Hamilton Smith. Filipenses. Un bosquejo expositivo

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 45

FILIPENSES

MINISTERIO DE EDUCACIÓN BÍBLICA

UN BOSQUEJO EXPOSITIVO

HAMILTON SMITH

1
MINISTERIO DE EDUCACIÓN BÍBLICA

FILIPENSES
UN BOSQUEJO EXPOSITIVO
Hamilton Smith

2
MINISTERIO DE EDUCACIÓN BÍBLICA

FILIPENSES
UN BOSQUEJO EXPOSITIVO
Hamilton Smith

1 - Capítulo 1
Un estudio de las diversas epístolas muestra que cada una
fue escrita con un propósito particular, de modo que Dios, en
su sabiduría y bondad, ha provisto plenamente el
establecimiento del creyente en la verdad, así como su
conducta en todas las circunstancias, y en todo momento.

En la Epístola a los Romanos tenemos verdades que


establecen al creyente en los grandes fundamentos del
Evangelio. Las Epístolas a los Corintios nos instruyen sobre
el orden en la Asamblea. Las Epístolas a los Efesios y a los
Colosenses desarrollan los planes y doctrinas de Dios sobre
Cristo y la Iglesia.

3
MINISTERIO DE EDUCACIÓN BÍBLICA

En Filipenses tenemos poca o ninguna exposición formal de


la doctrina, pero una maravillosa presentación de la
verdadera experiencia cristiana. Se ve a los creyentes, no
sentados juntos en los lugares celestiales en Cristo, como
en Efesios, sino viajando por el mundo, olvidando las cosas
que quedan atrás, y apresurándose hacia Cristo Jesús en la
gloria. Refleja la experiencia de quien emprende este camino
con la fuerza que le proporciona el Espíritu de Jesucristo
(1:19). Hay que tener en cuenta que esta no es
necesariamente la experiencia de los cristianos que nos es
presentada, ya que, por desgracia, puede estar muy lejos de
la verdadera experiencia cristiana. Sin embargo, es una
experiencia que no está reservada a un apóstol, sino que es
posible para todo creyente, en el poder del Espíritu. Tal vez
por eso Pablo no se presenta aquí como un apóstol, sino
como un esclavo de Jesucristo.

La ocasión que dio origen a la Epístola es un testimonio de


comunión de los santos de Filipos, que acaba de expresarse
en un donativo enviado para ayudar a satisfacer las
necesidades del apóstol. Esta comunión práctica con el
apóstol, entonces en prisión, era para él una prueba de su
buen estado espiritual, pues había otros que lo habían
abandonado y se habían alejado de él mientras estaba en
prisión.

1.1 - Versículos 3 al 6
Esta feliz disposición espiritual llevó al apóstol a alabar y orar
por ellos. Podemos dar gracias a Dios unos por otros cuando
recordamos la gracia divina manifestada en ocasiones

4
MINISTERIO DE EDUCACIÓN BÍBLICA

particulares; pero, acerca de estos santos el apóstol pudo


decir: «Doy gracias a mi Dios por el recuerdo que tengo de
vosotros». Más aún, mientras que a veces nuestras oraciones
por los demás van acompañadas de tristeza por sus fallos y
su mal caminar, sobre estos filipenses el apóstol podía
«orando siempre con gozo».

Además, el estado espiritual de estos creyentes le daba la


firme seguridad de que Aquel que había comenzado una
buena obra en ellos la completaría hasta el día de Jesucristo.
Así, el hecho de que habían mostrado su devoción por su
comunión con el apóstol desde el primer día hasta ese
momento, le daba la convicción de que serían mantenidos
en la misma gracia durante su peregrinación hasta el día de
Jesucristo.

1.2 - Versículos 7 y 8
Aún más, el apóstol era fortalecido en esta confianza por el
pensamiento que él era evidentemente llevado en sus
corazones. Prueba de ello era el hecho de que no se
avergonzaban de ser asociados con el apóstol en sus
ataduras, y en su defensa del Evangelio. Teniendo comunión
con él en sus pruebas, compartirían también la gracia
especial de la que él mismo era objeto. Este amor era
recíproco, pues mientras ellos llevaban al apóstol en su
corazón, él, por su parte, los anhelaba, animado por la misma
ternura que la de Jesucristo. No se trataba de un simple amor
humano en respuesta a la bondad, sino de un amor de
esencia divina –el amor ardiente de Jesucristo.

5
MINISTERIO DE EDUCACIÓN BÍBLICA

1.3 - Versículos 9 al 11
Al orar por ellos, el apóstol desea que este amor, que le había
sido manifestado de manera tan bendita, abundara todavía
más y más, manifestándose en conocimiento y en toda
inteligencia: pues, recordemos, en las cosas de Dios, la
inteligencia espiritual tiene su fuente en el amor. El corazón
que está apegado a Cristo, es el que aprenderá el
pensamiento de Cristo –no simplemente un conocimiento
de la letra de la Escritura, sino la comprensión de su
significado espiritual. Con esta inteligencia dada por Dios,
seremos capaces de discernir las cosas excelentes. Es
relativamente fácil condenar lo que es malo. En gran medida,
el hombre natural es capaz de hacerlo. Pero para apreciar las
cosas moralmente excelentes, se requiere discernimiento
espiritual. Cuanto más apegados estemos a Cristo, más
tendremos esa inteligencia espiritual que nos permitirá hacer
lo correcto en todas las circunstancias, de la manera
correcta y en el momento adecuado. Apreciando las cosas
excelentes, y actuando por motivos puros, no seremos piedra
de tropiezo «ni a judíos, ni a griegos, ni a la iglesia de Dios» (1
Cor. 10:32). Seremos guardados sin tropiezo hasta el día de
Jesucristo.

Además, al igual que los santos de Filipos, no solo seremos


guardados de caída, y ser así una piedra de tropiezo para
otros, sino que daremos fruto por medio de Jesucristo, para
gloria y alabanza de Dios. Sabemos que, solo permaneciendo
en Cristo, daremos fruto –entonces manifestaremos las
maravillosas cualidades que se vieron en Cristo como
hombre; y si se produce fruto, será para gloria del Padre, y un

6
MINISTERIO DE EDUCACIÓN BÍBLICA

testimonio ante los hombres de que somos discípulos de


Cristo (Juan 15:4-8).

1.4 - Versículos 12 al 14
A continuación, el apóstol alude a las circunstancias
particulares a las que se enfrentaba, que podían
considerarse un obstáculo para la difusión del Evangelio, y
bastante deprimentes para él. Sin embargo, Pablo evalúa
cada circunstancia en relación con Cristo. Estaba en la
solitud de una prisión, y aparentemente toda oportunidad de
predicar el evangelio era quitada; su servicio público había
terminado. Pero quería que los santos supieran que estas
circunstancias visiblemente adversas se habían convertido
en una bendición para sí mismo y eran para el avance del
Evangelio. En cuanto a él, lejos de desanimarse por sus
ataduras, podía alegrarse, pues era evidente que esas
ataduras estaban «por Cristo». No le agobiaba la idea de
estar encarcelado por alguna falta que hubiera cometido,
sino que se alegraba de ser considerado digno de sufrir por
Cristo.

En lo que respecta al Evangelio, los lazos de Pablo se habían


convertido en una oportunidad para alcanzar a los hombres
del pretorio (el rango social más alto). Cada uno de los santos
sabía que cuando había estado con ellos en Filipos y arrojado
a la cárcel, había podido cantar las alabanzas de Dios.
Entonces, sus vínculos se habían convertido en el medio de
alcanzar a un pecador que estaba en lo más bajo de la escala
social. Las cadenas, el calabozo, la noche… todo había
contribuido al avance del Evangelio.

7
MINISTERIO DE EDUCACIÓN BÍBLICA

Además, la oposición del mundo a Cristo y al Evangelio,


evidenciada por el encarcelamiento del apóstol de las
gentes, se había convertido en una ocasión para estimular a
algunos de ellos, que eran más bien tímidos por naturaleza,
a salir con valentía a proclamar la Palabra de Dios sin temor.

1.5 - Versículos 15 al 18
Desgraciadamente, había algunos que predicaban el
Evangelio con un motivo que no era puro. Movidos por los
celos y por un perverso deseo de aumentar las tribulaciones
del apóstol, estas personas se aprovechaban de su
encarcelamiento para tratar de hacerse valer con la
predicación del Evangelio. Pero él, teniendo a Cristo delante
y no pensando en sí mismo, podía alegrarse de que Cristo era
predicado. A pesar de los malos motivos, de las formas de
hacer defectuosas y de las actuaciones carnales de estos
predicadores, Pablo podía dejar que el Señor tratara con
ellos a su tiempo y a su manera, mientras se alegraba de que
Cristo fuera predicado.

