Historia lengua imprimir policial
Historia lengua imprimir policial
Historia lengua imprimir policial
Dylan Tindal
Nacio el 15 de enero en el año 2009 en el hospital Piñero de
flores,Argentina, su papa es Luis Tindal y su mama es Gordita
Tindal. En su adolescencia disfrutaba de hacer deporte, en
especial el voley. A pesar de que no disfrutara del colegio
decidió escribir un libro policial “Por una meta” que
rápidamente se convirtió en un éxito nacional.
“Por una meta”
Esta historia comienza cuando Juan nace un 15 de enero de 2009, vive con su hermano
Luis, su mama, Mirta y su papa Alberto. El es un joven muy activo al que le gusta
mucho el deporte y lo que este relacionado con la actividad, un muchacho algo vago en
lo academico ya que no le llama la atencion y por este hecho le va mal en la mayoria de
las asignaturas.
El prefería otras cosas antes que el estudio y el colegio, gracias a esto tenia problemas
con los profesores, en repetidas ocasiones se aplicaba una sanción por parte de los
mismos. A el le gustaba la idea de formar parte de la policia nacional por esto decidió
ponerle ganas al colegio para despues ir a la academia de policías. Unos años mas
tarde , Juan creció para formar parte de la academia de policías . Juan termino la
secundaria en el año 2027 y entro a la academia de policías en el año 2028, en la
academia le gustaban todas las pruebas, tanto psicológicas como físicas, pero reprobó
las psicologicas, y lo volvió a intentar e 2029 ya que cuando se reprueba las pruebas
tenes q esperar al otro año para volver a intentar, pero al final logro su objetivo. Ser un
policía nacional, para poder ayudar a la gente y capturar a los delincuentes.
Juan, necesito tu ayuda ,dijo la mujer . He visto cosas extrañas en el barrio. Algo no
encaja. Intrigado, Juan la llevó a una sala de entrevistas más privada. Ella comenzó a
relatarle cómo un grupo de hombres se reunía en la oscuridad de la noche, hablando
en susurros sobre transacciones ilegales y amenazas. Lo que comenzó como un rumor
se transformó rápidamente en una preocupación.
A medida que Clara hablaba, Juan sintió que un escalofrío le recorría la espalda.
Recordó que algunos de sus compañeros en la academia habían mencionado a esos
hombres; se rumoreaba que estaban vinculados a políticos corruptos y al narcotráfico.
No puedo garantizar tu seguridad si sigues adelante con esto, le advirtió Juan. Pero si
lo que dices es cierto, debemos actuar. Clara asintió con firmeza. Sabía que el silencio
solo perpetuaba la corrupción que carcomía su comunidad. El joven policia decidió
investigar por su cuenta, ya que confiaba poco en algunos de sus compañeros de
trabajo. La corrupción estaba infiltrada incluso en las fuerzas policiales. Durante las
siguientes semanas, Juan comenzó a recopilar información. Habló con testigos y
recopiló evidencias discretamente. Con cada paso, se dio cuenta de que la red era más
extensa y peligrosa mas de lo que había imaginado. Algunos oficiales estaban
involucrados y no dudarían en proteger sus intereses.
Una noche, mientras revisaba unos documentos en su apartamento, recibió un
mensaje anónimo: “Deja de investigar o pagarás las consecuencias”. El miedo
La noche del operativo llegó y todo parecía ir bien hasta que un informante reveló que
había un traidor dentro del equipo. Tensión y desconfianza llenaron el aire mientras
Juan se preparaba para enfrentar no solo a los criminales sino también a aquellos que
deberían protegerlo. En medio del caos, se dio cuenta de que luchar contra la
corrupción significaba arriesgarlo todo, incluso su vida. Pero sabía que no podía dar
marcha atrás, ya que si se arrepentía los matarían a el y a la muchacha y todos sus
esfuerzos y tiempo investigando serian desperciados.
