espritu Santo y da gracias largamente porque hayamos
sido juzgados de esos dones.
Cuando terminan las oraciones y las acciones gracias todo el pueblo
pronuncia una aclamacin diciendo: Amn
Cuando el que preside ha hecho la accin de gracias y el pueblo le ha
respondido, los que entre nosotros se llaman diconos distribuyen a todos los
que estn presentes pan, vino y agua eucaristizados y los llevan a los
ausentes." (Apologa 1 65-67 Vers. Cat. Igl. Cat. N 1345)
LITURGIA DE LA PALABRA
Lectura primera del A. T. o de las Epstolas
Salmo o Canto de meditacin
Lectura del Evangelio.
Homila
Proclamacin de la fe. Credo
Preparacin del altar.
Peticin de oracin a los fieles
Plegaria.
DESPEDIDA
Plegaria final, Bendicin y Despedida