TEMA 2 GLOBALIZACION Y EDUCACIÓN

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TEMA 2 - GLOBALIZACIÓN Y REESTRUCTURACIÓN DE LA

EDUCACIÓN

1. INTRODUCCIÓN.

Actualmente, todo el mundo habla de globalización, de los mercados


a escala planetaria y de los problemas planteados por este proceso. Se
afirma también, sin lugar a dudas, que la situación está así porque no puede
ser de otra manera. Leemos o escuchamos que vivimos en el mejor de los
mundos posibles y que nunca antes la humanidad había accedido a tantos
bienes y servicios de manera generalizada. También nos llegan noticias de
algunos movimientos críticos con el proceso de globalización. Algunas de
estas noticias suelen ser contradictorias, pero lo que sí es cierto es que este
fenómeno está cambiando o transformando nuestras vidas.

Antes de comenzar a desarrollar el tema sería interesante comenzar


con una pequeña reflexión sobre este proceso y con la definición de dos
conceptos que se hallan íntimamente relacionados con el proceso de la
globalización y que nos van a ayudar en esta primera reflexión. Al finalizar
el tema esperamos que hayáis tenido algunos elementos de juicio para
poder comprender y ser críticos ante esta situación actual. En primer lugar,
el concepto de liberalismo económico. El liberalismo económico es la
doctrina económica dominante, postula en general, que cualquier
liberalización económica en cualquier entorno social, político y cultural
tiene siempre efectos positivos y que, por tanto, es necesario liberalizar y
acabar con la regulación de los mercados sea donde sea. En segundo lugar,
y como consecuencia de la ausencia de otras alternativas, se habla de
pensamiento único, que hace referencia a la minimización de la
intervención del sector público en la economía, a la eliminación de las
fronteras económicas entre los países y a la privatización de todos los
sectores económicos.

A partir de aquí, y después de finalizar el tema podemos


preguntarnos: ¿se puede afirmar que la gestión pública es costosa y que la
privada es siempre más eficiente y mejor? ¿debemos tomar como un
axioma la idea que la liberalización conlleva siempre efectos positivos en
todas partes? ¿estos efectos positivos llegarán a beneficiar alguna vez a la
mayoría de las personas? ¿cómo se refleja este proceso en nuestra actual
situación? ¿hacia dónde tendemos? ¿tendemos hacia una “globalización
humanista”, como la denomina Martín Carnoy, orientada hacia la
integración, hacia la vida que de respuesta a la inestabilidad, a la excesiva
individualización, al aislamiento y a la desigualdad?

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2. CONCEPTO DE GLOBALIZACIÓN: ELEMENTOS
BÁSICOS, DIMENSIONES Y MOTORES QUE LA
IMPULSAN.

Globalización es un término que tiende a ocupar un lugar central en


las ciencias sociales y en el debate político actual. Es un concepto que
abarca una pluralidad de definiciones, ideas, teorías, sentidos, imágenes,
fenómenos y funciones no siempre coincidentes entre ellas. Podéis
encontrar un análisis muy interesante en Carlos Vaquero (1998) donde
señala ochos tesis posibles o ideas sobre globalización. Aquí, sin embargo,
no vamos a entrar en esos detalles sino que nos vamos a limitar a exponer
algunas de las definiciones más usuales sobre globalización, ha señalar sus
dimensiones y los motores que los impulsan.

Anthony Giddens (1990) señalaba una definición en la que


equiparaba globalización con mundialización. “La mundialización puede
definirse como la intensificación de las relaciones sociales en todo el
mundo por las que se enlazan lugares lejanos, de tal manera, que los
acontecimientos locales están configurados por acontecimientos que
ocurren a muchos kilómetros de distancia”. Giorgio Ruffolo (1999)
también equipara estos dos términos y entiende por mundialización “el
proceso acelerado de caída de barreras que se ha producido en este final de
siglo, los movimientos de los productos y, sobre todo, de los factores de
producción a través de las fronteras de los estados nacionales”,
globalización es también, según Gray (2000): “expansión mundial de las
modernas tecnologías de la producción industrial y de las comunicaciones
de todo tipo a través de las fronteras. Decir que vivimos en una era de
globalización equivale a decir que casi todas las sociedades están
actualmente industrializadas o embarcadas en el proceso de
industrialización”.

Sin embargo, el autor que clarifica mejor qué se entiende por


globalización es Ulrich Beck (1998). Salvando siempre las dificultades que
supone establecer estas diferencias rígidas, este autor diferencia entre
globalismo, globalidad y globalización.

Por globalismo se entiende la concepción según la cual el mercado mundial


desaloja o sustituye al quehacer político, es decir, la ideología del dominio
del mercado mundial o la ideología del liberalismo. En definitiva, hace
referencia única y exclusivamente a la dimensión económica de la
globalización. Es el imperialismo de lo económico bajo el cual las
empresas exigen las condiciones básicas con las que poder optimizar sus
objetivos.
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La globalidad significa que desde hace bastante tiempo vivimos en
una sociedad mundial. No hay ningún país que puede vivir al margen de los
demás, es decir, que las distintas formas económicas, culturales y políticas
no dejan de entremezclarse. Así la “sociedad mundial” significa la totalidad
de las relaciones sociales que no están integradas en la política del Estado
nacional ni están determinadas por éste. La globalidad es pluridimensional,
es sociedad mundial y esta circunstancia es irreversible, es decir, la
sociedad mundial debe entenderse como multidimensional, policéntrica,
contingente y política.

