HOMO ERECTUS
HOMO ERECTUS
HOMO ERECTUS
Al no poseer ni garras ni colmillos, no era capaz de enfrentarse a las grandes fieras para
obtener comida, sin mencionar que era una fácil presa de ellas. La única vía que le
quedaba entonces resultaba la carroñera, es decir, comer la carne de un animal muerto
y, desde luego, las plantas. Así pues, nuestro Homo erectus engullía sus alimentos
crudos.
La carne cruda y los vegetales sin cocción requieren más tiempo y energía para
digerirse que los cocidos. Por eso los chimpancés se pasan horas mascando su
comida antes de tragarla. Es un modo natural de apoyar el proceso, pero un modo lento
obviamente.
Comida cocida
Con la aparición del fuego, llegó a la vida de nuestros antepasados un suceso único
dentro del mundo natural: la comida cocida. Con ello se ampliaba el número de
productos que se podían comer; se almacenaba comida para el invierno; se preparaba
alimento de consistencia suave, ideal para individuos mayores ya sin dientes pudieran
comer, entre otras facilidades. La cocción de los alimentos duplicó los años de vida y
trajo a la tribu una nueva experiencia.
Empero, dos cosas esenciales ocurrieron: se incrementaron las calorías obtenibles por
el sistema digestivo y se redujo el costo energético de la digestión. De ahí que hubiera
más energía metabólica para que el organismo realizara otros procesos. El sistema
nervioso se vio así considerablemente favorecido.
Junto a la defensa, el Homo erectus encontró una nueva manera de obtener alimentos:
la cacería. El fuego no solo ahuyenta bestias como los mamuts, haciéndolos caer por
abismales acantilados, sino que ayuda a mejorar las herramientas para la caza.
Salud
El fuego permitió cuidar de la salud. Con él se esterilizaban instrumentos y heridas. Otro
uso dado fue al hervir las plantas para obtener brebajes con poderes curativos; al
inhalar el vapor se descongestionaban las vías respiratorias. Un dato interesante es que
tan solo hirviendo la corteza de sauce, se obtenía una sustancia cuyo ingrediente activo
es la aspirina.
Si lo pensamos bien, una vez que nuestro ancestro obtuvo el dominio del
fuego,comenzó su carrera desenfrenada hacia la humanización. Tanto la vida en
comunidades, fortalecida al amparo del hogar y enriquecida con interacciones sociales,
como la influencia de la dieta en su anatomía, especialmente en el cerebro, crearon las
condiciones para que una nueva era surgiera, emergiendo de ella otro eslabón más de
nuestra evolución.