T4-Prerrománico Español
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2º Bachillerato
TEMA 4.- El arte hispánico entre los siglos VII y X. Arte visigodo. Arte asturiano. Arte mozárabe.
Principales manifestaciones en Castilla y León.
*ESQUEMA
I. INTRODUCCIÓN
V. EL ARTE ASTURIANO
I.INTRODUCCIÓN
A lo largo del período comprendido entre el siglo V y el siglo IX, no existe una ruptura total en
cuanto a instituciones, cultura y arte, ya que en gran medida, se produce una continuación de la situación
social, económica y, por supuesto, artística preexistente. En la Alta Edad Media existen muchos elementos
que recuerdan aún al Bajo Imperio Romano. La Iglesia, como institución, también juega un papel muy
importante en este período, fusionando, formando, divulgando y ejerciendo el papel de mecenas de toda la
cultura y el arte de esta época.
Los germanos, al no poder ni arquitectura, ni escultura, ni pintura propias, continuaron con las
características del arte romano, pero empobreciéndolo en cuanto a materiales. El arte de la Alta Edad
Media es un arte más bien rural y, en él, cada reino germánico aporta su sello particular. Así, surge el arte
Visigodo, Ostrogodo, Carolingio, Anglosajón, Asturiano y Mozárabe.
Mientras en Oriente el arte bizantino produjo espléndidas obras (Justiniano siglo VI), en las antiguas
provincias del Imperio Romano de Occidente comenzó a formarse un arte que serviría de base al estilo
Románico. Así pues, a falta de una denominación común que englobe las diversas escuelas regionales o
nacionales, este arte se denomina Prerrománico. Sin embargo, para algunos autores este término sólo
puede usarse para referirse a las manifestaciones artísticas inmediatamente anteriores al románico, como
el arte asturiano y carolingio, reservando para el arte de las primeras invasiones la denominación de Arte
de los pueblos bárbaros.
El arte prerrománico es un arte técnicamente pobre, que imita los monumentos romanos y que
además aprovecha materiales de éstos, es decir, de segunda mano, añadiendo temas decorativos de origen
germánico como trenzados, cuerda, estrellas, etc.
El Imperio Romano de Occidente desapareció en el año 476 cuando Odoacro, jefe germánico venció
a Rómulo Augústulo, el último emperador romano. A partir de entonces, el epicentro de la política romana
se desplazó hacia Constantinopla y el Imperio Romano de Oriente se constituyó en heredero de la cultura
antigua. Luego, con las invasiones de los pueblos germánicos, se crearon nuevos estados en Europa
occidental.
En la Galia, en el siglo V, entre los distintos pueblos que disputaron su dominio los francos
mandados por Meroveo se constituyeron en fuerza hegemónica. Siglos más tarde, el año 732, el noble
franco Carlos Martel, venció al Islam en la batalla de Poitiers. Poco después, en el año 751 su hijo Pipino el
Breve se coronó rey con ayuda del Papa y fundó la dinastía carolingia, siendo sucedido por Carlomagno,
cuya política profundizó la alianza con el Papa, quien en la navidad del año 800 le coronó emperador del
Sacro Imperio Romano, restaurando el imperium christianum, que a partir de entonces definía la política de
Occidente.
En el siglo V, en la Península Ibérica se instalaron los visigodos, que tras vencer a los suavos en el
año 585 implantaron el catolicismo de manera definitiva en el III Concilio de Toledo del año 589. La invasión
de los árabes (711) acabó con el reino de los visigodos, iniciándose posteriormente la reconquista de la
Península Ibérica. Aparecieron así nuevos reinos cristianos, siendo el de Asturias el primero de ellos.
Alfonso I, Alfonso II y Ramiro I consolidaron su reino y poblaron los territorios de pequeñas iglesias.
En España, el Prerrománico se extiende hasta el siglo XI, aunque en este caso el estilo Románico que le
sucede se produce a través de las rutas de peregrinación existentes en los territorios del norte de la
Península Ibérica.