Juan al verla asi, expuesta, lo unico que pensaba era en salvarla ya que ella era el
motivo por el empezó a investigar y meterse mas en el tema, sentia adrenalina la salvo
pero quedo herido de bala, estaba tirado en el piso, se estaba desangrando termino
desmayándose por la perdida de sangre , despertando asi en el hospital, lo va a visitar
Guille y le cuenta que encontraron al infiltrado contaba que era el que menos esperaba
y pasaneo al “cartel de las sombras” capturaron a todos los criminales la mayoría
muertos. Juan al poco tiempo le dan el alta y vuelve a su vifa cotidiana relacionandose
de vez en cuando con Clara, algunas veces salen a comer para formar una relacion mas
que solo vecinos.
Biografia del autor
Biografía del autor
Milagros Diaz
Milagros Díaz, nacida el 22 de noviembre de 2008 en Buenos
Aires, es una autora argentina destacada en el género de
suspenso y misterio. Desde su debut literario, Díaz ha
publicado cuatro novelas, entre ellas “El Precio del Silencio”,
que ha sido ampliamente aclamada por su habilidad para
combinar giros inesperados con una profunda exploración
psicológica de sus personajes.
Además de su trabajo como autora, Díaz es una amante de los
animales y comparte su hogar con dos hermosos gatos y cuatro
perros, quienes a menudo son sus compañeros durante largas
horas de escritura.
Actualmente, Díaz está cursando sus estudios en una escuela
secundaria en Buenos Aires, llamada San Martin de los Andes.
Su círculo cercano de amigos y familiares ha sido una fuente
constante de apoyo e inspiración en su carrera literaria.
El precio del silencio
La paz del pueblo de Cornwall se quebró la noche del 6 de enero de 2016, cuando
encontraron el cuerpo sin vida de Boonie. Las noticias rápidamente señalaron a su
novio, Jacob, como el responsable de la tragedia. Poco tiempo después, Jacob fue
hallado muerto en su departamento, habiéndose suicidado.
Junto a su cuerpo, se encontró una nota en la que confesaba el crimen, afirmando que
no podia vivir con la culpa de haber matado al amor de su vida en un arranque de ira.
Entre los que leyeron la noticia estaba el Dr. Eastwood, un médico de la ciudad que
conocía a Jacob desde su infancia. Jacob había sido un paciente frecuente en su
consultorio. Jacob era un joven reservado, siempre era cuidadoso con sus acciones, la
idea de que pudiera matar a alguien, y mucho menos a Boonie, a quien adoraba, le
parecía inconcebible. Pero lo que realmente captó la atención de Eastwood fue la nota
de suicidio. La letra en la nota, mostrada en las imágenes de las noticias, no era la de
Jacob. Él lo sabía ya que había visto repetidas veces la caligrafía de Jacob en los
formularios y recetas médicas. Había algo en la escritura de la nota que le parecía
extraño, como si alguien hubiera intentado imitar la letra de Jacob, pero no lo hubiera
logrado del todo.
Eastwood decidió dejar de lado sus dudas y aceptar que quizás se había equivocado
sobre Jacob. Tal vez Jacob no era el joven que él pensaba conocer, y seguir
defendiéndolo no tenía sentido. Esa misma tarde, el doctor salió de su casa. En un
pueblo tan pequeño como Cornwall, era fácil ir a pie a cualquier lugar, así que decidió
caminar. Mientras paseaba, se cruzó con Leah, la mejor amiga de Boonie. Sin dudarlo,
se acercó a ella para ofrecerle su apoyo en ese momento tan difícil. Mantuvieron una
pequeña conversación, hace mucho que no se veían, durante su conversación, Leah
mencionó detalles sobre la relación entre Jacob y Boonie que solo alguien muy
cercano a ellos podría saber. Sin embargo, también hizo comentarios que revelaban
un profundo resentimiento hacia Jacob, lo cual capturo la atención del doctor.
