Tema Metafísica
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Tema Metafísica
METAFÍSICA
1. Definición de metafísica
¿Qué significa “la realidad”, qué es, en el fondo, lo real? ¿qué podemos decir de ello? ¿cuál es el origen de todo en
su conjunto? ¿Por qué hay o existe algo, y no más bien la nada? ¿qué significa que algo sea?
Las diversas ciencias particulares (geología, medicina, física, química, etc) se reparten el estudio de la realidad. La
metafísica estudia la realidad de manera más general: una ciencia así será el cimiento más sólido para todo el edificio
de las ciencias, por eso Aristóteles llamó a la metafísica “filosofía primera”.
En el pensamiento griego no se plantean el origen de la realidad (el demiurgo de Platón se encuentra, entre otras
cosas, la materia preexistente, y para Aristóteles el universo es eterno en el tiempo…) En la filosofía griega, por lo
tanto, la naturaleza es necesaria, en el sentido de que no puede no existir. Con la aparición del cristianismo esto
cambia, ya que se considera que el mundo, la realidad, ha sido creada, es decir, es, en términos filosóficos,
contingente: existe, pero podría no existir. Por eso, para el pensamiento cristiano tiene sentido preguntar por qué
existe la naturaleza, o, planteado como hará Leibniz (XVIII): ¿por qué existe algo y no más bien nada?
En nuestra época a esa pregunta responde la física a través de la teoría del Big Bang, propuesta por Lemaitre en
1931. Según esta teoría, el universo se habría originado hace unos 13500 millones de años. Por entonces toda la
materia y la energía se encontraban bajo una forma infinitamente condensada y caliente, no existiendo partículas ni
interacciones. Este estado es conocido como “singularidad original”. A partir de esta singularidad se produjo una
explosión y el universo empezó a enfriarse y a expandirse hasta la actualidad, creándose tanto la materia como las
cuatro fuerzas que rigen el universo. Pero, con todo esto, esta teoría deja numerosas cuestiones abiertas: ¿se crea el
tiempo con el universo? ¿qué había antes de esa materia y energía bajo una forma infinitamente condensada
(=singularidad original)? ¿de dónde ha salido la singularidad original? En definitiva, seguimos sin dar una respuesta
definitiva a la pregunta ¿por qué hay algo y no más bien nada?
¿De qué se compone, en último término, la realidad? Las respuestas a esta pregunta son de dos tipos:
Con la expansión del judaísmo, del cristianismo y del islam se extendió una concepción de Dios muy diferente a la
grecolatina: Dios pasa a ser una sustancia infinita (perfecta, no le falta de nada en el orden del ser), trascendente
(eso es, más allá del mundo físico), de carácter personal y que es creador del mundo.
En las metafísicas espiritualistas de tradición judía, cristiana e islámica, Dios cumple tres funciones:
- Sirve como principio explicador del origen del cosmos y del orden cósmico
- Dios es el fundamento del orden moral: su existencia permite tener un criterio de lo que es bueno o malo,
de lo contrario imperaría un relativismo de los valores.
- En Dios encuentra el ser humano la salvación y el sentido de su vida.
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- El componente último de la realidad es material. Todo lo que hay surge de las distintas formas de organización de
la materia. Los presocráticos Demócrito y Leucipo, conocidos como los atomistas, serían representantes de este
tipo de metafísicas.
Edad Antigua. El término procede de una expresión griega cuya traducción literal sería “más allá de la física”. Es una
denominación que empleó por primera vez Andrónico de Rodas para referirse a una serie de libros de Aristóteles
que trataban básicamente de dos tipos de cosas:
a) Del ser o del ente (lo que es) en general: todas las ciencias se ocupan de parcelas particulares del ser, así la
aritmética se ocupa del número, la medicina de la salud y la enfermedad, etc. Pues bien, Aristóteles
considera que debe hacer una ciencia que se ocupe del ser en sí mismo, no del ser de los números o del ser
de la naturaleza o del ser de Dios, sino del ser, sin más, de en qué consiste que algo sea.
b) De los primeros principios del movimiento: Aristóteles parte de que todo lo que se mueve es movido por
algo; por tanto, concluye, tiene que haber un Primer Motor (al que también llama Dios), que mueva todo lo
demás.
