Op Ud 44
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INTRODUCCIÓN.
1. AMÉRICA ESPAÑOLA A PRINCIPIOS DEL SIGLO XIX. LOS FACTORES DE LA
INDEPENDENCIA.
1.1. LA SOCIEDAD.
Una sociedad dividida y enfrentada.
1.2. LA ADMINISTRACIÓN.
El malestar criollo.
1.3. LA ECONOMÍA.
Una economía dual.
El problema comercial.
1.4. LA IDEOLOGÍA.
Los ideales de la Ilustración.
Los objetivos de los americanos.
1.5. ACTITUD DE LAS POTENCIAS ANTE LA EMANCIPACIÓN.
EE UU.
Gran Bretaña.
Francia.
Las potencias absolutistas.
1.6. LOS CAUDILLOS MILITARES.
Los jefes independentistas.
Bolívar.
San Martín.
2. LOS ANTECEDENTES.
Las primeras rebeliones.
La propuesta de Aranda.
4. CONSECUENCIAS DE LA INDEPENDENCIA.
La división política.
Una independencia criolla.
Las potencias extranjeras.
El impacto en España.
INTRODUCCIÓN.
En esta UD estudiaremos las dos fases de la independencia de América
Latina, la primera (1808-1824), la más importante, y la última (1898),
limitada a Cuba.
Resumen.
Durante el siglo XIX se produjo la independencia (o emancipación) de
América Latina. La parte española, desde México a Argentina, se
independizó en dos fases: la primera (1808-1824), la más importante, en el
reinado de Fernando VII y, la segunda finalmente en 1898.
Este proceso hizo que España perdiera su rango de potencia mundial y
surgieran en el continente americano jóvenes naciones, cuyos pueblos se
expresaban en castellano y conservaban la herencia española en sus
principales rasgos de carácter. Al mismo tiempo, Portugal tuvo que conceder
la independencia a Brasil.
Palmer y Godechot han incluido este proceso en las llamadas “Revoluciones
Atlánticas” (1770-1850), que comenzaron con la independencia de EE UU
(1783) y la Revolución Francesa (1789-1799), continuaron con las oleadas
revolucionarias de 1820-1824 y 1829-1834 y terminaron con la tercera
oleada revolucionaria de 1848 (la más extensa). Fue un proceso de triunfo
del nacionalismo y del liberalismo burgués, mientras se deshacía el Antiguo
Régimen.
1.2. LA ADMINISTRACIÓN.
Los territorios estaban divididos en los virreinatos de Nueva España (México
y Centroamérica), Perú (Perú, Chile, Bolivia), Nueva Granada (Ecuador,
Colombia, Venezuela, Panamá) y Río de la Plata (Argentina, Uruguay,
Paraguay). Por debajo, una compleja estructura de Capitanías Generales,
Audiencias, Intendencias y Ayuntamientos controlaba el territorio.
El malestar criollo.
En el siglo XVIII la Corona había reasignado los principales cargos públicos a
los peninsulares, por lo que la minoría criolla protestaba ante la
imposibilidad de participar en la vida política de sus países. Además era
dañina la regulación de la actividad económica en provecho de la metrópoli.
Por contra, temían que una revolución atacase sus privilegios (fue disuasivo
el ejemplo de la sangrienta rebelión de Haití) y muchos preferían la
protección de la Corona española, con la que además tenían lazos
sentimentales y culturales.
Las quejas las resumía en 1817 el independentista venezolano Manuel
Palacio Fajardo: tiranía de las altas autoridades, injusta administración de
justicia, monopolio económico, aislamiento de las colonias, desdén de la
metrópoli a los criollos y su apartamiento de los cargos de la administración
y gobierno.
1.3. LA ECONOMÍA.
Una economía dual.
Hacia 1800 la economía americana era dual:
- Una economía de subsistencia: agricultura indígena, haciendas
autosuficientes, artesanía y comercio local. De esta economía de ámbito
local vivía la mayor parte de la población.
