Candida y Asper
Candida y Asper
Candida y Asper
El nombre Candida viene del latín candidus que significa “blanco brillante”, Hipócrates en
el siglo V a.c. detalló por primera vez placas blanquecinas en la cavidad oral de algunos
niños recién nacidos (Dadar et al., 2018). Candida albicans es una levadura que reside
como microorganismo comensal en el ser humano y otros mamíferos; sus manifestaciones
clínicas pueden ser localizadas o sistémicas y puede afectar prácticamente cualquier
superficie del organismo, desde piel y mucosas hasta órganos internos (Dadar et al., 2018).
La piel húmeda y las mucosas oral y vaginal son los lugares de presentación más frecuentes
de la candidiasis superficial, no obstante, cuando existe diseminación hematógena,
cualquier órgano puede verse comprometido. La candidiasis es la infección fúngica
invasiva más común y la Candida albicans el principal agente etiológico (Wall et al., 2019),
esta cursa con un alto índice de mortalidad y suele encontrarse en pacientes
inmunosuprimidos o con otras condiciones subyacentes que los predisponen (Cottier &
Hall, 2020). No fue hasta el siglo XX d.c. que se logró determinar la biología de las
levaduras causales de esta enfermedad y la clasificación taxonómica que hoy en día se
conoce
Candida albicans es una levadura comensal que reside en las membranas mucosas de las
cavidades oral y vaginal, así como en el tracto gastrointestinal de los humanos.
Normalmente es inofensiva en el hospedero sano, pero su patogenicidad se dispara en el
hospedero inmunocomprometido. Aunque la invasión inicial depende de los mecanismos
inmunes del hospedero, C. albicans posee características intrínsecas que promueven su
habilidad de causar enfermedad (1-3). Entre sus factores de virulencia se incluyen las
adhesinas, la conversión morfogenética del microorganismo de la fase levaduriforme a la
fase filamentosa, la secreción de enzimas como proteasas y fosfolipasas y la
inmunomodulación de los mecanismos de defensa del hospedero
Existen cerca de 200 especies de Candida en la naturaleza (Dadar et al., 2018; Wall et al.,
2019) pero, C. albicans, la especie más importante del género por su alta prevalencia en el
ser humano, sólo se encuentra como endosaprofito del tubo digestivo de aves, mamíferos y
seres humanos participando en procesos de fermentación y asimilación de nutrientes.
También se encuentra en la mucosa genital femenina, allí participa estabilizando la
microflora comensal, el pH y regulando el sistema inmune
Distribución
C. albicans representa el 37% en América Latina y el 70% en Noruega, habiendo
aumentado C. glabrata en Estados Unidos (20-24%), siendo la frecuencia de esta especie
muy baja en América Latina 44, la cual en Europa oscila entre el 9 y el 10% 44. Estas
variaciones de C. glabrata se han atribuido al uso de los azoles y a otros factores 44, como la
edad, enfermedades subyacentes, etc. C. parapsilosis y C. tropicalis predominan en
América Latina.
La mortalidad en las infecciones debidas a especies de Candida diferentes de C. albicans es
más elevada que en las producidas por C. albicans13.
Ciclo de vida
Candida albicans puede existir en tres fases biológicas principales: levadura, seudohifas e
hifas. Esta plasticidad en su forma permite a C. albicans adaptarse y ser resistente a
tratamientos, además de desempeñar un rol clave en la etapa de infección.
Aspergillus presenta un ciclo biológico simple en el que las esporas se producen para su
reproducción. Al germinar, estas esporas forman hifas, las cuales representan la fase
invasiva del hongo. Este género tiene una gran capacidad de esporulación, lo que resulta en
altas concentraciones de esporas en el aire. La inhalación de estas esporas es la vía principal
de infección, aunque generalmente no causan enfermedad en humanos, pues son eliminadas
eficazmente por el sistema inmunitario. Sin embargo, en personas inmunosuprimidas, las
esporas pueden alcanzar las vías respiratorias inferiores y depositarse en los alvéolos,
gracias a su tamaño reducido, lo que permite su penetración en el tejido pulmonar.
Una vez en los tejidos, las especies patógenas de Aspergillus producen hifas tabicadas de 2
a 5 µm de diámetro que se ramifican en ángulo agudo. Estas hifas pueden invadir vasos
sanguíneos en pacientes inmunodeprimidos, provocando lesiones como infartos, edema y
hemorragia, además de necrosis en los tejidos afectados. En algunos casos, el hongo se
disemina vía hematógena, lo que puede causar daño en múltiples órganos y llevar a la falla
orgánica (MendezGuzmanLauraDaniel…).