Estomba (2013) El Voseo Americano

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Capítulo 2

El voseo americano: vicisitudes sintácticas y pragmáticas

Diego Estomba

En Kornfeld, Laura e Inés Kuguel, eds. (2013)


El español rioplatense desde una perspectiva generativa.
Mendoza: Editorial FFyL-UNCuyo y SAL. Págs. 33-51.
ISBN 978-950-774-222-4
Disponible en http://www.ffyl.uncu.edu.ar/spip.php?article3639

Resumen
Como es sabido, el voseo americano plantea una diversidad de problemas:
distinción entre voseo verbal y pronominal, coexistencia de tiempos verbales
voseantes y tuteantes, y persistencia de pronombres tuteantes en ciertos casos
sintácticos. En cambio, es constante en toda América hispanohablante la
utilización de ustedes en detrimento del vosotros para la segunda persona del
plural. En este trabajo intentamos explicar unificadamente estos fenómenos,
partiendo de la base de analizar el vos de cortesía del español medieval como vos
mayestático, semánticamente cercano a una tercera persona. Proponemos que el
correlato morfosintáctico de este tipo de plural es un rasgo adicionado a [PL], que
denominamos “[*]”, es decir, en suma, un rasgo [PL*]. Siguiendo el marco teórico
de la Morfología Distribuida (Halle & Marantz 1993), proponemos que en España el
rasgo [PL*] se empobreció para dar lugar a [PL], en tanto que en América sucedió lo
contrario, perdurando el rasgo [*], lo cual explica de manera unificada que América
desconozca el vosotros e interprete al vos como singular. Por su parte, con el voseo
americano se establece un sistema donde vos carece de flexión de caso, y donde,
dada la ausencia del paradigma de segunda persona del plural en América, las
formas pronominales acusativa, dativa y genitiva deben ser suplidas dentro del
paradigma tuteante. Finalmente, para explicar las alternancias entre voseo verbal
(tú sos) y pronominal (vos eres) se propone la ocurrencia de un ulterior
empobrecimiento del rasgo [*] en el paradigma pronominal y verbal,
respectivamente.

Volúmenes temáticos de la SAL: serie 2012


Diego Estomba

1 Introducción

i mucho menos [se puede tolerar] lo que está en el uso: que


hablando con uno usamos del número de muchos, diziendo vos
venistes por dezir tú veniste […]. I aún más intolerable vicio sería
diziendo: vos sois bueno, por que peca contra los preceptos naturales
de la Gramática; por que el adjectivo bueno no concuerda con el
substantivo vos, a lo menos en número.

Antonio de Nebrija ([1989]1492:217-218) (corchetes nuestros)

Se denomina voseo a la utilización del antiguo pronombre español de


segunda persona del plural vos para dirigirse a un solo interlocutor en el
trato de confianza o familiar. Esta práctica se extiende a una gran
porción de América hispanohablante, las denominadas áreas voseantes.
El paradigma del voseo es sumamente inestable desde diversos puntos de
vista (Carricaburo 1999). Por un lado, se considera que existe voseo
verbal sin voseo pronominal cuando el verbo flexionado según el
paradigma voseante se utiliza junto al pronombre singular tú. Por el otro,
el voseo pronominal puede coexistir con flexión del verbo en segunda
persona del singular. Asimismo, existen tiempos verbales voseantes y
tuteantes, en distribución variable de un área voseante a otra.
Asimismo, una característica propia del habla americana, que
demostrará ser crucial en nuestro análisis del voseo, es que en nuestro
continente (y también en las áreas españolas de Andalucía y las islas
Canarias), a diferencia de lo que sucede en la mayor parte de España, no
se usa el vosotros y se destina el plural ustedes no solo al plural formal
de la segunda persona, sino también al trato informal. A diferencia de lo
que sucede con el voseo, este fenómeno no está limitado a ciertas áreas,
sino que puede decirse que el reemplazo de vosotros por ustedes ha sido
en la América hispanohablante total y generalizado.
En este trabajo abordaremos los problemas planteados por el voseo
americano como cuestiones de índole primariamente morfosintáctica, que
hacen a la interacción de distintos rasgos de concordancia de número. Es
sobre esta base sintáctica, según consideramos, que operan los factores
histórico-pragmáticos.

2 Los plurales mayestáticos como punto de partida

2.1 Los rasgos pronominales en Halle (1997)


Dentro de la copiosa literatura sobre la estructura y semántica de los
pronombres personales (entre otros, Harley & Ritter 2002, Wechsler
2004, Kratzer 2009, y las referencias allí citadas) nos basaremos aquí en

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la caracterización de Halle (1997) en ciertos rasgos distintivos, en el


marco de la Morfología Distribuida (Halle & Marantz 1993). Estos rasgos
son “autor del acto de habla” (±[AAH]) y “participante del acto de habla”
([±PAH]). Así, en el singular, la primera persona tiene los rasgos [+AAH,
+PAH], la segunda persona, [-AAH, +PAH] y la tercera persona [-AAH, -
PAH]. Para el caso de esta última, como refiere Saab (2009:488), se capta
la famosa caracterización de Benveniste (1999) de la tercera persona
como “no persona”.
A partir de su estudio del walpiri, una lengua australiana, Halle
atribuye la combinación de rasgos faltante en la grilla, a saber [+AAH; -
PAH], a la existencia de una “cuarta persona”, constituida por el plural
exclusivo de la primera persona, la cual se podría parafrasear como “yo y
otros pero no ustedes”. Esta cuarta persona, a su vez, quedaría
necesariamente determinada para el rasgo [+PL], ya que no es posible
una interpretación singular para la combinación de rasgos [+AAH, -PAH]
(Halle 1997:130, Saab 2009:608). Muchas otras lenguas además del
walpiri, incluyendo lenguas americanas como el quechua (Harley & Ritter
2002), distinguen morfológicamente entre un plural inclusivo de la
primera persona (véase abajo 2 y su comentario) y un plural exclusivo. No
es el caso del español y las lenguas indoeuropeas en general, que no
distinguen morfológicamente un plural exclusivo para la primera
persona, y donde la interpretación inclusiva parece ser la opción no
marcada.11

