Segunda Tesis
Segunda Tesis
Segunda Tesis
La historia de la teología recoge las diversas sentencias que mantienen los autores;
es clásica del profesor Melchor Cano, el teólogo dominico que tituló su obra “De locis
theologicis” (Fernández, 2015) donde menciona diez lugares: Sagrada Escritura,
Tradiciones de Cristo y de los Apóstoles, Iglesia Católica, Concilios, Iglesia Romana,
Santos Antiguos, Teólogos escolásticos, Razón natural, Filosofía e Historia Humana. Ha
sido un tema de varios debates y años de formulaciones.
Entre los autores se ha fijado la teoría que son tres las fuentes principales de la
teología: La Escritura, La Tradición y El Magisterio (Cf. OT 16). La Sagrada Escritura y la
Tradición Eclesial son dos aspectos o depósitos del único tesoro de la revelación cristiana.
No son dos fuentes paralelas o separadas, sino expresiones del único acontecimiento
salvífico “La Tradición es el sujeto que sustenta la Escritura” al tiempo que es el Magisterio
quien la explica con autoridad. [CITATION Conoc \y \l 9226 ]
1. LA SAGRADA ESCRITURA
Por tanto, la Biblia ha sido el mensaje inspirado por Dios al hombre, de tal forma
que lo escrito por los autores sagrados fue precisamente lo que Dios quiso que escribieran
(cf. DV 11), con el resultado y la certeza de la acción del Espíritu Santo, de que la Biblia ha
sido, es, y será ciertamente, la Palabra de Dios. Aunque ciertos pasajes de la Biblia hayan
podido diferir notablemente en su carácter, todas y cada una de las palabras de la Sagrada
Escritura son igualmente inspiradas por Dios.
El criterio que influyó en mayor medida para la formación del canon bíblico
cristiano fue el reconocimiento en los libros de:
- Una recta regla de fe.
- Una clara apostolicidad.
- Un uso habitual en el culto.
La Iglesia tiene a los libros del Antiguo y del Nuevo Testamento por sagrados y
canónicos, no porque habiendo sido escritos por la sola industria humana, hayan sido
después aprobados por su autoridad, ni sólo porque contengan la revelación sin error, sino
porque, habiendo sido escritos por inspiración del Espíritu Santo, tienen a Dios por autor, y
como tales han sido entregados a la misma Iglesia.
Una consecuencia lógica de que Dios es autor es que estos libros son santos y nos
transmiten una enseñanza verdadera. Pues, como todo lo que los autores inspirados o
hagiógrafos, afirman debe tenerse como afirmados por el Espíritu Santo, hay que confesar
que los libros de la Escritura enseñan firmemente, con fidelidad y sin error, la verdad que
Dios quiso que se consignara en las Sagradas Letras para nuestra salvación” (DV, 11). Por
tanto, son dogmas de fe católica: las doctrinas de la inspiración divina de la Biblia y de la
veracidad de la Sagrada Escritura.
La doctrina de la veracidad de la Sagrada Escritura pertenece al dogma católico,
como una consecuencia necesaria del dogma de la inspiración divina de la Biblia. Ésta es
doctrina mantenida siempre a lo largo de los siglos por el Magisterio de la Iglesia y por la
fe de los cristianos.
La Tradición fundamenta la veracidad de la Sagrada Escritura en dos razones:
- Que la veracidad está en íntima relación con el fin mismo de la inspiración, de
manera que son inseparables.
- Que la veracidad está en íntima conexión con la perfección de Dios.
Toda la Biblia entera es Palabra de Dios. Esto acarrea otras consecuencias prácticas:
aparece inmediatamente que la Biblia dice o enseña la verdad y que no puede contener
error, si tiene a Dios por autor. Dios no puede equivocarse, ni tampoco engañarnos. Si el
lector de las Escrituras estuviera expuesto a encontrar en ellas el error mezclado con la
verdad, no podría considerar este texto como una guía segura y la Iglesia no podría
tampoco proponer su Canon como regla de fe y de costumbres. Se plantea así, el problema
de la “Inerrancia Bíblica” o mejor dicho de la “Verdad de la Escritura”.
