Freud Psicosis
Freud Psicosis
Freud Psicosis
FACULTAD DE PSICOLOGIA
Índice
Introducción ............................................................................................................................... 2
Hipótesis ..................................................................................................................................... 4
Objetivos..................................................................................................................................... 4
Metodología .............................................................................................................................. 11
Desarrollo ................................................................................................................................. 12
Bibliografía ............................................................................................................................... 27
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INTRODUCCIÓN
tutoría se encuentra a cargo de la Lic. Silvana Castro Tolosa, docente de la materia Clínica
Psicoanálisis por la misma Universidad. El objeto de este trabajo es poder dar cuenta del recorrido
El objetivo será explorar las coordenadas de la posición del analista en la clínica psicoanalítica de
la psicosis. Si bien para ello se tomarán como eje central los desarrollos de la primera enseñanza
de Lacan (1953 – 1963), será necesario remitirse a los desarrollos de Freud como también a las
investigaciones surgidas en los últimos años en relación al tema que se pretende abordar.
Para la realización de este trabajo fue fundamental haber cursado la materia Clínica
Psicológica y psicoterapias: Clínica de Adultos I- a cargo del profesor Lombardi-, donde se hizo
énfasis en temáticas como la posición del analista en la clinica con sujeto psicoticos, las
por considerar una inadecuación del dispositivo analítico, debido a la dificultad para establecer
El interrogante que guiará el presente trabajo: ¿Cuál es el lugar del analista en la clínica
de las psicosis? Parte del postulado lacaniano de no retroceder ante la psicosis, sin dejar de lado
perseguidor en la paranoia.
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Objetivos
El objetivo general será indagar el lugar del analista en la clínica psicoanalítica de la psicosis.
Objetivos específicos:
Hipótesis
(1956): “no sólo nos haremos sus secretarios, sino que tomaremos su relato al pie de la letra;
precisamente lo que siempre se consideró que debía evitarse” (Lacan, 1956, 295-296), nos
proponemos como idea directriz corroborar la siguiente hipótesis; el lugar del analista en la
Marco Teórico
Dado que la mira central de esta tesis estará puesta en la posición del analista en la clínica
de las psicosis, será necesario precisar los conceptos centrales: psicosis, transferencia y posición
del analista. Se tomará como marco conceptual el psicoanálisis, tomando como referencia los
exterior, mientras que Lacan la define como una falla en la estructura del lenguaje. Cuando Freud
aborda la psicosis basándose en un conflicto pulsional, refiere que en relación al vínculo con la
realidad la psicosis “la desmiente y procura sustituirla” (Freud, 1924, 195). Es decir que en la
psicosis se rechaza un fragmento de realidad. Por su parte Lacan se interesa por el término rechazo
de Freud, lo utiliza para designar al mecanismo especifico que opera en las psicosis al que llama
registro simbólico. El significante forcluido del registro simbólico es el Nombre del Padre que
impide la promoción de la significación fálica. El trabajo que el psicótico toma a su cargo consiste
en el rearmado de sus vínculos con la realidad, trabajo cuya significación es delirante en términos
Dado que el lugar del analista en la clínica psicoanalítica no puede sostenerse sin la transferencia,
sostiene que, antes de la iniciación del tratamiento propiamente dicho deben realizarse algunas
entrevistas preliminares que tienen al diagnóstico como motivación. Este aspecto, que tanto le
¿Qué quiere decir en esta frase Freud? Freud hace explícita su recomendación de no tomar en
tratamiento pacientes psicóticos y el fundamento que ofrece tiene que ver con las características del
la cura psicoanalítica de la psicosis… debido a una inadecuación del dispositivo analítico que fue
El tratamiento a prueba por algunas semanas permitiría evaluar qué sujeto sería apto, y
quién no, para iniciar un tratamiento analítico, de modo que en el caso de que durante ese tiempo se
interrumpiera, le ahorraría al enfermo la impresión penosa que pueda darle un intento de curación
infortunado.
