Orad Sin Cesar

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ORAD SIN CESAR

Al final de su primera carta a los tesalonicenses, el apóstol Pablo incluyó una serie de
instrucciones y recordatorios rápidos. Incluyó: “Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad
gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús” (1
Tesalonicenses 5:16-18, énfasis).

¿A qué se refería con esas expresiones absolutas como siempre y sin cesar?

El ejemplo de oración de Pablo

El contexto del libro en sí, nos ayuda a entender a lo que Pablo se refería. Pablo comenzó la
carta dando su propio ejemplo de oración y su profundo amor hacia los miembros de la
Iglesia en Tesalónica.

“Damos siempre gracias a Dios por todos vosotros, haciendo memoria de vosotros en
nuestras oraciones, acordándonos sin cesar delante del Dios y Padre nuestro de la obra de
vuestra fe, del trabajo de vuestro amor y de vuestra constancia en la esperanza en nuestro
Señor Jesucristo. Porque conocemos, hermanos amados de Dios, vuestra elección” (1
Tesalonicenses 1:2-4, énfasis añadido).

En el segundo capítulo, Pablo volvió a escribir: “Por lo cual también nosotros sin cesar
damos gracias a Dios, de que cuando recibisteis la palabra de Dios que oísteis de nosotros, la
recibisteis no como palabra de hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios, la cual
actúa en vosotros los creyentes” (2:13, énfasis añadido).

Pablo quería que sus lectores siguieran su ejemplo. Él, como todas las personas, tenía que
dormir en algún momento y, en ocasiones, concentrarse en otras cosas. En otras cartas nos
dice que él también oraba por otras congregaciones. Así qué no se refería a qué, literalmente,
sólo oraba por los tesalonicenses.
Pero él si oraba persistente y consistentemente. No dejó de orar por ellos. Oraba
específicamente por personas y necesidades con regularidad. Él no oraba por ellos en algunas
ocasiones y simplemente después los olvidaba.

Pablo oraba “noche y día” (2 Timoteo 1:3). Él relacionaba “orando siempre” con la armadura
de Dios que debemos ponernos todos los días (Efesios 6:18).

Pablo fue un gran ejemplo de lo que significa “orad sin cesar”.

El ejemplo de oración de Jesucristo

Jesús también enseñó y demostró persistencia en su oración.

Jesús les permitió a sus discípulos conocer la estrecha relación que Él tenía con el Padre, para
darles un ejemplo y una lección. Cuando se estaba acercando a la tumba de su amigo Lázaro,
Él oró: “Entonces quitaron la piedra de donde había sido puesto el muerto. Y Jesús, alzando
los ojos a lo alto, dijo: Padre, gracias te doy por haberme oído. Yo sabía que siempre me
oyes; pero lo dije por causa de la multitud que está alrededor, para que crean que tú me has
enviado” (Juan 11:41-42). ¡Dios lo respaldó resucitando a Lázaro de entre los muertos!
Las oraciones de Jesús el día que fue crucificado también demuestran su línea de
comunicación abierta con el Padre.

Jesús, después de esa significativa ceremonia de la Pascua, fue a orar en un jardín en el


Monte de los Olivos. Se alejó “a distancia como de un tiro de piedra” y se arrodilló. “Padre,
si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya” (Lucas 22:39-42).

Oró de una manera tan intensa que, “era su sudor como grandes gotas de sangre que caían
hasta la tierra” (v. 44).

Cuando encontró a Pedro, Santiago y a Juan dormidos, les dijo: “¿Así que no habéis podido
velar conmigo una hora? Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la
verdad está dispuesto, pero la carne es débil” (Mateo 26:40-41). Después de esto, oró dos
veces más.

Incluso estando colgado en la cruz, continuó con sus fervientes oraciones.

“Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lucas 23:34).

“Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu” (Lucas 22:46).

Si usted desea aprender más acerca de estas y otras frases de Jesús, lo invitamos a leer
nuestro artículo: “Las siete últimas frases de Jesús”.

La enseñanza de Jesús acerca de la oración

El Evangelio de Lucas nos muestra claramente que Dios no espera oraciones interminables de
parte nuestra. Lucas relata que Jesús “estaba orando en un lugar” y después “terminó” (Lucas
11:1). Nosotros, también podemos parar por un tiempo pero nunca debemos dejar la oración a
un lado. Siempre tiene que estar presente en nuestra vida.

Los discípulos de Jesús sabían que Él oraba con frecuencia, así que uno de ellos le preguntó:
“Señor, enséñanos a orar, como también Juan enseñó a sus discípulos” (Lucas 11:1).

Después de haberles dado el modelo de oración, que a menudo se conoce como “El Padre
nuestro”, incluyendo la instrucción de orar por el “pan de cada día” (v. 3), Jesús les dio
ejemplos para mostrarles la importancia de ser persistentes en la oración.

“Les dijo también: ¿Quién de vosotros que tenga un amigo, va a él a medianoche y le dice:
Amigo, préstame tres panes, porque un amigo mío ha venido a mí de viaje, y no tengo qué
ponerle delante; y aquél, respondiendo desde adentro, le dice: No me molestes; la puerta ya
está cerrada, y mis niños están conmigo en cama; no puedo levantarme, y dártelos? Os digo,
que aunque no se levante a dárselos por ser su amigo, sin embargo por su importunidad se
levantará y le dará todo lo que necesite” (vv. 5-8).

