LA PALABRA DE DIOS Y EL CANON

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La Palabra de Dios y el Canon

Carlos Alberto Paz Franco

Facultad de Teología, Fundación Universitaria Unicervantes

Introducción a la Sagrada Escritura

Pbro. Jorge Esteban Mazo

17 de marzo de 2021
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Resumen
Este trabajo se fundamenta en un resumen sobre La Palabra de Dios y el Canon escrito por
Lorenzo Turrado con los aspectos más relevantes de su escrito.
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Introducción
Dios se da a conocer al hombre por amor, por un plan salvífico; esta revelación se hace a través
del tiempo usando lenguajes propios y vivencias de la época. Este mensaje fue escrito por los
hombres bajo la inspiración del Santo Espíritu de Dios siendo Dios el autor principal, la plenitud
es Jesús por ende la Biblia no tendrá nuevos escritos.
Los Libros Sagrados son canon para nosotros los cristianos, Jesús también reconoce la
importancia del canon judío.
Los apóstoles reciben autoridad dada por Jesús quien a su vez enseña e instruye sobre el Reino
de Dios y finalmente Él es Palabra de Dios por la relación que Jesús tiene con el Padre; estas
enseñanzas son canon para la vida del hombre.
La Iglesia Católica reconoce 45 libros del Antiguo Testamento y 27 libros del Nuevo Testamento
es lo que llamamos la Biblia. La interpretación y el cuidado de la Palabra de Dios es una labor
del magisterio de la Iglesia y este magisterio no está por encima de la Palabra de Dios, sino que
sirve a ella.
La fundación de la Iglesia es sin duda obra de Dios y con el tiempo la Sagrada Escritura se
vuelve un elemento normativo que son tiempos ya no de fundación sino de conservación en
donde nos muestra el carácter fundacional de Dios en su Iglesia.
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LA PALABRA DE DIOS Y EL CANON