2.2 Plural mayestático de la 1° persona


Desde el español medieval datan las antecedentes (ya presentes, por
otra parte, en el latín) del uso del plural mayestático para la
autorreferencia de persona por parte de autoridades eclesiásticas y regias:
(1) Nos, don Alfonso, por la gracia de Dios, rey de Castiella, mandamos ayuntar
quantos libros pudimos auer de istorias (Prim. Crón. Gen., 4a, 21-27).
(Citado de Lapesa 2000:312)
Podemos considerar que en este caso la pretendida grandeza del yo
hablante es interpretable por la lengua como muchos yoes. De esos yoes,

11 Así, al menos en español, existen situaciones pragmáticas en que la interpretación de la


primera persona es exclusiva en cuanto a exceptuar explícitamente al interlocutor. Por
ejemplo, un representante de los docentes, que se dirige cara a cara al Decano (agradezco a
Ángela Di Tullio por la observación precedente y el ejemplo que sigue):
i. Estamos insatisfechos con la manera en que se resolvieron los reclamos docentes.
En el período medieval, tampoco el español parece haber tenido un uso netamente definido del
plural exclusivo (véase García et al. 1990). Sin embargo, la cuestión de los deslizamientos
semántico-pragmáticos entre plural inclusivo y exclusivo merecerían sin duda una
investigación más detallada que la que le dedicamos en este trabajo, centrado más bien en el
plural mayestático y sus derivaciones.

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solo uno desciende a hablar con el resto de los mortales, en tanto que los
otros quedan ausentes o “quasi-ausentes”.12
Este uso se opone a la lectura no marcada de la primera persona del
plural, donde se hace referencia a varios hablantes y participantes
efectivos del acto de habla.
(2) a. Hoy estamos dispuestos a ganar este partido.
b. La estamos pasando muy bien.
c. Hoy estamos, mañana no estamos.
En estos ejemplos, más allá de que el hablante efectivo sea uno solo,
esta diferencia de yoes no se halla presente: todos los yoes a los que
refiere la primera persona del plural con sus rasgos [+AAH, +PAH, +PL]
son los que efectivamente se presentan en el discurso, sea en el caso del
jugador de fútbol que habla en solidaridad con los diez jugadores
restantes (2.a), o del padre que lo hace en representación de su familia
(2.b) o del que filosofa incluyéndose en el conjunto de toda la humanidad
(2.c).13
De acuerdo al sistema de Halle (1997), podemos asignar a la primera
persona del plural los rasgos [+AAH; +PAH; +PL]. En este caso, se
interpreta que todos los individuos que participan del acto de habla son
también autores de este último. Es lo que denominaremos “la lectura
democrática” de la primera persona del plural, o en términos más
propiamente lingüísticos, un plural inclusivo.14
Por su parte, el plural mayestático que expresaba el nos medieval no
era, evidentemente, un plural inclusivo, aunque tampoco se trataba de
un plural exclusivo, ya que es parafraseable de manera opuesta al
walpiri, es decir, no como “yo y otros pero no ustedes”, sino como: “yo,
pero no los otros”, donde los otros, una vez más, están constituidos por
los componentes atómicos alejados o quasi-ausentes del acto de habla.
De modo tal que de ese yo tan grande solo se muestra el yo que
efectivamente se dirige a sus súbditos.

12 Esta última expresión quiere ser un recurso para distinguir a estos casos respecto de la
tercera persona, donde tanto el autor como el participante del acto de habla están “del todo”
ausentes.
13 Estos ejemplos neutros se pueden deslizar fácilmente hacia otras formas marcadas de
primera persona del plural como los plurales de modestia y sociativo (véase también Mare
2011:96 para el plural “asociativo”), donde tampoco se registra la “quasi-ausencia” propia del
plural mayestático.
14 Se ha cuestionado el hecho de que el sistema de Halle (1997) contemple la existencia de
una primera persona “realmente” plural (Saab 2009), siendo que “no hablamos a coro” (Harley
& Ritter 2002:31). Nosotros consideraremos que, más allá de esta evidencia pragmática
(discutible por otra parte, ya que en un coro cada integrante sigue siendo un individuo), la
Sintaxis “ve” el plural de la primera persona (véase, por ejemplo, Rezac 2011 para el caso del
chino, que si bien es una lengua aislante, admite flexión de número para el pronombre de
primera persona).

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2.3 Plural “mayestático” de la segunda persona


El plural mayestático para la segunda persona se ha remontado al
latín del bajo Imperio, donde se habría comenzado a usar el pronombre
latino de la segunda persona del plural vos para el trato con el
Emperador (Carricaburo 1999, Marrón 2008). El origen de este uso en
latín y las explicaciones en la bibliografía suelen ser diversas y no muy
aclaratorias.15 En todo caso, hacia fines del siglo IV este “plural
mayestático”, si es que alguna vez existió concretamente como trato a la
autoridad imperial, se había tornado en un plural de respeto de cierta
circulación (Lapesa 2000). A partir de estos difusos antecedentes, el
pronombre vos se consolidaría en el español medieval como pronombre
usado tanto para el plural de la segunda persona cuanto para el trato
cortés y formal hasta el siglo XVI, momento en que el vos es desplazado
hacia “abajo” en la escala social (Lapesa 2000, Eberenz 2000). Más aun,
con la consolidación de vuestra merced para el trato cortés, el uso de vos
para el trato a un igual o a un superior llegó a ser inclusive insultante y
las clases altas sólo lo reservaban en lugar del habitual tú como muestra
de enojo hacia un inferior.
Pero por ahora nos detendremos en el período anterior al siglo XV, en
que vos se hallaba, como pronombre de segunda persona del plural,
plenamente vigente como tratamiento formal a un solo interlocutor. De
esta situación, casi en la expiración del siglo XV, se queja Nebrija en el
epígrafe. Así podemos imaginar un diálogo en aquel contexto, ilustrando
esta situación:
(3) Ejemplos hipotéticos español medieval hasta inicios siglo XVI
a. Vos sois uno de mis mejores hombres.
(Trato cortés a un solo interlocutor)
b. Vos sois mis mejores hombres
(2° pers. plural formal e informal)
Ahora bien, lo que deseamos proponer, es que más allá de las
enormes distancias de todo tipo que separan al medioevo español del
imperio romano tardío, cuando (mito o realidad) el vos se dirigía
exclusivamente al emperador, (3.a) es también expresión de una especie
de “plural mayestático”. Con esto queremos decir que el hecho de que el
número plural en (3.a) pueda ser interpretado como singular obedece a
que en este caso el “tú” del interlocutor pragmático efectivo del acto de
habla se interpreta como agrandado o aumentado. De manera similar a lo
que sucedía con el hablante en primera persona en relación al nos

15 Por ejemplo, la afirmación de Brown y Gilman (1960) de que el vos latino dirigido al
Emperador se habría originado en el hecho de que el Imperio se había dividido en un sector
oriental y otro occidental, cada uno con su propio Emperador, hipótesis cuya inverosimilitud
pone en relieve Pountain (2003).

