8. Vasallo Forclusion
8. Vasallo Forclusion
8. Vasallo Forclusion
Lo primero que vamos a hacer es ubicar en la psicosis, en los términos de la relación entre el
sujeto y el otro. La condición del sujeto depende de lo que tiene lugar en el otro.
Esta afirmación es esencial en sí, para realizar la construcción subjetiva, mucho más en
relación a la psicosis. En la psicosis, el sujeto quedará en el lugar de objeto del otro. Y esa
posición que toma el sujeto en la psicosis, es consecuencia directa de este mecanismo
particular que llamamos forclusión. Lo terrible de la psicosis es que el sujeto está en
posición de ser gozado por el otro. Cuando Freud trabaja en torno al caso Shreber hace
referencia a la vivencia del fin del mundo que plantea o de la que habla Schreber.
Y esta vivencia del fin del mundo tiene que ver con esta especie de disturbio en la relación
entre el sujeto y el otro. Un trastorno de funcionamiento del sujeto. Es decir, la manera en
la que Freud demostró Schreber puede describir su relación al otro y cómo esa relación
incide en su subjetividad.
Ese lugar, ya saben que con un lugar puede ser encarnado por distintos personajes.
Inicialmente será el otro materno y el padre o cualquier personaje que pueda ubicarse, a
propósito de decir, en este lugar.
Frente a esta situación de un sujeto en la psicosis que está de algún modo con un disturbio
en su funcionamiento en la relación con el otro debido a la construcción, el niño viene a
tener una función de reconstrucción o de restitución tal también como lo plantearon. Es la
manera que tiene el psicótipo de tratar de reconstruir su relación con el mundo. Está,
obviamente, absolutamente perturbada debido a ese efecto principal, el efecto en el
sentido de la cultura, esa falla de estructura que supone la forclusión.
En la psicosis es gozado por el otro. ¿Gozado de qué manera? Por ejemplo, a través de todos
los fenómenos elementales, de cómo vuelve lo real en el sujeto.
Cuando el psicótico, por ejemplo, escucha voces, en realidad las voces provienen de sí
mismos. Pero él las escucha como un elemento de afuera. Las voces son, de alguna forma, el
fenómeno elemental de la vuelta de lo real.
En ese punto, esas voces que imperativamente, por ejemplo, le dicen lo que tiene que hacer
o lo impugna, dan cuenta de este lugar de objeto de voces del otro. Hay un otro gozador.
En tanto, la estructura se conforma, se arma con algo que falta y que es esencial y que tiene
que ver con la descripción simbólica de la castración. ¿Por qué es esencial? Porque si no,
todo lo que tiene que ver con la castración va a retornar de una dimensión real. No va a ser
un como si, que regule, que diga bueno, con mi mamá no.
Va a ser desde lo real. De ahí el nivel de angustia. Esto de ser gozado por el otro supone un
nivel de angustia y de sufrimiento impresionante.
No hay nada que regule el goce. En la psicosis no hay regulación. ¿Qué es lo que regula? La
ley. ¿Cómo se introduce la ley? Con una metáfora paterna.
Esa sustitución supone que hay un significante que queda inscrito en la estructura. Ese
significante no es presentable. Ese significante queda inscrito simbólicamente.
Hay una ley que nos regula a todos, que marca el tabú del sexo, que dice que uno no puede
gozar de cualquier forma, que hay un límite, que hay una excepción, que hay una
regulación. Normativiza. Posibilita. Todo eso le da al goce una regulación. Que en la necrosis
va a ser bajo la cuenta del fantasma.
Uno de los esquemas es el esquema lambda que ustedes ya conocen. El esquema lambda
marca cómo el sujeto se va a constituir a partir de esos cuatro puntos que están incluidos en
el esquema. El otro, el sujeto, el yo y el semejante.
Como justamente se da esta particularidad de la relación del sujeto con el otro donde con la
ausencia de esta inscripción del nombre del padre, el otro queda en un lugar de otro
absoluto, no está barrado. Ahí también podemos pensar la diferencia con la perversión.
