FU2 Apuntes. Metafísica y Realidad

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Unidad 2.

La metafísica y la realidad
1.- La metafísica como pregunta por el ser.
La metafísica es la reflexión acerca de la realidad, acerca de todo lo que
existe y, por tanto, es la disciplina filosófica más general. Históricamente es
la rama de la filosofía más antigua y con más tradición y, también, ha sido la
más criticada por algunas corrientes filosóficas, al considerar que los
problemas de los que se ocupa son falsos problemas. Durante mucho
tiempo ha sido confundida por la ontología (ens- ente), como la ciencia que
se ocupa del ser en general, del ser en cuanto ser.

Ver tarea 1.

La historia de la metafísica se confunde con la historia del pensamiento


mismo, puesto que el ser humano siempre se ha preguntado por la realidad
en la que vive, y aún más, se pregunta por el fundamento de dicha
realidad. Algunas de las preguntas metafísicas más relevantes son: ¿Qué
es lo real? ¿Cuál es el origen de la realidad? ¿Tiene la realidad algún
sentido o finalidad?

2.- Los orígenes de la metafísica: filosofía


presocrática y clásica.
El principio de la filosofía está unido con la metafísica. La filosofía es un saber que
cuestiona la adecuación de nuestro conocimiento con el saber. Como tal,
busca de manera urgente cuál puede ser el origen del conocimiento. Para ello, los
primeros filósofos (s. VI a.C.) intentarán dar respuesta a la pregunta de “cuando
todo cambia ¿qué es lo que permanece?” para intentar lograr así encontrar el
fundamento de la realidad. Para los griegos, ese fundamento o ese origen se
llamaba arjé.
El primero de todos ellos se llama Tales de Mileto. Tales será uno de los siete
sabios de Grecia, así como uno de los primeros en justificar de manera científica
cuándo iba a haber un eclipse. La astronomía fue un saber muy avanzado en
civilizaciones como la egipcia o la babilónica, pero servía para respaldar el poder
de los sacerdotes. Con Tales se produce el primer trasvase del mito al logos: el
eclipse sucedía por una necesidad, no por un capricho divino. Y esa necesidad
no traía desgracias o buenaventura. Descubre una racionalidad que no iba
más allá de la realidad.
Pero a nivel metafísico, Tales fue el primer filósofo que justificó el fundamento de lo
real a través de una sustancia, el agua. El agua, como ya sabían muchos, no solo
se presentaba de manera líquida: también la podíamos encontrar de manera
gaseosa, o sólida. Para Tales, quedaba claro que en todos los procesos vitales
podíamos encontrar el agua en un estado u otro. Eso le hizo llegar a la hipótesis
del caldo primigenio. Para el milesio, quedaba claro que el agua y la vida, así
como la relación de la inteligencia con la realidad, estaban unidas por
necesidades racionales.
Encontramos muchos más filósofos presocráticos: Anaximandro, Anaxímenes,
Empédocles, Leucipo, Demócrito, la secta de los pitagóricos… Aunque la filosofía
tuvo su primera crisis con la discusión entre Heráclito y Parménides. Una
discusión metafísica de primer nivel.
Para Parménides el fundamento de la realidad, el arjé, no va a ser una sustancia
específica, como para Tales, sino que va a ir un paso más allá de Anaximandro
(cuya sustancia es el apeiron, lo indeterminado) y los pitagóricos (los números).
Parménides considera que el fundamento de la realidad se encuentra en “el
ser”, que es trascendente e inalterable, además de inmaterial. Todo lo demás,
es el “no ser”. Entre ambos no media ninguna diferencia. Con esto nacerá la
dialéctica occidental. Parménides fundará una escuela en Elea, la polis de donde
es originario, cuyo discípulo Zenón realizará unas clases de aporías al movimiento
que no serán respondidas hasta que Aristóteles escriba la Física.