A partir del concepto de globalidad, el concepto de globalización se


puede describir como un proceso que crea vínculos y espacios sociales
transnacionales, revaloriza culturas locales y trae a un primer plano terceras
culturas. La singularidad del proceso de globalización radica en la
ramificación, densidad y estabilidad de sus recíprocas redes de relaciones
regionales-globales empíricamente comprobables y de la autodefinición de
los medios de comunicación como transnacionales, así como de los
espacios sociales y de las citadas corrientes icónicas en los planos cultural,
político, económico y .militar. La globalización significa también ausencia
del Estado mundial, es decir, sociedad mundial sin Estado mundial y sin
gobierno mundial. Para hablar, por tanto, de globalización en el sentido
estricto del término tenemos que hablar de sus dimensiones, pero antes
tenemos que tener presentes las parámetros de espacio, que es el espacio de
los flujos y de los movimientos, el tiempo, atemporal, heterogéneo,
abierto, y el conocimiento que supera el concepto de la simple información,
el conocimiento es la acción humana sobre la información. El conocimiento
en este nuevo orden social adquiere gran movilidad, puede moverse en
cuestión de segundos.

Los esquemas generales que acompañan a la globalización, la hora de


describir y comprender el sistema mundial, son de la máxima utilidad para
entender lo local y para gestionarlo. Lo global reside, pues, en lo local, en
la medida en que, también en este nivel, la pluralidad de elementos
intervinientes, la existencia de vínculos causales de carácter circular y de
relaciones de dependencia entre factores de influencia aparentemente
remotos, en el espacio o en el tiempo, se dan cita para moldear la realidad
y, a la vez, para facilitar su comprensión. Más adelante, analizaremos más
en profundidad este tema.

Globalización significa la perceptible pérdida de fronteras del quehacer


cotidiano en sus distintas dimensiones, dimensiones que no son
independientes, sino que interaccionan entre sí y se entremezclan

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causalmente. Podemos destacar la dimensión económica, política, cultural
y ecológica.

2.1. DIMENSIÓN ECONÓMICA

La dimensión económica hace referencia al libre comercio de bienes y


de servicios y a la libre circulación de capitales diferente de la
mundialización del comercio de bienes y servicios. Dicho de otra manera,
“la globalización es el conjunto de procesos que hacen posible la
concepción, el desarrollo, la producción, la distribución y el consumo de
procedimientos, productos y servicios a escala internacional, a través de
medios mundialmente accesibles (patentes, bases de datos, infraestructuras
de comunicación y de transportes,...) que pretenden responder a las
necesidades cada vez más diversificadas y personalizadas de los mercados
mundiales y que se rigen por normas casi universales; que son
desarrollados por organización (como las redes de empresa) que están
presentes en todo el mundo y cuyo capital lo detenta, cada vez más, una
multitud de accionistas de los más diversos países y cuya cultura obedece a
una estrategia mundial” (Grupo de Lisboa, 1996, pág. 60).

Para Martín Carnoy (1999) una economía global es “aquella cuyas


actividades estratégicas de base, incluidas la innovación y la gestión
financiera y corporativa, funcionan a escala planetaria en tiempo real”, es
decir, en la actualidad, las personas pueden negociar con todo el mundo las
24 horas del día.

En definitiva, se trata de una economía interconectada e


interdependiente con capacidad de funcionar en tiempo real a escala
planetaria, por ejemplo, podemos traspasar dinero de una cuenta a otra a
través de Internet, herramienta que hasta hace unos años solo era un
privilegio para algunos y ahora se ha convertido en un elemento casi
imprescindible en nuestras vidas, podemos consultar en tiempo real cómo
están cotizando en bolsa un determinado valor, ...

Sin embargo, aunque la globalización económica sea un fenómeno que


opere a escala mundial no significa que alcance por igual a todos los
procesos económicos del planeta, ni a todos los territorios, ni a todas las
personas. La incorporación activa de los países, de las regiones y de las
personas a la economía global depende de su posición particular con
respecto a la división internacional del trabajo. Sin embargo, las
consecuencias del fenómeno afectan a toda la humanidad.

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En tales circunstancias, el papel de los Estados-nación se limita a
facilitar la actividad de su propia industria privada para que actúe con éxito
en la economía mundial. Sin embargo, como contrapunto, también
podemos afirmar que un Estado-nación fuerte y bien administrado es
absolutamente esencial para la inversión de capital a escala internacional.
Si el Estado-nación no está bien dirigido, no es estable o no es democrático,
entonces no es un lugar apropiado para el capital internacional. Así éste
prefiere estado bien dirigidos, no corruptos y democráticos y con
estabilidad, pongamos, por ejemplo, el caso de Finlandia y el mercado de
los Nokia.

