AUTONOMIA 2017
AUTONOMIA 2017
AUTONOMIA 2017
Muchos padres y madres creen que cuando se habla de fomentar la autonomía en los
niños y niñas, se trata de una tarea que está destinada para cuando lleguen a su mayoría
de edad, pero eso no es cierto.
La autonomía es la base para aprender de manera constante durante toda la vida. Ésta se
ve fortalecida a medida que los niños, niñas y adolescentes van adquiriendo
responsabilidades y son conscientes de que ellos y ellas son responsables de sus propias
acciones y decisiones.
Crecer con autonomía y responsabilidades les proporcionará un grado de madurez para
enfrentarse a la vida y para ser más felices.
En más de una ocasión, he escuchado a padres decir que sus hijos son muy “chicos” como
para hacer una determinada actividad por sí mismos, y que por ser niños no entienden lo
que se les pide. Razón por la cual, dejan que ellos hagan y deshagan a su antojo, les hacen
todos los gustos y no les ponen normas y límites porque ¡ojo! son niños; y si les exigen se
pueden “traumar”.
Muchos de estos padres, creen que la autonomía comienza a desarrollarse cuando los
niños son mayores de edad, idea que está lejos de ser real, ¿por qué? Porque la
autonomía, es el pilar fundamental para aprender de manera progresiva durante toda la
vida y se fortalece a medida que los niños van adquiriendo responsabilidades y son
conscientes de que son los gestores de sus propias decisiones y acciones. Lo que los
padres desconocen, es que crecer con autonomía y responsabilidad proporciona a los
niños un grado de madurez para enfrentarse a la vida y ser personas más felices.
El ser humano comienza a responsabilizarse (o a no hacerlo) desde la primera etapa de
su vida y en esto la familia, como primer agente de socialización, juega un rol importante,
ya que en ella, se generan vínculos socioemocionales, se establecen modelos de
aprendizaje y se aprenden habilidades sociales y capacidades que proporcionan las bases
para el desarrollo de aptitudes y actitudes interpersonales.
¿Cómo fomentar la autonomía?
La autonomía permite que los niños desarrollen su propia identidad y les ayuda a
aceptarse tal cual son. Favorece la independencia, y es algo que comienza con la
responsabilidad. Es por ello, que debemos fomentarla según la edad de cada niño y en los
siguientes ámbitos:
Hábitos: inculcar conductas de vida saludable (alimentación, higiene, aspecto
físico) o de conducta desde temprana edad, permite que los niños aprendan
a cuidar de sí mismos de manera independiente. Al exigirles que realicen estas
acciones de manera constante, pronto se acostumbrarán a hacerlo por su propia
cuenta, reconociendo que es beneficioso para ellos mismos.
Desarrollo intelectual: el uso de libros, juegos y espacios culturales, fomenta la
curiosidad de los niños y facilita su proceso enseñanza-aprendizaje, además de
despertar en ellos el interés por distintas materias. Esto contribuye a su
desarrollo identitario y capacidad de reconocimiento de sus propios gustos
personales.
Interacciones sociales: las relaciones que los niños establecen con otros niños y
adultos ajenos a la familia, les ayudan a integrarse, a conocer el sentido de la
amistad, a tener sus propias opiniones, a ser tolerantes y a consolidar su
personalidad.
Ocio: es importante generar espacios para que los niños jueguen, no solamente
por su desarrollo intelectual, sino que también el juego les permite que se hagan
responsables de elegir qué jugar, cómo jugar y con quién jugar.
Tareas: para ayudar a un niño en el proceso de madurez y autonomía es
importante que, desde pequeño, se responsabilice en diversas tareas en el
hogar, las cuales deben ir en aumento de manera progresiva según la edad.
Desde doblar un par de servilletas, hasta hacer su propia cama. Nunca debemos
subestimar su capacidad de hacerse cargo de estas cosas por su propia cuenta.
Atendiendo estos aspectos no solamente estaremos formando niños más autónomos,
sino adultos más maduros. Tenemos que tener en cuenta que cuando los niños llegan a
la adolescencia, ya no tienen tanta dependencia psicológica con sus padres, por lo
que, preparar a los niños para que lleguen a esta etapa con cierto desarrollo de
autonomía y consciencia de que tienen que hacerse cargo de sus acciones, les ayudará a
ser personas maduras, seguras de sí mismas y con capacidad para enfrentarse al mundo
que los rodea.
¿Cómo fomentar la responsabilidad?
Una de las tareas más importantes que tienen los padres a la hora de educar a sus hijos,
es la de enseñarles a ser responsables. De la responsabilidad, nace la capacidad para
decidir entre diferentes opciones, reconociendo y asumiendo las consecuencias de las
mismas y respondiendo ante los propios actos.
Estableciendo normas y límites: alguien dijo por ahí que “nada desconcierta más
a los niños que la ausencia de normas” y pucha que es verdad. ¿Han visto alguna
vez a alguien más desregularizado que un niño sin normas y límites? Pues, yo no.
Es importante entender que en un principio, los límites y las normas producen
resistencia en los niños, sin embargo, va desapareciendo en la medida en que
normas y límites se integran en un sistema de convivencia coherente.
Ayudándoles en la toma de decisiones: se puede comenzar por
decisiones pequeñas, por ejemplo, elegir qué pijama va a usar a la hora de
dormir, qué hacer primero, si lavarse la cara o los dientes; decidiendo qué comer,
si porotos o lentejas, etc.
Siendo claros a la hora de expresar lo que esperamos de ellos: es irrisorio creer
que los niños van a adivinar lo que estamos pensando, por lo que debemos
expresar con claridad qué es lo que le estamos pidiendo antes de criticar alguna
insuficiencia en su actuar.
Enseñándoles a valerse por sí mismos y a enfrentar nuevas situaciones: cuando
los niños comienzan a asumir responsabilidades aprenden a confiar en sí mismos,
por lo que debemos alentarlos a salir de su zona de comodidad y a enfrentarse a
nuevos desafíos (tanto físicos/deportivos, como intelectuales o sociales).
Ayudándoles a valorar el error y/o fracaso: a veces, por querer que los niños no
sufran o por querer evitarles un malestar, no dejamos que hagan las cosas a su
manera. Ese es un flaco favor para el resto de su vida. Olvidamos que para
madurar, es necesario explorar, correr riesgos y aprender que de los errores y
fracasos también salen cosas buenas. A fin de cuentas, todos tuvimos que
hacerlo, ¿no?
Encomendándoles pequeñas “misiones”: aunque sean chicos, siempre hay algo
que los niños pueden hacer. Por ejemplo, recoger y guardar los juguetes después
de jugar, ordenar su pieza, poner y/o quitar los cubiertos de la mesa, comprar el
pan, lavarse solos los dientes, cuidar de sus útiles escolares, ordenar su mochila,
dar alimento y agua al perro, etc. Esto se conecta también con el desarrollo de la
autonomía.
Estableciendo horarios: es importante establecer tiempo de estudio y de ocio,
los niños necesitan tener una estructura clara, que si al principio no
entienden, después aprenderán a valorar. Y ¡ojo! que para esto hay que tener
presente que no es lo mismo, invierno que verano, o días lectivos que fines de
semana.
Mostrándoles apoyo y estando disponibles cuando nos necesiten: todos los
niños requieren el apoyo de una persona adulta en su desarrollo (hasta los
adultos solemos necesitarlo a menudo). Ellos necesitan tener la seguridad de que
pueden contar con sus padres en caso de necesidad, y esto es lo que les permite
tener confianza para explorar el mundo.
No terminar haciendo una tarea que le fue encomendada al niño: está bien que
ayudemos y/o acompañemos a los niños, pero no es correcto permitir que se
desentiendan por completo de lo que les corresponde hacer. Esto es un clásico
error, porque a veces suele ser el camino más fácil para el adulto, pero es
muy importante que los niños aprendan que las cosas requieren de esfuerzo y
perseverancia.