Ver tarea 2

En cambio, Heráclito de Éfeso (conocido en su tiempo como “el oscuro” por lo


compleja y dificultosa de su filosofía) defendía una postura totalmente opuesta.
Para el filósofo de Éfeso, el ser no era nada. El arjé que fundamentaba la realidad
era el fuego, porque era origen de la destrucción, pero también, gracias a él, era
posible la fusión de elementos tan aparentemente sólidos como el metal. El ser o el
no ser no tiene ningún sentido para él y sus seguidores. Lo que queda claro es que
todo cambia y nada permanece. En ese sentido, el fuego es un fundamento muy
extraño: nos vale para defender que es el origen como que es el final de la vida,
así como también nos sirve para darnos cuenta de que la vida o la realidad no
puede fundamentarse en nada más que en el movimiento. El fuego es poderoso
pero extinguible.
Los seguidores de ambos tendrán visiones tan enconadas sobre la realidad que
supondrán para los 100 años siguientes un “parón” metafísico. La filosofía fue un
invento reciente, donde muchos de los filósofos impusieron una nueva cosmología
que, para el pueblo griego, era más complicada y menos interesante de creer que
la cosmología clásica de los mitos. Por ello, la discusión Heráclito-Parménides
paralizará el interés metafísico griego. Hasta que llegue Platón.
2.1. El idealismo de Platón
Desde los inicios de la filosofía en Grecia los filósofos trataron de encontrar
una explicación al problema de la distinción entre lo aparente (lo sentido,
lo captado por la experiencia) y lo real (lo pensado, lo captado por la razón).
Por los sentidos captamos un mundo variable, múltiple, de cosas que van
cambiando a lo largo del tiempo, de objetos constituidos de múltiples formas,
tamaños, colores, etc. Sin embargo, las Ideas (conceptos racionales) son
únicas, fijas o permanentes. Detrás de toda la variedad de árboles
existentes (peral, olmo, castaño, palmera, etc.) subyace la Idea racional de
“árbol”, que es invariable y permanente. Detrás los miles triángulos distintos
que puedo trazar en un papel, subyace la Idea única del “triángulo” en la que
se basan todos los triángulos que he trazado.

Platón, filósofo del siglo V- IV a. C, apuesta por una filosofía idealista


según la cual las Ideas son la auténtica realidad, mientras que el mundo
físico es mera apariencia. El sabio aspira al conocimiento de las Ideas.

a) La teoría de las ideas:


Para dar cuenta de la realidad, Platón recurre a tres causas explicativas de la
naturaleza:
1. El demiurgo: el orden de la naturaleza proviene de una inteligencia
ordenadora de la misma.
2. La materia: el demiurgo actúa sobre una materia eterna, caótica, que es
un sustrato material informe, caótico, a partir del cual el demiurgo fabrica el
Cosmos. Este sustrato no es inerte ni estático, sino que está dotado de
movimiento eterno, pero es un movimiento desordenado, que tiende al caos.
Así pues, la materia del mundo físico es el sustrato informe, dotado de
movimientos caóticos a partir del cual se ha construido el mundo.
3. Las Ideas: todo ser inteligente que construye o fabrica algo (y el demiurgo
es el fabricante del universo) lo hace de acuerdo con un plan o modelo. La
función del demiurgo es plasmar las esencias o Ideas en la materia lo más
perfectamente posible. Si el universo no es totalmente perfecto es porque la
materia introduce siempre un factor de desorden e imperfección.

Según Platón las Ideas son las que imponen a la materia una estructura
inteligible, una consistencia y estabilidad de la que la materia carece por sí misma.
Diríamos que las Ideas platónicas son las esencias de las cosas, esto es, lo que
hace que cada cosa sea lo que es.

Así pues, el verdadero ser está constituido por la realidad inteligible (Ideas)
ya que estas son la causa no física del mundo físico. La teoría de las Ideas
de Platón consiste, básicamente, en afirmar que existen entidades
inmateriales, absolutas, inmutables, eternas y universales
independientemente del mundo físico. Por ejemplo, la Justicia en sí, la
Bondad en sí, la Belleza en sí, el Hombre en sí, etc. De ellas, derivan su
esencia todo lo justo, todo lo bueno, todo lo bello, todos los hombres, etc.,
que hay en el mundo físico. Por tanto, ellas son las causas absolutas y
razones últimas y supremas de todas las cosas sensibles.