las psicosis a partir del manejo de la transferencia, tomando en cuenta las particularidades de este
lazo en la psicosis. La maniobra transferencial especifica en la psicosis implica tomar el relato del
psicótico al pie de la letra, justamente lo que siempre se dijo que se debía evitar, y “una sumisión
completa… a las posiciones propiamente subjetivas del enfermo” (Lacan, 1958, 516), que es
Considerando que Freud plantea que el lugar del analista en la clínica de las neurosis
debe ser sostenido desde un lugar de abstinencia, nos interrogamos: ¿qué lugar sostiene el
analista en la clínica de la psicosis? La respuesta a este interrogante ya fue elaborada por Lacan,
quien retoma aquel lugar que Freud deja vacante proponiendo la posibilidad de tratamiento para
las psicosis y señala que el lugar del analista en la clínica para dicha estructura debe ser
sostenido desde una posición de ética y de responsabilidad. Si bien posteriormente varios autores
centra en considerar más pertinente pensar ese lugar en relación a la particularidad de cada
tema elegido, varios autores continuaron el camino iniciado por Freud y Lacan en torno al
lugar del analista en la clínica de la psicosis. A fin de profundizar en el desarrollo del mismo,
Soler en sus escritos: “Estudios sobre las psicosis” (1989) se pregunta por el lugar del
transferencial. Señala los modos de intervención del analista, los cuales posibilitan estabilizar
las psicosis, y también las soluciones que el sujeto toma a su cargo, solitariamente, para tratar lo
Alomo, en su tesis de Maestría titulada “La elección irónica” (2012) se pregunta por el
neurosis, e incluso de otros tipos de psicosis. Además, siguiendo a Freud y Lacan, destaca la
diferente frente a lo real del goce, que toma al sujeto como objeto. En ese cambio de posición
radica lo electivo en el campo de la psicosis. No obstante, otra noción crucial en este escrito es
en las psicosis.
posición del analista en la clínica de la neurosis y la psicosis, respecto del objeto a. No obstante,
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plantea que la destitución subjetiva es lo que sostiene la posición del analista, y que
específicamente en la clínica de la psicosis no puede ser otra, para poder ceder la posición d
sujeto al psicótico.
sobre la importancia del síntoma. Por una parte destaca la importancia de ubicar el fenómeno
elemental, a fines diagnósticos. Por otro lado, señala cómo la producción de un síntoma posibilita
una estabilización, sin el apoyo de la función paterna. Y piensa a la posición del analista, como
un modo determinado por la peculiar estructura del saber en las psicosis (Laurent, 1991, 33).
Leibson, en “Maldecir las psicosis” (2013) menciona que se ha instalado un discurso que
concibe al sujeto psicótico en términos de déficit. Suele pensarse la idea de que el psicótico
carece de algo que el neurótico posee (la metáfora paterna). Esta concepción deficitaria se
corresponde con el modelo mecanicista que enuncia que en la psicosis no hay inconsciente, no
hay síntoma, no hay deseo, no hay fantasma, no hay sujeto. Por lo tanto los psicótico se
convierten en unos raros ejemplares que puede ser tratados a condición de un sinnúmero de
de los neuróticos (Leibson, 2015, 15-16). Si bien no es generalizable, este discurso está muy
difundido, incluso entre los profesionales de la salud. Por tanto, critica la utilización del
Entendiendo que la psicosis, es una manera particular de vincularse con el lenguaje, la posición
del analista implica mantener una hiancia entre saber y verdad. “Es por eso que el analista puede
significación oculta, sino de encontrar otro modo de ponerlo en escena. Sin objetar que el Otro
Maleval, en “La forclusión del Nombre del Padre” (2002), siguiendo la enseñanza de
Lacan, construye la evolución del concepto de la forclusión del Nombre del Padre. De ello
Metodología
psicosis, a partir de los primeros textos donde aún no diferencia nítidamente las neurosis y las
psicosis, hasta los últimos desarrollos donde diferencia estas estructuras más nítidamente.