La así llamada “inerrancia” es el efecto principal de la inspiración y consiste en
aquella cualidad que hace a la Biblia inmune de error. Es posible que ningún otro concepto
relacionado con la divina inspiración de la Escritura haya suscitado tantos problemas como
éste. La Divino Afflante Spiritu de Pío XII, afirma: “Así como Cristo se hizo semejante al
hombre, menos en el pecado, así las palabras de Dios expresadas en lenguaje humano, se
han hecho en todo semejante al modo de hablar humano, menos en el error”.
1.3.1. La verdad en la Escritura
Los LXX traducen el ‘Emeth hebreo por Aletheia, pero esto permite otras
traducciones como Pistis (fe) y justicia. Es algo complejo porque no existe una sola palabra
en el A.T. para designar la verdad. Así ‘Emeth puede ser firmeza, estabilidad, fidelidad,
seguridad, a veces aparece con connotaciones morales de honestidad o fidelidad. La verdad
bíblica es una “conformación” se demuestra en la historia, Dios se da a la historia, no es
una simple constatación de un hecho.
Para el hebreo no importa tanto lo que es, sino lo que viene, lo que sucede, “la
verdad viene hecha” (Cf. Ne 9,33; Jn 3,21). La raíz de ‘Emeth es Aman, es el conjunto de
características de un sujeto que dé muestra de ser verdadero, una cosa es verdadera en
cuanto confirma la verdad que yo pongo, la confianza que doy (Cf. Dt 7,9; 32,4). Ésta
verdad se da en la Palabra de Dios (Cf. 2Sam 7,28; Sal 111,7) y en los actos (Cf. Sal
25,10). ‘Emeth’ es la suma y la quinta esencia de las palabras de Dios y fin de su acción.
Por su Palabra y sus obras Dios se muestra, Dios se confirma como Dios.
a. La verdad como confirmación: La alianza hace ver la verdad de Dios, su
fidelidad (Cf. Ex 2,3) Dios en la alianza muestra su verdad y esta verdad de Dios es
un don gratuito y libre. Jesús es la confirmación de la alianza de la gracia de Dios,
Él es la verdad, es el AMEN (Cf. Ap 3,14); el Amén dicho por Jesús es garantía de
su persona y de su mensaje (Cf. Jn 1,14)
b. Relación entre Verdad y Evangelio: El Evangelio como anuncio es anuncio de la
verdad (Cf. 2 Cor 4,2; Ef 1, 12). La verdad del Evangelio es fundamento para juzgar
las varias doctrinas, pues el Evangelio expresa la verdad. El contenido del
Evangelio afianza la predicación apostólica referente a Cristo mismo; no se limita a
su muerte y resurrección, sino a la proclamación de su misterio en conjunto. El
Evangelio es casi una fuerza, un poder para salvar (Cf. Rm 1,16-17). Esta verdad no
puede ser comprendida en contra de la doctrina o de los dogmas, pues el Evangelio
no es entendido sólo como fuerza, sino como doctrina, como algo recibido (Cf. Rm
1,15) que debe ser entregado y requiere la obediencia de la fe (Cf. 1Cor 15,1-3).
Para Pablo anunciar el Evangelio es transmitir la fe. También en las llamadas cartas
pastorales no se ve oposición entre Evangelio y doctrina, y usa palabras como
Tradición, Doctrina (Cf. 1Tm 4,3) enseñanza.
d. La verdad como testimonio profético del Espíritu: ¿Qué papel tiene el Espíritu?
La verdad definitiva es promesa y está ya presente en Cristo. Para el Evangelista
Juan, el concepto de verdad es Cristológico (Cf. Jn 14,6), Cristo es la exégesis del
Padre, en Él se desvela la razón de la creación, es el Logos. En Juan es claro que
Jesús es verdad definitiva, pero el Espíritu se introduce en la verdad, en la
profundidad de Cristo (Cf. Jn 16,13.14). Es un aspecto de crecimiento bajo la guía
del Espíritu. Es una verdad que vive en la Iglesia (Cf. Jn 3,8) y se mueve y crece, no
en un desarrollo meramente intelectual (Cf. Jn 3,21). Es algo que nos lleva a la luz.