A la disciplina que trata de Dios se la denomina teología, y a la que trata del ser en general, se la denomina
ontología. Por esa razón la metafísica comenzó siendo teología y ontología.
Edad Moderna. A partir del siglo XVII Descartes considera que hay tres tipos de realidades o sustancias
diferenciadas, tres tipos de entes: Dios, alma y el mundo. Teniendo en cuenta esta clasificación de la realidad,
Christian Wolff, un filósofo racionalista alemán del siglo XVIII, reorganizó el campo de estudio de la metafísica. Según
Wolff, la metafísica constaría de las siguientes subdisciplinas:
Edad contemporánea. En el mundo contemporáneo ha sido frecuente el rechazo a la metafísica. Entre los
detractores más destacados de la metafísica están:
a) El positivismo. El positivismo es una corriente filosófica fundada por Comte. Los positivistas consideran que
la ciencia y la filosofía deben tratar de aquellas cosas que son constatables. Y lo único constatable son los
hechos, que se dan siempre dentro de determinadas relaciones que llamamos leyes. Hechos y leyes
constituyen el contenido del conocimiento. La metafísica, por el contrario, se pregunta por el ser de las
cosas. Pero tal pregunta carece de sentido. No hay nada al margen de cómo se nos dan las cosas, no hay más
que hechos.
b) Nietzsche. El pensamiento metafísico tradicional viene diferenciado entre una realidad física (sensible y
material) y una realidad suprafísica (inmaterial, meta-física). Considerar que la auténtica realidad es la
suprafísica (por lo que el mundo físico sería mera apariencia) es una perversión. Esta concepción de la
realidad, que nace con Platón, es, según Nietzsche, un tremendo error, pues convierte en real, en valioso, lo
que es un mundo irreal; mientras que el mundo real (el mundo material, terrenal) queda devaluado.
a) Presocráticos
Las personas hoy en día se imaginan, más o menos, que algo habrá surgido, en algún momento, de la nada. Esta idea
no era tan corriente entre los griegos. Por alguna razón daban por sentado que ese algo había existido siempre.
Vemos pues que la gran pregunta no era cómo todo pudo surgir de la nada. Los griegos más bien se preguntaban
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cómo era posible que las cosas cambiaran, se transformaran, y pasaran a ser lo que no son (una bellota se
transforma en una encina). Los primeros filósofos tenían en común la creencia de que existía así una materia
primaria, que era el origen de todos los cambios. O, dicho de otra manera: a través de los sentidos vemos una
realidad cambiante y compuesta por cosas de diferentes formas, materiales, colores, tamaños, etc. Los presocráticos
deducen, a través de la razón, que debe existir una realidad última (básica e indivisible) de la que todo está
compuesto. A esa realidad la llamaron arjé. Sería como una especie de ladrillo último de la realidad, del que estaría
compuesto todo, y, a su vez, él sería un elemento último en el sentido de simple, no compuesto de realidades
posteriores, e indivisible.
b) Platón
El maestro de Platón, Sócrates, dará una nueva orientación al pensamiento filosófico. Cambia el modo de preguntar,
de enfrentarse a la realidad. Para él, el problema fundamental es aclarar cosas tales como qué es la justicia, qué es el
bien, qué es la virtud, qué es la belleza, etc. Es decir, Sócrates traslada el interés de la reflexión filosófica a aclarar
qué son, en qué consisten, esas realidades fundamentales en función de las cuales organizamos nuestra vida.