2.2. DIMENSIÓN POLÍTICA

La dimensión política de la globalización significa la pérdida de


protagonismo de los estados-nación, cuyas fronteras poco a poco se van
desvaneciendo, el debilitamiento de su poder y la disminución de su
soberanía. La globalización económica ha venido acompañada de una
cierta deslocalización política en la medida en que los centros de poder se
han diseminado, por ejemplo, el desarrollo de políticas de bienestar está
sometido al análisis de sus efectos sobre el crecimiento económico y sobre
la sostenibilidad del propio bienestar en un contexto de correlaciones
trasnacionales. En tales circunstancias nos encontramos con que es propio
de las políticas nacionales buscar la mejora de la competitividad en un
sistema global y un intento por recuperar esa legitimidad, y en
consecuencia, el desarrollo de tendencias descentralizadoras y el reparto
territorial de su poder y autoridad.

La dimensión política, por tanto, no sólo hace referencia al


debilitamiento de los estados nación en busca de políticas internacionales,
sino también que viene acompañado de la explosión de los nacionalismos y
de una regionalización de buena parte de las actuaciones del estado-nación.

2.3. DIMENSIÓN CULTURAL

La globalización cultural consiste en una convergencia progresiva de


símbolos culturales y de formas de vida cuyos vehículos son las industrias
multinacionales de la cultura y de la comunicación, los avances en las
infraestructuras de la información y en su explotación y la mundialización
del comercio de productos y servicios, por ejemplo, la gestión del ocio:
cine, televisión, restauración rápida; o en la adopción de símbolos de
identificación cultural: música, formas de vestir; y produce un cierta
homogeneización en los modos de vida, por encima de las distancias
geográficas o de las tradiciones locales.
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Sin embargo, la incidencia no es exhaustiva en el sentido de que se
produzca una auténtica unificación cultural de conformidad con un modelo
lineal o de macdonalización, más bien, comporta una coexistencia
dialéctica entre lo global y lo local, de modo que lo global influye en lo
local, genera reajustes en su seno y promueve tendencias
homogeneizadoras; e, inversamente, lo local propaga su influencia de la
mano de lo global que facilita el encuentro y la difusión de las culturas
locales.

Robertson (1992) propone el término glocalización (global+local) para


describir este fenómeno dinámico de interacción entre dos planos
aparentemente contrapuestos que se manifiesta, por un lado, en la
unificación de símbolos y modos de conducta, por ejemplo, en la
hamburguesa, vaqueros o el pop, y por otro en el nuevo énfasis en las
identidades culturales locales, por ejemplo, la islamización. Beck (1998)
señala acertadamente que “la globalización es asequible en lo pequeño y lo
concreto, in situ, en la propia vida y en los símbolos culturales, todo lo cual
lleva el sello de lo glocal”, es decir, lo local y lo global no se excluyen
mutuamente. Al contrario, lo local debe entenderse como un aspecto de lo
global. Por eso, Robertson propone sustituir el concepto base de la
globalización cultural por el de “glocalización”. Sin embargo, Bauman va
más allá y analiza las consecuencias del nexo global-local, afirma que éste
permite y produce forzosamente no sólo nuevos modos de estudio
analítico-empírico de culturas y mundo vitales transculturales, sino que
desagrega la sociedad mundial. La globalización y la localización no son
sólo dos momentos o caras de la misma moneda, son al mismo tiempo
fuerzas impulsoras y formas de expresión de una nueva polarización y
estratificación de la población mundial en ricos globalizados y pobres
localizados, “la globalización y la localización pueden ser las dos caras
inseparables de la misma medalla, pero las dos partes de la población
mundial viven en lados distintos y ven sólo un lado. Los unos son los
auténticos moradores del globo, los otros están simplemente encadenados a
un puesto”. La glocalización es un proceso de nueva estratificación a nivel
mundial, en cuyo devenir se construye una nueva jerarquía a nivel mundial
sociocultural y autorreproductora. Según Bauman, lo nuevo de la era global
es que se ha perdido el nexo entre la pobreza y riqueza, y esto es a causa de
la globalización que divide a la población mundial en ricos globalizados,
que dominan el espacio y no tiene tiempo, y pobres localizados, que están
pegados al espacio y tienen que matar su tiempo, con el que no tienen nada
que hacer, sin embargo, esta afirmación no debiera perder de vista la
consecución de una formación de “solidaridad cosmopolita”, como lo
denomina Habermas.
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2.4. DIMENSIÓN ECOLÓGICA.

La dimensión ecológica de la globalización nos remite a una sociedad


interdependiente o interconectada, no por mediación de las nuevas
tecnologías de la información y la comunicación o por los flujos
financieros, sino a través de los peligros que se propagan en los espacios
trasnacionales, constituyendo lo que se ha dado en llamar sociedad de
riesgo mundial. Existen tres clases de riesgo global, aunque todos ellos
están relacionados: el vinculado a los daños ecológicos condicionados por
la riqueza, por ejemplo, el abuso del hábitat global por las potencias
superdesarrolladas; el de los daños condicionados por la pobreza, por
ejemplo, la deforestación de la selva tropical y los peligros asociados a los
conflictos bélicos y a las armas de destrucción masiva.

Los factores más relevantes que impulsan esta tendencia en la actualidad


son: la consolidación del mercado como institución económica
fundamental, la eclosión de las tecnologías avanzadas de la información y
de las comunicaciones y la interacción de ambas.

