3-ollie morgan

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ANITRA LYNN MCLEOD OLLIE MORGAN

ANITRA LYNN MCLEOD OLLIE MORGAN

TRADUCCIÓN:

Cris St
Iphi
Sora Hatori
Klaus

CCORRECCIÓN:
Sora Hatori

DIRECCIÓN Y MAQUETACIÓN:
Klaus
ANITRA LYNN MCLEOD OLLIE MORGAN

SINOPSIS:

Nada sabe tan dulce como la fruta prohibida...

Mientras McBride lucha por mantener su mundo unido y hace


sacrificios que lo bloquean de cualquier posibilidad de felicidad
con el hermano mayor de los Morgan, todavía está decidido a
comprar compañeros a todos sus hombres. Está sorprendido
cuando Ollie Morgan rechaza a su esclavo, insistiendo en que
desea estar solo. Determinado a llegar a la verdad, McBride está
furioso cuando se entera de que hay un intruso en su tierra.

Jonas Davenport es un gentryman que ha hecho tremendos


sacrificios para estar con Ollie, pero sólo porque haya regalado
toda su riqueza no hace que su relación sea menos prohibida

Su amor es más fuerte que cualquier ley, pero ¿los dos hombres
alguna vez encontrarán la manera de estar juntos?
ANITRA LYNN MCLEOD OLLIE MORGAN

DEDICATORIA:

Para mis mas fieles fans. ¡Gracias!


ANITRA LYNN MCLEOD OLLIE MORGAN

GLOSARIO

GENTRYMAN: especie dominante

SLAMMER: especie sometida que sirve para trabajar en los campos y como
alimento a los gentryman.

TALLOS: planta que se cultiva en las granjas

THRALL: esclavos que pertenecían a la casta mas baja de la sociedad, sin


derechos.

BOT: androide

ZOOKS: Exclamación similar a tío, hombre…

DRESSITER: Animal de 6 patas que con montura que se usa de transporte.

COOKBOT: androide cocinero.

SEXDROID: también llamado sexbot, androide para uso sexual.

GRINDHOUSE: casa de recreo sexual donde los gentryman no emparejados podían


satisfacer sus deseos sexuales y de sangre.

GRINDER: hombres que servían para recreo sexual.

RESTRICTOR: sistema de correas que sujetaban al slammer para la alimentación


del Gentryman.
ANITRA LYNN MCLEOD OLLIE MORGAN

Capítulo 1

McBride estaba más que satisfecho con su último thrall. Después del
problema con el que había comprado ayer, el comerciante estaba más que dispuesto
a ofrecer a McBride un trato que simplemente no podía rechazar. Había conseguido
un thrall de collar rosa por un precio de collar amarillo. El joven se sentó delante
de McBride, con los hombros relajados, el cabello negro reluciente y una excitada
atención que danzaba por toda la pradera. No había mucho que ver aquí en las
afueras de Woven Spire, pero se las arregló para asombrarse con el más mínimo
detalle. Hizo una docena de preguntas que McBride trató de seguir, pero apenas
respondía a una antes de que Easton estuviera con la siguiente. Dada su naturaleza
burbujeante, pensó que sería un compañero perfecto para Ollie.

Ollie Morgan era el tercer hermano más joven de los Morgan. Había sido
decantado unos minutos después de su gemelo, Gannon, pero los dos no podían ser
más diferentes. Sus rostros y cuerpos eran exactamente iguales, pero todo lo
demás, su cabello, modales, personalidades generales, eran muy diferentes. Ollie
era delicado con su persona y su casa donde Gannon era un desastre total. Ollie era
puntual y orientado al detalle donde Gannon era más informal. Aunque, McBride
estaba feliz de notar que el nuevo thrall de Gannon había limpiado su casa y a él.
Sólo esperaba que el cambio no fuese de corta duración.

Ollie era el único de los hermanos Morgan que en realidad cocinaba su


propia comida en lugar de usar el cookbot de su pequeña casa mecánica. McBride
había compartido una comida con él la noche anterior y quería almorzar hoy, pero
no estaba muy seguro de cómo preguntar. Simplemente porque él poseyera a Ollie
no significaba que tuviese el derecho de requisar su alimento. Lo cual le recordó a
McBride que iba a preguntarle a Ollie si le gustaría dejar el campo y trabajar en la
casa grande como cocinero. Parecía una vergüenza dejar que su talento con la
comida se echase a perder. Con los beneficios de la última venta de fibras,
McBride podría permitirse contratarlo sólo para cocinar.

Como era mediodía, McBride esperaba ver todas las manos plantando
tallos, pero un rápido conteo de la cabeza reveló que alguien estaba desaparecido.
A esta distancia, McBride no podía decir quién estaba ausente, ya que la mayoría
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de los hermanos se parecían. Dejó de mirar por completo cuando su hambrienta


mirada aterrizó en Caleb, que siempre se destacaba ya que era el más grande. Todo
lo que llevaba era un par de pantalones cortos que mostraban su inmenso cuerpo a
la perfección. Cuando McBride terminó el largo trayecto, tomó el desvío a la
izquierda hacia el callejón sin salida donde los siete hermanos tenían sus casas
colocadas en un semicírculo alrededor de la calle.

Su mirada se desvió hacia los cepos en el centro de la carretera. Si uno de


sus slammers le desafiaba, McBride tenía el derecho de arrojarlo al cepo y violarle
brutalmente. Afortunadamente, McBride nunca había tenido que castigar a ninguno
de los hermanos de esa manera. El único rebelde era el mayor, pero McBride había
encontrado formas menos duras de controlar la furia de Caleb. Sin embargo, al
tener una mano más ligera con Caleb, McBride se encontró atrapado en una relación
inapropiada que también era ilegal. Técnicamente, no había cruzado la línea, no
completamente, pero había estado bordeando el borde de la ley desde el día en que
había heredado a los siete hombres.

Por ley, McBride podría usar a sus slammers para la sangre y el trabajo.
No tenía derecho a usarlos para el sexo o cualquier cosa por encima y más allá de
un día normal de trabajo. Los slammers no eran esclavos. McBride los poseía, pero
los slammers tenían derechos. Podían ganar dinero, podían comprar lujos y podían
negarse a hacer algo peligroso, ilegal o poco ético. Además de esos derechos,
McBride les había concedido otros, tales como más privacidad y una mayor
discreción en lo que hacían en sus horas de descanso, de las que tenían mucho.
McBride no creía en hacerles trabajar más allá de un día normal. Ese era un boleto
rápido para conseguir slammers insalubres e infelices. McBride era indulgente con
ellos para ganar su favor, sino para mantenerles sanos, felices y mucho más atentos
a sus necesidades. Todos los hermanos Morgan le ofrecieron su cuello
voluntariamente cuando él estaba hambriento de sangre. Todo excepto el mayor.
Caleb luchó y se quejó y por lo general hizo que el procedimiento increíblemente
simple, fuese complejo cuando no tenía que serlo. De alguna manera, eso se había
traducido en McBride desarrollando una curiosa especie de anhelo por él. Había
algo en la negativa de Caleb a someterse que intrigaba como el infierno a McBride.
Había renegado de él más veces de las que podía contar, pero siempre encontraba
una excusa para volver. Era una locura. McBride sabía que tenía que controlarlo.

Puesto que sus intentos de frenar su comportamiento habían fracasado de


manera tan despiadada, McBride se dio cuenta de que tenía que tomar medidas
drásticas. Si no lo hacía, terminaría por ir demasiado lejos con Caleb. Romper la ley
era una cosa, pero arruinar la vida de un hombre inocente era otra. El mayor temor
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de McBride era que su indiscreción pudiera hacer que Caleb fuera arrestado, o
peor, asesinado. Esa era una carga que su conciencia simplemente no necesitaba.

Ahora que estaba más cerca de donde se estaba plantando el campo,


McBride se dio cuenta de que Ollie era el hermano desaparecido. A diferencia de
su gemelo, Gannon, Ollie siempre llevaba un sombrero. Como McBride no veía un
solo sombrero en ninguna de las cabezas, sabía que Ollie no estaba en el campo.
¿Se había quedado hoy esperando su thrall? McBride había estado consiguiendo a
los compañeros de los hermanos tan rápido como pudo. Había decidido ir de los más
jóvenes a los más viejos, por lo que Ollie era el siguiente. Pero Ollie tomándose un
día entero no sonaba como Ollie en absoluto. Le encantaba trabajar para poder
comprar alimentos interesantes cuando llegaba su turno para ir a la ciudad. Aunque,
hasta que McBride conociera los detalles de la causa de un ataque violento, no
dejaba que nadie entrara en la ciudad, ni siquiera él mismo. Darle esa noticia a Ollie
iba a ser desagradable por decir lo menos.

Frunciendo el ceño, McBride bajó de su dressiter de seis patas y ofreció


una mano a Easton. —¿Dónde está mi compañero? —Los ojos de Easton brillaban,
sus expectativas eran altas.

—Creo que está en su casa. —McBride esperaba que Ollie no estuviera


enfermo. Con la situación en la casa de Larsden todavía pendiente, McBride estaba
demasiado preocupado por cualquier enfermedad que afectara a sus slammers o los
oficiales que trabajaban para él. Dado que los que estaban en la autoridad eran los
más altos en la cadena de beber sangre, cualquier patógeno transmitido por la
sangre podría diezmar la estructura de la sociedad. Habían pasado siglos desde la
peste que había reclamado a todas las mujeres y caballos, pero los que habían
sobrevivido estaban aterrorizados por un acontecimiento así se repitiese.

Easton siguió obedientemente detrás de McBride mientras caminaba hacia


la casa de Ollie. Él notó que todas las cortinas estaban cerradas, y eso no era
propio de Ollie en absoluto. De hecho, McBride no podía recordar ningún momento
en que Ollie tuviera sus cortinas cerradas. Le encantaba la luz que entraba por las
ventanas. Incluso en el verano, cuando los días eran largos, a Ollie le encantaba que
la luz lo despertara más que su despertador. Ollie era un hombre que despertaba
con una sonrisa y prácticamente arrancaba su puerta para saludar el día. La fusión
entre él y Easton debería ser lo suficientemente fácil como para que McBride
pudiera volver su atención a otros asuntos hoy. Teniendo en cuenta lo que tenía
encima con sus problemas personales y profesionales, tener un día para sí sería una
bendición.
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A pesar de que McBride tenía el derecho de entrar simplemente en los


hogares de sus slammers, no lo hizo. Les daba su espacio y cierta privacidad. Él
encontró que tratándolos con toda la debida consideración los hizo más dispuestos
a trabajar diligentemente y ofrecer sus cuellos cuando su hambre de sangre
llamaba.

McBride llamó a la puerta de Ollie pero no obtuvo respuesta. —¿Ollie? soy


McBride. Tengo una sorpresa para ti. —Estaba a punto de abrir la puerta cuando
Ollie la abrió unos centímetros—. Buenos días, dormilón.

—Días, —Ollie parpadeó cautelosamente a McBride.

—¿Te dormiste? —Eso no era propio de él, pero cosas más extrañas habían
sucedido.

—Sí. Lo siento. —Ollie parecía completamente distraído.

—Te he traído un compañero. —McBride puso su brazo alrededor de


Easton y lo empujó hacia adelante. Esperaba algo más que esa reacción de Ollie.

Apenas miró a Easton antes de que dejara escapar —He cambiado de


opinión. No quiero un thrall. —McBride sintió que Easton retrocedía ante la fría
manera en que había sido rechazado. Con dos frases, Ollie consiguió sacar toda lo
burbujeante de la personalidad de Easton. Y entonces, para añadir sal a la herida,
Ollie trató de cerrar la puerta en sus rostros. Una gran mano en el borde de la
puerta impidió que sucediera.

—¿Qué diablos te pasa? —McBride empujó la puerta mientras él quitaba su


brazo del hombro de Easton. Esperaba algo que explicara por qué Ollie era grosero
y se comportaba de forma sospechosa, pero su sala de estar se veía exactamente
como estaba anoche. Volviéndose hacia Easton, que estaba de pie aturdido en el
porche, McBride dijo— Por favor, espera aquí.

Easton asintió y se dio la vuelta, pero era obvio que había sido
profundamente herido por el rechazo de Ollie. ¿Quién no lo estaría? Después de la
charla que habían tenido anoche, McBride asumió que Ollie estaría saltando arriba
y abajo para conseguir un compañero. Ciertamente parecía estar solo y dio la
bienvenida a un invitado para compartir la elaborada comida que había creado. Y
entonces surgió una nueva idea. McBride cerró la puerta.

Bajando la voz, McBride aseguró a Ollie que no había nada malo en él. Su
dueño anterior, un gentryman llamado Jonas Davenport, había utilizado Ollie de
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maneras inadecuadas. Jonas había llegado a la granja tallos para convertirse en el


compañero del padre de McBride, y Jonas había traído a los siete hermanos
Morgan como sus slammers, pero McBride había descubierto que Jonas tenía
múltiples caprichos que le hizo hacer todo tipo de cosas terriblemente
inaceptables. Jonas había usado Ollie para la sangre y el sexo, pero Jonas también
había comprado un thrall para él y el padre de McBride para usarlo con el mismo
propósito. Cada vez que pensaba en ello, McBride se estremecía. Nunca había
conocido a su padre, pero cuando había muerto inesperadamente, McBride había
heredado sus posesiones, incluidos los hermanos Morgan. Hasta el día de hoy,
McBride todavía no sabía por qué Jonas no se llevó a los hermanos con él cuando
salió de la granja. Tal vez estaba tratando desesperadamente de alejarse de sus
actividades ilegales. Tanto como McBride odiaba admitir la verdad, podía entender
eso. Estaba a punto de hacer algo desesperado para romper su fascinación con
Caleb.

—Realmente estoy bien por mi cuenta. —Pero la mirada atrevida de Ollie


indicó que él estaba todo menos bien.

—¿No estás lo suficientemente bien para trabajar, pero estás diciendo


que estás bien? —McBride echó un vistazo a todas las habitaciones que podía ver,
la mayor parte de la cocina, toda la sala de estar y parte de la sala que llevaba
hacia el baño y el dormitorio. No vio nada fuera de lugar. Pero cuando sus ojos se
ajustaron y miró más de cerca a Ollie, McBride se dio cuenta de que Ollie estaba
completamente desnudo. Bajó la cabeza y colocó las manos sobre sus genitales,
pero eso no hacía mucho para ocultar su desnudez. En todo caso, la forma en que
estaba de pie sólo atraía más la atención sobre que estaba desnudo y claramente
avergonzado de haber sido atrapado de esa manera.

—Quiero saber qué estaba pasando. —McBride comprobó que la puerta


estaba cerrada firmemente detrás de él. Sólo había una entrada y salida de cada
una de las casas. Las ventanas se abrían, pero las mosquiteras estaban
programadas en la casa para que los parásitos no pudieran entrar a roer los cables.
Una mordedura y sería chamuscado lo suficientemente fuerte para que no lo
intentara una segunda vez.

—No pasa nada. Me he quedado dormido, y ahora estoy tratando de


despertarme y salir a trabajar. —Ollie trató de parecer molesto con McBride por
interrumpirlo, pero fracasó miserablemente. En todo caso, Ollie se veía culpable y
avergonzado. ¿Pero de qué? No era su desnudez, porque McBride le había visto
masturbarse muchas veces mientras bebía su sangre. Eso era mucho más íntimo
que verlo sin nada.
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—No voy a moverme hasta que tenga una explicación. —Cuando Ollie abrió
la boca, McBride lo cortó—. Una que pueda creer.

La mirada culpable de Ollie se lanzó por el pasillo hacia su dormitorio. —No


me siento bien.

Eso hizo que McBride diera un paso atrás. Ahora que sus ojos se habían
ajustado a la oscuridad de la casa, se dio cuenta de que Ollie estaba
extremadamente pálido. En la mente de McBride vino una imagen del baño de
sangre en la casa de Larsden. Larsden era un gentryman como McBride. A lo largo
de varios días, Larsden bebió cada vez más de sus slammers, pero no parecía estar
satisfecho por el alimento. Con cólera, los había desgarrado con sus manos
desnudas y luego acabó muerto en los charcos de su sangre. El consenso general
hasta ahora era que había sufrido un aneurisma que finalmente lo había sacado de
su miseria.

Como el sheriff de Woven Spire County, McBride supervisaba la


investigación, pero todavía no tenían idea de lo que había causado la enfermedad de
Larsden. El mayor temor de McBride era que un nuevo patógeno transmitido por la
sangre fuera el culpable. Puesto que un virus había causado que el mundo cambiara
drásticamente, los que habían sobrevivido vivían temerosos de que un
acontecimiento similar sucediera otra vez. Para evitar el pánico, McBride estaba
manteniendo la investigación en secreto. No quería que nadie sacara conclusiones
precipitadas. Una prueba era lo que necesitaban, y era lo que esperarían sin
importar lo difícil que fuera la espera.

La aparición de Ollie hizo que McBride se preguntara si simplemente había


bebido demasiado de él anoche. En ese momento, McBride había estado hambriento
tanto de comida como de sangre, y Ollie le ofreció ambos. Tal vez su hambre le
había hecho... Un escalofrío empujó a McBride a retroceder otro paso a pesar de
que no correría si hubiera pillado lo que había afectado a Larsden. McBride hizo
balance de sí mismo, tratando de determinar si estaba hambriento de sangre de
una manera normal y saludable, o si se estaba volviendo tan insaciable como lo había
estado Larsden. Él y todos sus oficiales habían seguido el procedimiento cuando
estaban tratando con la sangre en la escena del crimen, pero eso no le habría
impedido contagiarse de la enfermedad de otra manera. Dado que los slammers de
Larsden estaban muertos, no pudieron preguntarles quién mostró signos de la
enfermedad primero. La única razón por la que tenían una pista sobre la frenética
sed de sangre de Larsden provenía de los registros de su casa mecánica. A pesar
de ser un gentryman, la casa mecánica de Larsden todavía registraba todas las idas
y venidas. Fue su criminólogo, Quintus, quien se dio cuenta de cuántas veces los
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slammers habían entrado, pero él también había mirado las marcas en sus cuellos.
En cada cuello se encontraban intactas heridas abiertas, lo que significaba que
Larsden bebía tanto y con tal frecuencia que los slammers no se podían curar.

—Si quieres que vaya al campo...

—No. Quiero que te quedes aquí y mejores. —Echando su mano atrás,


McBride agarró el pomo de la puerta. Lo giró y salió, todo sin apartar la vista de
Ollie—. Vuelve a la cama y te veré después.

Ollie asintió con la cabeza y pareció muy aliviado cuando sintió que
McBride se alejaba de él. A pesar de que era demasiado tarde para evitarlo si
estaba realmente enfermo, McBride todavía quería estar tan lejos de él como
pudiese.

Easton estaba de pie en el porche, con la cabeza baja. Incluso desde la


distancia, McBride podía decir que estaba llorando. Varias grandes gotitas habían
caído sobre las tablas del pórtico, haciendo círculos en el polvo.

Su delgado cuerpo temblaba ligeramente, haciendo que su dolor se notara


aún más.

—Él no quiso herir tus sentimientos. —McBride consideró lo que debería


hacer con Easton. Después de ese tipo de recepción de Ollie, pensó que era mejor
dar a Easton a otro hermano. El siguiente en la línea era Jared, pero ese
emparejamiento podía no funcionar. Easton se sentía desgraciado ahora, pero
McBride tenía la sensación de que se recuperaría rápidamente, y no estaba tan
seguro de que la personalidad burbujeante de Easton se ajustara bien a la severa
naturaleza de Jared. En lugar de que Easton fuera rechazado dos veces, McBride
decidió que lo mejor era esperar un día o posiblemente dos. Ninguno de los
hermanos se quejarían, no si querían conseguir thralls propios. Desde que había
empezado a traer compañeros a la granja, todos los hermanos estaban
comportándose mejor.

—Pues para no querer, hizo un trabajo muy bueno en herir mis


sentimientos. —Easton se secó los ojos con el dorso de las manos. Lo hizo sin
vergüenza. Llorar no era vergonzoso para los thralls, no de la forma en que era
para los gentrymans o incluso los slammers. Puesto que los thralls eran los más
bajos en la escala social, tenían mucha más libertad para expresar sus emociones
sin temor a las repercusiones.
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—Vamos a la casa grande. —McBride se movió esa dirección y Easton siguió


obedientemente—. Ollie simplemente no se siente bien.

—¿De Verdad?

—De Verdad. Estaba preocupado de que si entrabas, te enfermarías. —No


era verdad, pero parecía apaciguar a Easton, y eso era bueno. La última cosa con la
que McBride necesitaba tratar hoy era un thrall demasiado emocional o un slammer
enfermo. Si pudiera arreglar las cosas aquí, tendría tiempo de ponerse al día con el
trabajo. Y finalmente, podría encontrar el tiempo para encontrarse un compañero
propio. Ese pensamiento hizo que su mente considerara a Caleb, y con la misma
rapidez, McBride empujó el anhelo inapropiado. Iba a encontrar la manera de poner
distancia entre ellos aunque fuera lo último que hiciese.

—¿Entonces me quedaré contigo hasta que esté bien? —Easton miró la


imponente estructura de la casa grande.

McBride tenía una imagen terrible que le llenaba la cabeza. Vio a su padre
y a Jonas compartiendo un thrall por sangre y sexo. Apresuradamente, le aseguró a
Easton, —Encontraré trabajo para que lo hagas aquí hasta que Ollie esté lo
suficientemente bien como para establecer un lazo de sangre contigo. —No quería
que Easton pensara que tenía ideas diferentes sobre los dos. Con una familiaridad
casi irritante, su mente se volvió hacia Caleb. Si estaba abrigando ideas
inapropiadas sobre alguien, era sobre Caleb. No podía dejar de pensar en él, ni
siquiera durante unos minutos.

—¿Qué trabajo haré? —Easton entró en el vestíbulo y miró con ansiedad.

—¿Qué sabes hacer?.

—Sé leer —Easton se puso un poco más alto.

—Bueno, realmente no veo cómo eso es un trabajo.

—Oh. —Easton miró a su alrededor el pasillo elaboradamente amueblado—.


Podría limpiar, pero todo se ve impecable.

—Tengo un mayordomo mecánico. McBride lo había apagado y lo había


llevado, pero después de enterarse de los horribles secretos de su padre, McBride
había decidido mantenerlo encendido y trabajando. También había reactivado al
valet puesto que también era útil. Por mucho que quisiera sentar a los dos
androides e interrogarles para obtener más información, no lo había hecho, y no
estaba tan seguro de que fuera cuestión de tiempo. Francamente, después de
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enterarse de lo que se había enterado, McBride simplemente no quería saber más


de los terribles secretos de su padre.

—Puedo cocinar.

Eso causó que una sonrisa transformase las facciones de McBride. Ahora
sabía que Easton y Ollie se llevarían muy bien ya que a ambos les gustaba cocinar.
Encontrar algo en común era el primer paso para forjar un lazo fuerte.

McBride cerró la puerta detrás de él y miró a través del cuadrado de


cristal que adornaba la puerta. Su mirada trató de ir a través del campo donde
sabía que estaba Caleb, pero deliberadamente obligó su atención a ir hacia la casa
de Ollie. Todos los macilentos matices le recordaban cómo se había visto la casa
grande cuando él vino por primera vez aquí después de la muerte prematura de su
padre. Eso le hacía pensar en la muerte, y eso era un pensamiento aterrador.
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Capítulo 2

—Él se fue. Puedes salir.

Ollie se alejó de la puerta de entrada tan pronto como vio a McBride ir a la


casa grande con el esclavo. Tan lindo como era el esclavo, Ollie no tenía interés en
él.

Su amor había vuelto, lo que lo hacía extáticamente feliz, pero la idea de


no poderle tener por mucho tiempo casi le rompía el corazón. Demasiado pronto,
McBride se daría cuenta de que algo estaba mal.

Puesto que no era tonto, estaba obligado a descubrir lo que Ollie estaba
tan desesperado por esconderle.

—Lo siento. Debería irme. —Jonas entró en la sala de estar. Su pelo rubio
era un montón de rizos alrededor de su cabeza. Incluso con la habitación oscura,
los mechones cogían la luz que había y brillaban.

Sus relaciones amorosas habían variado de dulce a hambriento y todos los


puntos intermedios entre ellos. Sólo mirarlo ahora despertó a Ollie. Quería poner a
Jonas de vuelta en su cama y empezar de nuevo.

—No quiero que te vayas. —Ollie acortó la distancia entre ellos, pero
Jonas dio un paso atrás—. Por favor, no te alejes de mí.

Jonas bajó la cabeza. —Todo lo que he hecho es estropear tu vida.

—Eso no es cierto y lo sabes. Estabas perdido.

Jonas levantó la vista, sus ojos azules preocupados se suavizaron. —Me


salvaste.
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—Tú me has salvado también. —Ollie había estado enamorado de Jonas


casi desde el momento en que lo vio en la prisión. Lo había deseado entonces y
pensó que Jonas lo compraría, aunque no a todos sus hermanos, pero Ollie no lo
había vuelto a ver desde hacía más de un mes. Cuando él y sus hermanos fueron
llevados a la gran casa, Ollie estaba convencido de que nunca volvería a ver al
hombre de cabellos dorados y grandes ojos azules otra vez. Pero su suerte había
sido buena porque la casa a la que fueron llevados era la de Jonas Davenport.

Otra semana pasó antes de que Jonas llegara a él para alimentarse. Ollie
averiguó más tarde que Jonas estaba tratando de evitarlo para no se enamorarse
más de lo que ya lo estaba, pero iban derechos a colisionar, no importa cuán
diligentemente trataban de alejarse. Cuando Jonas se alimentó alimentarse, Ollie
había disfrutado de su toque. La sensación de él tirando fuertemente de su cuello
era sublime. Después de decenas de veces, Jonas había bajado la mano por el pecho
desnudo de Ollie, empujándolo contra los cajones de su mesita de noche y ahuecó
su polla.

—La primera vez que me tocaste, lo supe. —Ollie se acercó a Jonas.

—Nunca debería haber...

Ollie lo cortó con un beso y lo devolvió al dormitorio. La colcha estaba


perfectamente puestas, haciendo que Ollie le preguntara.

—Pensé que si volvía y veía el desorden y captaba el olor fuerte del sexo lo
sabría. Así que hice la cama tan rápido como pude. —Jonas miró la colcha.

—Vamos a desordenarla de nuevo.

Una sonrisa rápida despojó el miedo del hermoso rostro de Jonas, pero
sólo brevemente.

La preocupación volvió a sus ojos tan rápido que se convirtió en algo


permanente en sus rasgos. —Me encontrará.

—Con el tiempo.

—Hará que me vaya.

—Entonces iré contigo.

—Por ley le perteneces.


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—Entonces lo convenceré para que me libere. —Ollie no estaba seguro de


que pudiera ser tan persuasivo, pero lo intentaría. Nunca había problemas por
preguntar.

—Pero dejé todo para venir aquí.

Ollie asintió. Jonas le había contado el alcance de la historia anoche. Tan


sorprendido como estaba Ollie de lo lejos que Jonas estaba dispuesto a llegar para
mantenerlos juntos, no tenía el corazón para decirle que probablemente había
arruinado sus posibilidades por su gran acto. Aun así, el gesto era inmenso,
arrebatador, romántico y poderoso, pero estaba finalmente condenado. No había
nada que ninguno de ellos pudiera hacer para cambiar la clase en la que habían
nacido. Si nacías slammer, siempre serias slammer.

Y Jonas siempre sería un gentryman no importa cuanto anhelase ser el


thrall de Ollie.

—¿Todos ese tiempo con todos esos hombres y tú nunca lo disfrutaste? —


Ollie deseó tragarse las palabras en cuanto salieron de su boca. No tenía ni idea de
lo que le había poseído para preguntarle al hombre a quien amaba algo tan agudo y
doloroso.

—¿Por qué me preguntas esto ahora? —Jonas se volvió y sus hombros


estaban caídos. Estaba claro que la pregunta solo lo hirió profundamente.

—Nunca tuve el coraje de preguntarte hasta ahora. Simplemente quiero


saberlo. —Ollie pasó su mano amorosamente sobre la espalda de Jonas—. Esa
noche, cuando te vi con ese androide y el gentryman que te miraba siendo
violentamente usado, no entendí lo que estaba viendo.

