Lectura Mariano Melgar Mariategui
Lectura Mariano Melgar Mariategui
Lectura Mariano Melgar Mariategui
MELGAR
“Durante su período colonial, la literatura peruana se presenta, en sus más salientes peripecias
y en sus más conspicuas figuras, como un fenómeno limeño. No importa
que en su elenco estén representadas las provincias. El modelo, el estilo, la línea, han sido de la
capital. Y esto se explica. La literatura es un producto urbano. La gravitación de la urbe influye
fuertemente en todos los procesos literarios. En el Perú, de otro lado, Lima no ha sufrido las
concurrencias de otras ciudades de análogos fueros. Un centralismo extremo le ha asegurado
su dominio.
Por culpa de esta hegemonía absoluta de Lima, no ha podido nuestra literatura nutrirse de
savia indígena. Lima ha sido la capital española primero. Ha sido la capital criolla después. Y su
literatura ha tenido esta marca.
El sentimiento indígena no ha carecido totalmente de expresión en este período de nuestra
historia literaria. Su primer expresador de categoría es Mariano Melgar. La crítica limeña lo
trata con un poco de desdén. Lo siente demasiado popular, poco distinguido. Le molesta en sus
versos, junto con una sintaxis un tanto callejera, el empleo de giros plebeyos. Le disgusta en el
fondo, el género mismo. No puede ser de su gusto un poeta que casi no ha dejado sino yaravíes.
Esta crítica aprecia más cualquier oda soporífera de Pando.
Por reacción, no superestimo artísticamente a Melgar. Lo juzgo dentro de la incipiencia de la
literatura peruana de su época. Mi juicio no se separa de un criterio de relatividad.
Melgar es un romántico. Lo es no sólo en su arte sino también en su vida. El romanticismo no
había llegado, todavía, oficialmente a nuestras letras. En Melgar no es, por ende, como más
tarde en otros, un gesto imitativo; es un arranque espontáneo. Y éste es un dato de su
sensibilidad artística. Se ha dicho que debe a su muerte heroica una parte de su renombre
literario. Pero esta valorización disimula mal la antipatía desdeñosa que la inspira. La muerte
creó al héroe, frustró al artista. Melgar murió muy joven. Y aunque resulta siempre un poco
aventurada toda hipótesis sobre la probable trayectoria de un artista, sorprendido
prematuramente por la muerte, no es excesivo suponer que Melgar, maduro, habría producido
un arte más purgado de retórica y amaneramiento clásicos y, por consiguiente, más nativo, más
puro. La ruptura con la metrópoli habría tenido en
su espíritu consecuencias particulares y, en todo caso, diversas de las que tuvo en
el espíritu de los hombres de letras de una ciudad tan española, tan colonial como
Lima. Mariano Melgar, siguiendo el camino de su impulso romántico, habría encontrado una
inspiración cada vez más rural, cada vez más indígena.
Los que se duelen de la vulgaridad de su léxico y sus imágenes, parten de un prejuicio
aristocratista y academicista. El artista que en el lenguaje del pueblo escribe un poema de
perdurable emoción vale, en todas las literaturas, mil veces más que el que, en lenguaje
académico, escribe una acrisolada pieza de antología. De otra parte, como lo observa Carlos
Octavio Bunge en un estudio sobre la literatura argentina, la poesía popular ha precedido
siempre a la poesía artística. Algunos yaravíes de Melgar viven sólo como fragmentos de poesía
popular. Pero, con este título, han adquirido sustancia inmortal.
Tienen, a veces, en sus imágenes sencillas, una ingenuidad pastoril que revela su trama
indígena, su fondo autóctono. La poesía oriental, se caracteriza por un rústico panteísmo en la
metáfora. Melgar se muestra muy indio en su imaginismo primitivo y campesino.
Este romántico, finalmente, se entrega apasionadamente a la revolución. En él la revolución no
es liberalismo enciclopedista. Es, fundamentalmente, cálido patriotismo. Como en Pumacahua,
en Melgar el sentimiento revolucionario se nutre de nuestra propia sangre y nuestra propia
historia.
Para Riva Agüero, el poeta de los yaravíes no es sino "un momento curioso de la literatura
peruana". Rectifiquemos su juicio, diciendo que es el primer momento peruano de esta
literatura.”
REFERENCIA: Mariátegui, José Carlos. “El proceso de la literatura.” En: 7 Ensayos de Interpretación de la Realidad
Peruana. 32 ed. Lima, Editorial Amauta, 1975. Pp. 229-351.