Es una verdad histórica, que crece en la historia.
La verdad no es simple promesa, pues esto sería evasión de la situación del
momento donde la Iglesia debe testimoniar, pero tampoco es únicamente un dogma
estático; tiene un aspecto dinámico de crecimiento. De allí que ningún dogma puede ser un
fin, es una percepción que nos lleva a una comprensión más profunda de la verdad.
En la Biblia hay muchos Géneros Literarios, los cuales son maneras especiales de
decir las cosas y de narrar los acontecimientos, por tanto, es muy importante conocer en
qué género literario está escrito un pasaje de la Biblia, para entender qué es lo que el autor
quiere decir con su obra escrita. Los géneros literarios son los siguientes:
a. Histórico
Los libros con géneros históricos tienen un clásico lenguaje narrativo, conciso, lineal, con
largas digresiones y, a veces, reducido a listas de nombres. Tienen también forma de relato,
real o imaginario, además, incluye narraciones populares, leyendas, sagas y cuentos;
contiene relatos y crónicas de hechos ocurridos y acontecimientos cotidianos registrados
por escrito, se trata de narraciones aleccionadoras y programáticas que muestran lo que hay
que hacer ahora. Tiene un fin religioso, destaca la presencia de Dios en la historia, los
historiadores bíblicos, según los criterios de sus tiempos, procuraron transmitirnos más que
una detallada narración de los hechos históricos, las enseñanzas provenientes de los
mismos, como por ejemplo: los libros de Génesis, Deuteronomio, Crónicas, Esdras,
Nehemías, 1 y 2 de Reyes, etc.
b) Legislativos
Son los textos que recogen normas o costumbres por las que se regía el pueblo,
como la “LEY” que era una exigencia de la Alianza con Dios. Hay libros como por
ejemplo: El Éxodo, el Deuteronomio y el Levítico.
c) Proféticos
Son aquellos libros que revelan la existencia de un “mensajero”, el cual habla a los
hombres en nombre de Dios. El profeta se vale de la acción simbólica, de la denuncia, del
anuncio, el aviso, la amenaza, las visiones, los oráculos y las confesiones. Los libros
proféticos tienen su peculiar lenguaje simbólico, elocuente, patético, recio, visionario, por
ejemplo: Los Libros proféticos, profetas Mayores como Isaías, Jeremías, Ezequiel, Daniel.
Profetas menores como: Oseas, Joel, Amos, Miqueas, Sofonías, Zacarías, etc.
d) Líricos
e) Sapienciales
f) Epistolar
Son aquellos libros escritos por un remitente a un destinatario, el cual contiene un
mensaje variado, como por ejemplo: Jeremías (sus cartas proféticas), 1 Reyes (Cartas
reales), Hebreos (cartas temáticas), Filipenses (cartas de acción Apostólica), etc.
g) Apocalíctico
Son relatos de revelaciones obtenidas mediante visiones y sueños, los cuales han
sido expresados de forma enigmática y simbólica. Estos mensajes descubren lo que va a
suceder, contienen una simbología e imágenes sorprendentes; es un género utilizado tanto
en el AT como en el NT. El Apocalipsis de Juan por ejemplo, no es un mensaje de
predicción del fin del mundo, sino que es un mensaje de esperanza, para una comunidad
cristiana que estaba viviendo la persecución, donde el peligro más grande frente a la
situación, era que los cristianos abandonaran la fe. En Estos mensajes abundan las visiones
simbólicas, las alegorías enigmáticas, las sorprendentes imágenes y las especulaciones
numéricas, por ejemplo: Los libros de Daniel, el de Zacarías y el Apocalipsis del
evangelista Juan.
h) Narraciones
- Narraciones Míticas: Son tomadas generalmente de culturas circundantes, por
ejemplo: algunos relatos de la creación como Job 38, 10-11.
- Sagas: Son relatos populares para explicar el nombre u origen de un lugar, tribu o
familia, por ejemplo: Gn 19; Gn 11,1-19.