Porque en la perversión el sujeto sabe de la castración. En la psicosis el otro no aparece
como un otr barrado, castrado, un otro al cual también falta. Recuerdan que el efecto, el
resultado de la metáfora materna que a la inscripción del significante del nombre del padre
tiene una versión del otro donde el otro también aparece sujeto a la castración y una
significación falica. Al no operar la metáfora, al no inscribirse simbólicamente el nombre del
padre este resultado no aparece, no se da, el otro no aparece como un otro también sujeto
a la castración y el falo no aparece como el significante que ordena el resto de los
significantes. Esto los ordena en los términos de la castración. Todo no se puede.
Por lo tanto, en la psicosis está este vector de la relación entre el sujeto y el otro que es el
vector simbólico, queda, fue por fuera y el sujeto se maneja en el vector o en el registro del
imaginario. En la psicosis, Lacan va a decir, esto también está en el seminario 3, que el
psicótico habla de peyor, que el psicótico no puede quedar representado como un
significante para otro significante, que sería lo que define de alguna manera la relación
simbólica, sujeto como sujeto barrado en relación a un otro, inconsciente, represión.
En la psicosis, este vector no funcionaría y el sujeto se manejaría fundamentalmente desde
el registro del imaginario.
Los vértices sujeto y otro desaparecen y todo se juega en el eje imaginario. Tiene que ver en
la idea de que si el sujeto no es sujeto dividido ni es un significante para otro significante,
esta cadena, que es la que, la manera que tiene Lacan de escribir el discurso, un
encadenamiento entre significantes con los efectos de metáforas y metonimia, eso no se
produce en la psicosis. No hay discurso, hay lenguaje, pero no hay discurso.
Es decir, que alguien puede, más o menos, parecer estabilizado ¿por qué digo más o
menos?, porque si uno después después vuelve atrás en la historia de ese sujeto y por ahí
relee ciertas cuestiones, puede ubicar que este defecto de la estructura, si bien aparece, se
hace presente en un momento dado, no es que se origina en ese momento que tiene que
ver con cómo se armó la estructura en ese sujeto. Entonces, puede ser que previo al
desencadenamiento el sujeto, más o menos, funcione socialmente en relación a su trabajo y
a cierto lazo con el otro. Primero de acuerdo al tipo de psicosis, lo mismo que la
equizofrenia que la paranoia, por ejemplo. Después de acuerdo al momento del
desencadenamiento y a veces, de hecho, en los casos que ustedes que trabajó la semana
pasada media, marcan momentos de desencadenamiento, momentos de estabilización y
otros, nuevamente, momentos de brote.
Sin duda que el psicótico no necesariamente es el tipo que vemos mirando, alucinando en la
calle absolutamente de poca o su condición de persona. No, no.
Hay más de uno que circula. Pero las iglesias están llenas de gente, de joveníos, de típicos
que presionan perfecto a las iglesias. Sí, bueno, pero ahí también podríamos pensar que la
función del delirio, como ya lo decimos, entonces funciona perfectamente mientras uno le
toque algo que le salve, que es como la pata suplente, pero no porque no falte la pata. Si la
estructura se constituyó con una pata menos, no hubo incluso inscripción simbólica de
significante en nombre del padre, eso no se puede adquirir. Es una falla de estructura. Pero
se puede armar una restitución por la vía del delirio. El delirio místico puede ser una forma
de restitución y eso le puede permitir al sujeto, bueno, más o menos, armar cierto lazo
social con otro, más o menos, puede ser más o menos pacificante. Y no tener esta sensación
de estar totalmente sujeto a un otro, que es un otro sin barrar y que por eso también es un
otro gozador. Es el otro que no está sujeto a la castración.
Decir entonces que hay otros dos esquemas que da a media para dar cuenta de esta
relación entre el sujeto y el otro, que son el esquema R y el esquema I. En la página 55 y 57,
en el texto, para el forrado, ya tienen a todos. En el esquema R la ubicación de estos tres
registros imaginario, real, simbólico, que constituyen, ya saben, la topología lagartija.