Las realizaciones artísticas de los siglos V al XI reflejan el legado cultural romano y cristiano, al que
han de sumarse las aportaciones estéticas de los pueblos bárbaros y de Bizancio. Arte y cultura caminaron
de la mano hacia la configuración de una unidad superior que cristalizará en la Europa románica del siglo XI.
Cuatro son, pues, las fuentes de las que la Europa en formación obtiene su inspiración artística:
ponían junto a los muertos, así como otras piezas de uso ordinario decoradas con diversos motivos
ornamentales. En todo momento, alcanzó un gran desarrollo la ornamentación en objetos de
metal, especialmente en broches, hebillas, fíbulas, en los que son repujados numerosos asuntos
zoomórficos, con predominio de los leones, águilas y también representaciones de animales
monstruosos. Otras interesantes manifestaciones de los pueblos bárbaros son las labores de
pedrería policromada así como los trabajos que los orfebres practicaban para decorar las
empuñaduras de las espadas, vainas o incluso las bridas de los caballos.
IV. EL ARTE VISIGODO
Por lo general, las iglesias visigodas son de muy reducidas dimensiones, con pocas ventanas. En su
interior presentan plantas muy variadas, desde la cruciforme a la basilical de una o tres naves, separadas
por columnas, y rematada con ábsides rectangulares.
Los muros de estas iglesias están construidos con grandes bloques de piedra de formas regulares
bien tallados, y con techumbres que suelen ser de madera.
- San Juan de Baños (Palencia), mandada erigir por Recesvinto (653-672), de planta basilical, con tres
naves terminadas en ábsides rectangulares. La espadaña que se observa al exterior es un añadido
de los restauradores del siglo XIX. En el interior se pueden ver los arcos visigodos sobre columnas
de mármol reutilizadas, que contrastan junto a los sillares de los muros que son de piedra caliza
dura. De todos los capiteles sólo uno es auténtico corintio romano, el resto son imitaciones que se
hicieron en época visigoda.
- San Pedro de la Nave (Zamora), debió construirse entre los años 680 y 711, de planta cruciforme.
Lo más destacable es la decoración interior con variadas figuras vegetales y animales, y los capiteles
de las columnas adosadas.
Mucho más importantes y originales son las creaciones de la orfebrería visigoda. La corte hispano-
visigoda de Toledo creó joyas de rica vistosidad, siendo las coronas votivas, que los reyes entregaban el día
de su coronación, las obras más bellas por su policromía y suntuosidad. La corona de Recesvinto hallada en
el Tesoro de Guarrazar (Toledo) es la más rica y mejor conservada.
Esta arquitectura es la auténtica precursora del románico por sus elementos y más todavía por su
tectónica, por los sistemas constructivos empleados, así como por la incorporación de la decoración al
edificio. Estudiosos han sostenido que los peregrinos a Santiago habían seguido la ruta costera hasta el siglo
XI y pudieron contribuir a difundir el estilo fuera del reino –es visible la huella asturiana en la cripta de San
Antolín de Palencia, una de las primeras muestras del románico en España-. El sepulcro del apóstol fue
encontrado precisamente durante el reinado de Alfonso II.
En general, las iglesias prerrománicas asturianas mantienen la planta basilical con una o tres naves,
transepto –que generalmente mantiene el iconostasio visigótico-, y ábsides rectangulares. Normalmente, el
ábside que corresponde a la capilla principal tiene una cámara secreta con acceso sólo desde el exterior,
donde se solía esconder el tesoro (joyas, coronas votivas, etc…).
IES Río Duero - Tudela de Duero (Valladolid) 5
Historia del Arte
2º Bachillerato
El elemento más característico de estas iglesias es el uso de la bóveda de cañón, el arco de medio
punto romano –en sustitución del arco de herradura visigótico-, y el arco peraltado, elemento
arquitectónico específico del arte asturiano. En el interior de las iglesias las columnas son sustituidas por
pilares, que no suelen tener capitel. Los ábsides son rectangulares, y el que corresponde a la capilla mayor
tiene una cámara secreta con acceso solamente desde el exterior, probablemente para esconder el tesoro.
