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La Corriente Libertadora del Norte, liderada por Simón Bolívar, y la

Expedición Libertadora del Perú, liderada por José de San Martín, fueron
dos de las fuerzas que contribuyeron a la independencia del Perú:

Corriente Libertadora del Norte

Esta campaña bélico-militar fue liderada por Simón Bolívar, quien fue
solicitado por José de San Martín para actuar como estratega militar.
Bolívar triunfó en la Batalla de Junín en agosto de 1824.

Expedición Libertadora del Perú

Liderada por José de San Martín, desembarcó en las costas peruanas en


1820. San Martín proclamó la independencia del Perú el 28 de julio de
1821 y bajo su Protectorado se formó el primer Congreso Constituyente
del país.

El proceso de independencia de Perú fue largo y abarca dos grandes


etapas, de 1811 a 1818 y de 1820 a 1824. La Batalla de Ayacucho en
diciembre de 1824, comandada por el Mariscal Antonio José de Sucre,
puso fin al dominio colonial español en América del Sur.
Corriente libertadora del Norte
Se le llama Corriente libertadora del norte a las campañas militares que lideró el
venezolano Simón Bolívar. Esto, con el fin de derrotar a los españoles y conseguir la
independencia de varios países de Sudamérica.

Dónde se originó la corriente


libertadora del norte?
La corriente libertadora del Norte se originó en la Capitanía General de Venezuela. Su
máximo caudillo y símbolo fue el general Simón Bolívar, el «Libertador».
Este movimiento, nació en Caracas, y se fortaleció después en los llanos de Venezuela.
Logró la emancipación de la Nueva Granada, de la propia Venezuela y de la Presidencia de
Quito. Luego tenía que expandirse hacia el sur, hacia el Perú, porque la liberación de las
naciones que conforman la Gran Colombia, no sería completa ni segura, mientras
subsistiera el bastión realista del Perú. De modo, que era un destino manifiesto, el que
Bolívar y los colombianos vinieron a nuestro país a derrotar definitivamente a los
peninsulares, dado que la obra de San martín había quedado incompleta.
Simón Bolívar y su participación en la
corriente libertadora
Bolívar, sediento de gloria, y ansioso de terminar con el poder de los realistas en América
del Sur, quiso venir al Perú para terminar la obra de su emancipación. la anarquía reinante
en nuestro país, con las luchas entre Riva Agüero y el congreso, facilitaron ese designio.
Después de haber libertado cinco repúblicas, y cuando su poder político se hallaba ya
erosionado en la Gran Colombia por las conspiraciones y luchas internas. Bolivar se retiró
del gobierno, y decepcionado y enfermo pues por la tuberculosis que padecía hizo crisis.
Murió en San Pedro Alejandrino, en Nueva Granada, el 17 de diciembre de 1830.

Bolivar entendía que la única forma de vencer al ejército español era en la sierra. No a
través de campañas parciales como se había intentado, sino por medio del ejército
encargado. Decidió entonces ascender por el norte. Las fuerzas con que contaba sumaban
1300 hombre (sin las guerrillas). Como necesitaba tiempo, el congreso aprobó establecer
con los realistas una tregua y se envió en enero de 1824 al ministro Juan de Berindoaga,
conde de San Donas, a establecer las negociaciones, que a la postre no dieron resultados
positivos.
Acciones de Bolívar en el Perú
Frente al caos reinante, el parlamento le otorgó el cargo de «dictador»
(10 de febrero de 1824).
Radicado todavía en Trujillo, Riva Agüero inició conversaciones con el
virrey La Serna proponiéndole que el Perú sea gobernado por un
príncipe español previa expulsión de las tropas bolivarianas. El libertador
envió a apresar y ejecutar al traidor, sin embargo solo fue deportado a
Europa.
El mismo Torre Tagle por su recelo contra Bolivar, pacta con la Serna,
para expulsar al dictador pero es descubierto y se ve obligado a huir
hacia el real Felipe donde moriría en 1825.
LA CONSOLIDACIÓN
La consolidación de la independencia del Perú se produjo en 1824, tras
las batallas de Junín y Ayacucho, lideradas por Simón Bolívar. Este
proceso fue largo y complejo, y se extendió más allá de la proclamación
de la independencia por José de San Martín en 1821.