—Y su marca estará siempre sobre ti. —Jonas se volvió y trazó con sus
delicados dedos la cicatriz en el vientre de Ollie. Era una línea suave que
cabalgaba sobre su ombligo, ligeramente inclinada hacia arriba a la derecha—.
Lamento que te haya hecho daño.

—Me preocupa más que te haya hecho daño a ti.

Jonas miró al suelo y suspiró.

—Por favor, dime la verdad de esa noche. Siempre me ha torturado.


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Claramente renuente, Jonas asintió, luego se acomodó en el borde de la


cama. —Compre el androide para mí. Pensé que si cubría con el mi dosis de sexo,
podría mantener mis manos alejadas de ti.

Jonas levantó la vista y su mirada torturada chocó con la de Ollie. —Te


deseé desde el momento en que te vi.

Ollie se sentó a su lado y le tomó la mano. —No lo sabía. Pensé que era yo
quien estaba obsesionado contigo.

—Tuve el cuidado de mantener estrictamente los turnos para beber. Sabía


que si me permitía hacer lo que quisiera, sólo bebería de ti, así que tenía un
calendario para marcar los días y de quién me alimentaría.

—Todos excepto Caleb.

—Todos menos Caleb.

Jonas se estremeció. Ollie se dio cuenta de que había otra historia que
contar ahí, pero tendría que esperar hasta que su propia curiosidad personal
quedara saciada.

—¿Y qué tenía que ver el androide con la sangre?.

—Nada —Jonas meneó la cabeza, haciendo que sus brillantes cabellos


rubios bailaran sobre sus rasgos. Ollie siempre había pensado que se veía mejor
cuando estaba molesto—. Le obligué a hacerme lo que quería que me hicieras tú.

Mucho después de irse a dormir, Ollie recordó seguir a su gemelo, Gannon,


mientras bajaba las escaleras y entraba en el salón. Gannon había intentado
descubrir la verdad detrás de todos los muebles desapareciendo en la oscuridad de
la noche, mientras que Ollie solo quería saber la razón detrás de los ruidos
curiosos. A medio camino de la escalera se había dado cuenta de que su amo, Jonas,
estaba siendo brutalmente follado por un androide mientras el gentryman que vivía
al lado lo observaba.

Lo que había clavado la atención de Ollie era la mirada en la cara de Jonas.


Le echaron la cabeza hacia atrás, sudando dejando pegados algunos de sus rizos en
su frente y otros en su cuello. Sus ojos brillaban y sus labios entreabiertos
revelaron sus fuertes dientes blancos. Al principio, Ollie pensó que Jonas estaba
sufriendo, pero rápidamente se dio cuenta de que Jonas estaba en un éxtasis
dichoso. Cuanto más duro el golpeaba el robot su polla en el trasero de Jonas, más
placer recibía. Hubo un momento en que su mirada y la de Jonas se habían
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encontrado y habían encontrado su afinidad. Ollie se vio a sí mismo haciendo eso a


Jonas y amando cada momento. Estaba tan distraído por la súbita y espantosa
comprensión que Ollie no se había dado cuenta de que el gentryman atacaba a
Gannon hasta que el hombre se volvió con el cuchillo y con un golpe furioso abrió el
vientre de Ollie.

Poco después de herirlos, el hombre había huido y Jonas había estado al


lado de Ollie, solo hasta que llegó el personal médico. Ollie no estaba seguro de lo
que pasó con el vecino, pero nunca lo había vuelto a ver. Herir a dos slammers no le
habría causado muchos problemas, sobre todo si alegaba autodefensa, pero había
algo sobre lo que había estado haciendo con Jonas que no quería revelar.

Ollie pensó que el gentryman no había querido que su compañero


extremadamente sensible y emocional supiera que había estado haciendo cosas
desagradables con Jonas.

—¿Por qué te miraba? —Esa fue la parte que Ollie no había entendido—.
Que desearas follar con un androide es una cosa, pero ¿por qué tenías a otro
mirando?.

—Para degradarme.

—¿Qué?

—Oh, Ollie. Nada de esto importa ahora. Él volvió a Curve Port.

—Por favor, dímelo. —Ollie apretó su mano—. Me he preguntado sobre


esto durante tanto tiem…

—Él era un hombre entrometido. —Jonas puso una cara de pura furia, que
causó que sus ojos prácticamente chispearan—. Venía por un pretexto u otro y
mientras yo estaba fuera del salón, miró los papeles de mi escritorio. Entre ellos
estaba mi diario.

—¿Has guardado un registro de tus pensamientos?

—Estúpido, lo sé, pero pensé que si podía escribir sobre ti, podría
distanciarme de mi lujuria inapropiada. Sabía que estaba mal incluso tener
sentimientos hacia ti, mucho menos anotarlos y reconocerlos de alguna manera,
pero simplemente no podía evitarlo. —Jonas se encontró con la mirada de Ollie—.
Juro que hice todo lo que pude para impedirme ir más allá de los ansiosos deseos
de mi mente.
ANITRA LYNN MCLEOD OLLIE MORGAN

—Sé que lo hiciste. No estoy enojado contigo.

—Me he aprovechado de ti.

Ollie levantó la barbilla y le giró la cara para que volviera a mirarle a los
ojos. —Fui yo quien no podía resistirte, no al revés.

—¡Debería haberte detenido! —Jonas trató de ponerse de pie, pero Ollie


lo detuvo.

—Termina esa historia antes de que discutamos esto. —Ollie trató de


sonar reconfortante, pero no estaba tan seguro de que hubiera hecho la situación
más fácil para su verdadero amor, haciéndole arrastrar recuerdos dolorosos.

Tan cruel como parecía, Ollie quería saberlo. Debían aclarar todo entre
ellos antes de que perdieran todo en su esfuerzo por estar juntos.

—Leyó lo que sentía por ti.

—¿Tu vecino?

—Sí. Él tuvo cuidado de guardar el diario en su sitio, así que no supe lo que
estaba haciendo durante mucho tiempo. Pero al final lo hice porque sabía
exactamente cómo me sentía acerca de ti. Ese hombre vulgar me describió
detalladamente todas las cosas que anhelaba que me hicieras. Los juegos a los que
quería jugar.

—Oh, Jonas. —Ollie lo sostuvo, decidido a protegerlo aunque el peligro ya


había pasado hace mucho tiempo.

—Me amenazó con decírselo a las autoridades.

—Pero tú y yo no habíamos hecho nada.

—Dijo que diría que nos atrapó en el acto. Como lo había imaginado tan
vívidamente, sabía que no sería capaz de pasar una prueba de la verdad. En mi
mente, yo había estado contigo. El hecho de que todavía no lo hubiera hecho en
realidad no tenía importancia. —Jonas respiró hondo—. Estaba aterrorizado de lo
que pasaría si mi verdad fuera expuesta. No me importaba perder todas mis
posesiones, ya que esas cosas nunca significaron mucho para mí, pero sólo el
pensamiento de perderte me ponía totalmente enfermo. No podía soportar la idea
de que te llevaran.

—¿Así que pagaste al vecino?


ANITRA LYNN MCLEOD OLLIE MORGAN

—Al principio sólo quería algunas de las mejores cosas de mi casa, cosas a
las que no tenía ningún apego. Mientras te tuviera, no me importaba nada más. —Y
ahora Ollie entendió el misterio de por qué los artículos del hogar habían estado
desapareciendo. Era Gannon quien estaba obsesionado con el caso, no Ollie, pero se
dio cuenta de que nunca podría decírselo a Gannon. Al hacerlo, Ollie revelaría la
verdad del amor secreto de Jonas por él—. Pero luego esas cosas ya no le
satisfacían.

—¿No?

—No. —Jonas respiró profundamente y lentamente lo dejó escapar—. Me


exigió que representara mis deseos para él.

—¿Te hacia hacer perversiones para excitarse?

—Me resistí, pero él tenía el diario.

—¿Sabías que lo estaba leyendo?

—Para ese entonces ya lo había robado.

—Oh, Jonas. —Ollie envolvió su brazo alrededor de él, sosteniéndolo


firmemente—.Lo siento mucho.

—Fui un tonto por escribirlo y dejarlo en un lugar donde pudiera


encontrarlo. Simplemente nunca se me ocurrió que a nadie le importaría lo que
pensaba.

—Y dado lo confiado que eres, no creías que un vecino violaría tu


privacidad tan a fondo.

—Aun así fui idiota. —Jonas miró a través de la puerta. Sus ojos no
estaban enfocados en este instante, era casi como si estuviera mirando hacia atrás
en esa época cuando paso todo—. Repetidamente, él hizo que el androide me follara
en la sala mientras él observaba. Me hizo inclinarme sobre el escritorio y luego
contra la pared y luego...

—Por favor, esos son los detalles que no necesito. —A pesar de que el
hombre era un robot, todavía no le gustaba la idea de ver a su pareja con nadie más
que él.
ANITRA LYNN MCLEOD OLLIE MORGAN

—Pero necesito hablar de ellos porque lo disfruté. —Jonas se


estremeció—. Siento ser tan brusco, pero probablemente es mejor sacar todo esto
ahora.

Ollie sintió una punzada de pesar al oír lo mucho que Jonas había
disfrutado no sólo de lo que el robot había hecho, sino de que otro le observara.
Había visto el placer en el rostro de Jonas, pero saberlo de alguna manera lo hacía
mucho más real. —No entiendo cómo puedes disfrutar de ser humillado.

—Esa es la verdad más triste de todas. —Jonas soltó un largo suspiro—.


Pensé que si era completamente humillado, estaría de alguna manera limpio de mis
ansias por ti.
ANITRA LYNN MCLEOD OLLIE MORGAN

Capítulo 3

Ollie se quedó en silencio tras la espantosa confesión de Jonas. Abrió la


boca para aclarar más, pero no había nada más que decir. Había permitido que el
vecino le maltratase para castigarse por sus deseos inapropiados por Ollie.

—No funcionó. —Jonas levantó la mirada y se encontró los hermosos ojos


castaños de Ollie. Esos ojos que siempre le habían mirado con nada más que amor y
anhelo. Jonas esperaba horror o vergüenza, pero Ollie todavía lo miraba con amor
profundo y perdurable. Por primera vez, probablemente la única vez, Jonas sabía lo
que era experimentar el amor incondicional.

—Lamento que estuvieras tan atormentado. —Ollie tomó la mano de Jonas


en la suya—. Si pudiera haber hecho algo para aliviar tu dolor, lo habría hecho.

—Lo sé. —Jonas lo besó suavemente—. Esa noche, creo que fui fuerte a
propósito. Creo que quería ser descubierto y tal vez forzado a parar. Sabía que no
era saludable para mí hacer lo que estaba haciendo. Estaba reforzando mis anhelos
porque me imaginaba que eras el hombre mecánico.

—Yo nunca te haría daño.

—Lo sé. —Jonas había disfrutado de la cruda pasión de Ollie, pero nunca le
maltrató—. Tú me hiciste darme cuenta de la diferencia entre el sexo áspero, sin
sentido, y el amor apasionado.

—Te amo. —Ollie besó su hombro.

—Yo también te quiero. —Jonas levantó su cabeza y Ollie estaba allí, sus
labios cubriendo perfectamente a Jonas. Se fundió con él, amando el modo en que
Ollie gimió bajo y profundo. No importa cuántas veces encontrasen la liberación,
siempre querían más. Nadie podría reemplazar lo que tenía con Ollie. El robot había
ANITRA LYNN MCLEOD OLLIE MORGAN

sido capaz de representar el carácter físico de la necesidad, pero las emociones


detrás de los toques ásperos y hambrientos estaban totalmente ausentes.

Ollie maniobró a Jonas en la cama y luego le puso sobre su regazo para que
sus pollas duras se frotaran juntas. En cuanto se tocaron, Jonas gimió, lo cual hizo
que Ollie gruñera y lo acercase poniendo sus grandes manos en las nalgas de Jonas.
Ollie tomó el control de él con un comando suave, casi pensativo. Sus manos eran
fuertes y seguras, su necesidad era clara pero no vulgar. El balanceo de arriba
abajo hizo fricción a lo largo de la piel sensible de sus pollas. Jonas sintió que su
recto temblaba ante la posibilidad de que la polla de Ollie se sumergiera en él de
nuevo. Tres veces se habían unido anoche, pero no había sido suficiente. Jonas no
pensó que un millón de veces sería suficiente.

—Eres demasiado rápido en intentar meterme dentro de ti. —Ollie sonrió


cuando movió a Jonas de vuelta.

—Te sientes bien llenándome. —Jonas se levantó y trató de centrarse de


nuevo sobre la polla de Ollie.

—Es por eso que te haré esperar. —Ollie levantó a Jonas mientras se
levantaba para que ambos estuvieran de pie—. Me gusta escuchar la frustración y
el anhelo de tu voz. —Con un dedo, Ollie casi puso a Jonas de rodillas cuando
acarició la cicatriz que había hecho en su cuello. Un lado estaba irremediablemente
destrozado por los ataques repetidos de los amantes no calificados e indiferentes,
pero la marca Ollie era limpia y precisa. Su toque allí, o incluso su aliento, hacía que
a Jonas le temblasen las rodillas—. Me encanta cuando me muerdes.

—Me he dado cuenta, ya tienes la cabeza inclinada, descubriendo tu cuello


para mi.

Jonas alzó la vista, notando que los dientes de Ollie estaban


completamente extendidos.

—Me gusta cuando bebes de mí también.

Con una mano temblorosa, Jonas tocó la cicatriz que había hecho en el
cuello de Ollie. Por un lado, McBride había tomado posesión de su vieja marca,
haciéndola suya, pero Ollie había movido su cabeza hacia la otra dirección,
ofreciendo su cuello sin marcar a el hambre de Jonas. Había intentado ir despacio,
para no dejar mucha marca, pero no se había alimentado hacía tanto tiempo que
estaba realmente hambriento. —No debería alimentarme de nuevo. Ya estás
ANITRA LYNN MCLEOD OLLIE MORGAN

demasiado pálido. Seguramente, si no tenemos cuidado, eso es lo que hará que


McBride se de cuenta de mi presencia.

—Él piensa que estoy enfermo, así que no creo que se preocupe más de lo
que ya está.

—No hoy, quizás, pero con el tiempo. No puedes fingir enfermedad por el
resto de tus días. —Jonas acarició la cicatriz fresca y observó mientras Ollie
descubría su cuello aún más. Siempre fue un slammer tan diligente cuando llegaba
el momento de que Jonas se alimentara. Sus hermanos le habían dejado el cuello sin
lucha, pero Ollie siempre lo había hecho con gusto—. Siempre te has ofrecido tan
fácilmente.

—Yo te quería.

—Pero anoche, dejaste que McBride se alimentase.

Ollie retrocedió un poco para poder mirarle. —Tengo que dejar que se
alimente de mí.

—Lo sé. No estaba tratando de decir que te debías resistir. —Jonas quería
a Ollie todo para sí mismo, pero no podía exigir eso. Si se convirtiera en el thrall
que tan desesperadamente deseaba ser, no tenía más derechos que los que le
otorgaba su slammer. Intuitivamente, sabía que Ollie sería un amo muy
benevolente, pero eso también significaba que Jonas estaría sujeto a las reglas de
McBride también. Aunque eso no sería un gran problema, porque tan pronto como
McBride se diera cuenta de que Jonas estaba aquí, sin duda lo echaría fuera.

—Podrías haberme tenido. —El tormento oscureció los hermosos ojos de


Ollie—. ¿Por qué no me llevaste contigo cuando te fuiste?.

—Sabía que si lo hacía, sería sorprendido. No podría ocultar mi amor por ti.
Pensé que si me fuera...

—¡Con un thrall!, —Cortó Ollie acusadoramente.

—Zeth vino para darme sangre. —Ese era el único aspecto de los de su
clase del que no podía escapar sin importar lo que hiciera. Un verdadero thrall, un
auténtico thrall, nacía sin la necesidad de alimentarse de nada más que de comida.
La necesidad de sangre estaría con Jonas hasta el día de su muerte. Pero pensó
que si sólo bebía de Ollie, que era bastante grande y poderoso, podía estar
completamente satisfecho.
ANITRA LYNN MCLEOD OLLIE MORGAN

—Podría haber hecho eso por ti.

—Nos habrían atrapado. —Jonas quiso alejarse de Ollie y sacarlo todo,


pero Ollie se negó a soltarlo.

—¿Lo amaste?.

—Era un niño. —Jonas había vendido a Zeth a un terrateniente gentryman


para conseguir volver de nuevo a Woven Spire. Había descubierto rápidamente que
poner distancia entre él y Ollie no había hecho nada para disminuir sus ansias.

—Tú fuiste el que lo trajo aquí, —recordó Ollie.

—Para McBride.

—¿El padre de McBride?

—Sí. —Una vez que un terrateniente gentryman moría, su hijo tomaba


todas sus posesiones y su nombre. El fallecido era entonces nombrado como padre.
Era confuso ya que los clones tenían el mismo nombre y apellido que el original. Tan
atrás como la Junta Genética original databa, había habido una serie de McBride—.
El padre de McBride se negó a alimentarse de ti o de tus hermanos. Pensé que
podría estar interesado en... —Jonas se fue apagando. Sus intentos de conseguir
que su compañero se alimentara se encontraron con miedo y resistencia, pero lo
que había sucedido con Zeth era incluso más extraño de lo que Jonas había
imaginado—. El punto es que no ayudé al padre de McBride. Él murió. Tuve que huir,
o se habrían enterado de lo que te estaba haciendo hacer para mí.

—No siento ninguna vergüenza por lo que hacemos. —Ollie enderezó la


columna vertebral, lo que le hizo parecer más grande que él.

—Yo tampoco, pero somos los únicos que no lo hacemos.

—Anoche le conté a McBride cómo me sentía por ti.

—¿Qué? —Jonas sintió que le caía el estómago.

—Así no. No sabía que ibas a venir. Pero uno de mis hermanos,
probablemente Gannon, debe haberle dicho algo sobre tu y yo porque McBride me
preguntó por nosotros. Creo que McBride estaba preocupado de que no pudiera
tomar un compañero porque pensaba que estaba traumatizado.

Jonas sintió que su corazón se apretaba en su pecho ante la mera idea de


haber dañado psicológicamente a Ollie.
ANITRA LYNN MCLEOD OLLIE MORGAN

—No te atrevas a preguntarme si lo estaba porque sabes que no. O por lo


menos deberías saberlo. —Ollie apretó a Jonas y le cubrió la cara con besos—. Te
quería desesperadamente. Esa noche, cuando subiste a verme, mucho después de
que la herida de mi vientre se hubiera curado, quería que bebieras de mí, pero no lo
hiciste. Seguiste insistiendo en que no estaba completamente recuperado. En mi
determinación de demostrar que lo estaba, te ataqué.

—Si queremos ser brutalmente honestos entre nosotros, debes recordar


que fui yo quien me tiré en la cama y te animé a montarme

—¿Fue así? —preguntó Ollie, pasando su mano por el muslo de Jonas.

Jonas se tiró boca abajo sobre la cama y levantó el trasero. —Así como
esto.

Un pequeño y hambriento gruñido llenó el pequeño dormitorio. Ollie apartó


las piernas de Jonas, se arrodilló entre ellas, pero no le penetró.

—Por favor —le suplicó Jonas. Ollie tenía un autocontrol tan asombroso y
poder de aguante. Si Jonas tuviera incluso una décima parte de su fuerza, habría
podido resistir el poderoso atractivo de Ollie, pero no lo tenía, por lo que no lo
hizo—. Fóllame.

Ollie jugó con su dedo alrededor de la estrecha entrada del agujero de


Jonas. Lo hizo con precisión metódica mientras Jonas se retorcía y rogaba a Ollie
que le diera más. Poco a poco, Ollie apretó un grueso dedo hacia adentro y hacia
afuera, haciendo que Jonas tuviera hambre por terminar.

—Realmente me deseas, ¿no es así, mi lujurioso thrall?.

Jonas casi encontró su liberación en ese momento. Amaba cuando Ollie lo


llamaba thrall, principalmente porque lo decía con posesión agresiva. Había sido la
fantasía de toda la vida de Jonas rechazar su papel de terrateniente gentryman y
convertirse en un thrall propiedad de un slammer para sangre y sexo. Ollie era su
amo perfecto. Podía jugar a ser frío y brutal, pero nunca iba demasiado lejos
porque Ollie no era realmente de esa mentalidad. —Te deseo casi dolorosamente.

—¿Quieres que te cause dolor? —preguntó Ollie—. No sé si quiero herirte.

—Pero tu polla es tan grande. —Gloriosamente gruesa y lo suficientemente


larga como para tocar todos los puntos secretos dentro del cuerpo de Jonas, la
polla de Ollie era la más perfecta que Jonas había encontrado jamás. Había tenido
su parte justa de relaciones donde se ofreció a sí mismo para la penetración, pero
ANITRA LYNN MCLEOD OLLIE MORGAN

sólo Ollie había sido capaz de hacerle llegar al clímax sin tocarse con las manos,
con sólo el poder del empuje de su polla. Pero Jonas no pensaba que esa fuera la
clave de su encaprichamiento con él. No, pensó que el hecho de amar y confiar en
Ollie era lo que lo hacía totalmente receptivo a sus poderosos golpes.

—No es el tamaño de mi polla, sino la opresión de tu dulce agujero. —Ollie


puso otro dedo adentro al lado del primero, haciendo que Jonas inclinara sus
caderas. Cada empuje le hizo levantarse más alto, haciendo una oferta más grande
a su verdadero amo.

—¿Me vas a poner el collar?.

—No arruines esto, Jonas.

La resistencia de Ollie para dar el último paso era extraña para Jonas.
Todo lo demás lo había aceptado plenamente, pero esa demostración de propiedad
la rechazó rotundamente.

—A mi me importa.

—Es simbólico que me pertenezcas. —Ollie retiró sus dedos hundidos y


relajó a Jonas sobre su espalda. Levantándose sobre él, lo besó profundamente—.
No quiero poseerte.

—Pero eso es por lo que he hecho todo esto. —Jonas no quería jugar a ser
un thrall. Quería convertirse en uno de tantas maneras como pudiera.

—Sé lo que dijiste que hiciste. Incluso con eso, no creo que eso te haga un
thrall a los ojos de la ley.

Ollie se bajó hasta que la punta de su polla tomó el lugar de sus talentosos
dedos. En lugar de llenarlo de un duro empuje, Ollie se tomó su tiempo y se hundió
en Jonas.

La felicidad del lento llenado hizo que los ojos de Jonas se llenaran de
agua, así que los cerró, soltando un suspiro.

—Ese es el sonido que más me gusta escuchar.

—¿Un suspiro?.

—Un suspiro de satisfacción. —Ollie hizo uno justo en el oído de Jonas, y


luego bajó su boca a la cicatriz en su cuello. Mientras jugaba con la marca, él
construyó su ritmo—. Dime la verdad, Jonas.
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—¿La verdad de qué?.

—Dime que no has regalado todas tus posesiones terrenales para intentar
vivir conmigo aquí como thrall.

Jonas levantó la mirada y se encontró con la mirada de Ollie. —Vendí todo


lo que tenía y puse el dinero en tu cuenta.

—Oh, Jonas. —Ollie negó con la cabeza—. Puede que nos hayas condenado a
ambos.

—Pero yo no sabía qué más hacer. —Jonas agarró los poderosos hombros
de Ollie para que no se apartara hasta que hubieran terminado.

—Tendré que encontrar una manera de conseguir el dinero que pueda y


luego nos iremos. —Ollie se balanceó cada vez más fuerte hasta que su respiración
se deshilachó y el sudor le cubrió el pecho. Justo en el apogeo de su clímax, empujó
la cabeza de Jonas hacia un lado, colocó su boca contra la cicatriz, y mordió,
succionando lo suficiente como para hacer que Jonas se retorciese debajo de su
cuerpo.

Cada tirón que daba provocaba otro estremecimiento a través de Jonas,


haciéndole correrse contra el fuerte vientre de Ollie, mientras que su amo
benevolente encontraba su liberación profundamente dentro del cuerpo de Jonas.
Incluso mientras se aferraba a él, Jonas sabía que tanto si decidían escapar o no,
su tiempo juntos era muy corto.
ANITRA LYNN MCLEOD OLLIE MORGAN

Capítulo 4

—Está bien, de verdad. —McBride empujó la comida alrededor de su plato


para que pareciera que había comido más que un bocado.

—Pensé que podía cocinar. —Easton agachó la cabeza, pero no se


estremeció, haciendo que McBride viera que tenía un poco de autoestima, lo cual
era algo bueno en su opinión. Easton tenía un marcado contraste con Alden, el
último thrall que había comprado. Aunque, para ser justos, Alden había sido
golpeado por ser diferente, mientras que Easton había sido elogiado por ser
inteligente. McBride esperaba que con el amor y la atención de Gannon, Alden se
convirtiera en un joven más seguro. McBride aún no estaba seguro de a qué
hermano dar a Easton. Ollie parecía lógico porque podía enseñar a Easton a cocinar,
pero de nuevo, podría hacerlo mejor con él Jared, más mayor y más reservado. No
es que tuviera que decidirlo todo esta noche. Mañana, si Ollie estaba mejor,
McBride le daría a Easton.

—Por favor, no te preocupes por la comida. Si Ollie se convierte en tu


compañero, él puede enseñarte a cocinar si deseas aprender. —McBride pensó que
sería sabio tener más de un cocinero en la granja. Tener más de un hombre capaz
de cada tarea significaba que las cosas estaban cubiertas durante una enfermedad
o lesión.

La cabeza de Easton se alzó—. ¿En serio?.

—Ollie es muy talentoso con la comida. —Mientras el sabor que la


nauseabunda salsa dulce que Easton había hecho continuaba en la boca de McBride,
él pensó en la salsa que Ollie había hecho para la cena anoche. Había sido tan
perfecta que McBride podía comer baldes. Una dosis de ella en ese momento le
quitaría el mal sabor de boca, pero no tenía intención de volver a entrar en la casa
de Ollie hasta que supiera que estaba mejor—. Y tengo un cookbot útil, así que no
moriremos de hambre.
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McBride ordenó al mayordomo que el bot hiciera algo rápido y sencillo para
que él y Easton pudieran comer y retirarse. Todo el día, McBride se había pasado la
lengua por la punta de los dientes para calmar la picazón de hambre de sangre. No
podía decidir si era un apetito normal o quizás el comienzo de lo que había afectado
a Larsden. ¿Cómo sabría que su sed de sangre era insaciable? Su mirada se dirigió a
la ventana del comedor, y su atención fue directamente a la casa de Caleb. Triple
hambre se apoderó de McBride, haciendo que su mano temblara, así que la quitó de
la mesa y la puso en su regazo. Quería comida, sangre y sexo. Además, quería las
tres cosas del mismo hombre. Hacer que el cuerpo de Caleb le diera la bienvenida
mientras su cuello estaba descubierto para su mordedura, y luego compartir una
comida completa con él después... allí, el sueño se vino abajo. ¿De qué hablarían él y
Caleb? No tenían nada en común. O eso era lo que McBride se decía a sí mismo.
Nunca se había molestado en preguntarle a Caleb sus intereses, así que no sabía si
tenían puntos en común o no. No quería saberlo. McBride lo iba a dejar ir, y eso era
todo.

—Me temo que necesito un buen ordeño.

McBride le devolvió la atención a Easton. ¿Había perdido una parte


completa de su conversación? No tenía idea de lo que Easton estaba hablando, pero
no quería admitir que se había perdido en otro sueño con uno de sus slammers.
Nadie necesitaba saber que tenía poco autocontrol cuando se trataba de Caleb.

—En la casa de thralls, nos ordeñaban por lo menos una vez al día, si no dos
veces. Ha pasado una semana, y mis bolas me duelen.

Ese comentario hizo que McBride comprendiera de repente lo que Easton


estaba hablando. —¿Te obligaban a eyacular? —Era posiblemente lo último que
debía discutirse despues de una comida, pero como su comida no había salido de la
cocina, McBride no vio el daño. Las necesidades de sus hombres y de sus
compañeros eran importantes para él. Debido a que Easton no iba a ser capaz de
encontrar la liberación con su compañero pronto, McBride tendría que encontrar
otra manera de atenderle.

—No nos forzaban. Era un aparato.

En términos claros, sin una pizca de vergüenza, Easton describió cómo


todos los thralls de la casa estaban alineados con sus manos sobre una barra de
metal. Una fina sonda metálica era insertada en sus anos por el amo de thralls. Los
impulsos eléctricos suaves se enviaban a la sonda hasta que los thralls culminaban.
McBride tenía una visión asombrosa de una fila de hombres jóvenes que se
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derramaban en el suelo al mismo tiempo. Por alguna razón, la idea le excitó, pero no
tenía ni idea de por qué. Tal vez era la idea de tener ese tipo de control sobre
otro, o la capacidad de dar placer a tantos al mismo tiempo.