Decidido a llegar al fondo de la cuestión, Eastwood empezó a hablar con los vecinos y
amigos de Jacob. Lo hizo con cautela, consciente de que cualquier paso en falso
podría alertar a Leah. Varios vecinos mencionaron haber visto a Leah salir del
departamento de Jacob más de una vez en los días anteriores a su muerte. Esto ya
era extraño, considerando que Leah había asegurado que apenas había tenido
contacto con Jacob en ese período. Sin embargo, lo que más llamó la atención de
Eastwood fue el testimonio de una anciana que vivía en el edificio de enfrente. Ella
relató haber visto a Leah salir del departamento de Jacob la noche antes de que se
encontrara su cuerpo. Este era un detalle crucial, algo que Leah no había mencionado
en ningún momento. Durante su conversación con Eastwood, Leah había dado a
entender que no había visto a Jacob en al menos dos días antes de su muerte, pero la
evidencia comenzaba a contar una historia diferente.
El doctor decidio continuar con su indagación, habló con otros conocidos de Jacob, y
descubrió que Leah había estado extrañamente insistente en pasar tiempo con él en
los días previos a su muerte. Algunos amigos comentaron que Leah parecía ansiosa,
incluso obsesionada, buscando cualquier excusa para estar cerca de Jacob.
Leah, que al principio se mostraba tranquila, comenzó a ponerse nerviosa. Sus manos
temblaban y evitaba la mirada de Eastwood. Finalmente, incapaz de mantener la
fachada, rompió en llanto y confesó la verdad. Leah había estado enamorada de
Jacob durante años, pero cuando él empezó a salir con Boonie, se sintió traicionada.
Obsesionada, confrontó a Boonie en un intento desesperado de alejarla, pero la
discusión se volvió violenta, y Leah, en un arrebato de pánico, empujó a Boonie,
causándole la muerte accidentalmente. Desesperada, Leah acudió a Jacob, pero él,
horrorizado, le dijo que debía entregarse. Temiendo perderlo para siempre, Leah lo
sedó y lo colgó, fabricando una nota de suicidio para que todo pareciera un crimen
pasional que culminó en tragedia.
Esa noche, mientras Eastwood regresaba a casa, una creciente inquietud lo envolvía.
La oscuridad en la calle parecía más densa de lo habitual, y al girar una esquina, se
encontró con dos figuras sombrías que emergieron de las sombras. Sus rostros
estaban casi totalmente ocultos por gorras y bufandas. No hicieron falta palabras; la
intensidad de sus miradas decía todo lo necesario. Eran matones, enviados para
recordarle que el conflicto en el que se había metido tenía implicaciones mucho más
profundas de lo que él había imaginado. Un escalofrío recorrió su espalda.
Leah había mostrado su verdadera esencia en su confesión. No era solo una amiga
despechada, sino alguien con una capacidad inquietante para manipular y ocultar sus
verdaderos motivos. Su habilidad para arrastrar a Jacob y Boonie a la ruina solo para
satisfacer sus propios deseos revelaba una oscuridad en su carácter que iba más allá
del simple crimen. Eastwood se encontraba atrapado en un enredo de lealtades y
secretos que no entendía del todo. Decidir mantener la verdad en silencio no solo era
una forma de protegerse a sí mismo, sino también de salvaguardar la frágil paz en el
pueblo.
Biografia del autor
Biografía del autor
Priscila Waimann
Priscila Waimann es una chica de 16 años nacida en Buenos
Aires. Ha crecido rodeada de amor de sus papás, su hermano y
sus dos perros, quienes han sido su apoyo y motivación en cada
paso del camino. Estudia en el colegio San Martín de los
Andes, donde le quedan dos años para terminar su etapa
escolar y empezar a desarrollar su propio camino.
Es una persona activa y deportista, aunque actualmente no está
practicando ningún deporte. Le gusta probar nuevas cosas y
descubrir qué la apasiona.
Esta autora se dedica a cuentos que prometen revolucionar el
género con su trama innovadora y llena de giros inesperados.
Sus libros son para los amantes del género policial. La autora
nos lleva en un viaje lleno de sorpresas, donde el final es tan
impactante como inesperado
.