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mayestático, en este caso la pluralidad del interlocutor también se


interpreta como heterogénea: por un lado hay un “tú” al que
efectivamente se dirige el discurso, y por otro varios “tús” que lo rodean
como átomos quasi-ausentes, que provocan el efecto reverencial o de
respeto.

2.4 El rasgo [PL*]


Hemos caracterizado entonces ocurrencias de la primera y la segunda
persona del plural, en que la referencia de este plural puede ser
desglosada en un átomo que hace de foco y otros átomos que se hallan
quasi-ausentes del discurso.
Desde el punto de vista morfosintáctico, lo que propondremos es que
esta interpretación “mayestática” es posible en virtud de un rasgo
abstracto que especifica “algo” en el nodo Plural (PL). Este rasgo sería una
especie de focalizador de PL, que forma parte de su estructura. Nosotros
lo llamaremos simplemente “ * ”. El rasgo [PL*] tendrá la siguiente
geometría:
(4) PL

*
De modo que nuestra grilla de rasgos para los plurales de tipo
mayestático sería, respectivamente para la 1° y la 2° persona, [+AAH;
+PAH; +PL*] y [-AAH; +PAH; +PL*]. Nuevamente, en tanto que [+PL] refiere
a un plural de tipo “democrático” (2, 3.b), [+PL*], refiere a aquella
pluralidad en que se distingue un hablante o interlocutor focal y varios
hablantes o interlocutores “quasi-ausentes” o virtuales. De modo que es
posible ver en el rasgo [PL*] un acercamiento de la segunda persona a la
tercera: mientras que el correlato semántico de [PL*] es una ausencia
parcial del discurso del interlocutor, en el caso de la tercera persona
dicha ausencia es total.16

16 La cercanía semántica entre el trato cortés de la 2da persona (rasgo [¨PL*]) y la tercera
persona se ve avalada por el hecho de haberse usado esta última para el trato cortés en el
español medieval (véase Fontanella de Weinberg 1977, y Keniston 1937), e incluso mucho más
tarde, por ejemplo, en el sainete rioplatense colonial El amor de la estanciera: “Mi Padre, que es
lo que hace…” (Moure 2012). Asimismo, se registran alternancias entre el antecesor de usted,
vuestra merced, con la 2° persona, aun en una misma frase: “…vuestra merced ha hablado
como quien sois” (Keniston 1937:47).

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El voseo americano

3 De España a América: consolidación y separación de paradigmas

3.1 Aparición en España de nosotros y vosotros


En los momentos transcurridos entre mediados y fines del s. XV e
inicios del XVI, se dará en España un importante hecho lingüístico que
involucra a la primera y segunda persona del plural: el reemplazo de nos
y vos por nosotros y vosotros, respectivamente (Eberenz 2000). La
expresión {nos/vos} otros aun coexistía en el s.XV con otras similares,
como {nos/vos} todos y {nos/vos} mismos, aunque terminó imponiéndose
a estas últimas para gradualmente ir reemplazando a nos y vos en el siglo
siguiente Con el surgimiento de nosotros, nos quedó reservado a
expresiones formales de plural mayestático (1) u otras que, sin serlo
estrictamente se relacionaban pragmáticamente con la expresión de la
autoridad en un ámbito institucional formal (obsérvense los vestigios de
este uso en el inicio del preámbulo de la Constitución argentina). Pero en
todo caso puede considerarse a estos usos como arcaizantes, y suponerse
que la distinción morfológica del plural mayestático de la primera
persona desaparece, conservando cierta vitalidad en el nivel pragmático.17
A su vez, el nuevo pronombre vosotros se especializó en la referencia a la
segunda persona del plural en presencia de varios interlocutores, pero ya
no reemplazó a vos en el trato cortés a un solo interlocutor, uso
considerado, sin excepción, como agramatical en el caso de vosotros
(Keniston 1937, Pountain 2003):
(5) a. Vos sois uno de mis mejores hombres.
b. *Vosotros sois uno de mis mejores hombres.
c. Vosotros sois mis mejores hombres.
Podemos especular que en estos momentos de transición en que aun
era vigente el vos y estaba surgiendo el vosotros, había en España un
sistema tripartito, en que vos y vosotros convivían. A su vez, podemos
interpretar estos hechos en el sentido de que, en aquel momento,
coexistían un plural de la segunda persona con el rasgo [*], es decir,
[+PL* ] y un plural sin él, es decir, [+PL].
El hecho de que nosotros y vosotros pierdan el rasgo [*] se expresa
morfológicamente en la inclusión del elemento –otros y la desaparición de
las versiones pronominales nos y vos como pronombres fuertes. Si
recordamos que [PL*] corresponde a una semántica “mayestática”,
parafraseable como “tú pero no los otros”, la inserción de –otros
reestableciendo la semántica habitual de un rasgo [PL] surge con
bastante naturalidad. Por su parte, mientras perduraron cada una de las
versiones admitiendo el rasgo [+PL*], nos se reservó para ciertos usos

17 Así, un pretendido “plural de modestia” como Hemos inaugurado nada menos que 300
escuelas este año, puede ser interpretado por algunos como megalómano o “mayestático”.

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institucionales y vos para dirigirse a un solo interlocutor, aunque el


contexto pragmático alejaba a vos cada vez más de su origen mayestático
y su uso cortés.
Es en este estadío tan crucial del español peninsular en que se
produce la conquista en América y el transplante de un paradigma que
sufrirá grandes transformaciones. El vos de cortesía, todavía vigente en
España, aunque ya en vías de decadencia se consolidará en América para
el trato informal en todas las capas sociales, sin que se vuelva a adoptar
en cambio el vosotros peninsular.