Sócrates no le dio una existencia separada y aparte a esos conceptos. Él se preguntaba por lo que llamamos esencia,
es decir, por el conjunto de rasgos que definen una cosa, que hacen que esa cosa sea lo que es. La esencia de algo
residiría, según Sócrates, en una definición que valiese para toda la especie de cosas de las que se trata. Así, aclarar
cuál es la esencia de la justicia consistiría en dar una definición de justicia que valiese para todos los actos justos.
Esta definición sería algo universal (valdría para todo lo considerado justo) y eterna (una vez encontrada, no variaría
con el tiempo)
Platón es discípulo de Sócrates, de quien hereda su preocupación por desentrañar el ser de cosas tales como la
justicia, la belleza, etc. Pero Platón va más allá de Sócrates y considera que las esencias no son meras definiciones,
sino realidades formales (es decir, no materiales) que existen al margen de las cosas materiales. A estas esencias
separadas de las cosas Platón las llama formas o ideas. Así, por ejemplo, al margen de los actos o decisiones justas,
existiría, según Platón, la idea de justicia. Esta manera de entender las esencias lleva a Platón a defender la
existencia de dos niveles de realidad: el mundo sensible y el mundo inteligible (=mundo de las ideas)
El mundo sensible es el mundo que percibimos a través de los sentidos. Está hecho de materia ordenada. Por estar
hecho de materia podemos diferenciar en él individuos. Cada trozo de materia ordenada es un individuo (la mesa en
la que me apoyo, mi compañero de pupitre, el árbol tras la ventana…) Tales individuos están compuestos de partes,
y son cambiantes (= están en devenir) por ejemplo, la mesa se va deteriorando y, algún día, se destruirá. Las cosas
son múltiples (no hay un solo acto justo, o un solo compañero, o una sola mesa) y están sometidas a cambios
permanentes, al tiempo. Las cosas del mundo sensible, además, reciben su ser, su esencia del mundo inteligible, del
que son meras copias.
El mundo inteligible o mundo de las ideas estás constituido por entidades formales, inmateriales, que son únicas,
eternas, inmutables y solo captables por la inteligencia:
- Las ideas son únicas porque mientras que en el mundo sensible hay múltiples ejemplos de justicia, la idea de
justicia solo es una.
- Las ideas son universales porque al no haber en ellas elementos físicos que establezcan diferenciaciones
individuales, solo se podrán diferenciar unas de otras porque respondan a un orden diferente. Pero,
justamente, una determinación diferente implica una especie, un universal diferente.
- Y son eternas porque, al no estar constituidas por partes físicas, no pueden ni cambiar, ni destruirse.
- Al ser entidades inmateriales, solo podemos captarlas por la inteligencia (no por los sentidos)
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MUNDO SENSIBLE MUNDO INTELIGIBLE
Compuesto por Cosas materiales Ideas
Captado por Los sentidos La razón/inteligencia
Posee un ser Aparente Real
COSAS IDEAS
Sentidos Razón/inteligencia
Materiales Inmateriales
Cambian Inmutables
Nace-mueren/se crean y se destruyen Eternas
Múltiples Únicas
Copias La realidad
Aunque Platón las denomine ideas, no quiere decir que sean pensamientos en la mente de alguien. Tales ideas
tienen realidad por sí mismas, poseen realidad formal, una realidad similar a la de las entidades matemáticas.
Las ideas constituye la esencia de las cosas. Esto quiere decir que, por ejemplo, una acción es justa porque participa
de la idea de justicia. Para Platón, las ideas, por ser inmutables y universales, constituyen el objeto de la ciencia.
c) Aristóteles
Aristóteles llamó “filosofía primera” a la metafísica y aseguró que ésta estudia el ser. “Ser” es aquello en lo que
coinciden todas las cosas, todas las cosas “son”, de donde se podría concluir que “ser” es la idea más general porque
se aplica a todos los seres existentes. No obstante, esto plantea un problema, que mostraremos a partir de un
ejemplo: de un ente (cosa, individuo) podemos decir que “es un caballo”, y, además, del mismo ente podemos decir
que “es blanco”, que “es a las cinco de la tarde”, que “es uno”, etc. sin que haya contradicción alguna. Pero no
podemos, sin embargo, decir, de la misma cosa que es caballo y que es una vaca. Pues, en este caso, las afirmaciones
se contradicen.
