Caso9-A

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Mide 20 cm.

El texto aparece en latín


y en español.
Los comentaristas se llaman John Conington,
Henry Nettleship y Francis John Haverfield.

LAS BUCÓLICAS

PUBLIO VIRGILIO MARÓN


LAS BUCÓLICAS
N ú m . Cías. S 73
N ú m . A u t o r í í J r

N ú m . A d g . _ I
P r o c e d e n c i a ~ ~ ¿=> —
PUBLIO VIRGILIO MARON
Precio
T r a d u c i d a s en v e r s o c a s t e l l a n o
F e c h a
por
Clasificó
"^talogó JOAQUIN D. CASASUS,

PRESIDENTE DEL " U C E O ALTAMIRANO"

INDIVIDUO C O R R E S P O N D I E N T E D E LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA.

C o n los C o m e n t a r i o s de C o n i n g t o n , N e t t l e s h i p y H a v e r f i e l d
y a l g u n a s n o t a s del t r a d u c t o r .

MEXICO
!
IMPRENTA DE IGNACIO E S C A L A N T E
San A n d r é s número 69

1903
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1 0 0 2 . 2 .

Capilla Alfonsina
üiblioteca Universitaria
ito.

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a i Señor B o n

IRafael á n g e l fc>e la p e ñ a
T I R A D A D E E S T A EDICIÓN:

t e s t i m o n i o de admiración al filólogo

y de cariño al amigo.
200 ejemplares en papel del Japón.
300 ejemplares en papel de hilo.

Ejemplar Núm..&/. eis.

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FONDO ^ ^ J x
VM.VERDEVT EULt¿
PREFACIO

If

¡jl hace algunos años juzgué yo mismo


empresa asaz temeraria traducir al cas-
íj tellano y publicar las Odas de Horacio,
1x1 no sé cómo calificar ahora mi intento de
poner en verso castellano también y de
dar á la estampa las Bucólicas de Virgi-
lio, tantas veces traducidas á todas las
lenguas modernas y objeto de singular
predilección por parte de los amantes de
las letras clásicas.

Espero se me hará la justicia de creer que no he


perseguido la vanagloria de unir tan sólo mi traduc-
ción á las muchas y muy hermosas que de las Bucó-
licas de Virgilio existen ya en lengua castellana, y que
tampoco me ha movido el deseo de parangonar con
aquéllas la mía escasa de mérito: que lo primero hu-
biera sido por mi parte una puerilidad, y habriame

u
expuesto lo segundo, sin compensación posible, á ser viejos ídolos restaurados en sus altares y demostrar
irremisiblemente vencido por todos los intérpretes del que bien se compadecen los nuevos cánones que sir-
Mantuano, que antes que yo, han logrado, con arte su- ven de base á la instrucción moderna, con el estudio
mo, hacer saborear á sus lectores vino añejo servido de las letras clásicas, como los órdenes dórico, jónico
en odres nuevas. y corintio habrán de continuar hermoseando y embe-
Otro ha sido mi propósito. lleciendo siempre las modernas construcciones que
Si antes Horacio y Virgilio eran, entre nosotros, de tienen el hierro y el acero por apoyo y por cimiento.
todos conocidos, porque quien no aprendía de memoria, E l objeto fundamental que con la instrucción mo-
siendo joven, sus obras en las aulas,'"las interpretaba derna persiguen los pedagogos, es, sin duda, el des-
después empeñosamente en la edad madura, hoy, que arrollo gradual de la inteligencia humana; pero no debe
con la supresión de la enseñanza del latín, se ha dado ponerse en olvido que para que ese desarrollo sea ar-
de mano por completo á los estudios clásicos, la juven- mónico, es necesario lograr á un tiempo el conocimien-
tud de nuestras escuelas los tiene en poco y habrá de to de la ciencia y del arte, para que la una nos enseñe
acabar por olvidarlos. la verdad, arma incomparable en la lucha por la exis-
No soy y o de los que creen que antes que á las ma- tencia, y el otro nos enseñe lo bello, aspiración supre-

temáticas, debe consagrarse en la enseñanza preferen- ma que nos hace amar la vida.

te atención al estudio del griego y del latín; pero no Si el vicio de los antiguos métodos de enseñanza,
por eso dejaré de lamentar que se hayan arrebatado según una imagen de Spencer, consistía en abandonar
de las manos de la juventud los eternos modelos de la planta para no pensar más que en las flores que de-
la literatura clásica, que se la haya privado de la oca- bía producir, no debemos caer hoy en el extremo
sión, tal vez única, de cultivar su espíritu con la con- opuesto de esterilizar la planta por el afán excesivo de
templación de sus bellezas, y más aún que la juventud conservarla, hasta llegar á privarla de la rica florescen-

misma haga alarde de desdeñar ó en realidad desde- cia con que debe engalanarse en primavera.

