RESUMEN Sem 3

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 98

RESUMEN

SEMINARIO 3: LAS PSICOSIS.


JACQUES LACAN.

OM
.C
DD
LA
FI


Este archivo fue descargado de https://filadd.com


INTRODUCCIÓN A LA CUESTIÓN DE LA PSICOSIS.
I. INTRODUCCIÓN A LA CUESTIÓN DE LAS PSICOSIS.
Comienza, este año, la cuestión de las psicosis.
Digo la cuestión, porque no puede hablarse de entrada del tratamiento de
las psicosis, como en un principio les comunicó una primera nota, y todavía
menos del tratamiento de las psicosis en Freud, pues nunca habló de ello,
salvo de manera totalmente alusiva.
1

OM
En lo que se hizo, en lo que se hace, en lo que se está haciendo en lo tocante al
tratamiento de las psicosis, se aborda mucho más fácilmente las esquizofrenias
que las paranoias, el interés por ellas es mucho más vivaz, se espera mucho de
sus resultados. ¿Por qué en cambio para la doctrina freudiana la paranoia es la
que tiene una situación algo privilegiada, la de un nudo, aunque también la de

.C
un núcleo resistente?
Por supuesto, Freud no ignoraba la esquizofrenia. Se interesó de entrada y
esencialmente en la paranoia. Freud traza una línea de división de las aguas,
DD
si me permiten la expresión, entre por un lado la paranoia, y por otro, todo
lo que le gustaría, dice, que se llamase parafrenia, que corresponde con
toda exactitud al campo de las esquizofrenias. Esta es una referencia
necesaria para la comprensión de lo que diremos luego: para Freud el
campo de las psicosis se divide en dos.
LA

A comienzo del siglo XIX la paranoia en la psiquiatría alemana, recubría casi


íntegramente todas las locuras: el sesenta por ciento de los enfermos de los
asilos llevaba la etiqueta de paranoia. Todo lo que llamamos psicosis o locura
era paranoia.
FI

En Francia, la palabra paranoia, en el momento en que fue introducida en la


nosología fue identificada con algo fundamentalmente diferente. Un paranoico
un paranoico era un malvado, un intolerante, un tipo con mal humor, orgullo,


desconfianza, susceptibilidad, sobrestimación de sí mismo. Esta característica


era el fundamento de la paranoia; cuando el paranoico era demasiado paranoico,
llegaba a delirar.
Como todo perverso, podía ocurrir que el paranoico pasara los límites, y cayese
en esa horrenda locura, exageración desmesurada de los rasgos de su enojoso
carácter.
Clérambault → concepción organicista extrema de la psicosis.
El gran secreto del psicoanálisis es que no hay psicogénesis.

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


A través de este repaso, deben haber reconocido ya los tres órdenes cuya
necesidad para comprender cualquier cosa de la experiencia analítica siempre
les machaco: a saber, lo simbólico, lo imaginario y lo real.
Lo imaginario es sin duda guía de la vida para todo el campo animal. Si la imagen
juega también un papel capital en el campo que es el nuestro, es un papel que
ha sido revisado, refundido, reanimado de cabo a rabo por el orden simbólico.
La imagen está siempre más o menos integrada a ese orden, que, se los
recuerdo, se define en el hombre por su carácter de estructura organizada.
¿Qué diferencia hay entre lo que es del orden imaginario o real y lo que es

OM
del orden simbólico? En el orden imaginario, o real, siempre hay un más y
un menos, un umbral, un margen, una continuidad. En el orden simbólico
todo elemento vale en tanto opuesto a otro.
2
Ya que se trata del discurso, del discurso impreso del alienado, es manifiesto

.C
entonces que estamos en el orden simbólico. Ahora, ¿cuál es el material mismo
de ese discurso? ¿A qué nivel se despliega el sentido traducido por Freud?
¿Dónde se toman prestados los elementos de nominación de ese discurso? De
DD
manera general, el material, es el propio cuerpo.
La relación con el propio cuerpo caracteriza en el hombre el campo, a fin de
cuentas reducido, pero verdaderamente irreductible, de lo imaginario.
3
LA

Es clásico decir que en la psicosis, el inconsciente está en la superficie, es


consciente. Por ello incluso no parece producir mucho efecto el que esté
articulado. Desde esta perspectiva, en sí misma asaz instructiva, podemos
señalar de entrada que, como Freud siempre lo subrayó, el inconsciente no debe
FI

su eficacia pura y simplemente al rasgo negativo de ser un Unbewusst, un no-


consciente. Traduciendo a Freud, decimos: el inconsciente es un lenguaje.
Que esté articulado, no implica empero que esté reconocido. La prueba es que
todo sucede como si Freud tradujese una lengua extranjera, y hasta la


reconstituyera mediante entrecruzamientos. El sujeto está sencillamente,


respecto a su lenguaje, en la misma relación que Freud. Si es que alguien
puede hablar una lengua que ignora por completo, diremos que el sujeto
psicótico ignora la lengua que habla.
¿Es satisfactoria esta metáfora? Ciertamente no. El asunto no es tanto saber
por qué el inconsciente que está ahí, articulado a ras de tierra, queda
excluido para el sujeto, no asumido, sino saber por qué aparece en lo real.
Bejahung primordial (afirmación) → Hay que admitir, detrás del proceso de
verbalización, una Bejahung primordial, una admisión en el sentido de lo
simbólico, que puede a su vez faltar.

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


Freud admite un fenómeno de exclusión para el cual el término Verwerfung
parece válido, y que se distingue de la Verneinung, la cual se produce en una
etapa muy ulterior. Puede ocurrir que un sujeto rehúse el acceso, a su mundo
simbólico, de algo que sin embargo experimentó, y que en esta oportunidad no
es ni más ni menos que la amenaza de castración. Toda la continuación del
desarrollo del sujeto muestra que nada quiere saber de ella, Freud lo dice
textualmente, en el sentido reprimido.
Lo que cae bajo la acción de la represión retorna, pues la represión y el retorno
de lo reprimido no son sino el derecho y el revés de una misma cosa. Lo

OM
reprimido siempre está ahí, y se expresa de modo perfectamente articulado en
los síntomas y en multitud de otros fenómenos. En cambio, lo que cae bajo la
acción de la Verwerfung tiene un destino totalmente diferente.
Todo lo rehusado en el orden simbólico, en el sentido de la Verwerfung,
reaparece en lo real.

.C
Se trata, como saben, del Hombre de los lobos, quien no deja de dar fe de
tendencias y propiedades psicóticas, como lo demuestra la breve paranoia que
hará entre el final del tratamiento de Freud y el momento en que es retornado a
DD
nivel de la observación. Pues bien, que haya rechazado todo acceso de la
castración, aparente sin embargo en su conducta, al registro de la función
simbólica, que toda asunción de la castración por un yo (Je) se haya vuelto
imposible para él, tiene un vínculo muy estrecho con el hecho de haber tenido
en la infancia una breve alucinación de la cual refiere detalles muy precisos.
LA

La escena es la siguiente. Jugando con su cuchillo, se había cortado el dedo,


que sólo se sostenía por un pedacito de piel. El sujeto relata este episodio en un
estilo que está calcado sobre lo vivido. Parece que toda localización temporal
hubiese desaparecido. Luego se sentó en un banco, junto a su nodriza, quien es
FI

precisamente la confidente de sus primeras experiencias, y no se atrevió a


decírselo. Cuán significativa es esta suspensión de toda posibilidad de hablar; y
justamente a la persona a la que le contaba todo, y especialmente cosas de este
orden. Hay aquí un abismo, una picada temporal, un corte de la experiencia,


después de la cual resulta que no tiene nada, todo terminó, no hablemos más de
ello. La relación que Freud establece entre este fenómeno y ese muy especial
no saber nada de la cosa, ni siquiera en el sentido de lo reprimido, expresado en
su texto, se traduce así: lo que es rehusado en el orden simbólico, vuelve a
surgir en lo real.
Hay una estrecha relación entre, por un lado, la denegación y la reaparición en
el orden puramente intelectual de lo que no está integrado por el sujeto; y por
otro lado, la Verwerfung y la alucinación, vale decir la reaparición en lo real
de lo rehusado por el sujeto. Hay ahí una gama, un abanico de relaciones.
¿Qué está en juego en un fenómeno alucinatorio? Ese fenómeno tiene su fuente
en lo que provisoriamente llamaremos la historia del sujeto en lo simbólico. El

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


origen de lo reprimido neurótico no se sitúa en el mismo nivel de historia en lo
simbólico que lo reprimido en juego en la psicosis, aún cuando hay entre los
contenidos una muy estrecha relación.

OM
Nuestro esquema, les recuerdo, figura la interrupción de la palabra plena entre
el sujeto y el Otro, y su desvío por los dos yo, a y a', y sus relaciones imaginarias.
Aquí está indicada una triplicidad en el sujeto, la cual recubre el hecho de que el
yo del sujeto es quien normalmente le habla a otro, y le habla del sujeto, del
sujeto S, en tercera persona. Aristóteles hacía notar que no hay que decir que el

.C
hombre piensa, sino que piensa con su alma. De igual manera, digo que el sujeto
se habla con su yo.
DD
Sólo que en el sujeto normal hablarse con su yo nunca es plenamente
explicitable, su relación con el yo es fundamentalmente ambigua, toda asunción
del yo es revocable. En el sujeto psicótico en cambio, ciertos fenómenos
elementales, y especialmente la alucinación que es su forma más
característica, nos muestran al sujeto totalmente identificado a su yo con
LA

el que habla, o al yo totalmente asumido bajo el modo instrumental. El


habla de él, el sujeto, el S, en los dos sentidos equívocos del término, la
inicial S y el Es alemán. Esto es realmente lo que se presenta en el fenómeno
de la alucinación verbal. En el momento en que aparece en lo real, es decir
acompañado de ese sentimiento de realidad que es la característica fundamental
FI

del fenómeno elemental, el sujeto literalmente habla con su yo, y es como si un


tercero, su doble, hablase y comentase su actividad.
A esto nos llevará este año nuestra tentativa de situar en relación a los tres


registros de lo simbólico, lo imaginario y lo real, las diversas formas de la


psicosis. Nos permitirá precisar en sus mecanismos últimos la función que debe
darse al yo en la cura. En el límite se atisba la cuestión de la relación de objeto.
El manejo actual de la relación de objeto en el marco de una relación analítica
concebida como dual, está fundado en el desconocimiento de la autonomía del
orden simbólico, que acarrea automáticamente una confusión del plano
imaginario y del plano real. La relación simbólica no por ello queda eliminada,
porque se sigue hablando, e incluso no se hace otra cosa, pero el resultado de
este desconocimiento es que lo que en el sujeto pide ser reconocido en el plano
propio del intercambio simbólico auténtico reemplazado por un reconocimiento
de lo imaginario, del fantasma.

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


II LA SIGNIFICACIÓN DEL DELIRIO.
1
Los fenómenos elementales → Los fenómenos elementales no son más
elementales que lo que subyace al conjunto de la construcción del delirio.
Son tan elementales como lo es, en relación a una planta, la hoja en la que se
verán ciertos detalles del modo en que se imbrican e insertan las nervaduras:
hay algo común a toda la planta que se reproduce en ciertas formas que
componen su totalidad.

OM
El delirio no es deducido, reproduce la misma fuerza constituyente, es
también un fenómeno elemental. Es decir que la noción de elemento no
debe ser entendida en este caso de modo distinto que la de estructura,
diferenciada, irreductible a todo lo que no sea ella misma.
A todo esto quería llegar: la dificultad de abordar el problema de la paranoia se
debe precisamente al hecho de situarla en el plano de la comprensión. Aquí el

.C
fenómeno elemental, irreductible, está a nivel de la interpretación.
2
DD
Tenemos pues un sujeto para el cual el mundo comenzó a cobrar significado.
¿Qué se quiere decir con esto? Desde hace un tiempo es presa de fenómenos
que consisten en que se percata de que suceden cosas en la calle, pero
¿cuáles? Si lo interrogan verán que hay puntos que permanecen misteriosos
para él mismo, y otros sobre los que se expresa. En otros términos, simboliza lo
LA

que sucede en términos de significación.


¿A fin de cuentas, qué dice el sujeto sobre todo en cierto período de su delirio?
Que hay significación. Cuál no sabe, pero ocupa el primer plano, se impone y
para él es perfectamente comprensible.
FI

Hasta cuando lo que se comprende no puede siquiera ser articulado, numerado,


insertado por el sujeto en un contexto que lo explicite, está en el plano de la
comprensión. Se trata de cosas que en sí mismas ya se hacen comprender. Y,


debido a ello, nos sentimos en efecto capaces de comprender. De ahí nace la


ilusión: ya que se trata de comprensión, comprendemos. Pues justamente, no.
La pregunta: ¿quién habla? → La pregunta ¿Quién habla?, que ha sido
promovida suficientemente aquí como para adquirir todo su valor, debe dominar
todo el problema de la paranoia.
Alucinacion → Ya se los indiqué la vez pasada recordando el carácter central en
la paranoia de la alucinación verbal. Saben el tiempo que tomó percatarse de lo
que sin embargo es a veces totalmente visible, a saber que el sujeto articula lo
que dice escuchar. Fue necesario Séglas y su libro Lecciones clínicas. Por una
especie de proeza al inicio de su carrera, hizo notar que las alucinaciones
verbales se producían en personas en las que podía percibirse, por signos muy

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


evidentes en algunos casos, y en otros mirándolos con un poco más de atención,
que ellos mismos estaban articulando, sabiéndolo o no, o no queriendo saberlo,
las palabras que acusaban a las voces de haber pronunciado. Percatarse de que
la alucinación auditiva no tenía su fuente en el exterior, fue una pequeña
revolución.
Una de las dimensiones esenciales del fenómeno de la palabra es que el
otro no es el único que lo escucha a uno. En la palabra humana, entre
muchas otras cosas el emisor es siempre al mismo tiempo un receptor, que
uno oye el sonido de sus propias palabras.

OM
3
Análisis del caso de Schreber → Tras una breve enfermedad, entre 1884 y 1885,
enfermedad mental que consistió en un delirio hipocondríaco, Schreber que
ocupaba entonces un puesto bastante importante en la magistratura alemana,
sale del sanatorio del profesor Flechsig, curado, según parece de manera

.C
completa, sin secuelas aparentes.
Lleva durante unos ocho años una vida que parece normal, y él mismo señala
que su felicidad doméstica sólo se vio ensombrecida por la pena de no haber
DD
tenido hijos. Al cabo de esos ocho años, es nombrado Presidente de la Corte de
apelaciones en la ciudad de Leipzig. Habiendo recibido antes del período de
vacaciones el anuncio de esta muy importante promoción, asume sus funciones
en octubre. Parece estar, como ocurre muy a menudo en muchas crisis
mentales, un poco sobrepasado por sus funciones. Es joven —tiene cincuenta y
LA

un años— para presidir una corte de apelaciones de esa importancia, y esta


promoción le hace perder un poco la cabeza. Está en medio de personas mucho
más experimentadas, mucho más entrenadas en el manejo de asuntos
delicados, y durante un mes trabaja excesivamente, como él mismo lo dice, y
FI

recomienzan sus trastornos: insomnio, mentismo, aparición en su pensamiento


de temas cada vez más perturbadores que le llevan a consultar de nuevo.
De nuevo se lo interna. Primero en el mismo sanatorio, el del profesor Flechsig,
luego, tras una breve estadía en el sanatorio del doctor Pierson en Dresde, en la


clínica de Sonnenstein, donde permanecerá hasta 1901. Ahí es donde su delirio


pasara por toda una serie de fases de las que da un relato extremadamente
seguro, parece, y extraordinariamente compuesto, escrito en los últimos meses
de su internación.
Freud toma en sus manos en 1909 este libro aparecido en 1903. Habla de él con
Ferenczi durante las vacaciones y en diciembre de 1910 redacta Memoria sobre
la autobiografía de un caso de paranoia delirante.
Comprobarán que el doctor Flechsig ocupa un lugar central en la
construcción del delirio.

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


(Lacan lee el libro de Shcreber y lo va comentando) El primer capítulo está
ocupado por toda una teoría que concierne, aparentemente al menos, a Dios y
a la inmortalidad. Los términos que están en el centro del delirio de Schreber,
consisten en la admisión de la función primera de los nervios.
Todo está ahí. Estos rayos que exceden los límites de la individualidad humana
tal como ella se reconoce, que son ilimitados, forman la red explicativa, pero
igualmente experimentada, sobre la que nuestro paciente teje cual una tela el
conjunto de su delirio.
Lo esencial se basa en la relación entre los nervios, y principalmente entre los

OM
nervios del sujeto y los nervios divinos, lo cual entraña toda una serie de
peripecias entre las cuales está la Nervenanhang, la adjunción de nervios, forma
de atracción capaz de colocar al sujeto en un estado de dependencia respecto a
algunos personajes, sobre cuyas intenciones el sujeto mismo opina de diversas
maneras en el curso de su delirio. Al comienzo distan de ser benevolentes,
aunque sólo fuese por los efectos catastróficos que experimenta, pero en el

.C
curso del delirio son transformados, integrados en una verdadera progresión, y
así como al inicio del delirio vemos dominar la personalidad del doctor
Flechsig, al final domina la estructura de Dios. Hay verificación, inclusive
DD
progreso característico de los rayos divinos, que son el fundamento de las almas.
Esto no se confunde con la identidad de las susodichas almas; Schreber subraya
claramente que la inmortalidad de las almas no debe reducirse al plano de la
persona. La conservación de la identidad del yo no le parece que deba ser
justificada. Todo esto es dicho con un aire de verosimilitud que no vuelve
LA

inaceptable la teoría.
Los rayos divinos: están obligados a ello, deben hablar. El alma de los
nervios se confunde con cierta lengua fundamental definida por el sujeto,
como se los mostraré por la lectura de pasajes apropiados, con gran finura.
FI

Teoría de los rayos divinos y la libido → Freud señala al final de su análisis del
caso Schreber, que nunca hasta entonces había visto algo que se asemejase
tanto a su teoría de la libido, con sus desinvesticiones, reacciones de separación,


influencias a distancia, como la teoría de los rayos divinos de Schreber, y no se


perturba por ello, ya que todo su desarrollo tiende a mostrar el delirio de Schreber
como una sorprendente aproximación de las estructuras del intercambio
interindividual así como de la economía intrapsíquica.
Encontramos también en el texto mismo del delirio una verdad que en este caso
no está escondida como en las neurosis, sino verdaderamente explicitada, y casi
teorizada. El delirio la proporciona, ni siquiera a partir del momento en que
tenemos su clave, sino a partir del momento en que se lo toma como lo que es,
un doble perfectamente legible, de lo que aborda la investigación teórica.
III EL OTRO Y LA PSICOSIS.

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


1
Saben que el psicoanálisis explica el caso del presidente Schreber, y la paranoia
en general, por un esquema según el cual la pulsión inconsciente del sujeto es
una tendencia homosexual.
Se habla de defensa contra la supuesta irrupción —¿por qué dicha irrupción en
determinado momento?— de la tendencia homosexual. Resulta claro, empero,
que hay allí una constante ambigüedad, y que esa defensa mantiene con la
causa que la provoca una relación que dista mucho de ser unívoca. Se considera
que o bien ayuda a mantener determinado equilibrio, o bien provoca la

OM
enfermedad.
También se asegura que las determinaciones iniciales de la psicosis de Schreber
deben buscarse en los momentos en que se desencadenan las diferentes fases
de su enfermedad. Saben que tuvo hacia 1886 una primera crisis, y se intenta,
gracias a sus Memorias, mostrar sus coordenadas: había presentado en ese

.C
entonces, nos dicen, su candidatura al Reichstag. Entre esta crisis y la segunda,
o sea durante ocho años, el magistrado Schreber es normal, con la salvedad de
que su esperanza de paternidad no se ve colmada. Al término de este período,
DD
ocurre que accede, de modo hasta cierto punto prematuro, al menos en una edad
que no permitía preverlo, a una función muy elevada: presidente de la Corte de
apelaciones de Leipzig. Esta función, de carácter eminente, le confiere, se dice,
una autoridad que lo eleva a una responsabilidad, no exactamente entera, pero
si más plena y pesada que todas cuantas hubiese podido esperar, lo cual crea
LA

la impresión de que hay una relación entre esta promoción y el


desencadenamiento de la crisis.
Desencadenamiento de la psicosis → En otras palabras, en el primer caso se
destaca el hecho de que Schreber no pudo satisfacer su ambición, en el segundo
FI

que la misma se vio colmada desde el exterior, de un modo que se califica casi
como inmerecido. Se otorga a ambos acontecimientos el mismo valor
desencadenante. Se hace constar que el presidente Schreber no tuvo hijos, por
lo cual se asigna a la noción de paternidad un papel primordial. Pero se


afirma simultáneamente que el temor a la castración renace en él, con una


apetencia homosexual correlativa, porque accede finalmente a una posición
paterna. Esta sería la causa directa del desencadenamiento de la crisis, que
acarrea todas las distorsiones, las deformaciones patológicas, los espejismos,
que progresivamente evolucionarán hacia el delirio.
Por supuesto, que los personajes masculinos del ambiente médico estén
presentes desde el principio, que sean nombrados unos después de otros, y que
ocupen sucesivamente el centro de la persecución muy paranoide que es la del
presidente Schreber, muestra suficientemente su importancia. Es, en suma, una
transferencia, que ciertamente no debe tomarse del todo en el sentido en que

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


ordinariamente la entendemos, pero que es algo de ese orden, relacionado de
manera singular con quienes tuvieron que cuidarlo.
Si el presidente Schreber entre sus dos crisis, hubiera llegado por casualidad a
ser padre, se pondría el énfasis en esto, y se daría todo su valor al hecho de que
no hubiera soportado esa función paterna. Resumiendo, la noción de conflicto
siempre se utiliza de modo ambiguo: se coloca en el mismo plano lo que es
fuente de conflicto y la ausencia de conflicto, la cual es más difícil de ver. El
conflicto deja, podemos decir, un lugar vacío, y en el lugar vacío del conflicto
aparece una reacción, una construcción, una puesta en juego de la subjetividad.

OM
El decir psicótico → La ambigüedad de la significación misma del delirio, que
aquí concierne a lo que habitualmente se llama el contenido, y que preferiría
llamar el decir psicótico.
2
Experiencia que cuenta Lacan con una paciente → El interrogatorio sobrepasó

.C
ampliamente la hora y media antes de que apareciese claramente que en el
límite de ese lenguaje, del que no había modo de hacerla salir, había otro. El
lenguaje, de sabor particular y a menudo extraordinario que es el del delirante.
DD
Lenguaje en que ciertas palabras cobran un énfasis especial, una densidad que
se manifiesta a veces en la forma misma del significante, dándole ese carácter
francamente neológico tan impactante en las producciones de la paranoia. En
boca de nuestra enferma del otro día, por fin surgió la palabra galopinar,
que rubricó todo lo dicho hasta entonces.
LA

Recuerdan que en lingüística existen el significante y el significado, y que el


significante debe tomarse en el sentido del material del lenguaje. La trampa, el
agujero, en el que no hay que caer, es creer que los objetos, las cosas, son el
significado. El significado es algo muy distinto: la significación remite siempre a
FI

la significación, vale decir a otra significación. El sistema del lenguaje, cualquiera


sea el punto en que lo tomen, jamás culmina en un índice directamente dirigido
hacia un punto de la realidad, la realidad toda está cubierta por el conjunto
de la red del lenguaje.


Schreber mismo señala a cada momento la originalidad de determinados


términos de su discurso. Cuando habla, por ejemplo, de Nervenanhang,
adjunción de nervios, precisa claramente que esa palabra le fue dicha por las
almas examinadas o los rayos divinos. Son palabras claves, y él mismo señala
que nunca hubiese encontrado su fórmula, palabras originales, palabras plenas,
harto diferentes de las palabras que emplea para comunicar su experiencia. Él
mismo no se engaña al respecto, hay allí planos diferentes.
A nivel del significante, en su carácter material, el delirio se distingue
precisamente por esa forma especial de discordancia con el lenguaje común que

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


se llama neologismo. A nivel de la significación, se distingue justamente porque
la significación de esas palabras no se agota en la remisión a una significación.
La significación de esas palabras que los detienen tiene como propiedad
el remitir esencialmente a la significación en cuanto tal. Es una
significación que fundamentalmente no remite más que a sí misma, que
permanece irreductible. El enfermo mismo subraya que la palabra en sí
misma pesa. Antes de poder ser reducida a otra significación, significa en
sí misma algo inefable, es una significación que remite ante todo a la
significación en cuanto tal.

OM
Dos tipos de fenómenos donde se dibuja el neologismo: la intuición y la
fórmula.
Intuicion delirante → La intuición delirante es un fenómeno pleno que tiene
para el sujeto un carácter inundante, que lo colma. Le revela una perspectiva
nueva cuyo sello original, cuyo sabor particular subraya, tal como lo hace

.C
Schreber cuando habla de la lengua fundamental a la que su experiencia lo
introdujo. Allí, la palabra es el alma de la situación.
Fórmula → En el extremo opuesto, tenemos la forma que adquiere la
DD
significación cuando ya no remite a nada. Es la fórmula que se repite, se
reitera, se machaca con insistencia estereotipada. Podemos llamarla, en
oposición a la palabra, el estribillo.
Ambas formas, la más plena y la más vacía, detienen la significación, son
LA

una especie de plomada en la red del discurso del sujeto. Característica


estructural que, en el abordaje clínico, permite reconocer la rúbrica del delirio.
Precisamente por ello ese lenguaje que puede engañarnos en un primer
abordaje del sujeto, incluso a veces hasta en el más delirante, nos lleva a superar
FI

esa noción y a formular el término de discurso. Porque estos enfermos, no hay


duda, hablan nuestro mismo lenguaje. Si no hubiese este elemento nada
sabríamos acerca de ello. La economía del discurso, la relación de significación
a significación, la relación de su discurso con el ordenamiento común del


discurso, es por lo tanto lo que permite distinguir que se trata de un delirio.


El único modo de abordaje conforme con el descubrimiento freudiano es formular
la pregunta en el registro mismo en que el fenómeno aparece, vale decir en el
de la palabra. El registro de la palabra crea toda la riqueza de la fenomenología
de la psicosis, allí vemos todos sus aspectos, descomposiciones, refracciones.
La alucinación verbal, que es fundamental en ella, es precisamente uno de los
fenómenos más problemáticos de la palabra.
3
¿Qué es la palabra? Para nosotros, la estructura de la palabra es que el sujeto
recibe su mensaje del otro en forma invertida. La palabra plena, esencial, la

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


palabra comprometida, está fundada en esta estructura. Tenemos de ella dos
formas ejemplares.
Fides → La primera, es fides, la palabra que se da, el Tú eres mi mujer o el Tú
eres mi amo, que quiere decir: Tú eres lo que aún está en mi palabra, y esto,
sólo puedo afirmarlo tomando la palabra en tu lugar. Esto viene de ti para
encontrar allí la certeza de lo que comprometo. Esta palabra es una palabra
que te compromete a ti. La unidad de la palabra en tanto que fundante de
la posición de ambos sujetos es ahí manifiesta.
Fingimiento → El signo en el que se reconoce la relación de sujeto a sujeto, y

OM
que la diferencia de la relación del sujeto al objeto, es el fingimiento, revés de la
fides. Están en presencia de un sujeto en la medida en que lo que dice y hace
—es lo mismo— puede suponerse haber sido dicho y hecho para engañarlos,
con toda la dialéctica que esto entraña, incluyendo en ella el que diga la verdad
para que crean lo contrario. Conocen el cuento judío, puesto en evidencia por
Freud, del personaje que dice: Voy a Cracovia. Y el otro responde: ¿Por qué me

.C
dices que vas a Cracovia? Me lo dices para hacerme creer que vas a otro lado.
Lo que el sujeto me dice está siempre en una relación fundamental con un
engaño posible, donde me envía o recibo el mensaje en forma invertida.
DD
Ven pues la estructura bajo sus dos fases, las palabras fundantes y las
palabras mentirosas, engañosas en cuanto tales.
Por mi parte, dentro de la noción de comunicación en tanto que generalizada,
especifico qué es la palabra en tanto hablar al otro. Es hacer hablar al otro en
LA

cuanto tal. Escribimos, si les parece bien, ese otro con una A mayúscula.
La razón delirante es aquí la siguiente. Tú eres mi mujer: después de todo, ¿qué
sabe uno? Tú eres mi amo: de hecho, ¿cómo estar seguro? El valor fundante
de estas palabras está precisamente en que lo apuntado por el mensaje,
FI

así como lo manifiesto en el fingimiento, es que el Otro está ahí en tanto


que Otro absoluto. Absoluto, es decir que es reconocido, pero no conocido.
Asimismo, lo que constituye el fingimiento es que, a fin de cuentas, no
saben si es o no un fingimiento. Esta incógnita en la alteridad del Otro es


lo que caracteriza esencialmente la relación de palabra en el nivel en que


es hablada al otro.
No sólo habla al otro, habla también del otro en tanto objeto. De esto
exactamente se trata cuando un sujeto les habla de él.
Tomen la paranoica del otro día, la que empleaba el término galopinar. Cuando
les habla saben que es un sujeto por el hecho de que trata de engatusarlos.
Precisamente en la medida en que me tomó hora y media sacarle su galopinar
en que durante todo ese tiempo me tuvo en jaque y se mostró sana de espíritu,
está en el límite de lo que puede ser percibido clínicamente como delirio. Lo que

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


llaman, en nuestra jerga, la parte sana de la personalidad, se basa en que ella le
habla al otro, que es capaz de burlarse de él. En esa medida, existe como sujeto.
Testimonia → Ahora bien, hay otro nivel. Habla de ella, y sucede que lo hace un
poco más de lo que quisiera. Nos percatamos entonces de que delira. Habla de
nuestro objeto común: el otro con una a minúscula. Sigue hablando ella, pero
hay otra estructura que, por cierto, no se entrega por completo. No es
exactamente como si hablase de cualquier cosa; me habla de algo que para ella
es muy interesante, ardiente, habla de algo donde continúa comprometiéndose
de todos modos; en suma, testimonia.

OM
Designé así, en mi primera comunicación al grupo de Evolution psychiatrique,
que en ese momento tenía una originalidad bastante notable, lo que apunta a las
afinidades paranoicas de todo conocimiento de objeto en cuanto tal. Todo
conocimiento humano tiene su fuente en la dialéctica de los celos, que es una
manifestación primordial de la comunicación. Esta es una noción genérica
observable, conductalmente observable. Entre niños pequeños lo que sucede

.C
entraña ese transitivismo fundamental que se expresa en el hecho de que un
niño que le pegó a otro puede decir: el otro me pegó. No miente: el es el otro,
literalmente.
DD
El objeto humano se distingue por su neutralidad y su proliferación indefinida. No
depende de la preparación de ninguna coaptación instintiva del sujeto, como hay
coaptación, enganche de las valencias químicas entre sí. El hecho de que el
mundo humano esté cubierto de objetos se fundamenta en que el objeto del
LA

interés humano es el objeto del deseo del otro.


¿Como es esto posible? Porque el yo humano es el otro, y al comienzo el
sujeto esta más cerca de la forma del otro que del surgimiento de su propia
tendencia. En el origen él es una colección incoherente de deseos —éste
FI

es el verdadero sentido de la expresión cuerpo fragmentado— y la primera


síntesis del ego es esencialmente alter ego, está alienada. El sujeto
humano deseante se constituye en torno a un centro que es el otro en tanto
le brinda su unidad, y el primer abordaje que tiene del objeto es el objeto


en cuanto objeto del deseo del otro.


El objeto solo interesa como objeto de deseo del otro.
Conocimiento paranoico → El conocimiento paranoico es un conocimiento
instaurado en la rivalidad de los celos, en el curso de esa identificación primera
que intenté definir a partir del estadio del espejo. Esta base de rivalidad y
competencia en el fundamento del objeto es, precisamente, lo que es superado
en la palabra, en la medida en que concierne al tercero. La palabra es siempre
pacto, acuerdo, nos entendemos, estamos de acuerdo: esto te toca a ti, esto es
mío, esto es esto y esto es lo otro. Pero el carácter agresivo de la competencia
primitiva deja su marca en toda especie de discurso sobre el otro con minúscula,
sobre el Otro en cuanto tercero, sobre el objeto. No por nada testimonio en latín

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


se denomina testis, siempre se testimonia sobre los propios cojones. Siempre
hay compromiso del sujeto y lucha virtual en la cual el organismo está siempre
latente, en todo lo que es del orden del testimonio.
Esta dialéctica entraña siempre la posibilidad de que yo sea intimado a anular al
otro. Por una sencilla razón: como el punto de partida de esta dialéctica es mi
alienación en el otro, hay un momento en que puedo estar en posición de ser a
mi vez anulado porque el otro no está de acuerdo. La dialéctica del inconsciente
implica siempre como una de sus posibilidades la lucha, la imposibilidad de
coexistencia con el otro.