Se considerarán de fundamental importancia los textos de Lacan; “De una cuestión preliminar a
Luego se indagará sobre el lugar del analista en la clínica de las psicosis, atendiendo a los
desarrollos de Freud, Lacan, Soler, Alomo, Maleval, Laurent, Lombardi, y otros autores más, que
Desarrollo
desde sus primeros escritos de 1895 (donde aún no era clara la diferencia entre psicosis y
neurosis), hasta sus últimos trabajos en 1925, donde el autor diferencia más nítidamente esas
dos estructuras.
Freud, aborda por primera vez la paranoia, en una carta enviada a Fliess conocida como
“Manuscrito H” (1985). Parte del concepto de defensa, que luego es llamado represión, para
la paranoia dentro del grupo de las psiconeurosis de defensa, es definida al igual que la histeria, la
1895, 247). La defensa es frente una representación inconciliable que se opone al yo.
hacia el exterior. Así, señala que el mecanismo que caracteriza a la paranoia es el abuso de un
como una fase del desarrollo libidinal, que luego formaliza en “Introducción al narcisismo”
narcisista, estas últimas se caracterizan por el retiro de la catexis libidinal de los objetos y su
“No era correcto decir que la sensación interiormente sofocada es proyectada hacia afuera;
sino más bien inteligimos que lo cancelado adentro retorna desde afuera” (Freud, 1911, 66).
proyección, ya que en otros casos como frente a la pérdida de personas u objetos, también puede
producirse un desasimiento de la libido sin enfermar por ello. Sino que lo patógeno de la
segunda tópica del aparato psíquico (constituido por las instancias yo – ello – Súper yo), y define
Freud:
desenlace análogo de una similar perturbación entre en los vínculos entre el yo y el mundo
conflictiva: “si permanece fiel a un vasallaje hacia el mundo exterior y procura sujetar al ello, o
si es avasallado por el ello y así se deja arrancar por la realidad” (Freud 1924, p 155).
no querer saber nada de ella, en tanto la psicosis la desmiente y procura surtirla (Freud, 1924,
éxito de la psicosis.
Debido a la creación del mundo nuevo que el sujeto produce en la psicosis, Freud le va a
dar importancia a la construcción del delirio. Sostiene que el delirio es un intento de curación,
particularmente por el término rechazo, que utiliza Freud en “La pérdida de la realidad en la
psicosis.
En “De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis” (1958), Lacan
También, indica que para el desencadenamiento de la psicosis “es necesario que el Nombre-del-
Padre, Verwerfung, percluido, es decir, sin haber llegado nunca al lugar del Otro, sea llamado allí
en oposición simbólica al sujeto” (Lacan, 1958, 549). La falta del Nombre-del-Padre, en el lugar
donde es llamado Un-Padre en lo real, produce un agujero que propicia “el desastre creciente de lo
metáfora delirante” (Lacan, 1958, 550). Al igual que Freud, Lacan también le otorga al delirio la
función de restitución de la realidad. Por medio de la metáfora delirante, el psicótico intenta reconstruir la
trama edípica.