¿Por qué en el primer caso podemos atribuirle a la misma cosa varios “es” distintos sin que haya contradicción, pero
no en el segundo caso? Aristóteles explicó esto con las categorías (que son distintos modos de decir algo, distintos
modos de ser)
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Acción……… “Platón está paseando”
La sustancia es la categoría principal (porque sin sustancia no hay accidentes), y el resto de categorías son los
accidentes, y no se pueden dar solos: necesitan una sustancia sobre la que recaer. Es distinto utilizar “es” para
referirnos a una sustancia (“Es un caballo”) de utilizar “es” para referirnos a un accidente “Es negro, fuerte, y uno”.
Podemos atribuir varios accidentes a la misma sustancia, pero de una sustancia, como por ejemplo, caballo, no
podemos decir que es, a la vez dos sustancias distintas: “Es un caballo y una vaca” es contradictorio. Como se ha
dicho antes, la sustancia es el modo preeminente de ser, pues los demás modos (los accidentes) la necesitan. Es
decir, solo si hay la sustancia caballo, puede haber el accidente “negro” o “estar trotando”
La sustancia es la categoría, el significado del ser, que hace referencia a ser algo. Así, por ejemplo, a la pregunta de
“¿Qué es esto?” podemos responder: “Es un caballo”. Pero caballo es un universal, que se puede predicar de una
multitud de cosas concretas. De modo que el individuo (esto) y el universal (caballo) se dan juntos. La cosa concreta
y el universal no pueden dar por separado, como sostenía Platón. El error de Platón, según Aristóteles, es que se
imaginaba las esencias, es decir, las ideas, como algo separado del mundo de las cosas concretas.
Las sustancias (tú mismo, tu mesa, la silla sobre la que estás sentado) están compuestas para Aristóteles de materia
(el material del que están hechas) y forma (esencia) y cambian (están en movimiento o devenir) La esencia de la
sustancia no se da en otro mundo, como aseguraba Platón, sino que materia y forma (esencia) se dan de manera
conjunta en las sustancias (la materia de la que está hecha la silla sobre la que te sientas y la esencia que tiene -de
silla- se dan en la sustancia: sustancia silla sobre la que estás sentado)
A su vez, las cosas pueden estar en potencia (la semilla en potencia es árbol) o en acto (la semilla en acto es semilla),
con estos dos términos Aristóteles explica algo en lo que estaban muy interesados los pensadores griegos: el cambio
(también llamado movimiento o devenir). Cuando una sustancia se encuentra en su momento óptimo de desarrollo
decimos que está en entelequia.