No vamos a hacer un análisis detallado de los esquemas porque nos llevaría mucho tiempo,
no es la idea de que ustedes lo sepan describir, pero sí vamos a obligar que, en relación a las
hipótesis, justamente como el lugar del otro es un lugar que al respecto de la ley está
vacaante, es decir, el otro no va a ser el que represente la ley, el sujeto va a quedar, al
respecto de este otro, en una condición donde el otro va a estar representado como un
ideal del yo, superyó, exigente, que impulse al sujeto a gozar. Es decir, como el otro no
puede, en su función de padre, no puede inscribir la metáfora del nombre del padre, queda
en este lugar la idea del yó, superyó, superexigente, que invita el sujeto hacia el goce. En
relación a esto también, la castración no va a plantearse desde un lugar simbólico, sino
desde un lugar real. Ejemplo que dábamos cuando hablamos de la otra clase del Seminario
3, la alucinación del dedo cortado del hombro de los lobos. Esa situación de alucinación da
cuenta de la vivencia de la castración desde lo real. Porque no es un como si. En ese
fenómeno, la alucinación es un fenómeno elemental. Vuelve desde lo real algo relacionado
con la castración, pero justamente no como síntoma de la alucinación consciente, sino como
alucinación real.
Entonces, a partir de esta operación que es la forclusión de esta falta de inscripción del
significante del nombre del padre, tenemos un sujeto que en relación a un otro que está en
lugar de superyó, un sujeto que carece del significante que ordena al resto de los
significantes, el significante falico, el resultado de la metáfora paterna, el OTro como un otro
castrado, y el falo como el significante de la castración, el significante que a partir de ahí
ordena todos los otros significantes.
¿Por qué? Porque un significante enlazado a otro y a otro y a otro va produciendo un efecto
de significación. Eso es el discurso.
¿Con qué exactitud? ¿Se entiende? No hay anular. No hay esa cadena que produce
significación otra. Significación otra. Es literal. Perlas caían de sus ojos.
Forclusión: punto 4.
Tres funciones del significante.
Amelia Forclusión es el defecto que le da la psicosis su condición esencial. Debido a esto el
significante rechazado reaparece en lo real bajo la forma de los fenómenos elementales.
Freud dice lo cancelado adentro lo retorna dentro.
Lo excluido, lo rechazado es el significante del nombre del padre. Es este padre en lo
simbólico que tiene la función de la ley que normativiza. Esta operación de rechazo hay que
pensarla como dijimos antes a partir o menos así lacan lo plantea a partir del texto de Freud
la negación del número 25. Cuando Freud dice que un sujeto tiene una decisión
fundamental que tomar en lo que él llama el juicio de resitutución Que es afirmar o rechazar
la inscripción de algo. La afirmación es lo que llama el actintg. Y la otra opción es el rechazo.
Este juicio de atribución va a permitir que en los términos de Freud en el aparato psíquico
quede inscrito algo de lo que viene de la realidad o sea rechazado. Esto rechazado
constituiría lo que Lacan va a llamar lo real.
Freud dice por ejemplo para explicarle esta cuestión del juicio de atribución la afirmación o
rechazo. En los términos dice de la pulsión oral sería esto lo coveré esto lo rechazaré. Se
trata de qué es lo para Freud lo que va a quedar dentro del yo y lo que va a quedar fuera. Lo
que quede dentro del yo va a constituir lo que nos de Freud la realidad. Lo que está fuera es
lo que no entra dentro de esa realidad.
Respecto de la forclusión Lacan va a decir entonces que en las psicosis por la Forclusión este
significante del nombre del padre este padre simbólico no va a entrar en la estructura va a
ser rechazado. Por eso dice que en la forclusión hay una falta de o falta de
afirmación primordial de un significante, que es el significante del nombre del padre. Esto es
no tiene por eso decía antes que no es más o menos es taxativo o se inscribe
simbólicamente es afirmado primordialmente o es rechazado. Si es rechazado no hay vuelta
atrás en la estructura no puede inscribirse después.