1. La dinámica del mercado. El mercado constituye la institución central de


la economía capitalista que se rige por el principio de maximización de los
beneficios. Este principio se manifiesta en la idea de rentabilidad,
vinculada a las empresas, o en la noción más amplia de competitividad,
vinculado a las instituciones nacionales.

La dinámica del mercado afecta a la liberalización de los movimientos de


capitales, es decir, al incremento de flujos monetarios y financieros,
consecuentemente a las privatizaciones en aquellas áreas en las cuales el
sector privado podía ser más eficiente que el sector público y atraer las
inversiones de capital y, consecuentemente a la reducción de la cualquier
reglamentación que introdujera rigidez en el sistema e impidiera su
adaptación a un nuevo contexto económico.

2. Las tecnologías de la información y las comunicaciones. Las tecnologías


de la información y de las comunicaciones (TIC) es la denominación
acuñada a la hora de describir tanto las infraestructuras como los
conocimientos necesarios para conseguir que la información esté
disponible rápidamente. La economía se basa en la información y en el
conocimiento para funcionar a tiempo real y a escala planetaria como una
unidad. Por tanto, apreciamos una relación o un entremezclamiento entre
los factores económicos y los factores informacionales de la globalización.

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3. Las relaciones causales. Hacen referencia a las relaciones entre las TIC y
la dinámica del mercado junto con la existencia de otras relaciones causales
que refuerzan las causas y los efectos mediante una serie de procesos
circulares interdependientes, hace referencia a su naturaleza compleja, a la
existencia de un ovillo de relaciones causales que operan conjuntamente,
refuerzan la intensidad de sus efectos y aceleran el ritmo de su impacto
sobre la realidad social y económica, por ejemplo, la dinámica del mercado
ha contribuido decisivamente a generar un escenario global para los flujos
de capitales, bienes y servicios, pero a su vez, el avance de la globalización
está facilitando la incorporación a dicho escenario de nuevos agentes
económicos, está acentuando los mecanismos de la competencia y de la
competitividad en un plano nacional e internacional y está estimulando el
crecimiento de la productividad. El avance de las nuevas TIC ha facilitado
una transmisión enormemente rápida, ha permitido la interconexión entre
agentes sociales y económicos situados en lugares remotos, ha estimulado
la deslocalización del capital y del trabajo y ha hecho posible la
mundialización de la economía y de la sociedad. La desregulación ha
reducido los precios, ha ampliado los mercados y ha provocado la aparición
de nuevos productos y nuevos servicios que contribuyen a su vez a la
ampliación de los mercados.

Sin duda, no podemos ignorar el impacto directo de las tecnologías


avanzadas sobre el crecimiento económico y de éstos sobre la educación.
Dicho de otra manera, la globalización en su dimensión de comunicación
puede contribuir al crecimiento económico y al progreso social si opera
sobre una población bien instruida. Los desafíos de la mundialización
conciernen pues a la educación y hacen de ella una de las piedras de toque
o de los pilares fundamentales en los que se ha de basar una acción política
global que pretenda ganar el futuro.

3. LA GLOBALIZACIÓN Y LA REESTRUCTUACIÓN DE LA
EDUCACIÓN.

La globalización, siguiendo a Martín Carnoy, está teniendo un gran


impacto sobre la educación en tres direcciones principales, en primer lugar,
términos financieros, o financiero-dependientes. La mayor parte de los
gobiernos se hayan sometidos a llevar a cabo un crecimiento económico
sano, según los dos árbitros internacionales que controlan la economía
global: el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM).
Por crecimiento económico sano se entiende la necesidad de reducir el
volumen de déficit público y traspasar recursos nacionales desde el control
gubernamental al sector privado. En el ámbito educativo, hace referencia a
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las políticas de los gobiernos para reducir el crecimiento del gasto público
en educación y encontrar otras fuentes de financiación para la expansión
educativa. Por tanto, hay una necesidad de extender la educación y de
aumentar su calidad, pero en un contexto de recursos públicos limitados
para la educación. El Banco Mundial recomienda entre otras medidas:

 Desviar fondos públicos para la educación desde los niveles


superiores a los inferiores en el sistema educativo.
 Extender la educación superior y la secundaria por medio de una
creciente privatización de las mismas.
 Reducir el gasto público por alumno en países con ratios profesor-
alumno altas (inferiores a 1:40) aumentando el número de alumnos
por clase.
 Incrementar la calidad de la educación a través de reformas centradas
en la eficiencia, de coste reducido o nulo como la descentralización.

Si nos detenemos un poco más en las políticas de descentralización,


éstas tiene como principal argumento que si se les dota de mayor
autonomía y flexibilidad en la toma de decisiones a los municipios y a las
propias escuelas, permitirá un mejor ajuste entre los métodos educativos y
la clientela a la que sirve, así como una mayor responsabilidad cara a la
rendición de cuentas (accountability) en función de los resultados
obtenidos por los alumnos en términos de rendimiento académico, así
aumentará la calidad en la educación. Sin embargo, cuando hacemos esta
afirmación nos olvidamos que contamos con escasa evidencia de que la
calidad de la educación mejore como resultado de ello. La
descentralización está asociada con la reducción de la contribución
gubernamental a la educación pública.