1.6 - Versículo 19
Sí, el apóstol podía regocijarse de saber que el hecho de
predicar a Cristo –ya sea por él mismo, por hermanos fieles
o por aquellos cuyos motivos no eran puros– junto con las
oraciones de los santos y la ayuda del Espíritu de Jesucristo,
se convertirían en su liberación completa y final de todo el
poder de Satanás. Recordemos que, por muy grande que sea
nuestra necesidad, tenemos en el Espíritu Santo un recurso
amplio e infalible. Apelando a él, experimentaremos que, ni

8
MINISTERIO DE EDUCACIÓN BÍBLICA

la furia de los hombres, ni los celos de los que predican con


malos motivos, ni la oposición de los adversarios, ni la
enemistad de Satanás, nada pueden hacer contra nosotros.

1.7 - Versículo 20
El apóstol deja claro el carácter de la salvación que tiene
ante sí. Evidentemente, no está pensando en la salvación del
alma, que depende exclusivamente de la obra de Cristo. Esta
cuestión estaba, para él, resuelta para siempre, y no
dependía de lo que él pudiera hacer ni de las oraciones de
los santos. Tampoco, podemos añadir, sobre los recursos
actuales del Espíritu Santo. Por otra parte, al hablar de la
salvación, Pablo no contempla su liberación de la cárcel, es
decir, de las circunstancias difíciles. La salvación que tiene
en mente es, obviamente, la liberación completa de todo lo
que en su vida y en su muerte sería un obstáculo para que
Cristo se engrandezca en su cuerpo. Cristo llenaba el
corazón del apóstol. Su ferviente deseo era ser preservado
de todo lo que pudiera avergonzarlo en su confesión de
Cristo, y poder dar testimonio de Cristo con toda valentía,
para poder glorificarlo ya sea con la vida o con la muerte.

1.8 - Versículo 21
Esto lleva al apóstol a declarar que Cristo era el único objeto
ante él, la fuente y el motivo de todo lo que hacía: «Para mí el
vivir es Cristo, y el morir es ganancia». Todo nuestro viaje por
este mundo se resume en este versículo en los dos verbos
contrarios: vivir y morir. Es especialmente edificante ver que,
para Pablo, tanto la vida como la muerte las consideraba en

9
MINISTERIO DE EDUCACIÓN BÍBLICA

relación con Cristo. Si vivía, era para Cristo; si moría,


significaría que estaría con Cristo. Tener a Cristo como única
razón para vivir le sostuvo a través de todas las
circunstancias cambiantes del tiempo presente, y no solo
despojaba a la muerte de todos sus terrores, sino que la
hacía mucho mejor que una vida en un mundo del que Cristo
estaba ausente.

Esta es, de hecho, la verdadera experiencia cristiana; está


disponible para todos los creyentes. Pero, ay, debemos
confesar lo poco que la hacemos realidad en comparación
con el bendito apóstol. ¿Cómo los que entonces predicaban
a Cristo por espíritu de partido (1:15), buscaban sus propios
intereses (2:21) o tenían sus pensamientos en las cosas
terrenales (3:19), habrían podido saber algo de esta
verdadera experiencia cristiana? Y nosotros, ¡busquemos en
nuestros propios corazones! ¿No estamos inclinados a
contentarnos con una muestra ocasional de la bendición de
vivir solo para Cristo? Para Pablo, era la experiencia continua
de su alma. No solo que Cristo era su vida, sino que decía:
«Para mí el vivir es Cristo». Una cosa es tener a Cristo como
nuestra vida –todo creyente puede decir eso– y otra es vivir la
vida que tenemos. ¿Es realmente Cristo el único objeto ante
nuestros ojos, que nos ocupa día tras día, la razón de todo lo
que pensamos, decimos o hacemos?

1.9 - Versículos 22 al 26
El apóstol habla de su propia experiencia; por eso dice “yo”
una y otra vez. Por eso, si dice: «Para mí el vivir es Cristo»,
puede añadir también: «Si tengo que vivir en la carne, tendré

10
MINISTERIO DE EDUCACIÓN BÍBLICA

fruto de mi trabajo». Vale la pena vivir si Cristo es el único


Objeto de la vida. Ciertamente, para su gozo personal, sería
mucho mejor ir y estar con Cristo. Pero pensando en el Señor,
en sus intereses y en la bendición de su pueblo, sintió que
valdría la pena que permaneciera más tiempo con los santos
en la tierra. Con esta seguridad, sabía que quedaría para
bendición y gozo de los santos, y estos son invitados a
regocijarse en el Señor ante la perspectiva de una nueva
visita que le sería acordada hacerles.

1.10 - Versículos 27 al 30
Hasta entonces, desea que su conducta sea digna del
Evangelio de Cristo, palabra que escudriña a cada uno de
nosotros, pues tenemos la carne en nosotros. Y si no fuera
por la gracia de Dios, la carne podría llevarnos, no solo por
debajo de lo que conviene a un creyente, sino muy por debajo
incluso de la conducta de un hombre honesto del mundo,
como fue el caso de aquellos pocos que predicaron a Cristo
por envidia y contienda.

Para que estos santos puedan caminar dignamente, él desea


que sean encontrados firmes contra todo adversario. Y para
mantenerse firmes, es importante que sean de un mismo
espíritu, para luchar juntos con una sola alma, con la fe del
Evangelio. El gran esfuerzo de Satanás es privar a los santos
de la verdad. Mantenerse firmes luchando juntos por la fe
puede acarrear sufrimiento. Pero no nos asuste el
pensamiento de que alguno de los sufrimientos por los que
podamos ser llamados a pasar sea la destrucción de todas
nuestras esperanzas. De hecho, si se trata de sufrimientos

11
MINISTERIO DE EDUCACIÓN BÍBLICA

por Cristo, se volverán para nuestra salvación todas las


artimañas con las que el Enemigo trataría de apartarnos de
«la fe del evangelio». Consideremos siempre los sufrimientos
por Cristo como un privilegio concedido a los que creen en
él. El apóstol daba el ejemplo de esa lucha y sufrimiento,
como ya habían podido ver mientras estaba entre ellos en
Filipos y como estaban aprendiendo de nuevo. Un fiel
creyente de antaño, que era como Pablo, un prisionero de
Cristo, podía decir: “La causa de Cristo, incluso con la cruz,
es más preciosa que la corona real. Sufrir por Cristo es mi
diadema”.

2 - Capítulo 2
Los últimos versículos del capítulo 1 nos recuerdan que no
solo se nos ha dado creer en Cristo, «sino también de sufrir
por él». Si Cristo tuvo que enfrentarse al adversario en su
camino por este mundo, podemos estar seguros de que
cuanto más manifiesten los creyentes los caracteres de
Cristo, mayor será la oposición del enemigo. Por tanto,
debemos estar preparados para la batalla, como lo estaban
los santos de Filipos, que, siendo objeto de tanta gracia por
parte de Cristo, se encontraban, por esta misma razón,
enfrentados a los adversarios.

Este segundo capítulo, nos enseña que el enemigo buscaba


dañar el testimonio de Cristo, no solo por medio de
adversarios de fuera, sino también suscitando la discordia
entre los cristianos. En los dos primeros versículos, el
apóstol llama la atención sobre este grave peligro. Los
versículos 3 y 4 nos enseñan entonces que la unidad entre

12
MINISTERIO DE EDUCACIÓN BÍBLICA

los hijos de Dios solo puede mantenerse si cada uno


permanece en la humildad. Y para que esto se produzca,
nuestros ojos se dirigen a Cristo, como se expresa en los
versículos 5 al 11. Como resultado bendito, aquellos que
viven según este patrón de humildad se convertirán en
testigos de Cristo, como muestran los versículos 12-16. Por
último, el capítulo concluye poniendo ante nosotros tres
ejemplos de creyentes cuyas vidas se han conformado según
el Modelo perfecto, y por tanto se han caracterizado por esta
humildad que se olvida de sí mismo para ocuparse solo de
los demás (v. 17-30).

2.1 - Versículos 1 y 2
El apóstol reconoce con gozo que, a través de la devoción y
la generosidad de los santos hacia él en todas sus pruebas,
había probado algo de los consuelos que se encuentran en
Cristo y en los que le pertenecen. Había sido reconfortado
por ellos con el amor, y la comunión que surgía del hecho de
que el Espíritu ocupaba sus corazones con Cristo y sus
intereses. Había experimentado una vez más la compasión
de Cristo, mostrada a través de ellos a uno que estaba
soportando la aflicción. Todas estas pruebas de su devoción
le dieron un gran gozo. Pero vio que el enemigo buscaba
arruinar su testimonio común suscitando luchas entre ellos.
Por lo tanto, debe decir: «Completad mi gozo pensando lo
mismo, teniendo un mismo amor, unánimes, teniendo los
mismos sentimientos». Con gran delicadeza de
sentimientos, el apóstol alude a esta falta de unidad. Pero es
evidente que siente su gravedad, ya que toca este tema
cuatro veces en el curso de su Epístola. En el primer capítulo,

13
MINISTERIO DE EDUCACIÓN BÍBLICA

exhorta a los santos a mantenerse «firmes en un mismo


espíritu» (v. 27). Aquí les invita a tener los «mismos
sentimientos». En el tercer capítulo les dice de: «Andar juntos
en el mismo sendero» (v 16), y en el último capítulo se exhorta
a dos hermanas a tener «un mismo sentir en el Señor» (v. 2).