Y esto que retorna este significante rechazado que retorna en lo real se impone al sujeto
con sufrimiento.
Piensen ustedes entonces que si la metáfora no opera ese sujeto queda a expensas el deseo
de la madre. Cuando nosotros hablábamos de este asombrado psicótico como objeto de
emoción del otro hablábamos de este lugar, a expensas el deseo de la madre. Que también
no es un deseo regulado porque no hay que regule que esa madre es un otro primordial.
Entonces por ejemplo cuando Mariato, la madre lo increpa porque salió trató de ir a un
boliche encontrarse con chicas y la madre «le dice malo la Constitución» no es como
cualquier neurosis que bueno más menos se perturbaría ese sujeto porque la madre le dice
o porque no puede ganarse una chica sino que lo pone a él en la situación de estar a
expensas de ese deseo de la madre como no hay nada que regule que haga de tope entre él
y el deseo de la madre.
En la psicosis no pasa esto y el sujeto queda al no haber sustitución a expensas de ese deseo
materno cuando actúa la mentafora se produce la sustitución y ese deseo materno
sustituido por ese significante nombre del padre el padre sustituido es el padre en lo real en
lo real quiere decir el que encarne la función que a su vez viene a representar como
decíamos antes el padre es simbólico el padre muerto.
El padre de la metáfora paterna es el padre en función del discurso función de habla de esa
función ese efecto de significación, es decir esto va a permitir esa sustitución va a permitir
también que el sujeto sea efecto de significante, un significante para otro significante, va a
permitir que se habilite el discurso.
La metáfora paterna además implica que hay algo a lo que no se puede acceder la madre es
tanto mujer velada.
Tenemos por un lado el otro como significante del otro, significante del otro quiere decir
que el otro está sujeto a la castración y que como voy a decir más adelante Lacan no hay
otro del otro a ver es un lugar que está sujeto a la castración tiene sus necesidades no tengo
tiempo y el palo como significación el otro como significante y el palo como significación
significación de que de la castración que son las significaciones palicas el palo va a
representar la castración simbólica esto cuando opera la metáfora tengamos en cuenta que
si en la psicosis no opera la metáfora no va a ser posible que se produzca el otro como
significante y el palo como sentido o significación de la castración a través de la metáfora el
sujeto comprueba que la madre quiere algo diferente a él y no es el objeto del deseo de la
madre la madre desea otra cosa ese deseo va a estar orientado hacia el padre o lo recente
como esa es como el que tiene el padre no que lo es acá seguimos la lógica negrita si opera
la metáfora el niño es sujetado des sujetado del deseo de la madre y la madre aparece
como deseante de otra cosa que es este palo que el padre quiere y que el niño tendrá y
podrá hacer uso de cuando llegue el momento de hablar con su madre en la página 69
Amelia hace una enunciación de las consecuencias de la corrupción del nombre del padre la
página 69 en la edición nueva hasta ahora venimos trabajando acerca de la corrupción del
concepto de corrupción de la relación entre el sujeto y el otro en las hipótesis algo del
desescalinamiento que ahora por ejemplo vamos a volver a plantear y ahora vamos a hablar
de las consecuencias de la operación de la corrupción o rechazo del significante del nombre
del padre la primera consecuencia que nombra es la siguiente dice la metáfora paterna no
opera y el llamado al nombre del padre es respondido en el otro con un puro y simple
agujero lo cual provocará un agujero en el lugar de hablar del significación padre esta
primera consecuencia nos da lugar para hablar del desescalinamiento la metáfora paterna
no opera y en el lugar en el que tendría que responder el sujeto desde ese significante que
no tiene que es el nombre del padre cuando es llamado a responder desde ese lugar como
no tiene ese significante lo que aparece es un como dice puro y simple agujero agujero que
lleva el sujeto al agujero de la significación padre ¿cuanto desescalen las cosas? cuando algo