- Leyendas: Son parecidas a la saga pero su contenido es religioso, por ejemplo: Gn
22; Jos 5,2-9.
- Epopeyas: Es una historia contada de forma grandiosa, idealizada para elogio de
los protagonistas, como lo son las narraciones de Josué y Jueces.
- Historiografía Bíblica: las hay de la siguiente manera: Anales: Son escritos
oficiales en los que se recogen los hechos más importantes de cada reinado, por
ejemplo: 1Re 16,8-22. Crónicas: Se recoge detalladamente algún acontecimiento del
reino, por ejemplo: 2S 9,20. Memorias: Se rinde cuesta a Dios o a al soberano de la
actividad encomendada, por ejemplo: Ne 1,1-7,5.
- Discursos: Los hay de la siguiente manera: Discursos políticos como Jc 9,7-20;
Arengas militares como 2Cro 20,20; Sermones u Homilías como Jr 7,1ss; Discursos
de despedida como Jos 24,2-15.
j) Evangelios Sinópticos.
Los hay de dos formas, la Tradición de la Palabra y la Tradición de la historia.
Los Santos Padres utilizaron los métodos filológico y alegórico. Hoy se utilizan los
métodos diacrónicos (aquellos que estudian el texto sagrado en su proceso de formación) y
sincrónicos (aquellos que estudian el texto sagrado en cuanto tal).
- La crítica literaria: A su vez, echa mano de las fuentes literarias que analizan los textos
bíblicos para detectar y reconstruir eventuales fuentes utilizadas en la formación de la
sagrada Escritura, evidenciando las acentuaciones teológicas y el ambiente vital.
- La crítica de las tradiciones: Trata de detectar la prehistoria oral de tales textos,
buscando descubrir las modificaciones que los textos, originalmente en circulación bajo
forma de perícopas aisladas, han sufrido en el curso de la transmisión oral. Igualmente,
pretende descubrir el grupo transmisor responsable de eventuales reelaboraciones ya en el
estadio de la tradición oral.
- La crítica histórica: Tiene por objeto unir las afirmaciones de un texto con la
realidad histórica. Trata de aclarar la relación entre texto y evento, el paso del hecho
histórico al texto escrito. No siendo la Biblia un texto primariamente de carácter histórico,
sino testimonio de fe, no proporciona todas las informaciones que un historiador desearía
Sin embargo, permiten trazar una imagen históricamente cierta de los hechos.
2) Método sincrónico:
Es aquel que analiza el texto, no en su fase de formación, sino en su existencia definitiva y,
tratándose de la Biblia, canónica. El documento de la Pontificia Comisión Bíblica del año
1993, titulado “La interpretación de la Biblia en la Iglesia” presenta tres métodos
sincrónicos:
- El análisis narrativo: Estudia únicamente los textos narrativos de la Biblia, que son
la mayoría La narración consta de estos elementos: protagonista, antagonista y los
comparsas; acción, nudo y desenlace; circunstancias del relato: lugar, tiempo y orden de la
acción. Tratándose de un relato bíblico, que es historia de salvación hay que dar el salto al
mensaje que se esconde detrás de esa narración.
Las grandes realizaciones de los estudios neotestamentarios del siglo XIX fueron los
llamados Crítica de las formas o historia de las formas. El fin es aquel de investigar y
analizar el origen y la historia de la tradición oral preliteraria de los Evangelios escritos. La
premisa es que los evangelios son compuestos de múltiples perícopas que circulaban bajo la
forma de unidad separadas en los ambientes de la comunidad cristiana primitiva, antes de
ser reunidas en los evangelios.
Las indicaciones sobre la relación entre el dato Bíblico y la interpretación por parte
del Magisterio y por parte de la exégesis crítica están en la DV, donde se afirma que la
tarea de la exégesis es contribuir a la profunda inteligencia y exposición de la Sagrada
Escritura, aportando los datos previos de los cuales se madura el juicio de la Iglesia. En
cuanto al modo de interpretar, es puesto, en última instancia, al juicio de la Iglesia, la cual
cumple el divino mandato y ministerio de conservar la palabra de Dios (12).