La Batalla de Ayacucho, que tuvo lugar el 9 de diciembre de 1824, fue el


último gran enfrentamiento de las guerras de independencia
hispanoamericanas en América del Sur. Esta batalla se libró en la Pampa
de Quinua, a 37 kilómetros de Ayacucho, y supuso la victoria de los
patriotas sobre el ejército realista. La capitulación del virrey del Perú
selló la consolidación de la independencia del Perú y de toda Sudamérica
hispana.

El año 2024 ha sido declarado como “Año del Bicentenario, de la


consolidación de nuestra Independencia, y de la conmemoración de las
Heroicas Batallas de Junín y Ayacucho”.

¿Cómo fue la consolidación de la independencia del Perú?

El proceso de nuestra independencia fue largo y complejo, y no se agotó


en 1821 con la declaratoria dada por José de San Martín, sino que se
extendió, con marchas y contramarchas, hasta 1824, cuando las tropas
de Simón Bolívar consolidaron nuestra libertad con las batallas de Junín
y Ayacucho.
¿Cuándo se consolidó definitivamente la independencia del Perú?

Los realistas abandonaron Lima y se fortificaron en el Cuzco, mientras


que San Martín proclamó la independencia del Estado peruano el 28 de
julio de 1821. Bajo su Protectorado se estableció el primer Congreso
Constituyente del país.

¿Dónde se consolida la independencia del Perú?

El 15 de julio de 1821, 300 de los principales vecinos de Lima habían


firmado el Acta de su Independencia; pero fue recién el sábado 28 de
julio de 1821, en una ceremonia pública, cuando el General San Martín
proclamó la Independencia del Perú en la Plaza Mayor de Lima.

¿Qué Batalla consolidó la independencia?

El 9 de diciembre de 1824, se libró la Batalla de Ayacucho, que significó


el enfrentamiento definitivo contra el ejército realista que defendía la
continuidad del gobierno de la monarquía hispana. Por Dirección de
Comunicación. 10 diciembre, 2021.

