Lección 8 - Derecho Administrativo

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Derecho Administrativo – UCA

LECCIÓN 8:
Los bienes patrimoniales.
Los bienes patrimoniales son aquellos que pertenecen a la Administración pero no son de
dominio público. La Administración tiene una relación de titularidad privativa con ellos,
aunque no sean completamente identificables con ella. La Ley de Patrimonio Administrativo
establece su régimen de adquisición, administración, defensa y enajenación, siendo una ley de
derecho administrativo y de régimen público. En cuestiones relacionadas con la competencia,
se aplica el derecho administrativo. El derecho privado se utiliza en otros aspectos del régimen
jurídico de los bienes patrimoniales.

Los bienes patrimoniales pueden ser muebles, inmuebles o incorporales, y también se incluyen
los patrimonios especiales, como el pasional, el forestal estatal, el industrial estatal, el SEPI y
los bienes públicos del suelo. Además, se consideran bienes patrimoniales los derechos de
arrendamiento, los valores y títulos representativos, las participaciones en el capital de las
sociedades mercantiles, los contratos de futuro u opciones y los derechos derivados de la
titularidad de los bienes o derechos patrimoniales.

Principios – régimen jurídico.


El artículo 8 de la LPAP establece 5 principios para la gestión y administración de los bienes
patrimoniales. Estos principios son: eficiencia y economía, eficiencia y rentabilidad, publicidad,
transparencia, concurrencia y objetividad, identificación y control, y colaboración y
coordinación.

En cuanto a la eficiencia y economía, se debe gestionar y valorizar los bienes patrimoniales de


forma adecuada, evitando su innecesario mantenimiento.

En relación a la eficiencia y rentabilidad, se busca aprovechar y generar ingresos a través de la


venta, alquiler o arrendamiento de los bienes, evitando que se conviertan en una carga.

La publicidad, transparencia, concurrencia y objetividad se aplicarán en la adquisición,


explotación y venta de los bienes, garantizando la participación pública.

La identificación y control se realizará a través de inventarios y registros adecuados para los


diferentes tipos de bienes de uso público o de dominio público.

Por último, se promoverá la colaboración y coordinación entre las diferentes administraciones


públicas para optimizar el uso y rendimiento de los bienes. En todo caso, la gestión de los
bienes patrimoniales debe contribuir al desarrollo de las políticas públicas vigentes,
especialmente en relación a la vivienda y en coordinación con las administraciones
competentes, como la Junta de Andalucía.

Adquisición de bienes patrimoniales – régimen jurídico.


Para adquirir bienes patrimoniales, existen diferentes modos según el artículo 15 de la Ley de
Patrimonio del Estado. Los modos de adquisición son los siguientes:

a) Atribución de la ley: En este caso, se adquieren bienes patrimoniales como las aguas
continentales, superficiales y subterráneas; las cesiones urbanísticas obligatorias; las
herencias y bienes inmuebles vacantes; los saldos y depósitos abandonados; o los
buques abandonados.
b) A título oneroso: Los bienes patrimoniales pueden ser adquiridos a través de
contratos onerosos. En el caso de bienes inmuebles, es necesario contar con una

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memoria, una tasación y un concurso público, salvo en casos excepcionales. Para los
bienes muebles se aplica la Ley de Contratos del Sector Público (LCSP). También se
puede recurrir a la expropiación, y los bienes sobrantes se considerarán patrimoniales.
c) A título gratuito: En este caso, se entiende que las herencias o los legados siempre se
harán a beneficio de inventario. En el caso de donaciones, se requiere un expediente
que justifique que el valor del bien adquirido es superior a las cargas que conlleva.
d) Por resolución judicial o administrativa: Esta adquisición se realiza después de la
ejecución forzosa de los bienes, previa realización de embargo.
e) Por prescripción y ocupación: La adquisición está sujeta a lo establecido en el Código
Civil y las leyes especiales en relación a los bienes patrimoniales.

Inembargabilidad – régimen jurídico.


El privilegio de la Administración de no poder ser embargada generó críticas por impedir el
cumplimiento de las resoluciones judiciales condenatorias. Sin embargo, el Tribunal
Constitucional determinó en 1998 que este privilegio chocaba con el derecho a la tutela
judicial efectiva, lo que permitió la posibilidad de embargar los bienes. Según las normativas
actuales, los bienes y derechos patrimoniales vinculados a un servicio público, sus
rendimientos utilizados para un fin específico, y los valores y títulos de sociedades estatales
encargadas de políticas públicas o servicios de interés económico general, no pueden ser
embargados. A pesar de esto, hay otros tipos de bienes administrativos que pueden ser
embargados, como los demaniales, los patrimoniales indisponibles y los patrimoniales
disponibles.

Enajenación de bienes patrimoniales – régimen jurídico.


La enajenación es la acción de transmitir un bien o derecho a otra persona, ya sea de forma
lucrativa u onerosa. Puede ser una transferencia de derechos sobre un bien mueble o
inmueble, total o parcial, siempre y cuando sea divisible y el enajenador sea el único titular.
Las formas básicas de enajenación son la compraventa, la permuta, la donación y la subasta en
el caso de entidades locales.

La enajenación puede ser gratuita, cuando no se busca obtener beneficio económico, como en
el caso de donaciones o cesiones; u onerosa, cuando se obtiene a cambio de un crédito
económico o derecho real sobre otro bien. Los casos más frecuentes de enajenación onerosa
son la compraventa, la permuta y la venta.