OM
Esta distinción entre el Otro con mayúscula, es decir el Otro en tanto que
no es conocido, y el otro con minúscula, vale decir el otro que es yo, fuente
de todo conocimiento, es fundamental. En este intervalo, en el ángulo
abierto entre ambas relaciones debe ser situada toda la dialéctica del
delirio. La pregunta es la siguiente: en primer término ¿el sujeto les habla?;
en segundo, ¿de qué habla?

.C 4
El psicótico les habla de algo que le habló → ¿De qué les habla? De él, sin duda,
DD
pero primero de un objeto diferente a los demás, de un objeto que está en
la prolongación de la dialéctica dual: les habla de algo que le habló. El
fundamento mismo de la estructura paranoica es que el sujeto comprendió algo
que él formula, a saber, que algo adquirió forma de palabra, y le habla. Nadie,
obviamente, duda de que sea un ser fantasmático, ni siquiera él, pues siempre
LA

está en posición de admitir el carácter perfectamente ambiguo de la fuente de


las palabras que se le dirigen. El paranoico testimonia acerca de la estructura
de ese ser que habla al sujeto.
Deben notar desde ya la diferencia de nivel que hay entre la alienación como
FI

forma general de lo imaginario, y la alienación en la psicosis. No se trata de


identificación, sencillamente, o de un decorado que se inclina hacia el lado del
otro con minúscula. A partir del momento en que el sujeto habla hay un Otro
con mayúscula. Si no, el problema de la psicosis no existiría. Los psicóticos


serían máquinas con palabra.


Es, precisamente, el S en el sentido en que lo entiende el análisis, pero un S
más un punto de interrogación. ¿Cuál es esa parte, en el sujeto, que habla? El
análisis dice: es el inconsciente. Naturalmente, para que la pregunta tenga
sentido, es necesario haber admitido que el inconsciente es algo que habla en
el sujeto, más allá del sujeto, e incluso cuando el sujeto no lo sabe, y que
dice más de lo que supone. El análisis dice que en la psicosis eso es lo que
habla. ¿Basta con esto? En absoluto, porque toda la cuestión es saber cómo
eso habla, y cuál es la estructura del discurso paranoico.

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


Descansa en el enunciado de una tendencia fundamental que podría tener que
hacerse reconocer en una neurosis, a saber: yo (je) lo amo, y tú me amas. Hay
tres modos de negar esto, dice Freud6 . No se anda con vueltas, no nos dice por
qué el inconsciente de los psicóticos es tan buen gramático y tan mal filólogo;
desde el punto de vista del filólogo efectivamente todo esto es harto sospechoso.
No crean que esto es obvio en las gramáticas francesas de sexto grado; de
acuerdo a las lenguas hay muchas maneras de decir yo (je) lo amo. Freud no se
detuvo ante esto y dice que hay tres funciones, y tres tipos de delirios y eso
funciona.

OM
El primer modo de negación es decir: no soy yo quien lo ama, es ella, mi
consorte, mi doble. El segundo, es decir: no es a él a quien amo, es a ella. A este
nivel la defensa no es suficiente para el sujeto paranoico, el disfraz es
insuficiente, no alejó suficientemente el golpe, hace falta que intervenga la
proyección. Tercera posibilidad: yo (je) no lo amo, lo odio. Aquí tampoco basta la
inversión, eso al menos dice Freud; es necesario que intervenga también el

.C
mecanismo de proyección, a saber: él me odia. En este punto hemos llegado al
delirio de persecución.
La elevada síntesis que entraña esta construcción nos trae luces, pero ven que
DD
las preguntas siguen abiertas. La proyección debe intervenir como un
mecanismo adicional cada vez que no se trata de borrar el yo (je). No es
completamente inadmisible, aunque nos gustaría tener un suplemento de
información. Por otra parte, es claro que el no (ne), la negación considerada en
su forma más formal, en absoluto tiene, al ser aplicada a los diferentes términos
LA

el mismo valor. Pero grosso modo, esta construcción se aproxima a algo,


funciona, y sitúa las cosas en su verdadero nivel tomándolas por este lado, diría
de logomaquia fundamental.
IV «VENGO DEL FIAMBRERO»
FI

1
Freud subrayó hasta qué punto de las relaciones del sujeto con la realidad no
son las mismas en la neurosis y en la psicosis. En particular, el carácter clínico


del psicótico se distingue por esa relación profundamente pervertida con la


realidad que se denomina un delirio. Esta gran diferencia de organización o de
desorganización debe tener, dice Freud, una profunda razón estructural. ¿Cómo
articular esta diferencia?
Cuando hablamos de neurosis hacemos cumplir cierto papel a una huida, a una
evitación, donde un conflicto con la realidad tiene su parte. Se intenta designar
a la función de la realidad en el desencadenamiento de la neurosis mediante la
noción de traumatismo, que es una noción etiológica. Esto es una cosa, pero otra
cosa es el momento de la neurosis en que se produce en el sujeto cierta ruptura
con la realidad. ¿De qué realidad se trata? Freud lo subraya de entrada, la
realidad sacrificada en la neurosis es una parte de la realidad psíquica.

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


Entramos ya aquí en una distinción muy importante: realidad no es homónimo
de realidad exterior. En el momento en que se desencadena su neurosis, el
sujeto elide, escotomiza como se dijo después, una parte de su realidad psíquica,
o, en otro lenguaje, de su id. Esta parte es olvidada, pero continúa haciéndose
oír. ¿Cómo? De una manera que toda mi enseñanza enfatiza: de manera
simbólica.
Freud, en el primero de los artículos que citaba, evoca ese depósito que el sujeto
pone aparte en la realidad, y en el que conserva recursos destinados a la
construcción del mundo exterior: allí es donde la psicosis toma su material. La

OM
neurosis, dice Freud, es algo muy diferente, porque la realidad que el sujeto elidió
en determinado momento, intenta hacerla volver a surgir prestándole una
significación particular, un sentido secreto, que llamamos simbólico. Pero Freud
no enfatiza este hecho de manera adecuada.
Muchos pasajes de la obra de Freud dan fe de que sentía la necesidad de una
plena articulación del orden simbólico, porque eso es lo que para él está en juego

.C
en la neurosis. A ella le opone la psicosis, donde en un momento hubo
ruptura, agujero, desgarro, hiancia, pero con la realidad exterior. En la
neurosis, es en un segundo tiempo, y en la medida en que la realidad no está
DD
rearticulada plenamente de manera simbólica en el mundo exterior, cuando se
produce en el sujeto huida parcial de la realidad, incapacidad de afrontar esa
parte de la realidad, secretamente conservada. En la psicosis, en cambio, es
verdaderamente la realidad misma la que está primero provista de un agujero,
que luego el mundo fantasmático vendrá a colmar.
LA

No basta con ver como están hechos los síntomas, que aún es necesario
descubrir su mecanismo de formación. Partamos de la idea de que un agujero,
una falla, un punto de ruptura en la estructura del mundo exterior, está colmado
por la pieza agregada que es el fantasma psicótico. ¿Cómo explicarlo? Tenemos
FI

a nuestra disposición el mecanismo de proyección.


La alucinación episódica donde se muestran las virtualidades paranoicas del
hombre de los lobos. Al mismo tiempo que captan muy bien lo que subrayé


diciendo lo que fue rechazado de lo simbólico reaparece en lo real, plantean una


discusión sobre mi manera de traducir el enfermo no quiere saber nada de ello
en el sentido de la represión. Sin embargo, actuar sobre lo reprimido mediante
el mecanismo de la represión, es saber algo acerca de ello, porque la represión
y el retorno de lo reprimido no son sino una sola y única cosa, expresada
no en el lenguaje consciente del sujeto sino en otra parte. Algunos
encuentran una dificultad porque no perciben que lo que está en juego es del
orden de un saber.
Les daré otra cita, tomada del caso Schreber. En el momento en que Freud
explica el mecanismo propio de la proyección que podría dar cuenta de la
reaparición del fantasma en la realidad, se detiene, para observar que en este

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


caso no podemos hablar pura y simplemente de proyección. Lo cual es harto
evidente con sólo pensar cómo funciona ese mecanismo, por ejemplo, en el
delirio de celos llamado proyectivo que consiste en imputar al cónyuge
infidelidades de las que uno se siente imaginariamente culpable. Otra cosa es el
delirio de persecución, que se manifiesta a través de intuiciones interpretativas
en lo real. Estos son los términos en que se expresa Freud: Es incorrecto decir
que la sensación interiormente reprimida —la Verdrängung es una simbolización,
y Unterdrückung, indica sencillamente algo caído por debajo — es proyectada
de nuevo hacia el exterior —esto es lo reprimido y el retorno de lo reprimido.
Deberíamos decir más bien que lo rechazado —recuerdan quizás el tono de

OM
insistencia que el uso dio a esta palabra— retorna del exterior.
Hay un momento que es el origen de la simbolización.
Seria mejor abandonar el término proyección. La proyección en la psicosis
es muy diferente a todo esto, es el mecanismo que hace retornar del
exterior lo que está preso en la Verwerfung, o sea lo que ha sido dejado

.C
fuera de la simbolización general que estructura al sujeto.
2
DD
Un delirio de a dos, entre su madre y su hija.
De todos modos me confío que un día, en el pasillo, en el momento en que salía
de su casa, tuvo que vérselas con una especie de mal educado, hecho que no
tenía por qué asombrarla, pues era ese malvado hombre casado que era el
LA

amante regular de una de sus vecinas de vida fácil. Al pasar —no podía
disimulármelo, todavía la hería— él le había dicho una palabra grosera, palabra
grosera que no estaba dispuesta a repetirme, porque, tal como ella lo expresaba,
eso la rebajaba. Me confiesa ese algo con más facilidad que lo que escuchó:
Vengo del fiambrero.
FI

ALUSIÓN → Vengo del fiambrero. Si me dicen que hay algo que entender ahí,
puedo muy bien articular que hay una referencia al cochino. No dije cochino, dije
puerco. Ella estaba muy de acuerdo, era lo que quería que comprendiese. Era


también quizá, lo que quería que el otro comprendiese. Sólo que es


precisamente lo que no hay que hacer. Lo que debe interesarnos es saber por
qué, justamente, quería que el otro comprendiera eso, y por qué no se lo decía
claramente sino por alusión. Si comprendo, paso, no me detengo en eso, porque
ya comprendí. Esto les pone de manifiesto qué es entrar en el juego del paciente:
es colaborar con su resistencia. La resistencia del paciente es siempre la de uno,
y cuando una resistencia tiene éxito, es porque están metidos en ella hasta el
cuello, porque comprenden. Comprenden, hacen mal. El asunto es precisamente
comprender por qué se da algo a comprender. ¿Por qué dijo Vengo del
fiambrero, y no cochino?

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


Dije: Vengo del fiambrero, y entonces, nos largó el asunto, ¿qué dijo él? Dijo:
Marrana.
Ahí lo tienen muy contento, se dirán ustedes, es lo que nos enseña: en la palabra,
el sujeto recibe su propio mensaje en forma invertida. Desengáñense,
precisamente no es eso. El mensaje en juego no es idéntico, ni mucho menos, a
la palabra, por lo menos en el sentido en que la articulo para ustedes como esa
forma de mediación en la que el sujeto recibe su mensaje del otro en forma
invertida.
Primero, ¿quién es este personaje? Ya lo dijimos, es un hombre casado, amante

OM
de una muchacha que es amiga de nuestra enferma y muy implicada en el deseo
del que es víctima: ella es, no su centro, sino su personaje fundamental. Las
relaciones de nuestra sujeto con esta pareja son ambiguas. Son ciertamente
personajes persecutorios y hostiles, pero no son aprehendidos en forma
demasiado reivindicativa, como pudieron darse cuenta con asombro los que
estaban presentes en la entrevista. Las relaciones de la sujeto con el exterior se

.C
caracterizan más bien por la perplejidad: ¿cómo se pudo entonces, por chismes,
por una petición, sin duda, llevarlas al hospital? El interés universal que se les
concede tiende a repetirse.
DD
¿Qué es Marrana? Es, en efecto, su mensaje, pero ¿no es más bien su propio
mensaje?
Al comienzo de todo lo dicho, tenemos la intrusión de la susodicha vecina en la
relación de estas dos mujeres aisladas, que permanecieron estrechamente
LA

unidas en la existencia, que no pudieron separarse en el momento del


casamiento de la más joven, que huyeron súbitamente de la dramática situación
que parece haberse creado en las relaciones conyugales de la joven, debido a
las amenazas de su marido, el cual, según los certificados médicos, quería, ni
FI

más ni menos, cortarla en rodajas. Tenemos ahí la impresión de que la injuria


del caso se ajusta con el proceso de defensa vía expulsión, a la que se sintieron
obligadas a proceder en relación a la vecina, considerada como primordialmente
invasora. Venía a golpear la puerta siempre que estaban arreglándose, o en el


momento en que comenzaban algo, mientras estaban cenando o leyendo. Se


trataba ante todo de alejar a esta persona esencialmente propensa a la intrusión.
Las cosas sólo se volvieron problemáticas cuando esa expulsión, ese rechazo,
esa negativa se realizó plenamente, quiero decir en el momento en que
realmente la pusieron de patitas en la calle.
¿Debemos situar esto en el plano de la proyección, como un mecanismo de
defensa? Toda la vida íntima de estas pacientes se desenvolvió fuera del
elemento masculino, siempre hicieron de él un extraño con el que nunca se
pusieron de acuerdo, el mundo para ellas era esencialmente femenino.

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


Este análisis permite comprender que la paciente se siente rodeada de
sentimientos hostiles. Pero el problema no es ése. Lo importante es que Marrana
haya sido escuchado realmente, en lo real.
¿Quién habla? Ya que hay alucinación, es la realidad la que habla. Nuestras
premisas lo implican, si planteamos que la realidad está constituida por
sensaciones y percepciones. Al respecto no hay ambigüedad, no dice:
Tuve la impresión de que me respondía: Marrana, dice: —Dije: Vengo del
fiambrero, y él me dijo: —Marrana.
En primer término, ¿se trata de la realidad de los objetos? ¿Quién suele hablar

OM
para nosotros en la realidad? ¿La realidad es precisamente cuando alguien nos
habla? El interés de las observaciones que hice la vez pasada sobre el otro y el
Otro, el otro con minúscula y el Otro con mayúscula, era hacerles notar que
cuando el Otro con mayúscula habla, no es pura y simplemente la realidad ante
la cual están, a saber, el individuo que articula. El Otro está más allá de esa
realidad.

.C
En la verdadera palabra, el Otro, es aquello ante lo cual se hacen reconocer.
Pero sólo pueden hacerse reconocer por él porque él está de antemano
DD
reconocido. Debe estar reconocido para que puedan hacerse reconocer.
Esta dimensión suplementaria, la reciprocidad, es necesaria para que valga esa
palabra cuyos ejemplos típicos di, Tú eres mi amo o Tú eres mi mujer, o también
la palabra mentirosa, que siendo lo contrario, supone de igual modo el
reconocimiento de un Otro absoluto, al que se apunta más allá de todo lo que
LA

pueden conocer, y para quien el reconocimiento sólo tiene valor precisamente


porque está más allá de lo conocido. Ustedes lo instituyen en el reconocimiento,
no como un puro y simple elemento de la realidad, un peón, una marioneta, sino
un absoluto irreductible, de cuya existencia como sujeto depende el valor
mismo de la palabra en la que se hacen reconocer.
FI

Diciéndole a alguien: Tú eres mi mujer, implícitamente le dicen Yo (je) soy


tu hombre, pero primero le dicen Tú eres mi mujer, vale decir que la
instituyen en la posición de ser reconocida por ustedes, mediante lo cual


podrá reconocerlos. Esta palabra es entonces siempre un más allá del


lenguaje.
cuando una marioneta habla, no habla ella sino alguien que está detrás. El
asunto es saber cuál es la función del personaje que encontramos en esta
ocasión. Podemos decir que, para el sujeto, manifiestamente habla algo real.
Nuestra paciente no dice que otro habla detrás de él, ella recibe de él su
propia palabra, pero no invertida, su propia palabra está en el otro que es
ella misma, el otro con minúscula, su reflejo en su espejo, su semejante.
Marrana surge en ping-pong y ya no se sabe dónde estuvo el primer saque.
Que la palabra se expresa en lo real quiere decir que se expresa en la
marioneta. El Otro en juego en esta situación no está más allá de la pareja,

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


está más allá del sujeto mismo —es la estructura de la alusión: se indica a
sí misma en un más allá de lo que dice—.
El a con minúscula, es el señor con quien se encuentra en el pasillo, la A
mayúscula no existe. a' minúscula es quien dice Vengo del fiambrero. ¿Y de
quién se dice Vengo del fiambrero? De S, a minúscula le dijo Marrana. La
persona que nos habla, y que habló, en tanto delirante, a', recibe sin duda en
algún lado su propio mensaje en forma invertida, del otro con minúscula, y lo que
ella dice concierne al mismo más allá que ella misma es en tanto sujeto, y del
cual, por definición, sencillamente porque es sujeto humano, sólo puede hablar

OM
por alusión.
Exclusión del gran Otro → Sólo hay dos maneras de hablar de ese S, ese
sujeto que somos radicalmente; o bien dirigirse verdaderamente al Otro,
con mayúscula, y recibir de él el mensaje que lo concierne a uno en forma
invertida; o bien indicar su dirección, su existencia bajo la forma de
alusión. Si esta mujer es estrictamente una paranoica, es que el ciclo, para

.C
ella, entraña una exclusión del gran Otro. El circuito se cierra sobre los
pequeños otros que son la marioneta que está frente a ella, que habla, y en la
que resuena su mensaje, y ella misma, quien, en tanto que yo, es siempre otro
DD
y habla por alusión. Esto es lo importante.
Habla tan bien por alusión que no sabe qué dice. ¿Qué dice? Dice: Vengo
del fiambrero. Ahora bien, ¿quién viene del fiambrero? Un cochino cortado en
pedazos. Ella no sabe que lo dice, pero de todos modos lo dice Le dice sobre sí
LA

misma a ese otro a quien le habla: Yo, la marrana, vengo del fiambrero, ya
estoy disyunta, cuerpo fragmentado, membra disjecta, delirante, y mi
mundo se cae en pedazos, al igual que yo.
Todavía hay otra cosa, que afecta la temporalidad. Resulta claro, a partir de los
FI

comentarios de la paciente, que no se sabe quién habló primero. Todas las


apariencias indican que no es nuestra paciente, al menos forzosamente. Nunca
sabremos nada sobre este punto, porque no vamos a cronometrar las palabras
desreales, pero si el desarrollo que acabo de hacer es correcto, si la respuesta


es la alocución, vale decir lo que verdaderamente dice la paciente, el Vengo del


fiambrero presupone la respuesta Marrana.
En la palabra verdadera, por el contrario, la alocución es la respuesta. La
consagración del Otro como mi mujer o mi amo es lo que responde a la palabra,
luego, en este caso, la respuesta presupone la alocución. El Otro está excluido
verdaderamente en la palabra delirante, no hay verdad por detrás, hay tan
poca que el sujeto mismo no le atribuye verdad alguna, y está frente a este
fenómeno, bruto a fin de cuentas, en una realidad de perplejidad. Hace falta
mucho tiempo antes de que intente restituir alrededor de esto un orden al que
llamaremos orden delirante.

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


Estando pues verdaderamente excluido el Otro, lo que concierne al sujeto
es dicho realmente por el pequeño otro, por sombras de otro, o como se
expresara nuestro Schreber para designar todos los seres humanos que
encuentra, por hombrecitos mal paridos, o hechos a la ligera. El pequeño
otro presenta, en efecto, un carácter irreal, tendiente a lo irreal.
3
Real → Discurso concreto
Simbólico → Significante

OM
Imaginario → Significación
El discurso concreto es el lenguaje real y eso, el lenguaje, habla. Los
registros de lo simbólico y de lo imaginario los encontramos en los otros dos
términos con los que articula la estructura del lenguaje, es decir el significado y
el significante.

.C
El material significante es lo simbólico.
Luego está también la significación, que siempre remite a la significación.
DD
Obviamente, significante puede quedar metido ahí dentro a partir del momento
en que le dan una significación, en que crean otro significante en tanto que
significante, algo en esa función de significación. Por eso podemos hablar del
lenguaje. La participación significante-significado sin embargo se repetirá
siempre. No hay dudas de que la significación es de la índole de lo
LA

imaginario. Es, al igual que lo imaginario, a fin de cuentas siempre


evanescente, porque está ligada estrictamente a lo que les interesa, es
decir a aquello en lo que están metidos. Si supieran que el hambre y el amor
son lo mismo, serían como todos los animales, estarían verdaderamente
motivados. Pero, gracias a la existencia del significante, vuestra pequeña
FI

significación personal los arrastra mucho más lejos. Como existe ese maldito
sistema del significante del cual no han podido aún comprender ni cómo esta
ahí, ni cómo existe, ni para qué sirve, ni adónde los lleva, él es quien los lleva a
ustedes. Cuando habla, el sujeto tiene a su disposición el conjunto del


material de la lengua, y a partir de allí se forma el discurso concreto. Hay


primero un conjunto sincrónico, la lengua en tanto sistema simultáneo de
grupos de oposiciones estructurados, tenemos después lo que ocurre
diacrónicamente, en el tiempo, que es el discurso. No podemos no poner el
discurso en determinada dirección del tiempo, dirección definida de manera
lineal, dice Saussure. El discurso se instala en el diacronismo.
Lengua → SINCRONICA
Discurso → DIACRONICO
La existencia sincrónica del significante está caracterizada
suficientemente en el hablar delirante por una modificación que ya señalé

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


aquí, a saber que algunos de sus elementos se aíslan, se hacen más
pesados, adquieren un valor, una fuerza de inercia particular, se cargan de
significación, de una significación a secas. El libro de Schreber está
sembrado de ellos.
Tomen una palabra como por ejemplo Nervenanhang, adjunción de nervios,
palabra de la lengua fundamental. Schreber diferencia perfectamente las
palabras que le surgieron de manera inspirada, precisamente por vía de
Nervenanhang, que le fueron repetidas en su significación electiva que no
siempre entiende exactamente. Seelenmord, asesinato del alma, por ejemplo, es

OM
otra de estas palabras, para él problemática, pero que él sabe que tiene un
sentido particular. Por lo demás, habla de todo esto en un discurso que es en
verdad el nuestro, y su libro, debo decirlo, está escrito notablemente, claro y ágil.
Más aún, es tan coherente como muchos de los sistemas filosóficos de nuestra
época, en que a cada rato vemos a algún señor a quien le pica de golpe, en una
vuelta del camino, no sé qué bicho que le hace descubrir que el bovarismo y la

.C
duración son la clave del mundo, y reconstruye todo el mundo alrededor de esa
noción, sin que uno sepa por qué escogió ésa y no otra. No me parece que el
sistema de Schreber sea menos valioso que el de esos filósofos cuyo tema
DD
general acabo de perfilar. Y Freud descubre, cuando llega al término de su
desarrollo, que en el fondo ese tipo escribió cosas estupendas, que se parecen
a lo que yo, Freud, he descrito.
Este libro, escrito entonces en discurso común, señala las palabras que
adquirieron para el sujeto ese peso tan particular. Lo llamaremos una
LA

erotización. Cuando el significante está cargado de este modo, el sujeto se da


perfectamente cuenta. En el momento en que Schreber emplea el término
instancia para definir las diversas fuerzas articuladas del mundo que le ha
tocado, dice: Instancia es mío, no me lo dijeron los otros, es mi discurso común.
FI

¿Qué pasa a nivel de la significación? La injuria es siempre una ruptura del


sistema del lenguaje, la palabra amorosa también. Que Marrana esté cargada
de un sentido oscuro, cosa probable, o no, con ello ya tenemos la indicación de
la disociación. Esta significación como toda significación que se respete,


remite a otra significación. Es precisamente lo que aquí caracteriza la


alusión. Diciendo Vengo del fiambrero, la paciente nos indica que esto
remite a otra significación.
Luego, está lo real, la articulación real de verdad verdad, que por un juego de
manos pasa al otro. La palabra real, quiero decir, la palabra en tanto
articulada, aparece en otro punto del campo, pero no en cualquiera, sino en el
otro, la marioneta, en tanto que elemento del mundo exterior. El S mayúscula,
cuyo medio es la palabra, el análisis muestra que no es lo que piensa el vulgo.
Está la persona real que está ante uno en tanto ocupa lugar está lo que ven,
que manifiestamente los cautiva, y es capaz de hacer que de repente se echen
en sus brazos, acto inconsiderado que es del orden imaginario; y luego está el

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


Otro que mencionábamos, que también puede ser el sujeto, pero que no es el
reflejo de lo que tiene enfrente, y tampoco es simplemente lo que se produce
cuando se ven verse.
Variedad de alteridades → Hay varias alteridades posibles, y veremos cómo se
manifiestan en un delirio completo como el de Schreber. Tenemos primero el día
y la noche, el sol y la luna, esas cosas que siempre vuelven al mismo lugar, y a
las que Schreber llama el orden natural del mundo. Existe la alteridad del Otro
que corresponde al S, es decir el gran Otro, sujeto que no conocemos, el Otro
que es de la índole de lo simbólico, el Otro al que nos dirigirnos más allá de lo

OM
que vemos. En el medio, están los objetos. Y luego, a nivel del S hay algo que
es de la dimensión de lo imaginario, el yo y el cuerpo, fragmentado o no, pero
más bien fragmentado.
TEMÁTICA Y ESTRUCTURA DEL FENÓMENO PSICÓTICO
V DE UN DIOS QUE ENGAÑA Y DE UNO QUE NO ENGAÑA

.C
¿Qué es la represión para el neurótico? Es una lengua, otra lengua que
fabrica con sus síntomas, es decir, si es un histérico o un obsesivo, con la
dialéctica imaginaria de él y el otro. El síntoma neurótico cumple el papel
DD
de la lengua que permite expresar la represión. Esto hace palpar realmente
que la represión y el retorno de lo reprimido son una única y sola cosa, el
revés y el derecho de un sólo y único proceso.
1
LA

¿Cuál es nuestro método a propósito del presidente Schreber? Avanzamos en


el análisis de este territorio, las psicosis, a partir del conocimiento que tenemos
de la importancia de la palabra en la estructuración de los síntomas
psiconeuróticos. No decimos que la psicosis tiene la misma etiología que la
FI

neurosis, tampoco decimos, ni mucho menos, que al igual que la neurosis es un


puro y simple hecho de lenguaje. Señalamos simplemente que es muy fecunda
en cuanto a lo que puede expresar en el discurso. Prueba de ello es la obra que
nos legó el presidente Schreber, y hacia la que atrajo nuestra mirada la atención


casi fascinada de Freud, quien, en base a esos testimonios, y por un análisis


interno, mostró cómo estaba estructurado ese mundo. Así procederemos, a partir
del discurso del sujeto, y ello nos permitirá acercarnos a los mecanismos
constitutivos de la psicosis.
FANTASMA → El presidente Schreber relata con toda claridad las primeras
fases de su psicosis. Y nos da la atestación de que entre el primer brote de lo
psicótico, fase llamada no sin fundamento pre-psicótica, y el apogeo de
estabilización en que escribió su obra, tuvo un fantasma que se expresa con
estas palabras: sería algo hermoso ser una mujer sufriendo el acoplamiento.
Subraya el carácter de imaginación de este pensamiento que lo sorprende,
precisando a la vez haberlo experimentado con indignación. Hay ahí una suerte

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


de conflicto moral. Estamos en presencia de un fenómeno que es un fenómeno
preconsciente. Pertenece a ese orden preconsciente que Freud hace intervenir
en la dinámica del sueño, y al que da tanta importancia en la Traumdeutung. Se
tiene claramente la impresión de que eso parte del yo. El énfasis puesto que ese
sería hermoso… tiene todo el carácter de pensamiento seductor, que el ego está
lejos de desconocer.
Freud → El mecanismo de formación, dice Freud, se vuelve mucho más
transparente cuando se sustituye la oposición de lo consciente y lo inconsciente,
por la del yo y lo reprimido. Señalemos aquí solamente que los sueños de castigo

OM
no están vinculados necesariamente con la persistencia de sueños dolorosos,
nacen en cambio a menudo, parece, cuando esos sueños del día son de
naturaleza apaciguante, pero expresan satisfacciones interiores. Todos esos
pensamientos prohibidos son reemplazados en este concepto manifiesto del
sueño por su contrario. El carácter esencial de los sueños de castigo me parece
entonces ser el siguiente: los produce no un deseo inconsciente originado

.C
en lo reprimido, sino un deseo de sentido contrario que se realiza contra
éste, deseo de castigo que aunque inconsciente, más exactamente
preconsciente, pertenece al yo.
DD
¿Qué relación hay entre la emergencia en el yo del pensamiento sería
hermoso ser una mujer sufriendo el acoplamiento, y la concepción en la
que florecerá el delirio llegado a su punto culminante, a saber, que el
hombre debe ser la mujer permanente de Dios? Hay razones, sin duda
alguna, para relacionar ambos términos: la primera aparición de ese
LA

pensamiento que atraviesa la mente de Schreber, aparentemente sano entonces


el estado terminal del delirio, que lo sitúa a él mismo como ser completamente
feminizado, una mujer, así lo dice, frente a un personaje omnipotente con
el que tiene relaciones eróticas permanentes. El pensamiento del comienzo
FI

se presenta legítimamente como el atisbo del tema final. Pero no por ello
debemos descuidar las etapas, las crisis que lo hicieron pasar de un
pensamiento tan fugaz a una conducta y a un discurso tan firmemente delirantes
como los suyos.


Está planteada la pregunta de saber si nos encontramos ante un mecanismo


propiamente psicótico que sería imaginario y que iría, desde el primer atisbo de
una identificación y de una captura en la imagen femenina, hasta el florecimiento
de un sistema del mundo donde el sujeto está absorbido completamente en su
imaginación de identificación femenina.
La investigación la debe guiar el discurso del sujeto, es decir la estructura de ese
discurso mismo.
2
Comencé distinguiendo las tres esferas de la palabra en cuanto tal. Recordarán
que podemos, en el seno mismo del fenómeno de la palabra, integrar los

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


tres planos de lo simbólico, representado por el significante, de lo
imaginario representado por la significación, y de lo real que es el discurso
realmente pronunciado en su dimensión diacrónica.
El sujeto dispone de todo un material significante que es su lengua,
materna o no, y lo utiliza para hacer que las significaciones pasen a lo real.
No es lo mismo estar más o menos cautivado, capturado en una significación, y
expresar esa significación en un discurso destinado a comunicarla, que ponerla
de acuerdo con las demás significaciones diversamente admitidas.
Esquema L → Cuando hice el cuadro de tres entradas, localicé las diferentes

OM
relaciones en las cuales podemos analizar el discurso delirante. Este esquema
no es el esquema del mundo, es la condición fundamental de toda relación. En
sentido vertical, tenemos el registro del sujeto, de la palabra y del orden de
la alteridad en cuanto tal, del Otro. El punto pivote de la función de la
palabra es la subjetividad del Otro, es decir el hecho de que el Otro es
esencialmente el que es capaz, al igual que el sujeto, de convencer y

.C
mentir. Cuando dije que en ese Otro debe haber un sector de objetos totalmente
reales, es obvio que esta introducción de la realidad es siempre función de la
palabra. Para que algo, sea lo que fuere, pueda referirse, respecto al sujeto
DD
y al Otro, a algún fundamento en lo real, es necesario que haya en algún
lado, algo que no engañe. El correlato dialéctico de la estructura fundamental
que hace de la palabra de sujeto a sujeto una palabra que puede engañar, es
que también haya algo que no engañe.
LA

Lo real no engaña → La noción de que lo real, por delicado de penetrar que


sea, no puede jugarnos sucio, que no nos engañará adrede, es, aunque
nadie repare realmente en ello, esencial a la constitución del mundo de la
ciencia.
FI

¿Qué aseguraba, en la naturaleza, la no-mentira del Otro en tanto que real?