La privatización de la educación y la elección libre de centro es una


política educativa derivada de la anterior. Los partidarios de la libre
elección argumentan que la amenaza de que las familias saquen a sus hijos
dela escuela motivará al profesorado y a los equipos directivos para
mejorar la calidad de sus centros, para ser más competitivos y, en
definitiva, ser de más calidad. Sin embargo, afirmar que las escuelas
privadas son más eficaces es algo discutible, controvertido y conflictivo,
pues para poder estimar el coste-eficacia “real” de la educación privada,
sería necesario establecer el coste de la prestación de servicios educativos
privados en condiciones de gestión totalmente privada del sistema
educativo.

El principal argumento para la privatización de los niveles superiores


de educación es que muchos países no tendrán capacidad para financiar la
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expansión de la educación secundaria y superior con fondos públicos por
tienen que recurrir a las familias para financiar una parte considerable de
los costes escolares.
Pero, ¿mejores resultados o menor gasto del presupuesto público? La
globalización, en términos estrictamente económicos, produce una mayor
eficiencia, pues hace posible que el capital se lance a la consecución de
mayores beneficios mediante la búsqueda de fuerzas de producción y de
conocimiento relevante para ello allá donde se encuentre, por tanto, así
presentada puede ser una alternativa para la mejora de la productividad
educativa, pero en el contexto histórico actual, la globalización viene
acompañada de una ideología que hace de la austeridad financiera
condición para el progreso económico, es la ideología del libre mercado,
contraria a todo intervencionismo del estado. Y esta actitud contraria al
intervensionismo legitima de manera implícita la actitud a favor de una
descentralización. Por tanto, la globalización entre en el ámbito de la
educación a caballo de una determinada ideología y sus efectos sobre la
educación son en buena parte producto de tal ideología, financiero-
dependiente y de libre mercado, y no de una voluntad clara de mejorar la
educación.

Las experiencias con de los Programas de Ajuste Estructural del


Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial nos dicen que con la
descentralización financiero-dependiente, las regiones de renta más baja a
menudo terminan por tener que reducir más el coste de la escolarización y
poner así a su población de mayor riesgo en una situación todavía peor que
la que dicha población tiene en las regiones de renta más alta. Pero los
efectos no son solo sobre el alumnado, también sobre el profesorado al que
se le rebajan los sueldos, y que genera desmotivación entre el mismo. Si
queremos incrementar las capacidades cognitivas de la población joven,
tendremos que apoyarnos en un profesorado autónomo, motivado y capaz y
eso requiere la implicación del sector público, encargado de su formación y
de su selección.

En segundo lugar, en el ámbito del mercado laboral, pues los


retornos de niveles más elevados de educación están aumentando en todo el
mundo como resultado de los cambios en la producción económica que se
dirige cada vez más hacia productos y procesos fuertemente dependientes
del conocimiento, hay una necesidad de atraer a una mano de obra
cualificada y es necesario una igualdad de acceso y de oportunidades para
todos.
Quienes acceden a los estudios superiores son los que contarán con
mayores oportunidades dentro del mercado laboral, junto a eso, en la
mayoría de los países quienes acceden a los niveles más altos de
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escolarización son también quienes proceden de una clase social más alta y
junto a eso, dentro de un contexto de privatización y descentralización, los
estudiantes de estatus socioeconómico más alto son los que acceden a las
“mejores” escuelas, además existen mayores tasas de retorno de la
educación superior, es decir, que aquellos que acceden a dicha educación se
benefician más de su inversión en educación que aquellos otros que salen
del sistema educativo en niveles inferiores. El resultado global es que el
sistema escolar se hace más estratificado en los niveles inferiores, en
contextos caracterizados por la escasez de recursos públicos.

La mayor participación de la mujer en la educación se interpreta


como una difusión de ideas y valores feministas, pero también como una
mayor demanda de mano de obra semicualificada y de bajo coste en las
industrias manufactureras de la electrónica de los países en desarrollo.
Además, nos encontramos con que existen diferencias por género tanto en
los estudios elegidos como en el puesto laboral desempeñado y en el salario
ante igualdad de cualificación.

En tercer lugar, en términos educativos, la calidad de los sistemas


educativos nacionales se convierte en la palabra clave. Concepto que,
aunque no explícitamente definido, se asocia con las comparaciones
basadas en las pruebas internacionales sobre matemáticas y ciencias. El
rendimiento en tales materias, relacionado con el alto valor añadido de la
tecnología de la información y de otras industrias basadas en la ciencia,
está relacionado con la “eficiencia”, y de que cada sistema educativo sea
consciente de lo bien o lo mal que los estudiantes rinden. Estas pruebas
internacionales, entre ellas el TIMSS o el estudio PISA reciente, están
promovidos por organizaciones internacionales (el IEA y la OCDE,
respectivamente) y todas estas organizaciones comparten el
convencimiento explícito de que la mejor educación puede ser medida y
que además se traduce directamente en una mayor productividad
económica y social. Estos resultados han llegado a modificar el curriculum,
dándole más énfasis a estas materias, y ha modificado, por tanto, forma en
que se transmite el conocimiento, cambios que no siempre conllevan una
mejora del sistema escolar.