—Después, el tubo de metal donde nos sujetábamos liberaba agua para


limpiar nuestra crema en los desagües a lo largo del suelo de baldosas.

—¿Te dolía? —La idea de tener electricidad enviada por su culo no era una
noción agradable por no decir otra cosa.

—No, hacía cosquillas. Era extraño encontrar la liberación sin excitación.

—¿No estabas duro cuando sucedía esto?.

—Completamente flácido.

Y ahora McBride no creía que fuera capaz de comer otra vez sin pensar en
esta conversación tan peculiar. —Nunca he oído hablar de eso a los thralls.

—Creo que no quieren que los gentryman conozcan esos detalles íntimos.
Quizás piensan que hace que los thrall parezcan menos óptimos, pero realmente, el
punto era mantenernos sanos. Sin una liberación, la presión se acumula y podríamos
habernos comprometido mutuamente con el sexo. Sin el deseo entrando en juego,
podríamos permanecer sanos y centrarnos en nuestros estudios.

—¿Qué estudiaste?.

—Cocina. —Easton hizo una mueca—. Claramente necesito más que la


teoría.

—¿Así que aprendiste sobre comida pero nunca probaste nada?.

—Desgraciadamente para ti, ese es el caso. —Easton volvió a mirar todos


los platos sin tocar y suspiró—. Todo teoría y ninguna práctica me han hecho un
cocinero muy malo.

McBride todavía estaba pensando en el procedimiento de ordeño y cómo


podría hacerlo sin herramientas especializadas. Por mucho que quisiera ayudar a
Easton a salir de su apuro, ciertamente no iba a realizar el procedimiento por sí
mismo. Era simplemente demasiado íntimo. Pero entonces su mente volvió la idea de
ordeñar a Caleb. McBride podía verse fácilmente haciéndole una cosa así. Aunque,
en su fantasía, Caleb estaba duro y rogaba por la liberación que sólo McBride podía
darle. Después de mucho tiempo de acumular su anticipación, McBride finalmente
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permitiría que el gran salvaje se corriera. Sin duda, después de todas esos juegos,
su liberación sería espesa y pesada.

—Tu mayordomo podría ayudarme.

—¿Con cocinar? —De nuevo, McBride sintió que había perdido el hilo de la
conversación. Estaba cansado e incapaz de concentrarse en otra cosa que sus tres
hambres.

—No —respondió Easton riendo—. Con mi ordeño.

—No creo que esté programado para eso, pero tengo un valet que podría
ser que si. —Dadas las extrañas cosas que su padre y su compañero, Jonas, habían
hecho juntos, McBride no se sorprendería al descubrir que su criado se duplicase
en un juguete sexual.

—¿Podemos verlo ahora? Lamento ser tan agresivo, pero estoy en un


estado de angustia. —Easton se había estado retorciendo en su asiento desde que
se sentó. McBride había pensado que eran nervios sobre la aceptación de su cocina,
no por las necesidades de su cuerpo.

McBride tenía simpatía por él, ya que sabía lo que era cuando no había
encontrado la liberación en varios días. De nuevo, su mirada vagó hacia la casa de
Caleb. Las luces estaban encendidas y las cortinas estaban abiertas. Lo mejor que
McBride podía decir, Caleb estaba en la mesa cerca de la ventana, pero no podía
ver lo que estaba haciendo. —¿Señor?.

—Ah, sí. Voy a avisarle que venga aquí abajo. —McBride llamó a su criado
usando su dispositivo de comunicación implantado. Era un pequeño bulto detrás de
su lóbulo derecho y era activado por el tacto. Cuando el valet no estaba
trabajando, se quedaba en el armario de la vieja habitación de su padre. McBride
había elegido una habitación más pequeña y luminosa en el lado opuesto de la casa.
Había algo tan deprimente en la habitación donde su padre y su compañero habían
compartido sus perversidades. McBride sólo había estado allí dos veces. La primera
vez fue cuando heredó la casa e inspeccionó todos los terrenos. La segunda fue
cuando buscaba ropa para los nuevos thralls, ya que sus slammers no podían ir a la
ciudad. Ese fue el momento en que se había enterado de las curiosas e ilegales
travesuras de su padre.

Una vez que el criado llegó, McBride explicó la situación.


ANITRA LYNN MCLEOD OLLIE MORGAN

—¿Quieres que lo haga? —Ya que el rostro del valet estaba hecho de metal
preformado, no expresó su interés ni su disgusto.

—Si eso es algo que tu programación permite, me gustaría que hicieras eso
por Easton. —McBride no quería que Easton sufriera. Después de preguntar,
resultó que el valet estaba programado para ofrecer ese tipo de servicio como
parte de sus deberes. Curioso, McBride le preguntó que cuándo diablos era llamado
a hacer tal cosa y el valet explicó que si el hombre al que servía iba a un evento en
el que excitarse sería vergonzoso, era ordeñado de antemano para que fuera menos
probable que tuviera una erección durante el evento.

—Gracias por explicarme.

—Estaría encantado de proporcionarte este servicio si alguna vez lo


necesitas. —El criado se inclinó.

Por muy fascinado que estuviera, sencillamente no podía imaginarse


hacerlo de esa manera cuando podía excitarse y encontrar una liberación
completamente satisfactoria con su propia mano. De nuevo, su mirada vagó hacia la
casa de Caleb. Su último clímax épico había sido con Caleb, y ya tenía hambre de
una repetición. Con fuerza, volvió su atención hacia el criado. —¿Dónde haremos
esto por Easton?

—Vengan conmigo.

Easton y McBride siguieron al valet en el amplio baño en el piso principal.


McBride tenía curiosidad sobre el procedimiento, pero también quería asegurarse
de que el criado no dañara a Easton.

Ya que Easton estaba desnudo, el criado le puso su pene en el borde del


lavabo y las manos en la encimera que sostenía el accesorio.

—Relájate, por favor. Te aseguro que soy experto en este procedimiento.


—El valet dio unas palmaditas en el hombro de Easton en un esfuerzo por
consolarlo, pero el gesto parecía extrañamente vacío para McBride.

—Lo siento. Creo que estoy demasiado emocionado de librarme finalmente


de este dolor roedor. —Easton respiró hondo y se inclinó hacia adelante, lo que
levantó sus nalgas, poniendo su apretado ano a la vista. McBride sabía que daba
igual con cual hermano terminara, Easton iba a hacer muy feliz a uno de los
hermanos Morgan.
ANITRA LYNN MCLEOD OLLIE MORGAN

—Espera, por favor. —El valet introdujo entonces el dedo índice de su


mano izquierda en el culo de Easton. Presumiblemente, él disparó una carga
eléctrica suave en su cuerpo, estimulando su próstata. Después de un momento,
Easton soltó una cantidad bastante copiosa de crema en el fregadero.

—Todo hecho, señor.

—Gracias. —Easton sonrió, y la tensión huyó de su cuerpo.

El criado se lavó las manos y limpió el fregadero. —¿Debería yo cuidarlo


todos los días hasta que se le entregue a su slammer?.

—Sí. Pero quiero estar presente para observar. —McBride se preguntó si


podría hacer que el criado hiciera tal servicio a Caleb. ¿Eso lo haría más dócil y
receptivo? Ese no era el problema, ya no. El problema no era con Caleb en absoluto,
sino con McBride mismo. Sin siquiera tratar de ordeñar, McBride sabía que no lo
curaría de sus deseos inapropiados por su slammer, o viceversa. No era sólo sexo o
hambre de sangre. Algo mucho más primitivo le atraía hacia el mayor del clan
Morgan.

Una vez que terminaron el procedimiento, McBride y Easton comieron una


comida decente, y luego McBride ordenó al mayordomo que tuviera una habitación
en el segundo piso preparada para Easton. Tan pronto como se instaló, McBride
salió de la casa. Durante todo el día había estado tratando de ignorar su hambre de
sangre, y sabía que no era una buena idea. Negar su sed podría llevar a una
sobrealimentación. Aún se culpaba por la apariencia débil de Ollie. Cuando miró
hacia su casa, vio que las cortinas estaban echadas y no parecía haber luces
encendidas en su interior. Tal vez todo lo que necesitaba era una buena noche de
sueño. Cuando McBride miró a las otras casas, se dio cuenta de que la única con
luces encendidas era la de Caleb.

McBride pensó en despertar a uno de los otros hermanos, pero no quería


hacerlo. Siguió avanzando hacia la casa de Caleb sin importar lo mucho que tratara
de no hacerlo. Antes de que pasara los cepos en el centro de la calle, Caleb abrió la
puerta.

Irritado, McBride pensó en darse la vuelta y volver a la casa grande, pero


sabía que nunca dormiría a menos que se alimentara. Lo que lo mantuvo intrigado y
avanzando fue el hecho de que una vez Caleb abrió su puerta, se alejó. Fue una
curiosa invitación a la que McBride se encontró avanzando.
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Cuando sus pies golpearon el porche, respiró hondo y olió a Caleb. Sudor
ligero, pero se mezclaba con ese jabón picante que le favorecía. Algo sobre las
esencias combinadas empujó profundamente en el cerebro de McBride. Sus dientes
comenzaron a picar y le dolían las bolas. Había comido una comida completa, pero
descubrió que todavía tenía hambre.

Al entrar en la casa, McBride se sorprendió al encontrar a Caleb sentado a


la mesa con la cabeza baja y el cuello desnudo.

—¿No peleas?.

—Quiero un thrall. —Caleb miró a través de los mechones negros de su


cabello—. Me encantaría tomar el que trajiste hoy.

McBride imaginó a Easton apoyado en el fregadero con Caleb hundiendo su


dedo en su trasero. Easton no estaba blando contra la porcelana, sino duro,
balanceando su polla contra ese lavabo frío mientras Caleb lo empujaba a una
espectacular liberación. Una vez que fue drenado, Caleb separó sus piernas, entró
en él hundiendo su enorme polla. —Es demasiado pequeño para ti.

Caleb bajó la mirada. —¿Van a ser todos demasiado pequeños para mí?.

McBride sabía lo que estaba preguntando, pero jugó como si no lo hiciera.


—Tendrás el tuyo cuando te toque.

—Vale. Los más jóvenes primero. —Caleb suspiró—. ¿Quieres beber?.

McBride cerró la puerta y apagó las luces. Tomó un momento para que sus
ojos se ajustaran, pero finalmente pudo ver el contorno de Caleb. Algo, una vela,
tal vez, parpadeó en su dormitorio. La luz dorada acariciaba su contorno,
haciéndolo parecer etéreo de alguna manera. El hambre de sangre que había estado
negando durante todo el día subió, haciendo su boca agua. —Desnúdate

Caleb se desabrochó los pantalones cortos y los dejó descansar alrededor


de sus tobillos. McBride tragó saliva cuando se dio cuenta de que la polla de Caleb
estaba en plena erección, igual que la suya.

—¿Alguna vez te han ordeñado? —McBride quería devolver la pregunta,


pero sabía que era demasiado tarde. Caleb negó con la cabeza, haciendo que su
hermoso cabello cayera alrededor de sus poderosos hombros. La retroiluminación
dorada hacía que los mechones negros fueran de color marrón, haciéndolo ahora
parecer un dios. Cuando McBride respiró hondo, la esencia de Caleb le inundó.
ANITRA LYNN MCLEOD OLLIE MORGAN

—¿Sabes lo que es?.

—He oído hablar al thrall de Bailey, es muy hablador en el campo. —Una


sonrisa lujuriosa cruzó la cara de Caleb, haciendo que McBride se tensase.

—Dime que no le tocaste...

—Por la última vez, te lo digo, te juro, te prometo... haré un juramento de


sangre si tengo que hacerlo... para hacerte entender que no tocaré a los
compañeros de mis hermanos. —Caleb sonó completamente molesto y frustrado de
tener que tranquilizar a McBride por esto varias veces—. Son, como dijiste,
demasiado pequeños para mí. Sólo tendría que follarlos con pasión una vez y se
romperían. —Caleb levantó la cabeza y sus ojos se encontraron con los de
McBride—. Pero ¿por qué molestarse con esta charada? Nunca me conseguirás un
thrall, y los dos lo sabemos.

—Estoy consiguiendo a todos compañeros lo más rápido que puedo.

Caleb negó con la cabeza, moviendo su cabello alrededor de sus hombros,


haciendo que McBride tuviera tanta hambre de tocarlo que tembló donde estaba.

—Estoy haciendo todo lo que puedo.

—Sólo admite que me deseas.

—Quiero tu sangre. —Eso era lo único que le era legal admitir—. Siéntate.

Hubo un momento en que Caleb buscó discutir el punto, pero finalmente


decidió no hacerlo. Se sentó y McBride se movió detrás de él. Recogiendo todo su
pelo, lo movió hacia el otro lado, exponiendo su cuello, pero antes de soltarlo,
permitió que los hilos de seda se deslizaran entre sus dedos. Su pelo era suave y
perfumado con algo masculino y seductor.

—¿No vas a ordeñarme?.

En la mente de McBride apareció la imagen de Caleb inclinado ligeramente


sobre la mesa con McBride trabajando su dedo dentro y fuera de su apretado
agujero hasta que Caleb hizo ese malvado gemido de rendición. Después de verlo
salpicar contra la mesa, McBride le agarró el pelo, lo tiró hacia arriba y luego
hundió los dientes en su cuello mientras se hundía su polla en el culo. El momento
era tan claro y agudo en su mente que era como si ya hubiera ocurrido y
simplemente lo estaba repitiendo.
ANITRA LYNN MCLEOD OLLIE MORGAN

—Quiero verte. —Jugar con la cicatriz hizo a Caleb retorcerse en su silla.


Era algo muy similar a la forma en que Easton se había comportado en la cena—.
Envuelve tu puño alrededor de tu polla, Caleb. Mastúrbate despacio mientras miro.

Caleb hizo lo que le había ordenado. Con un rápido vistazo por la ventana
para asegurar su privacidad, McBride bajó la cremallera de sus pantalones, tomó su
polla en la mano, y se acarició a la vez que Caleb. Cuando alcanzaron el pico,
McBride se inclinó y lo mordió. Mientras se corría contra la piel bronceada de la
espalda de Caleb, Caleb chorreó contra su propio vientre.

Finalmente, McBride se sintió saciado. Se replegó mientras lamía la herida


del cuello de Caleb cerrándola. Antes de que supiera lo que estaba sucediendo,
Caleb se volvió y lo besó. No fue brutal, ni hambriento ni básico. Fue tan suave y
acogedor como la cama de McBride después de un largo día. Cuando se apartó, sus
ojos se encontraron.

Caleb sostuvo su mirada y juró, —No quiero a nadie mas que a ti.
ANITRA LYNN MCLEOD OLLIE MORGAN

Capítulo 5

Ollie no quería dejar a Jonas solo en su casa, pero sabía que si no iba a
trabajar, McBride se preocuparía. Dejar las persianas cerradas sería sospechoso,
así que Ollie las había abierto a regañadientes. Jonas juró que se quedaría en la
parte posterior de la casa.

—Todo lo que realmente necesito es un dormitorio y un baño, —Jonas le


aseguró, forzando una sonrisa que no llegó a sus ojos.

—Pero te volverás loco de aburrimiento.

—Pensaré en todas las cosas que haremos cuando vuelvas a casa.

Ollie sonrió al oír eso, pero tan pronto como empezó su tarea repetitiva de
plantar semillas, su mente se centró en cómo podría hacer que su relación con
Jonas funcionase. Dar vueltas al tema no le ayudó a encontrar una solución o hacer
que el día pasara más rápido. Cuando el sol golpeó directamente sobre él, levantó su
sombrero y se echó el sudoroso cabello hacia atrás y miró a su alrededor, a sus
hermanos, preguntándose sobre lo que ellos pensaban mientras trabajaban. A veces
hablaban, pero últimamente todo el mundo estaba callado. Bueno, todo el mundo
menos Ferris. El compañero de Bailey era feliz sin importar lo que estuviera
haciendo y esa alegría parecía irradiarse en Bailey. A menudo, los dos trabajaban
lado a lado y hablaban todo el día. Ollie sentía envidia de su risa burbujeante, pero
ahora sentía un tipo diferente de celos. Bailey y Gannon podrían llevar a sus
compañeros a trabajar a su lado en el campo. Pasara lo que pasara, McBride nunca
permitiría que Ollie hiciera eso con Jonas. Aunque McBride no se diera cuenta de
quien era Jonas cuando le viese, uno de sus hermanos, probablemente Caleb, sabría
exactamente quien era Jonas y ya que Caleb odiaba a Jonas, le diría McBride todo
sobre él y luego McBride tendría que despedir a Jonas.

El corazón de Ollie dolió tan desesperadamente que las lágrimas inundaron


ANITRA LYNN MCLEOD OLLIE MORGAN

sus ojos. Si Jonas no podía quedarse, ¿qué le pasaría? Jonas ya no tenía dinero ya
que había vendido todo y puesto los fondos en la cuenta de Ollie. En la mente de
Jonas, esto había hecho a Ollie su amo. Para Ollie, sólo significaba que su amor
estaba totalmente desamparado. Aún así, los fondos eran de Ollie. Él podría hacer
lo que quisiera con ellos. Le devolvería todo a Jonas y luego...

—Verle marchar.

—¿Qué? —Caleb levantó su cabeza y se centró en Ollie.

—Nada.

—¿Está seguro de que estás mejor? —Caleb se acercó un poco más.

—Estoy bien.

—Entonces ¿por qué estás tan tapado? —Caleb llevaba sólo un par de
pantalones cortos porque decía que le encantaba la sensación del sol sobre su piel.

—Demasiado sol me pica —Ollie llevaba pantalones, una camisa de manga


larga y un sombrero de ala ancha. Intentaba reducir al mínimo el resplandor ya que
le daba dolores de cabeza.

—Llevas una bufanda.

Ollie se había olvidado de eso. Como representante de la ley, McBride era


un agudo observador y notaba cambios sutiles en sus slammers. No pasaría
demasiado tiempo antes de que McBride se diera cuenta de que Ollie tenía una
nueva cicatriz en su cuello. Lo que le sorprendió era que Caleb fuera tan
observador.

—No quiero el sol en mi cuello.

—Vale. —Caleb asintió con la cabeza, pero se mantuvo mirando a Ollie.

—Para.

—Me alegro por ti.

—¿Te alegras? —Caleb podía ser duro, pero tenía momentos de increíble
bondad hacia sus hermanos. El problema era que Ollie nunca sabía en que dirección
soplaba el viento con Caleb. Era un enigma.

—El nuevo thrall que McBride compró ayer se ve muy guapo.


ANITRA LYNN MCLEOD OLLIE MORGAN

—Oh, si. —Otro problema añadido a la gran pila con la Ollie ya tenía que
lidiar. No había querido ser grosero, pero si ese thrall hubiese entrado, Jonas
habría sido expuesto. ¿Cómo diablos iba a postergar otro día a McBride y al
thrall?.

—Ya que estás mejor, tendrás tu primer sabor de sangre esta noche.

Ollie asintió.

—Pero eso no es cierto, ¿verdad?.

—¿Qué? —Ollie quitó su mirada de la ordenada fila de semillas y los subió


a los ojos de Caleb. La luz del sol los hacía brillar, endureciendo sus rasgos con
sombras oscuras bajo sus pómulos altos y anchos.

—¿No te dejó Jonas su cuello?

Ollie dejó de respirar y casi se desmayó. ¿Cómo sabía Caleb?

—Vi cómo te miraba. Sé que tenía hambre de ti. Cuando se fue, le dije si te
llevaba, yo le cazaría y le mataría.

—¡Maldito seas! —Ollie se puso de pie. Ahora sabía la verdadera razón por
la qué Jonas lo había dejado atrás—. ¿Por qué no podías haberte ocupado de tu
maldita vida?. —Caleb se levantó amenazante con su superior estatura y peso sobre
Ollie. A pesar de que él era mucho más grande y podría romper fácilmente a Ollie
por la mitad, Ollie le atacó— ¡Pude haber estado con él si no fuera por ti! —Toda su
ira, frustración y miedo se derramaron mientras se movía violentamente contra su
hermano. Le dio un buen golpe o dos antes de que Caleb saliese de su sorpresa y
devolviera el golpe, pero en lugar de diezmarlo, Caleb puso una mano enorme en el
pecho de Ollie y le empujó, tropezando con un montículo de suciedad.

Tirado en el suelo, Ollie descubrió que el aterrizaje le había dejado sin


aire, pero también había puesto fin rápidamente a la lucha. Él abrió la boca para
respirar, se dio cuenta de que Caleb tuvo lástima de él. Un segundo golpe pudo
haberlo matado.

—No lo hice para hacerte daño. —Caleb estaba temblando, pero estaba
claro que él no tenía intención de golpear otra vez a Ollie. Algo, o tal vez alguien,
como McBride, había conseguido que Caleb tuviese algo de autocontrol—. No me
gustaba que Jonas se aprovechase de ti.

Y ahora Ollie sabía que aunque superara todos los obstáculos que se
ANITRA LYNN MCLEOD OLLIE MORGAN

encontraban en su camino, siempre habría más. Caleb nunca estaría de acuerdo en


que Ollie estuviese con Jonas. Rico, pobre, indigente o no, Caleb nunca aceptaría a
Jonas. Aunque Ollie consiguiera que McBride aceptase el enlace ilegal, Caleb no. Si
todos los hombres en la finca no estaban dispuestos a ayudar a Ollie y Jonas a
estar juntos, su relación estaba condenada antes de que fuera más allá de lo que ya
tenía.

—¿Por qué le odias tanto?. —Ollie logró hablar a través de jadeos.

—Él te usó.

—¡Él me ama!.

Antes Caleb pudiese contestar de nuevo, los demás hermanos y los dos
thrall les rodearon. Ollie rechazó las manos ofrecidas y se puso de pie. Para evitar
seguir peleando, Ollie se trasladó a una fila diferente y continuó colocando las
semillas en una línea apretada. Miró hacia atrás sobre su hombro, sorprendido de
encontrar a Caleb mirándolo. Que lo mirase no era lo que era tan extraño. Fue la
mirada en su rostro lo que sorprendió a Ollie. La expresión de Caleb era una de
dolor. ¿Se sentía mal por lastimar a Ollie? O tal vez se sentía triste de que Ollie
amase a un hombre que nunca podría tener.

Incapaz de determinar la causa del curioso gesto de Caleb, Ollie dividió su


atención entre el trabajo y su casa. Nunca vio nada, pero eso sólo aumentó su
preocupación por Jonas. ¿Estaba durmiendo y soñando con la vida perfecta que
nunca tendrían juntos, o Jonas se había dado cuenta de su locura y se había
marchado? Ollie se sintió impulsado a correr a su casa y asegurarse de que Jonas
seguía allí. Intentó luchar contra eso, pero simplemente no podía. Cuando llegó el
momento de la comida del mediodía, Ollie prácticamente corrió a su casa. Cuando
abrió la puerta, se sorprendió al encontrar a McBride de pie en la sala de estar.
ANITRA LYNN MCLEOD OLLIE MORGAN

Capítulo 6

Jonas estaba acurrucado en un ovillo en la parte posterior del armario.


Oyó venir a alguien, pero algo le decía que no era su amor. Tal vez fue el sonido de
sus pisadas o algo intuitivo, pero Jonas era plenamente consciente de que no había
entrado Ollie. Sólo otra persona entraría en casa de Ollie, McBride. Aterrorizado
de que si lo descubría, le golpearía hasta la muerte, Jonas se arrastró hasta el
único escondite al que tenía acceso.

Tratando de controlar su respiración sólo hizo que pareciese dos veces


mas fuerte y tres veces más rápida. Lágrimas calientes de vergüenza bajaban por
sus mejillas. Jonas no estaba avergonzado de sus sentimientos por Ollie. Lo
humillante era que él no podría hacérselo entender a nadie. Dejar atrás su estilo de
vida era la cosa más fácil del mundo para Jonas. Nunca había comprendido el
derecho que muchos de su clase parecían tener. Jonas intentó ser el calco de su
padre, pero lo único en que se asemejaban era en la apariencia. Como un clon, Jonas
se parecía a su padre. Pero aquí era donde las similitudes comenzaban y
terminaban.

Desde la primera vez que Jonas desnudo el cuello de un slammer para


beber, sabía que preferiría estar en el otro lado. Jonas quería proporcionar su
cuello a un slammer. Quería ser totalmente sumiso a otro. Darle su sangre, cuerpo
y alma a Ollie fue la máxima expresión de su devoción. Pero Ollie se negó a ir tan
lejos.

Se habían alimentado mutuamente vinculando su sangre, y Ollie le había le


tomado voluntariamente cuando Jonas le ofreció su cuerpo, pero se negó a vincular
sus almas. Ollie insistió en que era sólo un ritual sin significado, pero si eso fuera
cierto, él no se resistiría a consumar su unión de tal manera.

Y fue entonces cuando Jonas se dio cuenta que se había dejado las velas,
el collar decorativo y su único juego de ropa en el suelo de la habitación. Él había
ANITRA LYNN MCLEOD OLLIE MORGAN

estado limpiando esta mañana cuando Ollie entró y lo revolvió exactamente como
estaba antes.

Un escalofrío de excitación se apoderó de Jonas cuando recordó las


grandes manos de Ollie, agarrándole y doblándole por donde él quería. Ollie tenía
una manera de tomar el control que hacía que Jonas estuviese más ansioso de
someterse. Nunca fue cruel o brutal, solo poderoso y dominante. A pesar de su
miedo, Jonas se excitó. En la oscuridad del ropero, miró hacia abajo a su pene
erecto. ¡No era el momento!. No podía imaginar lo enfurecido que estaría McBride
si lo encontraba en armario de su slammer con una potente erección.

Intentó oír si McBride se movía por la casa, pero nada oyó. ¿Qué estaba
haciendo? Tenía que saber que Ollie estaba en el campo. Ollie dijo que McBride a
menudo miraba sus trabajos y llevaba a cabo recuentos al azar. Confiaba en los
hermanos y los dos thralls nuevos para trabajar, pero Ollie decía que a McBride le
gustaba también asegurarse de que las cosas iban bien. Si alguien faltaba, quería
saber por qué. También, si el progreso era lento, quería saber lo que estaba
estancando su avance.

Por todo lo que le había dicho Ollie, McBride parecía un amo muy benévolo.
Era concienzudo, considerado y cariñoso. Nunca lanzó a ninguno de los hermanos en
los cepos a pesar de que Caleb le había dado decenas de razones para hacerlo. En
lugar de maltratar al mayor de los Morgan, McBride le había visitado y hablado
con él. Ollie estaba sorprendido de que hubiese funcionado tan bien como lo había
hecho, ya que no creía que nada derribaría la rabia en Caleb, pero McBride fue
capaz de hacerlo.

Jonas estaba asombrado por eso. Tan pronto como Jonas había visto a
Caleb, sabía que sería un problema. En lugar de intentar meterle en vereda, Jonas
le había dado una habitación privada y los artículos inocuos que pidió, y le dejó. Ni
una vez había ido Jonas a beber del cuello de Caleb. Que McBride le hubiese
domesticado era una hazaña asombrosa.

Mientras que Jonas estaba sentado allí contemplando las diferencias entre
el padre y el hijo del linaje McBride, escuchó abrir y cerrar la puerta principal. Se
escuchaban dos voces, pero no entendía lo que decían.

En lo que parecía eterno, Jonas se sentó y sudó en el armario,


esforzándose por escuchar lo que decían. Muy pronto se dio cuenta de que incluso
si quería correr, no había dónde ir. Y entonces oyó voz de McBride claramente
preguntando, ¿Hay alguien más aquí?.
ANITRA LYNN MCLEOD OLLIE MORGAN

Capítulo 7

La idea de la existencia de un intruso escondido en su granja, en la casa de


Ollie sorprendió tanto a McBride que no vaciló. Una docena de pasos largos le
llevaron al dormitorio de Ollie. Lo que descubrió fue un lío enredado de ropa de
cama y dos trajes diferentes lanzados en el suelo. Un conjunto de ropa lo reconoció
como de Ollie, pero claramente la otra ropa no era de él. Los pantalones eran
demasiado pequeños para Ollie, y eran de material muy caro. Había también una
camisa de seda. McBride no tenía que tocarla para saberlo porque reconoció el
brillo de la fibra. Las fibras de la ropa eran su negocio después de todo. Y entonces
algo acerca de los colores… pálido lavanda y un morado intenso, recordó algo en su
cerebro. ¿Qué tenía esa combinación de color particular que le parecía familiar?
Por otra parte, el tamaño de las prendas también le ayudaba a recordar. La
información era como una burbuja levantándose en su materia gris. Si solamente
pudiese explotarla, todo tendría sentido.