Las cosas en tanto vuelven siempre al mismo lugar, a saber, las esferas
celestes.
3


Según esta teoría cada nervio del intelecto representa la entera individualidad
espiritual del hombre, lleva inscrito, por así decir, la totalidad de los recuerdos.
Se trata de una teoría sumamente elaborada, cuya posición no sería difícil de
encontrar, aunque sólo fuese como una etapa de la discusión, en obras
científicas reconocidas. Por un mecanismo de imaginación que no es
excepcional, palpamos el vínculo de la noción de alma con la de perpetuidad de
las impresiones. Hay algo irresistible cuando el sujeto se considera a sí
mismo: no sólo no puede no concebir que existe, sino más aún, no puede
no concebir que una impresión participa de su perpetuidad.

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


Veremos más adelante por qué Schreber partió de la noción de Dios. Ya lo ven
preso de este dilema: ¿quién va a atraer hacia sí más rayos, él o ese Dios con
el que tiene una perpetua relación erótica? ¿Va Schreber a conquistar el amor
de Dios hasta poner en peligro su existencia, o va Dios a poseer a Schreber, y
luego dejarlo plantado? Esbozo el problema de manera humorística, pero no
tiene nada de divertido, puesto que es el texto del delirio de un enfermo.
En su experiencia, hay divergencia entre el Dios que para él es el revés del
mundo y, por otra parte, ese Dios con el cual, en la experiencia más cruda,
tiene relaciones cual si fuese un organismo viviente, el Dios viviente, como

OM
lo llama.
Relación erótica → No hay contradicción lógica, hay una contradicción
vivida, viviente, seriamente planteada y vivazmente experimentada por el
sujeto, entre el Dios casi espinoziano cuya sombra, cuyo esbozo
imaginario conserva, y ese que mantiene con él esa relación erótica de la
que le da fe perpetuamente.

.C
Nuestro trabajo es situar estructuralmente el discurso que da fe de las
relaciones eróticas del sujeto con el Dios viviente, que es también el que,
DD
por intermedio de esos rayos divinos, y de toda una procesión de formas y
emanaciones, le habla, expresándose en esa lengua desestructurada
desde el punto de vista de la lengua común, pero asimismo reestructurada
sobre relaciones más fundamentales, que él llama la lengua fundamental.
Dios no comprende a los hombres → A fin de cuentas, Dios sólo tiene una
LA

relación completa, auténtica, con cadáveres. Dios nada comprende de los


seres vivos, su omnipresencia sólo percibe las cosas desde afuera, nunca
desde dentro. Estas son proposiciones que no parecen obvias, ni exigidas
por la coherencia del sistema, tal como podríamos concebirla nosotros.
FI

El sujeto puede hablarle al Otro en tanto se trata con él de fe o de fingimiento,


pero aquí es en la dimensión de un imaginario padecido donde se produce como
un fenómeno pasivo, como una experiencia vivida del sujeto, ese ejercicio
permanente del engaño que llega a subvertir cualquier orden, mítico o no, en el


pensamiento mismo. Que el mundo se transforme en lo que llamamos una


fantasmagoría, pero que para él es lo más cierto de su vivencia, se debe a ese
juego de engaño que mantiene, no con un otro que sería su semejante, sino con
ese ser primero, garante mismo de lo real.
El propio Schreber señala muy bien que de ningún modo estaba preparado por
sus categorías anteriores para esta experiencia viviente del Dios infinito; hasta
entonces esos asuntos no tenían ninguna especie de interés para él, y, mucho
más que un ateo, era un indiferente.
Puede decirse que, en este delirio, Dios es esencialmente el término polar en
relación a la megalomanía del sujeto, pero lo es en tanto que Dios está atrapado

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


en su propio juego. El delirio de Schreber nos explicará, en efecto, que Dios,
por haber querido captar sus fuerzas y hacer de él el desecho, la basura, la
carroña, objeto de todos los esfuerzos de destrucción que permitió a su
modo intermedio efectuar, queda atrapado en su propio juego. El gran
peligro de Dios es, a fin de cuentas, amar demasiado a Schreber, esa zona
transversalmente transversal.
Tendremos que estructurar la relación de lo que garantiza lo real en el otro, es
decir, la presencia y la existencia del mundo estable de Dios, con el sujeto
Schreber en tanto realidad organice, cuerpo fragmentado. Veremos, tomando

OM
prestadas algunas referencias a la literatura analítica, que gran parte de sus
fantasmas, de sus alucinaciones, de su construcción milagrosa o maravillosa,
está hecha con elementos en que se reconocen claramente toda suerte de
equivalencias corporales. Pero el pivote de estos fenómenos, es la ley, que
aquí esta enteramente en la dimensión imaginaria. La llamo transversal,
porque se opone diagonalmente a la relación de sujeto a sujeto, eje de la

.C
palabra en su eficacia.
VI EL FENÓMENO PSICÓTICO Y SU MECANISMO
DD
A esta exigencia responde mi pequeño cuadrado, que va del sujeto
al otro, y en cierto modo de lo simbólico a lo real, sujeto, yo, cuerpo y en
sentido inverso, hacia el Otro con mayúscula de la intersubjetividad, el Otro
que no aprehenden en tanto es sujeto, es decir, en tanto puede mentir, el
Otro, en cambio, que siempre está en su lugar, el Otro de los astros, o si
LA

prefieren el sistema estable del mundo, del objeto, y entre ambos, de la


palabra con sus tres etapas, del significante, de la significación y del
discurso.
1
FI

Certeza delirante → Lo que está en juego no es la realidad. El sujeto admite, por


todos los rodeos explicativos verbalmente desarrollados que están a su alcance,
que esos fenómenos son de un orden distinto a lo real, sabe bien que su realidad
no está asegurada, incluso admite hasta cierto punto su irrealidad. Pero, a


diferencia del sujeto normal para quien la realidad está bien ubicada, él tiene una
certeza: que lo que está en juego —desde la alucinación hasta la
interpretación— le concierne.
En él, no está en juego la realidad, sino la certeza. Aún cuando se expresa en el
sentido de que lo que experimenta no es del orden de la realidad, ello no afecta
a su certeza, que es que le concierne. Esta certeza es radical. Significa para él
algo inquebrantable.
Esto constituye lo que se llama, con o sin razón, fenómeno elemental, o
también la creencia delirante.

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


Un fenómeno central del delirio de Schreber, que puede considerarse incluso
inicial en la concepción que se hace de esa transformación del mundo que
constituye su delirio, es lo que llama la Seelenmord, el asesinato del alma. Ahora
bien, él mismo lo presenta como completamente enigmático.
Lo fundamental no es que nosotros hayamos perdido, a causa de esa censura,
la oportunidad de comprender tal o cual de sus experiencias afectivas en relación
a sus familiares, sino que él, el sujeto, no la comprenda, y que, sin embargo,
la formule.
Considera este asesinato del alma como un resorte cierto, que a pesar de su

OM
certeza conserva por sí mismo un carácter enigmático. ¿Qué podrá ser asesinar
un alma? Por otra parte, saber diferenciar el alma de todo lo que tiene que ver
con ella no le es dado a cualquiera, pero sí en cambio a este delirante, con un
matiz de certeza que confiere a su testimonio un relieve esencial.
Fenómeno de los celos → Deben adiestrarse a encontrar esa certeza delirante

.C
en cualquier parte que esté. Descubrirán entonces, por ejemplo, la diferencia que
existe entre el fenómeno de los celos cuando se presenta en un sujeto normal y
cuando se presenta en un delirante. No es necesario evocar en detalle lo que
DD
tienen de humorístico, inclusive de cómico, los celos de tipo normal que, por así
decirlo, rechazan la certeza con la mayor naturalidad, por más que las realidades
se la ofrezcan. Es la famosa historia del celoso que persigue a su mujer hasta la
puerta de la habitación donde está encerrada con otro. Contrasta
suficientemente con el hecho de que el delirante, por su parte, se exime de toda
LA

referencia real. Esto debería inspirarnos cierta desconfianza a propósito de la


transferencia de mecanismos normales, como la proyección, para explicar la
génesis de los celos delirantes. Y, sin embargo, verán hacer muy a menudo esta
extrapolación. Basta leer el texto de Freud sobre el presidente Schreber para
darse cuenta de que, a pesar de no tener tiempo para abordar el asunto en toda
FI

su extensión, él muestra los peligros que se corren, a propósito de la paranoia,


haciendo intervenir de modo imprudente la proyección, la relación de yo a yo, o
sea del yo al otro. Aunque esta advertencia esté escrita con todas sus letras, el
término de proyección se usa a diestra y siniestra para explicar los delirios y su


génesis.
Diré aún más: a medida que el delirante asciende la escala de los delirios, está
cada vez más seguro de cosas planteadas como cada vez más irreales. La
paranoia se distingue en este punto de la demencia precoz: el delirante articula
con una abundancia, una riqueza, que es precisamente una de sus racterísticas
clínicas esenciales, que si bien es una de las más obvias, no debe sin embargo
descuidarse. Las producciones discursivas que caracterizan el registro de las
paranoias florecen además, casi siempre, en producciones literarias, en el
sentido en que literarias quiere decir sencillamente hojas de papel cubiertas de
escritura.

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


Su relación con Dios (mujer de Dios) → El mundo que describe está articulado
en conformidad con la concepción alcanzada luego del momento del síntoma
inexplicado que perturbó profunda, cruel y dolorosamente su existencia. Según
dicha concepción, que le brinda por lo demás cierto dominio de su psicosis, él es
el correlato femenino de Dios. Con ello todo es comprensible, todo se arregla, y
diría aún más, todo se arreglará para todo el mundo, ya que él desempeña así
el papel de intermediario entre una humanidad amenazada hasta lo más
recóndito de su existencia, y ese poder divino con el que mantiene vínculos tan
singulares. Todo se arregla en la Versöhnung, la reconciliación que lo sitúa como
la mujer de Dios. Su relación con Dios, tal como nos la comunica es rica y

OM
compleja; con todo, no puede dejar de impactarnos el hecho de que su texto
nada entraña que indique la menor presencia, la menor efusión, la menor
comunicación real, nada que dé idea de una verdadera relación entre dos seres.
Digamos que el largo discurso con que Schreber da fe de lo que finalmente
resolvió admitir como solución de su problemática, no da en lado alguno la

.C
impresión de una experiencia original en la que el sujeto mismo esté incluido: es
un testimonio, valga la palabra, verdaderamente objetivado.
Reconocimiento del Otro → ¿Sobre qué versan estos testimonios delirantes? No
DD
digamos que el loco es alguien que prescinde del reconocimiento del otro. Si
Schreber escribe esa enorme obra es realmente para que nadie ignore lo que
experimentó, e incluso para que, eventualmente, los sabios verifiquen la
presencia de los nervios femeninos que penetran progresivamente en su cuerpo,
objetivando así la relación única que ha sido la suya con la realidad divina. Es
LA

algo que de hecho se propone como un esfuerzo por ser reconocido. Tratándose
de un discurso publicado, surge el interrogante acerca de qué querrá decir
realmente, en ese personaje tan aislado por su experiencia que es el loco, la
necesidad de reconocimiento. El loco parece distinguirse a primera vista por el
FI

hecho de no tener necesidad de ser reconocido. Sin embargo, esa suficiencia


que tiene en su propio mundo, la auto-comprehensibilidad que parece
caracterizarlo, no deja de presentar algunas contradicciones.
Schreber es escritor, no poeta → Podemos resumir la posición en que estamos


respecto a su discurso cuando lo conocemos, diciendo que es sin duda escritor


mas no poeta. Schreber no nos introduce a una nueva dimensión de la
experiencia. Hay poesía cada vez que un escrito nos introduce en un mundo
diferente al nuestro y dándonos la presencia de un ser, de determinada relación
fundamental, lo hace nuestro también.
¿Qué es la poesía? → La poesía es creación de un sujeto que asume un nuevo
orden de relación simbólica con el mundo.
¿Que diríamos, a fin de cuentas, del delirante? ¿Está solo? Tampoco es esa
nuestra impresión, porque está habitado por toda suerte de existencias,
improbables sin duda, pero cuyo carácter significativo es indudable, dato

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


primero, cuya articulación se vuelve cada vez más elaborada a medida que su
delirio avanza. Es violado, manipulado, transformado, hablado de todas las
maneras, y, diría, charloteado. Lean en detalle lo que él dice sobre los pájaros
del cielo, como los llama, y su chillido. Realmente de eso se trata: él es sede de
una pajarera de fenómenos, y este hecho le inspiró la enorme comunicación que
es la suya, ese libro de alrededor de quinientas páginas, resultado de una larga
construcción que fue para él la solución de su aventura interior.
Al inicio, y en tal o cual momento, la duda versa sobre aquello a lo cual la
significación remite, pero no tiene duda alguna de que remite a algo. En un

OM
sujeto como Schreber, las cosas llegan tan lejos que el mundo entero es
presa de ese delirio de significación, de modo tal que puede decirse que,
lejos de estar solo, él es casi todo lo que lo rodea.
En cambio, todo lo que él hace ser en esas significaciones esta, de alguna
manera, vaciado de su persona. Lo articula de mil maneras, y especialmente
por ejemplo, cuando observa que Dios, su interlocutor imaginario, nada

.C
comprende de todo cuanto está dentro, de todo lo que es de los seres
vivos, y que sólo trata con sombras o cadáveres. Por eso mismo todo su
mundo se transformó en una fantasmagoría de sombras de hombres
DD
hechos a la ligera, dice la traducción.
2
¿Cómo una construcción así puede producirse en un sujeto?
LA

Delirio como defensa del sujeto. En efecto, deben distinguir siempre


severamente el orden en que se manifiesta la defensa. Supongamos que esa
defensa es manifiestamente del orden simbólico, y que pueden elucidarla en el
sentido de una palabra en sentido pleno, vale decir, que atañe en el sujeto al
significante y al significado. Si el sujeto presentifica ambos significante y
FI

significado, entonces, en efecto, pueden intervenir mostrándole la conjunción de


ese significante y ese significado. Pero tan sólo si ambos están presentes en su
discurso. Si no están los dos, si ustedes tienen la sensación de que el sujeto se
defiende contra algo que ustedes ven y él no, es decir, que ven de manera clara


que el sujeto distorsiona la realidad, no basta la noción de defensa para


permitirles enfrentar al sujeto con la realidad.
3
Freud → ALGO QUE FUE RECHAZADO DEL INTERIOR REAPARECE EN EL
EXTERIOR.
Rechazo → Previa a toda simbolización —esta anterioridad es lógica no
cronológica— hay una etapa, lo demuestran las psicosis, donde puede
suceder que parte de la simbolización no se lleve a cabo. Esta etapa
primera precede toda la dialéctica neurótica, fundada en que la neurosis es
una palabra que se articula, en tanto lo reprimido y el retorno de lo

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


reprimido son una sola y única cosa. Puede entonces suceder que algo
primordial en lo tocante al ser del sujeto no entre en la simbolización, y sea,
no reprimido, sino rechazado.
Esto no está demostrado. Tampoco es una hipótesis. Es una articulación del
problema.
En la relación del sujeto con el símbolo, existe la posibilidad de una
Verwerfung primitiva, a saber, que algo no sea simbolizado, que se
manifestará en lo real.

OM
Es esencial introducir la categoría de lo real, es imposible descuidarla en los
textos freudianos. Le doy ese nombre en tanto define un campo distinto al de lo
simbólico. Sólo con esto es posible esclarecer el fenómeno psicótico y su
evolución.
A nivel de esa Bejahung, pura, primitiva, que puede o no llevarse a cabo,
se establece una primera dicotomía: aquello que haya estado sometido a

.C
la Bejahung, a la simbolización primitiva, sufrirá diversos destinos; lo
afectado por la Verwerfung primitiva sufrirá otro.
DD
En el origen hay pues Bejahung, a saber, afirmación de lo que es, o
Verwerfung.
Entonces, en el seno de la Bejahung, ocurren toda clase de accidentes. Nada
indica que la primitiva sustracción haya sido realizada de manera adecuada. Por
otra parte, lo más probable es que de aquí a mucho tiempo, seguiremos sin saber
LA

nada de sus motivos, precisamente porque se sitúa más allá de todo mecanismo
de simbolización. Y si alguien sabe algo de ello algún día, es difícil que ese
alguien sea el analista. En todo caso, con lo que queda el sujeto se forja un
mundo, y, sobre todo, se ubica en su seno, es decir, se las arregla para ser
FI

aproximadamente lo que admitió que era, un hombre cuando resulta ser del sexo
masculino, o, a la inversa, una mujer.
Si lo coloco en primer plano, es porque el análisis subraya claramente que este
es uno de los problemas esenciales. Jamás olviden que nada de lo tocante al


comportamiento del ser humano en tanto sujeto, nada de aquello, sea lo


que fuere, en que se realiza, en que es, lisa y llanamente, puede escapar
del sometimiento a las leyes de la palabra.
El descubrimiento freudiano nos enseña que las adaptaciones naturales están,
en el hombre, profundamente desbarajustadas. No simplemente porque la
bisexualidad desempeña en él un papel esencial. Desde el punto de vista
biológico esa bisexualidad no es extraña, dado que las vías de acceso a la
regularización y a la normalización son en él más complejas, y distintas, en
comparación con lo que observamos en general en los mamíferos y en los
vertebrados. La simbolización, en otras palabras, la Ley, cumple allí un
papel primordial.

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


Si Freud insistió tanto en el complejo de Edipo que llegó hasta construir una
sociología de tótemes y tabúes, es, manifiestamente, porque la Ley esta ahí ab
origine. Está excluido, en consecuencia, preguntarse por el problema de los
orígenes: la Ley esta ahí justamente desde el inicio, desde siempre, y la
sexualidad humana debe realizarse a través de ella. Esta Ley fundamental es
sencillamente una ley de simbolización. Esto quiere decir el Edipo.
En su seno, entonces, se producirá todo lo que puedan imaginar, en los
tres registros de la Verdichtung, de la Verdrängung y de la Verneinung.
1) La Verdichtung (CONDENSACIÓN) es simplemente la ley del

OM
malentendido, gracias a la cual sobrevivimos, o hacemos varias cosas a
la vez, o también gracias a la cual podemos, por ejemplo, cuando somos
un hombre, satisfacer completamente nuestras tendencias opuestas
ocupando en una relación simbólica una posición femenina, a la par que
seguimos siendo cabalmente un hombre, provisto de su virilidad, en el
plano imaginario y en el plano real. Esta función que, con mayor o menor

.C
intensidad es de feminidad, puede satisfacerse así en esa receptividad
esencial que es uno de los papeles existentes fundamentales. No es
metafórica: cuando recibimos la palabra de verdad recibimos algo.
DD
La participación en la relación de la palabra puede tener múltiples sentidos
a la vez, y una de las significaciones involucradas puede ser justamente
la de satisfacerse en la posición femenina, en cuanto tal esencial a nuestro
ser.
2) La Verdrängung (REPRESIÓN), la represión, no es la ley del
LA

malentendido, es lo que sucede cuando algo no encaja a nivel de la


cadena simbólica. Cada cadena simbólica a la que estamos ligados
entraña una coherencia interna, que nos fuerza en un momento a devolver
lo que recibimos a otro. Ahora bien, puede ocurrir que no nos sea posible
FI

devolver en todos los planos a la vez, y que, en otros términos, la ley nos
sea intolerable. No porque lo sea en sí misma, sino porque la posición en
que estamos implica un sacrificio que resulta imposible en el plano de las
significaciones. Entonces reprimimos: nuestros actos, nuestro discurso,


nuestro comportamiento. Pero la cadena, de todos modos, sigue


circulando por lo bajo, expresando sus exigencias, haciendo valer su
crédito, y lo hace por intermedio del síntoma neurótico. En esto es que la
represiónes el mecanismo de la neurosis.
3) La Verneinung (NEGACIÓN) es del orden del discurso, y concierne a
lo que somos capaces de producir por vía articulada. El así llamado
principio de realidad interviene estrictamente a este nivel. Freud lo
expresa del modo más claro en tres o cuatro lugares de su obra, que
recorrimos en distintos momentos de nuestro comentario. Se trata de la
atribución, no del valor de símbolo, Bejahung, sino del valor de
existencia. A este nivel, que Freud sitúa en su vocabulario como el de
juicio de existencia, le asigna, con una profundidad que se adelanta mil

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


veces a lo que se decía en su época, la siguiente característica: siempre
se trata de volver a encontrar un objeto.
Toda aprehensión humana de la realidad está sometida a esta condición
primordial: el sujeto está en busca del objeto de su deseo, más nada lo conduce
a él. La realidad en tanto el deseo la subtiende es, al comienzo alucinada. La
teoría freudiana del nacimiento del mundo objetal, de la realidad, tal como es
expresada al final de la Traumdeutung, por ejemplo, y tal como la retoma cada
vez que ella está esencialmente en juego, implica que el sujeto queda en
suspenso en lo tocante a su objeto fundamental, al objeto de su satisfacción

OM
esencial.
Pero desconocen en su esencia al principio de realidad, que expresa
exactamente lo siguiente: el sujeto no tiene que encontrar al objeto de su deseo,
no es conducido hacia él por los canales, los rieles naturales de una adaptación
instintiva más o menos preestablecida, y por lo demás más o menos
trastabillante, tal como la vemos en el reino animal; debe en cambio volver a

.C
encontrar el objeto, cuyo surgimiento es fundamentalmente alucinado. Por
supuesto, nunca lo vuelve a encontrar, y en esto consiste precisamente el
principio de realidad. El sujeto nunca vuelve a encontrar, escribe Freud, más que
DD
otro objeto, que responderá de manera más o menos satisfactoria a las
necesidades del caso. Nunca encuentra sino un objeto distinto, porque, por
definición, debe volver a encontrar algo que es prestado. Este es el punto
esencial en torno al cual gira la introducción, en la dialéctica freudiana, del
principio de realidad.
LA

Lo que es preciso concebir, porque me lo ofrece la experiencia clínica, es que en


lo real aparece algo diferente de lo que el sujeto pone a prueba y busca, algo
diferente de aquello hacia lo cual el aparato de reflexión, de dominio y de
investigación que es su yo —con todas las alienaciones que supone — conduce
FI

al sujeto; algo diferente, que puede surgir, o bien bajo la forma esporádica de
esa pequeña alucinación que relata el Hombre de los lobos, o bien de modo
mucho más amplio, tal como se produce en el caso del presidente Schreber.


4
¿Qué es el fenómeno psicótico? La emergencia en la realidad de una
significación enorme que parece una nadería —en la medida en que no se
la puede vincular a nada, ya que nunca entró en el sistema de la
simbolización— pero que, en determinadas condiciones puede amenazar
todo el edificio.
Hay en el caso del presidente Schreber una significación que concierne al sujeto,
pero que es rechazada, y que sólo asoma de la manera más desdibujada en su
horizonte y en su ética, y cuyo surgimiento determina la invasión psicótica. Verán
hasta qué punto lo que la determina es diferente de lo que determina la invasión
neurótica, son condiciones estrictamente opuestas. En el caso del presidente

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


Schreber, esa significación rechazada tiene la más estrecha relación con la
bisexualidad primitiva que mencioné hace poco. El presidente Schreber nunca
integró en modo alguno, intentaremos verlo en el texto, especie alguna de forma
femenina.
Resulta difícil pensar cómo la represión pura y simple de tal o cual tendencia, el
rechazo o la represión de tal o cual pulsión, en mayor o menor grado
transferencial, experimentada respecto al doctor Flechsig, habría llevado al
presidente Schreber a construir su enorme delirio. Debe haber en realidad algo
un poco más proporcionado con el resultado obtenido.

OM
Les indico por adelantado que se trata de la función femenina en su
significación simbólica esencial, y que sólo la podemos volver a encontrar
en la procreación, ya verán por qué. No diremos ni emasculación ni
feminización, ni fantasma de embarazo, porque esto llega hasta la
procreación. En un momento cumbre de su existencia, no en un momento
deficitario, esto se le manifiesta bajo la forma de la irrupción en lo real de

.C
algo que jamás conoció, de un surgimiento totalmente extraño, que va a
provocar progresivamente una sumersión radical de todas sus categorías,
hasta forzarlo a un verdadero reordenamiento de su mundo.
DD
Una significación que no remite a nada, pero que afecta al sujeto → ¿Qué sucede
pues en el momento en que lo que no está simbolizado reaparece en lo real? No
es inútil introducir al respecto el término de defensa. Es claro que lo que aparece,
aparece bajo el registro de la significación, y de una significación que no viene
LA

de ninguna parte, que no remite a nada, pero que es una significación esencial,
que afecta al sujeto. En ese momento se pone en movimiento sin duda lo que
interviene cada vez que hay conflicto de órdenes, a saber, la represión. Pero,
¿por qué en este caso la represión no encaja, vale decir, no tiene como resultado
lo que se produce en el caso de una neurosis?
FI

Antes de saber por qué, primero hay que estudiar el cómo. Voy a poner bastante
énfasis en lo que hace la diferencia de estructura entre neurosis y psicosis.
Cuando una pulsión, digamos femenina o pasivizante, aparece en un sujeto para


quien dicha pulsión ya fue puesta en juego en diferentes puntos de su


simbolización previa, en su neurosis infantil por ejemplo, logra expresarse en
cierto número de síntomas. Así, lo reprimido se expresa de todos modos, siendo
la represión y el retorno de lo reprimido una sola y única cosa. El sujeto, en el
seno de la represión, tiene la posibilidad de arreglárselas con lo que vuelve a
aparecer. Hay compromiso. Esto caracteriza a la neurosis, es a la vez lo más
evidente del mundo y lo que menos se quiere ver.
La Verwerfung no pertenece al mismo nivel que la Verneinung. Cuando, al
comienzo de la psicosis, lo no simbolizado reaparece en lo real, hay respuestas,
del lado del mecanismo de la Verneinung, pero son inadecuadas.

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


¿Qué es el comienzo de una psicosis? ¿Acaso una psicosis tiene prehistoria,
como una neurosis? ¿Hay una psicosis infantil?
Todo parece indicar que la psicosis no tiene prehistoria. Lo único que se
encuentra es que cuando, en condiciones especiales que deben precisarse, algo
aparece en el mundo exterior que no fue primitivamente simbolizado, el
sujeto se encuentra absolutamente inerme, incapaz de hacer funcionar la
Verneinung con respecto al acontecimiento. Se produce entonces algo cuya
característica es estar absolutamente excluido del compromiso simbolizante de
la neurosis, y que se traduce en otro registro, por una verdadera reacción en

OM
cadena a nivel de lo imaginario, o sea en la contradiagonal de nuestro pequeño
cuadrado mágico.
Proliferación imaginaria → El sujeto, por no poder en modo alguno
restablecer el pacto del sujeto con el otro, por no poder realizar mediación
simbólica alguna entre lo nuevo y él mismo, entra en otro modo de
mediación, completamente diferente del primero, que sustituye la

.C
mediación simbólica por un pulular, una proliferación imaginaria, en los
que se introduce, de manera deformada y profundamente a-simbólica, la
señal central de la mediación posible.
DD
El significante mismo sufre profundos reordenamientos, que otorgan ese
acento tan peculiar a las intuiciones más significantes para el sujeto. La
lengua fundamental del presidente Schreber es, en efecto, el signo de que
subsiste en el seno de ese mundo imaginario la exigencia del significante.
LA

La relación del sujeto con el mundo es una relación en espejo. El mundo del
sujeto consistirá esencialmente en la relación con ese ser que para él es el otro,
es decir, Dios mismo. Algo de la relación del hombre con la mujer es realizado
supuestamente de este modo. Pero verán, cuando estudiemos en detalle este
FI

delirio, que por el contrario, los dos personajes, es decir Dios, con todo lo que
supone —el universo, la esfera celeste— y el propio Schreber por otra parte,
en tanto literalmente desarticulado en una multitud de seres imaginarios
que se dedican a sus vaivenes y transfixiones diversas, son dos


estructuras que se acoplan estrictamente. Desarrollan, de modo sumamente


interesante para nosotros, lo que siempre está elidido, velado, domesticado en
la vida del hombre normal: a saber, la dialéctica del cuerpo fragmentado con
respecto al universo imaginario, que en la estructura normal es
subyacente.
Esta estructura hace del mundo imaginario del hombre algo descompuesto por
adelantado. La encontramos aquí en su estado desarrollado, y éste es uno de
los intereses del análisis del delirio en cuanto tal. Los analistas siempre lo
subrayaron, el delirio muestra el juego de los fantasmas en su carácter
absolutamente desarrollado de duplicidad. Los dos personajes a los que se

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


reduce el mundo para el presidente Schreber, están hechos uno en
referencia al otro, uno le ofrece al otro su imagen invertida.
Lo importante es ver cómo esto responde a la demanda, indirectamente
realizada de integrar lo que surgió en lo real, que representa para el sujeto ese
algo propio que nunca simbolizó. Una exigencia del orden simbólico, al no poder
ser integrada en lo que ya fue puesto en juego en el movimiento dialéctico en
que vivió el sujeto, acarrea una desagregación en cadena, una sustracción de la
trama en el tapiz, que se llama delirio. Un delirio no carece forzosamente de
relación con el discurso normal, y el sujeto es harto capaz de comunicárnoslo, y

OM
de satisfacerse con él, dentro de un mundo donde toda comunicación no está
interrumpida.
VII LA DISOLUCIÓN IMAGINARIA
Hoy en día, se asume el narcisismo como si fuese algo comprensible de suyo:
antes de dirigirse hacia los objetos externos, hay una etapa donde el sujeto toma

.C
su propio cuerpo como objeto.
Lo que repugnaba al narcisismo del susodicho Presidente, era la adopción de
una posición femenina respecto a su padre, posición que implicaba la castración.
DD
Esto es algo que se satisfaría mejor en una relación fundada en el delirio de
grandeza, o sea que la castración no le importa a partir del momento en que su
pareja es Dios.
En suma, el esquema de Freud podría resumirse así, de acuerdo con las
LA

fórmulas que propone de la paranoia en ese mismo texto: yo (je) no lo amo a


él, es a Dios a quien yo (je) amo e, inversamente, es Dios quien me ama.
Ya les señalé la vez pasada que, después de todo, quizás esto no es
completamente satisfactorio, como tampoco lo son las fórmulas de Freud, por
FI

esclarecedoras que sean. La doble inversión, yo (je) no lo amo, yo (je) lo odio, él


me odia, proporciona indudablemente una clave del mecanismo de persecución.
Todo el problema es ese él; en efecto, ese él está detenido, neutralizado,
vaciado, parece, de su subjetividad. El fenómeno persecutorio adquiere el


carácter de signos indefinidamente repetidos, y el perseguidor, en la medida en


que es su sostén, no es más que la sombra del objeto persecutorio.
Esto también es cierto para el Dios en juego en el florecimiento del delirio de
Schreber. Por minuciosa que sea, la descripción de esa pareja única llamada
Dios nos deja de todos modos perplejos acerca de su naturaleza. Lo dicho por
Freud sobre el retraimiento de la libido lejos del objeto externo, está realmente
en el meollo del problema. Pero a nosotros nos toca elaborar lo que esto puede
significar. ¿En qué plano se produce ese retiro? Sentimos efectivamente que
algo modificó profundamente al objeto, pero ¿basta imputárselo a uno de esos
desplazamientos de la libido que colocamos en el fondo de los mecanismos de
las neurosis? ¿Cuáles son los planos, los registros, que permitirán delimitar esas

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


modificaciones del carácter del otro que siempre están, lo sentimos claramente,
en el fondo de la alienación de la locura?
1
El objeto de amor de Dora → Dora es una histérica, y en cuanto tal tiene
relaciones singulares con el objeto. Saben que dificultades presenta en su
observación, y también en el desarrollo de la cura, la ambigüedad que persiste
en torno al problema de saber cuál es verdaderamente su objeto de amor. Freud
finalmente vio su error, y dice que sin duda hizo fracasar todo el asunto por haber
desconocido el verdadero objeto de amor de Dora, cortándose prematuramente

OM
la cura, sin permitir una resolución suficiente de lo que estaba en juego. Saben
que Freud creyó entrever en ella una relación conflictiva debida a su
imposibilidad de desprenderse de su primer objeto de amor, su padre, para ir
hacia un objeto más normal, a saber, otro hombre. Ahora bien, el objeto para
Dora no era sino esa mujer a la que se llama, en la observación, la señora
K., que es precisamente la amante de su padre.

