divina comedia

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Aproximadamente en el año 1307, empezó Dante a componer

la Commedia, más tarde calificada por Giovanni Boccaccio como Divina,


para llamarse entonces la Divina Comedia. Dante la llamó también
poema sacro, como alusión al peregrinaje por el “otro mundo” que se
describe en el texto: es el viaje de las tinieblas a la luz.
El poema está escrito en primera persona y narra la historia de
un hombre (el mismo Dante) al cual se le permite viajar al Paraíso,
pero antes debe pasar por el Infierno y el Purgatorio.
Cuenta en este viaje con dos guías: Virgilio, en primera instancia, y
después Beatriz. Estos tres son pues los personajes principales del
poema: Dante como autor y protagonista, personifica la humanidad y la
caída ante el pecado; Virgilio -poeta que Dante admiraba y autor de la
Eneida- representa la razón y es quien guía a Dante por el infierno y el
Purgatorio; y Beatriz, el amor del poeta, personifica la fe y la pureza, por
lo que será quien le guie por el Paraíso.
La Divina Comedia sigue el camino desde el centro de la Tierra, donde
se halla Lucifer, hasta el dominio de Dios. El tema de la obra es el
recorrido del poeta a través del más allá. En su obra se encuentra gran
capacidad para describir el infierno, los círculos, los sufrimientos y los
pecadores.
La Divina es el resumen del conocimiento acumulado durante siglos,
desde los clásicos hasta el mundo medieval. Asuntos como la religión, la
ciencia, la astronomía, la mitología, la filosofía y muchos más temas se
abordan en este poema.
La Divina comedia, escrita por el florentino Dante Alighieri entre 1304 y 1321
aproximadamente, es un poema épico, género literario que consiste en la
narración en verso de las hazañas de los héroes. Tales hazañas constituyen un
modelo de virtud, sean verdaderas o ficticias. Este texto representa un
compendio de la cultura y el conocimiento medieval, tanto en lo religioso
como en lo filosófico, científico y moral.

Originalmente, el poema se llamó Comedia, nombre que designaba las obras


con finales felices, por oposición al concepto clásico de la tragedia. Cuando
Giovanni Boccaccio recibió el encargo de escribir sobre la obra, la llamó Divina
comedia para evidenciar la centralidad de los valores cristianos.

Gustave Doré: Ilustración del Paraíso para la Divina comedia.

Podemos resumir la estructura y características de la Divina comedia de la


siguiente manera:
 Un canto introductorio.
 Tres capítulos llamados Infierno, Purgatorio y Paraíso.
 Cada capítulo está dividido en treinta y tres cantos.
 La obra suma cien cantos en total.
 El infierno está formado por nueve círculos.
 El purgatorio está formado por nueve estancias divididas en: la antesala,
los siete gradas y el paraíso terrenal.
 El paraíso está estructurado en nueve esferas y el empíreo.
 Todos los cantos están escritos en terza rima —verso creado por Dante—,
cuyas estrofas están compuestas por tercetos endecasílabos de rima
entrelazada.

¿Por qué Dante organiza la obra de este modo? Debido al valor simbólico que
tenían los números en el imaginario medieval. Por ello, juegan un papel
importante en la organización del texto y en la exposición de las ideas de
la Divina comedia. A saber:

 el número tres, símbolo de la perfección divina y de la Santísima Trinidad;


 el número cuatro, referido a los cuatro elementos, tierra, aire, agua y fuego;
 el número siete, símbolo de lo cabal, completo. Referido también a los
pecados capitales;
 el número nueve, símbolo de la sabiduría y la búsqueda del sumo bien;
 el número cien, símbolo de la perfección.

Conozcamos ahora, con más detalle, el argumento de la obra y el resumen por


cada capítulo: Infierno, Purgatorio y Paraíso.

Resumen
William Blake: Dante escapando de las bestias.