4. LOS DESAFÍOS DE LA EDUCACIÓN EN UN MUNDO


GLOBAL.

La globalización plantea hoy a la educación y a la formación, bien de


manera implícita o explícita, nuevos desafíos diversos pero
interrelacionados porque la educación es una institución cuya función
social es la formación del ciudadano para la participación activa en la
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sociedad. Vamos a señalar los diferentes desafíos de la educación ante los
diversos campos, entre ellos, el político y social, económico y tecnológico.
Desde una perspectiva más bien conservadora, López Rupérez (2001)
señala los siguientes:

6.1. DESAFÍOS DE NATURALEZA POLÍTICA Y SOCIAL.

 Asegurar un nivel satisfactorio de cohesión social: uno de los


riesgos de la globalización consiste en que, debido a la naturaleza de
sus mecanismos, a la difusión rápida de las tecnologías de la
información puede acentuar la fragmentación social y poner en
peligro la concepción esencial de las sociedades democráticas y el
ideal de ciudadanía. Puede establecer una fractura entre los que
tienen acceso al conocimiento y los que no lo tienen. Además, el
conocimiento o la sociedad del conocimiento revaloriza el
protagonismo del individuo y puede facilitar una acusada
estratificación social en función del capital intelectual que cada
sujeto sea capaz de acumular, capital intelectual que tiene un valor
económico y que se haya vinculado a la cualificación personal. Esta
dualización social entre los incluidos en la sociedad del
conocimiento y los excluidos de ella quiebra la cohesión y amenaza
gravemente la participación plena de los individuos en la sociedad
colectiva. Por tanto, si el objetivo consistente en integrar al mayor
número posible de ciudadanos en la sociedad del conocimiento no se
logra, los efectos de la globalización y su propensión espontánea a
discriminar a los individuos en función de su nivel de competencia se
acentuarán con el tiempo, pondrán en riesgo la estabilidad social y el
principio moral de la igual dignidad del ser humano y del concepto
de ciudadanía. Por ello, el sistema educativo debe ser capaz de
conjugar todos los condicionantes del contexto, asegurar las
cualificaciones personales y profesionales que faciliten la integración
del individuo en la nueva sociedad. Un sistema educativo inadaptado
e ineficaz se convertirán en un agente generador de desigualdades,
que amplifica las diferencias de origen en lugar de reducirlas o
compensarlas.

 Facilitar la asunción efectiva del acervo común: la globalización


puede debilitar la vinculación del individuo con su herencia cultural,
histórica y moral característica de la tradición social y política de la
vieja Europa, a través procesos de revalorización de lo tecnológico,
de lo instrumental y de lo útil e inmediato. En definitiva, se puede
perder el gusto por el pensamiento, dar la espalda al humanismo que
está en la base misma de la libertad y perder de vista los antecedentes
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culturales, con lo cual se puede perder de vista una visión del mundo
global, plural y fundada que aporte un enfoque humanístico de las
enseñanzas y que permita al individuo vincularse, para criticarlo o
superarlo, a un patrimonio cultural común y a una herencia
compartida de pensamiento. En definitiva, corresponde al sistema
educativo, revalorizar lo humanístico, asegurar el pluralismo,
alejarse de los dogmas, abrirse al diálogo, para sustentar la libertad,
para conciliar tradición y modernidad.
 Incrementar el stock de capital social: Según Fuyukama, el capital
social puede definirse como un conjunto de normas o valores
informales que comparten los miembros de un grupo y permiten su
cooperación. La confianza es el elemento clave que hace que
cualquier grupo u organización funcione con mayor eficacia y que
además le otorgue credibilidad. El capital social pone el acento no
sólo en lo relacional o en la cooperación dentro de las comunidades
humanas, sino también en la estructural, es decir, en la existencia de
conexiones sociales entre las organizaciones. Por tanto, junto con el
desarrollo de la individualidad y del capital intelectual propios de la
globalización, también se precisa del desarrollo de una mayor
horizontalidad de las relaciones en el seno de las organizaciones
humanas que faciliten el trabajo cooperativo. Por tanto, autonomía y
cooperación, individuo y organización, capital intelectual y social,
lejos de ser conceptos contrapuestos, se convierten en realidades
interdependientes y complementarias. La educación, en esta
situación, es un instrumento indiscutible para inyectar capital social
en el seno de una comunidad.