- Una economía comercial: estaban en proceso de rápido crecimiento los
sectores de la agricultura (maíz, trigo, café, cacao, caña de azúcar), la
ganadería (vacuno, ovino), la minería (oro, plata), la industria (textil,
astilleros, metalurgia), el comercio (intramericano y europeo). Eran las
actividades más productivas y competían por su dominio los criollos y los
peninsulares.
El problema comercial.
El mayor problema era la regulación del comercio, que estaba regulado por
España a favor de sus intereses y estrangulaba el desarrollo económico de
las colonias.
La completa libertad de comercio de los puertos de España con América fue
decretada por Carlos III en 1778, con un fuerte aumento de los
intercambios, de los que la industria textil de Cataluña fue la más
beneficiada. Pero España no podía abastecer de suficientes productos
industriales a las colonias por su débil y cara industria, por lo que el
monopolio comercial español era una rémora para el crecimiento americano
y los criollos ansiaban comerciar libremente con los británicos y otros.
La ruptura del Pacto Colonial (monopolio comercial de España) y la
consiguiente liberalización comercial para los puertos americanos (abiertos
a los barcos de todos los países, aunque sujetos a los impuestos de
aduanas) llegó tarde, en 1797, precipitada sólo por la guerra contra Gran
Bretaña. Mientras que el comercio directo con España sufría por el bloqueo
británico, en cambio creció el comercio con el resto de Europa y EE UU, de
modo que las exportaciones e importaciones aumentaron prodigiosamente,
demostrando a los criollos las ventajas que tenía la libertad comercial. Las
guerras napoleónicas dieron un nuevo impulso al comercio americano. El
temor a un retorno a la situación anterior cuando los Borbones reasumieran
el poder fue un acicate para la independencia. Que fue un motivo
importante lo demuestra que cuando Fernando VII concedió a Cuba en 1818
la libertad de comercio, los criollos dejaron de desear la independencia.
1.4. LA IDEOLOGÍA.
Pueden diferenciarse dos bandos en la lucha independentista:
los absolutistas (realistas, defensores de la dominación española) y
los liberales (partidarios de la independencia).
Los ideales de la Ilustración.
Los dirigentes americanos tenían en sus mentes el ejemplo de
la independencia de las colonias inglesas de Norteamérica y conocían
las ideas de los revolucionarios franceses. En los textos de los filósofos
ilustrados, sobre todo la Enciclopedia, las obras de Rousseau, las leyes de la
Revolución francesa, leían que los pueblos debían gobernarse por sí mismos
(ya en 1793-1794 Antonio Nariño publicó en Bogotá la traducción de
la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano, 1789).
Fue esencial el influjo de la Declaración de Independencia de EE UU, cuyos
principios son reflejados, p.e. en la declaración de independencia de
Venezuela (5-VII-1811, Caracas), que afirma *los imprescriptibles derechos
que tienen los pueblos para destruir todo pacto, convenio, o asociación que
no llena los fines para que fueron instituidos los gobiernos+ y el pleno poder
de Venezuela “para darse la forma de gobierno que sea conforme a la
voluntad general de sus pueblos”.
Los objetivos de los americanos.
Deseaban los criollos sobre todo dos derechos:
- Acceder a los cargos administrativos.
- Comerciar libremente con todo el mundo.
Los pobres, por su parte, deseaban una revolución social en busca de:
- El reparto de tierras.
- La supresión de la esclavitud.
Era una radical contradicción, puesto que los criollos no estaban dispuestos
a conceder a los pobres sus objetivos, sino que sólo querían libertades y
derechos para ellos mismos (su autor favorito era el conservador Voltaire).
La pretensión de los criollos era mantenerse en la cúspide de la pirámide
social americana, para lo que durante tres siglos les había interesado el
apoyo de la administración española, pero en 1808 el desmoronamiento del
gobierno español les obligó a afrontar ellos mismos el mantenimiento del
orden social, para lo que necesitaban el poder político. Esto explica que la
lucha por la independencia la dirigieran fundamentalmente los criollos.