4 La complejidad del paradigma americano


Pasamos a continuación a sistematizar un tanto las complejas
características del paradigma voseante en América:
I) Desde el punto de vista sociolingüístico, como antes hemos
mencionado, el alcance del paradigma voseante es variable en distintas
áreas de América. Así, mientras que su dominio es prácticamente
absoluto (con matices que a continuación examinamos) en el área
rioplatense y en Centroamérica continental, en otras áreas, como
Ecuador o Chile, alterna con el paradigma tuteante en distintas regiones
dentro de un mismo país, y, a veces, dentro de distintos estratos sociales
en una misma región (Chile es un ejemplo de esta última situación) (Kany
1951).
II) Introduciéndonos en el aspecto sintáctico, al principio nos henos
referido a la distinción entre voseo pronominal (utilización del pronombre
vos), voseo verbal (flexión verbal ajustada al paradigma voseante
coexistiendo con el uso de tú) y voseo mixto (coexistencia del pronombre
vos con flexión verbal dentro del paradigma voseante) (Di Tullio 2006a).
El voseo bonaerense y de otras vastas áreas de Argentina constituye un
ejemplo de voseo mixto (vos sos…).18 El voseo verbal exclusivo (tú sos…)
es propio de Uruguay (característicamente, la ciudad de Montevideo),
Chile, y zonas aisladas de Panamá, Colombia, Bolivia. Por su parte, el
voseo pronominal exclusivo (“vos eres…”) aparece en Ecuador, Bogotá,
entre otras zonas de la región andina, y es característico de la provincia
argentina de Santiago del Estero (Di Tullio 2006a, 2010). Tomaremos
como referencia a la capital uruguaya Montevideo y a la provincia
argentina de Santiago del Estero como ejemplos de cada uno de estos
subtipos, a los que aludiremos como variante montevideana y variante
santiagueña, respectivamente.
III) Ninguna forma de voseo americano emplea las formas verbales
correspondientes al paradigma voseante en todos los tiempos verbales.

18 Igualmente, nosotros seguiremos usando la expresión voseo bonaerense para referirnos a


esta variedad.

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El voseo americano

Distinguimos aquí cuatro situaciones posibles en un sistema de voseo


dado. En primer término están los tiempos indudablemente voseantes de
cada región. Así, por ejemplo, en el voseo rioplatense son indudablemente
voseantes el Presente del Indicativo y el Imperativo. En segundo lugar,
están los tiempos indudablemente tuteantes, como- siempre en el caso
del voseo rioplatense- el Futuro simple y el auxiliar haber de los tiempos
compuestos (amarás en vez de las variantes voseantes amarés o amarís, y
has amado en vez de las variantes habís o habés amado, los cuales
aparecen en Chile y Colombia, respectivamente [Kany 1951]). En tercer
término, hay que distinguir los casos en que es difícil determinar si un
tiempo dado pertenece al paradigma voseante o tuteante, ante la
posibilidad de una evolución morfofonológica convergente para los
tiempos singulares tuteantes y los plurales voseantes (Lapesa 2000,
Fontanella de Weinberg 1977). Tal es el caso del Pretérito Imperfecto de
los modos Indicativo y Subjuntivo, y también el Potencial.19
IV) Con universal constancia se produce, en cambio, la alternancia del
pronombre vos con el pronombre singular en los distintos casos
sintácticos. Así,vos se utiliza solamente en casos nominativo (vos sos…) y
oblicuo (como término de preposición: {con/a/por} vos), en tanto que el
paradigma pronominal tuteante aparece en la formas dativa y acusativa
(te lo dí, te quiero) y en el genitivo (es decir, los posesivos: tu casa, el tuyo).
Esta alternancia queda ilustrada en el siguiente ejemplo:
(6) Vos solo te querés a vos mismo y que te satisfagan tus caprichos.
De modo tal que puede decirse que, en la actualidad, América
desconoce el uso del pronombre acusativo y dativo de la segunda persona
del plural os, así como el posesivo vuestro.20

5 Un intento de explicación unificada

5.1 Marco teórico: Morfología Distribuida


Vistos a grandes rasgos los fenómenos principales del voseo
peninsular americano tanto en el nivel diacrónico como sincrónico, sería
deseable hallarles una explicación más o menos unificada. Para hacerlo,
nos basaremos, como hemos aludido al principio, en el marco teórico de

19 Finalmente, están las variantes interindividuales, e, inclusive, intraindividuales dentro de


cada área voseante, como en el español de Argentina son la alternancia del Pretérito simple
entre la formas amaste y amastes y, para el caso del Presente del Subjuntivo, entre la forma
tuteante ames y la voseante amés (Mare 2003, Di Tullio 2010). No seguiremos abordando aquí
estas alternancias, que podrían resultar de relevancia en relación a la actividad semántica del
rasgo [*] en América.
20 El paradigma completo con vos, en variante diptongada, al estilo del vos reverencial
vigente en la época colonial, se habría registrado hasta mediados del siglo XX en la parte
oriental de la isla de Cuba, en las regiones de Camagüey, Bayano y Manzanillo (Kany 1951,
sobre datos de Henríquez Ureña).