En “El Seminario 3: Las psicosis” (1955), Lacan retoma la lectura del comentario que
Jean Hippolyte hizo sobre la Verneinung (negación). Afirma que “en lo inconsciente, todo no
esta tan sólo reprimido” (Lacan, 1955, 23). ¿Qué quiere decirnos con esto? Lacan hace
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explicito que luego de ser verbalizado no todo es desconocido por el sujeto, sino que admite
que antes del proceso de verbalización hay una admisión en lo simbólico que puede faltar, este
proceso es denominado Bejahung (afirmación primordial). Entonces para que algo sea
reprimido primero tuvo que haber sido admitido en lo simbólico (Bejahung). Lo que fue
Verneinung (negación). Mientras que lo que fue expulsado de lo simbólico y retorna en lo real
este autor, si la carretera principal no existe aparecen los carteles al costado de la carretera que
puede crear un delirio, que es una suplencia de significación fálica, para tratar lo real y hacer
La transferencia en la psicosis
“La transferencia, vendo martillándolo desde hace algún tiempo, no se concibe sino a partir del
El sujeto supuesto saber constituye el pivote desde donde se articula todo lo que se refiere
a la transferencia. Según esta idea, la transferencia consiste en suponerle un saber al Otro. Si bien
la transferencia es una condición necesaria para la cura, por si misma no es suficiente, además se
Lo primero que hace el analista con su acto, es ceder la posición de sujeto al paciente, es
transferencia “implica que el sujeto no reconoce en quien lo escucha a otro sujeto, uno que lo
toma como objeto. El analista al dejarse tomar como objeto, abre la puerta al desarrollo de la
Para ello es indispensable que el lugar del analista sea sostenido desde una destitución
subjetiva, que implica no estar motivado por sus juicios e ideales. “Solo un sujeto que acepta
resignar sus títulos, sus significantes, su decir de sujeto del inconsciente, al menos
transitoriamente, solo él puede tolerar que cuenten únicamente, durante toda la entrevista o la
sesión, los títulos, los emblemas, los significantes que representan a otro sujeto, al paciente”
(Lombardi, 2009, 68). Así, Lombardi afirma que la posición del analista, en el caso de la
Retomando el desarrollo anterior respecto del sujeto supuesto saber, en la psicosis, el sujeto
no le atribuye al analista ese lugar de sujeto supuesto saber, tiene otras características. El saber, se
interpretación, ya que en la psicosis no hay nada que descifrar en el sentido de lo reprimido, como
fenómeno oculto. Siguiendo la enseñanza de Lacan, Lombardi menciona que, en el caso de las
enmascara (…). El significante como tal, no significa nada. (Lombardi, 2009, 83). En suma, en la
psicosis la función del analista no se trata de interpretar, sino de cifrar los efectos del significante en
Siguiendo la enseñanza de Lacan, esto solo es posible, como menciona en “De una cuestión
preliminar a todo tratamiento de la psicosis” (1958) en tanto el analista esté dispuesto a ubicarse
en una:
“sumisión completa, aun cuando sea advertida, a las posiciones propiamente subjetivas del
enfermo, posiciones que son demasiado a menudo forzadas al reducirlas en el dialogo al proceso
mórbido, reforzando entonces la dificultad de penetrarlas con una reticencia provocada no sin
En tanto esto se cumpla, tanto más será interesante para el psicótico sostener un dialogo con
semejante interlocutor (Leibson, 2013, 31). No obstante, la sumisión a las posiciones propiamente
subjetivas del sujeto, se vuelve condición para alojar el testimonio, y para un tratamiento posible de
la psicosis.
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En primer lugar entiende que esa expresión alude a una estructura subjetiva particular,
entendida como “el efecto de un modo específico de inscribirse las marcas en el lenguaje”
En segundo lugar “implica dejar de lado los prejuicios acerca de cómo deberías ser los
psicóticos. Esto incluye especialmente a los prejuicios que surgen de suponer a la neurosis como
las psicosis, es en esta estructura donde se enfatiza aún más aquella posición.
Por su parte, Soler en “Estudios sobre las psicosis” (1991) en el capítulo “Trabajo de
las psicosis” señala que “mientras el trabajo de la transferencia supone el vínculo libidinal con
el Otro hecho objeto, en el trabajo del delirio es el propio sujeto quien toma a su cargo
1991, 15).
En esta frase, se observa que la autora concibe al delirio, como otra posibilidad de
estabilización, que el sujeto toma a su cargo sin la intervención del analista. Asimismo,
- En algunos casos del sujeto recurre a una solución simbólica, que consiste en
construir una ficción como suplencia de la metáfora paterna, y construir una metáfora
Dios.
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- En otros casos cosiste en trabajar lo real por lo real, en estos casos se ubica el pasaje
Soler llama “eficacia del sujeto” a estas soluciones, que el sujeto toma a cargo
solitariamente, sin la intervención de un analista. Sin embargo, no deja de lado que el analista
acoge la singularidad del sujeto, quien como testigo del testimonio que le impone el
psicótico, muchas veces mide los riesgos que asume en cada caso para sí y para otros.