EE UU.
Su implicación en el proceso fue apoyo constante a la independencia, no
sólo por ideología, sino también porque aspiraba a entrar en los mercados
del sur, eliminar una potencia europea del continente y aprovecharse de las
oportunidades para su propia expansión: p.e. la compra de Florida en 1819,
tras una amenaza de invasión, y más tarde la anexión de Texas y del norte
del México independiente.
La doctrina Monroe (1823) proclamó que EE UU consideraba el continente
americano su ámbito de interés privilegiado y que se arrogaba el derecho de
intervenir contra cualquier potencia extranjera que pusiera en discusión su
hegemonía.
En 1822 reconoció a México y Colombia, y después reconoció a los demás
Estados.
La intervención en Cuba comenzó ya en la primera guerra de independencia
(1868-1878), suministrando dinero y armas. Finalmente, la guerra del 1898
supuso la independencia de Cuba y el dominio norteamericano sobre Puerto
Rico, que continúa en la actualidad.
Gran Bretaña.
Sus intereses comerciales eran muy fuertes: durante la guerra napoleónica
el comercio con las colonias españolas era más importante que el que
mantenía con Europa. Estaba muy interesada en la independencia para así
extender su libre comercio al mercado americano. Participó activamente con
dinero, armas y barcos en el apoyo a las revueltas, sobre todo en los casos
de Colombia, Chile y Argentina.
Francia.
Aunque la opinión pública liberal estaba a favor de la independencia, los
gobiernos conservadores que tuvo hasta 1830 favorecieron (sólo
diplomáticamente) la causa realista.
Bolívar.
Simón Bolívar, titulado el “Libertador”, nació en Caracas, en una rica familia
criolla con antepasados vizcaínos y había estado en dos ocasiones en
España, donde recibió formación militar. Le educó un discípulo de Rousseau.
Vuelto en 1807, inicialmente Bolívar no pensaba en la separación de
España, sino en una autonomía garantizada por los ingleses. Pero la guerra
napoleónica le empujó a defender la separación total. Al principio fue
ayudante de Miranda y le sustituyó en la lucha desde 1812. Su ideal fue la
formación de una gran nación en el territorio del virreinato de Nueva
Granada: sería la Gran Colombia, con Venezuela, Colombia y Ecuador, que
se podría unir a los demás Estados en una Federación similar a los EE UU.
Pero su proyecto sufrió su división en numerosos Estados, debido a la
dispersión geográfica y la heterogeneidad social de los países liberados.
Pronosticó: “Sobre mi tumba florecerá una multitud de tiranos”.
San Martín.
José de San Martín era un militar criollo, nacido en Buenos Aires, educado de
niño en España, donde ascendió a coronel y participó en la guerra
napoleónica. Volvió a Argentina en 1811, para luchar por su independencia y
la defendió con acierto en estos primeros años. Comprendiendo que sólo la
expansión de la independencia a todo el continente podría garantizar la de
su país, promovió una expedición, que liberó Chile (1819) y más tarde ayudó
en la de Perú.
2. LOS ANTECEDENTES.
Las primeras rebeliones.
Los precedentes jalonan todo el siglo XVIII, aunque hasta la segunda mitad
no aparecieron las primeras rebeliones importantes contra el dominio
español:
- En Paraguay, Antequera en 1721-1725 dirigió a un grupo de comuneros,
hacendados la mayoría, defendiendo ya la soberanía popular de los criollos
contra los españoles. En realidad era un movimiento conservador que
deseaba obligar a los indios guaranís de las misiones a trabajar en las
encomiendas. La revuelta fue difícilmente reprimida y revivió en 1730-1735.
- En Perú hubo una grave revuelta popular en 1740-1741, para sustituir al
rey por el jefe inca Felipe.