La verdad oculta
En Tauranga, Nueva Zelanda, una ciudad envuelta en una niebla perpetua, vivía con
mi tía Griselda quien era una mujer desagradable con cara larga, ojos fríos y cabello
gris descuidado. Su pareja, Roberto, era un hombre grande y con barba desordenada
y voz intimidante.
Sus cuatro hijos eran igualmente desagradables: Bruno, el torpe, es el tipo de persona
que podría tropezar con su propia sombra. Raquel, la maldita, tiene el don de hacer
que cualquier piropo suene como una crítica destructiva. Si Raquel te dice
"muy buena elección de ropa", ya sabes que tenes que quemarla. Ariel, el
obeso, el tipo que se convierte en el centro de atención en la mesa de la cena,
no solo por su tamaño, sino por su habilidad para atraer comida. Nicolas, el
llorón, es el campeón mundial de las lágrimas por todo. Si se pierde un
bolígrafo, es como si hubiera perdido una pierna.
Todos juntos formaban una familia problemática y discordante. De tal palo, tal
astilla, se habían criado en un ambiente lleno de gritos e insultos, mas así eran
como les habían enseñado a ser y actuar en consecuencia. No podía juzgarlos
debido a eso, cada uno se desarrollaba como podía y conocía.
Antonela Peralta
Antonella Peralta Toledo es una escritora de 15 años, nació el 3
de abril de 2009 en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires,
Argentina. Actualmente vive en Villa Lugano con sus padres,
su perra Amy y su hermana Mayte que casualmente también
nació el 3 de abril pero 3 años después del nacimiento de
Antonella.
“La red del silencio” es el primer policial que escribió, luego
de haber escrito muchas novelas juveniles, y de haber creado
increíbles historias de ciencia ficción. Se comprometió a
escribir esta historia porque decidió que lo mejor era romper
con la rutina y experimentar cosas nuevas.
La mayor fuente de inspiración de Anto, es su perrita Amy,
quien se encarga de brindarle el amor más puro que pueda
existir.
La red del silencio
Primero, desapareció Clara, una estudiante destacada por sus logros académicos y
deportivos. La noticia causó conmoción en el pueblo, pero a pesar de la búsqueda por
parte de las autoridades locales, no había ningún tipo de rastro sobre su paradero.
Durante una semana, no se supo nada de ella. La angustia se apoderó de sus padres,
quienes presionaron a la policía para que las investigaciones fueran más eficaces.
Pero de un día al otro, apareció como si nada en la puerta de su casa. La policía la
interrogó durante tres días, pero ella no cooperaba al responder, solo decía “sí” o “no”
como si fuera una máquina.
García era conocido en el pueblo por su actitud relajada frente a los casos menos
lucrativos, y a los más grandes y conocidos, él era el primero en ofrecerse para
resolverlos. Recientemente, se había visto envuelto en escándalos de soborno, pero
las pruebas contra él eran escasas. Al mismo tiempo, los rumores empezaron a
circular entre los estudiantes y los padres sobre lo que había pasado. Algunos
afirmaban haber visto comportamientos sospechosos entre los profesores, pero nadie
podía confirmar nada con certeza.
A pesar de que las víctimas volvían a sus casas como si nada hubiese pasado, algo
andaba mal con ellas; no parecían las mismas chicas de antes. Sus emociones eran
limitadas, sus respuestas rígidas y poco humanas, y sus interacciones con la policía
local en busca de respuestas parecían mecánicas.
Hasta que apareció una chica que iba a cambiar todo, Alicia era una estudiante con
rasgos asiáticos, tenía un perfil bajo y por eso pasaba desapercibida la mayor parte
del tiempo. A ella le encantaban las series y cuentos policiales, esto solo aumentaba
su gran deseo por ser una gran detective. Al notar las extrañas desapariciones y
reapariciones, decidió que ella podía resolver lo que sea que estuviese pasando.