2.2 - Versículos 3 y 4
Después de una discreta alusión a esta debilidad que se
manifestaba entre ellos, el apóstol muestra ahora que el
único remedio para ella es la humildad cultivada por todos.
Les advierte de que no deben hacer nada «por rivalidad o por
vanagloria». Estas son las dos causas principales de la falta
de unidad entre los que pertenecen al Señor. No es que
debamos ser indiferentes al mal que pueda surgir en el
pueblo de Dios, sino que se nos advierte que no debemos
responder a él con un espíritu contrario al de Cristo. Con
demasiada frecuencia, por desgracia, los problemas que
surgen en una asamblea son ocasiones para sacar a la luz
sentimientos no juzgados de celos, maldad o vanidad que
han estado ardiendo en los corazones. Esto da lugar a peleas.
Nuestras luchas están dirigidas a rebajar al otro, en la
búsqueda de esa «vanagloria» que busca exaltar el “yo”.
¡Cuánta necesidad tenemos de juzgar nuestro propio
corazón! Porque, como alguien ha comentado, “no hay
ninguno de nosotros que no se dé cierta importancia a sí
mismo”.

Para evitar este peligro, podemos ver la utilidad de la


exhortación: «Sino, con humildad, cada uno estime al otro
como superior a sí mismo». Solo podemos hacerlo en la

14
MINISTERIO DE EDUCACIÓN BÍBLICA

medida en que quitemos la vista de nosotros mismos y de


nuestras cualidades personales, y consideremos las de los
demás. El pasaje no habla de dones, sino de las cualidades
morales que deben caracterizar a todos los santos. Además,
solo considera a los santos en buena condición moral.
Cuando un hermano vive en el mal, no se me exhorta a
considerarlo superior a mí si vivo con rectitud. Pero entre
creyentes de conducta normal, es decir recta, es fácil que
cada uno considere al otro superior a sí mismo, siempre que
esté cerca del Señor. En efecto, en su presencia, por muy
correcta que sea nuestra vida exterior a los ojos de los
demás, descubrimos la maldad oculta de nuestra carne;
vemos cuán numerosas son nuestras faltas y qué pobres
criaturas somos ante él, y en comparación con él. En cambio,
cuando miramos a nuestro hermano, no vemos sus defectos
ocultos, sino las cualidades que la gracia de Cristo le ha
dado. Tal disposición nos mantendrá seguramente humildes,
y permitirá que cada uno, «con humildad… estime al otro
como superior a sí mismo». Seremos liberados de ese
espíritu de vanagloria que engendra disputas y rompe la
unidad de los santos. Está claro, pues, que la verdadera
unidad en el pueblo de Dios no es el resultado de un
compromiso a expensas de la verdad; proviene del buen
estado moral de cada uno ante el Señor, un estado que se
expresa en el espíritu de humildad.

2.3 - Versículos 5 al 8
Para producir esta humildad en nosotros, el apóstol dirige
nuestra mirada a Cristo, diciendo: «Haya, pues, en vosotros
este pensamiento que también hubo en Cristo Jesús…». A

15
MINISTERIO DE EDUCACIÓN BÍBLICA

continuación, hace una hermosa descripción de la humildad


que mostró Cristo cuando bajó de la gloria divina a la
vergüenza de la cruz. Así, Cristo se presenta ante nosotros,
en toda su gracia y humildad, como nuestro modelo perfecto.
Si el rebaño sigue al Pastor, los ojos de las ovejas se fijan en
él. Y solo en la medida en que cada uno de nosotros mire
hacia él se mantendrá la unidad en el rebaño. Cuanto más
cerca estamos de Cristo, más cerca estamos los unos de los
otros.

En Cristo se ponen de manifiesto los rasgos admirables de


una persona perfectamente humilde. Deja de lado toda
búsqueda de sí mismo, tomando el camino del Siervo, y
haciéndose obediente hasta la muerte. Al recordar este
camino, el apóstol nos muestra no solo cada paso de esta
humillación, sino también el espíritu –el de la humildad– con
el que Cristo caminó. Es imposible para nosotros seguir sus
pasos, porque nunca hemos estado a su nivel, ni se nos pide
que descendamos a las mismas profundidades que él. Sin
embargo, se nos exhorta a seguir sus pasos, pensando como
él.

1. Nuestros ojos son dirigidos primero a Cristo en el lugar


más alto: «En la forma de Dios». Fue desde ese lugar que «se
despojó a sí mismo»; su pensamiento fue no tener
consideración de sí mismo. Para cumplir la voluntad de su
Padre y asegurar la bendición de los suyos, estaba dispuesto
a ocupar el último lugar. Como pudo decir, a propósito de su
venida al mundo: «He aquí yo vengo… para hacer tu voluntad,
oh Dios» (Hebr. 10:7).

16
MINISTERIO DE EDUCACIÓN BÍBLICA

2. Fue con este pensamiento que el Señor tomó «la forma de


siervo». Cuando estuvo en la tierra, pudo decir a sus
discípulos: «Estoy entre vosotros como el que sirve» (Lucas
22:27). Alguien ha dicho: “Cristo no solo tomó la forma de
esclavo, sino que nunca la abandonará… En Juan 13, cuando
nuestro bendito Salvador estaba a punto de entrar en la
gloria, podríamos haber dicho que este era el final de su
servicio. No lo era. Dejando el lugar que ocupaba, sentado
en medio de los suyos como compañero, se levanta para
lavarles los pies, y lo vuelve a hacer hoy… En Lucas 12
aprendemos que continúa este servicio en la gloria –se ceñirá
y les hará sentarse a la mesa, y adelantándose les servirá…
Nunca deja de servir. El egoísmo ama ser servido, pero el
amor ama servir. Así, Cristo nunca deja de servir, porque
nunca deja de amar” (John Nelson Darby).

3. El Señor no solo tomó «la forma de siervo», sino que fue


«haciéndose semejante a los hombres». Podía haber seguido
sirviendo estando en la semejanza de los ángeles, ya que son
enviados como siervos, pero se hizo un poco menos que los
ángeles, «siendo hallado en figura como un hombre».

4. Si el Señor fue hecho a semejanza de los hombres, no


quiso aprovecharse de esta condición para elevarse por
encima de los hombres. Su humildad le llevó a rebajarse. Al
nacer fue depositado en un pesebre y vivió entre los humildes
de este mundo.

5. Aunque se humilló para caminar con los humildes, podría


haber ocupado un lugar de autoridad en este mundo, el que
le correspondía. Sin embargo, en su humildad, «haciéndose
obediente». Al entrar en el mundo dijo: «He aquí yo vengo…

17
MINISTERIO DE EDUCACIÓN BÍBLICA

para hacer tu voluntad, oh Dios»; y atravesándolo: «Hago


siempre lo que le agrada»; y quitándolo: «No se haga mi
voluntad sino la tuya» (véase Hebr. 10:7; Juan 8:29; Lucas
22:42).

6. En su humildad, el Señor se hizo no solo obediente, sino:


«Obediente hasta la muerte».

7. De nuevo, en su humildad, el Señor no solo se enfrentó a


la muerte, sino que se sometió a la muerte más ignominiosa
que un hombre puede soportar la «muerte de cruz».

Cuando seguimos este maravilloso camino descendente


desde la gloria suprema hasta la vergüenza de la cruz, no nos
contentemos con ser meros admiradores de lo que es
moralmente tan bello, que el mismo hombre natural puede
hacer. Necesitamos la gracia, no solo para admirar, sino para
producir efectos prácticos en nuestra vida, según la
exhortación del apóstol: «Haya, pues, en vosotros este
pensamiento que también hubo en Cristo Jesús». A la luz de
la humildad vista en Jesús, haríamos bien en examinar
nuestros corazones para ver hasta qué punto hemos juzgado
la vanagloria que nos es tan natural, y hemos buscado
humildemente olvidarnos de nosotros mismos para servir a
los demás con amor. Así manifestaremos algo de la gracia y
la humildad de Cristo.