El término “Idea” en Platón no se refiere a conceptos o construcciones


mentales que solamente existen en la mente de quien las piensa. Se trata de
realidades, más aún, de las únicas realidades en sentido pleno, ya que de
ellas derivan todas las cosas del mundo físico. De esta manera, la realidad
queda dividida en dos mundos distintos y contrapuestos:

1. Mundo de las ideas: es un mundo captado por la razón, un mundo no


espacial (inmaterial), superior, eterno, inmutable de las Ideas
subsistentes. Se trata del reino de lo definido, de la realidad fija y estable.
Este mundo alberga Ideas de: todos los seres físicos, todo el universo
matemático (números, formas geométricas, etc.), Ideas generales (ser, no
ser, etc.), las ideas morales y políticas. Para Platón las Ideas constituyen un
sistema organizado y ordenado jerárquicamente en cuya cúspide se
encuentra la Idea de Bien. El Bien, como Idea primera, como principio
supremo, es la expresión del orden, del sentido y la inteligibilidad de todo lo
real.

2. Mundo de las cosas: es el mundo captado por los sentidos, el mundo


físico y material, sujeto a cambio y mutación. Es el reino de lo indefinido y
lo cambiante.

Ver tarea 3

b) El mito de la caverna

Platón, en su obra La República nos presenta uno de los símiles más conocidos
para explicar la relación entre el mundo de las ideas y el mundo de las cosas.

El mito comienza describiendo el escenario: unos hombres que desde niños


han sido encadenados y viven en el fondo de una caverna, dando la espalda
a la entrada de la cueva. Como están encadenados, solo pueden mirar a la
pared del fondo de la caverna. Detrás de ellos hay una hoguera que
proporciona luz y, entre la hoguera y los prisioneros, unas personas pasean
figurillas en forma de objetos, plantas, animales, cuyas sombras se proyectan
en la pared del fondo. Los prisioneros, que desde pequeños solo han visto
estas sombras, las confunden con la auténtica realidad.
Un buen día, uno de los prisioneros es liberado de sus cadenas y consigue
darse la vuelta. Después de un primer momento de confusión y ceguera
provocada por la luminosidad de la hoguera, el prisionero liberado comienza
a ascender por la cueva con mucha dificultad y toma conciencia de que lo
que hasta ese momento había conocido no eran más que sombras.
Finalmente consigue salir.

Después de que sus ojos se acostumbren a la luz solar comienza a distinguir


todos los objetos auténticos del mundo real: los animales, las plantas, los
objetos y, finalmente, incluso es capaz de mirar directamente al sol. Se da
cuenta entonces de que tanto él como sus compañeros habían estado
engañados toda su vida y decide volver a bajar para liberar al resto de
prisioneros. Sin embargo, sus antiguos compañeros no le creen, prefieren
vivir cómodamente entre las sombras a las que están acostumbrados antes
que realizar el esfuerzo de salir y contemplar una realidad auténtica en la que
ni siquiera creen.

A través de este mito, Platón trata de explicar su modelo de realidad dividida


en dos mundos: el mundo de las cosas, falso y aparente (las sombras del
fondo de la caverna) y el mundo de las ideas (el exterior de la caverna, la
auténtica realidad). También, este mito es una crítica de la naturaleza
humana, que prefiere vivir cómodamente en la ignorancia, en las opiniones
falsas y mentiras del mundo aparente, que en la incomodidad y esfuerzo
constante que supone una vida dedicada a la sabiduría, contemplando las
ideas verdaderas, es decir la vida del filósofo.

Ver tarea 4

2.2.- El realismo de Aristóteles


Aristóteles (s. IV a. C) fue discípulo de Platón, aunque construyó una
filosofía que puede parecer totalmente opuesta a la de su maestro. En su
caso opta por el realismo. Para Aristóteles, las ideas no existen separadas
de los seres físicos.

a) El hilemorfismo

Aristóteles era, ante todo, un naturalista, se preocupó por estudiar la naturaleza, la


única realidad que existe, negando, por tanto, las Ideas de Platón. Aristóteles define
a los seres naturales como sustancias individuales, aunque las sustancias están
compuestas de materia (hylé) y forma (morphé). Esta teoría se conoce con el
nombre de hilemorfismo.
Toda sustancia natural está compuesta por:
● Forma: es la esencia de las sustancias, lo que hace que una cosa sea un
árbol, una silla o un cucharón de madera, por ejemplo. La forma es única y
universal (todos los individuos de la misma especie la comparten) y es
interna al ser o sustancia.
● Materia: sustrato de lo que está hecha una cosa, sobre la que actúa la
forma. En el ejemplo anterior, la madera.