ñe las útiles lecciones que con su estudio hubiera po- ¿Y qué mejor enseñanza artística que la que las le-
dido obtener. tras clásicas pueden suministrar?

Deber de todos los que anhelamos por el progreso ¿Y con qué florescencia más rica podrá engalanar-

de la literatura nacional es reaccionar contra esta ten- se el espíritu, que con la que puede hacer brotar en él

dencia, hacer que la juventud vuelva los ojos hacia los el estudio de la poesía griega y latina, únicas que lie-

L
F ¿
XI

naron el mundo de tales encantos, que lo hicieron dig- Conington, Nettleship y Haverfield y de algunas no-
no de ser habitado por los dioses? tas mías.
Pues bien: ya que la juventud en las escuelas no Mr. E. Benoist, el célebre Profesor de Poesía La-
tiene ocasión de conocer las letras clásicas, precisa po- tina en la Facultad de Letras de París, reprocha y con
ner en sus manos las traducciones de los más eximios justicia, á los traductores de Virgilio, la indiferencia
poetas griegos y latinos, hacer que aproxime sus labios con que eligen el texto latino de que hacen uso. Y o no
sedientos á la fuente inexhausta de la eterna belleza y he querido hacerme acreedor á tal reproche, y por eso
sembrar por doquiera, en los campos que rodean las he escogido el mejor texto de Virgilio que ha depura-
colmenas, las flores de Anacreonte y de Teócrito, de do la crítica moderna: el de Otto Ribbeck.

Horacio y de Virgilio, para que en ellas de preferencia El texto de Ribbeck no está libre de censuras, ni
busquen las abejas laboriosas la miel que mañana han de errores, los cuales ha hecho notar M. Kappes en lo
de acendrar en sus panales. que á la Eneida se refiere; pero con eso y todo es el

He aqui el objeto que antes persiguiera al dar á la mejor.

estampa mis traducciones de Horacio; he aqui el Lo que Heinsio hizo á fines del siglo X V I I con el

móvil que ahora me guia al hacer conocer del público texto de Virgilio, después de estudiar y comparar du-
rante treinta años la lección de los mejores M.S.S.,
las Bucólicas de Virgilio.
Ribbeck lo ha hecho á mediados del siglo X I X , des-
Si la obra que emprendo es temeraria, sírvame de
pués de aprovechar los trabajos de interpretación de
excusa la nobleza del propósito que me anima y lo
Heyne y los de critica de Wagner. Ribbeck ha cola-
útil del deseo que me alienta. La obra es temeraria,
cionado de nuevo los siete M.S.S. de primer orden:
porque muchos, antes que yo, han llevado á término
el Vaticanus, el Sangallenús, el Mediceus, el Palati-
y remate la misma labor y, sin duda, con mejor acier-
nus, el Romanns, el Veronensis y el Augusteiis y, ade-
to; pero habrá de resultar provechosa si logro desper-
más, todos los principales de segundo orden. Ha revi-
tar de nuevo el amor por la poesía pastoril, que no es
sado cuidadosamente todas las citas que de Virgilio
otra cosa que la expresión del amor á la tierra, fuente
han hecho todos los escritores posteriores á él, las
de la grandeza de los hombres y de los pueblos.
cuales son en número tan considerable, que hubieran
Precisamente por el objeto á que mi traducción es- bastado, si el texto de Virgilio se hubiera perdido, para
tá destinada, va precedida del texto latino y acompa- reconstituirlo por completo; ha comparado, con más
ñada del comentario gramatical, critico é histórico de
diligencia que Macrobio, todas las imitaciones que Vir-
Servio. En todas las ediciones, no obstante, se han
gilio hizo de los poetas griegos y latinos y las que de conservado los versos 32 y 33, fundándose no sólo en
Virgilio hicieron, á su vez, los poetas latinos; ha estu- el indiscutible testimonio de Filargirio, sino en el
diado con rara sagacidad las variantes de los antiguos de Acrón, el escoliasta de Horacio, quien los cita al
comentadores de Asper, de Probo, de Nonio, de Fi- comentar los versos 9 y 10 de la Oda X I I del Lib. IV,
largirio, de Servio y de las Escolias de Verona y de v, además, el verso 39 ha sido reconocido por la Esco-
Berna y, por último, ha llevado á cabo, como dice Mr. lia de Berna, en la cual se dice que Amintas es Corni-
Benoist, la investigación más extensa y profunda que ficio, uno de los enemigos de Virgilio.
hasta hoy se conozca acerca del texto de Virgilio. El verso 19 de la Égloga V lo pone Ribbeck, si-
Sin embargo, para que el texto de Ribbeck no pa- guiendo el texto de la mayor parte de sus M.S.S. en
rezca demasiado extraño á todos aquellos á quienes los labios de Menalcas, en lugar de colocarlo en los
son familiares los antiguos textos, le he incorporado de Mopso. Como esta lección es contraria á la tradi-
algunos versos desechados por él y colocados, ora al ción invariablemente seguida en todas las ediciones de
pie del texto, ora en las varias lecciones que lo acom- Virgilio, y Conington estima poco digna de fe la auto-
pañan. ridad de los M.S.S. de Ribbeck, he dejado el verso en
En la Égloga I he dejado el verso que generalmen- boca de Mopso, y como él precedente necesario de su
te sigue al 17: "Saspe sinistra cava praedixit ab ilice canción.
cornix," porque á pesar de no haber existido en nin- Ribbeck suprime en la misma Égloga V el verso 49,
guno de los antiguos M.S.S., ha perdurado en todos porque lo considera interpolado al igual del 39 de la
los textos. Este verso, que sólo se encuentra en el Égloga II, y yo lo he restablecido, sin embargo, tanto
Oblongo y en el Longobárdico, fué suprimido por E g - porque está en el Palatínus y en el Romanus, aunque
natius en su edición de 1507 y en la tercera Aldina de en éste con algilna variante, como porque aparece cita-
1514, preparada por Naugerio; pero restablecido más do en el comentario de Servio.
tarde por Pierio Valeriano en sus Castigationes de
Con el propósito de establecer una forzada sime-
1521.
tría entre las canciones de Damon y de Alfesibeo en la
En la Égloga 11 he vuelto á colocar en el texto los Égloga V I I I , Ribbeck suprime el verso 51, que halló
versos 32, 33 y 39 que Ribbeck desecha, tan sólo por- al margen de algunos de sus M.S.S. Antes que Rib-
que no aparecen interpretados en el comentario de beck, y sin duda obedeciendo á idéntico propósito, G.
xtv