No obstante, Aristóteles diferenciaba tres tipos de cambio: a) el sustancial (creación o destrucción de sustancias, por
ejemplo, cuando nace un caballo se estaría creando una sustancia nueva o cuando se destruye una mesa por un
incendio se estaría terminando la sustancia), b) el accidental (cuando varían los accidentes de una sustancia), este
tipo de movimiento puede ser cualitativo (cuando cambian cualidades de la sustancia, como el color), cuantitativo
(cuando varía el tamaño de una sustancia, por ejemplo, el globo al hincharse) o local (sinónimo de desplazamiento:
una sustancia sufre este tipo de cambio cuando se traslada o cambia de lugar)
Aristóteles también habló de cuatro tipos de causas para explicar las distintas sustancias o realidades (tú, la silla, la
mesa…): causa material (la materia de la que está hecha la sustancia), causa formal (la esencia de la sustancia), causa
eficiente (el creador de la sustancia) y causa final (la meta u objetivo de la sustancia)
d) Esencialismo y existencialismo
El existencialismo se presenta como una inversión del esencialismo. Esencialistas serían todos aquellos sistemas de
pensamiento, tales como el platónico o el aristotélico, que consideran que la realidad está constituida de esencias
fijas e invariables. El existencialismo es un movimiento intelectual que sostiene que en el ser humano la existencia
prevalece sobre la esencia. ¿Qué quiere decir esto? Pues que en los animales, y de manera más rotunda en los
vegetales y en los organismos no vivos, su naturaleza, su esencia, determina su conducta. Así, por ejemplo, lo que
vaya a ser la vida de un tigre viene predeterminado por la especie a la que pertenece. Al nacer, el tigre llega a la
existencia con una conducta prefijada en sus genes, que no va a variar mientras exista la especie. Sin embargo, los
seres humanos no tenemos una conducta predeterminada por nuestros genes. Somos libres, podemos elegir. Por
eso en los seres humanos la esencia no determina nuestra conducta, nuestra existencia, sino que es al revés, lo que
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al final seamos viene determinado por nuestras decisiones, por lo que hagamos con nuestras vidas, con nuestro
existir cotidiano. Esto es lo que significa que en nosotros la existencia prevalece sobre la esencia.
6. Metafísica especial
6.1 Dios
b) Época medieval
En el siglo XI San Anselmo de Canterbury, en su libro “Proslogion”, había elaborado el argumento ontológico, que
es una prueba a priori de la existencia de Dios. Y decimos que es una prueba a priori porque se basa en el simple
análisis del concepto de Dios y prescinde de la experiencia.
La persona atea niega que Dios exista, pero para negarlo ha de tener este concepto en su entendimiento. Ahora
bien, Dios se define como aquel ser “mayor de lo cual nada puede pensarse”, de modo que no puede existir solo
como concepto en el entendimiento, sino que también ha de existir realmente porque “existir realmente” es
“mayor” que existir solo en el pensamiento. Si Dios no existiese en la realidad, no sería “el mayor ser que puede
pensarse” y entraría en contradicción con su propia definición.
En el artículo 2 de la “Suma teológica” Santo Tomás (1225-1274) afirma existe una causa trascendente que ha
producido los efectos que encontramos en la experiencia, porque, de lo contrario, estos no existirían. En el artículo
3, expone sus cinco vías o demostraciones de la existencia de Dios.
En cada una de las cinco vías de la demostración de la existencia de Dios encontramos estos cuatro pasos (aunque
en algunas no los consigne expresamente):
2º Principio de causalidad eficiente (aquello de lo que se parte tiene siempre una causa para que ocurra, ya que las
cosas no suceden sin causa que las produzca);
3º Principio de imposibilidad de acceso al infinito (para evitar un proceso infinito hay que aceptar la existencia de
una causa última);
4º Punto de llegada (al final de la cadena de causalidades está Dios como causa primera y última)
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Se van a exponer aquí dos de las cinco vías: la segunda y la quinta.
-Nada es su propia causa, porque tendría entonces que ser anterior a sí mismo
Esta vía se basa en la causalidad eficiente: la experiencia nos muestra que unos seres son causa de otros (porque
ningún ser puede causarse a sí mismo, ya que, tendría que precederse a sí mismo en el tiempo, cosa que es
imposible). De manera que cualquier ser tiene que haber sido causado por otro ser anterior a él; éste, a su vez, ha
tenido que ser causado por otro previo, etc. La serie de causas subordinadas no puede ser infinita (porque entonces
no se habría iniciado ninguna cadena causal) debe, pues, existir una primera causa incausada del mundo, origen de
todas las cadenas causales: Dios.