—De nada sirve esconderse. —McBride consideró solamente un lugar que


pudiera ocultar un hombre. Golpeó ligeramente en la puerta del armario—. Sal
antes de que tenga que entrar.

Lentamente, se abrió la puerta del armario. Salió un hombre con pelo rubio
bastante largo y los ojos preocupados. McBride no le reconoció, pero fue golpeado
por un curioso tipo de familiaridad.

—Puedo explicarlo, —comenzó Ollie, pero no lo hizo, siguió abriendo su


boca para hablar, pero nada salió mas que aire.

—Está bien, —dijo el rubio a Ollie—. No creí que ocultarme aquí iba a
funcionar por mucho tiempo.

—Lo siento. No debería haber venido corriendo tan pronto como nos
llamaron a la comida del mediodía. Si me hubiera quedado en el trabajo, o hubiera
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estado más tranquilo, no lo habría sabido. —Ollie se trasladó al lado del hombre.
Había una cicatriz de mordedura en el cuello del hombre misterioso, que parecía
que había sido brutalmente rasgado y abierto muchas veces. En el otro lado había
una marca más pequeña y más limpia, haciendo que McBride se preguntara cuántos
años y cuántas veces se había vendido este thrall. Si Ollie ya se había comprado un
compañero, McBride estaba enojado porque no se lo había dicho, pero tenía
curiosidad por cómo Ollie había logrado tal cosa. Sólo los gentrymen podían
comprar thralls para los slammers. Y las múltiples cicatrices decían que este
hombre había sido utilizado decenas de veces por al menos una docena de hombres.
Le preocupaban las enfermedades transmitidas por la sangre, especialmente
cuando no habían resuelto el caso de Larsden.

Si este thrall tuviera una enfermedad, podría contagiar a Ollie, quien a su


vez lo pasaría a McBride. Hace sólo dos noches, McBride se había alimentado del
cuello de Ollie. Después, había compartido una comida con él y habían hablado de la
relación inapropiada a la que Ollie había sido sometido a manos de su último amo.

Ese pensamiento convirtió las rodillas de McBride en agua y le revolvió el


estómago. Cuando se volvió para mirar a Ollie, ya sabía lo que iba a decir.

Separando sus labios, Ollie dijo —Este es Jonas.

No era de extrañar todas las reticencias de ayer y que Ollie se hubiera


mostrado reacio a dejarlo entrar. McBride miró al hombre, curioso y furioso en
igual medida. —Eras el compañero de mi difunto padre. —Jonas asintió y luego bajó
la mirada al suelo.

—Ten la cortesía de mirarme cuando te estoy hablando.

Jonas levantó la cabeza, con la mirada fija en McBride.

—Vístete, Jonas, y, Ollie, quiero que vuelvas al campo. —McBride nunca


apartó su atención de Jonas. ¿Cómo podría hacerlo? Jonas era un terrateniente
gentryman a quien antes había pertenecido Ollie. También tuvo una relación
clandestina con él, la cual McBride pensó que había terminado cuando Jonas
desapareció poco después de la muerte del padre de McBride. Al parecer, se
equivocaba en todo—. ¿Durante cuánto tiempo ha estado sucediendo esto?.

—Por favor, permíteme que me quede y lo explique. —Ollie temblaba por


todas partes. Estaba claro que tenía miedo de dejar a McBride solo con Jonas.

La voz de Jonas era rica y culta, mostrando de nuevo cuánto más educado
ANITRA LYNN MCLEOD OLLIE MORGAN

estaba él que Ollie, pero por lo que Ollie había dicho a McBride, Jonas era
totalmente sumiso a Ollie cuando tenían relaciones sexuales. Claramente, mirando a
su cuello, le encantaba que se alimentaran de él, y violentamente, también. Sin
embargo, McBride notó en el otro lado de su cuello una cicatriz solitaria. Sin duda,
esa era la marca que Ollie había hecho sobre él. Algo acerca de la delicada forma
de ella le dijo a McBride que había sido colocada con amor. Peor aún, se dio cuenta
de que había colocado una marca muy similar en Caleb.

—No deberías estar en mi tierra.

Jonas asintió bruscamente. —Vine por Ollie.

—No puedes tenerlo. —McBride no iba a permitir que Ollie entrara en las
garras de un hombre inmoral en un enlace ilegal. No importaba lo que pasaba entre
él y Caleb, no había llegado tan lejos y no lo haría. Sin embargo, las semejanzas
golpearon en su cerebro con un reconocimiento que él no le quería dar.

—Por favor, déjame... déjanos explicarnos. —Ollie levantó


apresuradamente la ropa del suelo, pero McBride se negó a dejar que le entregara
las prendas a Jonas. Mantenerlo desnudo lo mantenía inquieto, lo cual era
exactamente lo que McBride quería hacer. La gente inquieta hablaba más y era más
probable que soltase sin pensar la verdad. Estaban bastante dispuestos a hacer
todo lo posible para llegar a un lugar más cómodo. Y ahora se dio cuenta de por qué
el tamaño y el color de la ropa resonaba en su memoria de forma distante. Cuando
había pasado por el armario de su padre y había encontrado la habitación secreta
donde su padre y Jonas habían guardado la ropa de recreo para su esclavo, algunos
de los trajes habían sido similares a lo que a Jonas le gustaba usar. El corte y el
color de la ropa era lo que recordaba.

—Lo amo. —Jonas dijo las palabras con la obvia convicción de que iban a
explicar todo lo que McBride necesitaba saber. Y lo hicieron, pero eso no cambió el
hecho de que lo que Jonas estaba haciendo estaba mal. Por otra parte, trajo a casa
el punto de que lo que McBride estaba haciendo con Caleb era igual de malo.

—Es un slammer. —McBride casi se abofeteó por señalar lo obvio.

—Estoy al tanto.

—Entonces sabes que tu relación con él es inmoral.

—Está mal a los ojos de la ley. —Jonas levantó su cabeza un poco más alto.
Él era pequeño para ser un terrateniente gentryman, y ese era probablemente el
ANITRA LYNN MCLEOD OLLIE MORGAN

porqué él había elegido a Ollie, que era seis pies y medio1 de alto, como su lujurioso
compañero de juegos. Ollie se alzaba sobre Jonas por lo menos medio pie2 y tenía
que ser por lo menos cincuenta libras3 más pesado.

—El hecho de que sea un error a los ojos de la ley es todo lo que me
importa. Como soy el sheriff de Woven Spire County, eso lo hace ilegal a mis ojos.
—McBride soltó un suspiro bajo y lento. Podía pensar en un millón de otras cosas
que prefería hacer hoy que lidiar con este lío—. No tengo otra opción que
arrestarte.

Ollie se vio afectado. —Por favor, no hagas esto. Yo lo amo y el me ama.

—No se trata de amor, Ollie. No tengo elección. —McBride cogió la ropa de


Jonas de Ollie y empujó las prendas hacia Jonas. La mayor parte de ella cayó al
suelo. Iba a agacharse para recogerlos, pero vio un collar de thrall. Era altamente
decorativo, recordando a McBride uno que había encontrado en el armario secreto.
En lugar de tocar nada de eso, pronunció una brusco —Vístete.

La mano de Jonas tembló cuando buscó su ropa. Recogiéndola, la sujetó


contra su pecho sin hacer ningún esfuerzo para cubrirse. —Por favor escucha.

—No hay nada que puedas decir que vaya a hacer que esta situación
funcione. —McBride se enorgullecía de ser un buen hombre de ley. Escuchaba a la
gente y trataba de llegar a una solución viable para todos, pero este era un caso en
el que simplemente no había una respuesta que complacería a todas las partes
involucradas. Si alguna vez había visto una situación de perder-perder, era esta.
Ninguno de ellos iba a sentirse bien con el resultado.

—Por favor. —Ollie estaba prácticamente llorando.

—Ollie, entiende la posición en la que me has puesto.

—Pero no se lo diremos a nadie. —Ollie puso su brazo protector alrededor


de Jonas. Cuando Jonas se inclinó hacia él, McBride se dio cuenta de que Jonas era
sumiso a Ollie, tal como lo había descrito Ollie. Confirmó la afirmación de Ollie de
que Jonas no se había aprovechado de él ya que fue Ollie quien penetró a Jonas y
no al revés, pero eso no hacía que la relación estuviera bien a los ojos de la ley.
McBride también sabía que el collar en el suelo era usado por Jonas. Qué extraño
que se creyera un thrall. McBride no podía imaginar ser sumiso con nadie. Pero

1
1,98 cm
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15 cm
3
22,6 Kg
ANITRA LYNN MCLEOD OLLIE MORGAN

entonces su mente pensó en Caleb empujándolo hacia la cama y haciéndole algún


tipo de locura. De algún modo, cuando se imaginó eso, el impulso de Jonas de
rendirse tenía mucho más sentido. Demasiado sentido, en realidad.

—No se trata de lo que pudiésemos decir o de si otras personas lo saben.


Yo lo se, y también soy el sheriff. No puedo tolerar quebrar la ley de ningún
manera. Peor aún, quieres que permita que suceda en mi tierra, justo debajo de mi
nariz. —McBride sacudió la cabeza. Ciertamente no quería hacer todo esto, pero no
tenía otra forma de solucionarlo—. Cuando os atrapen...

—Si somos atrapados, —corrigió Ollie con fuerza.

—No, cuando os atrapen, porque es sólo cuestión de tiempo que eso


suceda. Y cuando lo hagan, no importa lo que diga o cómo intente afirmar que yo no
lo sabía, el hecho es que lo sabía. Lo perderé todo. —Además, no creía que
estuvieran enamorados. Jonas se había aprovechado de Ollie, y ahora Ollie tenía
algún tipo de fijación con Jonas. Tan pronto como hubiese tiempo y distancia entre
ellos, el enamoramiento se desvanecería. McBride sintió lo mismo por él y Caleb. Si
tenía un compañero y Caleb tenía un thrall, tendrían a alguien más en quien
concentrar su lujuria. Dar ese paso pondría fin a la peligrosa danza que estaban
haciendo ahora y lo mismo pasaría con Ollie y Jonas.

—No tengo nada. —La voz de Jonas era muy baja y sin aliento. Habría sido
imposible de oír, excepto por el hecho de que la casa estaba terriblemente
silenciosa. Era casi como si la casa estuviera esperando con el aliento sostenido
para escuchar lo que todo el mundo tenía que decir.

Desconcertado sobre por qué Jonas le estaba diciendo esto, McBride dijo,
—No veo lo que tiene que ver eso con nada.

—Dejé todo lo que tenía para poder estar con Ollie.

McBride recordó a Ollie diciéndole cómo todo en la casa comenzó a


desaparecer. Cuando McBride se había hecho cargo de las posesiones de su padre,
se había sorprendido de lo vacía que estaba la casa. El mobiliario y los accesorios
estaban allí, pero no todos los adornos habituales de una gran casa. En lugar de
muebles de lujo, lo que quedaba era útil. No había pinturas decorativas ni arte de
ninguna clase. Incluso los platos y cubiertos eran más funcionales que decadentes.
No era una casa pobre de ninguna manera, pero tampoco era rica.

McBride acababa de suponer que el compañero de su padre había tomado


la mayor parte de los artículos caros con él cuando desapareció, pero ahora parecía
ANITRA LYNN MCLEOD OLLIE MORGAN

que los artículos nunca habían existido en absoluto. Cuando le preguntó a Jonas,
declaró que lo que dejó en la casa eran las cosas que poseía el padre de McBride.

—No cogí nada que no fuera mío, —dijo Jonas—. No soy un ladrón.

—No te estaba acusando.

Jonas apartó la vista, pero estaba claro que sentía que de algún modo
McBride le señalaba con un dedo acusador. —Tu padre era terriblemente tacaño
con su dinero. No sé por qué se negaba a gastarlo, pero lo hacía. Todo lo que tenía
pasó a ti cuando murió.

McBride recordó recibir la notificación y ver la cantidad. Era modesto por


decir lo menos. Desde que había estado manejando la granja, las ganancias habían
aumentado dramáticamente. McBride se preguntó si su padre simplemente había
manejado mal los fondos, pero cuestionar a Jonas en este momento parecía injusto.
Tenía que echarlo y restaurar el orden en sus tierras. Después de la sorprendente
confesión de Caleb anoche, McBride tenía que hacer algo drástico para poner un
bloque entre ellos. No podían dar otro paso por ese camino peligroso, o terminarían
como Ollie y Jonas.

—¿Por qué venderías o regalarías todas tus posesiones? —McBride estaba


desconcertado de porqué Jonas haría tal cosa.

—Porque quería convertirme en un thrall y entregarme a Ollie.

En ese momento, McBride comprendió lo desesperado que estaba Jonas.


En efecto, sí que amaba a Ollie. Él quería estar con él tanto que se hizo un mendigo
bajo la noción equivocada de que era todo lo que necesitaría. Iba a destrozarle
cuando descubriera que había destruido su vida por nada.
ANITRA LYNN MCLEOD OLLIE MORGAN

Capítulo 8

—No puedes cambiar tu estado de esa manera, Jonas, y lo sabes. Naciste


como un gentryman y morirás como un gentryman. No puedes transformarte en un
thrall cortando todo el pelo de tu cuerpo y librándote de todo tu dinero y
posesiones. —Las manos de McBride estaban en sus caderas, indicando lo frustrado
y enojado que estaba.

Ollie deseaba poder decir algo para que la situación funcionara, pero no
podía hacer mucho. Antes de que se involucraran, Jonas le había dicho a Ollie que
su amor estaba prohibido. En ese momento, se habían contentado con miradas, pero
estaba claro cuando Jonas se alimentaba de Ollie que su pasión estaba creciendo.
Fue cuando el vecino hirió a Ollie que se habían visto empujados a reconocer la
profundidad de sus emociones. Cuando Jonas se había sentado a su lado en la cama,
sus ojos se llenaron de culpa y vergüenza y Ollie se dio cuenta de cuán
profundamente se preocupaba Jonas y hasta dónde iría para protegerlo.

—Por favor, no voy a causar ningún problema. —Jonas miró al borde de


romperse por completo. Había arriesgado todo para volver a la granja tallos. El
gozo de Ollie al verlo fue templado por el temor de no poder mantenerlo—. Sólo
quiero estar con el hombre que amo.

Tocado, Ollie apretó un poco más el brazo alrededor de los hombros de


Jonas. Era un hombre hermoso. Incluso con las lágrimas cayendo por sus mejillas,
todavía se veía increíblemente guapo. Mechones rubios oscurecían sus pálidos ojos
azules, pero resaltaban el rojo de sus labios. La noche anterior se habían perdido
abrazados el uno en el otro, pero había un temor frenético por lo que estaban
haciendo porque ambos sabían que sin duda no duraría.

—Quiero estar con él también —confirmó Ollie con suavidad.

—Entiendo eso. Confía en mí, lo hago, pero simplemente no puedo


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permitirlo —McBride bajó la voz—. ¿No entiendes eso?. Yo soy el que pagará
cuando inevitablemente os atrapen.

—Pero no seremos atrapados.

—Jonas fue compañero de mi padre durante años. Todos en la ciudad


saben quien es. Finalmente, alguien lo reconocerá. No importa lo que digas, nadie va
a creer que no lo supiera.

—No me parezco mucho a mí cuando estaba con tu padre.

—Es verdad. Era más pesado entonces, y bebía mucha más sangre. —Ollie
pensó que Jonas era impresionante de cualquier manera, pero sin una ingesta
constante de sangre, había perdido peso y su piel era más pálida. No era
ceniciento, ni enfermizo, pero pálido como si evitase el sol a favor de la noche, lo
que era mucho más probable dado el temperamento de Jonas.

—Alguien va a reconocerlo. Y eso es otra cosa en la que no has pensado.


¿De dónde sacará su sangre? Si bebe de ti, ¿dónde voy a beber yo? —Tan pronto
como McBride hizo la pregunta, parecía haber una respuesta que le llegaba, una que
claramente no le importaba, dado que negó con la cabeza. Ollie daría casi cualquier
cosa para saber lo que McBride había pensado en ese momento.

—Él beberá de mí y tu puedes beber de mis hermanos. —Ollie vio otro


destello extraño de lo que él podría llamar solamente anhelo en los ojos de
McBride. La idea le atraía en cierto nivel, pero Ollie no tenía ni idea de por qué.

—No creo que un hombre sea suficiente para sostenerlo. No por mucho
tiempo, por lo menos.

—Mi necesidad de sangre es casi nula. —Jonas miró a McBride. Todavía no


se estaba vistiendo, pero usaba su ropa para ocultar su cuerpo. McBride pensó que
Jonas se había afeitado el vello para parecer un thrall, pero la verdad era que
siempre había sido escaso. Cuando él había decidido ir a por todas para su
transformación, había tenido que eliminar poco pelo por electrólisis. A Ollie le
encantaba el efecto, pero francamente, a él no le importaría si Jonas tenía pelo o
no porque amaba al hombre, no a su cuerpo.

—¿Y no te importaría que me alimente de tu pareja? —McBride miró a


Ollie, frunciendo el ceño cuando vio la bufanda.

—Entiendo que así son las cosas cuando eres un thrall. Así que no, no me
molestaría.
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McBride se acercó a Ollie y le quitó la bufanda. Con manos amables y sus


dedos, McBride examinó las cicatrices a ambos lados del cuello de Ollie. Cuando
tocó la que había hecho encima de la vieja de Jonas, Ollie no pudo evitar proferir
un pequeño grito de necesidad. Tan valientemente como luchaba por permanecer
impasible, simplemente no podía. Se sentía como si estuviera traicionando su amor
al caer víctima de las necesidades evocadas por McBride.

Ollie levantó la vista justo a tiempo para ver a McBride mirando a Jonas. A
pesar de sus esfuerzos por mantenerse indiferente, Jonas pareció molesto. Las
líneas de preocupación alrededor de sus ojos y su boca se profundizaron. McBride
acarició de nuevo la cicatriz mientras observaba a Jonas. Era más capaz de
controlarse a sí mismo, pero aún estaba claro que Jonas no estaba contento con lo
que McBride estaba haciendo.

—Bebí de él la otra noche y compartí una comida con él. —McBride bajó la
boca hacia el cuello de Ollie de modo que las palabras acariciaron la cicatriz.

Ollie tembló y habría cerrado los ojos, pero estaba decidido a mirar a
Jonas. Tal vez si pudieran sobrevivir a esta pequeña prueba de McBride, él les
dejaría quedarse juntos. Era dudoso, pero algo en Ollie se negó a renunciar. Él juró
que haría cualquier cosa para estar con Jonas. Si eso significaba alimentar a
McBride cada noche, encontraría una manera de hacer que sucediera.

—Su sangre y su comida fueron deliciosamente satisfactorios. —McBride


lamió la cicatriz, haciendo a Ollie luchar para permanecer en posición vertical. Ollie
quería ceder al suelo en un charco de éxtasis. Cuando Jonas jugaba con su cicatriz,
las emociones eran más profundas. Con McBride, todo el sentimiento de Ollie era
sumiso, lujuria necesitada—. Me encanta verlo acariciando su pene cuando bebo. Lo
juro, una liberación excitante hace que su sangre sea una docena de veces más
dulce.

Jonas obviamente luchó por permanecer impasible, pero cada palabra que
salía de la boca de McBride para acariciar la cicatriz de Ollie empujaba a Jonas
más cerca del borde. Podría anhelar ser un thrall sumamente sumiso, pero todavía
había demasiadas partes de él que eran de gentryman.

—Seguro que debes saber de lo que estoy hablando. —McBride separó sus
labios, haciendo que Ollie se tensase por un bocado, pero él sólo pasó el borde
afilado de su colmillo a lo largo de la cicatriz—. Qué maravilloso sabe cuando su
excitación alcanza su punto máximo.

Ollie se dio cuenta de que Jonas estaba apretando el puño encima de su


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ropa para contenerse. Y fue entonces cuando Ollie supo que no importaba cuánto
Jonas quisiera ser un thrall sumiso, él era y siempre sería un terrateniente
gentryman. En cualquier momento iba a atacar a McBride, lo que obviamente era la
intención de McBride. Había intentado decirles la verdad, y cuando eso no
funcionó, había optado por mostrársela.

—Pero tal vez lo intentaré desde este lado.

Antes de que Ollie se diera cuenta de lo que estaba haciendo McBride,


empujó la cabeza de Ollie hacia un lado, exponiendo la cicatriz que Jonas había
hecho en el otro lado de su cuello. Cuando lo lamió, Ollie no sintió nada, pero Jonas
hizo una mueca como si le hubieran golpeado.

—Por favor, no lo hagas. —Jonas alargó la mano, pero dejó caer la mano
antes de que entrara en contacto.

—Pero él me pertenece. Si fueras un verdadero thrall, no tendrías


necesidad de su sangre en absoluto. —McBride había marcado su punto en ambas
caras. Ninguno de ellos podía luchar contra su verdadera naturaleza. Podían
cambiar sus nombres, vestirse de manera diferente, cambiar papeles, pero siempre
serían esclavos de la parte esencial de sí mismos.

—Nunca quise enamorarme de él.

Mirando a Jonas ahora, Ollie comprendió cuán desesperadamente había


trabajado para evitar que sus emociones hacia él se profundizaran. —No pude
dejar de enamorarme de ti.

Sus confesiones parecían suavizar a McBride porque su duro agarre en el


cuello de Ollie se aflojó.

—Es todo lo que me queda. —Jonas bajó la cabeza—. Por favor, no me lo


quites.

McBride dejó ir a Ollie. No había razón para continuar con la charada.


McBride no tenía hambre. Sólo necesitaba aclarar la verdad. —Vístete—. Se
apartó, McBride se quedó mirando la ventana del dormitorio hacia los campos.

Ollie ayudó a Jonas a vestirse. Jonas temblaba tanto que Ollie lo hizo
sentarse en la cama para poder levantar sus calcetines y luego ponerle los zapatos.
Cuando Ollie miró por encima del hombro, miró a McBride, pero no con odio en los
ojos. En todo caso, McBride parecía haber entendido exactamente lo que los dos
estaban pasando.
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Pero, ¿cómo podía saberlo McBride? Él era el sheriff, y mantener la ley


era su última responsabilidad. Tener un slammer que había quebrado una regla que
también era tabú debería haberlo puesto rabioso, pero no lo estaba. ¿Lo que Ollie
dijo anoche templó la furia de McBride? Ollie nunca se había considerado a sí
mismo tan persuasivo, pero le gustaría serlo. O tal vez la respuesta era que
McBride comprendía eso.

—Me dio todo su dinero. Quiero devolverlo. —Ollie se puso de pie, pero ni
siquiera trató de llevar a Jonas con el. Estaba temblando y llorando en silencio,
rompiendo el corazón de Ollie cada vez que una lágrima salpicaba su camisa a
medida. Incluso cuando trataba de parecer de clase baja, Jonas no podía sino
parecer la exquisitez y la belleza juntas. Su camisa lavanda y sus pantalones
morados se correspondían perfectamente con sus calcetines y sus zapatos.

—Creo que eso es lo mejor.

—¿Pero dónde iré?.

—A otro lugar que no sea aquí. —McBride miró hacia la ventana de Ollie de
nuevo hacia el campo.

Siguiendo su mirada, Ollie miró todo el trabajo que habían logrado en


medio día. Eran un buen equipo, y trabajaban duro.

—Trabajaré el doble de horas al día.

—Eso no es, Ollie.

—Yo también trabajaré. —Jonas se levantó y se paró al lado de Ollie. A


pesar de sus lágrimas torturadas, todavía se las arreglaba para parecer fuerte—.
Juntos podremos hacer mucho en un día.

McBride cogió una de las manos de Ollie y una de Jonas. Los volteó,
examinando sus palmas. —¿Ves esto? Una mano está endurecida por largas horas
de trabajo y la otra es suave por la ociosidad.

Jonas tiró de su mano. —Dudo que tu palma estuviera siempre tan callosa.
—Bajando la voz añadió— O tu corazón.

—Ahora mis manos son más duras, y mi corazón también. No tuve más
remedio que meterme en los zapatos de mi padre después de que murió
inesperadamente.
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Eso sacó a Ollie de su aturdimiento. —¿No puedes pensar que Jonas tuvo
algo que ver con eso?.

—¿No puedo? —McBride concentró su mirada intensa en Jonas. Era como


si pudiera despojarlo de sus elementos básicos con solo mirarle—. Te marchaste
rápidamente y bajo la cobertura de la noche.

—Me fui porque tenía miedo de quedarme.

—¿Asustado de qué? ¿de ser atrapado?.

—De ser acusado de algo. Pero más que eso, estaba desesperado por
alejarme de Ollie para que pudiese tener una vida normal. Jonas se encontró con la
mirada de Ollie—. Realmente traté de alejarme.

—Creí que tal vez Caleb te había amenazado. —Parecía que su ataque
contra su hermano había sido injustificado.

—No, Caleb me dejó solo. Me miraba constantemente, pero nunca me


tocaba ni me hablaba.

De alguna manera, eso hizo que Ollie se sintiera peor. —Siento mucho no
poder arreglar esto. —Como la parte dominante en su relación, Ollie sentía que le
correspondía hacer las cosas bien, pero no sabía cómo. Tal vez esto también
formaba parte del plan de McBride.

—Ese eres tú, mi hermoso Ollie. Siempre tratando de hacer que las cosas
funcionen. —Jonas se inclinó como si quisiera besar a Ollie, pero se detuvo y echó
un vistazo a McBride—. Por favor, no le reprendas por mi error.

—No tendré que hacerlo si te marchas en silencio. —Era una amenaza


poderosa. Si Jonas causaba algún problema, McBride castigaría a Ollie, algo que
Jonas claramente no quería en su conciencia.

Ollie quería arrodillarse y rogarle a McBride que dejara que Jonas se


quedara, pero sabía que eso no cambiaría su opinión. McBride era un alma
compasiva, pero tenía razón. Simplemente no podía permitir que nada fuera ilegal
en su granja. Podía perderlo todo.

—Tan pronto como tenga mis fondos, me iré.


ANITRA LYNN MCLEOD OLLIE MORGAN

Capítulo 9

Jonas no quería el dinero de Ollie, pero sin él, no iría a ninguna parte.

—Un viaje rápido a la ciudad y podemos hacer la transferencia.

En eso, la cara de McBride se endureció.

Jonas casi se preguntó porqué, y estaba claro que Ollie también, pero
Jonas sacudió la cabeza bruscamente, cortando a Ollie. Algo molestaba a McBride.
¿Fue la delicadeza de transferir fondos de la cuenta de Ollie a Jonas? Eso sería
fácil de justificar diciendo que fue un simple error. Como su propietario anterior,
podría haber múltiples razones por las que se hizo una transferencia por error.
Una docena de excusas aparecieron instantáneamente en la mente de Jonas, por lo
que no podía ser lo que causó la duda de McBride. Pero una cosa que Jonas había
aprendido en su ociosa vida era que la gente hablaba a menudo para llenar el vacío
del silencio. Mientras más tiempo él y Ollie permanecieran callados, mas fácil era
que McBride hablara.

—Nadie puede ir a la ciudad.

Jonas y Ollie intercambiaron miradas confundidas pero esperanzadas. Si


no pudieran transferir el dinero, Jonas no podía irse. Pero Jonas no pensó que eso
significara que McBride iba a dejar que se quedaran juntos. De nuevo, ellos
escogieron el silencio sobre la charla vacía o preguntas agudas que no serían
contestadas de todas formas.

—Yo iba a pedirle a Ollie que abandonara el campo y se convirtiera en mi


Chef personal.

Era un gran honor. Pero McBride dijo que iba a preguntar. Pasado. Tal vez
ya no confiaba en Ollie después de este subterfugio. Si Jonas le había costado a su
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amor un trabajo que realmente disfrutaría, Jonas nunca, jamás podría perdonarse
a sí mismo.