.C
El señor K le sirve de yo a Dora → La historia, como saben, es la de un minueto
de cuatro personajes, Dora, su padre, el señor K., y la señora K. El señor K. en
DD
suma le sirve a Dora de yo, en la medida en que por su intermedio puede
sostener efectivamente su relación con la señora K.
La mediación del señor K. es lo único que permite a Dora mantener una
relación soportable. Este cuarto mediador es esencial para el mantenimiento
de la situación, no porque el objeto de su afecto sea de su mismo sexo, sino
LA

porque tiene con su padre relaciones profundamente motivadas, de identificación


y de rivalidad, acentuadas además por el hecho de que la madre en la pareja
parental es un personaje totalmente borrado. Por serle la relación triangular
especialmente insostenible, la situación no sólo se mantuvo sino que fue
FI

sostenida efectivamente en esta composición de grupo cuaternario.


Prueba de ello es lo que sucede, el día en que el señor K. pronuncia estas
palabras fatídicas: —Mi mujer no es nada para mí. En ese momento, todo ocurre
como si ella respondiese: —¿Entonces, qué diablos es usted para mí? Lo


abofetea instantáneamente, cuando hasta entonces había mantenido con él la


relación ambigua que era necesaria para preservar el grupo de cuatro. Por
consiguiente, el equilibrio de la situación se rompe.
Dora no es más que una simple histérica, apenas tiene síntomas. Recuerdan,
espero, el énfasis que di a esa famosa afonía que sólo se produce en los
momentos de intimidad, de confrontación con su objeto de amor, y que está
ligada con toda seguridad a una erotización muy especial de la función oral,
apartada de sus usos habituales a partir del momento en que Dora se acerca
demasiado al objeto de su deseo. Es una bagatela y no es lo que la haría
precipitarse a casa de Freud, o que las personas que la rodean se lo
recomendaran. En cambio, a partir del momento en que, al irse el cuarto

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


personaje, la situación se descompensa, un pequeño síndrome, de persecución
simplemente, vinculado a su padre, aparece en Dora.
Hasta ese momento, la situación era un tanto escabrosa, pero no pasaba
de ser, vamos a llamarla así, una opereta vienesa. Dora se portaba
admirablemente para que no hubiesen líos, y que su padre tuviese con la mujer
amada relaciones normales, cuya índole, a decir verdad, no está muy clara. Dora
encubría el conjunto de la situación, y, a fin de cuentas, estaba bastante cómoda
en ella. Pero a partir del momento en que la situación se descompensa, ella
reivindica, afirma que su padre quiere prostituirla, y que la entrega al señor K. a

OM
cambio de mantener sus relaciones ambiguas con la mujer de este.
Para que estemos en la psicosis tiene que haber trastornos del lenguaje.
Dora experimenta respecto a su padre un fenómeno significativo, interpretativo,
alucinatorio incluso, pero que no llega a producir un delirio. No obstante, es un
fenómeno que está en la vía inefable, intuitiva, de la imputación a otro de

.C
hostilidad y mala intención, y a propósito de una situación en la que el sujeto
participó, verdaderamente, del modo electivo más profundo.
¿Qué quiere decir esto? El nivel de alteridad de este personaje se modifica, y la
DD
situación se degrada debido a la ausencia de uno de los componentes del
cuadrilátero que le permitía sostenerse. Podemos usar aquí, si sabemos
manejarla con prudencia, la noción de distanciamiento. La usan a diestra y
siniestra, sin ton ni son, pero no es una razón para que nos neguemos a usarla,
a condición de darle una aplicación más conforme a los hechos
LA

2
Estadio del espejo: La relación del narcisismo como la relación imaginaria central
para la relación interhumana (Relación erótica y relación agresiva) → ¿Qué
FI

noción podemos tener del narcisismo a partir de nuestro trabajo?


Consideramos la relación del narcisismo como la relación imaginaria
central para la relación interhumana. ¿Qué hizo cristalizar en torno a esta
noción la experiencia del analista? Ante todo su ambigüedad. En efecto, es


una relación erótica —toda identificación erótica, toda captura del otro por
la imagen en una relación de cautivación erótica, se hace a través de la
relación narcisista— y también es la base de la tensión agresiva.
El estadio del espejo evidencia la naturaleza de esta relación agresiva y lo que
significa. Si la relación agresiva interviene en esa formación que se llama el yo,
es porque le es constituyente, porque el yo es desde el inicio por sí mismo otro,
porque se instaura en una dualidad interna al sujeto. El yo es ese amo que el
sujeto encuentra en el otro, y que se instala en su función de dominio en lo
más íntimo de él mismo. Si en toda relación con el otro, incluso erótica, hay
un eco de esa relación de exclusión, él o yo, es porque en el plano
imaginario el sujeto humano está constituido de modo tal que el otro está

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


siempre a punto de retomar su lugar de dominio en relación a él, que en él
hay un yo que siempre en parte le es ajeno. Amo implantado en él por encima
del conjunto de sus tendencias, de sus comportamientos, de sus instintos, de
sus pulsiones. ¿Y dónde está ese amo? ¿Adentro o afuera? Está siempre a la
vez adentro y afuera, por esto todo equilibrio puramente imaginario con el
otro siempre está marcado por una inestabilidad fundamental.
Imagen especular → Esta imagen es funcionalmente esencial en el hombre, en
tanto le brinda el complemento ortopédico de la insuficiencia nativa, del
desconcierto, o desacuerdo constitutivo, vinculados a la prematuración del

OM
nacimiento. Su unificación nunca será completa porque se hace precisamente
por una vía alienante, bajo la forma de una imagen ajena, que constituye una
función psíquica original. La tensión agresiva de ese yo o el otro está
integrada absolutamente a todo tipo de funcionamiento imaginario en el
hombre. El comportamiento humano nunca se reduce pura y simplemente
a la relación imaginaria.

.C
El nombre del padre → El complejo de Edipo significa que la relación
imaginaria, conflictual, incestuosa en sí misma, está prometida al conflicto
y a la ruina. Para que el ser humano pueda establecer la relación más
DD
natural, la del macho a la hembra, es necesario que intervenga un tercero,
que sea la imagen de algo logrado, el modelo de una armonía. No es decir
suficiente: hace falta una ley, una cadena, un orden simbólico, la
intervención del orden de la palabra, es decir del padre. No del padre
natural, sino de lo que se llama el padre. El orden que impide la colisión y
LA

el estallido de la situación en su conjunto está fundado en la existencia de


ese nombre del padre. El orden simbólico subsiste en cuanto tal fuera del
sujeto, diferente a su existencia, y determinándolo.
FI

3
Ahora que tienen en mente la función de la articulación simbólica, serán más
sensibles a esa verdadera invasión imaginaria de la subjetividad a la que


Schreber nos hace asistir. Hay una dominancia realmente impaciente de la


relación en espejo, una impresionante disolución del otro en tanto que
identidad. Todos los personajes de los que habla se reparten en dos categorías
que están, pese a todo, del mismo lado de cierta frontera. Están los que en
apariencia viven, se desplazan: sus guardianes, sus enfermeros, que son
sombras de hombres perpetrados en un dos por cuatro luego hay personajes
más importantes, que invaden el cuerpo de Schreber, se trata de almas, la
mayoría de las almas, y a medida que la cosa sigue, se trata, cada vez más, de
muertos.
El sujeto mismo no es más que un ejemplar segundo de su propia identidad.
Tiene en determinado momento la revelación de que el año anterior tuvo lugar

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


su propia muerte, que fue anunciada en los periódicos. Schreber recuerda a ese
antiguo colega como a alguien con mayores dotes que él. Él es otro. Pero él es
de todos modos el mismo, que se acuerda del otro. Esta fragmentación de la
identidad marca con su sello toda la relación de Schreber con sus semejantes
en el plano imaginario. Habla en otros momentos de Flechsig, quien también está
muerto, y que por ende ascendió adonde sólo existen las almas en tanto que son
humanas, en un más allá donde poco a poco son asimiladas a la gran unidad
divina no sin perder progresivamente su carácter individual. Hay literalmente
fragmentación de la identidad, y el sujeto encuentra sin duda chocante este
menoscabo de la identidad de sí mismo, pero así es, sólo puedo dar fe,

OM
dice, de las cosas que me han sido reveladas. Y vemos así, a lo largo de toda
esta historia, un Flechsig fragmentado, un Flechsig superior, el Flechsig
luminoso, y una parte inferior que llega a estar fragmentada entre cuarenta y seis
almitas.
Este estilo, su gran fuerza de afirmación, característica del discurso delirante, no

.C
puede dejar de llamarnos la atención por su convergencia con la noción de que
la identidad imaginaria del otro está profundamente relacionada con la
posibilidad de una fragmentación, de un fraccionamiento Que el otro es
DD
estructuralmente desdoblable, desplegable, está claramente manifestado
en el delirio.
También está el caleidoscopio que se produce de esas imágenes entre sí.
Encontramos por una parte las identidades múltiples de un mismo personaje, por
otra, esas pequeñas identidades enigmáticas, diversamente punzantes y nocivas
LA

en su interior, a las que llama, por ejemplo, los hombrecitos. Esta fantasmática
sorprendió mucho la imaginación de los psicoanalistas, quienes se preguntaron
si eran niños, o espermatozoides o alguna otra cosa. ¿Por qué no serían
hombrecitos, sin más?
FI

Estas identidades, que tienen respecto a su propia identidad valor de instancia,


penetran en Schreber, lo habitan, lo dividen a él mismo. La noción que tiene de
estas imágenes le sugiere que ellas se achican progresivamente, se reabsorben,
de algún modo son absorbidas por la propia resistencia de Schreber. Sólo


mantienen su autonomía, lo que por cierto quiere decir que no pueden seguir
molestándolo, realizando la operación que llama el apego a las tierras, de cuya
noción carecería sin la lengua fundamental.
Es necesaria esa red de naturaleza simbólica que conserva cierta
estabilidad de la imagen en las relaciones interhumanas.
Dios también tiene sus pisos: hay uno anterior y uno posterior. De un extremo al
otro del delirio de Schreber se presentan fenómenos auditivos sumamente
matizados.

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


Están cara a cara él y el dios, y éste le dice la palabra significativa, la que pone
las cosas en su lugar, el mensaje divino por excelencia, le dice a Schreber, el
único hombre que queda después del crepúsculo del mundo: Carroña.
El insulto es muy frecuente en las relaciones que la pareja divina mantiene con
Schreber, como en una relación erótica en la que uno de los dos se niega a
entregarse desde el principio, y ofrece resistencia. Es la otra cara, la
contrapartida del mundo imaginario. La injuria aniquilante es un punto
culminante, es una de las cumbres del acto de la palabra.
Por un lado está lo que es echt, palabra casi intraducible, que quiere decir

OM
auténtico, verdadero, y que le es dado siempre en formas verbales que merecen
retener la atención, hay varias especies que son muy sugestivas. Por otro está
lo aprendido de memoria, inculcado a algunos de los elementos periféricos,
incluso caídos, de la potencia divina, y repetidos con una total ausencia de
sentido, en calidad tan sólo de estribillo. A esto se agrega una variedad
extraordinaria de modos del flujo oratorio, que permiten ver por separado las

.C
diferentes dimensiones en las que se desarrolla el fenómeno de la frase, no digo
el de la significación.
DD
Palpamos ahí la función de la frase en sí misma, en tanto no lleva forzosamente
consigo su significación. Pienso en ese fenómeno de las frases que surgen en
su a-subjetividad como interrumpidas, y que dejan en suspenso el sentido. Una
frase cortada por la mitad es audicionada. El resto queda implícito en tanto
significación. La interrupción llama a una caída, que en una vasta gama puede
LA

ser indeterminada, pero que no puede ser cualquiera. Hay allí una valorización
de la cadena simbólica en su dimensión de continuidad.
Se presenta aquí, en la relación del sujeto con el lenguaje así como en el mundo
imaginario, un peligro, perpetuamente sabido: que toda esa fantasmagoría se
FI

reduzca a una unidad que aniquila, no su existencia, sino la de Dios, que es


esencialmente lenguaje. Schreber lo escribe de manera expresa: los rayos
tienen que hablar. Es necesario que en todo momento se produzcan fenómenos
de diversión para que Dios no se reabsorba en la existencia central del sujeto.


Esto no es obvio, pero ilustra muy bien la relación del creador con lo que ha
creado. Retirarle su función y su esencia, deja en efecto al descubierto la nada
correlativa que es su lado de adentro.
La palabra se produce o no se produce. Si se produce, es, en cierta medida,
gracias al arbitrio del sujeto. Por tanto, el sujeto es aquí creador, pero también
está vinculado al otro, no en tanto objeto, imagen, o sombra del objeto, sino al
otro en su dimensión esencial, siempre más o menos elidida por nosotros, a ese
otro irreductible a cualquier cosa que no sea la noción de otro sujeto, es decir el
otro en tanto que él. Lo que caracteriza el mundo de Schreber es que ese él
está perdido, y que sólo subsiste el tú.

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


La noción del sujeto es correlativa a la existencia de alguien de quien pienso: Él
fue quien hizo esto. No él, a quien veo ahí y que, por supuesto, pone cara de yo
no fui, sino él, el que no está aquí. Ese él es el que responde de mi ser, sin ese
él mi ser ni siquiera podría ser un yo (je). El drama de la relación con el él subyace
a toda la disolución del mundo de Schreber, en la que vemos al él reducirse a un
solo partenaire, ese Dios a la vez asexuado y polisexuado, que engloba todo lo
que todavía existe en el mundo al que Schreber está enfrentado.
Ciertamente, gracias a ese Dios subsiste alguien que puede decir una palabra
verdadera, pero esa palabra tiene como propiedad la de ser siempre enigmática.

OM
Es la característica de todas las palabras de la lengua fundamental. Por otra
parte, ese Dios parece ser, él también, la sombra de Schreber. Padece de
una degradación imaginaria de la alteridad, que hace que sufra, al igual que
Schreber, de una especie de feminización.
Si hemos pues de esclarecer una nueva dimensión en la fenomenología de las
psicosis, será en torno al fenómeno del lenguaje, de los fenómenos de lenguaje

.C
más o menos alucinados, parásitos, extraños, intuitivos, persecutorios que están
en juego en el caso de Schreber.
DD
VIII LA FRASE SIMBÓLICA
1
Entonces se producen el descubrimiento del narcisismo. Freud se percata de
que hay modificaciones en la estructura imaginaria del mundo y que interfieren
LA

con las modificaciones de la estructura simbólica; cómo llamarla de otro modo,


puesto que la rememoración pertenece forzosamente al orden simbólico.
Cuando Freud explica el delirio por una regresión narcisista de la libido,
cuyo retiro de los objetos culmina en una desobjetalización, esto quiere
FI

decir, en el punto al que ha llegado, que el deseo que ha de ser reconocido


en el delirio se sitúa en un plano muy distinto al del deseo que ha de
hacerse reconocer en la neurosis.
El delirio, en efecto, es legible, pero también está transcrito en otro registro.


En la neurosis permanecemos siempre en el orden simbólico, con esa


duplicidad del significado y del significante que Freud traduce por el
compromiso neurótico. El delirio transcurre en un registro muy diferente.
Es legible, pero sin salida. ¿Cómo puede ser así? Este es el problema
económico que queda abierto en el momento en que Freud termina el caso
Schreber.
En el caso de las neurosis, lo reprimido aparece in loco, ahí donde fue reprimido,
vale decir en el elemento mismo de los símbolos, en tanto el hombre se integra
a él, y participa de él como agente y como actor. Reaparece in loco bajo una
máscara. Lo reprimido en la psicosis, si sabemos leer a Freud, reaparece en otro
lugar, in altero, en lo imaginario, y lo hace, efectivamente, sin máscara.

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


El viraje luego de la muerte de Freud → El viraje que se operó en el análisis más
o menos hacia la época en que murió Freud, llevó a que nos volviéramos a
encontrar con nuestro viejo centro de toda la vida, el yo, que maneja las palancas
de mando, y guía a la defensa. Ya no se interpreta a la psicosis a partir de la
economía compleja de una dinámica de las pulsiones, sino a partir de los
procedimientos empleados por el yo para arreglárselas con diversas exigencias,
para defenderse contra las pulsiones. El yo vuelve a ser no sólo el centro, sino
la causa del trastorno.
El término de defensa no tiene, a partir de entonces, otro sentido sino el que

OM
tiene cuando se habla de defensa contra una tentación, y toda la dinámica del
caso Schreber es explicada a partir de los esfuerzos por enfrentar una pulsión,
llamada homosexual, que amenazaría su completitud. La castración no tiene
más sentido simbólico que el de una pérdida de integridad física. Se nos dice
terminantemente que el yo, no siendo lo suficientemente fuerte como para
encontrar puntos de ligazón en el medio exterior con el fin de defenderse contra

.C
la pulsión que está en el ello, encuentra otro recurso, que es fomentar esa neo-
producción que es la alucinación, y que es otra manera de actuar, de transformar
sus instintos duales. Sublimación a su manera, pero que presenta grandes
DD
inconvenientes.
Para Schreber, como para los homosexuales, se puede esquematizar la
transformación imaginaria del impulso homosexual en un delirio que hace del
sujeto la mujer de Dios, el receptáculo de la buena voluntad y de los buenos
modales divinos. Es un esquema bastante convincente, y podemos encontrar en
LA

el texto mismo toda clase de modulaciones refinadas que lo justifican. Asimismo,


la distinción que hice la vez pasada entre la realización del deseo reprimido en
el plano simbólico en la neurosis, y en el plano imaginario en la psicosis, es ya
bastante satisfactoria, pero no nos satisface. ¿Por qué? Porque una psicosis no
FI

es simplemente eso, no es el desarrollo de una relación imaginaria, fantasmática,


con el mundo exterior.
2


Este es un sujeto que estuvo enfermo de 1883 a 1884, que tuvo luego ocho años
de respiro, y al cabo del noveno año posterior al inicio de la primera crisis, en
octubre de 1893, las cosas se vuelven a poner en marcha en el plano patológico.
Ingresa a la misma clínica donde había sido atendido la primera vez, que dirige
el doctor Flechsig, y permanecerá ahí hasta mediados de junio de 1894. Su
estado es complejo. Su aspecto clínico puede caracterizarse como una
confusión alucinatoria, e incluso como un estupor alucinatorio. Más tarde hará
un relato ciertamente distorsionado de todo lo que vivió. Es, no obstante, el
período más oscuro de la psicosis. Observen bien que sólo podemos saber de
él a través del delirio, porque igual no estábamos ahí, y sobre este primer período
los certificados de los médicos son pobres. Schreber lo recuerda seguramente
bastante bien en el momento en que va a dar su testimonio como para poder

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


hacer distinciones en él, y en especial para señalar un desplazamiento del centro
de interés a sus relaciones personales con lo que llama las almas. Las almas no
son ni seres humanos, ni esas sombras con las cuales trata, sino seres humanos
muertos con los que tiene relaciones particulares, vinculadas a toda suerte de
sentimientos de transformación corporal, de inclusiones, de intrusiones, de
intercambios corporales.
Crepúsculo del mundo → Ya no está con seres reales: ese no estar más con es
característico, pues está con otros elementos que estorban mucho más. El
sufrimiento es la tonalidad dominante de las relaciones que mantiene con ellos,

OM
y ellas entrañan la pérdida de su autonomía. Esta perturbación profunda,
intolerable, de su existencia, motiva en él toda clase de comportamientos que
sólo indica de modo forzosamente oscuro, pero cuya indicación tenemos por la
manera en que es tratado: es vigilado, encerrado en una celda por la noche,
privado de todo instrumento. Aparece en ese momento como un enfermo en
estado agudo muy grave.

.C
Momento de transformación (febrero-marzo de 1894) → Las almas con las que
tiene intercambios en el registro de la intrusión o de la fragmentación somática,
son sustituidas por los así llamados Reinos divinos posteriores. Hay allí una
DD
intuición metafórico de lo que está detrás las apariencias. Estos Reinos aparecen
en forma desdoblada, Ormuz y Ahrimán. Aparecen también los rayos puros, que
se comportan de manera muy diferente a las almas llamadas examinadas, que
son rayos impuros. Los elementos que parten de las almas examinadas no dejan
de perturbarla, y hacen toda clase de jugadas a los rayos puros, intentando
LA

captar para su provecho la potencia de los mismos, interponiéndose entre


Schreber y su acción benéfica. La táctica de la mayor parte de esas almas,
animadas de muy malas intenciones, es descrita precisamente, y especialmente
la del jefe de la banda, Flechsig, quien fracciona su alma para repartir sus
FI

pedazos en el hiperespacio interpuesto entre Schreber y el Dios alejado. Soy el


que está alejado, encontramos esta fórmula que tiene un eco bíblico en una nota
donde Schreber nos informa lo que Dios le confía. El Dios para Schreber no es
el que es, es el que está… bien lejos.


Los rayos puros hablan, son esencialmente hablantes, hay equivalencia entre
rayos, rayos hablantes, nervios de Dios, más todas las formas particulares que
pueden asumir, incluyendo sus diversas formas milagrosas, entre ellas las
tijeras. Esto corresponde a un período donde domina lo que Schreber llama la
Grundsprache, suerte de muy sabroso alto alemán que tiende a expresarse
mediante eufemismos y antífrasis: una penitencia que se llama una recompensa,
por ejemplo, y en efecto la penitencia es a su manera una recompensa.
En 1894, Schreber es llevado al sanatorio del Dr. Pierson en Koswitz, donde
permanece quince días. Schreber se queda ahí muy poco tiempo, y lo mandan
al asilo más viejo de Alemania, en el sentido venerable de la palabra, en Pirna.

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


Antes de su primera enfermedad, estaba en Chemnitz; es nombrado en Leipzig,
y luego, en Dresde, lo nombran Presidente de la Corte de Apelaciones, justo
antes de su recalca. De Dresde va a hacerse atender en Leipzig. Koswitz esta
en alguna parte del otro lado del Elba en relación a Leipzig pero el lugar donde
permanecerá diez años de su vida es río arriba en el Elba.
Cuando entra a Pirna, está todavía muy enfermo, y sólo comenzará a escribir
sus Memorias a partir de 1897–98. Dado que está en un asilo público, y que las
decisiones pueden sufrir en ellos cierta demora, entre 1896 y 1898, aún le hacen
pasar la noche en una celda llamada de demente, a la cual lleva, en una cajita

OM
de hierro blanco, un lápiz, pedazos de papel, y donde comienza a escribir
pequeñas notas, a las que llama sus pequeños estudios. En efecto, además de
la obra que nos legó, existen unos cincuenta pequeños estudios, a los cuales
hace referencia de vez en cuando, que son notas tomadas en aquel momento, y
que le sirvieron de material. Es evidente que este texto, que en suma no fue
redactado antes de 1898, y cuya redacción se extiende hasta 1903, época de la

.C
liberación de Schreber, ya que incluye su procedimiento, da fe de un modo
mucho más seguro, más firme, del estado terminal de la enfermedad. En cuanto
al resto, ni siquiera sabemos cuándo murió Schreber, sino solamente que tuvo
DD
una recaída en 1907, y que fue nuevamente admitido en un sanatorio, lo cual es
muy importante
3
El icc es el discurso del Otro → Ese lenguaje, lo podríamos llamar interior,
LA

pero este adjetivo ya falsea todo. Ese monólogo supuestamente interior


esta en perfecta continuidad con el diálogo exterior, y precisamente por
esa razón podemos decir que el inconsciente es también el discurso del
otro. Hay leyes de intervalo, de suspensión, de resolución propiamente
simbólicas, hay suspensiones, escansiones que marcan la estructura de
FI

todo cálculo, que hacen precisamente que esa frase, digamos, interior, no
se inscriba de modo continuo. Esta estructura, que ya forma parte de las
posibilidades ordinarias, es la estructura misma, o inercia, del lenguaje.


Se trata para el hombre justamente de arreglárselas con esa modulación


continua, como para que no le ocupe demasiado. Por eso mismo, las cosas están
arregladas de manera que su conciencia se aparte de ellas. Sólo que admitir la
existencia del inconsciente, significa decir que aunque su conciencia se desvíe
de ella, la modulación de la que hablo, la frase con toda su complejidad, continúa
de todos modos. Este es el único sentido que puede darse al inconsciente
freudiano.
Ya que se buscan las funciones del yo en cuanto tal, digamos que una de sus
ocupaciones es precisamente no dejarse dar lata por esa frase que no para
nunca de circular, y que no pide otra cosa que volver a surgir bajo mil formas
más o menos camufladas y molestas. Una función del yo es que no tengamos

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


que escuchar perpetuamente esa articulación que organiza nuestras acciones
como acciones habladas. Esto no se desprende del análisis de la psicosis, no es
sino la puesta en evidencia, una vez más, de los postulados de la noción
freudiana del inconsciente.
En los fenómenos, llamémoslos provisionalmente teratológicos, de las psicosis,
esto opera a cielo abierto. No digo que ese sea el rasgo esencial como tampoco
lo es el elemento imaginario del que hablábamos antes, pero se olvida
demasiado que en los casos de psicosis vemos revelarse, del modo más
articulado, esa frase, ese monólogo, ese discurso interior del que hablaba.

OM
Somos los primeros en poder captarlo porque, en cierta medida, ya estamos
dispuestos a escucharlo.
En consecuencia, no tenemos ninguna razón para negarnos a reconocer esas
voces en el momento en que el sujeto nos da fe de ellas como de algo que forma
parte del texto mismo de su vivencia.

.C 4
Esto dice el sujeto en un complemento retrospectivo a sus Memorias. El
enlentecimiento de la frase en el curso de los años, es referido por él
DD
metafóricamente a la gran distancia a la que se han retirado los rayos de Dios.
No sólo hay enlentecimiento, sino demora, suspensión, postergación. Para
nosotros es muy significativo que varíe y evolucione con el correr de los años la
fenomenología misma bajo la que se presenta la trama continua del discurso que
lo acompaña, y que el sentido muy pleno del inicio se vacíe luego de sentido.
LA

Por cierto, las voces hacen también comentarios sumamente curiosos, del estilo
del siguiente: Todo sin-sentido se anula.
El lenguaje juega enteramente en la ambigüedad, y la mayor parte del
tiempo, ustedes no saben absolutamente nada de lo que dicen.
FI

IX DEL SIN-SENTIDO Y DE LA ESTRUCTURA DE DIOS




1
La relación del sujeto con lo simbólico es fundamental. En su fondo, el
inconsciente está estructurado, tramado, encadenado, tejido de lenguaje.
Y el significante no sólo desempeña en él un papel tan importante como el
significado, sino que desempeña el papel fundamental.
El significado no son las cosas en bruto, dadas de antemano en un orden abierto
a la significación. La significación es el discurso humano en tanto remite
siempre a otra significación.

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


El síntoma siempre está fundado en la existencia del significante en cuanto tal,
en una relación compleja de totalidad a totalidad, o más exactamente de sistema
entero a sistema entero, de universo de significante a universo de significante.
En una palabra, el ordenamiento final del delirio permite captar los
elementos primarios que estaban en juego. Por ello, el análisis del delirio
nos depara la relación fundamental del sujeto con el registro en que se
organizan y despliegan todas las manifestaciones del inconsciente. So
pretexto de que el sujeto es un delirante, no debemos partir de la idea de
que su sistema es discordante.

OM
Al igual que todo discurso, un delirio ha de ser juzgado en primer lugar como un
campo de significación que ha organizado cierto significante, de modo que la
primera regla de un buen interrogatorio, y de una buena investigación de la
psicosis, podría ser la de dejar hablar el mayor tiempo posible
2

.C
¿Acaso no sabemos nosotros, los psicoanalistas, que el sujeto normal es en lo
esencial alguien que se pone en posición de no tomar en serio la mayor parte de
su discurso interior? Observen bien en los sujetos normales, y por ende en
DD
ustedes mismos, la cantidad de cosas que se dedican fundamentalmente a no
tomar en serio. Es tal vez, sencillamente, la primera diferencia entre ustedes y el
alienado. Por eso en gran medida, el alienado encarna, sin pensarlo siquiera,
aquello en lo cual iríamos a parar si empezáramos a tomar las cosas en serio.
LA

3
Primero, ¿hay un interlocutor? Sí, hay uno, que en el fondo es único. El delirio
de Schreber, a su manera, es un modo de relación del sujeto con el
conjunto del lenguaje.
FI

Lo que Schreber expresa nos muestra la unidad que él percibe en quien sostiene
ese discurso permanente ante el cual se siente alienado, y al mismo tiempo una
pluralidad en los modos y los agentes secundarios a quienes atribuye las
diversas partes del discurso. Sin embargo, la unidad es efectivamente


fundamental, ella domina, y él la llama Dios.


Entonces, ese Dios que se le reveló, ¿cuál es? Es primero presencia. Y su
modo de presencia es el modo hablante.
Esta erotomanía divina ciertamente no debe inscribirse de inmediato en el
registro del superyó. Entonces, aquí tenemos a ese Dios. Ya sabemos que es
el que habla todo el tiempo, el que no cesa de hablar para no decir nada.
Hasta tal punto es esto cierto que Schreber consagra muchas páginas a
examinar qué querrá decir ese Dios que habla para no decir nada, que, sin
embargo, habla sin parar.

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


Quisiera poner el énfasis ahora en la relación fundamental y ambigua en que
está Schreber respecto a su Dios, que se sitúa en la misma dimensión que la de
su parloteo incesante.
De algún modo, esta relación está presente desde el origen, aún antes de que
Dios se haya descubierto, en el momento en que el delirio tiene como sostenes
a personajes del tipo Flechsig y en primer término al propio Flechsig, su primer
terapeuta. Hay algo en común entre Flechsig, las almas examinadas, los reinos
de Dios con sus diversas significaciones, posteriores y anteriores, superiores e
inferiores, y por fin el Dios último, en el que todo parece al fin resumirse,

OM
instalándose Schreber al mismo tiempo en una posición megalomaníaca. Ya
sea al comienzo del delirio, cuando está en juego la inminencia de una violación,
de una amenaza contra su virilidad, sobre la que Freud puso todo el énfasis; ya
sea al final cuando se establece una efusión voluptuosa donde se supone que
Dios encuentra una satisfacción aún mayor que nuestro sujeto, el asunto es el
siguiente, lo más atroz es que lo van a dejar plantado.

.C
Es imposible no tener la impresión de que la relación global del sujeto con el
conjunto de los fenómenos de los que es presa consiste en esta relación
esencialmente ambivalente: cualquiera sea el carácter doloroso, pesado,
DD
inoportuno, insoportable de esos fenómenos, el mantenimiento de su relación
con ellos constituye una necesidad cuya ruptura le sería absolutamente
intolerable. Cuando ella se encarna, vale decir cada vez que pierde contacto con
ese Dios cada vez que se interrumpe la relación, que se produce el retiro de la
presencia divina, estallan toda suerte de fenómenos internos de desgarramiento,
LA

de dolor, diversamente intolerables.