Valorando su esfuerzo: los logros hay que felicitarlos y es positivo establecer un
programa de recompensas para motivar al niño a comportarse de manera
responsable. No, no se trata de sobornarlo con que le compraremos el último
juego de Play Station a cambio de cierta conducta esto puede hacerse elogiando
el trabajo realizado o con cualquier otro tipo de premios, que no tienen por qué
ser algo material.
Y, ¿cómo tratar a nuestros hijos en este proceso?
Los padres podemos cometer infinitos errores al educar a nuestro hijos, pero si somos
más conscientes de qué actitudes ayudan a nuestros hijos a desarrollarse mejor
como personas, podremos aportarle mejores herramientas para seguir su camino propio
en la vida. Aquí unas últimas recomendaciones de cómo tratar a un niño para que su
aprendizaje de la autonomía y la responsabilidad sea un proceso agradable.
Proyectar una imagen positiva en ellos, para que se valoren y se respeten.
No etiquetarlos. Si un niño escucha un sin fin de veces lo que piensas de él,
terminará creyéndoselo y actuará en consecuencia.
No exigirle tareas por encima de sus posibilidades , ya que esto conlleva a la
frustración y desmotivación.
Aumentar gradualmente el grado de exigencia, una vez que el niño tenga
adquiridas las habilidades para realizar una tarea.
Enfrentar los conflictos y obstáculos: debemos dotar a los niños de recursos para
que puedan enfrentarse a ellos.
Cumplir los pactos que hagamos con ellos.
No culpabilizarlos de lo que salga mal, pues esto no favorece su tolerancia a la
frustración. Tampoco se trata de excusarlos, sino de identificar su
responsabilidad específica en los actos.
Darles todo nuestro amor, confianza y cariño. Esto permite que los niños se
sientan respaldados y valiosos.
No debemos olvidar, que la educación comienza antes de nacer (por las ideas
preconcebidas que tienen los padres sobre cómo educar a sus hijos) y que es un proceso
constante que nunca termina.
Educar en autonomía, es formar al niño de manera que pueda avanzar en su día a día
superando obstáculos, alcanzando la independencia y madurez. Lo que si bien, no deja de
ser una tarea ardua, por estar en juego otros factores, como el propio carácter de los
niños o lo que vamos haciendo para que ellos desarrollen una buena autoestima. Se
convierte en una de las tareas más nobles y gratificante de la vida.
Como adultos somos determinantes en la vida de un niño y ¿qué más importante que
orientar la vida de éste hacia la felicidad, amor propio y desarrollo pleno de sus
capacidades y potencialidades?
]
CÓMO FOMENTAR LA AUTONOMÍA Y RESPONSABILIDAD EN NUESTROS HIJOS E HIJAS
Muchos padres y madres creen que cuando se habla de fomentar la autonomía en los
niños y niñas, se trata de una tarea que está destinada para cuando lleguen a su mayoría
de edad, pero eso no es cierto. La autonomía es la base para aprender de manera
constante durante toda la vida. Ésta se ve fortalecida a medida que los niños, niñas y
adolescentes van adquiriendo responsabilidades y son conscientes de que ellos y ellas son
responsables de sus propias acciones y decisiones. Crecer con autonomía y
responsabilidades les proporcionará un grado de madurez para enfrentarse a la vida y
para ser más felices. Como dice la pedagoga Maite Vallet, “el ser humano empieza a
responsabilizarse, o a no hacerlo, desde la primera etapa de su vida”. La familia es el
primer espacio de socialización del niño y la niña. Es en ese entorno donde se encuentran
los modelos de aprendizaje, empiezan a desarrollar habilidades sociales, capacidades y se
establecen vínculos socio-emocionales que proporcionan las bases de seguridad para el
desarrollo de sus aptitudes y actitudes interpersonales. No debemos olvidar que la familia
no es el único agente socializador del niño y la niña, también lo son el sistema educativo, y
el entorno. En esta guía, aparte de los agentes de socialización, abordamos aspectos
importantes para fomentar la autonomía, como la confianza, la autoestima, la educación
en igualdad y cómo se van a mover por las redes sociales e internet.
[4] GUÍA PARA PADRES Y MADRES La autonomía Educar es ayudar y acompañar a los niños
y niñas a que sean independientes, autónomos, adquieran las habilidades necesarias para
la toma de sus propias decisiones y puedan valerse por sí mismos. Desde que los niños son
pequeños ya ponen de manifiesto que son personas competentes, saben expresar sus
sentimientos, emociones, necesidades, deseos, preferencias. Poner en valor sus aptitudes,
prepararles psicológicamente y fomentar su autoestima y responsabilidad pasa por que
los padres y madres aprendamos a tener paciencia, empatía y confiar en ellos. No hay que
olvidar que esta es una etapa dentro del proceso educativo, y muy importante. A veces es
inevitable que padres y madres vivamos con la angustia de que puede pasar en el futuro
con nuestros hijos e hijas. En vez de verlo como algo negativo y como un fracaso, se puede
utilizar para aprender de los errores. La autonomía comienza con la responsabilidad.
Cuando se habla de autonomía en los niños y niñas parece un concepto que no va dirigido
a ellos. La autonomía favorece la independencia y la responsabilidad, y se fomentará
acorde a la edad del niño o de la niña. La autonomía hay que fomentarla en todos los
aspectos de la vida del niño: • Hábitos: alimentación, higiene, salud, aspecto físico. Si
aprenden y aprecian el saber cuidar de sí mismos adquiriendo hábitos de vida saludables,
será más fácil que los integren en su vida adulta. • Interacciones sociales. Las relaciones
con otros niños, y adultos ajenos a la familia, les ayudará a conocer el sentido de la
amistad, a integrarse, a tener sus propias opiniones, a ser tolerantes, abiertos y a crear su
personalidad.
[5] CÓMO FOMENTAR LA AUTONOMÍA Y RESPONSABILIDAD EN NUESTROS HIJOS E HIJAS
• Desarrollo intelectual. Dotarles de herramientas para el aprendizaje como libros, juegos,
excursiones a espacios culturales, les ayudará a realizar sus tareas escolares y fomentará
que sean personas más curiosas. • El ocio. Hay que dejar momentos para que los niños
jueguen, de manera que ellos se hagan responsables de sus juegos. Qué decidan a qué y
con quién juegan. • Responsabilidad. No debemos de olvidar que para ayudar a un niño
en el proceso de madurez y autonomía tenemos que pedirle que se responsabilicen de
tareas desde pequeño y que éstas aumenten de manera progresiva a su edad.
El objetivo de la autonomía no es facilitar el trabajo de los padres y madres. Ser
autónomo es ser uno mismo, con una personalidad propia que es diferente de la de los
demás, con nuestros propios pensamientos, sentimientos y deseos y esto nos garantiza
tener la capacidad de no depender de los demás para sentirnos bien, para aceptarnos tal y
como somos y tener la seguridad de que seremos capaces de valernos por nosotros
mismos durante nuestra vida. Los niños y niñas, a medida que van creciendo, empiezan a
buscar su propia autonomía y padres y madres tenemos que ayudarles y acompañarles en
esta búsqueda. Cuando los niños llegan a la adolescencia ya no tienen tanta dependencia
psicológica con sus padres. Preparar a nuestros hijos e hijas a que lleguen a esta etapa con
cierto desarrollo de su autonomía y siendo conscientes de que han de responsabilizarse
de sus actos les ayudará a ser personas adultas maduras, seguras de sí mismas y con
capacidad para enfrentarse al mundo que les rodea.