Thomas, un chico de baja estatura y cabello rizado, descubrió que cada una de las
chicas desaparecidas habían sido contactadas por el profesor de ciencias
tecnológicas, Javier Gómez, con el propósito de ofrecerles "oportunidades especiales",
y luego, desaparecían como aguja en un pajar. Thomas estaba al tanto de esta
información debido a que él pasaba la mayor parte del tiempo en la clase de ciencias
tecnológicas como parte de los castigos que debía cumplir cuando rompía las reglas.
Decidió investigar durante 7 meses más al profesor Javier Gómez y descubrió algo
escalofriante: él y otros habían reemplazado a las estudiantes desaparecidas por
robots humanoides diseñados para imitar sus identidades y que nadie sospechara que
las chicas eran víctimas de trata de personas.
Los humanoides eran parte de un plan creado por Gómez y varios profesores para
confundir a la comunidad y así encubrir sus actividades corruptas. La red de
corrupción se basaba en que: secuestraban a las chicas y las mantenían escondidas
para luego ser trasladadas a otras ciudades y así poder vender sus órganos de
manera ilegal. Y no solo estaban involucrados en el tráfico de personas, sino que
también utilizaban tecnología ilegal que había creado el profesor, Javier Gómez, para
mantener sus actividades ilícitas ocultas.
Alicia buscó ayuda fuera del pueblo, contactó a una organización de derechos
humanos y a periodistas de una cadena nacional. La noticia de la trata de personas y
la creación de humanoides se esparció rápidamente. Un equipo de policías y
científicos llegó a la escuela y, al examinar a las “chicas”, se dieron cuenta de que bajo
su piel se encontraban humanoides, además encontraron evidencia que vinculaba a
los implicados con el tráfico de personas.
La escuela “Santa María” fue cerrada para garantizar que lo que ocurrió no volvería a
suceder. El pueblo, aunque aliviado por la resolución del caso, quedó marcado por el
escándalo y todos los estudiantes de “Santa María” fueron trasladados a otras
escuelas cerca del pueblo. Las chicas secuestradas tuvieron el acompañamiento de
los mejores psicólogos para que pudieran superar el gran trauma que les genero la
ambición humana.
Sofía Escudero
Nació en Buenos Aires el 24 de Mayo de 2009. Vive en Lugano
con sus padres, su perra, Pachorra y su gata, Salem. A pesar de
que le tomó mucho tiempo, logró incursionar en el mundo de la
escritura con su primer libro, “El redentor” un policial negro que
toca temas como las sectas dándonos a conocer su fascinación
por las teorías conspiranoicas. Luego del éxito de su primer libro
decidió explorar con otros géneros, tales como romance y
fantasía. Dedica la mayoría de sus ganancias a donar a refugios y
alimentar a animales callejeros.
“El redentor”
Luis se encontraba sentado en la sala de los Laurens, a pesar del desconsolado llanto
de ambos padres no parecía muy sorprendido, más bien parecía ansioso, esperando a
que se calmaran para poder obtener más información. En la mesa se encontraba un
periódico que informaba sobre la desaparición de su hija, la revista de menos prestigio
a su lado teorizaba sobre la posible relación con las desapariciones que suceden cada
7 años.
— No quisiera ser inoportuno, sé que están pasando por un momento muy difícil, pero
mientras más información puedan darme, más posibilidades tendré de resolver este
caso. — Al escuchar eso la madre sollozó aún más fuerte y el padre parecía debatirse
entre mirarlo molesto o consolar a su esposa, al ver que ninguna de las dos
funcionaría invitó al detective a pasar a su estudio. No consiguió mucha información
útil, el padre parecía más enojado por perder a su única heredera que por perder a su
hija, no paraba de preguntar sobre si habría posibles pedidos de rescate, preocupado
sobre cómo afectaría a su reputación el no pagarlos, parecía que la muerte sería el
mejor destino para esa pobre chica.