Este personaje con el que tiene que ver Schreber nunca entiende nada de lo
que es propiamente humano. Sobre las preguntas que Dios le hace para
incitarlo a respuestas implícitas en la interrogación misma, que Schreber no se
FI

permite dar, dice: Se me tienden trampas demasiado necias. ¿Cómo llegar a


concebir que Dios sea tal que de verdad no comprenda nada de las necesidades
humanas? ¿Cómo se puede ser necio hasta el punto de creer, por ejemplo, que
si dejo un instante de pensar en algo, me he vuelto completamente idiota, o


incluso que he vuelto a caer en la nada? Esto, empero, es lo que hace Dios, y
se aprovecha de ello para retirarse. Cada vez que esto se produce, me dedico a
una ocupación y manifiesto mi presencia. Para que Dios, a pesar de sus miles
de experiencias pueda creer esto, tiene que ser verdaderamente ineducable.
Schreber teólogo → Schreber hace sobre este punto desarrollos que están
lejos de ser tontos, emite hipótesis, argumentos, que no desentonarían en
una discusión estrictamente teológica. Siendo Dios perfecto e imperfectible,
la noción misma de un progreso a través de la experiencia adquirida es
totalmente impensable. El propio Schreber piensa, sin embargo, que este
argumento es un poco sofisticado, porque esa perfección irreductible es
completamente sorda a las cosas humanas. A diferencia del Dios que sondea

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


los riñones y los corazones, el Dios de Schreber sólo conoce la superficie de las
cosas, no ve más que lo que ve, y nada comprende de lo que es interior, pero
como todo está inscrito en algún lado con lo que él llama el sistema de notación,
en fichitas, al final, al cabo de esta totalización, estará de todos modos
perfectamente al tanto de todo.
X DEL SIGNIFICANTE EN LO REAL, Y DEL MILAGRO DEL ALARIDO
1
Psicótico: testimonio abierto → En suma, podría decirse, el psicótico es un mártir

OM
del inconsciente, dando al término mártir su sentido: ser testigo. Se trata de un
testimonio abierto. El neurótico también es un testigo de la existencia del
inconsciente, da un testimonio encubierto que hay que descifrar. El psicótico, en
el sentido en que es, en una primera aproximación, testigo abierto, parece fijado,
inmovilizado, en una posición que lo deja incapacitado para restaurar
auténticamente el sentido de aquello de lo que da fe, y de compartirlo en el

.C
discurso de los otros.
Nuestro delirante, Schreber, luego de haber creído ser el sobreviviente único del
crepúsculo del mundo, se resigna a reconocer la existencia permanente de la
DD
realidad exterior. No puede justificar muy bien por qué la realidad está ahí, pero
debe reconocer que lo real efectivamente siempre está allí, que nada ha
cambiado notablemente.
2
LA

El discurso de Schreber tiene ciertamente una estructura diferente. Schreber


señala al inicio de uno de sus capítulos muy humorísticamente: Dicen que soy
un paranoico.
Dicen que soy un paranoico, y dicen que los paranoicos son personas que
FI

refieren todo a sí mismas. Si es así, se equivocan, no soy yo quien relaciona


todo conmigo, es él quien relaciona todo conmigo, ese Dios que habla sin
parar en mi interior mediante sus diversos agentes y prolongaciones. Él es
quien tiene el malhadado hábito, a propósito de todo lo que experimento,


de hacerme notar de inmediato que tiene que ver conmigo, o incluso que
es mío. Por supuesto, estamos en un juego de espejismos, pero no es un
espejismo ordinario, ese Otro considerado como radicalmente ajeno, como
errante, que interviene para provocar una convergencia en el sujeto a la segunda
potencia, una intencionalización del mundo exterior, que el sujeto mismo, en
tanto se afirma como yo (je), rechaza con gran energía.
Como quien escucha el discurso en una lengua extranjera, habrá visto
perfectamente la frase, pero será una frase muerta, la frase sólo cobra vida a
partir del momento en que presenta una significación.

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


Por su índole propia la significación, en tanto que se dibuja, tiende a cada
instante a cerrarse para quien la escucha. Dicho de otro modo, el oyente del
discurso participa en forma permanente en relación a su emisor, y hay un vínculo
entre oír y hablar que no es externo, en el sentido de que uno se escucha hablar,
sino que se sitúa a nivel del fenómeno mismo de lenguaje.
3
Les dije la vez pasada que la continuidad de ese discurso perpetuo es vivida por
el sujeto, no sólo como una puesta a prueba de sus capacidades de discurso,
sino como un desafío y una exigencia fuera de la cual se siente súbitamente

OM
presa de una ruptura con la única presencia en el mundo que aún existe en el
momento de su delirio, la de ese Otro absoluto, ese interlocutor que ha vaciado
el universo de toda presencia auténtica. ¿En qué se apoya la voluptuosidad
inefable, tonalidad fundamental de la vida del sujeto, que se liga a este discurso?
Schreber anota qué sucede cuando ese discurso, al que está suspendido

.C
dolorosamente, se detiene. Se producen fenómenos que difieren de los del
discurso continuo interior, enlentecimientos, suspensiones, interrupciones a las
que el sujeto se ve obligado a aportar un complemento. La retirada del Dios
DD
ambiguo y doble del que se trata, que habitualmente se presenta bajo su
forma llamada interior, se acompaña para el sujeto de sensaciones muy
dolorosas, pero sobre todo de cuatro connotaciones que son del orden del
lenguaje.
En primer lugar, tenemos lo que él llama el milagro del alarido. Le resulta
LA

imposible no dejar escapar un grito prolongado, que lo sorprende con tal


brutalidad que él mismo señala que, si en ese momento tiene algo en la boca,
puede hacérselo escupir. Fenómeno bastante llamativo, si vemos en ese grito,
el borde más extremo, más reducido, de la participación motora de la boca en la
FI

palabra. Si hay algo mediante lo cual la palabra llega a combinarse con una
función vocal absolutamente a-significante, y que empero contiene todos los
significantes posibles, es precisamente lo que nos estremece en el alarido del
perro ante la luna.


En segundo lugar, está el llamado de socorro, que se supone es escuchado por


los nervios divinos que se han separado de él, pero que abandonan tras sí una
suerte de cola de cometa.
Este fenómeno de llamado de socorro es algo distinto al alarido. El alarido
no es sino puro significante, mientras que el pedido de ayuda tiene una
significación, por elemental que sea.
En tercer lugar, hay toda clase de ruidos del exterior, cualesquiera sean, algo
que pasa en el corredor del sanatorio, o un ruido de afuera, un aullido, un relincho
que son, dice, milagros hechos expresamente para él. Siempre es algo que tiene
un sentido humano.

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


Entre una significación evanescente que es la del alarido, y la emisión obtenida
del llamado, observamos toda una gama de fenómenos que se caracterizan por
un estallido de la significación. Schreber sabe bien que son ruidos reales, que
suele escuchar a su alrededor, pero tiene la convicción de que no se producen
en ese momento por azar, sino para él, en la vía de retorno de la derelicción en
el mundo exterior, y coordinados con los momentos intermedios de absorción en
el mundo delirante.
Los pájaros cantores — que deben ser distinguidos de los pájaros hablantes
que forman parte del entorno divino— que ve en el jardín, y también insectos, de

OM
especies conocidas creados especialmente para él por la omnipotencia de la
palabra divina. Así, entre estos dos polos, el milagro del alarido y el llamado de
socorro, se produce una transición donde pueden verse las huellas del pasaje
del sujeto, absorbido en un vínculo indiscutiblemente erotizado. Las
connotaciones están presentes: es una relación femeninomasculino.
El fenómeno fundamental del delirio de Schreber se estabilizó en un campo

.C
Unsinnig, insensato, de significaciones erotizadas. Con el tiempo, el sujeto
terminó por neutralizar extremadamente el ejercicio al que se sometió, que
consiste en colmar las frases interrumpidas. Pues bien, cada vez que el
DD
sujeto sale de ese campo enigmático, cada vez que se instaura un estado cuya
llegada parecería debe anhelar cual un respiro, se produce una iluminación en
franja del mundo externo, que lo recorre con todos los elementos componentes
del lenguaje, en tanto disociados. Por un lado, la actividad vocal en su forma más
elemental, acompañada incluso por una suerte de sentimiento de desasosiego
LA

vinculado en el sujeto a cierta vergüenza.


Schreber describe el singular trayecto de los rayos que preceden la inducción de
las palabras divinas: transformados en hilos, de los que tiene cierta aprehensión
visual, o al menos, espacial, se dirigen hacia él desde el fondo del horizonte,
FI

rodean su cabeza, para incidir en él por atrás. Todo permite pensar que este
fenómeno, que preludia la puesta en juego del discurso divino en cuanto tal, se
despliega en lo que podría llamarse un traes-espacio vinculado a la estructura
del significante y de la significación, especialización previa a toda dualización


posible del fenómeno del lenguaje.


Intenté hacerles entrever que en Schreber se trata de algo que está siempre a
punto de sorprenderlo, que nunca se descubre, pero que se sitúa en el orden de
sus relaciones con el lenguaje, de esos fenómenos de lenguaje a los que el
sujeto permanece ligado por una compulsión muy especial, que constituyen el
centro en que al fin culmina la resolución de su delirio.
Hay aquí una topología subjetiva, que reposa enteramente en lo siguiente, que
el análisis nos brinda: que puede haber un significante inconsciente. Se trata de
saber cómo ese significante inconsciente se sitúa en la psicosis. Parece
realmente exterior al sujeto, pero es una exterioridad distinta de la que se evoca

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


cuando nos presentan la alucinación y el delirio como una perturbación de la
realidad, ya que el sujeto está vinculado a ella por una fijación erótica. Tenemos
que concebir aquí al espacio hablante en cuanto tal, tal que el sujeto no puede
prescindir de él sin una transición dramática donde aparecen fenómenos
alucinatorios, es decir donde la realidad misma se presenta como afectada, como
significante también.
XI DEL RECHAZO DE UN SIGNIFICANTE PRIMORDIAL
1

OM
La cuestión del ego es de modo manifiesto primordial en las psicosis, ya que el
ego, en su función de relación con el mundo exterior, está en ellas puesto en
jaque. No deja pues de ser paradójico que se le quiera dar el poder de manejar
la relación con la realidad, de transformarla, con fines que se definen como de
defensa.
La fenomenología aparente de la psicosis indica que ese yo ideal habla. Es una

.C
fantasía, pero a diferencia de la fantasía, o del fantasma, que ponemos de
manifiesto en los fenómenos de la neurosis, es una fantasía que habla, o más
exactamente, es una fantasía hablada. Por eso mismo, ese personaje, que le
DD
hace eco a los pensamientos del sujeto, interviene, lo vigila, nombra a medida
que se suceden la serie de sus acciones, las prescribe, no se explica de modo
suficiente por la teoría de lo imaginario y del yo especular.
No hay pues ego sin ese mellizo, digamos, preñado de delirio. Nuestro paciente
LA

que de vez en cuando nos ofrece imágenes preciosas, en algún momento dice
ser un cadáver leproso que arrastra tras de sí a otro cadáver leproso. Bella
imagen del yo, en efecto, porque en el yo hay algo fundamentalmente muerto, y
siempre redoblado por ese mellizo que es el discurso. La pregunta que hacemos
es la siguiente: ese doble que hace que el yo nunca sea más que la mitad del
FI

sujeto, ¿cómo es que se vuelve hablante? ¿Quién habla?


Los mecanismos en juego en la psicosis no se limitan al registro
imaginario.


La alienación es constituyente en el orden imaginario. La alienación es lo


imaginario en tanto tal. Nada puede esperarse de un abordaje de la psicosis
en el plano imaginario, porque el mecanismo imaginario da la forma, pero
no la dinámica, de la alienación psicótica.
Encontramos la noción de que más allá del pequeño otro imaginario,
debemos admitir la existencia de otro Otro. No nos satisface tan sólo
porque le otorgamos una mayúscula, sino porque lo situamos como el
correlato necesario de la palabra.
2
La realidad está marcada de entrada por el anonadamiento simbólico.

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


El ser humano no está sumergido sencillamente, como todo hace pensar que lo
está el animal, en un fenómeno como la alternancia del día y la noche. El ser
humano postula el día en cuanto tal, y así el día adviene a la presencia del día,
sobre un fondo que no es un fondo de noche concreta, sino de ausencia posible
del día, donde la noche se aloja, e inversamente por cierto. El día y la noche son
muy tempranamente códigos significantes, y no experiencias. Son
connotaciones, y el día empírico y concreto sólo surge allí como correlato
imaginario, desde el origen, muy tempranamente. Es estructuralmente
necesario postular una etapa primitiva en la cual aparecen en el mundo
significantes en cuanto tales.

OM
Antes de que el niño aprenda a articular el lenguaje, debemos suponer que
hay significantes que aparecen, que ya son del orden simbólico. Cuando
hablo de una aparición primitiva del significante, esto ya implica el
lenguaje.
Apunto exactamente, ahora en mi discurso, a este campo articulación

.C
simbólica, y allí es donde se produce la Verwerfung.
A propósito de la Verwerfung, Freud dice que el sujeto no quería saber nada
DD
de la castración, ni siquiera en el sentido de la represión. En efecto, en el
sentido de la represión, todavía sabe uno algo sobre eso mismo sobre lo que
nada quiere, de cierta manera, saber, y todo el análisis consiste en mostrar que
uno lo sabe muy bien. Si hay cosas sobre las que el paciente nada quiere saber,
incluso en el sentido de la represión, esto supone otro mecanismo.
LA

VERWERFUNG → ¿De qué se trata cuando hablo de Verwerfung? Se trata


del rechazo, de la expulsión, de un significante primordial a las tinieblas
exteriores, significante que a partir de entonces faltará en ese nivel. Este
es el mecanismo fundamental que supongo está en la base de la paranoia.
FI

Se trata de un proceso primordial de exclusión de un interior primitivo, que


no es el interior del cuerpo, sino el interior de un primer cuerpo de
significante.
Freud supone que es en el interior de ese cuerpo primordial donde se constituye


el mundo de la realidad, como ya puntuado, ya estructurado en términos de


significantes. Freud describe entonces todo el juego de comparación de la
representación con esos objetos ya constituidos. La primera aprehensión de la
realidad por el sujeto es el juicio de existencia, que consiste en decir: esto no es
mi sueño o mi alucinación o mi representación, sino un objeto.
Se trata de una puesta a prueba del exterior por el interior, de la constitución de
la realidad del sujeto en un nuevo hallazgo del objeto. El objeto es vuelto a
encontrar en una búsqueda, y por cierto nunca se vuelve a encontrar el mismo
objeto.

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


Bipartición entre juicio de atribución y juicio de existencia. Hay en la dialéctica
de Freud una primera división de lo bueno y lo malo que sólo puede concebirse
si la interpretamos como el rechazo de un significante primordial. ¿Qué quiere
decir significante primordial? Está claro que, con toda exactitud, no quiere decir
nada.
3
Lo que hay de esencialmente nuevo en mi teoría, dice Freud, es la
afirmación de que la memoria no es simple, que está registrada de diversas
maneras. Desde hace mucho se sabe que el fenómeno de la conciencia y

OM
el fenómeno de la memoria se excluyen.
Al comienzo del circuito de la aprehensión psíquica está la percepción. Esta
percepción implica la conciencia. Debe ser algo semejante a lo que muestra en
su famosa metáfora del bloc mágico.
Ese bloc mágico está hecho de una especie de sustancia de tipo pizarra sobre

.C
la que hay una laminilla de papel transparente. Escriben sobre la laminilla de
papel y, cuando la levantan, ya no queda nada, siempre permanece virgen. En
cambio, todo lo escrito encima aparece superpuesto en la sustancia ligeramente
DD
adherente, que permitió la inscripción de lo que escriben por el hecho de que la
punta del lápiz adhiere el papel a ese fondo que aparece momentáneamente
ennegreciéndolo un poco. Como saben, ésta es la metáfora funcional mediante
la que Freud explica cómo concibe el mecanismo del juego de la percepción en
sus relaciones con la memoria.
LA

¿Qué memoria? La memoria que le interesa. En esa memoria hay dos


zonas, la del inconsciente y la del preconsciente, y después del
preconsciente se ve surgir una conciencia acabada que no puede ser sino
articulada.
FI

Las necesidades de su propia concepción de las cosas se manifiestan en que


entre la Verneinung, esencialmente fugitiva, desaparecida en cuanto aparecida,
y la constitución del sistema de la conciencia, e incluso ya del ego están las


Niederschrift, hay tres.


Freud establece aquí referencias cronológicas, hay sistemas que se
constituyen.
Defensa patológica → Lo que da a la defensa su carácter patológico es que, en
torno a la famosa regresión afectiva, se produce la regresión tópica. Cuando una
defensa patológica se produce de manera incontrolada, provoca entonces
repercusiones injustificables, porque lo que vale para un sistema no vale para el
otro. El desorden se origina en esta confusión de mecanismos, y en base a esto
hablamos de defensa patológica.

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


Neurosis → Entre la significación y el significante hay realmente una relación
proporcionada por la estructura del discurso. El discurso, o sea lo que entienden
cuando me escuchan, y que existe —prueba de ello es que puede suceder que
lo comprendan— es una cadena temporal significante. Pero a nivel de la
neurosis, que permitió descubrir el ámbito del inconsciente freudiano en tanto
que registro de memoria, el fulano, en lugar de servirse de las palabras, se sirve
de todo lo que está a su alcance, vacía sus bolsillos, da vuelta su pantalón, le
mete sus funciones, sus inhibiciones, se mete entero adentro, se cubre la
espalda con el significante, se convierte él en el significante. Su real, o su
imaginario, entra en el discurso.

OM
En el campo problemático de los fenómenos de la Verneinung, se producen
fenómenos que deben provenir de una caída de nivel, del paso de un registro al
otro, y que curiosamente se manifiestan con el carácter de lo negado y de lo no
reconocido: es postulado como no existente. Esta es una propiedad
primerísima del lenguaje, porque el símbolo es en cuanto tal connotación

.C
de la presencia y la ausencia
Freud admite formalmente en la carta 52 que la Verneinung primordial conlleva
una primera puesta en signos, Wahrnehmungzeichen. Admite la existencia de
DD
ese campo que llamo del significante primordial. Todo lo que dice a continuación
en esa carta sobre la dinámica de las tres grandes neuropsicosis a las que se
dedica, histeria, neurosis obsesiva, paranoia, supone la existencia de ese
estadio primordial que es el lugar elegido de lo que llamo para ustedes
Verwerfung.
LA

Para comprenderlo, remítanse a lo que señala constantemente Freud, a saber


que hay que suponer siempre una organización anterior, o al menos parcial, del
lenguaje, para que la memoria y la historización puedan funcionar. Los
fenómenos de memoria en los que Freud se interesa son siempre fenómenos de
FI

lenguaje. En otros términos, para hacer significar cualquier cosa hay que
tener ya el material significante. En el Hombre de los lobos, la impresión
primitiva de la famosa escena primordial quedó allí durante años, sin servir para
nada, ya significante empero, antes de poder decir su palabra en la historia del


sujeto. El significante entonces está dado primitivamente, pero hasta tanto


el sujeto no lo hace entrar en su historia no es nada; adquiere su
importancia entre el año y medio y los cuatro años y medio. El deseo sexual
es, en efecto, lo que sirve al hombre para historizarse, en tanto que es a
este nivel donde por primera vez se introduce la ley.
Psicosis: agujero en lo simbólico → En las psicosis, la realidad es reordenada,
una parte de la realidad es suprimida, y nunca es verdaderamente escotomizada.
Se refiere, a fin de cuentas, lo verán por el contexto, a un agujero de lo simbólico,
aún cuando en el texto alemán el término empleado es realidad.

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


¿Cómo se entra en ella? ¿Cómo es llevado el sujeto, no a alienarse en el otro
con minúscula, sino a volverse ese algo que, desde el interior del campo donde
nada puede decirse, llama a todo lo demás al campo de todo lo que puede
decirse? ¿No evoca esto lo que vemos manifestarse en el caso del presidente
Schreber?: a saber, esos fenómenos de franja a nivel de la realidad, realidad que
se ha vuelto significativa para el sujeto. Su delirio, los psicóticos lo aman como
se aman a sí mismos. Al decir esto, Freud, quien no ha escrito aún su articulo
sobre el narcisismo, agrega que ahí yace el misterio en cuestión. Es verdad.
¿Cuál es la relación del sujeto con el significante que distingue los fenómenos
mismos de la psicosis? ¿Qué hace que el sujeto se vuelque por entero en esta

OM
problemática?
DEL SIGNIFICANTE Y EL SIGNIFICADO
XII LA PREGUNTA HISTÉRICA
Llegamos a un punto en que el análisis del texto schreberiano nos condujo a

.C
enfatizar la importancia de los fenómenos de lenguaje en la economía de la
psicosis. En este sentido podemos hablar de estructuras freudianas de la
psicosis.
DD
1
¿Qué función tienen esos fenómenos de lenguaje en las psicosis? Sería
sorprendente que el psicoanálisis no aporte un nuevo modo de tratar la economía
del lenguaje en las psicosis, modo que en todo difiere del abordaje tradicional,
LA

cuya referencia eran las teorías psicológicas clásicas. Nuestra referencia es otra:
es nuestro esquema de la comunicación analítica (esquema L).
Entre S y A, la palabra fundamental que el análisis debe revelar, tenemos la
derivación del circuito imaginario, circuito que resiste a su paso. Los polos
FI

imaginarios del sujeto, a y a', recubren la relación llamada especular, la del


estadio del espejo. El sujeto en la corporeidad y la multiplicidad de su organismo,
en su fragmentación natural, que está en a', toma como referencia esa unidad
imaginaria que es el yo, a, donde se conoce y se desconoce, y que es aquello


de lo que habla; a quién no sabe, puesto que tampoco sabe quién habla en él.
Final del análisis → El sujeto comienza hablando de él, no les habla a ustedes;
luego les habla a ustedes, más no habla de él; cuando les haya hablado de él —
que habrá cambiado sensiblemente en el intervalo— a ustedes, habremos
llegado al final del análisis.
Analista en el lugar del A → Si queremos colocar al analista en este esquema de
la palabra del sujeto, puede decirse que está en algún lado en A. Al menos, allí
debe estar. Si entra en el emparejamiento de la resistencia, lo que precisamente
le enseño a no hacer, habla entonces desde a', y se verá en el sujeto. Si no está
analizado, lo que cada tanto acontece, esto se produce con toda naturalidad, y
aún diría que, desde cierto ángulo, el analista nunca es completamente analista,

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


por la sencilla razón de que es hombre y que participa él también en los
mecanismos imaginarios que obstaculizan el paso de la palabra. Se trata para
él de no identificarse al sujeto, de estar muerto lo suficiente como para no
ser presa de la relación imaginaria, en cuyo seno siempre se ve solicitado
a intervenir, y permitir la progresiva migración de la imagen del sujeto hacia
S, la cosa que revelar, la cosa que no tiene nombre, que no puede encontrar
su nombre a menos que el circuito culmine directamente de S hacia A. Lo
que el sujeto tenía que decir a través de su falso discurso encontrará paso con
mayor facilidad mientras más la economía de la relación imaginaria haya sido
menguada progresivamente.

OM
La palabra se sitúa en el Otro → Quiero simplemente indicarles que la palabra
se sitúa en el Otro, por cuyo intermedio toda palabra plena se realiza, ese tú eres
en que el sujeto se sitúa y se reconoce.
En la psicosis hay exlusión del Otro → Pues bien, analizando la estructura del
delirio de Schreber en el momento en que se estabilizó en un sistema que vincula

.C
el yo del sujeto a ese otro imaginario, ese extraño Dios que nada comprende,
que no responde, que engaña al sujeto, supimos reconocer que hay, en la
psicosis, exclusión del Otro donde el ser se realiza en la palabra que confiesa.
DD
Los fenómenos en juego en la alucinación verbal, manifiestan en su estructura
misma la relación de eco interior en que está el sujeto respecto a su propio
discurso. Llegan a volverse más y más insensatos, como se expresa Schreber,
vaciados de sentido, puramente verbales, machacaderas, estribillos sin objeto.
LA

¿Qué es pues esta relación especial con la palabra? ¿Qué falta para que el
sujeto llegue a verse obligado a construir todo ese mundo imaginario? ¿Para que
padezca en su interior este automatismo de la función del discurso? El discurso
no sólo lo invade y lo parasita sino que él está suspendido de su presencia.
FI

Alusión imaginaria → Que el sujeto en la psicosis sólo pueda reconstituirse en lo


que denominaré la alusión imaginaria, se los mostré in vivo en una presentación
de enfermos. A ese punto preciso llegamos. El problema que debemos indagar
es la constitución del sujeto en la alusión imaginaria.


2
El malentendido es el fundamento mismo del discurso interhumano.
Lo que constituye el campo analítico es idéntico a lo que constituye el fenómeno
analítico, a saber, el síntoma. Y también gran número de otros fenómenos
llamados normales o sub-normales, cuyo sentido no había sido elucidado hasta
el análisis, y que se extienden mucho más allá del discurso y de la palabra,
puesto que son cosas que le ocurren al sujeto en su vida cotidiana. Vienen luego
los lapsus, trastornos de la memoria, sueños, sumémosle la agudeza, la cual
tiene un valor esencial en el descubrimiento freudiano puesto que permite palpar

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


la perfecta coherencia que tenía en la obra de Freud la relación del fenómeno
analítico con el lenguaje.
Comencemos diciendo qué no es el fenómeno analítico.
El análisis arrojó grandes luces sobre lo preverbal. En la doctrina psicoanalítica
está vinculado esencialmente al preconsciente. Es la suma de impresiones,
internas o externas, de informaciones que el sujeto recibe del mundo en que vive,
de las relaciones naturales que tiene con éste, siempre y cuando existan en el
hombre relaciones que sean cabalmente naturales, pero por más pervertidas que
ellas estén, sí existen. Todo lo perteneciente al orden preverbal participa así de

OM
lo que podemos denominar una Gestalt intramundana.
Si seguimos a Freud, por el contrario, resulta claro que ninguna exploración del
preconsciente, por profunda, por exhaustiva que sea, nos llevará jamás a un
fenómeno inconsciente en cuanto tal. Error tanto más grosero, por cuanto no hay
cosa sobre la que Freud insistiese más que sobre la diferencia radical entre

.C
inconsciente y preconsciente.
¿Qué es el inconsciente en relación al preconsciente tal como acabamos de
situarlo?
DD
Si digo que todo lo que pertenece a la comunicación analítica tiene estructura de
lenguaje, esto no quiere decir que el inconsciente se exprese en el discurso. La
Traumdeutung, la Psicopatología de la vida cotidiana y el Chiste lo
transparentan. Es imposible explicar nada en los rodeos de Freud si no es porque
LA

el fenómeno analítico en cuanto tal, cualquiera sea, tiene no que ser un lenguaje
en el sentido de un discurso — nunca dije que era un discurso— sino que tiene
que estar estructurado como un lenguaje. Este es el sentido en que podemos
decir que es una variedad fenoménica, y la más reveladora, de las relaciones del
hombre con el ámbito del lenguaje. Todo fenómeno analítico, todo fenómeno
FI

que participa del campo analítico, del descubrimiento analítico, de aquello


con que tenemos que vérnosla en el síntoma y en la neurosis, está
estructurado como un lenguaje.


Quiere decir que es un fenómeno que siempre presenta la duplicidad esencial


del significante y del significado. Quiere decir que el significante tiene en él su
coherencia y su carácter propios, que lo distinguen de cualquier otra especie de
signo.
¿A partir de qué momento pasamos al orden del significante? El significante
puede extenderse a muchos elementos del dominio del signo. Sin embargo, el
significante es un signo que no remite a un objeto, ni siquiera en estado de huella,
aunque la huella anuncia de todos modos su carácter esencial. Es, también,
signo de una ausencia. Pero en tanto forma parte del lenguaje, el
significante es un signo que remite a otro signo, está estructurado como

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


tal para significar la ausencia de otro signo, en otras palabras, para
oponerse a él en un par.
Este carácter del significante marca de modo esencial todo lo que es del
orden del inconsciente.
3
Les hablé del Otro de la palabra, en tanto el sujeto se reconoce en él y en
él se hace reconocer.
Se trata de una pregunta que se le plantea al sujeto en el plano del significante,

OM
en el plano del to be or not to be, en el plano de su ser.
Quiero ilustrárselos mediante un ejemplo, una vieja observación de histeria
traumática, sin huella alguna de elementos alucinatorios.
Si la elegí es porque pone en su juego en primer plano ese fantasma de
embarazo y procreación que es dominante en la historia del presidente Schreber,

.C
ya que su delirio culmina del siguiente modo: una nueva humanidad de espíritu
schreberiano deberá ser engendrada por él.
DD
La manifestación sintomática del sujeto está dominada por elementos
relacionales que colorean sus relaciones con los objetos, de modo imaginario.
Se puede reconocer en ellas la relación anal, u homosexual, o esto o lo otro,
pero estos elementos mismos están incluidos en la pregunta que hace: ¿Soy o
no capaz de procrear? Esta pregunta se sitúa evidentemente a nivel del
LA

Otro, en tanto la integración de la sexualidad está ligada al reconocimiento


simbólico.
El sujeto encuentra su lugar en un aparato simbólico preformado que instaura la
ley en la sexualidad. Y esta ley sólo le permite al sujeto realizar su sexualidad en
FI

el plano simbólico. El Edipo quiere decir esto, y si el análisis no lo supiese no


habría descubierto nada.
Lo que está en juego en nuestro sujeto es la pregunta ¿Qué soy? ¿soy?,
es una relación de ser, un significante fundamental. En la medida en que


esta pregunta en tanto simbólica fue despertada, y no reactivada en tanto


imaginaria, se desencadenó la descompensación de su neurosis y se
organizaron sus síntomas.
El carácter problemático de su identificación simbólica sostiene toda
comprensión posible de la observación. Todo lo dicho, todo lo expresado, todo
lo gestualizado, todo lo manifestado, sólo cobra su sentido en función de la
respuesta que ha de formularse sobre esa relación fundamentalmente simbólica:
¿Soy hombre o mujer?
Caso Dora → Dora culmina en efecto en una pregunta fundamental acerca
del tema de su sexo. No sobre qué sexo tiene sino: ¿Qué es ser una mujer?

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


Los dos sueños de Dora son, al respecto, absolutamente transparentes, no
se habla de otra cosa: ¿Qué es ser una mujer? y específicamente: ¿Qué es
un órgano femenino? Observen que nos encontramos aquí ante algo
singular: la mujer se pregunta que es ser una mujer; del mismo modo el
sujeto masculino se pregunta qué es ser una mujer.
Para la mujer la realización de su sexo no se hace en el complejo de Edipo en
forma simétrica a la del hombre, por identificación a la madre, sino al contrario,
por identificación al objeto paterno, lo cual le asigna un rodeo adicional. Sin
embargo, la desventaja en que se encuentra la mujer en cuanto al acceso a la

OM
identidad de su propio sexo, en cuanto a su sexualización como tal, se convierte
en la histeria en una ventaja, gracias a su identificación imaginaria al padre, que
le es perfectamente accesible, debido especialmente a su lugar en la
composición del Edipo. Para el hombre, en cambio, el camino será más
complejo.
XIII LA PREGUNTA HISTÉRICA (II): «¿QUÉ ES UNA MUJER?»

.C 1
¿Cuál es el sentido de lo que introdujo Freud con su nueva tópica cuando
DD
acentuó el carácter imaginario de la función del yo? Precisamente la estructura
de la neurosis.
Freud coloca al yo en relación con el carácter fantasmático del objeto. Cuando
escribe que el yo tiene el privilegio del ejercicio de la prueba de la realidad, que
LA

es él quien da fe de la realidad para el sujeto, el contexto está fuera de dudas, el


yo está ahí como un espejismo, lo que Freud llamó el ideal del yo. Su función no
es de objetividad, sino de ilusión, es fundamentalmente narcisista, y el sujeto da
acento de realidad a cualquier cosa a partir de ella.
FI

De esta tópica se desprende cuál es, en las neurosis típicas, el lugar del yo.
El yo en su estructuración imaginaria es como uno de sus elementos para
el sujeto. El neurótico hace su pregunta neurótica, su pregunta secreta y
amordazada, con su yo.