[6] GUÍA PARA PADRES Y MADRES Las responsabilidades Responsabilidad es un concepto
muy amplio. Es uno de los valores humanos más importantes, en el que nace la capacidad
para optar entre diferentes opciones, reconociendo y asumiendo las consecuencias de las
decisiones tomadas y respondiendo ante los propios actos. La responsabilidad permite
mantener en orden la vida en comunidad, demostrando con ésta nuestro compromiso de
la toma de nuestras decisiones y de las consecuencias que éstas generan.
Una de las tareas más importantes dentro de la educación de nuestros hijos e hijas es la
de enseñarles a ser responsables. Es algo que hay que empezar a trabajar desde que son
pequeños. Para que un niño o niña aprenda el sentido de la responsabilidad, los padres
debemos de guiarles, orientarles, apoyarles, hacerles partícipes en las tomas de
decisiones, prepararles para amortiguar los fracasos y felicitar por los logros. La
responsabilidad es algo que se va adquiriendo, y hay que ir adecuándola a la edad y a la
capacidad. Obviamente esto variará dependiendo de las familias. Se pueden tomar
algunas medidas para fomentar la responsabilidad:
• Establecer normas y límites: Josefina Aldecoa dice que nada desconcierta más a los
niños que la ausencia de normas1. Aunque a veces producen rechazo, éste desaparecerá
en la medida que los límites y las normas se integran en un sistema coherente de
convivencia. 1 Aldecoa Josefina. La educación de nuestros hijos.
Temas de Hoy. Madrid 2001 [7] CÓMO FOMENTAR LA AUTONOMÍA Y RESPONSABILIDAD
EN NUESTROS HIJOS E HIJAS
• Ayudarles en la toma de decisiones desde pequeños: esto empezará por tareas
pequeñas, como eligiendo qué jersey se van a poner. Conforme van creciendo se puede
contribuir a la toma de decisiones de manera que no les genere tensión.
• Ser claro a la hora de expresar a nuestros hijos e hijas lo que esperamos de ellos, no
podemos esperar a que ellos adivinen nuestros pensamientos.
• Enseñarles a valerse por sí mismos y a que se enfrenten a nuevas situaciones. Cuando
confían en sí mismos, es cuando empiezan a asumir sus responsabilidades.
• Ayudarles para la posibilidad de fracasar: a veces, por protegerles demasiado, no
dejamos que hagan las cosas a su manera. Para madurar en necesario que exploren, que
corran riesgos, y que vean por ellos mismos que de los fracasos también se aprende.
• Ponerles algunas tareas a desempeñar, aunque sean pequeños, siempre habrá algo que
puedan hacer. Por ejemplo: recoger los juguetes, el cuarto, poner y/o quitar la mesa,
comprar el pan, lavarse los dientes, cuidar los materiales, hacer los deberes, puntualidad,
etc.
• Marcar bien los horarios: no es lo mismo invierno que verano, o días lectivos que fines
de semana. Establecer tiempo de estudio y de ocio.
• Estar disponible para mostrar apoyo cuando sea necesario. Todos los niños y niñas
necesitan el apoyo de una persona adulta. Tener la seguridad de que pueden contar con
sus padres en caso de necesidad, les hará tener más confianza para explorar en su mundo.
[8] GUÍA PARA PADRES Y MADRES
• Es importante que el padre y/o la madre no se haga responsable de una tarea de su hija
o hija. Está bien ayudarle y/o acompañarle, pero nunca haga que su hijo se desentienda,
es importante que aprendan que las cosas requieren un esfuerzo.
• Valorar sus esfuerzos. Esto puede hacerse estableciendo un programa de recompensas,
pero no de manera que se vea como un soborno, sino como una forma de motivación por
comportarse de manera responsable. Puede hacerse elogiando el trabajo realizado y/o
con otro tipo de premios, que no tienen porqué ser algo material.
• No cumplir con las responsabilidades tiene que tener consecuencias. No debemos
olvidar que una de las mejores maneras de enseñar a nuestros hijos e hijas es con el
ejemplo. Si queremos que aprendan bien este valor, lo harán antes si ven que sus padres y
madres lo practican. El papel de las familias en el fomento de la autonomía La familia, en
cualquiera de sus muchos modelos existentes, es una institución vital para la sociedad y
para el ser humano. Según la Declaración de Derechos Humanos de 1948, la familia es el
elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a la protección de la
sociedad y del Estado. La familia es el principal agente de socialización de los niños y ni-
ñas. La educación también comienza en las familias, y según María
[9] CÓMO FOMENTAR LA AUTONOMÍA Y RESPONSABILIDAD EN NUESTROS HIJOS E HIJAS
José Díaz Aguado Jalón2, de su calidad en la misma depende de tres factores
: • Una relación afectiva cálida, que les proporcione seguridad sin protegerles en exceso.
• Un cuidado atento, adecuado a las cambiantes necesidades de seguridad y autonomía
que experimentan con la edad.
• Una disciplina consistente, sin caer en el autoritarismo, que les ayude a respetar ciertos
límites y aprender a controlar su propia conducta. Para lograr esto, es preciso ayudarles a
entender las consecuencias que su conducta tiene para los demás. La educación comienza
desde antes de que el niño o niña nazca (por las ideas preconcebidas que tienen los
padres sobre cómo educar a su hijo/a) y es un proceso constante que no termina nunca.
Educar en la autonomía es formar a nuestros hijos e hijas de manera que puedan avanzar
en su día a día superando obstáculos, alcanzando la independencia y madurez.
Evidentemente, esto es algo complejo, y se ponen en juego otras cosas, como es el propio
carácter de nuestros hijos o de cómo trabajemos para que tengan una buena autoestima.
Pero ¿cómo podemos ayudar a nuestros hijos e hijas a que sean personas autónomas?
• Hay que proyectar en el niño una imagen positiva, para que se valore y se respete. 2
Díaz Aguado Jalón, María José. Estructura familiar y calidad educativa: entre el cambio y la
tradición. Mesa redonda II Congreso Familias FAD. Año 2004 [10] GUÍA PARA PADRES Y
MADRES
• Poner etiquetas no ayuda. Si un niño escucha infinidad de veces lo que piensan de él,
terminará creyéndoselo y actuará en consecuencia.
• Exigir tareas por encima de sus posibilidades puede llevar a que los niños se frustren y
se desmotiven.
• Aumentar el grado de exigencia de manera gradual, una vez que los niños tengan
superadas las habilidades para realizar una tarea.
• No evitar los conflictos. Cuando esto ocurra, hay que dotarles de recursos para que
puedan enfrentarse a ellos.
• Hay que cumplir los pactos que hagamos con ellos.
• Culpabilizarles si algo les sale mal no favorecerá su nivel de tolerancia a la frustración.
• Los niños tienen que sentir que tienen todo el cariño y apoyo de sus padres. Esto les
hará sentir respaldados y valorados. Cuando se produce el salto a la adolescencia, van a
necesitar menos protección que la que han recibido en su infancia. Este cambio exige por
parte de padres y madres una actitud comprensiva y hay que intentar situarse con
perspectiva desde el lugar de nuestro hijo o hija adolescente. No hay una edad establecida
para el inicio de la adolescencia, aunque hay que saber que las chicas suelen llegar antes a
ella. No es ninguna novedad decir que la etapa de la adolescencia es una etapa difícil. Es
una fase de transformación de nuestros hijos e hijas que a veces, a los padres, nos resulta
complicado afrontar
. [11] CÓMO FOMENTAR LA AUTONOMÍA Y RESPONSABILIDAD EN NUESTROS HIJOS E
HIJAS Aunque no sea posible tener una autonomía física o económica, los y las
adolescentes buscan tener una autonomía psicológica y empiezan a aflojar los vínculos
emocionales con los padres. Despiertan una actitud crítica hacia ellos, cuestionan todo lo
que hacen y, de alguna manera, rompen con la idealización que anteriormente tenían. Los
adolescentes sienten una necesidad de madurar a toda prisa, por un lado, por la presión
de grupo y, por el otro, porque se quieren ver reflejados en otras personas adultas. Para
favorecer su independencia se pueden desarrollar algunas pautas:
• Establecer límites. Los y las adolescentes se resisten a los límites que se les imponen,
pero los necesitan.