Luis se fue de la casa con más preguntas que respuestas, a pesar de que los padres
no fueron de ayuda tenía otra idea para conseguir información. Se dirigió a la escuela
local, el último lugar donde alguien vio a Aurora, habló con los profesores y al sonar el
timbre se apresuró a ir hacia una chica que parecía estar huyendo, la misma que
había visto en una foto abrazada a la desaparecida, su mejor amiga. A pesar de que al
principio se rehusó , rápidamente logro convencerla argumentando que cualquier
información que le brindara seria de gran ayuda para encontrar a su amiga.
—¿Seguro que nadie nos esta siguiendo? — Preguntó asustada cuando Luis la guió
hacia un callejón.
— Me aseguré de eso, ¿Por qué estás tan asustada?.
La chica suspiró y comenzó a hablar con voz temblorosa.
— Aurora sabía que esto iba a suceder, ¿Escuchaste sobre las desapariciones? Se
que es una pregunta tonta, aunque nadie quiere hablar es imposible que no lo sepan.
Un día que peleó con su padre salió a pasear por la noche, no había nadie en la calle,
la gente evita salir en estos años, al menos hasta que alguien desaparezca, caminó
tanto que sin darse cuenta llegó hacia la antigua iglesia, vio un hombre encapuchado
por la ventana que le hizo una señal para que haga silencio, estaba tan asustada que
vino corriendo a mi casa y me contó todo, apenas dormimos esa noche. — Cada vez
le costaba más hablar, parecía al borde del llanto y no paraba de mirar sobre su
hombro. — Fui tan tonta, no debería haberla dejado irse de mi casa.
— Era imposible saber que le iba a pasar a ella, cada 7 años hay cientos de
testimonios de personas que son perseguidas por los encapuchados, y sin embargo es
otro quien desaparece. Gracias por contarme todo esto, prometo que voy a hacer todo
lo posible por encontrar a tu amiga. —Si hubiera prestado más atención a su mirada
aterrada, y a cómo parecía estar tratando de señalar algo sobre su hombro podría
haberlo evitado, pero en cuanto trató de darse vuelta y salir del callejón un hombre
robusto y encapuchado le presionó un pañuelo con cloroformo en la cara, a pesar de
que luchó no fue suficiente para evitar desmayarse.
Se despertó con dolor de cabeza, en una celda lúgubre y oscura, distinguió símbolos
en las paredes pero no pudo enfocar su mirada para reconocerlos, el lugar olía a moho
y tierra. En cuanto trató de moverse se dio cuenta que sus manos estaban atadas en
forma de cruz con una cuerda gruesa y dura que le cortaba la circulación, antes de
poder seguir estudiando su entorno la única puerta que había se abrió y un
encapuchado entró por ella, estaba vestido con una túnica blanca y pulcra, pero lo
más distinguido era la gran cruz de oro que colgaba en su pecho.
—Te hemos estado observando, esperando el momento perfecto para atraerte a la
iglesia, sabíamos que ibas a ser una molestia desde que escapaste, abandonaste a tu
hermanita, ¿Un cobarde así merece seguir vivo?.
—¿Abandonarla? Ustedes se la llevaron. — Cada vez estaba más nervioso y enojado,
la diferencia de poder entre el y el hombre que estaba delante suyo era notable y
escalofriante.
—Nosotros solo hicimos lo que era necesario, año tras año planeando todo para
purificar este maldito pueblo, ni los ciudadanos ni la policía hacen nada, ¿Por qué
dejariamos que un detective falso arruine todo?. — El hombre se veía cada más más
alterado, agarraba con tanta fuerza la cruz que colgaba de su cuello que se iba a
incrustar en su mano.
—¿La policia sabe algo?. — El detective se veía cada vez más desesperanzado y
aterrado, había desperdiciado años de su vida trabajando con la policía creyendo que
iba a lograr algún cambio, justicia para su hermana. Ahora todo tenía sentido, cada
vez que descubría una pista, algún ciudadano aterrado que hablaba de más por miedo
a que el siguiente desaparecido sea algún familiar o el mismo. Lo informaba
esperanzado a la policía esperando que el comisario, con más influencia que el, le
diera más importancia, a veces lo lograba, pero al cabo de unas semanas la pista
desaparecía, nunca encontraban nada, al parecer siquiera lo buscaban.