La tópica freudiana del yo muestra cómo una o un histérico, cómo un


obsesivo, usa de su yo para hacer la pregunta, es decir, precisamente para
no hacerla. La estructura de una neurosis es esencialmente una pregunta,
y por eso mismo fue para nosotros durante largo tiempo una pura y simple
pregunta. El neurótico está en una posición de simetría, es la pregunta que
nos hacemos, y es justamente porque ella nos involucra tanto como a él,
que nos repugna fuertemente formularla con mayor precisión.
Caso Dora.
Freud, según su propia confesión, se equivoca respecto al objeto de deseo de
Dora, en la medida en que él mismo está demasiado centrado en la cuestión del

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


objeto, es decir en que no hace intervenir la intrínseca duplicidad subjetiva
implicada. Se pregunta qué desea Dora, antes de preguntarse quién desea en
Dora. Freud termina percatándose de que, en ese ballet de a cuatro —Dora, su
padre, el señor y la señora K.— es la señora K. el objeto que verdaderamente
interesa a Dora, en tanto que ella misma está identificada al señor K. La cuestión
de saber dónde está el yode Dora está así resuelta: el yo de Dora es el señor K.
La función que cumple en el esquema del estadio del espejo la imagen
especular, en la que el sujeto ubica su sentido para reconocerse, donde por vez
primera sitúa su yo, ese punto externo de identificación imaginaria, Dora lo
coloca en el señor K. En tanto ella es el señor K. todos sus síntomas cobran su

OM
sentido definitivo.
Explicación del síntoma de la afonía → La afonía de Dora se produce durante
las ausencias del señor K., y Freud lo explica de un modo bastante bonito: ella
ya no necesita hablar si él no está, sólo queda escribir. Esto de todos modos nos
deja algo pensativos. Si ella se calla así, se debe de hecho a que el modo de

.C
objetivación no está puesto en ningún otro lado. La afonía aparece porque Dora
es dejada directamente en presencia de la señora K. Todo lo que pudo escuchar
acerca de las relaciones de ésta con su padre gira en torno a la fellatio, y esto
DD
es algo infinitamente más significativo para comprender la intervención de los
síntomas orales.
La identificación de Dora con el señor K. es lo que sostiene esta situación hasta
el momento de la descompensación neurótica. Si se queja de esa situación, eso
también forma parte de la situación, ya que se queja en tanto identificada al señor
LA

K.
¿Qué dice Dora mediante su neurosis? ¿Qué dice la histérica-mujer? Su
pregunta es la siguiente: ¿Qué es ser una mujer?
FI

Por ahí nos adentramos más aún en la dialéctica de lo imaginario y lo simbólico


en el complejo de Edipo. Nunca dejó de insistir, empero, en la disimetría
fundamental del Edipo en ambos sexos.
¿A qué se debe esa disimetría? A la relación de amor primaria con la madre, me


dirán, pero Freud estaba aún lejos de haber llegado a eso en la época en que
comenzaba a ordenar los hechos que constataba en la experiencia. Evoca, entre
otros, el elemento anatómico, que hace que para la mujer los dos sexos sean
idénticos. ¿Pero es ésta sin más la razón de la disimetría?
Diferencia sexual = diferencia significante → Tan sólo que la razón de la
disimetría se sitúa esencialmente a nivel simbólico, que se debe al
significante.
Hablando estrictamente no hay, diremos, simbolización del sexo de la
mujer en cuanto tal. En todos los casos, la simbolización no es la misma, no
tiene la misma fuente, el mismo modo de acceso que la simbolización del sexo

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


del hombre. Y esto, porque lo imaginario sólo proporciona una ausencia donde
en otro lado hay un símbolo muy prevalente.
Es la prevalencia de la Gestalt fálica la que, en la realización del complejo
edípico, fuerza a la mujer a tomar el rodeo de la identificación al padre, y a seguir
por ende durante un tiempo los mismos caminos que el varón. El acceso de la
mujer al complejo edípico, su identificación imaginaria, se hace pasando por el
padre, exactamente al igual que el varón, debido a la prevalencia de la forma
imaginaria del falo, pero en tanto que a su vez ésta está tomada como el
elemento simbólico central del Edipo.

OM
Si tanto para la hembra como para el varón el complejo de castración adquiere
un valor-pivote en la realización del Edipo, es muy precisamente en función del
padre, porque el falo es un símbolo que no tiene correspondiente ni equivalente.
Lo que está en juego es una disimetría en el significante. Esta disimetría
significante determina las vías por donde pasará el complejo de Edipo.
Ambas vías llevan por el mismo sendero: el sendero de la castración.

.C
La experiencia muestra, empero, una diferencia llamativa: uno de los sexos
necesita tomar como base de identificación la imagen del otro sexo. Que las
DD
cosas sean así no puede considerarse como una mera extravagancia de la
naturaleza. El hecho sólo puede interpretarse en la perspectiva en que el
ordenamiento simbólico todo lo regula.
Donde no hay material simbólico, hay obstáculo, defecto para la realización de
la identificación esencial para la realización de la sexualidad del sujeto. Este
LA

defecto proviene de hecho de que, en un punto, lo simbólico carece de material,


pues necesita uno. El sexo femenino tiene un carácter de ausencia, de vacío,
de agujero, que hace que se presente como menos deseable que el sexo
masculino en lo que éste tiene de provocador, y que una disimetría esencial
FI

aparezca.
La pregunta no está vinculada simplemente al material, a la tienda de
accesorios del significante, sino a la relación del sujeto con el significante
en su conjunto, con aquello a lo cual el significante puede responder.


2
Consideremos las paradojas resultantes de determinados entrecruzamientos
funcionales entre los dos planos de lo simbólico y lo imaginario.
Parecería, por una parte, que lo simbólico es lo que nos brinda todo el
sistema del mundo. Porque el hombre tiene palabras conoce cosas. El número
de cosas que conoce corresponde al número de cosas que puede nombrar. No
hay dudas al respecto. Por otra parte, tampoco hay dudas acerca de que la
relación imaginaria está ligada a la etología, a la psicología animal. La relación
sexual implica la captura por la imagen del otro. En otras palabras, uno de los
dominios se presenta abierto a la neutralidad del orden del conocimiento

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


humano, el otro parece ser el dominio mismo de la erotización del objeto. Esto
es lo que se manifiesta en un primer abordaje.
Ahora bien, la realización de la posición sexual en el ser humano está
vinculada, nos dice Freud, a la prueba de la travesía de una relación
fundamentalmente simbolizada, la del Edipo, que entraña una posición que
aliena al sujeto, vale decir que le hace desear el objeto de otro, y poseerlo
por procuración de otro. Nos encontramos entonces ahí ante una posición
estructurada en la duplicidad misma del significante y el significado. En tanto la
función del hombre y la mujer está simbolizada, en tanto es literalmente

OM
arrancada al dominio de lo imaginario para ser situada en el dominio de lo
simbólico, es que se realiza toda posición sexual normal, acabada. La
realización genital está sometida, como a una exigencia esencial, a la
simbolización: que el hombre se virilice, que la mujer acepte
verdaderamente su función femenina.
Inversamente, cosa no menos paradójica, la relación de identificación a partir de

.C
la cual el objeto se realiza como objeto de rivalidad está situada en el orden
imaginario. El dominio del conocimiento está inserto fundamentalmente en la
primitiva dialéctica paranoica de la identificación al semejante. De ahí parte la
DD
primera apertura de identificación al otro, a saber un objeto. Un objeto se aísla,
se neutraliza, y se erotiza particularmente en cuanto tal. Esto hace entrar en el
campo del deseo humano infinitamente más objetos materiales que los que
entran en la experiencia animal.
LA

En ese entrecruzamiento de lo imaginario y lo simbólico, yace la fuente de


la función esencial que desempeña el yo en la estructuración de las
neurosis. Cuando Dora se pregunta ¿qué es una mujer? intenta simbolizar
el órgano femenino en cuanto tal. Su identificación al hombre, portador del
pene, le es en esta ocasión un medio de aproximarse a esa definición que
FI

se le escapa. El pene le sirve literalmente de instrumento imaginario para


aprehender lo que no logra simbolizar.
Hay muchas más histéricas que histéricos el camino de la realización simbólica


de la mujer es más complicado. Volverse mujer y preguntarse qué es una


mujer son dos cosas esencialmente diferentes. Diría aún mas, se pregunta
porque no se llega a serlo y, hasta cierto punto, preguntarse es lo contrario
de llegar a serlo. La metafísica de su posición es el rodeo impuesto a la
realización subjetiva en la mujer. Su posición es esencialmente problemática y,
hasta cierto punto, inasimilable. Pero una vez comprometida la mujer en la
histeria, debemos reconocer también que su posición presenta una particular
estabilidad, en virtud de su sencillez estructural: cuanto más sencilla es una
estructura, menos puntos de ruptura revela. Cuando su pregunta cobra forma
bajo el aspecto de la histeria, le es muy fácil a la mujer hacerla por la vía más
corta, a saber, la identificación al padre.

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


Histeria masculina → Indudablemente, la situación es mucho más compleja en
la histeria masculina. En tanto la realización edípica está mejor estructurada en
el hombre, la pregunta histérica tiene menos posibilidades de formularse. Pero
si se formula ¿cuál es? Hay aquí la misma disimetría que en el Edipo: el
histérico y la histérica se hacen la misma pregunta. La pregunta del
histérico también atañe a la posición femenina.
¿Podemos precisar ahora el factor común a la posición femenina y a la pregunta
masculina en la histeria? Factor que se sitúa sin duda a nivel simbólico, pero sin
quizá reducirse totalmente a él. Se trata de la pregunta de la procreación.

OM
Lo simbólico da una forma en la que se inserta el sujeto a nivel de su ser.
Él se reconoce como siendo esto o lo otro a partir del significante. La
cadena de los significantes tiene un valor explicativo fundamental, y la noción
misma de causalidad no es otra cosa.
Existe de todos modos una cosa que escapa a la trama simbólica, la procreación

.C
en su raíz esencial: que un ser nazca de otro. La procreación está cubierta, en
el orden de lo simbólico, por el orden instaurado de esa sucesión entre los seres.
Pero nada explica en lo simbólico el hecho de su individuación, el hecho de que
DD
un ser sale de un ser. Todo el simbolismo está allí para afirmar que la criatura no
engendra a la criatura, que la criatura es impensable sin una fundamental
creación. Nada explica en lo simbólico la creación.
La cuestión de saber qué liga dos seres en la aparición de la vida sólo se plantea
para el sujeto a partir del momento en que está en lo simbólico, realizado como
LA

hombre o como mujer, pero en la medida en que un accidente le impide acceder


a ello.
Cada neurosis reproduce un ciclo particular en el orden del significante,
sobre el fondo de la pregunta que la relación del hombre al significante en
FI

tanto tal plantea.


En efecto, hay algo radicalmente inasimilable al significante. La existencia
singular del sujeto sencillamente. ¿Por qué está ahí? ¿De dónde sale?


¿Qué hace ahí? ¿Por qué va a desaparecer? El significante es incapaz de


darle la respuesta, por la sencilla razón de que lo pone precisamente más
allá de la muerte. El significante lo considera como muerto de antemano, lo
inmortaliza por esencia.
Como tal, la pregunta sobre la muerte es otro modo de la creación neurótica de
la pregunta, su modo obsesivo.
Schreber → Si me intereso especialmente por la pregunta planteada en la
histeria, es precisamente porque se trata de saber en qué ella se diferencia del
mecanismo de la psicosis, principalmente la del presidente Schreber, en quien
la pregunta de la procreación también se dibuja, y muy especialmente la de la
procreación femenina.

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


3
Es interesante destacar el énfasis que Freud da al significante. La Bedeutung no
puede ser traducida como especificando al significante en relación al significado.
De igual modo, en la carta 52, ya destaqué una vez que Freud decía lo siguiente:
Trabajo con la suposición de que nuestro mecanismo psíquico nació
siguiendo una disposición en capas, mediante un ordenamiento en el cual
cada tanto, el material que se tiene a mano sufre una reorganización según
nuevas relaciones y un trastocamiento en la inscripción, una reinscripción.
Lo esencialmente nuevo en la teoría, es la afirmación de que la memoria no es

OM
simple, que es plural, múltiple, registrada bajo diversas formas.
Freud subraya que esas diferentes etapas se caracterizan por la pluralidad de
las inscripciones mnésicas.
Primero está la Wahrnehmung, la percepción. Es una posición primera,
primordial, que permanece hipotética, puesto que de algún modo no sale a la luz

.C
en el sujeto. Después está la Bewusstsein, la conciencia. Conciencia y memoria
en cuanto tales se excluyen.
DD
La etapa Wahrnehmung está ahí para indicar que hay que suponer algo simple
en el origen de la memoria, concebida como formada por una pluralidad de
registros. El primer registro de las percepciones, también inaccesible a la
conciencia, está ordenado por asociaciones de simultaneidad.
La Bewusstsein es del orden de los recuerdos conceptuales.
LA

La noción de relación causal aparece ahí en cuanto tal por vez primera. Es el
momento en que el significante, una vez constituido, se ordena secundariamente
respecto a algo distinto que es la aparición del significado.
FI

Sólo después interviene la Vorbewusstsein, tercer modo de reordenamiento. A


partir de este preconsciente se harán conscientes las investiciones, de acuerdo
a ciertas reglas precisas. Esta segunda conciencia del pensamiento está ligada
probablemente a la experiencia alucinatoria de las representaciones verbales, a


la emisión de palabras. El ejemplo más radical es la alucinación verbal, vinculada


al mecanismo paranoico por el cual hacemos audibles las representaciones de
palabras. La aparición de la conciencia está ligada a esto; si no seguiría sin lazo
alguno con la memoria.
En todo lo que sigue, Freud manifiesta que el fenómeno de la Verdrängung
consiste en la caída de algo que es del orden de la expresión significante, en el
momento del pase de una etapa de desarrollo a otra. El significante registrado
en una de esas etapas no pasa a la siguiente, con el modo de reclasificación
retroactiva que necesita toda nueva fase de organización significante-
significación en la que entra el sujeto.

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


A partir de esto hay que explicar la existencia de lo reprimido. La noción de
inscripción en un significante que domina el registro, es esencial para la teoría
de la memoria, en tanto ella está en la base de la primera investigación por Freud
del fenómeno del inconsciente.
XIV EL SIGNIFICANTE, EN CUANTO A TAL, NO SIGNIFICA NADA
1
¿Qué es la estructura? La estructura es primero un grupo de elementos que
forman un conjunto co-variante.

OM
La noción de estructura es ya en sí misma una manifestación del
significado. La noción de estructura y la de significante se presentan como
inseparables.
Significante → Nuestro punto de partida, el punto al que siempre volvemos,
pues siempre estaremos en el punto de partida, es que todo verdadero

.C
significante es, en tanto tal, un significante que no significa nada.
2
DD
La experiencia lo prueba: mientras más no significa nada, más indestructible es
el significante.
Incluso cuando en el interior de un organismo, viviente o no, se producen
transmisiones fundadas en la efectividad del todo o nada, aún cuando, debido a
la existencia de un umbral, por ejemplo, hay algo que no llega a cierto nivel, y
LA

luego, de golpe, produce determinado efecto no podemos todavía hablar de


comunicación, si en la comunicación implicamos la originalidad del orden del
significante. En efecto, algo es significante no en tanto que todo o nada, sino
en la medida en que algo que constituye un todo, el signo, esta ahí
FI

justamente para no significar nada. Ahí comienza el orden del significante,


en tanto que distingue del orden de la significación. El mundo humano no
implica solamente la existencia de las significaciones, sino el orden del
significante.


Complejo de Edipo: introducción del significante → Si el complejo de Edipo no


es la introducción del significante, les pido que me den de él alguna concepción
distinta. Su grado de elaboración sólo es tan esencial para la normalización
sexual porque introduce el funcionamiento del significante en tanto tal en la
conquista del susodicho hombre o mujer.
Súper yo → Pero aún es necesario que el sujeto adquiera el orden del
significante, lo conquiste, sea colocado respecto a él en una relación de
implicación que lo afecte en su ser, lo cual culmina en la formación de lo que
llamamos en nuestro lenguaje el superyó. No hace falta buscar demasiado en la
literatura analítica para ver que el uso que se le da a este concepto se adecua
bien a la definición del significante, que es la de no significar nada, gracias

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


a lo cual es capaz de dar en cualquier momento significaciones diversas.
El superyó plantea la cuestión de saber cual es el orden de entrada, de
introducción, de instancia presente del significante que es indispensable para
que un organismo humano funcione, organismo que no sólo debe vérselas con
un medio natural, sino también con un universo significante.
La histeria es una pregunta centrada en torno a un significante que permanece
enigmático en cuanto a su significación. La pregunta sobre la muerte, la del
nacimiento, son en efecto las dos preguntas últimas que carecen justamente de
solución en el significante. Esto da a los neuróticos su valor existencial.

OM
Pasemos ahora a las psicosis. ¿Qué quieren decir? ¿Cuál es la función de
las relaciones del sujeto con el significante en la psicosis?
3
Les señalé que debía haber algo que no se había realizado, en determinado
momento, en el dominio del significante, que había sido Verworfen. Lo que así

.C
fue objeto de una Verwerfung reaparece en lo real. Este mecanismo es
diferente a todo lo que por otra parte conocemos de la experiencia, en cuanto a
las relaciones de lo imaginario, lo simbólico y lo real.
DD
Freud articuló enérgicamente, incluso en el texto sobre el presidente Schreber
que estamos trabajando, la radical distinción que existe entre convicción pasional
y convicción delirante. La primera surge de la proyección intencional: por
ejemplo, los celos que hacen que esté celoso en el otro de mis propios
LA

sentimientos, en los que imputo al otro mis propias pulsiones de infidelidad. En


lo que respecta a la segunda, Freud tiene esta fórmula: lo que fue rechazado
del interior reaparece en el exterior, o también, como se intenta expresarlo
en un lenguaje amplificador, lo que ha sido suprimido en la idea reaparece
en lo real.
FI

En el caso Schreber, vemos al comienzo un período de trastornos, un momento


fecundo. Presenta todo un conjunto sintomático que, a decir verdad, por haber
sido en general escamoteado, o más exactamente por habérsenos deslizado de


las manos, no ha podido ser elucidado analíticamente, y la mayoría de las veces


es tan sólo reconstruido. Ahora bien, reconstruyéndolo, podemos encontrar,
salvando algunos detalles, toda la apariencia de la significación y de los
mecanismos cuyo juego apreciamos en la neurosis. Nada se asemeja tanto a
una sintomatología neurótica como una sintomatología prepsicótica. Una vez
hecho el diagnóstico, se nos dice entonces que ahí el inconsciente está
desplegado afuera, que todo lo que es del id pasó al mundo externo, y que las
significaciones en juego son tan claras que justamente no podemos intervenir
analíticamente (POSICIÓN CLÁSICA).
¿A partir de qué momento decidimos que el sujeto pasó la barrera, que está en
el delirio?

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


Periodo prepsicótico → Tomemos el período prepsicótico. Nuestro presidente
Schreber vive algo cuya índole es la perplejidad. Nos da, en estado viviente, esa
pregunta que yo les decía estar en el fondo de toda forma neurótica. Es presa
extraños presentimientos, es invadido bruscamente por esa imagen, la que
menos hubiera uno pensado que iba a surgir en la mente de un hombre de su
especie y estilo, que debe ser muy agradable ser una mujer sufriendo el
acoplamiento. Es un período de confusión pánica. ¿Cómo situar el límite entre
ese momento de confusión, y el momento en que su delirio terminó construyendo
que él era efectivamente una mujer, y no cualquier mujer, la mujer divina o más
exactamente, la prometida de Dios?

OM
Compensación imaginaria → Es un mecanismo de compensación
imaginario —verificarán la utilidad de la distinción de los tres registros—,
compensación imaginaria del Edipo ausente, que le hubiera dado la
virilidad bajo la forma, no de la imagen paterna, sino del significante, del
nombre-del-padre.

.C
Cuando la psicosis estalla, el sujeto se comportará como antes, como
homosexual inconsciente. Ninguna significación profunda diferente a la del
período prepsicótico emerge. Todo su comportamiento en relación al amigo que
DD
es el elemento piloto de su tentativa de estructuración en el momento de la
pubertad, reaparece en su delirio. ¿A partir de qué momento delira? A partir del
momento en que dice que su padre le persigue para matarlo, para robarlo, para
castrarlo. Todos los contenidos implícitos en las significaciones neuróticas están
ahí.
LA

¿Cuándo comienza el delirio? → Pero el punto esencial, que nadie subraya,


es que el delirio comienza a partir del momento en que la iniciativa viene
de un Otro, con O mayúscula, en que la iniciativa está fundada en una
actividad subjetiva. El Otro quiere esto, y quiere sobre todo que se sepa,
FI

quiere significarlo.
En el fondo, se trata en las psicosis, de un impasse, de una perplejidad
respecto al significante. Todo transcurre cual si el sujeto reaccionase a él


mediante una tentativa de restitución, de compensación. La crisis, sin


duda, se desencadena fundamentalmente por una pregunta: ¿Qué es…?
No sé. Supongo que el sujeto reacciona a la ausencia de significante por la
afirmación tanto más subrayada de un otro que, en tanto tal, es
esencialmente enigmático. El Otro, con mayúscula, les dije que estaba
excluido en tanto portador de significante. Es tanto más poderosamente
afirmado, entre el sujeto y él, a nivel del otro con minúscula, del imaginario.
Allí ocurren todos los fenómenos de entre-yo (je) que constituyen lo
aparente en la fenomenología de la psicosis: a nivel del otro sujeto, de ése
que tiene la iniciativa en el delirio, el profesor Flechsig en el caso de
Schreber, o el Dios capaz de seducir que hace peligrar el orden del mundo
debido a su atractivo.

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


Es a nivel del entre-yo (je), vale decir del otro con minúscula, del doble del
sujeto, que es y no es a la vez su yo, donde aparecen palabras que son una
especie de comentario corriente de la existencia.
XV ACERCA DE LOS SIGNIFICANTES PRIMORDIALES Y DE LA FALTA
DE UNO
1
Durante días y clases, intenté hacer entrever por todos los medios lo que
provisoriamente podemos llamar la autonomía del significante, a saber, que hay

OM
leyes que le son propias. Sin duda, son sumamente difíciles de aislar, porque
siempre ponemos en juego al significante en significaciones. El significante
tiene, independientemente del significado, sus leyes propias.
2
Las significaciones primordiales están sometidas, en su sucesión e instauración

.C
mismas, a leyes que son las del significante.
Tanto el significante-hombre como el significante-mujer son algo diferente a la
actitud pasiva y a la actitud activa, a la actitud agresiva y a la actitud de ceder,
DD
son algo más que comportamientos. Hay ahí detrás, sin duda alguna, un
significante oculto, que, por supuesto, no puede encarnarse en ningún lado, pero
a pesar de ello está encarnado en la medida de lo posible en la existencia de la
palabra hombre y de la palabra mujer.
LA

Si estos registros del ser están en algún lado, a fin de cuentas están en la
palabras.
El complejo de Edipo es esencial para que el ser humano pueda acceder a
una estructura humanizada de lo real.
FI

Para que haya realidad, para que el acceso a la realidad sea suficiente, para
que el sentimiento de realidad sea un justo guía, para que la realidad no
sea lo que es en la psicosis, es necesario que el complejo de Edipo haya
sido vivido. Sin embargo sólo podemos articular este complejo, su cristalización


triangular, sus diversas modalidades y consecuencias, su crisis terminal, llamada


su declinar, sancionada por la introducción del sujeto en una nueva dimensión,
en la medida en que el sujeto es a la vez él mismo, y los otros dos participantes.
El término de identificación que ustedes usan a cada momento, no significa otra
cosa.
El día y la noche, el hombre y la mujer, la paz y la guerra; podría enumerar
todavía otras oposiciones que no se desprenden del mundo real, pero le dan su
armazón, sus ejes, su estructura, lo organizan, hacen que, en efecto; haya para
el hombre una realidad, y que no se pierda en ella. La noción de realidad tal
como la hacemos intervenir en el análisis, supone esa trama, esas

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


nervaduras de significantes. Esto podría no tener inconvenientes, pero los
tiene, por ejemplo, en lo que se escribe sobre las psicosis.
Ya que distinguimos significante y significado, debemos admitir la
posibilidad de que la psicosis no atañe tan sólo a lo que se manifiesta a
nivel de las significaciones, de su proliferación, de su laberinto, donde el
sujeto estaría perdido, incluso detenido en una fijación, sino que está
vinculada esencialmente con algo que se sitúa a nivel de las relaciones del
sujeto con el significante.
El significante debe primero concebirse como diferente de la significación.

OM
Se distingue por no tener en sí mismo significación propia.
Falta esencial de un significante → ¿No es acaso concebible, en los sujetos
inmediatamente asequibles que son los psicóticos, considerar las
consecuencias de la falta esencial de un significante?
Psicosis consiste en un agujero → Formulo simplemente de manera clara lo que

.C
está implícito en nuestro discurso cuando hablamos de complejo de Edipo. No
existe neurosis sin Edipo. Admitimos sin problemas que en una psicosis algo
no funcionó, que esencialmente algo no se completó en el Edipo. La
DD
psicosis consiste en un agujero, en una falta a nivel del significante.
3
Hay otra forma de defensa además de la provocada por una tendencia o
significación prohibida. Esa defensa consiste en no acercarse al lugar donde no
LA

hay respuesta a la pregunta.


Estamos seguros que los neuróticos se hicieron una pregunta. Los psicóticos, no
es tan seguro. Quizá la respuesta les llegó antes que la pregunta; es una
hipótesis. O bien la pregunta se formuló por sí sola, lo cual no es impensable.
FI

No hay pregunta para un sujeto sin que haya otro a quien se la haya hecho.
También es posible que la pregunta se haya hecho primero, que no sea el sujeto
quien la haya hecho. Como mostré en mis presentaciones de enfermo, lo que


ocurre en la entrada en la psicosis es de este orden.


Pre-psicosis → Un mínimo de sensibilidad que da nuestro oficio, permite
palpar algo que siempre se vuelve a encontrar en lo que se llama la pre-
psicosis, a saber, la sensación que tiene el sujeto de haber llegado al borde
del agujero. Se trata de concebir, no de imaginar, qué sucede para un sujeto
cuando la pregunta viene de allí donde no hay significante, cuando el
agujero, la falta, se hace sentir en cuanto tal.
Taburete de tres pies → Todos los taburetes no tienen cuatro pies. Algunos
se sostienen con tres. Pero, entonces, no es posible que falte ningún otro,
si no la cosa anda muy mal. Pues bien, sepan que los puntos de apoyo
significantes que sostienen el mundillo de los hombrecitos solitarios de la

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


multitud moderna, son muy reducidos en número. Puede que al comienzo
el taburete no tenga suficientes pies, pero que igual se sostenga hasta
cierto momento, cuando el sujeto, en determinada encrucijada de su
historia biográfica, confronta ese defecto que existe desde siempre. Para
designarlo nos hemos contentado por el momento con el término de
Verwerfung.
La falta de un significante → En la psicosis el significante está en causa, y
como el significante nunca está solo, como siempre forma algo coherente
—es la significancia misma del significante— la falta de un significante

OM
lleva necesariamente al sujeto a poner en tela de juicio el conjunto del
significante.
Esta es la clave fundamental del problema de la entrada en la psicosis, de la
sucesión de sus etapas, y de su significación.
¿Qué ocurre cuando la verdad de la cosa falta, cuando ya no hay nada para

ausente?

.C
representarla en su verdad, cuando, por ejemplo, el registro del padre está

El padre no es simplemente un generador. Es también quien posee el


DD
derecho a la madre, y, en principio, en paz. Su función es central en la
realización del Edipo, y condiciona el acceso del hijo —que también es una
función, y correlativa de la primera— al tipo de la virilidad. ¿Qué ocurre si
se produjo cierta falta en la función formadora del padre?
LA

El padre pudo efectivamente tener cierto modo de relación como para que el hijo
realmente adopte una posición femenina, pero no es por temor a la castración.
Todos conocimos esos hijos delincuentes o psicóticos que proliferan a la sombra
de una personalidad paterna de carácter excepcional, de uno de esos monstruos
sociales que se dicen sagrados. Personajes a menudo marcados por un estilo
FI

de brillo y éxito, pero de modo unilateral, en el registro de una ambición o de un


autoritarismo desenfrenados, a veces de talento, de genio. No es obligatoria la
presencia de genio, mérito, mediocridad o maldad; basta con que exista lo
unilateral y lo monstruoso. No por azar una subversión psicopática de la


personalidad se produce especialmente en una situación así.


Supongamos que esa situación entrañe precisamente para el sujeto la
imposibilidad de asumir la realización del significante padre a nivel
simbólico. ¿Qué le queda? Le queda la imagen a la que se reduce la función
paterna. Es una imagen que no se inscribe en ninguna dialéctica triangular,
pero, cuya función de modelo, de alienación especular, le da pese a todo al
sujeto un punto de enganche, y le permite aprehenderse en el plano
imaginario.
La imagen adquiere en sí misma y de entrada la función sexualizada, sin
necesitar intermediario alguno, identificación alguna a la madre o a quien

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


sea. El sujeto adopta entonces esa posición intimidada que observamos en
el pez o en la lagartija. La relación imaginaria se instala sola, en un plano
que nada tiene de típico, que es deshumanizante, porque no deja lugar para
la relación de exclusión recíproca que permite fundar la imagen del yo en
la órbita que da el modelo, más logrado, del otro.
La alienación es aquí radical, no está vinculada con un significado
anonadante como sucede en cierto modo de rivalidad con el padre, sino en
un anonadamiento del significante. Esta verdadera desposesión primitiva
del significante, será lo que el sujeto tendrá que cargar, y aquello cuya

OM
compensación deberá asumir, largamente, en su vida, a través de una serie
de identificaciones puramente conformistas a personajes que le darán la
impresión de qué hay que hacer para ser hombre.
Muletas imaginarias →Así es como la situación puede sostenerse largo
tiempo; como los psicóticos viven compensados, tienen aparentemente
comportamientos ordinarios considerados como normalmente viriles, y, de

.C
golpe, Dios sabe por qué, se descompensan. ¿Qué vuelve súbitamente
insuficiente las muletas imaginarias que permitían al sujeto compensar la
ausencia del significante? ¿Cómo vuelve el significante en cuanto tal a
DD
formular sus exigencias? ¿Cómo interroga e interviene lo que faltó?
Cómo se manifiesta la aparición de la pregunta formulada por la falta del
significante. Se manifiesta por fenómenos de franja donde el conjunto del
significante está puesto en juego. Una gran perturbación del discurso
LA

interior, en el sentido fenomenológico del término, se produce, y el Otro


enmascarado que siempre está en nosotros, se presenta de golpe
iluminado, revelándose en su función propia. Esta función entonces es la
única que retiene al sujeto a nivel del discurso, el cual amenaza faltarle por
completo, y desaparecer. Este es el sentido del crepúsculo de la realidad
FI

que caracteriza la entrada en la psicosis.


XVI SECRETARIOS DEL ALIENADO
1


Aparentemente nos contentaremos con hacer de secretarios del alienado.


Habitualmente se emplea esta expresión para reprochar a los alienistas su
impotencia. Pues bien, no sólo nos haremos sus secretarios, sino que
tomaremos su relato al pie de la letra; precisamente lo que siempre se
consideró que debía evitarse.
De hecho, descubrimos, y no simplemente a propósito de un caso tan notable
como el del presidente Schreber, sino a propósito de cualquiera de estos sujetos,
que si sabemos escuchar, el delirio de las psicosis alucinatorias crónicas
manifiesta una relación muy específica del sujeto respecto al conjunto del

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


sistema del lenguaje en sus diferentes órdenes. Sólo el enfermo puede dar fe de
ello, y lo hace con gran energía.
Erotización → El sujeto da fe efectivamente de cierto viraje en la relación
con el lenguaje, que se puede llamar erotización o pasivización. Su modo
de padecer el fenómeno del discurso en su conjunto nos revela,
ciertamente, unas dimensiones constitutivas, siempre y cuando no
busquemos el menor común denominador entre los psiquismos. Esta
dimensión es la distancia entre la vivencia psíquica y la situación semi-
externa en que, en relación a todo fenómeno de lenguaje, está, no sólo el

OM
alienado, sino todo sujeto humano.
Metodológicamente, tenemos el derecho de aceptar entonces el testimonio del
alienado sobre su posición respecto al lenguaje, y tenemos que tomarlo en
cuenta en el análisis del conjunto de las relaciones del sujeto con el lenguaje.
2

.C
Schreber mismo nos indica que algo en él, en un momento dado, se vio
profundamente perturbado. Cierta fisura apareció en el orden de sus relaciones
con el otro, a la que misteriosamente llama asesinato de alma.
DD
Este queda en la penumbra, nuestra experiencia de las categorías analíticas nos
permite, empero, situarnos al respecto. Se trata de algo que esencialmente está
en relación con los orígenes del yo, con lo que para el sujeto es la elipse de su
ser, con esa imagen en la que se refleja bajo el nombre de yo.
LA

Esta problemática se inserta entre la imagen del yo y esa imagen


sobrelevada, encumbrada con respecto a la primera, la del Otro con
mayúscula, la imago paterna, en tanto instaura la doble perspectiva, dentro
del sujeto, del yo y del ideal del yo, para no hablar en esta ocasión del
FI

superyó. Tenemos la impresión de que en tanto no adquirió, o bien perdió


a ese Otro, que se encuentra con un otro puramente imaginario, el otro
disminuido y caído con quien sólo son posibles relaciones de frustración:
este otro lo niega, literalmente lo mata. Este otro es lo más radical que


puede haber en la alienación imaginaria.