Con la teoría hilemórfica, Aristóteles reinterpreta el dualismo platónico en


clave monista. Las Ideas platónicas dejan de ser entidades separadas de las
cosas, para introducirse dentro de las mismas cosas como su forma o
esencia. Por ejemplo, Juan y Martín tienen la misma forma, la del ser
humano, aunque son materialmente distintos.

b) El movimiento natural como paso de la potencia al acto


La característica fundamental de la naturaleza para Aristóteles era el
movimiento, el cambio, la mutabilidad, cuyas causas trató de explicar. Los
seres naturales, al contrario que los artificiales, poseen en sí mismos el
origen y principio de sus actividades. Los seres naturales se mueven porque
buscan o apetecen algo, algo que no tienen o necesitan y que de alguna
manera el fin que persiguen está definido en su esencia o forma. La bellota
busca y se transformará en encina, el huevo en pollo, etc. Por tanto, el
modelo aristotélico de la naturaleza es teleológico e inmanente:
● Teleológico: los procesos del universo persiguen una finalidad (un telos),
tienden a su perfeccionamiento.
● Inmanente: las causas del movimiento en los seres naturales están en el
interior de esos mismos seres.

Según Aristóteles, los seres naturales se mueven. El movimiento en los


seres naturales consiste en el paso de la potencia al acto. La bellota es
una encina en potencia y cuando llegue a ser encina lo será en acto. Otro
ejemplo, María no es madre en acto porque no tiene hijos pero sí lo es en
potencia, podríamos decir que es una madre en potencia porque puede
tenerlos. El ser en potencia es la posibilidad, el ser en acto es la realidad
efectiva o conseguida o acabada.

Ver tarea 5

c) La teoría de las cuatro causas


Según Aristóteles todo ser físico, ya sea natural o artificial, es explicable a
través de cuatro causas:

1. Causa material: responde a la pregunta: ¿De qué materia está hecho?


2. Causa formal: responde a la pregunta: ¿Qué forma tiene?

3. Causa eficiente: responde a la pregunta: ¿Quién lo ha hecho?

4. Causa final: responde a la pregunta: ¿Para qué se ha hecho?

Así, por ejemplo, un jarrón está hecho de arcilla (materia), tiene una altura,
grosor, peso, etc. adecuados para el fin que está concebido (forma), está
hecho por un alfarero (causa eficiente), para poner flores (causa final).

Ver tarea 6

3. La metafísica
A lo largo de la historia de la filosofía, se han propuesto múltiples
concepciones diferentes acerca de la naturaleza última de lo real. Todas
estas visiones de la metafísica tratan de caracterizar en qué consiste en
última instancia la realidad.

MATERIA Y ESPÍRITU
Una primera distinción importante es la que algunos filósofos hacen entre la
materia y el espíritu. Los filósofos materialistas afirman que todo lo que existe
es materia en último término. Demócrito, por ejemplo, pensaba que todo
(incluso el alma y los sentimientos) estaba hecho de átomos materiales que
se movían en el vacío. Los filósofos idealistas, en cambio, piensan que la
verdadera realidad es el espíritu, la conciencia, el alma o las ideas. Hegel es
un ejemplo de filósofo idealista porque creía que por detrás de lo que
aparentemente vemos existe una realidad última que es espiritual.