desde la realidad externa o interna del sujeto lo convoca a tener que responder con el
significante del nombre del padre por ejemplo Shera lo nombra el presidente del tribunal
mañana la madre lo confronta con el lugar de hablar la señora que ve aparece primer
desencadenamiento queda embarazada tiene bebé está confrontada a la cuestión de la
maternidad podríamos decir queda en relación al deseo materno sin ninguna regulación no
solo ella como madre sino respecto de su propia madre en estas intrusipadas o coyunturas
en distintos casos mencionamos el sujeto si cuenta con algo de esta inscripción simbólica
que es el significante del nombre del padre afrontará cada una de estas situaciones como
venía más o menos neuróticamente entonces eso que tendría que estar reprimido
primordialmente lo arrastra con todo digamos en esta situación no está reprimido no, no,
no eso que normalmente estaría en la reflexión fundante lo arrastra con todo eso que
normalmente estaría reprimido me está diciendo el condicional lo que estaría como no está
lo lleva el sujeto al punto del agujero es decir como no tiene con qué responder se
confronta con lo que no está inscrito por eso lo confronta dice allí con un agujero es como si
lo arrastra sería lo pone como pone en evidencia que hay este agujero en la escritura que no
tiene con qué responder y ahí se produce un paciente que le senta de mano por eso cuando
la clase pasada también hablaba de esa situación donde ella hace una intervención de que el
mundo sea padre lleva la bolsa con el nombre de padre y un bolso con el nombre un
apellido un borrador un apellido y se lleva al padre usted lleva a su padre de la mano o algo
así y ella la paciente de tirador no sé desaparece es sumamente riembolo confrontada al
psicólogo con cualquier significante que lo lleve a esto a este significante que no tiene a la
cuestión del padre no sólo nombrar literalmente al padre cualquier significante que se
acerque a lo que tiene que ver con la cuestión del cambio, lo desencadenan porque no
tienen cómo responder a eso. En el texto de los escritos de una corte preliminar, en el
capítulo 5, páginas 258-259, hay una cuestión preliminar de los escritos, capítulo 5.1. En una
corte preliminar, en el texto de los escritos, dice Para que la psicosis desencadene, es
necesario que el nombre del padre precluido, que le hace formido, sin haber llegado nunca
al lugar del otro, sea llamado allí en oposición simbólica al sujeto. Para que desencadene, es
necesario que algo, en la realidad externa o interna, vinculado a este nombre del padre
precluido, se acerque a él mismo, que el sujeto tome contacto con eso, que lo confronta con
este significante que no tiene.
Es la falta del nombre del padre, en ese lugar, la que por el agujero que abre al significado,
inicia la cascada de los retoques del significante. De esta manera difícil de tener acá, se
decide. No tiene este significante, nombre del padre, no tiene significación para él, no tiene
los significantes ordenados.
¿Qué va a pasar cuando el sujeto quiere confrontar con algo de este significante que no
tiene? Se va a producir la cascada significativa. Todos esos fenómenos que aparecen antes
del brote, que seguramente Amelia mencionó en la clase pasada, la despoblación
significante, la perplejidad, la vacilación, después la cascada quiere decir que los
significantes empiezan a aparecer desordenados, arbitrarios. Sí, porque la metáfora
delirante es cuando ya algo se realizó, aunque sea bajo la forma de un delirio.
Pero para que se dé la metáfora delirante es el mejor de los casos, porque no siempre el
psicótico puede lograr algún orden de esos significantes, aunque sea bajo la forma de un
delirio. Antes de que se pueda producir esta metáfora delirante, los significantes aparecen
así, totalmente en cascada, desaludados, totalmente como inductivos, como a veces lo
vemos los psicóticos que van por la calle, esa continuidad de significantes que parece que no
tienen nada que ver uno con el otro, pero absolutamente arbitrarios. Entonces, el
desencadenamiento va a tener que ver, la edad dice con que algo de un padre aparece
tocando en el sujeto esta falta de significante primordial.