El encapuchado miró su cara con diversión, por la expresión de goce que tenía uno
podría pensar que la desdesperacion de Luis era la única razón por la que hacían
todo.
—¿Por qué pensas que siempre salimos impunes? Desde hace décadas que tratamos
de esparcir nuestro mensaje, en los inicios de este pueblo la gente solía escuchar, que
pena no haber estado vivo en esos tiempos. Cuando la gente naturalizó el pecado,
cuando arruinaron estas tierras nuestro creador nos envió un mensaje, uno de los más
debotos pudo entenderlo; el pueblo está podrido, pero no destruido, si cada siete años
me otorgan un alma que valientemente pague y purifique todos los pecados de sus
hermanos, los perdonaré y mantendré a raya su degeneración. — Lo citó como si
fuera lo único en lo que pensaba. — Desde ese entonces cumplimos con su voluntad,
al principio fue más difícil, no sospechaban, pero en cuanto los teóricos comenzaron a
involucrarse tuvimos que hacerles entender que era necesario, nos apoderamos de la
policía y de una parte del gobierno, solo lo necesario para poder manejar todo
tranquilos. Lo planeamos con antelación, cuando te vimos hablar con ese loco teórico
y ver el interés con el que veías la iglesia cada vez que pasabas por enfrente nos
advirtió que ibas a ser un problema. El día que irrumpimos en tu casa creímos que tus
padres habían ido a cenar con tu hermana y te habían dejado solo, con un malestar
causado porque tu almuerzo escolar estaba convenientemente en mal estado, es una
lástima que tu hermana te haya querido tanto y que hayas podido esconderte tan bien.
Pero bueno, no quiero desviarme, tenemos mucho tiempo, Aurora Laurens está
esperando en el templo para cumplir con su labor, es una pena que tengas que
esperar otros 7 años para tu turno, pero no te preocupes, te vamos a tratar bien.
Antes de que pudiera reaccionar el hombre salió de la celda, el ruido de llaves y
cadenas pesadas hicieron que Luis se diera cuenta, no tenía otra opción más que
esperar.
Biografia del autor
Biografía del autor
Morena Pacheco
Morena Pacheco nació y creció en Buenos Aires, Argentina.
Específicamente en Lomas de Zamora. Su madre, Carina
Rojas, la dio a luz el 15 de Julio del 2008, un día peculiarmente
caluroso en pleno invierno. Su padre es Arnaldo Alejandro
Pacheco y dos años después de su nacimiento, llegaría a su
vida su hermana menor, Delfina Pacheco.
Estudió en la primaria del colegio San Martin de los Andes,
una escuela privada. Desde sus primeros años Morena ha
estado interesada en la lectura y escritura. Durante su infancia
en el colegio, se dedicó a escribir lo que le pedían en sus clases
de lengua y literatura, sin embargo, siempre lo había hecho con
un creciente gusto por plasmar sus ideas en papel. Allí, escribió
sus primeros libros; todos sobre romance.
Durante la pandemia del COVID-19, su amor por los libros
solo se dedicó a crecer. Se la pasaba leyendo todo tipo de
historias para matar el aburrimiento al estar encerrada.
Nunca se había animado a explorar otros géneros literarios,
pero fue en tercero de secundaria que descubrió su gusto por
los libros de misterio. Fue en ese mismo año que escribió su
primer relato de un policial negro. Años después, éste seria
publicado, convirtiéndose en su primer éxito.
En el presente, es una autora ya consagrada con muchos libros
en su colección. Adora pasar su tiempo libre realizando trenzas
y recorriendo el mundo, además de, por supuesto, escribir
nuevas obras para publicar.