- En Venezuela hay en 1749 una sublevación, dirigida por Juan Francisco
León.
- En Quito una propuesta separatista de los criollos apareció en 1765.
- En Perú estalló la rebelión más importante. El inca Tupac Amaru primero se
proclamó descendiente de los soberanos incas y se rebeló contra Carlos III
con el apoyo de las masas de indios del altiplano peruano (el Cuzco). La
rebelión (1780-1781) consiguió algunos éxitos, pero finalmente fue
duramente aplastada y él fue ejecutado. Sus hijos continuaron hasta 1783.
- En Chile, criollos y peninsulares pidieron una constitución en 1780.
- En Nueva Granada (Colombia primero, Venezuela poco después) los
comuneros se rebelaron contra las autoridades (1781), pero sus fines eran
distintos y prefiguran el futuro: los criollos querían anular los nuevos
impuestos y los indios querían una revolución social, lo que llevó a que los
primeros desistieran y a que los jefes indios fueran ajusticiados.
- La gran rebelión de los negros de Minas Gerais sacudió el Brasil portugués
en 1789.
- Ya en el siglo XIX, Miranda fracasó en un primer intento de rebelión en
Venezuela (1806). Francisco de Miranda, “el Precursor” era un general de
Caracas, formado militarmente en España, que consiguió apoyo británico,
pero que contó con poco apoyo de los criollos, que no deseaban sustituir el
dominio español por el de otra potencia.
La propuesta de Aranda.
El conde de Aranda, un político ilustrado que ocupaba importantes cargos
en el reinado de Carlos III, ante el agravamiento paulatino de la situación,
comprendió que a largo plazo el ejemplo de la Independencia de EE UU
repercutiría en la América español y diseñó una propuesta de independencia
ordenada: en una memoria secreta (1783) propuso que se formasen cuatro
Estados independientes en los cuatro virreinatos, con monarcas de la familia
Borbón unidos a España mediante Pactos de Familia; España sólo
conservaría Cuba, Puerto Rico, Panamá y algunos puntos estratégicos,
además de ventajas comerciales y militares.
Pero esta inteligente propuesta, muy similar a la posterior de los Dominios
británicos, no fue aceptada por la Corona (al poco Aranda fue sustituido por
Godoy, válido del nuevo rey Carlos IV) y se perdió una gran oportunidad de
transición pacífica hacia una América menos fragmentada que en la
actualidad.
La estructura política de la América hispana.
3. EL PROCESO DE INDEPENDENCIA.
En este proceso, al triunfo de los rebeldes confluyeron además de todos los
factores anteriores el debilitamiento de España por la guerra napoleónica y
la distancia, que anuló los intentos de España para sofocar la rebelión.
Mapa del proceso de independencia de la América española.
3.2. EL CONFLICTO.
PRIMERA FASE DEL CONFLICTO (1810-1815).
Las juntas independentistas.
La caída de Sevilla ante los franceses (II-1810) y la sustitución de la Junta
Central por la Regencia precipitaron la crisis. El siguiente paso fue nombrar
Juntas propias a partir de abril-mayo de 1810: Caracas, Bogotá, Buenos
Aires, Santiago de Chile, con miembros elegidos por los cabildos. Al principio
no hicieron declaraciones de independencia sino de autonomía, con
fidelidad al rey, e incluso llegaron a elegirse diputados a las Cortes de Cádiz,
pero a continuación se negaron a someterse a la Regencia. La continuación
de las hostilidades en España y el mismo proceso político autonómico
llevaron desde 1811 al separatismo declarado en Colombia (1810),
Venezuela (1811), Paraguay (1811), Quito (1812), Buenos Aires (1816)...