Piensen, insisto, en los ejemplos de los no casos clínicos que trabajó Amelia, para que
también puedan acompañar la descripción del concepto con un ejemplo de la cultura. Con
algo del orden de un padre que aparece desde lo real, desde lo real, desde la realidad, o
desde algo que en el sujeto, su propia relación externa, lo confronte con este significante
primordial. Voy a mencionar las distintas consecuencias y algunas que darán para que los
padres aprecien un poco más la clase próxima.
Les pido que vean el ejemplo. Además de esta ausencia de la operación de la metáfora
paterna, la K menciona como consecuencia de la conclusión la regresión tópica del estadío
de la espiritualidad. Esta regresión va a tener que ver con esto que decíamos antes, en el
que el sujeto psicótico se maneja ante la dimensión imaginaria.
Entre él, en este lector, entre yo, otro como parte de otro. Pero teniendo en cuenta que es
una dimensión imaginaria que no está para nada cotada con lo psicótico, por eso puede
llegar a ese estilo mortal, que es una relación marxista puramente en los términos de la
morogna. Muy claramente se ve esto en el libro.
Esta identificación, este empuje a la mujer, no tiene que ver con una resolución
homosexual, como forma de elección sexual, como podría ser resultado del conflicto de
vida. Tiene que ver con el inmugar del psicótico respecto del deseo de la madre. Queda
identificado a la mujer, la K lo escribe a propósito así, con mayúsculas, la mujer haciendo
referencia a este lugar de otro primordial de la madre.
No es la mujer castrada, digamos, por eso es la mujer con mayúsculas. Otra de las
consecuencias es la ausencia del deseo. No hay dimensión deseante en la psicosis porque no
hay distribución de la falta.
El deseo es nuestro verbo en falda, el deseo es el caos. Acá no hay distribución de la falta,
entonces no hay dimensión de deseo. Otra de las consecuencias es que no hay angustia de
castración.
Hay angustia, pero no de castración porque no hay sanción simbólica de la castración. Hay
esa angustia como sufrimiento y horror de ser objeto de goce de dolor. Que no haya
angustia de castración, pero sí haya angustia como sufrimiento y horror de estar en este
lugar de objeto de goce de dolor.
No haya angustia de castración, hay angustia como ese nivel de sufrimiento de estar en este
lugar de objeto de goce de dolor. Después, otra consecuencia, el sujeto está fuera de
discurso, por lo tanto, con dificultad de hacer lazo social. Esa es una consecuencia muy clara,
se ve muy claramente en la psicosis, dificultad de hacer lazo social.
Bueno. Queda, finalmente, la última. Vamos a dejar acá, porque yo me voy a estar un poco
cansada.
El psicótico queda en esta dimensión imaginaria. Hay como una disuflación de la dimensión
imaginaria y de la real. Porque recuerden que los tres registros, como lo piensan acá, si
están anulados y articulados, ¿se acuerdan que decíamos en cualquier vez que he pasado?
Lo imaginario ordena lo real y lo simbólico ordena lo imaginario.
Si hay esta falla del de lo simbólico, no hay como ordenar lo imaginario. No hay
ordenamiento de lo imaginario, tampoco de lo real. Lo real vuelve y hay, digamos, esta
especie de, entre comillas, ordenamiento de lo real por lo imaginario.
Metáfora directa. En la señora bebé, bueno, leche, whisky, ¿qué es la siguiente metáfora?
Nombres. Para producir bebés.
¿Eso qué es? Algo de lo real con un cierto ordenamiento imaginario conformando un delirio.
Pero no hay nada de lo simbólico que venga a ordenar eso imaginario. Bueno, para la
próxima, vamos a... No, lo que pasa es que tenemos clase la próxima, así que vamos a tratar
de terminar la próxima con el tema de psicosis.
Y un poquito de la función generante a la psicosis, que nos trabaja a partir de los pasos
primitivos de la psicosis. ¿Está? Sí. Básicamente, en abril ya...