MONISMO Y PLURALISMO
A la hora de establecer sus sistemas metafísicos, los filósofos han
discrepado en cuanto al número de elementos fundamentales que
constituyen la realidad. Para los filósofos monistas, todo lo que existe se
puede explicar a partir de un único principio o elemento. Tales, por ejemplo,
creía que todo en el fondo estaba hecho de agua. Otros filósofos creen que
la realidad está hecha de dos principios: son los dualistas. Platón era un
filósofo dualista porque creía que el mundo tenía dos partes: una material y
otra espiritual o ideal. Pero también hay pensadores que creen que la
realidad está formada por múltiples principios o elementos, son los
pluralistas, como Empédocles, para quien todo estaba formado por cuatro
elementos: tierra, agua, aire y fuego.
PERMANENCIA Y CAMBIO
Otro aspecto fundamental de la realidad es el de determinar si el cambio
constante que vemos a nuestro alrededor es en última instancia verdadero o
ilusorio. Algunos filósofos como Heráclito creen que verdaderamente la
realidad es devenir porque está continuamente cambiando. Otros, como
Parménides, piensan que el cambio es una ilusión porque en el fondo la
verdadera realidad es inmutable y permanente. Los filósofos que creen en el
cambio suelen fiarse de la experiencia y del testimonio de nuestros sentidos,
mientras que los que niegan el cambio tienden a basarse en la razón,
desconfiando de los sentidos.

ESENCIA Y EXISTENCIA
Hay filósofos que creen que existen las esencias. La esencia es aquello por
lo que un ser es lo que es, aquello que define a cada ser, su naturaleza. La
esencia humana sería lo que hace que yo sea un ser humano. Y todos los
humanos somos humanos por compartir la esencia o naturaleza humana.
Todos los caballos comparten la esencia del caballo y así sucesivamente.
Algunos filósofos, como Platón, son esencialistas, porque creen que lo más
importante a la hora de definir la realidad es la esencia, ya que es inmutable
y permanente. Él la llamaba también Idea. La esencia, para Platón, es fija y
eterna, y es independiente de que los seres existan en el mundo o no. Por el
contrario, otros filósofos, como Sartre, son existencialistas porque creen que
lo primero es la existencia. La existencia es el hecho de existir y es el
problema con el que nos encontramos. Sartre pensaba que los seres
humanos primero existimos y después vamos construyendo nuestra esencia
con nuestra vida diaria y nuestras elecciones, pero no nacemos con una
esencia fija y determinada. El ser humano va haciéndose a sí mismo a lo
largo de la vida, es una responsabilidad.

NECESIDAD Y CONTINGENCIA
En la metafísica medieval existe otra distinción importante entre la
necesidad y la contingencia. Tomás de Aquino afirmaba que había algunos
seres como los animales, las nubes o las personas que son contingentes, ya
que pueden existir o no existir. Un ser contingente puede desaparecer y
dejar de existir, como cuando un tronco se consume y se convierte en
cenizas. Sin embargo, para Santo Tomás, Dios es un ser necesario ya que
no puede dejar de ser lo que es, ni puede dejar de existir. Dios siempre ha
existido y su existencia es necesaria. De hecho, según Tomás de Aquino,
los seres contingentes existen porque Dios ha querido crearlos.
Ver tarea 7

4. Un problema metafísico: la existencia de


Dios

4.1.- El argumento ontológico


Fue formulado por Anselmo de Canterbury en el s. XI. Según San Anselmo
(siguiendo la línea platónica) poseemos ideas innatas, eternas e inmutables en
nuestra alma, que captamos por la vía de la interiorización. La idea de Dios, que es
eterno, perfecto e inmutable, no puede provenir de nuestra propia alma, que es
imperfecta y mutable, por lo que tiene que provenir directamente de Dios. Es decir:

1. Todos tenemos en nuestra alma la idea de un Dios


perfecto.
2. La existencia es una perfección.
ⱶ Luego, Dios existe.

Se trata de un argumento “a priori” (“antes de” la experiencia) ya que no


recurre a la experiencia para ser probado, sino que se limita a la pura
idealidad racional.

Este argumento ha sido objeto de recurrente consideración por parte de los


filósofos hasta nuestros días. Ya en la Edad Media fue rechazado por Santo
Tomás de Aquino por considerar que da un salto ilegítimo del orden lógico
al orden natural (de la Idea a la realidad). Aun así, fue aceptado y defendido
por numerosos filósofos y teólogos, como Descartes o Hegel, e incluso
cuenta con partidarios y detractores en la actualidad.