2.4 - Versículos 9 al 11
Sin embargo, si nuestros corazones se sienten atraídos por
Cristo al ver la gracia y la humildad que le hicieron humillarse
desde la gloria hasta la cruz, también vemos en él el ejemplo

18
MINISTERIO DE EDUCACIÓN BÍBLICA

más perfecto de esta verdad: «El que se humilla será


exaltado» (Lucas 14:11). «Se humilló… Por lo cual Dios
también lo exaltó». Si, en su humildad, descendió más bajo
que todos, Dios «le dio el nombre que es sobre todo nombre»,
y lo exaltó por encima de todo. En la Escritura, el «nombre»
enfatiza la fama de una persona. Ha habido muchos hombres
famosos en la historia del mundo y entre los santos de Dios,
pero la fama de Cristo como hombre supera a todos los
demás. En el monte de la transfiguración los discípulos, en
su ignorancia, habrían querido poner a Moisés y a Elías al
mismo nivel que Jesús. Pero estos grandes hombres de Dios
se desvanecen de la visión, y los discípulos «no vieron a nadie
sino a Jesús solo», mientras la voz del Padre proclamaba:
«Este es mi amado Hijo» (Mat. 17:8).

El nombre de Jesús expresa quién es este humilde Hombre.


Sabemos que significa Salvador y, como tal, es un nombre
por encima de todos los nombres. ¿No podemos decir que
es el único nombre que el Señor no podía llevar con razón
que descendiendo de la gloria a la ignominia de la cruz? En la
cruz estaba escrito: «Este es Jesús». Los hombres, en su
desprecio, dijeron: «Baja de la cruz» (Mat. 27:37, 40). Si lo
hubiera hecho, habría abandonado el nombre de Jesús.
Habría seguido siendo el Creador, el Dios Todopoderoso,
pero nunca más habría sido Jesús, el Salvador. ¡Bendito sea
su nombre! Su humildad le llevó a ser obediente hasta la
muerte de cruz, y el resultado es que al nombre de Jesús toda
rodilla se doblará y toda lengua confesará que Jesucristo es
el Señor, para gloria de Dios Padre.

19
MINISTERIO DE EDUCACIÓN BÍBLICA

2.5 - Versículos 12 y 13
Después de haber dirigido nuestra mirada hacia Cristo en
toda su gracia y humildad, el apóstol nos exhorta a juzgar
todas las tendencias de la carne a la polémica y a la
vanagloria, y nos invita a caminar en el espíritu de humildad
de Cristo nuestro Modelo, resistiendo así los esfuerzos del
enemigo por sembrar la discordia entre los santos. Cuando
estaba presente entre estos creyentes, el apóstol los había
protegido de los ataques del enemigo, pero ahora, mucho
más por su ausencia, debían cuidarse de los adversarios de
fuera y de las luchas de dentro. Caminando en el espíritu de
humildad de Cristo, obrarían verdaderamente su propia
salvación; triunfarían sobre todos los esfuerzos del enemigo
para destruir su unidad y arruinar su testimonio de Cristo.

Pero era con «temor y temblor» que debían trabajar en esta


liberación. Si somos conscientes del engaño del mundo que
nos rodea, de la debilidad de la carne en nuestro interior y del
poder satánico que está contra nosotros, ¡tenemos mucho
que temer y temblar! Pero, ¿no se relaciona también este
temor y temblor con lo que sigue? El apóstol añade
inmediatamente: «Porque Dioses es el que produce en
vosotros…». Sin olvidar el tremendo poder que está en contra
nuestra, debemos cuidarnos de subestimar –y por lo tanto
despreciar– la omnipotencia que está a favor nuestro, y que
obra en nosotros «tanto el querer como el hacer, según su
buena voluntad». Dios no nos lleva simplemente a «hacer»,
sino a “querer hacer” lo que le agrada. Esta es la verdadera
libertad. Sin la “voluntad”, el «hacer» sería un mero legalismo
servil. Por supuesto que nos gusta hacer nuestra propia

20
MINISTERIO DE EDUCACIÓN BÍBLICA

voluntad por nuestro propio placer, pero la obra de Dios en


nosotros nos lleva a querer hacer lo que le agrada, y así tener
la humildad de Cristo, nuestro Modelo, que pudo decir: «El
hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado» (Sal. 40:8).

2.6 - Versículos 14 al 16
Teniendo nuestros ojos fijos en Cristo, y en la medida en que
tengamos su espíritu de humildad, estaremos a salvo de los
engaños del mundo y del poder del enemigo. Entonces
seremos un testimonio de Cristo ante el mundo. Este es,
ciertamente, la «aprobación» de Dios, manifestada
plenamente en Cristo, que pudo decir: «Hago siempre las
cosas que le agradan» (Juan 8:29). Las exhortaciones que
siguen presentan así un maravilloso retrato de Cristo.

Debemos hacer todas las cosas «sin murmuración ni


disputa». El Señor, de hecho, ha gemido ante los sufrimientos
de los hombres, pero ninguna murmuración ha salido de sus
labios. Se ha dicho con razón: “Dios permite un gemido, pero
nunca un murmullo”. Entonces se nos advierte que no
debemos razonar, ya que podría poner en duda los caminos
de Dios con nosotros. Por muy doloroso que fuera el viaje del
Señor, ningún razonamiento sobre los caminos de Dios fue
objeto de sus pensamientos o palabras. Por el contrario,
cuando tuvo que ver que todo su ministerio de gracia no
había tocado los corazones de los hombres, y cuando fue
acusado de haber hecho sus obras por el poder del diablo,
pudo decir: «Sí, Padre, porque así te agradó» (Mat. 11:26). Es
bueno que, cuando recibamos algún insulto o nos
encontremos con alguna prueba, sigamos sus pasos y nos

21
MINISTERIO DE EDUCACIÓN BÍBLICA

sometamos sin razonar a lo que Dios permite, con el espíritu


de humildad del Señor.

Actuando con este espíritu, seremos «irreprensibles» ante


Dios, y «sin tacha» ante los hombres. Estas palabras
expresan algo más de la perfección de Cristo, pues era
«santo, inocente, sin mancha, separado de los pecadores»
(Hebr. 7:26). Siguiendo sus pasos, debemos ser «hijos de
Dios sin tacha». El Señor pudo decir: «Por amor de ti he
sufrido afrenta» (Sal. 69:7), pero nunca hubo motivo de
reproche. Por el contrario, los hombres debieron decir: «Bien
lo ha hecho todo» (Marcos 7:37). Nosotros también tenemos
el privilegio de soportar el reproche por su nombre, pero
cuidémonos, en nuestras formas de actuar y hablar, de
cualquier cosa impropia de los hijos de Dios y de dar así
ocasión a un reproche justificado. Mediante un caminar recto
e irreprochable, debemos mostrar que somos hijos de Dios
en medio de una generación cuyos caminos perversos y
desviados demuestran que no tienen ninguna relación con
Dios.

Moisés, en su momento, dio testimonio de que Dios es un


«Dios de verdad, y sin ninguna iniquidad en él; es justo y
recto», pero tiene que añadir inmediatamente que se
encuentra en medio de un pueblo que se ha corrompido
hacia él: «La corrupción no es suya; de sus hijos mancha;
generación torcida y perversa» (Deut. 32:4-5). A pesar de la
luz del cristianismo, el mundo no ha cambiado. Sigue siendo
un mundo en el que los hombres «se alegran haciendo el
mal… cuyas veredas son torcidas, y torcidos sus caminos»
(Prov. 2:15). En un mundo así nos queda resplandecer «como

22
MINISTERIO DE EDUCACIÓN BÍBLICA

lumbreras», «manteniendo en alto la palabra de vida»,


siguiendo así las huellas del Señor. Él era «la luz del mundo»
(Juan 8:12) y dijo: «Las palabras que yo os he hablado son
espíritu y vida» (Juan 6:63). La luz se refiere a lo que alguien
es, más que a lo que dice. Mantener en alto «la palabra de
vida» habla del testimonio dado al proclamar la verdad de la
Palabra de Dios. Nuestra vida debe reflejar algo de la
perfección de Cristo, para que nuestras palabras anuncien
el camino de la vida.

Si, como resultado del ministerio del apóstol, los santos eran
llevados a tener la humildad de Cristo y así se convertían en
sus testigos, el apóstol podía alegrarse de que no había
«corrido en vano, ni en vano he trabajado». Aquí, por lo que a
él respecta, parece distinguir entre «vida» y «testimonio». En
efecto, «correr» dirige nuestros pensamientos a su forma de
vida, y «trabajar» a su ministerio.

Estas siete exhortaciones del apóstol nos ofrecen un cuadro


conmovedor de una existencia vivida según el modelo
perfecto que tenemos en Cristo: Una vida sin murmurar
sobre nuestra suerte, sin razonar sobre el porqué de tal o
cual prueba que encontramos en el camino, una vida
irreprochable en lo que decimos o hacemos, una vida pura,
que evita cualquier daño infligido a los demás de palabra o
de obra, una vida en la que no hay nada que pueda
acarrearnos el reproche de ser hijos inconsecuentes de Dios,
una vida que brilla como una luz en un mundo de tinieblas, y
presenta la Palabra de vida en un mundo donde reina la
muerte. Viviendo así, alegraremos el corazón de Dios,
glorificaremos a Cristo, ayudaremos a los santos, seremos

23
MINISTERIO DE EDUCACIÓN BÍBLICA

una bendición para el mundo y tendremos nuestra


recompensa en el día de Jesucristo. Si todos los santos, con
la mirada puesta en Jesús, llevaran esta maravillosa vida, no
habría discordia entre los cristianos. Seríamos un solo
rebaño, siguiendo a un solo Pastor.