 Promover la convergencia política en materia educativa: la


globalización ha revalorizado el papel de la educación porque ha
vista en ella un instrumento útil para promover un nuevo futuro
mejor a través de la formación del futuro ciudadano y para reducir
los temores desatados por la contemplación de los problemas del
presente. La educación camina, de la mano de la globalización, hacia
el núcleo mismo de la acción política. La convergencia en las
expectativas con respecto a la educación coincide con una
convergencia en los instrumentos más idóneos para satisfacerlas. La
globalización de las problemáticas, unido a la influencia
transnacional de las instituciones internacionales están haciendo
progresar una globalización de las políticas educativas, es decir, una
convergencia que afecta a la estructura de los sistemas educativos, a
la orientación de los currículos y a los sistemas de gobierno. Así, si
gobiernos de distinto signo político, situados en países diferentes,
afectados por problemáticas semejantes, orientan espontáneamente
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sus actuaciones dentro de un haz de soluciones relativamente
próximas, cabría esperar que el logro de consensos básicos sobre
metas y estrategias en materia educativa fuese, en un mismo país,
una tarea relativamente sencilla. Y esta acción es necesaria porque la
educación genera confianza dentro de la sociedad al mismo tiempo
que genera conflictos que hay que canalizar, porque afecta directa o
indirectamente a los individuos y condiciona la evolución de la
sociedad, economía, cohesión y grado de desarrollo y porque la
globalización avanza tan rápidamente que si no le damos respuesta a
tiempo desde la educación podemos llegar a la inadaptación del
sistema a una realidad dinámica, inadaptación que, en otro orden de
cosas es irreversible debido a la irreversibilidad de tiempo de la vida.

6.2. DESAFÍOS DE NATURALEZA ECONÓMICA O


TECNOLÓGICA.

La globalización tiene una dimensión económica que no podemos olvidar,


de hecho, es la más importante, ante ella también tiene que dar cuenta o
responder la educación. Entre ellas:

 Lograr un elevado nivel de cualificación para todos: necesitamos


que el sistema educativo, en cualquiera de sus tramos o etapas
cualifique, es decir, otorgue a cada persona en formación los
conocimientos, habilidades y competencias necesarias para
desenvolverse con seguridad en la etapa educativa, formativa o
laboral posterior y para transitar con garantías por la red de
oportunidades que se está tejiendo. No podemos permitirnos el lujo
de asegurarnos a una elite bien formada que opere como motor de los
procesos de creación, innovación y producción de riqueza, sino que
se hace imprescindible disponer de una amplia red social de capital
humano de calidad extensivamente distribuido. Hoy en día, los
sectores de baja cualificación, generalmente, son sectores de bajos
salarios, de menor productividad y con menor calidad de vida.

 Mejorar la eficacia y la eficiencia del sistema educativo: las nuevas


funciones que la sociedad está trasladando al sistema educativo, las
expectativas crecientes del propio sistema económico sobre el papel
de la educación y la formación de la generación de un empleo de
calidad y la mejora de la competitividad de las naciones pasa por
elevar el nivel de funcionamiento de sus sistemas educativos y
alcanzar las máximas cotas de acierto. Y esto es competencia, en
primer lugar, del Estado y de las Administraciones Públicas, pues
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son éstas las que financian el sistema educativo público y porque son
las encargadas de asegurar la calidad a través de adecuados
mecanismos de regulación y control. Pero también afecta a todos las
instituciones, agentes sociales y profesionales que están implicadas
en el proceso educativo. Sin embargo, esta situación hay que
conjugarla con las políticas actuales de reducción del gasto público
en educación que ponen el acento en la irresponsabilidad social que
comporta todo aumento del gasto ineficiente, por tanto, todo
comportamiento ineficiente de una política determinado repercute
negativamente en otras políticas.

 Mejorar la gestión de las instituciones educativas: es éste uno de


los desafíos que, aunque menos considerados, la globalización
plantea a la educación. Es la gestión el órgano genérico, todas las
organizaciones requiere de una gestión. Y una gestión entendida en
su sentido mas amplio que abarca mayores niveles de generalidad, es
decir, como un conjunto de procesos de carácter metacognitivo, en el
sentido de que suponen la aplicación el conocimiento a diferentes
formas de conocimiento vinculadas a la obtención del resultados y
que concierne tanto a los recursos, como a las personas, procesos,
resultados y relaciones recíprocas y que corre pareja con la
progresiva transformación de la economía y de la sociedad y del
conocimiento propia de la globalización. Las instituciones
educativas, por tanto, tienen el reto de promover un cierto equilibrio
en el nuevo campo de fuerzas globales que emergen, donde los
procesos locales y globales coexisten influyéndose mutuamente y
donde a veces los riesgos se generan globalmente, pero las
oportunidades se desaprovechan localmente.

 Elevar el grado de flexibilidad del sistema educativo: para hacer


frente a situaciones de enorme complejidad y necesaria para buscar
soluciones ante los nuevos retos que plantea la nueva economía y la
nueva sociedad en permanente cambio. La flexibilidad hace
referencia a la diversidad de fórmulas para garantizar que todos los
adolescentes y jóvenes se acojan a los indudables beneficios del
sistema educativo y obtengan el máximo posible de educación y
formación, que ofrezca todas las oportunidades posibles. Y debe ser
lo suficientemente flexible para que ninguno quede fuera, por
ejemplo, la ausencia de una titulación básica es el mejor predictor de
una infra cualificación y un importante predictor de exclusión del
proceso de formación permanente que permite acceder a una
cualificación generadora de empleo o acceder a las nuevas
oportunidades derivadas de la globalización. Canadá ha estimado que
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perderá más de 4.000 millones de dólares a lo largo de la vida activa
de los 137.000 jóvenes que abandonaron prematuramente la
educación secundaria sin obtener la titulación correspondiente en
1989.