2. LA TRADICIÓN ECLESIAL
2.4
2.5. ¿SE PUEDE HABLAR DEL DESARROLLO DEL DOGMA?
Un don de la gracia
Un don dado a todos
3. EL MAGISTERIO
3.1.1 Origen:
La tarea de enseñar que la Iglesia ejerce por voluntad de Jesús deriva de uno de los
tres oficios del Señor que, según las Sagradas Escrituras y la teología cristiana es profeta,
sacerdote y rey.
Estos tres oficios se reflejan directamente en la actividad de la Iglesia, que ejerce
una función docente, una función pastoral y una función sacerdotal (triplex munus). La
primera se desarrolla en la exposición e interpretación de la doctrina, la segunda se
desarrolla en el gobierno espiritual de los fieles y la tercera se ejerce en los fieles.
3.1.2. Definición:
El magisterio doctrinal es el ejercicio de la función docente que la Iglesia tiene
encomendada. Puede definirse como la actividad de la enseñanza y custodia, que los
titulares de la autoridad de la Iglesia realizan en ella sobre el depósito de la fe y su
desarrollo a lo largo del tiempo.
La enseñanza y protección de la fe recibida es para la Sagrada Escritura una actividad
esencial en la Iglesia de Cristo. Mt 28, 18-20 el mandato misionero, Jesús confía a sus
apóstoles y discípulos la función de enseñar.
Los hechos de los apóstoles muestran una actividad magisterial de los doce y de sus
colaboradores en la tarea de fundar y guiar las comunidades cristianas. El libro se refiere
concretamente a la “doctrina de los Apóstoles” (Hch 2, 42), como uno de los elementos
fundamentales de la vida de los cristianos. El concilio de Jerusalén (15) suministra un
nuevo testimonio de que, la Iglesia de los orígenes, los apóstoles ejercían una autoridad
propia para resolver cuestiones de doctrina y de disciplina.
Los Siglos II y III abundan en datos sobre el hecho de la Sucesión apostólica como criterio
para establecer la verdadera doctrina de Jesús. Hay una estrecha conexión entre ministerio
pastoral y la Buena Nueva evangélica.
Magisterio Ordinario
El Concilio Vaticano II recomendó vivamente este cauce de colaboración entre los obispos
de un territorio (cf Decreto Christus Dominus, n. 37) y el papa Pablo VI prescribió la
formación de esas conferencias (cfr AAS, 58, 1966, 774).
Es definido como «una asamblea de Obispos escogidos de entre las diversas regiones del
mundo, que se reúnen en determinadas ocasiones para fomentar la unión estrecha entre el
Romano Pontífice y los Obispos, ayudar al Papa con sus consejos para la integridad y
mejora de la fe y costumbres y la conservación y fortalecimiento de la disciplina
eclesiástica, y estudiar las cuestiones que se refieren a la acción de la Iglesia en el mundo»
(canon 342).
El Sínodo es siempre convocado y presidido por el Papa, trata de las cuestiones que éste le
ha propuesto previamente, y no dirime asuntos ni emite decretos. La Santa Sede publica un
documento que resume las orientaciones y conclusiones sinodales acerca de los temas que
han sido estudiados.
El Sínodo ordinario se reúne cada tres años, pero pueden también convocarse asambleas
sinodales extraordinarias.
Se han celebrado Sínodos en tormo a cuestiones tan importantes como la naturaleza del
Sacerdocio, las Iglesias particulares en la Iglesia universal, la formación de los presbíteros,
etc.
Reviste gran importancia para entender bien el sentido del Magisterio eclesiástico
tener en cuenta que su ejercicio normal y habitual está constituido Magisterio ordinario.
3.3.1. Funciones
Misión Magisterial no es acuñar nuevas doctrinas, sino ser el portavoz autorizado y
fiel de la doctrina de Cristo.
Dice el Concilio Vaticano I: «No fue prometido a los sucesores de Pedro el Espíritu
Santo para que por la revelación de éste manifestaran una nueva enseñanza, sino pasa que,
con su divina asistencia, santamente custodiaran y fielmente definieran la revelación
trasmitida por los Apóstoles o depósito de la fe» (D 1836).