La sombra de un depredador
Habiendo vívido toda su vida en un pueblo tan retorcido y oscuro como el suyo,
Adeleine sobrepuso toda su vida la presencia de su hermano mayor sobre la de ella,
pues lo apreciaba con locura. Asimismo, porque había sido presente de las
atrocidades realizadas por los hombres de su pueblo con tal de demostrar que sus
convecciones eran totalmente justificadas. Sin embargo, a pesar de todos los
esfuerzos por impedir lo profetizado, fracasó una noche de luna llena cuando su
hermano fue hospitalizado de urgencias y dado por muerto a causa de un “virus
desconocido”. Los doctores alegaron que su cuerpo no podría ser velado debido a los
peligros de ser propagado en todo el pueblo. Pero Adeleine y cualquiera con un
mínimo sentido común sabía que esa no era la verdadera razón.
Adeleine nunca había sido una joven muy cuerda, al menos no en el sentido coloquial.
Su pasatiempo era leer historias de misterio y crear teorías anticipadas sobre la
resolución del caso antes de que sea explicado. No había cosa más interesante para
ella que desmenuzar un buen crimen con tan solo pocas pistas. Verán, ella nunca
había pensado que esto fuera raro; no obstante, a pesar de ser tan hábil con los
acertijos y lo que implicaba un gran requerimiento de ser meticuloso y calculador,
nunca había cumplido su gran aspiración de convertirse en una detective. Esto no era
para nada viable en una pueblo con una mente tan cerrada y creyente de lo
supernatural. Toda su niñez había sido señalada como demente y rara gracias a sus
habilidades “extravagantes”. Había vivido bajo la sombra de todos sus hermanos, pero
cuando más anhelaba que sus parientes estuvieran opacándola y ocupándose de
luchar por la atención de sus padres, ellos decidieron redimirse de este deseo e irse lo
más lejos del pueblo posible, escapando de sus responsabilidades. La habían dejado
desamparada con el peso de tener a dos adultos incapaces de si quiera ocuparse de
la única hija de quedaba con ellos.
La mujer terminó su relato confesando que había encontrado el cuerpo de Peter Miller
tirado en el piso desgastado, convulsionando. Su vecina se excusó exponiendo que
llamó rápidamente a los paramédicos. Pero no fue lo suficiente audaz para convencer
a la chica que había sido marginada por todos y que dedicó todo su tiempo libre a
estudiar los accionares de cada uno de los pobladores de ese lugar intrincado.
Lydia no había encontrado tirado en el piso a Peter, sino que lo había encontrado
encadenado en la pared. Una persona desconocida que sostiene las ridículas
leyendas como algo real, hubiese actuado de la misma manera que ella: golpeándolo y
generándole hematomas hasta la muerte. Los padres de Amerie nunca habían dejado
salir de su casa a Peter por el miedo que les generaba lo que la gente le pusiese hacer
a su hijo. Tal era la presión y locura que le habían inculcado a Peter que hasta él
mismo había comenzado a creer las atrocidades que decían sobre su persona. Él
mismo se encadenaba todas las noches de luna llena por miedo de lastimar, entre
muchas comillas, a inocentes. Pero Adeleine sabía que él no era lo que le habían
hecho creer. Ella se quedaba todas esas noches a su lado y nunca lo había visto
convertirse en un lobizón.
Así, dio con el enigma: Lydia era la culpable del asesinato. Amerie no tenía dudas de
que esa inocente mujer lo había llevado a cabo para demostrar que monstruos como
un “lobizón” no tenían el derecho ni de siquiera rondar por su pueblo.
El único error de Amerie fue tratar de conseguir justicia para su hermano. Nadie le
creyó. Nadie estuvo dispuesto a resignarse sobre la creencia popular, y se dejaron
llevar por hilos invisibles que lo único que incitaban era a la violencia y humillación
injustificada. Después de todo, Adeleine sabía esto. Que no quisiera aceptarlo era otra
cosa.
Recién en ese momento entendió la verdadera cara del ser humano, y decidió no
resistirse a su destino. Volvió a su rutina: trabajar y cuidar a sus padres, sin embargo
una sola cosa cambió: nunca más volvió a cuestionar lo impuesto por seres crueles y
despiadados.