El analista y el saber
Laurent (1991), entiende que la posición del analista está determinada por un modo
particular del saber. En la psicosis el saber se ubica en el sujeto, a diferencia del neurótico que
Al respecto, Laurent, señala que la dificultad de las psicosis reside en que el analizante se
pone del lado del objeto a, es decir del lado del que habitualmente se pone el analista, y produce
la división subjetiva. Precisamente, a la inversa, el sujeto psicótico se coloca del lado del sujeto
se coloca en la posición del que sabe (Laurent, 1991, 33-34). Por tanto, el lugar del analista no se
constituye desde el lugar de saber cómo en la neurosis, sino desde un lugar de no-saber, y se deja
transferencia, para mantener el lugar del analista dese una posición de no-saber? Salinas,
psicosis: transferencia invertida. Implica una inversión en relación al saber. Por tanto, para
sostener la transferencia invertida, el analista se deja guiar por el testimonio del sujeto, es
testigo y secretario del relato que lleva el psicótico. El analista debe abstenerse a responder
desde el lugar del Otro que tiene el saber ubicándose desde un lugar de escucha, vacío de saber,
En la clase XVI del “Seminario 3: de Las psicosis”, Lacan parte de una crítica a los
alienistas, quienes desacreditaban la palabra del loco, por su condición de alienado. Menciona
que “nos contentamos con hacer de secretarios del alienado” (Lacan, 1956, 295) para
Se entiende por secretario al lugar del analista, quien aloja el testimonio de la posición
del sujeto respecto del lenguaje. Una posición específica del sujeto con el lenguaje, que Lacan
llama erotización o pasivización, que revela un modo de padecer el fenómeno del discurso. En
sus palabras:
“no solo nos haremos sus secretarios, sino que tomaremos su relato al pie de la letra:
precisamente lo que siempre se consideró que debía evitarse” (Lacan, 1956, 295-296).
Lacan, no sólo nos sugiere ser testigos del testimonio del sujeto, sino que nos invita a no
testigo. En el capítulo “¿Qué lugar para el analista?” de su escrito “Estudios sobre las
psicosis” (1991) define al lugar del analista como testigo: “un testigo es un sujeto al que se
supone no saber, no gozar, y presentar por lo tanto un vacío en el que el sujeto podrá colocar su
De esta manera, se puede vislumbrar que el lugar para el analista que Soler sugiere en la
clínica de las psicosis es la de testigo, entendiendo por éste, aquel que debe estar preparado
para escuchar y soportar a quien que no es esclavo de la ley fálica, tendrá que medir los riesgos
que asume en cada caso para sí mismo, y para algunos otros (Soler, 1991, 20). Así el analista
queda ubicado en el lugar “del semejante, el del testigo, el del que escucha, que toma nota, que
se basa en un postulado: “la certeza de ser amado, a menudo por un personaje eminente, que es
quien ha tomado la iniciativa a este respecto” (Maleval, 2002, 329), en palabras de Freud
La fórmula de la erotomanía, se obtiene de la lectura que Freud hizo de las memorias del
Presidente Schreber. Lectura que es retomada por Lacan, quien ubica el lugar que no es
La premisa: -él o ella me mama- es constituyente de la relación con el Otro. Lacan ubica
este postulado pasional junto con el automatismo mental de su maestro, Clérambault, para
aislar los dos rasgos de la lógica psicótica: la relación con el Otro y la certeza.
En primer lugar, en cuanto a la relación con el Otro, implica una relación donde el Otro
“se impone en el lugar de la emisión de la libido” (Soler, 2004, 50), que toma como emisor
segundo lugar, la certeza, no implica creencia o tener conocimiento. Al contrario, implica que
el sujeto se pregunta por los signos que provienen del Otro, como en el caso de la neurosis. En
el caso de la histeria, el sujeto se cuestiona por los signos que provienen del Otro, mientras que
en la erotomanía recorre un camino inverso, no se cuestiona, toma ese signo como certeza
inquebrantable.