Palabra de Dios y revelación vienen a ser semejantes ya que es la forma en que Dios le da a
conocer algo al hombre “su plan de salvación”, todo lo que Dios manifiesta es en cierto sentido
lenguaje. La historia en las intervenciones divinas tiene garantía y es el pueblo de Israel que a lo
largo de su historia han caminado a la luz de Dios, y este mensaje llega a través de los profetas.
Dándoles promesas y mandatos “ustedes serán mi pueblo y yo seré su Dios” (éxodo 6:7). Toda la
manifestación divina finaliza en Jesucristo, hijo de Dios el Mesías esperado por el pueblo, cuya
toda palabra en la biblia es manifestada por Jesús por eso es llamado verbo encarnado.
La palabra de Dios es el mismo mensaje de salvación traído por Jesucristo. Este mensaje fue
escrito bajo la inspiración del Espíritu Santo naciendo así la Sagrada Escritura, siendo Dios el
autor principal. La biblia es el objeto principal de la fe cristiana y no tendrá nuevos escritos ya
que finaliza en Jesús.
El termino canon es una palabra griega que nunca fue traducida, su significado primitivo es caña
para medir o regla, y en el estudio bíblico se implementa para identificar la verdadera palabra de
Dios. a partir del siglo III son denominados canónicos los libros mismos de la Sagrada Escritura;
y canon, la colección de esos libros. Estas denominaciones no tienen claras el sentido que tienen,
si activo para significar si es canon o regla de y de vida moral; o si tiene más bien un sentido
pasivo, para indicar que estos libros son sagrados que deben servir de canon o norma a los fieles
y poder diferenciarlos de los de inspiración apócrifa.
Jesucristo y los apóstoles reconocen y dan importancia al canon judío, la formación del canon de
los judíos fue algo gradual y ellos guardaban con especial veneración ciertos libros. Ley (Torah),
profetas (Nebiim), escritos o hagiógrafos (ketubim). Se habla en total de 24 libros ello proviene
por el número de letras del alfabeto griego, y se fijara en el sínodo de yamnia. Los autores
católicos a partir de Sixto senense, suelen llamar deuterocanónicos (Tobías, Judit, sabiduría,
eclesiástico, Baruc, 1y2 de macabeos) y los protestantes suelen llamarlos apócrifos porque no
están en el canon judío.
La proximidad de los apóstoles a Jesucristo nos muestra en sus escritos la fidelidad en las
enseñanzas recibidas que son el reflejo del mismo Cristo. Y de aquí entran nuevos libros del
Nuevo Testamento, y con los de Antiguo Testamento forman un conjunto único que es la
Sagrada Escritura “Biblia” donde escuchamos la Palabra de Dios.
Los padres de la Iglesia reconocen lo sagrado y canónico de los 72 libros de la escritura, dándole
igual importancia a los libros protocanonicos sino también a los deuterocanónicos y no puestos al
final sino mezclándolos con todos los demás. La Iglesia Católica reconoce en el decretum pro
Iacobitis del concilio florentino, admitir como inspirados y canónicos los 45 libros del Antiguo
Testamento y los 27 del Nuevo Testamento. El concilio tridentino refirme esta posición, dando a
su declaración el valor de la definición dogmática. A partir de ahí los autores católicos pueden
discutir la autenticidad de uno u otro libro, pero no de su canonicidad. Los concilios vaticano I y
II, recuerdan la definición del Tridentino.
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Para los antiguos protestantes la actividad racional y libre del escritor queda anulada por Dios,
para la Iglesia Católica, el escritor no pierde sus facultades de libertad y razón, Dios actúa
positivamente en el autor. Los actuales teólogos de la reforma, para quienes los libros bíblicos
estarían compuestos por las solas fuerzas humanas y que la participación de Dios era un tipo de
influjo moral, con mandatos e iluminaciones, y que los testigos de estas revelaciones divinas
(profetas – apóstoles) continúen haciendo oír en sus escritos la voz de Dios.
Para la Iglesia Católica es conocido, la delimitación del canon, es decir, la decisión con valor
dogmático del catálogo o lista de libros que nos trasmiten la palabra de Dios, normativos de
nuestra fe y conducta, es algo que considera estar dentro de la misión que dejo nuestro señor
“salid por el mundo y predicar el evangelio”. En el Concilio Vaticano II, la Sagrada Escritura y
tradición constituyen un solo depósito de la palabra de Dios, pero el oficio de interpretar la
palabra de Dios escrita y transmitida ha sido confiado únicamente al magisterio de la Iglesia,
cuya autoridad se ejerce en nombre de Jesucristo. La Iglesia Católica se apoya concretamente
para hacer la delimitación del canon en el concilio vaticano II: por la tradición que viene de los
apóstoles conoce la iglesia el canon de los libros sagrados. La base y el origen de la tradición hay
que ponerla en Cristo y los apóstoles.
La iglesia católica reconoce la existencia de la tradición que arranca desde Cristo y los apóstoles
y bajo el amparo del Espíritu Santo tenga la base para establecer la delimitación del canon. En la
vida apostólica no se conoce que ellos hayan explicado dudas y preguntas entorno al canon, màs
bien ellos en el momento de predicar y mostrar los libros los ponían al nivel del Antiguo
Testamento. Por otro lado, hay autores que buscan averiguar si el escrito era o no del apóstol esto
es llamado “criterio de apostolado”, ya que los discípulos eran los sucesores de Jesucristo en la
fundación de la iglesia y contaban con el auxilio especial del Espíritu de Dios, ya sea predicando
o escribiendo. en la iglesia primitiva y patrística tiene cierta validez el criterio de inspiración
apostólica ya que fue usada por los padres de la iglesia para diferenciar los textos apócrifos.
El P, Karl Rahner, explica que hay dos etapas al hablar de la Iglesia: la etapa de fundación o
Iglesia in fieri y la etapa de pervivencia o Iglesia in facto ese. dice que la fundación de la iglesia
es obra de Dios, debido a un acto formal y predefinitorio de su voluntad, y también queda claro
que los elementos constitutivos de la iglesia no fueron inmediatos sino a lo largo de época
apostólica. La Sagrada Escritura es el elemento normativo para los tiempos posteriores que ya no
son de fundación sino de conservación. Por consiguiente, la Escritura en parte es el acto
fundacional de Dios. Por otra parte, es un fenómeno vital de la Iglesia primitiva, con valor
normativo para todos los tiempos. Por consiguiente, podemos afirmar que es un libro inspirado
ya que Dios es el autor principal.
El concilio vaticano II. cuando afirma su posición respecto al magisterio eclesiástico dice: (este
magisterio, evidentemente, no está sobre la palabra de Dios, sino que la sirve, enseñando
solamente lo que ha sido confiado). con esto quiere decir que las decisiones conciliares están al
servicio de Dios y su palabra, puesto que la revelación publica se cerró con la muerte de los
apóstoles y a esa revelación el magisterio eclesiástico nada puede añadir o quitar. Entonces el
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magisterio de la Iglesia no está por encima de la Palabra de Dios, qué para el pueblo sigue siendo
norma suprema de fe. El magisterio lo que hace es acercarnos mas a la palabra de Dios,
valiéndose de la tradición con la asistencia del Espíritu Santo.
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Referencias
 Turrado, Lorenzo La Palabra de Dios y el Canon, 1969

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