4.2.- Argumento basado en la causalidad


Para Tomás de Aquino (s. XIII), no podemos tener un conocimiento inmediato de
la existencia de Dios, porque no tenemos un conocimiento directo ni adecuado de
su esencia. Nuestro conocimiento de Dios ha de basarse, por lo tanto, en la
experiencia del mundo real, en el que partimos de los efectos de la creación (los
seres naturales) hasta su causa: Dios. Este tipo de argumento se llama “a
posteriori” (“después de” la experiencia). Tomás de Aquino formuló cinco vías para
demostrar la existencia de Dios a partir de sus efectos (el mundo).
1. Vía del movimiento: los seres del mundo físico se mueven, y para esto
tienen que ser a su vez movidos por otros. Lo que nos retrotrae a un primer
motor inmóvil: Dios.
2. Vía de la causalidad: los seres naturales tienen una causa, que a su vez
tienen otra causa, etc. Tiene que haber una primera causa incausada: Dios.
3. Vía de la contingencia: todo ser natural es contingente (no necesario, es
así, pero podría ser de otra manera), por lo que tiene que haber un ser
necesario que cree el mundo, ya que de otro modo no existiría: Dios.
4. Vía de la perfección: todo ser natural es imperfecto en mayor o menor
grado. Tiene que haber un ser máximamente perfecto con el que podamos
comparar el mayor o menor grado de perfección de los seres naturales: Dios.
5. Vía de la finalidad: todo ser natural se mueve hacía un fin, que a su vez
tiene otro fin, etc. Tiene que haber un ser que sea la finalidad hacia la que
tienden todos los seres: Dios.

4.3.- Agnosticismo
Literalmente, “agnóstico” significa “el que no sabe”. El agnóstico afirma que
no se puede saber si Dios existe o no, ya que ni su existencia ni su no
existencia son demostrables.
Un agnóstico célebre fue el filósofo alemán Inmannuel Kant (s. XVIII),
que afirmó la imposibilidad de obtener un conocimiento teórico acerca de la
existencia de Dios. Sin embargo, la existencia de Dios y la inmortalidad del
alma son condiciones para la moral. Es decir, solo si existe Dios y la vida
eterna (premio y castigo en el más allá) es posible la bondad moral. Esta
idea fue también mantenida por el novelista ruso Dostoievski, que afirma:
“Si Dios no existe, todo estaría permitido”.

4. 4.- Ateísmo
El ateísmo es la afirmación de la no existencia de Dios. Tiene diversas
variantes.
• Ateísmo científico: La ciencia se basa en la demostrabilidad empírica de
sus afirmaciones acerca de la realidad. Puesto que la existencia de Dios es
empíricamente indemostrable, no podemos afirmar su existencia. Antony
Flew expresa su posición mediante su famosa parábola del jardinero.

• Ateísmo humanista: esta corriente no solo afirma que Dios no existe, sino
que la idea de Dios es creada por el ser humano con diversos fines (el ser
humano crea a Dios y no Dios al ser humano). Según Karl Marx, la religiones
el “opio del pueblo”, es decir, una invención de las clases sociales poderosas
para mantener esclavizada a las clases trabajadoras. Las clases bajas
aceptan su condición de esclavos y sus miserables condiciones de vida con
la promesa de que sus sufrimiento en esta vida será compensada con la
felicidad eterna después de la muerte

Ver tarea 8

5. Actualidad de la metafísica
La metafísica tiene otros problemas clásicos, como por ejemplo, el de los
universales (al final, el problema subyacente a la teoría de las ideas de Platón),
pero otros que podemos localizar en las coordenadas de la actualidad, como
pueden ser el problema de las categorías (aplicada ahora a la teoría queer, sobre
los géneros, pero también la pregunta de la biología y el orden natural) o el del
tiempo y el espacio (problemático desde siempre, pero más desde que Kant lo
convirtiese en categorías trascendentales a priori). Aunque hay una pregunta que,
dentro de la filosofía, pesa mucho más: ¿Existe la metafísica?