• Acompañarles en su camino a la independencia pero sin controlarles. Necesitan explorar
su identidad, cometer sus propios errores y que aprendan de ellos.
• Ser consecuentes con nuestras actuaciones. De nada serviría establecer un horario de
llegada los fines de semana, si luego no hacemos nada cuando las incumplen de forma
sistemática.
• No juzgarles. A veces no nos gusta su forma de vestir, o que escuchen un tipo de
música. Estas acciones no determinan su futuro, tenemos que entender que es un proceso
de exploración y respetar las decisiones que no entrañen un riesgo como desarrollo a su
edad adulta. Otra cosa muy diferente sería que decidieran dejar sus estudios.
[12] GUÍA PARA PADRES Y MADRES
• Mostrar afecto y conductas positivas hacia ellos. Aunque ellos y ellas se muestren
ariscos, tenemos que hacerles sentir que les queremos y que pueden contar con nuestro
apoyo. La habilidad de hablar abiertamente sobre los problemas es uno de los aspectos
más importantes de las relaciones entre padres e hijos. Desarrollar esta relación requiere
tiempo, esfuerzo y comprensión, pero los resultados pueden generar tener una relación
basada en la confianza en que los hijos e hijas adolescentes puedan discutir sobre las
inquietudes que les surjan durante esta etapa. El papel de la escuela La escuela es otra
institución responsable en la educación de los ni- ños y niñas y que tiene que ir de la mano
con la propia familia. No podemos olvidar que ambos agentes repercuten directamente en
la capacidad de fomentar la autonomía y de responsabilidad de los ni- ños y, para que
ambas se produzcan, es necesario que familia y escuela trabajen conjunta y de forma
cooperativa. La educación es un proceso muy largo, que comienza en las familias y
posteriormente sigue en la escuela y se necesita de ambos agentes para el buen
desarrollo personal del niño y la niña. Como bien dice Antonio Bolívar3, ni la escuela es el
único contexto de educación, ni sus profesores y profesoras los únicos agentes, al menos
también la familia y los medios de comunicación desempeñan un importante papel
educativo. Ante las nuevas formas de socialización y el poder adquirido por estos otros
agentes en la conformación de la 3 Bolívar, Antonio. Familia y Escuela: dos mundos
llamados a trabajar en común. Revista de Educación 2006
. [13] CÓMO FOMENTAR LA AUTONOMÍA Y RESPONSABILIDAD EN NUESTROS HIJOS E
HIJAS educación de los alumnos, la acción educativa se ve obligada a establecer de nuevo
su papel formativo, dando un nuevo significado a su acción con nuevos modos. A lo largo
de nuestra historia, la familia parecía tener una función clara, era la encargada de educar
a sus hijos e hijas, y la escuela, tenía el mandato de formar en base a unos criterios, unos
contenidos y conocimientos para que en el futuro nuestros hijos e hijas pudieran
desempeñar un trabajo. Entre ambas instituciones, con cometidos muy bien
diferenciados, pretendían formar a los niños acorde a lo que la sociedad de esos tiempos
consideraba como lo que era adecuado. Con el paso de los años, la sociedad ha ido
transformándose y ha repercutido de manera directa en las funciones de la familia y la
escuela, y esto hace que exista un momento en el que se haga necesaria la interacción
entre familia y escuela. Estas instituciones, junto con las familias, tienen una vital
importancia para el desarrollo de los niños y niñas y para que en un futuro sean personas
responsables, independientes y conscientes de sus propias acciones. Debido a la sociedad
en la que vivimos actualmente, donde padres y madres tienen largos horarios de trabajo,
los niños y niñas pasan más tiempo en los centros educativos, con lo cual el profesorado
se convierte en un agente importante para su educación. Así, es importante elegir escuela
para nuestros hijos e hijas. Ésta tiene que cumplir los valores e intereses que como
progenitores compartimos. Algunos padres y madres desconfían del modo que tiene el
profesorado de abordar la educación de sus hijos e hijas porque sienten que [14] GUÍA
PARA PADRES Y MADRES se meten en su “propio terreno”. Por otro lado, el profesorado
puede llegar a sentir que tienen a su cargo más responsabilidades que las que en realidad
le corresponde como agente educador. El psicólogo García Bacete4 destaca algunas
razones por la que la familia y la escuela deben colaborar:
• La implicación de las familias en los procesos de enseñanza y aprendizaje repercute
directamente en el rendimiento escolar.
• Los límites entre las vivencias que se dan en el hogar y las que se viven en la escuela no
están claros.
• Los estudios sobre las escuelas eficaces destacan que aquellos centros que ofrecen más
apoyos a los padres y madres, y también a sus hijos e hijas, alcanzan mejores resultados.
• Los cambios que se producen constantemente en la sociedad, hacen que cada vez haya
menos recursos para que la familia y la escuela hagan frente a sus funciones educativas, y
eso genera que aún sea más necesario el trabajo cooperativo entre ambas instituciones.
Algunas estrategias que se pueden adoptar para conseguir trabajar conjuntamente con los
centros educativos son:
• Mostrar interés en encuentros con el profesorado.
• Asistir activamente a las reuniones con las cuestiones que nos preocupan. 4 García
Bacete, Francisco Juán. Comunicación Cooperativa entre la familia y la escuela. Año 2006
[15] CÓMO FOMENTAR LA AUTONOMÍA Y RESPONSABILIDAD EN NUESTROS HIJOS E HIJAS
• Establecer un calendario de comunicación entre progenitores y profesorado.
• Participar en las actividades que realiza el centro durante el curso escolar.
• Cooperar activamente con las AMPAS. La autonomía en el entorno Los niños y niñas
aprenden a ser autónomos a través de las actividades y habilidades que desarrollan en la
familia, la escuela o en su entorno. En este apartado, al espacio entorno nos referiremos a
su tribu (compañeros/as de escuela y amistades), la comunidad (la sociedad, o el barrio) y
los medios de comunicación.
• La tribu Los niños quieren crecer y demostrar en todo momento que ya son mayores.
Cuando son pequeños, su contacto con sus iguales se desarrolla en espacios como la
escuela infantil, o en espacio de recreo, como los parques infantiles. Psicólogos y
educadores coinciden en que el periodo de los 6 a 8 años, experimentan un cambio
importante en las relaciones que se producen entre ellos. A partir de esa edad quieren
compartir con otros niños y niñas. [16] GUÍA PARA PADRES Y MADRES Su forma de
relacionarse irá en función de la coincidencia de intereses, y lo suelen hacer en grupo.
Cuando se producen las discusiones y enfrentamientos entre niños y niñas tenemos que
ser cuidadosos en nuestra forma de intervenir. Cuando los enfrentamientos no sean
fuertes, podemos dejar que sean ellos que sean los que resuelvan el conflicto y que
desarrollen habilidades para manejarse en grupo. Sin embargo, cuando las discusiones son
fuertes, sí hemos de intervenir dando pautas de lo que no se debe hacer.
[17] CÓMO FOMENTAR LA AUTONOMÍA Y RESPONSABILIDAD EN NUESTROS HIJOS E HIJAS
A medida que los niños y niñas van creciendo, va aumentando la importancia que tiene el
sentirse dentro de un grupo, necesidad muy importante cuando se llega a la edad de la
adolescencia. La etapa de compartir juegos en un parque infantil ha terminado, y llega
otra, donde las amistades se convierten en confidentes de todas las experiencias por las
que atraviesan. Los y las adolescentes comparten intimidades, se sientes comprendidos
por el otro y desarrollan entre ellos un sentimiento de empatía, necesario para establecer
relaciones sólidas y de respeto mutuo. De aquí se deduce que, en muchas ocasiones,
parezca que se produce un distanciamiento con la figura paterna y materna. La amistad es
un valor que requiere esfuerzo y constancia y, por ello, requiere tiempo para que se
consolide. Muchos adolescentes inician relaciones de amistad en su instituto, y empiezan
a vivir sus primeras decepciones por la idealización que en algunas ocasiones se han
creado de otras personas. Los padres y madres nos preocupamos porque en la etapa
adolescente sentimos que están lejos de nosotros. Tenemos que comprender que quieran
compartir con otros chicos y chicas de su edad cosas que no quieren hacer con nosotros.