El punto que Jesús quería resaltar aquí no es que Dios sea reticente, sino que la persistencia
es esencial en la vida. Dios quiere ver cuánto nos importa. Él quiere saber cuán importante es
para nosotros estar en contacto con nuestro Creador.

Jesús continuó con el tema en los versículos 9-13.


“Y yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo
aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿Qué padre de
vosotros, si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿o si pescado, en lugar de pescado, le dará
una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? Pues si vosotros, siendo malos,
sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el
Espíritu Santo a los que se lo pidan?”.

Dios nos ama profundamente, pero Él quiere que pidamos y continuemos pidiendo.Dios nos
ama profundamente, pero Él quiere que pidamos y continuemos pidiendo. Eso no quiere decir
que Él quiera oraciones repetitivas o muchas palabras. Jesús advirtió acerca de utilizar “vanas
repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos” (Mateo 6:7).
Él sabe realmente qué es lo que necesitamos antes de que nosotros lo pidamos (v. 8).

Aun así, Él quiere que nosotros le pidamos las cosas. Quiere que construyamos un vínculo
muy fuerte de comunicación con Él —que oremos siempre. Lo invitamos a leer más acerca
de cómo y cuándo responde Dios nuestras oraciones, en nuestros artículos “¿Contesta Dios
las oraciones hoy?” y “Cinco claves para que nuestras oraciones sean respondidas”.

La viuda persistente nos enseña que “debemos orar siempre”

Una de las enseñanzas más memorables de Jesús es la parábola de la viuda y el juez injusto.

“También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar,
diciendo: Había en una ciudad un juez, que ni temía a Dios, ni respetaba a hombre. Había
también en aquella ciudad una viuda, la cual venía a él, diciendo: Hazme justicia de mi
adversario. Y él no quiso por algún tiempo; pero después de esto dijo dentro de sí: Aunque ni
temo a Dios, ni tengo respeto a hombre, sin embargo, porque esta viuda me es molesta, le
haré justicia, no sea que viniendo de continuo, me agote la paciencia. Y dijo el Señor: Oíd lo
que dijo el juez injusto. ¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y
noche? ¿Se tardará en responderles? Os digo que pronto les hará justicia. Pero cuando venga
el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?” (Lucas 18:1-8, énfasis añadido)

Sí ese juez siendo tan injusto le respondió a la viuda debido a su persistencia, ¡cuanto más
nos va a responder nuestro justo y cariñoso Padre!

Dios no es injusto, pero en algunas ocasiones no responde inmediatamente y eso nos enseña
paciencia, perseverancia y fe. Debemos crecer en fe, sabiendo que Dios desea lo mejor para
cada uno de nosotros, aunque no entendamos porque no nos responde inmediatamente.

Si usted desea saber más acerca del tipo de oración que Dios quiere, y también el tipo de fe
que Él quiere que desarrollemos, lo invitamos a ver “Orar con el corazón” y “Cómo crecer en
fe”.

Cómo podemos orar sin cesar hoy en día

¿Cómo podemos poner en práctica la instrucción de orar siempre en nuestra vida diaria?
Nuestras oraciones diarias más extensas y completas deben ser planeadas y en privado. Lo
invitamos a aprender más acerca de este tema en nuestros artículos “Cómo debemos orar”,
“Cómo hablar con Dios” y “¿Oramos de la forma en que Jesús nos enseñó?”.

En emergencias o en cualquier momento podemos orarle a Dios, ya sea en voz alta o


mentalmente.

Si surge un sentimiento de ira, podemos contar hasta 10 y orar al mismo tiempo. (Lo
invitamos a ver nuestro artículo, “Como vencer las emociones negativas: la ira”).

Podemos orar mientras tomamos un baño, esperamos en una fila, mientras vamos de camino
al trabajo, estando recostados en la cama, y en muchas otras situaciones.

Debemos ser persistentes en nuestras oraciones. No debemos orar por alguna persona unas
pocas veces y después olvidarlo. Dios no olvida y no le gusta que recitemos las cosas de
memoria, pero Él no se cansa de escucharnos acerca de un mismo asunto.

Nunca debemos decir: “Estoy harto de orar. No funciona”. Lo invitamos a estudiar lo que
enseña la Biblia acerca de cuándo y cómo responde las oraciones Dios, en nuestro artículo,
“Cinco claves para que nuestras oraciones sean respondidas”.

“Orad sin cesar” no quiere decir que nunca digamos amén. No significa oraciones 24/7. No
tenemos que orar en todas las situaciones a cada momento. Tenemos que concentrarnos
completamente en todo lo que hagamos (Eclesiastés 9:10). Pero siempre tenemos que estar
listos para orar.

Nuestra primera reacción debe ser buscar a Dios, permanecer cerca de Él.

Algunas analogías de orar sin cesar

Algunas personas comparan la oración con respirar. Naturalmente, esta analogía no es exacta.
Tenemos que concentrarnos en otras cosas a lo largo del día, pero aun así, buscar a Dios
siempre debe estar presente en nuestra mente. ¡No contenga su respiración espiritual!

Orar sin cesar se refiere más a tener a Dios entre sus contactos de marcado rápido y tener su
teléfono siempre con usted, que siempre estar arrodillado.Orar sin cesar se refiere más a tener
a Dios entre sus contactos de marcado rápido y tener su teléfono siempre con usted, que
siempre estar arrodillado.

Es posible que usted haya escuchado un dicho popular que dice: “Siete días sin orar, te van a
debilitar”. Pero me atrevería a decir que 24 horas sin orar, significa que usted no ha orado sin
cesar. ¡Empiece a hacerlo lo antes posible!

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