2.7 - Versículos 17 y 18
En el resto de este capítulo nos son presentados tres
ejemplos de creyentes que vivían entonces y que, en gran
medida, manifestaron esta humildad de Cristo, olvidándose
de sí mismos para servir a los demás, y que, por ello, brillaron
como luminarias en este mundo y presentaron la Palabra de
vida.

En primer lugar, en el propio apóstol, el Espíritu de Dios


quiere que veamos a alguien que vivió con Cristo como
modelo. La fe de los santos filipenses, al proveer al apóstol,
había hecho un sacrificio para servirle. Pero si, a pesar de
este servicio, su encarcelamiento terminara en la muerte,
todavía se alegraría de haber tenido el privilegio de sufrir por
Cristo, y les pide que se gocen con él. Así muestra esa
humildad que, por el bien de los demás, le permite olvidarse
de sí mismo y seguir a Cristo hasta la muerte.

2.8 - Versículos 19 al 24
Pablo se dirige entonces a Timoteo. Habla de él como de
alguien que es de un «mismo ánimo» que él, que está
marcado por esa humildad que hace que uno se olvide de sí
mismo por el bien de los demás. El estado general de la

24
MINISTERIO DE EDUCACIÓN BÍBLICA

Iglesia primitiva, incluso en la época del apóstol, había


decaído tanto, desgraciadamente, –estaba tan lejos de llevar
la marca de este amor olvidadizo–, que él tiene que decir:
«Todos buscan sus propios intereses, no los de Cristo Jesús».
En Timoteo, el apóstol había encontrado a alguien que tenía
«interés» por los demás, y que «servía» con él en el Evangelio
presentando la Palabra de vida. Como Timoteo llevaba la
marca de la humildad de Cristo, Pablo podía utilizarlo para
cuidar de los santos, y esperaba enviarlo a la asamblea en
Filipos tan pronto como supiera el resultado de su juicio.

2.9 - Versículos 25 al 30
Por último, en Epafrodito tenemos un ejemplo sorprendente
de esa humildad que se olvida en el ardiente deseo de hacer
el bien a los demás. Epafrodito no solo era un «hermano» en
Cristo, sino un «colaborador» en la obra del Señor, un
«compañero de armas» en la lucha por la verdad, un
«enviado» de los santos y un «siervo» para las necesidades
del apóstol. En su amor desinteresado pensaba en los santos
con gran afecto, y se afligía mucho al pensar que podían estar
excesivamente preocupados por él a causa de su
enfermedad. En efecto, había estado muy cerca de la muerte,
pero, por la gracia de Dios, había sido salvado. Pablo, ahora,
sin pensar en sí mismo ni en que echaría de menos a tan
preciado amigo, envía a este querido siervo a los filipenses
para gozo de ellos. Es con todo tipo de gozo que pueden
recibir en el Señor y honrar a un hombre así. El apóstol añade
unas palabras que muestran admirablemente lo que es este
“honor”, tan precioso a los ojos de Dios. Epafrodito destacó
por su fidelidad en la obra de Cristo y, lleno de humildad,

25
MINISTERIO DE EDUCACIÓN BÍBLICA

estuvo dispuesto, siguiendo el ejemplo de Cristo, a afrontar


la muerte en su servicio por los demás.

Puesto que en aquellos primeros días de la Iglesia todos


buscaban ya sus propios intereses, y los santos ya no
estaban de acuerdo con el apóstol, no debe extrañarnos que
en estos últimos tiempos el pueblo de Dios esté dividido y
disperso. Alguien ha dicho: “Es poco probable que lleguemos
a ser un solo corazón, hasta que conozcamos el gozo de estar
todos juntos en un solo cielo”. Sin embargo, alentados por
estos admirables ejemplos de creyentes humildes, quitemos
los ojos de toda la ruina que nos rodea y fijémoslos en Cristo,
nuestro modelo divino, esforzándonos por caminar según su
mente. De este modo nos convertiremos, en una pequeña
medida, en testigos de Cristo y pasaremos por este mundo
según la voluntad de Dios.

3 - Capítulo 3
El capítulo 2 presenta la vida cristiana en términos de la
gracia de olvidarse de uno mismo por el bien de los demás, y
de caminar en el espíritu de humildad ejemplificado por
Cristo. En este tercer capítulo se hace hincapié en la
energía de la vida cristiana, que triunfa de los peligros que
nos rodean, olvida las cosas que quedan atrás y corre
directamente hacia la meta: Cristo, nuestro objeto, en la
gloria.

Necesitamos tanto la gracia como la energía. Porque, como


se ha señalado, a veces un carácter bondadoso carece de

26
MINISTERIO DE EDUCACIÓN BÍBLICA

energía, y mucha energía vaya al par de la falta de gentileza y


consideración hacia los demás.

En este capítulo se nos advierte de ciertos peligros. El


enemigo tratará de impedir que los creyentes resplandezcan
«como lumbreras» y mantengan «en alto la palabra de vida».
Se esfuerza por estropear nuestro testimonio por Cristo,
mientras atravesamos un mundo sumergido en la oscuridad
y sombra de muerte.

En los versículos 2 y 3 somos advertidos contra los malos


obreros que corrompían el cristianismo con sus enseñanzas
judaizantes. Los versículos 4-16 nos advierten del peligro de
hacer confianza a la carne en su carácter religioso. Los
versículos 17-21 nos muestran a los enemigos de la cruz de
Cristo entre los cristianos profesos. Y para que podamos
tener la energía para triunfar sobre estos peligros, el apóstol
presenta a Cristo en la gloria como nuestro recurso infalible.

3.1 - Versículo 1
Antes de hablar de los peligros particulares a los que estamos
expuestos, Pablo nos presenta al Señor como aquel en quien
podemos gozarnos. El apóstol estaba en prisión desde hacía
cuatro años, y estaba a punto de ser juzgado y posiblemente
condenado a muerte. Pero, a pesar de sus propias
circunstancias, a pesar de los grandes fallos del pueblo de
Dios, y a pesar de los peligros contra los que nos advierte, su
exhortación final es: «Regocijaos en el Señor». El Señor está
en la gloria, testimonio eterno de la satisfacción infinita de
Dios en la obra que ha hecho en la cruz. Es en él que toda la

27
MINISTERIO DE EDUCACIÓN BÍBLICA

bendición que él ha adquirido para los creyentes es


manifestada. Si él está en la gloria, nosotros también lo
estaremos, a pesar de todo lo que podamos encontrar en el
camino: circunstancias difíciles, deficiencias de unos y
otros, o poder del enemigo. Así que gocémonos en el Señor.

3.2 - Versículos 2 y 3
Habiendo dirigido nuestros ojos a Jesucristo como el Señor
ante el cual toda rodilla se doblará pronto, el apóstol nos
advierte de ciertos peligros especiales que debemos
afrontar: «Guardaos de los perros, guardaos de los malos
obreros, guardaos de la falsa circuncisión». Estas tres
expresiones parecen referirse a los maestros judaizantes,
quienes, entre los cristianos, pretendían mezclar la ley y la
gracia. Esto equivalía a dejar de lado el Evangelio de la gracia,
y restaurar la carne que el evangelio deja de lado.
Entendiendo que este mal ataca el fundamento de toda
nuestra bendición, Pablo lo condena sin piedad. El perro
vuelve a lo que ha vomitado y no se avergüenza de ello.
Comportarse de forma manifiestamente mala, negándose a
reconocer el mal, es actuar sin conciencia y sin pudor.

Además, estos maestros judaizantes cubrían sus malas


acciones con un barniz de religión. Era contra tales hombres
que el Señor advertía a sus discípulos cuando decía: «No
hagáis conforme a sus obras» (Mat. 23:3). Podían haber
profesado ser la circuncición, es decir, haber rechazado la
carne; pero al tratar de mezclar la ley y la gracia, hacían lugar
para la carne en lugar de dejarla de lado. El apóstol denuncia
a esos hombres en términos de desprecio.

28
MINISTERIO DE EDUCACIÓN BÍBLICA

En contraste con el sistema de estos maestros judaizantes,


Pablo nos presenta las principales características del
cristianismo. En este, los que no confían en la carne adoran
por el Espíritu de Dios, no por ceremonias religiosas rituales.
Se glorían en Cristo Jesús, no en los hombres y sus obras. No
ponen su confianza en la carne, sino en el Señor, y así forman
la verdadera circuncisión espiritual.