Existen dos tipos de enajenación: obligatoria, cuando es ordenada por un juez o indicada por
un abogado durante una negociación legal; y voluntaria, cuando es decisión del enajenador.
Los bienes y derechos patrimoniales pueden ser enajenados cuando no son necesarios para el
ejercicio de las funciones administrativas, mediante un expediente justificativo y la
delimitación física y jurídica del bien. El adquiriente tomará el dominio de los derechos
correspondientes.

La enajenación puede realizarse a través de diferentes modalidades, como el concurso, la


subasta y la adjudicación directa. El concurso consiste en adjudicar el bien a la propuesta más
ventajosa, siguiendo los criterios de la LCSP. La subasta se utiliza cuando se busca obtener el
mayor precio posible y siempre que esté previsto en una norma específica, como en el caso de
bienes inservibles. La adjudicación directa se lleva a cabo en casos de adjudicaciones desiertas
o para entidades benéficas.

En el caso de las cesiones gratuitas de bienes y derechos, estas se realizan cuando hay un
interés público o social por parte de las Comunidades Autónomas, Entidades Locales,
fundaciones o asociaciones de interés público. Por último, la permuta se regula cuando es

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conveniente para el interés público y la diferencia de valor entre los bienes no sea mayor al
50%. Si la diferencia es mayor, se puede tramitar como enajenación con parte del precio en
especie.

Conservación del patrimonio, protección y defensa.


La Dirección General de Patrimonio, a través de las Delegaciones de Hacienda, tiene la
responsabilidad de conservar, proteger y defender el patrimonio en la Administración General
del Estado. Para lograr esto, se deben seguir ciertas medidas, como la obligación de realizar
inventarios y registrar los bienes en el Registro de la propiedad. Además, se ejercen potestades
administrativas como la autotutela, que incluye la investigación, el deslinde, la recuperación de
oficio y el desahucio administrativo. Estas acciones son fundamentales para preservar el
patrimonio y están sujetas a exigencias legales tanto a nivel autonómico como local y de
entidades de derecho público.

Utilización de los bienes patrimoniales.


La utilización de bienes patrimoniales está sujeta a las legislaciones aplicables y admite
modalidades de uso y explotación similares a cualquier otro bien. La administración puede
utilizarlos a través de una afectación interna y su adscripción a fines específicos. Si los
organismos públicos no los necesitan, estos bienes pasarán a formar parte del patrimonio del
Estado. Sin embargo, si se adquieren con la intención de devolverlos al tráfico jurídico, el
organismo puede disponer de ellos. También se permite el uso gratuito de bienes
patrimoniales para fines sociales.

En el caso de que particulares utilicen estos bienes, pueden hacerlo a través de cualquier
negocio jurídico, siempre y cuando los contratos se realicen mediante concurso público, a
menos que haya justificación para una adjudicación directa debido a las características o
urgencia del bien. Para eventos cortos, como conferencias o seminarios que duren menos de
30 días, se puede autorizar su uso unilateralmente por parte del órgano competente, sujeto a
las condiciones establecidas (artículo 105).

Los bienes comunales, los montes vecinales.


El origen de los bienes comunales o montes vecinales se remonta a la Edad Media. A diferencia
de otras categorías de bienes, estos pertenecen a todos los miembros de una comunidad sin
que sea necesario distribuir cuotas. Por lo tanto, se considera una tercera categoría de bienes.
En resumen, son bienes especiales de las Entidades Locales, cuya titularidad corresponde a
estas entidades, pero su aprovechamiento se asigna de manera común a los vecinos.

Aunque comparten características con los bienes demaniales, como la inalienabilidad,


inembargabilidad e imprescriptibilidad, no deben confundirse, ya que solo pueden ser
utilizados por aquellos que son considerados vecinos, excluyendo al público en general. Por
eso, la Constitución los distingue en el artículo 132.1 CE.

El derecho de aprovechamiento de estos bienes es personal, intransmisible e inalienable, y se


rige por normas administrativas y no por leyes civiles o de propiedad. Su uso puede variar,
afectando a pastos, leñas, maderas, entre otros recursos. En algunos casos, se permite su uso
simultáneo y colectivo, mientras que en otros se rige por la costumbre local o las ordenanzas.
Cuando nada de esto es posible, se asignan lotes o suertes a los vecinos de acuerdo a su
número de familiares y situación económica, o se adjudican en subasta pública.

Cabe mencionar el artículo 75.4 LBRL, que establece una modalidad especial de concesiones
periódicas de lotes para cortas de madera a los vecinos. Estas concesiones pueden requerir

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condiciones de vinculación y arraigo, y deben ser reguladas por ordenanzas especiales


aprobadas por la Comunidad Autónoma con asesoramiento del órgano consultivo superior.

El patrimonio nacional.
Se establece una ley para regular el patrimonio nacional en España, según el artículo 132 de la
Constitución Española. La Ley 23/1982, del Patrimonio Nacional, y el Real Decreto 485/1987
son los encargados de su desarrollo, junto con la LPAP de 2003. Estos bienes pueden tener
fines culturales, científicos y docentes, siempre que sean compatibles con su función principal.
Estos bienes están destinados al uso y servicio del Rey y los miembros de la Familia Real, así
como a las funciones de alta representación establecidas por la Constitución y las leyes.
Algunos ejemplos de estos bienes son el Palacio de Oriente, el Palacio de Aranjuez, San
Lorenzo de El Escorial, La Granja y La Zarzuela.

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