Esta vía se basa en la interpretación teleológica (todo obra por un fin) de la naturaleza. En ella nada sucede en vano
ni al azar, sino que todo parece ordenado para dirigirse a un fin específico. Si esto es así, ha de existir una
inteligencia ordenadora, que dirige a los seres que componen el universo hacia su fin. Dicha inteligencia, o es la
inteligencia suprema, o está subordinada a una inteligencia superior, pero la cadena de inteligencias subordinadas
no puede extenderse hasta el infinito de manera que tiene que haber una inteligencia suprema: Dios.
c) Época moderna
- Kant
Para Kant, Dios es la garantía del cumplimiento de la más íntima de nuestras esperanzas. Asegura que el ser humano
se ve dividido entre el deber y la felicidad. Si buscamos la felicidad, es decir, la satisfacción de todos nuestros deseos,
no cumplimos con nuestro deber. Al cumplir con nuestro deber, renunciamos a la felicidad, pues nos vemos
obligados a realizar lo que no queremos. Ahora bien, queremos ser felices pero también cumplir con nuestro deber.
¿Cómo lograrlo? No en este mundo, en el que la felicidad y el deber son incompatibles. La reconciliación de estos
dos anhelos solo es posible en el mundo sobrenatural, donde se nos premiará con la felicidad en la misma medida
que hayamos cumplido con el deber. El encargado de dicha tarea es Dios, el garante del cumplimiento de nuestras
esperanzas.
d) Época contemporánea
- Feuerbach
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Feuerbach parte de que el ser humano necesita conocerse, saber quién es. Entonces se enfrenta consigo mismo, se
propone a sí mismo como objeto de su conocimiento. ¿Cómo lo consigue?: proyectando fuera de sí un conjunto de
cualidades que le pertenecen (justicia, verdad, bondad…). Todas estas cualidades las sitúa en un ser fuera de sí, lo
crea y le llama Dios. Por el contrario, el ser humano, al verse privado de esas perfecciones, se concebirá a sí mismo
como el reverso de Dios, como finito, pecador, carente de poder, etc. Dios, es, de este modo, simplemente una
pura proyección del hombre. Si se queda en el primer momento, en el de la afirmación de Dios, el hombre queda
alienado (vacío de su propia esencia, sometiéndose a una imagen creada por él mismo, incapaz de coger las riendas
de su futuro). El hombre debe volver a reencontrarse consigo mismo. ¿Cómo?: cuando el ser humano se da cuenta
de que Dios es un puro ser pensado, se atribuye a sí mismo esas cualidades, niega a Dios, se reconcilia consigo
mismo. Termina así la alienación y el ser humano recupera la confianza en sus propias fuerzas para transformar el
mundo.
- Marx
Marx se pregunta por qué el ser humano necesita creer en un mundo irreal fuera de este mundo sensible. La
respuesta de Marx es que el ser humano vive a disgusto aquí, en la tierra, en su vida diaria, por eso busca huir de su
realidad inmediata y se inventa paraísos celestiales. La religión es una forma de huida, de evasión. De todas las
ideologías, se centra especialmente en la religiosa. La ideología religiosa juega un doble papel, ya que por un lado
es expresión de la resignación de los explotados, es el opio de un pueblo que sufre y se conforma con su
sufrimiento, y por otra parte es la justificación de la clase dirigente: de ella se sirven los explotadores para justificar
su explotación. Marx también señaló que la religión podía ser protesta contra la miseria del pueblo. En ese caso la
funcionalidad cambiaría, y en lugar de servir como opio que adormece, podría servir como estimulante que
despierta. El hecho religioso tiene, por tanto, una funcionalidad ambigua.
- Camus
Camus afirma: “Allí donde sufre un inocente no puede haber ningún Dios” Con esta frase hace referencia a la
contradicción que surge al combinar la existencia del mal en el mundo con la existencia de un Dios omnisciente,
omnipresente, omnipotente y benevolente.