Debemos juzgar muchos deseos de la carne, pero aquí el


apóstol nos advierte contra la religión de la carne. Constituye
un peligro mucho más sutil para los cristianos. en efecto,
bajo este carácter la carne tiene una apariencia amable,
mientras que los deseos de la carne son manifiestamente
malos, incluso a los ojos del hombre natural. Alguien ha
dicho: “¡La carne tiene su religión al igual que sus deseos,
pero la carne tiene necesariamente una religión que no mata
a la carne!”

Sin duda, estas advertencias del apóstol son especialmente


relevantes para nosotros en estos tiempos del fin. La
enseñanza judaizante, que era tan peligrosa para la Iglesia
primitiva, se ha desarrollado en la cristiandad en una mezcla
corrupta de judaísmo y cristianismo. Ha surgido una vasta
profesión cuyas formas y ritos han sustituido a la adoración
por el Espíritu, y donde las obras de los hombres –según la
ley– han dejado de lado la obra de Cristo –según el Evangelio.
Esta religión gusta al hombre natural en el sentido de que no
plantea la cuestión del nuevo nacimiento o de la fe personal
en Cristo. Habiéndose así formado según el modelo judaico,
la cristiandad se ha convertido en una imitación de la esfera
judía, «teniendo apariencia de piedad, pero negando el poder

29
MINISTERIO DE EDUCACIÓN BÍBLICA

de ella». El apóstol, en sus otras epístolas, nos advierte que


«salgamos» de esta corrupción, hacia Cristo «fuera del
campamento, llevando su oprobio» (2 Tim. 3:5; Hebr. 13:13).

3.3 - Versículos 4 al 6
Pablo denuncia entonces el carácter despreciable de la
carne en su expresión religiosa, recordando cómo era su
propia vida antes de su conversión. Si hubiera alguna virtud
en ella, habría tenido más razones que otros para hacerle
confianza. Según ella, era de una piedad y sinceridad
excepcionales. Las ordenanzas prescritas por la ley habían
sido observadas; había sido circuncidado al octavo día. Era
un judío de la más pura estirpe. En cuanto a su vida religiosa,
pertenecía a la secta judía más estricta: Los fariseos. Nadie
podía dudar de su sinceridad y su celo, pues, al tratar de
defender su religión, había perseguido a la Iglesia. En cuanto
a la justicia que consistía en guardar los ritos de la ley, era
irreprochable.

3.4 - Versículo 7
Todas estas cosas eran una ganancia para él como hombre
natural. Podrían haberle asegurado un alto lugar entre los
hombres. Pero desde el momento en que fue llevado a ver a
Cristo en la gloria, había descubierto que, a pesar de todas
estas ventajas religiosas, era el primero de los pecadores y
no alcanzaba a la gloria de Dios. Además, había visto que
toda bendición dependía de Cristo y de su obra, de modo que
ahora las cosas que habían sido una ganancia para él como
hombre natural, las consideraba, por causa de Cristo, como

30
MINISTERIO DE EDUCACIÓN BÍBLICA

una pérdida. Seguir confiando en el hecho de que era un


hebreo de los hebreos, y que, en cuanto a la justicia que es
por la ley, era irreprochable, habría sido despreciar la obra
de Cristo en favor de sus propias obras, y regocijarse en sí
mismo en lugar de en Cristo.

3.5 - Versículos 8 y 9
Y no fue solo en el momento de su conversión que Pablo
había considerado estas prácticas religiosas carnales como
una pérdida, sino que continuó haciéndolo durante toda su
carrera. En efecto, si, mirando hacia atrás, puede decir: «Las
he considerado como pérdida» también dice, en tiempo
presente, «y aún todo lo tengo por pérdida». Además, no solo
consideraba una pérdida lo que acababa de decir, sino todo
aquello de lo que la carne podía presumir y que podía haberle
valido un cierto rango en este mundo. Pablo era un hombre
de buena sociedad, ciudadano de Tarso, una ciudad de cierto
renombre. Era educado, habiendo sido enseñado a los pies
de Gamaliel. Era bien conocido por los principales de los
judíos, bajo cuya autoridad había ocupado un cargo oficial.
Pero el conocimiento de Cristo Jesús, de quien puede hablar
como su Señor, eclipsó todas estas cosas. La excelencia de
Cristo es tal que, comparadas con él, todas las cosas de las
que la carne podía enorgullecerse, el apóstol las estimaba
como «basura», hasta el punto de que ninguna dificultad
tenía en abandonarlas. ¿Quién, de hecho, se arrepentiría de
dejar atrás un montón de basura?

En este pasaje, que nos interpela profundamente, el apóstol


comparte con nosotros su experiencia personal. Pero

31
MINISTERIO DE EDUCACIÓN BÍBLICA

haríamos bien en examinar nuestros propios corazones para


ver hasta qué punto nos hemos convertido en sus imitadores.
¿Hemos llegado a conocer tan bien la excelencia de Cristo
Jesús, nuestro Señor, que, en comparación con él, todas las
ventajas que podrían asegurarnos un lugar entre los hombres
son a nuestros ojos mera basura a rechazar? Somos
naturalmente propensos a gloriarnos en todo aquello que
pueda distinguirnos de nuestros vecinos o que nos aporte
honor personal: Nuestro nacimiento, nuestro rango social,
nuestra riqueza o nuestra inteligencia. “Cualquier cosa con
la que nos adornemos –quizás incluso algún conocimiento
de las Escrituras– nos gloriamos en la carne. Solo hace falta
una pequeña cosa para hacernos sentirnos bien con
nosotros mismos. Lo que ni siquiera notaríamos en otro, es
suficiente para exaltar el sentimiento de nuestra propia
importancia” (John Nelson Darby).

Habiendo descubierto, por la excelencia del conocimiento


de Cristo, la vanidad del formalismo religioso y de aquellas
cosas que son una ganancia para el hombre natural, y
teniendo a Cristo en la gloria como único objeto, el apóstol
puede expresar libremente los deseos de su corazón. Todos
ellos están relacionados con Cristo:

· «a fin de ganar a Cristo»,


· para «ser encontrado en él…»,
· «para conocerle a él…»,
· «esperando alcanzar aquello para lo cual también me
alcanzó Cristo».

Cuando el apóstol dice: «A fin de ganar a Cristo», está


contemplando el final del viaje. Está corriendo en el estadio,

32
MINISTERIO DE EDUCACIÓN BÍBLICA

y ve que la meta es estar con Cristo y como Cristo en la gloria.


Cristo en la tierra es el modelo de la vida cristiana; Cristo en
la gloria es el objeto de nuestros corazones, hacia quien
corremos.

De ese gran día el apóstol puede decir que será «hallado en


él». Entonces veremos que cada bendición que ha sido
ganada para el creyente por la obra de Cristo en la cruz es
manifestada «en él» en la gloria. Esto significa que nuestra
justicia, manifestada en él, no será la que resultaría de
nuestras obras, sino la que resulta de lo que Dios ha hecho a
través de Cristo. Fue entregado por Dios «por nuestras
ofensas, y fue resucitado para nuestra justificación» (Rom.
4:25). Y el creyente entra en esta bendición por la fe: Somos
justificados por la fe.

3.6 - Versículos 10 y 11
Mientras tanto que corremos directamente hacia la meta que
es Cristo, el apóstol expresa su deseo con estas palabras:
«Para conocerle a él». Deseamos conocerlo en toda su
belleza, tal como se revela en su humildad, gracia y
obediencia «hasta la muerte». Deseamos conocerlo en todo
su poder en nuestro favor, tal como se manifiesta en su
resurrección. Deseamos conocerlo en su gloria, como aquel
a quien seremos conformados y con quien estaremos para
siempre. Conocerlo en su gracia y humildad, como nuestro
modelo divino, nos enseñará a vivir para él. Conocerlo en el
poder de su resurrección, nos permitirá afrontar la muerte,
incluso si, como Pablo, somos llamados a morir por su
nombre. Por último, conocerle en la gloria nos ayudará a

33
MINISTERIO DE EDUCACIÓN BÍBLICA

correr directamente hacia la meta, sea cual sea la oposición.


El gran deseo del apóstol era alcanzar a Cristo en la gloria, y
teniendo esta meta ante él, estaba dispuesto a ser
conformado a la muerte de Cristo, es decir, a morir a todo lo
que Cristo había muerto, incluso si eso significaba el martirio
para él, con el fin de alcanzar la bendita condición de «la
resurrección de entre los muertos».

3.7 - Versículo 12
Pablo estaba todavía en el cuerpo, por lo que no pretende –ni
podía pretender– haber recibido ya el premio, que consiste
en estar con Cristo y como Cristo en la gloria. Sin embargo,
esa era la meta que tenía a la vista; y, a medida que avanzaba
en su camino, se esforzaba por comprender mejor el glorioso
fin al que la gracia de Cristo lo había destinado.