Simón Bolívar, el Libertador

Descendiente de una familia de origen vasco que se hallaba establecida en


Venezuela desde fines del siglo XVI, y ocupaba en la Provincia una destacada
posición económica y social, Simón Bolívar nació en la ciudad de Caracas el 24 de
julio de 1783. Sus padres fueron el Coronel don Juan Vicente Bolívar y Ponte, y
doña Concepción Palacios Blanco. Tenía tres hermanos mayores que él -María
Antonia, Juana y Juan Vicente- y hubo otra niña, María del Carmen, que murió al
nacer. Antes de cumplir tres años, Simón perdió a su padre, fallecido en enero de
1786. La educación de los niños corrió a cargo de la madre, mujer de fina
sensibilidad, pero también capaz de administrar los cuantiosos bienes que poseía
la familia. Además de la herencia paterna, Simón era titular de un rico mayorazgo,
instituido para él en 1785 por el Presbítero Juan Félix Jérez y Aristaguieta.
En su ciudad natal transcurrieron sus primeros años, con ocasionales viajes a
las haciendas que la familia poseía en los Valles de Aragua. En 1792 falleció doña
Concepción. María Antonia y Juana contrajeron matrimonio bien pronto, y los dos
varones de la familia, Juan Vicente y Simón, siguieron viviendo con el abuelo
materno, don Feliciano Palacios, tutor de ambos. La casona de la familia daba al
frente a la plazuela de San Jacinto, en pleno centro de la ciudad. Al morir el
abuelo, Simón quedó al cuidado de su tío y tutor Carlos Palacios. En julio de 1795,
cuando cumplía 12 años, sufrió una crisis muy propia de la primera adolescencia:
huyó del lado de su tío, para acogerse a la casa de su hermana María Antonia y
de su marido, hacia quienes sentía mayor afinidad afectiva. A consecuencia de
estos hechos, que pronto se arreglaron favorablemente, Simón Bolívar pasó
algunos meses como interno en la casa de don Simón Rodríguez (1771-1854),
nacido también en Caracas, quien regentaba entonces la Escuela de primeras
letras de la ciudad. Entre aquel genial pedagogo y reformador social, y el niño
Simón Bolívar, se estableció pronto una corriente de mutua comprensión y
simpatía, que duraría tanto como sus vidas. Rodríguez se marchó de Caracas en
1797. Antes y después de ser alumno suyo, tuvo Bolívar otros maestros en
Caracas, entre los cuales se cita a Carrasco y a Vides, quienes le dieron lecciones
de escritura y de aritmética, a fray Jesús Nazareno Zidardia, al Presbítero José
Antonio Negrete, profesor de Historia y de Religión, y a Guillermo Pelgrón,
preceptor de latinidad. Recibió también lecciones particulares de Historia y de
Geografía que le dio don Andrés Bello (1781-1865), quien atesoraba ya en su
juventud el caudal de conocimientos que habría de conducirlo con el tiempo a ser
el primer humanista de América.
La vocación de Bolívar era el ejercicio de las armas. En enero de 1797,
ingresó como cadete en el Batallón de Milicias de Blancos de los Valles de
Aragua, del cual había sido Coronel años atrás su propio padre. No tenía aún 14
años cumplidos. En julio del año siguiente, cuando fue ascendido a Subteniente,
se anotaba en su hoja de servicios: Valor: conocido; aplicación: sobresaliente. El
adiestramiento práctico en los deberes militares lo combinaba Bolívar con el
aprendizaje teórico de materias consideradas entonces la base de la formación
castrense: las matemáticas, el dibujo topográfico, la física, etc., que aprendió en la
Academia establecida en la propia casa de Bolívar por el sabio Capuchino fray
Francisco de Andújar desde mediados de 1798, y a la cual asistían también varios
amigos de Simón.
A comienzos de 1799, viajó a España. En Madrid, bajo la dirección de sus tíos
Esteban y Pedro Palacios y la rectoría moral e intelectual del sabio Marqués de
Ustáriz, se entregó con pasión al estudio. Recibió allí la educación propia de un
gentilhombre que se destinaba al mundo y al ejercicio de las armas: amplió sus
conocimientos de historia, de literatura clásica y moderna, y de matemáticas, inició
el estudio del francés, y aprendió también la esgrima y el baile, haciendo en todo
rápidos progresos. La frecuentación de tertulias y salones pulió su espíritu,
enriqueció su idioma, y le dio mayor aplomo. En Madrid conoció a María Teresa
Rodríguez del Toro y Alayza, de quien se enamoró. A fines de 1800 pensaba en
constituir un hogar, asegurarse descendencia, y regresar a su país, para atender
al fomento de sus propiedades. Hubo un compás de espera: en la primavera de
1801 viajó a Bilbao, donde permaneció casi todo el resto del año. Hizo luego un
breve recorrido por Francia que le condujo hasta París y Amiens. En mayo de
1802 estaba de nuevo en Madrid, donde contrajo matrimonio, el día 26, con María
Teresa. Los jóvenes esposos viajaron a Venezuela, pero poco duró la felicidad de