 Concebir como un continuo el trinomio educación-formación-


empleo: ya que presenciamos un solapamiento entre estos tres
conceptos derivado de la transformación de la naturaleza de la fuerza
del trabajo que requiere objetivos que antes eran propios del sistema
educativo, de formación. Los esquemas integrados educación-
formación-empleo y su implantación en el sistema educativo marca
el sentido de la evolución de una parte de las relaciones entre el
individuo adulto y el trabajo. La noción de aprendizaje a lo largo de
la vida, la formación en el puesto de trabajo o la componente
humanista de la actualización de los recursos humanos definen
tendencias actuales que apuntan a diferentes facetas de ese continuo
conceptual.
 Potenciar la educación científica, la alfabetización tecnológica y la
gestión de la información: ya que el impacto de la educación
científica-tecnológica en el desarrollo económico y en la extensión
de las oportunidades a capas más amplias de la población no se han
reflejado en Europa como prioridad en la definición de las políticas
educativas y ya sabemos que la globalización multiplica las
oportunidades en los ámbitos directamente relacionados con la
producción de conocimiento nuevo con valor económico, que son ,
los propios de la ciencia y la tecnología. El sistema productivo y en
general, el sistema económico y tecnológico, demanda al sistema
educativo determinadas competencias tales como la
conceptualización, la contrastación empírica de las conjeturas, con la
resolución de problemas o la identificación de heurísticos,
características propias de la educación científica. Y la educación
científica tiene cabida en el enfoque humanístico de las enseñanzas,
enfoque imprescindible en el equipaje intelectual del ciudadano en el
mundo globalizado. Al mismo tiempo, otro desafío que se le presenta
a la institución escolar es la de garantizar el acceso de todos a las
nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones y
universalizar su uso, es decir, un manejo suficientemente diestro de
las nuevas tecnologías, no sólo un manejo “mecánico” o de gestión
de la información, de búsqueda ordenada y selección de acuerdo con
propósitos bien definidos sino también de ordenación de la
información en forma de bases de datos de modo que posibilite su
posterior manejo con diferentes finalidades, es decir, transformar la
información en conocimiento.
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 Desarrollar mecanismos adaptativos de la formación profesional a
la nueva realidad: dentro de cinco años un empleo de cada dos
dependerá de las nuevas tecnologías y ahora día la falta de personal
cualificado en TIC es palpable, por tanto, apreciamos un importante
desajuste cada vez mayores entre el carácter dinámico de las
competencias y de los perfiles de los nuevos puestos de trabajo y las
alteraciones que producen los avances invasivos de la electrónica y
la informática en los sectores más tradicionales para definir un
panorama de desequilibrio básico entre la oferta y la demanda de
cualificaciones en el sistema económico. Es necesario, concebir y
desarrollar mecanismos adaptativos de la formación profesional a la
nueva realidad, adaptación que debe incluir: lo relativo al ajuste entre
la oferta de cualificaciones del sistema formativo y la
correspondiente demanda del sistema productivo; una
racionalización de los procesos de ordenación académica que
permita dar respuesta ágil a las exigencias derivadas de la condición
anterior, y una concepción amplia y flexible de la formación
profesional que facilite su integración en la noción más general de
formación a lo largo de la vida.

Frente a las demandas o dimensiones antes señaladas, añadimos una


referida al plano epistemológico. Los desafíos de la educación en un
entorno global han de ser vistos, no sólo desde la óptima próxima de los
países desarrollados, sino también, desde una perspectiva más amplia que
incorpore el resto de las áreas geográficas y sus relaciones recíprocas en el
marco completo del sistema mundial. Toda esta situación debe ser
estudiada como un todo integrado, como bucles causales y complejos e
interconectados. Quizás el mayor reto que plantea la globalización es la
búsqueda de la coherencia entre esta visión intelectual y la naturaleza de la
acción política y cívica que se ha de desarrollar tanto en el ámbito nacional
como transnacional. Si pensamos globalmente no podremos ignorar las
exigencias que se derivan de esta nueva aproximación. Pudiera ser que,
entre los pliegues de esa forma de autoconsistencia, se escondan las claves
que pueden hacer de la globalización un mecanismo efectivo de integración
social a escala planetaria. En educación, las exigencias de intervención
educativa a gran escala, de los gobiernos y de la sociedad civil se
acrecientan, la responsabilidad adquiere una extensión planetaria y el logro
de una educación para todos deviene un compromiso transnacional, frente a
eso, poner de manifiesto que 113 millones de niños no tienen acceso a la
enseñanza primaria y más de 800 millones de adultos son analfabetos. Es
un grave problema, pero también se pueden vislumbrar soluciones,
fundamentalmente, a través de la democratización del conocimiento. Hoy
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día el abaratamiento de los costes de información y de su transmisión, la
reducción del precio del equipo, la teleeducación, los materiales educativos
adaptados, entre otras, genera oportunidades para compensar los déficits
educativos a escala mundial. Ya existen algunas experiencias interesantes,
entre ellas, el proyecto de Aldea Digital en España para integrar la
educación en el medio rural en la sociedad de la información, la
Universidad Virtual de África que muestra las posibilidades de las nuevas
tecnologías al servicio del desarrollo.

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