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Diego Estomba

la Morfología Distribuida (Halle & Marantz 1993, Halle 1997, Embick &
Halle en prensa), que concibe a los elementos morfológicos como la
expresión de los nodos terminales de la Sintaxis, cuyo contenido está
dado por rasgos sintáctico-semánticos abstractos, tales como [+plural],
[+pasado], [+definido], [+perfectivo], etc. Estos morfemas abstractos no
tienen rasgos fonéticos, sino que estos se insertan en el componente
fonológico a partir de un Vocabulario listado. La otra clase de morfemas,
además de los rasgos abstractos, está constituida por las raíces, que
aportan el contenido “léxico” al sistema. Las raíces sí tienen, según suele
aceptarse, rasgos fonológicos inherentes, pero no rasgos abstractos de
ningún tipo. La raíz solo se limita a acoplarse a los núcleos funcionales
que constituyen los nodos funcionales de la Sintaxis (en realidad no
existen categorías propiamente léxicas en este sistema). Este acople se
establece, según un orden de prioridad o de competencia entre
exponentes, en virtud del cual tienen prioridad para insertarse aquellos
exponentes fonológicos que tengan más rasgos especificados en
coincidencia con el morfema abstracto. En cambio, no se admite que el
exponente fonológico presente algún rasgo del cual carezca el morfema
abstracto (“principio del subconjunto”). Si no hay otros exponentes
fonológicos que insertar, el último en insertarse será aquel que no tenga
ningún rasgo especificado, el cual pasa a insertarse “por defecto” en todos
los demás casos no especificados. A diferencia de otros enfoques
generativos, la Morfología Distribuida propone que en la Estructura
Morfológica siguen operando una serie de mecanismos a partir de los
nodos terminales de la Sintaxis (Ensamble, Descenso, etc.), que pueden
finalizar las tareas que esta “dejó sin hacer”. Además, el sistema
contempla, después de obtenido el orden lineal de constituyentes en el
ámbito fonológico, ciertas operaciones de ajuste de alcance mucho más
limitado. A su vez, los contenidos idiosincráticos que hacen a la
interpretación especial o atípica de palabras o frases están contenidos en
una lista aparte denominada Enciclopedia.
Entre las posibles operaciones descriptas en la Estructura
Morfológica, además del ensamble entre raíces y núcleos funcionales, las
más importantes son la Fusión (casos en que un solo exponente
fonológico lleva información de dos o más morfemas abstractos, como
Tiempo, Aspecto y Concordancia en amé), la Fisión (copiado de un
exponente fonológico adicional para un mismo morfema abstracto, como
el caso de los prefijos y sufijos del Imperfectivo en las lenguas
afroasiáticas), el Descenso (por ejemplo, el movimiento del núcleo
T(iempo) al núcleo verbal en lenguas como el inglés) y el
Empobrecimiento. Uno de los ejemplos típicos de esta última operación
se basa en el trabajo seminal de Bonet (1991) sobre los clíticos del
español y otras lenguas romances. Así, en los casos en que el clítico se
reemplaza al dativo le, como en yo se lo dí (cf. con *yo le lo di), el morfema

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El voseo americano

abstracto que contiene el rasgo de caso dativo se empobrece y habilita la


inserción del exponente menos especificado, aquel que se inserta “en
todos los demás casos”, es decir, se. En cuanto al exponente le, este ya
no se puede insertar porque tiene especificado un rasgo de caso que dejó
de estar presente en el morfema abstracto (Kornfeld 2005).

5.2 Empobrecimiento de rasgos en España y en América


Analizaremos una primera situación, a saber, la pérdida del vos en
España a favor de vosotros en el plural y de vuestra merced  usted y tú
en el singular. Si atribuimos a vos el rasgo [+PL*] como hemos venido
haciendo, podemos interpretar estos hechos mediante una regla de
Empobrecimiento (Halle 1997:131, Embick & Halle en prensa), en virtud
de la cual [PL*] queda despojado del rasgo [*] asociado a [PL]:
(7) [*] → 0 / [PL__ , -AAH, +PAH]
Esto explica los hechos de (5.b), en cuanto a que luego de aplicada la
regla (7) la segunda persona del plural ya no puede interpretarse como
trato “mayestático” o cortés dirigido a un solo interlocutor.
Por su parte, en América se habría dado un tipo de empobrecimiento
distinto: lo que en este caso sucede es que “desaparece” el rasgo [PL], no
[*], de acuerdo a la regla (8):
(8) [PL] → 0 / [ __ *, -AAH, +PAH]
Es decir que en América se pierde el rasgo [+plural] para la segunda
persona, lo cual explica de manera unificada el hecho de que América
desconozca el vosotros, así como el hecho de que en América vos se
interprete como singular. De modo que, luego de especificados los rasgos
más especificados de la primera persona del plural, sólo podrá utilizarse
un exponente fonológico plural “por defecto” menos especificado, es decir,
el de la tercera persona:
(9) Sistema americano (Pres.plural) (“amamos”, “{ustedes/ellos} aman”)
Conc.[+AAH,+PAH, +PL]] ↔ /mos/
Conc.[+PL]] ↔ /n/
Lo que da a entender la regla (9) es que, en tanto la concordancia
verbal de la primera persona está completamente especificada con los
rasgos [+AAH, +PAH,+PL], en la 2° y 3° persona esto no sucede, es decir
no existe en el sistema una especificación que diga “[-AAH, +PAH, +PL]”,
por lo tanto, se insertarán los rasgos menos especificados (que,
universalmente, suelen corresponder, como en este caso, a los de la
tercera persona, véase Harley & Ritter 2002). Distinta es la situación en
España, donde el rasgo de 2° pers. plural sí está especificado:
(10) Sistema peninsular (Pres. plural) (“amamos”, “amáis”, “aman”)
Conc.[+AAH,+PAH, +PL]] ↔ /mos

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Diego Estomba

Conc.[-AAH,+PAH, +PL]] ↔ /is/


Conc.[+PL]] ↔ /n/
Tenemos entonces en América la existencia aislada del rasgo [*], en
razón de la regla de Empobrecimiento de (8) que atribuimos al paradigma
voseante (11). Dicho rasgo [*], a su vez, es inexistente en el paradigma
tuteante propio de las áreas americanas tuteantes y de España (12)
(marcamos en negrita las reglas relevantes):
(11) Paradigma voseante americano (Pres. singular) (“amo”, “amás”, “ama”)
Conc.[+AAH,+PAH, -PL]] ↔ /o/
Conc.[-AAH,+PAH, + * ] ↔ /ás/, /és/, /ís/
Conc.[-PL] ↔Ø
(12) a. Paradigma tuteante americano (Pres. singular) (“amo”, “amas”, “ama”)
Conc.[+AAH,+PAH, -PL]] ↔ /o/
Conc. [-AAH,+PAH] ↔ /s/
Conc. [-PL] ↔Ø
b. Paradigma singular peninsular (Pres. singular) (“amo”, “amas”, “ama”)
Conc.[+AAH,+PAH, -PL]] ↔ /o/
Conc.[-AAH,+PAH, -PL ] ↔ /s/
Conc.[-PL] ↔Ø
Como se puede observar en (12), más allá de las apariencias, los
paradigmas tuteantes americano y peninsular no son idénticos. Como
hemos visto, en América la regla de empobrecimiento de (8) da cuenta del
desconocimiento en nuestro continente del vosotros. A consecuencia de
esto, el paradigma tuteante de la segunda persona en América (12.a) no
tiene especificado el rasgo [PL], a diferencia de lo que sucede en España
(12.b). Dicho de otra manera, en España, la 2° persona del singular se
halla más especificada que en las áreas tuteantes de América (12.b). Este
hecho capta la vieja intuición estructuralista de que un mismo rasgo
lingüístico tiene significados distintos según el sistema dentro del cual
funcione.21