Simón. María Teresa murió en enero de 1803. El joven viudo regresó a Europa a
fines de ese mismo año, pasó por Cádiz y Madrid, y se estableció en París desde
la primavera de 1804.
En la capital del naciente Imperio Francés los placeres de una vida social,
mundana, y los estímulos de orden intelectual, comparten la atención de Bolívar,
no menos que el espectáculo fascinante de una Europa en plena ebullición
política. Frecuenta teatro, tertulias y salones, donde conoce a bellas mujeres, pero
trata igualmente a sabios como Alejandro de Humboldt y Amado Bonpland, y
asiste a las conferencias y a los cursos libres de estudios donde se divulgan los
conocimientos y las teorías más recientes. En esta época de su vida se entrega
con pasión a la lectura. Se ha encontrado de nuevo con Simón Rodríguez, cuyo
saber y cuya experiencia hacen de él un extraordinario compañero de
conversaciones, lecturas y viajes. Van juntos a Italia, y cruzan a pie la Saboya. En
Roma, un día de agosto de 1805, en el Monte Sacro, Bolívar jura en presencia de
su maestro no dar descanso a su brazo ni reposo a su alma hasta que haya
logrado libertar al mundo Hispanoamericano de la tutela española. De nuevo se
separan Bolívar y Rodríguez. El primero, poco más tarde, asciende al Vesubio en
compañía del Barón de Humboldt y de otros científicos. Bolívar regresa a París, en
donde se afilia a una logia masónica. A fines de 1806, conocedor de los intentos
realizados por el Precursor Miranda en Venezuela, Bolívar considera que ha
llegado el momento de volver a su patria. Se embarca en un buque neutral que
toca en Charleston en enero de 1807; recorre una parte de los Estados Unidos, y
regresa a Venezuela a mediados del mismo año.
Vive ahora como un joven aristócrata, atento al fomento de sus haciendas, y
en 1808 sostiene un sonado pleito con Antonio Nicolás Briceño por los linderos de
una de ellas; pero piensa siempre en el porvenir del país. En las reuniones que él
y su hermano Juan Vicente celebran con sus amigos en la quinta de recreo que
poseen en Caracas a orillas del río Guaire, se habla de literatura, pero también se
hacen planes para la Independencia de Venezuela.
Llega el 19 de abril de 1810. La Junta establecida ese día nombra a Bolívar,
en compañía de Luis López Méndez y de Andrés Bello, comisionado ante el
Gobierno Británico. Cumplida su misión, Bolívar regresa de Londres a fines del
mismo año. En Inglaterra ha visto el funcionamiento práctico de las instituciones.
En el seno de la Sociedad Patriótica de Caracas es uno de los más ardientes
abogados de la Independencia, que el Congreso proclama el 5 de julio de 1811.
Bolívar se incorpora al Ejército, y con el grado de Coronel contribuye en 1811, bajo
las órdenes de Miranda, al sometimiento de Valencia. En 1812, a pesar de
grandes esfuerzos, no logra evitar que la plaza de Puerto Cabello, de la cual era
comandante, caiga en poder de las fuerzas realistas por una traición. A mediados
de 1812, el General Miranda capitula ante el jefe español Domingo de
Monteverde. En el puerto de La Guaira un grupo de oficiales jóvenes, entre los
cuales figura Bolívar, deseosos de continuar la lucha, arrestan al infortunado
Precursor. Pero todos los esfuerzos son inútiles. Bolívar logra salvarse gracias a la
hidalguía de un amigo suyo, don Francisco Iturbe, quien obtiene un pasaporte
para él. Se traslada a Curazao, y luego a Cartagena de Indias, donde redacta y
publica su «Memoria dirigida a los ciudadanos de la Nueva Granada por un
caraqueño», uno de los escritos fundamentales, en el cual expone ya su credo
político, así como los principios que habrán de guiar su acción en los años futuros.
Comienzan entonces sus fulgurantes campañas militares, en las cuales
alternarán victorias y reveses hasta 1818, y a partir del año siguiente
predominarán los triunfos. A la cabeza de un pequeño ejército, limpia de enemigos
las márgenes del río Magdalena, toma en febrero de 1813 la Villa de Cúcuta, e
inicia en mayo la liberación de Venezuela. La serie de combates y de hábiles
maniobras que en tres meses le condujeron vencedor desde la frontera del
Táchira hasta Caracas, a donde entró el 6 de agosto, merecen en verdad el
nombre de Campaña Admirable con que se les conoce. A su paso por Trujillo, en
junio, había dictado el Decreto de Guerra a Muerte, con el objeto de afirmar el
incipiente sentimiento nacional de los venezolanos. Poco antes, a su paso por la
ciudad de Mérida, los pueblos le habían aclamado Libertador, título que le
confieren solemnemente en octubre de 1813 la Municipalidad y el pueblo de
Caracas, y con el cual habrá de pasar a la historia.

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