La atención de McBride se desvió a la ventana, lo que llevó a Jonas a mirar


en esa dirección, también. Todo lo que vio fue a uno de los hermanos. Incluso desde
la distancia no se podía dudar que era Caleb. Jonas se estremeció. Su forma
gigantesca era inconfundible. Sin embargo, cuando Jonas evaluó a McBride, notó
que no miraba a Caleb con temor o aversión. Ollie había dicho que McBride había
domesticado a Caleb sin usar la brutalidad, y Jonas se preguntó cómo había logrado
esa hazaña. Viendo a McBride mirar a Caleb, Jonas notó que la mirada de McBride
era intensa. Pero, ¿qué causaba esa manera de mirar?.

Y entonces la verdad se hizo evidente cuando la lengua de McBride giró


alrededor de la punta de su canino extendido. No era Ollie quien le tenía
hambriento de sangre. Era Caleb. McBride no parecía ni siquiera saber que estaba
mirando a Caleb mientras masajeaba sus dientes con su lengua.

Un plan oscuro llegó a Jonas entonces. Nunca se había considerado un


hombre tortuoso. Habiendo estado en el extremo perdedor de las horribles
demandas y manipulaciones de su vecino, Jonas juró que nunca sería capaz de
infligir tortura sobre nadie. Pero ahora que su amor estaba en juego, pensó que tal
vez podría. En otra vida, bajo diferentes circunstancias, Jonas nunca hubiera
podido concebir un plan semejante, pero haría cualquier cosa para tener a Ollie,
incluso violar su propio código de conducta.

Incluso mientras los detalles se filtraban en su mente, Jonas sabía que


tenía que ser sutil. Delicados momentos e insinuaciones serían mucho mejor que
simplemente golpear a McBride sobre la cabeza con este sorprendente
descubrimiento. Sería demasiado pedestre acusar a McBride de lujuria por Caleb y
luego usar eso como una palanca para conseguir lo que quería. McBride simplemente
lo descartaría, llenaría el bolsillo de Jonas con fondos y lo echaría. No, eso no
funcionaría. Lo que Jonas tenía que hacer era una trampa para que McBride cayera
en su propia lujuria. Tenía que hacer que la idea pareciera aceptable haciéndola el
menor de dos males.

—Por favor permite a Ollie cocinar para ti. Sé que sería su logro más
orgulloso—Jonas se alejó de Ollie. Lo que le causó un poco de angustia, pero Jonas
se prometió ser fuerte para hacer su idea funcionar. —Odiaría creer que le he
costado tal honor.
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La atención de McBride seguía centrada en Caleb, pero asintió con la


cabeza mientras siguió frotando sus caninos con su lengua.

—Me gustaría eso, pero no si me envenenará por haberte echado.

—Nunca te haría daño. —Ollie sacudió la cabeza. —Cocinar es como


expreso el lado creativo de mí mismo. Usar la comida como arma sería ir contra
quien soy.

Girando desde la ventana, McBride finalmente dejó de tocar sus dientes.

—¿No querrías vengarte de mí?

—Estoy enfadado, pero sigo siendo tu fiel slammer.

La expresión en el rostro de McBride era que él nunca confiaría


totalmente en Ollie de nuevo, y eso era una pena, pero no había nada que hacer
sobre eso ahora. Sólo el tiempo podría curar una herida como esa. Tiempo y
acciones que demostraron la confiabilidad de Ollie. Eso significaba que si Jonas iba
a hacer esto, tendría que ir solo. Si las cosas se ponían feas, no quería culpar a
Ollie por nada de eso.

—Ya que no podemos ir a la ciudad, te propongo que me quede en la gran


casa contigo. —Jonas ignoró la mirada afligida en la cara de Ollie. Tenía que
hacerlo para que su plan se pusiera en movimiento. Pronto, podrían estar juntos por
siempre. Lo que aturdiría a Ollie era que sería con la bendición de McBride.
ANITRA LYNN MCLEOD OLLIE MORGAN

Capítulo 10

McBride se dio cuenta de su error a medio camino entre las casas de los
hermanos y la casa grande. Nunca debería haber permitido a Jonas y a Ollie
caminar juntos. Sabía de discusiones anteriores que a Caleb no le gustaba Jonas.
No sabía por qué, exactamente, sólo conocía que el odio era profundo y perdurable.
La noción de que a Caleb no le gustaba Jonas por lo que había hecho con Ollie era
una parte, pero Ollie dijo que Jonas siempre había tenido miedo de Caleb. Ya que
su cuello estaba intacto, McBride sabía que él nunca había bebido de él, aunque era
el derecho de Jonas, entonces él debía haber estado totalmente atemorizado del
hermano Morgan mayor.

McBride vio a Caleb dirigiéndose desde el campo en su dirección.

—Corred a la casa. —Ignorando el peligro inminente, Jonas y Ollie se


detuvieron y se volvieron más que seguir su orden. Una vez que vieron a Caleb,
corrieron hacia la casa, pero ya era demasiado tarde. McBride trató de desviar la
atención de Caleb, pero era sorprendentemente rápido para un hombre tan grande.
Se lanzó a toda velocidad hacia McBride, haciéndolo girar en esa dirección, pero
cuando lo hizo, Caleb giró sobre sus talones y se volvió hacia otro lado.

—¡Maldición! —McBride corrió tras él, pero no iba a llegar a tiempo.

Jonas y Ollie acababan de entrar en el porche cuando Caleb gruñó y


alcanzó a Jonas.

Caleb no gritó, ni hizo nada más que levantar a Jonas por el cuello de su
camisa y agitarlo violentamente.

Ollie bramó y golpeó ineficazmente en el puño de Caleb mientras Jonas se


ponía azul por falta de aire.
ANITRA LYNN MCLEOD OLLIE MORGAN

Extendiendo la mano, McBride envolvió su mano alrededor de la muñeca de


Caleb, apretando hasta que tuvo que dejarlo ir. Jonas cayó en los brazos de Ollie
mientras McBride dio la vuelta a Caleb.

—Llévalo a casa, Ollie. Estaré allí en un momento —McBride no soltó a


Caleb empujándole, tirando de él y casi arrastrándole prácticamente de nuevo a su
propio hogar. Una vez que estaban dentro, McBride cerró la puerta. Lo primero que
llamó su atención fue el olor seductor de Caleb y lo segundo fue la furia
interminable en sus ojos. Si McBride no hubiera intervenido, Caleb habría
estrangulado a Jonas hasta la muerte y McBride habría tenido que arrestarlo por
asesinato. La idea de Caleb siendo llevado así asustó a McBride, recordándole que
sus emociones ya habían ido demasiado lejos. Tenía que hacer algo, cualquier cosa,
para poner distancia entre ellos.

—Si vendes a mi hermano a aquel degenerado, yo —Caleb dejó de hablar


abruptamente.

Después de esperar un momento, McBride preguntó —¿Qué? ¿Qué harás?.

Visiblemente tratando de calmarse, Caleb tomó varias respiraciones


profundas antes de hablar de nuevo.

—Jonas se aprovechó de Ollie cuando era un niño. —Caleb cruzó los brazos
sobre su pecho. Su postura hizo perfectamente claro que había tomado una
decisión sobre la situación y él no se movería.

—¿Un niño? —McBride alzó las cejas— Los dos sabemos que los slammers
no se venden hasta que sean mayores de edad. Así que cuando fuisteis vendidos
como hermanos, el más joven, Bailey, debía tener dieciocho en el momento de la
venta.

—Tal vez no un niño de edad, pero en temperamento era más niño que
hombre. Jonas se aprovechó de su ingenuidad.

—¿Lo hizo? —McBride se sentía como si estuviera empujando a un oso


enojado con un palo pero tenía que hacerlo por sí mismo y por Caleb.

—¡Él convirtió a Ollie en un esclavo para él!

—¿Es eso lo que hizo Jonas?.

Ignorando su pregunta, Caleb hizo una de las suyas.


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—¿Vas a dejarlos solos en tu casa? Jonas lo tomará de nuevo. —Caleb dio


un paso adelante como para empujar a McBride lejos de la puerta para volver al
lado de Ollie.

—¿No crees que los gentrymen terratenientes deban tener relaciones


sexuales con sus slammers?

—¡Por supuesto que no! —Caleb lanzó las manos al aire— Es ilegal, ¿no?
Eres el sheriff. Ve a arrestarlo.

McBride asintió.

—¿Qué estás esperando?.

—Que entiendas el punto.

—No te entiendo. Mi hermano está a merced de nuestro viejo propietario,


y tú estás parado aquí discutiendo conmigo.

—No estoy discutiendo contigo. Estoy hablando contigo sobre la


naturaleza de la relación entre un gentryman terrateniente y un slammer. ¿Eso no
hace sonar ninguna campana en tu cabeza? —McBride esperaba que no tuviera que
escribir todo, pero Caleb estaba tan furioso que tal vez no pudiera ver lo paralelo
entre ellos dos y Jonas y Ollie.

—Eso no es una relación. Es un hombre que se aprovecha de un niño. Solo


porque Jonas es más pequeño que Ollie, no tiene porque ser delicado. Él folló a mi
hermano mientras estaba bebiendo su sangre.

—¿Cómo sabes esto? —Claramente, Caleb no estaba entendiendo, así que


McBride lo intentó otra manera.

—Todos nosotros sabíamos lo que estaba pasando.

—¿Y no hiciste nada para detenerlo? —McBride no creyó eso ni por un


momento, no cuando Caleb había demostrado una y otra vez que podía tener
problemas de ira y era ferozmente protector de sus hermanos. Si todos los
hermanos Morgan sabían de Ollie y Jonas, y estaban tan enojados como Caleb, se
habrían unido contra Jonas. Pero probablemente era sólo Caleb el que lo sabía y
despreciaba a Jonas.

—Una vez que yo lo supe, lo hice. Por eso Jonas nos trajo aquí.

Con su curiosidad McBride apuntó al asiento del otro extremo de la mesa.


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—Siéntate.

—No.

—Bien. —McBride giró sobre sus talones y alcanzó la puerta.

—¡No! —Caleb soltó un gruñido frustrado.

McBride oyó una silla raspar por el suelo. Cuando se dio la vuelta, Caleb
estaba sentado.

McBride se sentó frente a él.

—Quiero que me digas por qué piensas que Jonas os trajo aquí a la
hacienda de tallos de mi padre. —La pregunta no formulada era qué había atraído a
Jonas al padre de McBride, o viceversa. Ya que él no lo sabía y dudó que
consiguiera una respuesta honesta de Jonas, él pensó que la petición a Caleb al
menos le conseguiría alguna información sobre la situación.

—Jonas nos trajo aquí para poder tener a Ollie. Jonas pensó que aquí, a
nadie le importaría lo que estaba haciendo. —Caleb miró más allá de McBride hacia
la casa grande. Aunque estaba sentado, estaba claro que quería correr hasta la
casa y defender a su hermano. Contra su voluntad, McBride tuvo que admirar su
naturaleza protectora. Caleb podía ser grosero y cruel, pero podía ser
increíblemente compasivo.

—Ellos no van a hacer nada allí, aparte de esperarme. —De eso, McBride no
tenía dudas. En este momento los dos amantes iban a hacer cualquier cosa para
mantenerlo en un estado de ánimo indulgente.

—¿Cómo lo sabes? —La preocupación de Caleb por su hermano hizo su furia


completamente comprensible.

—Lo sé porque ellos están desesperados por ganarse mi favor. —McBride


silenciosamente habló con su mayordomo, quien confirmó que Ollie y Jonas estaban
sentados en el salón. Ambos estaban en el pequeño sofá, tomándose de la mano,
pero no hacían más que eso— También tengo al mayordomo vigilándoles.

Eso relajó a Caleb un poco, pero no mucho. Era un hombre que siempre
quería ver por sí mismo. McBride podía valorar eso.

—¿Qué te hizo Jonas?.

—Nada. Yo lo habría matado.


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—Y sin embargo me dejaste tomarme libertades.

Los ojos de Caleb se ensancharon

—¿Estás diciendo que si apruebo su relación, yo tendría una posibilidad


contigo?.

¿Era esto lo que quería McBride? Zooks. ¿Cómo aún podría él pensar tal
cosa? Esto era la locura. Dos errores no hacían un acierto. Solamente porque Jonas
y Ollie estaban cómodos violando la ley no significaba que McBride lo estuviera.

Antes de que él tuviera la oportunidad de responder, Caleb se puso en pie


y se movió hacia él tan rápidamente que McBride se levantó, golpeando la silla
mientras se alejaba. Caleb observó su retirada con una expresión herida.
Levantando sus manos para demostrar que no tenía intención de atacarlo, él
suavemente dijo.

—Te quiero. Tú lo sabes. Pensé que haría cualquier cosa para estar contigo,
pero no venderé a mi hermano para tenerte.

—No era eso lo que estaba ofreciendo. —El corazón de McBride estaba
latiendo tan fuerte y rápidamente que su visión vaciló. Inicialmente, temía que
Caleb fuera a atacarlo, pero ahora temía la determinación de sus ojos. Caleb
verdaderamente, profundamente y honestamente amaba a sus hermanos. El hecho
de que los pusiera por encima de sus propios deseos tocó a McBride más de lo que
pensó que fuera posible. Cuando él creía que no tenían nada en común, aparte de la
lujuria, tenían la fuerte convicción del bien y el mal en común. En ese momento,
viendo a Caleb poner a Ollie antes que él mismo, McBride sintió el primer tirón
delgado del amor ponerse en su corazón. Rojo brilló en su mente, indicando peligro,
pero McBride no sabía cómo poner un tapón en sus emociones. Tenía que hacer algo,
y tenía que hacerlo rápidamente.

—Entonces, ¿qué ofreciste? —Después de un momento, el entendimiento


llenó los ojos de Caleb— ¿Estás tratando de decir que somos como ellos? ¿Que
nuestra relación es como la suya?.

—Eso es lo que estoy diciendo. Si tú puedes ir contra Jonas y Ollie,


entonces cómo diablos puedes pensar que tú y yo podríamos estar juntos?.

—Porque somos iguales.

McBride sintió sus cejas levantarse tan alto y rápido que prácticamente
dio una bofetada a su cabello.
ANITRA LYNN MCLEOD OLLIE MORGAN

—¿Lo somos?.

—¿Sabes a qué me refiero?.

—No, Caleb, no lo sé —McBride miró hacia afuera y se dio cuenta de lo


tarde que era. Todavía tenía que contactar con su oficina y ver si había algo en el
caso Larsden. Peor aún, había dejado a Easton solo en la casa con el hombre que lo
rechazó y a su amante ilícito— Creo es hora de que vuelvas a trabajar.

—¿Qué vas a hacer sobre Jonas y Ollie?.

—Eso no es asunto tuyo. —McBride quería enviar a Jonas a hacer las


maletas porque eso era lo correcto bajo los duros ojos de la ley, pero si seguía a su
corazón, él los dejaría quedarse juntos. Jonas no se había aprovechado de Ollie.
Había hecho todo lo posible para mantenerse alejado de él, pero descubrió que no
podía. Por más mal que estuviera, McBride se identificó con Jonas.

—Yo no bendeciré su unión. —Caleb puso sus manos enormes en sus


caderas y amplió su postura. Parecía más inamovible que una montaña.

—No te lo estoy pidiendo.

—Violó a mi hermano.

—¡Él no lo hizo! —McBride avanzó sobre Caleb, empujándolo hacia atrás en


la cocina. No dejó de avanzar hasta que Caleb se chocó con la pared—. Jonas trató
de resistirse a Ollie. Puso bloque tras bloque entre ellos, pero no pudo evitarlo.
Tampoco podía Ollie. Lo tienes totalmente equivocado. Es Ollie quien folla a Jonas,
no al revés.

—No te creo. —Pero había duda en los ojos de Caleb.

—Jonas vendió todo lo que tenía y le dio el dinero a Ollie. Él quiere ser el
thrall de Ollie.

—¿Su thrall?.

—Thrall de Ollie. Jonas ama a tu hermano tanto que renunció a todo lo que
tenía para estar en sus brazos una vez más porque seguramente sabía que lo
descubriría y lo patearía fuera.

—¿Entonces cuál es el problema?

—Yo le entiendo.
ANITRA LYNN MCLEOD OLLIE MORGAN

—¿A Jonas?.

—Sí. Entiendo exactamente lo que ha pasado porque te quiero. Al igual que


Jonas, sigo tratando de encontrar una manera de hacer que mi deseo por ti se
detenga, pero no puedo. —La confesión estaba fuera antes de que McBride pudiera
detenerla. En lugar de dejar a Caleb comentar, él lo acercó y lo besó.

Los labios de Caleb se suavizaron instantáneamente bajo los suyos. Cuando


McBride abrió la boca para profundizar el beso, Caleb gimió y sus brazos
aparecieron alrededor de McBride. Agarró sus nalgas y tiró, frotando sus caderas.

Una pasión cruda lo poseía, haciendo que McBride se olvidase de todo


menos de Caleb. En el momento, él olvidó quién era, dónde estaba y qué había
jurado hacer.

En cambio, por un momento tan breve, sólo era un hombre que quería a
otro hombre. Caliente, deseo agudo lo enloqueció, y él metió su mano entre sus
caderas empujando para sacar los pantalones cortos de Caleb. Él quería apropiarse
de su polla y luego llevarla a su boca. McBride quería chupar a Caleb hasta el clímax
y luego darle vuelta y enterrar su polla hasta la empuñadura en su culo. Una vez que
hubiera llegado al clímax, atraería a Caleb en sus brazos y lo mantendría hasta que
el sol se elevara en el este.

Tristemente, McBride no hizo ninguna de esas cosas.

El momento llegó a su fin cuando su dispositivo de comunicación le alertó


de una llamada entrante. En un flash, todo volvió. Era un gentryman terrateniente
que había empujado a su slammer contra una pared. Estaba moliendo sus cuerpos
juntos en la casa de su slammer. Pero lo peor de todo, era el sheriff y juró
mantener la ley en el condado de Woven Spire, lo que incluía su tierra. En la
violencia de su necesidad, había roto docenas de leyes y agravado una situación ya
de por si difícil.

Arrancándose a sí mismo, McBride extendió su mano para responder, pero


Caleb tomó su brazo.

—No ahora.

—Esto es mi trabajo.

—Olvídalo por sólo un momento más. —Caleb no obligó a McBride a


presionarse contra él. Lo obligó a acercarse con peligrosos ojos verdes y
hambrientos labios húmedos—. Un minuto más no matará a nadie.
ANITRA LYNN MCLEOD OLLIE MORGAN

McBride se permitió acercarse y luego se perdió de nuevo. Nadie se había


sentido nunca como Caleb. Nadie había sabido u olía como lo hacía.
Lamentablemente, nadie volvería a hacerlo. McBride lo supo en su alma. Caleb era
el único hombre que podía despertar en él esa profundidad de anhelo. Y sólo Caleb
sería capaz de calmar su necesidad que todo lo consume.

—Sólo una vez —Caleb respiró contra la boca de McBride— Una vez y
luego vamos a dejarlo ir.

—Sabes que no funcionará. —Tan buena como esa ilusión era, McBride
sabía que si cedía una vez, nunca podría alejarse— Si te tuviera, nunca podría
dejarte ir.

—Entonces hazlo y sella nuestros destinos.

—¿Eso es lo que habrías dicho a Jonas?.

—Maldita sea, McBride. Eso no es lo mismo.

—¿No?.

—No. Tú no quieres ser mi thrall.

—Quiero que seas mío.

—No lo haces. Tú quieres que sea tu compañero.

—¿Es eso lo que piensas? —McBride acarició la cicatriz del cuello de Caleb,
amando cómo su simple toque diezmó la fuerza del hombre— ¿Crees que te veo
como un igual?.

—¿No es así?.

—Eres mi slammer, Caleb. Podría castigarte y tener todo lo que quiero.

Caleb sonrió. —Hemos bailado ese baile, McBride. No lo harías porque


sabes que no podrías.

—Es por eso que no voy a dejar que me muerdas. —McBride sonrió
abiertamente, exactamente como antes— Tú y yo sabemos lo que nos haría.

Un momento de perfecta sincronicidad los hizo mirar hacia la casa grande.

—¿Acaso se unieron en sangre?.


ANITRA LYNN MCLEOD OLLIE MORGAN

—Oh, demonios. —McBride bajó la cabeza.

—¿Tú lo sabías?.

—No lo sabía. No pensé en ello. Pero Ollie tiene una cicatriz en su cuello y
también la tiene Jonas.

Caleb apartó a McBride. —Tú lo sabías.

—No me di cuenta hasta ahora. —Un lazo de sangre era irrompible. Por eso
Caleb había trabajado tan duro para obtener un sabor de la sangre de McBride.
Sintió la conexión, ambos lo hicieron, pero no era un vínculo completo. Unos cuantos
sorbos, y estarían encerrados en una unión inquebrantable.

—Hay una manera de romper un lazo de sangre. —Caleb quebró los nudillos
mientras miraba hacia la casa.

—No te dejaré matar a Jonas.

—Los accidentes ocurren todo el tiempo.

—No en mi tierra, aquí no lo hacen —McBride no iba a dejar a Caleb


empeorar una situación ya mala de por si.

—Será mejor que lo saques de aquí antes de que tenga la oportunidad de


manejar las cosas a mi manera.

—Un movimiento, Caleb. Haces un movimiento hacia Jonas, y no tendré más


remedio que venderte.

—¿A mí?.

Caleb se agachó y ajustó su polla en sus pantalones cortos.

—A ti.

McBride siguió su ejemplo. Odiaba lo que estaba a punto de hacer, pero


sentía que no tenía otra opción.

—Este es mi problema y lo voy a resolver a mi manera. No es tuyo. Si


interfieres, te venderé.

—¿Venderme?.
ANITRA LYNN MCLEOD OLLIE MORGAN

—Tú no me estás dejando ninguna opción. —McBride miró cómo las todas
implicaciones de esto se hundían. Si él lo vendiera, Caleb no estaría alrededor para
proteger a sus hermanos. Además, ya que estaría solo, él probablemente iría a un
gentryman terrateniente que era demasiado pobre para comprarle un esclavo. Si él
fuera hostil y vicioso, aquel hombre lo vendería a otro, que haría lo mismo, y sin
cesar. Caleb sería zarandeado hasta que fuera demasiado viejo para ser de valor
para alguien.

—Será un desperdicio para tu vida, y todavía seguiré haciendo lo que tenga


que hacer.

—Y ¿qué es eso?.

McBride no le contestó. En cambio, él dejó la casa de Caleb, pero procuró


no cerrar de golpe la puerta. Alargó la mano, y devolvió aquella llamada que Caleb
había interrumpido. Era el criminólogo, Quintus, con la información sobre el caso
Larsden. Desafortunadamente, cuando McBride lo llamó, Quintus no respondió.
Dejó un mensaje, esperando que este no fuera otro problema para una ya larga
lista de ellos.

Mientras regresaba a la casa grande, esperó a que Caleb viniera detrás de


él, o tal vez gritara algo a través del patio, pero no lo hizo. En el umbral de la casa
grande, McBride miró hacia atrás y descubrió que Caleb se había unido a sus
hermanos en el campo. Por un momento, McBride lo observó, amando la forma en
que se movía, la forma en que se trasladaba con orgullo, la manera en que se llamó a
sí mismo un igual. En sus ojos, había visto lo que le sucedería a Caleb si McBride lo
vendiera. Probablemente también vio que McBride no quería hacer eso.

—Pero nada de eso cambia lo que yo debería hacer —McBride no quería


ceder ante Jonas y Ollie, pero su lazo de sangre complicó su decisión. Separados,
ellos se volverían locos por el deseo. Por ley, enviar a Jonas fuera era lo correcto,
pero el peaje físico, emocional, y espiritual conduciría a la muerte de él y Ollie.
Moralmente, eso estaba mal. La Ley no tomaba tales cosas en consideración. Si
preguntara a sus superiores, ellos querrían que él los separara bajo la idea de que
ellos habían ganado sus castigos crueles por desobedecer la ley.

Pero McBride no podía ser tan frío. La compasión llenó el corazón de


McBride. Él siempre cuestionó algunos aspectos de la ley porque no permitían
tomar en consideración toda la situación. Las personas no eran máquinas. Él
siempre se esforzaba por tratar a los demás de la manera en que quisiera ser
tratado el mismo. Eso fue lo que hizo un desastre de todo. McBride quería que
ANITRA LYNN MCLEOD OLLIE MORGAN

alguien entendiera que había intentado todo para mantener sus manos fuera de
Caleb, pero simplemente no podía. Era sólo cuestión de tiempo antes de que
McBride cayera y los llevara al siguiente nivel. Pensó en lo que sería reclamar el
cuerpo de Caleb. Quisiera ir lento pero sabía que él no podría. Tal vez después de
una docena o más de veces, sería capaz de hacer una exploración lánguida, pero
esas primeras veces serían una explosión de sus necesidades.

Pero eso todavía no significaría que estaban atados. Por eso un gentryman
terrateniente podía castigar a su slammer con una follada violenta en los cepos.
McBride entendió eso ahora. No era un castigo en absoluto, no realmente. Era una
forma para él tener lo que él no podría tener sin infringir la ley. Después de una
vez o dos o incluso una docena, la lujuria se apagaría y el amo perdería
probablemente su atracción. McBride no pensaba que él lo haría. Además, no tenía
ningún deseo de humillar a Caleb de esa manera. Él simplemente le amaba. Quería
probarlo y besarlo y sentirlo responder en especie. Violarlo era lo más alejado en la
mente de McBride.

Podrían reunirse como sugirió Caleb, y McBride podría ser capaz de


dejarse ir con Caleb. Tal vez. Pero ahí era donde él y Caleb diferían de Jonas y
Ollie. McBride y Caleb no habían dado el siguiente paso cuando Jonas y Ollie lo
habían hecho. Ellos habían compartido sangre. En una relación normal de slammer-
y-thrall, la sangre fluía en una sola dirección. El thrall le ofrecía el cuello al
slammer, quien ofrecía su cuello a su amo. Ollie y Jonas bebieron el uno del otro
como hacían los gentrymen terratenientes cuando se hicieron compañeros.
Cicatrices en sus cuellos confirmaron esa verdad. Jonas tenía una masa de
cicatrices feas en un lado, que era claramente donde había dirigido a sus amantes a
beber, pero le había dado a Ollie el lado puro, no marcado, como Ollie había hecho
por él.

Una vez forjado un lazo de sangre, sólo había una manera de romperlo.

Caleb conocía esa verdad, por lo que quería matar a Jonas. No era
venganza tanto como él quería proteger a su hermano del dolor de ser separado de
su compañero vinculado. Si Caleb mataba a Jonas, Ollie se afligiría, pero él no
moriría por la pérdida.

—Qué desastre. —McBride vaciló con la mano en el picaporte. Si pudiera


hacer algo en ese momento, cualquier cosa sin una sola repercusión, él iría al campo,
empujaría a Caleb hacia abajo a la tierra, y lo tomaría justo allí. Lo mordería,
lamería, besaría, y follaría hasta que él se sumergiera completamente. Pero no lo
haría, porque si hacía algo tan loco, habría repercusiones.
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—¿Qué quieres decir con que ya tienes pareja? —La voz estridente de
Easton atravesó fácilmente la puerta gruesa, diciéndole a McBride que tenía que
estar gritando a todo pulmón o malditamente cerca de ello. Después de respirar,
McBride abrió la puerta, cruzó el vestíbulo y entró en el salón.
ANITRA LYNN MCLEOD OLLIE MORGAN

Capítulo 11

Ollie no quería herir los sentimientos del esclavo, pero si no podía tener a
Jonas, no podía tener a nadie, no con un poderoso lazo de sangre.

—Lo siento, pero esa es la verdad, eh... ¿cómo te llamas?.

—Easton.

—Easton. Lo siento, pero no puedo explicarlo. —La última cosa que Ollie
quería hacer era sobrepasar sus límites de nuevo y tal vez molestar a McBride más
de lo que ya estaba.

—Pero entonces, ¿qué sucede conmigo?.

Dando este hermoso esclavo a cualquiera de los hermanos de Ollie los haría
muy felices. Bueno, todos ellos excepto Caleb, McBride tendría que encontrar un
gran thrall para él.

—Te encontraré otro —McBride entró en el salón y ofreció su mano a


Easton— Vamos a conseguir ubicarte, ¿de acuerdo?.

—Pero...

—Lo sé. Lo has estado intentando, pero quiero que vayas arriba. ¿Está
bien? —Colocó su mano sobre la pequeña espalda de Easton, impulsándolo
suavemente hacia la escalera. —Estaré de vuelta.