En muchas ocasiones no nos gustan las amistades. Debemos evitar los descalificativos
hacia esos amigos y amigas. Hay que ser objetivos y explicar con claridad los motivos por
los que no nos agradan, y esto sólo se puede conseguir fomentando y esforzándose para
tener una buena comunicación con nuestros hijos e hijas.
[18] GUÍA PARA PADRES Y MADRES Pero ¿qué ocurre si observamos que nuestro hijo o
hija no tiene amigos o amigas? Hay que observar por qué sucede esto, bien puede ser
porque nuestro hijo o hija no acepta las conductas de los chicos y chicas de su alrededor o
porque no ha encontrado a nadie con quien compartir intereses. También puede ser un
signo de que nuestro hijo o hija tiene dificultades para comunicarse y/o relacionarse, y
quizás tengamos que pedir ayuda a un especialista.
• La comunidad Es una obviedad decir que vivimos en la sociedad de consumo, pero no
por eso debemos dejar de señalarlo. Y es que este concepto tiene indudables
repercusiones sobre la educación en valores de nuestros hijos e hijas. En esta sociedad de
consumo juega un papel muy importante la presión de grupo. Las personas necesitamos
sentirnos aceptadas en un grupo social. Ello, a veces, requiere tener un determinado nivel
de vida, una manera concreta de actuar, vestir ciertas marcas, frecuentar ciertos espacios.
Esto ocurre en la etapa infantil y en la adolescencia se agudiza, ya que vestir unas
zapatillas de una determinada marca de moda puede determinar entrar a formar parte de
un grupo de iguales o no. Y las herramientas de que dispone el sistema para lograr esto
son enormemente eficaces. Publicidad, marketing, medios de comunicación, pero
también la educación en valores, influyen, permanentemente, y de manera muy
persuasiva, para que nuestros hijos e hijas tengan la mente puesta en el consumo. Y eso
significa limitar una parte de su autonomía, porque lejos de educar niños y niñas
autónomos, parece que se educan niños y niñas autómatas para que sean, de manera casi
exclusiva, consumidores.
[19] CÓMO FOMENTAR LA AUTONOMÍA Y RESPONSABILIDAD EN NUESTROS HIJOS E HIJAS
Una sencilla encuesta en nuestro entorno nos permitirá descubrir que muchos niños,
niñas, e incluso adolescentes, identifican la alegría, e incluso la felicidad, con la adquisición
de cosas, de objetos, de servicios. Parece que lo importante, en vez de disfrutar, es tener.
Señala Jorge Riechmann que “la producción más importante para el capitalismo es la
producción de insatisfacción”, porque si se está insatisfecho se consume (de todo),
intentando paliar es insatisfacción. Es decir, que el consumismo produce personas, niños y
niñas especialmente, poco autónomas. Más bien personas dependientes de una adicción a
la adquisición de cosas, objetos, o servicios. Nuestros hijos e hijas son observadores del
consumo que hacen sus padres y madres, y así serán repetidores de esta conducta,
entendiendo como bueno lo que ven en sus padres. Por otro lado, a veces padres y
madres estimulamos el consumo de nuestros hijos e hijas con el afán de agradarles
constantemente, todo nos parece poco para ellos. Lo mismo sucede cuando intentamos
llenar el poco tiempo que pasamos con ellos debido a nuestras jornadas laborales con la
adquisición de artículos, incluso sin que ellos nos lo pidan. Esto nos lleva a una espiral, que
es lo que perjudica al desarrollo de los niños y los adolescentes. Por eso, para defender la
autonomía de nuestros hijos e hijas debemos ser críticos con el actual modelo social, e
inculcar en ello ese espíritu y esa actitud crítica que les permita no dejarse arrollar por el
consumismo imperante. Para ello, podemos seguir algunas pautas:
[20] GUÍA PARA PADRES Y MADRES
• Es necesario tener al corriente a los niños y adolescentes de cuál es el presupuesto
familiar.
• Hacer la lista de la compra de manera conjunta, analizando las necesidades reales para
el consumo diario.
• Educar a los hijos e hijas a ser consumidores críticos, coherentes y respetuosos con el
medio ambiente.
• Recordad que nunca se puede suplir las muestras de afecto, el cariño, con cosas
materiales.
• No caer en la trampa de competir con lo que poseen los hijos e hijas de los demás.
Además de la influencia del modelo social imperante, existen otros condicionantes más
cercanos. Todos entendemos que no es lo mismo nacer y criarse en un pueblo, en un
entorno rural, que en una gran ciudad. Aunque no es menos cierto que las nuevas
tecnologías han globalizado tanto el mundo que cada día existen menos diferencias, pero
siguen existiendo. Pero tampoco es lo mismo nacer y vivir en un barrio con parques,
jardines, centros culturales, ludotecas, polideportivos que hacerlo en barrio en el que no
existen esos servicios y dispositivos. Padres y madres debemos conocer la influencia de
este entorno, de estos entornos, porque vamos a compartir con ellos la influencia sobre
nuestros hijos e hijas en el proceso educativo y de crecimiento personal.
[21] CÓMO FOMENTAR LA AUTONOMÍA Y RESPONSABILIDAD EN NUESTROS HIJOS E HIJAS
El barrio es aquel espacio donde el niño o niña vive, crece, empieza a desarrollarse y a
tomar contacto con el exterior. El barrio es para muchos niños y niñas un gran agente
socializador, puesto que allí pasan muchas horas relacionándose con sus iguales. En el
barrio las relaciones que establecen con sus iguales son cercanas, informales y relajadas.
Cuando los niños son pequeños y empiezan a tomar solos contacto con el barrio y calle,
les proporcionará seguridad y les hará sentirse personas importantes. Se puede empezar a
favorecer que salgan solos a la calle con peque- ñas acciones como bajar la basura, ir a la
casa de un vecino o ir a comprar el pan. Obviamente, primero habrán recibido pautas
como mirar a ambos lados antes de cruzar, o que no deben pararse con personas
desconocidas. A medida que los niños y niñas vayan creciendo irán reclamando
autonomía, ya sea para ir solos al colegio, ir solos a algún parque o ir a la casa de algún
amigo o amiga. No hay una edad adecuada determinada para hacer cada cosa, todo
dependerá de cómo vaya respondiendo y como se vaya comportando cada niño o niña
ante la responsabilidad que van adquiriendo. Nosotros como padres y madres tenemos
que confiar en nuestros hijos e hijas, facilitarles y ayudarles para que se sepan mover por
el barrio de forma autónoma y hacerles saber los peligros que se pueden encontrar. En la
adolescencia ya empiezan a demandar salir por las noches, e incluso hasta altas horas de
la madrugada. Aquí se ponen en juego
otros factores como son el consumo del alcohol o las primeras relaciones sexuales. Estas
salidas son especiales para ellos porque cambia la forma de relacionarse, en las que
conocen a gente nueva, escuchan música a todo volumen y se sienten totalmente
desinhibidos. Algunos padres y madres esto lo viven muy mal, llegando incluso a no
dormir por las noches hasta que sus hijos o hijas han vuelto a casa; otros, por el contrario,
entienden que es una etapa por la que tienen que pasar y que se tienen que enfrentar a
los riesgos que tienen a sus alrededor. En cualquiera de los dos casos, es necesario
establecer límites con los horarios y las consecuencias que generarán en el caso de no
cumplirlas. El horario de llegada puede ampliarse a medida que van cumpliendo edad o
van siendo más responsables.