La rebelión triunfó con relativa facilidad sólo en Buenos Aires y su área del
virreinato del Río de la Plata. Pero los rebeldes se dividieron pronto en
unitarios y federales. Los unitarios pretendían mantener la unidad con un
gobierno centralista (eran proclives a una solución monárquica
independiente con un Borbón, pero fracasaron en 1814 en convencer a
Fernando VII) y los federales querían una casi total autonomía de las
provincias (eran republicanos). Entre los federalistas destaca el uruguayo
José Artigas, que en 1813 ideologizó el independentismo sobre una base
rural y de reforma social y consiguió ocupar la realista Montevideo (1814);
en 1815 se formó una Liga Federal y Artigas fue proclamado “Protector de
los Pueblos Libres”. Pero los unitarios, con los burgueses de Buenos Aires y
Montevideo, se le opusieron y le vencieron. Poco después los luso-brasileños
tomaron la Banda Oriental (Uruguay) y los paraguayos rechazaron en 1814
y años siguientes el ataque tanto de los unitarios como de los españoles del
Alto Perú (Bolivia). Por fin, los federalistas triunfaron y se proclamó la
independencia (9 julio 1816). En este proceso, así, resultaron tres países:
Argentina, Uruguay y Paraguay.
La represión.
México era el virreinato más poblado con seis millones de habitantes, con
una capital de 150.000 habitantes, y el más rico por su oro y plata. El virrey
pudo impedir la formación de una Junta, pero la lucha independentista
comenzó con una revuelta social de los campesinos indios y mestizos,
dirigidos sucesivamente por los sacerdotes Hidalgo (1810-1811) y Morelos
(1813-1815) que atacaban a los españoles como afrancesados e impíos.
Hidalgo lanzó el “Grito de Dolores” (IX-1810), abolió la esclavitud y prometió
tierras a los indios. Llegó a tomar Guanajuato, pero el temor al desorden
explica que los criollos se pusieran masivamente de parte de la Corona y
sofocaran la rebelión, que continuó tras la ejecución de Hidalgo en 1811.
Morelos, mejor jefe militar, continuó la lucha, con el mismo programa social
y proclama la independencia en 1813. Vencido por Agustín Iturbide, fue
ejecutado en 1815. Sólo continuó un núcleo de resistencia, dirigido por
Guerrero.
Perú, con el virrey Abascal (hasta su sustitución por Pezuela en 1816), se
mantuvo fiel a España y con un fuerte ejército y el apoyo criollo (ante la
amenaza de una revuelta social) fue el baluarte de la defensa española en
América del Sur, desde donde se contraatacó con éxito en Chile, Ecuador y
Colombia. En Chile los rebeldes estaban divididos en dos tendencias, la
moderada de O'Higgins y la radical de Carreras, lo que favoreció la victoria
de Abascal en 1814.
La lucha por la independencia en el virreinato de Nueva Granada fue difícil
porque había una nutrida presencia de peninsulares, muchos criollos y
mestizos eran favorables a la Corona y por la división interna entre los
independentistas de Caracas, Bogotá y Quito. En Venezuela Miranda lo
volvió a intentar en 1810-1812, pero tras ocupar parte de la costa se
encontró con la resistencia del realista Monteverde y de los criollos y
mestizos del interior (acaudillados por Bobes) y finalmente perdió el apoyo
criollo debido a la rebelión social de los esclavos, por lo que fue detenido y
entregado a los españoles (murió preso en Cádiz). En los años siguientes,
sobre todo en Venezuela, se sucedieron victorias y derrotas de los
independentistas, dirigidos por Bolívar, hasta que éste en el verano de 1815
tuvo que exiliarse por segunda vez. Sólo quedó un núcleo de resistencia en
el delta del Orinoco.
Al terminar la guerra napoleónica y regresar Fernando VII a España se pudo
enviar en 1815 como refuerzo militar a los territorios americanos una
expedición de 10.000 hombres mandada por Morillo con el fin de sofocar los
intentos independentistas en Nueva Granada. Gran Bretaña (aliada de
España contra Napoleón) y EE UU luchaban entre sí en 1812-1815 y no
podían ayudar a los rebeldes. El triunfo realista, con Morillo desde el Caribe
y Abascal desde Perú, fue inmediato y a finales de 1815 sólo quedaban
Argentina y Paraguay con una precaria y amenazada independencia
(Uruguay estaba sometida a Brasil desde 1816-1817).