Encontramos luego algunas consideraciones acerca del enlentecimiento de la
cadencia. Es ahí donde debemos hacer avanzar nuestro análisis. Es esencial
para los fenómenos de significación que el significante no se puede cortar. El
significante entraña en sí mismo toda suerte de implicaciones, y no por ser
escuchas o descifradores profesionales pueden en ciertos casos completar la
frase. La unidad de significación muestra de manera permanente al significante
funcionando de acuerdo a ciertas leyes. El hecho de que las voces, en el seno
del delirio, jueguen sobre esta propiedad no puede ser considerado indiferente,
y no podemos eliminar la hipótesis de que el motivo fundamental sea

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


precisamente una relación más radical, más global, con el fenómeno del
significante.
A partir de allí nos preguntaremos por qué el sujeto emplea, en efecto, todas
sus capacidades en la relación con el significante. Se trata tan sólo de
saber qué significa, en la psicosis, el interés electivo por la relación con el
significante.
Por elaborada que parezca, la equivalencia entre los nervios y las palabras
presentificadas está fundada en la experiencia primitiva del sujeto. Los nervios
son ese palabrerío y esos estribillos, esa insistencia verbalizaba que se ha

OM
convertido en su universo. En cambio, al mismo tiempo, las presencias
accesorias de su medio se ven afectadas de irrealidad, y se vuelven hombres
hechos en un dos por tres. Las presencias que cuentan se han vuelto
esencialmente verbales, y la suma de esas presencias verbales es idéntica para
él a la presencia divina, la sola y única presencia que es su correlato y su garante.

.C
La cuestión es saber cuánto vale el testimonio del sujeto. Pues bien, nos da su
experiencia, que se impone como la estructura misma de la realidad para él.
El quinto capítulo concierne particularmente a la lengua llamada
DD
fundamental, de la que, ya les dije, según el testimonio del sujeto, está
hecha de una especie de viejo alemán particularmente sabroso, y
entremezclado de expresiones arcaicas emanadas de las subyacencias
etimológicas de esa lengua.
LA

3
No es que Schreber en ese momento estuviese en conflicto con su padre, quien
había desaparecido hacía ya largo tiempo. No es que estuviese en un momento
de fracaso en el acceso a funciones paternas, puesto que al contrario había
FI

entrado en una etapa brillante de su carrera, y estaba colocado en una posición


de autoridad que parecía exigirle asumir verdaderamente una posición paterna,
ofrecerle un apoyo para idealizar esa posición y referirse a ella. El delirio del
presidente Schreber parece depender pues de un vértigo del éxito más que del


sentimiento de fracaso.
Daré, por mi parte, tres respuestas acerca de la función del padre.
Normalmente, la conquista de la realización edípica la integración y la
introyección de la imagen edípica, se hace a través de la relación agresiva. En
otros términos, la integración simbólica se realiza a través de un conflicto
imaginario.
Hay una vía de otra índole. La experiencia etnológica muestra la importancia, por
más residual que sea, del fenómeno de la couvade: en este caso la realización
imaginaria se hace por la puesta en juego simbólica de la conducta.

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


¿No hay una tercera vía, encarnada de algún modo en el delirio? Esos
hombrecitos son formas de reabsorción, pero también son la representación de
lo que sucederá en el futuro: el mundo será repoblado con hombres-Schreber,
con hombres de espíritu schreberiano, a menudo seres fantasmáticos,
procreación de después del diluvio.
En suma, en la forma normal, el acento recae sobre la realización simbólica del
padre a través del conflicto imaginario; en la forma neurótica o paraneurótica en
la realización imaginaria del padre a través de un ejercicio simbólico de la
conducta. Y aquí ¿qué vemos? Ni más ni menos que la función real de la

OM
generación.
Pero, curiosamente, en el delirio, vemos surgir, en forma imaginaria, la función
real del padre en la generación, al menos si admitimos la identificación que hacen
los analistas entre los hombrecitos y los espermatozoides.
XVII METÁFORA Y METONIMIA (I): «SU GAVILLA NO ERA NI AVARA
NI ODIOSA»

.C 1
DD
El delirante, el psicótico se aferra a su delirio como a algo que es él mismo.
La parte plena de la frase, donde están las palabras-núcleo, como se expresa el
lingüista, que dan el sentido de la frase, no es vivida como alucinatoria. Al
contrario, la voz se detiene para obligar al sujeto a proferir la significación en
juego en la frase.
LA

Ahora, es el momento… ¡de doblegarlo! Esta es la expresión implícita que tiene


peso significativo. Nuestro sujeto nos hace saber que no está alucinado. Está
colocado en el vilo, en lo que queda de vacío después de la parte gramatical o
sintáctica de la frase, formada por palabras auxiliares, articulatorias, conjuntivas
FI

o adverbiales, y verbalizabas de manera súbita y como exterior, en tanto frase


del otro. Es una frase de ese sujeto a la vez vacío y pleno, que llamé el entre-
yo (je) del delirio.


En particular, lo implícito asumió forma alucinatoria y no es dado en voz alta en


la alucinación, es el pensamiento principal. La vivencia delirante del sujeto da en
sí misma su esencia en el fenómeno. Indica que el fenómeno vivido de la
alucinación, elemental o no, carece del pensamiento principal. Nosotros, los
rayos carecemos de pensamientos, vale decir de lo que significa algo.
En relación a la cadena, si puede decirse así, del delirio, el sujeto parece a
la vez agente y paciente. El delirio es más sufrido que organizado por él. Desde
luego, como producto terminado, este delirio hasta cierto punto puede ser
calificado de locura razonante, en el sentido de que su articulación en algunos
aspectos es lógica, pero desde un punto de vista secundario. Que la locura
alcance una síntesis de esta índole, no es un problema inferior al de su existencia

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


misma. Esto se produce en el curso de una génesis que parte de elementos
quizá groseros de esta construcción, pero que, en su forma original, se presentan
como cerrados, e incluso como enigmáticos.
Incubación prepsicótica → Hay primero algunos meses de incubación
prepsicótica en que el sujeto está en un estado profundamente confusional. Es
el momento en que se producen los fenómenos de crepúsculo del mundo, que
caracterizan el inicio de un período delirante. A mediados de marzo de 1894,
entró en el sanatorio de Flechsig. A mediados de noviembre del 93, comienzan
los fenómenos alucinatorios, las comunicaciones verbalizabas que atribuyen a

OM
los diversos escalones de ese mundo fantasmático, formado por dos pisos de la
realidad divina, el reino anterior de Dios y el reino posterior, y de todo tipo de
entidades que están en vías de una reabsorción más o menos avanzada en esa
realidad divina.
Esas entidades, que son las almas, van en sentido opuesto a lo que llama el
orden del universo, noción fundamental en la estructuración de su delirio. En

.C
lugar de tomar el camino de reintegrarse en el Otro absoluto, toman, en cambio,
el de vincularse con Schreber mismo, de acuerdo a formas que varían en el curso
de la evolución del delirio. En el origen, vemos expresado con claridad, en su
DD
experiencia vivida, el fenómeno de la introyección, cuando dice que el alma de
Flechsig le entra de ese modo, y que se asemeja a filamentos de una telaraña,
suficientemente gruesa como para serle inasimilable, que vuelve a salir por su
boca.
LA

De hecho, Schreber estará cada vez más y más integrado a esa palabra ambigua
con la que hace cuerpo y a la que responde con todo su ser. La ama, literalmente,
como a sí mismo. Este fenómeno apenas puede calificarse de diálogo interior,
pues la significación de la preeminencia del juego del significante, cada vez más
vaciado de significación, gira precisamente en torno a la existencia del otro.
FI

¿Cuál es la significación de esta invasión del significante que tiende a


vaciarse de significado a medida que ocupa más y más lugar en la relación
libidinal, e inviste todos los momentos, todos los deseos del sujeto?


Incluso cuando las frases pueden tener un sentido, nunca se encuentra en


ellas nada que se asemeje a una metáfora.
2
Su gavilla no era avara ni odiosa — Víctor Hugo.
La metáfora supone que una significación es el dato que domina y desvía,
rige, el uso del significante, de tal manera que todo tipo de conexión
preestablecida, diría lexical, queda desanudada. Resulta claro, empero, que el
uso de la lengua es susceptible de significación sólo a partir del momento en que
se puede decir Su gavilla no era ni avara ni odiosa, vale decir, en que la
significación arranca el significante de sus conexiones lexicales.

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


Esta es la ambigüedad del significante y el significado. Sin la estructura
significante, es decir, sin la articulación predicativa, sin la distancia mantenida
entre el sujeto y sus atributos, no podría calificarse a la gavilla de avara y odiosa.
Porque hay una sintaxis, un orden primordial de significante, el sujeto es
mantenido separado, diferente de sus cualidades.
Esta fase del simbolismo que se expresa en la metáfora supone la similitud, la
cual se manifiesta únicamente por la posición.
3

OM
Jakobson sostiene que la distribución de determinados trastornos denominados
afasias, debe reverse a la luz de la oposición entre, por una parte, las relaciones
de similitud, o de sustitución, o de elección y también de selección o de
competencia, en suma, de todo lo que es del orden del sinónimo y, por otra, las
relaciones de contigüidad, de alineación, de articulación significante, de
coordinación sintáctica.

.C
Todos conocen la afasia de Wernicke. El afásico encadena una serie de frases
de carácter gramatical extraordinariamente desarrollado. Dirá: Sí, comprendo.
Ayer, cuando estaba allá arriba, ya dijo, y quería, le dije, no es eso, la fecha, no
DD
exactamente, no esa…
El sujeto muestra así un completo dominio de todo lo que es articulación,
organización, subordinación y estructuración de la frase, pero queda siempre al
margen de lo que quiere decir. Ni por un instante se puede dudar que lo que
LA

quiere decir está presente, pero no alcanza a dar una encarnación verbal de
aquello hacia lo que la frase apunta. Si lo enfrentan a ese uso del lenguaje que
la lógica llama metalenguaje, o lenguaje sobre el lenguaje, está perdido.
No se trata de hacer la menor comparación entre un trastorno de este tipo y lo
FI

que sucede en nuestros psicóticos. Pero, cuando Schreber escucha Factum est,
y eso se detiene, es, sin duda alguna, un fenómeno que se manifiesta a nivel de
las relaciones de contigüidad. Las relaciones de contigüidad dominan, como
consecuencia de la ausencia o de una deficiencia de la función de equivalencia


significativa mediante la similitud.


No podemos dejar de tomar en cuenta esta llamativa analogía para oponer
nosotros también, bajo la doble rubrica de la similitud y la contigüidad, lo que
sucede en el sujeto delirante alucinatorio. No podría ponerse mejor en evidencia
la dominancia de la contigüidad en el fenómeno alucinatorio que señalando el
efecto de palabra interrumpida, y de palabra interrumpida tal como
precisamente es dada, es decir, como investida y, digamos, libidinalizada.
Al sujeto se le impone la parte gramatical de la frase, la que sólo existe por su
carácter significante y por su articulación. Esta se transforma en un fenómeno
impuesto en el mundo exterior.

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


El afásico del que hablaba no podía ir al grano. A ello se debe su discurso en
apariencia vacío, que, cosa curiosa, incluso en los sujetos con más experiencia,
en los neurólogos, provoca siempre una risa embarazada. Tenemos enfrente un
personaje que está ahí, sirviéndose de inmensos blablás, extraordinariamente
articulados, a veces ricos en inflexiones, pero que nunca puede llegar al núcleo
de lo que tiene que comunicar. El desequilibrio del fenómeno de contigüidad que
pasa a primer plano en el fenómeno alucinatorio, y a cuyo alrededor se organiza
todo el delirio, no deja de serle análogo.
Habitualmente, siempre colocamos el significado en un primer plano de nuestro

OM
análisis, porque es, ciertamente, lo más seductor, y lo que, en un primer
abordaje, parece ser la dimensión propia de la investigación simbólica del
psicoanálisis. Pero, desconociendo el papel mediador primordial del significante,
desconociendo que el elemento guía es en realidad el significante, no sólo
desequilibramos la comprensión original de los fenómenos neuróticos, la
interpretación misma de los sueños, sino que nos volvemos absolutamente

.C
incapaces de comprender qué sucede en las psicosis.
Metonimia → La forma retórica que se opone a la metáfora tiene un nombre: se
llama metonimia. Designa la sustitución de algo que se trata de nombrar:
DD
estamos en efecto a nivel del nombre. Se nombra una cosa mediante otra que
es su continente, o una parte de ella, o que está en conexión con ella.
Lo que Freud llama condensación en retórica se llama metáfora; lo que llama
desplazamiento, es la metonimia. La estructuración, la existencia lexical del
LA

conjunto del aparato significante son determinantes para los fenómenos


presentes en la neurosis, pues el significante es el instrumento con el que se
expresa el significado desaparecido. Por esta razón, al atraer la atención sobre
el significante, no hacemos más que volver al punto de partida del
descubrimiento freudiano.
FI

Psicosis: invasión psicológica del significante → La semana que viene,


retomaremos la cuestión estudiando por qué en la psicosis esos juegos
significantes terminan ocupando por completo al sujeto. En este caso no se trata


del mecanismo de la afasia sino de cierta relación al otro como faltante,


deficiente. A partir de la relación del sujeto con el significante y con el otro, con
los diferentes pisos de la alteridad, otro imaginario y Otro simbólico, podremos
articular esa intrusión, esa invasión psicológica del significante que se llama la
psicosis.
XVIII METÁFORA Y METONIMIA (II): ARTICULACIÓN SIGNIFICANTE Y
TRANSFERENCIA DE SIGNIFICADO
1
Afasia → Se expresan admirablemente sobre el tema sin poder decir palabra,
sirviéndose de toda una articulación sintáctica extremadamente matizada

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


apuntando a algo, cuyo nombre o indicación precisa tienen en la punta de la
lengua, pero son incapaces de hacer otra cosa más que girar a su alrededor.
Cautiva aquí, la permanencia de la intencionalidad del sujeto a pesar de esa
impotencia verbal localizada.
Afasia sensorial → El lenguaje de un afásico sensorial es un lenguaje de
paráfrasis. Su jerganofasia se caracteriza por la abundancia y la facilidad de la
articulación y despliegue de las frases, por parcelarias que resulten en último
término. La paráfrasis se opone directamente a la metáfrasis, si llamamos así a
todo lo que es del orden de una traducción literal. Esto significa que si le piden

OM
que traduzca, de un sinónimo, que repita la misma frase, aún la que acaba de
decir, será incapaz de hacerlo. Puede encadenar, sobre vuestro discurso o el
suyo, pero tiene las mayores dificultades para comentar un discurso.
Afasia motora → Junto a la afasia sensorial, existe la que burdamente se llama
motora. Comienza con los trastornos del agramatismo, bien conocidos ahora, y

.C
llega a una extrema reducción del stock verbal; en la imagen inmortalizada, es el
famoso lápiz que ya no puede sacar. Se ve perturbada la contigüidad.
La noción ingenua querría que hubiese superposición, un calco entre el orden de
DD
las cosas y el orden de las palabras. Se cree haber dado un gran paso diciendo
que el significado nunca alcanza su meta sino por intermedio de otro significado,
remitiendo a otra significación: es sólo el primer paso, y no se ve que sea
necesario dar otro. Hay que percatarse de que sin la estructuración del
significante, ninguna transferencia de sentido sería posible.
LA

2
Vinculo posicional → Primero el vínculo posicional, que es el fundamento del
vínculo que hace poco llamé proposicional. En una determinada lengua, instaura
FI

esa dimensión esencial que es el orden de las palabras. Para que lo comprendan
basta recordarles que Pedro pega a Pablo no es equivalente a Pablo pega a
Pedro.
Todo lenguaje implica un metalenguaje, es ya metalenguaje por su propio


registro. Todo lenguaje implica metáfrasis y metalengua, el lenguaje que habla


del lenguaje, porque debe virtualmente traducirse. La transferencia de
significado, tan esencial en la vida humana, sólo es posible debido a la estructura
del significante. Métanse bien en la cabeza que el lenguaje es un sistema de
coherencia posicional.
3
En el niño prevalece la metonimia sobre la metáfora.
Este fenómeno puede producirse en base a la articulación metonímica. Primero
es necesario que la coordinación significante sea posible para que las

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


transferencias de significado puedan producirse. La articulación formal del
significante es dominante respecto a la transferencia del significado.
¿Cómo formular ahora la pregunta acerca de la repercusión de toda perturbación
de la relación con el otro en la función del lenguaje? Así como metáfora y
metonimia se oponen, así se oponen las funciones fundamentales de la palabra:
las palabras fundantes y las contraseñas.
El fenómeno delirante, por cierto, desnuda en todos los niveles la función
significante en cuanto tal.

OM
Voy a dar otro ejemplo. Conocen esas famosas equivalencias que el delirante
Schreber dice son formuladas por los pájaros del cielo, desfilando en el
crepúsculo. Encontramos en ellas las asonancias: Santiago o Cartago,
Chinesenthum o Jesus-Christum. ¿Es simplemente lo absurdo lo que podemos
retener ahí? El hecho que impacta a Schreber es que los pájaros del cielo no
tienen cerebro. Freud no tiene dudas al respecto: son jovencitas.

.C
Pero lo importante no es la asonancia sino la correspondencia término a término
de elementos de discriminación muy cercanos, que sólo tienen alcance, para un
políglota como Schreber, dentro del sistema lingüístico alemán.
DD
Lo buscado es del orden del significante, es decir de la coordinación fonemática.
La promoción del significante en cuanto tal, la puesta en claro de esa sub-
estructura siempre oculta que es la metonimia, es la condición de toda
investigación posible de los trastornos funcionales del lenguaje en la neurosis y
LA

la psicosis.
XIX CONFERENCIA: FREUD EN EL SIGLO
¿Cómo pudo omitirse el papel fundamental de la estructura del significante?
FI

Evidentemente, comprendemos por qué. Lo que se expresa en el seno del


aparato y del juego del significante es algo que sale del fondo del sujeto, algo
que puede llamarse su deseo. A partir del momento en que el deseo está
capturado por el significante, es un deseo significado. Y todos estamos entonces


fascinados por la significación de ese deseo. Y olvidamos, a pesar de que Freud


lo recuerda, el aparato del significante.

La originalidad de Freud es el recurso de la letra.


No basta decir que es su deseo, pues su deseo es libido, cosa que, no lo
olvidemos, quiere decir ante todo antojo, deseo desmedido, porque habla.
Hay una doble alienación en el movimiento de la teoría freudiana. Está el otro
como imaginario: de ningún modo puedo esperar mi realización y mi unidad del
reconocimiento de un otro que está capturado conmigo en una relación de
espejismo. Está también el otro que habla desde mi lugar, aparentemente, ese

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


otro que está en mí. Es un otro cuya índole es totalmente diferente que la del
otro, mi semejante.
Si aún hubiese que confirmarlo, sólo tendríamos que señalar de qué modo se
prepara la técnica de la transferencia. Todo está hecho para evitar la relación yo
a yo, el espejismo imaginario que podría establecerse con el analista. El sujeto
no está cara a cara con el analista. Todo está hecho para borrar todo lo que
tenga que ver con una relación dual, de semejante a semejante. Por otra parte,
la técnica analítica deriva de la necesidad de una oreja, de un otro oyente. El
análisis del sujeto sólo puede realizarse con un analista. Esto nos recuerda que

OM
el inconsciente es esencialmente palabra, palabra del otro, y sólo puede ser
reconocida cuando el otro se la devuelve a uno.
. Freud personalmente sólo se formuló una única pregunta: ¿cómo ese sistema
del significante sin el cual no hay encarnación posible, ni de la verdad, ni de la
justicia, cómo ese logos literal puede tener influencia sobre un animal que ni sabe
qué hacer con él, ni puede curarse de él?, ya que en grado alguno interesa sus

.C
necesidades. Es, sin embargo, precisamente esto lo que hace el sufrimiento
neurótico.
DD
El hombre está poseído efectivamente por el discurso de la ley, y con él se
castiga, en nombre de esa deuda simbólica que no cesa de pagar cada vez más
en su neurosis.
¿Cómo puede establecerse esta captura, cómo entra el hombre en esa ley,
que le es ajena, con la que, como animal, nada tiene que ver? Para
LA

explicarlo Freud construye el mito del asesinato del padre.


El psicoanálisis debería ser la ciencia del lenguaje habitado por el sujeto. En la
perspectiva freudiana, el hombre, es el sujeto capturado y torturado por el
lenguaje.
FI

En la perspectiva freudiana de la relación del hombre con el lenguaje, ese ego


no es para nada unitario, sintético, está descompuesto, complejificado en
distintas instancias, el yo, el superyó, el ello.


LOS ENTORNOS DEL AGUJERO


XX EL LLAMADO, LA ALUSIÓN
Freud no ignoraba qué es verdaderamente la estructura jeroglífica. Estaba
enamorado de todo lo que tenía que ver con la cultura del antiguo Egipto. Muy a
menudo hace referencia al estilo, a la estructura significante de los jeroglíficos, y
al modo de pensamiento, a veces contradictorio, superpuesto, de las creencias
de los antiguos egipcios. Se refiere a ellos con agrado para dar, por ejemplo, una
imagen expresiva de tal o cual modo de coexistencia de conceptos
contradictorios en los neuróticos.

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


Al final del mismo texto, evoca el lenguaje de los síntomas y habla de la
especificidad de la estructuración significante en las diferentes formas de
neurosis y psicosis. De golpe, entonces, compara con sorprendente concisión
las tres grandes neuropsicosis. Por ejemplo, dice, lo que en una histérica se
figura mediante el vómito, en el obsesivo se exteriorizará mediante unas penosas
medidas protectoras contra la infección, y moverá al parafrénico a quejarse o a
sospechar que lo envenenan. Lo que aquí halla expresión tan diferente es el
deseo, reprimido en lo inconciente, de preñez, o alternativamente la defensa de
la persona enferma frente a esa preñez.

OM
1
La noción que tenemos de la realidad como aquello en torno a lo cual giran los
fracasos y tropiezos de la neurosis, no debe desviarnos de observar que la
realidad con que nos enfrentamos está sostenida, tramada, constituida por
una trenza de significantes. Para saber qué decimos cuando decimos, por
ejemplo, que en la psicosis algo llega a faltar en la relación del sujeto con la

.C
realidad, debemos delimitar la perspectiva, el plano, la dimensión propia de la
relación del sujeto con el significante. Se trata, en efecto, de una realidad
estructurada por la presencia de cierto significante que es heredado,
DD
tradicional, transmitido: ¿cómo? Por supuesto, por el hecho de que
alrededor del sujeto, se habla.
Si admitimos ahora, como un hecho corriente en la experiencia, que no haber
atravesado la prueba del Edipo, no haber visto abrirse ante sí sus conflictos y
LA

sus impases, no haberlos resuelto, deja al sujeto con cierto defecto, con cierta
impotencia para precisar esas justas distancias que se llaman realidad humana,
es ciertamente porque creemos que la realidad implica la integración del
sujeto a determinado juego de significantes.
FI

Indicamos al pasar que lo que caracteriza la posición histérica es una pregunta


que se relaciona justamente con los dos polos significantes de lo masculino y lo
femenino. El histérico la formula con todo su ser: ¿cómo se puede ser varón o
ser hembra? Esto implica, efectivamente, que el histérico tiene de todos modos


la referencia. La pregunta es aquello en lo cual se introduce y se conserva toda


la estructura del histérico, con su identificación fundamental al individuo del sexo
opuesto al suyo, a través de la cual interroga a su propio sexo. A la manera
histérica de preguntar o… o… se opone la respuesta del obsesivo, la
denegación, ni… ni… ni varón ni hembra. Esta denegación se hace sobre el
fondo de la experiencia mortal y el escamoteo de su ser a la pregunta, que es un
modo de quedar suspendido de ella. El obsesivo precisamente no es ni uno ni
otro; puede también decirse que es uno y otro a la vez.
En mi discurso sobre Freud de hace quince días, hablé del lenguaje en tanto
habitado por el sujeto, quien toma en él la palabra, más o menos, con todo su
ser, es decir, en parte sin saberlo. ¿Cómo no ver en la fenomenología de las

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


psicosis que todo, desde el comienzo hasta el final, tiene que ver con
determinada relación del sujeto con ese lenguaje promovido de golpe a primer
plano de la escena, que habla por sí solo, en voz alta, tanto en su sonido y furia,
como en su neutralidad? Si el neurótico habita el lenguaje, el psicótico es
habitado, poseído por el lenguaje.
Lo que ocupa el primer plano muestra que el sujeto está sometido a una prueba,
al problema de alguna falta que concierne al discurso permanente que sostiene
lo cotidiano, el material bruto de la experiencia humana. Del monólogo
permanente algo se desprende, que aparece como una especie de música

OM
polivocal. Su estructura merece que nos detengamos a preguntarnos por qué
está hecha así.
En el orden de los fenómenos es algo que inmediatamente se presenta
como estructurado. A los fenómenos elementales es mas fecundo
concebirlos en términos de estructura interna del lenguaje.

.C
Es preciso vincular el núcleo de la psicosis con una relación del sujeto con
el significante en su aspecto más formal, en su aspecto de puro
significante, y que todo lo que se construye a su alrededor no son más que
DD
reacciones de afecto al fenómeno primero, la relación con el significante.
“Tomar la palabra” → ¿No palpamos ahí en nuestra experiencia misma, y sin
tener que buscar demasiado lejos, lo que está en el centro de la entrada en la
psicosis? Es lo más arduo que puede proponérsele a un hombre, y a lo que su
ser en el mundo no lo enfrenta tan a menudo: es lo que se llama tomar la palabra,
LA

quiero decir la suya, justo lo contrario a decirle sí, sí, sí a la del vecino. Esto no
se expresa forzosamente en palabras. La clínica muestra que es justamente en
ese momento, si se sabe detectarlo en niveles muy diversos, cuando se declara
la psicosis.
FI

Si admitimos que el desfallecimiento del sujeto en el momento de abordar


la palabra verdadera sitúa su entrada, su deslizamiento, en el fenómeno
crítico, en la fase inaugural de la psicosis, podemos entrever como esto se
une con lo que hemos elaborado.


2
La noción de Verwerfung indica que previamente ya debe haber algo que
falta en la relación con el significante, en la primera introducción a los
significantes fundamentales.
Esta es, evidentemente, una ausencia irreparable para toda búsqueda
experimental. No hay ningún medio de captar, en el momento en que falta, algo
que falta. En el caso del presidente Schreber sería la ausencia del significante
masculino primordial, al que pudo parecer igualarse durante años: parecía
sostener su papel de hombre, y ser alguien, igual a todo el mundo. La virilidad
también significa algo para él, porque también es objeto de sus vivas protestas

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


en el momento de irrupción del delirio, que de entrada se presenta bajo la forma
de una pregunta sobre el sexo, un llamado que le viene desde fuera como en
el fantasma: qué bello sería ser una mujer sufriendo el acoplamiento. El
desarrollo del delirio expresa que no hay para él ningún otro modo de realizarse,
de afirmarse como sexual, sino admitiéndose como una mujer, como
transformado en mujer. Este es el eje del delirio. Porque deben distinguirse dos
planos.
Por una parte, la progresión del delirio revela la necesidad de reconstruir el
cosmos, la entera organización del mundo, en torno a esto; hay un hombre que

OM
sólo puede ser la mujer de un Dios universal. Por otra, no olvidemos que este
hombre parecía saber en su discurso común, hasta la época crítica de su
existencia, como todo el mundo, que era un hombre, y lo que en algún lado llama
su honor de hombre clama a voz en cuello, cuando de golpe llega a ser
cosquilleado con cierta fuerza por la entrada en juego del enigma del Otro
absoluto, quien surge con las primeras campanadas de delirio.

.C
Otro con minúscula / Otro absoluto → El primero, el otro con a minúscula, es
el otro imaginario, la alteridad en espejo, que nos hace depender de la
forma de nuestro semejante. El segundo, el Otro absoluto, es aquel al que
DD
nos dirigimos más allá de ese semejante, aquel que estamos obligados a
admitir más allá de la relación de espejismo, aquel que frente a nosotros
acepta o rechaza, aquel que en ocasiones nos engaña, del que nunca
podemos saber si no nos engaña, aquel a quien siempre nos dirigimos. Su
existencia es tal que el hecho de dirigirse a él, de tener un lenguaje con él,
LA

es más importante que todo lo que puede estar en juego entre él y nosotros.
En efecto, hay una discordancia patente entre la posición freudiana según la cual
el recién nacido, a su entrada al mundo, está en una relación llamada
autoerótica, o sea una relación en la que el objeto no existe, y la observación
FI

clínica de que desde el inicio de la vida, sin duda, tenemos todos los signos de
que toda clase de objetos existen para el recién nacido. Esta dificultad sólo
puede solucionarse distinguiendo el otro imaginario, en tanto estructuralmente
es la forma originaria del campo en que se estructura para el recién nacido


humano una multiplicidad de objetos, y el Otro absoluto, el Otro con A


mayúscula, que es, sin duda, hacia lo que Freud apunta —los analistas luego lo
descuidaron— cuando habla de la no existencia, en el origen, de ningún Otro.
Existe una buena razón para esto, que este Otro está todo en sí, dice Freud,
pero a la vez esta enteramente fuera de sí.
Amor muerto → ¿Qué diferencia a alguien que es psicótico de alguien que
no lo es? La diferencia se debe a que es posible para el psicótico una
relación amorosa que lo suprime como sujeto, en tanto admite una
heterogeneidad radical del Otro. Pero ese amor es también un amor muerto.
El psicótico ama su delirio como a sí mismo.

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


El psicótico sólo puede captar al Otro en la relación con el significante, y sólo se
detiene en una cáscara, una envoltura, una sombra, la forma de la palabra.
Donde la palabra está ausente, allí se sitúa el Eros del psicótico, allí encuentra
su supremo amor.
Proliferación imaginaria → ¿Qué atisbamos de la entrada en la psicosis? En
función de determinado llamado al que el sujeto no puede responder, se
produce una proliferación imaginaria de modos de ser que son otras tantas
relaciones con el otro con minúscula, proliferación que sostiene cierto
modo del lenguaje y la palabra.

OM
3
Desde el origen, subrayé la intrusión de lo que Schreber llama la lengua
fundamental, que es afirmada como una especie de significante
particularmente pleno.
Ese viejo alemán, dice, está lleno de resonancias por su nobleza y sencillez. Hay

.C
pasajes donde las cosas llegan mucho más lejos: Schreber atribuye el
malentendido con Dios al hecho de que éste no sabe distinguir entre lo que
expresa los verdaderos sentimientos de las almitas, y por lo tanto, del sujeto, y
DD
el discurso en que se expresa comúnmente en el curso de sus relaciones con
los otros. Traza así, literalmente, la distinción entre el discurso inconsciente que
el sujeto expresa con todo su ser y el discurso común.
Freud lo dice en algún lado: hay más verdad psicológica en el delirio de Schreber
LA

que en lo que dicen los psicólogos. Esta es la apuesta de Freud. Schreber es


más veraz que todo lo que sobre él pueden decir los psicólogos. Sabe mucho
más sobre los mecanismos y sentimientos humanos que los psicólogos. Si Dios
no presta atención a las necesidades cotidianas del hombre, si nada comprende
del hombre, es porque lo comprende demasiado bien. Prueba de ello es que
FI

introduce en la lengua fundamental lo que ocurre mientras el hombre duerme, es


decir sus sueños. Schreber señala esto como si hubiese leído a Freud.
A esto se opone desde el comienzo una vertiente del significante dada por sus


cualidades, su densidad propia. No por su significación, sino por su significancia.