Estaba claro por la mirada que le echó a los dos que quería que Ollie y
Jonas se quedaran justo donde ellos estaban.

—¿Qué hará él con nosotros? —Jonas preguntó a Ollie otra vez por al
menos la cuarta vez.
ANITRA LYNN MCLEOD OLLIE MORGAN

Ollie se encogió de hombros. Ahora no sabía la respuesta más que hace una
hora.

—¿Qué le llevó tanto tiempo con Caleb?.

Jonas lanzó una sonrisa diabólica.

—Creo que lo sé.

Impresionado por su implicación, Ollie se volvió y susurró ásperamente,

—No te atrevas a hacer una acusación contra McBride o mi hermano.

—Entonces, ¿eso es un insulto para él pero no para mí?.

—Nosotros realmente hemos hecho algo donde ellos claramente no.

—¿Cómo lo sabes? —Jonas arqueó una delicada ceja sobre un hermoso ojo
azul.

—Lo sé porque conozco a Caleb. —Ollie sacudió la cabeza— Te atacó


porque estaba furioso de que te habías aprovechado de mí. —En la expresión
herida de Jonas, Ollie levantó la mano a la rodilla de Jonas y aclaró— Eso es lo que
él piensa, no lo que pienso yo. Fue mutuo, Jonas. Siempre.

—¿Lo fue? —Jonas apartó la mirada— Pareces tan seguro de que McBride
puede resistir. ¿Él es más fuerte que yo?.

—Es diferente a ti. Y Caleb nunca se sometería a otro. Él es demasiado...


alfa. —Pero entonces Ollie se preguntó. ¿Cuántas veces había visto a McBride en la
puerta de Caleb? ¿Cuántas veces lo había visto introducir a Caleb en su casa para
meter sentido en él y esas pequeñas charlas se prolongaron durante más de una
hora? Eso era demasiado tiempo para solamente estar hablando. De todos modos,
no podía ver a Caleb rindiéndose a McBride, y no había manera que McBride se
diera a sí mismo a Caleb. Si alguna vez dos hombres fueran uniformemente
emparejados en la fuerza física y el manejo, aquellos dos lo eran.

—¿Cuándo fue la última vez que se alimentó de ti? — Jonas miró hacia
arriba hacia donde McBride había llevado a Easton. La casa grande estaba
sólidamente construida, pero estaba claro que estaban en el segundo piso porque
Ollie podía oír el débil sonido de los pies directamente encima de ellos.
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—Sabes cuándo. Hace dos noches. —A Ollie no le gustó donde esto iba.
McBride había sido una especie de propietario cuidadoso. Él nunca había cruzado la
línea, y Ollie no quería escuchar a Jonas especulando que él lo había hecho.

—Cierto. Compartió una comida y bebió de tu cuello dispuesto. —Jonas se


volvió como si estuviera herido porque Ollie se había entregado fácilmente a
McBride.

—No sabía que ibas a venir. —Ollie acarició la rodilla de Jonas con la
esperanza de tranquilizarlo. Incluso si hubiera sabido que la llegada de Jonas era
inminente, Ollie todavía habría dejado a McBride beber porque le pertenecía. Ollie
comenzó a ver por qué él y Jonas nunca funcionarían. Sus sueños románticos eran
precisamente eso, sueños. Jonas nunca iba a ser un thrall, y Ollie siempre se
sentiría obligado a ser un buen slammer para McBride.

—No quería decir que no deberías haber abandonado tu cuello por él.

—Yo no tendría que hacerlo si me hubieras mantenido. —Tan pronto como


lo dijo, Ollie sabía que no debería haberlo hecho. Todavía estaba enfadado porque
Jonas hubiera tratado con tanta diligencia alejarse de él. El resentimiento parecía
permanecer en su alma, y Ollie temía que si no encontraba una forma de lidiar con
ello, la amargura se profundizaría y haría llagas. Tal vez McBride no tenía que
hacer nada en absoluto. Si no pudieran superar su pasado, ellos estaban
condenando su futuro.

—Podemos repetir esto un millón de veces y todavía es lo que es.

Intelectualmente, Ollie lo sabía. A él no le gustaba, pero comprendía las


cosas como eran. No podía cambiar el pasado, pero podía hacer algo con respecto al
futuro. —Le pediré a McBride que me venda a ti. Así podremos irnos y…

—¿Qué? ¿Afirmar que eres mi compañero? —Jonas miró a Ollie y luego a sí


mismo— Nadie lo creería.

—Si estuviera vestido de manera diferente, podría pasarme como un


gentryman terrateniente. He estado practicando.

—¿Lo hiciste?.

—Lo he hecho. —Ollie se encontró con la mirada de Jonas y luego le apartó


los rizos— Yo soñé que volverías por mí, así que me he estado preparando para ese
momento cada día.
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—Y yo lo hice sólo para hacer un desastre de eso.

—No todo está perdido —Ollie estaba decidido a sostener la esperanza.

—Todavía no.

—Trata de pensar positivamente. —Ollie levantó y besó su mano— Cuando


te fuiste, yo pensé que había terminado. Pensé que me habías dejado para siempre,
pero soñaba contigo y practicaba mi comportamiento de gentryman porque
esperaba mucho por tu regreso. Y volviste.

—Sólo para empeorar las cosas. —Jonas parecía completamente torturado


por lo que había pasado.

—Nos hiciste forjar un lazo de sangre.

—Lo sé. —Por un momento, Jonas pareció estar completamente en paz. Fue
fugaz, pero a través de ese vínculo mágico, Ollie pudo saber que estaba
honestamente feliz por eso— McBride no sabe que hemos dado ese paso final e
irrompible.

—Sí, lo sé. —McBride entró en el salón. Tomó la silla en ángulo con el sofá
en que Ollie y Jonas se sentaron— Lo descubrí una vez que me di cuenta que cada
uno tenía una marca singular en sus cuellos.

Instintivamente, Ollie alzó la mano para cubrir la marca que Jonas había
hecho. Jonas hizo lo mismo. Echaron un vistazo uno al otro, rieron incómodos, luego
dejaron caer sus manos de vuelta. No tenía sentido esconder lo que ya sabía que
estaba allí.

—Nosotros no queríamos hacerlo —se defendió Ollie— Nunca hemos hecho


eso, pero la última noche, todo simplemente... pasó. —Cuando recordó ese momento,
su cuerpo cobró vida. Jonas había estado por debajo de sus caderas. Ollie nunca
había estado más profundo dentro de él o más cerca de él, y no era estrictamente
físico. Sus corazones parecían estar golpeando respiraciones igualadas en ritmo.
No habían encendido las velas o dicho las palabras, pero eso no parecía importar
cuando estaban tan enredados uno con el otro. Cuando sus miradas se encontraron
y se sostuvieron, hubo un destello entre ellos, la pregunta hecha y contestada. En
simultánea rendición y control, Jonas volvió la cabeza hacia un lado mientras Ollie
bajó su boca a su cuello. No dudó en morderlo. En el mismo momento, Jonas se
inclinó hacia arriba y mordió a Ollie. Cada uno de ellos mordió duro, extrayendo
sangre del otro profundamente, forjando el lazo de sangre.
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—Tú sabes que está reservado para los gentryman terratenientes. —


McBride echó hacia atrás su pelo con su poderosa mano. Un slammer hacía dicha
unión con su thrall al beber su sangre en el momento en que se encontraba la
liberación dentro de su cuerpo, pero era menos potente ya que el thrall no podía
morder de vuelta. Sólo dos bebedores de sangre podrían constituir el lazo de
sangre final.

—Lo sé. —Jonas bajó la mirada hacia el suelo —Yo no debería haberle
dejado morderme.

—Deja de culparte por todo. Yo debería haber sido lo suficientemente


fuerte como para resistir. —Ollie se negó a que Jonas cargase con toda la culpa—
Decidimos juntos, así que supongo que tendremos que sufrir las repercusiones
juntos.

—Habéis hecho esto mucho más doloroso de lo que tenía que ser. —
McBride se pasó la mano por la cara, parecía agotado. Si estaba teniendo
relaciones sexuales con Caleb, está claro que no era muy satisfactorio, lo que llevó
a la conclusión de Ollie de que no lo estaban haciendo. Pero, de nuevo, Ollie
recordaba cuando había estado resistiendose a Jonas. Había estado cansado, de
mal humor, y su falta de liberación se mostraba en su rostro y la forma en que se
movía. Caleb había pensado que Ollie estaba gruñón porque Jonas lo estaba follando
contra su voluntad, pero la verdad era que Ollie estaba irritable debido a que no
estaban teniendo relaciones sexuales cuando él desesperadamente quería hacer
eso con Jonas. ¿Podría ser lo que estaba pasando con Caleb y McBride?. Ambos
hombres habían parecido excesivamente enfadados, así que tal vez estaban
resistiéndose el uno al otro. Todas las cosas que Jonas había dicho antes mientras
estaban sentados y esperaran, flotaban a través la conciencia de Ollie.

—Nunca nos propusimos hacer esto. —Jonas miró a Ollie e hizo una
pequeña sacudida de cabeza rápida. Era casi como si quisiera advertirle de que no
hiciera a McBride cualquiera de las preguntas en su mente.

—Lo sé. —Suspiró McBride— Créeme, sé que no lo hiciste a propósito.

—Gracias —Jonas hizo una reverencia desde donde estaba sentado.

—No veo que eso signifique algo. —McBride estiró sus largas piernas
delante de él, llamando la atención sobre el abultamiento prodigioso en su pantalón.

—Que sepas que Ollie deliberadamente no intentó desafiarte es todo por


mí.
ANITRA LYNN MCLEOD OLLIE MORGAN

Ollie se dio cuenta de que Jonas todavía estaba tratando de hacer las
cosas tan bien como él podía cuando no había manera de que pudieran estar
separados por ningún periodo de tiempo.

—¿Habeis comido? —Preguntó McBride.

—No —Ollie no pensaba que pudiera aunque lo intentara. Aún así, podría
poner a su amo de mejor estado de ánimo. Él había parecido animarse
inmediatamente anoche después de una buena comida y una completa chupada de
sangre. —¿Te gustaría que haga algo de comer?

—Yo lo apreciaría mucho.

McBride parecía a punto de decir algo más, tal vez señalando que no sería
probable que coma nada a menos que lo probase primero, pero Ollie hábilmente lo
interrumpió diciendo:

—Voy a comer lo que haga.

—Confío en ti, Ollie.

—¿Lo haces? Es importante para mí que lo hagas. Yo nunca te haría daño.

—Lo sé. —McBride se puso de pie— ¿Puedes confiar en que voy a hacer lo
que tenga que hacer con el fin de protegerte?.

Ollie casi preguntó lo que significaba eso, pero recordó el viejo dicho
acerca de que a caballo regalado no le mires el diente. Los caballos se extinguieron
en la plaga, pero Ollie entendía la esencia del sentimiento. Sería imprudente
cuestionar los motivos de McBride. Él y sólo él podía hacer o deshacer su relación
con Jonas.

—Voy a confiar en ti si vas a confiar en mí. —Ollie asintió y se levantó,


tirando de Jonas con él. —Ven y mira.

—¿Yo? —Rió Jonas— Me temo que sería más probable que corte mis dedos
que cualquier cosa.

—Vas a ser una maravilla. —Ollie besó su mejilla y luego susurró— Quiero
pasar tanto tiempo contigo como yo pueda.

Jonas asintió y luego se unió a él en la cocina junto con McBride.

—¿Quieres aprender? —Preguntó Ollie a McBride.


ANITRA LYNN MCLEOD OLLIE MORGAN

—Si. —McBride miró a su alrededor con más temor que excitación—


Después de anoche...

—¿Anoche?

—Ah. Easton cocinó para mí. —McBride trató de mantener una cara
neutra, pero estaba claro que Easton cocinando dejaba mucho que desear— Le dije
que su compañero le podría ayudar a poner en práctica la teoría, pero voy a tener
que encontrar otra manera.

—Estaría encantado de enseñarle —Ollie se preguntó si su oferta podría


suavizar el corazón de McBride hacia él y Jonas, o únicamente prolongar la agonía
de no saber lo que en última instancia pasaría con ellos.

—Veremos.

Fue tan evasivo como McBride podría ser, pero Ollie asintió.

—En primer lugar debo ver lo que tienes para trabajar con eso.

Tras un breve debate y McBride apagando el cookbot, Ollie decidió hacer


algo rápido y fácil. Él trató de no ser autoconsciente mientras trabajaba, pero lo
era porque la mirada fija hambrienta de Jonas lo siguió por todas partes. Ollie
sabía que no tenía hambre de alimentos, y eso le hacía demasiado consciente de su
cuerpo. La mirada de McBride lo siguió, también, pero su mirada hambrienta
realmente estaba interesada en la comida.

Cuando todo estuvo listo, se dirigieron a la mesa del comedor. McBride se


sentó a la cabecera de la mesa con Ollie en un lado y Jonas en el otro. El
mayordomo les sirvió entonces y desapareció en la cocina.

Ollie se sorprendió al descubrir que tenía hambre. Jonas también comió


más de lo que parecía pensar que haría. McBride, efectivamente, se animó después
de tener algo satisfactorio para comer. Parecía cansado todavía, pero menos
molesto. En todo caso, McBride se quedó pensativo mientras tomó un sorbo de café
y miró detenidamente hacia fuera del ventanal en el comedor.

Cuando Ollie se dio cuenta de que él miraba en la dirección de la casa de


Caleb, le preguntó.

—¿Estás follando a mi hermano?.


ANITRA LYNN MCLEOD OLLIE MORGAN

Capítulo 12

Jonas casi se atragantó con el café. Lanzó una mirada sorprendida a


McBride y vio cómo la fatiga desaparecía de su cara sólo para ser reemplazada por
el asombro.

—¿Cómo te atreves? —McBride parpadeó rápidamente como si hubiera


sido brutalmente abofeteado despierto.

Cuando Jonas miró a Ollie, se dio cuenta de que su amor no había tenido
intención de preguntar de manera audaz, vulgar, pero era demasiado tarde para
corregir cualquier cosa. Se había hecho la pregunta, y la capacidad de Jonas para
dirigirse sutilmente con insinuaciones y amenazas ocultas sobre McBride se perdió.
En cierto modo, Jonas se sintió aliviado. Habiendo sido sometido a chantaje él
mismo, ya no estaba tan seguro de poder infligir el tormento emocional sobre otro,
y mucho menos a un hombre como McBride. Ahora él no tenía por qué. Ollie lo había
salvado de forma permanente de ensuciar una parte de su alma para siempre.

—Quiero saber. —Ollie miró por la ventana y luego a McBride —El atacó a
Jonas hoy porque pensaba que estaba protegiéndome. Tal vez me toca a mí
devolver el favor.

—¿Tú sinceramente, crees que Caleb es un hombre que necesita un


infierno de protección de alguien?.

Ollie pareció considerar eso por un momento.

—No creo que importe lo que necesita. Es mi hermano, y él se levantó por


mí. Si le haces daño, entonces, voy a luchar por él.

—No estoy haciendo daño a Caleb. —McBride se levantó de la mesa. Tomó


la servilleta que estaba aferrándose a su regazo y la tiró hacia abajo en su plato—
Quiero que termines.
ANITRA LYNN MCLEOD OLLIE MORGAN

—¿Y entonces? —preguntó Jonas.

—Habeis olvidado vuestro lugar, los dos —McBride parecía a punto de


ordenarles salir de su casa y fuera de su tierra. Si él lo hiciera, sería el peor
comienzo posible de su vida juntos, pero Jonas lo tomaría mejor que haber sido
entregado, encarcelado, y el morir de una muerte lenta por añorar a su compañero
de sangre.

—Bien —Jonas dobló su servilleta, poniéndola en el lado del plato. Él se


levantó y se fue del comedor para la sala. Se trasladó al bar cerca de la chimenea,
se sirvió una copa de brandy, y luego se sentó en el sofá grande. Cerrando los ojos,
él olfateó el potente licor antes de tomar un sorbo delicado. Era exquisito. Un
rastro leve de calor fluyó por su garganta para arremolinarse en su vientre— Tu
padre siempre tuvo lo mejor de todo.

Eso era lo que había que decir, ya que atrajo a McBride a la sala y lo hizo
receptivo a lo que Jonas quería decirle. Al igual que todos los hijos, McBride tenía
curiosidad acerca del hombre cuyos genes imitaba. Dado que los niños se criaban
lejos y aparte de sus antepasados genéticos, entraban en sus vidas sin saber nada.
A medida que los años pasaban y construyeron su propia vida fuera del resto de sus
antepasados, se enteraban de las cosas, no todas ellas agradables.

—Mi padre te eligió como su compañero. —McBride renunció a tomar coñac


y se instaló en la misma silla que había estado antes. Extrañamente, esa era la
misma silla que su padre había preferido antes del drástico cambio.

—Yo era el mejor hombre que él conocía. —Jonas tomó otro sorbo de
brandy y trató de no ronronear. No podía recordar la última vez que había tomado
licor de ningún tipo. Los thralls no bebían, por lo que había estado dejando de lado
el alcohol de acuerdo con su función, pero ahora que no había esperanza para eso,
tomó de nuevo su papel de gentryman. Le asombraba lo fácil que era hacerlo.

McBride permitió eso sin comentar, lo que le dijo a Jonas que era
diferente a su padre en eso, que no le importaba dar golpes bajos.

Ollie entró en la sala, con los ojos estrechados. Él quería saber qué estaba
haciendo Jonas, pero no iba preguntar. Lanzando una pregunta tan grosera sobre
McBride durante la comida, había obligado a Jonas a cambiar de táctica. No tenía
ni idea ahora de cómo conseguir que McBride los ayudara, pero si hacía como que
tenía la ventaja, quizás McBride creería que la tenía.
ANITRA LYNN MCLEOD OLLIE MORGAN

—Por favor, siéntate conmigo. —Jonas dio unas palmaditas en el sofá junto
a él—¿Quieres una copa de brandy?.

Ollie lanzó una mirada interrogativa a McBride, quien asintió. Estaba claro
que no se sentía amenazado, y esto dio un poco del viento a las velas de Jonas. El
necesitaba desequilibrarle. Necesitaba que McBride fuera receptivo a darle a él y
Ollie lo que ellos necesitaban. Jonas se levantó y preparó una copa de brandy para
Ollie, que tomó un sorbo y dejó la copa sobre la mesa. Por la expresión de su
rostro, no le gustó la bebida en lo más mínimo.

—Contarme cuentos sobre mi padre no va a hacer que te dé a Ollie. —


McBride se sacó las botas y las puso junto a su silla.

—Él ya es mío. —Jonas colocó una mano posesiva sobre la rodilla de Ollie—
No puedes romper nuestro lazo de sangre.

—En realidad, estás equivocado. —McBride estiró las piernas y movió los
dedos de los pies— Hay una manera de romper el enlace.

Jonas estaba en un punto intermedio de lo que pareció ser un sorbo


ocasional y tomó todo su autocontrol no escupir todo el alcohol hacia fuera.
Después de tragar, preguntó suavemente.

—¿Me estás amenazando?.

—Yo no fui el que hizo la amenaza.

Fue Ollie quien miró fuera por la ventana de la sala hacia el círculo
ordenado de casas y susurró.

—Caleb.

—Así es —McBride levantó las piernas para arriba sobre su rodilla para
poder quitarse los calcetines, que metió en las botas— Estaba bastante firme en
que liberaría a su hermano de tu asimiento de una u otra manera.

Jonas tomó un trago mucho más grande de su brandy. Nunca le había


gustado Caleb, y ahora él realmente tenía una razón para temerlo. Había pensado
que el gigante no se preocuparía por nadie, solo por él mismo, pero amaba a sus
hermanos y estaba claro que él mataría para protegerlos. La situación complicada
que Jonas había provocado por su lujuria incontrolable se había vuelto mucho más
peligrosa.
ANITRA LYNN MCLEOD OLLIE MORGAN

—¿Qué le dijiste para que Caleb se mantuviera a distancia? —Ollie miraba


hacia el vestíbulo, y era evidente que estaba preguntándose si la puerta estaba
cerrada. Jonas no creía que una puerta cerrada mantendría a Caleb a raya durante
mucho tiempo, pero sin duda era mejor.

—Le dije que iba a manejar la situación.

—¿Y Caleb aceptó eso? —Jonas encontró eso imposible de creer— Caleb es
un tipo de hombre de ver-por-ti-mismo. ¿Por qué iba a confiar en ti?.

McBride niveló su mirada con Jonas.

—Porque yo nunca he mentido.

—Entonces, ¿le has dicho que le deseas?.

En lugar de responder, McBride estiró las piernas y excavó con los dedos
de los pies en la alfombra con un suspiro de felicidad. ¿Por qué no le preocupaba?
Él debería haber estado frenético por cubrir sus transgresiones con Caleb. Y allí
estaba su respuesta mirando directamente en la cara de Jonas. McBride no se
había comportado mal con Caleb. Su gran estrategia no tenía sentido sin tener el
apalancamiento de la culpa. Si McBride no había hecho nada malo, no había nada que
Jonas pudiera sostener sobre su cabeza. Tal vez McBride era mucho más fuerte
que él.

—¿Quieres a mi hermano? —Ollie parecía ajeno a lo que Jonas estaba


tratando de hacer. Al igual que Caleb, su preocupación era más por su hermano que
por su propia felicidad. Jonas se sintió intensamente avergonzado de sí mismo por
poner sus anhelos y deseos por encima de todo lo demás.

—No estoy aquí para hablar de eso contigo. —McBride cerró los ojos y
reposó la cabeza en el respaldo de la silla. No podía parecer más relajado si lo
intentaba.

No fue un no o un sí. Fue una no-respuesta que dejó a Jonas con una
sensación de vacío y cansado.

—¿Vas a dejar que me mate?.

—No —McBride no lo dudó— Dos errores no hacen un bien, así que no veo
cómo tres lo harían, tampoco.
ANITRA LYNN MCLEOD OLLIE MORGAN

Una vez más, una curiosa expresión cruzó el rostro de McBride. Él pareció
perdido en el anhelo y luego bruscamente determinado a sostenerse lejos de lo que
él más añoraba. En esa fracción de segundo de tiempo por la mirada que poseyó la
cara de McBride, Jonas entendió que, aunque McBride podría querer a Caleb casi
desesperadamente, él no iba a violar la ley para tenerlo. Pero era algo más
profundo que eso. McBride no iba a romper su propio código. Jonas se dio cuenta
de que, más que cualquier ley de la tierra, McBride se movía por una ley propia, que
era mucho más estricta y rígida que cualquiera elaborada por el Consejo de
Genética.

—¿Y si hubiera un modo en que podrías tenerlo?.

—Tú robas un hermano con un ilegal y moralmente objetable lazo de sangre


y luego intentas negociar con otro hermano mi complicidad? —McBride miró Jonas,
bajó su atención al vaso, y luego levantó la vista de nuevo hasta que estuvo mirando
fijamente a los ojos de Jonas— O eres de toque facil cuando bebes o piensas que
soy un idiota.

—No creo seas un idiota. Creo que eres un buen hombre que sabe lo que le
sucederá a Ollie si estoy separado de él —Jonas procuró ahora involucrar la
compasión de McBride.

—Yo sé lo que pasará. Creo que es lo que mató a mi padre.

Jonas se puso rígido.

—Él se volvió retraido, malhumorado, incapaz de salir de la casa, y todo el


mundo dijo que se negó a alimentarse —McBride levantó la mano, cortando a
Jonas—Cierto. Él se alimentaría sólo de tu cuello y tú sólo te alimentarías de los
siete… no, espera… seis hermanos Morgan. Algo de eso simplemente nunca sonó del
todo bien en mi mente.

—Tu padre estaba muy enfermo, pero no estaba languideciendo desde un


lazo de sangre negado. Yo habría estado enfermo, también.

—Oh, yo no he dicho que tenía un lazo de sangre contigo.

—Si no soy yo, entonces ¿quién? —Jonas nunca había entendido al padre de
McBride o su repentina y terrible enfermedad.

—No lo sé. Probablemente nunca se sabrá.

McBride se acomodó en su silla y cerró los ojos.


ANITRA LYNN MCLEOD OLLIE MORGAN

—Y tú no estás decidido a descubrir la verdad?.

—¿Con qué fin? —McBride no movió nada sino apenas su boca.

—Pero, bueno, tú eres su hijo.

—Y no hay nada que pueda hacer para salvarlo ahora.

Desconcertado, Jonas se sentó en el sofá, bebiendo su bebida,


preguntándose qué clase de hombre era este hijo de su compañero anterior. En
todos sus viajes y su amplio círculo de amigos y conocidos, nunca había conocido a
nadie ni remotamente parecido a McBride.

—Dime una cosa, Jonas. —McBride abrió una rendija de un ojo, fijando a
Jonas al sofá. —¿Alguna vez lo amaste?.

—Tu padre era muy amable, pero lo que teníamos no era así.

—Así que la respuesta es no.

—No. —Jonas lanzó un vistazo rápido a Ollie, que parecía tan incómodo que
podría haberse largado excepto que él esperaba el permiso de su amo— Me
gustaba mucho su compañía, pero no lo amé. Cuando llegué aquí, a la hacienda de
tallos de tu padre, estaba ya enamorado de Ollie.

—Y tú eres sin duda el peor thrall que he visto en mi vida. —Una vez más,
los dos ojos de McBride se cerraron, pero había una peculiar sonrisa en su rostro—
No has dejado a Ollie hablar apenas una palabra. Tú estás a cargo, y siempre lo
estarás.

Jonas palideció y miró a Ollie, que negó con la cabeza.

—Es difícil contigo porque tú y Jonas sois… —Ollie se cortó.

—Iguales —McBride asintió— Jonas y yo somos iguales, y tú siempre serás


un slammer, Ollie. Por desgracia, eres un slammer unido a un gentryman
terrateniente. Los dos habeis hecho un infierno de un desastre que no estoy
seguro de cómo limpiar. Lo que me irrita es que no debería tener que limpiarlo.

Jonas y Ollie se sentaron en silencio tomados de la mano, esperando que


McBride hablara. No había ninguna razón para hacer o decir nada hasta que tomase
una decisión acerca de lo que quería hacer.

—Ah, infierno. Vosotros dos realmente os amais el uno al otro, ¿verdad?.


ANITRA LYNN MCLEOD OLLIE MORGAN

—Sí. —Sus respuestas se superpusieron.

—Entonces, en realidad sólo hay una manera de resolver esto.

La mano de Jonas se tensó sobre la de Ollie cuando McBride abrió los ojos
y miró directamente para él.

—Vas a tener que ser mi compañero, Jonas. Es la única forma de salir de


este desastre.
ANITRA LYNN MCLEOD OLLIE MORGAN

Capítulo 13

—No es raro que un hijo siga los pasos de su padre. —McBride estaba de
pie en el porche de la casa grande tres días después de haber descubierto a Jonas
en la casa de Ollie. Habían renunciado a dar una gran fiesta, pero la gente los había
regado en regalos de todos modos. Los presentes estaban prácticamente
cayéndose de la mesa del vestíbulo, pero ahora sus slammers y los thralls que los
habían regalado estaban agrupándolos alrededor— No sabía lo que me faltaba
hasta que conocí a Jonas.

Jonas estaba al lado de McBride. Vestido impecablemente en tonos


púrpura mientras que McBride había optado por el azul. Hacían una pareja
engañosamente perfecta. Hubo algunos jadeos entre aquellos hombres con los que
trabajaba en la oficina del sheriff, pero unas pocas sonrisas secretas y algunas
insinuaciones bien cronometradas hicieron que todos en el condado de Spire
creyeran que McBride se había enamorado de Jonas a primera vista. La verdad era
todo lo contrario, pero eso era algo que nadie sabría jamás.

Sólo él, Jonas y Ollie sabían la verdad.

Y así era como se iban a quedar las cosas.

McBride miró las caras de sus slammers, encontrando que sus reacciones
eran sobre todo felicidad por él. Ollie jugó perfectamente la parte de amante
herido, pero fue la conmoción horrorizada en el rostro de Caleb lo que se quedaría
gravado en McBride a lo largo de su vida.

En cuestión de tres días, el papeleo necesario fue archivado, el anuncio


oficial estaba hecho y McBride estaría para siempre unido a Jonas. Desde
entonces, los regalos y los deseos de bienestar habían estado llegando, pero la
ANITRA LYNN MCLEOD OLLIE MORGAN

mayoría eran entregados por medio de sirvientes electrónicos. Sólo Quintus vino
en persona y sólo para dar noticias sobre el caso de Larsden.