Hermahnus había reducido á dos los tres versos 49 á


tableció y popularizó, modificando el de Heyne, en
51, suprimiendo el final del 49 y el principio del 50;
1830.
pero como ni con ese procedimiento pudo lograr resta-
El comentario de Conington, revisado por Nettle-
blecer la deseada simetría entre las canciones de Da-
ship y Haverfield, que reproduzco íntegro, traducido
mon y Alfesibeo, se vió en la necesidad de colocarj
al castellano, es una obra maestra y habrá de contri-
después del verso 105, los versos 96 á 101. Heyne omi-
buir, por modo extraordinario, á explicar los pasajes
tió por completo los versos 50 y 51; pero fueron resta-
obscuros, á desvanecer las dudas que puedan asaltar
blecidos por Wagner en el texto de la cuarta edición
á los lectores, y á hacer, en fin, más comprensible el
de Heyne. Yo, á mi vez, he colocado en su lugar el
texto de Virgilio.
verso 51, omitido por Ribbeck, á fin de no apartarme
No es el comentario de Conington una obra origi-
de la tradición;
nal; como él mismo lo declara, una gran parte de sus
Ribbeck, en la Égloga IX, atribuye á Lícidas los ver
notas puede hallarse en los comentarios de los demás;
sos 46 á 50, siguiendo el texto del Mediceus y del Gu-
pero á pesar de eso no hay un trabajo de interpreta-
diamis. Yo, al traducir, he seguido la tradición que
ción y de crítica que pueda parangonarse con el suyo.
tiene en su apoyo el texto del Palatinus, según las edi-
Conington sigue el texto de Virgilio, verso á verso;
ciones de Comelin y Ambrogi y la muy importante
no hay pasaje difícil que no explique, ni variante que
autoridad de Servio.
no señale, ni discusión critica que no profundice, ni
Por último, siguiendo á Servio, he restablecido el
duda que no disipe, y hace todo eso con un juicio, una
Verso 17 de la Égloga X, que Ribbeck omite por creef
prudencia y una discreción dignos del mayor encomio.
que ha sido obra de una interpolación. José Escali-» Huye de las interpretaciones violentas, á riesgo de
gero colocó los versos 16 á 18 después del verso 8, y no ser original; desconfía de las lecciones nuevas, hasta
Taubmann siguió su opinión en sus dos ediciones de poner en duda su sagacidad, y evita las digresiones
1609 y 1618. Jamás ha habido autoridad bastante para eruditas hasta hacer creer que dejó de profundizar
justificar semejante dislocación en el texto. su estudio; pero su obra es, sin duda, el mejor resu-
Los cambios, como se ve, son insignificantes; no men de la crítica moderna sobre Virgilio.
modifican el texto de Ribbeck, y harán que éste sea
Las notas que yo he agregado al comentario de
más fácilmente aceptado por los que por hábito han
Conington, y que están impresas con letra bastardilla,
venido dando su preferencia al texto que Wagner es- están tomadas, casi sin excepción, de los demás co-
XVII

