1.3. El Proceso de Escritura

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El proceso de

escritura
El proceso de escritura1

Escribir es un proceso y, como tal, tiene etapas bien definidas. Si bien el talen-
to o la inspiración son importantes, la escritura siempre se puede ejercitar y
mejorar mediante la práctica, la lectura y el aprendizaje de los propios errores.
Estas son las etapas centrales:

1. La planificación

Tener un plan y organizar las ideas antes de volcarlas al papel o la pantalla ayu-
da a elaborar textos mejor organizados y más coherentes.
Si lo que hay que escribir es breve y las ideas a transmitir son pocas y sen-
cillas, la etapa de planificación puede ser un simple y breve proceso mental:
«Voy a mandarle un correo a Inés para preguntarle si se puede cambiar la hora
de la reunión del martes, contarle que el curso se posterga para el segundo
semestre y pasarle el enlace al video que comentamos. Empiezo por contarle
lo del curso, que es lo más importante para ella».
En cambio, cuando se trata de textos extensos o complejos (un artículo,
una tesis, una novela), la planificación necesita apoyarse en esquemas, apun-
tes, fichas, revisiones bibliográficas. En definitiva, se trata de tener un esqueleto
del texto antes de comenzar la siguiente etapa, en la que probablemente se
sucedan varios borradores.
Por otra parte, la planificación es el momento de tomar decisiones funda-
mentales sobre el estilo, el vocabulario, el punto de vista, el tono del texto que
va a elaborarse.

 ¿Qué voz se usará: yo, nosotros, tercera persona…?


 ¿Cómo se dirigirá a los destinatarios: usted, tú/vos, ustedes…?
 ¿En qué tono: formal, informal, cálido, distante, solemne…?
 ¿Qué tipo de vocabulario se elegirá: llano, infantil, técnico, rebuscado…?
 Si el texto incluye un relato, ¿se escribirá en presente histórico (Artigas
muere en 1850) o en pasado (Artigas murió en 1850)?

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Estas notas se basan en Daniel Cassany, Describir el escribir: cómo se aprende a escribir, Bue-
nos Aires: Paidós, 2011, y M. Dutto, S. Soler y S. Tanzi, Palabras más, palabras menos. Herramientas
para una escritura eficaz, Montevideo: Sudamericana y ucu, 2008. Una primera versión de estas
notas se elaboró para el Taller de Expresión Escrita de la UClaeh.

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En el libro Describir el escribir: cómo se aprende a escribir, Daniel Cassany
propone:

Si antes de escribir pensamos un poco en el lector, en nuestros objetivos,


en lo que queremos decir, en cómo podemos decirlo, en cómo queremos
presentarnos, etc., podemos llegar a comprender más profundamente el
problema comunicativo que se nos plantea y seguramente podremos re-
solverlo con más éxito. Por lo tanto, puede ser útil que analicemos antes que
nada el tipo de comunicación que queremos establecer.

Una vez que se hayan tomado estas decisiones, llegará el momento de


escribir.

2. La redacción

Lo que se va a escribir es un borrador y no un texto acabado (para eso está la


siguiente etapa del proceso). Tenerlo presente facilita la tarea. En esta etapa
hay que dejar que las palabras fluyan y asegurarse de que las ideas que se
querían comunicar queden efectivamente plasmadas.
Conviene siempre adoptar una redacción clara y directa. Si uno se enreda
en rodeos innecesarios, probablemente las ideas no hayan sido planteadas de
forma efectiva en la etapa de planificación. Cuanto más precisa haya sido la
planificación, cuanto más claras se tengan las ideas que se quiere transmitir y
el modo de hacerlo, más fácil resultará escribir.
Al terminar la redacción es necesario dejar descansar el texto. Esta es una
recomendación unánime: la hacen los autores literarios, los profesores de re-
dacción académica, los divulgadores científicos, los periodistas… La razón es
que ese descanso es clave para que la revisión sea eficaz. Algunos manuales
periodísticos recomiendan cajonear al menos dos días el borrador de una nota
de fondo. Stephen King cuenta que guarda los borradores de sus novelas du-
rante seis semanas antes de revisarlos.2
Si no queda tiempo porque ya se está sobre la fecha de entrega —que es
lo más común—, al menos conviene salir de la computadora, dar una vuelta a
la manzana, tomar un café, hacer una llamada…, cualquier actividad que per-
mita olvidar por un momento el texto que se escribió. La razón es que, si se lo
revisa enseguida, se va a leer lo que se quiso escribir y no lo que se escribió. El
tiempo es clave para revisar con más distancia y objetividad.

2
Stephen King, Mientras escribo, Barcelona: Debolsillo, 2003.

2
3. La revisión

Es casi imposible que la etapa de redacción termine en un escrito tan claro, co-
rrecto y atractivo que no requiera algún retoque. La revisión no es una lectura
complaciente, sino exigente y crítica. En el mismo libro, Stephen King cuenta
que al revisar poda mucho el borrador: elimina palabras, frases y párrafos inne-
cesarios, y a veces hasta pasajes enteros.
El primer paso de la revisión es remitirse al plan inicial y confirmar que las
decisiones adoptadas sobre estilo, punto de vista, tiempos verbales, orden de
las ideas, etcétera, se hayan mantenido.
También es el momento de examinar la corrección ortográfica y sintáctica
y de detectar posibles errores tipográficos. Esto siempre es importante, pero
mucho más cuando quien escribe es un docente.
Es útil leer el texto en voz alta: ayuda a captar problemas de ritmo y errores
de puntuación. Además, esta lectura hace más patentes las palabras o expre-
siones repetidas, las rimas involuntarias o cacofonías. Otro buen recurso es
dárselo a leer a alguien para comprobar si el texto se comprende y si resulta
atractivo a la lectura.

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