Dante, alter ego del poeta, se encuentra perdido en medio de una selva
oscura. Al amanecer, llega a una montaña iluminada, donde es asediado por
tres animales simbólicos: un leopardo, un león y una loba. El alma de Virgilio,
el poeta latino, acude en su auxilio y le hace saber que su amada Beatriz le ha
encomendado llevarlo hasta las puertas del paraíso. Para eso, deberán pasar
primero por el infierno y el purgatorio.

En la primera parte de la travesía, Virgilio acompaña al peregrino a través de


nueve círculos infernales, en los cuales Dante vislumbra los escarmientos que
sufren los pecadores impíos.

En la segunda parte, el poeta peregrino conoce el Purgatorio, lugar en que las


almas pecadoras, pero contritas, purifican sus pecados para ascender al cielo.

En la tercera parte, Dante es recibido por Beatriz en las puertas del paraíso, ya
que Virgilio tiene la entrada prohibida por haber sido pagano. Dante conoce el
firmamento y atestigua la victoria de los santos y la gloria del Altísimo.

Iluminado y convertido por la revelación, el poeta peregrino regresa a la Tierra


y decide dar testimonio de su viaje en un poema para advertencia y consejo de
la humanidad.

Los personajes principales de la Divina comedia son esencialmente:

 Dante, el poeta peregrino, que representa la condición humana.


 Virgilio, poeta de la antigüedad clásica que representa el pensamiento
racional y la virtud.
 Beatriz, el amor adolescente de Dante, quien representa la fe.

Junto a estos, Dante hace mención, a lo largo del poema, de diversos


personajes de la historia antigua, bíblica y mitológica. Hace referencia
también a figuras reconocidas de la vida florentina del siglo XIV.

El infierno
Sandro Botticelli: El abismo del infierno. 1480.
¡Oh, vosotros los que entráis, abandonad toda esperanza!

La primera parte de la Divina comedia es el infierno. Dante y Virgilio pasan


primero donde se encuentran los cobardes, a los que el escritor tilda de
inútiles. Al llegar al río Aqueronte, los poetas se encuentran al barquero
infernal, Caronte, que lleva las almas hasta la puerta del infierno. Sobre la
puerta se lee la siguiente inscripción: ¡Oh, vosotros los que entráis, abandonad
toda esperanza! El infierno está estructurado por nueve círculos, donde los
condenados se encuentran distribuidos según sus culpas.

Primer círculo (no bautizados)

El primer círculo es el limbo o anteinfierno. En él se encuentran las almas que,


aunque virtuosas, no conocieron a Cristo o no fueron bautizadas, incluido el
propio Virgilio. Su pena es no poder gozar de los dones de la vida eterna. De él,
sólo han sido liberados los patriarcas de Israel.

Segundo círculo del infierno (lujuria)

Reservado a los culpables de lujuria, uno de los pecados capitales. Desde la


entrada, Minos examina a las almas y determina el castigo. Allí se encuentra
Francesca Rímini, una mujer noble de Italia que se hizo símbolo del adulterio y
la lujuria tras su trágico final.

Tercer círculo (gula)

Reservado al pecado de la gula. Las almas sufren en un pantano infectado con


lluvia helada. En este círculo se encuentra el can Cerbero y Ciacco.

Cuarto círculo del infierno (avaricia y prodigalidad)

Reservado al pecado de la avaricia. Los despilfarradores también tienen un


lugar en él. El lugar está presidido por Pluto, a quien el poeta representa como
un demonio de la riqueza.

Quinto círculo (ira y pereza)

Reservado a los pecados de la pereza y la ira. Flegias, hijo del dios Ares y rey de
los lápitas, es el barquero que lleva las almas por la laguna Estigia hasta la
ciudad infernal de Dite. Los poetas se encuentran a Felipe Argenti, enemigo de
Dante. Al verlos, los demonios se encolerizan.

Sexto círculo (herejía)

Se manifiestan las Furias de la torre de Dite y Medusa. Un ángel los socorre


abriendo las puertas de la ciudad para avanzar al círculo de los incrédulos y
heresiarcas, condenados a los sepulcros ardientes. Se encuentran a los nobles
epicúreos Farinata degli Uberti, gibelino y adversario de Dante, y Cavalcante
Cavalcanti, de la casa güelfa. Virgilio le explica al poeta los pecados según la
escolástica.