[23] CÓMO FOMENTAR LA AUTONOMÍA Y RESPONSABILIDAD EN NUESTROS HIJOS E HIJAS
Hablar con nuestros hijos sobre el consumo de alcohol y otras drogas, así como de
sexualidad. Favorecer que tengan una actitud crítica sobre lo que ven a su alrededor para
poder enfrentarse a los riesgos que se encuentre con éxito.
• Los medios de comunicación. Un estudio5 señaló hace unos pocos años que los menores
de entre 4 y 12 años pueden pasar al año más horas frente a la pantalla que en clase. 990
horas frente a 960. Para obtener el primer dato se suman las horas que se pasan frente al
televisor y frente a la pantalla del ordenador y otros dispositivos tecnológicos.
Semanalmente los menores ven 19 horas de televisión y juegan 11 horas en el ordenador.
Estos simples datos nos permite introducir un nuevo elemento para describir eso que
llamamos entorno. Hace ya algunos años que los medios de comunicación en general, y
los dispositivos de las nuevas tecnologías en particular, se han incorporado a nuestras
vidas como un elemento más de la familia y de nuestro entorno más cercano. Parece
evidente que el consumo de televisión, de las pantallas si se quiere incluir videojuegos,
redes sociales y otros elementos de internet, es enorme, por no decir desmesurado.
Además, en gran medida ese consumo televisivo por parte nuestros hijos e hijas se
produce en soledad o en compañía de otros menores y sólo de manera esporádica en
compañía de un adulto. 5 Libro Blanco: La educación en el entorno audiovisual. Consejo
Audiovisual de Cataluña. 2006
[24] GUÍA PARA PADRES Y MADRES Podemos concluir que la televisión, o las pantallas, son
hoy uno de los principales vehículos de transmisión de valores en nuestra sociedad. Las
madres, padres y educadores están no sólo en desventaja, sino que parecen estar
perdiendo capacidad de influencia en detrimento de los medios de comunicación
audiovisuales o de los contenidos que llegan a través de las nuevas tecnologías. Los
medios de comunicación tienen en nuestra sociedad un papel fundamental como agentes
de socialización de cultura, conocimientos y valores. Diversos estudios señalan que, en el
caso de los menores de edad, los medios de comunicación audiovisuales influyen en su
educación tanto como la escuela y la familia. Los medios de comunicación no construyen
el mundo en que vivimos, pero sí la manera en que lo percibimos y, en buena medida, la
forma en que nos comportamos en él. Los medios de comunicación provocan tres efectos
sobre las personas:
• Cognitivo: al elegir los temas de interés. Lo que no aparece en los grandes medios es
como si no existiera.
• Actitudinal: al presentar los temas de interés de una determinada manera, los medios si
no nos dictan al menos influyen en qué se debe pensar sobre esos temas.
• Conductual: al elegir los temas de interés y ofrecer una posición ante los mismos, se
ofrece la base para la respuesta que el espectador va ofrecer.
[25] CÓMO FOMENTAR LA AUTONOMÍA Y RESPONSABILIDAD EN NUESTROS HIJOS E HIJAS
En este apartado debemos dedicar especial atención a internet que, aunque recién
llegado, se ha desarrollado y expandido a una velocidad vertiginosa. Y las redes sociales
¿qué son? Las redes sociales son plataformas virtuales sustentadas en internet que
agrupan a personas que se relacionan entre sí y comparten intereses, información e
imágenes. Las redes sociales son un fenómeno reciente, pero han calado profundamente
entre los y las adolescentes, convirtiéndose en parte de su identidad y una herramienta
fundamental para comunicarse. No podemos obviar que nuestros hijos e hijas viven una
generación muy distinta a la nuestra, al igual que la nuestra no fue igual a la de nuestros
padres. En la actualidad los hábitos de los adolescentes cambian muy deprisa y debemos
estar alerta, aprender y a manejarnos en lo desconocido. Algunas de las redes sociales
más conocidas son Facebook, Hi5, Twenti, Twitter. Estas aplicaciones sirven para crear
páginas personales en las que se puede colgar fotos, vídeos, y otra información personal.
Las redes sociales permiten tener más de un perfil personal y se pueden gestionar y dar
uso de ellos como cada persona crea conveniente o necesite. Esas páginas permiten la
comunicación con otras personas, de manera pública y/o privada. A veces, es necesario
que algunas personas que utilizan las redes sociales nos acepten para poder seguir su
rastro en la red, pero en otras, con un sencillo registro ya podemos obtener información
de cualquier persona. En cualquier caso, tener una página [26] GUÍA PARA PADRES Y
MADRES personal en una red social es una decisión propia, así como la información que
queremos dar y con quién nos queremos comunicar a través de ellas. Todas las redes
sociales no son iguales y no funcionan igual pero, en cualquier caso, cuando alguien se
registra en una de ellas siempre hay que aceptar unas condiciones legales que es
importante leer con atención. ¿Quiénes son los usuarios/as de las redes sociales en
internet? En una publicación realizada por CEAPA sobre redes sociales y adolescencia6
hacíamos una clasificación en cinco grupos:
• Aquellas personas que usan las redes para comunicarse y colaborar con otras con
quienes comparten un interés o afición.
• Grupo de redes, que estaría relacionado con situaciones personales o momentos vitales.
Por ejemplo, la más utilizada entre adolescentes, Tuenti.
• Grupo relacionado con los contenidos disponibles en internet, sobre este campo se
organizan redes para acceder a música, películas, fotografías…
• Aquellas redes que están ligadas al mundo del trabajo y la acción social: incluyen a
activistas políticos, ONG, grupos de movimientos sociales, etc.
• Aquellas redes sociales generalistas que agrupan a un mayor nú- mero de personas
usuarias y que se caracterizan por sus múltiples usos, aquí podríamos hablar de Facebook
o Twitter. 6 Redes sociales y adolescencia. La familia ante el uso de las Redes Sociales en
Internet. CEAPA. Año 2009
[27] CÓMO FOMENTAR LA AUTONOMÍA Y RESPONSABILIDAD EN NUESTROS HIJOS E HIJAS
Referente al uso que hacen los y las adolescentes de internet, según un estudio realizado
por el INJUVE sobre “Jóvenes y TIC” el año 2011, se extraen algunas conclusiones (este
estudio engloba a jóvenes de 15 a 29 años):
• Referente a la pregunta de si han utilizado internet en los últimos 3 meses previos a esta
encuesta, un 94% responde afirmativamente.
• Un 64,7% responde que usan internet varias veces al día, un 17,1% dice que lo usa una
vez al día y otro 9,1% de tres a cinco veces por semana.
• Comenzaron a usar internet cuando tenían 12,89 años.
• El 68% dice que usa internet en su propio cuarto.
• Las redes sociales más utilizadas son Tuenti (58,5%) y Facebook (36%). [28] GUÍA PARA
PADRES Y MADRES
• Un 57,9% accede varias veces al día a las redes sociales, un 21,6% lo hace a diario y un
10,8% de tres a cinco veces al día.
• ¿Y para qué utilizan las redes sociales? Esta pregunta permite tres respuestas
simultáneas, y de las respuestas se deduce que un 68,4% lo usan para mantener contactos
con personas que no lo hacen frecuentemente, un 53,5% también lo hace para acceder o
compartir vídeos, fotos, etc., y un 36,5% también accede para curiosear lo que otras
personas hacen en la red.