4. CONSECUENCIAS DE LA INDEPENDENCIA.
La división política.
El proyecto de Bolívar de cuatro grandes federaciones americanas unidas
por pactos mutuos, en el norte con México, en el sur con Río de la Plata,
Perú y la Gran Colombia, terminó con un rotundo fracaso en los decenios de
1820 y 1830. Bolivia se separó de Perú (1825, y tras la unión de 1837
definitivamente en 1839) y las dos se apartaron de la Gran Colombia en
1828. Hacia 1830 se separaron Venezuela, Colombia y Ecuador. En el Río
de la Plata se separaron definitivamente Argentina, Paraguay y Uruguay. Las
Provincias unidas de Centroamericana (Guatemala, Nicaragua, Honduras, El
Salvador, Costa Rica) se independizaron de México (1823) y después la
federación se deshizo en una guerra civil y estos cinco pequeños países se
independizaron (1838-1839). Son ejemplos de que había muchos intereses
locales contrapuestos.
En suma, con la fragmentación política se perdió una gran ocasión para un
desarrollo político, social y económico más equilibrado. La debilidad política,
económica y militar resultante explica, por ejemplo, que México sufriese una
disgregación territorial en América central (1830), Texas (1836), la guerra
con EE UU (1846-1848), con pérdida de vastos territorios, así como la
intervención francesa en 1862-1865. Por otra parte la artificialidad de las
fronteras (basadas en las divisiones administrativas y judiciales de la
administración española) explica en gran parte las guerras entre los nuevos
países, como la guerra de la “Triple Alianza” de Paraguay contra Brasil,
Argentina y Uruguay (1865-1870); la “guerra del salitre” de Chile contra
Perú y Bolivia (1879-1883) y las muchas disputas fronterizas que han
subsistido en el siglo XX, como la guerra del Chaco (1932-1935).
El impacto en España.
Durante decenios España no tuvo relación con los nuevos Estados, pero se
impuso la realidad y poco a poco restableció la relación diplomática y
económica con ellos. Si dura fue la pérdida de las colonias en el decenio de
1820, por la decadencia comercial y la disminución de los ingresos fiscales,
peor incluso fue la pérdida de 1898, pues provocó una crisis nacional sin
precedentes. El “regeneracionismo” fue una respuesta ideológica positiva,
pero no evitó que se entendiera como la gran crisis de la Restauración y que
marcó el futuro a largo plazo de la monarquía y del sistema político.
La independencia.
Brasil recibió al rey Juan VI, de la dinastía portuguesa Braganza, durante su
exilio (por la invasión napoleónica) desde 1808 a 1821. La Corte se instaló
en Rio de Janeiro y se otorgó a Brasil el título de Imperio y luego el de Reino
Unido de Portugal y Brasil. En ese tiempo se desarrolló la conciencia
independentista de los criollos y Brasil se acostumbró a ser un Estado, que
no quería volver a depender del débil Portugal.
En 1817 se sofocó una rebelión republicana y en 1821 se anexionó Uruguay
(hasta la rebelión de 1828).
Cuando el rey volvió a Portugal en 1822 dejando como regente a su
primogénito, Pedro, los criollos se unieron a este en una revolución y se
declaró la independencia en el Grito de Ipiranga (7-IX-1822). Pedro I fue
coronado emperador. La guerra con la metrópoli fue muy breve y terminó en
1823 con el reconocimiento de la independencia.
El Imperio.