Aunque, para ser justos, ninguna noticia realmente era noticia.

Caleb se paró con los demás para oír el anuncio, pero una vez que fue
hecho, giró sobre sus talones y caminó lejos. Tenía la espalda apretada y su postura
era la de un guerrero gravemente herido que nunca permitiría que nadie viera que
le habían dado un golpe mortal. A McBride le dolió, pero no mostró nada. En muy
poco tiempo, McBride se había convertido en un hábil mentiroso. Encontraba el
papel incómodo, pero era la única manera de salvar la vida de Jonas y evitar que él
y Ollie sufrieran las torturas de la separación.

McBride también había puesto un muro permanente entre él y Caleb. Sólo


en su propio corazón admitía cuál era su verdadero objetivo con toda la charada de
tomar a Jonas como su compañero. Mantener juntos a Jonas y a Ollie era
importante para él, porque comprendía porqué habían hecho lo que habían hecho,
pero él no se permitía seguir sus pasos. Ahora que había reclamado públicamente a
Jonas, no podía haber nada entre él y Caleb.

Caleb odiaba a Jonas tanto que se negó a mirar a McBride ahora que
McBride había reclamado al hombre como su compañero. Tal vez Caleb sabía la
verdad, que McBride realmente no quería a Jonas, pero el hecho de que había
salvado a Jonas al reclamarlo lo hizo intocable a los ojos de Caleb. Caleb no mataría
a Jonas ahora. Pero lo más importante, no le daría la bienvenida a McBride en sus
brazos, ni trataría de empujarlo a su cama. Este era el último ladrillo que
terminaba con lo que podría haber sido.

McBride se sintió aliviado en parte de que ya no tenía que luchar contra los
avances de Caleb, pero se dio cuenta de que lo que había hecho no había cambiado
su anhelo. La lujuria todavía latía a través de su sangre, pero si Caleb lo dejaba
solo, McBride esperaba que sus necesidades se desvanecían en el tiempo. Después
de los deseos de sus slammers y thralls, McBride y Jonas entraron en la gran casa.
Mantuvieron la casa bien iluminada y se aseguró de permanecer cerca de las
ventanas para que cualquier persona que mirara vería que eran simplemente una
pareja normal. Comían, bebían, hablaban e incluso fingían un breve encuentro
romántico en el salón.

—No sé muy bien cómo agradecerte lo que has hecho. —Cualquiera que
mirara a Jonas desde lejos vería su cara inclinada con adoración hacia McBride.
ANITRA LYNN MCLEOD OLLIE MORGAN

—Tenía que proteger a Ollie. —Las otras razones de McBride eran las
suyas.

—Comprendiste lo muy enamorados que estamos.

Jonas pasó su mano por el pecho de McBride y puesto que todavía llevaba
puesto su camisa su azul oscuro no sintió más que un poco de presión.

A pesar de su delicada belleza, McBride no encontró a Jonas atractivo, no


como los demás. A McBride siempre le habían gustado los hombres grandes y Jonas
era casi lo contrario.

—Entiendo que tú y Ollie estáis enamorados, pero no quería


derramamiento de sangre en mis tierras y no quería que Ollie sufriera más de lo
que ya lo ha hecho.

—¿Y yo? —Jonas se inclinó un poco más cerca.

McBride bajó la cabeza como si estuviera besando su cuello, pero


simplemente le susurraba al oído. —No me intereso por ti, Jonas. Creo que le
hiciste mal a mi padre.

Jonas retrocedió lo suficiente para que se pudieran mirar. Sus ojos azules
estaban realzados por el púrpura de su chaqueta. —Hice todo lo que pude para
ayudar a tu padre.

—Sin embargo, murió de todos modos. —McBride apartó los botones de la


camisa de Jonas, exponiendo el grupo de salvajes cicatrices en su cuello— ¿Alguna
de estas es de mi padre?

—No. Se negó a beberme.

—No según el mayordomo y el valet.

Los ojos azules se abrieron de par en par y estaba claro que Jonas iba a
echarse hacia atrás, así que McBride pasó la mano por su nuca y la apretó
ligeramente, sosteniéndolo en su lugar. —No te atrevas a alejarte de mí. Recuerda
que estamos representando un espectáculo. —McBride no se molestó en mirar
hacia la ventana abierta, pero sabía sin ver que Caleb estaba observando. Cada
toque que le hacía a Jonas estaba apuñalando a Caleb y a McBride le dolía eso, pero
tenían que detenerse antes de que se convirtieran en Jonas y Ollie. Esos dos
tendrían un final feliz, pero sólo habría problemas y dolor si McBride y Caleb
consumaban su relación. Esto, lo que estaba haciendo con Jonas ahora mismo, sería
ANITRA LYNN MCLEOD OLLIE MORGAN

el último golpe final que empujaría a Caleb lejos para siempre. Era el pecado más
imperdonable que McBride podía cometer a los ojos de Caleb.

—Tu padre amaba a ese thrall.

—¿Por qué?.

—No lo sé. Se dio cuenta de que estaba a la venta y me pidió que lo


comprara.

—¿Bebió de él?.

Jonas asintió con la cabeza y luego se acercó para que una vez más
parecieran estar en el abrazo de un amante. —Casi lo mató cuando bebió tan
profundamente de él.

En la mente de McBride vino una imagen de la casa de Larsden. El aerosol


de sangre arterial se había arqueado a través de la ventana de la parte frontal.
Salpicaduras carmesí cubrían todo lo que había dentro, y el rico y terroso olor a
cobre había llenado el aire. Cada vez que pensaba en la escena del crimen, su
hambre de sangre retrocedía mientras su vientre se agitaba. ¿Su padre había
sufrido algo similar al hambre insaciable que se había apoderado de Larsden?.

—¿Su hambre de sangre era insaciable?.

—No sé qué me estás pidiendo.

—Mi padre casi mató a Zeth, el thrall, bebiendo de él con demasiada


frecuencia. ¿Te parecía que no podía obtener suficiente sangre?.

—Él no podía obtener suficiente de la sangre de Zeth.

—No quería beber de mí y no quería beber de ninguno de los hermanos


Morgan.

—Pero tú si lo hiciste.

—Sí. —Jonas asintió un poco— Todos menos de Caleb.

—¿Por qué te odia tanto? No es sólo por Ollie.

—Caleb odia a todos. —Jonas retrocedió un poco— Tengo que alejarme. Mi


hambre de sangre está creciendo.
ANITRA LYNN MCLEOD OLLIE MORGAN

—¡Que lastima! —McBride levantó la mano y acarició el labio de Jonas con


el dedo. Parecía el toque de un amante, pero era una manera de atormentarlo
estimulando sus caninos extendidos— Has tenido a Ollie anoche. No trates de
decirme algo diferente.

—Lo hice, pero no me había alimentado durante semanas antes de venir


aquí.

—¿Creía que necesitabas menos sangre?.

—Lo creía, pero de repente vine aquí y el deseo es más fuerte.

Eso empujó a McBride lejos de Jonas tan rápidamente que casi se cayó del
sofá. Se recuperó y caminó a través de la sala hasta las cortinas. McBride miró
hacia fuera, y su mirada inmediatamente conectó con la de Caleb, que estaba
parado cerca de la ventana delantera de su hogar, mirando hacia la casa grande.
Incluso desde una gran distancia, McBride podía ver su ira. Había regresado con
toda su fuerza. Pero también vio el arrepentimiento de Caleb por lo que pudo haber
sido. Sin reconocerlo, McBride cerró las cortinas.

—Basta, el espectáculo ha terminado para esta noche. —McBride se


acomodó en su silla favorita y se quitó las botas— ¿El deseo es más fuerte porque
estás cerca de Ollie?.

Rezó para que fuera el caso y no que Jonas estuviera infectado con algo.

—Supongo. —Jonas enderezó su ropa y luego se levantó para ir al bar. Se


sirvió un trago, le ofreció uno a McBride y le sirvió uno cuando asintió— Por
nuestro vínculo.

McBride no estaba orgulloso de la mentira que había cometido, pero


estaba orgulloso de sí mismo por proteger a dos hombres. Bueno, tres hombres, si
contaba a Caleb. Cuatro si se contaba a sí mismo. Todo lo que tenía que hacer ahora
era encontrar a Caleb un compañero y el trato estaría completamente sellado. En
pocas palabras, McBride había considerado dar a Easton a Caleb, pero al final
decidió esperar hasta que las cosas se establecieron antes de dar Easton al
siguiente hermano en la línea. Al igual que todos los demás, Easton creía que
McBride y Jonas estaban enamorados y Ollie devastado.

—Entonces, ¿por qué brindamos?.

—Por nada. No brindo por nada.


ANITRA LYNN MCLEOD OLLIE MORGAN

McBride levantó su copa y también lo hizo Jonas. Juntos, ellos acabaron el


licor a grandes tragos. Como no lo saboreó, no tenía ni idea de lo que era. Además,
no le importaba. Había hecho lo correcto por el slammer y el compañero de su
padre, pero la verdad era que estaba decidido a protegerse a si mismo.

Cuando Jonas tomó su copa y le sirvió otra, McBride la tomó, pero esta vez
la bebió lentamente. —¿Cómo te sientes?.

—Me preocupa que nos pillen. Nervioso por ocultar mi atracción por Ollie
cuando otros estén alrededor.

—No, quiero decir físicamente, ¿cómo te sientes? —Lo último que McBride
necesitaba era una repetición de Larsden.

—Realmente no entiendo de que me estás hablando.

—Tu hambre de sangre. ¿Te sientes normal? —McBride no podía decirle


por qué estaba preguntando. Como todavía no sabían qué había hecho que Larsden
entrara en erupción de violencia, no quería que se le escapara ni una palabra. Era
poco probable que Jonas se lo dijera a nadie, pero cosas más extrañas podrían
suceder.

—Se siente normal cuando estoy cerca de Ollie. —Jonas acunó su vaso
mientras miraba en dirección a la casa de Ollie.

—Es sólo por unas noches.

Jonas asintió con la cabeza. —¿De verdad lo dejarás vivir aquí y cocinar
para ti?.

—Es la única manera de hacer que esto funcione.

McBride sabía que todavía podría haber problemas.

—Caleb no es estúpido.

McBride se levantó, colocó su vaso sobre la mesa y luego comenzó el


laborioso proceso de quitarse su traje de vestir. Decenas de botones diminutos
bajaron por el tapete de la camisa y los puños. Cuando le preguntó a Jonas sobre el
diseño, dijo que era para aumentar la revelación de su cuerpo a su compañero
elegido. Todos los botones lo molestaron. Quería alimentarse y quería liberarse. Si
él seguía su camino, tendría a Caleb para ambas cosas, pero eso no iba a suceder.
ANITRA LYNN MCLEOD OLLIE MORGAN

Lo que había hecho hoy puso fin permanente a eso. —Tengo que conseguirle un
thrall.

—¿Dónde diablos vas a encontrar un thrall lo suficientemente grande para


manejar a Caleb?

—Entre tu dinero y el mío, encontraremos uno. —McBride sostuvo la


mirada de Jonas hasta que él asintió con la cabeza. Desde que McBride se había
quitado de los brazos dispuestos de Caleb, tenía que encontrarle a otro hombre
para llenarlos. Iba a matarlo, pero al menos McBride podía sostener el voto que
había hecho de mantener la ley de Woven Spire.

—¿Pero qué hay de ti?.

— ¿Qué pasa conmigo?.

—Sólo soy tu compañero de nombre. ¿A quién vas a tener?

A McBride le pareció que Jonas se interesaba genuinamente por lo que


sería el estado de ahora y siempre de McBride. —No tendré a nadie.

—Podemos conseguir un thrall y decir que está para Ollie y él puede…

—No. No quiero un thrall. —Era demasiado parecido a lo que su padre había


hecho.

—Pero entonces estarás solo.

—Creo que así es como va a ser.

Jonas parecía completamente torturado.

—Déjalo ir, Jonas. Las cosas son como son. Todos tenemos que hacer
sacrificios. —Además, este sería el castigo por lo que ya había hecho con Caleb.

—Pero no entiendo por qué lo hiciste. —En lugar de beber, él giró el líquido
en su vaso, mirándolo en él en lugar de mirar a McBride.

—Para tener paz en mi tierra. Tener un gran cocinero bajo mi techo y


saber que hice lo mejor que pude para proteger a los hombres que heredé.

—Seguramente, debe haber algo en todo esto para ti.


ANITRA LYNN MCLEOD OLLIE MORGAN

—Seguramente, debe haberlo, pero es solo mío y permanecerá de esa


manera. —McBride no tenía intención de dejar entrar a Jonas en su mundo interior
secreto.

—Es Caleb, ¿no? —Jonas se encontró con su mirada sin malicia— No


importa. No me lo dirías aunque lo fuera. Al igual que tu padre, eres un hombre
hermético.

McBride confirmó su evaluación cogiendo su segunda copa y puliéndosela.


Puso su vaso vacío en la bandeja.

—Deberíamos subir ahora.

Jonas asintió, terminó su bebida y se levantó.

Con los brazos enlazados subieron la escalera hacia el piso superior. Ahora
que McBride había asumido todo en la vieja vida de su padre, él había decidido que
ocuparían su habitación también, por lo menos por esta noche.

Era lo suficientemente grande como para que él y Jonas pudieran


compartirlo para mantener las apariencias sin tener que tener intimidad.

Una vez que bajara por el pasillo hasta su verdadero dormitorio, Ollie
subiría por la escalera trasera.

—Cuéntame sobre el armario.

Por un momento, Jonas miró a punto de soltar una mentira elaborada o tal
vez decir que no sabía nada sobre la habitación extra o los extraños trajes
escondidos dentro, pero dado lo que McBride había hecho por él, Jonas cambió de
opinión.

—A tu padre le gustaba vestir a Zeth con trajes diferentes.

—El mayordomo y el valet dijeron que eras tú.

—Fui yo quien ayudaba a vestirlo y presentarlo para tu padre, pero te


aseguro que los trajes eran su idea. —Jonas se encontró con su mirada penetrante.

—Recuerda que cuando llegué aquí con los hermanos Morgan, ya estaba
completamente enamorado de Ollie. No tenía ningún interés en un thrall o incluso
en tu padre, en realidad, pero hice todo lo posible por hacer lo correcto con él.
ANITRA LYNN MCLEOD OLLIE MORGAN

McBride se liberó del resto de su ropa. Las cortinas estaban echadas y las
luces habían sido arregladas de modo que sus sombras no se reflejaran contra las
ventanas. Cualquiera que fuera el espectáculo que él y Jonas estuvieran
interpretando estaba bien y parecía verdadero.

Mientras terminaba de desnudarse para dormir, McBride pensó en los


trajes extraños y elaborados que había descubierto en la habitación extra detrás
del armario. La única razón por la que había investigado el espacio era porque
necesitaba ropa para los thralls. Como no podía dejar que sus slammers fueran a la
ciudad, había estado usando los objetos más normales del armario para que una vez
que el vínculo fuera completamente forjado, sus slammers pudieran hacer el regalo
de ropa a sus compañeros. Los thralls permanecían desnudos hasta tal evento.

—¿Qué le pasó a mi padre? —preguntó McBride aunque no quería saberlo.


Si era algo defectuoso en su composición genética, McBride también la llevaba, ya
que era el clon de su padre.

—Honestamente no lo sé. —Jonas todavía estaba desabrochando su


camisa. Al hacerlo, reveló un pecho suave y sin pelo.

McBride se dio cuenta de que no se había afeitado para parecer un thrall.


Le habían quitado el pelo permanentemente. Tal devoción a un hombre que se
suponía que él no debería tener, era asombrosa. También hizo que McBride se diera
cuenta de que había hecho lo correcto. Si no fuera porque fue McBride quien
intervino, Jonas no estaría aquí ahora. —Tu padre era un hombre muy privado.

— ¿Por qué te escogió?

—Yo estaba dispuesto a complacer sus peculiares deseos. —Jonas se


encogió de hombros.— Y él estaba dispuesto a complacerme. Encajábamos muy
bien.

—Nunca hicisteis... —McBride no estaba seguro de cómo formular la


pregunta. No quería ser vulgar ni cruel, no cuando sentía compasión por Jonas.
Desde que McBride se había puesto en su lugar por el deseo que sentía hacia Caleb,
comprendía exactamente lo atormentado que estaba Jonas.

Resistirse al hombre que quería resultó ser imposible para Jonas, pero
McBride había elegido una forma diferente. Dado lo completamente quebrantado
que estaba Caleb esta noche, había terminado con él para siempre. Le dolía, pero
McBride imaginaba que el dolor que sentía ahora era mucho menor de lo que
sentiría más tarde si sus sentimientos por Caleb pudieran profundizarse.
ANITRA LYNN MCLEOD OLLIE MORGAN

—Nunca tuvimos relaciones sexuales. Él nunca bebió de mí. Quería un


compañero que le diera un aire de normalidad y respetabilidad. Había vivido solo
por mucho tiempo, y la gente empezaba a hablar.

—Cuando vivía solo, ¿cómo se alimentaba? —McBride se metió en la cama.


Las sábanas estaban tan manchadas que eran casi viscosas. Se estremeció y volvió
a salir.

—Tenía bolsas de sangre.

—Puag. —McBride hizo una mueca.

En caso de emergencia, los gentrymen podrían beber la sangre de una


bolsa que era calentada a la temperatura corporal. Una vez, McBride había probado
uno y la comida horrible que Easton había hecho no se acercaba al sabor vomitivo
de la sangre embolsada.

—Lo sé, pero no quería que los slammers vinieran aquí. Se quedaba en la
casa con las persianas echadas y bebía sangre envasada. Hasta que consiguió a
Zeth, eso es. —Jonas lo miró— No me preguntes cómo lo conoció o porque estaba a
la venta. No lo sé. Simplemente lo hizo. Una vez que Zeth llegó, tu padre fue mucho
más feliz. Todavía permanecía en la casa, pero no estaba tan nervioso. Y creo que
Zeth lo amó de alguna manera. Zeth disfrutaba de la naturaleza prohibida de su
relación en la que tu padre no parecía importarle que estuviera violando la ley.

—¿Y a ti?.

Ahora que ya había terminado con los botones, Jonas se quitó la camisa y
se puso a trabajar en sus pantalones— Vi a Ollie y me sentí herido, pero sabía que
si me mantenía alejado de él, estaría bien. Así que eso es lo que hice. Pero entonces
el destino intervino.

—¿Cómo? —McBride usó su implante para llamar al mayordomo. Quería que


las sábanas se cambiaran por otras de una tela diferente. No había forma de que
durmiera alguna vez ahí. Parecían estar secas, pero se sentían húmedos y viscosos
en su piel. Era como tratar de dormir en una uva pelada.

—Un admirador me compró a los hermanos Morgan.

—Creí que los habías comprado tú.

—No. Los vi el día que recorrí la prisión, pero cuando vi a Ollie, supe que no
sería capaz de controlarme —Jonas observó cómo el mayordomo desnudaba la
ANITRA LYNN MCLEOD OLLIE MORGAN

cama—Había algo tan interesante en él. Algo masculino y fuerte. Esa parte
dominante de Ollie llamó a la parte sumisa de mí. —Después de un momento, Jonas
sacudió su cabeza como si estuviera tratando de sacudirse el recuerdo— Creo que
fue tu padre quien me los compró.

La información aturdió a McBride.

—¿Cómo sabría mi padre que estabas interesado en los hermanos Morgan?.

—Él era el sheriff, lo que significaba que supervisaba la prisión de Woven


Spire.

El comentario de Jonas le recordó a McBride que no se había presentado


en la prisión en más de una semana. Había estado un poco ocupado tratando de
encontrar compañeros para sus hombres, evitando un enredo con Caleb y cubriendo
a Ollie y Jonas. Sin embargo, si hubiera habido algún problema, lo habrían llamado.

—Creo que alguien le dijo a tu padre algo acerca de mí y de mi interés


porque poco después de mi visita a la prisión, me pidió que saliéramos y nos
conociéramos, y lo hice. —Jonas dirigió su mirada a la ventana que daba hacia las
casas de los hermanos Morgan. Las cortinas estaban cerradas, pero Jonas miró
hacia donde estaría la casa de Ollie— Poco después de eso tuve a los hermanos
Morgan como regalo, tu padre me pidió que me vinculase con él y luego vine aquí.

—Pero nunca te uniste a él.

—No de cuerpo, alma o sangre. —Una expresión de tragedia cruzó la cara


de Jonas— No he realizado el ritual con Ollie.

—He aprendido que no es necesario.

—Lo sé, pero me gustaría hacerlo.

McBride soltó un largo suspiro. Tendría que ser su testigo porque no podía
haber nadie más. Tal vez era otro castigo por querer violar la ley con Caleb.

—Sé que es mucho pedir. —Jonas volvió a mirar hacia la ventana y donde
estaba situada la pequeña casa de Ollie.

McBride tenía pruebas más que suficientes de que los dos hombres
estaban absoluta, completa y totalmente enamorados. No había duda en su mente
de que había hecho lo correcto al afirmar que Jonas fuera su compañero para que
Jonas y Ollie pudieran estar juntos. McBride sólo esperaba que alguien pudiera
ANITRA LYNN MCLEOD OLLIE MORGAN

hacer un sacrificio similar por él. Si alguna vez tenía a alguien, ese hombre tendría
que vivir con el conocimiento por escrito de que McBride pertenecía a otro. Ese
pensamiento volvió su mente a Caleb, quien probablemente se convertiría de pronto
en el amante secreto de McBride si McBride no hubiera permitido que su odiado
enemigo tuviera acceso al hermano de Caleb.

—Seré tu testigo. —McBride lo consideró— Pero algún día te pediré un


favor y espero que seas tan indulgente conmigo como yo lo he sido contigo.

—Te serviré como pueda. —Jonas se inclinó profundamente, mostrándole


su respeto.

—Gracias. —McBride se preguntó qué diablos le pediría. Si pudiera tener


algo sin culpa ni repercusiones, elegiría una noche con Caleb. Pero eso nunca, nunca
podría suceder, pero la idea era poderosamente seductora. Poder tener a Caleb una
noche en sus brazos, en su cama y hacer todas las cosas malas que había estado
pensando. Una noche nunca sería suficiente para hacerle todo lo que él quería, pero
McBride no sería codicioso. Tomaría ese momento robado en la oscuridad y lo
apreciaría por el resto de su vida.

—Gracias a ti. —Jonas se inclinó de nuevo.

Ahora que las sábanas se habían cambiado, McBride se deslizó en la cama.


—Mucho mejor.

El mayordomo asintió y se marchó.

—Lo digo en serio, McBride. Gracias. —Jonas terminó de desnudarse y se


subió a su lado— Has hecho más por mí de forma gratuita de lo que nadie ha hecho
después de tremendos pagos.

—Realmente no sé si te he hecho un favor.

—Me has permitido estar con el hombre que amo.

—Pero sólo en secreto. —McBride se metió las manos detrás de la cabeza


y miró hacia el techo. Él frunció el ceño. Había rostros surgiendo de las texturas
que se arremolinaban allí. O eso pensó él— Son esos…

—Caras. Sí. —Jonas estaba de acuerdo, pero alzó la vista hacia el techo y
luego se alejó— Tu padre hizo eso.

—¿Con sus propias manos?


ANITRA LYNN MCLEOD OLLIE MORGAN

—Sí.

—Debía haber estado loco. —Lo cual preocupaba a McBride por su propia
salud mental.

—Creo que sí.

—Tal vez yo también.

—Puede ser.

McBride miró a Jonas con las cejas levantadas.

—Has renunciado a tu propia felicidad para mí y por Ollie, pero tú dices


que no crees que nos hayas hecho ningún favor.

—Tú y Ollie tendréis que vivir una vida de secretos y mentiras. Según la
ley y aquí, tendremos que actuar como si fuéramos compañeros dedicados. Sólo
detrás de las puertas cerradas, tú y Ollie podéis estar juntos. No creo que eso sea
muy buena vida.

Jonas rodó a su espalda. Parecía estar considerando el techo y


posiblemente lo que McBride había dicho. Después de mucho tiempo, Jonas habló
suavemente. —Prefiero tener una docena de momentos robados con Ollie que
ninguno.

Y eso desmoronó la resolución de McBride de mantenerse alejado de


Caleb. En su determinación de hacer cualquier tipo de relación entre ellos
imposible, se dio cuenta de que con todo lo que había hecho se lastimó a sí mismo
en un esfuerzo por proteger a Caleb.

Tristemente, su gran plan también le dolía a Caleb.

Tal vez McBride había dañado a Caleb mucho más que a sí mismo. Ese
pensamiento le rompió el corazón. No quería lastimar a nadie.

Sólo quería permanecer en el lado correcto de la ley. Era su trabajo. Era


todo lo que realmente tenía. Sin ley y orden el mundo degeneraría en caos.

En ese momento, donde McBride estaba avergonzado, había herido a otro


más que a él y ese otro era el hombre al que él amaba sinceramente. McBride se
dio cuenta de que amaba a Caleb con su cuerpo, alma y sangre. Todo lo que había
hecho era hacer una situación imposible mucho peor de lo que ya era.
ANITRA LYNN MCLEOD OLLIE MORGAN

Capítulo 14

Ollie trasladó sus pocas pertenencias desde su casa a la casa grande. La


mayoría de sus hermanos estaban felices por él, todos ellos de hecho, excepto
Caleb. Mientras todos los demás felicitaban a Ollie y le daban palmadas y sonrisas
ya que ahora sería el cocinero de McBride, Caleb negó con la cabeza, pero mantuvo
la boca cerrada.

Caleb sabe lo que está pasando.

Lo que sorprendió a Ollie fue que Caleb no dijese nada. Caleb podría haber
desafiado a Ollie y Jonas, presentar una queja contra cualquiera de ellos, Ollie,
Jonas, o incluso McBride, por violar la ley, pero Caleb no hizo nada. En su lugar,
Caleb negó con la cabeza y lanzó su mirada decepcionada a Ollie, pero siguió
trabajando en el campo. De alguna manera, la desaprobación silenciosa de Caleb era
mucho más cortante que su ira física o sus duras palabras podrían ser. Ollie se
sentía avergonzado de haber decepcionado a Caleb.

Algo dentro de Ollie quería explicarse con Caleb, pero otra parte, una
parte más fuerte, le dijo a Ollie que decir la verdad a Caleb no tendría sentido ya
que él ya sabía que McBride había reclamado a Jonas para que Ollie y Jonas
pudieran estar juntos. Los otros hermanos no lo sabían, pero Caleb lo hacía, y eso
le molestaba, pero Caleb no tomaría represalias. Caleb estaba decepcionado con
Ollie, pero lo que Ollie no sabía era por qué. Sabía que Caleb y Jonas no se
gustaban, pero la decepción de Caleb parecía ir más allá.

—Quizá esté decepcionado de que yo haya elegido vivir una mentira.

Ese pensamiento obligó a Ollie a preguntarse por Caleb y McBride. Se vio a


si mismo en Caleb, y un poco de McBride en Jonas. Ollie no tenía confirmación, pero
creía que esos dos estaban haciendo lo mismo que él y Jonas habían hecho, estaban
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tratando de mantenerse alejados el uno del otro porque sabían que estaba mal,
pero finalmente iban a fallar.

¿O ya habían fracasado?.

¿Acaso McBride había tomado a Jonas como una forma de poner un bloque
entre él y Caleb? Ciertamente podría funcionar. Caleb odiaba a Jonas lo suficiente
como para que si sospechara que McBride estaba con Jonas, Caleb ni siquiera
permitiría que McBride se alimentara de nuevo sin una pelea, por miedo a que su
sangre de alguna manera terminara en el estómago de Jonas. Caleb preferiría
matar a Jonas que dejar que el enlace de sangre con su propio hermano
permaneciera, y eso decía mucho sobre la mentalidad de Caleb. No es que nada de
eso fuera el problema de Ollie. Ahora que él y Jonas podían estar juntos, sólo
tenían que encontrar tiempo para hacer que eso sucediera. Ollie no tenía por qué
preocuparse. Lo que le sorprendía era la frecuencia con la que él y Jonas
encontraban maneras de hacerlo ahora que Ollie estaba viviendo en la casa grande
como cocinero. Puesto que Jonas era un gentryman ocioso, podía estar donde
quisiera en cualquier momento. Ollie lo encontraba en todo tipo de lugares
esperando un beso, un abrazo, pero nada más.