3.8 - Versículos 13 al 15
Si aún no había alcanzado el premio, tampoco pretendía
haber captado en toda su plenitud el valor de ese premio. Sin
embargo, podía decir: «Una sola cosa hago: Olvidando las
cosas de atrás, me dirijo hacia las que están delante, prosigo
hacia la meta, al premio del celestial llamamiento de Dios en
Cristo Jesús». ¡Qué deseable sería que nosotros también
tuviéramos una visión tan fuerte de Cristo en la gloria, y de la
realidad de las cosas que están ante nosotros, que
llegáramos a olvidar las que están detrás! Pablo no solo las
consideraba una pérdida, sino que las había olvidado. Es
imposible enorgullecerse de algo que se ha olvidado. Como

34
MINISTERIO DE EDUCACIÓN BÍBLICA

todas nuestras otras bendiciones espirituales, nuestro


llamado celestial es manifestado en Cristo.

3.9 - Versículos 15 al 17
Habiendo expuesto ante nosotros el camino que siguió en
este mundo, el espíritu con el que caminaba, y la gloriosa
meta que era el fin del mismo, el apóstol exhorta ahora a
todos los que tienen la felicidad de hacer plenamente esta
experiencia cristiana a tener un mismo sentimiento. Puede
ser, por supuesto, que algunos, por falta de madurez, no
estén todavía muy avanzados en este camino, pero, incluso
así, Dios puede guiarnos y revelarnos la bendición que resulta
de olvidar las cosas que quedan atrás y correr hacia Cristo
en la gloria. Y si hay diferencias en el nivel espiritual
alcanzado, no hay ninguna razón para no seguir los mismos
pasos. Uno puede ver más allá que otro en el camino, pero
eso no debe impedirle seguir el mismo camino y mirar en la
misma dirección.

Somos exhortados entonces a ser imitadores del apóstol en


el camino que él recorrió; y no solo eso, sino a ser
«juntos… imitadores míos», teniendo el mismo sentimiento y
una misma meta. Olvidándonos de nosotros mismos con
humildad, y fijando nuestros ojos en Jesús en la gloria,
seremos atraídos juntos hacia él.

Debemos centrar nuestra atención en los que se


conducen de esta manera. No se trata solo de lo que uno
profesa ser, ni de las bonitas palabras que pueda pronunciar,

35
MINISTERIO DE EDUCACIÓN BÍBLICA

sino de la conducta. Vivir esta vida es de gran valor a los ojos


de Dios. Pablo pudo decir: «Para mí, el vivir es Cristo».

3.10 - Versículos 18 y 19
Somos advertidos entonces que ya en aquellos primeros días
había «muchos» de los que profesaban pertenecer al pueblo
de Dios, cuyo andar demostraba que eran enemigos de la
cruz de Cristo, y cuyo fin era la perdición. Lejos de tener esa
humildad que olvida las cosas que quedan atrás y corre
directamente hacia Cristo en la gloria, estaban totalmente
ocupados con las cosas de la tierra en las que podían
gloriarse. Si el apóstol debe advertir contra tales hombres, lo
hace con lágrimas. Ya nos advirtió contra los maestros
judaizantes que halagaban la carne. Lo hace ahora contra los
que pretendían hacer del cristianismo un mero instrumento
de civilización, destinado a mejorar este mundo y hacerlo
más atractivo. Tales hombres tenían sus pensamientos en
las cosas terrenales. Así, se nos advierte contra dos males
que proliferan en estos tiempos finales: El primero utiliza el
cristianismo para dar apariencia a la carne, el otro quisiera
utilizarlo para mejorar la carne. Ambos dejan de lado a Cristo,
su obra y el carácter celestial del cristianismo.

3.11 - Versículos 20 y 21
En contraste con tales personas, el apóstol puede decir de
los creyentes: «Porque nuestra ciudadanía está en los cielos;
de donde también esperamos al Salvador». En su venida, el
cuerpo de nuestra humillación será transformado «en la
semejanza de su cuerpo glorioso». Esta transformación será

36
MINISTERIO DE EDUCACIÓN BÍBLICA

«conforme a la eficacia de su poder, con el que también


puede someter todas las cosas a sí mismo». Todo poder
contra nosotros, –ya sea la carne en nosotros, el diablo fuera
de nosotros, el mundo que nos rodea o la misma muerte–
Cristo es capaz de someterlo. El comienzo del viaje,
entonces, ha sido para nosotros ser llevados a una
comprensión de algo de la «excelencia del conocimiento de
Cristo Jesús» (3:8), nuestro Señor, y el final del mismo será
estar, a pesar de todo poder que se oponga, con él en el cielo,
teniendo como él un cuerpo glorioso.

Con esta gloriosa esperanza ante nosotros, bien podemos


escudriñar nuestros corazones y preguntarnos: ¿Es Cristo
tan total y exclusivamente el centro de nuestros afectos, que
su poder es suficiente para sustituir todo aquello a lo que nos
hemos aferrado demasiado en el pasado, para dejar todo lo
que nos estorbaría y nos haría dar la espalda a la cruz en el
presente, y para dominar todos nuestros planes,
expectativas, temores y presentimientos en cuanto al futuro?

4 - Capítulo 4
En el capítulo 2, el apóstol presentó a Cristo descendiendo
de la gloria a la cruz, manifestando la humildad que debería
caracterizar a los creyentes, y que nos permite ser
verdaderos testigos de Cristo en el mundo en que vivimos.
En el capítulo 3, dirigió nuestras miradas hacia Cristo
exaltado en la gloria como Señor, en quien vemos la meta
gloriosa hacia la que caminamos. En este capítulo 4, nos
exhorta en cuanto a lo que debe caracterizar prácticamente
la vida cotidiana de quienes tienen a Cristo como su modelo

37
MINISTERIO DE EDUCACIÓN BÍBLICA

perfecto y su única meta; y nos presenta a Cristo como el que


puede fortalecernos en todas las cosas.

4.1 - Versículo 1
Somos exhortados a estar «así firmes en el Señor». Los
enemigos a los que nos enfrentamos –ya sea la carne en
nosotros, el diablo fuera, o el mundo que nos rodea– son
demasiado fuertes para nosotros, pero el Señor tiene el
poder de «someter todas las cosas a sí mismo». No se nos
pide que venzamos con nuestras propias fuerzas o sabiduría
–seríamos incapaces de hacerlo– sino que nos
mantengamos «firmes en el Señor», en el poder de su fuerza.

4.2 - Versículos 2 y 3
Aquí somos exhortados a tener «un mismo sentir en el Señor».
Había una diferencia de opinión en Filipos entre dos mujeres
piadosas, y el apóstol preveía que este hecho –que los santos
podían considerar sin importancia– podría causar fácilmente
mucho sufrimiento y debilidad en la Asamblea. «¡La lengua
es un miembro pequeño… ¡Cuán grande bosque enciende un
poco de fuego!» (Sant. 3:5). Sin embargo, el apóstol, que sabe
separar «lo precioso de lo vil» (Jer. 15:19), no deja de señalar
la piedad de aquellas hermanas que habían luchado con él
en el Evangelio, a pesar de la oposición, los insultos y la
persecución. Su misma piedad no hacía más que aumentar
su dolor por el hecho de que hubiera una disputa entre ellas
sobre lo que interesaba al Señor. Por eso, no se limita a
rogarles que sean de un mismo sentir, sino que ruega a
Epafrodito de ayudarlas. Al intentar hacerlo, debía recordar

38
MINISTERIO DE EDUCACIÓN BÍBLICA

que sus nombres «están en el libro de la vida». Entre los hijos


de Dios puede no haber «muchos sabios según la carne, ni
muchos poderosos, ni muchos nobles» (1 Cor. 1:26), pero
¿podríamos prescindir de alguno de aquellos «cuyos
nombres están en el libro de la vida»?

4.3 - Versículo 4
Este versículo nos invita a gozarnos siempre en el Señor. El
apóstol ya nos ha exhortado a regocijarnos en el Señor, pero
ahora dice no solo: «Regocijaos» sino: «Regocijaos en el
Señor siempre». Por muy angustiosas que sean nuestras
circunstancias, por muy grande que sea la oposición del
enemigo y por muy lamentables que sean los fallos de los
que pertenecen al Señor, siempre podemos alegrarnos en el
Señor. Es a él a quien podemos decir: «Tú eres el mismo» y
«tus años no acabarán» (Hebr. 1:12).