El Imperio subsistió hasta 1889. Pedro I heredó la corona portuguesa en
1826 y la dejó a su hija María (desposeída por su tío Miguel). La amenaza de
un levantamiento liberal obligó a Pedro a abdicar (1831) en su hijo Pedro II,
un reformista cuyo poder fue debilitándose con el tiempo al imponer desde
arriba una política liberal (sin el apoyo de los liberales republicanos): el
sufragio universal (1881) y la abolición de la esclavitud en 1888 le privaron
del apoyo de los terratenientes conservadores. Los republicanos
aprovecharon la crisis para dar un golpe de estado y proclamar la República.
Filipinas.
En cambio, en Filipinas (que aunque asiática se debe incluir por extensión
en este tema) apenas hubo colonización y su importancia para España era
menor, pues su dominio era básicamente comercial y se basaba más en
intereses de prestigio que demográficos (sólo hubo 6.000 españoles de
media, la mayoría militares y misioneros), económicos (la colonia era
presupuestariamente deficitaria) y de religión (la Iglesia presionaba para
defender el único foco de catolicismo en la lejana Asia Oriental).
La lucha por la independencia se redujo a unos pocos conflictos con la
mayoría tagala y la minoría musulmana, como la sublevación de 1872,
hasta la rebelión generalizada de 1896, que enlazó con la guerra de 1898.
La represión española de los autonomistas fue dirigida con éxito
sucesivamente por los generales Polavieja y Fernando Primo de Rivera, y
concluyó con el fusilamiento de Rizal (30-XII-1896) y el sometimiento
general de los rebeldes en Biac-Na-Bató (XII-1897), lo que impidió una
solución pacífica y paulatina. La rebeldía continuó, aletargada, dirigida por
Marcelo del Pinar y Emilio Aguinaldo.
BIBLIOGRAFÍA.
Documentales / Vídeos.
Libros.
Beyhaut, Gustavo y Hélène. América Latina III. De la Independencia a la
Segunda Guerra Mundial. Nº 23 de Historia Universal. Siglo XXI. Madrid.
1986. 302 pp.
Chevalier, François. América latina de la independencia a nuestros días.
Nueva Clío 44. Labor. Barcelona. 1983 (1977). 504 pp.
Halperin Donghi, T. Historia Contemporánea de América Latina. Alianza.
Madrid. 1990. 181 pp.
Lynch, J. Las Revoluciones hispanoamericanas, 1808-1826. Barcelona. 1976.
358 pp.
Tuñón de Lara, Manuel (dir.). Historia de España Labor. Labor. Barcelona. v.
VI. Céspedes del Castillo, Guillermo. América Hispánica (1492-1898). 1983.
526 pp. v. XIII. Céspedes del Castillo, Guillermo (sel.). Textos y documentos
de la América Hispánica (1492-1898). 1988. 478 pp.
Tuñón de Lara, M.; Andrés-Gallego, J.; Abellán, J.L. El desastre del 98.
Cuadernos Historia 16. 1985. Nº 30. 31 pp.
Vicens Vives, J. Historia social y económica de España y América. Vicens-
Vives. Barcelona. 1957. 5 vs.
PROGRAMACIÓN.
EL PROCESO DE INDEPENDENCIA DE AMÉRICA LATINA.
UBICACIÓN Y SECUENCIACIÓN.
En Bachillerato, 2º curso, Historia Contemporánea. Bloque 2. Balance del
siglo XIX hasta 1914. Apartado. El origen de los Estados contemporáneos.
Está incluido en ESO, 2º ciclo. Eje 2. Sociedades históricas y cambio en el
tiempo. Bloque 5. Cambio en el tiempo. Apartado 3. Cambio social y
revolución en la época contemporánea. La crisis del Antiguo Régimen y las
revoluciones liberales burguesas.
RELACIÓN CON TEMAS TRANSVERSALES.
Relación con el tema de la Educación para la Paz, en especial la solución de
los conflictos con alternativas pacíficas. Como siempre en temas de ciencias
sociales, también se relaciona con la Educación Moral y Cívica.
TEMPORALIZACIÓN.