Hoy, había encontrado a Jonas esperándolo en la despensa.

—Quiero hacer el ritual primero. —Jonas pasó su mano por el centro del
pecho de Ollie hasta su polla, pero sólo tocó ligeramente y luego retiró su mano
completamente. Fue una tortura.

—Pero ¿por qué? —Ollie estaba a punto de estallar, deseaba a Jonas tan
desesperadamente—. Ya estamos totalmente unidos, así que realmente no importa.

—A mi me importa.

—No puedes usar ese collar.

—Lo sé, pero todavía podemos hacer el ritual.

Ollie suspiró y reprimió su determinación de tomar a Jonas justo aquí, en


la despensa. Si era importante para su compañero, entonces también era
importante para él. —Necesitamos un testigo.

—McBride dijo que lo haría.

—Todavía no entiendo por qué hizo esto por nosotros. —Fue un tremendo
sacrificio sin un solo beneficio para McBride por lo que Ollie podía ver.
ANITRA LYNN MCLEOD OLLIE MORGAN

—Tenía sus razones. —Jonas retrocedió un poco y miró hacia arriba, tal
vez en la dirección donde estaba McBride.

—¿Y sabes cuales son?.

—¿Son?.

—Las razones de McBride para ayudarnos. ¿Involucran a Caleb? —Ollie se


preguntaba a veces cómo Jonas podía parecer saber tanto aunque no se lo hubieran
dicho. De alguna manera, Jonas se parecía mucho a Caleb en que comprendía
intuitivamente las cosas. Por lo general, Jonas era muy hablador de lo que sabía y le
encantaba chismorrear, pero últimamente había sido más cauteloso, o por lo menos
lo era sobre el tema de McBride y Caleb.

—Creo que ... —Jonas se calló—. No importa lo que yo piense.

—A mi me importa.

Jonas ofreció una débil sonrisa cuando Ollie le devolvió sus propias
palabras a él. —Me siento mal hablando de McBride por detrás. Ha hecho tanto por
nosotros que no debemos devolver su amabilidad con charla inútil.

Ollie bajó la cabeza. Jonas tenía razón. Especular sobre McBride después
de todo lo que había hecho por ellos era ingrato. Y entonces un nuevo pensamiento
vino a Ollie. —¿Y si podemos ayudarles a estar juntos? —La idea de darle a su
hermano algo que él claramente quería además de agradar a McBride parecía una
situación de ganar-ganar.

—Creo que debemos permanecer fuera de eso a menos que McBride


específicamente nos pida ayuda.

Era otro buen punto, pero Ollie todavía quería darle algo de regreso en
especie a McBride. —Después de todo lo que ha hecho por nosotros, debemos
hacer algo a cambio.

—Lo sé, pero no esto. Creo... Creo que está haciendo todo lo posible para
alejarse de Caleb, no sería correcto que tratásemos de empujarle a una situación
que claramente está tratando de evitar.

—¿Te refieres a cómo trataste de evitarme a mi? —Ollie recordaba


cuando vio a Jonas en la prisión y prácticamente se enamoró de él a primera vista.
Había sido un mes agonizante hasta que lo volvió a ver, como su slammer. Pero
Jonas había bebido cuidadosamente de todos los demás hermanos, excepto de
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Caleb, primero en un esfuerzo por no parecer más interesado en Ollie que en


cualquiera de los otros.

Esa noche, su primera noche, volvió a la mente de Ollie. Jonas había


entrado en su dormitorio, y temblaba. Ollie comprendió porque estaba temblando
también. Quería a Jonas casi desesperadamente, pero sabía que no podía hacer
nada por su lujuria. Era exquisitamente consciente de su cuerpo y del paradero de
Jonas. Ollie había sido capaz de sentir su presencia, y solo una mirada
generalmente le hacía excitarse.

—Sabía que no podría estar lejos de ti. —Jonas dio un paso adelante hasta
que estuvo presionado contra Ollie—. Lo he intentado mucho, pero nada me
impediría estar contigo.

—Me sentí de la misma manera. Verte, quererte, sabiendo que el hambre


que tenía era terriblemente retrógrada.

Jonas levantó la cara, haciendo que sus grandes ojos azules fueran más
grandes y mil veces más inocentes.

—Hambre de tus labios. —Ollie trazó su dedo ligeramente sobre el fondo,


amando la manera Jonas era incapaz de dibujar un aliento constante—. Hambre de
sentir tu cuerpo debajo del mío. —Ollie apretó sus nalgas, una en cada mano, y lo
atrajo con fuerza—. Hambre de probar tu sangre. —Bajando la cabeza, Ollie lamió
la cicatriz que había hecho en el cuello de Jonas, sosteniéndole cerca mientras se
retorcía en tortura erótica—. Pero la mas intensa de todas era el hambre de
fusionarme con tu alma.

—¡Ay, Zooks!, Ollie. Muérdeme. Me volveré loco si no lo haces.

—¿Pensé que querías esperar al ritual? —Ollie lo tenía justo donde quería,
y no iba ceder rápidamente. Que se rindiera a su necesidad era una conclusión
inevitable, pero quería alargar las cosas hasta que su compañero estuviese
prácticamente en lágrimas con anhelo. Jonas nunca se veía mejor que cuando
estaba desesperado por fundirse con él. Decía que era sabido cuán bueno era ese
momento de la penetración que le ponía a un paso de un animal sin sentido.

—Quiero esperar, pero te deseo ahora. —Jonas parecía desgarrado, por lo


que Ollie golpeó ligeramente contra la cicatriz para hacerle lloriquear.

—Espera. —Jonas respiró hondo—. ¿Qué querías decir con terriblemente


retrógrada?.
ANITRA LYNN MCLEOD OLLIE MORGAN

—Prefiero hablar más sobre mi hambre actual. —Ollie trató de volver a


lamer la cicatriz, pero Jonas giró su cabeza, bloqueándolo—. Retrógrada porque tu
deberías montarme.

—¿Por qué? —Jonas frotó la punta de su dedo sobre la cicatriz de Ollie,


haciéndole gruñir.

—Porque eras mayor que yo y estás mas arriba socialmente que yo.

Jonas frunció el ceño y se liberó del agarre de Ollie. —¿Crees que hay algo
mal en mí porque quiero que me folles?.

Ollie sacudió la cabeza y atrajo a Jonas lo suficiente para poder besarle la


parte superior de la cabeza. —No creo que haya nada malo en ti o en mí.
Simplemente... no se supone que sea así de acuerdo a... —Y ahí se calló porque Ollie
no estaba seguro de quién estableció las reglas de cómo funcionaba el sistema de
clases—. Por favor, olvídate de que dije algo. Claramente, las reglas son ridículas
porque somos perfectos tal como somos.

—Cuando dos terratenientes gentrymen se encuentran y se quieren unir,


son responsables de decidir quién hace qué a quién. Pero con nosotros, no hay
reglas porque no se supone que deberíamos ser más el uno para el otro que la
ofrenda de sangre y el que la bebe.

—Y lo hemos solucionado, también.

—¿No quieres hacer el ritual?

Ollie besó la cabeza de Jonas y lo apretó lo suficiente como para hacerle


suspirar. —Lo deseo mucho, pero sólo si lo hacemos como iguales.

—Yo también quiero eso. —Jonas se apartó y luego levantó la vista—.


Sabes que nunca he pensado en ti como menos que yo.

—Lo sé. Y sabes que nunca he pensado menos en ti por querer estar
debajo, ¿verdad?.

—Sí. —Jonas lo besó rápidamente y luego se alejó. Cuando Ollie intentó


alcanzarle, movió su dedo y se alejó—. Ah ah ah. Esta noche, mi amor. Esperaremos
a esta noche.

Después de suspirar dramáticamente y mirando con atención su erección,


que estaba abultando su delantal blanco, Ollie asintió. —Hasta esta noche.
ANITRA LYNN MCLEOD OLLIE MORGAN

Capítulo 15

Jonas nunca había sido tan exquisitamente consciente de su propio cuerpo.


Se quedó desnudo en el dormitorio principal con Ollie de pie desnudo en el otro
lado de la gran cama. McBride estaba completamente vestido y sentado en el
tocador.

—¿Estáis listos para empezar? McBride miró a Jonas y a Ollie, asintiendo


con la cabeza cuando ambos indicaron que estaban listos. Levantándose, McBride
se acercó a la puerta y la cerró—. Las luces están encendidas y anguladas de modo
que nuestras sombras proyecten contra esa ventana —señaló la enorme ventana
que daba al callejón sin salida de las casas de los hermanos—. Ya que Ollie y yo
somos casi del mismo tamaño, se verá como Jonas y yo estamos haciendo el ritual.
Después de esta noche, vosotros dos podéis tener esta habitación y dormiré en
otra.

—Pero debes tener la vieja habitación de tu padre —protestó Jonas. No


quería quitarle todo a un hombre que ya había sido muy generoso.

—Debería hacerlo, pero no la quiero. Es honestamente mi elección, Jonas.


No me siento cómodo aquí y tú sí. Es tuya.

En lugar de discutir, Jonas asintió y luego miró a Ollie. Estaba a punto de


preguntar si Ollie realmente quería hacer esto cuando su mirada aterrizó en la
cicatriz en su vientre. Esa marca era la prueba física de que Ollie moriría para
protegerlo. Si eso no dice amor interminable, nada podría. Sin palabras, Ollie le
había demostrado lo mucho que lo amaba.

—Subid a la cama, de rodillas, y poneos uno enfrente del otro.

Incapaz de detenerse de temblar, Jonas se arrastró hasta la superficie


de la cama. En previsión de las actividades de la noche, McBride había rodado las
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sábanas hasta el pie del colchón. Debajo de sus rodillas, las sábanas eran casi
pecaminosamente suaves, pero lo que mantenía su atención clavada era la mirada en
la cara de Ollie. Estaba tan feliz que prácticamente brillaba.

McBride tomó una vela negra y la colocó en la mesa de noche de Jonas. —


Esto representa la unión de vuestros cuerpos. —Encendió la vela y dio un paso
atrás—. Podéis abrazaros.

Avanzando de rodillas, Jonas y Ollie se encontraron en el medio. Jonas


envolvió sus brazos alrededor del cuello de Ollie, mientras que Ollie lo envolvió
alrededor de la cintura de Jonas. Cuerpo a cuerpo, presionaron para que pudieran
sentir los latidos de su corazón. Mientras se agarraban, Jonas era capaz de sentir
el calor pulsante de la erección de Ollie contra su vientre. Cuando miró hacia la
ventana, vio su forma combinada y pensó que parecían algo así como el bulbo de una
flor listo para brotar.

—La vela está iluminando tu cabello. —Ollie acarició con su mano los rizos
dorados de Jonas—. Eres realmente hermoso, ¿sabes?.

—Cuando me miras así, lo sé. —Jonas besó el centro del pecho de Ollie.

—Decidid quién reclamará a quién para el ritual.

—Estamos haciendo esto como iguales.

McBride vaciló. —¿No hay penetración?

—No. —Jonas se encontró con la mirada de Ollie—. Estamos entrando en


esto como iguales.

McBride no habló ni se movió durante mucho tiempo. Por el rabillo del ojo,
Jonas notó una expresión de envidia en la cara de McBride. Fue en ese momento
que Jonas se dio cuenta de lo mucho que McBride quería a Caleb. Él nunca actuaría
sobre sus deseos, y eso hizo a Jonas aún más agradecido de haber sido bendecido
lo suficiente por tener lo que tenía con Ollie. Sin la ayuda de McBride, todavía
estarían penando el uno por el otro. Lamentablemente, no había nada que pudiera
hacer para ayudar a McBride y Caleb a menos que pidieran su ayuda. Si McBride
trataba honestamente de mantenerse alejado de Caleb, Jonas ciertamente no iba a
estar empujándolo en esa dirección, no después de la bondad que había mostrado.
Sin embargo, si McBride alguna vez pidiera ayuda, Jonas se partiría la espalda para
ayudarle.
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McBride se trasladó al lado de Ollie con una vela blanca. —Esto representa
la unión de vuestras almas —su voz era ronca, y se aclaró la garganta mientras
encendía la vela. La luz que se filtraba se deslizó a través de los mechones de color
café claro de Ollie, haciendo una danza dorada sobre su cabeza. Ollie parecía un
hombre elevado a la divinidad. Era todo lo que Jonas había deseado, e iba a hacer
todo lo que estuviera a su alcance para asegurar la felicidad de los dos.

—Puedes besarle. —McBride se dirigió hacia el tocador donde había


estado sentado antes.

Jonas levantó los labios hacia Ollie. Su beso fue tentativo al principio,
luego se volvió más apasionado cuando la intensidad del momento los alcanzó. Esto
era lo que Jonas había estado esperando toda su vida. Quería unirse a un
compañero que lo entendía como un hombre, lo amaba a pesar de sus flaquezas, y le
quería por quien era más que por la persona que quería ser. Ollie hizo eso por
Jonas, y Jonas juró que siempre haría lo mismo por Ollie.

—Todo el sacrificio que he hecho para estar contigo valió la pena. No


puedo imaginar unirme a nadie más que a ti. —Jonas besó la cicatriz que había
hecho en el cuello de Ollie.

—No importa lo que tenga que hacer para estar contigo, lo haré con mucho
gusto, porque no hay nadie más para mí que tú. —Ollie besó la cicatriz en el cuello
de Jonas.

—Esto representa la unión de vuestra sangre. —McBride colocó la vela roja


junto al espejo y la encendió. Se alejó y apagó todas las luces, de modo que sólo el
triángulo de velas iluminaba la habitación. Un resplandor dorado los rodeaba,
alejando la oscuridad, pero dándoles la privacidad de la escasa iluminación—. Podéis
morder el uno al otro.

Esta era la parte que sólo se suponía que los terratenientes gentrymen
debían hacer. En un ritual vinculante entre un slammer y un thrall, el slammer
penetraba al thrall y bebía su sangre por primera vez, pero puesto que Jonas y
Ollie estaban procediendo como si fueran iguales, habían renunciado a la
penetración y ahora beberían al mismo tiempo.

Después de un momento de silenciosa comunicación, Jonas bajó la boca


hacia el cuello de Ollie. Esperó a que Ollie se pusiera en posición, y luego mordieron
al mismo tiempo. El dolor empujaba sus cuerpos fuertemente mientras la pasión
endurecía sus pollas. Chupar profundamente la sangre de su compañero causó que la
necesidad aumentase dentro de Jonas. Eran iguales en todos los sentidos a sus
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ojos, pero él siempre anhelaría ser el hombre de abajo. Tener la polla de su


compañero enterrada en su cuerpo era el placer supremo. Jonas sabía sin pedirlo
que Ollie le permitiría penetrarle, pero no tenía ningún deseo de hacerlo. Después
de tanto tiempo odiándose a sí mismo porque no entendía sus propios deseos, Jonas
se abrazó a sí mismo por exactamente quién era. Esto era lo que le gustaba. Ya no
le importaba lo que los demás pensaran de sus elecciones. La única opinión que le
importaba era la de Ollie. Y Ollie había dejado claro que lo amaba exactamente
como era.

Una vez que terminaron de beber, Jonas se volvió y se recostó en la cama,


llamando a Ollie con su sola mirada. Cuando Ollie se movió encima de él, Jonas de
buena gana separó sus piernas y las envolvió alrededor de las caderas de Ollie.

—Pero no te he preparado.

—Estoy listo para ti. —Jonas había deslizado un lubricante dentro de el


justo antes de que el ritual comenzara porque él sabía que así era cómo terminaría.
Se reunían como iguales, pero finalmente, él entregaría su cuerpo a Ollie.

—Realmente te deseo, Jonas. —Ollie puso sus grandes manos a cada lado
de la cabeza de Jonas—. No me puedo imaginar estar con nadie más que contigo.

—Honestamente te quiero, Ollie. —Jonas no pudo evitar derramar algunas


lágrimas. Estaba tan feliz y agradecido que se sintió abrumado—. Son lágrimas de
alegría.

—Lo sé. —Ollie le besó mientras bajaba su cuerpo contra él.

Muy lentamente, Ollie metió la polla dentro de Jonas. A pesar de que


habían hecho esto decenas de veces, esta noche era especial porque esta vez se
comprometían entre sí en cuerpo, alma y sangre.

—No duraré, —Ollie respiró contra la cicatriz que había hecho en el cuello
de Jonas.

—Ni yo —confirmó Jonas mientras envolvía las piernas alrededor de las


caderas de Ollie, hundiendo los talones en las nalgas—. No quiero hacer de esto una
sesión de maratón, mi amor.

—No quiero que sea un sprint.

Se rieron juntos, y luego Jonas levantó su parte superior del cuerpo para
poder mirar por encima de la ancha espalda de Ollie.
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—¿Qué? —preguntó Ollie.

—McBride.

Ollie miró hacia el tocador. —Se ha ido.

—Creo que no podía aguantar más. —Jonas se relajó en la cama.

—Debemos hacer algo por él después de todo lo que ha hecho por


nosotros. —Ollie hundió sus manos bajo la espalda de Jonas y luego se agarró a sus
hombros. Lentamente, Ollie sacudió su cuerpo encima de Jonas, usando sus
asideros para estabilizar a Jonas para sus empujes.

—No hagas nada a menos que lo pida. —Jonas soltó un jadeo de lujuria y
anhelo mientras Ollie perforaba con su polla cada vez más profundo. Al inclinar las
caderas, Jonas permitió que su compañero entrara tan completamente en su
interior que era casi doloroso.

—Quiero ayudarle. —Ollie bajó su boca a la cicatriz que había hecho en el


cuello de Jonas. En lugar de morder, jugó con la marca, haciendo a Jonas
retorcerse con deliciosa agonía.

—Yo también quiero ayudarle, pero no quiero empujarle donde él no quiera


ir. —Jonas todavía no podía comprender la asombrosa generosidad de McBride.
Donde su padre había sido cerrado y completamente egoísta, McBride parecía ser
abierto y completamente desinteresado—. Tu amo no se parece a ningún gentryman
que haya encontrado antes.

Ollie levantó la cabeza y sonrió a Jonas.

—¿Tu... no... no te sientes atraído por...?

—¿Cómo puedes incluso preguntar eso después de todo lo que hemos hecho
para estar juntos? —Ollie parecía tan profundamente lastimado que Jonas salió por
la borda para tranquilizarlo.

—Soy un tonto siquiera para sugerir algo semejante. —Jonas besó a Ollie
una docena de veces—. ¿Me perdonas?.

—Ya sabes que sí. —Ollie le besó de nuevo, pero se tomó su tiempo y colocó
los besos con deliberada intención—. Solo estás preocupado porque todo es tan
nuevo y frágil.
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—Me conoces mucho mejor de lo que pensaba. —Jonas enganchó sus pies y
empujó, apretando a Ollie contra él. Arqueándose, se encontró con su polla con
total aceptación. —Ah, mi amor.

—Me vuelves loco. —Ollie bajó sus labios contra la cicatriz del cuello de
Jonas y la provocó mientras sacudía su polla dentro y fuera del calor agarrado del
culo de Jonas—. Dime la verdad que siempre serás mío.

—Siempre tuyo. Siempre y para siempre tuyo. —Jonas se esforzó por


recuperar el aliento, pero no pudo hacerlo cuando Ollie le empujó y le mordió.
Mientras chupaba la sangre, Ollie clavó su polla, haciendo su huella tan profunda
dentro de Jonas que nadie podría borrar jamás su demostración de posesión.

—Dilo. Di lo que quiero oír.

—Me rindo. Yo doy todo lo que soy para ti. —Jonas se arqueó y se corrió
contra el vientre de su compañero. No podía ver, oír ni sentir nada durante mucho
tiempo. Perdido en la felicidad de la sumisión, Jonas sólo conocía el poder profundo
de su elegido.

—Te reclamo con todo lo que soy. —Ollie sacudió su cuerpo encima de
Jonas, su polla alcanzando nuevas profundidades con cada empuje. Una vez que
Ollie tocó fondo en el cuerpo de Jonas, él gruñó, mordió, y atrajo fuerte, chupando
la sangre de Jonas. La avalancha de pérdidas era casi aterradora, pero Jonas sabía
que Ollie no drenaría su fuerza vital. Después de un profundo trago, Ollie lamió la
herida cerrándola, levantó la cabeza y sonrió a Jonas—. Me impresionas.

—¿Lo hago? —Jonas se sintió débil, pero no por la pérdida de sangre. Su


lánguida sensación era de saber que ahora estaba eternamente unido a su
compañero.

—Lo haces. Tu confianza en mí es una cosa, pero el hecho de que


renunciaste a tanto por estar conmigo es fascinante.

Jonas levantó la mano y tomó el rostro de su amante. —Que me aceptes tal


como soy, porque todo lo que soy, es lo que me hace estar tan dispuesto a hacer
cualquier cosa, todo para estar contigo.
ANITRA LYNN MCLEOD OLLIE MORGAN

Capítulo 16

McBride dejó el dormitorio principal porque no podía dedicar otro minuto a


ver a Jonas y Ollie enroscar sus cuerpos, almas y sangre juntos. Representaban
todo lo que él quería y nunca tendría. Los envidiaba por su felicidad, pero además
les odiaba por mostrarle exactamente lo que nunca podría tener con el hombre de
sus sueños. No importaba lo que hiciera McBride, no podía hacer con Caleb lo que
Jonas y Ollie habían hecho.

Observarlos unidos había sido difícil porque McBride tuvo que dejar de
lado sus propios anhelos. Cuando se dio cuenta de que no podrían unirse nunca
porque había reclamado a Jonas como su compañero, algo en su alma gritó. Lo había
liado todo. Bueno, eso no era totalmente cierto. Ollie y Jonas eran felices y aunque
tenían que vivir una mentira, McBride pensó que seguirían estando agradecidos por
lo que tenían porque era mucho mejor que nada.

McBride pensó en estas cosas mientras avanzaba por el pasillo. Quería


alejarse lo más posible de la suite principal. Lo último que necesitaba ahora era
escuchar los sonidos de su pasión. Se dirigió al extremo opuesto del ala y entró en
un dormitorio. Sin encender la luz, se acercó a la ventana y se asomó a la calle.

La mayoría de las luces estaban apagadas en las casas diminutas, pero la


luz de Caleb todavía estaba encendida. Estaba sentado de espaldas a la ventana.

McBride lo estudió, preguntándose qué estaba haciendo. ¿Leyendo? Estaba


mirando algo en la mesa, pero su mano estaba haciendo movimientos rítmicos sobre
lo que fuera.

En lugar de tratar de averiguar lo que estaba haciendo, McBride se


permitió la indulgencia total de sólo mirar y disfrutar de la vista de Caleb. Tenía la
espalda desnuda porque no llevaba camisa. La piel bronceada se estiraba sobre su
potente estructura, pero McBride sabía que el color se oscurecería apenas a
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medida que el verano avanzaba. Cada día añadiría un poco más a su bronceado, lo
que haría su sonrisa parecer más blanca.

Tristemente, McBride no pensó que Caleb fuera a sonreír en cualquier


momento pronto.

Eso hizo que McBride se preguntara si Caleb había visto las sombras bailar
contra las ventanas del dormitorio principal. Si Caleb hubiese observado, ¿había
creído lo que había visto? McBride no lo sabía y ciertamente no podía preguntar. A
partir de ahora él y Jonas eran compañeros dedicados y totalmente unidos.

Al acercarse a la ventana, McBride tocó la diminuta imagen de Caleb.


Cuando Caleb se dio la vuelta como para deleitarse con el golpe, McBride sonrió,
pero su alegría se desvaneció cuando Caleb se levantó de la mesa, apagó la luz y
desapareció en la oscuridad. Esto era lo más cercano que iban a estar.

Incluso beber de Caleb sería imposible. McBride no pensaba que pudiera


mantener la mentira cuando estaba solo con un hombre cuya mera mirada podía
inflamar sus pasiones.

McBride estaba desesperado por una distracción, pero la noche era


inusualmente tranquila. Se sentó en la ventana, mirando las casas de los hermanos
Morgan y su campo de tallos recién plantados. La luz de la luna hacía que la tierra
pareciera estéril y casi extraña. Pronto, las plantas crecerían en filas perfectas y
ordenadas y sus hombres volverían a ponerse los trajes protectores para recoger
los brotes hinchados. Había otro campo al otro lado de la casa grande que estaba a
un mes de la recolección.

Es curioso, pero nunca los vio trabajar en ese campo y no tenía ni idea de
por qué.

McBride prefería mirar esta dirección, tal vez porque más allá de su tierra
estaba la ciudad de Woven Spire y le gustaba mantener eso en su línea de visión.

Como si le hubiese llamado, su criminólogo, Quintus, llamo haciendo vibrar


la parte posterior del lóbulo de su oreja. McBride sabía que era él porque le había
asignado un tono distintivo. No quería perderse nada del caso Larsden.

—Aquí McBride, —dijo después de tocar la parte posterior de su oído para


activar la unidad.

—Aquí Quintus.
ANITRA LYNN MCLEOD OLLIE MORGAN

Hubo un largo latido de silencio que hizo que McBride se levantara de la


ventana. —¿Qué sucede?

Quintus no preguntó cómo lo sabía, ni trató de minimizar las noticias que


tenía que compartir. Lo escupió de una vez. —Tenemos otro caso como Larsden.

Todo en el cuerpo de McBride se heló. El miedo se mezclaba en sus


músculos con la adrenalina, preparándolo para pelear o huir, pero no podía hacer
nada. No había nadie para pelear y no había dónde huir.

—Se pone peor.

A pesar de que no quería preguntar, McBride se encontró haciendo


exactamente eso.

—¿Cómo?

—El hombre, Denafo, vivía en un vecindario muy unido.

—¿Oyeron lo que estaba pasando?

—Lo hicieron —confirmó Quintus— Uno trató de detenerlo y casi consiguió


que le arrancara el brazo. Ahora está en el hospital, pero no estará allí mucho
tiempo.

—No entiendo.

—Todo el mundo se va. Los rumores se extendieron como un reguero de


pólvora.

—Maldición. —McBride se pasó una mano por su rostro cansado. Esto era
posiblemente lo último que necesitaba— Tenemos que hacer presencia en la ciudad.
—Tal vez con figuras de autoridad a la vista de la gente se calme y dejen de irse.

—¿Por qué? No tiene sentido. La gente no va a quedarse. Tienen miedo y


nada los va a calmar.

—¿Qué hay de los superiores? ¿Van a…

—Nadie viene a ayudar, especialmente nuestros superiores.

McBride y los hombres bajo su empleo se referían a la Junta de Genética


como las clases superiores ya que eran como una clase por sí mismos— ¿No van a
tratar de contener lo que sea?.
ANITRA LYNN MCLEOD OLLIE MORGAN

—No somos la única ciudad que tiene este problema.

—¿Hay más? —Cada nervio en el cuerpo de McBride vibraba.

—Por todo el mundo. —Después de otro largo latido de silencio, Quintus


añadió— Al parecer, somos uno de los casos más recientes que han surgido. Es un
desastre, jefe y no veo ninguna forma de volver a poner orden.

La noticia fue devastadora. Su mundo ya había sufrido un cambio drástico


una vez. McBride no creía que pudieran sobrevivir a otro. —¿Pero sabemos lo que
es?.

—No y no lo haremos, no con todas las personas de laboratorio que entran


en pánico y huyen junto con el resto de la gente.

Al fondo, McBride escuchaba los sonidos estrangulados del caos


controlado. Se imaginó que todo el mundo estaba cogiendo lo que podía y se iba —
¿Dónde está yendo todo el mundo?

—No lo sé. No voy a ir a ninguna parte, ya que parece estar en todas


partes. Pero creo que soy uno de los pocos que no ve el punto de correr.

—Ven a mi granja. —McBride respetaba a Quintus como oficial y como


hombre, especialmente ahora que en medio del pandemonio, estaba manteniendo la
cabeza fría.

Siempre se las arreglaba para sonar tranquilo y concentrado. Quintus sería


un buen hombre para tener cerca durante los próximos días.

—¿Estás seguro? —Quintus sonó atónito por la oferta.

—Podría ser el lugar perfecto para resistir la tormenta. —Hablaron un


poco más sobre lo que debía traer y luego cortaron la llamada. McBride se volvió
hacia la puerta, con la intención de decirle a todo el mundo lo que acababa de
saber, pero cambió de opinión y se acomodó en la ventana.

No tenía sentido arruinar la última noche de sueño pacífico de todos.


Pronto sabrían que el mundo había cambiado para siempre. De nuevo.

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