Es decir, el problema del mal surge de la suposición de que un Dios omnisciente y todopoderoso debería ser capaz
de arreglar el mundo. Como el mal y el sufrimiento existen, puede parecer que Dios quiere o permite que existan,
por lo que no sería perfectamente bueno, o no sería omnisciente porque no se percata de todo el sufrimiento del
mundo, o no es todopoderoso ya que no puede arreglar el mundo para eliminar de raíz el mal.
Se suele clasificar el mal en tres tipos: metafísico, físico y moral. El primero haría referencia a la imperfección o
limitación de todas las cosas creadas; el segundo incluiría situaciones como las enfermedades, los dolores, etc.; y el
moral a las acciones malas llevadas a cabo por las personas. Dado que éste último es fruto de la libertad de las
personas, Camus se estaría refiriendo con su frase a la incompatibilidad de que existan el mal metafísico y físico con
la existencia de un Dios omnisciente, omnipresente, omnipotente y benevolente.
6.2 Alma
- Época grecolatina
En el mundo grecolatino existe cierto tipo de identidad que no es corporal y que forma parte de la naturaleza
humana. En el pensamiento griego antiguo se empleaban los términos “psikhé” y “pneuma” (soplo, hálito, aliento)
para designar a un principio que vivifica, anima, a los cuerpos de los seres vivos. En la cultura latina antigua se
empleaban los términos “anima” y “animus” con el mismo sentido.
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Sobre el siglo VII a. C se extendió por Grecia el orfismo, un culto de carácter mistérico que defendía una concepción
dualista del ser humano, compuesto por un cuerpo mortal y un alma inmortal que se reencarnaría tras la muerte del
cuerpo.
Con Platón aparece por primera vez una reflexión filosófica clara sobre el alma: el alma es una entidad de naturaleza
no física, que es de la misma naturaleza que las ideas. Al caer en este mundo, el alma se encarna en un cuerpo y
olvida su pertenencia al mundo inteligible; no obstante, en el alma reside la capacidad de acceder al conocimiento
del mundo de las ideas.
- Época moderna
En el mundo moderno Descartes establecerá que el alma es una sustancia pensante y que tiene las siguientes
características:
- Es independiente del cuerpo (lo que quiere decir que es una sustancia)
- Dado que ser extenso (esto es, ocupar un lugar en el espacio) es lo que caracteriza a los cuerpos, el alma, al
ser algo espiritual, será inextensa.
- Posee una voluntad libre, lo que quiere decir que no está sometida al determinismo físico de los cuerpos
(que están sometidos a las leyes físicas de la realidad)
- Actualidad
En la actualidad “alma” es un término en desuso, sustituido con frecuencia por el de "mente", que es entendido por
algunos como algo distinto del cerebro y por otros como algo que no se puede distinguir de la mera actividad
cerebral. Esto último significa que las funciones intelectuales complejas (razonamiento, sentimientos, valoraciones
morales o libre albedrío) que, tradicionalmente se han considerado como funciones del alma, serán explicadas como
producciones del sistema nervioso central o propiedades emergentes que surgen de la interacción de esos sistema
con otros subsistemas orgánicos y con la realidad exterior.
La naturaleza de la mente y su relación con el cuerpo/cerebro ha dado origen, actualmente, a varias teorías sobre la
mente:
- Teorías dualistas: estas teorías sostienen que cuerpo y mente constituyen dos realidades independientes, dos
sustancias.
- Teorías monistas materialistas: consideran que cuerpo y mente constituyen un único tipo de realidad. El
materialismo apoya su tesis en diversos descubrimientos de tipo científico, tales como que si se dañan determinadas
partes del cerebro, se pierden ciertas capacidades metales, que diversos productos químicos que son asimilados por
el cerebro, drogas, etc, provocan cambios en los estados de ánimo y la capacidad de autoconciencia. El monismo
materialista aspira, pues, a que en el futuro todos los procesos mentales sean explicados en términos neurológicos.