Tres sesiones de una hora.
1ª Exposición del profesor (las primeras independencias).
2ª Exposición del profesor (las últimas independencias en 1898) y esquemas
y comentarios de textos.
3ª Comentarios de textos; debate y síntesis.
El examen final se hará junto al de otras UD.
OBJETIVOS.
Identificar a los líderes del movimiento independentista latinoamericano.
Conocer las causas últimas y cercanas de la independencia latinoamericana.
Conocer las consecuencias políticas y económico-sociales sobre los nuevos
países latinoamericanos y España.
Conocer la secuencia temporal de los hechos.
Valorar los aspectos positivos y negativos de la colonización.
Valorar la solución pacífica de los conflictos nacionales.
CONTENIDOS.
A) CONCEPTUALES.
- Latinoamérica en vísperas de la Independencia: la política, la sociedad y la
economía.
- Las causas últimas y cercanas del proceso de Independencia de las
colonias. Entre las últimas: el malestar de los criollos, el predominio de los
peninsulares, el sometimiento de mestizos, indios y negros, la difusión de
las ideas ilustradas, el ejemplo la independencia de EE UU... Entre las
cercanas: la guerra de Independencia, la crisis del Antiguo Régimen, la crisis
económica...
- La rebelión y la represión.
- La evolución del conflicto bélico.
- El nuevo orden político y social latinoamericano.
- La crisis del 98.
B) PROCEDIMENTALES.
Tratamiento de la información: realización de esquemas del tema.
Explicación multicausal de los hechos históricos: en comentario de textos.
Indagación e investigación: recogida y análisis de datos en enciclopedias,
manuales, monografías, artículos...
C) ACTITUDINALES.
Rigor crítico y curiosidad científica.
Tolerancia y solidaridad.
Respeto y valoración de otras culturas.
Valorar la solución pacífica de los conflictos nacionales.
METODOLOGÍA.
Metodología expositiva y participativa activa.
MOTIVACIÓN.
Un documental sobre la presencia hispana en Latinoamérica. Servirá de
refuerzo de los conocimientos previos de los alumnos, que el profesor
debería evaluar inicialmente con un breve diálogo.
ACTIVIDADES.
A) CON EL GRAN GRUPO.
Exposición por el profesor del tema.
B) EN EQUIPOS DE TRABAJO.
Realización de esquemas de las causas y consecuencias del proceso
independentista.
Realización de una línea de tiempo sobre el proceso.
Comentarios de textos: declaraciones de independencia americana,
discursos de Bolívar, artículos y discursos sobre la esclavitud y la guerra de
Cuba, tratado de paz de París (1898).
Debate interno y síntesis de grupo en cuestiones: sobre el derecho de
autodeterminación de los pueblos; sobre las diferencias entre España y Gran
Bretaña respecto al colonialismo y la descolonización; sobre la esclavitud en
Cuba; sobre el derecho y las razones de EE UU para atacar a España “en
defensa de Cuba”; sobre si la guerra puede ser justa…
C) INDIVIDUALES.
Realización de apuntes esquemáticos sobre la UD.
Participación en las actividades grupales.
Búsqueda individual de datos en la bibliografía, en deberes fuera de clase.
Contestar cuestiones en cuaderno de trabajo, con diálogo previo en grupo.
RECURSOS.
Presentación digital (o transparencias, diapositivas y mapas).
Libros de texto, manuales, monografías.
Fotocopias de textos para comentarios.
Cuadernos de apuntes, esquemas...
Documental para la actividad de motivación.
EVALUACIÓN.
Evaluación continua de todas las actividades.
Examen incluido en el de otras UD (primera mitad del siglo XIX), con breves
cuestiones y un comentario de texto.
RECUPERACIÓN.
Entrevista con los alumnos con inadecuado progreso.
Realización de actividades de refuerzo: esquemas, comentario de textos...
Examen de recuperación (junto a las otras UD).