Señala que la transferencia que operó sobre la persona de Flechsig, es el factor que
precipitó la psicosis en Schreber (Lacan, 1958, 556). Al respecto, Lacan nos advierte acerca del
peligro de responder desde el lugar del Otro en la clínica de las psicosis, ya que si bien es
convocado al lugar del Otro, no debe responder desde ahí, desde el lugar del oráculo que tiene
el saber, conviene responder desde el lugar de testigo, que no sabe ni aconseja, que no predica
su saber (Alomo, 2012, 44), así evita correr el riesgo de desencadenar una erotomanía.
psicosis” que en un caso analizado por ella, refiere que evitó la erotomanía sirviéndose de la
maniobra analítica. Por un lado la cura consistió en obtenerse a la respuesta, a suplir el vacío de la
forclusión, es decir a llenar los vacíos con su saber. Por otro lado, se sirvió de la función de
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límite de goce. Propone la vacilación forzosa del analista, para referirse a la alternancia del
lugar del analista como testigo y como orientación de goce (Soler, 1991, 11).
Por el contrario, Lombardi observa una contradicción cuando Soler menciona “la
vacilación de la implicación forzosa del analista” (Lombardi, 2009, 133) ya que califica como
antinomias esas dos posiciones, dado que se contraponen. Señala que el lugar del analista no se
limita a la función de “orientación o límite de goce” sino que es sostenido desde la maniobra
transferencial, y el deseo del analista, que es lo que posibilita la dirección de la cura. De esta
manera, la función de pacificación que propicia el analista para el sujeto psicótico no depende
de la “orientación de goce” sino de “la ubicación del objeto a en el analista como causa de
En esta misma línea, Lombardi señala que la mejor posición del analista es, como
enfermo” (Lombardi, 2009, 128) ya que es la única que posibilita evitar la reticencia del sujeto.
Reticencia, nos dice Lombardi, es un término de los psiquiatras para referirse a la resistencia que
el psicótico opone al diálogo, sobre todo con el médico, que muchas veces banalizan lo que los
psicóticos testimonian, y el desafío que queda planteado para el analista es no colaborar con esa
resistencia.
esquizofrenia. En “La elección irónica” (2012) señala que en el tratamiento de esta estructura,
la ironía representa un obstáculo, como un modo particular de aislase del lazo social.
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En esos puntos en los que emerge la ironía del esquizofrénico, diferencia dos
En el segundo caso, el sujeto no atenta contra el analista, sino que esta modalidad
posibilita sostener un lazo transferencial. Esta operación, posibilita incluir el objeto como
semblante, y por eso puede funcionar como operador lógico. “El objeto puesto de manifiesto
tratamiento de sujetos esquizofrénicos (Alamo, 2012, 153). Es interesante ya que a partir del
social (en este caso el analista representa para el analizante un sujeto aburrido), ahí el lugar del
analista tabalea. Mientras que desde la perspectiva de establecer un lazo social, es decir de ironía
en transferencia, “el analista puede mantenerse como partenaire del sujeto, ya que la
.
25
Palabras conclusivas
que guio esta investigación: cuál es el lugar del analista en la clínica de las psicosis. Luego de la
respecto de no retroceder en la psicosis, se puedo corroborar que el lugar del analista no es solo
la del secretario. Además es tomar su relato al pie de la letra, es hacer un vacío para alojar el
testimonio del psicótico, es ubicarse como otro, y no como Otro gozador, es escuchar no
el lugar de sujeto. Esta posición no se reduce a un lugar de escucha pasiva, sino que es un lugar
propiamente subjetivas del enfermo. De esta manera, el analista, ubicado desde el lugar de no
saber, es guiado por el testimonio del psicótico y se deja enseñar por su discurso, sus delirios y
Por tanto, no sería posible precisar un solo lugar, ya que éste dependerá de la estrategia
de la maniobra transferencial del analista, así como también de las posibilidades que admita, o
no admita, el analizante.
realizar un recorrido bibliográfico del tema en cuestión, sino que además me permitió, en lo
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Bibliografía
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