4.4 - Versículo 5
Con respecto al mundo en el que vivimos, con toda su
violencia y corrupción, el apóstol nos exhorta: «Que vuestra
amabilidad sea conocida de todos los hombres». En su día,
el Señor resolverá toda la cuestión del mal, y dará libre curso
a la bendición. ¡Viene pronto! Por lo tanto, no corresponde a
los creyentes inmiscuirse en el gobierno del mundo, ni hacer
valer sus derechos y luchar por ellos. Nuestro privilegio y
responsabilidad es representar a Cristo, y por lo tanto
manifestar esa mansedumbre que caracterizaba al Señor.
Nos menospreciamos a los ojos del mundo cuando hacemos
valer nuestros derechos o nos oponemos a su gobierno. Si

39
MINISTERIO DE EDUCACIÓN BÍBLICA

manifestamos la mansedumbre de Cristo, el mundo mismo


difícilmente podrá condenarnos. “La mansedumbre es
irresistible”, se ha dicho.

4.5 - Versículos 6 y 7
En cuanto a las pruebas que encontramos en el camino, las
necesidades de cada día y las necesidades corporales
relacionadas con nuestra condición actual, seremos
liberados de toda ansiedad poniendo todas estas cosas ante
Dios. Si es cierto que nuestra mansedumbre debe ser
conocida por todos los hombres, nuestras peticiones deben
ser conocidas por Dios. Puede que el resultado no sea la
concesión de todas estas peticiones –que pueden no ser
para nuestro bien, ni para la gloria de Dios–, pero nuestro
corazón será liberado de la carga de la preocupación y
guardado en una profunda paz, «la paz de Dios, que
sobrepasa todo entendimiento».

Por nada preocuparse no significa estar despreocupado en


todos los aspectos. Significa que, en lugar de estar
continuamente preocupados por el día de hoy y por el miedo
al mañana, confiamos a Dios todas nuestras inquietudes.
Entonces llena nuestros corazones con su benéfica paz. Es
mediante Jesucristo que podemos acercarnos a Dios, y es
también por él que Dios puede darnos su bendición.

4.6 - Versículo 8
Cuando seamos liberados de nuestras preocupaciones,
nuestros pensamientos no solo serán mantenidos en paz,

40
MINISTERIO DE EDUCACIÓN BÍBLICA

sino que estarán disponibles para atender todas las cosas en


las que Dios se deleita. El mundo en el que vivimos se
caracteriza por la violencia y la corrupción, y estamos
llamados a rechazar el mal; pero debemos tener cuidado de
que nuestros “pensamientos” no se manchen a fuerza de
pensar en el mal. Es bueno que lo odiemos y temamos, y que
amemos y elijamos el bien. Si nuestros pensamientos fueran
gobernados por el Espíritu de Dios, ¿no se ocuparían y
disfrutarían de todas las cosas excelentes que se vieron en
Cristo en la perfección? ¿No era Cristo verdadero, venerable,
justo, puro, amable, de buena reputación, virtuoso, el único
digno de alabanza en todos los aspectos? Tener nuestros
pensamientos ocupados en estas cosas, ¿no significa
encontrar nuestro deleite en Cristo?

4.7 - Versículo 9
Después de exhortarnos sobre las cosas en las que debemos
“pensar”, Pablo pasa a las cosas que debemos “hacer”. En
nuestra vida práctica debemos “hacer” como el propio
apóstol. Dijo: «Una sola cosa hago: Olvidando las cosas de
atrás, me dirijo hacia las que están delante, prosigo hacia la
meta, al premio del celestial llamamiento de Dios en Cristo
Jesús (Fil. 3:13)». Al caminar así, no solo disfrutaremos en
nuestras almas de la paz de Dios en medio de un mundo
donde reina la confusión, sino que tendremos al Dios de la
paz con nosotros –la paz de Dios guardando nuestros
corazones de toda inquietud, y la presencia de Dios
sosteniéndonos en nuestra debilidad.

41
MINISTERIO DE EDUCACIÓN BÍBLICA

En resumen, por muy difíciles que sean las circunstancias


por las que tengamos que pasar, por muy terrible que sea el
mal en este mundo, la corrupción en la cristiandad y los fallos
en el pueblo de Dios, por muy grande que sea la oposición
del enemigo y por muy penosos que sean los insultos y los
reproches que recibamos, nuestras vidas serán
abundantemente bendecidas si las vivimos de acuerdo con
estas exhortaciones a:

1. Permanecer firmes en el Señor (v. 1).


2. Tener un mismo sentir en el Señor (v. 2-3).
3. Alegrarse siempre en el Señor (v. 4).
4. Mostrar la mansedumbre del Señor a todos los
hombres (v. 5).
5. Echar todas nuestras preocupaciones sobre Dios en
la oración (v. 6-7).
6. Tener la mente ocupada en lo que es bueno, siguiendo
el ejemplo de Cristo (v. 8).
7. Estar gobernados en todo lo que hacemos por Cristo,
único objeto de nuestros afectos (v 9).

4.8 - Versículos 10 al 13
En los últimos versículos de la Epístola, Pablo se nos
presenta como alguien que está por encima de todas las
circunstancias. Había depositado todas sus preocupaciones
en Dios, y ahora podía alegrarse de que Dios había puesto su
amor en los corazones de los santos de Filipos, y les había
dado la oportunidad de cuidar de él en su aflicción
ayudándole a cubrir sus necesidades.

42
MINISTERIO DE EDUCACIÓN BÍBLICA

Sin embargo, podemos ver en el apóstol a alguien que estaba


verdaderamente por encima de las circunstancias: Sabía
vivir en la pobreza, así como en la abundancia; saciado, así
como hambriento; en la prosperidad, así como en la
privación. Había adquirido esta sabiduría por la experiencia,
y bajo la dirección de Dios. En efecto, puede decir «he
aprendido». Si Dios permite que pasemos por circunstancias
difíciles, es para enseñarnos. “Si estoy saciado, me guarda
de ser descuidado, indiferente y satisfecho de mí mismo; si
tengo hambre, me guarda de estar desanimado y
descontento” (John Nelson Darby).

Así, Pablo puede decir: «Todo lo puedo», pero añade: «En


aquel que me fortalece». No dice “puedo hacerlo todo por mí
mismo, sino en aquel que me fortalece”.

4.9 - Versículos 14 al 18
Por esta dependencia de Cristo para suplir todas sus
necesidades, el apóstol fue guardado de caer en la trampa
de dejarse influenciar por los hombres para obtener su favor
y ayuda. Sin embargo, los filipenses habían «hecho bien» en
contribuir a sus necesidades. El amor que los había llevado
a este don, fue recibido por Dios como un fruto que abundaba
en su favor, pues era un sacrificio de su parte, un sacrificio
«agradable a Dios».

4.10 - Versículos 19 y 20
Por su propia experiencia de la bondad de Dios, Pablo puede
decir con confianza: «Mi Dios colmará toda necesidad

43
MINISTERIO DE EDUCACIÓN BÍBLICA

vuestra, conforme a sus riquezas en gloria, en Cristo Jesús».


Podemos estar aliviados de toda ansiedad poniendo todas
nuestras necesidades ante Dios por medio de Cristo Jesús; y
Dios las suplirá por medio de Cristo Jesús. Podemos decir
con el apóstol: «Al Dios y Padre nuestro sea la gloria, por los
siglos de los siglos. Amén».

4.11 - Versículos 21 al 23
El saludo final ofrece una hermosa visión de cómo era la
comunión cristiana en la Iglesia primitiva, y muestra la estima
que el apóstol tenía por estos creyentes. En efecto, no solo
dice que saluda «a todos los santos en Cristo Jesús», sino
también: «Todos los santos os saludan». Y termina diciendo:
«La gracia del Señor Jesucristo esté con vuestro espíritu».
Necesitamos la misericordia de Dios para proveer a nuestros
cuerpos, y la gracia de nuestro Señor Jesucristo para guardar
nuestro espíritu.

Admiremos el modo en que Cristo es presentado ante


nosotros a lo largo de esta hermosa Epístola. En el primer
capítulo, es Cristo, nuestra vida, quien lleva al creyente a
considerar todas las cosas en relación con él (1:21). En el
segundo capítulo, es Cristo, nuestro modelo de humildad,
para unirnos en una sola mente (2:5). En el tercer capítulo, es
Cristo, nuestra meta en la gloria, quien nos permite vencer lo
que nos es contrario (3:14). En el último capítulo, es Cristo,
nuestra fuerza, quien provee todas nuestras necesidades
(4:13).

44
MINISTERIO DE EDUCACIÓN BÍBLICA

Además, en el curso de esta Epístola, aprendemos qué feliz


experiencia sería para nosotros si, en el poder del Espíritu,
atravesáramos este mundo teniendo a Cristo ante nosotros.
Con el apóstol, haríamos la experiencia del gozo en el Señor
(1:4; 3:1-3; 4:4, 10), de la confianza en el Señor (1:6), de la
paz que sobrepasa todo entendimiento (4:7), del amor mutuo
(1:8; 2:1; 4:1), de la esperanza que aguarda la venida del
Señor Jesús (3:20) y de la fe que cuenta con la ayuda del
Señor (4:12-13).

45

También podría gustarte