mentadores que he tenido necesidad de conocer para Cuando ya daba punto á mi labor, logré conseguir

llevar á cabo mi traducción con mayores probabili- la edición latina del valiosísimo comentario de J. H .
Voss y el Virgilio de Forbiger, que se considera en
dades de acierto.
Alemania como un verdadero repertorio de todos los
Servio, Filargirio, Probo y la Escolia de Berna,
trabajos que á Virgilio se refieren, y además, la obra
han sido objeto, por mi parte, de un estudio especial,
de Th. Ladewig que, aunque destinada de preferen-
principalmente Servio, que ha sido y seguirá siendo
cia á las escuelas, contiene un comentario breve, cla-
el mejor guía y el inseparable compañero de todos los
ro y expresivo. Tan sólo me fué dado aprovechar á
comentadores y traductores de Virgilio.
Ladewig al estudiar las Églogas IX y X .
He puesto á contribución, más de una vez, el copio-
Consulté también, con provecho, dos obras que no
so y erudito comentario del jesuíta español La Cerda,
debe dejar de estudiar ningún traductor de las Bu-
que siempre se leerá con fruto, y las notas de Taub-
cólicas de Virgilio: la de Mr. John Martyn, intitulada
mann, de Emenesio y del Padre de la Rüe, autor este
«The Bucolicks of Virgil with an english traslation
último del Virgilio de la conocida edición In usurn
and notes,» y las «Notes on the Bucolicks and Geor-
delphini, que es una de las mejores obras de la colec-
gics of Virgil with excursus, terms ofhusbandry and
ción.
a flora Virgiliana,» de Mr. Thomas Keightley, que ex-
La obra que me ha sido más útil, entre todas las
plican de una manera especial todos los asuntos rela-
que he consultado, ha sido, á no dudarlo, la cuarta edi-
cionados con la flora de Virgilio.
ción de Heyne, preparada por Wagner, que contiene,
además de los comentarios de Heyne, Wagner, Spohn
y Wunderlich, las Qucestiones Virgiliance de Wag-
ner, estudio el más profundo y cuidadoso sobre la
lengua de Virgilio y sus peculiaridades.
Antes de dar término á este Prefacio, debo cumplir
Por último, ni un solo instante he apartado de mi
con el deber de hacer público mi agradecimiento á la
lado el Virgilio de Mr. Eugèiie Benoist, que es el tra-
Academia Mexicana, correspondiente de la Real Aca-
bajo de más alcance publicado en Francia sobre Vir- demia Española, sin cuyo estímulo, ni hubiera em-
gilio, aun comprendiendo la colección Lemaire y el prendido esta traducción, ni le hubiera dado cima, y
comentario de Dubner, á la manera de Juan Bond, es- muy principalmente á mi docto amigo el Sr. Don Ra-
crito siguiendo á Hevne y á Waener.
fael Angel de la Peña, á quien se la dedico en testi-
monio de admiración y de amistad sinceras.
El Sr. Don Rafael Angel de la Peña ha aceptado
con benevolencia esta dedicatoria, y por ello habré de
vivirle siempre reconocido, porque mi libro ganará
mucho en el mundo de las letras al amparo de su
ilustre nombre.

México, Diciembre 9 de 1902.

ÉGLOGA I
fael Angel de la Peña, á quien se la dedico en testi-
monio de admiración y de amistad sinceras.
El Sr. Don Rafael Angel de la Peña ha aceptado
con benevolencia esta dedicatoria, y por ello habré de
vivirle siempre reconocido, porque mi libro ganará
mucho en el mundo de las letras al amparo de su
ilustre nombre.

México, Diciembre 9 de 1902.