Séptimo círculo del infierno (violencia)

Reservado a los violentos, entre quienes se cuenta a los tiranos. El guardián es


el Minotauro de Creta. Los poetas son llevados por el centauro Neso a través
de un río de sangre. El círculo se divide en tres aros o girones, según la
gravedad del pecado: violentos contra el prójimo; violentos contra sí mismos
(suicidas incluidos); y violentos contra Dios, la ley natural y el arte.

Octavo círculo (fraude)

Reservado a los fraudulentos y seductores. Se divide en diez fosos circulares y


concéntricos. Aquí se castiga a los rufianes, aduladores, cortesanas,
practicantes de la simonía, adivinos e impostores, barateros (corruptos),
hipócritas, ladrones, consejeros del fraude, cismáticos y promotores de
discordia y, finalmente, falsificadores y alquimistas.

Noveno círculo (traición)

Reservado a los traidores. Los poetas se encuentran con los titanes y el


gigante Anteo los lleva en brazos al último abismo. Está dividido en cuatro
fosas distribuidas de la siguiente manera: traidores a los parientes, a la patria,
a sus comensales y a sus benefactores. En el centro se encuentra el mismo
Lucifer. Desde allí, salen al otro hemisferio.

El paraíso terrenal

En el paraíso terrenal, Matilde, una virgen del medioevo, se ofrece a guiarlo y


mostrarle las maravillas del paraíso. Inician una travesía por el río Leteo y
aparece una procesión precedida por los siete dones del Espíritu Santo. La
procesión representa el triunfo de la Iglesia. Beatriz aparece y lo insta al
arrepentimiento. El poeta es sumergido en las aguas del Eunoes y se regenera.

El paraíso
Cristóbal Rojas: Dante y Beatriz a orillas del Leteo. 1889.

El paraíso de la Divina comedia está estructurado en nueve esferas, y las almas


están distribuidas según la gracia alcanzada. Virgilio y Dante se separan. El
poeta inicia con Beatriz el viaje hacia el empíreo, donde Dios habita.

Primera esfera, la Luna (espíritus que quebrantaron el voto de


castidad)

La primera esfera es la Luna, cuyas manchas representan a aquellos que


faltaron a los votos de castidad. Beatriz explica el valor de los votos ante Dios
y qué puede hacer el alma para compensar su falta. Inicia el camino al
segundo cielo donde, al llegar, lo alcanzan varios espíritus activos y benéficos.

Segunda esfera, Mercurio (espíritus activos y benéficos)

El espíritu del emperador Justiniano le informa a Dante que en Mercurio están


aquellos que dejaron grandes obras de acción o pensamiento para la
posteridad. El poeta pregunta por qué Cristo decidió el destino de la cruz
como salvación. Beatriz le expone la doctrina de la inmortalidad del alma y la
resurrección.

Tercera esfera, Venus (espíritus amantes)

La esfera tercera es Venus, destino de los amantes que lograron dominar su


pasión. El poeta se encuentra a Carlos Martel, heredero del trono húngaro,
quien expone dos casos contrarios en su propia familia. Luego, Fulco de
Marsella que señala los pecados de Florencia, especialmente la avaricia del
clero.

Cuarta esfera, el Sol (doctores en filosofía y teología)

La cuarta esfera es el Sol, donde se encuentran los doctores en teología y


filosofía. Ante las dudas que Dante manifiesta, los sabios responden y
enseñan. Santo Tomás de Aquino aclara la superioridad de Adán y de
Jesucristo respecto a la sabiduría de Salomón. Le habla también de san
Francisco de Asís. San Buenaventura elogia a Santo Domingo.