Así como el Espíritu Santo no añade nada nuevo a la predicación y doctrina de
Jesús, sino que es enviado para ayudar a su comprensión y asimilación por los cristianos,
así también el Magisterio no es una actividad innovadora ni independiente de la doctrina
evangélica. No está por encima de la Palabra de Dios, sino a su servicio, para enseñar
puramente lo trasmitido. El Magisterio escucha la Palabra de Dios y extrae de ella todo lo
que propone para ser creído y vivido.
+ Custodiar el depósito de la fe
+ Discernir y juzgar
La tarea de proteger el depósito no debe entenderse como una actividad
simplemente pasiva. Se ejerce sobre un depósito de la fe que posee vida propia y que se
desarrolla precisamente bajo la atención vigilante de la Iglesia. El Magisterio tiene, por lo
tanto, que discernir y juzgar acerca de las opiniones, teorías, iniciativas teológicas, etc., que
tienen que ver con la explicación de la fe y pueden enriquecerla o deformarla.
Objeto primario
Revelatum: corresponde a la fe y la moral
El objeto de la actividad magisterial se extiende únicamente a las cuestiones de fe y
moral. Estas cuestiones son objeto directo y primario del Magisterio cuando se contienen
formalmente en el depósito revelado. Enseña la Constitución Lumen Gentium que la
infalibilidad de la Iglesia «se extiende a todo abarca el depósito mismo de la revelación
divina» (n. 25). Únicamente lo que está comprendido en el objeto primario puede ser
definido como dogma de fe.
Objeto secundario
Revelavile: doctrina que ayudan a explicitar lo revelado.
Son verdades en sí mismas no reveladas, pero que se relacionan de tal manera con
las reveladas que resultaría imposible al Magisterio exponer éstas sin pronunciarse también
sobre las primeras. Estas verdades conexas pueden no pertenecer a la Revelación, pero son
necesarias para protegerla. Las cuestiones del objeto secundario pueden ser definidas como
verdades, pero no para ser creídas con fe divina (dogma).
3.3.3 Autoridad y aceptación del Magisterio.
Obediencia y respeto:
Se espera de todos los cristianos una actitud obediente y respetuosa de las enseñanzas
magisteriales. Las definiciones solemnes deben ser recibidas como parte de la fe revelada.
Y en general, las enseñanzas papales y episcopales que constituyen el magisterio ordinario
deben recibirse con una actitud de respeto y docilidad interior.
Las decisiones del magisterio doctrinal que se han producido a lo largo del tiempo
suelen incluir a veces valoraciones o calificaciones teológicas de las opiniones o doctrinas
aclaradas. Es muy frecuente que estas valoraciones designen el grado de certeza con el que
determinadas enseñanzas de la Iglesia puedan o deban ser recibidas.
El decisivo papel que la teología desempeña en la vida de la Iglesia hace que los teólogos
deban mantener una estrecha relación con el Magisterio. La eclesialidad de la Teología y su
honda conexión con la fe explican la vinculación de aquélla con la Iglesia y con su
Magisterio. Éste no es una instancia ajena a la teología, sino intrínseca a ella. Si el teólogo
es ante todo y radicalmente un creyente, y si su fe cristiana es fe en la Iglesia, su labor
habrá de permanecer vinculada a la fe eclesial.
Funciones distintas
¿QUÉ ES UN DOGMA?
Los dogmas son las señales que permiten que el camino de la revelación siga el
curso correcto.
Es un aspecto objetivo de la revelación divina. Fundamento de la conducta cristiana.
El dogma no es la fijación conceptual y lingüística realizada por la Iglesia, de
vivencias religiosas procedentes del interior del hombre, sino que contiene las
comunicaciones divinas al hombre por actuación inmediata de Dios. Es una verdad de fe
revelada y reconocida por la Iglesia la cual se conoce como verdades de fe divina y
Católica, contenida en la Sagrada Escritura o en la Tradición Eclesial. La verdad contenida
no hace referencia al Magisterio, sino a la verdad de la revelación.