Por ejemplo, el dolor podría ser explicado como la excitación de un tipo de fibras nerviosas, las fibras C.
- Teorías emergentistas: el emergentismo considera que los procesos mentales son causados por los estados físicos
del cerebro, pero son, sin embargo, realidades distintas de esos estados físicos. De un modo parecido a como la
digestión es causada por el estómago, pero no es ella misma el estómago. Los estados mentales son propiedades
emergentes. Llamamos así a aquellas propiedades que surgen de la interacción de un sistema complejo pero que no
poseen los elementos de ese sistema aisladamente.
6.3 Mundo No hay que estudiarlo para el examen porque se verá con un texto: el capítulo 5 “El universo y sus
alrededores” del libro “Las preguntas de la vida” de Fernando Savater.
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7. Metafísica contemporánea
- El positivismo de Comte
El positivismo es una corriente filosófica fundada por Auguste Comte. Los positivistas consideran que la ciencia y la
filosofía han de tratar de aquellas cosas que son constatables. Y lo único constatable son los hechos, que se dan
siempre dentro de determinadas relaciones que llamamos leyes. Hechos y leyes constituyen el contenido del
conocimiento. La metafísica, por el contrario, se pregunta por el ser de las cosas, pero, tal pregunta carece, según los
neopositivistas, de sentido. No hay nada al margen de cómo se nos dan las cosas, no hay más que hechos.
- Nietzsche
La tarea que se propone Nietzsche es desenmascarar la metafísica occidental. “Todo lo que los filósofos han venido
manejando desde hace milenos son momias conceptuales”, ataca los principales conceptos metafísicos (como las
ideas platónicas) como engaños gramaticales o del lenguaje (el peor de todos es el concepto de “ser”) que proceden
de una desestimación del valor de los sentidos y una sobreestimación de la razón . Para Nietzsche habría que partir
no de conceptos, sino de intuiciones de lo sensible, real y cambiante. Su idea fundamental puede resumirse así: lo
que en la filosofía tradicional se ha considerado como ser frente al devenir, no es. Solo el devenir, es. No hay
ningún mundo de ideas eternas, solo existe el mundo espacio-temporal experimentable por los sentidos.
Supongamos, por ejemplo, que contemplo un ciprés y lo describo del siguiente modo: “Árbol de la familia de las
cupresáceas con tronco derecho, ramas erguidas y cortas, copa espesa y cónica, hojas pequeñas en filas imbricadas,
persistentes y verdinegras, flores amarillentas terminales” Según la metafísica tradicional, la definición anterior se
corresponde con la idea verdadera de ciprés, válida para todos los cipreses, porque expresa aquello que de
inmutable hay en los cipreses a lo largo de sus transformaciones, y porque todas las personas que sepan lo que es un
ciprés reconocerán por fuerza esta descripción en todo tiempo (pasado, presente y futuro) y en todo lugar.
En otras palabras, la metafísica es posible si hay ideas verdaderas que expresan lo inmutable de lo que las cosas son:
lo inmutable del ser (pese a los cambio y transformaciones que puede sufrir un ciprés concreto a lo largo de su vida,
qué es aquello que le hace ser un ciprés y no un pino o un caballo). La verdad de la metafísica se asienta en la
inmutabilidad del ser.
Ahora bien, Nietzsche defiende que en el ser no hay nada de inmutable, por lo que la metafísica es imposible. Esto se
corrobora si se hace un examen de la realidad tal y como se nos muestra a la experiencia:
La metafísica se equivoca al pensar que hay objetos inmutables (como las ideas platónicas) la realidad entera están
en continuo cambio, transformándose. Los filósofos han minusvalorado el mundo real, que es cambiante, en favor
de un falso mundo estático al que llaman verdadero (como el mundo de las ideas platónico) para Nietzsche la
metafísica es el mundo al revés, pues habría que partir no de conceptos, sino de intuiciones de lo sensible, real y
cambiante.
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