Quinta esfera, Marte (mártires)


La quinta esfera es Marte. Está dedicada a los mártires de la cristiandad,
tomados como guerreros de la fe. Las almas de los mártires son luces que se
aglomeran formando una cruz. Beatriz elogia a los caídos en las cruzadas, y
Dante se encuentra con su antepasado Cacciaguida, quien fue cruzado. Este
predice el exilio de Dante.

Sexta esfera, Júpiter (gobernantes justos)

Es la esfera dedicada a los buenos gobernantes, donde Júpiter funciona como


alegoría (como dios de los dioses griegos). Allí, Dante se encuentra con los
grandes jerarcas de la historia considerados justos, como Trajano, de quien
una leyenda dice haberse convertido al cristianismo.

Séptima esfera, Saturno (espíritus contemplativos)

Saturno, la séptima esfera, es donde reposan los que hicieron vida


contemplativa en la tierra. Allí conversan Dante y San Damián sobre la
doctrina de la predestinación, el monacato y los malos religiosos. San
Benedicto le expresa también su decepción frente al destino de su orden.
Dante y Beatriz inician el paso a la octava esfera.

Octava esfera, estrellas (espíritus triunfantes)

La octava esfera corresponde a las estrellas de la constelación de géminis, que


simbolizan a la Iglesia militante. Allí, aparecen Jesucristo y la Virgen María, a
cuya coronación asiste. Beatriz pide para Dante el don del entendimiento. San
Pedro lo interroga sobre la fe; Santiago, sobre la esperanza, y San Juan
evangelista sobre el amor. Dante sale victorioso.

Novena esfera, cristalino (jerarquías angélicas)

El poeta atisba la luz de Dios, rodeado por nueve anillos de cortes celestiales.
Beatriz le explica a Dante la correspondencia entre la creación y el mundo
celeste, y son descritos los ángeles siguiendo las enseñanzas de San Dionisio.

El Empíreo (Dios, ángeles y beatos)

Dante asciende, finalmente, al empíreo, un lugar más allá del mundo físico
conocido, la verdadera morada de Dios. El poeta es envuelto en la luz y Beatriz
se revestida de inusual belleza. Dante distingue una gran rosa mística, símbolo
del amor divino, en la que las almas santas hallan su trono. Beatriz obtiene su
lugar junto a Raquel. Dante será conducido en su tramo final por San
Bernardo. La Santísima Trinidad se manifiesta a Dante en forma de tres
círculos idénticos. Tras ser iluminado, Dante abre su entendimiento y
comprende el misterio del amor divino.

El Sentido Alegórico: El espacio físico es una carga


simbólica muy marcada por las diferentes presentaciones del
elemento frío y su relación con la traición. La frialdad
simboliza la ausencia de todo sentimiento, de todo lo que
debe despojarse el ser humano para ser capaz de cometer
traición. Morder el llanto es apenas prepararse para no
aceptar sufrir. Luego está la cristalización de lágrimas yermas,
incapaces de concebir el menor de los sentimientos. Es la
suspensión del ánimo, de los afectos. El viento granizo que
azota el espacio deja tras de sí un frío febril que alimenta la
materia hasta tornarse tan densa que resulta imposible a
algún alma salir de allí. Otro símbolo que se expresa de
manera recurrente es el banquete. Los traidores planifican el
banquete que es el artificio de tener todo en abundancia para
ofrecerlo a otro incauto, confiado. El causante de la traición
reconoce en el hambre una causa común para compartir, por
lo que esta contraparte del banquete está igualmente
relacionada con la frialdad, el vacío, la ausencia, la carencia,
por estar en la pobreza del alma, con un hambre insaciable
que puede ser sólo calmado con al cadáver de los causantes
de tan agudo mal. El sentimiento último que resta es el placer
de ver a los ojos al próximo manjar, imaginándolo ya
putrefacto, comiendo su cabeza, sus entrañas, lo que
representa el ser, lo visceral y el pensamiento. A través de
estas dos figuras Dante acrecenta la historia de estos
personajes para universalizarlos y agudizar su tormento.
Delegando al lector el rol de verdugo con la constante
recreación de sus condenas.

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