• ¿Y a través de qué equipos acceden a internet? Un 60,9% lo hace a través del ordenador
fijo, un 60,3% accede mediante su ordenador portátil y un 29,8% lo hace con su teléfono
móvil. Hasta ahora no habíamos mencionado al teléfono móvil y recordemos que la
telefonía móvil también ha sufrido una revolución tecnológica y que, en la actualidad, los
llamados Smartphone tienen la misma función que un ordenador. Como se observa en los
datos anteriores, los adolescentes tienen instalado en su vida cotidiana el uso de internet
y las redes sociales. No podemos obviarlo, son nativos digitales. Hay que ser realistas y
conscientes que un mal uso de internet por parte de nuestros hijos e hija puede llevarles a
tener algunos problemas. Existen estudios que indican que los menores y adolescentes
son conscientes de los peligros que conlleva internet, como pueden ser la adicción a las
tecnologías, el ciberacoso, bullying virtual, pero sin embargo, no prestan mucha atención
a la seguridad.
[29] CÓMO FOMENTAR LA AUTONOMÍA Y RESPONSABILIDAD EN NUESTROS HIJOS E HIJAS
Los padres y madres frente al uso de internet y las redes sociales. ¿Cómo podemos
actuar? La encuesta a la que hacíamos referente anteriormente, pone de manifiesto que
los padres y madres no encuentran problema al uso de las redes sociales, sino a la poca
información que tienen sobre el tema. De esto se deduce que padres y madres debemos
de aprender el uso de estas herramientas, no es necesario hacerse unos expertos, pero sí
saber manejarlas. Hay que ser realistas y ser consciente de las múltiples ventajas que
ofrece internet, es una fuente de información inagotable y permanentemente actualizada.
No podemos obviar que es una herramienta que, haciendo un buen uso de ella, facilita y
fomenta el aprendizaje de nuestros hijos e hijas. Es importante que confiemos en nuestros
hijos e hijas y que tengan la autonomía suficiente para crear sus perfiles personales en las
redes sociales y naveguen por la red. Nosotros, como padres y madres, podemos
explicarles que tienen que ser educados con los demás y respetuosos con la información
que observen. Cuando nuestros hijos son pequeños, podemos evitar que no entren a
páginas muy adecuadas a su edad, esto puede hacerse instalando programas de control
parental o aprovechando los filtros que ofrecen los navegadores. Para que hagan un buen
uso de internet es necesario establecer con ellos un horario, para evitar que no interfiera
en sus estudios o tareas del hogar. Por otro lado, es recomendable que se conecten en un
lugar común de la casa. No se trata de tenerlos vigilados constantemente, pero sí que
entiendan que existen unos límites y unas normas.
[30] GUÍA PARA PADRES Y MADRES Aprendamos con ellos a usar estas aplicaciones, no
para espiarles o invadir su intimidad, sino para utilizarlas como una vía de comunicación,
por ejemplo, para organizar una actividad en familia. Debemos recomendarles que no
compartan información privada, fotografías o vídeos con personas desconocidas, así como
que no queden con nadie que conozcan a través de la red y, en el caso de que sí quieran
hacerlo, que sea siempre en un lugar público. Hablar con ellos y pedirles que comenten
cualquier cosa que no les guste de lo que ven en las redes. La autoestima La autoestima es
una valoración de la propia persona hacia sí misma, de su personalidad, sus actitudes, sus
habilidades y su aspecto físico, características que componen la base de la identidad. La
autoestima se forma desde la infancia y cómo se construya depende mucho de las
relaciones afectivas que tiene en su entorno, principalmente con sus padres. Cuando un
niño o niña es pequeño debe sentirse querido y valorado por sus padres y madres. Hay
que cuidar las expresiones que utilizamos para reñirle, sin utilizar descalificativos y hacerle
sentir culpable. Hay que tener en cuenta que los niños toman como suyas las opiniones y
afectos que les llegan de su entorno y las valoraciones que se hacen sobre sí mismos son
un reflejo de esas opiniones.
[31] CÓMO FOMENTAR LA AUTONOMÍA Y RESPONSABILIDAD EN NUESTROS HIJOS E HIJAS
Una educación permisiva puede incidir en que los niños tengan en el futuro una baja
autoestima. Exigen poco, aplican poco control sobre sus hijos/as y no establecen reglas.
Por otro lado, una educación muy autoritaria, en la que se castiga con frecuencia, hay
muchas reglas, pocas muestras de afecto, tampoco favorece que los hijos e hijas vayan a
desarrollar una alta autoestima. De aquí se deduce que unos padres afectivos,
comprensivos y no demasiado indulgentes pueden favorecer una buena autoestima en sus
hijos e hijas. Ellos son exigentes en el cumplimiento de las reglas establecidas, muestran
afecto y no utilizan el castigo como norma. Es importante que nosotros, como padres y
madres, debamos de proyectar en los demás una autoestima positiva. Transmitir una
imagen positiva de sí mismo a los demás es un paso previo para poder fomentar en los
demás una buena autoestima y, en este caso concreto, a nuestros hijos e hijas. Con la
llegada de la adolescencia aparecen nuevos componentes para el desarrollo de la
autoestima, como es el aspecto físico, las relaciones afectivas-sexuales y los cambios que
se van dando en su proceso de educación formal. Algunas características de un
adolescente con autoestima positiva son:
• Se valora y se respeta a sí mismo y a los demás.
• Comprende que pedir ayuda es algo normal y no significa que sea más torpe o incapaz
de hacer algo. [32] GUÍA PARA PADRES Y MADRES
• No tiene problemas para comunicarse.
• Tiene facilidad para hacer amistades.
• No se deja manipular por los demás.
• Tiene capacidad para disfrutar de algunas actividades, como ir al instituto, practicar
algún deporte, pasar tiempo con algún amigo, leer. • Tolera las críticas de los demás y no
lo ve como algo negativo.
[33] CÓMO FOMENTAR LA AUTONOMÍA Y RESPONSABILIDAD EN NUESTROS HIJOS E HIJAS
Por el contrario, un adolescente con baja autoestima presenta alguna de estas
características:
• No se valora a sí mismo.
• Suele ser una persona introvertida, insegura, negativa y muy crítica consigo mismo.
• Por falta de confianza en sí mismo/a, no desarrolla su capacidad creativa.
• Muestra dudas ante sus capacidades.
• Tiende a compararse con los demás.
• Es muy sensible a las críticas.
• En ocasiones muestra una conducta agresiva, provocando rechazo.
• Tiene un estado de insatisfacción permanente. Pueden seguirse algunas pautas para
favorecer la autoestima en los y las adolescentes:
• Hay que ser respetuosos con la personalidad de nuestros hijos e hijas. A veces, nos
vemos condicionados por alguna característica en su personalidad que no es afín a la
nuestra para juzgarles y recriminarles.
• Hay que ser cuidadosos y no criticarles delante de otras personas.
[34] GUÍA PARA PADRES Y MADRES
• Favorecer relaciones sociales y afectivas de nuestros hijos e hijas. Preparando alguna
actividad para hacer en familia, proporcionando espacios para que estén con los amigos,
etc.
• Tener con ellos una escucha activa, haciéndoles saber que sus preguntas y opiniones son
importantes.
• Disponer de tiempo para pasarlo con ellos. A veces, esto no es fá- cil por nuestro ritmo
de vida actual, pero encontrar espacios para estar con ellos les trasmitirá un mensaje de
que son importantes para sus padres.
• Evitar comparaciones con hermanos/as, familiares y amigos/as para no enseñarle a
compararse con nadie ni fomentar que tenga sentimiento de inferioridad.
• Fomentar que tengan iniciativa, que experimenten e investiguen en lo desconocido,
ayudará a que sean personas que confían en sus posibilidades y capacidades.
• Hay que demostrar el afecto a los hijos e hijas con palabras y contacto físico: abrazos,
besos, caricias.
• Incidir más en las cualidades positivas de nuestros hijos/as en vez de señalar
constantemente las negativas.
• Eliminar los castigos físicos, además de que no enseñan y no ayudan a crecer, causan un
efecto muy negativo sobre la autoestima.