El significado está vacío, el significante es retenido por sus cualidades
puramente formales, que sirven, por ejemplo, para hacer series. Es el
lenguaje de los pájaros del cielo, el discurso de las jovencitas, al que Schreber
le otorga el privilegio de carecer de significación.
Entre estos dos polos se sitúa el registro en el que se juega la entrada en la
psicosis: la palabra reveladora, que abre una nueva dimensión y que da un
sentimiento de comprensión inefable, que no recubre nada de lo experimentado
hasta entonces, y, por otro lado, el estribillo, el refrán.
A partir del momento de lo que llamo la campanada de entrada en la psicosis, el
mundo cae en la confusión, y podemos seguir paso a paso como lo reconstruye

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


Schreber, en una actitud de consentimiento progresivo, ambiguo, reticente,
reluctant, como se dice en inglés. Admite poco a poco que el único modo de salir
de ella, de salvar cierta estabilidad en sus relaciones con las entidades
invasoras, deseantes, que son para él los soportes del lenguaje desencadenado
de su tumulto interior, es aceptar su transformación en mujer. ¿Después de todo,
acaso no vale más la pena ser una mujer de espíritu que un hombre cretinizado?
Su cuerpo es así invadido progresivamente por imágenes de identificación
femenina a las que le abre la puerta, deja que lo tomen, se hace poseer,
remodelar por ellas. En algún lado, en una nota, existe la noción de dejar entrar
en él las imágenes. A partir de ese momento reconoce que el mundo

OM
aparentemente no parece haber cambiado tanto desde el inicio de su crisis:
retorno de cierto sentimiento sin duda problemático, de la realidad.
Tratándose de la evolución del delirio, conviene señalar que primero se producen
las manifestaciones plenas de la palabra, las cuales le resultan satisfactorias.
Pero a medida que su mundo se reconstruye en el plano imaginario, el sentido

.C
retrocede a otros lugares. La palabra se produce primero en lo que llama los
reinos de Dios anterior, adelante. Luego, Dios retrocede en el espacio,
alejamiento, y lo que corresponde a las primeras grandes intuiciones delirantes
DD
se escabulle cada vez más. A medida que reconstruye su mundo, lo que está
cerca de él, y con lo que tiene que enfrentarse, la palabra de ese Dios interior
con el que tiene esa singular relación que es una imagen de la copulación, como
lo muestra el primer sueño de invasión de la psicosis, ese Dios entra en el
universo del machaque, del estribillo, del sentido vacío y de la objetivación.
LA

En el espacio vibrante de su introspección, lo que llama la toma de notas


connota de ahí en más a cada instante sus pensamientos, los registra y los
avala. Hay ahí un desplazamiento en la relación del sujeto con la palabra.
ALUSIÓN → Los fenómenos alucinatorios hablados que tienen para el sujeto un
FI

sentido en el registro de la interpelación, de la ironía, del desafío, de la alusión,


aluden siempre al Otro con A mayúscula, como término siempre presente, pero
nunca visto y nunca nombrado, más que de modo indirecto.
Hay pronombres personales que se declinan, yo, me, tú, te, él, le, etcétera. En


el registro me, te, le, el pronombre personal es pasible de ser elidido, en el otro,
yo (moi), tú (toi), él (lui), no se eliden.
¿Ven la diferencia? Yo lo quiero (je le veux) o yo quiero a él (je veux fui) o a ella
(je veux elle), no son lo mismo.
XXI EL PUNTO DE ALMOHADILLADO
1
Les recuerdo que al final del período en que se disuelve para él el mundo exterior,
y arraigándose en ese período, aparece en Schreber una estructuración de las

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


relaciones del significante y del significado que se presenta así: siempre hay dos
planos.
Sin duda, siempre están indefinidamente subdivididos en su interior mismo. Pero
el esfuerzo de Schreber por situar siempre un plano anterior y un plano más allá,
le es impuesto evidentemente por su experiencia, y ella nos guía hacia algo
verdaderamente fundamental en la estructura psicótica. Se los hice palpar de
manera inmediata en mi presentación.
En uno de los dos planos se producen sobre todo fenómenos considerados por
el sujeto como neutralizados, que significan cada vez menos un verdadero otro,

OM
palabras, dice, aprendidas de memoria, machacadas por quienes se las repiten,
pájaros del cielo que no saben lo que dicen. Este término de pájaro conduce a la
cotorra; se trata de la transmisión de algo vacío que deja al sujeto hastiado y
agotado. Estos fenómenos se sitúan en su nacimiento en el limite de la
significación, pero rápidamente se vuelven todo lo contrario: residuos, desechos,
cuerpos vacíos.

.C
Frases interrumpidas → Estas frases detenidas están suspendidas en
general en el momento en que la palabra plena que les daría su sentido aún
DD
falta, pero está implícita.
Lo que primero se manifiesta, al inicio del delirio, como un modo de expresión
inefable y sabroso, se aleja, se vuelve enigmático, pasa a los reinos posteriores
de Dios, a cuyo nivel se multiplican las voces inoportunas y absurdas. Detrás
todavía de esas voces, hay ahí otras voces que se expresan con fórmulas
LA

cautivantes. Recordaré una que no es de las menos impactantes: Ahora nos


falta… el pensamiento principal. Se trata efectivamente de la fe, de la buena fe
mínima implícita en el reconocimiento del otro.
En tal momento de sus alucinaciones llega mucho más lejos aún. Tenemos la
FI

muy singular expresión […]. Es una palabra rara, extremadamente difícil de


traducir. Luego de consultar con personas que saben de ello, llegué a la idea de
que se trata nada menos que de lo que llamo la palabra de base, la clave, la
clavija última, más que la solución.


Escisión y sentido → El relieve esencial me parece es el retroceso o migración


del sentido, su escamoteo en un plano que el sujeto se ve llevado a situar como
un trasfondo. Dos estilos, dos claves se oponen. Por un lado, la escansión,
que juega con las propiedades del significante, con la interrogación
implícita que ella supone, y que llega hasta la constricción. Por otro, el que
por naturaleza se sustrae, se perfila como algo que se sustrae, pero que se
plantea al mismo tiempo como un sentido extremadamente pleno cuya fuga
aspira al sujeto hacia lo que sería el núcleo del fenómeno delirante, su
ombligo. Freud habla del ombligo del sueño: el sentido del sueño parece
culminar en un agujero, un nudo, más allá del cual el sueño parece
relacionarse verdaderamente con el corazón del ser.

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


¿A fin de cuentas, acaso no sabemos que, en las significaciones que orientan la
experiencia analítica, ese significante está dado por el cuerpo propios? ¿E,
inversamente, cuando habla de ese significante del que tal elemento se
encuentra ausente, no coloca, por una de esas vueltas de prestidigitación cuyo
secreto tiene, la significación en la cumbre del significante? Es siempre un juego
de prestidigitación de un registro al otro según las necesidades de la
demostración.
Las significaciones elementales que llamamos deseo, o sentimiento, o
afectividad, esas fluctuaciones, esas sombras, incluso esas resonancias, tienen

OM
cierta dinámica que sólo se explica en el plano del significante en tanto este es
estructurante.
El significante no sólo da la envoltura, el recipiente de la significación, la polariza,
la estructura, la instala en la existencia.
2

.C
El punto de almohadillado es la palabra temor, con todas sus connotaciones
trans-significativas. Alrededor de ese significante, todo se irradia y se organiza,
cual si fuesen pequeñas líneas de fuerza formadas en la superficie de una trama
DD
por el punto de almohadillado. Es el punto de convergencia que permite situar
retroactivamente y prospectivamente todo lo que sucede en ese discurso.
3
El esquema del punto de almohadillado es esencial en la experiencia
LA

humana.
¿Por qué ese esquema mínimo de la experiencia humana, que Freud nos dio en
el complejo de Edipo, conserva para nosotros su valor irreductible y sin embargo
enigmático? ¿Y, por qué este privilegio del complejo de Edipo? ¿Por qué quiere
FI

siempre Freud, con tanta insistencia, encontrarlo por doquier? ¿Por qué es ese
un nudo que le parece tan esencial que no puede abandonarlo en la más mínima
observación particular? Porque la noción del padre, muy cercana a la del
temor de Dios, le da el elemento más sensible de la experiencia de lo que


llamé el punto de almohadillado entre el significante y el significado.


En la experiencia psicótica el significante y el significado se presentan en forma
completamente dividida.
Puede creerse que en una psicosis todo está en el significante. Todo parece
estar ahí. El presidente Schreber parece comprender perfectamente bien qué es
ser ensartado por el profesor Flechsig, y otros que lo sustituyen.
¿Dónde, en el significante, está la persona? ¿Cómo se mantiene en pie un
discurso? ¿Hasta qué punto un discurso que parece personal puede, nada
menos que en el plano del significante, llevar huellas suficientes de
impersonalización como para que el sujeto no lo reconozca como suyo?

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


El sujeto no se despersonaliza en su discurso de cualquier manera.
¿Dónde están en el esquema que les di ese yo (je) y ese tú? ¿Imaginan quizá
que el tú está ahí, a nivel del gran Otro? En modo alguno. Por ahí
comenzaremos; el tú en su forma verbalizaba para nada recubre ese polo que
llamamos el gran A.
XXII «TÚ ERES EL QUE ME SEGUIRÁS»
1
El Otro es un lugar → Luego, el Otro es el lugar donde se constituye el yo (je)

OM
que habla con el que escucha. Digo esto luego de algunos comentarios sobre el
hecho de que siempre hay un Otro más allá de todo diálogo concreto, de todo
juego interpsicológico. Decir que el Otro es el lugar donde se constituye el
que habla con el que escucha es algo muy diferente que partir de la idea de
que el otro es un ser.

.C
Se nos hace ver que el dominio del tú y del yo (je) no es adquirido de inmediato
por el niño, adquisición que se resume para el niño a fin de cuentas, en poder
decir yo (je) cuando le dijeron tú, en comprender que cuando se le dice tú vas a
DD
hacer esto, él debe decir en su registro yo voy a hacer esto.
Tomemos nuestro caso Schreber, para quien toda la humanidad pasó un tiempo
en estado de sombras hechas a la ligera; pues bien, hay claramente un otro para
él, un otro singularmente acentuado, un Otro absoluto, un Otro totalmente
radical, un Otro que no es ni un lugar, ni un esquema, un Otro de quien afirma
LA

que es un ser viviente a su manera y que cuando se ve amenazado es capaz de


egoísmo como los otros vivientes. Dios, cuando se ve amenazado en su
independencia por ese desorden del que es el primer responsable, manifiesta
reacciones espasmódicas de defensa. No obstante, la alteridad que conserva es
FI

tal que permanece ajeno a las cosas vivientes, y sobre todo desprovisto de toda
comprensión respecto a las necesidades vitales de nuestro Schreber.
Que hay para Schreber un otro que es uno, ya lo indica el inicio singularmente
picante, humorístico, de uno de los capítulos de sus Memorias, donde dice que


en modo alguno es él un paranoico. El paranoico es alguien que relaciona


todo consigo mismo, es alguien cuyo egocentrismo es invasor pero yo,
dice, soy completamente diferente, es el Otro quien relaciona todo
conmigo. Hay un Otro, y esto es decisivo, estructurativo.
El Otro debe ser considerado primero como un lugar, el lugar donde se
constituye la palabra.
La palabra los transforma, dándoles cierta relación justa, pero una distancia que
no es simétrica, una relación que no es recíproca. En efecto, el yo (je) nunca está
donde aparece en forma de un significante particular. El yo (je) está siempre ahí
a título de presencia que sostiene el conjunto del discurso, en estilo directo o en

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


estilo indirecto. El yo (je) es el yo (je) del que pronuncia el discurso. Todo lo que
se dice tiene bajo sí un yo (je) que lo pronuncia. En el interior de esa enunciación
aparece el tú.
2
Ese tú, sería un error desconocer que también está ahí como observador: ve
todo, escucha todo, anota todo. Es precisamente lo que ocurre en Schreber, y
es su modo de relación con eso que se expresa en él mediante ese tú incansable,
incesante, que lo incita a respuestas sin sentido alguno.

OM
Nada es menos sospechoso que lo que se nos presenta por intermedio de este
tú.
Es increíble que podamos olvidar esa arista primera que nuestra experiencia
analítica manifiesta: el tú está ahí como un cuerpo extraño.
Cuando el sentimiento de extrañeza afecta en algún lado, nunca es por el lado

.C
del superyó; es siempre el yo quien se siente perdido, es el yo quien pasa al
estado tú, es el yo quien se cree en estado de doble, es decir expulsado de
casa, mientras el tú queda dueño de las cosas.
DD
Si ella surge, si ella nace, es siempre a causa de un modo de aparición de la
palabra que podemos llamar de diferentes modos, la misión, el mandato, la
delegación, o incluso por referencia a Heidegger, la devolución. Es el
fundamento o la palabra fundante: Tú eres esto, mi mujer, mi amo, mil otras
cosas. Ese tú eres esto, cuando lo recibo, me hace en la palabra otro que lo
LA

que soy.
¿Quién lo pronuncia? ¿Ese tú es el mismo que el tú que navega libremente en
los ejemplos que di? ¿Esta misión es respecto a la pregunta, fenoménicamente,
primitiva o secundaria?
FI

La pregunta tiende a surgir cuando tenemos que responder a la misión. El tercero


allí en juego —lo señalo al pasar— en nada se asemeja a un objeto, el sujeto se
refiere siempre al discurso mismo. Al tú eres mi amo, responde un cierto ¿qué


soy?, ¿qué soy para serlo si es que lo soy? Ese lo no es el amo tomado como
objeto, es la enunciación total de la frase que dice soy tu amo, como si tu amo
tuviese sentido por el sólo homenaje que de el recibo. ¿Qué soy para ser lo que
tú acabas de decir?
4
¿Qué sucede cuando el significante que está en juego, el centro
organizador, el punto de convergencia significativa que constituye, es
evocado, pero falta?
Basta situar nuestra fórmula sobre el esquema que di como siendo el de la
palabra. Tú eres el que me seguirá por doquier. Naturalmente el S y el A son

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


siempre recíprocos, y en la medida en que es el mensaje del otro el que funda lo
que recibimos, el A está a nivel del tú, el a' minúscula a nivel de el que me, y el
S a nivel de seguirás.
¿Qué sucede si falta el significante que da su peso a la frase, y su acento al tú?
¿Si ese significante es escuchado, pero si nada en el sujeto puede responderle?
La función de la frase se reduce entonces al sólo alcance del tú, significante libre,
no enganchado en ningún lado. No hay ningún tú electivo. El tú es exactamente
aquel al que me dirijo, y nada más. Si digo tú eres, el tú es el que muere.
Exactamente esto se observa en las frases interrumpidas de Schreber, que se

OM
detienen justamente en el punto en que va a surgir un significante que
permanece problemático, cargado de una significación cierta, pero no se sabe
cuál. Significación irrisoria, que indica la hiancia, el agujero, donde nada
significante puede responder en el sujeto.
Justamente en la medida en que ese significante es llamado, evocado,
interesado, surge a su alrededor el puro y simple aparato de la relación al otro,

.C
el farfulleo vacío: Tú eres el que me… El tipo mismo de la frase interrumpida del
presidente Schreber produce, obviamente, una presencia del otro tanto más
radical, tanto más radicalmente otra, puesto que no hay nada que la sitúe a nivel
DD
significante, con lo cual el sujeto podría de algún modo coordinarse. Schreber
lo dice: si por un instante el Otro lo abandona, lo deja caer, se produce una
verdadera descomposición. Esta descomposición del significante se
produce alrededor de un punto de llamado constituido por la falta, la
desaparición, la ausencia de determinado significante en tanto que en un
LA

momento dado, fue llamado en cuanto tal.


¿Cuál fue en el caso del presidente Schreber la significación que fue abordada
así? ¿Qué significante fue llamado entonces, cuya falta produjo una tal
conmoción en un hombre que hasta ese momento se había acomodado
FI

perfectamente al aparato del lenguaje, en tanto establecía la relación corriente


con sus semejantes? ¿La ausencia de qué significante puede explicar que el
machaqueo de la palabra se vuelva para él el modo de relación electivo a un
Otro, que la alteridad se vea reducida al registro único de la alteridad absoluta,


quebrando, disipando la alteridad de todos los seres de su ambiente?


Las palabras claves, las palabras significantes del delirio de Schreber, el
asesinato de almas, la asunción de nervios, la voluptuosidad, la beatitud, y mil
otros términos, giran en torno al significante fundamental, que nunca es
dicho, y cuya presencia ordena, es determinante. Él mismo lo dice. A título
indicativo, y para reasegurarlos mostrando que estamos en un terreno que es el
nuestro, diré que, en toda la obra de Schreber, su padre está citado tan sólo una
vez.

XXIII LA CARRETERA PRINCIPAL Y EL SIGNIFICANTE «SER PADRE»

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


3
La carretera, ese sí es un significante que merece ser tomado en cuanto tal: la
carretera, la carretera principal en la que ruedan con sus diversos medios de
locomoción. No es lo mismo una sucesión de carreteras secundarias que una
carretera principal.
Suceden muchas cosas más en la carretera principal. Sucede que vayamos a
pasear por la carretera principal, en forma expresa y deliberada, para hacer luego
el mismo camino en sentido contrario. Este movimiento de ida y vuelta es
también del todo esencial, y nos lleva por el camino de esta evidencia: que la

OM
carretera principal es un paraje, en torno al cual no sólo se aglomeran todo
tipo de habitaciones, de lugares de residencia, sino que también polariza,
en tanto significante, las significaciones.
La carretera principal es así un ejemplo particularmente sensible de lo que
digo cuando hablo de la función del significante en tanto que polariza,

.C
aferra, agrupa en un haz a las significaciones. Hay una verdadera antinomia
entre la función del significante y la inducción que ejerce sobre el
agrupamiento de las significaciones. El significante es polarizante. El
DD
significante crea el campo de las significaciones.
¿Qué sucede cuando no la tenemos a ella, la carretera principal, y nos vemos
obligados, para ir de un punto a otro, a sumar senderos entre sí, modos más o
menos divididos de agrupamientos de significación? Para ir de tal a cual punto,
podremos elegir entre distintos elementos de la red, y podremos hacer nuestra
LA

ruta así o asá, por razones diversas, comodidad, vagabundeo, o simplemente


error de bifurcación.
De esto se deducen varias cosas, que nos explican el deliro del presidente
Schreber.
FI

¿Cuál es el significante que está en suspenso en su crisis inaugural? La forma


ser padre. La función de ser padre no es pensable de ningún modo en la
experiencia humana sin la categoría del significante.


Un efecto retroactivo es necesario para que el hecho de copular reciba para el


hombre el sentido que realmente tiene, pero para el cual no puede haber ningún
acceso imaginario, que el niño sea tan de él como de la madre. Y para que este
efecto de retroacción se produzca, es preciso que la noción ser padre, mediante
un trabajo que se produjo por todo un juego de intercambios culturales, haya
alcanzado el estado de significante primordial, y que ese significante tenga su
consistencia y su estatuto. El sujeto puede saber muy bien que copular es
realmente el origen del procrear, pero la función de procrear en cuanto es
significante es otra cosa.
El significante ser padre hace de carretera principal hacia las relaciones
sexuales con una mujer. Si la carretera principal no existe, nos

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


encontramos ante cierto número de caminitos elementales, copular y luego
la preñez de la mujer.
Según todas las apariencias el presidente Schreber carece de ese
significante fundamental que se llama ser padre. Tuvo que imaginarse a sí
mismo mujer, y efectuar a través de un embarazo la segunda parte del
camino necesaria para que, sumándose una a otra, la función ser padre
quede realizada.
¿Cómo hacen los así llamados usuarios de las carreteras cuando no hay
carretera principal, cuando es preciso pasar por carreteras secundarias para ir

OM
de un punto a otro? Siguen los indicadores colocados a orillas de la carretera.
Es decir que cuando el significante no funciona, ello se pone a hablar a orillas de
la carretera principal. Cuando no está la carretera, aparecen carteles con
palabras escritas. Acaso sea esa la función de las alucinaciones auditivas
verbales de nuestros alucinados: son los carteles a orillas de sus caminos.

.C
Los significantes se ponen a hablar, a cantar solos. El murmullo continuo de esas
frases, de esos comentarios, no es más que la infinitud de los caminitos
XXIV «TÚ ERES»
DD
2
El asunto es que el otro sea reconocido como tal. ¿Qué es pues necesario para
que el otro sea reconocido como tal? ¿Qué es ese otro? Es, a fin de cuentas, el
otro en tanto que figura en la frase de mandato. Aquí tenemos que detenernos
LA

un instante.
El reconocimiento del otro no constituye un paso inaccesible, pues vimos antes
que la alteridad evanescente de la identificación imaginaria del yo, sólo
encuentra al tú en un momento límite en que ninguno de los dos podrá subsistir
FI

junto con el otro. El Otro con mayúscula es necesario que sea reconocido más
allá de esa relación, aún recíproca, de exclusión, es necesario que en esta
relación evanescente, sea reconocido como tan inasible como yo. En otras
palabras, ha de ser invocado como lo que no conoce de él mismo. Este es el


sentido de tú eres el que me seguirás.


Yo lo soy, lo que tú acabas de decir, que en este caso quiere decir exactamente:
yo soy muy precisamente lo que ignoro, porque lo que tú acabas de decir es
absolutamente indeterminado, no sé a dónde me llevarás. La respuesta plena al
tú eres el que me seguirás, es yo lo soy.
Sucede lo mismo cada vez que, en el llamado proferido al otro, el significante
cae en el campo excluido para el otro, verworfen, inaccesible. El significante
produce en ese momento una reducción, pero intensificada, a la pura
relación imaginaria.
3

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


Es precisamente el momento en que se sitúa el fenómeno tan singular que hizo
que se halaran los pelos todos los comentaristas del presidente Schreber, el
perpleijizante asesinato de almas, como dice él.
Este fenómeno que para él es la señal de la entrada en la psicosis, puede cobrar
para nosotros, comentaristas-analistas, todo tipo de significaciones, pero sólo
puede ser colocado en el campo imaginario. Se vincula con el cortocircuito en la
relación afectiva, que hace del otro un ser de puro deseo, el cual sólo puede ser,
en consecuencia, en el registro del imaginario humano, un ser de pura
interdestrucción. Hay en esto una relación puramente dual, que es la fuente más

OM
radical del registro mismo de la agresividad.
Pero no necesitamos nada más para comprender que el registro del tú debe
pasar obligatoriamente por la mera relación imaginaria, en el momento en que
es evocado, invocado, llamado desde el Otro, desde el campo del Otro, por el
surgimiento de un significante primordial, pero excluido para el sujeto. Ese
significante, lo nombré la última vez: tú eres el que es, o el que será, padre.

.C
Como significante, en ningún caso puede ser aceptado, en tanto que el
significante representa un soporte indeterminado en torno al cual se agrupan y
se condensan cierto número, ni siquiera de significaciones, sino de series de
DD
significaciones, que convergen por y a partir de la existencia de ese significante.
Observen ese momento crucial con cuidado, y podrán distinguir este paso en
toda entrada en la psicosis: es el momento en que desde el otro como tal,
desde el campo del otro, llega el llamado de un significante esencial que
LA

no puede ser aceptado.


La pregunta por la generación, término de especulación alquímica, está siempre
a punto de surgir como una respuesta de rodeo, un intento de reconstituir lo que
no es aceptable para el sujeto psicótico, para el ego cuyo poder es invocado sin
FI

que él pueda, hablando estrictamente, responder.


En consecuencia, más allá de todo significante que pueda ser significativo
para el sujeto, la respuesta sólo puede ser la utilización permanente, y diría,
constantemente sensibilizada, del significante en su conjunto.


Observamos, en efecto, que el comentario memorizador que acompaña


todos los actos humanos, es vivificado de inmediato, sonorizado en sus
formas más vacías y más neutras, y se vuelve el modo de relación ordinaria
del ego que no puede encontrar su correlato en el significante a nivel del
cual es llamado.
Precisamente, porque es llamado en el terreno donde no puede responder. El
sujeto que pasó este límite ya no tiene la seguridad significativa usual, sino
gracias al acompañamiento del comentario perpetuo de sus gestos y actos.

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


Estos fenómenos presentan, en el caso del presidente Schreber, un carácter
excesivamente rico, pero no le son propios, porque entran en la definición misma
del automatismo mental.
Flechsig le dice que desde la última vez, se han hecho enormes progresos
en psiquiatría, que le van a aplicar uno de esos sueñitos que serán muy
fecundos.
Quizás ésta era precisamente la cosa que no había que decir. A partir de
entonces, nuestro Schreber ya no duerme, y esa noche intenta colgarse.

OM
La relación de procreación está implicada, en efecto, en la relación del
sujeto con la muerte.
XXV «EL FALO Y EL METEORO»
1
El delirio puede ser considerado como una perturbación de la relación con el

.C
otro, y está ligado entonces a un mecanismo transferencial.
Para Freud, se nos dice, el delirio de Schreber está ligado a una irrupción de la
DD
tendencia homosexual. El sujeto la niega, se defiende contra ella. En su caso,
que no es el de un neurótico, esta negación culmina en lo que podríamos llamar
una erotomanía divina.
Saben cómo reparte Freud las diversas denegaciones de la tendencia
homosexual. Parte de una frase que simboliza la situación: yo lo amo a él, un
LA

hombre. Hay más de una manera de introducir la denegación en esta frase. Se


puede decir por ejemplo no soy yo quien lo ama o no es a él a quien amo, o aún
no se trata para mí de amor, yo lo odio. Y nos dice también que la situación nunca
es simple, y no se limita a una simple inversión simbólica. Por razones que
FI

considera suficientemente implícitas, pero sobre las que, a decir verdad, no


insiste, se produce una inversión imaginaria de la situación tan sólo en una parte
de los tres términos, a saber, que yo lo odio se transforma por proyección, por
ejemplo, en él me odia. En nuestro caso, no es a él a quien amo, es a algún otro,


un gran Él, Dios mismo, se invierte en él me ama, como en toda erotomanía.


Freud indica con claridad que la salida terminal de la defensa contra la tendencia
homosexual no puede comprenderse sin una inversión muy marcada del aparato
simbólico.
Reconstrucción delirante → a. Sin duda, es necesario que sea intensa para
precipitar al sujeto en experiencias que llegan, ni más ni menos, hasta la
desrealización no sólo del mundo exterior en general, sino de las personas
mismas que lo rodean, hasta las más próximas, y del otro en cuanto tal; lo que
era necesaria toda una reconstrucción delirante, después de la cual el sujeto
volverá a situar progresivamente, pero de modo profundamente perturbado, un
mundo donde podrá reconocerse, de modo igualmente perturbado, como

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


destinado —en un tiempo proyectado en la incertidumbre del futuro, en un
plazo indeterminado, pero ciertamente delimitado— a transformarse en
sujeto por excelencia del milagro divino, o sea a ser el soporte y el receptáculo
femenino de una recreación de toda la humanidad. El delirio de Schreber se
presenta en su terminación con todos los caracteres megalomaníacos de los
delirios de redención en sus formas más desarrolladas.
¿Qué es lo que da cuenta de esa intensidad de la defensa? La explicación de
Freud parece sostenerse enteramente en la referencia al narcisismo. La defensa
contra la tendencia homosexual parte de un narcisismo amenazado. La

OM
megalomanía representa aquello mediante lo que se expresa el temor narcisista.
El agrandamiento del yo del sujeto a las dimensiones del mundo es un hecho de
economía libidinal que se halla aparentemente por entero en el plano imaginario.
Haciéndose objeto de amor del ser supremo el sujeto puede entonces abandonar
lo que en primera instancia le parecía lo más precioso de lo que debía salvar, a
saber, la marca de su virilidad.

.C
Es la castración la que condiciona el temor narcisístico. La aceptación de
la castración es el duro precio que el sujeto debe pagar por este
reordenamiento de la realidad.
DD
Pero en su obra, el objeto fálico tiene un lugar central dentro de la economía
libidinal, tanto en el hombre como en la mujer. La prevalencia del centro
fálico nunca fue modificada.
El análisis de Freud hace girar toda la dinámica del sujeto Schreber en
LA

torno al tema de la castración, de la pérdida del objeto fálico.


Por más debilidades que tenga la argumentación freudiana respecto a la
psicosis, no puede negarse que la función del padre es tan exaltada en Schreber
que hace falta, ni más ni menos, que Dios padre, y en un sujeto para quien hasta
FI

entonces esto no tenía ningún sentido, para que el delirio llegue a su punto de
culminación, de equilibrio. La prevalencia, en toda la evolución de la psicosis de
Schreber, de personajes paternos que se sustituyen unos a otros, hasta
identificarse con el propio Padre divino, con la divinidad marcada con el aspecto


propiamente paterno, es innegable, inquebrantable.


La función del padre y el complejo de castración no puede tratarse pura y
simplemente de elementos imaginarios. En tanto que, el padre, tiene un
elemento significante, irreductible a toda especie de condicionamiento
imaginario.
Nos dicen que la exigencia de una madre es proveerse de un falo imaginario, y
se nos explica muy bien que su hijo le sirve de soporte, harto real, para esa
prolongación imaginaria. En cuanto al niño no hay dudas, varón o hembra,
localiza muy tempranamente el falo, y, se nos dice, se lo otorga generosamente
a la madre, en espejo o no, o en doble espejo. La pareja debería coincidir muy

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


bien en espejo en torno a esta común ilusión de falicización recíproca. Todo
debería suceder a nivel de una función mediadora del falo. Ahora bien, la pareja
en cambio se encuentra en una situación de conflicto, incluso de alienación
interna, cada quien por su lado. ¿Por qué? Porque el falo, si me permiten la
expresión, se pasea. Está en otro lado. Todos saben dónde lo pone la teoría
analítica: se supone que el padre es el portador. En torno a él se instaura el temor
a la pérdida del falo en el niño, la reivindicación, la privación, o la molestia, la
nostalgia del falo en la madre.
Ahora bien, si en torno a la falta imaginaria del falo se establecen intercambios

OM
afectivos, imaginarios, entre madre e hijo, lo que la convierte en el elemento
esencial de la coaptación intersubjetiva, el padre, en la dialéctica freudiana, tiene
el suyo, eso es todo, ni lo cambia, ni lo dona. No hay ninguna circulación. La
única función del padre en el trío es representar el portador, el que detenta
el falo. El padre en tanto padre tiene el falo: y más nada.
3

.C
Esto es tan fundamental que si intentamos situar en un esquema lo que mantiene
en pie la concepción freudiana del complejo de Edipo, lo que está ahí en juego
DD
no es un triángulo padre-madre-hijo, sino un triángulo (padre)-falo-madre-hijo.
¿Dónde esta el padre ahí dentro? Está en el anillo que permite que todo se
mantenga unido.
La noción de padre sólo se supone provista de toda una serie de connotaciones
significantes que le dan su existencia y su consistencia.
LA

Únicamente a partir del momento en que hablamos de descendencia de varón a


varón se introduce un corte, que es la diferencia de generaciones. La
introducción del significante del padre, introduce de entrada una
ordenación en el linaje, la serie de generaciones.
FI

Psicosis → No se trata de la relación del sujeto con un lazo significado en


el seno de las estructuras significantes existentes, sino de su encuentro,
en condiciones electivas, con el significante en cuanto tal, lo que marca la


entrada en la psicosis.
Vean en qué momento de su vida se declara la psicosis del presidente Schreber.
En más de una ocasión estuvo a punto de esperar llegar a ser padre. De golpe
se encuentra investido de una función social considerable, y que tiene para
él mucho valor: se vuelve presidente de la Corte de apelaciones. Diría que
en la estructura administrativa de la que se trata, se trata de algo que se
parece al Consejo de Estado. Helo aquí introducido en la cumbre de la
jerarquía legislativa, entre los hombres que hacen las leyes y que son todos
veinte años mayores que él: perturbación del orden de las generaciones.
¿A raíz de qué? De un llamado expreso de los ministros. Esa promoción de
su existencia nominal exige de él una integración renovadora. Se trataba de

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


saber si, a fin de cuentas, el sujeto llegará o no a ser padre. Esta es la
pregunta sobre el padre, que centra toda la investigación de Freud, todas las
perspectivas que introdujo en la experiencia subjetiva.
FORCLUSIÓN → En todo caso, es imposible desconocer, en la
fenomenología de la psicosis, la originalidad del significante en cuanto tal.
Lo que hay de tangible en el fenómeno de todo lo que se despliega en la
psicosis, es que se trata del abordaje por el sujeto del significante en
cuanto tal, y de la imposibilidad de ese abordaje. No retorno a la noción de
Verwerfung de la que partí, y para la cual, luego de haberlo reflexionado

OM
bien, les propongo adoptar definitivamente esta traducción que creo la
mejor: la forclusióni.
Resulta de ello un proceso cuya primera etapa llamamos cataclismo
imaginario, a saber, ya nada de la relación mortal que es en sí misma la
relación al otro imaginario puede ser dado en concesión. Luego,
despliegue separado y puesta en juego de todo el aparato significante:

.C
disociación, fragmentación, movilización del significante en tanto palabra,
palabra jaculatoria, insignificante o demasiado significante, plena de
insignificancia, descomposición del discurso interior, que marca toda la
DD
estructura de la psicosis. Después del encuentro, la colisión, con el
significante inasimilable, se trata de reconstituirlo, porque ese padre no
puede ser simplemente un padre, un padre a secas, el anillo de recién, el
padre que es el padre para todo el mundo. Y el presidente Schreber, en
efecto, lo reconstituye.
LA

i
1. En derecho: Vencimiento de una facultad o derecho no ejercido en los plazos prescritos.
2. Figurativamente: exclusión forzada, imposibilidad de entrar, de participar.
3. Psicoanálisis: mecanismo que está en el origen de los estados psicóticos.
FI


Este archivo fue descargado de https://filadd.com

También podría gustarte