5.3 Distribución de paradigmas por caso sintáctico


Salvo casos muy aislados (las áreas muy restringidas de voseo
cubano, circunstancias históricas de uso americano del vos reverencial),
el voseo americano alterna los paradigmas voseantes y tuteante de
acuerdo al caso sintáctico (véase antes, sección 4-IV), como se ilustró en
el ejemplo (6), repetido a continuación:

21 Una regla similar de Empobrecimiento a las que venimos utilizando, esta vez aplicada a un
rasgo de persona, nos permitiría explicar el fenómeno, común a España y América, del uso de
usted para el trato formal de la 2° persona:
(i) [PAH] → 0 / [ -AAH, __]

44 L. Kornfeld e I. Kuguel, eds. (2013)


El voseo americano

(13) Vos solo te querés a vos mismo y que te satisfagan tus caprichos.
Esta situación era distinta en el español peninsular medieval antes del
surgimiento de vosotros, cuando los pronombres plurales se aplicaban a
todos los casos, sin variantes morfológicas:
(14) Ejemplo hipotético español medieval hasta fines del s. XV
Vos solo vos comparáis a vos misma, y solo vos quiero satisfacer en
vuestros requerimientos.22
A partir del s. XVI, con la consolidación de vosotros (y de nosotros)
aparecerá la alternancia morfológica casual característica de las personas
del plural, donde vosotros y nosotros se tornarán “fuertes”. Lo que
queremos significar con esta última expresión es la exigencia de una
forma morfofonológica propia para el nominativo. Dicha forma es la
misma a su vez que la que aparece cuando el pronombre es término de
preposición, lo cual se explica por el hecho de que, al igual que sucede
con los pronombres de la tercera persona (con él, con ella, con ellos, con
ellas), dicha posición sintáctica no exige flexión interna casual del
pronombre.
(15) Ejemplo hipotético del español peninsular a partir del s. XVI
a. Vosotros solo (v)os preocupáis por vosotros mismos y por vuestros
corceles.
b. Nosotros solo nos preocupamos por nosotros mismos y por nuestros
corceles.
A su vez, como surge de (15), las formas (v)os y nos pasan a ser átonas
y se reservan para los casos acusativo y dativo no preposicionales. Por su
parte, los genitivos nuestro(s) y vuestro(s), las únicas formas a las que se
oponían las formas nos y vos en la etapa diacrónica ejemplificada en (14)
tampoco fueron afectados por la innovación.
En cuanto al vos americano, también es un pronombre “fuerte” en el
sentido recién explicitado: al igual que el nosotros y el vosotros surgidos a
fines del s.XV en España, el vos americano tiene una forma nominativa
que no se identifica con las formas átonas acusativa y dativa, ya que,
como sabemos, estas últimas son adquiridas del paradigma tuteante.
Surge entonces la posibilidad de plantear el siguiente paralelismo: por un
lado, en España la irrupción de nosotros y vosotros instauró un nuevo
sistema en el que los exponentes del sistema viejo nos y vos pasan a
suplir el paradigma casual que dejaban vacante nosotros y vosotros. Es
decir, nos y vos en el nuevo sistema pasan a representar los casos que no

22 Este ejemplo hipotético del español medieval asume que el pronombre acusativo y dativo
vos recién se consolidaría en su forma actual os, con pérdida de la v inicial, hacia la segunda
mitad del s. XVI (véase Eberenz 2000), luego del surgimiento de vosotros. Así, mientras que en
la Gramática de Antonio de Nebrija de 1492 no aparece os, sí lo hace en el Diálogo de la lengua
de Juan de Valdés de 1535 (García et al 1990).

El español rioplatense desde una perspectiva generativa 45


Diego Estomba

pueden ser representados por las formas “fuertes” nosotros y vosotros. En


cuanto a los posesivos genitivos, son adoptados sin cambio a partir del
viejo sistema. De modo que el nuevo sistema dado por la irrupción de
nosotros y vosotros se completa cuando es necesario con miembros del
paradigma plural anterior.
Por su parte, con el voseo americano se da una situación comparable:
de manera similar a vosotros, el vos americano instaura un nuevo
sistema que debe ser suplido en los contextos apropiados, por no
presentar vos flexión interna de caso alguna. Por lo tanto, vos es apto
para el caso nominativo (el “caso por defecto”, según suele considerarse,
veáse McFadden 2004 sobre un análisis morfológico del caso a la luz de
la Morfología Distribuida). Además, como antes mencionamos, al igual
que sucede con los pronombres de primera y, para el caso peninsular,
segunda persona del plural, así como con los pronombres de la tercera
persona y los sintagmas determinantes no pronominales en general (para
vos, para nosotros, para ella, para la casa, etc.), cuando vos es término de
preposición, no requiere flexión interna de caso. Pero en los casos
acusativo y dativo no preposicionales y en los genitivos (posesivos), es
necesario acudir a un paradigma supletivo. A diferencia de lo que sucedió
en España con la aparición del vosotros, en América no sobrevivió ningún
sistema plural de la segunda persona que pudiera aportar el paradigma
supletorio necesario. La única forma disponible de la segunda persona
que podía ser aportada en América era el paradigma singular tuteante.
De este modo, nuestra propuesta procura dar una explicación
unificada de las nuevas alternancias casuales aparecidas tanto en la
Península luego de la aparición de nosotros y vosotros, así como de
aquellas impuestas por la expansión del vos en las áreas voseantes de
América. Una vez más, en este último caso, la pérdida del plural de la
segunda persona, desempeña un rol relevante.

5.4 Alternancia de paradigmas en distintos tiempos verbales


Otro tipo de mezcla de paradigmas es aquella a la que aludimos en
4.III, es decir, el hecho de que la forma voseante no esté presente en
todos los tiempos verbales de un área voseante dada, y de que, además,
los tiempos que son voseantes en un área determinada puedan ser
tuteantes en otra.
Lo que proponemos para estos casos es que en el nivel post-sintáctico
hay una regla de Empobrecimiento de [*]:23

23 Eventualmente esta regla podría explicar la presencia universal de formas tuteantes en


todas las áreas voseantes, como es el caso del Imperfecto del Indicativo y del Subjuntivo,
fenómeno tradicionalmente atribuido a “evolución fonológica convergente” entre plurales y
singulares (Lapesa 2000). No nos definiremos aquí sobre esta cuestión.