¿Cómo hemos llegado hasta ahí? Se lo debemos al autor alemán Friedrich


Nietzsche. Friedrich Nietzsche considera que Platón es el iniciador del
pensamiento metafísico y le hace responsable de la escisión en el ser que tendrá
luego formas variadas pero constantes. La división entre mundo sensible y mundo
inteligible, con su correlato cuerpo-alma, y la preeminencia del segundo asegurada
por la teoría de las Ideas sitúa el mundo verdadero más allá de los sentidos. Esto
deja fuera del pensar el devenir, aquello no apreciable en la división
sensible-inteligible por su carácter informe, y que también dejan escapar las
subsiguientes divisiones aristotélicas, como sustancia-accidente y acto-potencia. La
crítica de Nietzsche deja al pensamiento sin posibilidad de resguardarse en un
mundo trascendente.

El vitalismo de Friedrich Nietzsche

Nietzsche (1844-1900) es vitalista porque considera que la vida tiene sentido en sí


misma. Toda la obra de Nietzsche, y su crítica demoledora a la cultura occidental,
puede considerarse como un acto en defensa de la vida misma. En el ámbito de la
moral, de la filosofía, del lenguaje y de la ciencia, la cultura occidental se muestra
dogmática, decadente y enferma, y en ella la racionalidad se ha impuesto sobre el
instinto y la vida. La autosatisfacción de Occidente se basa en una ficción que
Nietzsche se ha propuesto desenmascarar. Su intención es descubrir las fuerzas
contra la vida que impulsan los valores de Occidente.

Toda la historia de la filosofía es -dice Nietzsche- la historia de un error. Ese error


comienza en Sócrates, que impone el pensamiento lógico y racional, y se afianza
con Platón, que infravalora el mundo sensible -el mundo del devenir- y crea un
mundo suprasensible, estático y eterno en el que sitúa el bien en sí. Nietzsche
interpreta este recurso a un mundo más allá del sensible como una negación de la
vida. Incapaces de afrontar la vida, los espíritus débiles inventan lo que Nietzsche
denomina “la ilusión del mundo verdadero” y someten la realidad a las leyes lógicas
y a los conceptos. La apariencia es lo único que existe, de manera que los
conceptos metafísicos nos alejan de la auténtica realidad.

Si Platón ha situado la realidad en un más allá suprasensible ilusorio y ha


considerado, en cambio, el “mundo aparente” como una copia sombría, el
cristianismo -dice Nietzsche- es un “platonismo para el pueblo”: justifica el
sufrimiento y la muerte como consecuencia de una culpa y convierte en pecado todo
lo que significa la vida: los sentidos, los instintos, el cuerpo. La salvación consiste en
una renuncia a la vida: convierte en valores los sentimientos propios del rebaño,
como la obediencia, el sacrificio y la humildad.

El esquema platónico se repite en el cristianismo para el alemán. El sentido de la


vida se coloca en un más allá, donde se sitúa la vida verdadera. Pero platonismo y
cristianismo no son los únicos grandes dispensadores de sentido: la razón, el
progreso, la historia han ocupado el lugar de Dios desde la Ilustración. En realidad,
la necesidad de encontrar un sentido a la existencia es propia del ser humano, pero
la vida es un azar sin finalidad.

Ver tarea 9

El siglo xx será el siglo de la muerte de la metafísica. Todas las escuelas del


pensamiento occidental la criticarán por diferentes motivos:

● La filosofía pragmática de Russell y Moore y la filosofía analítica (en


particular, el círculo de Viena) entenderá que la metafísica es un conjunto de
proposiciones carentes de significado. Acusan a todo el idealismo de no
haberse preocupado de los grandes problemas del pensamiento, de no ser
riguroso y de vivir de ilusiones.

● El posestructuralismo o el posmodernismo entenderán que la metafísica


fabrica un “metarrelato” en las construcciones de los pensamientos sobre
algo que no es pensable, la diferencia. Es parecida a la crítica de la filosofía
pragmática, pero no rechaza la historia de la filosofía de occidente. Entiende
que el problema se encuentra en la adecuación entre el concepto y la
referencia real, pero no lo ve como un intento vano, sino un deseo humano.

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