• Hay que ser realistas con los objetivos que marcamos a nuestros hijos e hijas. De nada
sirve que les digamos que todo está bien si no es cierto.
[35] CÓMO FOMENTAR LA AUTONOMÍA Y RESPONSABILIDAD EN NUESTROS HIJOS E HIJAS
• A la hora de corregir a nuestros hijos e hijas utilicemos frases constructivas y no
descalificativas. Se trata de mejorar y aprender. Nuestros hijos e hijas aprenderán a
resolver problemas a través de su propia experiencia. Hay que confiar en ellos y
alentarles. Tener una autoestima adecuada implica sentirse una persona valiosa y que
tiene virtudes, pero reconoce sus limitaciones y las acepta, sin que ello perjudique el
concepto que tiene de sí mismo. La autoestima, tanto por exceso, como por defecto,
puede estar asociada a problemas psicológicos. Una baja autoestima puede desarrollar
angustia, pereza, inseguridad, indecisión y otras percepciones negativas. Estos
sentimientos pueden estar asociados a sufrir depresiones, consumo de drogas,
aislamiento, etc. Una autoestima exagerada puede desencadenar prepotencia, egoísmo,
intolerancia hacia los demás y desarrollar una personalidad narcisista, lo que la puede
llevar a tener dificultades para las relaciones personales. Además, cuando algo no les sale
como esperan, se sienten muy frustrados. La educación en igualdad Educar en igualdad es
dotar a todas las personas de los mismos derechos y oportunidades. La igualdad no es la
eliminación de las diferencias por sexo, sino la no discriminación por la existencia de estas
diferencias. Cuando nacemos, nuestra identidad no solo viene determinada por el sexo,
también lo es por el proceso de socialización y de la educación.
[36] GUÍA PARA PADRES Y MADRES Sexo hace referencia a las características biológicas
con las que nacemos, y el género son las conductas que adquieren hombres y mujeres de
acuerdo a la cultura y sociedad en la que viven, es decir, no es lo mismo. La familia es uno
de los principales entornos para educar en igualdad a nuestros hijos e hijas. Si nos
ponemos a pensar, desde los primeros días del bebé, o incluso antes de nacer, el color de
la ropa que les compramos, o que nos regalan, los primeros peluches, etc., viene
determinado por si es niño o niña. Imaginemos por un momento que esperamos la llegada
de un niño y alguien nos regalara una muñeca, pensaríamos que esa persona está loca e
inmediatamente iríamos a cambiarlo por otro juguete o lo guardaríamos en un cajón.
Estas primeras acciones pueden representar los estereotipos sexistas que marcan la
sociedad. La discriminación sexista7 es excluir o dar un trato de inferioridad a las personas
por pertenecer a un sexo. Incluye normas, decisiones, prácticas y actitudes que tratan de
manera desigual a hombres y mujeres en perjuicio de las mujeres y las niñas. En las
familias no está bien visto que un niño o una niña se interese por juguetes asociados al
sexo contrario y, aunque parece que esto está empezando a cambiar, no es habitual ver a
niños jugando con una muñeca y su carrito o niñas con coches o balones de fútbol. Esto, a
veces, resulta contradictorio, al mismo tiempo que queremos que nuestros hijos
colaboren en las tareas del hogar, luego no vemos bien que jueguen con el kit de limpieza
asociado como “juguete de niñas”. Y, en el caso contrario, no está bien visto que las niñas
se diviertan con juguetes asociados a niños, aunque defendemos y aspiramos a que las
mujeres puedan acceder a cualquier puesto de trabajo. 7 Guía de género. Identidades y
cuidados. Plataforma de la Infancia.
[37] CÓMO FOMENTAR LA AUTONOMÍA Y RESPONSABILIDAD EN NUESTROS HIJOS E HIJAS
No solo en las familias ocurre esto. Si nos fijamos en la publicidad, difunde mensajes e
imágenes en los que claramente unos van dirigidos a chicos y otros a chicas. Los productos
de belleza, de limpieza, los que van dirigidos al cuidado de otras personas, o incluso para
el cuidado de la propia salud, se asocian a las mujeres. Sin embargo, aquella publicidad
que hace referencia a coches, relojes, los dirigidos para la práctica del deporte, entre
otros, van asociados a los hombres. De todo esto, se desprenden otros tipos de mensajes,
y son que a la mujer se la presenta como una persona débil, sensible, servicial, romántica,
y dependiente y, en el caso contrario, al hombre se le atribuyen calificativos como fuerte,
agresivo, deportista, independiente, valiente.
[38] GUÍA PARA PADRES Y MADRES Estos mensajes no son perversos en sí mismos. El
problema viene cuando estos tipos de mensajes encasillan y etiquetan a los niños y las
niñas, y dificulta que se desarrollen y eduquen como personas, porque además, si nos
damos cuenta, todos los atributos que se dirigen al niño quieren indicar que son mejores
que los de las niñas. Otro aspecto para tener en cuenta en la educación en igualdad es la
utilización de un lenguaje no sexista. El lenguaje es el elemento básico de la comunicación
y fundamental en la construcción de la cultura y la percepción de la realidad. Como
hablemos a nuestros hijos e hijas también influirá en la construcción de su propia
identidad y de la percepción de la realidad. Tradicionalmente, siempre se ha utilizado el
uso del masculino como genérico, es decir, para dirigirse al hombre y la mujer y, aunque
su uso está aún muy arraigado, esto también está empezando a sufrir una transformación.
Para tener un lenguaje integrador hay que tener en cuenta en varios aspectos, como: • La
necesidad de poner palabras en femenino cuya existencia se vuelve invisible. • Nombrar al
mundo como es, es decir, en masculino y en femenino. • Es vital pensar en los conceptos
que utilizamos para dirigirnos en diversos ámbitos (profesiones, belleza, etc). Es decir, al
igual que hay hombres arquitectos, también hay mujeres arquitectas.
39] CÓMO FOMENTAR LA AUTONOMÍA Y RESPONSABILIDAD EN NUESTROS HIJOS E HIJAS
Los y las adolescentes comienzan a tener sus primeras relaciones afectivas en torno a los
13 años. Haber crecido con una educación basada en la igualdad, les ayudará a establecer
relaciones sanas, satisfactorias e independientes. Estamos ante una realidad en la que
muchas mujeres sufren violencia de género, ya sea física, psicológica, sexual o social.
Según datos oficiales, 61 mujeres murieron a causa de la violencia de género en el año
2012, y estamos viendo que estos hechos se están extendiendo entre adolescentes.
¿Cómo podemos educar en una igualdad efectiva a nuestros hijos e hijas? Algunas claves
pueden ser:
• Educar a los hijos e hijas de igual manera, independientemente de que sean de diferente
sexo. No se trata de educar a los niños como a las niñas, o viceversa, sino educarles con el
mismo respeto, derechos y oportunidades.
• Como venimos diciendo, dar ejemplo. Observemos cómo actuamos en casa, si se
repiten los roles de género o no, si nos hablamos con respeto… nuestros hijos e hijas
imitan lo que ven en sus padres y madres.
• Fomentar valores positivos, como el respeto, la solidaridad, la tolerancia, la generosidad
y la libertad.
• Hablarles sobre la importancia que tiene respetar siempre a las otras personas,
independientemente de su sexo, raza, creencias, etc.
[40] GUÍA PARA PADRES Y MADRES
• Ser críticos con los comportamientos, lenguaje o imágenes discriminatorias que
observemos a nuestro alrededor.
• No utilizar un lenguaje sexista. Por ejemplo, no usar frases como “los niños no lloran” o
“di a mamá que te haga la comida”.
• Favorecer una comunicación abierta con nuestros hijos e hijas nos ayudará a identificar
o conocer cualquier situación de desigualdad que puedan sufrir.