46 L. Kornfeld e I. Kuguel, eds. (2013)


El voseo americano

(16) Regla de Empobrecimiento para tiempos tuteantes en áreas voseantes


[*] → 0 / [ -AAH, +PAH, __]
La eventual aplicación alternativa de esta regla al paradigma de
concordancia o al del pronombre permitiría explicar los distintos
desajustes entre el voseo pronominal y el verbal. Comencemos por las
consecuencias de la aplicación de una regla adicional de
Empobrecimiento como la de (16) para el caso de un tiempo tuteante
dentro de un paradigma voseante, por ejemplo el auxiliar haber en el
voseo bonaerense:
(17) Paradigma tuteante en voseo bonaerense (Pres. sing. del auxiliar
haber: “he amado”, “has amado”, “ha amado”)
Conc.[+AAH,+PAH, -PL]] ↔ /e/
Conc. [-AAH,+PAH] ↔ /s/
Conc. [-PL] ↔Ø
Por supuesto que en el caso de voseo mixto, como el voseo
bonaerense, habrá tiempos voseantes en que las reglas de (16-17) no se
aplican. A su vez, dicha forma mixta de voseo se caracteriza por el hecho
de mantener el voseo pronominal. Las reglas de inserción pronominal
serían, pues, las siguientes (mostramos en 18.b las reglas pronominales
tuteantes para comparación):
(18) a. Paradigma pronominal voseante (“yo”, “vos”, “él”)
Pers [+AAH, +PAH, -PL] ↔ /yo/
Pers [-AAH, +PAH, + * ] ↔ /vos/
Pers [-AAH, -PAH, - PL] ↔ /él/
b. Paradigma pronominal tuteante (“yo”, “tú”, “él”)
Pers [+AAH, +PAH, -PL] ↔ /yo/
Pers [-AAH, +PAH] ↔ /tú/
Pers [- PL] ↔ /él/
En (18.a), en la segunda persona, el exponente vos satisface la mayor
cantidad de rasgos (está más especificado) y por eso tiene prioridad para
insertarse respecto de tú (18.b).

5.5 Desajustes entre voseo pronominal y verbal


Las reglas de (17) y (18) nos servirán también para explicar los
desajustes entre voseo pronominal y verbal en distintas áreas voseantes
de América (véase antes, sección 4.II), es decir, la existencia de voseo
pronominal sin voseo verbal y de voseo verbal sin voseo pronominal, lo
que denominamos como variante santiagueña (vos eres…) y variante
montevideana (tú sos…), respectivamente. Aquí nos limitaremos a
analizar el Presente del Indicativo en cada caso.

El español rioplatense desde una perspectiva generativa 47


Diego Estomba

En relación a la variante santiagueña, su análisis es reductible al que


realizamos en la subsección anterior. Es decir, en la variante santiagueña
el Presente del Indicativo sería un tiempo tuteante como lo son, por
ejemplo, los compuestos con el auxiliar haber o el Futuro simple en el
voseo bonaerense. Las reglas a aplicar serían, pues, del tipo de las de (17)
y (18.a).
En el caso de la variante montevideana, la situación sería la inversa.
La regla de Empobrecimiento de (16) se aplicaría al paradigma
pronominal, pero no se aplicaría al paradigma verbal:
(19) Paradigma voseante verbal (Pres. singular) (“amo”, “amás”, “ama”)
Conc.[+AAH,+PAH, -PL]] ↔ /o/
Conc.[-AAH,+PAH, + * ] ↔ /ás/, /és/, /ís/
Conc.[-PL] ↔Ø
(20) Paradigma pronominal empobrecido (“yo, tú, él”)
Pers [+AAH, +PAH, -PL] ↔ /yo/
Pers [-AAH, +PAH] ↔ /tú/
Pers [- PL] ↔ /él/
A su vez, es interesante el hecho de que esté testimoniada la
existencia en Chile de formas “pluralizadas” del pronombre tú, tales como
tuz o tiz (Kany 1951), cuya presencia sugiere que el sistema ha “vuelto a
agregar” el rasgo [*]. En este caso, no habría ningún sentido relevante
para el cual tuz fuera distinto de vos.

6 Final romance: relaciones con el francés, el portugués brasileño y


el italiano
Para terminar, deseamos mostrar brevemente algunas relaciones que
pueden establecerse entre el desarrollo del voseo en España y América, y
el estado actual de las lenguas romances En el caso del francés, se
observa que el tratamiento formal de la segunda persona del singular se
reserva al pronombre vous con el verbo conjugado en segunda persona
del plural (21.a), el cual al mismo tiempo conserva su rol de plural apto
para dirigirse a más de un interlocutor (sin entrar en detalle aquí sobre la
cuestión de la concordancia adjetiva, a la que también se refiere Nebrija
en el epígrafe) (21.b):
(21) Francés
a. Vous êtes loyal/*loyaux. (Tratamiento formal a un solo interlocutor)
“Ud. es leal/*leales”.
b. Vous êtes loyaux/*loyal. (Trat.formal e informal a varios interlocutores)
“Ustedes son leales/*leal”
(Adaptado de Wechsler 2004:264)