ÉGLOGA I
É G L O G A I.
E G L O G A P R I M A
TITIRO
TITYRUS

MELIBCEUS, TITYRUS MELIBEO Y TÍTIRO

MELIBEO.
B a j o una h a y a coposa recostado,
MELIBCEUS. Rústicos sones con tu a v e n a e n s a y a s ;
Tityre, tu patul® r u c u b a n s sub t e g m i n e f a g i Mas los fértiles campos hoy nosotros
Silvestrem tenui m u s a m meditaris a v e n a ; D e j a m o s desterrados de la P a t r i a ;
Nos patrise f i n e s et dulcia linquimus a r v a . Y A m a r i l i s decir, al bosque enseñas
Nos patriam f u g i m u s ; tu, T i t y r e , l e n t u s in u m b r a Tú, feliz á la sombra de las r a m a s .
F o r m o n s a m r e s o n a r e doces A m a r y l l i d a silvas.

TÍTIRO.
TITYRUS. Melibeo, tal ocio un dios me ha dado,

O Melibcee, deus nobis hasc otia í e c i t : Que un dios ha de ser siempre p a r a mi alma.

Namque erit ille mihi s e m p e r deus; illius a r a m L a s a n g r e de un cordero de mi aprisco,


H a r t o frecuente, b a ñ a r á sus a r a s ,
Saspe tener nostris a b ovilibus i m b u e t a g n u s .
Q u e por el errar pueden mis g a n a d o s
Ule m e a s e r r a r e b o v e s , ut cernis, e t ipsum
Ludere quse v e l l e m c á l a m o p e r m i s i t a g r e s t i . Y yo mismo t o c a r mi a g r e s t e f l a u t a .
76. «Iuniperi,» VII, 53. Está sentado bajo un ene-
bro. Martyn declara que el olor del enebro es saluda-
ble; pero Heyne se refiere á Apolonio de Rodas, IV,
156, donde Medea usa una rama de enebro para arro- ÍNDICE
jar sus drogas sobre los ojos del dragón, como una
prueba de que los antiguos creían que había algo de -5ÍÍ-
dañoso en él.
«Nocent et frugibus umbrae,» G. I, 121. El hecho
Dedicatoria ^
parece que se menciona aquí como medio de que usa
V I t
Prefacio
el pastor para confirmar su creencia. Es malo cantar
Églogas:
á la sombra: por qué la sombra daña á las mieses? 1
Égloga 1
77. Por lo que toca al giro del verso, compárese É g l o g a II 'S
con la E. I, 74, y con la VII, 44; en lo que se refiere
2
Égloga I I I 5

al sentido con la E. V I , 85 y 86. Égloga IV 47


Égloga 57
Égloga V I 7'
8
Égloga VII 3
Égloga VIII 97
Égloga I X "3
,2
Égloga X 7
Comentarios y notas:
Égloga I '4'
Égloga II '79
2
Égloga III °5
É g l o g a IV »39
Égloga V
Égloga VI 299
É g l o g a VII 333
Égloga VIII 355
Égloga I X 393
Égloga X 4'9
FE DE ERRATAS

Un. Dice Píj. Un. Dice Debe decir

3 16 el éi 78 16 alnos, alnos.
16 7 jactabat iactabat S4 I Égloga V Écloga V I I
16 14 meeum me cum 88 5 cervi cervi.
18 i tristes tristis 102 5 Manelios Masnalios
18 5 cadumt caduut 116 13 cornix. cornix,
18 19 conjungere coniungere 116 17 Menaleas Menalca
20 21 immisi inmisi 11S i herbis. herbis
22 7 juvenci iuvenci 122 5 astrum. astrum,
26 5 cujum cuium 124 2 anrse aura
26 11 and an 132 12 prata. prata,
26 11 muget mulget 134 8 Menalca Msenalca
30 8 trivis triviis 134 H homimum hominum
36 14 quoties quotiens 143 5 vilucus 7rilicus
40 12 jungat iungat 15' 1 al el
42 11 ubora ubera 156 23 suum, suum,quod
48 4 majora maiora 170 2 aptitud actitud
54 5 vincet vincat .98 21 «Rusticas» es «Rusticas es»
58 9 sephyris zephyris 220 12 O 71 OTE OV7TOTE
68 2 Dunque Dumque
246 15 identificadas IdtDtiScadas
72 12 cano, cano.
260 7 E l l i s A. Ellis, A
76 9 luscescere l u c e s c e r e
367 17 det del
7« 14 Promeheti Promethei
78 timuissot timuisset 368 24 fÁOtTOl /jarpi
3
78 9 Dicta Dictaas 398 26 Q ustiones Quasstiones

N O T A . — E n el t e x t o latino d e t o d a s l a s É g l o g a s , s e lee « É g l o g a » e n
v e z de « É c l o g a . »

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