En el exterior, los muros presentan pequeños bloques de piedra tallados de forma irregular (sillarejo y
mampostería) en los que destacan las ventanas geminadas ricamente ornamentadas con celosías y
molduras para compensar la humildad de las piezas, también destacan los sólidos contrafuertes que
recogen el peso de las bóvedas.
La escultura asturiana se limitó al ámbito decorativo de los elementos arquitectónicos, tales como
capiteles, molduras, columnas y medallones. En cuanto a pintura, los templos asturianos solían estar
decorados con pinturas murales, entre las que sobresalen las de San Julián de Prados. El gran auge del arte
asturiano se refleja también en varias piezas de orfebrería, como son:
- la Cruz de los Ángeles, tiene brazos iguales con gruesas piedras en fondo de oro.
- la Cruz de la Victoria, ambas en la Cámara Santa de Oviedo, mandada forjar por Alfonso III, que,
además de grandes piedras, tiene esmaltes en los que se representan animales y flores. Por su
estilo, la Cruz de la Victoria se relaciona con el arte carolingio del norte de Italia.
Entre los siglos X y XI se desarrolló el arte mozárabe como consecuencia de las relaciones entre las
comunidades cristianas y los nuevos dominadores musulmanes. El nombre de mozárabe se aplicaba a los
cristianos que vivían en territorio musulmán. Y también se llamaban mozárabes las comunidades cristianas
que huyeron de la dominación musulmana a causa de las persecuciones religiosas y se refugiaron en el
norte del Duero y en el curso alto del Ebro. Estas zonas se repoblaron con ayuda de familias cristianas que
recibían de sus respectivos monarcas cartas de reparto de tierras y derechos de repoblación.
La arquitectura mozárabe recibe una doble influencia: visigótica y musulmana. Entre los elementos
característicos de este arte cabe citar especialmente el arco de herradura califal, un arco más cerrado que
el visigodo, y recuadrado por una moldura muy utilizada por el Islam llamada alfiz. También empleaban
bóvedas de cañón y arcos geminados, además para sostener mejor los edificios usaron unos contrafuertes
muy potentes. Los tipos de bóvedas más empleados son la de nervios de tipo califal y la gallonada. Son
muy característicos los modillones de rollos sustentantes de los aleros y cornisas que protegen los muros.
Entre los edificios mozárabes levantados en territorios musulmanes los dos más importantes son la
iglesia de Bobastro, templo rupestre labrado en un peñasco con función defensiva, y que pertenece al siglo
IX; y la iglesia de Santa María de Melque de Toledo, que muestra con toda claridad la huella visigoda.
Ambas edificaciones por lo temprano de su construcción, anterior al esplendor de la Córdoba califal, han
asumido de forma débil todavía el gusto musulmán.
En León se halla la obra más sobresaliente de este arte, la iglesia de San Miguel de Escalada,
monasterio construido a principios del siglo X por los monjes cordobeses huidos de la represión religiosa
sufrida en esos años en tierras andaluzas y que aprovecharon los restos de una primitiva iglesia visigótica.
La existencia de este cenobio es una muestra más del influjo ejercido por los usos y costumbres cordobeses
en los reinos cristianos del Norte y los numerosos asentamientos mozárabes en las tierras leonesas. Sólo
cuando el ímpetu del románico, que penetra por la ruta jacobea, traduce la afirmación de la tradición
cristiano-occidental, el mozarabismo comenzará su decadencia.
En Castilla se han conservado diversos restos, pero las pérdidas sufridas en las temidas incursiones
de Almanzor fueron cuantiosas. Así pasa con la iglesia de San Cebrián de Mazote (Valladolid), San Millán de
la Cogolla (Logroño) o San Baudelio de Berlanga (Soria).
En el arte mozárabe también fueron muy importantes las miniaturas de una serie de manuscritos
iluminados por Beato de Liébana (s. X) y otros realizados en Gerona, llamados Beatus de Gerona. En ambos
casos se trata de unos comentarios ilustrados del Apocalipsis de San Juan (último libro del Nuevo
Testamento), en los que destacan la rica policromía y, en algunos casos, el dramatismo de los personajes.
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