48 L. Kornfeld e I. Kuguel, eds. (2013)


El voseo americano

Si observamos con atención, esta situación en el francés actual no es


muy distinta a la del español peninsular en los orígenes del voseo,
cuando vos conservaba todo su vigor como tratamiento cortés y de
confianza en ciertos estratos sociales, y al mismo tiempo servía de
tratamiento para varios interlocutores, ya que aun no se había
establecido el nuevo pronombre plural vosotros. El corolario que surge de
esta comparación es que, de acuerdo a nuestra interpretación de los
hechos, el francés actual conserva, al igual que el español medieval de (3)
y (14), un rasgo [*] junto a un rasgo [PL], a diferencia del español
peninsular actual donde el primero de dichos rasgos se ha empobrecido
(15).
Una situación distinta puede observarse en el portugués brasileño,
donde la regla de Empobrecimiento es más radical, por así decir, ya que
involucra al propio rasgo de persona [PAH] (véase nota 11). Como
resultado de ello no existe desinencia propia para la segunda persona, ni
para el singular ni para el plural, sino que se usa, por defecto, la
desinencia menos especificada de la tercera persona, exactamente de la
misma manera que sucede con usted en español actual:
(22) Portugués brasileño
a. Você sabe.
“Vos sabés/ Ud. sabe”.
b. {El/Ela} sabe.
“{El/Ella} sabe”.
c. Vocês sabem.
“Ustedes saben”.
d. {Eles/Elas} sabem.
“{Ellos/Ellas} saben”.
(Adaptado de Kornfeld 2011)
Este empobrecimiento del rasgo [PAH] en portugués brasileño obligó a
recurrir a un tratamiento más lexicalizado para el trato formal dirigido a
un solo interlocutor, la expresión O senhor. En realidad, esta última
expresión no tiene la misma aplicación que usted en español, ya que cada
cultura establece en el nivel pragmático sus propias ideas de lo que es
“un tratamiento formal” y “un tratamiento informal”, así como los
contextos en que debe aplicarse cada uno (Pountain 2003), importante
cuestión que excede los límites de este trabajo.
Por su parte, el italiano también eligió la concordancia en tercera
persona para el trato formal, ya que utiliza para ello el pronombre
procedente del dativo femenino de tercera persona Lei. La concordancia
en femenino puede remontarse al hecho de que muy a menudo las
expresiones de cortesía en romance remiten a nombres abstractos

El español rioplatense desde una perspectiva generativa 49


Diego Estomba

femeninos (merced, alteza, excelencia, etc.) (Lapesa 2000), de modo que,


por ejemplo, expresiones de trato formal a un solo interlocutor del tipo de
vuestra merced sabe habrían sido en algún momento fácilmente
reemplazables por ella sabe (véase nota 6). La segunda persona del plural
actualmente no se usa para el trato cortés, sin embargo, en la Italia
fascista se intentó proscribir el uso de Lei en favor de la segunda persona
del plural voi (Laura Kornfeld, c.p.), lo cual sugeriría una posible
existencia de un rasgo [PL*] en italiano, que habría que investigar
diacrónicamente. Asimismo, este hecho podría ser una evidencia más de
la cercanía semántica entre el rasgo [PL*] y la tercera persona.

7 Conclusiones
Hemos procurado ofrecer una explicación unificada de ciertos
fenómenos asociados al voseo americano, tanto desde un punto de vista
sincrónico como diacrónico, tomando como marco explicativo las
propuestas teóricas de la Morfología Distribuida. El hecho sincrónico que
hemos tenido en cuenta como punto de partida es la universal ausencia
en América, tanto en las áreas voseantes como tuteantes, de formas
pronominales y verbales en segunda persona del plural (ausencia de
vosotros suplida por el uso de ustedes y la concordancia en tercera
persona para el trato formal e informal de más de un interlocutor). Este
hecho sugiere un empobrecimiento (en los términos de Halle 1997 y
Embick & Halle en prensa, entre otros) del rasgo [plural] ([PL]) para la
segunda persona en América. Esto posibilitó la utilización del pronombre
vos, vigente en la época de la conquista española de América (inicios
s.XVI), para el trato informal a un interlocutor. Desde un punto de vista
diacrónico, a su vez, la posibilidad de este trato a un solo interlocutor se
remite a la posibilidad que tenía el pronombre vos para funcionar como
plural mayestático, o, más exactamente, cortés en el español medieval
hasta aproximadamente inicios del s.XVI. El correlato morfosintáctico
propuesto para esta situación es la existencia de un rasgo que nos hemos
limitado a caracterizar como [*], en asociación con el rasgo [PL], es decir,
[PL*]. Así, en tanto que el español peninsular, con la consolidación del
vosotros en el s. XVI, empobreció el rasgo [*] para la segunda persona,
persistiendo solamente [PL], en el voseo americano sucedió precisamente
lo contrario, es decir, se perdió el rasgo [PL] y persistió [*].
A continuación hemos procurado explicar algunas complejidades del
voseo americano, a saber, la presencia universal de un paradigma
tuteante en los casos acusativo, dativo y genitivo en todas las áreas
voseantes, la existencia de tiempos verbales tuteantes también en todas
las variedades voseantes, así como el hecho de que haya áreas voseantes
que presentan voseo pronominal sin voseo verbal (“vos eres”) y voseo
verbal sin voseo pronominal (“tú sos”). Para explicar las alternancias

50 L. Kornfeld e I. Kuguel, eds. (2013)


El voseo americano

casuales hemos establecido un paralelismo entre el nuevo sistema


surgido en España al aparecer nosotros y vosotros, por un lado, y aquel
surgido en América con la consolidación de vos para el trato familiar de
un solo interlocutor. La ausencia de un paradigma supletivo de la
segunda persona del plural en América explica que el sistema americano
haya tenido que recurrir al paradigma tuteante. A su vez, las demás
alternancias (tiempos tuteantes en paradigmas voseantes, variantes
santiagueña y montevideana) las hemos vinculado a una regla adicional
de Empobrecimiento del rasgo [*], que puede operar tanto en el
paradigma verbal (variante santiagueña) cuanto en el pronominal
(variante montevideana). Finalmente, hemos intentado conectar muy
someramente algunas de las explicaciones anteriores con los sistemas
pronominales de otras lenguas romances, como el francés, el portugués
brasileño y el italiano, cuestiones que, sin duda, requerirían un análisis
más pormenorizado que el que aquí les hemos dedicado.
En todo caso, hemos intentado ofrecer un análisis morfosintáctico de
los fenómenos asociados al voseo americano capaz de articularse con los
datos vinculados a los factores históricos y pragmáticos.

Agradecimientos
La base de esta presentación fue una monografía para un seminario
dado por Ángela Di Tullio en la Universidad del Comahue, a quien
agradezco por su aliento, sugerencias y observaciones. También
agradezco a Laura Kornfeld por sus orientaciones en una etapa posterior
del trabajo, a Andrea Bohrn y María Mare por su generosa asistencia, así
como también a Virginia Bertolotti por sus valiosos comentarios durante
el XIII Congreso de la SAL 2012 en que fue expuesto este trabajo.

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